VICTORINO MARTÍNEZ
Itinerarios
25 Número 4 virtual
Datos del autor: Victorino Martínez, nació en Amayuelas de Arriba (Palencia), el 27 de septiembre de 1942, aunque se considera de Amayuelas de Abajo porque fue allí donde aprendió a hablar primero, a andar después y sobre todo donde fue a la escuela. Con los estudios primarios, a los 22 años, se fue a vivir a Palencia. A los 38, con un amigo, saca (en parte por hobbi) el graduado escolar y empieza sus pinitos en la poesía y el relato corto. Su condición de albino le obliga a desarrollar una personalidad autodidacta, a su pesar, no sabe si a su costa. Curtido en mil batallas, su obra está prácticamente inédita, a su pesar y a su costa. No le gusta que en la obra poética el aparejador suplante al arquitecto o lo que es igual, que el técnico se meriende al artista. Le gusta la poesía desnuda, sin trucos, sin muletas, cara a cara con el hombre. En el sustrato de su poesía hay siempre tres elementos que se combinan caprichosamente en cada poema: ironía, ternura y juego. Fue miembro del grupo “Astrolabio” Algunos de sus poemas figuran en publicaciones de ese grupo, en el libro “Espacio colectivo (poetas del grupo Astrolabio)” o dispersos en ediciones varias, habiendo sido incluido en las publicaciones “Palencia. Tiempo aprehendido” y “Palencia. Palabra y luz”.
VICTORINO MARTร NEZ
Itinerarios Selecciรณn de Juliรกn Alonso Introducciรณn de Manuel Bores Ilustraciรณn de portada: Luis Moro
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Idea, diseño y dirección: Julián Alonso © los autores Imprime: Depósito Legal: P- /2015
Victorino Martínez
AvitoALLAMIENTO La colección “Cuatro Cantones” nos presenta una selecta gavilla de poemas, suficientes como “señas de identidad” de otro poeta raro y secreto que, en decir de José Luis Puerto, tiene capricho en producir Palencia. Una selección tan ajustada y representativa que nos da la sensación de haber leído las obras (in)completas del creador, Victorino Martínez. Leamos atentamente el primer poema, Autobiografía, tan rotundo y tan redondo. Hagámoslo unas cuantas veces, hasta captar el hilo de Ariadna que nos permita deambular por el laberinto de espejos que crean, como una virtualidad, el resto de poemas. En ese itinerario oiremos resonancias de caracolas y cantos de sirenas, que forman parte del poema. Recordemos, por ejemplo, Autobiografía, de Gloria Fuertes: Yo nací a los pies de mi madre / en el centro de España, una tarde. / Mi padre era obrero, / modista mi madre (…). El autor enraíza en una tradición alternativa y velada en la poesía de posguerra. Vito no nació en un patio de Sevilla sino en una “tierra mal bautizada” y no fue aprendiz de gay saber sino, más bien, escolar de la vida. Nació –dice- entre los tabones y excavó pozos para cimentar las cosas (no las casas) de este mundo. Esta clara conciencia social y de clase es una opción personal propia del tiempo que le tocó vivir: inmersión en movimientos sociales, sindicales y políticos, y voluntad de construir otro mundo imaginado durante la dictadura. Los cimientos de su “curriculum” lo conforman las publicaciones Zero-Zyx; se alimenta con la poesía necesaria como el aire –Celaya- y se siente orgulloso de ser no un ingeniero sino un (ingenioso) obrero del verso. Y añade, con buena mano, una pizca del escribo como hablo de Blas de Otero. Tiene su poesía un aire lúdico, pero no hay en ella inocencia naïf, sino una voluntad de estilo. La sobrevuelan vencejos juguetones, pero está elaborada al milímetro: tanto leer como escribir eran/son un gran esfuerzo –mis ojos son insuficientes- para el artesano de estos textos; por eso, los versos han girado y girado en su mente, como el barro en el torno del alfarero, hasta conseguir la forma buscada o, a veces, simplemente encontrada, que eso también es arte. El
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resultado, una poesía que se mantiene joven y sin necesidad de cosméticos ni de “lifting”. Admiro el tono desenfadado de su creación. Cada cual escoge a sus maestros y Vito tiene raigambre postista –Cirlot, Ory, con Gómez de la Serna de fondo-.Y oscila entre el prosaísmo adánico de Whitman y el lirismo más estremecedor. Pero tiene en el terruño el enganche más inmediato de Carriedo. La plaqueta A la altura de mis ojos “clavó” esta forma de ver las cosas. Y, claro, con estos mimbres, es frecuente en él un agudo tono humorístico, incluso satírico: es muy salado y habla / del mar. / Nunca se moja. Además, ha seleccionado muy bien a sus amigos y es fiel a esa amistad: la poesía coloquial de M. Benedetti y la antipoesía de N. Parra, el realismo mágico de L. A. de Cuenca… La tierra también le dio un compañero más próximo: Fernando Zamora. Ambos comparten el empleo muy productivo de la técnica del collage, que permite la huida de lo académico y discursivo. Algo hay de malabarismo circense en su manejo de las palabras. Ha utilizado el látigo con ellas para que no se hagan las remolonas. Las ha retorcido hasta exprimirles la última gota: invención de neologismos, juegos de palabras (paranomasias, dilogías, calambur, traslaciones) y otros recursos son utilizados con eficaz dosificación. No les preocupe que las palabras –que son como liebres- se les escurran. La poesía es un aroma que va y viene, como la música de verbena veraniega que el aire lleva y trae. Los versos son como las lagartijas: se nos escapan, pero nos dejan el rabo, y los poemas tienen un deje de adivinanza. ¿No es un rasgo del hombre de campo, de los campos? Tras la jubilación, Vito se hizo peripatético radical, y “harto ya de estar harto”, donó sus libros y se fue, ligero de equipaje como D. Antonio, a Barcelona, a ver el mar y, por si andaban aún por allí Sancho y D. Quijote, departir con ellos. Cuentan, quienes lo han visto, que ahora se pasea por las Ramblas silbando el famoso Mediterráneo de Serrat, y que incluso le han oído cantar algún verso: ¡¿qué le voy a hacer, si yo nací en la Tierra de Campos?! Adéu-siau, como dicen por allí. Id con Dios, amigo Vito. Y salud. Manuel Bores
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AUTOBIOGRAFÍA Soy terracampino de pura cepa.
Nací entre los tabones un día de lluvia mansa bajo el signo de Libra.
Más tarde trabajé en la construcción haciendo pozos para cimentar las cosas de este mundo.
He pisado mucho barro. Estoy condenado a desbarrar el resto de mis días.
Pido perdón a los amigos.
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SALAMBÓ Algunos dicen que soy bárbaro, yo no lo sé. Procedo de una tribu de vacceos. No soy exactamente sedentario como piensan algunas gentes de corazón somero, sencillamente llevo años ensoñando estratagemas, tengo urdido un plan.
Me dirijo hacia las Columnas de Hércules. Lo haré por tierra, pues no entiendo las cartas de marear, no he de pasar por Cuenca, pero sí atravesar múltiples cuencas (algunas importantes), tendré que esquivar o vencer a legiones competidoras y/o enemigas, mi viaje tendrá seguramente, más de Iliada que de Odisea.
En las cercanías de la fortaleza tendré que domesticar a tres perros de raza. Llevo preparadas marías integral
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de Fontaneda, untadas en Cola-Cao líquido bajo en calorías.
Mi finalidad última es desvelar el enigma y celebrar la mixtura.
Obviamente se ruega máxima discreción.
Nota: Cualquier conjetura de tipo realista es puro disparate. Salambó es igual a Cartago.
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LA NIÑA DE MIS OJOS Qué tonterías dice la gente. La niña de mis ojos no está en mí, anda fuera de mí y vaya cómo anda.
Pudiera conjeturarse que es insuficiente, pues mis ojos son insuficientes (fatal correspondencia) Pero quiá: la niña de mis ojos es grandiosa “Gran-Diosa”.
¿Y eso?
Todo lo demás, lo pone la memoria.
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RETRATO DE JUGUETE Costó mucho fotografiarla.
Estaba en un cantón de conjeturas.
Llevaba pespuntes de dolor y una hidroeléctrica de bolsillo por todo ajuar de aperos para el viaje.
Su tiempo no era lineal, ni cíclico, andaba encallada en la dificultad del primer paso.
El asombro no era materia prima en el lugar. Tenía ajadas la ilusión y la esperanza.
Lucía enmarañados relámpagos de aspiración a la alegría y se oía allá, muy lejos el quinquenal cascabeleo de su risa
Portaba un corazón en bandolera y tropezaba.
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CRISOL DE ATARDECERES Andaba por aquel entonces Castilla, menos parcheada de abrojos. En la plaza de la catedral, descabalgó Un moro (había compadreo y confituras). Su caballo Alazán, relinchaba clamorosamente, tenía miedo de Babieca, desfacedor de horóscopos y epifanías. En el trascoro de la catedral, hallábase un rabino improvisando un gheto. La palidez del Sol, ha deslucido la historia o la leyenda.
Los escaparates mienten y hace frío.
El río está más blanco.
La anatomía del otoño se hizo endémica a pesar de las Huertas del Obispo.
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RECUERDO Era alto, guapo, ingenioso, manitas de plata.
Tenía nombre bíblico.
Huyó de Salomé. Se fue en busca de un reino paidófilo.
No sé por qué ahora lo recuerdo.
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MI PEQUEテ前 SALTAMONTES Es de carテ。cter anfibio, mora, ora en la ternura, ora en la viscosidad.
Es muy salado y habla del mar. Nunca se moja.
No es lector, es leeeeedor.
Tiene a gala no entrar en el terreno de los sentimientos, se queda en el umbral, sibariteando. Mi pequeテアo saltamontes.
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UN DÍA Me despertaron los vencejos con su desesperada caligrafía fonética. Eran los aviones de la infancia.
Su chirriar semejaba los coros de las bacantes. No a estacazos, sin tirsos, armoniosamente y con esa puntualidad británica.
Ahora que lo recuerdo, estaba en un tándem entre sueño y vigilia.
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PIBE El pibe nunca le tuvo miedo a las palabras
pero se pasó treinta y cinco años sin saber qué hacer con ellas.
Las había escuchado y le repugnaban, tenían demasiado azúcar y a la vez eran amargas.
Curiosa paradoja modernista, decadentista o yo qué sé.
Al pibe nunca le dijeron……………
¡Oh juventud! “Divino Tesoro”.
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SIMILITUD Había un jardín extraño un tanto ralo.
Casi nadie lo conocía
Era amplio y frondoso pero sólo se destaca en él una amapola y una peonía.
Lo que más llamaba la atención a los sociólogos, era lo reflectante de su polaridad, su desgarrada similitud.
En los colores.
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BIOGRAFÍA DE UNA MARIPOSA Nació una primavera pequeña y sencilla. Las más de las veces llevaba un chubasquero de juguete a las acuestas. A medida que pasaba el tiempo crecía, se metamorfoseaba, se hizo muy coqueta. Algunos espinos desde una atalaya cercana envidiaban su barroquismo existencial aunque se complacían diciendo: Se pasa la vida de flor en flor. Con el paso del tiempo se tonalizó hacia el gris y más tarde derrapó al plateado con aciagas vetas negras. Los goznes de sus alas sonaban a chicharra agostada. En los alrededores del jardín habían plantado sauces plañideros y ya eran grandes.
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Los cipreses tienen la sombra demasiado esquelĂŠtica,] Ya no se llevan.
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FASCINACIÓN A LA CARTA A Mercedes Escolano
Era casi de noche.
A medida que el crepúsculo se diluía en negritud, brincaban las estrellas en una orgía de arpa y de sombra.
El titilar de las lunas del comercio de la calle Mayor presumía estragos municipales.
La fonación ligera de su risa sabía a ciruela.
Así fue el manjar.
Así nos quedamos dormidos cada cuál en su habitación propia.
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LASTRE Fue una noche helada cuando los labios de ĂŠl hicieron las maletas y abandonaron el teatro.
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LUBRICIDAD DE LA SEMÁNTICA
I Hubo un tiempo en que el amor era contemplación de la belleza pura y simple. no aplatanada como ahora, sino platónica y suficiente.
II A ese tiempo, le sucedió otro tiempo en que el amor era conquista. Hacían el amor como en las guerras, desarrollando estrategias militares en torno a la amada. En la estancia del héroe, cohabitaban mirada, pluma y espada, en equilibrio perfecto.
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III Hubo y hay todavía un tiempo (ya industrial, por supuesto), donde hacer el amor era un producto salido del simple “ayuntamiento” de los cuerpos presididos por Epifanías y Penumbras, con la consiguiente resaca en trabajosa disyuntiva. Pero es un progresivo eslabón de nuestra historia y no conviene criticarlo.
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LA SOMBRA DEL ABEDUL La sombra del abedul es clara. La risa ni単a revolotea por su edad.
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Ojo con las Musas que donde menos se piensa salta una lágrima.
Nada de eso va por mí. Yo soy un sufridor de secano, nací de un corazón de arcilla, me crié en la tierra fuerte y aprendí a respirar entre cristales.
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“ITINERARIOS”, de Victorino Martínez, salió de imprenta el ______ de 2015, como número 25 de la colección “CUATRO CANTONES” que, dirigida por Julián Alonso, edita la “Fundacíón Díaz Caneja” de Palencia. Cuaderno número 4 de la edición virtual
Títulos publicados: 1.- Tocad su corazón José María Fernández Nieto 2.- Árbol del Paraíso Juan José Cuadros 3.- Una palabra menos Felipe Boso 4.- ¿Estás contenta? Cres Sanz Ruipérez 5.- In memoriam Santiago Amón 6.- Versos ocultos Juan Manuel Díaz-Caneja 7.- Paraíso y exilio Jesús Alonso Burgos 8.- Memorias y reincidencias Javier Villán 9.- Fechas retenidas Marcelino García Velasco 10.- Casi una vida - Versos e Imágenes Antonio L. Bouza 11- Pasos contados Manuel Carrión Gútiez 12.- Cierta cantidad de silencio Joaquín Galán 13.- Campo a través Fernando Zamora 14.- Sonetos Gabino-Alejandro Carriedo 15.- Ecos del alma Carlos Urueña González 16.- Aire de un tiempo moderadamente vivo Manuel de la Puebla 17.- Palabra o claridad Manuel Bores Treceño 18.- De acá para allá Jesús Aparicio 19.- De niños. Poemas Esperanza Ortega 20.- Como un lento veneno Julián Alonso 21.- Exilio César Muñoz Arconada 22.- Señas de identidad Mariano Íñigo 23.- Micropoemas Ajo 24.- La voluntad del paso Julia Gallo Sanz 25.- Itinerarios Victorino Martínez