ACUERPAMIENTOS FEMINISTAS EN TIEMPOS DE PANDEMIA

A C U E R P A M I E N T O S F E M I N I S T A S e n

t i e m p o s

ERRANTES FANZINE AGOSTO 2020

d e

p a n d e m i a

ÍNDICE relatos / poemas / cuentos / cómics / dibujo / fotografía

04

06

EDITORIAL

LAS TARDES MARISOL ROMERO

08

09

LA DISTANCIA FLORENCIA VERGNIAUD

14 TELÓN ABAJO ANDREA RIVERA

22 ESTOS DÍAS DE CONFINAMIENTO KARLA MAGAÑA

REGISTROS COTIDIANOS EN TIEMPOS DE PANDEMIA LILIÁN REYES

17

QUARAN-TEAM: MI HERMANA Y YO CELESTE MORALES

24 CUTIS, CURTIS, CUIS CELESTE JEREZ

07

SE ME VIENE A LA MENTE UN POEMA DE AMOR FLORENCIA VERGNIAUD

13

SE ME VIENE A LA M NRTIEE S UN EM A ED E S TEO F RPOOM TH R0 C I TA Y M2 O 02

LENA REY

18

LO INDECIBLE SE VUELVE DECIBLE MARBELL MARTÍNEZ

28

YO TENÍA UN PLAN PARA EL 2020 DANIELA TOTOTL

29

32

PORQUE NO HAY DE OTRA CLARA SOFÍA LEAL

REFLEXIÓN DESDE MI CUARENTENA LUNA DE FUEGO

36

38

KHARANA DIARIUS ESPIGA

41

BAILAR PARA ENCONTRARNOS PAOLA FLORES

ABRIL SANTA Y ENFERMA DANIELA PLAZA

33

PANDÉMICA HILDA MONRAZ

40

CUATRO DÍAS LAURA MIRANDA

4 ERRANTESFANZINE.COM | 2020

Queridas errantes: Agradecemos

enormemente

respondieron

a

la

a

todas

convocatoria:

las

autoras

que

“Acuerpamientos

feministas en tiempos de pandemia”.

Tuvimos

la

fortuna

de

recibir

colaboraciones

con

alto

contenido estético, emocional, político y reflexivo. Ante la potente respuesta de mujeres que escriben, dibujan, diseñan, gestionan, bailan, hacen cine, etc.; sentimos el compromiso

de

retribuirles

su

generosidad

con

esta

compilación a manera de fanzine.

---El preludio: la soledad y el distanciamiento físico

No hay nadie que te alimente el anhelo.

Acéptalo. Tendrás que hacerlo, hacerlo tú misma.

Gloria Anzaldúa ----

La aventura comenzó así, nos hicimos consientes de los tiempos extraños que transitamos y de las experiencias por

las

atravesamos.

Para

algunas

no

tienen

precedentes y para otras evocan períodos de encierro en sus vidas. Ante la gama de retos que nos plantea la pandemia hablarlos,

del

COVID-19,

escribirlos,

era

importante

contemplarlos;

y

sentirlos, tejerlos

alrededor de la consigna “lo personal es político”.

Ante la distancia física lanzamos una convocatoria, una suerte

de

reunión

virtual

que,

por

medio

de

publicaciones y lecturas, nos permitiera acompañarnos desde ahí.

Gracias

a

todas

y

cada

una

de

las

colaboradoras,

esperamos que las lectoras disfruten de este fanzine.

[Recuerda

que

somos

una

plataforma

bajo licencia de Creative Commons.]

sin

fines

de

lucro

que

publica

No basta con decidir abrirte.

Debes hundirte los dedos en el ombligo, con las dos manos agrietarte, derramar los lagartos y los sapos las orquĂ­deas y los girasoles, virar al revĂŠs el laberinto.

Sacudirlo.

Gloria AnzalduaÂ

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Las tardes

MARISOL ROMERO

Una tarde, el que sí es su hijo, un pastelero, llamó al servicio médico para decir que tenía los síntomas, le hicieron la prueba. Corrió a gritar que había sido positivo, corrió igual para salir a la calle como si

Todas las tardes se escucha en mi ventana el gritar de una vecina que intenta hacer la tarea con su hija. “¡Porque tienes que bajar el 6! ¡Tienes que bajar el 6!

Iyari, ¡hazme caso! ¿Cómo te va a dar lo mismo?” “¡Secuestraniñas!”, contesta Iyari, enojada de tener que hacer los deberes con esa mamá-maestra que le grita irritada cada tarde.

Todas las tardes se escucha el arrastrar de chanclas del vecino con problemas mentales que entra y sale de la vecindad, porque en su mundo no hay cuarentena. Viene y nos ofrece pilas de celulares porque no tiene dinero. Viene a saludarnos por la noche, porque dice que aunque no tiene dinero, no pasa a pedirlo, sólo viene a saludar.

Todas las tardes, su mamá sale a regar las plantas aunque haya llovido, pues como enfermera jubilada, parece que tiene la compulsión de cuidar: a un hijo (aunque no es suyo), a las plantas (aunque no son suyas).

nada. Sin importarle que tenía una mamá vieja que cuida las plantas ajenas, sin importarle su hermano que vaga por las calles. Las autoridades sanitarias vinieron al día siguiente; para la tranquilidad de todas las vecinas que salimos en pánico a limpiar el patio con cloro, el señor no tenía coronavirus. Nos llamó exageradas: eso de las muertes es mentira.

Todas las tardes, la vecina Ana se desespera en casa.

Porque su hija no la deja salir. Porque su nieta se ríe a borbotones y porque su perra ladra a la menor provocación. “Mamá, pues ponte a hacer algo” “¡Deja de tragar!” Ella se come otra torta y baja al mercado sólo porque ya no puede con esa reclusión en un departamento de dos cuartos.

Todas las tardes escucho a mujeres cuidando: cuidando a gritos, a clorazos, con rabia. Cuidando descuidadas / descuidándose. Hasta la virgen del patio con la puerta del altar abierta, azotándose en el viento, con la luz siempre prendida.

“Todas las tardes escucho a mujeres cuidando: cuidando a gritos, a clorazos, con rabia.

Cuidando descuidadas / descuidándose..."

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Se me viene a la mente un poema de amor FLORENCIA VERGNIAUD

Se me viene a la mente un poema de amor, O tan solo vos y yo.

Nos imagino Un amor único, Un amor que no se explica ni se debe de explicar, Tan sólo es.

Ahora no, Ahora no. ¿Será para siempre? ¿Será para cuidarnos? ¿Será nuestro amor? ¿Cuánto faltará para un momento?

“Ya pasó”, me pregunto mientras te miro.

Siento ganas, siento todo, te siento a vos y me siento.

Se me viene a la mente un poema de amor, pero no, mejor no. ¿Qué será de nuestro amor? ¿Qué será de nosotres? ¿Nosotres somos nosotres?

8 ERRANTESFANZINE.COM | 2020

La distancia FLORENCIA VERGNIAUD

¿Será el encierro y la distancia? ¿Serás vos haciéndome gracia?

No me besas y siento porqué.

No me abrazas y lo siento más fuerte.

Estoy escondida.

Se sabe. Lo sabemos.

Nuestro encuentro parece desvanecerse.

Siento que se termina.

Una etapa, nuestra etapa. ¿Estás ahí?

No te veo.

No a la distancia.

No me hace gracia.

Siento ansiedad, mucha ansiedad, No respiro.

Todo se acelera, me marea.

Ahora sí.

Te veo y te encuentro.

Besame.

Fuerte, como siempre.

Bésame una vez más.

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REGISTROS COTIDIANOS EN TIEMPOS DE PANDEMIA LILIÁN REYES-GUTIÉRREZ

Desde que era niña he llevado un cuaderno de

21 de marzo. saturno

notas para hacer registro de mis sentires,

día uno

ideas y uno que otro paisaje del cotidiano

Nostalgia por la ciudad, intentar aprender a vivir

vivir. Generar memoria. De pronto, con el paso

desde lo que se presenta.

del tiempo me he llenado de libretitas negras y una que otra con algún diseño, todas tienen algo en común: pedacitos del acervo que he venido acumulando en estos últimos treinta y tres años.

las múltiples mudanzas, es el equipaje necesario que llevo de territorio en territorio. En este tiempo raro,

de

aislamiento

y

reflexión

constante permeado por el contexto de la pandemia del COVID-19, he decidido hacer un desnudo de las notas mentales que he venido registrando y que más de alguna está cargada de ansiedad, vulnerabilidad y uno que otro rasgo de alegría. Si bien es extraño compartir desde esta forma, he decidido hacerlo abrazando la noción feminista de que “lo personal es político”, y, es en este sentido, que abro mis memorias.

día dos Despertamos conscientes de que teníamos una llamada con nuestra querida argenmex. A las diez de la mañana la querida Delfi aparecía en la pantalla

El peso del archivo personal me ha acompañado en

constitutivo,

22 de marzo. día libre

mientras Pau y yo gritábamos de gusto. De pronto, se suscitaron una serie de actualizaciones de chismes que nos sucumbían más allá de lo geopolítico. Ex-novios que han venido apareciendo con el paso de los días, reestructuración de proyectos, un nuevo sobrino gatuno, amistades que nos conectan. Pasado. Después de la reunión virtual, surgió la necesidad de escribir una carta que se remontaba a una mudanza y a un concepto decorativo

monocromático

minimalista.

Escribir

cartas se puede convertir en una estrategia para reconfigurar, soltar y al mismo tiempo abrazar.

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24 de marzo. marte día cuatro A

las

ocho

de

la

mañana

inicia

la

sesión

psicoanalítica, por indicación quito la cámara del teléfono para simular la situación que genera el diván, no vernos. Nota mental del día: lo más fuerte que nos atravesaba era el miedo de que se concretara la profecía de la frontera política más allá del tiempo presente del nosotros.

27 de marzo. venus día siete La novela de las 19 horas se ha convertido en un rito en estos días de COVID-19 y encierro. En el fondo no

29 de marzo. día libre

sé si es un placebo que brinda calma o un consuelo

día nueve

el dar seguimiento a los datos de contagio en

Después de ocho días salí del hogar.El llamado

México. Otros podrían juzgarme de tener un deseo

por comfort food pudo más que el discurso de

erótico no sexual por un representante de Estado

biopoder tecnocrático.La nostalgia se hace presente,

que desde su narrativa no modela del todo al macho

gran

alpha de la matriz heterosexual que se ve en el día a

consecuente a estos tiempos constitutivos, densos;

día en el mundo tecnócrata al que ahora estoy

que el COVID-19 ha traído consigo. Los fantasmas se

inscrita. Nada es inocente, pero ahora todo y nada

manifiestan y el hubiera agobia.Por más mudanzas

puede resultar interesante, vacío. El malestar de

que

garganta empieza a preocuparme, una sensación de

acompañan a una de por vida. Y claro, un memo

lentitud se apodera de mi mente, ya no soy la de

persistente es: el amor es un incendio.

antes. Ya no somos las de antes. Té de canela y jengibre, tres gotas de clonazepam prescrito para calmar las ideas paranoicas que empiezan a crecer.

Fuerza “somatopolítica”, como dice la Preciado.

28 de marzo. saturno día ocho Laringitis, ansiedad, miedo. Leo un texto de Paul B. Preciado

titulado

La

conspiración

de

lxs

perdedorxs, conecto de inmediato con más de alguna

de

sus

ideas. “No

tuve

dificultades

respiratorias, pero me resultaba difícil creer que continuaría respirando. No tenía miedo a morir.

Tenía miedo a morir solo” (Preciado, 2019).

parte

una

de

su

emprenda,

origen

hay

y

persistencia

ornamentos

que

es

la

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30 de marzo. luna

6 de abril. luna

día diez

día diecisiete

Paracetamol de 500 mg, una taza de café, libreta de

La rabia está por todo el cuerpo, es un malestar que

notas y té de bugambilias. Surge en mí un deseo

crece y cada pequeña falta, movimiento puede

inminente por amar de nuevo a un perro. De pronto,

resultar irritable.Este es el tiempo de la política

llega el recuerdo de milo con quien sólo compartí

minimalista y/o reduccionista. Mientras tanto, todas

cuatro días que se convirtieron en una experiencia

estamos al borde del colapso.

que me marcó para siempre.

11 de abril. Saturno 4 de abril. saturno día quince El presente no existe […] esa es la trampa”.“¿Qué sentías tú al mirar el cielo estando preso?”.“Él es el recuerdo, ella es el olvido”.“Los que tienen memoria son capaces de vivir en el frágil tiempo presente. Los que no la tienen, no viven en ninguna parte”.(notas mentales de la película: “Nostalgia de la Luz”, de Patricio Guzmán).Si pudiera salir huyendo de este aislamiento, iría al desierto de Atacama. A ese territorio que me atravesó por completo desde su inmensidad, desde su provocación a guardar silencio y cuestionarme: ¿Qué estoy buscando?

día veintidós La unidad mínima es un sonido, dice Sharly.Yo, hoy lo abrazo como mantra.

16 de abril. júpiter día veintisiete En este momento surge un nuevo deseo. Si pudiera partir de este hogar ubicado en el cuarto piso del edificio veinticuatro, mis pasos se dirigirían hacia el norte y emprenderían un viaje que me llevara a casa de la abuela Rebeca. Ella se ha ido, tras su muerte todo cambió y no volvimos a ser las mismas, yo no soy la misma. En días como estos, el poder fantasear

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llegar a casa de la abuela y saludarla como solía

El sueño me volvió a inundar, de pronto, el sonido de

hacerlo, con ese juego de alargar las sílabas:

¡Arriba, abajo, otra vez! ¡Vamos! Me despertó. Las

abueeeeeeeelaaaa, hiiiijaaaaaaa (ella respondía); me

indicaciones aeróbicas salen por alguna de las

genera una ilusión y un consuelo inminente.

ventanas de los vecinos. El cuarto se ha convertido

Imagino que después de saludarla iría directo al sofá

en un albergue de paisajes sonoros vecinales, no los

para dos personas y me acurrucaría ahí hasta quedar

amo, no me hacen del todo feliz, son ruido. Sin

dormida. Ella, estaría ahí acompañándome mientras

embargo, hay algo de la vida de las otras, de los

inhala un poco de oxígeno desde las mangueras

otros; que me atraé, que me llena. Tomo el celular y

transparentes, las cuales, estarían extendidas por

leo noticias…

toda la sala hasta llegar al rinconcito donde se encontraba el ruidoso convertidor de agua en

Declaratoria nacional.

ozono.Es curioso, en los últimos días la presencia de las abuelas se ha hecho manifiesta en los sueños y en los relatos de mis amigas cercanas. No sé si ellas nos están llamando o nosotras a ellas.

20 de abril. luna día treinta y uno Tres

exploradoras

decidimos

emprender

una

caminata por la unidad habitacional del altillo.

Después de un año de vivir aquí, hoy descubrimos un ecosistema configurado por piedra volcánica, plantas y paredes de edificios. El hallazgo me despertó mucha alegría. Me sentí viva.

21 de abril. marte día treinta y dos -No me es suficiente .–Aquí la vamos a dejar, dice la psicoanalista. (colgamos)

La fase tres de la pandemia ha iniciado.

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Stories from the city LENA REY

Tijuana, 2020

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TELÓN ABAJO ANDREA RIVERA FOTOGRAFÍA: ANTONIO SÉPTIMO

Estoy en mis 30 y vivo en Tijuana desde hace 3 años aproximadamente, soy una directora/coreógrafa

de

danza-teatro

contemporáneo, vine a la frontera a trabajar con una compañía profesional de danza y eso es lo que hago ahora o lo que hacía hasta que hace un mes aproximadamente.

Hace un mes empecé a recibir llamadas de

todos

mis

trabajos

(que

son

bastantes) para decirme que había algo que se llamaba pandemia y que ya nos había alcanzado, mi Andrea ya muy acostumbrada a la frustración se sintió como en otro capítulo de FrancesHa mientras que la cara se me contraía y alargaba al compás de mi respiración espero que me paguen antes de que todo cierre-.

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Sentía la presión de tener que liquidar todas las

Acotación – me enciendo un cigarro y me

cuentas que mi producción recién estrenada me

siento a ver a mi perro y gato jugar mientras

había dejado, como para tener que lidiar con el

me digo: no hay pedo, ya veremos qué pasa. –

desempleo in facto. Además, tenía el compromiso con más de una amigx y con mi familia que me había –tirado paro- para sacar adelante mi obra; se

Recordé el episodio que viví en mis 20, cuando

supone que, la institución de cultura en turno

la influenza nos había mandado de regreso de la

pagaría por la producción del espectáculo, pero era

universidad a nuestras casas, pero esto estaba bien

el momento en el que los pesos no caían, la obra

lejos de ser lo mismo, primero porque yo ya no tengo

tenía 15 días de haberse presentado y todo

20 y segundo porque estoy a años luz de poder

empezaba a cerrar sistemáticamente.

regresar a casa de mis padres. Un par de llamadas después todo estaba confirmado, las clases se

Afortunadamente, las buenas noticias se dejaron

habían cancelado y la semana santa se disponía a

ver, porque como en todos los cierres, la gente con la

tener un mes en vez de los 15 días que nos dan, sea

que estaba trabajando tenía la necesidad de liquidar

una, una señora católica o no.

e irse a guardar con la conciencia tranquila, así que tomé su dinero con una sonrisa en la cara y le cerré

La primera semana limpié y arreglé cada rincón de

la puerta a las visitas. La cuarentena estaba

mi casa, tomé mi guitarra, leí un par de libros, pero

declarada, pero por lo menos me mandó a mi casa

rápidamente el tiempo me dejo ver lo miserable que

con dinero suficiente para vivir dos meses sin

seguía siendo el mundo, la desigualdad, la violencia,

preocupaciones,

la ignorancia, la economía, la crisis climática, lo

preocupaciones.

sin

trabajo,

pero

sin

pinche difícil que está esta era, aunado a si eres mujer… -parece un mal chiste-, así que decidí aguardar los días sin más noticias, porque me empezaban a podrir por dentro.

Después de la primera semana empecé a pasar por todo el arcoíris existencialista, la adrenalina de la información y el choque emocional se fueron en picada y solo quedó lo inminente, los días largos y la espera igual que los días. Cuando me da una crisis me pongo a respirar para no salir corriendo y cuando me dan ganas de salir corriendo me convenzo de que sea o no sea verdad esto del virus, la resiliencia es un espacio saludable de reflexión, así voy avanzando.

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Estos últimos 30 días, apenas he salido unas dos veces, por una parte, por las recomendaciones federales y por la otra porque me moría de ganas de parar.

Desde mis privilegios que se desvanecen pagando renta en dólares, he considerado la necesidad de renunciar al estar siempre conectada, he considerado la necesidad de resistir, de construir un lugar más justo, de renunciar a mi trabajo mal pagado y a las cosas que no me representan, todos los demás detalles me los voy a guardar, para que no se haga esto una letanía, pero cuando se acabe y podamos reencontrarnos, deseo con ánimos incendiarios, que la vida no sea la misma porque estaba bien jodida, y que nos encontremos a nuestras yos del futuro, bien descansadas para las nuevas batallas. Por lo pronto los telones permanecerán cerrados.

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QUARAN-TEAM: MI HERMANA Y YO CELESTE MORALES

Nací un abril hace 29 años, mi hermana nació en septiembre tres años y medio después. Ser hermana mayor ha sido uno de los roles que más me he tomado en serio en la vida. Mi mamá me nombró cuidadora oficial de mi hermanita cuando apenas tenía tres años.

Por mutuo acuerdo hemos pasado estos días juntas y resguardadas, intentando no contagiarnos. Uno de los mayores disfrutes de esta temporada es sentirme bienvenida en su departamento y sentirme cuidada.

Bajé una app para dibujar con los dedos en el ipad y echar un rato de ocio; salió “mi hermana me cuida”, un momento en el que, los roles y mandatos designados desde la infancia se transforman para diluirse, flexibilizarse y transformarse en una lucecita que ha acompañado nuestros días.

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Lo indecible se vuelve decible MARBELL MARTÍNEZ Siento lágrimas al borde de mis ojos mientras inicio esta página. Es alegría, susto, esperanza, regocijo, consuelo y desconsuelo al mismo tiempo. No creo

Dos: la pena que no busqué

Mi vida se echó a botes cuando me violaron. Aún no puedo aceptar por qué no tuve una adolescencia “normal”, sin embargo, lo puedo entender desde los

que pueda existir algún momento en el que se viva

estudios de género. Transitaba por mis 15 y 16 años

una única emoción.

de edad, era fervientemente católica, obediente, conservadora, “juiciosita” como dirían en mi pueblo —

Uno: chiquita e invisible

pues hasta iba a misa y comulgaba todos los

Nací mujer en un municipio pequeño colombiano.

“santísimos” días—. Estuve en la mayor vulnerabilidad

Un pueblo campesino, conservador y machista.

frente al violador: un cura del doble de mi edad que

Sobre mi infancia mi memoria prioriza recuerdos

en ese momento se mostraba amoroso, sincero y

tristes. Estaba convencida de ser bruta y fea (origen

llamativo. Un pederasta.

de la percepción distorsionada de mi corporalidad).

Me sonrojaba con facilidad, me aislaba y me sentía

Un texto de psicólogas de la Universidad de los

triste. Mi infancia estuvo también marcada por la

Andes me ayudó a comprender que la actividad

pobreza: comida, vestimenta y vivienda precarias

sexual con niños, niñas y adolescentes no es

principalmente por negligencia de mi papá. Aunque

consentida —así exprese participar voluntariamente—

el dolor es un dictador que nubla lo bello viví

cuando existe asimetría en varios aspectos. Uno es

muchas experiencias buenas que en parte son las

asimetría por edad; yo tenía 15 y él 32 años. Otro es

que me han permitido estar relativamente sana,

asimetría por conocimientos sobre la actividad

desde un punto de vista psicológico. Me encantaba ir

sexual; yo nunca había tenido contacto sexual con

a las fincas de mis tíos, comer muchas frutas, jugar

un hombre o pareja más allá de un beso, y él me

con mi hermano menor y mis primas, e ir a los ríos.

decía que me enseñaría.

19 ERRANTESFANZINE.COM | 2020

Y la asimetría por estatus o poder. Yo era acólita,

era una sensación difícil de describir pero que me

participaba en los grupos juveniles y él era el cura

daba mucho miedo. Aún siento eso y lo odio.Es un

del pueblo. Yo cursaba los grados 10 y 11 de la

temblor incontrolable, no puedo pensar claramente,

secundaria y él había “estudiado” en el seminario. Yo

se me quita el hambre y me pongo alerta, pero

era pobre y él, aunque decía en sus homilías venir de

realmente estoy confundida. Esa fue la agudización

una familia pobre, contaba con un trabajo estable

de la distorsión sobre mi corporalidad, o sea, de

de donde además aprovechaba para tomar plata de

cómo vivía mi cuerpo y de cómo me relacionaba con

las ofrendas. Él me regalaba pizzas que me

el mundo.

encantaban y no podía comprar; me dio un reloj, un bolso, me pagó pasajes a otra ciudad y le dio flores y

Esas sensaciones permanecieron por varios meses

una toalla a mi mamá. Ah, pero eso sí, cuando al

mientras los abusos continuaron hasta hacerse más

principio —como estrategia para acercarme a él— me

frecuentes y más graves. Algunos familiares notaron

contrataba para arreglarle las uñas aprovechando

cambios en mí —estaba cabizbaja, decía mentiras,

que yo trabajaba como manicurista, no me pagaba;

salía más a menudo—, pero nadie hizo algo por

decía que me pagaría con creces.

averiguar lo que ocurría. Como en la mayoría de los casos de abuso prolongado, él era quien me decía

Evidentemente él era una figura de autoridad no

qué responder ante las preguntas de la gente sobre

sólo para mí sino para todo el municipio, lo que

nuestra relación y pues él continuaba siendo el

utilizó

su

“padre” más carismático, joven e inteligente del

manipulación. Mi familia “un poco” fanática religiosa

pueblo. Daba las mejores charlas sobre la gracia de

nunca sospechó nada, al contrario, se sentía

dios, hacía reír en las homilías ¿quién dudaría de su

bendecida por tener a un “padrecito” que iba a su

santidad? Algunas amigas me preguntaban qué

humilde —y fea— casa a ver telenovelas, a tocar y a

pasaba, decían que les parecía rara nuestra relación,

cantar vallenatos en su guitarra —era costeño—, a

que tuviera cuidado, que sus mamás no les

almorzar como rey —pues las familias campesinas

permitirían la cercanía con ningún man como yo la

suelen atender siempre con la mejor presa de

tenía con ese. Pero esas advertencias llegaron

gallina, el mejor sancocho y los mejores platos al

demasiado tarde.

cura

como

o

al

principal

alcalde.

Mi

herramienta

familia

para

también

fue

manipulada..

Cuando él me veía llorando, angustiada, ansiosa (ahora sé que eran crisis de ansiedad) y que no

La primera vez que me besó había ido a mi casa con

comulgaba en las misas, se me acercaba y para

la excusa de enseñarme a tocar guitarra y aprovechó

tranquilizarme él mismo me confesaba y me

que mi familia había salido. Al otro día yo no sabía si

absolvía de todos mis pecados, típico acto de curas

eso había sido real, era una confusión horrible. Me

pederastas. (También es típico que tengas que

tranquilizaba imaginando que era falso, que eso no

desahogarte con la misma persona que te hace

había podido ocurrir (negación y fantasía como

daño, pues en mi caso era algo que trataba de

recursos para soportar el hecho de que quien

esconder a toda costa. Decirlo a otras personas era

debería protegerte es quien te hace daño), pero me

vergonzante para mí en ese momento y habría sido

aterrorizaba descubrir que había sido real.

Me

una bomba de angustia imposible de soportar. Para

quería morir, sentía que el piso se removía y me caía,

otras personas no hay opción porque simplemente

20 ERRANTESFANZINE.COM | 2020

FOTOGRAFÍAS: SEBASTIÁN GONZÁLEZ

están aisladas). Era tan absurda la situación que lo miraba furiosa, él entendía y me absolvía.

Claramente eso no me ayudaba, porque minutos después ya estaría de nuevo besándome. Cuando le preguntaba si eso era pecado evadía el tema y cuando yo intentaba infructuosamente terminar con esa relación, él lo dejaba todo a mi responsabilidad. Sabía que yo no sería capaz Tres: la luz Entré a estudiar psicología en la mejor universidad del país. Este fue el fin del castigo que no merecía y que no busqué. Después de casi perder mi cupo en la universidad fui a consultas psicológicas y puede aclarar muchas sensaciones y sentimientos que tenía. La vergüenza, la culpa y la rabia me invadían siempre y no me dejaban en paz, y ahí lo entendí. Tuve que rehacer mi sistema de creencias, enfrentar y reparar toda la mierda que aportó a que me sintiera así de mal. Denuncié ante la iglesia, pero como era de esperarse, en principio lo defendieron y no me creyeron. Insistí y después de casi cinco años de haber denunciado estoy esperando la sentencia donde al parecer la instancia encargada en Roma le dará la dimisión del estado clerical.

Estos días he pensado mucho en lo que pasó, no sé si me estoy atormentando a propósito porque estudio psicología, no sé si en realidad estudiar trauma revive, además de mis recuerdos mi dolor emocional. Muchas cosas me ponen sensible, pienso en el hecho y me lleno de rabia. No sé cómo expresar la ira, lo voy a intentar: en mi cuerpo siento que se me acelera la respiración, mis piernas están tensas, mis brazos no los puedo mover. […] Creo que es falta de energía. Siento pesados los hombros, mi respiración cansada. A mi memoria llegan olas de recuerdos de los hechos, de cómo las personas cercanas reaccionaron, de lo tormentosos que se tornaron esos días.

Pienso ¿por qué hijueputas no me dejaron tranquila? ¿Por qué tuve que ser yo la que cayera en esa trampa? Me da rabia pensar en que yo me sentía culpable y pecadora por lo que me estaba pasando. Sentía un profundo miedo de que los demás se enteraran de la situación, hacía todo lo posible por ocultarlo y pasar desapercibida pero era inútil.

21 ERRANTESFANZINE.COM | 2020

Aún tengo miedo de ser juzgada por la gente,

edades te pueden comprender y abrazar porque

me

deprimida

también les duele, es realmente increíble sentir

especialmente si estoy en mi pueblo. Sin

que también mereces amor real y que puedes

embargo,

siento

muy

ansiosa

y

más

tener voz. Gracias a eso sigo viva. Ahora lo que

argumentos denuncié ante la Fiscalía, aunque

más me anima es encontrar una beca para

ahí las esperanzas de justicia eran menores. Fue

maestría en estudios de género en alguna parte

hace más de un año y no ha pasado nada. Ahora

del mundo. Quiero poder contribuir un poco a la

impotencia y frustración por el sistema penal.

prevención del abuso sexual en menores y a las

En esas ando, insistiendo, enviando derechos de

violencias basadas en el género en mi municipio

petición

cuando

y

me

contándole

apropié

de

progresivamente

a

y en mi país.

miembros de mi familia que sé que me comprenderán y no me juzgarán.

Ahora lo indecible se vuelve cada vez más decible y por eso se lo comparto con ustedes. Mi proceso de sanación continúa, no quiero tener más miedo. He logrado mucho gracias mi universidad,

mi

carrera,

mis

procesos

terapéuticos y a mis amigas y amigos. Es increíble descubrir muchos “a mí me pasó algo parecido…”, sentir que mujeres de todas las

Para ti que también has vivido esto te quiero decir: el feminismo lo vuelve decible. Tú también mereces amor y puedes tener voz.

22 ERRANTESFANZINE.COM | 2020

Estos días de confinamimento KARLA MAGAÑA SUÁREZ

En estos días de confinamiento, en mi experiencia he sabido en lo general acoplarse y rendir en tiempo para la mayoría de las cosa que me he propuesto a hacer, creo me ha sentado bien el aislamiento para mi y para reestructurar un poco mi interacción con las personas en mi círculo cercano, el más importante.

Bueno todo tiene un límite y, hoy estoy saturada, estoy harta de la violencia, incongruencia y estupidez del mundo. Algo que me sirve, es ver películas que no me hagan pensar, veo películas de superhéroes. Para mi gusto y un poco más en una comulgación hacia un sentimiento familias en específico, X-Men de Marvel.

De niña, más o menos de unos 9 años veía X-Men la historieta por Fox Kids todos los sábados a la mañana con mi hermana, ahí descubrí el primer personaje que me despertó mucha curiosidad y extrañeza. Mystique, un mutante de piel azul en un vestido entallado blanco decorado con un cinturón de calaveras, ojos amarillos, cabello rojo y con metralletas en cada mano, muy contrastante ese personaje, por cierto madre adoptiva de Rouge. Ya más en la adolescencia descubrí que los guionistas del cómic querían que Mystique (con el poder de cambiar de apariencia y de género) engendrara un ser con Destiny una mutante vidente, pero bueno en ese tiempo (80’s) todo eso era mal visto y cambiaron la historia.

Ví casi todas las pelis con referencia a X-men, justo las últimas tres no despertaron mi interés hasta ahora. Hoy decidí ver X-Men: Future and past, la historia oscila entre que Mystique mata a un fulano que crea inteligencia artificial para aniquilar a los mutantes, Mystique quien es catalogada como villana, en realidad sólo estaba defendiendo una idea que era, salvar y empoderar a los de su tipo, a los mutantes, a los diferentes, a los raros.

23 ERRANTESFANZINE.COM | 2020

En fin no son buenas estas películas, pero como dije

En lo personal no creo que el mundo cambie

al

significativamente como colectivo o algo en un sentido

principio,

no

me

hacen

pensar,

sólo

es

espectáculo, me fijo en los efectos especiales,

grupal

secuencias de acción y coreografías de peleas, en

individualmente habrán experiencias que nos harán re

este

ajustar la visión de lo que conocemos y de lo que

caso

Mystique

interpretada

por

Jennifer

Lawrence dando palizas a diestra y siniestra. Al final

o

como

humanidad,

pero

sí

creo

que

queremos transformar.

la decisión de “un mundo mejor” cae en las manos de ella, cambia la historia, el futuro pasa de un

Acá llego a una reflexión que en mi particular encierro

panorama apocalíptico a uno con oportunidad de

simplifique en una ecuación:

algo mejor.

Destino/coincidencia + incidencia = ?

En la película van y vienen del pasado y futuro cosa que curiosamente hago con frecuencia y con cierta

Me gusta pensar que el destino (no algo ya estipulado o

conciencia en estos tiempos. El ir y venir de las

escrito por algo superior o divino) como coincidencia,

personas, emociones, sentimientos, malos y buenos

es decir, ejemplo, me tocó vivir esta emergencia

recuerdos, pero sobre todo me hace estar en el

sanitaria con estas personas (mis roomies), en esta

presente, es decir, el hecho de revisar el pasado me

ciudad, en esta bonita casa y la incidencia que yo

hace reflexionar sobre el presente, pensar en lo que

decida

hice y mi proyección como ser humano, pero sobre

oportunidad.

todo el poder formular una comunicación o lenguaje

llevadero o algo que puede ser una patada en el culo o

que concentre con nitidez lo que quiero comunicar,

no sé, lo que sea, esta situación detona emociones y

el poder dialogar sobre la muerte, la ausencia y

potencializa sentimientos que podemos compartir o

distancia, traen un presente más nítido.

lidiar cada uno en solitario y en compañía, la incidencia

generar

puede

ser

lo

que

sea,

es

una

Podemos hacer esta pandemia algo

puede ser un detonante interesante.

Claro es intenso pero creo que eso nos hace más humanos porque nos planta en un situación de

Es como cuando conoces a alguien en una fiesta (en un

instantes, reajustar modos de comunicación e

coincidencia) y te atrae, esto obvio no depende de ti ni

interacción

contexto

de la otra persona, pero coinciden en un lugar en un

vulnerable. Recalco, la muerte nos coloca en lo más

tiempo y espacio… la incidencia es la oportunidad, lo

real del panorama, el miedo nos vulnera y puede ser

que decides hacer al respecto, el resultado será de una

un buen vehículo de comunicación.

u otra manera, será como lo esperabas o no. La

con

el

entorno

en

un

incidencia es el chance que el destino de ofrece.

Claro es intenso pero creo que eso nos hace más humanos porque nos planta en un situación de

A fin de cuentas uno puede dejar las cosas al “destino” o

instantes, reajustar modos de comunicación e

puede tomar la decisión de hacer que las cosas

interacción

sucedan, apostando a un resultado que será o no será.

con

el

entorno

en

un

contexto

vulnerable. Recalco, la muerte nos coloca en lo más real del panorama, el miedo nos vulnera y puede ser un buen vehículo de comunicación.

Es una oportunidad en vida.

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CUTIS, CURTIS, CUIS CELESTE JEREZ

Abrí el diario a la mañana, temprano, tres

mejor que me pudiera pasar. “Del barrio hay que

noticias: se murió Fontova, el negro Fontova

irse”, le leí a una poetisa (ahora) porteña. Nunca pasé

(pensé a cuantxs de mis amigxs les dolería leer

tanto tiempo sin atravesar el Puente y transitar el

esto); una nota de opinión compuesta de varixs

conurbano sureño, a menos, claro, cuando estaba de

autorxs, se titulaba “la vida continua, a un mes

viaje. A veces pienso que los rieles, lineales, directos,

de la cuarentena” (pensé varias veces en la

predecibles, nos traen ésa seguridad que no

frase

encontramos al ser transeúntes desconocidxs en la

“la

vida

continúa”;

continúa…

“continuará”, como la placa final de ciertos episodios de dibujos animados); otra noticia basada en una encuesta, “el 73% de la población cambió totalmente sus costumbres:

gran ciudad. Pero, siempre llega la noche y, entonces, ser desconocida, tiene un excelente gusto amargo adictivo. Claro, esto también está siendo un viaje… de dimensiones transhumanas.

cuáles son los nuevos hábitos”.

“NO ME DES PERMISO NO ME ADVIERTAS NO PODER

La cola de W rozó mi pierna, entonces, levanté la vista.

CON TUS COMPROMISOS Y TU AYER (…)”

Hace un mes que empezó la cuarentena obligatoria.

Nunca

pensé

que

el

Puente

Cuando

habían

cuarentena

pasado

obligatoria

dieciséis me

días

desperté,

de

la

a

la

Pueyrredón ese puente que hace unir dos

madrugada, al borde de una cama, entre tantas que

tierras, la porteña de la Boca y la conurbada

había en la casa que habitaba. Me desperté, abrí los

sureña- quedaría cerrado, sino fuera por las

ojos, sobresaltada, y W me miraba con sus ojos de

concentraciones del 26 de junio en homenaje a

gato como si mirara un río fluir. Claro, W estaba

Darío y Maxi. Nunca pensé que quedarme del

acostado casi arriba de mi cabeza mientras yo

“otro” lado del Puente Pueyrredón iba a ser lo

dormía. Me sobresalté al despertarme y encontrar su

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FOTOGRAFÍA POR JOSE NICO

FOTOGRAFÍAS: JOSE NICO mirada. Me sobresalté, también, del sueño que yo navegaba: Sara Hebe, sí, la cantante rapera de pelo largo, a quien conocí por su “asado de fa”, estaba en mi sueño vestida de medias de red –aunque sus piernas no le pertenecían, sino que eran el reflejo de otra persona-, cantaba y era mi novia. Así, sin más, mi novia. Claro, igual me resultaba extraño que me dejara abrazarla, así, sin más también, sin estar mirando –paranoica, como solía hacer- para todos lados.

Desde hace años que odio las metáforas de los seres humanos con ciertos animales. Mi cara se transformaba al escucharlas, sí. Me quedó ese resabio de cuando en el contexto de una investigación feminista que hice hace muchos años escuchaba a ciertos obstetras, varones cis (claro), hablar de que las mujeres eran animales pariendo.

Bla. Capaz desde que estuve viviendo en México y comí chapulines, o desde que te ví nadar –voluptuosa, casi causando oleaje arrasador- en un río marrón una tarde de verano, o desde que (a través de un video de WhatsApp) vi cardúmenes de peces invadiendo un río correntino durante la cuarentena, la relación entre los animales y los seres humanos se volvió filosófica. Muchas veces me pregunto a qué animal me pareceré cuando me drogo sin poder parar de bailar, y busco un poco de todo eso que no existe en ningún lado, ni en ningún abrazo, en ningún libro.

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“(…) DAME UN SOLO BESO QUE DURE MÁS QUE UNA MENTIRA.” El viento en la piel. El sol en la piel. La vida en la piel. La fuerza en las piernas. Las manos, cutis con poros propensa a contagiar, bien lavadas. La respiración profunda, casi hasta sentir los pulmones en su expansión. Un acústico que sonaba mientras pedaleaba sin poder parar, sin rumbo, por entre las calles, buscando una avenida que ya no era avenida por la cuarentena. Pero, eso sí, pedaleaba con una bolsa de ir a hacer mandados y un barbijo tapándome la boca. Frené en una plaza que no sé cómo se llamaba porque ése no era mi barrio. Estaba desértica. La bicicleta rodaba a mi lado, como si agarrara a un perro de la correa (como la mayoría de lxs porteñxs hacían para justificar sus salidas diarias). La plaza, la recorrí, y vi a tres personas, me pregunté en ese instante si lxs fotografxs saldrían a fotografiar la sazón de la cuarentena, ese gusto a vida pendiendo de un hilo. Si lo hacían, intuí, que las publicarían después que la cuarentena termine, ¿quién entendería que la fotografía es una “actividad imprescindible” por estos días? Saqué mi celular, ojalá tuviera una cámara en serio, o –mejor- estuviera segundeada por alguna amiga o amante fotógrafa. Mientras tanto, pensaba, “quiero ir a mil muestras de fotos cuando esto pase, y hablar de las fotos de la cuarentena con lxs fotógrafxs feministas”. Tres imágenes de esa plaza. Tres. Como mi tatuaje. Una, un señor durmiendo sobre sus brazos, con barbijo, al sol, desplomado del cansancio, ¿del hambre?, del no poder seguir caminando. Dos, una chica, atravesó la cinta de precaución que imposibilitaba el paso al interior de la plaza, y comía, sola, en los recovecos de la plaza que algún domingo estuvo repleta de seres evitando el domingo. Tres, dos cincuentones, sentados en una parada de bondi de una esquina de la plaza. No llevaban barbijo, entre ellos, en el medio, una botella de vino, se miraban, el sol del mediodía cuarteaba sus arrugas compartidas.

Una noche (de cuarentena muy avanzada) de sábado, antes de irme a la cama, y antes de antes, es decir, antes del domingo en el que la miseria anticipó el (no) final, salí del baño y W me pasó corriendo por los pies. Su paso frente a mí fue tan lascivo, como acostumbraba hacer desde que llegué a esa casa, que mi mirada lo tuvo que perseguir, ver adónde iba. Lo miré fijo, intrigada. Se escurrió por las escaleras, diluyó su paso hacia la planta de arriba. Lo seguí, claro (me pareció extraño que no fuera a la cama donde ya había gente acostada, esas personas que lo alimentaban todos los días, que le acariciaban la barriga). No, se fue a la planta de arriba, solo (siempre esas formas solitarias de decir me parecieron atractivas). Entonces subí las escaleras, y lo seguí. En la planta de arriba, al lado de la puerta de la habitación desértica, se frenó, y me miró fijo. Estoy segura que anticipaba el final, y si yo dormía ahí, en la planta de arriba, entonces no habría antes del final. No sé por qué (¿me arrepiento?), le indiqué, “W, vamos a acostarnos abajo, vení”.

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“NENA, ALGO ME INTRIGA MUCHO DE ESO PRESUMO SABER (…)”

Hace unos días escuché un audio de una amiga que conozco desde que tengo siete años, que debido a la cuarentena, no veo hace más de un mes y medio. En el audio con voz ronca –fuma desde que tenemos trece años, mientras yo acostumbro a tomar cerveza a su lado- anunció: “Quiero que dejen de morirse cosas acá”.

Los cuises, animales propios del sur de Latinoamérica si los hay, tienen ojos estratégicamente ubicados para poder ver todo, casi, a 360 grados. Están comiendo la mayor parte del tiempo, comen pasto, pero siempre cerca de la madriguera, o de algún lugar donde esconderse. En algunos lugares del país, durante el macrismo, no les funcionó el escondite y fueron comidos por humanos, debido a la hambruna que dejó el desabastecimiento de las políticas públicas. “El sistema de madrigueras es sustentado por una extrema fidelidad individual; en caso de persecución, el cuis cava en distintos lugares para ocultarse sin ingresar a la madriguera común.” Los machos compiten, las hembras se reproducen. ¿Te conté de lo androcéntrico de la narrativa biológica, de cómo la ciencia construye una idea de vida que es dicotómica, jerárquica, predictiva y cis-heterosexual? Ah, no, cierto que no pude construir ése tiempo narrativo entre nosotras.

Igualmente, (¿será un alivio?) nos queda la escritura, siempre.

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Yo tenía un plan para el 2020…

DANIELA TOTOTL

“Yo tenía un plan para el 2020, sí. Aventarme al vacío, salir de mi zona de confort. Lo hice y el COVID, estornudó en mi cara.

Ahora, en aislamiento, inicié un rompecabezas. Real, metafórico y todas las anteriores. Ahora, en casa (mejor dicho), me desarmo como puedo, me analizo, me cuestiono, me doy tregua. Busco las piezas, casi 30 años de ellas y las miro con una perspectiva del amor propio. Es duro, sí.

Ahora, en cuarentena, es preciso amarse y defenderse.

Si no es ahora, ¿Cuándo? Si no soy yo, ¿Quién?”

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Porque no hay de otra

Era mi retrato, el dibujo que me hizo Rafa, un salvadoreño

que

conocí

en

la

Casa

del

Migrante en Saltillo, donde voluntareaba.

CLARA SOFÍA LEAL AGUILAR Hace unos días recogí unos cuadros que mi mamá mandó a enmarcar hace más de seis meses; es muy olvidadiza y no se acordaba que estaban en la tienda, pagados. Cuando llegué al local, me recibió el señor que hizo los marcos —como de unos 60 años, pelo cano y piel bronceada, agradable. Me dijo que se sentía como perseguido de “la Gestapo”, porque necesitaba esconderse de la policía para que no lo multaran, por tener la tienda

Rafa era un artista, creo que tenía una licenciatura en diseño y migraba del Salvador sin papeles, hacia Estados Unidos. En su ciudad lo buscaba la policía, estaba acusado de un crimen que no cometió (ya han pasado 5 años, y he olvidado porqué lo buscaban), así que huyó de su país para no pasar años en la cárcel. Recuerdo que intentó dos veces pasar la frontera: la primera vez, lo agarraron los Zetas y lo torturaron por antes de dejarlo ir y regresar al albergue para quedarse unos meses más con nosotros.

abierta. Esos meses se comenzaban a cerrar comercios

y

lugares

públicos

por

la

cuarentena. El comentario del hombre me pareció terriblemente incorrecto, pero fingí no darle importancia. A hurtadillas me dio un montón de cuadros, los revisé y entre ellos hubo uno que me hizo sentir una punzada en el corazón: uno era mío. Le había pedido a mi mamá que lo enmarcara junto con los suyos.

Ahí,

en

la

trastienda,

lo

observé

instantes, con la mano en el pecho.

unos

Nunca hablé con él sobre lo que le hicieron esas semanas, pero los relatos de sus demás compañeros me dieron una imagen bastante clara de lo que significa ser torturado y extorsionado por los Zetas.

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Rafa y Elena se enamoraron antes de que él

(que no sé si algún día conoceré de primera mano),

intentara

un

pero que nunca voy a olvidar.Sé de la esperanza que

enamoramiento profundo, cuando me acuerdo

le dio nuestra amistad para continuar su camino, supe

de esos años me percato de que yo jamás he

del espíritu que no pudo destrozarle la tortura ni el

estado enamorada de esa manera. Era un amor

desprenderse de su hogar. He sido testigo de la

honesto y apasionado, que nos involucró a todos

valentía con la cual Rafa se enfrentaba al mundo

los que estábamos a su alrededor hasta el punto

después de haberse ganado el premio gordo en la

de acompañar el dolor que sintió Elena cuando

ruleta de los problemas que implican ser pobre en este

Rafa se fue de Saltillo para intentar el cruce de

mundo, premio que, por azar, también lo llevó a

nuevo. No supimos de él por unos meses. Elena

nuestras vidas para marcarlas.

estaba

cruzar

la

destrozada,

segunda

prendía

vez.

velas

Fue

todas

las

noches y rezaba por él; dormíamos en el mismo cuarto, entonces cuando ella rezaba, yo me unía desde mi cama en silencio. Otras veces nos empinábamos shots de tequila, para luego llorar juntas un rato.

Unos meses después de que se fue Rafa, supimos que lo habían agarrado justo al cruzar y que lo habían deportado a su país. En cuanto pisó El Salvador, lo metieron a la cárcel por aquel crimen inventado. Han pasado cinco5 años de eso. Rafa sigue preso, no hemos vuelto a hablar con él.

Mi retrato está ahora en una pared de mi habitación, al lado de la cama. Cuando veo ese

Durante años quise cambiar el resultado de esta historia, y de otras mediante “mi granito de arena”. Me movió el anhelo de “generar un cambio”, a través de voluntariados y proyectos sociales. El mundo está lleno de historias como la de Rafa, historias de injusticia, de pérdidas, de tortura, de dolor y de la violencia que desencadenan los sistemas históricos que la humanidad ha construido (el patriarcado, el colonialismo y el capitalismo). Sé que acompañar el dolor no es suficiente para superar la injusticia. He experimentado que el acompañamiento puede aliviar a los desamparados, pero he podido ver que el deseo de salvar el mundo, es casi una idea inocente o infantil. Es insostenible cambiar la vida de cada uno de los seres humano que se han despedido de quienes aman, a causa de la violencia, por el hambre o por la falta de oportunidades.

color negro que es abundante en la imagen, siento en el pecho el peso de esa despedida que no fue mía. Veo también el infierno en el que Rafa estaba al momento de dibujarlo, un infierno que incluía un camino peligroso que se vio obligado a recorrer, contra su voluntad. Por una injusticia provocada gracias a la negligencia de un grupo de policías y agentes ministeriales que decidió apuntarlo con el dedo. Siempre he podido comprender el dolor que implicó dejar a su familia, las semanas de tortura física a la que lo sometieron, la vida de tortura emocional que le esperaba y el amor invencible que encontró en medio de toda la mierda que le rodeaba.

más

brillantes

que

resaltan

en

otra salida, que la fuerza que lo impulsaba era la del amor. El amor como último recurso para sobrevivir. Lo que le movió a migrar por México —después de darse cuenta de que no había manera legal de encontrar justicia cuando era el estado quien lo buscaba ilegalmente— fue el amor por su madre y la esperanza de tener un futuro, era la única puerta de salida. Fue su amor por Elena el que lo llevó a no rendirse, a sostener la esperanza de que su historia no fuera una más para las estadísticas y lo que lo hizo sobrevivir las semanas de tortura una vez que lo dejaron ir y no había con

Curiosamente escogió otros colores para el cuadro,

Durante mucho tiempo no entendí qué Rafa no tenía

el

contraste con el negro. Ahí reconozco ese amor

quién denunciar, porque en México si eres migrante no hay manera segura de señalar delitos.

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El trabajo que hacen voluntarios y ONG’s es indispensable, saber acompañar el dolor es un arte, una vocación y una decisión. Implica y exige sensibilidad, energía, compasión y paciencia para hacerlo bien sin involucrarse emocionalmente por completo, pero manteniendo la pasión a flote. Es cierto que ésta no es la única vía de buscar cambios en el mundo. Historias como la de Rafa vinieron a ser un pequeño motor de esperanza que nos ha provocado a Elena y a mí, el buscar cambios desde diferentes trincheras. Elena decidió dedicar su vida a la investigación del fenómeno migratorio desde el campo de la sociología, también es activista y no le teme a gritar, exigir, señalar y proponer. Yo decidí dedicarme a estudiar el sistema, a generar política desde la colectividad y desde ideales claros que puedan ser traducidos en modos de hacer, en acciones que permitan poner vista y vigilancia sobre quienes fomentan que la vida de personas como Rafa esté rodeada de injusticias, son los mismos que ahora tenemos en el congreso haciendo reformas para llenarse los bolsillos, son esos servidores públicos corruptos, cuya prioridad es recibir mordida antes de hacer due diligence en las investigaciones, o al menos otorgarle el derecho de audiencia a un acusado.

Y entonces, mientras el amor es el que mantiene vivos a quienes sufren, también mantiene luchando a quienes acompañamos y a quienes tenemos el privilegio del azar.

Porque no hay de otra.

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REFLEXIÓN DESDE MI CUARENTENA LUNA DEL FUEGO Mi madre me arrulló con las primeras lluvias de mayo, es abril y aún no he nacido: en astrología como en la sabiduría de nuestras abuelas, los cuarenta días antes y después del primer respiro son de carácter fundacional para la criatura. A mí me tocó lluvia de mayo a julio, quizá a eso se deba que en todas partes ando dejando charquitos de toda índole.

En eso pensaba la mañana en la que la mesa se llenó de pelos de gata, de boronas, de papeles, poemas y lágrimas; se convirtió en mi oficina, mi estudio de grabación, mi trinchera contra la pandemia,

contra

la

muerte,

un

fortín

pues.Primero pensé en los kilos que subiría después

de

tanto

esfuerzo

e

inversión

por

mantenerlos a raya: en esa comida libre de gluten, de sabor y de volumen para sentir que soy parte de la ola que me toca vivir…

Luego vino la dermatitis: desarrollar contenido, cursos, nuevo orden, nueva vida. Y yo sin poder comprender aun la que había llevado hasta entonces…Mientras escribo, mientras hago alianza con otras mujeres, mientras hago el pronóstico de la semana o trato de sentirme útil, Miranda pasa con su calma y se frota, se estira y acurruca en mi mano: me detengo, me pauso, me atiendo, dejó caer la tarea de ¿ser?… Somos dos vagabundas buenas para nada dichosas de existir, así nomás.

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PANDÉMICA

HILDA MORAZ

Los Estoy muy cansada. Estoy enojada. Estoy más que cansada,

exhausta.

Estoy

más

que

enojada,

encabronada. Esta pandemia me ha traído todo tipo de crisis. Primero fue la incertidumbre de qué pasará con la humanidad, la cual se ha reducido al país y últimamente sólo a mi estado y a mi barrio. Después, fue ir viendo cómo se polarizaban las posturas ideológicas no sólo de quienes detentan el poder en lo gubernamental, sino también de mis seres queridxs y mis amigas. Me frustro al leer a algunas colegas que considero brillantes, apoyar proyectos y cuestiones

que

me

parecen

indefendibles,

insostenibles fuera de un contexto muy

reducido.

Ojalá mi decepción hubiera parado ahí.

aplazamientos

que

se

convirtieron

en

cancelaciones y en más incertidumbre. Pienso que

tengo

muchos

privilegios,

y

lo

dije

constantemente, pero luego me doy cuenta que en otros aspectos básicos vivo al día, como muchas mujeres que no tienen mi situación “privilegiada”. Me doy cuenta que dependo de redes, de personas específicas y de situaciones que son fuertes, pero que sin ellas ni siquiera podría vivir.

En medio de todo esto, vinieron las devastaciones emocionales. La violencia que vive mi hermana y que todo el tiempo me mantiene alerta.

El regreso del ex que desapareció durante años, de una insistencia que movió algo dentro de mí y

Luego fue darme cuenta que mis planes para este año

que me tiene reflexionando todo el tiempo. Las

-algunos académicos que prometían mucho- serán

injusticias en un contexto laboral que estoy

cancelados y simplemente no sé si algún día se podrán

enfrentando, con mucha fuerza, pero también con

cumplir.

mucho desgaste. A veces no sé cómo sigo en pie.

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Alguien me dijo que “otras personas tienen vidas más intensas” y, caray, qué admiración. No me atrevo a compararme con nadie más, porque simplemente hay momentos en los que me desplomo.

Me contengo porque me repito que mi lucha es por la justicia, por la dignidad que quiero para mí, para las mujeres y para mis colegas. Pero también está mi familia, mi compañero, mis alumnxs, mis amigas, todas esas personas que no caben ya en las videollamadas y que la pandemia no ha logrado desdibujarme del corazón. Cada día es una batalla más.

Despertar y ponerme una meta. Al menos, desayunar bien, atender a alguien, trabajar en lo que tenga pendiente.

Hacerme café y procrastinar cocinando. ¿Pero qué es esto? Si que es perder el

Probablemente, porque suelo huir y en esta ocasión no

tiempo? Lo más básico se convierte en un tema complejo en

hay manera. Son esos raspones que te das en los brazos y

mi mente. Hacer ejercicio, aunque sea vía remota con mi

que no son heridas de gravedad, ni te provocarán la

entrenadora, para que el cuerpo aguante si hay infección,

muerte, pero cómo arden y cómo incomodan todo el

pero también para que mi mente no explote.

tiempo. Te recuerdan lo frágil que eres, a pesar de que tu

debo comer, ¿por qué llegué a pensar

cuerpo se crea fuerte y resistente.

Luego vinieron otros pequeños, pero molestos problemas.

Roces con esas personas con las que, me guste o no, tendré

Ya pasé días enteros llorando, sin querer pararme de la

que convivir. Me deslindé de. la mayor parte de mi familia

cama. Otros en los que no he podido dormir y la mayoría

“extensa” precisamente porque no quiero convivencias

llenos de trabajo. No necesariamente remunerados, pero

hipócritas, y ahora resulta que sí hay personas con las que

deberes morales que tengo y que adquiero sin pensar

debo compartir tanto en mi vida. ¿Es una lección?.

tanto. Hasta que llegan los deadlines y me muera en el intento de enviar algo que no estoy segura. Veo que la gente dice que no sabe qué hacer en cuarentena y no estoy segura si es verdad. La primera respuesta que se me ocurre es: ¿de qué se quejan? -porque suelen hacerlo quienes tienen recursos- ¿tienen internet, equipos de cómputo? ¡hay un universo de actividades que pueden hacer! Y me digo que es un pensamiento muy superficial.

La segunda resolución que se me ocurre es: totalmente una mentira. Saben que pueden hacer muchas cosas, pero este encierro nos ha nublado la mente, el

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corazón y las relaciones dentro y fuera de casa. Se aburren en la inmensidad, en el viraje repentino de la cuarentena obligatoria. La única contestación que tengo para mí, es que yo tengo demasiado trabajo y esta era una oportunidad para sentarme todo el día leyendo y escribiendo mis pendientes, pero no puedo.

Esa tesis que dirijo, esos artículos pendientes, ese libro que editamos, esos programas escolares, esa promesa que le hice a Moni para estudiar para su examen universitario, esa investigación de archivo que le debo al doctor Fernando, esas otras tesis de las que soy lectora. Nada. No puedo avanzar. Porque también tengo que trabajar fuera de casa, porque necesito otros ingresos, porque la vida está poniéndose difícil. Porque ya casi cumplo 34 y esta pandemia no me dejará festejar o siquiera ver a mis amigas. Estoy atorada. Mentalmente desgastada. Sentimentalmente agotada. No sé si me dio el coronavirus, si me dará o si me matará. Pero estas reacciones, en este contexto, con esta personalidad de ansiedad que tengo, me están aniquilando. Quisiera pensar que no soy la única y que tal vez podamos unirnos para al menos llorar juntas. .

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kharana diarius ESPIGA

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ABRIL SANTA Y ENFERMA DANIELA PLAZA GOMEZ

Se escucha un gallo llorando y todavía no son las dos de la mañana. Los perros gritan su ladrido. La ausencia se patrulla por ahí. Van rondando tristezas y lamentos de quién sabe cuántos. La noche.

Sin misterios mis lenguas se tropiezan unas a otras de tanto dejar. El viento estropea el futuro porque sólo existe ahora. Se deja sonar siempre. Sólo hace falta callar, y en ese encuentro se aparecen la hoja y el

La muerte áspera más ansiosa y que nada tiene que ver con la redención y el paso a una nueva vida. Espera, muerte cansada que se trepa y sólo busca más y más vanidad. Como diciendo hazte como ellos, piensa como ellos, sé como ellos.

viento. Sin tanta hojarasca. Sólo rojiza, sin escarlata,

Esa muerte áspera espera afuera de mi puerta mientras yo rasco mis ojos de sueño de hambre de sueños de hambres.

Viene la hoja que lo interrumpe todo, soy una mujer

Pero la deseo, sola, a la que viene después de la vida, del presente, de la sonrisa, de los segundos de miradas que se penetran hasta el hartazgo, porque es necesario mirar después de mirar.

La quiero, a esa muerte lenta y contemplativa, esa muerte sabia, esa muerte de letras femeninas que caen cuchillas afiladas a los muslos abiertos de nervios escamas y venas.

Deseo la sangre después de la muerte. Que haya salido con mis propios dedos. Deseo la que viene con el amor que me pudiera tener. Y esa muerte.

Muerta sería sólo un cadáver de hoja con pólvora de sí misma que es rojiza anacrónica y voraz. Voraz de viento, caminante que arguye una desaparición de la lógica y el argot moral. Aquí hay una ligera pausa, un leve respirar de nada.

[En un sueño mis letras desaparecieron como la hoja en el camino que sueña muerta la muerte detrás de la puerta.]

más sangre que otra cosa. Más muerte que otra cosa. La muerte del pensamiento, de la lógica, de la embriaguez de la otredad. Sólo se es con la hoja y la muerte y la noche y el lamento y las letras que cesan.

hoja que tirita en la soledad de un vacío que está dispuesto a llenarse. A llenarse de la vida que está en esa leve pausa donde sólo está la nada.

Sigue la noche y detrás de la puerta lo que yo creía que era la muerte ‘áspera y fea’, en realidad no es la muerte ‘áspera y fea’, es un perro que resopla a la orilla de la puerta, y viene enfermo pidiendo calor y cama. Yo dejo pasar al perro y le doy mi corazón.

No decimos nada, sólo descansamos, nos queremos. Y me doy cuenta de que ahí es donde está la única muerte.

Tienes la sonrisa de la memoria.

Hay un rincón en tus dientes que se deja ver, y es el mundo, pareciera que enseña los calzones pero yo en vez de una vagina de tela veo una cascada color naranja que cae cae y cae haciendo música. Se le salen palabras y risas y bostezos. De cuando en cuando la cascada misma se mezcla con lágrimas, comida y saliva.

Ese huequito tiene guardado la sensacional.

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FOTOGRAFÍA:

LAS

CURANDERAS-

LAURA

MURCIA.

POR

@PLAZAGOMEZ_

Esa sensacional que lo es todo. Y que cuando esa boquita abre para besar se apodera de todo su alrededor. La sensacional es pura magia, se guarda en el huequito y se vuelve cascada y palabra y risa.

Qué bonito lo que guardas en tu boca, la memoria del mundo hecha sensacional guardada en un huequito entre tus dientes. Gran escondite, cualquiera pensaría que la sensacional está dentro de la vagina de tela.

Pero no, es eso que guardas en tu boquita, ese secretito que cantas cuando te bañas, que susurras cuando duermes y que gritas cuando bailas.

Quiero más de esos huequitos sensacionales.

Enséñame tus dientes, llévame a lo que guardas, déjame ver a la más profunda de tus sonrisas.

A la más cascada de tus sensacionales.

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Cuatro días LAURA MIRANDA

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Bailar para encontrarnos PAOLA FLORES Abro el video. Mi sonrisa es inmediata. Estás de espaldas,

con

las

cortinas

rojas

perfectamente

colocadas al fondo. Tu cabello se mimetiza con el vestido negro que llevas puesto. La lámpara de papel blanco que cuelga del techo se asoma cada que te mueves. Reconozco tu mesa en la que tomamos mil y un cafés. Esos deliciosos días en los que llegaba en la mañana a tu casa y hacíamos revoltijo de ideas, confesiones e inquietudes feministas.

Tu librero, que siempre me ha gustado, se mira infinito. Me asombra que las tarimas, lugar por excelencia de la siesta de los gatos, estén vacías.

Percibo tus plantas, se dan placer con la luz del sol que pega fuerte en la ventana. Tus yerbas penden del marco de tu puerta, esperan pacientes el momento en que se convertirán en pócimas o ungüentos. Es una geometría fascinante la que te abraza.

El feminismo nos entró por el cuerpo, lo entendimos bailando Conocí a Aline gracias a la danza. A penas nos vimos y supimos que coincidiríamos de por vida. Durante un tiempo bailamos juntas en una compañía. Éramos llaneras. No habíamos aprendido en ninguna escuela, no teníamos el reconocimiento de instituciones, ni veníamos

de

los

brazos

protectores

de

los

“profesionales” del ámbito.

Nos cubrimos la una a la otra. Huimos de esos ambientes de formas perfectas. Pasamos de largo ante las competencias, los rumores, la obsesión por la técnica perfecta. Nos reusamos a estar de buenas, a estar sonrientes, a tener la postura impuesta. Nos reímos cada que intentamos llevar la cuenta. Nos burlamos de la rotación de la pierna, del relevé y del plié.

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Comprendimos

casi

de

inmediato

que

no

pertenecíamos a ese mundo y entonces le dimos la

Moverse en la pandemia se asemeja a querer bailar con engrudo entre las piernas

espalda al espejo. Lo que hicimos fue volcarnos hacia adentro, decidimos bailar para traducirnos, para desenredar aquello que vamos cargando en el cuerpo.

Movernos nos salvó. La danza dejó de ser una coreografía bien aprendida; para convertirse en una fuente de conocimiento del propio cuerpo. Un espectro desde el cual, empezamos a descifrar el mundo.

un par de mensajes. Generalmente, sus palabras son

Descubrimos nuestro lenguaje, olfateamos nuestros límites.

Reconocimos

texturas,

percibimos

los

detalles, lo sutil, lo imperceptible; gobernamos en ese mundo. Empezamos a fracturar esa imagen que cubría nuestro cuerpo, aquella que les otres habían tejido y que no nos pertenecía. Al bailar desafiamos todo aquello que ya nos tenía hartas.

que recorre mi hombro para colapsarlo en un movimiento que arde y que me invita a enloquecer. Es el suave abrazo al ritmo de una música desconocida.

Es desarticular mi cuerpo para luego cuestionarlo y dejar que el deseo y la intuición me guíen. Es salvar la creatividad del hastío cotidiano.

Desde entonces, Aline y yo somos cómplices y amigas. defendemos,

acuerpamos.

nos

Colaboramos

acompañamos, en

un

montón

nos de

proyectos. El tiempo que pasamos maquinando ideas nunca es suficiente. Las ideas a veces se esfuman, desaparecen, las olvidamos. A veces florecen, gestan otras nuevas, las hacemos realidad. Nos seguimos aferrando a crear a pesar de que la rutina y la desidia nos devoran.

una brújula que me orienta. Una luz que de manera casi mágica aclara lo que en nudos guardo en mi cabeza. Esta vez, todo lo contrario, Aline se escuchaba más perdida que yo.

“Ya no sé qué es real o qué no es real. Me siento extraña. Estoy preocupada por lo que está por venir.

No

Aline y danza es para mí la misma cosa. Esa caricia

Nos

Apenas iniciada la cuarentena nos intercambiamos

quiero

tomarlo

a

la

ligera,

pero

tampoco

preocuparme de más. Me angustia que Luna se despierte llorando en la noche. Trato de no ver ni escuchar noticias en casa, pero se cuelan entre las paredes, tanta información me rebasa. Estoy en esa etapa de negación conmigo y con mi entorno, es una incertidumbre,

como

esa

sensación

antes

de

aventarte al tobogán” “El

trabajo

a

distancia

es

absurdo,

demasiadas

exigencias sin causa. Y yo que no me llevo bien con la tecnología, ni con los dispositivos digitales. Por otro lado, mi casa es muy chica, no tengo un espacio propio para pensar o ensayar. Necesito acomodar ideas.

Gasto

mucha

energía

en

gestionar

esta

incertidumbre”.

Sus palabras me dejaron en un mar de aflicciones. Sus preguntas desvanecían mis rodillas. ¿Cómo crear desde el espacio en el que nos diluimos a diario? ¿Cómo hallar el motor en este encierro que a veces asfixia? ¿Es posible improvisar en este lugar tan conocido? ¿Cómo emerger de este caos, dónde buscamos las ideas?

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Tomé la angustia de su corazón y comencé a

Encarnas tus sentires. Puedo leerlos en el ir y

envolverla para dar una respuesta. Algo así

venir de tus brazos. Bailas esquivando el espacio

como un alivio. Hice lo predecible: Volcarme

que te rodea. Avanzas de manera desapercibida.

hacia adentro. Aún más adentro que el espacio

Llegas hasta la ventana como si fuera tu escape.

con

para

Tu cuerpo se une con las ramas del árbol que, a

encontrarnos. Improvisé con la silla, con la

el

que

choco

a

diario.

Bailé

lo lejos sutilmente se vislumbra. Te mueves

ventana, con las macetas, con lo que hay.

lento, como un arrullo que calma a los ansiosos.

Pero

yo

te

hipnotizada

conozco con

la

y

a

pesar

sincronía

de

de

estar

tu

torso,

escucho tu corazón latir desesperadamente.

Acuerparnos desde el movimiento Continúo atenta a ver el vídeo. Tu figura a contra luz me intriga. En ratos logras diluirte en el espacio. Tus movimientos son serenos pero impredecibles. Tu ir y venir me confunde. Por fin, ¿Te tiras al precipicio o bailas un vals?

Hemos entendido que no hay posibilidad de transformación sin el cuerpo porque es donde habitamos, donde existimos, donde somos.

Bailar para sanar, movimiento para volver en sí.

Buscar la poesía en este torbellino de incertidumbre.

No basta con soltar dos, tres veces, cien. Pronto todo es tedioso, insuficiente.

El rostro abierto de la noche ya no te interesa.

Y pronto, otra vez, regresas a tu elemento y como un pez al aire sales al descubierto sólo entre respiros.

Pero ya tienes agallas creciéndote en los senos.

No basta, Gloria Anzaldúa

AGOSTO 2020 ERRANTESFANZINE.COM