Final

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TORNEOS MEDIEVALES Los torneos eran competiciones en las que se enfrentaban los caballeros cuando no había guerras. Los contendientes ganaban importantes premios. El combate estaba arbitrado por otros caballeros, que actuaban como jueces. Las justas eran combates a caballo entre dos caballeros con lanzas sin punta. Eran actos sociales con gran influencia de público. En los torneos, grupos de caballeros fingían luchar, aunque a veces se producían acciones fatales. En el siglo XIV se introdujeron ciertas medidas de seguridad, como el uso de espadas romas.

Las reglas del torneo: No herir de punta al contrario con su mano. No pelear fuera de filas. No pelear varios caballeros contra uno solo. No herir al caballo del rival. Descargar sólo los golpes al rostro y pecho del rival. No herir al caballero que se alzara la visera. Las damas elegían un juez de paz para recordar la clemencia cuando por alguna falta de cortesía o violación de las leyes de caballería un combatiente se veía rodeado de varios contrarios. Se seguían con gran expectación los movimientos de los caballeros por parte del público asistente al evento. El público aplaudía las suertes y lances en que más se distinguían la pericia y valor de los combatientes. El vencido y las armas quedaban a disposición del vencedor. Los vencedores eran saludados con frenéticas aclamaciones y con prolongados aplausos al compás de marchas marciales. Los triunfadores eran conducidos a recibir de mano de los jueces o de las damas el justo premio de su victoria. Los premios ofrecidos se ponían a los pies de las señoras de sus pensamientos. Para terminar se realizaba un banquete en la que los caballeros participantes en el evento eran colmados de atenciones

Armas: Las armas utilizadas eran bastones, cañas, lanzas sin hierro y con la punta roma o espadas sin corte conocidas con el nombre de armas corteses o graciosas por que se evitaba herir de gravedad o matar al contrario.

Armas a todo trance o de muerte: En estos juegos cuyo principal objetivo era adiestrar al caballero en el lance de la guerra no podían llevar la idea de heridas peligrosas, ni la muerte de los combatientes. No obstante sí que acontecía algunas veces a los que tomaban parte en estos ejercicios que, ciegos de cólera, se cebaban en los contrarios para satisfacer alguna antigua enemistad o vengarse de cualquier agravio o dar rienda suelta al odio o a la envidia.

01 Daniel Andrés 5ºB


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