La tinaja de Diógenes. Nacho Zubelzu

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A Pilar, que comparte mi tinaja


GOBIERNO DE CANTABRIA

EXPOSICIÓN Y CATÁLOGO

Presidente Miguel Ángel Revilla Roiz

Comisariado Mónica Álvarez Careaga

Consejero de Educación, Cultura y Deporte Ramón Ruíz Ruíz

Diseño Carmen Quijano

Directora General de Cultura Marina Bolado Mantecón

Textos Mónica Álvarez Careaga Guillermo Balbona Traducción Babel Traducciones Video María Zubelzu Fotografías Raúl Lucio Axel Mzen Comunicación Pilar Lorenzo

Colaboran

Transporte y montaje Mobibox Montaje audiovisual Avanza IT Enmarcado Critsmol

Agradecimientos Pedro Díaz Joaquín Solanas

Impresión J. Martínez Depósito legal SA 580-2015


7 AGOSTO

15 OCTUBRE 2015

BIBLIOTECA CENTRAL DE CANTABRIA. SANTANDER



ÍnDiCE INDEX 7

PRESENTACIóN PRESENTATION RAMÓN RUÍZ RUÍZ

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ZUBELZU Y LA FINITUD DEL MUNDO Mónica Álvarez Careaga

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Un nómada de raíz y vuelo GUILLERMO BALBONA

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OBRAS WORKS 76

ENGLISH TEXTs 81

curriculum vitae


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Abraxas grossulariata, 2015 Tinta, pluma, lápiz conté y lepidópteros sobre papel Ink, pen, pencil and Lepidoptera on paper 65 x 100 cm


Ramón Ruíz Ruíz Consejero de Educación, Cultura y Deporte

Ramón Ruíz Ruíz Regional Minister of Education, Culture, and Sports

El patio de la Biblioteca Central de Cantabria acoge una completa e interesante exposición individual del artista reinosano Nacho Zubelzu (1966) que sintetiza su trabajo de los últimos años.

The patio of the Cantabrian Central Library is currently holding a complete and interesting individual exhibition of Nacho Zubelzu (the artist from Reinosa born in 1966), which is a synthesis of his work in recent years.

Bajo el sugerente título “La tinaja de Diógenes”, Zubelzu nos propone un viaje donde la naturaleza y las personas se erigen como ejes para una reflexión sobre los contextos tanto físicos como culturales, en los que se desarrolla la vida humana en la actualidad.

With the thought-provoking title of “The tub of Diogenes”, Zubelzu suggests to us a journey on which nature and people set themselves up as axes for a reflection on both physical and cultural contexts in which human life is played out nowadays.

Una amplia muestra donde el artista nos ofrece sus últimos trabajos creativos que revelan la madurez de su lenguaje, fruto de sus experiencias viajeras que en los últimos años le han llevado a conocer otras realidades y culturas, que se plasman en la variedad de temática y técnicas.

In this wide range of exhibits the artist presents his most recent creative work to reveal the maturity of his language. This is the result of his travel experiences that have latterly led him to get to know other cultures and situations, which manifest themselves in the variety of his themes and techniques.

La exposición está integrada por más de un centenar de trabajos, entre dibujos, esculturas, instalaciones y videos, a los que incorpora una colección de objetos cotidianos de diversas partes del mundo, adquiridos por el artista en sus viajes.

The exhibition consists of over a hundred pieces of work including drawings, sculptures, installations, and videos together with a collection of everyday objects from all corners of the world that have been acquired by the artist on his travels.

Este catálogo que hoy presentamos quiere ser un testigo fiel de esta exposición, una de las propuestas culturales y artísticas más destacadas del verano.

This catalogue which we now present aims to be a faithful representation of this exhibition, which is one of the most outstanding cultural and artistic proposals of the summer.

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ZUBELZU Y LA FINITUD DEL MUNDO

La tinaja que servía de habitación a Diógenes de Sínope (412 – 323 a. C.) en Atenas da título a la exposición que este catálogo acompaña. Es una referencia a la aspiración defendida por los filósofos de la escuela cínica a la autosuficiencia. Vivir en una tinaja es reducir los límites de lo individual al máximo, de modo que esta austeridad desemboque en una vida satisfactoria.

Mónica Álvarez Careaga

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El trabajo del artista Nacho Zubelzu (1966) es una reflexión sobre la finitud del mundo y sobre el contexto físico y cultural en el que se desarrollan las vidas humanas. Creador con mucha experiencia viajera y un amplio trabajo sobre la naturaleza y la cultura rural, Zubelzu nos propone en esta ocasión revisitar la noción de cosmopolitismo, cuyo origen también se atribuye a Diógenes. Un ideal que reúne a todos los hombres y mujeres, miembros de una comunidad mundial de carácter moral, una visión que acepta el cambio y la legitimidad de la diferencia y pone en cuestión la validez de las tradiciones y costumbres adquiridas. Zubelzu alberga la creencia de que el arte es algo íntimamente relacionado con la vida, basado en la observación, la visión, la empatía, la memoria y la interpretación. En su obra encontramos ecos de filosofía, antropología y arqueología. Su propuesta puede tildarse de culturalista, en el sentido de que aspira a captar una esencia de lo humano, que procede de su temprano interés por las particularidades de otros pueblos y por los oficios tradicionales. Su deleite en el aspecto manual del trabajo creativo y su relación estrecha con la construcción física de la obra están en el origen de sus investigaciones artísticas. Más de un centenar de trabajos, entre dibujos, esculturas, instalaciones y el video inédito Límite, viaje, tinaja, 2015, integran la exposición, incorporando también una selección de objetos cotidianos de diversas partes del mundo. La obra de Nacho Zubelzu ofrece resultados muy plurales que obedecen a las distintas intenciones que la generan. Técnicamente es igualmente variada, yendo desde el dibujo sobre papel a la escultura con materiales frágiles y efímeros y otros más duraderos, pasando por el video y la instalación. Su temática es amplia, desde los recuerdos autobiográficos vinculados a la economía rural de la comarca cántabra de Campoo donde reside, hasta propuestas herméticas en las que los elementos figurativos se usan como símbolos abstractos. Utilizando algunas de las técnicas y soportes que le son característicos, tales como pintura acrílica sobre acetato, resina de poliéster o textiles cosidos, Nacho Zubelzu interpreta plástica y espacialmente la idea de límite. En las series


pictóricas e instalaciones de lenguaje escultórico, el límite se invoca como refugio personal o como un confín del pensamiento que puede ensancharse tanto como se desee, en un viaje permanente al conocimiento del Otro. Entre ellas, la serie Estacas, 2013-2015, compuesta por veinte dibujos de tinta sobre papel que Zubelzu ha creado después de arrancar postes de madera de lugares como Arlés (Francia), las Gargantas del Todra (Marruecos), Janjanbureh (Gambia) o la isla de Skye (Escocia). El límite es protagonista en la instalación Ágora, 2015 creada, al igual que las piezas que integran la serie Muros, 2015, con cajas de cartón y envases procedentes de numerosos países, recogidos por el artista durante meses como elocuentes productos de consumo, desde azucarados zumos de frutas a tristes envases de medicinas. La importancia de la vida material se manifiesta en otra obra de gran formato que habla sobre el límite, en este caso lo que parece un cerramiento agrícola: Valla de vida detenida, 2015 donde se muestra al gran especialista en trampantojo que es Nacho Zubelzu, el poder cautivador de sus alusiones semánticas, de sus ficciones. Sus obras en madera son en realidad delicados dibujos en plumilla que reproducen virtuosamente los surcos y vetas de las fibras de madera. La materia es claramente simbólica en la instalación Busco un hombre, 2015 compuesta por 76 pequeñas piezas antropomórficas de plomo instaladas sobre el muro. El plomo es una sustancia tóxica que remite al control del cuerpo y al conocimiento de sus límites. En este caso, iluminado por algunos destellos dorados que sugieren la presencia de verdad y belleza. Un nuevo homenaje a la figura de Diógenes, a su reclamación de honestidad en la vida pública, tan vigente en nuestra época como en la Atenas de la Antigüedad. Otra celebración del individuo aparece en los dibujos de tinta, aceite de lino, betún y pan de oro de las series Retratos, 2015 y Oro parece, 2015 en donde el artista muestra los rostros de personas de todo el planeta. Rostros deshumanizados y mascaras, que podrían parecer muñecos o sombras. Sin embargo, Zubelzu solo pinta retratos de personas reales, que luego simplifica o borra parcialmente buscando lo que tienen de común con el resto de los seres humanos. Son retratos innominados, en ocasiones de niños y niñas encantadores, cuya alegría se representa con un toque de pan de oro, una pequeña joya que se funde con el personaje, que simboliza su valor.

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Si la tragedia individual puede ser emblema poderoso de la tragedia colectiva, el tratamiento formal de estos retratos: tamaño, tonalidad, pincelada y acabado persigue un efecto de neutralidad antirretórico, perfectamente logrado en las seis pinturas tituladas Bípedo implume, 2015. Fueron creadas a partir de la insatisfactoria definición de hombre que Platón propuso a Diógenes: un animal que camina sobre dos patas y no tiene plumas. Podemos recordar ahora que son abundantes las ramas del conocimiento: metafísica, teología, biología, psicología, sociología, lingüística, neurología, etc que intentaron encontrar la característica esencial que distingue lo humano: la razón, la libertad, la voluntad, la consciencia, la certeza de la muerte, el lenguaje, la cultura, la memoria, las relaciones sociales, el juego, el trabajo…

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El homenaje al trabajo aparece de un modo especial en la obra de Zubelzu. En La memoria del viaje, 2014–2015, la realidad, otra vez, se transforma en arte. Los útiles que nos permiten domeñar a los animales, cultivar las plantas y aprovechar los productos derivados de estas actividades reciben su reconocimiento. Zubelzu representa de un modo elíptico, intelectualizado, la vida cotidiana, el trabajo que transforma la naturaleza circundante, que despierta la inteligencia dormida y permite subsistir a una persona y a los suyos. La vara de pastor del niño masái, el peine de telar de una mujer marroquí, la maza para tallar madera de un artesano gambiano son presentados al modo de las series tipológicas o funcionales de los museos etnográficos. Son los vestigios de nuestra vida material. Los bienes que poseemos y utilizamos acaban convirtiéndose en parte de nosotros mismos. Zubelzu interioriza las distintas narrativas populares para la creación de un mundo chamánico personal, un mundo de imágenes y no de objetos, que se refiere siempre al estatus poético de las cosas, a la diferencia entre la luz y las tinieblas. En sus pinturas, las imágenes aparecen de forma inversa, desde detrás del metacrilato transparente, enfatizando una cierta magia de la creación, donde intervienen las ideas de descubrimiento y revelación. Estas obras pretenden sorprender al espectador, contradiciendo su tendencia a leerlas de un modo formalista. Funcionan por medio de la fascinación de la presencia inmediata, explotando las posibilidades de la sorpresa y el misterio. El placer mismo de la creación, subversivo, extraño, desestabilizador, carente de funcionalidad practica, es un trabajo de tipo poético, de adquisición de un conocimiento ontológico. Crear para conocer. Conocer para ser. El acento está en la satisfacción existencial ante la cual toda complacencia circunstancial se diluye.


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Un nómada de raíz y vuelo GUILLERMO BALBONA

«Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas» Henry Miller «El tiempo ha ido dejando sobre la cicatriz/ su polvorienta arcilla, y es que, incluso/ cuando uno ama a alguien, sobreviene el olvido». Joan Margarit

Tiene algo de renacentista artesano, de artista multidisciplinar.

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Un eufemismo redundante para quien hace de todo objeto, material, paisaje, un campo minado creativo en el que transformar la inmediatez en materia prima para alumbrar caminos, reinvenciones, sendas, señales. La naturaleza le impone por raíz un mandamiento de prioridad y deslumbramiento. Y el hombre, lo fugaz, el tiempo, la revelación, es el vuelo que suma sus múltiples itinerarios. Desde los noventa, Nacho Zubelzu no ha dejado de inquietar –que en su caso suele ser sinónimo de búsqueda, de interacción, de tacto y de conmoción– cuando materiales, ideas y entorno se alían cómplices al margen de imposiciones, plazos y territorios acotados. El reinosano experimenta pero sin afectaciones ni artificios; se enroca en una permanente huida hacia adelante llevándose consigo riesgo, vértigo y ese lugar en el mundo que lleva adherido en su trashumante peregrinación de hierba, tierra y hombre. Casi toda su trayectoria es un intento de mancharse de vida y vivir manchado de tinta, barro, alambre, terciopelo, metacrilato, pétalos, huesos, papel, plástico... Zubelzu esculpe la pintura y pinta los materiales y, de vez en cuando, viaja sin prisa contando ovejas y dibujando pájaros para dotar de serena contemplación tanta mirada contaminada sobre el mundo. El creador se pasea por la fragilidad y precariedad del hombre, entre el rito y el mito, sin perder nunca de vista lo antropológico que subyace en el imaginario y la memoria, el deseo y la utopía. Es un artista eco-egologista que explora e indaga en el entorno en tiempos inanes de copia, en un presente de mundos virtuales. Es un artista de redes con textura de lana y madera que navega por cañadas, se muta en pastor de renos y se sumerge en la fauna africana como un voyeur primitivo, para convertirse en viajero de la memoria, antropólogo de la estética rural, compositor en papel


siempre en tránsito. Lo suyo es rebaño y paisaje, cartografía humana y topografía blanca, mientras el otro, la otredad, la geografía ajena gira alrededor de una aventura creativa, sensorial, que apela a los sentidos y a la capacidad, muchas veces olvidada, de descubrir. Artífice de un caleidoscopio sobre la naturaleza, el particular cuaderno de campo de Nacho Zubelzu (Reinosa, 1966) es fruto de la observación y la sensibilidad hacia el entorno. Un álbum, a modo de habitación propia, que desde los años noventa con mayor potencia y diversidad persigue interiorizar la belleza de los elementos naturales y plasmarlos de forma plástica en forma de pinturas, fotografías, esculturas, composiciones e instalaciones de gran formato y hasta pequeñas ilustraciones. Premio de Artes Plásticas al Mejor Artista Cántabro, (“La Memoria Blanca”) elabora códigos, construye vocabularios, dibuja escrituras, del MAS_ a la Biblioteca Central, del Centro Cultural Caja Cantabria (“Fresa y Nata”), al Castillo de Argüeso.... en un estado de renovación que elude lo acomodaticio, sacude y agita la reiteración y disecciona lo formal. El enfrentamiento entre espacios exteriores e interiores, dualidad y simetrías, objetos duros y blandos, lo artificial y lo natural, siempre entre la figuración y la abstracción, es una incansable y obsesiva manifestación de nuevas perspectivas. La plumilla, el dibujo, la pintura y la escultura. Las maderas (Los escalones de Albers), lo irónico y lo conceptual, el trampantojo como diálogo provocador con el espectador. El juego de contrarios es una de sus señas de identidad: la sutileza y el desgarro, lo delicado y lo rugoso, la naturaleza vegetal y animal. La metáfora y lo icónico como flechas que deslumbran o dañan la infancia y abren heridas en el paso del tiempo, sin espacios limitadores, entre lo natural y lo sintético. Ha dibujado con una segadora en un campo de hierba, se ha dejado mecer por la zoología y la botánica, se ha inclinado al lado naturalista y ha establecido danzas y coreografías con los vegetales y sus formas. El propio Zubelzu se ha definido postulándose como un «constructor primitivo que perpetúa la tradición inmemorial y genética acumulada, con un poder primario y transformador en mi mano». Todo es resultado de itinerarios por culturas ancestrales, entre la manualidad y la manipulación, la observación y la manufactura artesana apoyada en técnicas arcaicas de construcción y ensamblaje. Lo suyo es tejido y piel, ciclos artísticos nunca imperecederos, donde la temporalidad, la provisionalidad revelan la vida y su tempo. Pero el hecho diferencial

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de Zubelzu reside en que tras la acumulación, la inquietud, la diversidad de materiales, el cambio de escenarios, la imposición de lo natural no impiden la coherencia de su discurso. El tiempo y la representación, lo fugaz y lo real construyen una particular convivencia de deseos y rechazos en la que afloran la ética, el mestizaje, la exploración y un constante elogio del proceso creativo. «Quiero crear ambientes en los que el espectador se adentre con los sentidos», ha dicho en ocasiones. Zubelzu, desde las primeras a las últimas obras, al margen del soporte y el material elegido, incluso el destino de su obra o pieza, aboga por «abordar la naturaleza y reavivar los sentidos y emociones bajo una mirada efímera, crear ambientes en los que el espectador se adentre con los cinco sentidos en un juego de pesos y dimensiones». 14

Es obligado referir su ubicación en una generación de artistas reinosanos (Chelo Matesanz, José Luis Vicario, Pedro Carrera, José Aja) instalados en el panorama artístico nacional con intensidad y empuje al margen de las diferencias de ambición y proyección. Estética y poética, más allá de localismos y facilonas posturas cosmopolitas, se aúnan en este contexto en el que Zubelzu se ha subrayado a través de su profundo equilibrio entre lo material y natural y la relación entre objetos y espacios. Al cabo, la grandiosidad de la naturaleza simplificada en secuencias orgánicas, blancos imposibles, texturas engañosas, paisajes de gotas, radiografías insólitas. Su “Tubab”, su “Tinaja de Diógenes”, sus simpáticos e irónicos emoticampoos, sus acciones en la comarca remiten a un canto a la creatividad, a las formas y lo ancestral, en busca de la esencia de las cosas. Un tránsito de sensaciones que el artista fija en el dibujo plural de las tintas sobre geografías del mundo, en la mutua interacción de lo endeble y sólido, entre límites y muros, en la necesidad de expandirse, de descubrir al otro, en la representación antropomórfica, en el rostro plural y el retrato diverso como un grafiti primigenio y fundacional. Un instante detenido entre el ritual y el mito, entre el clasicismo y la modernidad que siempre regresa al hombre, a la raíz y al vuelo, al trazo primario. «Estoy tapando recuerdos y la pintura me come la existencia», confiesa Zubelzu.


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BUSCO UN HOMBRE, 2015 76 figuras de plomo y pan de oro y luz 76 lead and gold figures and light


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Tras los límites, 2015 Pluma y tinta sobre tela y plástico Pen and ink on canvas and plastic 130 x 150 cm


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Colmena, semillero, la vida, 2015 Madera y plomo Wood and lead 51,5 x 43 cm


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Todo límite, 2015 Madera, tela elastómera, acetato, pluma y tinta Wood, elastomeric material, acetate, pen and ink 60 x 120 cm


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ESTACAS EN LA NIEVE, 2015 Acrílico sobre metacrilato y aluminio Acrylic on methacrylate and aluminum 40 x 40 cm


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GANCHO, 2015 Acrílico sobre acetato Acrylic on acetate 40 x 50 cm

MAS ALLÁ, 2015 Madera quemada y metacrilato Burn wood and methacrylate


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Ciclo de vida II, 2015 Pluma, tinta sobre papel, lápiz conté y coleóptero sobre papel Pen, ink on paper, pencil and beetle on paper 45 x 43 cm


Ciclo de vida I, 2015 Pluma, tinta, lápiz conté e himenópteros sobre papel Pen, ink on paper, pencil and Hymenoptera on paper 60 x 150 cm


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Más límites, 2014-2015 Pluma y tinta sobre papel y billetes de Marruecos, Reino Unido, Gambia, Kenia, Egipto, India, Rusia y Estados Unidos Pen and ink on paper and bills of Morocco, UK, Gambia, Kenya, Egypt, India, Russia and the United States 6 piezas / works 57,5 x 7,5 cm. 1 pieza / work 56 x 7 cm


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Valla de vida detenida, 2015 Pluma y tintas sobre papel Canson y cartón / Pen and ink on Canson paper and cardboard


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Sin título 2015 Skay, hilo y bastidor Skay, thread and frame 73 x 73 x 7 cm


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Figuras, 2014-2015 Tintas y pan de oro sobre papel de esbozo / Ink and gold leaf on sketch paper 4 obras / works 58 x 42 cm


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Figuras, 2014-2015 Tintas y pan de oro sobre papel de esbozo / Ink and gold leaf on sketch paper 4 obras / works 58 x 42 cm


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Ágora, 2015 Cajas de cartón de varios países, poliéster, silicona y pintura Cartons of various countries, polyester, silicone and painting


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Límite, viaje, tinaja, 2015 Video 4’. Realización / Filmmaking: María Zubelzu


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Serie Muros. JanjaNburé (Gambia), 2015 Cajas de cartón de varios países, poliéster, silicona y pintura Cartons of various countries, polyester, silicone and painting 127 x 121 x 14 cm


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Serie Muros. Serekunda (Gambia), 2015 Cajas de cartón de varios países, poliéster, silicona y pintura Cartons of various countries, polyester, silicone and painting 126 x 116 x 24 cm


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Serie Muros. Nakuru (Kenia), 2015 Cajas de cartón de varios países, poliéster, silicona y pintura Cartons of various countries, polyester, silicone and painting 52 x 75 x 10 cm


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Serie Muros. Chefchauen (Marruecos), 2015 Cajas de cartón de varios países, poliéster, silicona y pintura Cartons of various countries, polyester, silicone and painting 61 x 67 x 10 cm


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Nairobi, 2015 Pluma, tinta y purpurina sobre poliéster Pen, ink and glitter on polyester 28,5 x 21,5 cm


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Apuntes de Kenia, 2015 Pluma y tinta sobre poliéster y acrílico Pen and ink on polyester and acrylic 4 obras / works 28,5 x 21,5 cm


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Bípedo Implume I 2015 Acrílico sobre metacrilato / Acrylic on methacrylate 200 x 140 cm


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Bípedo Implume II 2015 Acrílico sobre metacrilato / Acrylic on methacrylate 200 x 140 cm


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Bípedo Implume III, 2015 Acrílico sobre metacrilato / Acrylic on methacrylate 200 x 140 cm


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Bípedo Implume IV, 2015 Acrílico sobre metacrilato / Acrylic on methacrylate 200 x 140 cm


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Bípedo Implume V, 2015 Acrílico sobre metacrilato / Acrylic on methacrylate 200 x 140 cm


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Bípedo Implume VI, 2015 Acrílico sobre metacrilato / Acrylic on methacrylate 200 x 140 cm


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Serie Oro parece,2015 Aceite de lino, betún y pan de oro sobre papel Linseed oil, bitumen and gold leaf on paper 16 obras / works 24 x 18 cm


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GANCHO, 2015 Acrílico sobre acetato Acrylic on acetate 40 x 50 cm


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SIN TÍTULO, 2014 Acrílico sobre acetato Acrylic on acetate 4 obras / works 40 x 50 cm


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Campano. La Serena, Badajoz


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Zurrón de pastor de Picos de Europa. Prioro, León

Hornillo para el té. Batokunkun, Gambia

Serie Memoria del viaje, 2014-2015 Acrílico sobre acetato / Acrylic on acetate 70 x 100 cm cada uno / each one


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Soporte pare el café en la trashumancia. Ayllón, Segovia

Herradura de burro. El Atlas, Marruecos


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Badajo de cencerro. La Lomba, Campoo de Suso, Cantabria

Porra de arrear ganado trashumante. Andújar, Jaén

Serie Memoria del viaje, 2014-2015 Acrílico sobre acetato / Acrylic on acetate 70 x 100 cm cada uno / each one


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Palo para beldar cacahuetes. Makasuto, Gambia

Serie Memoria del viaje, 2014-2015 Acrílico sobre acetato / Acrylic on acetate 70 x 100 cm cada uno / each one

Maza para tallar madera. endaba, Gambia


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Sombras, 2014 Tinta y aceite de lino sobre papel de esbozo Ink and linseed oil on sketch paper 3 obras / works 28,5 x 21,5 cm


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Retratos, 2014-2015 Tinta sobre papel de esbozo / Ink on sketch paper 20 obras / works 28,5 x 21,5 cm


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Baviera Alemania

Isla Skye Escocia

Provenza Francia

Aiguas Morts Francia

Cirezos Cantabria


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Ifrane Marruecos

Dolomitas Italia

Abejar Soria

Alaejos Valladolid

Guadarrama Madrid

SERIE ESTACAS, 2014-2016 Pluma y tinta sobre papel / Pen and ink on paper 102 x 33,5 cada una / each one


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Mara Kenia

Barra Gambia

Lois León

Cameros La Rioja

La Provenza Francia


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Garganta del Ziz Marruecos

Batokunkum Gambia

Todra Marruecos

Monte Dobra Torrelavega

Arlés Francia

SERIE ESTACAS, 2014-2016 Pluma y tinta sobre papel / Pen and ink on paper 102 x 33,5 cada una / each one


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Bocarón, 2013 Pluma y tinta sobre tela y bastidores Pen and ink on canvas and frames 150 x 150 cm


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ZUBELZU. ON THE WORLD’S FINITE NATURE Mónica Álvarez Careaga

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The large earthenware jar or “tub” that was home to Diogenes of Sinope (412-323 B.C.) in Athens provides the title to the exhibition featured in this catalogue. It is a reference to the aspiration defended by philosophers of the cynical school to self-sufficiency. Living in a tub is reducing what is individual to the limit in such a way that this austerity leads to a satisfactory life. The work of the artist Nacho Zubelzu (born in 1966) is a reflection on the world’s finite nature and on the cultural and physical context in which human lives are played out. A widely-travelled creator who has produced a great deal of work on nature and rural culture, this time Zubelzu proposes a new look at the notion of cosmopolitism, the origin of which is also attributed to Diogenes. This ideal brings together all men and women as members of a moral world community, a vision that accepts change and the legitimacy of difference and questions the validity of acquired traditions and customs. Zubelzu believes that art is intimately linked to life based on observation, vision, empathy, memory, and interpretation. In his work we find echoes of philosophy, anthropology, and archaeology. His proposal may be branded culturalist in the sense that it aims to capture the essence of what is human; this derives from his early interest in the peculiarities of other peoples and in traditional trades. His delight in the manual aspect of creative work and his close relationship with the physical construction of his work constitute the origin of his artistic research. Over one hundred pieces of work including drawings, sculptures, installations, and the unpublished video Limit, journey, tub, 2015, make up the exhibition together with a selection of everyday objects from all corners of the world. The work of Nacho Zubelzu gives highly plural results in keeping with the various intentions which generate it. Technically it is equally varied, ranging from

drawings on paper to sculpture with fragile and ephemeral materials and also with more durable ones to videos and installations. Its themes are wide and range from autobiographical memories linked to the rural economy of the Cantabrian district of Campoo where he lives to hermetic proposals in which figurative elements are used as abstract symbols. With the use of some of the techniques and mediums that are characteristic of his work such as acrylic paint on acetate, polyester resin, or sewn textiles, Nacho Zubelzu interprets the idea of the limit both plastically and spatially. In the pictorial series and installations of sculptural language, the limit is invoked as a personal refuge or as a boundary to thought that can be widened as far is desired in a permanent journey towards knowledge of the Other. These include the series Stakes, 2013- 2015, which consists of twenty pen and ink drawings that Zubelzu has created after uprooting wooden posts in places such as Arlés (France), the Todra Gorge (Morocco), Janjanbureh (Gambia), or the Isle of Skye (Scotland). The limit plays a leading role in the installation Main square, 2015, which in common with the exhibits making up the series Walls, 2015 was created with cardboard boxes and containers from numerous different countries that the artist collected for months as eloquent consumer products from sugary fruit juices to sad medicine containers. The importance of material life is shown in another large-format work that speaks of the limit, in this case what appears to be an agricultural enclosure: Fence of life standing still, 2015, which shows how Nacho Zubelzu is a master at sleight of hand and reveals the captivating power of his semantic allusions, of his fictions. His works in wood are actually delicate pen and ink drawings that virtuously reproduce the furrows and grains of wood fibres. Matter is clearly symbolic in the installation I’m looking for a man, 2015, which consists of 76 small anthropomorphic pieces of lead installed on the wall. Lead is


a toxic substance that refers to control of the body and knowledge of its limits. In this case it is lit up by some golden flashes that suggest the presence of truth and beauty. This is a new tribute to the figure of Diogenes and to his call for honesty in public life, which is as valid in our own time as it was in the Athens of antiquity. Another celebration of the individual appears in the drawings using ink, linseed oil, shoe polish, and gold leaf of the series Portraits, 2015 and It looks like gold, 2015 in which the artist shows faces of people from all over the globe. Dehumanised faces and masks, which may appear to be dolls or shadows. However, Zubelzu only paints portraits of real people, which he then simplifies or partially erases searching for what they have in common with the remainder of human beings. They are unnominated portraits, sometimes of charming children whose delight is represented by a touch of gold leaf, a small jewel that merges with the character and symbolises its value. If individual tragedy can be a powerful emblem of collective tragedy, the formal treatment of these portraits (size, tonality, brushstrokes, and finish) seeks an effect of anti-rhetorical neutrality that had been perfectly achieved in the six paintings entitled Featherless biped, 2015. They were created from the unsatisfactory definition of man that Plato proposed to Diogenes: an animal that walks on two legs and has no feathers. We can now recall that many branches of knowledge (metaphysics, theology, biology, psychology, sociology, linguistics, neurology, etc.) attempted to discover the essential characteristic of humans: reason, freedom, will, conscience, the certainty of death, language, culture, memory, social relations, play, work … The tribute to Work appears in Zubelzu’s works in a special way. In The memory of the journey, 20142015, once more reality becomes art. The tools that allow us to tame animals, grow plants, and make use of the products deriving from these activities obtain their recognition. Zubelzu represents in an elliptical and intellectualised manner daily life, i.e. the work that

transforms the surrounding nature, which awakens dormant intelligence and allows a person and his/her family to survive. The shepherd’s staff of a Maasai boy, the reed of the loom of a Moroccan woman, and the club for carving wood of a Gambian craftsman are presented in the manner of the typological or functional series of ethnographical museums. They are the vestiges of our material life. The assets that we possess and use end up becoming a part of ourselves. Zubelzu interiorises the various popular narratives for the creation of a personal shaman world, a world of images and not of objects, which always refers to the poetical status of things, to the difference between light and darkness. In his paintings the images appear inversely from behind the transparent methacrylate, stressing a certain magic of the creation in which the ideas of discovery and revelation intervene. These works aim to surprise the spectator, contradicting his/her tendency to interpret them in a formalist manner. They operate by means of the fascination of immediate presence, exploiting the possibilities of surprise and mystery. The very pleasure of creation, subversive, strange, destabilising, and lacking practical functionality, is a poetic kind of work, of the acquisition of ontological knowledge. Creating to get to know. Knowing to be. The emphasis lies in the existential satisfaction before which any circumstantial indulgence is diluted.

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A nomad of root and flight Guillermo Balbona “One’s destination is never a place but rather a new way of looking at things” Henry Miller Time has gradually left on the scar/ its dusty clay, because even/ when one loves someone oblivion occurs. Joan Margarit

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He has something of the Renaissance artisan, of the multidisciplinary artist. A redundant euphemism for someone who makes of any object, material, or landscape a creative minefield in which to transform immediacy into raw material so as to shed light on roads, reinventions, paths, and signals. Nature imposes on him as a root a commandment of priority and confusion. And man, what is fleeting, time, a revelation, is the flight that brings together his multiple itineraries. Since the 1990s Nacho Zubelzu has been continuously active (which for him tends to reflect a quest, an interaction, a touch, and an upheaval), when materials, ideas, and the surroundings become allies beyond impositions, deadlines, and enclosed territories. The man from Reinosa experiments but without affectation or artifice; he persists in a permanent forward flight involving risk, frenzy, and that place in the world that is inherent to his migrating pilgrimage of grass, land, and man. Almost the whole of his development is an attempt to stain himself with life and to live stained with ink, mud, wire, velvet, methacrylate, petals, bones, paper, plastic... Zubelzu sculptures the painting and paints the materials, and from time to time travels unhurried counting sheep and drawing birds to endow with serene contemplation so many tainted glances on the world. The creator moves through the

fragility and precariousness of man, between rites and legends, without ever losing sight of the anthropological aspect that lies beneath in imagination and memory, desire, and utopia. He is an eco-egological artist who explores and inquires into the environment in inane times of imitation in a present of virtual worlds. He is an artist of networks with the texture of wool and wood who navigates on drovers’ roads, mutates into a shepherd of reindeer, and immerses himself in the African fauna like a primitive voyeur to become a traveller of memory, an anthropologist of rural aesthetics, a composer on paper who is always in transit. His thing is the flock and the landscape, human cartography, and blank topography, while the other, otherness, is unrelated geography that revolves around a creative and sensory adventure which appeals to the senses and to the often overlooked capacity of discovery. The creator of a kaleidoscope on nature, the private field notebook of Nacho Zubelzu (Reinosa, 1966) is the result of his observation and awareness of his surroundings. An album, by way of a room of his own, which since the 1990s with growing power and diversity has been seeking to internalise the beauty of natural elements and shape them in a plastic manner in the form of paintings, photographs, sculptures, compositions, and large-format installations and even small illustrations. A winner of the Plastic Arts Prize for the Best Cantabrian Artist (’La Memoria Blanca’ - The Blank Memory), he draws up codes, builds vocabularies, draws writings, of the Modern Art Museum of Santander and Cantabria (MAS) to the Central Library, of the Caja Cantabria Cultural Centre (’Fresa y Nata’ - Strawberries and Cream), to the Argüeso Castle.... in a state of renovation that avoids what is obliging, shakes and stirs up reiteration, and dissects formality. The confrontation between inside and outside spaces, duality and symmetries, hard and soft objects, and what is artificial and what is natural, always between imagination and abstraction, is a tireless and obsessive manifestation of new perspectives. Pen and


ink, drawing, painting, and sculpture. The wood (“Los escalones de Albers” - The steps of Albers), what is ironic and what is conceptual, sleight of hand as a provocative dialogue with the spectator. The play of opposites is one of his distinguishing marks: subtlety and brazenness, what is delicate and what is rough, the plant and animal kingdoms. The metaphor and what is iconic as arrows that dazzle or damage childhood and open wounds in the passage of time, without limiting spaces, between what is natural and what is synthetic. He has drawn with a harvester in a field of grass, he has allowed himself to be soothed by zoology and botany, he has tended towards the side of nature, and has established dances and choreography with plants and their shapes. Zubelzu has defined himself as a “primitive builder who perpetuates immemorial tradition and accumulated genetics, with a primary transforming power in my hand”. Everything is the result of itineraries owing to ancestral cultures, between manuality and manipulation, and observation and artisan manufacture supported by archaic techniques of construction and assembly. His field is tissue and skin, never eternal artistic cycles, in which temporariness and provisionalness reveal life and his times. But the differential fact of Zubelzu lies in the fact that after the accumulation, the activity, the diversity of materials, the changing of scenes, and the imposition of what is natural do not prevent the coherence of his discourse. Time and representation and what is fleeting and what is real build a private coexistence of desires and rejections in which ethics, miscegenation, exploration, and a constant praise of the creative process emerge. “I want to create atmospheres which the spectator penetrates with the senses”, he has said on occasion. From his earliest to his latest works, beyond the medium and the material chosen, even the destiny of his work or exhibit, Zubelzu advocates “approaching nature and reviving senses and emotions with a flee-

ting glance, creating atmospheres that the spectator penetrates with the five senses in a game of weights and dimensions”. We cannot but refer to him as part of a generation of artists from Reinosa (Chelo Matesanz, José Luis Vicario, Pedro Carrera, José Aja) established on the Spanish artistic scene with intensity and drive and foreign to differences in ambition and dissemination. Aesthetics and poetics, beyond localisms and trite cosmopolitan positions, come together in this context in which Zubelzu has strengthened himself through his profound balance between what is material and what is natural and the relation between objects and spaces. In the end the grandiosity of nature is simplified into organic sequences, impossible targets, misleading textures, landscapes of drops, and unusual X-rays. His ‘Tubab’, his ‘tinaja de Diógenes’ (tub of Diogenes), his amusing and ironic huge physical emoticons or emoticampoos, and his local activities refer to a song to creativity, to forms, and to what is ancestral in a quest for the essence of things. A passage of sensations that the artist fixes in the plural drawing of inks on geographies of the world, in the mutual interaction between what is feeble and what is solid, between limits and walls, in the need to expand, to discover the other, in anthropomorphic representation, in the plural face and the diverse portrait as primitive and foundational graffiti. An instant frozen between ritual and legend, between classicism and modernity, that always returns to man, to the root and the flight, to the primitive trace. “I am concealing memories and painting eats up my existence”, Zubelzu confesses.

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EXPOSICIONES INDIVIDUALES SOLO EXHIBITIONS 2014 Trashumancias, Galería Robayera, Miengo, Cantabria. * Tubab, Palacete del Embarcadero, Santander. Sombras de vida, Galería Estela Docal, Artesantander. 2013 Trashumancias, Asociación Trashumancia y Naturaleza, Pabellón Villanueva Jardín Botánico de Madrid Trashumancias, Galería Guillermina Caicoya, Artesantander.

NACHO ZUBELZU REINOSA, 1966

2012 Maderable, Suano, Cantabria. 2008 De montañas mágicas, Castillo de Argüeso, Argüeso, Cantabria. 2007 Fresa y nata, Obra social Caja Cantabria, Santander. * Maderable, Centro Cultural Caja Burgos, Burgos. 2006 Diputación Provincial Guadalajara. 2005 La memoria blanca, Sala Exposiciones Náutica, Gobierno de Cantabria, Santander. * Mercado del Este, Santander. Hospital Marqués de Valdecilla, Santander. 2003 Desde las montañas, Galería Evelio Gayubo, Valladolid. 2002 Un orden, Galería Pilar Mulet, Madrid. * 2001 Galería Didáctica, San Vicente de la Barquera, Cantabria. * 2000 El puente de la visión, Museo de Bellas Artes, Santander. * Museo Jesús Otero, Santillana del Mar, Cantabria. *

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1999 La Casona, Reinosa, Cantabria. 1998 Casa de Cultura Llanes, Asturias. 1996 Maderable, Asamblea Regional de Cantabria, Santander. * EXPOSICIONES COLECTIVAS (Selección desde 2000) GROUP EXHIBITIONS (Selected from 2000)

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2015 El claro en el bosque, Ministerio Asuntos Exteriores Gobierno de España y Gobierno de Cantabria, La Vidriera, Maliaño, Cantabria y Castillo de Argüeso, Argüeso, Cantabria. * 2014 El claro en el bosque, Ministerio Asuntos Exteriores Gobierno de España y Gobierno de Cantabria, Art Beijing, Pekín e Instituto Cervantes, Tokio. * 2010 Galería Guillermina Caicoya, Artesantander. * Otra forma de contar, Colección Obra Social Caja Cantabria, Castillo de Argüeso, Cantabria. 2007 Galería Siboney, Artesantander. * 2006 Barakarte, Instalación, CIS, Baracaldo, Vizcaya. Gregorio Prieto, Caja Madrid. Madrid. 2005 Jardín de formas, Ayuntamiento de Piélagos. Jardín de los Bustamante, Renedo de Piélagos, Cantabria. 2003 Celestino Cuevas Way, Galería Siboney, Santander. * Itinerante Premio Caja España Escultura León, Burgos, Valladolid y Palencia.

2002 V Bienal de Pintura Ciudad de Albacete, Exposición Internacional de Artes Plásticas Valdepeñas, Ciudad Real. 2001 Generación 2001, Caja Madrid Itinerante, Seleccionado Pintura. * X Certamen Pintura Iberdrola, Diputación de Badajoz. 2000 Generación 2000, Caja Madrid, Real Jardín Botánico Madrid. Itinerante Barcelona, Sevilla, Valencia y Valladolid, Seleccionado Pintura y Escultura. * Mil dimensiones. Santillana del Mar y Comillas, Cantabria. * IX Bienal de Oviedo. Museo de Bellas Artes. Oviedo, Asturias Miradas simultáneas. Museo de Bellas Artes Santander y Sala Luz Norte, Santander. * PREMIOS Y BECAS (Selección) AWARDS AND GRANTS (Selected) 2014 Finalista Premios Goya al mejor Corto Documental. 2011 Primer Premio Cabuérniga de Investigación sobre Culturas Rurales, Cabezón de la Sal, Cantabria. 2005 Segundo Premio Antonio del Rincón. Diputación Provincial de Guadalajara. 2004 Premio Artes Plásticas “Mejor Artista Cántabro”. Gobierno de Cantabria. Primer Premio Dibujo Antonio Revelles, Colmenar Viejo. 2003 Finalista II Bienal Internacional de Dibujo Josep Amat, Sant Feliu de Guixols, Girona.


2002 Mención de Honor Premio Caja España Pintura. 2001 Primer premio del II Certamen de Pintura Lino Casimiro Iborra, Santoña, Cantabria. Mención de Honor, Certamen de Pintura “Gutiérrez Solana”, Gobierno Cantabria. 1999 Beca de Artes Plásticas, Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria. Tercer Premio de Escultura “Jesús Otero”, Consejería de Cultura, Gobierno Cantabria. Primer Premio XII Concurso de Pintura “Casimiro Sainz”, Reinosa, Cantabria. 1998 Mención de Honor XXI Concurso de Pintura “Casimiro Sainz”, Reinosa, Cantabria. 1994 Primer Accésit Premio Antonio López, Tomelloso, Ciudad Real. Primer Premio de Dibujo Antonio del Rincón, Diputación Provincial, Guadalajara. 1991 Primer Premio de Pintura y de Escultura, Reinosa, Cantabria. EXPERIENCIA DOCENTE / TEACHING EXPERIENCE 2014 El cuaderno de viaje, Dibujando en Gambia, Naturalmente Viajes. 2012 El dibujo naturalista y el cuaderno de Campo: de Altamira a Doñana, Universidad Internacional Menéndez Pelayo, UIMP, Sevilla. 2010 El dibujo naturalista y el cuaderno de Campo: de Altamira a la Magdalena, Universidad Internacional Menéndez Pelayo, UIMP, Santander.

2009 La ilustración del Cuaderno de Campo. Facultad de Educación, Universidad de Cantabria. PERFORMANCES Y VÍDEOS PERFORMANCES AND VIDEOS 2014 Rodolfo Montero y Nano Montero, La Cueva Encendida, Palamont Pictures. Trashumancia, Documental. Tubab, Documental en Gambia. 2013 Performance Yo no soy. Exposición Berlín 20:09 PM. Rául Lucio. Casyc Up, Santander Performance Bienal de Rabel. Castillo de Argüeso. Argüeso, Cantabria. 2012 Tránsito, Performance Alto Campoo, Cantabria. (*) Catálogo / Catalogue

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Nacho Zubelzu y la tinaja de Diógenes

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La tinaja que servía de habitación a Diógenes de Sínope (412 – 323 a. C.) en Atenas da título a la exposición que este catálogo acompaña. Es una referencia a la aspiración defendida por los filósofos de la escuela cínica a la autosuficiencia. Vivir en una tinaja es reducir los Mónica Álvarez Careaga límites de lo individual al máximo, de modo que esta austeridad desemboque en una vida satisfactoria. El trabajo del artista Nacho Zubelzu (1966) es una reflexión sobre la finitud del mundo y sobre el contexto físico y cultural en el que se desarrollan las vidas humanas. Creador con mucha experiencia viajera y un amplio trabajo sobre la naturaleza y la cultura rural, Zubelzu nos propone en esta ocasión revisitar la noción de cosmopolitismo, cuyo origen también se atribuye a Diógenes. Un ideal que reúne a todos los hombres y mujeres, miembros de una comunidad mundial de carácter moral, una visión que acepta el cambio y la legitimidad de la diferencia y pone en cuestión la validez de las tradiciones y costumbres adquiridas. Zubelzu alberga la creencia de que el arte es algo íntimamente relacionado con la vida, basado en la observación, la visión, la empatía, la memoria y la interpretación. En su obra encontramos ecos de filosofía, antropología y arqueología. Su propuesta puede tildarse de culturalista, en el sentido de que aspira a captar una esencia de lo humano, que procede de su temprano interés por las particularidades de otros pueblos y por los oficios tradicionales. Su deleite en el aspecto manual del trabajo creativo y su relación estrecha con la construcción física de la obra están en el origen de sus investigaciones artísticas. Más de un centenar de trabajos, entre dibujos, esculturas, instalaciones y el video inédito Límite, viaje, tinaja, 2015, integran la exposición, incorporando también una selección de objetos cotidianos de diversas partes del mundo. La obra de Nacho Zubelzu ofrece resultados muy plurales que obedecen a las distintas intenciones que la generan. Técnicamente es igualmente variada, yendo desde el dibujo sobre papel a la escultura con materiales

frágiles y efímeros y otros más duraderos, pasando por el video y la instalación. Su temática es amplia, desde los recuerdos autobiográficos vinculados a la economía rural de la comarca cántabra de Campoo donde reside, hasta propuestas herméticas en las que los elementos figurativos se usan como símbolos abstractos. Utilizando algunas de las técnicas y soportes que le son característicos, tales como pintura acrílica sobre acetato, resina de poliéster o textiles cosidos, Nacho Zubelzu interpreta plástica y espacialmente la idea de límite. En las series pictóricas e instalaciones de lenguaje escultórico, el límite se invoca como refugio personal o como un confín del pensamiento que puede ensancharse tanto como se desee, en un viaje permanente al conocimiento del Otro. Entre ellas, la serie Estacas, 2013- 2015, compuesta por veinte dibujos de tinta sobre papel que Zubelzu ha creado después de arrancar postes de madera de lugares como Arlés (Francia), las Gargantas del Todra (Marruecos), Janjamburé (Gambia) o la isla de Skype (Escocia). El límite es protagonista en la instalación Ágora, 2015 creada, al igual que las piezas que integran la serie Muros, 2015, con cajas de cartón y envases procedentes de numeroso países, recogidos por el artista durante meses como elocuentes productos de consumo, desde azucarados zumos de frutas a tristes envases de medicinas. La importancia de la vida material se manifiesta en otra obra de gran formato que habla sobre el límite, en este caso lo que parece un cerramiento agrícola: Valla de vida detenida, 2015 donde se muestra al gran especialista en trampantojo que es Nacho Zubelzu, el poder cautivador de sus alusiones semánticas, de sus ficciones. Sus obras en madera son en realidad delicados dibujos en plumilla que reproducen virtuosamente los surcos y vetas de las fibras de madera. La materia es claramente simbólica en la instalación Busco un hombre, 2015 compuesta por 76 pequeñas piezas antropomórficas de plomo instaladas sobre el muro. El plomo es una sustancia tóxica que remite al




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