George Orwell. 1984.

Page 123

George Orwell

1984

CAPITULO X Se despertó con la sensación de haber dormido mucho tiempo, pero una mirada al antiguo reloj le dijo que eran sólo las veinte y treinta. Siguió adormilado un rato; le despertó otra vez la habitual canción del patio:

Era sólo una ilusión sin espera que pasó como un día de abril; pero aquella mirada, aquella palabra y los ensueños que despertaron me robaron el corazón. Esta canción conservaba su popularidad. Se oía por todas partes. Había sobrevivido a la Canción del Odio. Julia se despertó al oírla, se estiró con lujuria y se levantó. —Tengo hambre —dijo—. Vamos a hacer un poco de café. ¡Caramba! La estufa se ha apagado y el agua está fría. —Cogió la estufa y la sacudió—. No tiene ya gasolina. —Supongo que el viejo Charrington podrá dejarnos alguna —dijo Winston. —Lo curioso es que me había asegurado de que estuviera llena —añadió ella—. Parece que se ha enfriado. Él también se levantó y se vistió. La incansable voz proseguía:

Dicen que el tiempo lo cura todo, dicen que siempre se olvida, pero las sonrisas y lágrimas a lo largo de los años me retuercen el corazón Mientras se apretaba el cinturón del «mono», Winston se asomó a la ventana. El sol debía de haberse ocultado detrás de las casas porque ya no daba en el patio. El cielo estaba tan azul, entre las chimeneas, que parecía recién lavado. Incansablemente, la lavandera seguía yendo del lavadero a las cuerdas, cantando y callándose y no dejaba de colgar pañales. Se preguntó Winston si aquella mujer lavaría ropa como medio de vida, o si era la esclava de veinte o treinta nietos. Julia se acercó a él; juntos contemplaron fascinados el ir y venir de la mujerona. Al mirarla en su actitud característica, alcanzando el tendedero con sus fuertes brazos, o al agacharse sacando sus poderosas ancas, pensó Winston, sorprendido, que era una hermosa mujer. Nunca se le había ocurrido que el cuerpo de una mujer de cincuenta años, deformado hasta adquirir dimensiones monstruosas a causa de los partos y endurecido, embastecido por el trabajo, pudiera ser un hermoso cuerpo. Pero así era, y después de todo, ¿por qué no? El sólido y deformado cuerpo, como un bloque de granito, y la

123


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.