Amalia iglesias Serna - Mientras dure la nieve

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AMALIA IGLESIAS SERNA

Mientras dure la nieve

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AMALIA IGLESIAS SERNA

Mientras dure la nieve Selección y fotografía de cubierta de la autora. Introducción de Carlos Aganzo

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Idea, diseño y dirección: Julián Alonso © los autores Imprime: Edición virtual de “Cero a la Izquierda” Ilustración de portada y esculturas de la ventana: Amalia Iglesias Serna. Depósito legal:


Datos de la autora: Amalia Iglesias Serna (Menaza, Aguilar de Campoo, Palencia,1962). Escritora y periodista. Entre sus libros de poemas destacan: Un lugar para el fuego (Rialp, 1985), premio Adonais en 1984; Memorial de Amauta (Endymion, 1988), premio Alonso de Ercilla del Gobierno Vasco en 1987; la plaquette Mar en sombra (Málaga, 1989); Dados y dudas (Pre-Textos, 1996), accésit del premio Jaime Gil de Biedma en 1995, Lázaro se sacude las ortigas (Abada, 2005), premio Villa de Madrid «Francisco de Quevedo» 2006; Tótem espantapájaros (Abada Editores, 2016) y La Sed del Río (Reino de Cordelia, 2016), Premio Ciudad de Salamanca de este mismo año. Sus poemas han aparecido también en antologías como Las diosas blancas, Ellas tienen la palabra, Poetas de los ochenta, Antología de la poesía española 1977-1995, Canción de canciones . En su antología Antes de nada, después de todo (Universidad del País Vasco), reúnió sus libros publicados hasta 2003. Preparó la edición de Algunos lugares de la pintura de María Zambrano (1991). Es antóloga de Poetas en blanco y negro (Abada, 2006), una recopilación en la que se reúnen poemas de 230 poetas iberoamericanos que se fueron publicando previamente en la sección «Contemporáneos» del suplemento cultural de ABC. En 2004 la Real Academia de Poesía de Córdoba le concedió la Medalla de Oro Don Luis de Góngora y en 2007 fue nombrada Presidenta Ejecutiva de la Comisión Nacional para la Conmemoración del Centenario de Machado en Soria. Es co-guionista, junto con Julia Piera, del documental: "Antonio Gamoneda: Escritura y alquimia" (2009). Ha dedicado las tres últimas décadas al periodismo escrito y la gestión cultural (El Correo Español, "Culturas" de Diario 16, ABC,…). Coordinó la página de poesía “Uni-versos”, del suplemento cultural de ABC. Durante 15 años, desde su creación en 1996, y hasta su clausura en papel en 2011, fue jefa de Redacción de Revista de Libros. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Deusto. Actualmente y desde hace varios años colabora con Revista de Occidente.


ALTA VIBRACIÓN Ítaca no existe. Y sin embargo es el único lugar real en la cartografía del alma de los argonautas. Es ese espacio al que tratamos de regresar con todas nuestras fuerzas, sin conseguirlo jamás. Porque sólo cuando volvemos a poner el pie en Ítaca, como Odiseo, llegamos a ser conscientes de que ese lugar ya sólo tiene sentido en nuestra memoria, en nuestro ideario. Es un lugar mitológico. Mientras dure la nieve, eso sí, seremos capaces de seguir soñando con su existencia, con su pureza, con su verdad poética intacta. La poesía de Amalia Iglesias (Menaza, Palencia, 1962) es una Ítaca a la que siempre merece la pena regresar, al menos mientras dure la nieve en nuestros corazones. Con paso firme, desde que nos deslumbró en el año 1985 con su premio Adonáis, la poeta ha ido construyendo un universo poético propio. Un cosmos literario en apariencia frágil y quebradizo, pero con una solidez que sólo se aprecia en el conjunto, con el paso del tiempo. La misma determinación que ha mostrado, en todos estos años, con su trabajo editorial en favor de la poesía. Una dedicación que merece ser destacada. Navegando por esta pequeña antología, de regreso a Ítaca, es sencillo seguir el hilo de la poesía de Amalia Iglesias a lo largo de estos treinta años de creación, con una pequeña ilustración de cada uno de sus libros importantes. Comenzando por los versos escritos "sobre la cal" de una pared en 'Un lugar en el fuego' (1985), donde la poeta ya se emplea a fondo en dos de los temas mayores de su poesía: el tiempo y la belleza; continuando con 'Memorial de Amauta' (1988), donde indaga en la palabra fundadora del tiempo y del espacio de la poesía, hasta las que, a mi [3]


juicio, son sus dos obras más personales: 'Dados y dudas' (1996) y 'Lázaro se sacude las ortigas' (2006). En ellas el amor, concebido como el "gran motor" del mundo, como un imán que ordena hormonas, células, glándulas y palabras, y que genera alrededor de su polo de atracción un "concierto" donde el deseo se manifiesta "sin ataduras ni sintaxis", reina de manera absoluta, se hace sustrato esencial de la vida y del poema: extiende su seducción, intensa y secreta, a todos y cada uno de los rincones del ser. Dados en cuyas caras está escrita la cifra del destino del poeta. Dudas que se resuelven en la entrega total del amante a su destino. Poesía en alta vibración. A todos estos poemarios, dando un salto de diez años en el tiempo, es necesario añadir la poesía absolutamente actual de Amalia Iglesias. Sus dos libros con pie de imprenta en 2016 -'Tótem espantapájaros' y 'La sed del río'-, y el inédito 'Leer da tiempo', que inauguran una nueva etapa, plena ya de humanismo, en la poesía de nuestra autora. "Mientras dure la nieve en el jardín extraño no cundirá la noche", escribe Amalia Iglesias. Como un camaleón, "empeñado en copiar el color de su sombra", la poeta lanza una y otra vez el ancla de la palabra para aferrarse a la vida, para camuflarse en ella, para demorarse infinitamente en sus jardines umbríos; para seguir mirándola con los ojos del que espera que la nieve perdure, que no sea necesario todavía emprender el viaje de regreso a Ítaca. Porque Ítaca, ya lo sabemos, sólo existe en el corazón de los poetas. Merece la pena acompañar a Amalia Iglesias en esta aventura.

Carlos Aganzo. Valladolid, diciembre de 2016.

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Amalia Iglesias Serna

ÍTACA NO EXISTE Tres vueltas de llave y un olor a silencio, la luz súbitamente estrangulada en el lecho sin fondo y la humedad de quince o más otoños y esta locura y esta oscura gangrena de embriagada penumbra, tres o cuatro macetas con esquejes de olvido o esa vela gastada en noches de tormenta. Las puertas columpian el llanto de sus goznes. Hace ya tiempo que no hay golondrinas al borde del tejado. Asciendo lentamente aquella escalera de los sueños freudianos, subo a los altares mínimos de mi propia insuficiencia. ¡Cuánto ayer empozado, cuánta breve mortaja, cuánto leve recuerdo! Sobre la cal de esta pared escribo un verso: He regresado y nada me esperaba. Quizá se vuelve como a la patria o al padre con un algo de herida y esa ansiedad de no reconocerse en los viejos espejos. Quizá se vuelve tarde, se vuelve ya sin tiempo. Desde el suelo Una muñeca muerta me contempla -una muñeca serenamente muerta-.

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Mientras dure la nieve

Me alejo con la desagradable sensaciรณn de haber profanado una tumba. (De Un lugar para el fuego, 1985)

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NO me tengas piedad. Amo a Monet y sé que existe el tiempo y creo en la belleza, amo la luz lunar, la luna llena de musgo y de fonemas. Te dejaré mi letra impersonal, no moriré en Venecia. No me tengas piedad, también la arcilla espera

despertar y ser estatua.

(De Un lugar para el fuego,1985)

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Mientras dure la nieve

NOCHE TRANSFIGURADA Nómade. Invernal. Continente flotante que vas a la deriva Como si mendigaras tu propio patíbulo extraviado. Te llevas la ciudad, el mediodía de las callejuelas -selvas, arpas, sepulcros y pronombres-. Arrastras entre tus manos turbias todo lo que fue luz y llamarada. Y sabes que en tus venas laten dunas, se avecinan tormentas inmortales, fugitivas criaturas para saciar la sed a la invisible diosa de la noche. Orilla. Imperio hermoso. Tentación de la nada. Te llevas la quietud, la geografía escrita bajo el sol, vegetación de versos abrazados. Cierras tus párpados, te concluyes la historia. No quedan astros que adornen este instante. Y acaso no te importe. Un crepúsculo olvida y la medusa olvida y hasta olvida el vidente que te auscultó los ojos del futuro. (Del libro Memorial de Amauta,1988)

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LA PALABRA PERDIDA A María Zambrano Yo buscaba palabras como quien desordena sus pasos en la nieve, caminaba a tientas sobre el blanco vacío sin aurora, montaña arriba, silencio sin mirada muchedumbre de voces alambradas de abismo; y quise en cada huella un fulgor innombrable, derramada belleza de un verso que no existe; las alas de la luz, los goznes de la luz… Acaso el viento detenido a flor de piel sobre el paisaje y el vértigo de amar a mar y a tumba abierta y a cielo raso y a sol ajusticiado, una mirada siempre de un nombre que no existe. Acaso el primer beso y unos labios de arena o el obsceno esplendor de las estatuas, su silenciosa voz amurallada en las horas prohibidas de un tiempo que no existe. (De Memorial de Amauta, 1988)

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Mientras dure la nieve

TE ESCRIBO como quien tira los dados de la duda en una grieta del corazón. Te envío cartas marcadas al buzón del azar, certezas que saben que no saben decirse por sí solas. Te llamo para buscar el tesoro que escondimos detrás de la maleza. Te hago señales de luz desde un faro de cera. El latido de la pasión suena a timbales. El aire huele a tu piel, rincón del paraíso sin cerrojos. Tu sangre retumba en mí como una caracola. El tiempo hilvana con levedad de musa nuestros besos. Te escribo, te nombro entre un rumor de mar y campanarios. Te entrego mi amor de imán convaleciente. Y si se rompe el hilo hacia mi orilla dame a beber la cicuta de Sócrates. (De Dados y dudas, 1996)

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POEMA CON ESCARABAJOS Las palabras se caen por su propio peso. Cascadas de letras. La página palidece de fiebre, arcoíris sin red. Bajo su gravedad, el alma aventa briznas al instinto del orbe, improvisa grama en el umbral. Tiempos de ventisca: Un árbol se deshoja por despecho. Como ver llover a un diccionario. (De Dados y dudas, 1996)

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Mientras dure la nieve

LEY DE VIDA Porque las enredaderas crecen más deprisa que mis versos y acaso no he aprendido a decirte la palabra que consuela o que acompaña. Decirte, por ejemplo que ni siquiera importa la duración del pájaro en la herida, que el azar dispone sus luces de colores para vernos girar en su cielo insaciable, que las estrellas muertas volverán a brillar en otros ojos. Decirte, acaso, que la luz ya es bastante y su euforia fugaz eterniza en nosotros. Porque nada sublime se puede habitar sin desgarro y alguna vez debemos contener la respiración para coger después el aire con más fuerza. Decirte que no hay baliza ni estrategia, que todo lo que tienes eres tú en la espesura y eres la diana donde habrá de volver la flecha que lanzaste. (De Lázaro se sacude las ortigas, 2005)

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Amalia Iglesias Serna

ENGRANAJES DEL UNIVERSO Cerré los ojos para ver y era como si el mundo tuviera un gran motor que impulsa, ralentiza, comprime

o acelera.

Invisibles engranajes del paraíso, turbinas, hélices, taladros… Sobre mis párpados se proyecta su maquinaria transparente, los grandes andamiajes que sostienen las horas. Las grúas que elevan el sol, el remolcador invisible que arrastra las mareas, las aspas que adensan las nubes, la sierra portentosa que recorta montañas, la lengua que horada los lechos de los ríos, la máquina celeste de cosechar estrellas, el brazo gigante de engendrar el granizo, los túneles donde nace el invierno. Grandes excavadoras y escaleras mecánicas

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Mientras dure la nieve

que suben por el tiempo. Los inmensos hornos volcánicos donde fermenta la luz, los pequeños úteros calientes donde se amasan todas las criaturas. (De Lázaro se sacude las ortigas, 2005)

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Amalia Iglesias Serna

IMÁN DE TI “Tengo una atmósfera propia en tu aliento. La fabulosa seguridad de tu mirada con sus constelaciones íntimas” VICENTE HUIDOBRO

Cuando te pienso se desatan atractores extraños, mi cuerpo se desplaza, se hace trizas en todas direcciones para encontrarte. Y así vuelvo a nacer cuando te abrazo. En el microclima de tu piel mis briznas se conjugan con verbos desconocidos, se recomponen lejos de las palabras párvulas y huérfanas. Así vuelvo a nacer con los poros imantados de ti. Tu piel tira de ellos desde la distancia. Hundo mis pies en tu océano, me abandono a la química de las pasiones, y a un solo movimiento tuyo se ordenan mis hormonas, mis células, mis glándulas, en el concierto del deseo sin ataduras ni sintaxis. Y creo más en ti que en el silencio sobrecogido de las catedrales. Contigo sobrepaso el umbral de todas las incertidumbres, en ti el cobijo, el dintel, mi bóveda, mi ménsula, mi arquitrabe gozoso, me edificas, me construyes, me sostienes. El metropolitano ruge debajo de mi casa como un dragón de horario estremecido y yo me protejo en la fortaleza de tus extremidades, [15]


Mientras dure la nieve

vadeo un río toda la noche

para buscar el refugio de tu origen.

Tú mi atmósfera, mi espacio abierto para entrar y salir sin centinela. Traes un aire nuevo entre tus labios y ya no sé respirar fuera de ti. Cuando tú no estás el cielo detiene sus hélices de plomo, se enrarecen las palabras y no saben decirte. (De Lázaro se sacude las ortigas, 2005)

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Amalia Iglesias Serna

TÓTEM XXIII Cauce, cendal, las cuevas del corazón con sus gusanos de luz, escapulario de autómata. Moviola de hospital y Bugss Bunny en la cabecera de mi cama. Los narcisos de Menaza también brotaban en las aceras de Nueva York, amarillo intenso, caminos aleatorios, aquella comitiva de palomas fugaces, tus manos enterrando las azadas. Convalecientes todos los fetiches, la noche y sus efectos secundarios. Amarillo azufre y células, enjambres esperando quietos en los poros. Los primeros caracoles del sendero, el humedal del oxígeno y las paredes blandas, las babosas, su rastro de cloroformo en las vidrieras, el sueño celador que sin vértigo me canta una canción de tumba. (De Tótem espantapájaros, 2016)

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TÓTEM LVI Delirio de la luz. Un estribillo de trazos que no recuerdas: escapularios, megalitos y amapolas a medio abrir. Santuarios de algún sueño de sanación donde olía a arañas y a madera muerta. Cansancio en el abdomen de volver a respirar un brillo de milagro posible abrazado al silencio, sin miedo a imaginar lo que esperabas. Y después predecir el vértigo de un bosque recién abandonado por la nieve, sin heridas, ni grietas, ni ruinas, ni rastrojos, sólo el rastro fosilizado de sus voces de barro donde reza la lluvia su lento balbuceo de raíces. Sin rabia ni esperanza, metamorfosis de materia que se disuelve en un abrir y cerrar de ojos, talismanes sin edad frente a la aurora. Letanías, surcos, larvas, hipercuerpos sembrados en la oscuridad, hologramas de eternidad en su hervor de latidos. Un camaleón empeñado en copiar el color de su sombra. (De Tótem espantapájaros, 2016)

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Amalia Iglesias Serna

RENACUAJOS Al fondo de aquel charco duermen los renacuajos de la infancia que nunca llegarán a tener apariencia de rana en tu memoria. En el agua detenida se suceden las horas, turbias constelaciones, en su vaivén de luz y oscuridad, células, semillas, sílabas para zurcir un universo. Tus ojos fijamente sumergidos esperan el milagro del agua, acechan el instante de la metamorfosis sin saber que están velando el vértigo plegado del origen.

(Del libro La sed del río, 2016)

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Mientras dure la nieve

BARBECHO Mientras dure la nieve en el jardín extraño no cundirá la noche. Resuenan coros en el corazón de la arcilla, ecos de caracolas milenarias caducadas al sol cantan estribillos de sal. Semillas fósiles esperan despertar cuando la lluvia venga a pronunciar su nombre.

Mientras dure la nieve en el umbral de la niñez quedarán bolsillos llenos de bayas y brotes sin edad se apiadan de nosotros. (Del libro La sed del río, 2016)

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Amalia Iglesias Serna

POEMAS HUMANOS Sobre tus hombros un llanto colectivo que de tanto llorar desgastaba los huesos. En los cimientos del dolor brotaban ciegas las semillas, algo volvería a crecer en aquella cuna de hojarasca. Ha de venir el día con su lágrima prendida en la solapa y su voz convaleciente de relámpago, ha de venir el día de aquel niño a reclamar su calor de verano no aprendido lejos de los vertederos y de los despojos. Donde el tiempo se curve para encontrar su cauce y no quede memoria del pan de arcilla entre escombros. En las puertas de llorar y en los poemas tristes, camarada del frío y del asombro, hay un hambre de siglos que fermenta en las artesas vacías y en las zarzas. Los labios de este abismo ya no saben rezar frente a las pateras desnudas de la aurora,

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Mientras dure la nieve

sólo su grito encendido de aguacero, su balsa a la deriva, su medusa, la esperanza atrapada en sus olas de cera. Y los cerrojos del viento sin una madre en la que morirse para siempre, sus corazones, apenas garabatos desahuciados en los cementerios del mar. Pero llegará el día, algún día llegará, cartílago indignado, cuerpo en vilo, con su temblor y su rabia entre los brazos para vestirse el alma y avanzar, humanos de nuevo en la conciencia. (Del libro inédito Leer da tiempo)

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Amalia Iglesias Serna

VENCIDA POR EL ÁNGEL Cuando el ángel pasaba removiendo ceniza en sus alas de amianto se posaba el invierno. Porque cada vez hace menos tiempo que todos los seres tristes se asoman a sus ojos. El deshielo desnuda sus raíces pero nada recobra otro sentido. El ángel terrible traía las manos llenas de enjambres domesticadas con el humo de sus huesos. Estación terminal, abiertas puertas blancas, postigos a la nieve. Ya nadie sembraba en las linderas las grandes esperanzas. Y mujeres de arcilla amasaban rastrojos y madres de barro enmarcaban sus nombres. El ángel se adornaba con versos de poetas en tiempos de penuria y el canto y el aliento clamaban útero, horizonte, buscaban caminos de bosque y claros de bosque y sólo encontraban muerte en fuga con su presa, palabras perdidas, ciegas de sed y saciadas de sombra (Del libro inédito Leer da tiempo) [23]


“MIENTRAS DURE LA NIEVE”, de Amalia Iglesias Serna, se editó de manera virtual en noviembre de 2016, como número 27 de la colección “CUATRO CANTONES” colección de mini antologías de poetas palentinos, dirigida por Julián Alonso y editada virtualmente por “Cero a la Izquierda” y en papel por la Fundación Díaz Caneja Cuaderno número 6 de la edición virtual

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Títulos publicados: 1.- Tocad su corazón José María Fernández Nieto 2.- Árbol del paraíso Juan José Cuadros 3.- Una palabra menos Felipe Boso 4.- ¿Estás contenta? Cres Sanz Ruipérez 5.- In memoriam Santiago Amón 6.- Versos ocultos Juan Manuel Díaz-Caneja 7.- Paraíso y exilio Jesús Alonso Burgos 8.- Memorias y reincidencias Javier Villán 9.- Fechas retenidas Marcelino García Velasco 10.- Casi una vida - Versos e imágenes Antonio L. Bouza 11- Pasos contados Manuel Carrión Gútiez 12.- Cierta cantidad de silencio Joaquín Galán 13.- Campo a través Fernando Zamora 14.- Sonetos Gabino-Alejandro Carriedo 15.- Ecos del alma Carlos Urueña González 16.- Aire de un tiempo moderadamente vivo Manuel de la Puebla 17.- Palabra o claridad Manuel Bores Treceño 18.- De acá para allá Jesús Aparicio 19.- De niños. Poemas Esperanza Ortega

20.- Como un lento veneno Julián Alonso 21.- Exilio César Muñoz Arconada 22.- Señas de identidad Mariano Íñigo 23.- Micropoemas Ajo 24.- La voluntad del paso Julia Gallo Sanz 25.- Itinerarios Victorino Martínez 26.- En cuatro idiomas Gregorio San Juan 27.- Mientras dure la nieve Amalia Iglesias Serna



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