Viernes 05.08.11
GPS GUĂ?A PARA SALIR
Aguas cristalinas La provincia de Orense ofrece numerosos saltos de agua y pozas naturales en un entrono agreste [P2]
El rĂo Arenteiro corre entre helechos cerca del Puzo dos Fumes, en Orense. :: JAVIER PRIETO
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Viernes 5.08.11 EL NORTE DE CASTILLA
PLANES
Restos de una casa romana junto a la antigua calzada de Via Nova.
Pozas y cascadas Numerosos saltos de agua salpican los alrededores de Pazos de Arenteiro, en Orense RUTAS CON ENCANTO
FERVENZAS (ORENSE)
JAVIER PRIETO
En Galicia no siempre el agua cae del cielo. A veces, simplemente se despeña en cascada. En esos casos el paraguas está de más. Lo importante entonces es disfrutar del espectáculo. Son las fervenzas gallegas, saltos de agua que componen maravillosos espectáculos naturales a los que uno puede asistir sin horarios ni fechas fijas. Están ahí todo el año, aunque no siempre se muestran en plenitud. Y en eso también radica parte de su encanto. Al fin y al cabo son una excusa más para salir al encuentro de lo inesperado.
EL PUZO DOS FUMES. No todas las cascadas requieren un salto al vacío de los que hacía Tarzán. Hay saltos de agua que apenas representan un pequeño tobogán entre rocas de granito. En esos casos el placer de su descubrimiento reside más en el entorno en el que se hallan, en el que camino a recorrer para llegar a sus pies. Es lo que sucede con el Puzo dos Fumes –Pozo de los Humos- un encadenamiento de pozas que revuelve las aguas del río Arenteiro unos pocos metros antes de desembocar en el Avia. Esa distancia, que vienen a ser unos dos kilómetros, se brindan como un apetecible y corto paseo de los que uno querría prolongar, al menos, otro tanto. El inicio se localiza unos 500 metros antes de alcanzar la hermosa localidad de Pazos de Arenteiro, reclamo más que suficiente para, con cascada o sin ella, acercarse a este rincón del oeste orensano. Ahí, el aislado ojo del puente medieval Ponte da
Cruz invita a cruzar el río Avia y buscar las orillas del Arenteiro por las que discurre el paseo. El firme, enlosado y señalizado, comienza a transitar por el que antaño fuera camino de moliendas. Se van dejando atrás las paredes de los viejos molinos que servían a la población, cargadas de mohos y musgos, evidencias de una humedad pesada y permanente, entre las que yacen algunas viejas muelas de piedra. Este primer tramo por la orilla izquierda del río Arenteiro culmina con la llegada a otro puente medieval, donde el camino se bifurca: por la izquierda lleva hasta Pazos de Arenteiro, por la derecha este camino de cuento se estira, sin pérdida ni dificultad, hasta el mencionado Puzo dos Fumes. Vista la cascada y de regreso a este mismo punto lo suyo es continuar hasta la localidad de Pazos de Arenteiro, un pueblecito tan pequeño como hermoso. Apenas cuatro o cinco calles, todas
La Corga das Fechas ofrece numerosos saltos de agua y pozas cerca de Orense. :: REPORTAJE GRÁFICO
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EN MARCHA El Puzo dos Fumes. La carretera OU-0414 parte de Leiro hacia Pazos de Arenteiro. El camino hacia el pozo se localiza medio kilómetro antes de llegar a esta localidad, junto al puente medieval de Ponte da Cruz. El recorrido de ida y vuelta pasando por la localidad de Pazos es de unos 4 km que pueden hacerse en una hora larga. No tiene mucho desnivel ni dificultad, pero requiere buen calzado. En los alrededores puede visitarse la localidad de Ribadavia, capital de la comarca de O Ribeiro.
Una de las pozas cristalinas de Corga das Fechas. Corga das Fechas. El ac-
ceso al punto de partida se realiza por la OU-312 en dirección a Portugal hasta pasar Vilameá. Antes de cruzar el río aparece la entrada al balneario de Lobios, desde donde se puede arrancar el recorrido a pie hasta los saltos de agua, que se alcanzan en unos 4 km. Dos kilómetros más si se alcanza el almacén de miliarios. Este se localiza al borde de la carretera que asciende a Portela de Home. El paraje se encuentra ubicado dentro del Parque Natural do Xurés (www.parquenaturaldoxures.com).
ellas rezumando la nobleza y el poderío que acumuló en otros tiempos. Aquellos en los que los judíos de la cercana Ribadavia eran todo poder y riqueza y tenían muchos de sus palacios de descanso aquí. Ribadavia contó con una de las juderías más influyentes de Galicia, gracias sobre todo al comercio internacional del afamado vino de O Ribeiro.
DE JAVIER PRIETO
CORGA DAS FECHAS. Agua, baños y romanos forman un todo indisoluble en el entorno de la localidad orensana de Riocaldo. De hecho fueron ellos –los romanos- quienes se dieron el gustazo de levantar una de sus mansio –paradas de postas al estilo de los actuales Paradores- justo al ladito de una playa que, ayer igual que hoy, sigue brindando la posibilidad de ponerse a remojo sintiendo más fresquito al salir que al entrar. El paseo hasta los toboganes de granito y remansos cristalinos de aguas color verde botella se inicia, precisamente, en el lugar de esa playa de aguas templadas, hasta donde se llega desde la localidad de Lobios por la OU312 tomada en dirección a la Portela de Home y Portugal. En el Km 8 de esa carretera, y antes de cruzar el puente sobre el río Caldo, sale una pista asfaltada que pasa ante
Iglesia de Pazos de Arenteiro.
Algunos de los miliarios que todavía permanecen en pie. el balneario de Lobios, moderna infraestructura hotelera que aprovecha de forma refinada las bondades terapéuticas de unos manantiales que brotan a 66 grados. Por fuera queda la piscina natural de libre acceso. Y, un poco más allá, por esa pista de tierra se alcanzan las ruinas de Aquis Originis, los restos de la mansio ligada tanto al trazado de la Via Nova, que pasaba junto a ella, como al uso de las aguas termales. La
gula de los romanos por reponerse con baños era tal que en la mansio han aparecido dos zonas distintas para el disfrute del agua: una relacionada con la higiene de sus inquilinos –dentro– y otra, al aire libre, para un uso tan lúdico como el que se hace hoy día en la piscina natural. Los visitantes de este parador a pie de carretera pudieron disfrutar también del lujo de la calefacción por hipocausto, los conductos de aire
caliente bajo el suelo con los que los romanos calentaban las habitaciones. Los arqueólogos calculan que los restos de esta mansio pertenecen a época Bajo Imperial, en torno a los siglos III al V de nuestra Era. El paseo se prolonga por el camino de tierra que corre paralelo al río hasta que, pasada una media hora, se alcanza el pontón que salva el Regato das Fechas. Es hora de comenzar la remontada en busca del reguero de pozas que, en unos 200 metros, este arroyo encadena en su precipitado descenso. Dejando a un lado un ramal que surge por la derecha y al llegar al final de un corto repecho, toca desviarse por unas roderas que arrancan, hacia arriba y campo a través, a la altura de un poste eléctrico de cemento con el número 19. Las roderas finalizan un poco más arriba, casi junto al curso del agua, aunque están tan encajadas que, de momento, no se ven. Pero basta auparse a las peñas para descubrir unas bañeras de aguas tan cristalinas y tan discretas que cuesta resistirse a la tentación de un chapuzón en traje de Eva o Adán. Desde el balneario se habrán recorrido cuatro kilómetros. Los más andarines tienen la posibilidad, antes de retornar al punto de partida, de proseguir por el camino que corre paralelo al Caldo. Como decíamos, sigue el mismo trazado de la calzada romana Vía Nova (XVIII, en el Itinerario de Antonino), un importantísimo eje viario que unía Braga y Astorga. El tramo finaliza un par de kilómetros más adelante al alcanzar A Ponte Nova, una curva de la actual carretera a Portugal, junto a la que se localiza un tramo de calzada romana reconstruida, y lo que es más llamativo y singular, un supuesto almacén de miliarios, lo monolitos con los que Roma marcaba el kilometraje de sus calzadas, rendía tributo a las autoridades o a las divinidades protectoras. info@javierprietogallego.com