ARRUGAS EN UN TRAJE RECIÉN PLANCHADO JULIÁN ALONSO
Fotogra•a de Mª Jesús Prieto Villarino
A veces el azar trae vientos cálidos colmados de semillas, que germinan en cada rincón abrazado. Por eso este cuaderno. Mª. Jesús Prieto
Andy Warhol se asoma por tus ojos. Tus ojos que el pincel mul•plica por cuatro. Cuatro planos de luz acotando un espacio. Un espacio preciso que ha ocupado tu rostro. Tu rostro, que nos mira y otorga porque calla.
Dime qué ves, en esa luz cambiante qué es eso oscuro que al fondo se adivina, lo que se mueve inquieto, ese temblor de peces que el reflejo revela entre el limo y la tarde.
Chapotean los versos en las aguas tranquilas de tus ojos.
Todas las miradas conducen a •.
TIEMBLA LA LUZ Toco el paisaje con las manos y se disuelve en luz, oleaje del cielo en el pozo insondable del agua que no cesa. Lo de arriba está abajo, lo de abajo es arriba, ¿dónde está el que contempla, en la luz, en la nube arrastrada que pasa y permanece, en el fluir del líquido cristal de la memoria?
Es el aire quien da forma a la forma. El aire y el color. Las cosas son así, con su manera peculiar y dis•nta, pero sólo el color y el aire las revela. ¿Cómo saber si no que un árbol es un árbol o que la arena llueve de nuestra mano al suelo?. Si no estuviera el aire con su tenue envoltorio para mostrar las formas, si el color no exis•era, nada serían nada, confundido en un todo, mezclándose, incoloro, en un solo elemento sin recortar e informe, sin conciencia de ser, sin cer•dumbre.
Me penetra el paisaje, habita en mí, como la sangre bulle y se bifurca en caminos que son y caminos que fueron: aquel árbol sin hojas, tan precario, creciendo en la lindera que arrasaría el fuego; el pedregal inquieto que la luz de la tarde hace cambiar de aspecto. El paisaje es instante que cazamos al vuelo. E•mero, se ha ido sin •empo a poseerlo, miramos y ya es otro, pero también se va -suma con•nua de fugacidades-. Nada nos habla más de cómo pasa el •empo que contemplar la vida cambiante con la luz y constatar que nada dura más que un instante, que una brizna de hierba movida por el viento da otro sen•do al mundo, que nuestro pulso late como discurre el agua, sin detenerse nunca hasta el final del viaje, que el paisaje -uno y otroanda con nuestros pasos, pero nunca se para aunque quedemos quietos, porque por dentro somos reflejo inevitable de lo que habita afuera.
PUNTOS DE SUTURA
Puntos de sutura, para remendar las heridas del alma, dejar que pase firme el hilo de la vida y tape los resquicios de sombra que supuran tantos malos recuerdos llegados a traición cuando nadie los llama. Cerrar las puertas falsas, no rendirse, ni pensar -nunca másque todo está perdido. Atar fuerte los nudos, asegurar las grapas, ser nuestro propio sastre, hacernos -sin dudarloun mundo a la medida
ARRUGAS EN UN TRAJE RECIÉN PLANCHADO JULIÁN ALONSO Fotogra•a de MARÍA JESÚS PRIETO