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Camino hacia la transformación sustentable
Cada vez es más relevante para competir en mercados nacionales e internacionales, contar con estrategias internas, que aborden como un pilar de buena gobernanza empresarial, no sólo aspectos económicos, sino que garanticen cumplimiento con aspectos sociales, como el cuidado del medio ambiente; asimismo, que se invierta para que haya un buen clima organizacional de la empresa tanto de manera interna (valores, ética, equidad de género, etc.) como externa hacia sus clientes o consumidores.
Estas buenas prácticas no son nuevas, pero ante un mundo global están pasando de ser normas voluntarias a constituirse como normas que el mismo mercado está imponiendo cada vez más, convirtiéndose en un nuevo paradigma.
En el 2015, cuando en las Naciones Unidas se aprueba la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, se da un giro a lo que hasta el momento se conocía como Responsabilidad Social Empresarial (RSE). A partir de ese momento, toda iniciativa RSE tiene inevitablemente un impacto en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (mejor conocidos como ODS) que promueve para su cumplimiento alianzas entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, y aunque cada uno desarrollará sus políticas y planes de manera individual el reflejo debe ser en conjunto.
Muchas empresas tienen un brazo social y son acciones de beneficio para la comunidad, pero es importante aclarar que esto no es RSE, pues aunque lo hacen de manera altruista, no están analizando el retorno de la inversión y no necesariamente está relacionado con el giro de negocio de la empresa.
Esto no quiere decir que sea fácil e inmediato, ni que para muchas empresas una realidad es que invertir en RSE implica un gasto inicial e incluso una reorganización interna. Tampoco lo hace imposible y desde el inicio se conoce cuales serán los beneficios que resultarán. La RSE tiene un impacto en la sociedad y ha promovido una nueva forma de hacer negocios, tanto para la creación de bienes como para la prestación de servicios.
Una forma de hacer frente a los desafíos que trae consigo el camino hacia una transformación sustentable es que las empresas adapten desde el inicio sus esquemas, orientando que sus necesidades coincidan con las de la sociedad. Las empresas deben tener certeza que dicha transformación será una herramienta que les permita competir mejor en los mercados, promoviendo iniciativas que tengan capacidad de mantenerse a largo plazo en los planes, sistemas y procesos que implementen.