Grandes anécdotas de la historia de los mund iales guillermo knoll

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Grandes anĂŠcdotas de la historia de los Mundiales

GUILLERMO KNOLL


Grandes anécdotas de la historia de los Mundiales

Knoll, Guillermo Grandes anécdotas de la historia de los Mundiales. - 1a ed. - Buenos Aires : Alarco Ediciones, 2014. 128 p. ; 20x14 cm. ISBN 978-987-1367-56-6 1. Deportes. I. Título. CDD 796

Fecha de catalogación: 11/03/2014

Ediciones Al Arco: www.librosalarco.com.ar e-mail: contacto@librosalarco.com.ar Ilustración de tapa: Gustavo Damiani e-mail: tavodamiani@yahoo.com.ar Diseño de tapa e interior: Ana Paoletti. e-mail: anapaoletti@gmail.com

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PRÓLOGO El Ministerio de Educación de la Nación, ha seleccionado para su lectura en las aulas de todo el país, una colección de libros vinculados a la historia de los mundiales, para su utilización pedagógica durante la disputa del próximo Mundial de Futbol 2014, a realizarse en la hermana República del Brasil. Uno de los materiales elegidos ha sido este sugerente trabajo de Guillermo Knoll, que lleva por título Grandes anécdotas de la historia de los Mundiales. Con estos textos, buscamos fomentar la lectura y el trabajo en clase con historias y anécdotas vinculadas a la casi centenaria institución de los Mundiales de Fútbol. Estamos convencidos de que este evento puede constituir, a partir de la lectura de materiales específicos, guiada por los docentes, una oportunidad de enseñanza de gran valor, ya que confluyen aquí distintos aspectos del conocimiento, desde la geografía y la economía hasta la propia historia social y política de cada uno de los participantes en la contienda deportiva. En el libro que aquí estamos presentando, Knoll ha ordenado en forma cronológica, partiendo del primer mundial de Uruguay en 1930, diversas anécdotas y curiosidades acaecidas durante éste y los sucesivos mundiales hasta el último de Sudáfrica en 2010. Es así que, doblemente, podemos repasar en orden las distintas competencias mientras penetramos en cada una de ellas a través de los pequeños relatos que el autor va hilvanando. Hay aquí expuestas distintas historias, de extensión y densidad diferentes. Desde aquello plenamente anecdótico como el enmudecimiento de una orquesta en una final, hasta el trágico relato de la utilización del Mundial 78 por parte de la última dictadura militar. Todos estos micro relatos,


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tienen, entonces, un valor por sí mismos y a la vez construyen una historia de conjunto: la del deporte que muchos consideran el más bello de todos aquellos que el hombre ha inventado. De todos ellos esperamos que nuestros docentes y alumnos puedan extraer motivos para las charlas previas o posteriores a los partidos que disputará nuestra selección nacional y que de ellas se promueva la reflexión sobre las relaciones entre el deporte y la vida social y política en general, aspecto que muchas veces se niega o se oculta. Este trabajo pedagógico que esperamos suceda en cada aula de nuestro país, apunta a poner en su justo valor al vínculo entre educación y deporte, dos aspectos centrales en la formación ética y ciudadana de nuestros niños y jóvenes, en la que estamos empeñados. Alberto Sileoni Ministro de Educación de la Nación

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URUGUAY 1930 I Campeonato Mundial de fútbol Sede: Montevideo. Participantes: Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Brasil, Perú, Paraguay, México, Estados Unidos, Francia, Rumania, Yugoslavia y Bélgica. Campeón: Uruguay. Subcampeón: Argentina. Final: Uruguay 4 – Argentina 2. Goleador: Guillermo Stábile (Argentina), 8 tantos.

¿Por qué en Uruguay? El primer Mundial de Fútbol eligió jugarse en Uruguay por dos factores de peso: el primero, festejar los 100 años de la jura de la Constitución nacional; el segundo, las medallas de oro obtenidas por la Selección “charrúa” en los juegos Olímpicos de 1924 y 1928. La decisión final para realizar el Mundial en Sudamérica fue tomada en 1929, en Barcelona, en el 18vo Congreso de la FIFA, presidido por Jules Rimet. Curiosamente, la propuesta para realizar el certamen en Uruguay fue de un argentino, el doctor Béccar Varela: “Los triunfos de Uruguay en los últimos dos Juegos Olímpicos son argumento más que suficiente para otorgarles la organización del I Mundial de fútbol”, explicó. Las restantes sedes postuladas eran la de los Países Bajos (Holanda) y Suecia. El único Mundial que se disputó en una sola ciudad El Mundial de Uruguay, en 1930 y primero de la historia, tuvo la particularidad de que fue el único que se jugó en una sola ciudad: Montevideo, capital del país oriental. El torneo comenzó a disputarse en los estadios de Nacional -ubicado en el Parque Central-, y del club Peñarol, situado en el barrio de Po-


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citos. La sede de la mayoría de los encuentros, una vez que pudo terminarse, fue sin embargo el legendario estadio Centenario. El escenario pudo utilizarse cuando ya transcurrían seis días de certamen. Se oye ruido de pelotas La polémica todavía debe seguir sonando en las paredes del mítico Centenario: la final entre Uruguay y la Argentina debió jugarse con dos pelotas diferentes. En el primer tiempo se usó el balón que solía utilizarse en los torneos de Buenos Aires, propuesto por los argentinos, que llegaron al descanso del partido decisivo con victoria parcial por 2 a 1. Para el complemento, en cambio, se usó la pelota local… y los uruguayos dieron vuelta el resultado hasta el 4-2 final. ¿Qué diferencias existían entre una y otra? Ambas tenían en su interior una vejiga que les aseguraba firmeza, lo que se modificaba era el dibujo exterior. La pelota argentina tenía una costura externa de tiento, con gajos rectangulares, que pesaba alrededor de 600 gramos; mientras que la uruguaya tenía 12 paneles en forma de T, su nombre era T-shape y era un poco más pesada. Un largo viaje… … fue el que tuvieron que soportar los seleccionados de Bélgica, Francia y Rumania para asistir al Mundial, que compartieron el barco Conte Verde que los llevó a Montevideo. Los primeros en subir al buque fueron los rumanos, en Génova (Italia); los franceses hicieron lo propio en la ciudad de Villefrance Sur Mer; y los belgas, finalmente, se sumaron en Barcelona (España). Casi 15 días en alta mar, para llegar por fin el 4 de julio, a Montevideo. A ellos, por cierto, se les sumaron los brasileños, que compartieron cuatro días de navegación desde Río de Janeiro hasta la capital uruguaya. El viaje fue realmente “de locos”: los

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equipos practicaban en la escotilla de la nave (resultaba chica para tantos deportistas) y la mayoría de las pelotas se perdió en el mar. Otra de las selecciones que debió atravesar una larga travesía para jugar el primer mundial de la historia fue Yugoslavia, que se embarcó en Marsella (Francia) en el navío Florida y demoró 14 días, dos semanas exactas, hasta llegar a la sede del certamen. ¿Se podrá jugar con boina? Durante el primer Mundial se permitía jugar con boinas o gorras, detalle del que todavía se conservan imágenes hoy graciosas. Era simple: los jugadores se resguardaban de las eventuales lesiones que ocasionaban los balones de la época, mucho más pesados que los actuales y, además, con un tiento sobresaliente (un cordón de cuero) con el que se terminaban de coser. Muchos jugadores, por lo tanto, usaban gorras, y más todavía: varios de ellos las rellenaban con papel para amortiguar los golpes. El primer “crack” Según el jugador italiano Giuseppe Meazza (que hoy le da nombre al estadio comunal de la ciudad de Milan), fue “el futbolista más fantástico” que conoció en toda su vida. No tenía gran altura, pero su potencia física, su ductilidad con la pelota, su voluntarismo inagotable y su carisma lo hicieron, en efecto, un jugador de excepción. Su nombre era Héctor Pedro Scarone Beretta, un mediocampista por derecha, uruguayo, que deleitaba a propios y ajenos. Y se llenó de gloria: ganó las medallas de oro con su Selección en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928 y fue uno de los artífices fundamentales en la obtención del primer mundial de fútbol de la historia.


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Dicen que somos poquitos El 14 de julio de 1930, por el grupo 3 del Mundial de Uruguay, en el viejo estadio de Peñarol (que funcionó de 1921 a 1933 en la zona de Pocitos) y con el arbitraje del chileno Alberto Warnken, Rumania le ganó a Perú por 3 a 1. El partido pasó a la historia por un dato extradeportivo y poco feliz: asistieron solamente 300 espectadores, la cifra más baja registrada en los Mundiales. El extranjero de Argentina Durante varios años fue defensor de Ferro Carril Oeste, primero, y de Boca Juniors después. Su lugar de nacimiento fue España, en las Islas Canarias, más precisamente en Santa Brígida, el 21 de diciembre de 1909. De pequeño viajó junto a sus padres a la Argentina, que lo adoptó como un hijo propio. Es la historia de Pedro Bonifacio Suárez Pérez, más conocido como “Arico” Suárez, uno de los pocos futbolistas extranjeros que jugó un torneo Mundial para la Argentina. En Uruguay 1930, justamente, participó de los encuentros ante Francia y la final contra el seleccionado local. Un gran periodista uruguayo, que también trabajó durante décadas en la Argentina y se llamaba Diego Lucero, lo bautizó con el apodo de “Perro de presa”, por su encomiable trabajo de recuperación de balones en poder de los rivales. La figura del Mundial El primer Mundial dejó, entre otras cosas, la destacada performance del uruguayo José Leandro Andrade, a quien le decían, por ejemplo, “el futbolista de los pies de oro” o “el mediocampista de color”. Andrade, también figura en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, tuvo que soportar una pobreza extrema en su niñez y, durante su adolescencia, la discriminación por su color de piel. El fútbol le dio tranquilidad económica y la posibilidad

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de eludir la agresión racial. Era considerado la estrella del equipo, ya que a pesar de ser volante de contención y de gran contextura, poseía movimientos elásticos, prefería el juego directo y aborrecía la fricción. Elegante en la salida, Andrade se destacaba por su limpieza a la hora de jugar. No le dieron mucha importancia Si bien el dominio de Brasil en los mundiales se fue dando con el tiempo, en el caso del primer torneo ecuménico de la historia hay que aclarar lo siguiente: los “verde-amarillos” no le dieron mucha importancia. De hecho, a Uruguay 1930 asistieron con un equipo diezmado y sin haber convocado a los jugadores de la Liga de San Pablo, por entonces (y también ahora), una de las más poderosas. El jugador que reemplazó al arquero Cuando se jugó el primer Mundial de la historia no estaba reglamentado realizar cambios, ni siquiera el del arquero. Por eso, en el encuentro que se jugó el 13 de julio, por el grupo 1, entre Francia y México (que ganaron los galos por 4 a 1), el defensor del conjunto europeo Augustin Chantrell debió reemplazar, en la segunda mitad, a su compañero guardameta Alex Thepot. Fue el único caso que se registró por años en la historia de los Mundiales. ¡La Copa, la Copa, se mira y no se toca! La estatuilla que se le entregó al primer campeón de una Copa del Mundo, en este caso Uruguay, fue diseñada por el escultor francés Abel Lafleur en 1929 y representaba a la “Dama de la Victoria”, cambiándole con el tiempo su nombre por el de Jules Rimet (titular de la FIFA en la época de la organización del primer Mundial). Su altura era de 35 centímetros y su peso era de 3,8 ki-


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logramos. Se realizó en plata esterlina, chapada en oro. A Uruguay llegó en el buque Conte Verde, junto con las selecciones de Francia, Rumania y Bélgica. Y en el barco también se trasladaba justamente Jules Rimet. Trabajo doble Si el paso del tiempo hizo que miles de periodistas se fueran sumando a la cobertura de los Mundiales, Uruguay 1930 apenas contó con la llegada de 126 hombres de prensa, casi todos gráficos. De todos, uno tuvo trabajo doble: el hombre que cubrió el certamen para el periódico alemán Kicker fue el belga John Langenus, cuya otra tarea era… la de ser árbitro del Mundial. Langenus, entre otros encuentros, dirigió la final, aunque puso una condición: a raíz del tenso clima entre los hinchas argentinos y uruguayos, pidió tener un barco a disposición inmediatamente después del cierre del partido por “cuestiones de seguridad”. ¿Qué les parece si les canto? A más de 70 años de su muerte no se sabe a ciencia cierta en qué país nació. Algunos dicen que en Uruguay (Tacuarembó), otros en Francia (Toulouse) y otros en la Argentina. Pero más allá de todas estas elucubraciones Carlos Gardel, el Zorzal Criollo, el Morocho del Abasto, el cantante de tangos más grande de todos los tiempos, pocos días antes del debut de argentinos y uruguayos en la primera Copa del Mundo se acercó a las dos concentraciones para entonar algunos tangos y dejar su impronta a los que, según él, podían ser los finalistas. Carlitos tenía varios amigos en los dos planteles y acertó en el pronóstico: Argentina y Uruguay definieron la corona.

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ITALIA 1934 II Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Bologna, Génova, Florencia, Milán, Nápoles, Roma, Trieste y Turín. Participantes: Argentina, Alemania, Brasil, Países Bajos, Estados Unidos, Checoslovaquia, Francia, Rumania, Austria, Egipto, Hungría, Suecia, Bélgica, España, Italia y Suiza. Campeón: ITALIA. Subcampeón: CHECOSLOVAQUIA. Final: Italia 2 – Checoslovaquia 1. Goleador: Oldrich Nejedly (Checoslovaquia), 5 tantos.

Fútbol y política El Mundial de Italia de 1934 fue una muestra cabal de la utilización del fútbol como método propagandístico: en este caso, el protagonista fue el dictador Benito Mussolini, quien gobernaba el país y movió todas sus influencias no solamente para que el segundo mundial de la historia se jugara allí, sino también para que la copa quedara en manos del seleccionado anfitrión. Como lo hiciera dos años más tarde el dictador alemán Adolf Hitler con los Juegos Olímpicos de Berlín, Mussolini logró que Italia se impusiera a Suecia en la carrera por la organización del certamen y después consiguió que su país ganara el torneo. Hubo, en el medio, clarísimos favores arbitrales, al punto tal que muchos de los jueces que intervinieron luego fueron suspendidos en sus países de origen. Argentina amateur Del mismo modo que había sucedido con Brasil en la primera edición del Mundial, Argentina asistió a Italia 1934 con un plantel muy poco representativo del fútbol nacional. La mayoría de los clubes más importantes de la época, en conflicto con


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los directivos nacionales, se negó a prestar sus jugadores para el campeonato. Un repaso por los integrantes de la delegación, y los equipos a los que pertenecían, sirve como prueba irrefutable: Alfonso Lorenzo y Enrique Chimento (Barracas Central); Alberto Galateo y Ernesto Wilde (Unión de Santa Fe); Juan Pedevilla, Vicente Pérez y Alfredo De Vincenzi (Estudiantil Porteño); Angel Grippa (Sportivo Alsina); Ernesto Albarracín y Arcadio López (Sportivo Buenos Aires); Héctor Freschi (Sarmiento de Chaco); Constantino Urbieta Sosa (Godoy Cruz de Mendoza); Francisco Rúa (Sportivo Dock Sud); Ernesto Belis (Defensores de Belgrano); José Nehín (Sportivo Desamparados de San Juan); Ramón Astudillo (Colón de Santa Fe); y Roberto Iraneta (Gimnasia y Esgrima de Mendoza). No vino el campeón De los 13 equipos participantes en Uruguay 1930, para Italia 1934 se saltó a 16. La ubicación de Italia achicó distancias y, por caso, estuvo Egipto (la primera presencia de un país africano en los Mundiales), al que la lejanía había marginado cuatro años antes. Pero hubo una curiosidad saliente: entre los 16 equipos no estuvo justamente Uruguay. “Italia no vino a nuestro Mundial, nosotros no vamos al suyo”, dijeron los responsables de la Federación charrúa. Es el único caso de la historia en la que el campeón de un Mundial no estuvo en la edición siguiente del certamen. Pocos americanos La ausencia de Uruguay dejó al Mundial de Italia 1934 con muy pocos participantes de América. Apenas tres: Argentina, Brasil y los Estados Unidos. Los tres cayeron en la primera ronda (ante Suecia, España e Italia, respectivamente), y como Egipto corrió la misma suerte contra los húngaros, a partir de la segunda rueda

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el certamen solamente contó con seleccionados europeos. Por cierto, el cuadro de disputa de Italia 1934 fue diferente al del resto de los Mundiales: no hubo zonas sino eliminación directa, con lo que para ocho equipos fue, tristemente, debut y despedida. Los otros cuatro que se fueron en la fase inicial fueron Bélgica, Holanda, Rumania y Francia, que perdieron sus encuentros respectivos ante Alemania, Suiza, Checoslovaquia y Austria. El primer empate; el polémico desempate El 31 de mayo de 1934, en Florencia, se produjo el primer empate en la historia de los Mundiales: fue el 1-1 de Italia y España (todos los partidos de Uruguay 1930 habían arrojado un ganador al cabo de los 90 minutos). El encuentro correspondía a los cuartos de final y, según determinaba el reglamento, debió jugarse una prórroga: como el marcador se mantuvo inalterable, se programó un nuevo compromiso, nada menos que para el día siguiente. El nuevo cotejo también se llevó a cabo en el estadio Giovanni Berta florentino y ahí sí hubo un vencedor: Italia, por un ajustado 1 a 0, con anotación de Giusseppe Meazza. Ambos choques tuvieron un árbitro suizo: Luis Baert el primero y René Mercet el segundo. Premio consuelo Italia 34, lo dicho, fue escenario de distintas modificaciones en los Mundiales: también resultó la ocasión para realizar el primer partido por el tercer puesto entre los perdedores de las semifinales. Así se hizo el 7 de junio en el estadio Ascarelli, de Nápoles, y Alemania se impuso a Austria por 3 a 2. Complejidades de la historia: Hitler, años después, anexaría el territorio austríaco a Alemania. Fue, por cierto, el partido por el tercer puesto con menor asistencia de la historia: apenas 6.920 espectadores. Un


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adelanto de lo que, para muchas voces, representa el encuentro: un compromiso al que los equipos, golpeados por la decepción de no haber llegado a la final, toman en ocasiones varias con cierto desprecio o desgano. Campeones igual Si bien a la Selección Argentina le fue mal, derrota en el debut por 3 a 2 ante Suecia (y consecuente eliminación), en el equipo campeón hubo varios compatriotas: cuatro, para ser más exactos. Los argentinos que integraron el plantel itálico fueron Raimundo Orsi, Enrique Guaita, Luis Monti y Atilio Demaría. Y dos de ellos le dieron a la Selección “azzurra” aportes vitales en el camino hacia la obtención de la Copa del Mundo. Guaita marcó el gol del triunfo ante Austria, por las semifinales, el 3 de junio en el estadio San Siro de Milan. Y el “Mumo” Orsi sumó una conquista nada menos que en la final, el 10 de junio en Roma. El otro extranjero que formó parte del seleccionado campeón fue un brasileño: Anphiloquio Guarisi Marques, o Anfilogino Guarisi, quien nació el 26 de diciembre de 1905 en Sao Paulo y –porque la FIFA aún no había puesto restricciones reglamentarias en este sentido- también integró la selección de Brasil en varias oportunidades. El técnico italiano de la Argentina Por única vez en su historia, una Selección Argentina fue dirigida por un técnico extranjero. En este caso, italiano. ¿Su nombre? Filippo o Felipe Pascucci, nacido en Génova, en el año 1907. De muy joven viajó a la Argentina como preparador físico de varias disciplinas, comenzando a dirigir a principios de la década del 30 a equipos como Estudiantil Porteño, Sportivo Barracas y River Plate.

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Su experiencia en conjuntos amateurs le sirvió para la conformación del plantel tras la negativa de los clubes de renombre, aunque la evidente inferioridad física y técnica de los valores elegidos al final desembocó en la rápida eliminación en el Mundial de Italia de 1934. Pascucci volvió con el tiempo a su país y siguió su carrera de director técnico… pero de equipos de waterpolo. Todos gritaron Para algunos fue debut y despedida, para otros el camino fue un poco más largo y para Italia resultó la gloria. Pero todos los equipos coincidieron en algo: marcaron al menos un gol, inclusive los que cayeron en la primera rueda. ¿Los resultados de esa instancia inicial? Suecia 3 – Argentina 2; Alemania 5 – Bélgica 2; Suiza 3 – Países Bajos 2; Checoslovaquia 2 – Rumania 1; Hungría 4 – Egipto 2; Austria 3 – Francia 2; Italia 7 – Estados Unidos 1 y España 3 – Brasil 1. Todos al menos una alegría. El gol número cien… ... de la historia de los Mundiales fue conquistado por el italiano Giovanni Ferrari, cuando a los 18 minutos de la segunda etapa, anotaba el cuarto tanto de su equipo ante los Estados Unidos. El partido, por la primera fase, terminó 7-1 para los europeos. Ferrari, que jugó más de 19 años en el fútbol nacional de su país, fue uno de los tres jugadores italianos que volvieron a coronarse campeones cuatro años más tarde, en el Mundial de Francia 38. Algo es algo Aunque lo de la Selección Argentina en el torneo italiano duró lo que un suspiro, al menos quedó un consuelo: compartió el noveno lugar en la clasificación final. Es decir: fue uno


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de los tres mejores (junto con Francia y los Países Bajos) después de los ocho clasificados. Las posiciones finales del campeonato fueron las siguientes: Italia, Checoslovaquia, Alemania, Austria, España, Hungría, Suiza, Suecia, Argentina, Países Bajos, Francia, Rumania, Egipto, Brasil, Bélgica y en el último lugar, Estados Unidos, por el 1-7 recibido en su debut. Por única vez en la historia de los Mundiales, los ocho primeros lugares quedaron en manos de seleccionados de Europa. Nejedly, el goleador “tardío” Hasta 2006, oficialmente los goleadores del Mundial de 1934 eran tres: Angelo Schiavo (Italia), Edmund Conen (Alemania) y Oldrich Nejedly (Checoslovaquia), todos con cuatro tantos. Aquel 2006, sin embargo, la larga lucha de los directivos del fútbol checo dio sus frutos: la FIFA le dio a Nejedly un gol que en efecto había marcado pero que le negaban, y quedó, entonces sí, como el máximo artillero de la Copa del Mundo celebrada en tierra italiana 72 años atrás.

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FRANCIA 1938 III Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Antibes, Burdeos, Le Havre, Lille, Estrasburgo, París, Marsella, Toulouse y Reims. Participantes: Brasil, Cuba, Alemania, Bélgica, Checoslovaquia, Francia, Hungría, Indias Orientales Holandesas, Italia, Noruega, Holanda, Polonia, Suecia, Suiza y Rumania. Campeón: ITALIA. Subcampeón: HUNGRIA. Final: ITALIA 4 – HUNGRIA 2. Goleador: Leónidas (Brasil), 7 goles.

Argentina, la sede que no fue Según se había acordado en el Congreso de la FIFA de 1929, América y Europa se alternarían la organización de la Copa del Mundo. La edición de 1938, luego de Uruguay 1930 e Italia 1934, le correspondía a la Argentina. Pero los manejos políticos del entonces presidente de la FIFA, el francés Jules Rimet, permitieron que el Mundial se desarrollara justamente en su país natal. Los dirigentes argentinos, decepcionados por la decisión, pusieron una condición: participar sin la necesidad de atravesar instancias eliminatorias. La FIFA se opuso, y la Argentina declinó participar. Solidarios, al boicot se unieron otros países americanos como Uruguay, Colombia, México y Estados Unidos. Brasil, en cambio, prefirió asistir para fortalecer sus opciones de organizar la Copa del Mundo de 1942, finalmente suspendida por la II Guerra Mundial. El Mundial y el fascismo Muchos ciudadanos italianos que habían huido de la dictadura del ‘Duce’ Benito Mussolini encontraron asilo políti-


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co en Francia. Y esta situación se puso de manifiesto justamente en el encuentro que, por los cuartos de final, enfrentó a italianos y franceses. Cuando los jugadores del seleccionado peninsular salieron al campo de juego vestidos íntegramente de negro y realizaron el tradicional saludo de la dictadura italiana, un potente estruendo de reprobación sonó en el estadio Olympique de Colombes, de París. La situación, sin embargo, no pareció hacer mella en el entusiasmo de Italia, que se impuso 3-1 y terminó de encaminarse hacia lo que sería su segundo título consecutivo en los Mundiales.

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lista extranjero para defender la corona en Francia 1938: fue el uruguayo Miguel Angel Andreolo, el “Chivo”. Re-bautizado durante su estadía en tierras italianas como ‘Michele’, Andreolo, típico número cinco, nacido en Soriano, hizo buena parte de su carrera en Nacional de Montevideo y en el Bologna italiano, desde donde saltó al plantel “azzurro” campeón en Francia. El toque argentino De todas maneras, aunque el seleccionado nacional desistió de participar en el Mundial de Francia de 1938 e Italia no llevó a ningún futbolista argentino, la bandera celeste y blanca estuvo de algún modo representada… ¡en la pelota! La ‘Allen Super Duplo’, utilizada para el Mundial de Francia 1938, tenía una innovación revolucionaria: una válvula con un pico externo para inflarla (hasta entonces había que descoserla íntegramente). Y el invento había sido promovido por tres argentinos, cordobeses para más datos: Luis Polo, Antonio Tossolini y Juan Valbonesi. El balón tenía 13 paneles y, como contracara, para muchos entendidos podía producir lesiones por su excesivo peso.

Un estadio con historia Ese mismo estadio Olympique de Colombes que estalló de repudio contra Mussolini, ubicado en las afueras de París y actualmente utilizado por el Racing local, tiene una historia que merece ser contada… Porque fue escenario de la filmación de un film llamado Victory (en la Argentina, Escape a la Victoria), que cuenta la fuga de algunos futbolistas justamente del régimen nazi en Alemania. Además de algunos reconocidos actores, entre ellos Sylvester Stallone y Michael Caine, de la película participaron varios futbolistas reales, como el argentino Osvaldo Ardiles (campeón en el Mundial de 1978), el crack brasileño Pelé y el inglés Bobby Moore. El filme, del director estadounidense John Huston, está basada en un hecho real que fue conocido como ‘El partido de la muerte’.

El primer penal atajado En Francia 1938 tuvo un protagonista de lujo, el español Ricardo Zamora, apodado “El Divino”, uno de los mejores arqueros de la historia. Fue en el primer encuentro, ante Brasil, cuando le detuvo el remate desde los 12 pasos a Waldemar do Brito. El partido finalizó con la victoria española por 3 a 1, clasificando a la siguiente ronda.

Italia, esta vez sin argentinos A diferencia de lo ocurrido cuatro años antes, cuando se nutrió de varios jugadores argentinos para obtener su primera Copa del Mundo, la Selección de Italia apenas llevó un futbo-

¿Qué país? Entre los participantes del Mundial de Francia 1938 se destacó uno no por sus condiciones futbolísticas sino por su procedencia: las Islas Orientales Holandesas, del continente


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asiático, entonces colonia del país de la reina argentina Máxima Zorreguieta. Lo dicho, las cualidades deportivas del seleccionado apenas se notaron: fue debut y despedida en el estadio Velódromo de Reims, goleada 0-6 contra Hungría, el 5 de junio. Las Islas finalmente alcanzaron su independencia en 1949, cuando adoptaron su nueva denominación: Indonesia. Pero, aunque hizo algunos intentos, nunca más volvió a clasificarse para un Mundial. Un gol que hoy no valdría El de junio de 1938, la ciudad de Estrasburgo amaneció prácticamente inundada por una lluvia incesante que venía desde la noche anterior. Pero Brasil y Polonia de todos modos afrontaron su compromiso, en el estadio ‘de la Meinau’, ante 13 mil espectadores. El barrial le dio al encuentro un toque ‘circense’, con jugadores que se confundían y eran difíciles de identificar, situaciones grotescas, y un gol que hoy sería anulado. El autor terminó siendo el máximo artillero del certamen, Leónidas da Silva, quien en el marco de un partido desvirtuado por el agua, parejo y de muchos goles anotó uno… ¡descalzo! Lo habrá ayudado seguramente su pasado de fútbol en la arena; la cuestión es que el calzado se le hundió en el barro, Leónidas marcó el gol con el pie desnudo y Brasil se terminó imponiendo por 6 a 5. El precio de especular Entre el esfuerzo realizado en los encuentros ante Polonia y Checoslovaquia (con el que debió someterse a un desempate), más cierta subestimación hacia el rival, el DT brasileño, Ademar Pimenta, cometió un error que le terminaría costando la eliminación: para las semifinales ante Italia, decidió preservar a varias de sus figuras, entre ellos el propio Leónidas

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Da Silva, que venía de marcar ya cinco tantos en sus presentaciones en el torneo. Y Brasil, sin sus cracks, cayó en la semifinal contra Italia por 2 a 1. Leónidas reapareció en el partido por el tercer puesto y contribuyó con dos conquistas para el 4-2 sobre el seleccionado de Suecia. Cuatro por uno De aquel partido en el barro que jugaron Brasil y Polonia quedó otra historia inolvidable: fue escenario para que un jugador convirtiera por primera vez cuatro goles en un mismo encuentro. Fue obra del polaco Ernest Otton Wilimowski, más allá de que no sirvieron de mucho porque su equipo terminó cayendo por 6 a 5. Lo llamativo de la carrera futbolística de Ernest, apodado Ezi, es que nació bajo la protección del Imperio Alemán, en 1916, en Katowice, pero a la hora de disputar el Mundial jugó para Polonia. Con el tiempo se convirtió en futbolista alemán, llegando a la selección nacional de ese país. Por esa relación con la Alemania nazi en Polonia se lo desconoce como ex jugador local. Ganador por duplicado Italia fue el primer país que logró revalidar su primer título, conseguido en su tierra en 1934. De allí en adelante solo logró repetir la hazaña Brasil, campeón en Suecia 1958 y Chile 1962. En cambio, para Victorio Pozzo (al frente de la Selección 'azzurra' durante más de 20 años), queda la exclusividad de haber sido el único entrenador que ganó dos Mundiales consecutivos. La historia de la Copa Al poco tiempo de que Italia conquistara su segundo


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Mundial, estalló en el viejo continente la Segunda Guerra (en 1939). Alrededor de la Copa o del trofeo en sí, que por aquel entonces permanecía bajo la tutela del ganador, se tejieron así infinidad de historias. Conservada por el doctor Ottorino Barassi, un caballero italiano con altísima influencia entre los dirigentes de la FIFA (era el vicepresidente y titular de la Federación de su país), los rumores fueron cientos: “La tiene en un cajón de vino”, “no, la tiene en una lata”, “no, la escondió en una horma de queso para que no la encuentren los comunistas”, “no, la tiene debajo de la cama en una caja de zapatos para que no se la lleven los nazis”… La verdad de la historia es que Barrasi la depositó en un banco en Roma, y allí la conservó hasta el regreso de los Mundiales, 12 años después, con la realización de Brasil 1950. Un país, dos países, un hombre digno En 1938, con la II Guerra Mundial a punto de estallar, Alemania (ya bajo el régimen nazi) tomó una decisión política: anexar a Austria a su territorio. Por eso, gran parte de los jugadores del plantel que llevó a la Copa del Mundo en Francia eran de origen austríaco. Esta determinación de los alemanes dejó al Mundial con solamente 15 participantes: Austria era el 16to clasificado. Desde el punto de vista de los resultados, no obstante, la anexión no dio frutos: Alemania quedó eliminada en primera ronda, al caer en el desempate ante Suiza por 4 a 2 (1-1 el primer encuentro). Buena parte de las razones del fracaso está relacionada con el considerado mejor jugador austríaco de todos los tiempos, Mathias Sindelar, quien se negó a representar al gobierno nazi alemán y expresó su rechazo reiteradas veces a la figura de Adolf Hitler. Mathias Sindelar, el “Mozart del fútbol”, perseguido por

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los servicios secretos del nazismo, apareció muerto en su departamento al año siguiente, 1939, junto a su novia, la italiana de origen judío Camila Castagnola. Las versiones oficiales informaron que fue una “muerte por inhalación accidental de monóxido de carbono”. Pero el fallecimiento de Sindelar, un hombre digno, dejó miles de dudas.


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BRASIL 1950 IV Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Río de Janeiro, Recife, San Pablo, Curitiba, Belo Horizonte y Porto Alegre. Participantes: Brasil, Bolivia, Chile, España, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, México, Paraguay, Suecia, Suiza, Uruguay y Yugoslavia. Campeón: URUGUAY. Subcampeón: BRASIL. Final: Brasil 1 – Uruguay 2. Goleador: Ademir (Brasil), 8 tantos.

Doce años después Al año siguiente de la Copa del Mundo Francia 1938, el mundo se sumió en una de las páginas más negras de su historia: la Segunda Guerra Mundial. De ese modo, las ediciones que debieron haberse jugado en 1942 y 1946 fueron suspendidas. Una decisión atinada, por cierto: para el 42, increíblemente, se habían postulado Alemania (gobernada por el sangriento dictador Adolf Hitler) y Brasil. El 1 de julio de 1946 (la Guerra había finalizado pero quedaba una Europa devastada), se aprobó que la Copa llevara el nombre de Jules Rimet –presidente de la FIFA- y se adelantó la posibilidad de que los mundiales de fútbol volvieran en Suiza, en 1949. En el Congreso de la FIFA de 1947 realizado en París, Francia, se volvió sobre los pasos y decidieron respetar la organización de la Copa en años pares, en este caso 1950, en sede a definir. Por qué en Brasil No solo Brasil era candidato por Sudamérica a organizar el Mundial de 1950: también se había postulado la Argentina. Hubo entonces una negociación al más alto nivel político de

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ambas naciones: el general Juan Domingo Perón, presidente argentino, comprometió su apoyo al mandatario brasileño, Getulio Vargas, para la realización del torneo en su país. Argentina recibiría a cambio el apoyo de Brasil para la próxima cita en Sudamérica, prevista para 1958. Pero esa es otra película… Brasil ganó la sede y se preparó para una fiesta que terminó en la mayor decepción de su historia. La segunda ausencia de Argentina A pesar de que, como quedó narrado, la Argentina había intentado convertirse en la sede del Mundial de 1950, la Selección albiceleste finalmente ni siquiera asistió a la Copa del Mundo en tierra brasileña. Hay leyendas varias: problemas organizativos a nivel nacional, una disputa político-deportiva entre las federaciones de los dos países, un fútbol argentino marcado por una huelga total de jugadores en 1949 que derivó en el éxodo de sus grandes figuras… En fin. Lo único cierto es que Argentina no jugó el Mundial de 1950 (su segunda ausencia consecutiva), y se desperdició una generación de grandes jugadores, muchos de ellos en su máximo esplendor. Un grupo de dos Las ausencias a último momento de tres seleccionados que tenían previsto participar, obligaron a los organizadores del Mundial de Brasil de 1950 a conformar un grupo con solamente dos equipos. Fue la zona 4 de la Copa, en la que quedaron Uruguay y Bolivia. Por lo tanto, el grupo tuvo un solo partido. Y fue goleada de los uruguayos, 8-0 sobre los bolivianos, el 2 de julio en el estadio Independencia de Belo Horizonte y con arbitraje del inglés George Reader (los ‘charrúas’ volverían a encontrarlo en la final).


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En aquel encuentro, de esta manera, Uruguay marcó más de la mitad de los goles que sumó en el certamen: 15. Y Bolivia siguió sin hacer un gol en los Mundiales. En su aparición previa, Uruguay 1930, se había llevado sendos 0-4 en la fase inicial contra los seleccionados de Brasil y de Yugoslavia. India no, Alemania tampoco La selección de la India tenía todo listo para participar en el cuarto Mundial de fútbol de la historia, tras clasificarse directamente por la no presentación en su eliminatoria de Birmania, Indonesia y Filipinas. Pero la FIFA se los impidió. ¿La razón? Querían jugar descalzos porque estaban acostumbrados a hacerlo de esa manera. Sin calzado habían jugado varios partidos en una gira previa al Mundial (contra Singapur, Hong Kong y Malasia); y sin calzado, pero con los tobillos vendados, se habían presentado en el torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos de Londres de 1948 contra Francia. Según medios de la época, inclusive cumplieron un papel decoroso. El motivo de la ausencia de Alemania en Brasil 1950 fue bien distinto: la FIFA le prohibió asistir a la cita como represalia por los crímenes cometidos por los jerarcas nazis (Adolf Hitler a la cabeza) durante la Segunda Guerra Mundial. Esta sanción sería revocada cuatro años después, en el Congreso de la FIFA realizado en Uruguay. El haitiano que dejó mudo a los ingleses Los ingleses, inventores del fútbol, se presentaban por fin en un Mundial. El debut se había saldado con un convincente 2-0 sobre Chile, y en su segunda presentación tocaba la Selección de Estados Unidos. Lo que parecía un trámite se convirtió en una pesadilla. Y tuvo un protagonista saliente: Joseph Edouard Gaetjens, jugador del equipo americano pero nacido en Puerto Príncipe, Haití, en 1924.

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Gaetjens jugó de joven en su país pero luego se instaló con su familia en Estados Unidos, donde siguió su carrera de futbolista y, a la vez, los estudios de contabilidad. La historia de Gaetjens tiene un final dramático: desapareció a los 40 años, en teoría secuestrado por un grupo paramilitar, y no se supo nunca más nada sobre él. Pero Gaetjens, de quien la leyenda señala que al momento del Mundial ni siquiera tenía la ciudadanía americana, fue el verdugo de Inglaterra. Y en la Gran Bretaña fue tal la sorpresa y la incredulidad, que los diarios interpretaron que los teletipos que llevaban la noticia tenían un error de tipeo y publicaron que el resultado había sido una victoria de los europeos… por 10 a 1. Un Mundial sin subcampeones El Mundial de Brasil de 1950 tuvo una particularidad: faltaron los subcampeones de las tres ediciones anteriores. En efecto, y por distintas razones, se ausentaron la Argentina (fue segundo de Uruguay en 1930), Checoslovaquia (que perdió la final de Italia 1934 contra el local) y Hungría, que cayó derrotada en el partido decisivo de Francia 1938, también ante los italianos. Otra de las características destacadas de Brasil 1950 fue la efectividad a la hora de los penales: el ciento por ciento. Tres pateados y tres convertidos. Héctor Ortiz Benítez, de México (en el 1-4 ante Yugoslavia); Souza, de Estados Unidos (2-5 frente a Chile); y Andersson, de Suecia (1-7 versus Brasil). A juzgar por los resultados, los penales fueron bien ejecutados pero no alcanzaron. Uno menos, uno abajo Camino al campo de juego para enfrentar a Brasil, el 1 de julio en el estadio Maracaná y por el grupo A del Mundial del 50, el mediocampista Rajko Mitic, del seleccionado de Yugos-


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lavia, se dio un golpe, se lastimó la cabeza y debió ser atendido por los auxiliares de su equipo. Evidentemente Mitic era una pieza clave para el entrenador, Milorad Arsenijevic, que prefirió arrancar con diez hombres y esperar el ingreso de su figura a los nueve minutos. La jugada le salió cara: cuando Mitic entró, Yugoslavia ya perdía por 1-0, gol de Ademir a los cuatro minutos de juego (el final fue 2-0). Italia, golpeada Ironías al margen, lo cierto es que Italia llegaba golpeada al Mundial de Brasil. Un año antes, exactamente el 4 de mayo de 1949, el equipo de Torino (en el que actuaban varias de las máximas figuras del fútbol peninsular y que venía ganando el título local desde 1945) volvía de jugar un partido en Lisboa (Portugal) ante el Benfica y el avión en el que viajaba el plantel chocó contra unas colinas en las cercanías de Turín. No hubo sobrevivientes del accidente. A la pérdida humana y deportiva, el seleccionado italiano le agregó un factor físico: eligió trasladarse a Brasil en barco, por lo que los jugadores llegaron al Mundial en malas condiciones de preparación. La fiesta que no fue 16 de julio de 1950. Más de 170 mil espectadores en el estadio Maracaná. Millones de brasileños dispuestos a una fiesta bien preparada. Arbitraje del inglés George Reader. El gol de Friaca, a los 47 minutos de juego, para empezar a saborear la gloria… Y sin embargo, 11 gladiadores uruguayos fueron demasiado. Primero empató Schiaffino, a los 66 minutos. Y el mítico Alcides Ghiggia le terminó de dar forma al milagro, a los 79. Con el 2 a 1 para Uruguay ya sellado hubo tristeza, hubo suicidios, hubo un juicio lapidario hacia el arquero Barbosa que

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duró hasta el día de su muerte, hubo mil historias que todavía viven. Y hubo un campeón, Uruguay, que se grabó a fuego en la memoria colectiva del fútbol. El recuerdo tiene nombre: Maracanazo. Un premio atrasado Fue tal el desconcierto, la incredulidad y el descontrol que siguió al pitazo con que el árbitro ingles George Reader decretó la victoria de Uruguay en la final del Mundial de Brasil de 1950, que nadie pensó en los ganadores de la contienda. Ni siquiera Jules Rimet, el presidente de la FIFA, que entró con la Copa que llevaba su nombre y se la entregó sin decir una palabra al capitán “charrúa”, Obdulio Varela. “Estaba todo previsto, menos que ganara Uruguay”, recordaría el propio Rimet unos años más tarde. A tal punto se esperaba una victoria del local, que los organizadores no habían hecho medallas de oro para los uruguayos. La reparación histórica llegó el 16 de julio de 1976, cuando los integrantes del plantel “charrúa” recibieron finalmente las preseas. ¿Y la partitura, quién la tiene? ¿Otra muestra del desconcierto en el que quedaron envueltos los brasileños tras la victoria de Uruguay en la final del Mundial? Al momento de la premiación, una ceremonia caótica y signada por el triste silencio que bajaba de las tribunas, la banda de música no supo qué hacer en el medio del Maracaná. Claro: solamente tenían las partituras del himno del dueño de casa, y las de una canción compuesta especialmente para la ocasión. ¿Cómo se llamaba ese tema? “Brasil campeón”.


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SUIZA 1954 V Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Basilea, Berna, Ginebra, Lausana, Lugano y Zurich. Participantes: Brasil, Uruguay, Suiza, Hungría, Alemania Federal, Austria, Inglaterra, Yugoslavia, Checoslovaquia, Francia, Italia, Turquía, Bélgica, Corea del Sur, Escocia y México. Campeón: ALEMANIA FEDERAL. Subcampeón: HUNGRIA. Final: Alemania Federal 3 – Hungría 2. Goleador: Sandor Kocsis (Hungría), 11 tantos.

El regreso a Europa La organización por parte de Suiza representó el regreso de los Mundiales de fútbol a Europa luego de 16 años (Francia 1938). En ese período de tiempo, el continente había quedado sumergido en una de sus peores tragedias colectivas, la II Guerra Mundial. La Selección Argentina, por razones políticas, ni siquiera intervino en lo que fueron las primeras Eliminatorias de Latinoamérica (hasta allí los equipos recibían invitaciones), y que clasificó a Brasil y México. Uruguay se había garantizado su lugar por ser el campeón vigente. Llega la TV Representó uno de los grandes avances tecnológicos en la historia del fútbol: el Mundial de Suiza fue televisado en directo. Es verdad: fueron apenas ocho los países que tuvieron acceso a las imágenes (el paquete ofrecía también una entrevista al Papa Pío XII y a la legendaria carrera 24 horas de Le Mans), pero la novedad resultó el inicio de una ‘revolución’. Con las cámaras en el campo de juego, no tardaron en llegar los carteles publicitarios en los estadios, de los que había ape-

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nas unos pocos antecedentes. Ahora se masificaba el potencial público comprador. El primer partido televisado fue Yugoslavia 1 – Francia 0, el 16 de junio en el estadio Pontaise de Lausana. El único gol del encuentro fue obra de Milos Milutinovic, hermano de Bora, quien fuera entrenador de varias selecciones en diversos campeonatos del Mundo y, entre otros equipos, de San Lorenzo de Almagro. Por la decisión de un niño En las Eliminatorias europeas, España debía jugar con Turquía para definir al 16to participante de la quinta Copa del Mundo. Pero luego de un triunfo sin discusiones por 4 a 1, en el Santiago Bernabeu, el 6 de enero de 1954, la revancha en Estambul fue para los locales, que les ganaron a los españoles por 1 a 0, el 14 de marzo. El desempate (no se contabilizaba entonces la diferencia de gol) se disputó en Roma, Italia, y el encuentro fue 2 a 2. La reglamentación no contemplaba la definición con tiros desde el punto del penal, por lo que la clasificación para el Mundial… corrió por cuenta de un niño, que eligió entre dos papelitos y sacó el nombre de Turquía. Identifíquese Era un reclamo de los espectadores, de los periodistas y de los relatores: en el Mundial de Suiza los jugadores, por primera vez, llevaron una numeración fija en sus camisetas. No fue la única modificación saliente: los alemanes, en otro gesto de renovación, usaron botines con tapones atornillados. El regreso de los alemanes En Brasil 1950 estuvieron proscriptos por la sangrienta actuación de los jerarcas nazis durante la II Guerra Mundial.


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Pero la prohibición se levantó para 1954, y los alemanes volvieron con todo. A tal punto que se consagraron campeones mundiales por primera vez. Pero la geografía del país ya no era la misma, y el equipo que llegó a Suiza 1954 fue el de Alemania Federal (u occidental). Del otro lado del muro de Berlín había quedado la otra Alemania, llamada Democrática (u Oriental), que no participó de las Eliminatorias y, en rigor de verdad, nunca descolló en el escenario mundial del fútbol. El goleador y la estrella, de Hungría Si hubo una época de oro del fútbol de Hungría, está claro que coincidió con la realización del Mundial de Suiza. Y dos jugadores del plantel que intervino en el certamen son fiel reflejo. El primero, Sandor Kocsis. Apodado “El hombre de la cabeza de oro” por su particular facilidad para el cabezazo, Kocsis fue el goleador del Mundial de 1954 con la envidiable cifra de 11 tantos, récord hasta entonces. Le hizo cuatro a Alemania Federal, tres a Corea del Sur, dos a Brasil y otros dos a Uruguay. Con la camiseta de su país anotó 75 goles en 68 partidos (más de uno de promedio). Con la invasión soviética de 1956, Kocsis abandonó Hungría y, tras un paso por Suiza, fichó para el poderoso Barcelona de España. A los 50 años de edad se suicidó arrojándose desde un séptimo piso. La figura del certamen, en tanto, fue Ferenc Puskas Biro. Su real apellido era Purczeld, pero se lo cambió al término de la II Guerra Mundial. De un talento inigualable, Puskas también abandonó su país en 1965, pero en su caso lo declararon traidor a la patria: era Teniente Coronel del Ejército de Hungría. Con el apodo de “Cañoncito Bum Bum” formó una delantera memorable en el Real Madrid con el francés Raymond Kopa, los argentinos Alfredo Di Stëfano y Héctor Rial y el es-

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pañol Paco Gento. Volvió a Hungría en 1991. Murió en 2006. Sus restos, como los de Kocsis, descansan en la Basílica de Budapest, la capital de su país. El mundial de las grandes goleadas En el torneo disputado en Suiza en 1954, uno de los pocos países de Europa que había permanecido neutral en la II Guerra Mundial (lo que lo favoreció en su capacidad estructural y organizativa), se sucedieron resultados poco habituales para un evento de estas características. La primera gran goleada fue el 16 de junio, cuando Brasil daba cuenta de México por 5 a 0; y al día siguiente Hungría vencía sin contemplaciones a Corea del Sur por 9 a 0. El 19 de junio Austria derrotaba a Checoslovaquia por 5 a 0; y Uruguay a Escocia por 7 a 0. El 20 de junio, finalmente, Hungría destrozaba al representativo de Alemania Federal por 8 a 3 y Turquía daba cuenta de Corea del Sur por 7 a 0. Goles son amores y de todos los colores. El campeón vapuleado De todas estas goleadas antes citadas, una llama poderosamente la atención. La de Hungría 8-3 sobre Alemania Federal, el 20 de junio en el estadio de Basilea, toda vez que los germanos terminaron consagrándose campeones del mundo. Pero en todos lados se cuecen habas, y la explicación ya entonces corrió por cuenta del entrenador alemán, Sepp Herberger. Puso un equipo suplente para buscar la derrota y evitar en el cruce de los cuartos de final a Brasil, el subcampeón vigente. Le salió bien porque le tocó Yugoslavia, al que derrotó 2-0. Pero Hungría, vale aclararlo, no se achicó en la difícil y también pasó a las semifinales tras vencer a los “verdeamarillos” por 4 a 2. Alemanes y húngaros volverían a verse las caras en el encuentro decisivo. Los germanos, ahora sí con el equipo


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completo, se llevaron la victoria por 3 a 2 y, con ella, su primer título mundial. Eso sí: la goleada previa sufrida a manos de Hungría le valió a Alemania terminar como la segundo valla más vencida del torneo, con 14, solamente por detrás de Corea del Sur, que sumó 16.

Nacido el 6 de marzo de 1924 (Fritz lo había hecho el 31 de octubre de 1920), Ottmar Walter falleció el 16 de junio de 2013. Fritz y Ottmar Walter, por cierto, se convirtieron en los primeros hermanos en consagrarse campeones del mundo con su Selección.

Mucho más que un paracaidista La carrera de Friedrich Fritz Walter, crack y emblema del club Kaiserslautern, de repente se paralizó: fue convocado a las tropas de Alemania en la II Guerra Mundial. Allí se desempeñó como paracaidista y fue tomado prisionero por los soviéticos. Al regreso de la guerra, Fritz Walter retomó su carrera y fue capitán y figura de Alemania en la conquista del Mundial 54. Había empezado como delantero, pero para los tiempos de la Copa del Mundo en Suiza ya se había trasladado al mediocampo, desde donde manejaba los hilos del equipo con destrezas admirables. La historia que se escondía detrás fue entonces develada: en los días que lo mantenían prisionero, los rusos intentaron confinarlo a Siberia. Y lo salvaron sus custodios: soldados de Hungría, la misma Hungría que ahora había caído en la final del Mundial con Alemania.

Un partido, tres expulsados Durante el Mundial de 1954 solamente se contabilizaron tres expulsiones. Y, curiosamente, las tres fueron en el mismo partido. Ocurrió el 27 de junio, en el estadio Wankdorf de Berna, cuando por los cuartos de final Hungría derrotaba a Brasil por 4 a 2. El árbitro, el inglés Arthur Ellis, en primera instancia expulsó al brasileño Nilton Santos y el húngaro Jozsef Bozsik por agresión mutua; y al final del encuentro echó de la cancha a Humberto, del equipo sudamericano. Brasil, de esta manera, terminó el certamen con el dudoso “privilegio” de ser el seleccionado con más expulsiones del Mundial.

La familia unida Para que la felicidad de Fritz Walter fuera completa, en la consagración alemana en el Mundial suizo también estuvo su hermano menor, Ottmar, un habilidoso puntero izquierdo. Como Fritz, Ottmar también fue citado a las tropas alemanas en la II Guerra Mundial, donde sufrió graves heridas en la rodilla derecha que, más tarde, precipitarían su retiro del fútbol. En el Mundial de Suiza anotó cuatro goles, uno más que Fritz, con el que también jugaba en el Kaiserslautern FC.


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SUECIA 1958 VI Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Boras, Eskilstuna, Solna (Estocolmo), Helsingborg, Gotemburgo, Malmoe, Orebro, Halmstad, Norkoping, Vasteras, Udevalia y Sandviken. Participantes: Argentina, Brasil, Paraguay, México, Alemania Federal, Austria, Checoslovaquia, Escocia, Francia, Gales, Hungría, Inglaterra, Irlanda del Norte, Suecia, Unión Soviética y Yugoslavia. Campeón: BRASIL. Subcampeón: SUECIA. Final: Brasil 5 – Suecia 2. Goleador: Just Fontaine (Francia), con 13.

¿Para qué te traje? Después de 24 años de ausencia, en Suecia 58 la Argentina volvió a participar en un Mundial de fútbol. Las expectativas, en consecuencia, eran altas, porque además el equipo nacional llevaba un plantel con nombres rutilantes, a la altura de las circunstancias: Amadeo Carrizo, Pedro Dellacha, Néstor Rossi, Oreste Omar Corbatta, Alfredo Rojas, Angel Labruna, José Sanfilippo y más. Sin embargo, la participación argentina fue muy decepcionante. En el debut cayó 1-3 ante Alemania Federal y, aunque en el segundo partido se recuperó con una victoria 3-1 sobre Irlanda del Norte, la despedida llegó en su tercer encuentro, cuando cosechó la peor derrota de su historia en los Mundiales: 1-6 con Checoslovaquia. Con apenas dos puntos, la Argentina finalizó en el 13er puesto (entre 16 equipos) de la clasificación general del Mundial de Suecia. Tamaña decepción tuvo correlato a la hora de volver: los jugadores fueron recibidos con abucheos y monedazos por los hinchas.

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Más rápido que un bombero Aun en el marco de esta decepcionante perfomance, la Argentina dejó en Suecia 58 un dato estadístico saliente: el gol más rápido en todas sus participaciones en Mundiales. El autor fue Oreste Omar Corbatta, a los dos minutos del partido con Alemania Federal, 8 de junio en Malmoe (el debut). El conjunto germano dio vuelta el marcador y terminó imponiéndose por 3 a 1. El “Loco” Corbatta (1936-1991), ídolo en sus pasos por Racing Club y Boca Juniors, está considerado por muchos especialistas como el mejor puntero derecho argentino de todos los tiempos. De saco y Corbatta Del “Loco” Oreste Omar Corbatta también hay que contar lo siguiente: fue el goleador argentino en el Mundial sueco, con tres tantos, dos de ellos a través de sendos penales. Argentina, justamente, fue el equipo que más penales a favor recibió en el certamen, esos dos anotados por el puntero derecho. Los árbitros pitaron otras cinco “penas máximas”, a favor de Checoslovaquia, Paraguay, Suecia, Inglaterra y Francia. ¿Y los campeones? De los tres equipos que hasta allí se habían repartido los títulos del mundo, solamente uno logró la clasificación para el Mundial de Suecia: Alemania Federal, que terminó en el cuarto lugar (perdió con el local en semifinales, y con Francia por el tercer puesto). En cambio, Uruguay e Italia se quedaron en el camino eliminatorio. Los uruguayos (campeones en su país, 1930, y en Brasil 1950) perdieron con Paraguay, mientras que los italianos (ganadores en su país, 1934, y en Francia 1938) no pudieron ante Irlanda del Norte.


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Dos ‘coladores’ En el partido por el tercer puesto, Francia se impuso a Alemania Federal por un poco habitual 6 a 3. La goleada, en uno y otro arco, sintetizó lo que fueron ambos equipos durante el Mundial: búsqueda ofensiva, sí, pero también una defensa vulnerable. A tal punto, que fueron los dos seleccionados más goleados de Suecia 1958. Mientras los franceses debieron ir a buscar la pelota al fondo del arco un total de 15 veces, los alemanes sufrieron 14 goles. Todos para uno y uno para todos Por primera y única vez en la historia de los Mundiales, en el torneo disputado en Suecia en 1958 estuvieron los cuatro países integrantes de las islas británicas: Irlanda del Norte en el grupo uno, Escocia en el dos, Gales en el tres e Inglaterra en el cuarto. Ingleses y escoceses quedaron eliminados en la primera fase; Gales e Irlanda cayeron en cuartos de final: 0-1 con Brasil, los primeros (ajustada caída ante el campeón); 0-4 con Francia, los irlandeses. Inglaterra, diezmada De Inglaterra, más allá de la decepcionante eliminación en la fase inicial, hay que contar una historia. Del mismo modo que, antes del Mundial de Brasil de 1950, Italia había sufrido la muerte de muchos de sus cracks en un accidente de aviación (el plantel del Torino), los británicos perdieron a varias de sus estrellas en otra tragedia: el 6 de febrero de ese mismo 1958, la aeronave que transportaba al Manchester United se estrelló en la ciudad alemana de Munich, luego de una victoria sobre el Estrella Roja de Belgrado. Entre los jugadores fallecidos estuvieron Eddie Colman, Billy Whelan, Mark Jones, Roger Byrme, Geoff Bent y Duncan Edwards.

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La pérdida golpeó anímica y deportivamente al seleccionado inglés, que en el Mundial de Suecia igualó los tres partidos de la rueda inicial y quedó eliminado en el desempate con Unión Soviética. Un equipo completo A pesar de la reconocida calidad de sus jugadores, a Brasil se le venía negando el título del mundo, con la decepción saliente de lo ocurrido en su tierra en 1950, el famoso “Maracanazo”. Por eso, para Suecia 1958, el DT del equipo brasileño, Vicente Feola, no dejó nada librado al azar. Feola realmente se ocupó de todos y cada uno de los detalles para llegar a la gloria. De esta manera no solamente eligió un plantel poderoso, con la estrella reluciente del joven Pelé como arma principal, sino que en su cuerpo técnico llevó un delegado, un preparador físico (rareza en la época), un médico, un dentista y hasta un psicólogo. Hungría, con los retazos Equipo revelación en Suiza 1954, con estrellas como Puskas o Kocsis (goleador de aquella edición del certamen), Hungría protagonizó uno de los mayores fracasos en el Mundial de Suecia: fue eliminado en primera ronda, tras caer 1-2 en el desempate con Gales. Hay una razón poderosa para explicar este salto: la invasión rusa a Hungría de 1956 obligó a muchos de los jugadores a pedir asilo en otros países (entre ellos los propios Puskas y Kocsis), con lo que no pudieron participar en el campeonato de 1958. Del plantel de Suiza 1954, Hungría solamente llevó a unos pocos jugadores: el arquero Gyula Grosics, Jozsef Bozsik y Nandor Hidegkuti, Bela Karpati, Ferenc Szojka y Laszlo Budai, entre ellos.


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La revancha de Feola El título del Mundial de Suecia de 1958 fue, para el ya citado DT Vicente Italo Feola, una revancha: había sido ayudante de campo de Flavio Costa en el ‘Maracanazo’ de ocho años antes. Feola tenía fama de buen tipo, de tomar decisiones estratégicas y tácticas solamente después de escuchar a sus jugadores, y también de quedarse dormido en el banco de suplentes durante los partidos. Fue entrenador del seleccionado brasileño en el Mundial de Inglaterra de 1966 y también pasó por Boca Juniors, en la década del 60 y contratado por Alberto J. Armando, durante la época en la que en la Argentina predominó el “fútbol espectáculo”. Ni se te ocurra vestirte de amarillo… … canta el catalán Joan Manuel Serrat. Bien debió recordarlo la Selección Argentina, en otro episodio que sirve, a la distancia, para reflejar la desorganización reinante en la delegación que fue a disputar el Mundial de fútbol de Suecia 1958. Porque en el partido del debut, ante Alemania Federal y por tener la camiseta de ambos equipos un blanco predominante (lo que podía provocar confusiones), el árbitro inglés Reginald James Leafe obligó a los argentinos al cambio de casacas. Pero Argentina… no había llevado un juego de ropa alternativa. La solución: el Malmoe, equipo dueño del estadio en el que se jugó el partido, le prestó a la Argentina un juego de casacas, en el que el color dominante era el amarillo. El resultado ya fue dicho: derrota 1-3 ante los alemanes. Todo por no haber escuchado a Serrat. El más longevo Angel Amadeo Labruna es uno de los máximos goleado-

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res en la historia del fútbol argentino, con 293 tantos -misma marca del paraguayo Arsenio Erico-, y fue uno de los integrantes del plantel albiceleste que disputó el Mundial de Suecia de 1958. La anécdota vinculada a Labruna, uno de los máximos ídolos en la historia de River Plate: sigue siendo el jugador argentino más longevo en debutar en un Mundial. Lo hizo el 11 de junio de 1958, a la edad de 39 años y 11 meses (3-1 contra Irlanda del Norte). La Araña Negra Vestía íntegramente de negro, color que le permitía confundirse con el público de atrás del arco y pasar inadvertido. Tenía una gran potencia de piernas, era ágil y seguro y, para muchos, es el mejor arquero de toda la historia del fútbol. Su nombre: Lev Yashin. Portero de la Unión Soviética. La “Araña Negra”. Y en el Mundial de fútbol de Suecia de 1958 propició un cambio revolucionario: fue el primer arquero en usar guantes. Su carrera deportiva comenzó como portero de hockey sobre hielo, pero a los 17 años se pasó al fútbol. Desde Estados Unidos 1994, la FIFA instauró el premio “Lev Yashin” al mejor arquero del Mundial. Una verdadera leyenda. Garrincha, un fuera de serie Se llamaba Manoel Francisco dos Santos. Sus compañeros de Botafogo –club carioca– lo rebautizaron ‘Mané’, pero llevó siempre el apodo que le dieron sus hermanos de pequeño: Garrincha. Según un psicólogo que había trabajado con los jugadores brasileños antes de disputar la Copa del Mundo de Suecia en 1958, Garrincha era “un débil mental”. Tenía las piernas torcidas (una seis centímetros más corta que la otra) a causa de una poliomielitis y había pasado una infancia en la más absoluta pobreza.


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Pero con la pelota en los pies… era un fuera de serie. Está entre los mejores 20 jugadores del siglo XX y su vida fue retratada en un libro inolvidable (llevado al cine), llamado Estrella Solitaria. Garrincha murió en enero de 1983, con 49 años, otra vez sumido en la pobreza, por su adicción al cigarrillo y al alcohol. El goleador cantante Just Fontaine nació en Marruecos, por entonces un protectorado de Francia, el 19 de agosto de 1937. Dio sus primeros pasos como artillero en el equipo de Casablanca. Por su creciente desarrollo futbolístico pasó al Niza francés. Y la selección gala no tardó demasiado tiempo en abrirles sus puertas. En Suecia 1958, Fontaine se convirtió en goleador con 13 tantos, cifra nunca repetida en la historia de los Mundiales: fueron tres a Paraguay, dos a Yugoslavia, uno a Escocia, dos a Irlanda, uno a Brasil y cuatro a Alemania en el partido por el tercer puesto. Una vez que terminó su carrera como futbolista, Fontaine se hizo cantante melódico. Grabó varios discos y la crítica lo distinguió por su voz “suave y agradable”. Mientras tanto, sus 13 goles de Suecia 58 siguen siendo un récord casi imposible de superar.

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CHILE 1962 VII Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Santiago, Rancagua, Arica y Viña del Mar. Participantes: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Uruguay, México, Alemania Federal, Bulgaria, Checoslovaquia, España, Hungría, Inglaterra, Italia, Suiza, Unión Soviética y Yugoslavia. Campeón: BRASIL. Subcampeón: CHECOSLOVAQUIA. Final: Brasil 3 – Checoslovaquia 1. Goleador: Floriant Albert (Hungría), 4 tantos.

Mundial en peligro El episodio volvería a ocurrir años más tarde, en ocasión de México 86, pero aquella vez fue la primera y dejó una tragedia para recordar: dos años antes del Mundial, 1960, Chile sufrió uno de los peores terremotos de su historia: fue todo desolación y muerte. La voluntad de los chilenos y el respaldo de la FIFA fueron básicos para que el certamen, finalmente, se desarrollara en tierras trasandinas. Chile había sido designada sede en 1956, en Lisboa, Portugal (también se había postulado la Argentina). “Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo”, había defendido su candidatura el dirigente Carlos Dittborn. El terremoto los obligó a todavía más. Paradojas del destino, Dittborn no pudo ver su sueño hecho realidad: falleció, por una larga enfermedad, el 28 de abril del 62. Pocas sedes El Mundial de Chile del 62, por esas mismas consecuencias del devastador terremoto de 1960, fue el segundo con menor cantidad de sedes. Apenas cuatro ciudades albergaron los partidos del certamen: Santiago (capital), Viña del Mar, Arica y


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Rancagua. Entre las que estaban originalmente designadas y no pudieron afrontar la organización estuvieron Talcahuano, Valdivia, Talca y Concepción (estas dos virtualmente arrasadas por el sismo, el 21 de mayo del 60, con epicentro en Lumaco). Y otras fueron descartadas previamente por el escaso tiempo para levantar la infraestructura. Solo una Copa del Mundo tuvo menos cantidad: Uruguay 1930, que se desarrolló íntegramente en su capital, Montevideo. Otra decepción argentina La Selección Argentina venía de una profunda decepción, en 1958, donde cosechó la peor derrota de su historia mundialista (el 1-6 con Checoslovaquia). Y Chile 62 no fue escenario de la recuperación. Establecido en la sede de Rancagua (estadio Braden Cooper), el equipo conducido por el “Toto” Juan Carlos Lorenzo comenzó con el pie derecho, al imponerse 1-0 a Bulgaria (gol de Héctor Facundo). Pero Argentina cayó luego ante Inglaterra (1-3), empató sin tantos contra Hungría y quedó eliminada en la primera ronda. En el plantel había jugadores de mucha calidad como Silvio Marzolini (uno de los mejores “3” de toda la historia), Federico Sacchi, Antonio Roma, José Sanfilippo y José Manuel Ramos Delgado. Argentinos por todos lados La República Argentina no solamente tuvo representación en Chile con su seleccionado: varios compatriotas ocuparon distintos cargos en otros equipos que participaron del Mundial. El legendario Adolfo Pedernera, por ejemplo, que fue en-

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trenador de la Selección de Colombia, que se llevó el “premio” de ser la valla más vencida del campeonato, con once conquistas en contra. O Alejandro Scopelli, ex jugador de Estudiantes de La Plata y parte del plantel subcampeón en Uruguay 1930, que fue DT de México. El “Conejo” Scopelli fue el entrenador argentino con la carrera más extensa en el Exterior (equipos de Portugal, de Chile, de España y de México). En la Selección azteca, durante el Mundial de Chile, compartió la conducción con un local, Ignacio Trelles. Y también hubo jugadores. Como en 1934, el seleccionado de Italia recurrió a futbolistas argentinos para reforzar su plantel. En este caso llevó dos verdaderos cracks: Humbertio Dionisio Maschio y Omar Enrique Sívori, con cuya venta en su momento a la Juventus, River Plate pudo construir una tribuna nueva del Monumental. Colombia, pionero Aunque, como fue citado, Colombia se llevó el arco más vencido, en el Mundial de Chile también marcó un hito: el primer gol olímpico en la historia de los Mundiales de fútbol. Fue en un memorable empate 4 a 4 con la Unión Soviética. Los “cafeteros” perdían 4 a 1 cuando Marcos Coll, con pierna derecha y desde el sector izquierdo, convirtió el corner en gol. ¿La víctima? Nada menos que Lev Yashin, la “Araña Negra”, el mejor arquero de todos los tiempos. Desde el otro arco festejó entonces Efraín Sánchez Casimiro, “el Caimán”, el primer jugador colombiano en jugar en el fútbol de nuestro país. Fue en San Lorenzo, entre los años 1948 y 1949. Otro húngaro goleador En 1954 había sido Sandor Kocsis, con la inédita cantidad de 11. Ahora, en Chile 1962, otro húngaro se consagraba gole-


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ador del Mundial, con la módica suma de cuatro anotaciones. Albert, jugador del Ferencvaros de su país, igualó el primer puesto con los brasileños Vavá y Garrincha, el soviético Valentín Ivanov y el yugoslavo Drazan Jarkovic, pero fue consagrado máximo artillero porque hizo sus cuatro goles en menos cantidad de tiempo. ¿Quién es Amarildo? Helenio Herrera, argentino pero que realizó casi toda su carrera como jugador y entrenador en Europa, fue parte del cuerpo técnico del seleccionado de España en el Mundial de Chile. Y respiró aliviado cuando, pocos días antes del encuentro ante Brasil, quedó descartado, por lesión, ‘O Rei’ Pelé, el mejor jugador del mundo. “¿Quién lo reemplaza?”, preguntó Herrera. “Amarildo”, le dijeron. Y concluyó, con cierta soberbia: “¿Amarildo, quién es Amarildo?”. El 8 de junio de 1962, en el estadio Sausalito de Viña del Mar y por el grupo C de la fase inicial del Mundial, Brasil le ganó a España por 2 a 1 con dos goles de… Amarildo. Amarildo Tavares de Silveira, su nombre completo, jugaba en Botafogo al momento del Mundial desarrollado en tierra chilena y se convirtió en una pieza clave en el título obtenido por Brasil, a tal punto que luego del certamen fue transferido al poderoso Milan de Italia, con el que salió varias veces campeón. Helenio Herrera, por esos años, fue DT justamente del máximo rival del Milan, el Inter. Y no volvió a preguntar quién era Amarildo. Con 12 alcanza y sobra Y si de Amarildo se habla, y si se habla de su ingreso en el lugar del golpeado Pelé, hay que hablar también de un récord alcanzado por Brasil en su coronación en Chile 1962 y que será difícil de alcanzar.

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Es que, aun con esa necesidad de reemplazar a ‘O Rei’, el DT del equipo ‘verdeamarillo’, Aymoré Moreira, apenas usó 12 jugadores a lo largo del certamen, cantidad nunca igualada en la historia de los Mundiales por selecciones que hayan jugado al menos tres partidos. Moreira, hermano de Zezé y Ayrton (también entrenadores alguna vez del ‘Scratch’ brasileño), es el único ex arquero en consagrarse campeón del mundo como DT del seleccionado de su país. Brasil jugó en el Mundial de Chile un total de seis encuentros. Y la formación, claro, se decía de memoria. Luces y sombras del estadio Nacional Inaugurado el 3 de diciembre de 1938 y remodelado a inicios de 1960, el estadio Nacional (hace pocos años rebautizado ‘Julio Martínez Prádanos’), de Santiago, fue escenario de varios partidos del Mundial 1962, entre ellos la final que el seleccionado de Brasil le ganó a Checoslovaquia. Por allí pasaron también encuentros de Copa Libertadores, Copa América, torneos locales e internacionales y alguna vez hasta fue sede de la Copa Davis de tenis. Sin embargo, también tuvo fines completamente distintos para la sangrienta dictadura que, encabezada por Augusto Pinochet, se hizo cargo del gobierno de Chile en septiembre de 1973 tras derrocar a Salvador Allende. El Nacional fue escenario entonces de crímenes atroces, albergando a miles de detenidos y desaparecidos que allí fueron torturados y asesinados. La canción del Mundial El primer evento que tuvo su tema musical fue justamente el de Chile 1962, cuando el grupo musical Los Ramblers compuso el “rock del Mundial”. La banda, de rock y jazz, fue creada en 1959 por un grupo de músicos entusiastas que a principios de ese mismo 62 se presentó con un enorme éxito


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en Viña del Mar. El creador del tema fue Jorge Rojas Astorga, que vendió en el primer año más de 80.000 copias. Los Ramblers, con algunos cambios en sus componentes, festejaron en 2009 sus 50 años con la música. El primero en anotar en dos finales Al bicampeonato conseguido, el seleccionado de Brasil añadió otro logro: Vavá, uno de sus tantos cracks, se transformó en el primer jugador de la historia en marcar en dos finales de Mundiales. Edvaldo Izidio Neto, más conocido como Vavá y con solo 18 años de edad, anotó los dos primeros tantos en la final ante Suecia en el Mundial de 1958. Cuatro años después, en Chile, aportó un tanto en la victoria sobre Checoslovaquia por 3 a 1. Vavá jugó en varios equipos de su país, para recalar en 1958 en el fútbol español, pasando también por las ligas mexicana y la de los Estados Unidos. Juego fuerte Si algo caracterizó al Mundial de Chile –además del título obtenido por Brasil-, eso fue el juego violento. Es cierto, no hubo muchos expulsados (Ferrini de Italia, Popovic de Yugoslavia, Cabrera de Uruguay, Garrincha de Brasil y Laida de Chile), pero sí lesionados, entre ellos el legendario ‘O Rei’ Pelé, quien solamente llegó a jugar los dos primeros encuentros (20 a México, 0-0 vs Checoslovaquia). Para muestra vale un botón: tras cuatro días de competencia, el Mundial ya había dejado… ¡50 futbolistas lesionados! Algunos partidos puntuales pasaron a la historia por sus niveles de juego brusco, entre ellos el Chile 2 – Italia 0 de la primera fase, recordado bajo el nombre explícito de “La Batalla de Santiago”.

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INGLATERRA 1966 VIII Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Londres, Manchester, Liverpool, Birmingham, Middlesbrough, Sheffield y Sunderland. Participantes: Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, México, Alemania Federal, Bulgaria, España, Francia, Hungría, Inglaterra, Italia, Portugal, Suiza, Unión Soviética y Corea del Norte. Campeón: INGLATERRA. Subcampeón: ALEMANIA. Final: Inglaterra 4 – Alemania 2 (en TS, tras empatar 2-2). Goleador: Eusebio (Portugal), 9 tantos.

Una expulsión para el recuerdo La Selección Argentina llegó al Mundial de Inglaterra de 1966 con un buen plantel y luego de atravesar sin grandes dificultades todo el proceso clasificatorio (triunfo y empate ante Paraguay, dos victorias sobre Bolivia). Y mantuvo el paso firme durante la fase inicial del certamen: 2-1 a España, 2-0 a Suiza, 0-0 con Alemania Federal. Sin embargo, el recuerdo destacado está relacionado con su choque de cuartos de final ante el dueño de casa, Inglaterra, y se detiene puntualmente en lo que fue la expulsión del capitán, Antonio Rattín. ¿Se sentó en la alfombra de la reina? Nunca quedó claro. Lo cierto es que a los 35 minutos del primer tiempo, el árbitro alemán Rudolf Kreitlein le marcó la salida al ‘Rata’ Rattín, quien –y esto sí consta en los videos- ‘estrujó’ el banderín británico que señalaba un córner. Al momento de la expulsión el partido iba 0-0, y el resultado final fue 1-0 para el dueño de casa, gol de Geoffrey Hurst. Una vez que pitó el cierre, el árbitro alemán se vio rodeado de jugadores argentinos (el ‘Pato’ José Omar Pastoriza estuvo a punto de agredirlo físicamente) que fueron a recriminarle no solamente la expulsión, sino lo que había sido una actua-


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ción polémica.

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leccionados de Asia. Esa vacante fue para Corea del Norte, que venció en un partido eliminatorio al seleccionado de Australia, representante de Oceanía.

¡Una de piratas! Esa actuación de Kreitlein le dio firmeza a las sospechas previas con respecto a las designaciones arbitrales. Porque, a partir de los resultados en la fase inicial, para los cuartos de final quedaron emparejados Argentina-Inglaterra, por un lado; y Alemania Federal con Uruguay, por otro (completaban los encuentros de la Unión Soviética y Hungría y Portugal ante Corea del Norte). “A las 19 se harán las designaciones”, informó la organización. Sin embargo, para cuando llegaron las delegaciones sudamericanas, las designaciones ya estaban hechas desde las 18. Para Argentina y Alemania, lo dicho, fue nombrado el alemán. Y para Alemania con Uruguay fue designado… un inglés: James Finney. Y Finney hizo lo suyo: con el partido sin goles, el defensor alemán Karl Heinz Schnellinger desvió con la mano un tiro con destino de gol y el árbitro… no cobró nada. Las protestas resultaron inmediatas y el inglés aprovechó para expulsar a dos jugadores “charrúas”. Alemania, por cierto, terminó goleando a Uruguay por 4 a 0 para sellar su paso a las semifinales del octavo Mundial de la historia.

¡No es un error! Cuando, por los cuartos de final del Mundial 66, se enfrentaron los seleccionados de Portugal y Corea del Norte –equipo que debutaba en los Mundiales–, se producía uno de los resultados parciales, más llamativos y extraños de la historia: el equipo asiático se imponía, al promediar la primera mitad, por 3 a 0 (goles de Seung Zin Pak, Dong Wong Li y, a los 25 minutos, Seung Kook Yang). Corea del Norte ya había marcado otro hito histórico en la fase inicial del campeonato, con una victoria 1-0 sobre la poderosa Italia y la clasificación justamente a la instancia siguiente. Pero, aquella tarde del 23 de julio de 1966, los portugueses pusieron las cosas en su lugar: llegaron al descanso con desventaja mínima (2-3) y en el complemento lo dieron vuelta hasta el 5-3 que les dio el pasaje para las semifinales. Cuatro goles fueron obra de Eusebio, el mejor jugador lusitano de toda la historia y máximo artillero de la Copa del Mundo de Inglaterra, con nueve conquistas.

La primera mascota de la historia Inglaterra 66 fue escenario para la aparición de la primera mascota en la historia de los Mundiales: un león llamado Willie. Vestido con una camiseta del Reino Unido, era una creación del diseñador británico Reg Hoye y su nombre completo era World Cup Willie, tal como la canción oficial del certamen. Curiosamente, y siendo los leones el animal que representa a Africa, los equipos del continente “negro” se negaron a participar del Mundial de Inglaterra porque la FIFA no les daba una plaza fija y los obligaba a disputar el pase con los se-

De película La victoria de Corea del Norte sobre Italia, 1-0 en la primera fase, fue una sorpresa mayúscula… inclusive para los coreanos. El autor del gol, Park Do Ik, era dentista y oficial del ejército de Corea del Norte que fue elevado al rango de Sargento. Y el triunfo justificó la realización de un documental, llamado “El partido de sus vidas”, rememorando la clasificación del seleccionado asiático a los cuartos de final de Inglaterra 66, en lo que fue su primer Mundial.


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Dicen que somos poquitos El rígido gobierno comunista de Corea del Norte celebró el acceso de su seleccionado al Mundial de Inglaterra 66 con una apertura simbólica: permitió el acompañamiento de un grupo de hinchas. Para ello organizó un concurso, y la concurrencia fue masiva: más de 10.000 coreanos se anotaron para integrar la “barra oficial” que viajaría al Reino Unido. De todos ellos, el gobierno seleccionó… a apenas una docena. Y fueron esos 12 los que asistieron, entre otras cosas, a la histórica victoria del seleccionado ante Italia por 1 a 0.

te Alemania Federal. Fue el 16 de julio de 1966 en el Villa Park de Birmingham. El árbitro: el yugoslavo Konstantin Zecevic. El “Tucumano” Albercht, uno de los defensores más goleadores de todos los tiempos, se convirtió así en el primer argentino expulsado en la historia de los Mundiales. Las expulsiones en Inglaterra 66, por cierto, también contribuyeron a la sospecha: de las cinco en total, dos fueran estas de Argentina, otras dos de Uruguay (Horacio Troche y Héctor Silva) y solo una para un equipo europeo, la Unión Soviética (Igor Chislenko).

A la caza de Pelé La necesidad de la FIFA de promover el FAIR PLAY (juego limpio) tiene antecedentes en todos los Mundiales, e Inglaterra 1966 no fue la excepción. Con un agravante: la principal víctima de la violencia fue el entonces mejor jugador del mundo, el brasileño Pelé. ‘O Rei’ fue sometido a un maltrato alarmante en el partido debut ante Bulgaria (triunfo 2-0 de los sudamericanos), y los golpes le impidieron estar en la caída 1-3 ante Hungría. Peor le fue en el tercer encuentro, cuando reapareció, contra Portugal. Pelé fue golpeado durante todo el choque, en especial por el lusitano Morais, sin que el árbitro inglés George McCabe tomara medidas para impedirlo. La victoria, también 3-1, fue para los europeos, y Brasil quedó eliminado en esta instancia inicial, con lo que no pudo defender su bicampeonato (1958 y 1962).

Hermanos y campeones En Suiza 1954 había sucedido con los alemanes Fritz y Ottmar Walter. Y ahora se repitió: los ingleses John ‘Jackie’ y Robert ‘Bobby’ Charlton se convirtieron en la segunda pareja de hermanos en consagrarse campeones mundiales con la selección de su país. Ambos tuvieron asistencia perfecta a lo largo del certamen y también fueron titulares en la victoria final 42 sobre Alemania. John, el mayor, era defensor, 1,91 de altura, duro y expeditivo. Bobby, el menor, era en cambio un talentoso centrodelantero al que se lo considera el mejor futbolista inglés de todos los tiempos.

El primer argentino expulsado Antes de lo ocurrido con Antonio Rattín contra Inglaterra, Argentina ya había sufrido una expulsión en el certamen: la de José Rafael Albrecht, quien fue ‘mandado a las duchas’ por juego brusco a los 20 minutos del segundo tiempo del 0-0 an-

El único caso... … de un jugador que convirtió tres tantos en una final fue el de Geoffrey Charles Hurst, nacido el 8 de diciembre de 1941 en Ashthon, Inglaterra. Hurst anotó su ‘hat trick’ en el partido decisivo de la Copa del Mundo realizada en su país ante Alemania (4-2). Hurst, un puntero alto y espigado que era un gran cabeceador, llevaba aquel día la camiseta número 10, subastada 30 años después en 130 mil dólares que el goleador repartió a sus hijos.


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El primer tanto en la final lo convirtió a los 18 minutos de juego, y los dos restantes llegaron en el tiempo suplementario: a los 11m y a los 30m. Hurst, así, fue el máximo artífice del primer título mundial (y hasta ahora único) de los inventores del fútbol. Un árbitro, una historia La final dejó una polémica eterna: el tercer gol de Inglaterra, ¿fue legítimo o no? ¿Traspasó la pelota la línea de gol o no? Y la historia dejó un protagonista saliente: Tofik Bakhramov, ruso de nacimiento, el juez de línea que convalidó el tanto, obra de Geoff Hurst. Muchas historias se tejieron a lo largo del tiempo, como por ejemplo que fue premiado por la reina Isabel con un silbato de oro. Pero lo realmente curioso es que al árbitro se lo recuerda con un estadio que lleva su nombre, Tofik Bakhramov, desde 1993. Está ubicado en Bakú, capital de la antigua República Soviética de Azerbaiyan y ciudad natal de Gary Kasparov, considerado el mejor ajedrecista de todos los tiempos. Dos argentinos sobresalientes Más allá de todas las sospechas, polémicas y expulsiones, el paso de la Selección Argentina por el Mundial de Inglaterra también dejó nombres para destacar por lo realizado en el campo de juego. El primero, Luis Artime, delantero de pasos notorios por River Plate e Independiente y autor del 75% de los goles argentinos en el certamen: tres de cuatro. Hizo los dos del triunfo 2-1 a España y uno en la victoria 2-1 sobre Suiza (Ermindo Onega el restante). El segundo, Silvio Marzolini, ex Ferro Carril Oeste y Boca Juniors, considerado por la Asociación de Periodistas Ingleses de Birminghan como el mejor marcador de punta izquierdo de la Copa del Mundo.

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MEXICO 1970 IX Campeonato Mundial de fútbol Sedes: México DF, Guadalajara, Puebla, León y Toluca. Participantes: Brasil, Perú, Uruguay, El Salvador, México, Alemania Federal, Bélgica, Bulgaria, Checoslovaquia, Inglaterra, Italia, Rumania, Suecia, Unión Soviética, Israel y Marruecos. Campeón: BRASIL. Subcampeón: ITALIA. Final: Brasil 4 – Italia 1. Goleador: Gerd Muller (Alemania Federal), 10 tantos.

La última ausencia Las eliminatorias para el Mundial de México de 1970 dejaron una de las mayores decepciones de la historia para el fútbol argentino: la Selección nacional no logró clasificarse por un recordado empate 2-2 en la Bombonera ante Perú, que se quedó con el pasaje a la Copa. El fracaso hizo rever toda la estructura nacional vinculada a los seleccionados, y a modo de consuelo puede decirse lo siguiente: México 70 significó la última ausencia argentina en los Mundiales. ¡Ah! También fue el primer Mundial televisado en directo hacia nuestro país, cuando los aparatos eran todavía en blanco y negro. El representante nacional Lo dicho: la Selección Argentina no logró clasificarse para la Copa del Mundo del 70. Pero sí hubo al menos un compatriota en el primer Mundial mexicano: el árbitro Angel Norberto Coerezza, designado por la FIFA en representación de América del Sur. Coerezza fue el árbitro principal de dos partidos: México 1 – Bélgica 0 por la fase inicial; y Alemania 3 – Inglaterra 2 por los cuartos.


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Como ‘bonus track’ de lujo, el argentino fue el juez de línea número 2 en el partido final: goleada de Brasil a Italia por 4 a 1. La canción… extranjera El tema principal del IX Campeonato del Mundo, Fútbol México 70, fue compuesto por un artista brasileño, Roberto do Nacimento, quien aspiró a componer un tema que mezclara las culturas de su país con las del anfitrión. En cierto sentido, el encargo resultó un vaticinio. Porque Brasil ganaría el certamen. La mascota, por su parte, era un personaje llamado Juanito, un niño vestido con el uniforme del seleccionado mexicano, un balón de fútbol y el sombrero típico del país. En el propio sombrero podía leerse México 70 en un estilo muy similar a la gráfica usada dos años antes, cuando el DF fue sede de los Juegos Olímpicos del 68. Cambio, señor juez Entre otras cosas, México 70 pasó a la historia por ser el primer Mundial en que se permitieron cambios de jugadores durante los partidos (hasta entonces solamente se podía modificar al arquero). El 31 de mayo, en el estadio Azteca del Distrito Federal, el DT de la Unión Soviética, Gavril Kachalin, dispuso la primera modificación de jugadores en la historia de los Mundiales de fútbol: en el descanso del partido contra el dueño de casa (la inauguración del torneo), dejó en los vestuarios a Victor Serebryanikov y en su lugar hizo ingresar al mediocampista Anatoli Puzach. El cotejo finalizó 0-0. El primer cambio de arquero en México se dio, en tanto, en el partido que Brasil le ganó a Rumania por 3 a 2, el 10 de junio en Guadalajara y por la fase inicial del certamen. Fue a los 27 minutos de la primera etapa, cuando el guardameta del seleccionado europeo, Stere Adamache, le dejó su lugar a Necula Radacanu.

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La implementación de las tarjetas El juego violento que se había visto en los últimos dos Mundiales, Chile 62 e Inglaterra 66, llevó a los dirigentes de la FIFA a implementar algunas medidas que lo impidiera. Una fue el uso de tarjetas, una amarilla y una roja, que también representaron una novedad en la Copa de México de 1970. La idea de utilizar tarjetas fue del árbitro inglés Kenneth Aston, inspirado en los colores del semáforo: amarilla para alarmar o amonestar y roja para detener definitivamente el juego brusco. Tal vez haya sido una acción psicológica: la cuestión es que en el Mundial de México 70 no hubo jugadores expulsados. Sí hubo amarillas, y el primer amonestado también fue un soviético, en el partido inaugural ante el anfitrión: el delantero Givili Nodiya. ¿El árbitro? El alemán Kurt Tschenscher. ‘El partido del Siglo’ Fue un verdadero espectáculo. El 17 de junio de 1970, en el estadio Azteca del DF y con arbitraje del peruano Arturo Yamasaki, Italia le ganó a Alemania Federal por 4 a 3 en tiempo suplementario (1-1) por las instancias semifinales de la Copa del Mundo. “No fue un partido de fútbol, fue una sinfonía”, escribió, al día siguiente, el recordado periodista uruguayo Diego Lucero. Italia sacó ventaja antes de los diez minutos y Alemania lo empató a un minuto del pitazo final. El suplementario fue extraordinario, con cinco goles en poco más de 15 minutos de juego. En México lo llaman, con justicia, “El partido del siglo”, por ser uno de los mejores que se ha jugado en su tierra, y hay un pedido para que sea declarado “Patrimonio Deportivo Histórico del Mundo”. Fútbol y guerra Quiso el destino que las eliminatorias centroamericanas para el Mundial del 70 pusieran en el mismo campo de juego a


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los equipos de El Salvador y Honduras, países que, por entonces, mantenían una tensa relación diplomática y política. Fueron en total tres partidos. El primero, 6 de junio de 1969 en Tegucigalpa (Honduras), el resultado fue 1-0. El segundo, nueve días más tarde en El Salvador, fue triunfo local por 3 a 0. Y el tercero de desempate se desarrolló el 27 de junio de ese mismo 69, en la tierra neutral de México DF. Este último encuentro fue lo que desató la llamada Guerra del Fútbol o Guerra de las 100 horas. Hubo una feroz persecución de militares hondureños a civiles salvadoreños que trabajaban en la frontera, y en las investigaciones posteriores se supo que el material bélico usado por ambos bandos tenía la misma procedencia: Estados Unidos. El conflicto armado dejó alrededor de 6.000 víctimas fatales, y el acuerdo final de paz se firmó recién en 1980. Por cierto, la clasificación al Mundial fue para El Salvador, que en aquel desempate en México se impuso por 3 a 2. Y en el torneo le fue mal: tres jugados, tres perdidos (0-3 con Bélgica, 0-4 contra el seleccionado anfitrión y 0-2 contra la Unión Soviética). Saldanha vs Pelé Era periodista, se convirtió en entrenador y estuvo a cargo de la Selección de Brasil durante todo el proceso de Eliminatorias para la Copa de México. Se llamaba Joao Saldanha y se proclamaba un defensor del comunismo en plena dictadura brasileña. Por eso mismo los dirigentes nacionales lo tenían en la mira, y apelaron, además, a una excusa deportiva para sacarlo del cargo antes de que comenzara la cita mundialista. Es que Saldanha no quería en el equipo a Pelé, quien había asumido el compromiso de volver al seleccionado pese a sus renuncias previas. “Pelé es miope”, decía el entrenador. “Y

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tiene problemas en las caderas por la gran cantidad de partidos que jugó en su vida”. Lo cierto es que Edson Arantes do Nascimento, Pelé, se rebelaba a Saldanha cuando el DT lo obligaba a defender. Los directivos de Brasil desplazaron al entrenador, en su lugar colocaron a Mario Lobo Zagallo y el resto es historia conocida: Brasil obtuvo su tercer título… y Pelé fue una pieza fundamental en lograr ese objetivo. Pelé… y algo más Pero está claro que no solo de Pelé vivió Brasil en su consagración en el Mundial de México 70, a tal punto que está considerado uno de los mejores equipos de toda la historia del fútbol. El “Scratch” de Zagallo tenía muchas de las cualidades que se le pueden exigir a un equipo: ‘jogo bonito’, toque, gol, coordinación de movimientos, aparición por sorpresa de los laterales… Todo. Y, entre ese ‘todo’, una exitosa ‘superpoblación’ de números ‘10’. Eduardo Goncalvez de Andrade, más conocido como Tostao, múltiple campeón con el Cruzeiro; Gerson de Oliveira Nuñez, Gerson, quien comandó durante varios años los destinos dentro del campo del Botafogo; Roberto Rivelinho, a quien se consideraba una de las mejores zurdas del Mundo y que deleitó a los ‘torcedores’ del Corinthians y del Fluminense; y, por supuesto, el astro Pelé, el mayor símbolo de la historia del Santos de San Pablo. Uno por partido La sinfonía ofensiva brasileña, por cierto, se completaba con Jair Ventura Filho, el “Huracán” o simplemente Jairzinho. Y Jairzinho tiene un récord difícil de igualar: en México 70 marcó siete goles en seis partidos, pero en los seis partidos anotó por lo menos un gol. Lo padecieron sucesivamente Che-


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coslovaquia, Inglaterra, Rumania, Perú, Uruguay e Italia. ¿A qué equipo le anotó por duplicado? A los checos, en el debut, victoria 4 a 1. Los siete tantos no le alcanzaron para consagrarse como máximo artillero del certamen, pero fue el escolta del alemán Gerd Muller, que cosechó diez “gritos sagrados” en el Mundial de México. El gol que no fue La pelota iba hacia el centro del área. Pelé corrió más rápido y se anticipaba claramente al arquero uruguayo Ladislao Mazurkiewicz, desesperado en la salida. Pero ‘O Rei’ hizo una genialidad: dejó pasar la pelota por un costado del arquero, lo rodeó por el otro lado, lo dejó atrás -“desparramado” y desorientado-, se reencontró con el balón, definió suave con el arco vacío… y el remate salió desviado. Cruzó todo el arco pero, increíblemente, se fue afuera. Sucedió en la semifinal de México 70 que Brasil le ganó a Uruguay por 3 a 1. La jugada no fue gol, “el no-gol de Pelé”, pero quedó grabada en la memoria colectiva de los futboleros por su belleza y por la capacidad de improvisación de uno de los jugadores más grandes que ha dado el mundo en toda su historia.

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ALEMANIA FEDERAL 1974 X Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Berlín, Dusseldorf, Frankfurt, Gelsenkirchen, Dortmund, Hamburgo, Munich, Stuttgart y Hannover. Participantes: Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Alemania Democrática, Alemania Federal, Bulgaria, Escocia, Italia, Holanda, Polonia, Suecia, Yugoslavia, Australia, Haití y Zaire. Campeón: ALEMANIA FEDERAL. Subcampeón: HOLANDA. Final: Alemania Federal 2 – Holanda 1. Goleador: Grzegorz Lato (Polonia), 7 tantos.

Un resultado aceptable Para el Mundial de 1974, la FIFA modificó la estructura de la competencia. Hubo, como venía sucediendo, cuatro grupos iniciales de cuatro equipos, con dos clasificados por zona para la siguiente instancia. Pero esta vez no hubo cuartos de final a través de un partido de eliminación directa, sino la conformación de dos nuevos grupos de cuatro equipos, con el pase directo a la final por parte de los ganadores y al choque por el tercer puesto de sus escoltas. La Selección Argentina, que regresaba después de su ausencia en México, cumplió a medias con las expectativas: superó la primera fase (2-3 vs Polonia, 1-1 vs Italia, 4-1 vs Haití), pero en la rueda siguiente chocó de entrada con una generación inigualable de jugadores holandeses, comandada por el genial Johan Cruyff. Fue 0-4 ante Holanda para comenzar la fase segunda, a lo que siguió un 1-2 ante Brasil y un empate 1-1 con Alemania Democrática. La posición final de Argentina fue octavo (4 pts). La muerte de Perón En la sede de Gelsenkirchen (Parkstadion), y con ambos


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equipos ya eliminados, Argentina juega contra la Alemania Democrática por la segunda fase del Mundial. A los diez minutos de la etapa inicial, Carlos Babington hace falta sobre el alemán Jurgen Sparwasser. El equipo europeo va a poner en juego el balón con el tiro libre, pero el árbitro inglés John Keith Taylor se lo impide. “Minuto de silencio”, notifica. Es de 3 de julio de 1974. ¿La razón? La muerte, dos días antes, del presidente argentino, el General Juan Domingo Perón. La escena se repitió, por orden de la FIFA, en los otros tres encuentros jugados ese día: Holanda 2 – Brasil 0, Alemania Federal 1 – Polonia 0 y Suecia 2 – Yugoslavia 1. A su regreso al país, la delegación argentina se encontró con una nueva presidenta en funciones: María Estela Martínez, “Isabelita”, la viuda del General. Dos mascotas En Inglaterra 66 había sido Willie; en México 70, Juanito. Y en Alemania llegó el turno no de una, sino de dos mascotas: Tip y Tap, dos niños, uno rubio y otro morocho –más bajito-, que estaban vestidos con la ropa del equipo nacional. La canción, en tanto, fue llamada “El fútbol es nuestra vida” (Fussball ist Unser Leben), compuesta por Werner Drexler. Un seguro muy especial Alemania llegaba de una tragedia reciente: en el marco de los Juegos Olímpicos de Munich de 1972, la organización terrorista “Septiembre Negro” secuestró y mató a once integrantes de los equipos israelíes. El episodio, que pasó a la historia con el nombre de “La masacre de Munich”, activó las alarmas de toda la dirigencia deportiva y política para la realización del Mundial de fútbol. Para colmo, durante los días previos al inicio del certamen, el grupo extremista de izquierda Baader Meinhof repartió amenazas en los diarios pidiendo la liberación de sus “presos políticos”.

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Entre una y otra cosa, la organización de Alemania Federal 1974 decidió contratar seguros de vida para todos los participantes (equipos, técnicos, delegaciones), y también para los participantes de la ceremonia inaugural, periodistas y espectadores. La nueva Copa Con su consagración en el Mundial anterior (México 70), y por haber llegado a su tercer título, Brasil –según establecía la reglamentación de la FIFA- se ganó la custodia permanente del trofeo Jules Rimet. Por lo tanto, para Alemania Federal 1974 se necesitaba una nueva Copa, que fue encargada a Silvio Gazzaniga, un escultor italiano que trabajaba en el establecimiento artístico Bertoni, de Milán. Gazzaniga, nacido justamente en Milan en 1921, se graduó de muy joven en la Academia de Bellas Artes de Brera y practicó varias disciplinas artísticas plásticas, pero las esculturas deportivas fueron siempre su pasión principal. Su proyecto (una copa de oro maciza, de cinco kilogramos de peso) para reemplazar al antiguo trofeo Jules Rimet fue elegido como el mejor entre 54 postulantes. El primer caso de doping En Alemania 1974 se registró fehacientemente el primer caso de dóping en la historia de los Mundiales. El positivo fue un jugador de Haití, Ernst Jean Joseph, que en aquel momento fue separado del plantel y no pudo seguir representando a su país en el certamen. El caso quedó registrado luego del partido que Haití perdió ante Italia por 3 a 1 (debut de ambos) y, en su defensa, Joseph dijo que tomaba un remedio para el asma que contenía efedrina, una de las drogas prohibidas por el reglamento de la FIFA. El castigo que recibió Joseph por parte de los directivos de su país, según cuenta la leyenda, fue excesivo: lo sacaron


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rápidamente del hotel donde se alojaba la delegación, fue enviado en secreto a su tierra y allí fue detenido y torturado. ¡Ay de ti, Haití! Además de protagonizar el primer caso de doping, Haití fue sujeto de diversas situaciones durante su participación en el Mundial de Alemania Federal 1974, que representó su debut absoluto en la historia de los torneos ecuménicos del fútbol. Así, por ejemplo, recibió nada menos que 14 goles en sus tres partidos de la fase inicial: 1-3 vs Italia, 0-7 vs Polonia y 1-4 contra la Selección Argentina (un grupo nada sencillo). Pero vale este dato: ese gol contra los italianos pulverizó un récord histórico. Dino Zoff, el recordado y legendario arquero italiano que participó en tres Mundiales (1974, 1978 y 1982), llegaba con su arco invicto desde 1972 (en la Selección, claro). Y aquel tanto de los haitianos, anotado por Emmanuel Manno Sanon, le debutó el reloj en 1.143 minutos, una marca imbatida. En esos dos años, Italia se enfrentó a rivales de muchísima mayor envergadura que el equipo haitiano. Pero fue el equipo haitiano el que se quedó con el récord del inolvidable Dino Zoff. El consejo del ‘Mariscal’ Perfumo En un libro de memorias, el holandés Johan Cruyff elogió largamente al seleccionado argentino que participó del Mundial del 74. Pero lo cierto es que “La Naranja Mecánica”, como se conoció al equipo de Holanda en aquel certamen, superó con comodidad al seleccionado albiceleste: fue 4 a 0, bajo un verdadero diluvio, el 26 de junio en la sede de Gelsenkirchen y por la segunda fase. A tal punto resultó la superioridad holandesa, que en un momento del partido, con el resultado parcial 0-2 y cuando se apuraba en poner la pelota en juego, el arquero argentino Da-

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niel Carnevali recibió una recomendación muy explícita por parte del defensor Roberto Perfumo: “No te apurés –le dijo el Mariscal-, hacé tiempo, sino estos tipos nos meten diez”. La primera roja Aunque la implementación por parte de los árbitros del sistema de tarjetas había sucedido en México 70, no fue hasta este Mundial en Alemania que se mostró la primera “roja”. El protagonista central de la escena fue el jugador chileno Carlos Caszely, a los 18 minutos del complemento del partido que su seleccionado jugó ante los dueños de casa por la primera fecha del Grupo A de la fase inicial, momento en que fue expulsado por el árbitro turco Dugas Bacaban. Caszely, así, fue el primer jugador en la historia de los Mundiales en ver la tarjeta roja. El partido terminó con la victoria para los alemanes por un ajustado 1-0, gol de Paul Breitner. El certamen tuvo sus momentos de juego brusco: se mostraron en total 79 tarjetas amarillas en 38 partidos, lo que arroja un promedio de más de amonestaciones por encuentro. ¡Al menos aprendan las reglas! Brasil ya superaba al debutante Zaire por 3-0, en el marco de la tercera fecha del Grupo B de la fase inicial, cuando disponía de un tiro libre a favor para aumentar el resultado. Dos o tres jugadores brasileños debatían sobre la ejecución y el árbitro ordenaba la distancia… cuando un jugador de Zaire salió despedido de la barrera y mandó la pelota a mitad de cancha con un soberbio puntinazo. La escena, por absurda, vino a resumir lo que fue la pobre participación de los africanos en la competencia. Se despidieron, claro, tras esa fase inicial y cosechando tres caídas: la citada 0-3 ante Brasil, un lapidario 0-9 con Yugoslavia y el módico 0-2 con el que había debutado ante el seleccionado de Escocia.


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Jugar contra uno mismo Fue un hecho excepcional, un partido único. “¿Cómo es cuando uno se siente doble?”, se preguntó por esos días el escritor Gunter Grass. Y Alemania Democrática, clasificada por primera vez en la historia a una fase final de los Mundiales, venció a su hermana poderosa, la Alemania Federal –luego campeona-. Fue 1 a 0, gol de Juergen Sparwasser, el 22 de junio de 1974 en el estadio Volkspark de Hamburgo. Un argentino fue testigo privilegiado: el árbitro Luis Pestarino, en aquella ocasión uno de los jueces de línea. La lección de Holanda El seleccionado de Holanda brilló con luz propia y, aun sin haber logrado la corona, es uno de los equipos más recordados en la historia de los Mundiales. Lo apodaron “La Naranja Mecánica” (como un film de Stanley Kubric), por el color de su camiseta y los precisos movimientos de sus jugadores dentro del campo de juego. Liderados por Johan Cruyff, los holandeses aplicaban a la perfección la teoría de la polifuncionalidad y fueron sensación. Para llegar a la final marcaron 14 goles en cinco partidos, entre ellos los cuatro de la ya mencionada victoria sobre la Selección Argentina. Y es verdad, Holanda perdió la final ante la poderosa Alemania Federal de Beckenbauer, 2 a 1. Pero ese día, en esa definición, dejaron una jugada inolvidable. La jugada inicial. Los holandeses sacaron del mediocampo y fueron llevando la pelota, toque a toque y con paciencia, hasta el área local, donde un alemán cometió falta y el árbitro inglés John Taylor marcó el penal. Johann Neeskens lo cambió por gol, y el partido entonces fue 1-0 para Holanda, sin que los alemanes hubiesen podido tocar la pelota.

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ARGENTINA 1978 XI Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario, Córdoba y Mendoza. Participantes: Argentina, Brasil, Perú, México, Alemania Federal, Austria, Escocia, España, Francia, Hungría, Holanda, Italia, Polonia, Suecia, Irán y Túnez. Campeón: ARGENTINA. Subcampeón: HOLANDA. Final: Argentina 3 – Holanda 1. Goleador: Mario Alberto Kempes (Argentina), 6 tantos. Argentina 78, luces y sombras Del Mundial Argentina 1978 se ha dicho todo: fue la muestra más cabal y trágica de la utilización política de un evento deportivo. La sangrienta dictadura cívico militar encabezada por Jorge Rafael Videla usó el certamen como un intento de tapar las atrocidades que estaba cometiendo en el país desde el 24 de marzo de 1976, cuando, a través de un Golpe de Estado, había derrocado al gobierno de María Estela Martínez de Perón, “Isabelita”. Desde lo estrictamente deportivo, y más allá de las sospechas de hasta dónde llegaron las ‘influencias’ de los militares en el desarrollo del certamen, la Argentina obtuvo su primera Copa del Mundo. El DT, César Luis Menotti (que desde años atrás venía encabezando una profunda reestructuración en el armado de los seleccionados nacionales), armó un equipo excelente en el que brillaron el ‘Matador’ Mario Kempes, Osvaldo Ardiles, el “Pato” Ubaldo Matildo Fillol en el arco, el ‘Gran Capitán’ Daniel Passarella, Daniel Bertoni, el ‘Tolo’ Américo Gallego, el ‘Conejo’ Alberto Tarantini y varios más.


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Tres estadios Se construyeron para el Mundial que se jugó en la Argentina en 1978. El de Mar del Plata, bautizado como José María Minella (ex futbolista y técnico oriundo de ‘La Feliz’, de recordado paso por Gimnasia y Esgrima La Plata y River Plate); el de Córdoba, en su momento denominado Chateau Carreras (hoy Mario Alberto Kempes); y el de Mendoza (actualmente Malvinas Argentinas). Los otros tres escenarios utilizados para el campeonato ya existían, pero fueron remodelados: el Monumental Antonio Vespucio Liberti de River Plate; el José Amalfitani de Vélez Sarsfield; y el Gigante de Arroyito (ex Lisandro de la Torre), de Rosario Central. La mascota del Mundial El clamor popular señalaba la figura de “Clemente”, el personaje de historieta creado por el inolvidable ‘Negro’ Caloi. Sin embargo, los jerarcas de la dictadura eligieron otra “mascota” para el certamen: Mundialito o Gauchito, un niño vestido con algunas ropas típicas de los hombres de campo y la camiseta del seleccionado nacional. La canción oficial, mientras tanto, fue la primera de la historia en no tener letra y, a tono con el gobierno militar, se llamó “Marcha”. Por cierto, el autor no fue argentino sino italiano: Ennio Morricone. Venir o no venir, esa es la cuestión Si las informaciones que corrían en el país sobre la dictadura eran sesgadas, en el Exterior no ocurría lo mismo. La tragedia que ocurría en la Argentina eran noticia constante y, de hecho, muchos jugadores extranjeros se plantearon la posibilidad de negarse a venir. Algunos, de hecho, lo hicieron. Fue el caso del alemán Paul Breitner –autor de uno de

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los goles con que su seleccionado venció a Holanda en la final del 74 por 2 a 1-, que se ‘bajó’ del Mundial en protesta “por las atrocidades” que cometía la dictadura en la Argentina. Y casi sigue sus pasos un joven francés que luego fue gran figura internacional: Michel Platini, que finalmente fue convencido para que viajara por las autoridades de la Federación gala de fútbol. Hubo otros dos casos que, durante años, quedaron vinculados a este tema pero fueron desmentidos con el tiempo. Uno, el del holandés Johan Cruyff, cuyo motivo principal para ausentarse fue un intento de secuestro que sufrió en 1977 junto con su familia (cuando jugaba en Barcelona) y le generó una situación traumática. El otro es de un jugador argentino, Jorge Carrascosa, quien renunció al plantel de Menotti poco antes del inicio del Mundial pero, según aclaró muchos años más tarde, por motivos personales. Venir pero resistir También hubo muchos otros jugadores que vinieron. Pero que, a su manera, mostraron su solidaridad con el pueblo perseguido. Uno fue el sueco Ronnie Hellstrom, y su gesto no pasó inadvertido. Alto, rubio, sobresalió entre las mujeres que, con pañuelos blancos en la cabeza, pedían en Plaza de Mayo por la aparición con vida de sus hijos y nietos. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Otro fue el arquero holandés Jongbloed, que –sin llegar a intervenir- también asistió a algunas ruedas de Madres y Abuelas. Y el ejemplo más contundente lo dio el plantel de Holanda, quien tras perder la final se fue directamente a los vestuarios y se negó a recibir las medallas del segundo puesto de manos de los genocidas, presentes en el Monumental y en la ceremonia de premiación.


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artillero de la Copa del Mundo Argentina 78. Sin jugadores de Boca Juniors El plantel que conformó el ‘Flaco’ César Luis Menotti para disputar el Mundial argentino contenía al menos dos curiosidades. La primera: no había jugadores que, en ese momento, estuvieran actuando en Boca Juniors. Había cinco de River Plate; cuatro de Independiente; tres de Huracán y Talleres de Córdoba; dos de Racing Club y San Lorenzo; y uno de Newell’s Old Boys de Rosario y Valencia de España (el goleador y figura, Mario Alberto Kempes). La cuenta da 21. El jugador número 22 consiste en la curiosidad restante: era Alberto Tarantini, en aquel entonces… jugador libre. El bigote maldito Llevaba dos años sin vestir la camiseta argentina. Durante la fase inicial salió a la cancha con un notorio bigote, pero a medida que pasaban los partidos no podía gritar un gol. Fue 2-1 ante Hungría y nada. Fue 2-1 a Francia y nada. Fue 01 contra Italia y nada. Fue entonces que sus compañeros lo convencieron: “Sacate ese bigote”. Y Mario Alberto Kempes, el único integrante del plantel de la Argentina que no jugaba en el país (lo hacía en el Valencia de España, del que es aun hoy uno de los máximos ídolos de la historia), cortó finalmente su sequía en la red contraria. El cordobés de Bell Ville salió afeitado a jugar contra Polonia en Rosario y no solamente hizo los dos goles de la victoria, sino que fue protagonista de una jugada clave: como el mejor de los arqueros sacó una pelota en la línea y Ubaldo Matildo Fillol, el “Pato”, detuvo el penal posterior (ejecutado por Deyna). Ante Perú, el “Matador” se anotó con dos de los seis goles; y en la final contra Holanda marcó otro ‘doblete’. Con seis tantos, así, Kempes se convirtió en el máximo

Las monedas del Mundial 78 La realización del primer Mundial en la Argentina significó para muchos, y aun en aquellas circunstancias, la realización de un viejo anhelo: el país se había postulado en distintas oportunidades y la respuesta, hasta 1978, había sido siempre decepcionante. Una de las maneras de conmemorar el torneo fue con monedas alusivas, una medida inédita en la historia de los Mundiales. La serie consistía en seis monedas de curso legal, emitidas por el Banco Central de la República Argentina, que iban desde los 20 hasta los 3.000 pesos. Estaban realizadas en una aleación de cobre, aluminio y níquel, en las cuales se podía observar el logo del torneo. Gemelos goleadores René y Willy Van Der Kerkhof nacieron el 16 de septiembre de 1951 en Helamond, Holanda. Ambos jugaron los siete encuentros con el seleccionado de su país en el Mundial en tierras argentinas. Conquistaron un gol cada uno: Willy en la victoria 5-1 sobre Austria; René, en el 2-2 con Alemania Federal (ambos segunda fase). Son los únicos gemelos en la historia en disputar la final de un Mundial. Y aunque también habían formado parte del plantel de ‘La Naranja Mecánica’ en Alemania 1974, en el partido decisivo de aquella cita solamente estuvo René (delantero), quien ingresó en el inicio del segundo tiempo en reemplazo de Rob Resenbrink. Francia… de Mar del Plata La Selección Argentina había atravesado una situación


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similar en el Mundial de Suecia de 1958, cuando, por las posibles confusiones que podía ocasionar la similitud de su camiseta con la del rival (Alemania Federal), y por no contar con ropa alternativa, debió recurrir a un préstamo: casacas amarillas del club Malmoe. En 1978 le tocó a Francia. El 10 de junio, en el estadio Minella de Mar del Plata, los galos llevaron un solo juego de camisetas muy similares a las de su rival, Hungría. Y debieron recurrir a la ayuda de un club local, Kimberley (de participaciones varias en los viejos Nacionales), que les prestó sus camisetas a bastones verdes y amarillos. Eso sí: fueron pocos los jugadores franceses en los que coincidieron los números de la camiseta y el pantaloncito. El cambio le dio suerte: Francia se impuso 3-1 y cosechó, tras dos derrotas, su única victoria en el Mundial argentino. Premio Fair Play La anécdota sirve también para acentuar las sospechas sobre complicidades entre autoridades, gobierno y organizadores: al tiempo que en nuestro país la dictadura cívico-militar desaparecía, torturaba y asesinaba a miles de compatriotas, la FIFA le entregó a la Selección Argentina el ‘Premio Fair Play’ (Juego Limpio), por ser el equipo con menor cantidad de amonestados y expulsados. Una visita inoportuna… ... fue la que realizó el secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger, quien estuvo durante los últimos días del Mundial. Se hizo presente en Rosario, cuando en el estadio de Central la Argentina venció a Perú por 6 a 0; y en el encuentro por la final, en River, donde se consagró sel seleccionado nacional. ¿Tanto le gustaba el fútbol? Quién sabe. Lo cierto es que

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su visita estuvo relacionada con su perverso Plan Cóndor, una perversa orquestación de persecución y muerte aplicada por las dictaduras de los países americanos del Cono Sur. El gol número 1000 Argentina 78 fue escenario de la conquista del gol número 1.000 en la historia de los Mundiales: fue obra del holandés Rob Resenbrink, de penal, el 11 de junio en el estadio de Mendoza, a los 34 minutos del primer tiempo del partido que –por la fase inicial-, su equipo perdía contra el seleccionado de Escocia por 3 a 2. Resenbrink, apodado “El dormilón” por sus compañeros (y que había anotado los tres goles en el triunfo del debut contra Irán), estuvo a punto también de pasar a la historia por una jugada muy recordada: pocos minutos antes del cierre de la final ante la Argentina, y con el partido empatado 1-1, estrelló un remate en el palo derecho del arco que defendía el ‘Pato’ Ubaldo Matildo Fillol. Pero eso, fue palo, y en el tiempo suplementario los argentinos lograron dos goles para la victoria 3-1 y su primera corona mundial.


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ESPAÑA 1982 XII Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Alicante, Barcelona, Bilbao, Elche, Gijón, La Coruña Madrid, Málaga, Oviedo, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vigo y Zaragoza. Participantes: Argentina, Brasil, Chile, Perú, El Salvador, Honduras, Alemania Federal, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Escocia, España, Francia, Hungría, Inglaterra, Irlanda del Norte, Italia, Polonia, Yugoslavia, Unión Soviética, Argelia, Camerún, Kuwait y Nueva Zelanda. Campeón: ITALIA. Subcampeón: ALEMANIA FEDERAL. Final: Italia 3 – Alemania Federal 1. Goleador: Paolo Rossi (Italia), 6 tantos.

Mucho ruido y pocas nueces La conquista del título en 1978 le dio a la Selección Argentina la clasificación directa al Mundial de España de 1982 (medida que se eliminó muchos años después). Por segunda vez en la historia, y luego de que el ‘Toto’ Juan Carlos Lorenzo lo hiciera en Chile 62 e Inglaterra 66, Argentina tuvo un mismo entrenador durante dos Mundiales seguidos: César Luis Menotti. Y el ‘Flaco’ llevó un plantel de lujo, candidato a todo. A la base del 78 le agregó nada menos que a Diego Armando Maradona y a Ramón Díaz, integrantes del seleccionado juvenil que había deslumbrado en su coronación en Japón 1979. Sin embargo, la actuación argentina fue frustrante. Asomó lo que sería una decepción en el debut (0-1 ante Bélgica), y luego fue eliminada en la segunda fase (triangular ante Italia y Brasil). Dos de Europa… y Brasil España 82 fue el segundo Mundial en el que la Argentina recibió más cantidad de derrotas: tres. Primero ante Bélgica (0-1), luego con Italia (1-2) y finalmente ante Brasil (1-3).

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La Copa del Mundo anterior en la que el seleccionado nacional había cosechado idéntica cantidad de caídas fue Alemania Federal 1974, cuando fue derrotada por Polonia (2-3), Holanda (0-4)… y también el equipo brasileño (1-2). Más equipos España, que había perdido la votación ante Inglaterra para la realización del Mundial de 1966, finalmente recibió a la Copa en 1982. Con un “bonus track”: la FIFA elevó la cantidad de seleccionados participantes de 16 a 24 para garantizar una mayor representatividad de los distintos continentes. Aunque, eso sí, estableció un complejo esquema de competencia. Divididos en seis zonas de cuatro, a la segunda instancia pasaron los dos primeros de cada grupo más los cuatro mejores terceros. Y en lugar de desarrollarse una eliminación directa a partir de octavos de final, se decidieron cuatro llaves de tres equipos desde la que salieron directamente los semifinalistas. ¿Un partido arreglado? Al cotejo que llevaron a cabo los seleccionados de Alemania Federal y su similar de Austria se lo conoce como el “Pacto de Molinón”, que fue el estadio de Gijón donde se jugó el encuentro, el 25 de junio, por el Grupo B de la fase inicial del campeonato del mundo. Había un tercero en discordia buscando la clasificación, los africanos de Argelia, y un solo resultado les daba el pase a los octavos a los dos seleccionados europeos: el triunfo 1-0 de Alemania. ¿Cómo terminó el partido? 1-0 para Alemania. El gol lo hizo Horst Hrubesch, a los 11 minutos del primer tiempo. Lo que sucedió luego en el juego fue bochornoso, con los dos equipos prestándose el balón ante el abucheo de los espectadores españoles. Con el tiempo, el defensor alemán


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Hans Peter Briegel fue explícito: “Ese día se hizo trampa para eliminar a Argelia”. A partir de lo sucedido aquella jornada, la FIFA determinó que los dos últimos partidos de cada grupo de la fase inicial de los Mundiales comiencen a la misma hora para evitar suspicacias. Una linda casualidad Diego Armando Maradona marcó su primer tanto en un Mundial en España 1982, ante Hungría, en la victoria de su equipo por 4 a 1. Fue una hermosa ‘palomita’, el 18 de junio en el estadio José Rico Pérez de Alicante, por la segunda fecha del Grupo C. Curiosamente, Maradona había debutado en la Selección mayor de la Argentina justo ante el mismo rival, Hungría, el 27 de febrero de 1977 en la Bombonera de Boca Juniors. El resultado fue goleada del equipo que entonces conducía César Luis Menotti por 5 a 1. Feriado nacional Cuando la selección de Camerún se clasificó por primera vez a un Mundial de Fútbol, España 1982 (fue un 2-1 sobre Marruecos, el 29 de noviembre de 1981), fue tal la felicidad en el país que su presidente de entonces, Abmadou Babatoura Ahidjo, dictaminó que debía celebrarse con un festejo popular: “Feriado nacional”, decretó, y el pueblo salió a las calles para unirse en la euforia. La actuación de Camerún en el certamen fue más que decorosa: tres empates (0-0 con Polonia y Perú, 1-1 ante Italia) en la fase inicial. Y no pasó a segunda ronda solamente por su menor cantidad de goles a favor que los poderosos italianos (dos contra uno). Muchos argentinos desarrollaron una notoria simpatía por el equipo africano a partir de la figura de “Clemente”, el cé-

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lebre personaje creado por el humorista Caloi, que tenía un micro por TV en el que inventaba las canciones de cada seleccionado del Mundial. Y el de los “Leones Indomables” se reprodujo rápidamente entre la gente: “Burumbumbum, Burumbumbum, yo soy el hincha, de Camerún”. De tan poco a tanto El campeón de España 82 fue Italia, tras vencer en la final a Alemania Federal por 3 a 1, y de aquel partido se recuerda una jugada puntual: el “mejor festejo de un gol” en la historia de los Mundiales, protagonizado por Marco Tardelli, quien luego de poner el 2-0 en el marcador emprendió una carrera alocada por el campo de juego y dejando traslucir en el rostro una emoción inigualable. Pero del campeón hay que decir también lo siguiente: la suerte estuvo de su lado. Porque en la fase inicial no pudo cosechar ni una victoria (tres empates, 0-0 con Italia, 1-1 con Perú y Camerún); y si pasó a la instancia siguiente, lo ya mencionado, fue solamente porque hizo un gol más que el seleccionado africano. Después recuperó su mejor imagen y, antes de llegar al encuentro decisivo, en la segunda fase venció a la Argentina (2-1) y por 3-2 a Brasil, el que era considerado gran candidato a la corona. El goleador ‘a rayas’ Ese Italia 3 – Brasil 2, el 5 de junio en el estadio Sarría de la ciudad de Barcelona, también pasó a la historia por otro dato: el delantero “azzurro” Paolo Rossi fue el primer jugador (y hasta ahora único) que le marcó tres tantos a los brasileños en un solo partido. Paolo Rossi, también conocido como “Cara de ángel” o “Pablito”, debutó de adolescente en la Cattólica Virtus de Florencia y fue pieza fundamental en la consagración italiana en el


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Mundial español, convirtiéndose en el máximo artillero del certamen con seis tantos. Pero la vida de Rossi tuvo una página oscura: en 1980 había sido inhabilitado por tres años por la Federación Italiana de Fútbol por participar en apuestas clandestinas sobre partidos de la liga itálica. La sanción, luego de una apelación, quedó reducida a dos años y Rossi pudo volver justo para el Mundial. Y aunque recibió durísimas críticas de la prensa nacional por su “falta de forma” tras la primera rueda, los hizo callar con su actuación posterior. ¡Ah! Por su participación en apuestas clandestinas, Rossi también recibió una condena de un año y medio de prisión en suspenso. No jugamos más Parecía una escena de cualquier partido infantil en un potrero, cuando el dueño de la pelota se enojaba, se iba a su casa y dejaba la cuestión sin terminar. Sucedió el 21 de junio en el estadio José Zorrilla, de Valladolid, por la segunda fecha de la zona D de la fase inicial. Francia le ganaba a Kuwait por 3 a 1 y, a los 30 minutos del segundo tiempo, Alain Giresse aumentaba la cuenta gala a 4. Entonces ocurrió lo inesperado: el jeque kuwaití Fahad Al-Ahmed, príncipe heredero y presidente de la Federación de fútbol del país, entró al campo de juego para insultar al árbitro del encuentro, el ruso Miroslav Stupar. ¿El motivo? Según el jeque, debía anular el gol porque desde la tribuna se había hecho sonar un silbato que confundió a los defensores de su seleccionado. “Lo anula o nos vamos de la cancha”, repetía AlAhmed con gestos ampulosos. Y Stupar tomó una determinación insólita: anuló el gol e hizo reanudar el juego con un pique en el medio de la cancha. No sirvió de mucho. Francia marcó más tarde su cuarto tanto (Bossis) y Kuwait terminó quedando eliminado en lo que

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fue su primera y única participación en la historia de los Mundiales. El árbitro Stupar fue suspendido de por vida por la FIFA, y el jeque Al-Ahmed, que recibió entonces una multa de 10.000 dólares, murió en 1990, defendiendo el palacio real de su país ante una invasión armada de las fuerzas militares de Irak. El primer penal errado en una final Italia salió campeón de España 82 –un resultado inesperado a juzgar por lo que había mostrado en la fase inicial-, como ya fue relatado, pero antes se sometió a un sufrimiento inesperado. Porque a los 22 de juego, y con el encuentro empatado sin tantos, Antonio Cabrini se convirtió en el primer jugador en desperdiciar un tiro penal en la final de un Mundial. Paolo Rossi, Marco Tardelli y Alessandro Altobelli lo redimieron, y Cabrini (lateral izquierdo, ex Cremonese, Atalanta y Juventus, entre otros) pudo dormir tranquilo… y campeón del mundo.


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MEXICO 1986 XIII Campeonato Mundial de fútbol Sedes: México DF, Toluca, Querétaro, Irapuato, León, Puebla, Guadalajara, Monterrey y Nezahualcoyotl (Neza). Participantes: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Canadá, México, Alemania Federal, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Escocia, España, Francia, Hungría, Inglaterra, Irlanda del Norte, Italia, Polonia, Portugal, Unión Soviética , Argelia, Marruecos, Corea del Sur e Irak. Campeón: ARGENTINA. Subcampeón: ALEMANIA FEDERAL. Final: Argentina 3 – Alemania Federal 2. Goleador: Gary Lineker (Inglaterra), 6 tantos.

El gol del siglo “La va a tocar para Diego: ahí la tiene Maradona; lo marcan dos, pisa la pelota Maradona. Arranca por la derecha el genio de fútbol mundial, y deja el tercero ¡y va a tocar para Burruchaga! Siempre Maradona... ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-tata-ta-ta-ta-ta... ¡Goooooolll!! ¡Goooooolll! ¡Quiero llorar! ¡Dios santo! ¡Viva el fútbol! ¡Golaazo! ¡Diegooooo! ¡Maradooona! ¡Es para llorar, perdonenme! Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos, barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste? Para dejar en el camino tanto inglés, para que el país sea un puño apretado, gritando por Argentina... Argentina dos; Inglaterra cero. ¡Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona! Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2-Inglaterra 0”. Así lo relató el uruguayo Víctor Hugo Morales. Fue el segundo gol de Diego Armando Maradona sobre Inglaterra, el 22 de junio de 1986 por los cuartos de final del Mundial de México, en el estadio Azteca del Distrito Federal. Junto con el título tras la victoria sobre Alemania Federal, el momento más recordado de aquel certamen.

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La conquista del mejor jugador de fútbol de toda la historia fue calificada como “El gol del siglo” en 2002, en una encuesta realizada durante el Mundial de Corea-Japón y de la que tomaron parte más de 340 mil personas de 151 países. Dos campeones que nunca jugaron El plantel que, de la mano de Bilardo, se consagró campeón del mundo en México 86 contiene una curiosidad: dos de sus integrantes no jugaron nunca, ni siquiera en un partido amistoso. Uno fue el tercer arquero, Héctor Zelada. El otro, el puntero izquierdo Sergio Almirón. Qué paradoja, uno había surgido de las inferiores de Rosario Central y el otro, el delantero, de su clásico rival, Newell’s Old Boys. Un cambio de escenario La sede original para la organización del Mundial del 86 era Colombia, tal como había sido definido por la FIFA en 1970 y ratificado en 1972 y 1974. Sin embargo, seis años antes de la cita, en 1980, el presidente colombiano, Julio César Turbay Ayala, entendió que el país no estaba en condiciones de afrontar las obras necesarias sin la ayuda de empresas privadas. Hubo incertidumbre y finalmente, en 1982, la FIFA le sacó la sede a los colombianos y se la entregó a México, que se convirtió en el primer país en la historia en recibir la fase final de dos Mundiales, tras el desarrollo de lo que había sido la Copa de 1970. De este modo, el estadio Azteca (inaugurado el 20 de mayo de 1966 y remodelado en 1985, con capacidad para 105 mil espectadores) se transformó en el primero en recibir dos finales: la que en el 70 Brasil le ganó a Italia por 4 a 1; y la del 86, consagración argentina con un 3-2 a Alemania Federal. Mundial en peligro II Había sucedido en Chile, organizador del Mundial 62, y


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volvió a ocurrir en México: meses antes del inicio del certamen, el 19 de septiembre de 1985, el país fue azotado por un violento terremoto que dejó más de 25 mil víctimas fatales. El escenario nacional mexicano fue desolador, sobre todo en el sur y centro de su territorio, y solo la extrema voluntad de los organizadores, con el apoyo de la FIFA, logró poner todo en buenas condiciones para recibir, al año siguiente, la cita futbolística. Un campeón sin club ¿Habrá sido una cábala? Quien sabe. Lo cierto es que, como lo había hecho César Luis Menotti en el plantel campeón de Argentina 78, Carlos Salvador Bilardo incluyó en su convocatoria a un jugador que, al momento del Mundial 86, no tenía club. En el 78 había sido el ‘Conejo’ Alberto Tarantini, marcador de punta izquierdo. Ahora se trató de José Luis Brown, zaguero central surgido en Estudiantes de la Plata, quien en marzo del 86 había quedado en libertad de acción de Deportivo Español. Brown, ex Boca Juniors y Racing de Avellaneda, no lo defraudó. Fue una de las figuras defensivas a lo largo del certamen y no solo eso: en la final ante Alemania marcó, de cabeza, el primer gol. La titularidad de Brown relegó a Daniel Passarella, el ‘Gran Capitán’, a quien muchos señalaban como fundamental en el ‘team’. El único “bi” México 86 dejó también al único jugador argentino en consagrarse “bicampeón” del mundo: el Gran Capitán, Daniel Alberto Passarella. Uno de los defensores más goleadores en la historia del fútbol del planeta, ex entrenador y ex presidente de River Pla-

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te, Passarella había llevado la cinta en Argentina 78 y fue factor fundamental en la clasificación del seleccionado para la segunda Copa mexicana, con una “guapeada” que, culminada por Ricardo Gareca, logró el empate ante Perú, 2 a 2, en lo que fue el último partido de las Eliminatorias Sudamericanas. Un problema estomacal le impidió llegar en plenitud a México 86. Cuando se recuperó, su sitio en el equipo titular ya estaba muy bien ocupado por el “Tata” José Luis Brown. Y el DT, Carlos Salvador Bilardo, finalmente no le dio minutos a lo largo del certamen. La roja más rápida del Oeste Los hinchas argentinos lo recuerdan por su paso por Deportivo Español y su excelente pegada. En la historia de los Mundiales, José Batista quedó ligado a un detalle menos grato: una de las expulsiones más veloces que se hayan visto. En su caso, por una fuerte (y prematura, por cierto) entrada contra un rival. Fue a los 56 segundos del partido que Uruguay empató sin goles ante Escocia, el 13 de junio en el estadio del Neza, por el Grupo E de la fase inicial del certamen. El árbitro: el francés Joel Quiniou. El primer técnico expulsado A otro sudamericano le corresponde también un triste récord de México 86: el del primer director técnico expulsado en la historia de los Mundiales de fútbol. Fue Cayetano Ré Ramírez, entrenador del seleccionado de Paraguay, a quien el árbitro búlgaro Bugdan Dotchev envió a los vestuarios antes de tiempo en el partido que su equipo empató 2 a 2 ante Bélgica, en el estadio Nemesio Diez (Toluca), por el Grupo B de la fase inicial del campeonato. Antes de ser técnico, Ré habia sido un interesante delantero que pasó, entre otros, por el poderoso Barcelona de España en los 60.


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La mascota y la canción Para esta edición del Mundial, el segundo que organizó en la historia, México eligió como mascota oficial a ‘Pique’, un chile jalapeño (especia tradicional del país, como un ají picante) vestido de futbolista, una pelota, un sombrero típico y un gran bigote. La canción, en tanto, se llamó ‘México 86, el mundo unido por un balón’, del artista nacional Juan Carlos Abara. Las estampillas del campeón Para Argentina 78, como fue contado, se hicieron monedas alusivas. Para México 86, los coleccionistas tuvieron otro objeto de culto: estampillas recordatorias realizadas de lo que fue el título del mundo obtenido por el seleccionado conducido por Bilardo. La confección de los sellos postales corrió por cuenta del Correo Argentino. Fueron impresas a finales de ese mismo 86 y salieron a la venta recién en febrero de 1987. La imagen dominante en la mayoría de las estampillas, claro, era la de Diego Maradona. El inglés del gol Por primera vez en la historia de los Mundiales -a pesar de que son los inventores del fútbol-, un jugador inglés logró consagrarse como el máximo artillero del certamen. Fue Gary Winston Lineker, nacido en Leicester, con seis tantos (entre ellos uno a la Selección Argentina, 1-2, por los cuartos de final). El promedio le dio más de un tanto por partido, ya que jugó cinco fechas hasta la eliminación. Por tercera vez consecutiva, además, el goleador del Mundial alcanzó la cuenta de seis tantos, después del argentino Mario Kempes (1978) y el italiano Paolo Rossi en España 1982. Lineker, hoy comentarista deportivo, jugó en Leicester, Everton, Barcelona FC de España, Tottenham Hotspur y finali-

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zó su carrera en el Nagoja Grampus Eight del fútbol de Japón. Cuestión de cábalas Si algo caracterizó al seleccionado argentino durante su paso por el Mundial mexicano, y especialmente al cuerpo técnico encabezado por Carlos Salvador Bilardo, fueron las cábalas. El del 86 resultó, en efecto, un plantel muy supersticioso. Por ejemplo, cada día, el primero en salir a la cancha (entrenamiento o partido) era el utilero, Tito Benros. Y el volante Carlos Tapia debía afeitarse religiosamente cada mañana. Luego, en los traslados, en la primera fila del micro debían sentarse Bilardo (contra la ventanilla), y a su lado el ayudante Carlos Pachamé. Y, aunque de esto no hay certezas ni confirmaciones de que se tratara de una cábala, el “Narigón” repitió el mismo cambio durante los primeros cuatro partidos de Argentina en el Mundial: el de Julio Olarticoechea en lugar del “Checho” Sergio Batista. Ocurrió en la victoria 3-1 sobre Corea del Sur (30 minutos del segundo tiempo), en el 1-1 con Italia (14 minutos del complemento), en el 2-0 a Bulgaria (entretiempo) y en el 1-0 contra Uruguay (a solo cinco minutos de la finalización del partido). La historia se cortó en cuartos de final, victoria 2-1 sobre Inglaterra, cuando tanto el “Vasco” como el “Checho” integraron la formación titular, y así permanecieron hasta la consagración contra Alemania Federal. Dos minutos de gloria Marcelo Trobbiani fue un eficaz número cinco que se inició en las divisiones inferiores de Boca Juniors, llegando a ser una de las figuras mas promisorias de principios de los 70 del fútbol nacional. Tuvo la particularidad de debutar en la Selección Argentina antes que en su club, ya que integró el conjunto que disputó el recordado triunfo sobre Bolivia en la altura de La Paz,


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por 1 a 0 en 1973, para lograr la clasificación al Mundial de Alemania. Pero con los años y su dilatada trayectoria, sobre todo en el fútbol español, fue mutando de puesto hasta convertirse en número 10. Y en el Mundial de México 1986 tuvo sus dos minutos de gloria. Fue, precisamente, en la final contra los alemanes. Cuando el reloj marcaba los 90 minutos, y solo restaba el tiempo adicionado, Bilardo lo mandó a la cancha en reemplazo de Jorge Burruchaga, que había anotado el tercer gol del seleccionado nacional.

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ITALIA 1990 XIV Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Bari, Bologna, Cagliari, Florencia, Génova, Milan, Nápoles, Palermo, Roma, Turín, Udine y Verona. Participantes: Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay, Estados Unidos, Costa Rica, Alemania Federal, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Escocia, España, Inglaterra, Irlanda, Italia, Holanda, Rumania, Suecia, Unión Soviética, Yugoslavia, Camerún, Egipto, Emiratos Arabes Unidos y Corea del Sur. Campeón: ALEMANIA FEDERAL. Subcampeón: ARGENTINA. Final: Alemania Federal 1 - Argentina 0. Goleador: Salvatore Schillaci (Italia), con 6 tantos.

Dos veces la misma piedra En aquellos tiempos, la FIFA le daba al campeón de un Mundial la clasificación directa al siguiente. Argentina, que levantó la Copa en México 86, entró así a Italia 90 sin necesidad de pasar Eliminatorias. Pero el debut no fue bueno: el 8 de junio, en el estadio Giuseppe Meazza de Milan y por el partido inaugural del certamen, el equipo de Carlos Salvador Bilardo cayó 1-0 ante Camerún, gol de Francois Oman Biyic a los 22 minutos del segundo tiempo. La situación remitió a lo sucedido ocho años antes, cuando en la inauguración de España 82, Argentina, que también llegaba como campeón mundial (78), perdió 1 a 0 ante Bélgica. De ese partido debut ante los africanos quedaron varias postales inolvidables: el delantero Abel Balbo jugando de marcador izquierdo, la insólita suplencia de Claudio Paul Caniggia (entró en el complemento) y el juego brusco de Camerún ante la pasividad del árbitro francés Michel Vautrot, quien tardó en tomar ‘cartas en el asunto’ con las expulsiones a André Kana Biyic y Benjamin Massing.


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¿Cómo cuidar a Maradona? Diego Armando Maradona tuvo varios inconvenientes físicos antes, durante y después del Mundial de 1990, lo que fue una preocupación para el plantel médico de la Selección Argentina. Antes de comenzar el torneo tuvo un problema con el dedo pulgar de su pie derecho, a causa de las duras competiciones que tuvo que soportar en el campeonato italiano. Los médicos del plantel, así, le colocaron una férula especial, construida con material aeronáutico, que al ser adherido al dedo le alivió una parte del problema. Pero la citada violencia de los jugadores de Camerún en el encuentro inaugural del Mundial le agregó otra lesión en un tobillo, por lo que Maradona debió jugar infiltrado el resto de los partidos en Italia para aguantar los dolores que sufría. Aun maltrecho, aun con apariciones esporádicas, Diego logró conducir al seleccionado argentino hacia una nueva final del mundo. Mala conducta A los tropezones, la Argentina de Bilardo llegó hasta la final del Mundial de Italia 90. Hay momentos memorables como el 1-0 sobre Brasil (octavos de final) luego de recibir una virtual ‘paliza’ en el juego; o el 1-1 contra Italia en las semifinales, en la que las ‘manos mágicas’ del arquero Sergio Goycochea sellaron el pase a la final. Pero, si se trata de números, el seleccionado albiceleste cosechó algunos de los peores de la historia en varios rubros. En goles, por ejemplo: solamente hizo cinco (2-0 a Unión Soviética, 1-1 con Rumania y los mencionados 1-0 a Brasil y 1-1 con Italia), con lo que fue el subcampeón del mundo con menos tantos de los Mundiales. En amonestaciones también: un total de 22 (dos equipos), o sea un promedio de más de tres tarjetas amarillas por

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encuentro. Y, ‘dudoso privilegio’, en expulsiones: Argentina fue el primer equipo de la historia de los Mundiales en recibir una tarjeta roja en la final. Encima, por partida doble. En el 0-1 contra Alemania Federal, el 8 de julio en el estadio Olímpico de Roma (gol de Andreas Brehme, de penal, a los 40 minutos del complemento), el primero en irse antes a las duchas fue el recio defensor Pedro Damián Monzón (20 minutos del segundo tiempo), y luego le llegó el turno al delantero Gustavo “Galgo” Dezotti (a solo tres minutos del pitazo de cierre). ¡Qué pocos goles! Si el fútbol italiano siempre se caracterizó por la fortaleza defensiva de sus equipos y de su seleccionado, el Mundial del 90, desarrollado en sus tierras, no podía apartarse de ese tono. De hecho, fue el Mundial con el peor promedio de goles por partido, apenas 2,21. En 52 encuentros se anotaron 115 conquistas, y hubo, a lo largo del certamen, cinco compromisos que terminaron 0-0: Uruguay-España (grupo E, primera rueda); Inglaterra-Holanda e Irlanda-Egipto (ambos por la segunda fecha de la zona F); por los octavos de final Irlanda-Rumania (los británicos ganaron 5-4 en la definición con tiros desde el punto del penal); y, por cuartos de final, Argentina-Yugoslavia (4-3 en los remates desde los 12 pasos para el equipo conducido técnicamente por Carlos Salvador Bilardo). Te rompo el récord Claudio Paul Caniggia, puntero derecho que por su velocidad y su gran manejo del balón fue uno de los mejores jugadores de la Argentina de los últimos 30 años, tuvo un par de momentos de esplendor durante el Mundial de Italia 90. El primero fue el gol con el que el seleccionado nacional batió a Brasil por 1-0 en el partido de los octavos de final. El otro, el tan-


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to a Italia para el 1-1 en las semifinales, que dio paso al tiempo suplementario y, después, a la definición por tiros penales en el que brillara Sergio Goycochea. Ese gol a los italianos en el San Paolo de Nápoles, justamente, terminó con un récord en la historia de los Mundiales: el del arquero Walter Zenga, que llegó a 517 minutos con la valla imbatida. Aquella semifinal también puede ser recordada por lo que sucedió en la prórroga, cuando el árbitro Michel Vautrot se olvidó de pitar el final de la primera parte y dejó que se extendiera varios minutos más que los 15 pautados: “Me olvidé de mirar el reloj”, explicó, luego de agregar nada menos que… ocho minutos. La tercera fue la vencida En Italia 90, Alemania Federal se sacó el gusto y le hizo justicia al dicho popular “la tercera es la vencida”. No había podido en España 82, cuando cayó en la final ante Italia por 3 a 2. No había podido en México 86, cuando la Argentina le ganó el partido decisivo por idéntico resultado. Pero sí pudo en el certamen en tierras italianas: 1-0 a la selección albiceleste. Fue, por cierto, la única vez en la historia de los Mundiales que se repitieron los protagonistas de la final. El segundo de la lista Con el título conseguido por Alemania Federal en la final ante la Argentina en Italia 90, Franz Beckenbauer se convirtió en la segunda persona en la historia de los Mundiales de fútbol en lograr consagrarse como jugador y como director técnico. El primero de la lista fue el brasileño Mario Lobo Zagallo, quien se coronó campeón siendo jugador en Suecia 1958 y Chile 1962, y como técnico en México 1970. El ‘Kaiser’ Beckenbauer, uno de los mejores jugadores

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de la historia del fútbol –sino el mejor-, había sido campeón siendo el capitán de Alemania Federal en el torneo que organizó su país en 1974. La prohibición a México Italia 90 representó una ausencia llamativa: la de México, que venía de organizar el Mundial previo y solía ser animador y candidato en cada eliminatoria de la Concacaf (América Central). Esta vez, los mexicanos no tuvieron la posibilidad de estar en la Copa italiana por descalificación: la FIFA lo suspendió de todas las competencias internacionales luego del caso conocido como “Los Cachirules”, en el que presentaron documentos adulterados de algunos de los integrantes del seleccionado juvenil en la fase de clasificación para el Mundial Sub 20 Arabia Saudita 89. Aunque en principio la prohibición iba a regir solamente para sus equipos juveniles, la FIFA la hizo extensiva a los mayores por la actitud intransigente y conflictiva de los directivos mexicanos. La mejor canción en la historia de los Mundiales Se llamó ‘Un’estate italiana’ (Un verano italiano). La transcribieron y cantaron Gianna Nannini y Edoardo Bennato. Y, por calidad de interpretación y emoción, está considerada como la mejor canción oficial de un certamen Mundial en la historia. Fue número uno en ventas en los ‘charts’ de Italia y Suiza y segunda en Alemania. Gianna Nannini es una de las artistas pop más influyentes de su país y la hermana de Alessandro, ex piloto de Fórmula 1 Internacional. Mientras tanto, la mascota de Italia 90 fue “Ciao”, una especie de muñeco futurista con los colores italianos y, también inédito en la historia, con patrocinador propio: la firma fotográfica japonesa Fuji.


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Camerún, para la historia Más allá de aquella cierta dosis de violencia empleada en el debut con triunfo sobre Argentina, Camerún –de juego atildado y búsqueda ofensiva- se ganó un lugar en la historia: fue el primer seleccionado africano en llegar a los cuartos de final de un Mundial. Luego de superar al conjunto albiceleste se impuso a Rumania por 2 a 1 y pasó a los octavos de final a pesar de la goleada 0-4 ante la Unión Soviética en el cierre de la fase inicial. En octavos de final su víctima fue Colombia, 2 a 0, choque del que se recuerda un grosero error del arquero René Higuita: quiso eludir al veterano Roger Milla, quien le robó el balón y anotó el segundo tanto de su equipo para ‘liquidar’ el pleito. Y su camino se detuvo en cuartos de final, ante Inglaterra, en uno de los mejores partidos que dejó aquel certamen. Camerún lo perdía 0-1, lo dio vuelta 2-1 y siete minutos antes del final, con el pase a semifinales en la mano, se lo empató Gary Lineker. Ya en tiempo suplementario, el seleccionado inglés marcó otro tanto (nuevamente Lineker), y Camerún se volvió a casa. Pero dejó momentos para aplaudir y recordar. Otra grata sorpresa El seleccionado de Costa Rica, que dirigió el serbio Velibor “Bora” Milutinovic (ex DT de San Lorenzo de Almagro, entre otros), dio la nota en el Mundial disputado en Italia, ya que en el primer partido de su grupo derrotó a Escocia por 1 a 0, luego perdió con Brasil ajustadamente por 1 a 0 y, con la victoria sobre Suecia por 2 a 1, consiguió el acceso a los octavos de final del campeonato. En esa instancia cayó sin atenuantes ante Checoslovaquia, 4 a 1, pero su cosecha ya había sido más holgada de lo previsto. Milutinovic, por su parte, afianzó después su rol de tro-

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tamundos. Dirigió en cinco Mundiales: a México en el 86, a Costa Rica en el 90, a Estados Unidos en el 94, a Nigeria en el 98 y a China en 2002. Las locuras de Bilardo Carlos Salvador Bilardo fue uno de los técnicos que llevo a la cima del Mundo al fútbol argentino. Pero antes, durante y después de las competiciones fue duramente criticado por sus estrategias de juego. Para evitar agresiones, de ese modo, Bilardo tenía una táctica: en su ‘eterna’ casa del barrio de Flores ponía un cartel de “Se Vende” antes de algunos encuentros importantes del seleccionado; y, si el resultado no era el esperado, lo cambiaba por uno de “Vendido”. Personaje singular, de Italia 90 quedó también la “anécdota del bidón” en el partido ante Brasil. En el segundo tiempo del encuentro por los octavos de final, y en pleno asedio brasileño, el juego se paró por la lesión de un jugador argentino. Fue entonces cuando entraron los colaboradores de Bilardo y también Branco, lateral brasileño, a pedir un poco de agua. Los ayudantes de Bilardo, gentiles, le dieron agua de un bidón del que nadie más tomó. Y Branco, dijo después, comenzó a sentirse tan mareado que ya no pudo estar a pleno en el partido. El resultado fue 1-0 para Argentina, gol de Caniggia. Y la historia del bidón, ni confirmada ni negada, merece una página en la historia. Un Mundial con cuatro arqueros Iban apenas 11 minutos del partido entre la Argentina, que buscaba recuperarse de la derrota inicial contra Camerún, y la Unión Soviética. Y una jugada ofensiva de los europeos derivó en un golpe duro para los de Carlos Bilardo: el arquero Nery Pumpido, por un choque con Julio Olarticoechea, sufrió


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la fractura de la tibia y el peroné y se quedó afuera del Mundial. El destino quiso después que su reemplazante, Sergio Goycochea, se constituyera en el gran héroe del acceso de la Argentina a la final, tras detener dos tiros en la definición por penales con Yugoslavia (cuartos de final) y otros dos ante Italia en el encuentro por las semifinales. La cuestión es que por la baja definitiva de Pumpido, la Argentina logró que la FIFA le permitiera citar a otro arquero: la convocatoria recayó en Angel David Comizzo, que se sumó a Goycochea y al ahora primer suplente, Fabián Cancelarich. Comizzo y Cancelarich, subcampeones del mundo, nunca jugaron siquiera un partido amistoso con el seleccionado argentino. El corazón partido Diego Maradona llegó al Mundial como máximo ídolo de la historia para los hinchas del Napoli, al que había arribado aproximadamente seis años antes. Paradojas del destino, el escenario del partido por las semifinales ante Italia fue justamente el napolitano San Paolo. Allí, los “tifosi” del equipo ‘celeste’ tuvieron el corazón partido y lo dejaron de manifiesto en una bandera que resultó casi un pedido de disculpas: “Diego, Nápoles te ama, pero Italia es nuestra patria”.

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ESTADOS UNIDOS 1994 XV Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Los Angeles, Detroit, San Francisco, Boston, Nueva Jersey, Orlando, Chicago, Dallas y Washington DC. Participantes: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Estados Unidos, México, Alemania, Bélgica, Bulgaria, España, Grecia, Irlanda, Italia, Noruega, Holanda, Rumania, Rusia, Suecia, Suiza, Camerún, Marruecos, Nigeria, Arabia y Corea del Sur. Campeón: BRASIL. Subcampeón: ITALIA. Final: Brasil 0 – Italia 0 (3-2 en definición por penales). Goleador: Oleg Salenko (Rusia), con 6 tantos.

‘Me cortaron las piernas’ El proceso clasificatorio para el Mundial de los Estados Unidos 94, luego del subcampeonato en el 90 y ahora con Alfio “Coco” Basile en reemplazo de Carlos Salvador Bilardo en la dirección técnica, estuvo marcada por derrotas inesperadas y polémicas. El ciclo de Basile había comenzado de la mejor manera, incluyendo dos Copa América (Chile 91 y Ecuador 93), pero la racha invicta de 33 partidos se detuvo en Barranquilla, Colombia, por la tercera fecha de las Eliminatorias, y luego sobrevino la “hecatombe”. Porque en el Monumental de River Plate, y por la última jornada del camino clasificatorio para el Mundial, la Argentina fue goleada 5 a 0 por Colombia y la hinchada coreó a pleno el nombre de Diego Armando Maradona, que había vuelto de una suspensión por doping pero mantenía una polémica verbal con Basile. El DT tuvo que ceder: citó a Diego para el repechaje ante Australia y, con el empate en la ida y el 1-0 de la revancha, logró un angustioso pase a la fase final del Mundial de los Estados Unidos.


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La aventura comenzó bien: 4-0 a Grecia, 2-1 a Nigeria y un fútbol de alto vuelo. Pero todo se derrumbó de un golpe: Maradona dio positivo en el análisis antidoping del partido con los africanos, y el seleccionado no se pudo reponer del golpe. Fue 0-2 ante Bulgaria y 2-3 y eliminación contra Rumania por los octavos de final. De toda aquella situación quedó, para los futboleros, una frase marcada a fuego: “Me cortaron las piernas”, explicó Diego ante la prensa cuando salió a dar explicaciones por lo ocurrido. La mascota, de la Warner Bugs Bunny, el Pato Lucas, Tom y Jerry, Scooby-Doo… de todos ellos y muchos más fue “hermano” el perro Striker, diseñado por los estudios de animación de Warner Bros como mascota del Mundial que se realizó en los Estados Unidos en 1994. Como muchas de las cosas de aquel certamen, Striker, y la canción oficial (Gloryland, ‘Tierra de Gloria’, de Daryl Hall y Sound of Blackness), pasaron inadvertidos. Es que el nivel futbolístico, y la poca repercusión que tuvo la Copa en un país poco afecto al fútbol (o al ‘soccer’, como lo llaman), hizo que el Mundial 94 fuera uno de los menos atractivos de la historia. Nobleza obliga, la organización fue extraordinaria: mérito del abogado Alan Rothenberg, presidente de la Asociación de Fútbol estadounidense y un verdadero apasionado del ‘balompié’. Dos generaciones distintas Toda una vida separaba al jugador más veterano (Roger Milla) del más joven (Rigobert Song) en el plantel de Camerún que intervino en el Mundial 94: exactamente 24 años y 42 días de diferencia. Y a cada uno le corresponde una historia que contar.

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Albert Roger Mook Miller (quien se cambió el apellido a “Milla” para que suene “más africano”, según dijo), nació el 20 de mayo de 1952 en Yaounde, Camerún, y es el jugador más veterano en marcar un gol en los Mundiales. Primero lo hizo en Italia 90, con cuatro tantos a la edad de 38 años; y se superó a sí mismo en el 94, 42 años, con el gol que marcó en la goleada en contra ante Rusia (1-6). Milla, además, el primer jugador africano en disputar tres Mundiales, ya que había debutado en España 82. El récord de Song es menos grato: fue el primer jugador expulsado en dos Mundiales consecutivos. La primera, en este 1994, cuando vio la tarjeta roja por parte del árbitro mexicano Arturo Brizio Carter a los 18 minutos del segundo tiempo de la caída ante Brasil, 0-3. La segunda sería en Francia 98, a los 6 minutos de la segunda mitad del partido que Camerún empató 1-1 ante Chile, el 23 de junio y con el arbitraje del húngaro Lazlo Vagner. El gol número 1.500… … en la historia de los Mundiales fue conquistado por Claudio Paul Caniggia, el 25 de junio en el estadio Foxboro de Boston, cuando marcaba el empate 1-1 transitorio en el encuentro ante Nigeria, por la segunda fecha del Grupo D de la fase inicial del certamen. El choque finalizaría con la victoria 2-1 para la Argentina, con otro tanto del “Pájaro” Caniggia. ¡Por fin! El seleccionado de Bulgaria había participado de Chile 1962, Inglaterra 1966, México 1970, Alemania Federal 74 y México 86, pero no fue hasta Estados Unidos 94 que logró cosechar su primera victoria. Exactamente: seis mundiales y por fin un triunfo. Es verdad: en el Mundial de 1986 había llegado hasta los octavos de final (en los anteriores fue eliminado en pri-


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mera fase), pero lo hizo con dos empates y mucha suerte (entró como mejor tercero). Ahora bien, su “debut triunfal” fue con todo: porque tras el 0-3 ante Nigeria del primer partido, encadenó un 4-0 sobre Grecia, un 2-0 ante Argentina, una victoria por penales sobre México en octavos de final (tras igualar 1-1), un resonante 2-1 ante Alemania en cuartos de final y recién cayó en las semifinales, 1-2 contra Italia. El partido por el tercer puesto fue derrota, 0-4 contra Suecia. Y Bulgaria terminó en un más que digno cuarto lugar. Salenko, el récord del gol Fue la única vez en la historia de los Mundiales que un jugador marcó cinco goles en un mismo partido. Su nombre: Oleg Salenko. Su nacionalidad: ruso. El día: 28 de junio. El escenario: Stanford de San Francisco. El rival: Camerún. El resultado final: victoria de Rusia por 6 a 1. Ese día, Salenko anotó cuatro goles de jugada y el restante de tiro penal. Lo curioso es que, con esos cinco más el tanto que marcó en la caída 1-3 ante Suecia (también desde los 12 pasos), el ruso se convirtió en el máximo artillero del certamen a pesar de haber jugado solamente tres partidos, porque Rusia quedó eliminada en la primera fase. Hubo otro jugador con seis conquistas, el crack búlgaro Hristo Stoichkov, pero la “Bota de Oro” le correspondió al soviético por convertirlos en menor cantidad de minutos disputados. Pobre final La pobreza técnica exhibida a lo largo de la mayoría de los partidos del Mundial 94 tuvo su síntesis perfecta en la final: fue, entre Brasil e Italia, la primera que terminó 0-0 en la historia de los Mundiales. Aquel 17 de julio en el estadio Rose Bowl, de Pasadena (ciudad de Los Angeles), apenas hubo ocasiones de riesgo

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frente a los arcos y la corona se decidió con disparos desde el punto del penal, donde Brasil tuvo más puntería que Italia y se impuso por 3 a 2. En la serie, dos de los mejores jugadores del equipo europeo fallaron su disparo: el defensor Franco Baresi y el volante Roberto Baggio. Brasil, con su cuarto título, mantuvo en alto la bandera de Sudamérica, ya que el resto de los puestos hasta el octavo fueron para seleccionados de Europa: Italia, Suecia, Bulgaria, Alemania, Rumania, Holanda y España. ¿Argentina? Terminó décima. Cambio de arco Si la expresión “cambio de arco” está íntimamente ligada a lo que sucede en el sorteo antes del inicio del partido, o en todo caso a la obligación de los equipos de atacar hacia el lado opuesto luego del descanso, en Estados Unidos 94 cambió totalmente el concepto. Es que el 5 de julio, en el estadio neoyorquino de los Gigantes (equipo de fútbol americano), existió un episodio sin precedentes: en el partido entre México y Bulgaria por los octavos de final del campeonato, Marcelino Bernal, del equipo norteamericano, cayó dentro de su propio arco al intentar defender un ataque rival y se enredó de tal manera en la red que rompió uno de los parantes de la valla. Así que eso fue, literalmente, el cambio de arco: los organizadores debieron reemplazar toda la estructura. Por cierto, no demoraron más de diez minutos. Y el partido siguió hasta los penales, instancia en la que Bulgaria logró la victoria. El primer “Guante de Oro” Por primera vez en un torneo Mundial, se premió al mejor arquero. En esta ocasión el galardón recayó en el guardameta del seleccionado de fútbol de Bélgica, Michel Preud’Homme.


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Su equipo terminó en el undécimo lugar, pero Preud’Homme, a pesar de llegar al metro-ochenta (1,79), logró que su valla cayera en solamente cuatro ocasiones (1-0 a Marruecos, 1-0 a Holanda, 0-1 con Arabia Saudita y 0-3 ante Alemania por octavos de final).

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FRANCIA 1998 XVI Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Burdeos, París, Saint-Etienne, Lens, Lyon, Marsella, Toulouse, Montpellier y Nantes. Participantes: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Estados Unidos, Jamaica, México, Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Escocia, España, Francia, Inglaterra, Italia, Noruega, Holanda, Yugoslavia, Rumania, Camerún, Marruecos, Nigeria, Sudáfrica, Túnez, Arabia Saudita, Corea del Sur, Irán y Japón. Campeón: FRANCIA. Subcampeón: BRASIL. Final: Francia 3 – Brasil 0. Goleador: Davor Suker (Croacia), con 6 tantos.

Argentina, entre debutantes La Selección Argentina, ahora conducida por Daniel Passarella, logró entrar a Francia 98 desde las Eliminatorias Sudamericanas y tuvo suerte en el sorteo: le tocaron tres equipos debutantes, y a los tres logró vencerlos. 1-0 a Japón en el debut (Toulouse), 5-0 a Jamaica (París) y 1-0 a Croacia (Burdeos). El conjunto nacional logró así el pasaje a octavos de final con puntaje ideal y sin goles en contra. En la siguiente instancia superó en definición con tiros desde el punto del penal a Inglaterra (tras empatar 2-2 en el estadio de Saint Etienne, donde la Argentina había hecho base); y quedó eliminado en cuartos al perder 2 a 1 contra Holanda en la sede de Marsella. La posición final del seleccionado de Passarella (quien se alejó del cargo luego del certamen), fue sexto, con diez unidades. Imágenes inolvidables Del paso de la Argentina por el segundo Mundial francés


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quedaron algunas imágenes inolvidables. Una: la expulsión del inglés David Beckham en el encuentro de octavos de final, luego de una falta al “Cholo” Diego Simeone. Otra: el cabezazo del “Burrito” Ariel Ortega al arquero holandés Edwin Van de Sar, en Marsella y por los octavos, lo que le valió la expulsión del encuentro. Orteguita, ídolo de River Plate, se fue así de Francia 98 con el poco feliz récord de sumar a lo largo del torneo dos amarillas y una roja. La del “Burrito” fue una de las 21 expulsiones que se sucedieron a lo largo del torneo, hasta allí récord en la historia de los Mundiales. Francia, segunda parte Con la organización del Mundial 98, Francia se convirtió en el tercer país en recibir dos veces la mayor cita del fútbol internacional: ya lo había hecho 60 años antes, en 1938, cuando se consagró Italia. Los otros países que ya habían llevado adelante el certamen eran México (1970, campeón Brasil; 1986, campeón Argentina); y la propia Italia (1934, lo ganó; 1990, campeón Alemania Federal). “Entrá y hacé el gol” Fue lo que, tal vez, le haya dicho el DT del seleccionado de Dinamarca, Bo Johansson, a su jugador Ebbe Sand cuando lo mandó a la cancha a los 13 minutos del segundo tiempo del partido ante Nigeria, el 28 de junio en el Stade de France de Saint-Denis (París), por los octavos de final del Mundial francés. Y Sand, obediente, lo hizo. Apenas 20 segundos después de reemplazar a Peter Moeller y en su primera intervención con la pelota, marcó un gol, el tercero de su equipo, que terminó ganando por un inobjetable 4 a 1 y se clasificó para los cuartos de final.

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De un Laurent a otro El 13 de julio de 1930, en Montevideo, el francés Lucien Laurent anotó el primer gol en la historia de los Mundiales de fútbol, en el partido que su seleccionado le ganó a México por 4 a 1. Y en 1998, es decir 68 años después, otro Laurent (pero en este caso nombre y no apellido), fue el autor del primer “gol de oro” en la historia de los Mundiales: fue Laurent Blanc, el 28 de junio y por los octavos de final del certamen, para que el equipo galo venciera a Paraguay por 1-0 y accediera a la siguiente instancia. ¿Qué era el ‘gol de oro’? Un sistema que se usó por primera vez en un Mundial: cuando un partido de eliminación directa finalizaba empatado, el equipo que convertía el primer gol en la prórroga era directamente el ganador. Con el tiempo el método fue eliminado por la FIFA y se volvió al viejo esquema de dos tiempos suplementarios de 15 minutos cada uno, y tiros penales de persistir la igualdad. La mascota, otro animal Igual que en dos de las ediciones anteriores (el león Willie en Inglaterra 66, el perro Strike en Estados Unidos 94), el Mundial de Francia 98 llevó un animal como mascota: en este caso se trató de un gallo tricolor (azul, rojo y blanco), al que los fanáticos nacionales –a través de una encuesta- bautizaron Footix. Con la canción original, mientras tanto, los organizadores planearon un golpe de efecto y marketing: llamada “La Copa de la Vida”, fue interpretada nada menos que por el puertorriqueño Ricky Martin, ídolo internacional de la música pop. Muchas “primera vez” y una “última” El Mundial de Francia 98 fue escenario de la “primera vez” en varios aspectos. Entre ellos se pueden destacar los siguientes:


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Fue el primer Mundial con 32 seleccionados participantes, divididos en ocho grupos de cuatro, con clasificación para los octavos de final de los dos primeros de cada uno. Fue el primer Mundial en que se aplicó el sistema de ‘Gol de Oro’ en los partidos de eliminación directa que terminaban empatados. Fue el primer Mundial en que participó Croacia como nación independiente, tras la separación de lo que había sido Yugoslavia. Fue la primera vez que, durante la primera fase, los equipos debían jugar en tres sedes diferentes. Fue el primer título del mundo obtenido por el local, el seleccionado francés, tras vencer en la final a Brasil por 3 a 0. Fue, finalmente, el último Mundial disputado en el Siglo XX. Franceses y brasileños por doquier La final del último Mundial del siglo XX tuvo como protagonistas a los seleccionados de Francia y de Brasil. El resultado fue de 3-0 a favor de los locales (dos conquistas de Zinedine Zidane y una de Emmanuel Petit), que lograron su primera Copa de la historia. Pero hubo franceses y brasileños que participaron del certamen y no estuvieron en la final: para ser más específicos, tres técnicos de uno y tres técnicos de otro que dirigieron otros seleccionados. Por el lado de Francia: Henri Michel (DT de Marruecos), Claude Le Roy (Camerún) y Philippe Troussier (Sudáfrica). Por el lado de Brasil: Carlos Alberto Parreira (Arabia Saudita), Paulo César Carpeggiani (Paraguay) y René Simoes (Jamaica). Ellos se sumaron a Aimé Jacquet y Mario Zagallo, que tuvieron la fortuna de dirigir a los seleccionados de sus países respectivos.

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Así es más lindo el gol La final de Italia 90 se decidió con un tiro penal (Andreas Brehme para el 1-0 de Alemania sobre Argentina). Y la de Estados Unidos 94, a través de remates desde los 12 pasos tras el empate sin goles entre los seleccionados de Italia y Brasil (campeón). Así que fue recién en el último partido de Francia 98, entre el local y los brasileños, cuando se convirtió un gol de jugada en una final desde el que marcara Jorge Burruchaga para el 3-2 de la Argentina sobre Alemania Federal en México 86. El autor esta vez fue el crack Zinedine Zidane, de cabeza tras un tiro de esquina, a los 27 minutos del primer tiempo. Una pizca argentina La primera corona del mundo para Francia en el 98 tuvo al menos una pizca argentina: en el plantel estuvo David Trezeguet, hijo del jugador argentino Jorge Trezeguet. David, figura en el regreso a la Primera División argentina de River Plate, ex extrella de la Juventus de Italia, nació el 15 de octubre de 1977 en Ruan, Francia, a donde llegó su padre para seguir su carrera futbolística luego de cumplir una sanción en la Argentina. Con apenas 20 años de edad y el número 20 en la espalda, David Trezeguet jugó seis partidos en el Mundial 98 y marcó un gol en el 4 a 0 sobre Arabia Saudita por la segunda fecha de la primera fase. Siempre cerca de Dios Nació en la isla Guadalupe, Antillas Francesas, en 1972. Quería ser cura, pero se trasladó a Francia con su madre y sus cuatro hermanos y allí comenzó la práctica del fútbol. Sus primeros pasos fueron como delantero, pero con el tiempo se convirtió en uno de los mejores laterales derechos del mundo.


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Jugó en el Mónaco, en el Parma, en la Juventus y en Barcelona. Aficionado a la lectura, muy formado culturalmente, se negó a tener representante a lo largo de su carrera deportiva. Y en la semifinal del Mundial ante Croacia se sintió más cerca de Dios que nunca: hizo los dos goles para pasar a la final. Ruddy Lilian Thuram Ulien fue campeón y, luego de la Copa, debió retirarse: le detectaron una malformación cardíaca. Un triunfo muy especial La tensión diplomática entre ambos países, existente desde la década del 70, había puesto los ojos del mundo en este partido. El 21 de junio, en el estadio Gerland de Lyon y por la segunda fecha del Grupo F de la primera ronda, los seleccionados de Estados Unidos e Irán salieron a lo que, esperaban todos, sería una guerra. Pero los jugadores de uno y otro lado tuvieron un comportamiento ejemplar y le mostraron al mundo que, en definitiva, era solamente un partido de fútbol. El triunfo fue para Irán, 2 a 1 (el primero de su historia en los Mundiales). Y ambos equipos quedaron eliminados en esa fase inicial (se clasificaron Alemania y Yugoslavia). Eso sí: los futbolistas iraníes fueron recibidos como verdaderos héroes en Teherán por la victoria sobre “el país del mal”.

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COREA DEL SUR-JAPON 2002 XVII Campeonato Mundial de fútbol Sedes en Corea del Sur: Busán, Daegu, Daejeon, Guangju, Incheon, Jeonju, Seogwipo, Seúl, Suwon y Ulsan. Sedes en Japón: Ibaraki, Kobe, Miyagi, Niigata, Oita, Osaka, Saitama, Sapporo, Shizuoka y Yokohama. Participantes: Argentina, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Costa Rica, Estados Unidos, México, Alemania, Bélgica, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, España, Francia, Inglaterra, Irlanda, Italia, Polonia, Portugal, Rusia, Suecia, Turquía, Camerún, Nigeria, Senegal, Sudáfrica, Túnez, Corea del Sur, Japón, China y Arabia Saudita. Campeón: BRASIL. Subcampeón: ALEMANIA. Final: Brasil 2 – Alemania 0. Goleador: Ronaldo (Brasil), con 8 tantos.

Dos son multitud Por primera vez en la historia, la FIFA les dio la organización de un Mundial a dos países: Corea del Sur y Japón. Hubo récord de sedes, 20 (diez por nación); y una cantidad inédita de estadios nuevos. Para la ocasión se construyeron nada menos que 18 escenarios: diez fueron en territorio coreano y los ocho restantes, en el japonés. El primer Mundial del Siglo XXI (y al mismo tiempo el primero en continente asiático) tuvo una final inédita (Brasil contra Alemania) y la mejor posición histórica para dos seleccionados, los de Turquía y Corea del Sur, tercero y cuarto respectivamente. La experiencia “conjunta”, sin embargo, no fue del todo buena. A tal punto, que el presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, se comprometió públicamente a no repetirla jamás. Argentina, decepcionante La Selección Argentina, de la mano del “Loco” Marcelo Bielsa, llegaba con paso seguro y generando altísimas expec-


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tativas. Y en el debut no defraudó: a pesar de la lesión en el calentamiento previo de una de sus figuras, el defensor Roberto Ayala, el equipo nacional superó a Nigeria por 1 a 0, gol de Gabriel Omar Batistuta. Lo que siguió después fue para el olvido: caída ante Inglaterra (0-1, la venganza de David Beckham tras lo que había sido su expulsión cuatro años antes, en Francia 98), y empate 1-1 ante Suecia para decretar la temprana eliminación del certamen asiático. Argentina, de esta manera, finalizó en la 18va posición, una de las peores en sus participaciones en Mundiales. Expulsado sin jugar En cierto sentido, había sido la gran sorpresa de Marcelo Bielsa a la hora de dar a conocer la lista del Mundial: mientras formaba parte del Glasgow Rangers de Escocia (una liga de mediano nivel en la orquesta futbolística internacional), Claudio Paul Caniggia fue llamado para la cita mundialista de Corea del Sur y Japón. Era su tercera intervención en los Mundiales, tras Italia 90 (fue subcampeón) y Estados Unidos 94. Su ausencia en Francia 98 había generado ciertas quejas hacia el entonces DT, Daniel Passarella. Pero lo del “Pájaro” Caniggia en 2002 desembocó en un triste récord: el único jugador de la historia de los Mundiales que resultó expulsado sin jugar siquiera un minuto. Sucedió en el último partido del grupo F de la fase inicial, 12 de junio en Miyagi (Japón) contra Suecia (1-1), cuando el ex jugador de River Plate y Boca Juniors, al finalizar el primer tiempo y como uno de los integrantes del banco de relevos, recibió la tarjeta roja “por un exaprubto” de parte del árbitro árabe Ali Bujsaim. El peor campeón Esa caída ante Senegal marcó, para Francia, un camino

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inédito por lo pobre: fue el campeón defensor de peor actuación en la historia. Porque tras la derrota del debut acumuló un empate sin tantos ante Uruguay y un nuevo traspié, ahora ante Dinamarca, por 0-2. Con un punto en tres partidos se despidió temprano y quedó muy lejos de repetir lo que había hecho cuatro años antes en su propia tierra. El gol más rápido en la historia Corea del Sur-Japón 2002 dejó el gol más rápido en la historia de los Mundiales. Lo conquistó el turco Hakan Sukur, quien anotó a los 11 segundos del choque ante Corea del Sur, por el tercer puesto. Fue el 29 de junio en el estadio coreano Daegu y con su victoria, 3 a 2, Turquía alcanzó su mejor actuación en la Copa del Mundo. Sukur, que luego de abandonar el fútbol fue periodista deportivo y más tarde diputado, dejó atrás en la lista de goles más veloces de la historia de los Mundiales al checoslovaco Vaclav Masek (a los 15 segundos en la derrota 1-3 con México, Chile 62); al inglés Bryan Robson (27 segundos del 3-1 sobre Francia en España 82); al francés Bernard Lacombe (37’’ en el 1-2 con Italia, Argentina 78); y al paraguayo Celso Ayala (52’’ del 3-1 a Nigeria de Francia 98). Si se cuentan las Eliminatorias, el tanto más rápido se hizo… ¡a los siete segundos! El autor: Davide Gualtieri, de San Marino, en el 1-7 ante Inglaterra camino al Mundial de Estados Unidos 94. ¿Y los guantes? Fue una decisión controvertida, sobre todo después de perder 2-0 la final ante Brasil (y el primer tanto llegó tras un error suyo), pero el hecho es que el alemán Oliver Kahn fue elegido “Balón de Oro” al mejor jugador en el Mundial de Corea-


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Japón 2002, distinción que por única vez recayó en un arquero desde su instauración en 1982. En siete cotejos le convirtieron solamente tres tantos: esos dos de la final y el restante, en el 1-1 con Irlanda de la primera rueda. Cuando finalizó el partido decisivo, Khan se sacó sus guantes y se sentó apoyado en el poste izquierdo del arco, apesadumbrado por la derrota. En un momento se paró, se dirigió al centro del campo y, de repente, recordó que había dejado los guantes en el área. Cuando los quiso recuperar, ya era tarde: un simpatizante brasileño había saltado al campo de juego y se llevó los guantes. Un souvenir inigualable del pentacampeonato del ‘verdeamarillo’. Mascotas, animé y una canción de Casero Japoneses y coreanos eligieron como mascotas de su Mundial conjunto a los “Spheriks”, tres muñecos futuristas que le dieron vida a una serie de ‘animé’, tradicional estilo de los cómics orientales. Eran tres: Ato, el entrenador; y dos futbolistas, Mik y Kaz. La canción, Let’s get togheter now, tuvo dos versiones (una para Japón y otra para Corea); y hubo un tercer tema, “Boom”, de Anastacia (cantante y compositora estadounidense). En la Argentina, sin embargo, el certamen en tierras asiáticas fue más promovido con una canción en japonés interpretada por el actor, cantante y humorista nacional Alfredo Casero, Shima Uta (Canción de la isla), de la banda nipona The Boom. El tema fue un hit al punto que Casero ganó tres Premios Gardel y fue incluido por la FIFA en el álbum oficial del Mundial Corea del Sur-Japón 02. Un arbitraje escandaloso… … fue el del ecuatoriano Byron Moreno en el partido que, el 18 de junio en Daejeon y por los octavos de final del certa-

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men, Corea del Sur le ganó a Italia por 2 a 1 para clasificarse a los cuartos. Moreno le anuló un gol a Italia, expulsó injustamente a Francesco Totti (doble amarilla tras considerar que había simulado una falta en el área que en realidad existió) y le dio un penal dudoso al local. Tras la eliminación italiana (equipo al que también le habían anulado goles contra Croacia y ante México), todo el país se unió en un grito de protesta contra el ecuatoriano, y el Parlamento itálico fue mucho más allá: propuso que la Federación abandonara la FIFA. Lo de Moreno (suspendido en su país en reiteradas ocasiones por arbitrajes sospechosos), fue mucho más triste después: en septiembre de 2010 quedó detenido en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, Estados Unidos, acusado de llevar en sus ropas interiores al menos seis kilogramos de heroína. La revancha de Ronaldo Fue uno de los más grandes goleadores de todos los tiempos. Pero necesitaba una revancha: en la final de Francia 98 apenas tocó el balón (la leyenda señala que no estaba en condiciones físicas, pero que debió salir al campo por presión de los patrocinadores); y venía de una grave lesión en la rodilla por la que el DT del Inter de Italia, el argentino Héctor Cúper, pretendió darlo por “terminado”. Ronaldo Luis Nazario de Lima, o simplemente Ronaldo, no se rindió. Llegó con lo justo. Pero la ‘rompió’: fue el goleador del certamen y, con ocho tantos (incluidos los dos de la final ante Alemania), quebró la “seguidilla” de artilleros con seis tantos (desde 1978). Y si no pudo repetir la hazaña de Cafú, con tres finales del mundo consecutivas, fue porque Parreira lo dejó en el banco de suplentes en Estados Unidos 94, cuando solamente tenía 17 años de edad.


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ALEMANIA 2006 XVIII Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Berlín, Colonia, Dortmund, Frankfurt, Gelsenkirchen, Hamburgo, Hannover, Kaiserslautern, Leipzig, Munich, Nuremberg y Stuttgart. Participantes: Alemania, Brasil, Ecuador, Paraguay, Estados Unidos, Costa Rica, México, Trinidad y Tobago, Alemania, Croacia, España, Francia, Inglaterra, Italia, Holanda, Polonia, Portugal, República Checa, Serbia y Montenegro, Suecia, Suiza, Ucrania, Australia, Angola, Costa de Marfil, Ghana, Togo, Túnez, Arabia Saudita, Corea del Sur, Irán y Japón. Campeón: ITALIA. Subcampeón: FRANCIA. Final: Italia 1 – Francia 1 (Italia 5-3 en los penales). Goleador: Miroslav Klose (Alemania), 5 tantos.

“Grave enfermedad deja a Bielsa sin energía” A pesar del fracaso en Corea-Japón 2002, la AFA confirmó al “Loco” Marcelo Bielsa para el siguiente ciclo mundialista, que desembocaría en Alemania 2006. Sin embargo, y luego de obtener la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, el DT renunció. En la conferencia de prensa en la que anunció su partida, varios periodistas no podían desentrañar las razones de tamaña decisión, hasta que el entrenador entabló un diálogo con una periodista: -¿Usted necesita un título? -Sí –le respondió la cronista. -Puede poner ‘Grave enfermedad deja a Bielsa sin energía’. Y así fue el título que usaron algunos diarios del día siguiente. La cuestión es que Bielsa se fue, y el cargo vacante quedó en manos del hasta allí coordinador de los seleccionados nacionales y antes DT de los Juveniles, José Néstor Pekerman.

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Nunca en Primera La llegada de José Néstor Pekerman al seleccionado mayor argentino representó una singularidad: el entrenador nunca había estado al frente de un equipo de Primera. Pekerman había cimentado su carrera como director técnico de Juveniles (Chacarita, Argentinos Juniors, Colo Colo de Chile), y con el Sub 20 nacional consiguió los títulos mundiales de 1995 (Qatar), 1997 (Malasia) y 2001 (Argentina). El gol número 2.000… … en la historia de los Mundiales llegó en Alemania 2006 y fue conquistado por el sueco Marcus Allback, nacido el 5 de julio de 1973 en Gotenburgo, quien anotó a los seis minutos del segundo tiempo del partido que su seleccionado empató 2-2 con Inglaterra. Fue el 20 de junio en Colonia, por el Grupo B de la fase inicial. Y en Alemania 2006 también se jugó el partido número 700 de la historia de los Mundiales: fue el que disputaron los seleccionados de España y Francia, el 27 de junio en Hannover, por octavos de final. El resultado favoreció a los galos por 3 a 1, con goles de Patrick Vieira, Franck Ribery y Zinedine Zidane para el ganador y del recio defensor Carles Puyol para los españoles. El gol más rápido… pero en contra En páginas previas quedó citado el gol más rápido en la historia de los Mundiales, obra de un turco en Corea del SurJapón 2002. Y en Alemania 2006 fue el turno de otro gol más rápido en las Copas del mundo… pero en contra. ¿El autor? Carlos Gamarra, del seleccionado de Paraguay, que batió su propia valla a los tres minutos del encuentro ante Inglaterra (10 de junio en Frankfurt, por el Grupo B de la primera rueda). Mala noticia para Gamarra, el suyo fue el único tanto del partido. Los


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ingleses ganaron 1 a 0. Sobre llovido… mojado Y el pobre de Gamarra, como si fuera poco haberle dado la derrota a su país ante Inglaterra con un gol en contra, en el Mundial de 2006 vio cómo se le esfumaba un récord personal. Porque el paraguayo, sinónimo de Fair Play, había sumado la marca inédita de 383 minutos sin cometer ninguna falta en encuentros internacionales con su seleccionado. Pero en Alemania apareció el zaguero brasileño Lúcio… y lo superó por tres minutos: 386. Lucimar da Silva Ferreira, más conocido como Lúcio y apodado “Caballo”, participó con el seleccionado brasileño en los Mundiales de Corea-Japón 2002, este de Alemania y Sudáfrica 2010. Pasó por los planteles de Bayer Leverkusen, Bayern Munich y el Inter de Italia, donde formó una dupla de zagueros centrales de verdad extraordinaria con el argentino Walter Samuel. Caso curioso En un Mundial, es poco común encontrar selecciones que no hayan sido derrotadas al menos una vez: hasta los campeones, a menudo, sufren una derrota en su camino hacia la gloria. Pero Alemania 2006 dejó el récord de cinco seleccionados que se fueron del certamen sin haber sido batidos, o a los que la eliminación les llegó con definición con tiros desde el punto penal. Fue el caso de Suiza (eliminado por penales por Ucrania en los octavos), Inglaterra (misma suerte contra Portugal en cuartos), Argentina (cayó en la definición desde los 12 pasos ante el dueño de casa, también en cuartos), y los finalistas, Italia y Francia, que en la definición empataron 1 a 1 y debieron recurrir al mismo método para definir al campeón del Mundial en tierras germanas.

Cinco técnicos brasileños Algunos prestigiosos, otros menos reconocidos, Brasil aportó cinco entrenadores en el Mundial de Alemania 2006. Uno fue el del propio “Scratch verdeamarillo”, a cargo de Carlos Alberto Parreira: había sido campeón en Estados Unidos 94 pero esta vez llegó apenas a cuartos de final (perdió ante Francia). El segundo, Portugal, que de la mano de Felipe Scolari (campeón con su seleccionado nacional en Corea del Sur-Japón 2002) arribó a un más que digno cuarto puesto (cayó en las semis con Francia). El tercero resultó Arabia Saudita, dirigido por Marcos Paqueta; el cuarto, Japón, nada menos que con Arthur Antunes Coimbra ‘Zico’; y el quinto y último, Costa Rica, Alexandre Guimaraes. En la recorrida queda clara la expansión internacional de los entrenadores brasileños, con un seleccionado sudamericano, otro de América Central, dos de Asia y el restante de Europa. También los holandeses Como los brasileños, los técnicos holandeses suelen ser requeridos desde distintas partes del planeta, y Alemania 2006 lo reflejó: hubo cuatro en total. Marco Van Basten con la propia Holanda; Guus Hiddink con Australia; Leo Beenhakker con Trinidad y Tobago; y Dick Advocaat con el representativo de Corea del Sur. Orgullo argentino A falta de una mejor actuación del seleccionado, los argentinos tuvimos un motivo de orgullo en el Alemania 2006: lo que fue la participación del árbitro Horacio Elizondo, el primero de nuestro país en dirigir la final de un Mundial. Elizondo ya había tenido a cargo el partido inaugural,


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triunfo del dueño de casa sobre Costa Rica por 4 a 2, y su buena perfomance a lo largo del certamen (más la eliminación del conjunto nacional, una condición indispensable), lo catapultaron a la final entre Italia y Francia, donde protagonizó una de las jugadas más recordadas: la expulsión al crack galo Zinedine Zidane a instancias del cuarto juez. El referí argentino, junto con el mexicano Benito Archundia, fueron los que más dirigieron en el Mundial: cinco cotejos cada uno. La inauguración con más goles de la historia A propósito del primer partido del certamen, dirigido por Elizondo: Alemania 4 – Costa Rica 2 fue el encuentro inaugural con mayor cantidad de goles en la historia de los Mundiales de fútbol. Fue, puede decirse, un encuentro simétrico: cada tiempo terminó 2 a 1 para los dueños de casa. El primero, con goles de Philipp Lahm y Miroslav Klose para Alemania y Paulo Wanchope para Costa Rica. El segundo, con anotaciones de los locales Klose y Torsten Frings y otra vez Wanchope, ex Rosario Central, para los americanos. Así que entre los goles y el inicio de cada uno de los dos períodos, Elizondo hizo sacar del medio un total de ocho veces. Otro gol para la historia Más allá de la eliminación por penales ante Alemania en los cuartos de final, la Selección Argentina –en la que Pekerman había apostado a sus viejos conocidos de la era en Juveniles como Riquelme, Aimar, Sorin y demás-, dejó momentos memorables. Entre ellos la mayor goleada del certamen, 6-0 sobre Serbia y Montenegro por la fase inicial; y, en ese partido, el mejor gol del campeonato, una serie de más de 20 pases que culminó con definición de Esteban Cambiasso.

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El diario inglés The Guardian lo describió de la siguiente manera: “31 mins: Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Ping. Back-heel from Crespo. Cambiasso ... goal!”. Una genialidad. Los otros goles, aquel día, fueron obra de Hernán Crespo, Carlos Tevez, Maximiliano Rodríguez en dos oportunidades y… un tal Lionel Messi, en el que fue su primer tanto “mundialista”. El machete de Lehmann Luego de la auspiciosa primera ronda, y de un triunfo angustioso sobre México en octavos de final, a la Selección Argentina le tocó el dueño de casa, Alemania, en los cuartos. Era triunfo (1-0, gol de Roberto Ayala); fue empate (1-1, Miroslav Klose, a diez minutos del final, después de que el “Pato” Roberto Abbondanzieri dejara su lugar en el arco y por un golpe a Leonardo Franco). Pekerman apostó aquel día a un cambio clásico (Julio Cruz por Hernán Crespo) y llegó a los penales con Lio Messi en el banco. Entonces fue el turno del guardameta alemán Jan Lehmann, quien antes de cada remate argentino en la definición desde los 12 pasos sacaba algo de entre sus ropas. Luego se supo: era un “machete” que le marcaba las habituales inclinaciones de los jugadores de la Argentina a la hora de rematar un penal. La táctica le funcionó: detuvo los disparos de Maxi Rodríguez y de Esteban ‘Cuchu’ Cambiasso y Alemania eliminó a la Argentina.


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SUDAFRICA 2010 XIX Campeonato Mundial de fútbol Sedes: Bloemfontein, Ciudad del Cabo, Durban, Pretoria, Port Elizabeth, Johannesburgo, Nelspruit, Polokwane y Rustenburg. Participantes: Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay, Estados Unidos, Honduras, México, Alemania, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Inglaterra, Italia, Holanda, Portugal, Serbia, Suiza, Australia, Nueva Zelanda, Argelia, Camerún, Costa de Marfil, Ghana, Nigeria, Sudáfrica, Corea del Norte, Corea del Sur y Japón. Campeón: ESPAÑA. Subcampeón: HOLANDA. Final: España 1 – Holanda 0. Goleador: Thomas Muller (Alemania), con 5 tantos.

Maradona, del lado de afuera De la ruta de Argentina hacia el Mundial de Sudáfrica 2010, el primero de la historia en celebrarse en el “continente negro”, hay algunas imágenes eternas, entre ellas las del gol de Martín Palermo en el Monumental ante Perú, bajo una lluvia torrencial. El equipo, a esa altura, ya estaba en manos del mejor jugador argentino de la historia, Diego Armando Maradona. Aunque, tras la salida de José Pekerman, la AFA volvió a convocar a Alfio Basile, a mitad de las Eliminatorias Sudamericanas hubo cambio de DT y la oportunidad fue, por fin y tal como lo reclamaba, para el “Diez”. Argentina logró la clasificación (lo que provocó un recordado cruce de Maradona con periodistas en una conferencia de prensa), y llegó al Mundial con buenas expectativas. Que se cumplieron a lo largo de la fase inicial (1-0 a Nigeria, 4-1 a Corea del Sur, 2-0 sobre Grecia) y también en el cruce de octavos de final: 3-1 contra México. Sin embargo, en el camino albiceleste otra vez se cruzó

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Alemania, y fue goleada en contra: 0-4. En la tabla general del certamen, más allá de este último resultado, Argentina ocupó un buen quinto lugar. Un leopardo, la mascota Un leopardo de nombre Zakumi y con el pelo teñido de verde fue la mascota oficial de la Copa del Mundo que se disputó en Sudáfrica. Su nombre se divide en dos partes: “Za”, por Sudáfrica, y “kumi”, una traducción de “diez” en numerosos idiomas africanos. El tema del Mundial, en tanto, fue interpretado por la colombiana Shakira (esposa del defensor del Barcelona Gerard Piqué). Para la ejecución de Waka Waka, tal el nombre de la canción, la cantante caribeña contó con el apoyo del grupo de afrofusión Fresklyground, formado por siete miembros y originario de Ciudad del Cabo. Por primera vez en Africa El Mundial de 2010 fue el primero en disputarse en continente africano, una deuda que mantenía la FIFA. Hasta ese momento habían sido 10 en Europa (dos en Italia, dos en Francia, dos en Alemania y uno en Inglaterra, Suiza, Suecia y España); siete en América (dos en México y uno en Estados Unidos, Argentina, Brasil, Chile y Uruguay); y uno en Asia, el de 2002, entre Corea del Sur y Japón. Después de Francia 98, en el que se consagró el dueño de casa, Sudáfrica 2010 arrojó un nuevo campeón: España, el octavo. Hasta ese momento los títulos de los habían repartido Brasil (5), Italia (4), Alemania (3), Uruguay (2), Argentina (2), Inglaterra (1) y el ya citado para el seleccionado francés. El único caso España llegó al Mundial sudafricano con el antecedente


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glorioso de la Eurocopa Austria-Suiza 2008 y un juego atildado y brillante de la mano de los cracks del Barcelona Andrés Iniesta y Xavi Hernández. Sin embargo, el primer paso en el certamen de 2010 fue un tropiezo: el 16 de junio, en Durban y por la fecha inicial del grupo H, el equipo conducido por Vicente del Bosque perdió ante Suiza por 1 a 0. El gol fue de Gelson Fernandes, oriundo de Cabo Verde pero llegado al país helvético a los cinco años de edad. Lo que sucedió después es conocido: España recobró la memoria y se coronó por primera vez en su historia. Eso sí: fue el único campeón mundial que comenzó su camino con una derrota. Números y méritos Los españoles también fueron los campeones con menos goles a favor (apenas 8, un promedio de 1,1 por partido); uno de los que tuvo menos goles en contra (2, media de 0,3 por fecha, igual que Francia en el 98 e Italia en 2006); y, en 2010, el que más buscó el arco rival, con un total de 120 remates a lo largo del torneo. Quedó en deuda su eficacia, porque las ocho conquistas representaron solamente el 6,67% de los intentos. Pero le alcanzó para ganar la Copa, y nadie duda de su legitimidad. El arquero Iker Casillas se llevó el Guante de Oro y el equipo, el premio Fair Play. Además fue el primer seleccionado europeo en ganar un Mundial por fuera de las fronteras de su continente. La pelota, un homenaje Jabulani: celebración en lengua Zulú. Así se llamó la pelota utilizada en el Mundial de 2010. Constaba de 11 colores, en representación de los 11 jugadores de un equipo y, también, de los 11 idiomas oficiales que se hablan en Sudáfrica.

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Para la final del certamen, los colores fueron reemplazados por un único dorado, homenaje a Johannesburgo, escenario del partido decisivo entre España y Holanda y llamada Ciudad de Oro. Un rápido adiós Sudáfrica se convirtió en el primer anfitrión de la historia en no pasar la fase inicial del Mundial. Extraño, porque sus resultados no fueron tan malos y, en otras ediciones de la Copa, le habrían alcanzado para avanzar. Debutó con un empate 1-1 ante México; luego perdió sin atenuantes con Uruguay, 3 a 0; y se despidió con un buen 2-1 sobre Francia. No alcanzó los octavos de final porque México, con el que había igualado en puntaje, obtuvo una mejor diferencia de gol. Los hermanos sean unidos… o no A lo largo de este libro se ha hablado de varias parejas de hermanos que integraron distintos seleccionados en la historia de los Mundiales: los gemelos holandeses René y Willy Van der Kerkhof, los alemanes Fritz y Ottmar Walter… Y Sudáfrica 2010 fue escenario de dos situaciones extraordinarias en este mismo sentido. Por un lado, en la selección de Honduras, en cuyo plantel había no dos hermanos… sino tres. Jerry, Wilson y Jhony Palacios. Wilson, que por aquel entonces jugaba en Inglaterra, participó de los tres encuentros (derrotas ante Chile y España y un empate sin goles ante Suiza). Jerry, en el fútbol de China, participó de dos; y Jhony, citado de urgencia por la lesión de un compañero, no tuvo participaciones en el Mundial en el equipo conducido por el colombiano Reinaldo Rueda, quien se nacionalizó hondureño. La otra situación increíble que arrojó el certamen sudafri-


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cano fue la participación de dos hermanos… en seleccionados diferentes. Y con un detalle absolutamente inédito: les tocó enfrentarse. Jerome y Kevin-Prince Boateng, hermanos por parte de padre, se criaron en Berlín y comenzaron juntos su carrera en el Hertha de la ciudad alemana, pero el fútbol –y sobre todo sus diferentes personalidades- los fue separando. Jerome, así, integró el plantel de Alemania. Kevin-Prince, el de Ghana, país del que era su padre. Se vieron cara a cara el 23 de junio, en Johannesburgo, por la tercera fecha del Grupo D de la fase inicial de Sudáfrica 2010. Los dos fueron titulares. Y el triunfo quedó en manos de Jerome, considerado “el hermano bueno” por los problemas constantes que ocasiona Kevin-Prince: Alemania 1-Ghana 0, gol de Ozil.

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Para Sudáfrica 2010 cambió la fórmula de aliento: las autoridades norcoreanas contrataron “hinchas chinos” que, con consignas previamente establecidas, acompañaban con sus gritos al equipo. De esta manera los “Chollimas”, apodo con el cual se conoce a los futbolistas norcoreanos, se sintieron acompañados en las tribunas.

44 años después Su única participación en los Mundiales había sido en Inglaterra 66, donde protagonizó una de las sorpresas del certamen: venció 1-0 a Italia y lo eliminó en la primera fase. Sudáfrica 2010, de esta manera, significó la segunda participación en la Copa del Mundo para Corea del Norte. Pero esta vez estuvo lejos de los milagros: debutó con un ajustado 1-2 ante Brasil, pero luego cosechó un 0-7 ante Portugal, un 0-3 con Costa de Marfil y se despidió de la fase inicial del torneo con tres derrotas en la misma cantidad de presentaciones, 12 goles en contra y uno solo a favor. Semejantes números lo condenaron a ocupar el último puesto en la clasificación general de Sudáfrica 2010.

El jugador más longevo del Mundial David Benjamín James había integrado los planteles en Corea del Sur-Japón 2002 y Alemania 2006, pero sin jugar. En Sudáfrica 2010, finalmente, le tocó entrar en la segunda fecha ante Argelia, luego de un grosero error del titular original, Robert Green, en el primer encuentro del certamen, 1-1 contra los Estados Unidos. James, el primer arquero negro de Inglaterra en los Mundiales, nacido el 1 de agosto de 1971, se convirtió así en el jugador más longevo de Sudáfrica 2010, con 38 años y 321 días de edad. Y fue el segundo debutante más ‘viejo’ de la historia de la Copa del Mundo, detrás del argentino Angel Labruna, que jugó por primera vez en Suecia 1958 con casi 40 años de edad. Para sus admiradores, James mereció el apodo de “Superman”; para sus detractores, el de “Calamity James”, un juego de palabras relacionado con “Calamity Jane” (Martha Jane Canary-Burke), una ‘salvaje’ militar estadounidense que participó en las largas luchas fronterizas con los amerindios a fines del siglo XIX. Porque James, en efecto, suele caer en “calamidades futbolísticas”.

Hinchas contratados Para celebrar su participación en Inglaterra 66, el hermético gobierno comunista de Corea del Norte había hecho un sorteo de hinchas y permitió el traslado de 12 de ellos a Gran Bretaña.

Un hombre, una leyenda Fue motor de la realización del Mundial de fútbol 2010 en su país pero, mucho más importante, mantuvo siempre en alto las banderas de la unidad, la libertad y la igualdad de los


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hombres más allá de razas o religiones, aun durante la larga noche que lo dejó en prisión por su lucha constante en contra del “apartheid”. Nelson Mandela, “Madiba”, fallecido el 5 de diciembre de 2013 a los 95 años, primer presidente negro sudafricano, Premio Nobel de la Paz en 1993, ya había motorizado la realización del Mundial de rugby en el 95 (como lo refleja la película ‘Invictus’). Y pudo asistir a la final de la Copa del Mundo de fútbol realizada en su país. Se le notaba el paso del tiempo, es cierto, pero dejó su imagen como símbolo eterno de los valores más grandes de la humanidad.

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ÍNDICE PR{OLOGO 3 URUGUAY 1930 5 ¿Por qué en Uruguay?. El único Mundial que se disputó en una sola ciudad. Se oye ruido de pelotas. Un largo viaje… ¿Se podrá jugar con boina? El primer “crack”. Dicen que somos poquitos. El extranjero de Argentina. La figura del Mundial. No le dieron mucha importancia. El jugador que reemplazó al arquero. ¡La Copa, la Copa, se mira y no se toca!. Trabajo doble. ¿Qué les parece si les canto? ITALIA 1934 11 Fútbol y política. Argentina amateur. No vino el campeón. Pocos americanos. El primer empate; el polémico desempate. Premio consuelo. Campeones igual. El técnico italiano de la Argentina. Todos gritaron. El gol número cien… Algo es algo. Nejedly, el goleador “tardío”. FRANCIA 1938 17 Argentina, la sede que no fue. El Mundial y el fascismo. Un estadio con historia. Italia, esta vez sin argentinos. El toque argentino. El primer penal atajado. ¿Qué país?.Un gol que hoy no valdría. El precio de especular. Cuatro por uno. Ganador por duplicado. La historia de la Copa. Un país, dos países, un hombre digno. BRASIL 1950 24 Doce años después. Por qué en Brasil. La segunda ausencia de Argentina. Un grupo de dos. India no, Alemania tampoco. El haitiano que dejó mudo a los ingleses. Un Mundial sin subcampeones. Uno menos, uno abajo. Italia, golpeada. La fiesta que no fue. Un premio atrasado. ¿Y la partitura, quién la tiene? SUIZA 1954 30 El regreso a Europa. Llega la TV. Por la decisión de un niño. Identifíquese. El regreso de los alemanes. El goleador y la estrella, de Hungría.El mundial de las grandes goleadas. El campeón vapuleado.Mucho más que un paracaidista. La familia unida. Un partido, tres expulsados. SUECIA 1958 36 ¿Para qué te traje? Más rápido que un bombero. De saco y Corbatta. ¿Y los campeones? Dos ‘coladores. Todos para uno y uno para todos. Inglaterra, diezmada. Un equipo completo. Hungría, con los retazos. La revancha de Feola. Ni se te ocurra vestirte de amarillo… La Araña Negra. Garrincha, un fuera de serie. El goleador cantante.


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CHILE 1962 42 Mundial en peligro. Pocas sedes. Otra decepción argentina. Argentinos por todos lados. Colombia, pionero. Otro húngaro goleador. ¿Quién es Amarildo? Con 12 alcanza y sobra. Luces y sombras del estadio Nacional. La canción del Mundial. El primero en anotar en dos finales. Juego fuerte.

Grandes anécdotas de la historia de los Mundiales

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ITALIA 1990 87 Dos veces la misma piedra. Mala conducta. ¡Qué pocos goles! Te rompo el récord. La tercera fue la vencida. El segundo de la lista. La prohibición a México. La mejor canción en la historia de los Mundiales. Camerún, para la historia. Otra grata sorpresa. Las locuras de Bilardo. Un Mundial con cuatro arqueros. El corazón partido.

INGLATERRA 1966 49 Una expulsión para el recuerdo. ¡Una de piratas! La primera mascota de la historia. ¡No es un error! De película. Dicen que somos poquitos. A la caza de Pelé. El primer argentino expulsado. Hermanos y campeones. El único caso... Un árbitro, una historia. Dos argentinos sobresalientes.

ESTADOS UNIDOS 1994 95 ‘Me cortaron las piernas’. La mascota, de la Warner. Dos generaciones distintas. El gol número 1.500… ¡Por fin!. Salenko, el récord del gol. Pobre final. Cambio de arco. El primer “Guante de Oro”

MEXICO 1970 55 La última ausencia. El representante nacional. La canción… extranjera. Cambio, señor juez. La implementación de las tarjetas. ‘El partido del Siglo’. Fútbol y guerra. Saldanha vs Pelé. Pelé… y algo más. Uno por partido. El gol que no fue

FRANCIA 1998 101 Argentina, entre debutantes. Imágenes inolvidables. Francia, segunda parte. “Entrá y hacé el gol”. De un Laurent a otro. La mascota, otro animal. Muchas “primera vez” y una “última”. Franceses y brasileños por doquier. Así es más lindo el gol. Una pizca argentina. Siempre cerca de Dios. Un triunfo muy especial.

ALEMANIA FEDERAL 1974 61 Un resultado aceptable. La muerte de Perón. Dos mascotas.Un seguro muy especial. La nueva Copa. El primer caso de doping. El consejo del ‘Mariscal’ Perfumo. La primera roja . ¡Al menos aprendan las reglas! La lección de Holanda.

COREA DEL SUR-JAPON 2002 107 Dos son multitud. Argentina, decepcionante. Expulsado sin jugar. El peor campeón. El gol más rápido en la historia. ¿Y los guantes?. Mascotas, animé y una canción de Casero. Un arbitraje escandaloso… La revancha de Ronaldo

ARGENTINA 1978 67 Argentina 78, luces y sombras. Tres estadios. La mascota del Mundial. Venir o no venir, esa es la cuestión.Venir pero resistir. Sin jugadores de Boca Juniors. El bigote maldito. Las monedas del Mundial 78. Gemelos goleadores. Francia… de Mar del Plata. Premio Fair Play. Una visita inoportuna… El gol número 1000.

ALEMANIA 2006 “Grave enfermedad deja a Bielsa sin energía”. Nunca en Primera. El gol número 2.000… El gol más rápido… pero en contra. Sobre llovido… mojado. Caso curioso. Cinco técnicos brasileños. También los holandeses. Orgullo argentino. La inauguración con más goles de la historia. Otro gol para la historia. El machete de Lehmann

ESPAÑA 1982 74 Mucho ruido y pocas nueces. Dos de Europa… y Brasil. Más equipos. ¿Un partido arreglado? Una linda casualidad. Feriado nacional. De tan poco a tanto. El goleador ‘a rayas’. No jugamos más. El primer penal errado en una final.

SUDAFRICA 2010 118 Maradona, del lado de afuera. Un leopardo, la mascota. Por primera vez en Africa. El único caso. Números y méritos. La pelota, un homenaje. Un rápido adiós. Los hermanos sean unidos… o no. 44 años después. Hinchas contratados. El jugador más longevo del Mundial. Un hombre, una leyenda.

MEXICO 1986 80 El gol del siglo. Dos campeones que nunca jugaron. Un cambio de escenario. Mundial en peligro II. Un campeón sin club. El único “bi”. La roja más rápida del Oeste. El primer técnico expulsado. La mascota y la canción. Las estampillas del campeón. El inglés del gol. Cuestión de cábalas. Dos minutos de gloria.


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