Cartas del sembrador Altea Grau Vidal
Siembra palabras, todas las palabras, todas, sin mirarlas:
las importantes, las inĂştiles,
las que llenan,
las que daĂąan;
granos de sementera que germinarán una mañana,
cáscaras inocuas, dormidas, secas,
que aún no dicen
nada.
lo que pueden llegar a ser cuando rompan la envoltura.
la lluvia envuelve
las palabras
y los silencios,
salpica nuestros murmullos
y los acentos.
El sembrador sabe de todo esto, tambiĂŠn se alimenta de palabras.
Por eso cuida que ninguna le quede escondida en los pliegues de la saca, pues todas han de encontrar su lugar en el sembrado.
Porque una palabra perdida
puede malograr una cosecha.
La Encina de San Silvestre, Salamanca. Ăšltimos dĂas del verano de 2012