Cuando la primera piedra de la Quinta Gameros fue colocada en octubre de 1907, el país gestaba el san- griento choque de la Revolución Mexicana. Para los ideales revolucionarios, la Quinta representó aquello con- tra lo que se luchaba: la hegemonía porfirista. Pero a menudo algo no resulta ser lo que parece; tal es el caso de esta construcción. Desde que fue tomada en 1913 por su primer ocupante, Francisco Villa, hasta su desa- rrollo actual como Centro Cultural Universitario, la Quinta Gameros parece haber nacido con una vocación de servicio. Ha sido cuartel revolucionario, hospital, cárcel, Palacio de Justicia, Rectoría universitaria, mu- seo. Lo que en un tiempo pudo verse como una obra de ostentación, la historia la transformó en un regalo de don Manuel Gameros a Chihuahua, para disfrute de los chihuahuenses y recuerdo memorable de los visitan- tes foráneos.