Costos de operación, ¿y ahora qué sigue?
Por Antonio Posadas Consultor en BDO Guatemala De una manera no equitativa el home office vino para quedarse. Derivado de la pandemia covid-19, las empresas se vieron en la necesidad de implementar el teletrabajo. Algunas compañías ya lo venían haciendo como parte de un programa de aumento de la productividad y que a la vez sirviera de incentivo o beneficio adicional a los empleados. Otras empresas, sin embargo, no creían que esto fuera algo que pudieran implementar en sus compañías, principalmente por falta de control sobre los empleados laborando desde sus casas. Sea cual sea la situación, el llamado home office irrumpió de manera intempestiva sin darle tiempo a las empresas de hacerlo de manera estructurada como les hubiera gustado. Con el tiempo han sobresalido indicadores que muestran que los empleados desde su casa han sido más productivos e incluso han trabajado con un horario más extendido del habitual. A parte de este cambio en la dinámica laboral, las personas tuvieron que atender de forma repentina además de sus obligaciones de trabajo, temas como la educación a distancia de sus hijos y desarrollar actividades domésticas propias de estar más tiempo en casa. Analizando esta situación desde otra perspectiva, esta actividad laboral significa que los colaboradores están incurriendo en costos adicionales como luz, internet, insumos de oficina como papel, lapiceros, etc. Y, por el contrario, las empresas comenzaron a obtener ciertos ahorros como menos pago de luz, teléfono, internet, insumos de oficina, agua, café, entre otros. Con el tiempo, estos ahorros podrán ser más importantes, al tratarse de alquileres y mobiliario y equipo. Sin embargo, este incremento de costos para el empleado y ahorro para la empresa es temporal y con el tiempo tendrá que ser revisado. Ya sea que, por propia iniciativa las empresas lo estudien y adopten las políticas equitativas o bien por que el gobierno actúe y lo legisle.
40