GREGORIO ANTOLร N
El chico del rincรณn
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Datos del autor: Gregorio Antolín (Palencia, 1955) Francotirador gráfico autodidacta implicado en multitud de proyectos, ha colaborado en numerosas publicaciones generalmente de tipo marginal, con aportaciones tanto gráficas como literarias. Formó parte de los Colectivos GARIMBA y SIETE CUCHILLOS, editoras de los fanzines locales “LA CHISPA”, o “70 PUÑALÁS”. Fue miembro fundador de “LA CUEVA”, decana de los fanzines subterráneos de Palencia, “VENENO” (hoja volandera de poesía) e integrante del equipo de historietistas de la revista de cómics “ZANCO PANCO”. Tiene publicadas ilustraciones y cómics (actividad que abandonó en los años 90), repartidos en diversos medios, tanto impresos como editados digitalmente. Colaboró también, en el extinto colectivo LÁPICES EN LUCHA, con el que participó en los libretos de los CDs “WAITAUT” del grupo punk 3 DE BASTOS, “SPANISH DIARREA” de GUERRILLA URBANA, y en el fanzine monográfico “A LA SOMBRA DEL SISTEMA”, entre otros proyectos del Colectivo. En los últimos años se ha dedicado profesionalmente al diseño y comunicación gráfica, desarrollando paralelamente otras actividades en distintas disciplinas creativas (pintura, modelado, instalaciones, música, poesía discursiva y experimental, procesos digitales...), como partes de un todo indivisible, y canal de materialización de un complejo universo personal. Entre sus múltiples publicaciones se pueden destacar, entre otras muchas: “Vía férrea” (2000), “Otro invierno en Palencia” (2002), “Perro viejo” (2002), “Ahora que estáis todos muertos” (2012), “Aquellos fuimos nosotros” (2015), “Ojo x ojo” (2016), “Currusco cuántico” (2016), “Mesetaria blues” (2017), “Concupiscencias anónimas” (2017), “Yo sólo bajé a por tabaco” (2017), “Agenda personal” (2017), “Iconoclastias” (2017), “Memoria de pez” (2018), “Música ratonera (Bitácora sonora de un chico de provincias)” (2018-2019), “Bendito aguarrás” (2019) (en colaboración con Egidio Huerga y Miguel Noriega Quijano), “Alegorías coloquiales” (2019), etc…
GREGORIO ANTOLร N
El chico del ricรณn Selecciรณn y prรณlogo de Juliรกn Alonso
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Idea, diseño y dirección: Julián Alonso © los autores Imprime: Edición virtual de “Cero a la Izquierda” Ilustraciones de portada y contraportada: Gregorio Antolín. Web del autor:
Depósito legal:
EL POETA ANTIGUAMENTE CONOCIDO COMO KITFLÚS
Gregorio Antolín no es un poeta al uso, porque no es una persona al uso. Quizás ni sea poeta o él mismo no se considere así. De hecho su labor en ese terreno ha sido a lo largo de los años, algo intermitente, una consecuencia natural de sus inquietudes creativas que son muchas, distintas y mezcladas en una especie de alquimia muy personal, pues entre fronteras difusas va de los inventos electrónicos a la música, de los cables a la pintura, del diseño gráfico al comic, de los fanzines a las causas perdidas en un totum revolutum que ha producido con frecuencia muy buenos resultados. Son muchos ya los años que lleva en su particular trinchera de francotirador contracultural y creador marginal, desde sus casi infantiles escarceos musicales o su labor pionera en fanzines “underground” a su actual fase de hombre orquesta en la que a dos manos escribe, diseña, pinta, recuerda y abre constantemente su caja de sorpresas para regocijo de amigos y desconocidos, pero es que en el margen resulta que se crea con más libertad y de eso, de libertad, Antolín sabe tanto que hasta podría dar clases particulares. Siempre a su aire, mucha de su obra de todo tipo se encuentra, a veces a su pesar y a veces deliberadamente, perdida o dispersa, pero pese a su militante anarquía existencial, siempre ha sabido conservar aquello que de verdad importaba y su poesía, durante mucho tiempo casi [3]
secreta, es una de esas cosas que ha merecido la pena no perder de vista. Aunque ya se había descolgado con alguna publicación poética puntual desde finales de los 70 del pasado siglo y con las letras de canciones de su época de cantautor, sus ediciones personales, tanto de corte discursivo como visual, comenzaron a ver la luz pública de forma decidida en el ya lejano 2002 con “Vía férrea”, obra artesanal y autogestionada como casi todo lo publicado hasta ahora y no ha parado ya de producir buenos frutos poéticos con una obra afirmativa, radical, desencantada en ocasiones, con la que reflexiona sobre el mundo que le rodea y su manera de estar y supervivir entre elementos hostiles. Gregorio Antolín es amigo de palabras esdrújulas y cargadas de contenido, de esas que nos llenan la boca, alimento para espíritus rebeldes y mesetarios, poesía enraizada en las piedras del páramo para que no se la lleve el viento. Escribe como es y es como escribe, sin pelos en la lengua ni freno en la pluma. Esto dice en su poema titulado “Autodefensa”: “No oculto mi desdén por esta tierra / inhóspita y baldía, / generosa en cosechas / de cardos, / beatas, / caciques / y escuálidos girasoles....” Léanlo. Julián Alonso
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Gregorio Antolín
ALBOREÁS Yo no vengo a cantar a la vida como Whitman. Considero que más bien parece un triunfo no bucear eternamente entre las sábanas en busca de otros mundos al despertar cada mañana. Y me levanto con el pie que más cercano queda, oséase el izquierdo, y aún maldiciendo al autor de este desaguisado, intento, pese a todo, bregar el duro oficio de ser buena persona, cuestión que casi siempre queda coja por un ciento de gestiones deshonestas, y algún que otro descuido sin más saña. De “Vía férrea” (2000)
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El chico del rincón
EJE DEL BIEN Deberías saber que en este instante, cualquiera puede ser ilegal por no llevar bigote, obviar el traje de los domingos, dejarse el bozal en casa o carecer de hipoteca. Según las nuevas normas del Imperio, serán exterminados democráticamente los pasos de cebra, las aceras, algunas esquinas sospechosas, y todos los tozudos ciudadanos que se resistan a ser ilegalizados. Cualquier atisbo de duda a este respecto será declarado anticonstitucional. De “Vía férrea” (2000)
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Gregorio Antolín
RESONANCIA A Feli Y qué pasa si estimo que mil Mondrianes no valen tu entereza; que la Historia del Arte languidece ante la firme sentencia de un corazón de metralla. Que ya diluvia en las calles, y en los barrocos salones con acolchado cuero y fotos de los niños en el mueble. O que amenazan de nuevo con antiguas novedades. Y tú ríes por dentro, como quien ya conoce la vuelta de la esquina, y pones un cedé de Camarón. De “Vía férrea” (2000)
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El chico del rincón
OTRO INVIERNO EN PALENCIA Vivo en el país de los ratones impregnado de veneno mesetario donde alardean impasibles las rotondas y los abrigos asesinos a la salida de misa de San Pablo. Aquí el frío del norte penetra hasta los huesos cuando sopla del cerro del Cristo con inusitada envidia. Y no es frío lo que hiere, sino esas voces ausentes, las alargadas sombras de las pérfidas esquinas, ese caminar cansino de peatones tristes, derrotados, como pidiendo perdón por existir. Resuenan los pasos en los soportales como campanas que tocan a muerto en la noche, apenas arropada por tímidos neones y escurridizos truhanes de tres al cuarto que agonizan de tedio detrás de la barra de cualquier bar de putas. Así que mientras fuera las aceras se retiran hasta el alba, pendientes de un astro nuevo, oteamos las pálidas luciérnagas del alma, porque es llegado el momento preciso y necesario, de restregar las heridas como antiguas cicatrices y hacer acopio de sustancias ilegales, en previsión de otra nueva Operación Primavera. De “Otro invierno en Palencia” (2002) [8]
Gregorio Antolín
ANECOICA La soledad es música serena en este rincón acorazado de Castilla. Aquí donde las últimas noticias son el libro del Apocalipsis y el sonido de las eras, opaco, ascético, a veces áspero, hiriente como dulzaina y tamboril. En el barbecho, clamores. Ejército sepultado que bulle en la tormenta y redobla como el trueno. Y luego… NADA. Otra vez ese feroz minimalismo mesetario, algún santo difunto, rastrojos, una fosa común casi reciente, sílex y hierro tumefacto… chatarra de antiguos caudillos aguerridos. Aquella vieja estación abandonada refugio de unos cuantos enjutos mirasoles, este perro escuálido y desgarbado atisbando los vientos en tono menor y el espectral murmullo de los muertos en la noche de ánimas. Enrojada la trébede, Bajan tres padrenuestros Maullando el Cierzo. De “Otro invierno en Palencia” (2002) [9]
El chico del rincón
CAMINO Ya sé que ciertos muertos son incómodos. aterrorizan con su diáfana presencia y su memoria. Algunos nos dejaron un legado efervescente que deflagra inesperado en cualquier parte. Por eso yo no escucho a los cadáveres, ni a veces las consignas de los supervivientes. Ejerzo de común titiritero en la farsa que nos marca este trasiego hacia ninguna parte. (2002)
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Gregorio Antolín
PINACOTECA Adoro la comisura de tu escote. Allí es donde naufragan las vanguardias. De “”Perro viejo” (2002)
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El chico del rincón
DIES IRAE La vida algunas veces, como un péndulo alterna los extremos con un ritmo impredecible. Así, tal vez un día Marchitará por fin esa arrogancia Con la que administráis esta violencia innecesaria. Entonces, ni los antiguos enemigos podrán reconocer vuestros cadáveres. De “Ahora que estáis todos muertos” (2012)
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Gregorio Antolín
EL CHICO DEL RINCÓN “…y la más hermosa Sonríe al más fiero de los vencedores” RUBÉN DARÍO “…y las más hermosas sonreían A los más insolentes de los vencedores” J. GIL DE BIEDMA
El chico del rincón no es un bicho raro. Se aferra a sus vinilos y oficia de mosén en el guateque haciendo girar el plato a gusto de la audiencia, aunque odia esas canciones Almibaradas y pueriles. Admite sin reservas su papel en la farsa que a veces se le antoja anacrónica y grotesca y asume esa atonía existencial a base de ginebra barata y Coca-Cola mientras pincha baladas melosas y rumbas canallas preguntándose por qué las chicas más hermosas sonríen a los más imbéciles del baile. De “Aquellos fuimos nosotros” (2015)
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El chico del rincón
LA REINA DE LA FIESTA “Hoy la vi y tenía un rostro ajeno al que yo amaba” PABLO MILANÉS
Qué lejos el recuerdo de aquel tiempo cuando hermosa y altanera paseabas tu impostura por el foro sintiéndote crisol de todas las miradas. A tus pies se arrojaba el universo como alfombra en la que airosa danzabas como diosa inalcanzable al son de los arrullos de tus cómplices. Sonreía la vida y tu tan firme deslumbrada por el brillo lisonjero de los nardos florecidos a tu paso. Qué lejos los halagos y las flores cuando la savia flamígera atronaba como vórtice furioso y apenas advertías de soslayo los furtivos envites del dolor y el infortunio que imaginabas reservados a los proscritos del Olimpo. Qué marchita y caduca aquella gracia iridiscente y trivial que iluminaba tu estampa hace ya tanto tiempo. De “Aquellos fuimos nosotros” (2015)
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AQUELLOS FUIMOS NOSOTROS Brindábamos con licores recios en oscuras tabernas por los cadáveres de nuestros contrarios y la memoria de los compañeros. Moramos por algún tiempo en los distintos purgatorios conocidos y ocupamos las plazas y las solanas orgullosos de nuestras ambiguas credenciales alegales y fronterizas cuando ya casi todo estaba perdido. Nos crecieron duras escamas con el tiempo acorazando memorias mezquinas que apenas invocamos como aquel burdo verano en el que nos desconocimos. Ahora sabemos que la vida es un arma de doble filo y que nuestro mayor enemigo se aparece cada mañana en el espejo interrogante y rendido a veces azotado por mil furias intangibles amordazadas durante tan largo tiempo. Maldecimos airados los tiempos presentes enmarañados y ambiguos fértiles en vulgares eufemismos artificiosos lances y ponzoñosas verdades que horadan nuestra paciencia. De “Aquellos fuimos nosotros” (2015) [15]
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REACCIÓN
EL FIN JUSTIFICA LOS
MIEDOS De “Currusco cuántico” (2016)
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ENTRADILLA Cuando el cristal se quebranta un manojo de anhelos se va al traste y algunos mundos ajenos colisionan sobrecogidos. Peligrosas aristas que inclementes horadan las sórdidas entrañas de la conciencia. De “Mesetaria blues” (2017)
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TANGO ÍNTIMO Como sabes, ayer dije que adoro la comisura de tu escote y la furtiva seducción que dinamita el turbio examen de los muchachos de la esquina. También conoces el desastre que provocas si de soslayo disparas sutilmente esa mirada afilada e irrebatible que precipita instantáneas y fugaces tormentas con efecto de una bomba de neutrones. Tan solo algunos pocos vislumbraron que todos los espacios siderales se esconden en tus sábanas y que implosionan los mundos en cada gemido sordo que reverbera en la estancia mientras las paredes tiemblan y un hálito de dioses habita entre nosotros.
De “Concupiscencias anónimas” (2017)
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PRÓLOGO No sobresalgo del común de los mortales. Acarreo como tu, pesadas cargas y espectros a la espalda. También hay muchos días que me revelo insoportable acuciado de dudas y etéreos espantos enrevesado y ceñudo como el ogro de las fábulas. Tan solo ejerzo de ciudadano asilvestrado sin reseñables hazañas ni valentías. Quizás sin darte cuenta, el humo ciega tus ojos. De “Yo sólo bajé a por tabaco” (2017)
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ARRABAL Del armario van saliendo ensimismados los cadáveres durante tan largo tiempo excluidos por cautela, apenas disimulando oscuros resentimientos añejos como las rancias evocaciones que traidoras sobresaltan en las noches afiladas. Hieráticos e inexcrutables como siempre, hoy transitan con la arrogancia sibilina de los mejores tiempos, lustrando la memoria de cardenillo y mácula, amenazando con sembrar velados secretos innombrables, nuevas incertidumbres y agudos retortijones en las entrañas. De “Yo sólo bajé a por tabaco” (2017)
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Gregorio Antolín
YO SÓLO BAJÉ A POR TABACO Yo tan solo bajé al estanco de la esquina, así que no conozco a ciencia cierta los detalles del nacimiento del cosmos y su esencia. Me quejo del abusivo precio del tabaco porque ignoro las múltiples secuencias desgarbadas que atiborran aquellos huecos siderales y si en ocasiones fumo de forma compulsiva, lo hago por la escasez de certidumbres de la mecánica cuántica. Tampoco me emocionan las liturgias y eso puede ser cosa de las ondas milimétricas que a veces colisionan sin orden ni concierto en mis escasas neuronas. Tal vez la culpa sea del campo electrostático o de los polos magnéticos, cuando la observo como siempre arrobada en el ocaso y enhebro vehemente un sinfín de historias turbias e indecentes. De “Yo sólo bajé a por tabaco” (2017)
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El chico del rincón
EL CHICO DE LOS TUBOS A Jujo El chico de los tubos dispara a discrección sin importarle ni la raza, ni el sexo, ni el estado civil, contundente metralla de abrazos sin rédito mientras suma corcheas y semifusas sobre el control termostático de las viejas calderas de Pedro Botero. Y cuando intrépido hurga entre las tripas sombrías de aquella bestia, alborozado emancipa añejos resortes enrevesados para un “blues” que resuena en el hueco de todos los infiernos. De “Agenda personal” (2017)
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Gregorio Antolín
CARICATURAS La Patria es un currusco de pan con chocolate y el calor de la lumbre. El Edén un puchero en la trébede mientras el viento del norte vacía las calles. La vida es esa cosa que pasa de soslayo ahíta de certezas no anheladas o puñaladas traperas severamente insalubres. Y mientras tanto se disparan las facturas de la luz y del gas y las recetas de antidepresivos y ansiolíticos y los taxis van y vienen bajo la lluvia de otoño mientras transita insistentemente otro cortejo funerario. De “Bendito aguarrás” (2019)
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EL CHICO DEL RINCÓN, de Gregorio Antolín, se editó en noviembre de 2019 como número 15 de la edición virtual de “CUATRO CANTONES”, colección de mini antologías de poetas palentinos, dirigida por Julián Alonso y editada por “Cero a la Izquierda”.
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Títulos publicados: 1.- Tocad su corazón José María Fernández Nieto 2.- Árbol del paraíso Juan José Cuadros 3.- Una palabra menos Felipe Boso 4.- ¿Estás contenta? Cres Sanz Ruipérez 5.- In memoriam Santiago Amón 6.- Versos ocultos Juan Manuel Díaz-Caneja 7.- Paraíso y exilio Jesús Alonso Burgos 8.- Memorias y reincidencias Javier Villán 9.- Fechas retenidas Marcelino García Velasco 10.- Casi una vida - Versos e imágenes Antonio L. Bouza 11- Pasos contados Manuel Carrión Gútiez 12.- Cierta cantidad de silencio Joaquín Galán 13.- Campo a través Fernando Zamora 14.- Sonetos Gabino-Alejandro Carriedo 15.- Ecos del alma Carlos Urueña González 16.- Aire de un tiempo moderadamente vivo Manuel de la Puebla 17.- Palabra o claridad Manuel Bores Treceño 18.- De acá para allá Jesús Aparicio 19.- De niños. Poemas Esperanza Ortega
20.- Como un lento veneno Julián Alonso 21.- Exilio César Muñoz Arconada 22.- Señas de identidad Mariano Íñigo 01 V.- Micropoemas Ajo 02 V.- El desorden del aire Elpidio Ruíz Herrero 03 V.- Itinerarios Victorino Martínez 04 V.- En cuatro idiomas Gregorio San Juan 05 V.- La voluntad del paso Julia Gallo Sanz 06 V.- Naturaleza accidental Jesús López Santamaría 07 V.- Mientras dure la nieve Amalia Iglesias Serna 08 V.- Un poco de mi ausencia Pedro Quintanilla Buey 09 V.- Treciembre Andrés Quintanilla Buey 10 V.- Larga madeja de caminos Roque Nieto Peña 12 V.- Sociedad Limitada Carmen Álvarez 13 V - Cuando cierras los ojos Sari Fernández Perandones 14 V - Desde el Saloncillo Enriqueta Palacios 14 V - El chico del rincón Gregorio Antolín
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