AGUAS NEGRAS Alex Cuervo
Fragmentario Nro 0
AGUAS NEGRAS Alex Cuervo
Fragmentario Nro 0
Fragmentario Nro 0 AGUAS NEGRAS Producido por: Alexander Cuervo Textos de: Vladimir Ilich Briceño Medellín, 2019
No podría haberme ahogado …No en esta agua… Es muy variable; a veces, no flota ni la madera, y otras veces las piedras se quedan en la superficie; pero los cuerpos flotan siempre, y no se hunden. La Gloira
El arrancacorazones, Boris Vian
Si como sentenciaba Heráclito “Nadie baja dos veces a las aguas del mismo río” es posible interpretar que el río sigue un curso que no pretende retornar, el río busca al mar y en su transcurso delinea las orillas de un territorio que se deja acariciar por un amante lascivo y promiscuo, se renueva recorriendo distancias que no pueden agotarlo. Pero acaso al represarlo sin dejarle escapatoria, ese río, en vez de oxigenarse se degenera hasta hacer de la muerte una condición líquida y en esa dimensión todo lo que lo habita tiende a imitarlo por reflejo. En ese perecer permanente y residual qué pasaría con el ser humano que decida bajar a él, si eligiera purificarse, que infección innombrable lo poseería, sin descontar que este ser también compartiría su propia contaminación con el agua y en ese intercambio pactaría una boda con la suciedad y la podredumbre. Se vincularía con una reconfiguración de la vida, porque hasta la muerte engendra nuevos seres y conforme el deterioro impusiera su marca en la dermis de su víctima es posible que esa piel podrida solo se convierta en los restos de una oruga humana que completa su metamorfosis. No sabemos qué otros misterios esconden las aguas negras en su estancamiento, pero podemos estar seguros que hay otro tipo de eternidad en lo que paulatinamente se destruye.
EL PAISAJE Travesía de la mugre O de las aguas mansas…
Podrido, infecto, contaminado, sucio, descompuesto, fétido
Un olor fétido en la distancia avanza haciéndose cada vez más penetrante, anuncia su cercanía e inunda cada rincón como un relámpago de fragancias deplorables que se propaga con tal velocidad que apenas la memoria puede retener el aroma precedente. Lo que habita sus orillas, desde la vegetación hasta los animales, parece marchitarse con esa apariencia que la oxidación da al metal que va corroyendo. Los tonos verdes pierden el brillo y aun durante el día se reflejan decorados de una eterna noche, la vigorosa madera de los grandes árboles toma la apariencia de los brazos de viejas maquinarias abandonadas. Podemos ver como navega el excremento a través de la corriente emulando la flota de batalla con la que la hediondez aniquila los últimos restos de pureza. La basura se apodera de los espacios que intentaron resistir la embestida de estas aguas oscurecidas, construye una Atlántida que no teme su destrucción, porque nació de los despojos y no aspira a la grandeza. Si acaso un pintor de gesto impresionista quisiera captar los matices de este recorrido degradante, debería tal vez retarse a lograr que los tonos y el color captaran el penetrante olor que horadando la resistencia del espectador deterioran hasta el pensamiento más esperanzador.
FANTASMAGORÍA Realidad de detritus O agua pasó por aquí…
Alguien afirmó alguna vez que la realidad es como un caleidoscopio, podríamos especular que al mirar ese caleidoscopio percibimos un mar de formas coloridas o tal vez la gama de colores sea más limitada y quede reducida a un espectro de negros, grises y ocres que nos desdibujan figuras que confunden y aterrorizan. Si nos esforzamos en enfocar mejor esta distorsionada visión es posible que distingamos como reflejo de la vida un océano de excremento en donde flotan objetos que en su decadencia se han transformado en criaturas que habitan nuestras mejores pesadillas. El automóvil de juguete, que el niño desechó por falta de una rueda, ahora es un barco fantasma que amenaza la superficie como una antigua ballena que abre en dos la estela de mierda, un trompo de plástico color verde es la boya que señaliza la ruta, una toalla higiénica emula a una isla, en tonalidades rojas y blancas, que se desplaza grácilmente en medio de las aguas, el palo de paleta emerge como los restos de un naufragio, los restos de cabello recuerdan las viejas trampas de arrecife que tarde o temprano serán redes que aprisionarán a las criaturas inéditas que estos líquidos engendran. Somos testigos del espumeante oleaje que arrastra a las bestias deformes y los grotescos habitantes de su podredumbre, que pese a los signos de deterioro perviven en nuestra horrorizada memoria.
MICROSCOPÍA La vida se impone O de esa agua no beberé…
Germen, bacteria, microbio, protozoo, hongo, alga, liquen, moho
Puede ser que a primera vista el agua en descomposición solo nos revele el estado de lo que muere, pero algo que no puede verse no significa que esté oculto, solo requiere utilizar algún tipo de mecanismo que nos permita explorar a un nivel microscópico aquello que constituye su estructura esencial. Si nuestra observación en aquel micromundo es minuciosa, podremos distinguir que nuevas formas de vida habitan lo que dejó de pertenecer a su condición ideal y realiza de forma gradual su paso a permitir que lo que es despreciado por su naturaleza perniciosa tenga un hábitat hecho a su medida y con sus propias reglas. Entonces la avasallante bacteria demostrará que no necesita más que de una geografía afín para multiplicarse por sí sola y abarcar lo que le apetezca, es otra forma desplazando a la anterior, una invasión que permite a un nuevo reino imponer su colonia de podredumbre y convocar a sus aliados los protozoos para hacerla aún más definitiva. Desde lo micro, propagarse gradualmente hasta poseer cada mínimo rincón, saturarlo hasta sobrepasar los límites y permitirse ser evidente en lo macro. Y entonces el moho, las algas y los líquenes contagiarán a sus vecinos para convertirlos en reflejos familiares que solo necesitan la chispa de la existencia para comprobar que la aparente muerte es solo otra lectura de la vida.
ANTROPOMORFISMO SÉPTICO Artefactos O prótesis…
Y lo que invade los ríos viene de los hogares en donde nuestros desperdicios decorarán la inmundicia del mundo. Mantenemos en completa asepsia nuestro hábitat a cambio de crear uno alterno en donde todo lo que se convierte en desperdicio de nuestros actos de limpieza es el pilar sobre el que se edifica nuestro peor rostro. Pero en nuestro caso estas dos realidades viven interconectadas por artefactos que los vinculan secretamente, por las tuberías que emulan el aparato circulatorio de una urbe donde corren excrementos, orina y basura y que desembocan en quebradas, ríos y mares decorándolos de podredumbre. Y ese mundo subterráneo con arterias de PVC, PRFV, cobre, polipropileno, polietileno, acero y hierro dúctil, respira por su olfato en forma de sifones por donde también bebe lo que le tributamos y con sus grifos nos regala agua, pero no está lejos el día en que decida mandar de regreso sus aguas negras y cuando esto suceda apenas tendremos tiempo de reaccionar.
MUTACIÓN Efecto sobre los animales O lo que por agua viene…
No debemos olvidar que de esas aguas negras que nuestros desperdicios alimentan también nacen nuevas faunas, animales de múltiples dimensiones que mutaron para poder adaptarse y que pueden ser quienes engendren pesadillas inéditas. Un pez con tres ojos de color verde fluorescente que cruza la ocre corriente trazando un lumínico recorrido, un sapo de cuernos afilados que en vez de croar resopla como toro, una ameba gigante posada sobre las aguas como una hoja de loto, una lombriz dorada emitiendo un fuerte chillido, algunos pequeños reptiles nadan exhibiendo su piel tersa y absolutamente lisa, una extraña enredadera con dientes sube desde la orilla del caudal rasgando la espuma y entre burbujas y olas de excremento una criatura deforme parece un animal muerto que resucitado por la podredumbre cabalga como rey de un imperio corroído. De este repugnante bestiario todo aterra y solo queda preguntarse si los delirios de la suciedad solo son la cara sutil y distorsionada de la sociedad.