Una noche en el bosque
Carlos Cabrera Ubilla
Una noche en el bosque Había una vez un niño llamado Diego que vivía cerca de un bosque. Benjamín y Martina eran sus mejores amigos y Diego los invitó a su casa para que salieran a divertirse en el bosque. Benjamín era alto y delgado. Martina, en cambio era muy pequeña y tenía el pelo castaño. Los tres niños salieron a pasear por el bosque, se bañaron y luego jugaron a las escondidas. Primero contó Martina. A Diego fue fácil encontrarlo, porque era pésimo para esconderse, a diferencia de Benjamín, que era muy bueno. Los niños buscaron a Benjamin por mucho rato, pero no pudieron encontrarlo. Comenzó a oscurecerse, Diego y Martina optaron por regresar a la casa. Pero ocurrió un gran problema, no lograron hallar el camino a casa y se perdieron en medio del bosque. De repente los niños escucharon unos ruidos muy aterradores y vieron pasar una sombra frente a ellos. Martina estaba muy asustada y saltó a lo brazos de Diego. Él también estaba muy asustado, pero intentó ser fuerte y abrazó a su amiga. Los niños siguieron caminando por el bosque hasta que en un momento sintieron que algo los estaba siguiendo. Miraron hacia atrás, pero no había nada. Luego se dieron vuelta para seguir caminando, pero frente a ellos estaba el fantasma. Ambos gritaron muy aterrados y escaparon del lugar. Después de que vieron que el fantasma ya no los seguía, pararon de correr. Habían llegado hasta el río en donde se habían bañado el día anterior. Bajaron para tomar un poco de agua y allí vieron a Benjamín, que estaba tirado a orillas del río. Diego corrió hacia su amigo y le tiró agua en la cara para despertarlo. Cuando Benjamin despertó, les contó a sus amigos lo que le había sucedido. La noche anterior, mientras Diego y Martina caminaban por el bosque, Benjamín vio al fantasma y salió corriendo lo más rápido que pudo, pero tropezó con una piedra y se pegó contra un árbol. Así fue como rodó por la tierra y cayó desmayado a orillas del río. Finalmente los tres amigos estaban juntos. Fue una gran noche de aventuras, pero ya era hora de volver a casa. Todos estaban muy cansados y cuando ya no podían más, vieron la casa de Diego. Todos gritaron de alegría y corrieron a abrazar a sus padres que los estaban esperando muy preocupados.