Salamanca

Page 1


Salamanca

El hechizo de la piedra dorada

La luz del atardecer acentテコa la tonalidad ocre de la piedra con que estテ。n levantados la mayor parte de los monumentos salmantinos, tal como se percibe en esta vista de la terraza que corre por la parte superior de la puerta del Nacimiento, en la catedral Nueva de Salamanca. REPORTAJE GRテ:ICO: javier prieto gallego



miradas La piedra arenisca de Villamayor luce con tonos rojizos en la fachada del convento de San Esteban, arriba. Abajo, la torre de la catedral se eleva sobre el Patio de las Escuelas Menores. En la página siguiente, el Patio de las Escuelas Mayores, al que se asoma la fachada de la Universidad, es uno de los centros neurálgicos de esta Ciudad del Patrimonio Mundial.

JAVIER PRIETO GALLEGO Texto y fotografías

L

es pasó a Cervantes y a su licenciado Vidriera. Y le pasó al astronauta enredado en la puerta de Ramos de la catedral. En realidad, le pasa a todo el mundo: Salamanca hechiza, atrapa, engancha. Es imposible posarse sobre ella y no quedar empantanado en el sortilegio que emana de este pastel de piedras doradas, de esta joya modelada palmo a palmo por un batallón de almas de sensibilidades exquisitas. “Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado”, escribió don Miguel para aviso de navegantes. Y a fe que merece la pena tenerlo en cuenta antes de catar bocado. Como la manzana de Blancanieves, como la pastilla roja de Matrix, una vez que se prueba nada vuelve a ser igual. Por eso, para no quedar atrapado de por vida sin encontrar la salida; para poder regresar siempre que se quiera sin perder el sosiego que exige cualquier disfrute gozoso, es mejor tomarse antes unos minutos de contemplación. Y no para buscar el éxtasis de los místicos. Tan sólo para ser consciente de que el hechizo se puede romper. De que es posible entrar y salir de Salamanca por voluntad propia. Y volver a ella cuantas veces se desee. A pesar de que la belleza hallada aquí hará tambalear la de cualquier otra ciudad cautivadora. Ese es el precio. Y el mejor sitio –al menos uno de ellos– es el que pone al Tormes de por medio, en el arranque de un puente romano que lleva allí más de 2.000 años. Sus arcos saltarines fueron hasta el siglo XX la única forma de salvar el río sin tocar agua. Hoy son un monumento que recuerda que el empeño por vivir aquí viene de lejos. Tan lejos que ya hace 2.700 años algunas tribus prehistóricas dejaron evidencias de su paso por el lugar. Algo después, en el siglo IV a.C. los vetones convirtieron ese promontorio junto al río en un poblado encastillado del que han pervivido pedazos de su muralla en algunas zonas del casco antiguo. También el toro de piedra que recibe en la otra orilla a quien cruce ahora el puente. El mismo verraco que despertó al Lazarillo a la vida con el coscorrón traidor del ciego y que hoy preside, sin mayores embestidas, el paseo tranquilo de quienes van y vienen de la ciudad a sus asuntos. Como fueron y vinieron quienes durante siglos pisaron la calzada número XXIV Iter ab Emerita Asturicam, conocida en la posteridad como Vía de la Plata y que tuvo en este punto uno de los hitos principales de todo su trazado. De hecho, el origen

6

patrimonio 39

de Salamanca como una urbe con peso se sitúa en la fundación aquí por los romanos de una importante mansio, paradores que cada 25 km ofrecían alojamiento y hospedería a los viajeros de entonces. Pero el viajero de ahora ve emerger sobre el puente romano las torres y cúpula de las catedrales salmantinas. Y hacia ellas, tomado el momento de sosiego, toca enfilar los pasos. También toca asumir que, se haga como se haga, siempre quedará algo por ver. De entrada, una buena opción puede consistir en subirse a la terraza que corre por encima de la puerta del Nacimiento de la


salamanca

catedral Nueva, un balcón privilegiado que permite tomar conciencia tanto de las dimensiones de este casco urbano, declarado del Patrimonio Mundial por la UNESCO, como de la concentración de edificios portentosos y torres afiladas que asoman sobre los tejados. Las más imponentes desde esa terraza son las de la Clerecía, que emergen con una contundencia de catedral entre las callejas de piedra. Más a mano queda la fachada neoclásica del colegio de Anaya con su columnata de templo griego y su frontón triangular. Vista Salamanca como la ven los dioses o los vencejos, las escaleras de caracol devuelven a ras de suelo. Y ahora sí: cada cual siga su rumbo. Para empezar, las catedrales. La Vieja, con su bellísimo retablo sobre la Salvación, su torre del Gallo, el claustro y sus capillas, entre ellas la de Santa Bárbara, la más famosa de la catedral por ser donde los estudiantes pasaban el grado tras una noche en vela. De ahí ya salían licenciados, doctores o tarugos. Y la Nueva, una de las últimas manifestaciones del gótico en España, con su capilla Dorada, la fachada del trascoro diseñado

miradas

por Churriguera o su pórtico principal dedicado a la Natividad y la Epifanía. En los alrededores, el convento de San Esteban, joya del plateresco salmantino que emboba con una fachada habitada por mil figuras, como si fuera un retablo exterior realizado en piedra; y su claustro de los Reyes, renacentista. Enfrente, el convento de las Dueñas, de apacible claustro, también renacentista, y su colección de animados capiteles. Por el contorno, el colegio de San Ambrosio o la Casa Lis, con los fondos del Museo de Art Noveau y Art Déco, una de las colecciones más importantes de este estilo de Europa. También la Cueva de Salamanca, escenario de incontables esotéricas leyendas, y el Jardín de Calisto y Melibea que, dicen, inspiró la obra de La Celestina. Una calle de por medio separa las catedrales de la Casa Rectoral, que habitara Unamuno mientras dirigió la Universidad. Y a unos metros de esta queda el imprescindible Patio de las Escuelas Mayores, desahogo de callejas por el que pasea sin moverse la estatua de fray Luis de León que, “como decíamos ayer”, aquí sigue en la página siguiente

patrimonio 39

7


viene de la página anterior

ejerció magisterio. Mientras, la marea incesante de turistas se obceca en buscar una rana cuyo máximo mérito involuntario es eclipsar el valor de una fachada, la de la Universidad, tallada en la piedra como si fuera la tapa de un joyero. Al lado, el Patio de las Escuelas Menores lleva directo hasta el Cielo de Salamanca, rescatado para poder recorrerlo con la mirada sin mareo alguno. En el camino hacia la plaza Mayor se descubre la Casa de las Conchas, de original fachada y meritorios pórtico y ventanas, cuyo patio permite una de las pocas perspectivas posibles de las imponentes torres de la Clerecía. Visitar este templo levantado por los jesuitas es tan imprescindible como acercarse a su Claustro de los Estudios, perfecta obra barroca restaurada por la Fundación. La calle de la Compañía conecta con la plaza de las Agustinas, acotada en uno de sus flancos por el palacio de Monterrey, imponente ejemplo de arquitectura civil plateresca, y en los otros por la iglesia de la Purísima, con una Inmaculada de Ribera considerada obra maestra. La urgencia por no dejar para el final el cuadrilátero que hace las veces de corazón de la ciudad lleva hasta la plaza Mayor, a costa de saltarse otras –muchas e importantes– para más tarde. Por ejemplo, la iglesia del Sancti Spiritus, uno de los más representa-

8

patrimonio 39

tivos ejemplos de la arquitectura salmantina del quinientos. O la de San Marcos, original ruedo románico en el que torear las tribulaciones del alma. Y es que la plaza Mayor de Salamanca es la bomba que renueva a cada paso la energía vital de la ciudad. De ella se sale y a ella se regresa una y otra vez. Los de dentro y los de fuera. Los turistas y los estudiantes. Los ancianos y los jóvenes. Los que llegan y los que se van. Los que se casan por lo civil y los que buscan con quien. Todos atraviesan sus arcos al principio, al final o en el intermedio de sus paseos para tomar aire, o un café en alguna de sus terrazas, o un respiro que ayude a reemprender la ruta de monumentos y asombros. Churriguera la pensó y la dejó incompleta por falta de tiempo. No importa. Cuando Andrés García de Quiñones la acabó en 1755 se convirtió en una de las más bellas de Europa. Y así sigue.


salamanca

miradas

La Fundación actúa

El casco histórico de Salamanca brinda mil ocasiones para el paseo. Muchos de ellos parten de su plaza Mayor, arriba, para llegar hasta la catedral Nueva, abajo, o la Casa de las Conchas, en esta página, uno de los edificios más conocidos de la ciudad.

Son varias las acciones llevadas a cabo por la Fundación del Patrimonio de Castilla y León como contribución al mantenimiento y puesta en uso de distintos bienes culturales en esta Ciudad del Patrimonio Mundial. En la iglesia del Sancti Spiritus se realizó una intervención que comprendió, entre otras varias, la reestructuración y reconstrucción de la cubierta de la sacristía, la restauración de la portada de Santiago o la restauración de la portada principal y su cubierta. La restauración del Claustro de los Estudios, de la Clerecía, comprendió las fachadas del patio, el patio de planta baja y su deambulatorio cubierto, entre otras varias acciones. La intervención en San Marcos subsanó la inestabilidad de la espadaña y sustituyó la cubierta por una nueva. El retablo mayor de la catedral Vieja volvió a obnubilar con su despliegue de formas y colores tras la delicada intervención que requirió. Así como el órgano de la catedral Nueva, realizado por Echevarría en 1744, volvió a sonar con su fuerza original. En total, las acciones llevadas a cabo por la Fundación hasta este momento para la conservación del patrimonio de la ciudad de Salamanca, en colaboración con otras instituciones, alcanza la cantidad de 1.806.066 euros, mientras realiza nuevas acciones en las Escuelas Mayores de la Universidad y tiene previsto acometer el centro de interpretación sobre el Patrimonio de la Ciudad en la iglesia de San Millán.

patrimonio 39

9


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.