PEDRO QUINTANILLA BUEY
Un poco de mi ausencia
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PEDRO QUINTANILLA BUEY
Un poco de mi ausencia Selección e introducción de Julián Alonso Fotografía de cubierta: Guillermo Quintanilla
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Idea, diseño y dirección: Julián Alonso © los autores Imprime: Edición virtual de “Cero a la Izquierda” Fotografía de portada: Guillermo Quintanilla Benavente Depósito legal:
Datos del autor: Pedro Quintanilla Buey. Magaz de Pisuerga (Palencia), 1934 – Palencia 2013) Comienza su carrera literaria en el campo de la poesía, en el que obtiene diversos galardones entre los que se puede destacar “Alforjas para la Poesía” (1971 y 1972), “Ciudad de Ceuta”, “Amantes de Teruel”, “Premio de poesía lírica” de Barcelona, “Círculo de Escritores Iberoamericanos de Nueva York”, “Quijote de oro” en Alcalá de Henares, etc. Se inicia en la narración en 1962, en que su relato “Las suelas” recibe el premio “Jauja” de la Caja de Ahorros Provincial de Valladolid, que vuelve a obtener años más tarde. Posteriormente alcanza numerosos premios: “Antonio Machado”, “Sara Navarro”, “La Felguera”, “Lena”, “Caja de Ahorros de León”, “Caja de Ahorros de Salamanca”, “Villa de Guardo”, “Gabriel Miró” de la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, etc. Ganador de la “Hucha de Plata” de 1974, 1976, 1978, 1987, 1992, 1993 y de la Hucha de Oro” en 1988 Su obra se ha visto publicada en diversos libros de cuentos y poemas, entre los que destacan “Versos para encontrarme” (1976), “Mucho cuento” (2013) y “La luna y los perros” (2014), habiendo colaborado en numerosas revistas y publicaciones colectivas.
Siempre tuvo Pedro Quintanilla Buey fama de cuentista -cuentista en el mejor sentido de la palabraporque lo era y de los buenos, un contador de historias tan breves como poderosas, llenas de hallazgos originales, elipsis que te llevan a lugares y situaciones insospechados y un gran poso de ternura hacia esos seres perdedores por lo que con frecuencia tomaba partido y a los que daba protagonismo. Pero Pedro Quintanilla –y de eso trata esta breve introducción- era también poeta. Un buen poeta, dominador del soneto –forma en que compone casi toda su obray de una hondura emocional que con frecuencia sobrecoge. Un poeta casi secreto, porque muy pocas personas, casi todas de su generación, conocen su corta pero estimable producción. Este cuaderno pretende, entre otras cosas, poner el foco sobre sus más logrados versos. ¿Cómo era Pedro Quintanilla, poeta? Un autor honesto, trascendente, dolido por las terribles circunstancias históricas por las que pasó nuestro país durante el segundo tercio del siglo XX – …”Vi sangre devorándose el rocío. / Si una raya une aquello que separa, / sentí hombres sin hacer, cuerpos sin cara, / y todos se llevaban algo mío…”- pero sobre todo, un poeta enamorado de su tierra y de su familia: …”Corta mis otros gestos como flores / y hasta cuando te duela, o cuando llores, / ponte sólo mi gesto de alegría.”, dice en un poema dedicado a su hijo Jaime. [3]
Diga si no, quien lea estas palabras, si no es poesía honda y de muchos quilates la que escribe Pedro cuando dice en unos alejandrinos que rematan un poema premonitorio: …”Escribo en las vigilias de lumbre y madrugada y voy cerrando sobres en los que os mando nada, para que tengáis todos un poco de mi ausencia.” ¿Quién puede decir mejor, cuando lo que en el poema subyace es la propia y presentida muerte del poeta, que nos ofrece tan sobrecogedores versos? Cito una frase muy pertinente que aparece en la solapa de su libro “Versos para encontrarme” y a mi entender define muy bien la esencia de su poesía: “El presente libro Premio Amantes de Teruel, recoge una serie de gritos y tristezas de la pequeña parte del mundo que le duele, por ser la gran parte del mundo que le importa”. Poco puedo añadir, sino recomendar la lectura de unos versos merecedores de gran estima, por sinceros, por bien construidos y porque en sus palabras se refleja la bonhomía de un poeta importante que nunca se dio importancia. Julián Alonso
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Pedro Quintanilla Buey
EL NOMBRE Te he puesto Soledad, sencillamente, Soledad, como un corro de oraciones. Soledad de encerrar nuestros rincones en un mundo pequeño y diferente. Soledad por un sueño solamente creciéndote tristezas y razones. Soledad repetida en escalones agarrando la mano del siguiente. Soledad del cansancio y la saliva para atajar la calle cuesta arriba subiendo como varas de gladiolos. Y marchar, juntos hasta la bandera, sin más ni repartir entre nosotros solos.
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Un poco de mi ausencia
PARA PASAR LOS CUARENTA AÑOS Hay un momento en que la vida empieza un despertar de labios ateridos y se te vuelve nada en los oídos y sólo la costumbre te endereza. Un momento en que vuelves la cabeza para contar momentos repetidos, crucificarte todos los sentidos, hacer geometría la t4isteza. Me trae a mal traer, una caricia, una peseta de cualquier noticia, morirme de memoria en cada goce. Luego, en el sueño, a la esperanza en punto, tengo que regresar, y me pregunto si alguna golondrina me conoce. (De “Versos para encontrarme”. 1976)
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Pedro Quintanilla Buey
JAIME, MI HIJO MAYOR Dicen, que todo a mi. De sangre a gesto. Que eres otra vez yo quien me sucede. Me estás copiando a limpio hasta que quede palmo a palmo en la vida que te he puesto. Si todos sois tan yo. Si yo me cuesto lo que costamos entre todos, puede que si el hombre total me retrocede tú estés sumando el hombre que yo resto. Todo a mí. Mis maneras, mis razones, mi forma de llevar las ilusiones, mi andar; cada pequeña cosa mía. Corta mis otros gestos como flores y hasta cuando te duela, o cuando llores, ponte sólo mi gesto de alegría. (De “Versos para encontrarme”. 1976)
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Un poco de mi ausencia
GUILLERMO, EL MÁS PEQUEÑO Para ti, algo sencillo. Si supieras lo que tu sueño tiene de paloma… Si niño y verso son del mismo idioma, jugamos en tu campo. A lo que quieras. A poner ruido al coche de carreras, a abrir la puerta al diente que te asoma, a llenar de agua el pájaro de goma o a pisarte el cordón de las playeras. Tú has salido a tu madre. Hasta el pijama se te vuelve latidos por la cama aprendiendo a querer de tanto verla. Pero, en lo que es más nuestro, en los sentidos, tú y yo debemos ser muy parecidos porque somos iguales a quererla. (De “Versos para encontrarme”. 1976)
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Pedro Quintanilla Buey
VIDA Yo vivo aquí, donde la tierra enseña las yemas de los dedos, donde tanto se acercan barro y paja y camposanto. Un pueblo de los pies a la cigüeña. Yo vivo aquí, donde la pana sueña con el cielo encerrado a cal y canto. Donde vive la risa a medio llanto, donde jugaba España de pequeña. Donde arde el pecho de esperar deprisa. Yo vivo aquí, donde el amor se pisa de sol a sol hasta el sudor del hierro. Yo vivo en esta tierra embarazada, que de noche me busca por la almohada al final de los grillos y del perro… (De “Versos para encontrarme”. 1976)
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Un poco de mi ausencia
PAN Y VINO Y qué, si digo pan, y algún lucero me quita la palabra de la boca. O si digo esperanza, y es tan poca que apenas cabe un padrenuestro entero. Y qué, si voy de vino a compañero lo mismo que en juego de la coa y además de tirar porque me toca tiro sencillamente porque quiero. Si de lo mío gasto. De lo mío… y qué, si digo pan, escalofrío o sed o lumbre o pena por ejemplo. Y qué, si desde el fondo de la bota mi tierra sabe bien que en cada gota lleva siempre una España como un templo. (De “Versos para encontrarme”. 1976)
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Pedro Quintanilla Buey
QUIZÁS EMPEZÓ ASÍ No sé si fue el aliento en la ventana que me empañó los pájaros y el río. O el nudo en la garganta del rocío, o el milagro del cántaro y la anciana. No sé si fue el silencio, o la campana. o el tordo entre los árboles, o el frío. Echadme por los hombros algo mío, porque hace mucha pena esta mañana. Encontré la palabra, así, de bruces, y seguí caminando entre dos luces muriéndome despacio en cada vena. Era pena de niño, y se reían. Tu eres el de la pena, me decían. Yo decía que sí. Que el de la pena. (De “Versos para encontrarme”. 1976)
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Un poco de mi ausencia
PRUEBA Pues más a mi favor, si dejo abierto y creo a pies juntillas cuanto escribo. alguna tarde os firmaré un recibo de ese dolor que tengo en descubierto. Digo, o puesto a jurar, juro que es cierto que un pájaro es un pez en negativo. Puedo estar triste y demasiado vivo, o amar exageradamente muerto. Ser hombre, es la mitad que nos asusta. Es esa pena que te viene justa Cuando tu propia voz te sobresalta. Tomo sólo esperanza, y te la pruebas. Ya verás cómo no. Cómo no llevas ni la mitad del Dios que te hace falta. (De “Versos para encontrarme”. 1976)
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…PARA CONTAROS CÓMO NACE … Y te nace su nombre, a la manera que nace entre los párpados el día. Y ya sabes mirarle, y todavía no sales de los párpados siquiera. Y te pone de corte en la dentera una serenidad de mediodía, como si una corriente de agonía vaciara en tu boca primavera. Y quieres preguntar, por qué te cabe justo en el paladar, y por qué sabe todas las horas de tu madrugada… Pero una fiebre azul, en carne viva, se te rompe en aristas de saliva para morir en pájaros de nada. (De “Versos para encontrarme”. 1976)
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Un poco de mi ausencia
…PARA CONTAROS CÓMO SE SUEÑA Es extraña la noche. Por oscura tiene un poco de muerte; por callada es algo de silencio y de llamada. Por sueño, tiene tanto de aventura. La noche del amor, es la dulzura de sentir mariposas en la almohada; llevar entre los labios la pisada y caminar pisando quemadura. Es encontrar el sueño a cielo raso volcándose en la sangre a cada paso un corazón de pájaros abiertos. Es un pecho bebiendo los latidos de unos besos naciéndole dormidos a unos labios muriéndose despiertos. (De “Versos para encontrarme”. 1976)
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Pedro Quintanilla Buey
SE LLEVABAN ALGO MÍO Fue el treintainosequé. Yo era aún un crío de sueños limpios como la cuchara. Crecí leyendo en la mirada clara de los cuerpos flotando por el río. Vi sangre devorándose el rocío. Si una raya une aquello que separa, sentí hombres sin hacer, cuerpos sin cara, y todos se llevaban algo mío. Nos sorprendió el dolor cambiando cromos y España ha resultado lo que somos, sin lágrimas gritadas en voz baja. Vengo de recorrer lo que hemos sido y no se ve la luz, sólo he sentido ríos de niebla y árboles de paja… (De “La luna y los perros”. 2013)
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Un poco de mi ausencia
AGUA PASADA QUE MUEVE MOLINO Tanto y tanto dolor. O tantas ganas. Tanta España de alientos campesinos. Agua pasada que movió molinos. Tierra inventando siempres y mañanas. Era una España abriendo las ventanas a un caminar sangrando sin caminos. La España de las rutas y destinos no sabía palomas ni campanas. Aquí nadie ganó. Sin patriotismos, pisando por los cuerpos de ellos mismos, volvieron a la siega y los rebaños. España, tantas veces redimida… Alguien sabrá si mereció la vida de algún soldado de dieciséis años. (De “La luna y los perros”. 2013)
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Pedro Quintanilla Buey
LA VIDA QUE TE DEBO Y QUE ME DEBES A lo mejor hoy mismo, si te atreves, nos liamos la manta a la tristeza y nos vamos tú y yo por donde empieza la vida que te debo y que me debes. Apréndetelo bien. Quiero que lleves un croquis del dolor y la firmeza de que un Dios al que se jura y reza y que hoy empieza junio y ya te mueves. Para que tú comprendas, esta casa Te hizo un hueco muy grande. Nace y pasa Que te estamos viviendo en negativo. En esta cuenta atrás hacia la vida hay quienes mueren y hay quien se suicida apenas a unos meses de estar vivo. (De “La luna y los perros”. 2013)
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Un poco de mi ausencia
EL TREN QUE SE PIERDE Por Abril florecías, cuando olías a luna. La noche estrangulaba las luces de tu cuarto. Brillabas como un grito de plenitud de parto y eras agua en los labios, y eras canción de cuna. Hoy caben en mi llanto tus ganas una a una, te visto de caricias, te vivo y te comparto. Sabemos que en tus miedos fui actor de reparto, quise coger estrellas y no alcancé ninguna. ¿Dónde está mi canica? ¿Dónde mi cristal verde? ¿En qué parte del hombre queda el tren que se pierde? Caricias en la nuca, la falda de la abuela… Soy el niño de gafas que hoy pisa escalofrío, cambio sellos por cromos, por bañarme en el río. Aunque fui, por ejemplo, el primero en la escuela… (De “La luna y los perros”. 2013)
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Pedro Quintanilla Buey
CARICIAS Y LUNARES Nos pondremos la noche de pasear olvido y el Dios de nuestra aurora nos hallará despiertos, hombro con hombro, juntos, con los ojos abiertos resucitando el tiempo que ya hemos recorrido. Será hacer cuenta nueva con el amor vivido. Será palpar locura, saber que somos ciertos y nos diremos mucho, callados como muertos, viviéndonos mitades, latiendo repetidos. Sentirte de memoria y amarte diferente. En las verdes diademas que iluminan tu frente se quedarán con hambre caricias y lunares, salvajemente juntos tus sueños y los míos. Los míos serán fuetes que irán pariendo ríos. Los tuyos serán ríos que irán pariendo mares. (De “La luna y los perros”. 2013)
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Un poco de mi ausencia
DESCORRIENDO LA BRUMA Yo no sé si han valido la pena las estrellas o el corazón me ha puesto la sangre boca arriba. Me estoy sintiendo barco flotando a la deriva, besando tus palabras hasta beberme en ellas. Siento que son las mismas, que siguen siendo aquellas del valle de tus venas, tu angustia en carne viva, las islas de tus ojos, la piel de tu saliva, los caminos de nácar que marcan nuestras huellas. Pero sé que mañana, descorriendo la bruma surgirá en un fermento de soledad y espuma esa muerte redonda que vive y te alimenta. Esa muerte que late, te sangra y te respira. La muerte que se palpa, la muerte sin mentira que ya nos va muriendo sin que nos demos cuenta. (De “La luna y los perros”. 2013)
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Pedro Quintanilla Buey
ANDRÉS Cuando se habla en hermano y en poeta, y se ha vivido como se ha vivido, y cuando se ha heredado y compartido el juguete, el dolor y la chaqueta. Cuando al gastar la última peseta para comprar costumbre, se ha sentido que era tan de los dos el apellido y una vida tan yéndose y tan quieta… Si aún conservas la foto de la escuela, si has llorado en la falda de la abuela, se rompe el siempre contra las paredes. Del archivo que guardas cada día, y quisieras, no sé… te gustaría… escribir unos versos y no puedes. (De “La luna y los perros”. 2013)
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Un poco de mi ausencia
ME ARREPIENTO DE NADA Amanéceme mucho para lamerte el miedo. Soy tu cuerpo de fruta que escribimos en peces, tu plato de milagro, tu respirar mil veces en la mirada limpia en que me retrocedo. Amanéceme pronto, que todavía puedo echarme al hombro el aire del día que amaneces, y devorar tus pulsos, sabiendo que me escueces, que he de llorar sin lágrimas el llanto que me quedo. Pasa el dolor a limpio, que el rocío nos jura que no es verdad la noche, que vivir no se cura, que somos nuestra copia, que mienten los espejos. Me arrepiento de nada. De aquello que no hicimos, que aún es tiempo de avispas, de madurar racimos, y de seguir queriéndonos como animales viejos. (De “La luna y los perros”. 2013)
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Pedro Quintanilla Buey
Porque ensayé vivirme para dejarme escrito en zarpazos de rabia que luego cría pena. Porque un dolor de vidrios me firma cada vena y tengo mucho llanto que ya no necesito Llamadme cada siempre que os haga falta un grito o queráis medir sangre con el reloj de arena. Ponedme una sencilla señal de hierbabuena en la página amarga del cansancio infinito. Regresar es rendirse en lenguaje de perro. Quiero forjarme en nieve, quiero fundirme en hierro y ni siquiera puedo jurar la diferencia. Escribo en las vigilias de lumbre y madrugada y voy cerrando sobres en los que os mando nada, para que tengáis todos un poco de mi ausencia. (De “La luna y los perros”. 2013)
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“UN POCO DE MI AUSENCIA”, de Pedro Quintanilla Buey, se editó de manera virtual en noviembre de 2017, como número 30 de la colección “CUATRO CANTONES”, colección de mini antologías de poetas palentinos, dirigida por Julián Alonso y editada por “Cero a la Izquierda”
Cuaderno número 9 de la edición virtual
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Títulos publicados: 1.- Tocad su corazón José María Fernández Nieto 2.- Árbol del paraíso Juan José Cuadros 3.- Una palabra menos Felipe Boso 4.- ¿Estás contenta? Cres Sanz Ruipérez 5.- In memoriam Santiago Amón 6.- Versos ocultos Juan Manuel Díaz-Caneja 7.- Paraíso y exilio Jesús Alonso Burgos 8.- Memorias y reincidencias Javier Villán 9.- Fechas retenidas Marcelino García Velasco 10.- Casi una vida - Versos e imágenes Antonio L. Bouza 11- Pasos contados Manuel Carrión Gútiez 12.- Cierta cantidad de silencio Joaquín Galán 13.- Campo a través Fernando Zamora 14.- Sonetos Gabino-Alejandro Carriedo 15.- Ecos del alma Carlos Urueña González 16.- Aire de un tiempo moderadamente vivo Manuel de la Puebla 17.- Palabra o claridad Manuel Bores Treceño 18.- De acá para allá Jesús Aparicio 19.- De niños. Poemas Esperanza Ortega
20.- Como un lento veneno Julián Alonso 21.- Exilio César Muñoz Arconada 22.- Señas de identidad Mariano Íñigo 23.- Micropoemas Ajo 24.- La voluntad del paso Julia Gallo Sanz 25.- Itinerarios Victorino Martínez 26.- En cuatro idiomas Gregorio San Juan 27.- Mientras dure la nieve Amalia Iglesias Serna 28.- Naturaleza accidental Jesús López Santamaría 29.- El desorden del aire Elpidio Ruiz Herrero 30.- Un poco de mi ausencia Pedro Quintanilla Buey