La tabla, Curadoría • Alfredo Coloma Logística • Jose Luis Sáenz
Sala Multifuncional del Espacio Simon I. Patiño 24.11.16 > 22.12.16
la calle, la ciudad
La tabla, la calle, la ciudad
Sala Multifuncional del Espacio Simon I. Patiño Av. Ecuador 2475 - Sopocachi, La Paz 24.11.16 > 22.12.16
¿Cómo definir el skate? No es realmente un deporte, tampoco es un pasatiempo, ni un arte y mucho menos una moda. De hecho, el skate puede ser abordado y concebido desde diferentes perspectivas, sobrepasando así la actividad física que representa inicialmente. Es en ese sentido que el skate no cuenta con una definición única y desde sus inicios en los años sesenta, no lejos de las costas de California en Estados Unidos, no ha dejado de transformarse. El diseño del skate mismo (tabla, patineta) ha ido cambiando con el pasar de las décadas, adaptándose a la evolución del urbanismo y los nuevos espacios públicos. Así, la concepción sobre cómo y dónde puede practicarse ha evolucionado sin cesar. Su práctica se ha expandido hacia todos los continentes y su popularidad no deja de incrementarse, hasta el punto de haber sido declarado deporte olímpico para las próximas olimpiadas de Tokio 2020. Mayoritariamente practicado en las ciudades, el skate ha sido apropiado por las distintas culturas y especificidades locales de cada país. Bolivia no es la excepción, ya que el skate se practica desde los años noventa, en un principio en la ciudad de La Paz y progresivamente en los demás departamentos. Aún si su práctica ha sido y es todavía minoritaria, la historia y la cultura local del skate se han ido definiendo y afirmando cada vez más. Como en el caso de cualquier otra escena internacional, los responsables de su creación y evolución son los propios skaters. Si bien el skate es apropiado preservando sus códigos internos básicos y una cierta influencia externa (las figuras o piruetas, cuyos nombres se mantienen en inglés, por ejemplo), los valores culturales de nuestro contexto hacen que su práctica se adecue a nuestra realidad y a nuestro entorno de vida, generando una interacción, a distintos niveles, con ambos.
La relación intrínseca que los skaters desarrollan con su entorno de vida genera un dialogo, que implica una reflexión alternativa sobre sus elementos y los preceptos que los definen. A pesar de ser una actividad que se practica de manera individual, el skate llega a ser más bien una práctica grupal, que conlleva a distintos procesos de identificación e implicación internos, que generan a su vez la construcción de una micro-cultura propia y diversos procesos identitarios. A pesar de ser considerado como marginal, el skate, así como muchos elementos generados por su cultura, se han ido integrando en la cultura popular, principalmente en los dominios de la creación (diseño, moda, arte e incluso música). Esta exposición busca destacar los procesos que suscita el skate y proponer una reflexión sobre los alcances que puede llegar a tener dentro de la sociedad. A través de una colección de fotografías, filmes, testimonios y objetos artesanales, la exposición propone además una mirada hacia la historia local del skate, así como a la influencia que tiene en la vida de quienes lo practican.
Alfredo Coloma Curador de la exposición
Alfredo Coloma De la serie SKATE LA PAZ 2009
La tabla Además de ser un objeto funcional que le permite a uno desplazarse o realizar maniobras, el skate es un objeto estético en sí. Por un lado, por su concepción (diseño), por otro, por su uso como soporte para las creaciones de muchos artistas y diseñadores, algunas de estas cargadas de mensajes ideológicos o políticos1. El objetivo principal de la incorporación de dichos elementos visuales sobre la tabla es el de impulsar su comercialización, no obstante, ésta ha ayudado a que una cierta sensibilidad estético-visual se suscite en los skaters. No es por casualidad que muchos de ellos llegan a desarrollar prácticas artísticas o vinculadas a la creación. De cierta manera, toda la práctica del skate puede ser leída desde un plano estético, considerando tanto la tabla como la gestualidad corporal que implica, sus formas de presentación y sus escenarios, entre otros. Al no existir una forma correcta de practicarse, el skate instaura en sus adeptos un sentido de improvisación y promueve implícitamente una intuición creativa, en especial en un contexto en el que su práctica no es fácilmente accesible. Estas características, así como la influencia de su propio universo visual (gráficos, revistas, etc.), generan un entorno que fomenta la creación y hacen que el skate puede ser abordado más bien desde una perspectiva estética como una búsqueda formal, llegando así a sobrepasar su aspecto deportivo y de competición.
Esta búsqueda formal llega a su paroxismo a través de los videos de skate2, que muestran una especie de best of de cada skater, “donde las maniobras y los espacios se encadenan uno después del otro, sin respetar ninguna unidad temporal o espacial, contando como único código el del ritmo y la estética”3. Adicionalmente, la música que sirve de banda sonora, e inclusive la manera de filmar de estos videos, deben ser adecuadas al estilo personal de cada skater4. Siendo su medio de divulgación por excelencia, el video de skate ha ayudado a consolidar la instauración de una voluntad estética en su práctica. En ese sentido, el estilo personal del skater llega a ser, en muchos casos, más importante que su destreza técnica. Algunos de los skaters más respetados e influyentes son considerados como técnicamente inconsistentes pero con un estilo propio, que finalmente llega a tener más valor. A pesar de que el aspecto físico representa una parte importante de su práctica y que muchos lo consideran como un deporte, el skate involucra una manera de afrontar la realidad que es más próxima a la de una visión artística y por lo tanto hace que resista a una definición categórica. Alfredo Coloma
Su transposición mediática ha servido justamente a destacar sus valores estéticos inherentes. Al considerar una apreciación exterior en su lógica, el skate adquiere una calidad de representación, ya que se somete a un juicio externo. Esto conlleva a que su práctica, inicialmente autocéntrica, pase a ser inclusiva al adaptarse a la mirada del espectador. Siendo consciente del potencial de espectáculo de sus gestos, el skater no solo se concentra en el dominio técnico de las maniobras, sino que le presta igual atención a la manera en que las ejecuta, lo que incluye su selección de terrenos, su forma de abordar los obstáculos e incluso su vestimenta. Así, éste se representa a sí mismo.
1 Para más información al respecto, consultar el libro Agents Provocateurs editado por Sébastien Carayol y Gingko Press en 2014.
2 Generalmente realizados por los fabricantes de accesorios de skate para promocionar sus productos pero igualmente para dar a conocer las habilidades de los skaters que auspician y crear así una cierta identidad visual. 3 ZARKA Raphaël, La conjonction interdite. Notes sur le skateboard, Paris, Editions B42, 2011, p. 35 4 A través de sus videos, ciertas marcas de skate han llegado a crear estéticas y estilos visuales propios. Ver por ejemplo los videos de las marcas Alien Workshop, Stereo, Toy Machine, Emerica o Antihero.
Jose Luis Sรกenz 2014
Alfredo Coloma De la serie SKATE LA PAZ 2009
La calle A pesar de ser una actividad individual, el skate es mayoritariamente practicado en grupos. El carácter social de su práctica es innegable y de hecho constitutivo de su identidad cultural. Es cierto que el aprendizaje del control y las maniobras básicas del skate se realiza en gran parte de manera autónoma, en base a la relación hermética establecida entre un skater y su tabla. Sin embargo, esta relación se ve forzada a dilatarse o incluso a desaparecer al ser confrontada a un contexto más complejo: la calle. La interacción con otros skaters se torna entonces vital, porque le permite al skater preservar su práctica. Aparte de ser un estímulo a su aprendizaje técnico, la interacción entre skaters implica además una transmisión de otros códigos vinculados a la cultura del skate: vestimentarios, musicales, ideológicos. La mayor parte de sus conocimientos propios son transmitidos de manera interna entre sus entusiastas y de hecho, la preservación y la expansión de éstos dependen en gran parte de su implicación. Así, el proceso de historización y socialización del skate es generado de manera espontánea por los propios skaters. Éste se constituye en base a la documentación de su práctica (mediante fotografías, videos, zines auto editados, etc.), así como a la transmisión de conocimientos puramente verbales (los relatos que se asocian a ciertos obstáculos de una ciudad o a ciertos skaters, por ejemplo). Si bien es cierto que una historia oficial del skate existe (generada y mediatizada de manera masiva por el universo profesional de esta actividad1) y que ésta gravita alrededor del mismo núcleo, es decir los fundamentos técnicos del skate (como por ejemplo las figuras y su terminología asociada, que por lo general resta invariable), otras historias paralelas existen a escalas mucho menores, muchas veces sin llegar siquiera a rebasar los confines de los grupos que las suscitan. Como lo prueban las incontables microhistorias que se generan a su alrededor, el skate es una práctica que reclama su apropiación. Esta posibilidad de individualización, le permite a cada sujeto generar un valor de identidad propio, que pueda considerar y defender como suyo.
1 Hay que considerar que la industria del skate a nivel global genera movimientos económicos considerables y que un mercado específico se ha construido alrededor. La incursión de grandes marcas deportivas en el mundo del skate, como ser Nike, Adidas o New Balance, lo demuestra claramente.
De esta manera, el skate se convierte a la vez en un valor personal, así como en uno compartido al interior de una comunidad (donde otros valores adyacentes pueden además compartirse). Los skaters se agrupan de acuerdo a afinidades no solamente ligadas a la práctica concreta del skate (existen por ejemplo, skaters que se asocian al punk, otros al hiphop, otros al arte, y así sucesivamente). De hecho, ésta viene a representar un pedestal sobre el cual se articula la construcción de una identidad gracias a su flexibilidad de definición. Ya sea por permitir asociarse a un grupo o simplemente por ofrecer la oportunidad de definirse como skater, el sentido de pertenencia que brinda el skate, le permite al individuo abordar y confrontarse a su realidad. El skate podría ser considerado entonces como un estandarte que le brinda a quien lo porta un cierto empoderamiento, gracias al cual puede afirmar su personalidad, sus pensamientos y sus decisiones frente a su entorno más habitual, frente a su sociedad, frente a su calle.
Alfredo Coloma
Milton Arellano Circa 1999
La ciudad Desde su invención, el skate siempre ha tenido una relación cercana con su entorno. Mediante el skate, los primeros skaters, herederos directos del surf, buscaban imitar la sensación de deslizarse sobre olas en el océano. Evidentemente, espacios con un tal fin no existían, pero aun así, lograron acometer su propósito. Los planos inclinados de ciertos recintos escolares, los canales y drenajes de las ciudades costeras californianas presentaban las características ideales para reproducir la sensación del surf. Así, los skaters se apropiaron de estos espacios públicos, delimitando un terreno de práctica y un espacio con múltiples funcionalidades, que no había sido concebido para el skate. La habilidad para leer dentro del urbanismo potenciales espacios de juego, práctica, pirueta, llevó a construir otra cartografía de la ciudad, relacionada con sus ángulos de inclinación, sus superficies, es decir sus posibilidades de ser abordados por el skate. A su vez, su práctica fue evolucionando en la medida en que se apropiaron de espacios disímiles que confrontaban la técnica y las posibilidades. Poco a poco, otros espacios y elementos urbanísticos fueron colonizados por los skaters y de hecho la evolución interna de su práctica está fuertemente vinculada a la conquista de nuevos territorios. Incluso la tabla (llamada también skate o patineta) ha evolucionado: las ruedas y los ejes, por ejemplo, han ido cambiando según las exigencias presentadas por nuevos terrenos y obstáculos. El “terreno de juego” del skate no deja de ser redefinido debido a su constante expansión dentro del territorio urbano. Por esta razón, los skateparks (espacios dedicados específicamente a su práctica) van mutando, adaptándose a las nuevas técnicas que se desarrollan dadas las nuevas posibilidades generadas como resultado de la interacción entre la ciudad y el skate. Hoy en día, casi todos los elementos del mobiliario urbano son considerados como posibles obstáculos (bancas, gradas, aceras, etc.). En gran parte gracias a algunos pioneros del skate callejero como Mark Gonzales, Natas Kaupas, Frankie Hill y Pat Duffy1, entre otros, que transpusieron ciertas maniobras provenientes del skate freestyle2 y de
rampa de los años setenta y ochenta, generalmente limitadas a espacios neutros (una superficie plana y lisa en el caso del freestyle) o precisos (rampas de salto o rampas de tipo half-pipe3), al espacio urbano. La contribución de estos skaters a la evolución del skate fue mayor ya que amplió considerablemente las posibilidades de su práctica y en cierta forma la democratizó, al hacerla adaptable a cualquier entorno u obstáculo. De la misma manera en que la música punk proponía un retorno a la realidad concreta, es decir, una realidad alejada de los ideales de trascendencia hippie de los años sesenta, el skate callejero replanteaba una reconquista tangible de ésta, al apoderarse y desarrollarse dentro del espacio de vida más común de la sociedad contemporánea: la ciudad. Lejos de ser un territorio neutro, la ciudad está impregnada de ideas, de cultura, de historia, de información. Cada elemento que la conforma es una extensión del pensar de la sociedad que la erigió y está cargado de su ideología. La arquitectura tiene un rol principal en su desarrollo, ya que es a través de ésta que los territorios se definen, que los flujos se distribuyen y que la sociedad se organiza. Dentro de una sociedad globalizada en la que se instala, de manera cada vez más pronunciada, una lógica mercantilista, así como el control y la vigilancia de sus individuos, el urbanismo y la arquitectura adquieren papeles centrales, ya que facilitan su instauración implícita en nuestro diario vivir. “En una arquitectura concebida más bien para el consumidor y no para el ciudadano, es decir en las ciudades donde la noción de espacio público es remplazada por la de espacio comercial, los skaters intentan reconciliarse con el uso de la ciudad”4. El skater puede ser considerado entonces como un generador de espacio público dentro del espacio comercial y político que representa la ciudad. Aún si es cierto que atravesamos una época conflictual y violenta, llena de intolerancia, de sexismo, de racismo, de inequidad, así como del estrés y la paranoia que éstos provocan, los esfuerzos y compromisos que los gobiernos y la sociedad realizan a fin de reestablecer un cierto orden, pueden terminar, paradójicamente, coartando el ideal de libertad que pretenden defender.
1 Los videos Public Domain, Ban This y Propaganda, realizados por Powell Peralta (fabricantes de diversos accesorios de skate), documentan una buena parte de la progresión del skate entre mediados de los años ochenta y principios de los noventa y se han convertido en referentes icónicos para las nuevas generaciones de skaters.
2 Una modalidad del skate centrada en la ejecución de maniobras en las cuales el propio skate es el obstáculo y donde el desafío consiste a realizar figuras que implican principalmente su rotación.
3 4
Medio tubo en español. Son rampas que tienen una forma de U. ZARKA Raphaël, La conjonction interdite. Notes sur le skateboard, Paris, Editions B42, 2011, p. 37
En ese sentido, el skate callejero representa un desafío a las normas de uso iniciales de los elementos urbanos y por ende a la autoridad que los diseña e instala, haciendo aparente la capa política que recubre todo espacio urbano, en especial el que debe ser accesible a cualquier ciudadano. La problemática principal que su práctica suscita es la de saber quién tiene el control del espacio que le pertenece a todos, es decir el espacio público. ¿Le pertenece éste al estado o más bien a sus ciudadanos? ¿Hasta dónde se extiende la libertad de uno en su interior? A diferencia del activismo o de las manifestaciones públicas (marchas, huelgas, etc.) que se apropian igualmente del espacio público a fin de reivindicar o expresar ideas o posiciones, el skate no lo hace con un fin político o social, ya que es “una actividad donde el goce personal se impone a cualquier forma de reivindicación y la estética a cualquier forma de agresión”5. En su mítica recopilación de textos de 1957, Mythologies, Roland Barthes critica la desaparición de los juegos de construcción a base de bloques de madera en favor de los juguetes plásticos figurativos (reproducciones de aviones, de revólveres, de cocinas, etc.), insistiendo que estos últimos “siempre significan algo y ese algo siempre está totalmente socializado, constituido por los mitos o las técnicas de la vida moderna adulta”6. Lo que Barthes recrimina por sobre todo es que los juguetes figurativos hacen del niño un simple propietario/usuario, en lugar de hacerlo un creador: “Ante este universo de objetos fieles y complicados, el niño […] no inventa el mundo, lo utiliza”7. De manera espontánea, el skate suspende el poder implícito de los elementos arquitectónicos de la ciudad y por momentos logra remitirla a un estado de neutralidad donde cada individuo es libre de actuar y expresarse según su propia voluntad. Retomando los términos de Barthes, el skate hace de sus adeptos creadores y no simples usuarios de su ciudad.
Alfredo Coloma
Jose Luis Sáenz 2015
5 Ibid., p. 45 6 BARTHES Roland, “Jouets”, Mtyhologies, Paris, Seuil, 1957, p. 58 7 Ibid., p.60
Jose Luis Sรกenz 2016
Vistas de instalación Sala Multifuncional del Espacio Simon I. Patiño Av. Ecuador 2475 - Sopocachi, La Paz
Jose Pepo Castro
Los 90’s. Habían muy pocos skaters en La Paz, unos diez o algo así. Yo me venia de visita desde Estados Unidos con frecuencia, siempre buscándo a Fred y John, ya que eran de los pocos de buen nivel y buena joda. Creo que nunca más volvió ese espíritu de aventura y dedicación al skate en La Paz. Fue una hermosa época. Estas fotos son de uno de nuestros mejores viajes de skate a Cochabamba. Milton Arellano
Diego Aliaga
Alejandro Mendoza
José Luis Sáenz 2013-2016
Alfredo Coloma Extracto de la serie SKATE LA PAZ (2007-2011)
La tabla, la calle, la ciudad Curadoría • Alfredo Coloma Logística • Jose Luis Sáenz
Sala Multifuncional del Espacio Simon I. Patiño Av. Ecuador 2475 - Sopocachi, La Paz 24.11.16 > 22.12.16
Contribución de fotografías y artesanías: Diego Aliaga Milton Arellano Jose Pepo Castro Alfredo Coloma Alejandro Mendoza Jose Luis Sáenz Proyección de filmes: SKATE LA PAZ Dirección: Alfredo Coloma 2010 PURA PURA SKATEBUILD Dirección: Simon Weyhe 2014 DEEP SOUTH TEAM (extracto) Dirección: Deep South Team 2002-2003 Diseño y diagramado: Alfredo Coloma