Voluntariado Juvenil Material Navidad 2017

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Asociaciรณn Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misiรณn Navidad 2017 Material de Apoyo


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017

Cartilla de apoyo para trabajar con la comunidad Primer encuentro JESÚS NACE EN UN CORAZÓN ALEGRE Día 16 de Diciembre Previamente el misionero de la juventud organiza el salón donde se realizará el encuentro con un letrero de bienvenidos, las sillas y música de ambientación. Al ingreso los asistentes se acercaran a la mesa de inscripción para diligenciar los siguientes datos y se le entrega la escarapela:

FICHA DE INSCRIPCIÓN Nombre:________________________________ Edad:_______ Profesión:________________

Estado Civil: ______________

Estudios Cursados:________________ Teléfono:___________ E-mail: _____________________________________________

Saludamos a los que nos acompañan (niños, jóvenes y adultos), les damos la bienvenida y les compartimos la razón del encuentro. Dinámicas de presentación: ❖ Representarse con un animal y dibujarlo. Luego se van encontrando con los demás persona del grupo y van explicando el porqué de su identidad con el respectivo animal. ❖ En la escarapela que se le entrega al participante se coloca un número, el misionero invitará a un participante a relacionarse con otro, realizándole alguna de las siguientes preguntas: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

¿Por qué está feliz el número xxxx? ¿Cómo está conformada la familia del número xxx y cuál es el nombre de los integrantes? ¿Qué sueños tiene el número xx? Elabore un acrostico con el nombre del número xx Pida al número xx que interprete una canción. Pregúntele al número xx que libro está leyendo Pídale al número xxx que le comparta que le disgusta Consiga la firma del número xx Pregúntele al número xx cuando cumple años y que le gustaría que le regalaran

Cada participante responderá las preguntas buscando al otro participante, de escribir en la hoja las respuestas. Villancico:


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Los peces en el río La Virgen se está peinando entre cortina y cortina los cabellos son de oro y el peine de plata fina. Pero mira cómo beben los peces en el río Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido Beben y beben y vuelven a beber Los peces en el río por ver a Dios nacer. La Virgen está lavando y tendiendo en el romero los pajaritos cantando y el romero floreciendo. Pero mira cómo beben los peces en el río Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido Beben y beben y vuelven a beber Los peces en el río por ver a Dios Nacer. La Virgen se está peinando entre cortina y cortina los cabellos son de oro y el peine de plata fina. Pero mira cómo beben los peces en el río Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido Beben y Beben y vuelven a Beber Los peces en el río por ver a Dios nacer. Oración de inicio: Previamente el misionero de la juventud tiene lista para la oración un pequeño altar con la palabra, la luz, flores y la oración en hojas o en una cartelera. Iniciamos este momento saludando la familia trinitaria persignándose y juntos recitamos la siguiente oración: Niños Tú que en la cruz perdonaste a quienes te ofendieron e injuriaron, a quienes te causaron tanto dolor, enséñame a perdonar a quienes me han hecho sufrir. Dame la sabiduría de corazón, para no guardar rencor a mis hermanos y saber perdonar sus errores; recuérdame, Señor que tengo que perdonar, para que tú me perdones, ayúdame, Señor, a perdonar de corazón a todos los que me han ofendido. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén Jóvenes Señor Jesús, tu Iglesia dirige su mirada a todos los jóvenes del mundo. Te pedimos para que con audacia se hagan cargo de la propia vida, vean las cosas más hermosas y profundas y conserven siempre el corazón libre. Acompañados por guías sapientes y generosos, ayúdalos a responder a la llamada que Tú diriges a cada uno de ellos, para realizar el propio proyecto de vida y alcanzar la felicidad. Mantén abiertos sus corazones a los grandes sueños y haz que estén atentos al bien de los hermanos.


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Como el Discípulo amado, estén también ellos al pie de la Cruz para acoger a tu Madre, recibiéndola de Ti como un don. Sean testigos de la Resurrección y sepan reconocerte vivo junto a ellos anunciando con alegría que tú eres el Señor. Amén. Adultos Dame, Señor, el don de la alegría que canta sin reservas, la belleza del mundo, la grandeza del hombre, la bondad de su Dios. Dame, Señor, el don de la alegría, que me haga siempre joven, aunque los años pasen; la alegría que llena de luz el corazón. Dame, Señor, el don de la alegría, que colma de sonrisas, de abrazos y de besos, el encuentro de amigos, la vida y el amor. Dame, Señor, el don de la alegría, que me una contigo, el Dios siempre presente, en quien todo converge y en quien todo se inspira. Dame, Señor, el don de la alegría, que alienta el corazón y nos muestra un futuro lleno de bendiciones, a pesar del dolor. Amén. Terminamos la oración, en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Lema: "Hay que vivir con alegría... las pequeñas cosas de la vida cotidiana” “ ¡No nos dejemos robar... la alegría evangelizadora!" Valor del día: Alegría: Es la manifestación del gozo que se experimenta ante un bien. Es la expresión de la felicidad. Las causas de la alegría pueden ser desde un simple bienestar físico, y entonces la alegría dura lo que dura esa causa meramente natural, hasta un bienestar moral o espiritual. La alegría que surge de amar y ser amado perdura a pesar de la tribulación. La alegría que tiene como causa una amistad con Dios, es eterna. Se llama bienaventuranza o, también, cielo. ¡El cielo se puede vivir desde aquí! La alegría de los niños es causada por su paz interior, que es la verdadera inocencia. La verdadera alegría no se compra embotellada ni la producen las drogas o el abuso de la sexualidad. Cuando nos sumimos en ese torbellino sensorial la aparente alegría dura lo que nos dura una noche de parranda, y después viene el vacío, el hastío ¡y la cruda! Los que viven este tipo de alegría están dominados por una profunda tristeza. La tristeza de no saber ser. Formación: Niños La cara perfecta Había una vez un muñeco de papel que no tenía cara. Estaba perfectamente recortado y pintado por todo el cuerpo, excepto por la cara. Pero tenía un lápiz en su mano, así que podía elegir qué tipo de cara iba a tener ¡Menuda suerte! Por eso pasaba el día preguntando a quien se encontraba:


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 - ¿Cómo es una cara perfecta? - Una que tenga un gran pico - respondieron los pájaros. - No. No, que no tenga pico -dijeron los árboles-. La cara perfecta está llena de hojas. - Olvida el pico y las hojas -interrumpieron las flores- Si quieres una cara perfecta, tú llénala de colores. Y así, todos los que encontró, fueran animales, ríos o montañas, le animaron a llenar su cara con sus propias formas y colores. Pero cuando el muñeco se dibujó pico, hojas, colores, pelo, arena y mil cosas más, resultó que a ninguno le gustó aquella cara ¡Y ya no podía borrarla! Y pensando en la oportunidad que había perdido de tener una cara perfecta, el muñeco pasaba los días llorando. - Yo solo quería una cara que le gustara a todo el mundo- decía-. Y mira qué desastre. Un día, una nubecilla escuchó sus quejas y se acercó a hablar con él: - ¡Hola, muñeco! Creo que puedo ayudarte. Como soy una nube y no tengo forma, puedo poner la cara que quieras ¿Qué te parece si voy cambiando de cara hasta encontrar una que te guste? Seguro que podemos arreglarte un poco. Al muñeco le encantó la idea, y la nube hizo para él todo tipo de caras. Pero ninguna era lo suficientemente perfecta. - No importa- dijo el muñeco al despedirse- has sido una amiga estupenda. Y le dio un abrazo tan grande, que la nube sonrió de extremo a extremo, feliz por haber ayudado. Entonces, en ese mismo momento, el muñeco dijo: - ¡Esa! ¡Esa es la cara que quiero! ¡Es una cara perfecta! - ¿Cuál dices? - preguntó la nube extrañada - Pero si ahora no he hecho nada... - Que sí, que sí. Es esa que pones cuando te doy un abrazo... ¡O te hago cosquillas! ¡Mira! La nube se dio por fin cuenta de que se refería a su gran sonrisa. Y juntos tomaron el lápiz para dibujar al muñeco de papel una sonrisa enorme que pasara diez veces por encima de picos, pelos, colores y hojas. Y, efectivamente, aquella cara era la única que gustaba a todo el mundo, porque tenía el ingrediente secreto de las caras perfectas: una gran sonrisa que no se borraba jamás. Fin Luego se les pregunta a los niños que entiendo del cuento, con cual carita se identifican y cómo se aplica a la vida. Jóvenes La careta El misionero de la juventud entrega a cada participante una hoja reciclable, marcadores y tijeras para diseñar una careta que los representa en determinada circunstancias, por ejemplo ante los amigos, la familia, con la novia o novio, en una situación.


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Luego de realizar la careta se organizan en parejas y cada cual trata de descifrar la careta de su compañero, los sentimientos y la situación que quiere expresar. El compañero aprueba, comenta o complementa lo que quiere expresar y ahora continúa el otro compañero. Para finalizar se hacen los comentarios sobre las reacciones de los participantes y cómo se aplica a la vida. Adultos El regalo de la alegría El misionero de la juventud formará subgrupos y proporcionará papel a cada participante. Hará una exposición, como la siguiente: "Muchas veces apreciamos más un regalo pequeño que uno grande. Muchas veces nos quedamos preocupados por no ser capaces de realizar cosas grandes y no nos preocupamos por hacer cosas menores, y que tienen mayor valor." Les comunica a los participantes que escriban un mensaje para cada compañero del subgrupo que esté a su derecha. Este mensaje debe ser enfocado a la alegría y a resaltar algo positivo de la persona, debe ser un mensaje amable y que se pueda aplicar a los demás. Redactado en primera persona ("A mí me gusta " o " Yo siento "). Escritos los mensajes, se doblarán y eran entregados a la persona a los que van dirigidos. Después de que todos hayan leído sus mensajes, se procede a hacer los comentarios sobre las reacciones de los participantes y cómo se aplica a la vida. Ideas Fuerza: Bendiciones a los fieles, saludo del Santo Padre al Pueblo Colombiano (Pág. 10-14) ●

Encontrarnos con alegría, dando gracias a Dios por todo el bien que ha hecho en esta Nación y en cada una de nuestras vidas.

Han vivido momentos difíciles y oscuros, pero el Señor está cerca de ustedes. El Señor nos abraza a todos, todos somos importante y necesarios para El.

Dios nos ama con amor de Padre (ese es el principio de la alegría) y nos anima a seguir buscando y deseando la paz, aquella que es auténtica y duradera.

Mantengan viva la alegría, es digno del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor.

No tengan miedo al futuro, atrévanse a volar a lo grande. No tengan vuelos rastreros, vuelen alto y sueñen grande.

Los jóvenes tienen una sensibilidad especial para reconocer el sufrimiento de los otros. Dejen que el sufrimiento de sus hermanos colombianos los abofetee y los movilice. Ayuden a que no nos acostumbremos al dolor y al abandono.


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Venimos de ambientes complejos y realidades distintas; en el mundo no es todo blanco, ni tampoco negro. La vida cotidiana se resuelve en una amplia de grises. Hay que tener cuidado de no caer en el relativismo.

Debemos generar la cultura del encuentro que no es pensar, vivir, ni reaccionar todos del mismo modo, es saber que más allá de nuestras diferencias somos todos parte de algo grande que nos une y nos trasciende.

Miran con extrañeza los acontecimientos de división, hay que mirar todo el mundo que está por delante, toda Colombia que quiere crecer y seguir desarrollándose.

Jóvenes, sueñen, muévanse, arriesguen, miren la vida con una sonrisa nueva, vayan adelante, no tengan miedo. Ustedes tienen el potencial necesario para construir la nación que hemos soñado.

Los jóvenes son la esperanza de Colombia y de la iglesia, en su caminar y en sus pasos adivinamos los de Jesús, mensajero de la paz, Aquel que siempre nos trae noticias buenos.

Jesús ha vencido el mal, el pecado y la muerte. Solo basta salir a su encuentro.

Salgan al encuentro de Jesús, los invitó al compromiso, no al cumplimiento. Salgan a ese compromiso en la renovación de la sociedad, para que sea justa, estable, fecunda.

Los animo a afianzarse en el Señor, es el único que nos sostiene, el único que nos sostiene, el único que nos alienta para poder construir a la reconciliación y a la paz.

Reflexión (personal): ● ¿Cuál es la fuente de mi alegría? ● ¿Cómo mantengo la alegría en mi corazón en la adversidad? ● ¿Qué hago para cultivar mi alegría? ● ¿Cómo salimos al encuentro con Jesús y con los que nos rodean? Socialización (comunitaria): Todos los asistentes se ubicaran en un círculo y se invitaran para que de manera espontánea compartan las respuestas a las preguntas de la reflexión personal. Signo: Una carita feliz Compromiso: Cada una de las personas que asista al encuentro dibujara su carita feliz y ahí escribirá su compromiso de acuerdo al valor del día. Se hacen varias caritas con sonrisa, cada asistente toma un diente y escribe su compromiso. Avisos Navideños: El misionero de la juventud reitera la importancia de vivir el compromiso durante todo este camino de preparación de la comunidad y colocar su carita en un lugar visible. Recuerda donde será el lugar y la hora para el encuentro de mañana y mencionar qué materiales deben traer.


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Materiales La cara perfecta: El cuento El regalo de la alegría: Hojas reciclables, lápiz y colores La careta: Hojas reciclables, lápiz, colores y tijeras Hojas reciclables, tijeras, marcadores y colores. Segundo encuentro JESÚS NACE EN UN CORAZÓN AMOROSO Día 17 de Diciembre Saludamos a los que nos acompañan (niños, jóvenes y adultos), les damos la bienvenida y les compartimos la razón del encuentro. Villancico: Mi burrito Sabanero Con mi burrito sabanero voy camino de Belén(x2) Si me ven, si me ven, voy camino de Belén(x2) El lucerito mañanero ilumina mi sendero(x2) Si me ven, si me ven, voy camino de Belén(x2) Con mi cuatrico voy cantando, mi burrito va trotando(x2) Si me ven, si me ven, voy camino de Belén(x2) tuquituquituqui, tuquituquita Apúrate mi burrito que ya vamos a llegar Tuquituquituqui, tuquituquitu Apúrate mi burrito que vamos a ver a Jesús Con mi burrito sabanero voy camino de Belén(x2) Si me ven, si me ven, voy camino de Belén(x2) El lucerito mañanero ilumina mi sendero(x2) Si me ven, si me ven, voy camino de Belén(x2) Con mi cuatrico voy cantando, mi burrito va trotando(x2) Si me ven, si me ven, voy camino de Belén(x2) Tuquituquituqui, tuquituquita Apúrate mi burrito que ya vamos a llegar tuquituquituqui, tuquituquitu Apúrate mi burrito que vamos a ver a Jesús Con mi burrito sabanero voy camino de Belén(x2) Si me ven, si me ven, voy camino de Belén(x4) Oración de inicio: Iniciamos este momento saludando la familia trinitaria persignándose y juntos recitamos la siguiente oración: Niños


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Niño Jesús, estamos muy cerca de celebrar tu nacimiento por eso estamos disponiendo nuestro corazón para que Tú te quedes en él como si fuera tu cuna, y si ahí permaneces, sabemos que tus sentimientos nos acompañarán y así podremos mostrarte cuánto te amamos haciendo el bien a nuestros hermanos. Te pedimos que cuides nuestros ojos para mirar con ternura al que está triste; limpia nuestro corazón para que no tengamos malos sentimientos; ilumina nuestra mente para no desearle el mal a nadie y abre nuestras manos para ayudar a todo el que lo necesite. Amén Jóvenes Oh, Señor Jesucristo, en este lugar que conociste y amaste tanto, escucha a estos corazones jóvenes y generosos. Sigue enseñando a estos jóvenes la verdad de los mandamientos y de las bienaventuranzas. Haz que sean testigos gozosos de tu verdad y apóstoles convencidos de tu reino. Permanece siempre junto a ellos, especialmente cuando seguirte a ti y tu Evangelio sea difícil y exigente. Tú serás su fuerza, tú serás su victoria. Oh, Señor Jesús, tú has hecho de estos jóvenes tus amigos: mantenlos siempre junto a ti. Amén. Juan Pablo II Adultos Señor Jesucristo, tu amor era más grande que cualquier obstáculo terreno .Gracias por concedernos la salvación de nuestras almas y por llamarnos a hacer parte de tu reino santo. No permitas que el egoísmo, la soberbia y la indiferencia se apoderen de nosotros, mucho menos si se trata de anunciar tu mensaje con nuestros labios y acciones. Por tu bondad y tu gracia en este día que empieza, crea en nosotros un corazón similar al de san pedro, de manera que superemos nuestro pecado, pidamos perdón, nos amemos los unos a los otros como hermanos que somos, consagrándonos a tu gracia hasta el final, te amamos y te bendecimos porque siempre nos proteges y nos confortas en las horas de prueba. Amén. Terminamos la oración, en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Lema: “Hombres y mujeres capaces de amar la vida en todas sus etapas” Valor del día: Amor: El amor es el principio y fuente creadora, porque el hombre fue creado por amor y para el amor. Todas las manifestaciones del ser humano hacen patente esta tendencia: el amor es lo que identifica a la persona, la capacidad de amar es exclusiva del ser humano. El vínculo entre las personas debe ser el amor, el principio interior, la fuerza permanente y la meta última para vivir, crecer y perfeccionarse. Esta podría parecer una postura ideal o muy utópica en los convulsionados tiempos en los que vivimos; sin embargo es muy importante recordar también que aunque el amor es el motor que impulsa la unión del hombre y la mujer en el matrimonio, y por ende, el nacimiento de una familia, es la voluntad, el mutuo consentimiento del varón y mujer, sobre lo que se funda el matrimonio, estableciendo un vínculo. Para realmente amar hay que conocer qué es el amor. En tanto descubramos su profundidad, creceremos más en la capacidad de amar. El amor es la dinámica esencial del ser humano.


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Formación: Niños No somos islas Previamente se realizan dos carteleras con el siguiente mensaje:

NO SOMOS ISLAS Todos estamos unidos por el amor, por el pensamiento, por la vida. A veces, es sólo un amor, un pensamiento y una vida que ofrecemos a los demás, sin recompensa alguna. Únicamente el egoísta puede decir que está solo. Solo... porque ha renunciado a amar y a ofrecerse a los otros. Solo... porque ha hecho de su vida una isla.

El misionero invitar al grupo a observar la cartelera, y lo lee pausadamente, los asistentes en una hoja escriben la frase que más les impactó y las razones para compartirla con todos. Se coloca otra cartelera en el centro con la imagen de la isla y les pide que anoten sobre el personaje que ahí aparece, todo aquello que puede provocar a una persona aislarse de un grupo, puede tratarse de problemas de la misma persona o bien, provocados por el mismo grupo. En la isla anotan todo aquello que en nuestra sociedad aísla a los hombres Se organizaran unos equipos para que preparen un discurso sobre la importancia de compartir. Lo titulan: "No somos islas" para leerlo a sus compañeros.

Luego se pregunta cómo se puede aplicar a la vida. Jóvenes Se realizan tres grupos y a cada grupo se le da una historia que habla sobre las maneras de comprender el amor, luego pasan a la siguiente base y se les entrega una nueva historia. (son tres bases).


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Fortalecer lazos de amistad Previamente en unas hojas blancas se dibuja en el centro un corazón, utilizando marcador rojo. Las hojas con corazones se rasgan en dos. Deben rasgarse de manera que queden sus bordes irregulares, uno para cada participante. Se colocan los papeles en el centro, (bien mezclados) sobre una mesa, se pide a los participantes que cada uno retire un pedazo de papel.

Luego, buscan al compañero o compañera que tiene la otra mitad, la que tiene coincidir exactamente, al encontrarse la pareja, deben conversar por 5 minutos sobre el nombre, datos personales, gustos, etc., experiencias, etc. Al finalizar el tiempo, vuelven al grupo general, para presentarse mutuamente y exponer sus experiencias. Me venden Los participantes escriben en una hoja su nombre, a continuación meten todos los nombres en una bolsa, luego cada persona sacará un papel con el nombre de otra persona escrito en él. Sobre el papelito, redacta un anuncio siguiendo un modelo de anuncio de compra-venta, intentando vender a la persona que aparece en el papelito. Para ello tiene que poner todas las cualidades buenas que crea que tiene. El juego consiste en tratar de hacer el anuncio de compra-venta lo más emocionante posible, e intentar por todos los medios destacar las cosas buenas de la persona. Después se vuelven a mezclar todos los papelitos, y se elige a un portavoz para que los lea en voz alta. El portavoz los irá sacando uno tras uno y leyéndolos. Tras leer el papel, se le entrega a la persona de la que habla el anuncio. Una vez que cada uno tenga un papel en su mano, preguntaremos cómo nos hemos sentido tras la actividad. Adultos Paracaidista confiado Los participantes del grupo, realizan dos grupos y se organizan de forma todos puestos en pie (una enfrente de otra) con los brazos extendidos, con suficiente espacio y de tal forma que la persona que caiga encima de los brazos de los componentes de dichas filas no caiga al suelo. Otro participante, desde una altura superior donde están formadas sendas filas, se tirará hacia los brazos de los integrantes del grupo. Estos agarrarán al participante que se lanza para que no caiga al suelo. El participante que se tira, debe tener plena confianza en sus compañeros, sabiendo que éstos van a evitar su caída. Entre todos los integrantes del grupo, comentaremos la actividad, reflexionaremos sobre cómo nos hemos sentido, si nos ha gustado, si nos pareció divertida, etc. Ideas Fuerza:


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Homilía del Santo Padre en la Santa Misa Parque Simón Bolívar, Bogotá (Pág., 37-39) ●

Lc 5, 4 El llamado los primeros discípulos fue a orillas del lago, donde los pescadores cierran sus fatigosas jornadas, en las que buscan llevar el sustento para llevar una vida sin penurias, una vida digna y feliz.

El mar se confunden la esperada fecundidad del trabajo con la frustración, la intensidad donde conviven todos los pueblos (lectura cristiana) y evoca toda la amenaza de la existencia humana y que tiene el poder de destruirla.

Ese día, Jesús tiene detrás de sí el mar y frente a Él una multitud que viene a escucharlo porque su Palabra viene a escucharlo y no deja a nadie indiferente.

Su palabra probada en la acción tiene el poder de tocar corazones, de cambiar planes y proyectos. Es una palabra para todo momento.

Estamos anhelantes de una palabra de vida que ilumine la existencia humana.

Hay tinieblas que amenazan y destruyen la vida: la injusticia, la inequidad, los intereses personales o grupales, el irrespeto por la vida humana, la sed de venganza y odio.

Como Pedro sabemos que significa la experiencia de trabajar sin ningún resultado, pero también somos capaces de confiar en el Maestro, cuya palabra suscita fecundidad.

Pedro acoge decidido la invitación de Jesús, que lo deja todo y lo sigue, para transformarse en un nuevo pescador, cuya misión consiste en llegar a sus hermanos al Reino de Dios, donde la vida se hace plena y feliz.

Bogotá y Colombia está llamada a convertirse en una red vigorosa que congregue en la unidad trabajando en la defensa y el cuidado de la vida, particularmente de los frágiles y vulnerables.

También podemos llegar a ser verdaderos comunidades justas, vivas y fraternas, que acogen la Palabra de Dios surgiendo muchas personas convertidos en discípulos capaces de amar la vida en toda sus etapas, de respetarla, de promoverla.

Y como los apóstoles hace falta llamarnos, considerarnos hermanos, compañeros de camino, socios de empresa, subir a la barca a todas las familias, ellas son santuarios de vida.

Jesús nos invita a ir mar adentro, nos impulsa al riesgo compartido, no tengan miedo de arriesgar juntos, dejemos nuestro egoísmo y a seguirlo.

Reflexión (personal): ● ¿Mirando a Pedro que has aprendido acerca del amor? ● ¿He podido dejarlo todo por seguir a Jesús? ● ¿Con qué gestos de amor camino a la unidad? ● ¿Tengo una deuda de amor con alguien? Socialización (comunitaria):


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Todos los asistentes se ubicaran en un círculo y se invitaran para que de manera espontánea compartan las respuestas a las preguntas de la reflexión personal. Signo: Un corazón Compromiso: Cada una de las personas que asista al encuentro hará un corazón y ahí escribirá su compromiso de acuerdo al valor del día y se les invita a que lo coloquen alrededor del gran corazón de Dios como gesto de unidad mencionando en voz alta su compromiso. Avisos Navideños: El misionero de la juventud reitera la importancia de vivir el compromiso durante todo este camino de preparación de la comunidad y que coloque su compromiso en un lugar visible. Recuerda donde será el lugar y la hora para el encuentro de mañana y mencionara que materiales deben traer. Materiales No somos islas: La lectura, el dibujo, esferos, marcadores. Un pequeño gesto de amor: Un oso o una muñeca. Fortalecer lazos de amistad: Hojas reciclables para hacer muchos corazones y tijeras. Me venden: Hojas reciclables, esferos y marcadores, una bolsa Papel reciclable, hojas reciclables y un corazón grande. Tercer encuentro JESÚS NACE EN UN CORAZÓN RESPETUOSO Día 18 de Diciembre Saludamos a los que nos acompañan (niños, jóvenes y adultos), les damos la bienvenida y les compartimos la razón del encuentro. Villancico: Nanita nana A la nanita nana, nanita ea, nanita ea, Mi Jesús tiene sueño, bendito sea, bendito sea. Fuentecilla que corres clara y sonora ruiseñor que en en la selva cantando lloras callad mientras la cuna se balancea a la nanita nana, nanita ea. Manojito de rosas y de alelíes ¿qué es lo que estás soñando que te sonríes? Cuáles son tus sueños, dilo alma mía más, ¿qué es lo que murmuras? Eucaristía. Pajaritos y fuentes, auras y brisas respetad ese sueño y esas sonrisas callad mientras la cuna se balancea que el niño está soñando, bendito sea.


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Oración de inicio: Previamente el misionero de la juventud tiene lista para la oración un pequeño altar con la palabra, la luz, flores y la oración en hojas o en una cartelera. Iniciamos este momento saludando la familia trinitaria persignándose y juntos recitamos la siguiente oración: Niños Divino Niño Jesús, hoy es nuestro tercer día de encuentro contigo alrededor del pesebre. Queremos aprender de ti cómo vivir el respeto y para ello nos invitas a dirigir nuestra mirada hacia San José. El Papa Francisco en Villavicencio nos enseñó que como este santo somos respetuosos cuando abandonamos el orgullo, cuando rechazamos responder movidos por nuestros instintos y cuando valoramos al hermano solo por ser nuestro hermano. Queremos vivir así, por eso te pedimos que a ejemplo de Él podamos agradarte en todo de manera especial en el trato respetuoso a nuestros seres queridos. Amén. Jóvenes Señor Jesús, el Papa Francisco en su visita a Colombia en la fiesta del nacimiento de la Virgencita nos enseñó que somos parte pequeña de una extensa historia, a veces con eventos dolorosos por el maltrato, por el abandono, por tantas cosas que no perdonamos. Por eso, hoy te suplicamos que con la ayuda de tu Santo Espíritu nos ayudes a mirar nuestra historia y la de nuestros hermanos con el respeto profundo que tú has manifestado para que evitemos todo juicio desmedido y toda crítica ofensiva asimilando que lo que ha sucedido ha sido historia Sagrada porque en ella has permanecido. Amén. Adultos Señor mío y Dios mío en este día quiero pedirte que me concedas respeto a mis decisiones, padre mío, yo puedo estar equivocado, señor, todos cometemos errores, pero quizás no lo esté, y hago lo que me dicta mi conciencia, creyendo estar acertado. Dame señor, el respeto de los demás, que toleren al igual que yo tolero, que acepten como yo acepto, que respeten la manera de pensar del otro al igual que yo le respeto, y de esta manera lleguemos al entendimiento mutuo. Abre nuestras mentes, padre mío, Y así lleguemos a la armonía que deseamos todos. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen. Terminamos la oración, en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Lema: Como José, respetuosos y delicados, nos decidimos por la dignidad y la vida. Valor del día: Respeto: El respeto es la virtud por la cual reconocemos y tenemos presente de manera habitual la dignidad de las personas, como seres únicos e irrepetibles, creados a imagen de Dios, con inteligencia, voluntad, libertad y capacidad de amar; así como sus derechos según su condición y circunstancias. El respeto, es decir, el reconocimiento de la dignidad de las personas, se lo debemos sobre todo a Dios, que tiene todos los derechos y se lo debemos a todas las personas.


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Hay individuos que merecen un mayor respeto, por ejemplo los ancianos, los padres de familia, las mujeres, los niños, en todo momento, los que tienen alguna autoridad, los maestros, los servidores de Dios en cualquier religión y, en general, todo ser humano que se ha ganado nuestro respeto especial por sus buenas acciones, por su sabiduría, por su arte o su destreza. Lugares y cosas que merecen respeto. Aunque sólo los humanos somos sujetos con derechos propios, porque es conveniente para la recta convivencia y para el bienestar común, extendemos el respeto a la naturaleza, a algunas cosas y lugares. Los templos, de cualquier religión, son sagrados, lo mismo que los objetos propios del culto. Nadie duda que un panteón merezca respeto en atención a la memoria de nuestros antepasados. Las escuelas, bibliotecas y museos merecen nuestro respeto porque son como templos del saber. Formación: Niños Cuidar la bomba Cada integrante del grupo tendrá una bomba la cual se personificará o pintará con el rostro de una persona, con el objetivo de cuidar de la bomba como un tesoro. Quien coordine la dinámica dará la siguiente instrucción cada uno va a cuidar su bomba, nadie se puede salir del espacio de encuentro y lo demás intentarán reventar la bomba de sus compañeros, sólo si ustedes quieren, y deben cuidar su bomba. Al finalizar la dinámica se harán las siguientes preguntas: ¿Por qué reventaron la bomba del otro?, ¿Qué los motivó a dañar la bomba del otro? (se dará énfasis a el valor del respeto, con un testimonio vivido, experiencia propias de los niños a modo de ejemplo). Jóvenes El tesoro El misionero de la juventud organizara dos equipos y entregada un tesoro (que debe definir previamente) que debe custodiar cada equipo. La meta es llegar al tesoro del otro equipo y llevarlo a su territorio. Cada uno de los integrantes del equipo buscará algo que se pueda atar al pantalón (una media, una bufanda) que representa la vida y el otro intentara quitarla, si eso pasa la persona queda congelada; en esta dinámica será permitida cualquier forma de tomar el objeto del otro. Al finalizar la dinámica conversaremos como mis actitudes pueden afectar irrespetuosamente, en mis actos al momento de intentar tomar el objeto del otro. Adultos El Reloj Cada integrante del encuentro dibujara en una hoja un reloj escribiendo las siguientes con las horas 12, 3, 6 y 9, posteriormente, buscará una cita con una persona en las horas anteriormente nombradas y realizará las siguientes preguntas:


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¿Cómo respeto a mi prójimo? ¿Cómo respeto a mi familia? ¿Cómo respeto la Naturaleza? ¿Qué ejemplo de respeto soy para los demás?

Luego compartimos que expresaron cada uno con su compañero y cuál es el mensaje que nos deja este momento. Ideas Fuerza: Homilía del Papa Francisco en la misa en Villavicencio (Pág. 43-47) ●

María es el primer resplandor que anuncia el final de la noche y la cercanía del día.

Dios se inclina hasta nosotros y nos llama a una maravillosa alianza con El que nada ni nadie podrá romper.

María ha sabido ser transparencia de la luz de Dios y ha reflejado los destellos de esa luz en casa, la que compartió con José, Jesús y también con su pueblo.

En el evangelio de San Mateo 1, 1-17 donde está la genealogía de Jesús, es la historia viva del pueblo de Dios que ha caminado con nosotros hasta hacerse uno de nosotros, que hay una salvación de vida que camina.

Esta larga lista nos dice que somos parte pequeña de una extensa historia y nos ayuda a no pretender protagonismos excesivos.

Jesús, María y José con su generoso si permito que Dios se hiciera cargo de esa historia. José hombre justo, no dejó que el orgullo, las pasiones y los celos lo arrojaran fuera de esa luz.

José toma decisiones mostrando su calidad humana antes de ser ayudado por el ángel y comprender lo que sucedía a su alrededor.

¿Cómo haremos para dejar que entre la luz? Como María, decir sí a la historia completa, no a una parte, como José dejar de lado pasiones y orgullos; como Jesucristo, haremos cargo, asumir, abrazar esa historia… lo que Dios puede hacer con nosotros si decimos que si a la verdad, a la bondad, a la reconciliación.

Reconciliarse es abrir una puerta a todas y cada una de las personas que han vivido la realidad del conflicto, es vencer la tentación de la venganza y convertirse en la construcción de la paz.

Es necesario dar el primer paso, basta una persona buena para que haya esperanza, esto no significa desconocer o disimular las diferencias y los conflictos.

Como nos enseñó san Juan Pablo II “es un encuentro entre hermanos dispuestos a superar la tentación del egoísmo y a renunciar los intentos de pseudo justicia; es fruto de sentimientos fuertes, nobles y generosos, que conducen a instaurar una convivencia fundada sobre el respeto de cada individuo y de los valores propios de la sociedad civil”.


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Jesús el Emanuel, Dios con nosotros. Dios que está con nosotros hasta el fin del mundo.

Como María cantemos las maravillas del Señor porque lo ha prometido a nuestros padres.

Reflexión (personal): ● ¿Con qué acciones concretas me respeto a mí mismo? ● ¿Cómo practico el respeto en mi cotidianidad? ● ¿Cómo es mi actitud frente al que piensa diferente? ● ¿Tomo decisiones respetuosas? Socialización (comunitaria): Todos los asistentes se ubicaran en un círculo y se invitaran para que de manera espontánea compartan las respuestas a las preguntas de la reflexión personal. Signo: Zapatos (haciendo alusión a colocarme en los zapatos de los demás). Compromiso: Cada una de las personas que asista al encuentro en una hoja escribirá su compromiso de acuerdo al valor del día y se les invita a que lo coloquen alrededor del zapato como gesto de respeto por mí y por lo otro diciendo su compromiso en voz alta. Avisos Navideños: El misionero de la juventud reitera la importancia de vivir el compromiso durante todo este camino de preparación de la comunidad y a colocar su compromiso en un lugar visible. Recuerda donde será el lugar y la hora para el encuentro de mañana y mencionara que materiales deben traer. Materiales: Cuidar la bomba: Bombas y marcadores. El tesoro: media, bufanda, el tesoro. El reloj: Hojas blancas, lápices, plumones, esferos y marcadores Zapatos y hojas blancas. Cuarto encuentro JESÚS NACE EN UN CORAZÓN QUE PERDONA Día 19 de Diciembre Saludamos a los que nos acompañan (niños, jóvenes y adultos), les damos la bienvenida y les compartimos la razón del encuentro. Villancico: Hacia Belén va una burra, rin, rin, yo me remendaba, yo me remendé, yo me hice un remiendo, yo me lo quité, cargada de chocolate. Lleva su chocolatera, rin, rin,


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 yo me remendaba, yo me remendé, yo me hice un remiendo, yo me lo quité, su molinillo y su anafre. María, María, ven acá corriendo, que el chocolatillo, se lo están tomando. En el portal de Belén, rin, rin, yo me remendaba, yo me remendé, yo me hice un remiendo, yo me lo quité, gitanillos han entrado. Y al niño que está en la cuna, rin, rin, yo me remendaba, yo me remendé, yo me hice un remiendo, yo me lo quité, los pañales le han robado. María, María, ven acá corriendo, que los pañalitos, los están robando. Con un sombrero de paja, rin, rin, yo me remendaba, yo me remendé, yo me hice un remiendo, yo me lo quité, hacia Belén va un viajero. Mientras adoraba al niño, rin, rin, yo me remendaba, yo me remendé, yo me hice un remiendo, yo me lo quité, el buey se comió el sombrero. María, María, ven acá corriendo, que el sombrerito el buey se lo está comiendo. Oración de inicio: Previamente el misionero de la juventud tiene lista para la oración un pequeño altar con la palabra, la luz, flores y la oración en hojas o en una cartelera. Iniciamos este momento saludando la familia trinitaria persignándose y juntos recitamos la siguiente oración: Niños Hoy Dios venimos aquí con nuestra alegría, respeto y amor, pidiéndote por nuestros papás y amigos, te pido para que nuestro corazón no se llene de tristeza, resentimiento o dolor, por el contrario, que esté desbordado de perdón, sobre todo con aquellos que nos han ofendido. Amén Jóvenes Señor, sé luz en mi mente, paz en mi corazón, sabiduría en mis decisiones, amor en mis relaciones. Te necesito, sólo Tú eres capaz de calmar mis penas. Sólo en Ti tengo depositada mi esperanza, sólo en Ti podré encontrar un lugar donde protegerme y así no darle lugar al miedo. Muéveme con tu Santo Espíritu. Tú me acompañas y me das valor para enfrentar esas circunstancias que ponen a temblar mis rodillas. Me mantengo fiel a Ti, porque estoy seguro que no me vas a fallar. Toma mi vida Señor, toma mi mente y mi corazón y hazme un fiel discípulo de tu amor.


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Toca mi corazón, sánalo, libéralo del miedo y de las situaciones adversas que lo hacen poner inquieto. Eres mi fortaleza y estoy seguro de que tu amor y tu misericordia no se apartan de mi espíritu. Amén Adultos Dios mío, gracias por este nuevo día, como tu desees que sea para mí, porque sé que tengo mucho que amar, mucho que aprender, mucho que dar, mucho que perdonar. Enséñame a corresponder a tu gran Amor. Yo quiero ponerme en tu presencia Señor y vivir este día acordándome que Tú estás en todo lo que hago. Ayúdame a iluminar mi corazón, para que pueda llevar amor a quienes lo necesiten. Para que pueda perdonar a quienes no me hacen el bien y ofrecerte mi dolor por su conversión, rezar por ellos y desearles el mayor bien. Estar en paz con todas las personas, porque soy imperfecto como ellas, y necesito tanto tu perdón como ellas necesitan del mío. Que me olvide de mí, y lo de todo, que no me guarde nada, que gaste mis fuerzas hasta quedar rendido, y todo te lo ofrezca a ti. Oh, mi buen Señor haz que mi corazón se parezca al tuyo. Que sea manso, humilde, y lleve la paz. Te pido la gracia de comprender todo mejor a través de Ti y te ofrezco todo de mí para que realices en mí Tu obra y me enseñes a corresponder a tu voluntad. Amén. Terminamos la oración, en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Lema: “No tengamos miedo a pedir y ofrecer el perdón” Valor del día: Perdón: Es la manifestación más alta del amor y, en consecuencia es lo que más transforma el corazón humano. Por eso, cada vez que perdonamos se opera en nosotros una conversión interior, un verdadero cambio al grado que San Juan Crisóstomo llega a decir “nada nos asemeja tanto a Dios como estar dispuestos al perdón. Ante todo, es reconocer la propia falta y dar un paso hacia el ofendido y después buscar el modo de cómo reparar el perjuicio sufrido. El cristiano reconoce que al ofender a alguien, es a Dios mismo a quien se ha ofendido. A esto es a lo que se llama pecado. Y de él se pide perdón a Dios. El perdón no quiere decir olvido. Jesús perdonó a los hombres que lo crucificaron. El conserva los estigmas de los clavos y de la lanza. Formación: Niños Historia del perdón


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Los niños se organizan en un círculo, el misionero de la juventud lanza la pelota a un niño y quien reciba la pelota debe empezar a contar una parte de la historia y luego lanza la pelota. El tema de la historia debe ser sobre algún momento en que haya perdonado a alguien. Cada niño recibe una hoja donde plasma el momento donde haya perdonado a alguien, cuando haya finalizado se organizan pequeños grupos donde comparta su dibujo y una situación en la que haya pedido disculpas. Tirar a la basura Se organiza un círculo, se le entrega una hoja de papel y se le pide a los niños que mencione en qué ocasiones en las que haya ofendido a un amigo, padre o maestro, mintiendo, siendo poco amable o desobedeciendo y luego escribe en la hoja. Escribe la palabra "perdón" en un bote de basura y pídele a los niños que tiren sus ofensas en el bote de basura. Jóvenes Perdón a si mismo Cada uno se ubica en una posición cómoda en el salón, se coloca música con sonidos del agua, los animales y el viento. Luego, se entrega lápiz y papel a los participantes, el papel lo divide en dos columnas, en una columna se escribirá actitudes y hechos que fueron humillantes, denigrantes o vergonzosos y en la otra actitudes y acciones para mejorar. Cuando todos hayan terminado de escribir, voluntariamente cada participante se levanta y deposita la hoja en la caneca que dice perdón que se encuentra en la mitad del círculo. A medida que cada participante coloca el papel en la caneca puede expresar en voz alta, lo que escribió. Por último, cada participante del encuentro de manera espontánea expresan cómo se sintieron antes y después de realizar la actividad. Luego se dice en voz alta: Perdonarte a ti mismo, es aceptar con humildad tu condición real de ser humano… ¡Reconoce que no eres perfecto y comienza a mejorar! Globos de perdón Se divide la clase en dos equipos más o menos iguales, cada integrante del equipo tiene un globo que debe inflarlo para luego escribir las ofensas y agravios con los que las personas hacen daño unos a otros. Explica que el perdón es como un alfiler afilado que permite que todo el aire salga de tu ira y dolor. Reparte alfileres. El objetivo es mantener a todos los globos en el aire mientras tratan de hacer estallar los globos del otro equipo con los alfileres, diciendo en voz alta: "Yo te perdono" cuando reviente. Adultos Rol del perdón La Biblia está llena de historias de perdón: Lucas 19, 10-14 (el fariseo y el publicano), Mateo 18, 2335 (perdón con perdón se paga), Lucas. 15, 4-7 (La oveja descarriada), Lucas. 15, 11-32 (El hijo pródigo). Se organizan a los asistentes en pequeños grupos, a cada grupo se les entrega una cita Bíblica que deben leer y representar para todos los asistentes. Acróstico del perdón Se divide el grupo de asistentes en unos subgrupos y en una hoja escriben la palabra PERDÓN de arriba a abajo y se escribirá una palabra que describa nuestra lección acerca del perdón y cómo podemos perdonar a otros.


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Ideas Fuerza: Palabras del Santo Padre gran encuentro por la reconciliación nacional (Pág. 48- 53) Parque las Malokas ●

Todos llevamos en nuestro corazón y en nuestro cuerpo, las huellas de la historia viva y reciente de su pueblo, marcada por eventos complejos, pero también heroicos de alto valor de esperanza y fe.

Es importante hablar, pero también estar cerca a ustedes, mirarlos a los ojos, escucharlos, abrir el corazón, llorar, rezar y pedir perdón. Así todos juntos mirar y caminar hacia adelante.

Dios nos mira y nos ama. Vino a sufrir por su pueblo y con su pueblo y también para enseñarlos que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia.

Dios nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida y de resurrección para que junto a él y con El aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor, la esperanza.

Salmo 85 “El amor y la verdad se encontrarán, la justicia y la paz se abrazaran” es posterior a la acción de gracias y a la súplica donde se le pide a Dios ¡Restáuranos!

El dolor a los pies de Jesús Crucificado, para que se una al de Él y así sea transformado en bendición y capacidad de perdón para romper el ciclo de violencia.

No se puede vivir del rencor, solo el amor libera y construye; de esta manera se reconstruye la dignidad. Hay que salir de sí misma para encontrar la paz, la serenidad, para encontrar motivos para seguir caminando.

También hay esperanza para quien hizo mal, no todo está perdido

No impidamos que la verdad, la justicia y la misericordia se encuentren en un abrazo. las tres juntas son esenciales para construir la paz.

No tengamos miedo a pedir y a ofrecer perdón, reencontrarnos con los hermanos.

Encuentra la manera de que la palabra se encarne en la situación concreta y de frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados.

Es hora de sanar heridas, de tender puentes, de limar diferencias. Es la hora para desactivar los odios, renunciar a las venganzas y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno.

Reflexión (personal): ● ¿Cuál es el inicio de los malentendidos que tengo con los demás? ● ¿Qué acciones realizo para no ofender al otro? ● ¿He dado el primer paso a pedir perdón a los que hemos ofendido? ● ¿Cuál es mi actitud cuando se acerca alguna persona a disculparse? Socialización (comunitaria): Todos los asistentes se ubicaran en un círculo y se invitaran para que de manera espontánea compartan las respuestas a las preguntas de la reflexión personal.


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Signo: Huellas Compromiso: Cada una de las personas que asista al encuentro en hará una huella donde escribirá su compromiso de acuerdo al valor del día y se les invita a que den un paso dentro del círculo y expresen su compromiso como gesto de dar el primer paso hacia el perdón. Avisos Navideños: El misionero de la juventud reitera la importancia de vivir el compromiso durante todo este camino de preparación de la comunidad y a colocar en un lugar visible su compromiso. Recuerda donde será el lugar y la hora para el encuentro de mañana y mencionara que materiales deben traer. Materiales Historia del perdón: una pelota. Tirar la basura: caneca, hojas reciclables, esferos, marcadores. Perdón a sí mismo: Música instrumental, hojas recicladas, esferos, marcadores Globos de perdón: Globos, marcadores y alfileres. Rol del perdón: Citas bíblicas, Biblia Acróstico del perdón: Carteleras, marcadores. Hojas blancas para hacer huellas. Quinto encuentro JESÚS NACE EN UN CORAZÓN QUE BUSCA LA EQUIDAD Día 20 de Diciembre Saludamos a los que nos acompañan (niños, jóvenes y adultos), les damos la bienvenida y les compartimos la razón del encuentro. Villancico: El Tamborilero El camino que lleva a belén Baja hasta el valle que la nieve cubrió Los pastorcillos quieren ver a su rey, Le traen regalos en su humilde zurrón Al redentor, al redentor. Ha nacido en un portal de belén el niño Dios. Yo quisiera poner a tus pies, Algún presente que te agrade, señor. Más, tú ya sabes que soy pobre también, Y no poseo más que un viejo tambor, Viejo tambor, viejo tambor. En tu honor frente al portal tocaré, Con mi tambor. El camino que lleva a belén, Yo voy marcando con mi viejo tambor. Nada mejor hay que yo pueda ofrecer,


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Su ronco acento es un canto de amor, Al redentor, al redentor. Cuando dios me vio tocando ante él, Me sonrió. Oración de inicio: Previamente el misionero de la juventud tiene lista para la oración un pequeño altar con la palabra, la luz, flores y la oración en hojas o en una cartelera. Iniciamos este momento saludando la familia trinitaria persignándose y juntos recitamos la siguiente oración: Niños Padre bueno, en este día tan feliz para mí y para muchos, no quiero olvidarme de todos los niños que sufren en el mundo. Por los niños enfermos, por los niños de la guerra, por los niños de la calle, por los niños abandonados, por los niños sin familia, por los niños que no pueden ir a la escuela, por los niños que no tienen para comer, por los niños que deben trabajar, por todos ellos Señor, te quiero pedir en este día. Ayúdame a vivir solidario con todos ellos. Que nunca olvide que Tú estás presente en el rostro de cada niño. Amén Jóvenes Querido Dios, rompe Señor, todo lo que nos impide ser hermanos, ser todos iguales, hijos e hijas de un mismo Padre. Que nos amemos como tú nos has amado, que nos ayudemos los unos a los otros, solo tú sabes lo que guarda nuestro corazón. Te lo pedimos por la fuerza de tu amor que siempre se nos manifiesta y nunca nos defrauda, en tus manos ponemos este día. Amen. Adultos Enséñame, Señor, tus caminos, los caminos de la sencillez; tus caminos verdaderos, tus caminos desvelados y ofrecidos, seguros, limpios y fraternos, tus caminos del Reino, tus caminos de abandono confiado en tu providencia. Enséñame tus caminos de gracia, brisa y vida, tus caminos más queridos, tus caminos de “obligado cumplimiento”, tus caminos a contracorriente de lo que la propaganda ofrece, de vida compartida y desprendida, que se recorren en compañía y nos dejan a la puerta de tu casa fraterna. Llévame por tus avenidas de paz y justicia, por tus rotondas solidarias y humanas, por tus autopistas de libertad y dignidad, por tus cañadas de austeridad y pobreza, por tus sendas de utopía y novedad, y si es preciso, campo a través siguiendo tus huellas por la calle real de la compasión y la misericordia. Y que al llegar a la puerta de tu casa fraterna, pueda lavarme y descansar en el umbral, oír tu voz que me llama, y entrar para comer y beber contigo, y sentirme hijo y hermano en el banquete preparado por ti y tus amigos. Enséñame, Señor, tus caminos, los caminos de la sencillez. Amen. Terminamos la oración, en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


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Lema: “Vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás.” Valor del día: Equidad: El concepto de equidad intenta promover la igualdad, más allá de las diferencias en el sexo, la cultura, los sectores económicos a los que se pertenece, etc. Es por ello que suele ser relacionado con la justicia social, ya que defiende las mismas condiciones y oportunidades para todas las personas, sin distinción, solo adaptándose en los casos particulares. Es decir que para que la equidad sea real no puede ser aplicada la norma en general a todos los individuos, sino que deben ser acatadas ciertas excepciones para cada caso particular. Además cada persona debe ser capaz de hacer valer sus derechos, sin importar de donde provenga. Formación: Niños “A favor/en contra” Los asistentes al encuentro escucharan las afirmaciones que mencionara y deben pronunciarse en contra o a favor situándose a un lado o a otro del espacio del que dispongamos. Proponemos las siguientes afirmaciones: ● ● ● ● ● ● ● ●

Todos los seres humanos nacen iguales en dignidad y derechos. Desde que nacemos a los niños hay que vestirse de azul y a las niñas de rosa. Las tareas domésticas (limpiar, planchar, cocinar…) son cosa tanto de hombres como de mujeres. Tanto mujeres como hombres podemos jugar al fútbol. Tanto hombres como mujeres podemos practicar ballet. Insultar o reírse de otra persona no son malos tratos. Tanto hombres como mujeres podemos cuidar de nuestros seres queridos. La igualdad nos hace ser más felices a todas las personas.

Una vez que se han posicionado a un lado o a otro, se dispone a jalar de una cuerda en un lapso no mayor a 5 minutos, con fin de pasar al grupo oponente completo por la línea trazada en el medio para dinamizar la actividad. Se pregunta a una persona de cada lado por qué está a favor o en contra luego de haber un ganador definitivo se permite que de nuevo se posicionan el total de participantes. Al finalizar se preguntará qué aprendimos de la dinámica. Jóvenes El espía sideral En la primera se plantea a quienes participan que son espías siderales de misión especial en el planeta Tierra y que tienen que elaborar un informe (aproximadamente en 10 minutos) donde digan, en este caso, qué caracteriza a hombres y que a mujeres (cómo son, cómo se comportan, cómo sienten, si existen diferencias y por qué, si hay ámbitos de igualdad/desigualdad, si pasa lo mismo en todas las culturas…).


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Una vez que han hecho el informe se pasa a trabajar en pequeños grupos, donde a partir de los informes individuales tienen que elaborar conjuntamente un retrato robot de mujeres y hombres y de las relaciones en sociedad (puede ser en forma de cómic, por ejemplo). A continuación se pasa a trabajar en gran grupo donde habrá una puesta en común, pasando al debate. Por último, hay que dedicar un tiempo a la evaluación de la dinámica: cómo nos hemos sentido, si alguien ha tratado de imponer sus opiniones, reflexionar sobre los roles, estereotipos, etc. Consideramos que es muy importante resaltar una idea en positivo: la igualdad es cosa de toda la sociedad (hombres y mujeres) y que, por tanto, con la igualdad gana toda la sociedad. Adultos Una torre alta, firme y hermosa El misionero organiza a los asistentes en unos subgrupos y les da la siguiente instrucción cada subgrupo debe organizar una torre alta, firme y hermosa y les entrega en igual proporción cartulina, papeles de colores, clips, pegante, tijeras y alfileres. Cada subgrupo tiene un observador que toma nota de las reacciones y actuaciones de los integrantes del grupo. Al terminar el tiempo se ubica todo el grupo junto con las torres en el centro y un delegado del grupo menciona porque su torre es alta, firme y hermosa, posteriormente los observadores lee sus notas. Para finalizar se dialoga sobre el objetivo de la dinámica y su utilidad para la vida. Ideas Fuerza: Homilía del Santo Padre Santa Misa Aeropuerto Enrique Olaya Herrera Medellín (Pág. 56- 59) ●

Ir detrás de Jesús supone otras prioridades, otras consideraciones para servir a Dios, que quienes nos decimos discípulos no nos aferremos a cierto estilo a ciertas prácticas que nos alejen.

Jesús lleva la ley a su plenitud y por eso quiere que estemos dispuestos seguimiento que supone ir a lo esencial, renovarse e involucrarse; actitudes que tenemos que plasmar en nuestra vida de discípulos.

Ir a lo esencial es ir a lo profundo, a lo que cuesta y tiene valor para la vida. Nuestra relación con Dios, ni el discipulado debe ser frío, ni por costumbre, sino que debe partir de una viva experiencia de Dios y de su amor.

El discípulo está en un continuo camino hacia Cristo, hacia la experiencia de la presencia amigable, viva y operante del Señor, un permanente aprendizaje por medio de la escucha de la palabra que se nos impone en las necesidades concretas de los hermanos.

Renovarse; ahora también la iglesia es zarandeada por la acción del espíritu para que deje sus comodidades y sus apegos. la renovación supone sacrificio y valentía para responder mejor al llamado del Señor.

Involucrarse, Jesús nos pide crecer en arrojo, con coraje evangélico que brota de saber que muchos tienen hambre de Dios, hambre de dignidad.


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La iglesia no es una aduana, quiere las puertas abiertas porque el corazón de su Dios está no sólo abierto, sino traspasado por el amor que se hizo dolor. La iglesia es de Dios, es el dueño del templo y del sembrado, todos son invitados a encontrar su alimento.

Discípulos que sepan ver, sin miopías heredadas, que examinan la realidad desde los ojos y el corazón de Jesús y desde ahí juzgan, se arriesgan, actúan y se comprometen.

Manténganse firmes y libres en Cristo de modo que lo reflejen en todo lo que hagan, asuman con todas su fuerzas el seguimiento de Jesús, conózcanlo, déjense convocar e instruir por El, búsquenlo en la oración y déjense buscar por Él en la oración, anunciarlo con la mayor alegría posible.

Reflexión (personal): ● ¿Qué es lo esencial en mi vida? ● ¿En mi cotidianidad con qué acciones concretas soy equitativo? ● ¿Cómo me renuevo para responder al llamado de Dios? ● ¿Cómo me involucro con las personas que me encuentro diariamente? Socialización (comunitaria): Todos los asistentes se ubicaran en un círculo y se invitaran para que de manera espontánea compartan las respuestas a las preguntas de la reflexión personal. Signo: Una cruz con los emoticones Compromiso: Cada una de las personas que asista al encuentro recibirá una hoja y hará una cruz donde escribirá su compromiso de acuerdo al valor del día y se les invita a que la peguen en la pared o los ubiquen en el centro en forma de cruz. Avisos Navideños: El misionero de la juventud reitera la importancia de vivir el compromiso durante todo este camino de preparación de la comunidad y que coloquen su cruz en un lugar visible. Recuerda donde será el lugar y la hora para el encuentro de mañana y mencionara que materiales deben traer. Materiales A favor/en contra: Un lazo largo El espía sideral: Hojas, esferos Una torre alta, firme y hermosa: cartulina, papeles de colores, clips, pegante, tijeras y alfileres. Hojas reciclables, cinta, marcadores, tijeras. Sexto encuentro JESÚS NACE EN UN CORAZÓN QUE LE GUSTA SERVIR Día 21 de Diciembre Saludamos a los que nos acompañan (niños, jóvenes y adultos), les damos la bienvenida y les compartimos la razón del encuentro.


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Villancico: El Niño Carpintero Se encuentra en un portal muy pobre el niño de María y José el niño que en Belén naciera, buscando nuestra redención. Ven, ven, ven mi Jesús ven, ven. ven, ven, ven que te quiero ver ven, ven, ven mi Jesús ven, ven, ven mi amor.

Adoremos al niño que acaba de nacer en un portal muy pobre, sobre pajas titirando entre la mula y el buey; La Virgen le adormece, el buey le da calor y todos los pastores de rodillas le adoraron por ser nuestro salvador. Ven, ven, ven, mi Jesús ven, ven... (bis) Allá por el oriente sale una gran estrella avisando a los reyes que en Belén había nacido el rey de la humanidad. Los reyes visitaron al niño rey que es Dios y todos le llevaron oro, mirra y el incienso que es señal de adoración. hoy sueñan todas las campanas, alegres porque ya llegó del cielo nuestro Niño bello, el niño que en Belén nació. Ven, ven, ven mi Jesús, ven, ven... (bis) Diciembre es nuestro mes de gloria comienzo de la redención la paz a nuestras almas llega trayéndonos la salvación ven, ven, ven mi Jesús ven, ven... (bis) Oración de inicio: Previamente el misionero de la juventud tiene lista para la oración un pequeño altar con la palabra, la luz, flores y la oración en hojas o en una cartelera. Iniciamos este momento saludando la familia trinitaria persignándose y juntos recitamos la siguiente oración: Niños Jesús, acuérdate de mis amigos. Te doy gracias por todos ellos son muy buenos y los quiero mucho. Protégelos y cuídalos, acompáñalos siempre de día y de noche y en todas partes, que gocen de buena salud y crezcan sanos. Si alguno se enferma. Señor, ayuda a que sane pronto. Te pido por las familias de mis amigos, sus padres, hermanos, abuelos, que todos estén bien. Cuida mucho a mis amigos, y que aprendamos a vivir cada día más unidos. Amén Jóvenes


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Con inmensa alegría te saludo amado padre, gracias por la vida que me concedes. Te consagro mi ser, mi haber y mi tener; permítenos vivir a plenitud tus bondades concédenos el amparo tu Espíritu Santo. Hay tantas cosas en nuestro corazón que queremos presentarte deseos, esperanzas, sueños, amor, proyectos, preguntas, anhelos de servirte; ayúdanos a prepararnos para el nacimiento de tu y descubrir tu presencia en todas las personas que me rodean. Amén Adultos Padre celestial en este día para poder servirte mejor, dame un noble corazón, un corazón fuerte para aspirar por los altos ideales no por opciones mediocres. Un corazón generoso en el trabajo, viendo en él no una imposición sino una misión que me confías. Un corazón grande para el sufrimiento, siendo valiente soldado ante mi propia cruz y sensible cireneo para la cruz de los demás. Un corazón grande para con el mundo, siendo comprensivo con sus fragilidades pero inmune a sus máximas y seducciones. Un corazón grande para los hombres, leal y atento para con todos, pero especialmente servicial y delicado con los pequeños y humildes. Un corazón nunca centrado sobre mí, siempre apoyado en ti, feliz de servirte y servir a mis hermanos todos los días de mi vida te lo pido señor .Amén. Terminamos la oración, en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Lema: “Alegría y generosidad en la entrega y el servicio” Valor del día: SERVICIO: Es aquella fraternidad, y unión entre los seres humanos como hermanos, por el amor que tenemos a los demás, no sólo a los amigos, sino también a los enemigos. Asimismo, surge la preocupación por crear condiciones fraternales en el mundo. Esto conlleva a un entendimiento del amor, no como idea abstracta, sino como obras concretas. Jesús nos habla claramente de obras concretas: dar de comer, vestir, visitar a los enfermos, entre otras. Permitiéndonos así ser personas con consciencia de paz y cumplir con la voluntad de Dios Formación: Niños ¿Qué hacer si….? Se dividirá a los niños en cuatro grupos y se les entrega un papel donde está escrita una situación de peligro y de la necesidad de ayuda para que representen, por ejemplo: ● ● ● ●

Un ciego que quiere cruzar una calle. Una señora que se sube al bus llena de muchos paquetes. Un anciano que se ha caído. Un papa que está limpiando el carro.

Una vez terminada cada una de las dramatizaciones se le preguntará a los niños espectadores,


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 ¿Cómo podemos ayudarlos?, ¿Cómo ayudar a los más pequeños, los ancianos, a la comunidad? ¿Por qué debemos ayudarnos para vivir en paz? Finalmente les preguntamos a los niños: ¿Qué harían ustedes en un caso así? para que espontáneamente mencionen que harían y juntos busquemos la mayor forma de servir. Jóvenes Foso de los miedos Fase 1: El misionero recreará rápidamente el espacio propicio para la actividad disponiendo la postura de las cuerdas de forma paralela a una distancia promedio de 5mts. Seguidamente reunirá al grupo alrededor del campo creado con el fin de relatar una historia en la que se genere la idea de que el grupo va de campamento y necesita urgentemente pasar de una orilla de un río (las cuerdas) hacia la otra en menos de 12 minutos (Tiempo total), sin importar el número de veces que deba reiniciarse la actividad. A continuación, les explica las condiciones peligrosas del río y la existencia del “Duende de las Aguas” (El facilitador) quien les colabora ofreciéndoles flotadores mágicos que jamás se hunden salvo durante la pérdida de contacto con él, por lo cual dicho flotador se perderá, lo que ocasionará el reinicio del ejercicio. Se aclararán las reglas del ejercicio que incluyen: 1. Jamás nadie podrá tocar el agua antes durante o después del cruce del río mientras existan participantes sin cruzado. El no cumplimiento de esto ocasionará el reinicio del recorrido sin recuperación del tiempo. 2. Jamás perder contacto, así sea por una milésima de segundo, con los flotadores. Esto originará el hundimiento del mismo y el reinicio de la actividad. 3. Deberán cruzar la totalidad de los miembros del grupo. 4. El último en pasar deberá recoger los flotadores para su devolución al “Duende” en la orilla de arribo. 5. Los flotadores deben ubicarse en la medida que el grupo avance. El cronómetro arranca a correr sin detenerse desde el momento en que cae el primer flotador al río. Terminada esta explicación se abrirá un corto foro para la resolución de preguntas, dudas e inquietudes de los participantes por parte del facilitador. Se otorgará un tiempo de 2 minutos al grupo, previo al inicio del recorrido, para que planeen la estrategia de ejecución. Fase 2: Una vez caiga el primer flotador el facilitador comenzará a contar 12 minutos de tiempo. Se notará en el grupo un relajamiento engañoso, pues sienten fácil la ejecución en tan “holgado” tiempo. Es importante por lo tanto estar muy pendiente de los errores sin perdonar el más mínimo al principio del juego siempre subrayando el tiempo restante. Llegará el momento de angustia en que el equipo por lo apremiante del tiempo. Es muy importante que el facilitador maneje las variables de tiempo y motivación para que el grupo genere sus propias actitudes constructivas.


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Al finalizar la actividad se reúne al grupo para iniciar el análisis y la actividad: cuáles son las barreras, los obstáculos, los derroteros, las actitudes (en esto se ha de tener mucho tacto para no herir susceptibilidades sino más bien lograr la auto percepción de las cualidades y defectos). Es importante en este momento resaltar las actitudes de liderazgo, pro actividad, las formas correctas de comunicación y persuasión, exposición y recepción de ideas y la virtud de la colaboración como forma sana del fortalecimiento personal. Adultos El globo aerostático Antes de iniciar la dinámica se organizan grupo de 7 personas y se les asignara un rol: sacerdote, periodista, enfermera, político, un profesor, ingeniero y ama de casa. Se propone la siguiente situación: Un meteorito cae en el océano creando una ola gigante sumergidos todos los dos continentes del planeta. Sin embargo cinco personas se encuentran sobrevolando el parque en un globo. Después de unas horas, comienza a perder el aire pero hay una isla, el mar está lleno de tiburones. Hambrientos y la única forma de que el globo llegue a la isla es tirar a uno de sus integrantes y debe generarse una conversación donde cada uno exprese porque debe quedarse en el globo y quién debe irse para tomar una decisión unánimemente. Somos los únicos sobrevivientes y ninguno puede abandonar el globo voluntariamente. Después de 10 minutos cada grupo menciona a sus compañeros la decisión y luego todos los asistentes al encuentro expresan cómo se sintió y cómo se aplica esto para la vida. Ideas Fuerza: Palabras del Santo Padre en el Encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas y sus familias (Pág. 62-70) ●

Cada uno de nosotros tiene su historia vocacional y coincidiremos en la experiencia de Jesús que sale a nuestro encuentro, toma la iniciativa y de este modo capta nuestro corazón.

Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona, haberlo encontrado es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo” el gozo de evangelizar.

Donde hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los demás, surgen vocaciones genuinas; la vida fraterna y fervorosa de la comunidad es la que despierta el deseo de consagrarse enteramente a Dios y a la evangelización.

Los jóvenes son naturalmente inquietos, se solidarizan ante los males del mundo y participan de diferentes formas de militancia y de voluntariado. Cuando están motivados por Jesús, se sienten parte de la comunidad y se convierten en callejeros de la fe.

Esa riqueza de callejear sirviendo, es testimonio que nos abre a la acción del Espíritu Santo que entra y va trabajando en el corazón.

Dios llama en toda ocasión, aun en medio de la crisis. Tener los pies sobre la tierra es reconocer que nuestros procesos vocacionales, al despertar el llamado de Dios.


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Dios manifiesta su cercanía y su elección donde quiere, en la tierra que quiere y como este en ese momento con las contradicciones concretas, como Él quiere.

El cambia el curso de los acontecimientos al llamar a hombres y mujeres en la fragilidad propia de la historia personal y comunitaria.

Dios no es vulnerable, pero quiso hacerse vulnerable y quiso salir a callejear con nosotros, quiso salir a vivir nuestra historia.

Somos un pueblo elegido para la verdad, nuestro llamado tiene que ser en la verdad y debemos estar atentos para dar frutos configurados con Jesús, el pastor, el amigo, el esposo.

Las vocaciones mueren cuando se quiere nutrir los honores, cuando están impulsadas por la búsqueda de la tranquilidad personal y de la promoción social, y el ánimo de lucrarse.

Cuando un consagrado, una institución, una comunidad opta por un estilo de rama seca, hay que esperar que el Señor corte con la promesa que demos fruto en abundancia. Capaces de entregarnos, de donar la vida libremente ejemplo Laura Montoya.

La buena noticia es que Dios está dispuesto a limpiarnos, porque no estamos terminados, estamos en proceso de fabricación, como buenos misioneros estamos en camino.

Nos invita a permanecer en Él, con una relación vital, existencial, de absoluta necesidad, es vivir y crecer en unión fecunda con Jesús, la fuente de la vida eterna

Permanecemos en Jesús tocando la humanidad de Jesús, contemplando la realidad como el buen samaritano, que reconoce los valores, las heridas, los pecados del pueblo con el que camina y se conmueve ante las necesidades de las personas.

Con gestos y palabras de Jesús, que expresan amor a los cercanos y la búsqueda de los alejados; ternura y firmeza en la denuncia del pecado y el anuncio del Evangelio; alegría y generosidad en la entrega y el servicio.

Permanecemos contemplando su divinidad, porque no podemos amar a quien no se conoce (San Agustín), por medio de la Sagrada Escritura, especialmente el Evangelio donde Cristo habla y nos revela su amor, nos contagia de su alegría que brota de la obediencia y del servicio, la oración gozosa en la que crecemos en la libertad, nos lleva a ponernos en la docilidad de las manos de Dios para hacer eficaz su proceso de salvación.

En la oración pidan, contemplen, agradezcan, intercedan y también adoren.

Seamos hombres y mujeres reconciliados para reconciliar, todos somos pecadores, necesitamos del perdón y la misericordia de Dios para levantarnos cada día. Nos deja limpios para poder dar fruto. Así es la fidelidad misericordiosa de Dios con su pueblo.

Permanecer en Cristo para vivir en la alegría, el gozo pleno donde difundiremos la esperanza de la vida nueva. La alegría es contagiosa y es el primer testimonio de la cercanía y del amor de Dios. Somos dispensadores de la gracia de Dios cuando transparentar la alegría del encuentro con El.


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Reflexión (personal): ● ¿Nos hemos sentido llamados a realizar alguna tarea específica? ¿Cual? ● ¿Cómo se sintió después de realizar esta tarea? ● ¿En qué comunidad nos sentimos llamados a servir? ● ¿En el servicio a quien descubrimos? Socialización (comunitaria): Con los asistentes al encuentro compartiremos las respuestas a las preguntas que realizamos previamente y construiremos una conclusión. Signo: Un dibujo del mundo y la iglesia unidos Compromiso: Cada una de las personas que asista al encuentro recibirá una hoja donde dibujaran su mano y escribirá su compromiso de acuerdo al valor del día y se les invita a que la peguen en la pared en forma de círculo mencionado su compromiso en voz alta o los ubiquen alrededor del mundo y la iglesia unidos. Avisos Navideños: El misionero de la juventud reitera la importancia de vivir el compromiso durante todo este camino de preparación de la comunidad y que ubiquen su compromiso en un lugar visible. Recuerda donde será el lugar y la hora para el encuentro de mañana y mencionara que materiales deben traer. Materiales ¿Qué hacer si….? Los papeles con las situaciones que los niños deben representar Foso de los miedos: lazo, tiza o cinta de peligro para señalar el terreno y cartón. Hojas reciclables, cinta, tijeras, marcadores. Séptimo encuentro JESÚS NACE EN UN CORAZÓN CON ESPERANZA Día 22 de Diciembre Saludamos a los que nos acompañan (niños, jóvenes y adultos), les damos la bienvenida y les compartimos la razón del encuentro. Villancico: Noche de Paz Noche de paz, noche de amor Todo duerme en derredor Entre los astros que esparcen su luz Bella anunciando al niño Jesús Brilla la estrella de paz Brilla la estrella de paz Noche de paz, noche de amor Todo duerme en derredor Solo ve la niebla la oscuridad Los pastores que el campo están


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Y la estrella de Belén Y la estrella de Belén Noche de paz, noche de amor Todo duerme en derredor Sobre el santo niño Jesús Una estrella esparce su luz Brilla sobre el Rey Brilla sobre el Rey Noche de paz, noche de amor Todo duerme en derredor Fieles velando allí en Belén Los pastores, la madre también Y la estrella de Belén Y la estrella de Belén Oración de inicio: Previamente el misionero de la juventud tiene lista para la oración un pequeño altar con la palabra, la luz, flores y la oración en hojas o en una cartelera. Iniciamos este momento saludando la familia trinitaria persignándose y juntos recitamos la siguiente oración: Niños Amigo Jesús: ayúdame a ser humilde y sincero, a no aparentar lo que no soy ni querer ser más que los otros. Enséñame a decir siempre la verdad y a no mentir, aunque a veces cueste bastante y haya que poner mucha voluntad. Quiero aprender a ayudar y a dar una mano a todo el que lo necesite, abrir mi corazón para que viva pensando en los demás. Dame coraje y valentía para ser honesto y no engañar a nadie, para ganarme las cosas con esfuerzo y dedicación. Ayúdame a cumplir todas las metas que me propongo para crecer y ser cada día mejor persona. Amén. Jóvenes Gracias por un nuevo día que me regalas, gracias con toda la fuerza de que soy capaz. Gracias por este nuevo empezar y por tu presencia que me acompañará en toda la jornada. Me da seguridad el saber que Tú estás a mi lado: en mi familia, en mis amigos, en la gente con la que me voy a encontrar, en mi propia persona. Te ofrezco mi trabajo de este día. Que mi esfuerzo sea fecundo, sirva para la felicidad de los demás y me ayude a encontrar mi propia paz. Que, con mi trabajo, mi día sea un pedacito del mundo que busco y sueño, ayúdame a llenarlo de entrega y amor. Señor, que hoy viva de tal manera que cuantos se acerquen a mi descubran tu presencia y tu ternura. Amén. Adultos Dios mío y Señor Jesús mío, te alabo y te bendigo por cada una de las cosas que me permites vivir. Pongo mi Fe y Esperanza en Ti, para que empiece este día con la confianza en que estarás a mi lado.


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Ayúdame a no aferrarme a lo material o terrenal. Ayúdame a ser cada día mejor, a darlo todo por edificar un nuevo mundo. Hoy me presento ante Ti con tantas necesidades, con preocupaciones, pero con mi confianza en Ti. Tú conoces nuestras necesidades, lo que nos hace falta, pido tu ayuda. Concédeme cada una de las cosas que necesito, sana mi vida, mi interior, aquellas cosas que me apartan de tu presencia. Amén. Terminamos la oración, en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Lema: “El que toma la iniciativa siempre es el más valiente” Valor del dia: Esperanza: La virtud de la esperanza corresponde a ese anhelo de felicidad que Dios ha puesto en el corazón del hombre. Es una virtud sobrenatural infundida por Dios en el momento del Bautismo. Nos da la firme confianza en que Dios, por los méritos de Cristo, nos dará las gracias que necesitamos aquí en la Tierra para alcanzar el Cielo. La virtud de la esperanza consiste en confiar con certeza en las promesas de salvación que Dios nos ha hecho. Está fundada en la seguridad que tenemos de que Dios nos ama. Y está basada en la bondad y el poder infinito de Dios, que es siempre fiel a sus promesas. Formación: Niños Cuento Billetes del cielo Autor: Pedro Pablo Sacristán Había una vez un niño enfermo llamado Juan. Tenía una grave y rara enfermedad, y todos los médicos aseguraban que no viviría mucho, aunque tampoco sabían decir cuánto. Pasaba largos días en el hospital, entristecido por no saber qué iba a pasar, hasta que un payaso que pasaba por allí y comprobó su tristeza se acercó a decirle: ¿Cómo se te ocurre estar así parado? ¿No te hablaron del Cielo de los niños enfermos? Juan negó con la cabeza, pero siguió escuchando atento. - Pues es el mejor lugar que se pueda imaginar, mucho mejor que el cielo de los papás o cualquier otra persona. Dicen que es así para compensar a los niños por haber estado enfermos. Pero para poder entrar tiene una condición. - ¿Cuál? - preguntó interesado el niño. - No puedes morirte sin haber llenado el saco. - ¿El saco? - Sí, sí. El saco. Un saco grande y gris como este – dijo el payaso mientras sacaba uno bajo su chaqueta y se lo daba. - Has tenido suerte de que tuviera uno por aquí. Tienes que llenarlo de billetes para comprar tu entrada. - ¿Billetes? Pues vaya. Yo no tengo dinero.


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- No son billetes normales, chico. Son billetes especiales: billetes de buenas acciones; un papelito en el que debes escribir cada cosa buena que hagas. Por la noche un ángel revisa todos los papelitos, y cambia los que sean buenos por auténticos billetes de cielo. - ¿De verdad? - ¡Pues claro! Pero date prisa en llenar el saco. Llevas mucho tiempo enfermo y no sabemos si te dará tiempo. Esta es una oportunidad única ¡Y no puedes morirte antes de llenarlo, sería una pena terrible! El payaso tenía bastante prisa, y cuando salió de la habitación Juan quedó pensativo, mirando el saco. Lo que le había contado su nuevo amigo parecía maravilloso, y no perdía nada por probar. Ese mismo día, cuando llegó su mamá a verle, él mostró la mejor de sus sonrisas, e hizo un esfuerzo por estar más alegre que de costumbre, pues sabía que aquello la hacía feliz. Después, cuando estuvo solo, escribió en un papel: “hoy sonreí para mamá”. Y lo echó al saco. A la mañana siguiente, nada más despertar, corrió a ver el saco ¡Allí estaba! ¡Un auténtico billete de cielo! Tenía un aspecto tan mágico y maravilloso, que el niño se llenó de ilusión, y el resto del día no dejó de hacer todo aquello que sabía que alegraba a los doctores y enfermeras, y se preocupó por acompañar a otros niños que se sentían más solos. Incluso contó chistes a su hermanito y tomó unos libros para estudiar un poquito. Y por cada una de aquellas cosas, echó su papelito al saco. Y así, cada día, el niño despertaba con la ilusión de contar sus nuevos billetes de cielo, y conseguir muchos más. Se esforzaba cuanto podía, porque se había dado cuenta de que no servía el truco de juntar los billetes en el saco de cualquier manera: cada noche el ángel los colocaba de la forma en que menos ocupaban. Y Juan se veía obligado a seguir haciendo buenas obras a toda velocidad, con la esperanza de conseguir llenar el saco antes de ponerse demasiado enfermo... Y aunque aún tuvo muchos días, nunca llegó a llenar el saco. Juan, que se había convertido en el niño más querido de todo el hospital, en el más alegre y servicial, terminó curando del todo. Nadie sabía cómo: unos decían que su alegría y su actitud tenían que haberle curado a la fuerza; otros estaban convencidos de que el personal del hospital le quería tanto, que dedicaban horas extra a tratar de encontrar alguna cura y darle los mejores cuidados; y algunos contaban que un par de ancianos millonarios a los que había animado mucho durante su enfermedad, habían pagado un costosísimo tratamiento experimental para él. El caso es que todos decían la verdad, porque tal y como el payaso había visto ya muchas veces, sólo había que poner un poquito de cielo cada noche en su saco gris para que lo que parecía una vida que se apaga, fueran los mejores días de toda una vida, durase lo que durase. Luego de leer o dramatizar el cuento el misionero preguntará a los niños: ● ¿Que entendieron del cuento? ● ¿Qué harían ellos si estuvieran en esa situación? Para finalizar la actividad harán un dibujo que les recuerde el valor de hoy. Jóvenes La reconstrucción del mundo El misionero invita a todos a suponer que el mundo ha sufrido una catástrofe imprevista y se destruyó todo, solo se salvó el grupo y este debe comenzar a reconstruir el mundo, que debe ser


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 mejor que el actual. Según esto: ¿Qué principios y actitudes fundamentales deben orientarlos en su reconstrucción? ¿Con qué acciones concretas comenzarán? El grupo reflexionará el caso y las respuestas deben ser justificadas para así adoptar consenso. Se realiza plenaria donde cada grupo expone sus respuestas y se hace una síntesis entre todos. Adultos Temores y esperanzas El misionero forma subgrupos de cinco a siete miembros cada uno y entrega una hoja en blanco, para que cada subgrupo tome nota. Cada persona en el subgrupo que expresara sus temores y esperanzas utilizando para ello unos siete minutos, posteriormente se encuentra todo el grupo para que puedan comunicar lo anotado. Se observarán las esperanzas y los temores idénticos y se reducen a dos o tres y se escriben en una cartelera. Nuevamente los subgrupos, cada uno estudiará más en profundidad uno de los temores o una de las esperanzas del grupo, sus características, sus manifestaciones y que podemos hacer para salir adelante con los temores y fortalecer a la esperanza. Se socializa a todo el grupo la conclusión con una dramatización. Ideas Fuerza: Santa Misa Aérea Portuaria de Contecar (Pág. 79- 83) ●

La palabra de Dios nos habla de perdón, corrección, comunidad y oración a todos los que valoran la vida común y soñamos con un proyecto que incluya a todos.

No hay nadie suficientemente perdido que no merezca nuestra solicitud, nuestra cercanía y nuestro perdón.

El que toma la iniciativa siempre es el más valiente, ha dado el primer paso en un camino distinto a los ya recorridos.

Es importante dialogar, involucrar la experiencia de otros sectores para colorear los procesos de la memoria colectiva “ El autor principal, es el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su cultura”

Nada podrá reemplazar ese encuentro reparador, ningún proceso colectivo nos exime del desafío de encontrarnos, de clarificar (conocer la verdad), de perdonar y generar acciones claras para evitar que se repitan estas lesiones.

Debemos generar un cambio cultural para responder a la cultura de la vida y del encuentro, una educación para la paz, construida con amor.

Redescubrimos nuestros derechos, recreamos la vida para que vuelva a ser humana. La casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre una recta comprensión


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 de la fraternidad universal y sobre el respeto de cada vida humana, también debe edificarse sobre la comprensión de la naturaleza creada. ●

Dar el primer paso es salir al encuentro de los demás con Cristo, el Señor y Él nos pide siempre dar un paso decidido y seguro hacia los hermanos, renunciando a la pretensión de ser perdonados sin perdonar, de ser amados sin amar.

Dar un paso al bien común, a la equidad, la justicia, el respeto por la naturaleza humana y de sus exigencias, hablando no con la lengua sino con las manos y obras (San Pedro Claver)

Reflexión (personal): ● ¿Cuáles son mis temores y que hago con ellos? ● ¿Cuáles son mis esperanzas? ¿las comparto? ● ¿En qué momentos complejos hemos decidido dar el primer paso? ● ¿Cómo me he sentido después de dar el primer paso? Socialización (comunitaria): Todos los asistentes se ubicaran en un círculo y se invitaran para que de manera espontánea compartan las respuestas a las preguntas de la reflexión personal. Signo: Luz Compromiso: Cada una de las personas que asista al encuentro recibirá una hoja donde dibujaran una vela y escribirá su compromiso de acuerdo al valor del día y se les invita a que lean su compromiso y la dejen alrededor de la luz (con los niños es mejor hacer una vela en cartón) Avisos Navideños: El misionero de la juventud reitera la importancia de vivir el compromiso durante todo este camino de preparación de la comunidad. Cada persona toma su compromiso y lo pegara en casa en un lugar visible. Recuerda donde será el lugar y la hora para el encuentro de mañana y mencionara que materiales deben traer. Materiales Billetes del Cielo: llevar el cuento La reconstrucción de mundo: Hojas para escribir y esferos Temores y esperanzas: Hojas para escribir, esferos, marcadores, cinta, un pliego de papel periódico. Hojas para escribir, esferos, marcadores Octavo encuentro JESÚS NACE EN UN CORAZÓN CONFIADO Día 23 de Diciembre Saludamos a los que nos acompañan (niños, jóvenes y adultos), les damos la bienvenida y les compartimos la razón del encuentro. Villancico:


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Pastores venid En el portal de belén hay estrellas, sol y luna la Virgen y San José y el niño que está en la cuna Pastores venid pastores llegad adorad al niño adorad al niño que ha nacido ya (bis) Ábreme tu pecho niño ábreme tu corazón que hace mucho frío afuera y allí solo hallo calor Pastores venid pastores llegad adorad al niño adorad al niño que ha nacido ya (bis) Al niño miró la Virgen a la Virgen San José al niño miran los dos y se sonríen los tres Pastores venid pastores llegad adorad al niño adorad al niño que ha nacido ya (bis)

Oración de inicio: Previamente el misionero de la juventud tiene lista para la oración un pequeño altar con la palabra, la luz, flores y la oración en hojas o en una cartelera. Iniciamos este momento saludando la familia trinitaria persignándose y juntos recitamos la siguiente oración: Niños Jesús, quiero escuchar tu voz y seguir tus enseñanzas. Quiero conocer tu vida, tus palabras, tus gestos de amor verdadero. Quiero prestar mucha atención a lo que nos decís en la iglesia. Quiero aprender a vivir como discípulo y seguir tus pasos. Abrí mi corazón, mis oídos y mi inteligencia,


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 para que pueda recibir tu mensaje y cambiar mi vida. Quiero escuchar tu voz para vivir cada día más cerca de Dios. Amén. Jóvenes ¡Señor, me abandono en tus manos, Tú que eres el Dios que actúa en la historia del hombre y que muestras cada día los signos vivos de tu presencia en mi vida! ¡A Ti, Padre, te entrego mi vida y mi salvación y la de la humanidad entera que tanto amas porque ha sido creado por Ti! ¡Quiero seguirte, Señor, para anunciar Tu Palabra a la sociedad en la que me mueves, para hacer de mi existencia cotidiana un testimonio de tu amor! ¡Jesús, amigo, enviado de Dios, confío en Tu Palabra que es la del mismo Dios que se ha revelado por medio de Ti! ¡Quiero anunciarte al mundo que confío plenamente en Dios que eres el mismo Dios revelado y que garantizas que sus promesas se cumplen siempre! ¡Quiero hacerme uno contigo, ser comunión contigo! ¡Envía tu Espíritu sobre mí para que no me falte la fe, para no perder la comunicación con Dios, la confianza y la esperanza en Él, para aceptar siempre su plan en mí! ¡Me abandono en tus manos y creo firmemente en Ti, confieso todas y cada una de las verdades que la Iglesia propone porque han sido reveladas por Ti, que eres la Verdad y la Sabiduría y quiero vivir y morir en esta fe! Amén Adultos Oh amado Señor, me despierto dándote gracias por el don de la vida y del amor. Quiero pedirte que me des hoy la capacidad de saber escucharte con el alma siempre dispuesta y con el corazón dócil y abierto a tus inspiraciones. Necesito en todo momento de tu fuerza y de tu poder para poder sentir con humildad cada una de las manifestaciones de amor con la que a diario pones a todo mí alrededor. Quiero poder decirte con completa confianza y con gran pasión desbordante, que por Ti daría mi vida. Eres el amigo que no defrauda. Quiero ser fiel a tu amor, a tu Iglesia. Quiero confiar plenamente en la satisfacción que da tu amor que todo lo llena. Sé que seguirte exige una entrega total y sacrificio de muchas cosas, pero aun así me acerco a Ti para que me limpies de mis egoísmos, de mi orgullo y de todo aquello que no me permita donarme por completo. Te amo, eres el dueño de mi vida, confío en que me bendices en estos momentos, llenas de felicidad mi vida y aumentas mi confianza. Amén Terminamos la oración, en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Lema: “Nuestro tesoro, la confianza en Dios” Valor del día: CONFIANZA: Los valores morales surgen primordialmente en el individuo por influencia y en el seno de la familia, y son valores como el respeto, la tolerancia, la honestidad, la lealtad, el trabajo, la responsabilidad, la confianza, etc. Definiremos confianza como una fortaleza emocional que empieza por cada uno, con el propio sentimiento de valor y propósito. A partir de esta elaboración de autoconfianza, en el entorno laboral se puede dar la construcción de relaciones de confianza. Los


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 hombres no podríamos vivir en armonía si faltara la confianza, es decir, la seguridad firme que se tiene de una persona, por la relación de amistad o la labor que desempeña. Los principios y valores se adquieren con el tiempo y el entorno que te rodea: los padres, la familia, los amigos, la escuela y hasta el sitio en donde vas creciendo y conociendo, las personas con las que frecuentas, etc. Siempre que realmente pongas de tú parte y utilices el tiempo para analizar los pros y los contras de las situaciones que se te presenten. Los principios y los valores son parte importante de la personalidad de cada quien, sin ellos tu vida sería un vehículo sin conductor. La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es una actitud que concierne el futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de un otro. Es una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no-control del otro y del tiempo. La confianza es el fundamento de toda relación humana. Nadie puede caminar junto al otro sin tener la certeza de que puede confiar en él. Sin confianza es imposible avanzar y crecer. Cuando hablamos de confianza hablamos de transparencia. Para confiar en otra persona hace falta primero tener un conocimiento. Cuanto más se conoce, más confianza hay en una relación. Donde hay confianza se da una comunicación bonita y enriquecedora. En las relaciones es muy importante cuidar mucho la confianza. Ésta siempre se tiene que basar en la libertad. Formación: Niños Estatuas Se formarán parejas de manera aleatoria con el objetivo de que les toque trabajar de manera conjunta a personas que no se conozcan mucho entre sí. Una de ellas adoptará el rol de estatua y el otro, deberá taparse los ojos con una venda . Cuando ya se los haya tapado, el que hace de estatua tomará una postura. Su compañero, deberá tocarlo con el objetivo de adivinar la postura que ha tomado y, posteriormente, imitarlo. Lo imitará sin que su compañero quite la postura y cuando crea haber terminado, el facilitador le quitará la venda de los ojos para que por sí mismo pueda comparar el resultado. Se repite el ejercicio, pero cambiando de roles. Jóvenes Trenes locos Se organizan a los jóvenes en cuatro equipos iguales, que se organizaran en una fila. Sólo la última persona de cada tren tiene los ojos abiertos, las demás personas los mantienen cerrados. Para hacer que el tren se ponga en marcha, la última persona que es la que lleva los ojos abiertos, dirige el movimiento dando una palmada a la persona que tiene delante, ésta pasa la consigna igual que la ha recibido a la persona que tiene delante y así hasta llegar a la primera persona del tren. Las consignas son: ● Palmada en el centro de la espalda: andar recto hacia delante. ● Palmada sobre el hombro derecho: hacer un giro de un cuarto hacia la derecha ● Palmada sobre el hombro izquierdo: hacer un giro de un cuarto hacia la izquierda ● Palmada suave sobre la cabeza: andar recto hacia atrás


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Apretón en los hombros: detener la marcha

Se puede hacer un recorrido con obstáculos (cojines, sillas) a sortear por los trenes. Una variante de este juego es realizarlo por parejas, como una propuesta de lazarillo. Adultos Cambio de Lazarillo Se requiere total seguridad en el lugar donde se va a realizar, evitando algún de peligro potencial. Se organizan por parejas vendándose uno los ojos a modo de ciego y el otro haciendo de lazarillo y manteniendo el contacto con el ciego, el lazarillo lo sujeta con una mano por un brazo guiándolo, dirigiendo su movimiento. Sin hablar, sólo pronunciando STOP si requiere que el ciego se pare de golpe. Cuando el facilitador dé la señal, el lazarillo suelta a su ciego que seguirá andando unos momentos por su cuenta, confiando, mientras llega otro lazarillo cambiando de esta manera las parejas de lazarillos-ciegos, sin hablar ni comunicar al ciego quién es su nuevo lazarillo. Se pueden hacer varios cambios dejando esos momentos al ciego andando sólo en confianza. Ideas Fuerza: Palabras del Santo Padre en la Nunciatura Apostólica (Pág. 40) ●

La vulnerabilidad considerada como la esencia del ser humano y necesitamos que se respetada, acariciada, curada y de frutos para los demás.

La esencia de lo humano es la necesidad de ser sostenido por Dios

Cada uno de nosotros es un tesoro, que se ofrece a Dios, para que Dios lo haga crecer según su manera

Reflexión (personal): ● ¿En quién confiamos? ● ¿Somos confiables? ● ¿Cómo crecemos en la confianza con las personas que nos rodean? Socialización (comunitaria): Todos los asistentes se ubicaran en un círculo y se invitaran para que de manera espontánea compartan las respuestas a las preguntas de la reflexión personal. Signo: Nacimiento Compromiso: Cada asistente se le entregará una hoja donde escriba su compromiso, luego lo dirá en voz alta y lo pegara o lo colocara en el nacimiento. Avisos Navideños: El misionero de la juventud reitera la importancia de vivir el compromiso durante todo este camino de preparación de la comunidad. Cada uno toma su compromiso y lo coloca en voz alta.


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Recuerda donde será el lugar y la hora para el encuentro de mañana y mencionara que materiales deben traer. Materiales Estatuas, trenes locos y cambio de lazarillo: bufandas o algún objeto para vendar los ojos. Hojas reciclables Noveno encuentro JESÚS NACE EN UN CORAZÓN CREATIVO Día 24 de Diciembre Saludamos a los que nos acompañan (niños, jóvenes y adultos), les damos la bienvenida y les compartimos la razón del encuentro.

Villancico: Zagalillo Zagalillos del valle, venid, pastorcillos del monte, llegad, la esperanza del Dios prometido ya vendrá, ya vendrá, ya vendrá la esperanza, la gloria y la dicha la tendremos en Él, ¿quién lo duda? desdichado de aquel que no acuda con la fe que le debe animar (bis) nacerá en un establo zagala, pastorcitos, venid adoremos hoy venimos y luego volvemos y mañana nos puede salvar (bis) Zagalillos del valle, venid (bis)

Oración de inicio: Previamente el misionero de la juventud tiene lista para la oración un pequeño altar con la palabra, la luz, flores y la oración en hojas o en una cartelera. Iniciamos este momento saludando la familia trinitaria persignándose y juntos recitamos la siguiente oración: Niños Gracias Dios por un día más de vida, gracias por la familia, los amigos y el colegio. Te ofrecemos nuestros talentos y te pedimos que nos regales la posibilidad de colocarlos al servicio de los demás para la construcción de tu Reino de amor entre nosotros. Amén. Se invita a los niños a que de manera espontánea digan su oración en voz alta.


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Jóvenes Gracias Señor por amarme, por perdonarme y restaurarme, contigo sigo adelante, contigo venzo gigantes, me fortalezco en tu fuerza y me mantengo firme ante las circunstancias aunque sean difíciles. Te entrego mi vida, mis pensamientos y todo lo que soy. Amén Se invita a los jóvenes a que de manera espontánea digan su oración en voz alta. Adultos Señor, en el silencio de este día que nace, vengo pedirte paz, sabiduría y fuerza. Hoy quiero mirar el mundo con ojos llenos de amor; ser paciente, comprensivo, suave y bueno. Ver detrás de las apariencias a tus hijos, como los ves Tú mismo, para así poder apreciar la bondad de cada uno. Cierra mis oídos a toda murmuración, Guarda mi lengua de toda maledicencia. Que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mí. Quiero ser tan bien intencionado y justo, que todos los que acerquen a mí, sientan tu presencia. Revísteme de tu bondad; Señor, y haz que durante éste día yo te refleje. Amén. Terminamos la oración, en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Lema: “Nuestro tesoro, la confianza en Dios” Valor del día: CREATIVIDAD: La creatividad se refiere a algo en movimiento, dinámico, no estático, que supone, además, algún tipo de realización, claramente ligado a la capacidad que el hombre tiene de adquirir y entregar nuevas conductas a lo largo de su existencia. La necesidad de una cultura creativa nos viene impuesta por un mundo en constante cambio. Visto así, el proceso creador es una dinámica de gran movimiento, en el que se intercalan momentos de divergencia y convergencia, rupturas y reconstrucciones, tensiones y distensiones, que hacen que éste sea, en general, muy intenso desde el punto de vista de la actividad que despliega. Ahora bien, esta conducta creadora, no nos estamos refiriendo a otra cosa que a la misma manifestación de la creatividad que desarrollan una persona o un grupo de ellas. La conducta creadora se enmarca en el ámbito de las «conductas integrativas», debido a que el ser humano siente, piensa, actúa y crea como un todo, y dentro de este proceso se ve influenciado (desde un punto de vista sensible) a los cambios que ocurren en el medio, lo que lo llevaría a ir ajustando el propio cambio personal. El universo que generan sus actitudes creadoras lo lleva no sólo a realizar nuevas asociaciones integrando ideas y objetos, sino también, a aprender a usarlos, con el fin de activar su mente y descubrir nuevas potencialidades. También pretende transmitir sentimientos y emociones; por tanto, se trata de una conducta «expresiva». En este sentido. Formación: Niños No se la sabe


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Una adaptación al juego anterior, para niños más pequeños es utilizar en lugar de refranes poesías infantiles o canciones muy conocidas para ellos. Canta o lee la primera parte de la estrofa y pide al niño que después el componga la segunda parte mediante sus propias rimas absurdas. Jóvenes Inventos del revés El misionero les menciona que todos serán inventores. Se divide el grupo en subgrupos y se dejan unos minutos para que cada participante piense, por separado, y después, tendrá que explicárselo a sus compañeros. Luego juntos construirán un nuevo invento para presentar de forma creativa al grupo. Nota: es importante aplaudir los logros de todos los participantes y animarles a que sean lo más creativos posibles. En esta actividad, las risas están aseguradas. Adultos El refranero alternativo Piensa en todos los refranes que se te ocurran como: “Más vale pájaro en mano que ciento volando”, “Esto es pedir peras al olmo”. Y escribe la primera parte del refrán en una hoja. Luego, pon todos los papeles en una bolsa y cada jugador ha de escoger un papel y dispone de 15 segundos para sugerir un final. La gracia del juego está en alentar a los niños a encontrar finales divertidos y originales. Ideas Fuerza: Palabras del Santo Padre en la Nunciatura Apostólica (Pág. 71-72) ●

Cada uno de los que ha venido, sintió que Jesús le decía algo su nombre y lo que quería en ese camino.

Nosotros nos colocamos contentos cuando Jesús nos dice: Te quiero para tal lugar para esto, para aquello, para este camino, etc.

Se vive a lo largo de la vida, la misma palabra, la misma vocación de maneras diversas. La vida nos va llevando a vivirla con alegría y dolor, con pecado, con más gracia.

Recordemos el primer llamado, cuando Jesús nos puso un nombre, la primera vocación, el primer amor y lo conjugaron en esas diversas músicas de la vida con momentos lindos, plenos, de equivocación y momentos para empezar de nuevo.

Jesús no da un nombre y nos da un camino de consagración en la vida de la familia y la familia consagrada, un camino de entrega a Él y a los hermanos.

Cuando Jesús nos llama y nos da el nombre, pero debemos trabajar por defender con la humildad, con la oración y pedirle limosna al Señor, además de la perseverancia.

Reflexión (personal): ● ¿Qué cosas hago para fortalecer la creatividad? ● ¿Cómo utilizo esa creatividad en servicio de los demás?


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¿Cómo reconozco en el otro la creatividad? ¿Agradezco a Dios por la creatividad que me ha dado?

Socialización (comunitaria): Todos los asistentes se ubicaran en un círculo y se invitaran para que de manera espontánea compartan las respuestas a las preguntas de la reflexión personal. Signo: Estrella Compromiso: Cada asistente se le entregará una hoja donde escriba su compromiso, luego lo dirá en voz alta y lo pegara alrededor de la estrella. Avisos Navideños: El misionero de la juventud reitera la importancia de vivir el compromiso durante todo este camino de preparación de la comunidad. Cada uno toma su compromiso y lo coloca en voz alta. Recuerda donde será el lugar y la hora para el encuentro de mañana y mencionara que materiales deben traer. Agradecimientos: A toda la familia del Voluntariado Juvenil Misionero- VOLJUMI- de la Asociación Misioneros de la Juventud. Referencias: http://www.ecatolico.com/oraciones.htm https://w2.vatican.va/content/francesco/es/prayers/documents/papa-francesco_preghiere_20170408_giovani.html http://es.catholic.net/op/articulos/7028/cat/246/la-alegria.html http://www.gerza.com/dinamicas/categorias/todas/todas_dina/el_regalo_de_la_alegria.html https://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/la-cara-perfecta http://dinamicasojuegos.blogspot.com.co/2010/12/un-pequeno-gesto-de-amor.html http://www.gerza.com/dinamicas/categorias/todas/todas_dina/tu_no_eres_una_isla.html http://www.portaldelmaestro.com/maestro/index.php/2012-04-18-14-10-17/juegos-dinamicas/57-juegos-parafortalcer-lazos-de-amistad http://www.jovenes-cristianos.com/juegos-cristianos/dinamicas-para-jovenes/dinamica-de-grupo-qmevendenq.html http://www.sigueme.net/jovenes/129-el-paracaidista-confiado-dinamica-jovenes/ http://www.ehowenespanol.com/juegos-ensenar-perdon-ninos-info_104424/ https://muyfitness.com/actividades-juveniles-relacionadas-con-el-perdon_13064123/ http://www.waece.org/webpaz/bloques/cooperacion.htm https://valoresenelaula.wordpress.com/actividades-para-fomentar-valores/ https://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/billetes-de-cielo http://tecnicasdetrabajogrupal.blogspot.com.co/2010/05/objetivo-concientizar-el-grupo-en-el.html http://juegosydinamicasdegrupo.blogspot.com.co/p/confianza.html


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https://www.lifeder.com/dinamicas-de-creatividad/ http://juegosydinamicasdegrupo.blogspot.com.co/p/diversion.html


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 Dinámicas Dinámica de presentación PARTES DEL CUERPO El animador invita a formar dos círculos (uno dentro del otro) con igual número de personas y pide que se miren frente a frente. Es recomendable tener una música de fondo. Pide que se presenten con la mano y digan su nombre, que hace, que le gusta y que no le gusta. Inmediatamente el animador da la señal para que se comiencen a caminar los círculos cada uno en sentido contrario, de tal forma que le toque otra persona en frente. El animador pide que se saluden dándose un abrazo y preguntando a la otra persona las mismas preguntas que hicieron antes, después vuelven a girar de nuevo y esta vez se saludan con los pies, posteriormente con los codos, los hombros, etc. Esta dinámica la podemos utilizar con jóvenes y niños ME PICA Cada persona tiene que decir su nombre y señalar un lugar donde le pica: “Soy Juan y me pica la boca”. Luego la persona quien sigue tiene que volver a repetir el nombre de la persona que se había presentado y así mismo el nombre correspondiente mencionando el lugar que le pica y así sucesivamente hasta la última persona. El último tiene que decir desde el primero, los nombres de cada persona y dónde le pica. Esta dinámica la podemos utilizar con jóvenes y niños LA FRUTA O EL POSTRE Cada persona tiene que decir su nombre de cintura para arriba y a continuación una fruta o postre de cintura para abajo: “mi nombre es Emilio de aquí para arriba y de aquí para abajo soy una sandía”. A continuación el siguiente tiene que decir cómo se llamaba al anterior, y decir una fruta o postre. Así sucesivamente hasta la última persona. Esta dinámica la podemos utilizar para niños, jóvenes o adultos LA SANDIA Misionero Era una sandía grande y gorda Grupo Era una sandía grande y gorda Misionero Que quería ser la más linda de todas Grupo Que quería ser la más linda de todas Misionero Pero como nadie la podía superar Grupo Pero como nadie la podía superar Misionero Tras tras aprendió a caminar (hace la mímica de caminar) Grupo Tras tras aprendió a caminar Misionero La sandia huuuuuuuuuu (das un giro) Esta dinámica la podemos utilizar para niños, jóvenes o adultos


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FRIJOLES CON GARRA Frijoles con garra vamos a comer y el que quede solo se lo comerán el misionero manda a decir el número que quieren que armen los grupos. Esta dinámica la podemos utilizar para niños o adultos. EL MERCADO DE CHINÍ-CHINÓ Se sienta los participantes en círculo. El animador dice: imaginemos que estamos en el mercado de chiní-chinó, que es un mercado chino, en el cual se pueden comprar unas cosas y otras no, por ejemplo yo compraría una cama. Entonces los participantes van diciendo cosas que quieren comprar. Si las palabras llevan `ì´´ u `o´´ no las pueden comprar, y si no llevan, sí las pueden comprar. Al principio solo él o los líderes saben si se permite comprar los productos mencionados. Los participantes deben descubrir el porqué pueden comprar las cosas. PARAPAPI PARAPAPA El misionero dice Parapapi para que el grupo se levante y Parapapa para que se siente. ESTO ME RECUERDA Esta dinámica consiste en que un participante recuerda alguna cosa en voz alta. El resto de los participantes manifiesta lo que, a cada uno de ellos, eso les hace recordar espontáneamente. Ejemplo: pensé en una gallina;, otro eso me recuerda...huevos, etc. -Debe hacerse con rapidez. Si se tarda más de 4 segundos, hace una penitencia o sale del juego. Podemos utilizar esta actividad con jóvenes y adultos. LA CASITA Yo tengo una casita que es así, así, así (se señala con las manos en forma de casa) Que cuando toco en ella toco así, así, así (se hace la mímica de tocar la puerta) Que cuando entro en ella entro así, así, así (se hacen pasos entrando a la casa) La canción se repite con diferentes tamaños, voces y gestos. Esta actividad la podemos hacer con niños, jóvenes y adultos. EL CUNCHO El misionero le pregunta al grupo: cuando uno se toma un café o un tinto o el mismo chocolate, al terminar que queda? El grupo responde. El cuncho!! Misionero (se hace la "representación" de la taza juntando el dedo pulgar y el índice) y se dice: y mi cuncho! (poniendo el dedo índice en la taza), y el cuncho de mi compañero (pongo el dedo índice en la taza de mi compañero de la derecha). Y mi cañería (garganta), y la cañería de mi compañero (toco la garganta de mi compañero de la izquierda) Y mi desagüe (estomago), y el desagüe de mi compañero (toco el estomago de mi compañero de la derecha) Y mis nachas y nuevamente mis nachas! se repiten las 3 primeras a gusto y al final con las nachas se termina la dinámica!!!! Esta actividad la podemos hacer con jóvenes y adultos.


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MARINEROS Dirigente: “marineros” Participantes: “a la orden mi capitán” Dirigente: “el barco se está hundiendo” Participantes: “oooh chanfle” Dirigente: “y para salvarlo” Participantes: “que se necesita” Dirigente: hace un mandato, ejemplo “hacer una tira con ropa”

TERREMOTO Dos personas se toman de la mano (casa) y colocan a otra en el medio (inquilino). Cuando el coordinador grita “casa”, la casa se cambia de “inquilino”. Cuando el coordinador grita “inquilino”, éste cambia de casa; y cuando grita “terremoto”, se desarma todo y se vuelve a armar. Esta dinámica la podemos hacer con niños y jóvenes. EL ORDEN Todos en fila, adquieren en compromiso de no hablar mientras dure el juego, sólo pueden hacer señas. El objetivo del grupo es ordenarse por fechas de nacimiento por orden descendente, de mayor a menor, pero sin hablar. Ganará el grupo cuando esté ordenado. Al final se contrasta el orden conseguido sin hablar, con las fechas reales que cada cual nos cuente. Los puedes retar a que se ordenen con la última letra de su nombre sin hablar, tomándoles el tiempo y siendo el misionero el punto de partida. Esta dinámica la podemos hacer con jóvenes y adultos. PICHIRILO Yo tengo un carro, que se llama Pichirilo, que se llama Pichirilo, Pichirilo de verdad Y en la subida, Pichirilo se fatiga, Pichirilo se fatiga, Pichirilo se fatiga de verdad Y en la bajada, Pichirilo es una bala, Pichirilo es una bala, Pichirilo es una bala de verdad Y en la curva, Pichirilo si patina, Pichirilo si patina, Pichirilo si patina de verdad. Esta dinámica la podemos hacer con niños y jóvenes. PASARELA El grupo forma un círculo y el misionero va diciendo pasarela, pasarela, pasarela. Cuando diga kunfu panda, el grupo hace una pose de karate Cuando diga tiburunsin, el grupo dice aquita Cuando diga foto, el grupo hace una pose Esta dinámica la podemos hacer con niños, jóvenes y adulto. Teniendo en cuenta que le puedes agregar o cambiar la frase dependiendo el grupo. CASA SHOW Se enumera el grupo de 1 y 2. Los numero uno hacen un circulo mirando hacia fuera y los numero dos hacen un circulo mirando los numero uno, los numero uno giran a favor de las manecillas del reloj y los numero dos en contra de las manecillas del reloj, teniendo en cuenta que cada participante debió quedar con pareja. Mientras ellos van girando el misionero va diciendo casa, casa, casa, casa…. Le vamos a dar cuatro órdenes. 1. Micos a sus palos, cada uno debe buscar su pareja 2 y subirse a tumtum


Asociación Misioneros de la Juventud Voluntariado Juvenil Misionero Misión Navidad 2017 2. Show, es que cada pareja juntan espaldas y entrelazan brazos y se sientan 3. Bebes a sus cunas, unas de la pareja se sube a los brazos del otro 4. Ratón de panadería se coloca debajo de las piernas de su pareja Si algunas de las parejas se mueve va saliendo de la dinámica hasta que uno vuelva a decir casa, casa, casa…. Esta dinámica la podemos hacer con jóvenes EL PONY Se le dice al grupo que haga un circulo y el misionero en el centro de el. Iba yo en pony cabalgando en pony, iba yo en un pony cabalgando en un pony eso me dijeron (el grupo va girando y haciendo como si estuviera montado en un pony). En ese momento el misionero se dirije a una de las personas y dice frente frente frente amigo, lado lado lado amigo, espalda espalda espalda amigo, eso me dijeron y me llevo a esa persona, se repite la dinámica hasta que todo el grupo este con una pareja. Esta dinámica la podemos hacer con jóvenes y adultos PRESI PRESI Todos los participantes se disponen en círculo. Tres jugadores consecutivos son presidente, vicepresidente y secretario. Los que siguen, se numeran. El juego consiste en pasar rápidamente una llamada de uno a otro, acompañado de un ritmo que marcan todos los jugadores y al que se ha de ajustar la llamada: dar dos palmadas y golpearse dos veces en las piernas, repetidamente. La llamada, que siempre inicia el presidente, es “Presi presi, dos dos“, debiendo responder el jugador número dos, que llamará a otro: “Dos dos, secre secre“, y así, sucesivamente. Hay que intentar mantenerse el mayor tiempo de presidente. Si uno de los participantes se equivoca pasa a la cola Esta actividad la podemos hacer con jóvenes y adultos ENSALADA DE FRUTAS Le digo al grupo que haga un círculo y los voy a enumerar con tres frutas ej: piña, naranja, melón. Cuando diga piña todas las piñas o naranja o limón. Pero si digo ensalada de frutas todos se cambian de puesto. Para hacerlo más divertido lo vas hacer contando una historia ej: Camilito estaba caminando en la casa y se encontró un limón…. Esta actividad la puedes hacer con niños LA TAPARA Francisco nos va enseñar cómo se hacen las maracas (bis) Se coge la tapara se le hace un huequito se le echa la tierrita y chachacha Se da la media vuelta se da la vuelta entera se agacha un poquito y chachacha Esta dinámica la puedes hacer con jóvenes y adultos CUANDO CADETE FUE Se colocan en círculo y el misionero en el centro y dice Cuando Jesucristo cadete fue Vueltas y vueltas al estadio dio Poncio Pilato brigadier mayor Esto ordeno Y se da la orden Esta dinámica la puedes hacer con niños


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Evaluación Misionera

¿Cómo fue tu preparación para la misión de navidad?

¿Cómo te pareció la formación (metodología, temas, recursos)?

¿Cómo fue la comunicación?

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Describa el contexto del sitio de misión( tipo de población, necesidades, dificultades, logros) ¿Qué aspectos fortaleciste? ¿Qué aspectos hay que mejorar?

Como fue la experiencia de trabajar con tu hermano o hermana misionera? Que te llevas de esta misión?

Cuáles son los puntos positivos antes y durante la misión? ( formación, organización, comunicación, entre otros temas) Cuáles son los puntos por mejorar antes y después de la misión? ( formación, organización, comunicación, entre otros temas) Mencioné las actividades realizadas y que población participó.


Francisco en Colombia TODOS LOS DISCURSOS Y HOMILÍAS QUE PRONUNCIÓ S.S. FRANCISCO EN SU VIAJE APOSTÓLICO A COLOMBIA SEPTIEMBRE 2017


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ÍNDICE BOGOTÁ Miércoles 6 de Septiembre de 2017 PRIMERAS PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO: LLEGADA A LA NUNCIATURA APOSTÓLICA

Jueves 7 de Septiembre de 2017 ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES, EL CUERPO DIPLOMÁTICO Y ALGUNOS REPRESENTANTES DE LA SOCIEDAD CIVIL BENDICIÓN A LOS FIELES, SALUDO DEL SANTO PADRE AL PUEBLO COLOMBIANO DISCURSO DEL SANTO PADRE EN ENCUENTRO CON LOS OBISPOS DE COLOMBIA DISCURSO DEL SANTO PADRE EN ENCUENTRO CON EL COMITÉ DIRECTIVO DEL CELAM HOMILÍA DEL SANTO PADRE EN SANTA MISA, PARQUE SIMÓN BOLIVAR, BOGOTÁ PALABRAS DEL SANTO PADRE EN LA NUNCIATURA APOSTÓLICA

BOGOTÁ – VILLAVICENCIO - BOGOTÁ Viernes 8 de septiembre de 2017 PALABRAS DEL SANTO PADRE A LAS FUERZAS ARMADAS Y A LA POLICÍA DE COLOMBIA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA EN VILLAVICENCIO PALABRAS DEL SANTO PADRE GRAN ENCUENTRO DE ORACIÓN POR LA RECONCILIACIÓN NACIONAL PALABRAS DEL SANTO PADRE EN LA NUNCIATURA APOSTÓLICA

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MEDELLÍN-BOGOTÁ Sábado 9 de septiembre de 2017 HOMILÍA DEL SANTO PADRE SANTA MISA AEROPUERTO ENRIQUE OLAYA HERRERA DE MEDELLÍN SALUDO DEL SANTO PADRE ENCUENTRO EN EL HOGAR SAN JOSÉ PALABRAS DEL SANTO PADRE EN ENCUENTRO CON SACERDOTES, RELIGIOSOS, CONSAGRADOS, SEMINARISTAS Y SUS FAMILIAS PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO EN LA NUNCIATURA APOSTÓLICA

CARTAGENA Domingo 10 de septiembre de 2017

BENDICIÓN DE LA PRIMERA PIEDRA DE LAS CASAS PARA LOS SINTECHO Y DE LA OBRA TALITHA QUM ÁNGELUS Y VISITA A LA CASA SANTUARIO DE SAN PEDRO CLAVER PALABRAS EN LA BASE NAVAL AL ÁREA PORTUARIA DE CONTECAR SANTA MISA ÁREA PORTUARIA DE CONTECAR, CARTAGENA DE INDIAS PALABRAS DE DESPEDIDA DEL SANTO PADRE

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PRIMERAS PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO: LLEGADA A LA NUNCIATURA APOSTÓLICA Miércoles 6 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2wHVNZB

Muchas gracias, por la alegría que tienen, muchas gracias por el esfuerzo que han hecho, muchas gracias por el camino que se han animado a realizar, y eso se llama heroísmo. Hasta los más chicos pueden ser héroes, los más jóvenes, cuando vienen engañados o se equivocan, se levantan y son héroes y van adelante. ¡Sigan adelante! ¡Sigan adelante, así! No se dejen vencer, no se dejen engañar, no pierdan la alegría, no pierdan la esperanza, no pierdan la sonrisa, ¡sigan así! Y ahora les voy a dar una bendición a todos, le vamos a rezar a la Virgen, nuestra Madre, para que nos bendiga. Ave María… [Después de los cantos] Muchas gracias por la valentía y por el coraje, no se dejen robar la alegría ¿Qué es lo que no se tienen que dejar robar? [Los chicos: ¡La alegría!] Que nadie se las robe, que nadie los engañe, no se dejen robar la esperanza, ¿Qué es lo que no se tienen que dejar robar?

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[Los chicos: ¡La esperanza!] La alegría y la esperanza. Todos! [Chicos: ¡La alegría y la esperanza!] ¿Y les puedo pedir un favor? que recen por mí, ¿lo van a hacer? [¡Si!] Que Dios los bendiga. Y gracias porque es muy lindo. Gracias.

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ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES, EL CUERPO DIPLOMÁTICO Y ALGUNOS REPRESENTANTES DE LA SOCIEDAD CIVIL Plaza de Armas de la Casa de Nariño (Bogotá) Jueves, 7 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2wKfLTz

Señor Presidente, Miembros del Gobierno de la República y del Cuerpo Diplomático, Distinguidas Autoridades, Representantes de la sociedad civil, Señoras y señores.

Saludo cordialmente al Señor Presidente de Colombia, Doctor Juan Manuel Santos, y le agradezco su amable invitación a visitar esta Nación en un momento particularmente importante de su historia; saludo a los miembros del Gobierno de la República y del Cuerpo Diplomático. Y, en ustedes, representantes de la sociedad civil, quiero saludar afectuosamente a todo el pueblo colombiano, en estos primeros instantes de mi Viaje Apostólico.

Vengo a Colombia siguiendo la huella de mis predecesores, el beato Pablo VI y san Juan Pablo II y, como a ellos, me mueve el deseo de compartir con mis hermanos colombianos el don de la fe, que tan fuertemente arraigó en estas tierras, y la esperanza que palpita en el corazón de todos. Sólo así, con fe y esperanza, se pueden superar las numerosas dificultades del camino y construir un País que sea Patria y casa para todos los colombianos.

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Colombia es una Nación bendecida de muchísimas maneras; la naturaleza pródiga no sólo permite la admiración por su belleza, sino que también invita a un cuidadoso respeto por su biodiversidad. Colombia es el segundo País del mundo en biodiversidad y, al recorrerlo, se puede gustar y ver qué bueno ha sido el Señor (cf. Sal 33,9) al regalarles tan inmensa variedad de flora, fauna en sus selvas lluviosas, en sus páramos, en el Chocó, los farallones de Cali o las sierras como las de Macarena y tantos otros lugares. Igual de exuberante es su cultura; y lo más importante, Colombia es rica por la calidad humana de sus gentes, hombres y mujeres de espíritu acogedor y bondadoso; personas con tesón y valentía para sobreponerse a los obstáculos.

Este encuentro me ofrece la oportunidad para expresar el aprecio por los esfuerzos que se hacen, a lo largo de las últimas décadas, para poner fin a la violencia armada y encontrar caminos de reconciliación. En el último año ciertamente se ha avanzado de modo particular; los pasos dados hacen crecer la esperanza, en la convicción de que la búsqueda de la paz es un trabajo siempre abierto, una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos. Trabajo que nos pide no decaer en el esfuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstáculos, diferencias y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, a la persona humana, su altísima dignidad, y el respeto por el bien común. Que este esfuerzo nos haga huir de toda tentación de venganza y búsqueda de intereses sólo particulares y a corto plazo. Oíamos recién cantar: «Andar el camino lleva su tiempo». Es a largo plazo. Cuanto más difícil es el camino que conduce a la paz y al entendimiento, más empeño hemos de poner en reconocer al otro, en sanar las heridas y construir puentes, en estrechar lazos y ayudarnos mutuamente (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 67).

El lema de este País dice: «Libertad y Orden». En estas dos palabras se encierra toda una enseñanza. Los ciudadanos deben ser valorados en su libertad y protegidos por un orden estable. No es la ley del más fuerte, sino la fuerza de la ley, la que es aprobada por todos, quien rige la convivencia pacífica. Se necesitan leyes justas que puedan garantizar esa

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armonía y ayudar a superar los conflictos que han desgarrado esta Nación por décadas; leyes que no nacen de la exigencia pragmática de ordenar la sociedad sino del deseo de resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia. Sólo así se sana de una enfermedad que vuelve frágil e indigna a la sociedad y siempre la deja a las puertas de nuevas crisis. No olvidemos que la inequidad es la raíz de los males sociales (cf. ibíd., 202).

En esta perspectiva, los animo a poner la mirada en todos aquellos que hoy son excluidos y marginados por la sociedad, aquellos que no cuentan para la mayoría y son postergados y arrinconados. Todos somos necesarios para crear y formar la sociedad. Esta no se hace sólo con algunos de «pura sangre», sino con todos. Y aquí radica la grandeza y belleza de un País, en que todos tienen cabida y todos son importantes. Como estos chicos que con su espontaneidad quisieron hacer este protocolo mucho más humano. Todos somos importantes. En la diversidad está la riqueza. Pienso en aquel primer viaje de san Pedro Claver desde Cartagena hasta Bogotá surcando el Magdalena: su asombro es el nuestro. Ayer y hoy, posamos la mirada en las diversas etnias y los habitantes de las zonas más lejanas, los campesinos. La detenemos en los más débiles, en los que son explotados y maltratados, aquellos que no tienen voz porque se les ha privado de ella o no se les ha dado, o no se les reconoce. También detenemos la mirada en la mujer, su aporte, su talento, su ser «madre» en las múltiples tareas. Colombia necesita la participación de todos para abrirse al futuro con esperanza.

La Iglesia, en fidelidad a su misión, está comprometida con la paz, la justicia y el bien de todos. Es consciente de que los principios evangélicos constituyen una dimensión significativa del tejido social colombiano, y por eso pueden aportar mucho al crecimiento del País; en especial, el respeto sagrado a la vida humana, sobre todo la más débil e indefensa, es una piedra angular en la construcción de una sociedad libre de violencia. Además, no podemos dejar de destacar la importancia social de la familia, soñada por Dios como el fruto del amor de los esposos, «lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros» (ibíd., 66). Y, por favor, les pido que escuchen a los pobres, a los que sufren. Mírenlos a los ojos y déjense interrogar en todo momento por sus rostros surcados de dolor y sus manos

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suplicantes. En ellos se aprenden verdaderas lecciones de vida y de humanidad, de dignidad. Porque ellos, que entre cadenas gimen, sí que comprenden las palabras del que murió en la cruz —como dice la letra de vuestro himno nacional—.

Señoras y señores, tienen delante de sí una hermosa y noble misión, que es al mismo tiempo una difícil tarea. Resuena en el corazón de cada colombiano el aliento del gran compatriota Gabriel García Márquez: «Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y se acelera». Es posible entonces, continúa el escritor, «una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra» (Discurso de aceptación del premio Nobel, 1982).

Es mucho el tiempo pasado en el odio y la venganza... La soledad de estar siempre enfrentados ya se cuenta por décadas y huele a cien años; no queremos que cualquier tipo de violencia restrinja o anule ni una vida más. Y quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso; este viaje quiere ser un aliciente para ustedes, un aporte que en algo allane el camino hacia la reconciliación y la paz.

Están presentes en mis oraciones. Rezo por ustedes, por el presente y por el futuro de Colombia.

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BENDICIÓN A LOS FIELES, SALUDO DEL SANTO PADRE AL PUEBLO COLOMBIANO Balcón del Palacio Cardenalicio (Bogotá) Jueves 7 de septiembre de 2017

VIDEO: http://bit.ly/2wKmbSB

Queridos hermanos y hermanas, buenos días.

Los saludo con gran alegría y les agradezco esta calurosa bienvenida. «Al entrar en una casa, digan primero: “¡Que descienda la paz sobre esta casa!”. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes» (Lc 10,5-6).

Hoy entro a esta casa que es Colombia diciéndoles, ¡La paz con ustedes! Así era la expresión de saludo de todo judío y también de Jesús. Porque quise venir hasta aquí como peregrino de paz y de esperanza, y deseo vivir estos momentos de encuentro con alegría, dando gracias a Dios por todo el bien que ha hecho en esta Nación y en cada una de sus vidas.

Y vengo también para aprender; sí, aprender de ustedes, de su fe, de su fortaleza ante la adversidad. Porque ustedes saben que el obispo y el cura tienen que aprender de su pueblo, y por eso vengo a aprender, a aprender de ustedes, soy obispo y vengo a aprender. Han vivido momentos difíciles y oscuros, pero el Señor está cerca de ustedes, en el corazón de cada hijo e hija de este País. El Señor no es selectivo, no excluye a nadie, el Señor abraza a todos; y todos ―escuchen esto― y todos somos importantes y necesarios para Él. Durante estos días quisiera compartir con ustedes la verdad más importante: que Dios nos ama con amor de Padre y nos anima a seguir buscando y deseando la paz, aquella paz que es auténtica y

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duradera. Dios nos ama con amor de Padre. ¿Lo repetimos juntos? [Repiten: «Dios nos ama con amor de Padre»] Gracias.

Bueno, yo tenía escrito aquí: «Veo aquí a muchos jóvenes», pero aunque tuviera los ojos vendados, sé que este lío solamente lo pueden hacer los jóvenes. Ustedes jóvenes ―y le voy a hablar a ustedes― han venido de todos los rincones del País: cachacos, costeños, paisas, vallunos, llaneros…, de todos lados. Para mí siempre es motivo de alegría, de gozo encontrarme con los jóvenes. En este día les digo: por favor mantengan viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Y si ustedes mantienen viva esa alegría con Jesús, nadie se la puede quitar, ¡nadie! (cf. Jn 16,22). Pero por las dudas, les aconsejo: No se la dejen robar, cuiden la alegría que unifica todo ―¿En qué?― en el saberse amados por el Señor. Porque, como habíamos dicho al principio: Dios nos ama… ―¿Cómo era?– [Repiten: «Dios nos ama con amor de Padre»], Dios nos ama con corazón de Padre. Otra vez... [Repiten: «Dios nos ama con corazón de Padre»]. Y este es el principio de la alegría. El fuego del amor de Jesús hace desbordante este gozo, y es suficiente para incendiar el mundo entero. ¡Cómo no van a poder cambiar esta sociedad y lo que ustedes se propongan! ¡No le tengan miedo al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande! A ese sueño grande yo hoy los invito. Por favor no se metan en el “chiquitaje”, no tengan vuelos rastreros, vuelen alto y sueñen grande.

Ustedes, los jóvenes, tienen una sensibilidad especial para reconocer el sufrimiento de los otros ―curioso, ustedes se dan cuenta en seguida―; los voluntariados del mundo entero se nutren de miles de ustedes que son capaces de resignar tiempos propios, comodidades, proyectos centrados en ustedes mismos, para dejarse conmover por las necesidades de los más frágiles y dedicarse a ellos. Pero también puede suceder que hayan nacido en ambientes donde la muerte, el dolor, la división han calado tan hondo que los hayan dejado medio mareados, como anestesiados por el dolor. Por eso yo quiero decirles: Dejen que el sufrimiento de sus hermanos colombianos los abofetee y los movilice. Ayúdennos a nosotros, los mayores, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono. Los necesitamos, ayúdennos a esto, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono.

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También ustedes, chicos y chicas, que viven en ambientes complejos, con realidades distintas, con situaciones familiares de lo más diversas, se han habituado a ver que en el mundo no todo es blanco ni tampoco es negro todo; que la vida cotidiana se resuelve en una amplia gama de tonalidades grises, es verdad, y esto los puede exponer a un riesgo, cuidado, al riesgo de caer en una atmósfera de relativismo, dejando de lado esa potencialidad que tienen los jóvenes, la de entender el dolor de los que han sufrido. Ustedes tienen la capacidad no sólo de juzgar, señalar desaciertos ―porque se dan cuenta enseguida―, sino también esa otra capacidad hermosa y constructiva: la de comprender. Comprender que incluso detrás de un error ―porque hablemos claro, el error es error y no hay que maquillarlo―, y ustedes son capaces de comprender que detrás de un error hay un sinfín de razones, de atenuantes…. ¡Cuánto los necesita Colombia para ponerse en los zapatos de aquellos que muchas generaciones anteriores no han podido o no han sabido hacerlo, o no atinaron con el modo adecuado para lograr comprender! A ustedes, jóvenes, les es tan fácil encontrarse, les es fácil encontrarse… Y les hago una pregunta: Acá se encontraron todos, ¿desde qué hora están acá? [Responden] ¡Ven que son valientes! A ustedes, les es muy fácil encontrarse. Les basta para encontrarse un acontecimiento como este, un rico café, un refajo, o lo que sea, como excusa, como una excusa, para suscitar un encuentro. Y acá voy, cualquier cosa de estas que dije es una excusa para el encuentro. Los jóvenes coinciden en la música, en el arte... ¡si hasta una final entre el Atlético Nacional y el América de Cali es ocasión para estar juntos! Ustedes ―porque tienen esa facilidad de encontrarse―, ustedes pueden enseñarnos a los grandes que la cultura del encuentro no es pensar, vivir, ni reaccionar todos del mismo modo ―no, no es eso―; la cultura del encuentro es saber que, más allá de nuestras diferencias, somos todos parte de algo grande que nos une y nos trasciende, somos parte de este maravilloso País. Ayúdennos a entrar, a los grandes, en esta cultura del encuentro que ustedes practican tan bien.

También vuestra juventud los hace capaces de algo muy difícil en la vida: perdonar. Perdonar a quienes nos han herido; es notable ver cómo ustedes no se dejan enredar por historias viejas, cómo miran con extrañeza cuando los adultos repetimos acontecimientos de división

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simplemente por estar nosotros atados a rencores. Ustedes nos ayudan en este intento de dejar atrás lo que nos ofendió, de mirar adelante sin el lastre del odio, porque ustedes nos hacen ver todo el mundo que hay por delante, toda la Colombia que quiere crecer y seguir desarrollándose; esa Colombia que nos necesita a todos y que los mayores se la debemos a ustedes.

Y precisamente por esta capacidad de perdonar enfrentan el enorme desafío de ayudarnos a sanar nuestro corazón. Escuchen esto que les pido: ayudarnos a sanar nuestro corazón. ¿Lo decimos todos juntos? [Repiten: «Ayudarnos a sanar nuestro corazón»] Es una ayuda que les pido. A contagiarnos la esperanza joven que tienen ustedes, esa esperanza que siempre está dispuesta a darle a los otros una segunda oportunidad. Los ambientes de desazón e incredulidad enferman el alma, ambientes que no encuentran salida a los problemas y boicotean a los que lo intentan, dañan la esperanza que necesita toda comunidad para avanzar. Que sus ilusiones y proyectos oxigenen Colombia y la llenen de utopías saludables.

¡Jóvenes, sueñen, muévanse, arriesguen, miren la vida con una sonrisa nueva, vayan adelante, no tengan miedo! Sólo así se animarán a descubrir el País que se esconde detrás de las montañas; el que trasciende titulares de diarios y no aparece en la preocupación cotidiana por estar tan lejos. Ese País que no se ve y que es parte de este cuerpo social que nos necesita: Ustedes jóvenes son capaces de descubrir la Colombia profunda. Los corazones jóvenes se estimulan ante los desafíos grandes: ¡Cuánta belleza natural para ser contemplada sin necesidad de explotarla! ¡Cuántos jóvenes como ustedes precisan de su mano tendida, de su hombro para vislumbrar un futuro mejor!

Hoy he querido estar estos momentos con ustedes; estoy seguro de que ustedes tienen el potencial necesario para construir, ¡construir!, la nación que siempre hemos soñado. Los jóvenes son la esperanza de Colombia y de la Iglesia; en su caminar y en sus pasos adivinamos los de Jesús, Mensajero de la Paz, Aquél que siempre nos trae noticias buenas.

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Me dirijo ahora a todos, queridos hermanos y hermanas de este amado País: niños, jóvenes, adultos, ancianos, que quieren ser portadores de esperanza: que las dificultades no los opriman, que la violencia no los derrumbe, que el mal no los venza. Creemos que Jesús, con su amor y misericordia que permanecen para siempre, ha vencido el mal, ha vencido el pecado y la muerte. Jesús ha vencido el mal, el pecado y la muerte. ¿Lo repetimos? [Repiten: «Jesús ha vencido, el mal, el pecado y la muerte»] Sólo basta salir a su encuentro. Salgan al encuentro de Jesús, los invito al compromiso, no al cumplimiento, ―cumplo y miento, no― al compromiso. ¿A qué los invito? [Repiten: «Al compromiso»] ¿Y qué es lo que no tienen que hacer? [Repiten: «El cumplimiento»] ¡Bien, felicitaciones! Salgan a ese compromiso en la renovación de la sociedad, para que sea justa, estable, fecunda. Desde este lugar, los animo a afianzarse en el Señor, es el único que nos sostiene, el único que nos alienta para poder contribuir a la reconciliación y a la paz.

Los abrazo a todos y a cada uno, a los que están aquí, a los enfermos, a los más pobres, a los marginados, a los necesitados, a los ancianos, a los que están en sus casas… a todos; todos están en mi corazón. Y ruego a Dios que los bendiga. Y, por favor, les pido a ustedes que no se olviden de rezar por mí. Muchas gracias.

Antes de irme, si ustedes quieren, les doy la Bendición.

Rezamos todos juntos a la Virgen: «Dios te salve María…»

[Bendición]

Adiós.

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DISCURSO DEL SANTO PADRE ENCUENTRO CON LOS OBISPOS DE COLOMBIA Salón del Palacio Cardenalicio (Bogotá) Jueves, 7 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2wJG2B8

La paz esté con ustedes

Así saludó el Resucitado a su pequeña grey después de haber vencido a la muerte, así consiéntanme que los salude al inicio de mi viaje.

Agradezco las palabras de bienvenida. Estoy contento porque los primeros pasos que doy en este País me llevan a encontrarlos a ustedes, obispos de Colombia, para abrazar en ustedes a toda la Iglesia colombiana y para estrechar a su gente en mi corazón de Sucesor de Pedro. Les agradezco muchísimo su ministerio episcopal, que les ruego continúen realizándolo con renovada generosidad. Un saludo particular dirijo a los obispos eméritos, animándolos a seguir sosteniendo, con la oración y con la presencia discreta, a la Esposa de Cristo por la cual se han entregado generosamente.

Vengo para anunciar a Cristo y para cumplir en su nombre un itinerario de paz y reconciliación. ¡Cristo es nuestra paz! ¡Él nos ha reconciliado con Dios y entre nosotros!

Estoy convencido de que Colombia tiene algo de original, algo muy original, que llama fuerte la atención: no ha sido nunca una meta completamente realizada, ni un destino totalmente acabado, ni un tesoro totalmente poseído. Su riqueza humana, sus vigorosos recursos naturales, su cultura, su luminosa síntesis cristiana, el patrimonio de su fe y la memoria de sus evangelizadores, la alegría gratuita e incondicional de su gente, la impagable sonrisa de

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su juventud, su original fidelidad al Evangelio de Cristo y a su Iglesia y, sobre todo, su indomable coraje de resistir a la muerte, no sólo anunciada, sino muchas veces sembrada: todo esto se sustrae, como lo hace la flor de la mimosa púdica en el jardín, digamos que se esconde a aquellos que se presentan como forasteros hambrientos de adueñársela y, en cambio, se brinda generosamente a quien toca su corazón con la mansedumbre del peregrino. Así es Colombia.

Por esto, como peregrino, me dirijo a su Iglesia. De ustedes soy hermano, deseoso de compartir a Cristo Resucitado para quien ningún muro es perenne, ningún miedo es indestructible, ninguna plaga, ninguna llaga, es incurable.

No soy el primer Papa que les habla acá en su casa. Dos de mis más grandes Predecesores han sido huéspedes aquí: el beato Pablo VI, que vino apenas concluyó el Concilio Vaticano II para animar la realización colegial del misterio de la Iglesia en América Latina, y san Juan Pablo II en su memorable visita apostólica del 86. Las palabras de ambos son un recurso permanente, las indicaciones que delinearon y la maravillosa síntesis que ofrecieron sobre nuestro ministerio episcopal constituyen un patrimonio para custodiar. No son anticuados. Quisiera que cuanto les diga sea recibido en continuidad con lo que ellos han enseñado.

Custodios y sacramento del primer paso

«Dar el primer paso» es el lema de mi visita y también para ustedes este es mi primer mensaje. Bien saben que Dios es el Señor del primer paso. Él siempre nos primerea. Toda la Sagrada Escritura habla de Dios como exiliado de sí mismo por amor. Ha sido así cuando sólo había tinieblas, caos y, saliendo de sí, Él hizo que todo viniese a ser (cf. Gn 1.2,4); ha sido así cuando en el jardín de los orígenes Él se paseaba, dándose cuenta de la desnudez de su creatura (cf. Gn 3,8-9); ha sido así cuando, peregrino, se alojó en la tienda de Abraham, dejándole la promesa de una inesperada fecundidad (cf. Gn 18,1-10); ha sido así cuando se presentó a Moisés encantándolo, cuando ya no tenía otro horizonte que pastorear las ovejas de su suegro (cf. Ex 3,1-2); ha sido así cuando no quitó de su mirada a su amada Jerusalén,

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aun cuando se prostituía en la vereda de la infidelidad (cf. Ez 16,15); ha sido así cuando migró con su gloria hacia su pueblo exiliado en la esclavitud (cf. Ez 10,18-19). Y, en la plenitud del tiempo, quiso revelarnos el primer paso, el nombre del primer paso, de su primer paso. Se llama Jesús y es un paso irreversible. Proviene de la libertad de un amor que todo lo precede. Porque el Hijo, Él mismo, es expresión viva de dicho amor. Aquellos que lo reconocen y lo acogen reciben en herencia el don de ser introducidos en la libertad de poder cumplir siempre en Él ese primer paso, no tienen miedo de perderse si salen de sí mismos, porque llevan la fianza del amor emanado del primer paso de Dios, una brújula que no les consiente perderse.

Cuiden pues, con santo temor y conmoción, ese primer paso de Dios hacia ustedes y, con su ministerio, hacia la gente que les ha sido confiada, en la conciencia de ser ustedes sacramento viviente de esa libertad divina que no tiene miedo de salir de sí misma por amor, que no teme empobrecerse mientras se entrega, que no tiene necesidad de otra fuerza que el amor.

Dios nos precede, somos sarmientos, no somos la vid. Por tanto, no enmudezcan la voz de Aquél que los ha llamado ni se ilusionen en que sea la suma de sus pobres virtudes ―las de ustedes― o los halagos de los poderosos de turno quienes aseguran el resultado de la misión que les ha confiado Dios. Al contrario, mendiguen, mendiguen en la oración cuando no puedan dar ni darse, para que tengan algo que ofrecer a aquellos que se acercan constantemente a sus corazones de pastores. La oración en la vida del obispo es la savia vital que pasa por la vid, sin la cual el sarmiento se marchita volviéndose infecundo. Por tanto, luchen con Dios, y más todavía en la noche de su ausencia, hasta que Él no los bendiga (cf. Gn 32,25-27). Las heridas de esa cotidiana y prioritaria batalla en la oración serán fuente de curación para ustedes; serán heridos por Dios para hacerse capaces de curar.

Hacer visible su identidad de sacramento del primer paso de Dios

De hecho, hacer tangible la identidad de sacramento del primer paso de Dios exigirá un continuo éxodo interior. «No hay ninguna invitación al amor mayor que adelantarse en ese

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mismo amor» (San Agustín, De catechizandis rudibus, liber I, 4.7, 26: PL 40), y, por tanto, ningún ámbito de la misión episcopal puede prescindir de esta libertad de cumplir el primer paso. La condición de posibilidad para el ejercicio del ministerio apostólico es la disposición a acercarse a Jesús dejando atrás «lo que fuimos, para que seamos lo que no éramos» (Id., Enarr. in psal., 121,12: PL 36).

Les recomiendo vigilar no sólo individualmente, sino colegialmente, dóciles al Espíritu Santo, sobre este permanente punto de partida. Sin este núcleo languidecen los rasgos del Maestro en el rostro de los discípulos, la misión se atasca y disminuye la conversión pastoral, que no es otra cosa que rescatar aquella urgencia de anunciar el Evangelio de la alegría hoy, mañana y pasado mañana (cf. Lc 13,33), premura que devoró el Corazón de Jesús dejándolo sin nido ni resguardo, reclinado solamente en el cumplimiento hasta el final de la voluntad del Padre (cf. Lc 9,58.62). ¿Qué otro futuro podemos perseguir? ¿A qué otra dignidad podemos aspirar?

No se midan con el metro de aquellos que quisieran que fueran sólo una casta de funcionarios plegados a la dictadura del presente. Tengan, en cambio, siempre fija la mirada en la eternidad de Aquél que los ha elegido, prontos a acoger el juicio decisivo de sus labios, que es el que vale.

En la complejidad del rostro de esta Iglesia colombiana, es muy importante preservar la singularidad de sus diversas y legítimas fuerzas, las sensibilidades pastorales, las peculiaridades regionales, las memorias históricas, las riquezas de las propias experiencias eclesiales. Pentecostés consiente que todos escuchen en la propia lengua. Por eso, busquen con perseverancia la comunión entre ustedes. No se cansen de construirla a través del diálogo franco y fraterno, condenando como peste las agendas encubiertas, ―por favor―. Sean premurosos en cumplir el primer paso, del uno para con el otro. Anticípense en la disposición de comprender las razones del otro. Déjense enriquecer de lo que el otro les puede ofrecer y construyan una Iglesia que ofrezca a este País un testimonio elocuente de cuánto se puede progresar cuando se está dispuesto a no quedarse en las manos de unos pocos. El rol de las

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Provincias Eclesiásticas en relación al mismo mensaje evangelizador es fundamental, porque son diversas y armonizadas las voces que lo proclaman. Por esto, no se contenten con un mediocre compromiso mínimo que deje a los resignados en la tranquila quietud de la propia impotencia, a la vez que domestica aquellas esperanzas que exigirían el coraje de ser encauzadas más sobre la fuerza de Dios que sobre la propia debilidad.

Reserven una particular sensibilidad hacia las raíces afro-colombianas de su gente, que tan generosamente han contribuido a plasmar el rostro de esta tierra.

Tocar la carne del cuerpo de Cristo

Los invito a no tener miedo de tocar la carne herida de la propia historia y de la historia de su gente. Háganlo con humildad, sin la vana pretensión de protagonismo, y con el corazón indiviso, libre de compromisos o servilismos. Sólo Dios es Señor y a ninguna otra causa se debe someter nuestra alma de pastores.

Colombia tiene necesidad de vuestra mirada propia de obispos, para sostenerla en el coraje del primer paso hacia la paz definitiva, la reconciliación, hacia la abdicación de la violencia como método, la superación de las desigualdades que son la raíz de tantos sufrimientos, la renuncia al camino fácil pero sin salida de la corrupción, la paciente y perseverante consolidación de la «res publica» que requiere la superación de la miseria y de la desigualdad.

Se trata, por supuesto, de una tarea ardua pero irrenunciable, los caminos son empinados y las soluciones no son obvias. Desde lo alto de Dios, que es la cruz de su Hijo, obtendrán la fuerza; con la lucecita humilde de los ojos del Resucitado recorrerán el camino; escuchando la voz del Esposo que susurra en el corazón, recibirán los criterios para discernir de nuevo, en cada incertidumbre, la justa dirección.

Uno de vuestros ilustres literatos escribió hablando de uno de sus míticos personajes: «No imaginaba que era más fácil empezar una guerra que terminarla» (Gabriel García Márquez,

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Cien años de soledad, capítulo 9). Todos sabemos que la paz exige de los hombres un coraje moral diverso. La guerra sigue lo que hay de más bajo en nuestro corazón, la paz nos impulsa a ser más grandes que nosotros mismos. En seguida, el escritor añadía: «No entendía que hubiera necesitado tantas palabras para explicar lo que se sentía en la guerra, si con una sola bastaba: miedo» (ibíd., cap. 15). No es necesario que les hable de este miedo, raíz envenenada, fruto amargo y herencia nefasta de cada contienda. Quiero animarlos a seguir creyendo que se puede hacer de otra manera, recordando que no han recibido un espíritu de esclavos para recaer en el temor; el mismo Espíritu atestigua que son hijos destinados a la libertad de la gloria a ellos reservada (cf. Rm 8,15-16).

Ustedes ven con los propios ojos y conocen como pocos la deformación del rostro de este País, son custodios de las piezas fundamentales que lo hacen uno, no obstante sus laceraciones. Precisamente por esto, Colombia tiene necesidad de ustedes para reconocerse en su verdadero rostro cargado de esperanza a pesar de sus imperfecciones, para perdonarse recíprocamente no obstante las heridas no del todo cicatrizadas, para creer que se puede hacer otro camino aun cuando la inercia empuja a repetir los mismos errores, para tener el coraje de superar cuanto la puede volver miserable a pesar de sus tesoros.

Les confieso que siento como un deber, me sale darles ánimo, así como tengo que decirles: ¡Anímense! Siento ese deber, transmitirles mis ganas de darles ánimo. Los animo, pues, a no cansarse de hacer de sus Iglesias un vientre de luz, capaz de generar, aun sufriendo pobreza, las nuevas creaturas que esta tierra necesita. Hospédense en la humildad de su gente para darse cuenta de sus secretos recursos humanos y de fe, escuchen cuánto su despojada humanidad brama por la dignidad que solamente el Resucitado puede conferir. No tengan miedo de migrar de sus aparentes certezas en búsqueda de la verdadera gloria de Dios, que es el hombre viviente. ¡Ánimo! Los animo en este camino.

La palabra de la reconciliación

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Muchos pueden contribuir al desafío de esta Nación, pero la misión de ustedes es singular. Ustedes no son técnicos ni políticos, son pastores. Cristo es la palabra de reconciliación escrita en sus corazones y tienen la fuerza de poder pronunciarla no solamente en los púlpitos, en los documentos eclesiales o en los artículos de periódicos, sino más bien en el corazón de las personas, en el secreto sagrario de sus conciencias, en el calor esperanzado que los atrae a la escucha de la voz del cielo que proclama «paz a los hombres amados por Dios» (Lc 2,14). Ustedes deben pronunciarla con el frágil, humilde, pero invencible recurso de la misericordia de Dios, la única capaz de derrotar la cínica soberbia de los corazones autorreferenciales.

A la Iglesia no le interesa otra cosa que la libertad de pronunciar esta Palabra. Ser libre para pronunciar esta Palabra. No sirven alianzas con una parte u otra, sino la libertad de hablar a los corazones de todos. Precisamente allí tienen la autonomía y el vuelo para inquietar, allí tienen la posibilidad de sostener un cambio de ruta.

El corazón humano, muchas veces engañado, concibe el insensato proyecto de hacer de la vida un continuo aumento de espacios para depositar lo que acumula. Es un engaño. Precisamente aquí es necesario que resuene la pregunta: ¿De qué sirve ganar el mundo entero si queda el vacío en el alma? (cf. Mt 16,26).

De sus labios de legítimos pastores, tal cual ustedes son, Colombia tiene el derecho de ser interpelada por la verdad de Dios, que repite continuamente: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). Es un interrogatorio que no puede ser silenciado, aun cuando quien lo escucha no puede más que abajar la mirada, confundido, y balbucir la propia vergüenza por haberlo vendido, quizás, al precio de alguna dosis de estupefaciente o alguna equívoca concepción de razón de Estado, tal vez por la falsa conciencia de que el fin justifica los medios.

Les ruego tener siempre fija la mirada sobre el hombre concreto. No sirvan a un concepto de hombre, sino a la persona humana amada por Dios, hecha de carne, huesos, historia, fe, esperanza, sentimientos, desilusiones, frustraciones, dolores, heridas, y verán que esa concreción del hombre desenmascara las frías estadísticas, los cálculos manipulados, las

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estrategias ciegas, las falseadas informaciones, recordándoles que «realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado» (Gaudium et spes, 22).

Una Iglesia en misión

Teniendo en cuenta el generoso trabajo pastoral que ya desarrollan, permítanme ahora que les presente algunas inquietudes que llevo en mi corazón de pastor, deseoso de exhortarles a ser cada vez más una Iglesia en misión. Mis Predecesores ya han insistido sobre varios de estos desafíos: la familia y la vida, los jóvenes, los sacerdotes, las vocaciones, los laicos, la formación. Los decenios transcurridos, no obstante el ingente trabajo, quizás han vuelto aún más fatigosas las respuestas para hacer eficaz la maternidad de la Iglesia en el generar, alimentar y acompañar a sus hijos.

Pienso en las familias colombianas, en la defensa de la vida desde el vientre materno hasta su natural conclusión, en la plaga de la violencia y del alcoholismo, no raramente extendida en los hogares, en la fragilidad del vínculo matrimonial y la ausencia de los padres de familia con sus trágicas consecuencias de inseguridad y orfandad. Pienso en tantos jóvenes amenazados por el vacío del alma y arrastrados en la fuga de la droga, en el estilo de vida fácil, en la tentación subversiva. Pienso en los numerosos y generosos sacerdotes y en el desafío de sostenerlos en la fiel y cotidiana elección por Cristo y por la Iglesia, mientras algunos otros continúan propagando la cómoda neutralidad de aquellos que nada eligen para quedarse con la soledad de sí mismos. Pienso en los fieles laicos esparcidos en todas las Iglesias particulares, resistiendo fatigosamente para dejarse congregar por Dios que es comunión, aun cuando no pocos proclaman el nuevo dogma del egoísmo y de la muerte de toda solidaridad, palabra que quieren sacar del diccionario. Pienso en el inmenso esfuerzo de todos para profundizar la fe y hacerla luz viva para los corazones y lámparas para el primer paso.

No les traigo recetas ni intento dejarles una lista de tareas. Con todo quisiera rogarles que, al realizar en comunión su gravosa misión de pastores de Colombia, conserven la serenidad.

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Yo no sé si decírselo, se me ocurre ahora, pero si exagero me perdonan, se me ocurre que es una de las virtudes que más necesitan: conserven la serenidad. No porque ustedes no la tengan, sino que el momento les exige más. Bien saben que en la noche el maligno continúa sembrando cizaña, pero tengan la paciencia del Señor del campo, confiándose en la buena calidad de sus granos. Aprendan de su longanimidad y magnanimidad. Sus tiempos son largos porque es inconmensurable su mirada de amor. Cuando el amor es reducido el corazón se vuelve impaciente, turbado por la ansiedad de hacer cosas, devorado por el miedo de haber fracasado. Crean sobre todo en la humildad de la semilla de Dios. Fíense de la potencia escondida de su levadura. Orienten el corazón sobre la preciosa fascinación que atrae y hace vender todo con tal de poseer ese divino tesoro.

De hecho, ¿qué otra cosa más fuerte pueden ofrecer a la familia colombiana que la fuerza humilde del Evangelio del amor generoso que une al hombre y a la mujer, haciéndolos imagen de la unión de Cristo y su Iglesia, transmisores y guardianes de la vida? Las familias tienen necesidad de saber que en Cristo pueden volverse árbol frondoso capaz de ofrecer sombra, dar fruto en todas las estaciones del año, anidar la vida en sus ramas. Son tantos hoy los que homenajean árboles sin sombra, infecundos, ramas privadas de nidos. Que para ustedes el punto de partida sea el testimonio alegre de que la felicidad está en otro lugar.

¿Qué cosa pueden ofrecer a sus jóvenes? Ellos aman sentirse amados, desconfían de quien los minusvalora, piden coherencia limpia y esperan ser involucrados. Recíbanlos, por tanto, con el corazón de Cristo, ábranles espacios en la vida de sus Iglesias. No participen en ninguna negociación que malvenda sus esperanzas. No tengan miedo de alzar serenamente la voz para recordar a todos que una sociedad que se deja seducir por el espejismo del narcotráfico se arrastra a sí misma en esa metástasis moral que mercantiliza el infierno y siembra por doquier la corrupción y, al mismo tiempo, engorda los paraísos fiscales.

¿Qué cosa pueden dar a sus sacerdotes? El primer don es aquel de la paternidad que asegure que la mano que los ha generado y ha ungido no se ha retirado de sus vidas. Es verdad, vivimos en la era de la informática y no nos es difícil alcanzar a nuestros sacerdotes en tiempo

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real mediante algún programa de mensajes. Pero el corazón de un padre, de un obispo, no puede limitarse a la precaria, impersonal y externa comunicación con su presbiterio. No se puede apartar del corazón del obispo la inquietud, la sana inquietud, sobre dónde viven sus sacerdotes. ¿Viven de verdad según Jesús, o se han improvisado otras seguridades como la estabilidad económica, la ambigüedad moral, la doble vida o la ilusión miope de una carrera? Los sacerdotes precisan, con necesidad y urgencia vital, de la cercanía física y afectiva de su obispo. Los sacerdotes requieren sentir que tienen padre.

Sobre las espaldas de los sacerdotes frecuentemente pesa la fatiga del trabajo cotidiano de la Iglesia. Ellos están en primera línea, continuamente circundados de la gente que, abatida, busca en ellos el rostro del pastor. La gente se acerca y golpea a sus corazones. Ellos deben dar de comer a la multitud y el alimento de Dios no es nunca una propiedad de la cual se puede disponer sin más. Al contrario, proviene solamente de la indigencia puesta en contacto con la bondad divina. Despedir a la muchedumbre y alimentarse con lo poco que uno puede indebidamente apropiarse es una tentación permanente (cf. Lc 9,13).

Vigilen por tanto sobre las raíces espirituales de sus sacerdotes. Condúzcanlos continuamente a aquella Cesarea de Filipo donde, desde los orígenes del Jordán de cada uno, puedan sentir de nuevo la pregunta de Jesús: ¿Quién soy yo para ti? Y la razón del gradual deterioro que muchas veces lleva a la muerte del discípulo siempre está en un corazón que ya no puede responder: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios» (cf. Mt 16,13-16). De aquí se debilita el coraje de la irreversibilidad del don de sí, y deriva también la desorientación interior, el cansancio de un corazón que ya no sabe acompañar al Señor en su camino hacia Jerusalén.

Cuiden especialmente, por favor, el itinerario formativo de sus sacerdotes, desde el nacimiento de la llamada de Dios en sus corazones. La nueva Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, recientemente publicada, es un valioso recurso, aún por aplicar, para que la Iglesia colombiana esté a la altura del don de Dios que nunca ha dejado de llamar al sacerdocio a tantos de sus hijos.

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No descuiden, por favor, la vida de los consagrados y consagradas. Ellos y ellas constituyen la bofetada kerigmática a toda mundanidad y son llamados a quemar cualquier resaca de valores mundanos en el fuego de las bienaventuranzas vividas sin glosa y en el total abajamiento de sí mismos en el servicio. Por favor, no los consideren como «recursos de utilidad» para las obras apostólicas; más bien, sepan ver en ellos el grito del amor consagrado de la Esposa: «¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22,20).

Reserven la misma preocupación formativa a sus laicos, de los cuales depende no sólo la solidez de las comunidades de fe, sino gran parte de la presencia de la Iglesia en el ámbito de la cultura, de la política, de la economía. Formar en la Iglesia significa ponerse en contacto con la fe viviente de la Comunidad viva, introducirse en un patrimonio de experiencias y de respuestas que suscita el Espíritu Santo, porque es Él quien enseña todas las cosas (cf. Jn 14,26). Y antes de concluir ―estoy un poco largo ya―, un pensamiento quisiera dirigir a los desafíos de la Iglesia en la Amazonia, región de la cual con razón están orgullosos, porque es parte esencial de la maravillosa biodiversidad de este País. La Amazonia es para todos nosotros una prueba decisiva para verificar si nuestra sociedad, casi siempre reducida al materialismo y pragmatismo, está en grado de custodiar lo que ha recibido gratuitamente, no para desvalijarlo, sino para hacerlo fecundo. Pienso, sobre todo, en la arcana sabiduría de los pueblos indígenas amazónicos y me pregunto si somos aún capaces de aprender de ellos la sacralidad de la vida, el respeto por la naturaleza, la conciencia de que no solamente la razón instrumental es suficiente para colmar la vida del hombre y responder a sus más inquietantes interrogantes.

Por esto los invito a no abandonar a sí misma la Iglesia en Amazonia. La consolidación de un rostro amazónico para la Iglesia que peregrina aquí es un desafío de todos ustedes, que depende del creciente y consciente apoyo misionero de todas las diócesis colombianas y de su entero clero. He escuchado que en algunas lenguas nativas amazónicas para referirse a la

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palabra «amigo» se usa la expresión «mi otro brazo». Sean por lo tanto el otro brazo de la Amazonia. Colombia no la puede amputar sin ser mutilada en su rostro y en su alma.

Queridos hermanos: Los invito ahora a dirigirnos espiritualmente a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, cuya imagen han tenido la delicadeza de traer de su Santuario a la magnífica Catedral de esta ciudad para que también yo la pudiera contemplar.

Como bien saben, Colombia no puede darse a sí misma la verdadera Renovación a la que aspira, sino que ésta viene concedida desde lo alto. Supliquémosla al Señor, pues, por medio de la Virgen.

Y así como en Chiquinquirá Dios ha renovado el esplendor del rostro de su Madre, que Él siga iluminando con su celestial luz el rostro de este entero País y bendiga a la Iglesia de Colombia con su benévola compañía, y los bendiga a ustedes, a quienes les agradezco todo lo que hacen. Gracias.

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DISCURSO DEL SANTO PADRE EN ENCUENTRO CON EL COMITÉ DIRECTIVO DEL CELAM Nunciatura apostólica, Bogotá Jueves 7 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2xQjVGU

Queridos hermanos, gracias por este encuentro y por las cálidas palabras de bienvenida del Presidente de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano. De no haber sido por las exigencias de la agenda, muy apretada, hubiera querido encontrarlos en la sede del CELAM. Les agradezco la delicadeza de estar aquí en este momento.

Agradezco el esfuerzo que hacen para transformar esta Conferencia Episcopal continental en una casa al servicio de la comunión y de la misión de la Iglesia en América Latina; en un centro propulsor de la conciencia discipular y misionera; en una referencia vital para la comprensión y la profundización de la catolicidad latinoamericana, delineada gradualmente por este organismo de comunión durante décadas de servicio. Y hago propicia la ocasión para animar los recientes esfuerzos con el fin de expresar esta solicitud colegial mediante el Fondo de Solidaridad de la Iglesia Latinoamericana.

Hace cuatro años, en Río de Janeiro, tuve ocasión de hablarles sobre la herencia pastoral de Aparecida, último acontecimiento sinodal de la Iglesia Latinoamericana y del Caribe. En aquel momento subrayaba la permanente necesidad de aprender de su método, sustancialmente compuesto por la participación de las Iglesias locales y en sintonía con los peregrinos que caminan en busca del rostro humilde de Dios que quiso manifestarse en la Virgen pescada en las aguas, y que se prolonga en la misión continental que quiere ser, no la suma de iniciativas programáticas que llenan agendas y también desperdician energías

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preciosas, sino el esfuerzo para poner la misión de Jesús en el corazón de la misma Iglesia, transformándola en criterio para medir la eficacia de las estructuras, los resultados de su trabajo, la fecundidad de sus ministros y la alegría que ellos son capaces de suscitar. Porque sin alegría no se atrae a nadie.

Me detuve entonces en las tentaciones, todavía presentes, de la ideologización del mensaje evangélico, del funcionalismo eclesial y del clericalismo, porque está siempre en juego la salvación que nos trae Cristo. Esta debe llegar con fuerza al corazón del hombre para interpelar su libertad, invitándolo a un éxodo permanente desde la propia autorreferencialidad hacia la comunión con Dios y con los demás hermanos.

Dios, al hablar en Jesús al hombre, no lo hace con un vago reclamo como a un forastero, ni con una convocación impersonal como lo haría un notario, ni con una declaración de preceptos a cumplir como lo hace cualquier funcionario de lo sacro. Dios habla con la inconfundible voz del Padre al hijo, y respeta su misterio porque lo ha formado con sus mismas manos y lo ha destinado a la plenitud. Nuestro mayor desafío como Iglesia es hablar al hombre como portavoz de esta intimidad de Dios, que lo considera hijo, aun cuando reniegue de esa paternidad, porque para Él somos siempre hijos reencontrados.

No se puede, por tanto, reducir el Evangelio a un programa al servicio de un gnosticismo de moda, a un proyecto de ascenso social o a una concepción de la Iglesia como una burocracia que se autobeneficia, como tampoco esta se puede reducir a una organización dirigida, con modernos criterios empresariales, por una casta clerical.

La Iglesia es la comunidad de los discípulos de Jesús; la Iglesia es Misterio (cf. Lumen Gentium, 5) y Pueblo (cf. ibíd., 9), o mejor aún: en ella se realiza el Misterio a través del Pueblo de Dios.

Por eso insistí sobre el discipulado misionero como un llamado divino para este hoy tenso y complejo, un permanente salir con Jesús para conocer cómo y dónde vive el Maestro. Y

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mientras salimos en su compañía conocemos la voluntad del Padre, que siempre nos espera. Sólo una Iglesia Esposa, Madre, Sierva, que ha renunciado a la pretensión de controlar aquello que no es su obra sino la de Dios, puede permanecer con Jesús aun cuando su nido y su resguardo es la cruz.

Cercanía y encuentro. Cercanía y encuentro son los instrumentos de Dios que, en Cristo, se ha acercado y nos ha encontrado siempre. El misterio de la Iglesia es realizarse como sacramento de esta divina cercanía y como lugar permanente de este encuentro. De ahí la necesidad de la cercanía del obispo a Dios, porque en Él se halla la fuente de la libertad y de la fuerza del corazón del pastor, así como de la cercanía al Pueblo Santo que le ha sido confiado. En esta cercanía el alma del apóstol aprende a hacer tangible la pasión de Dios por sus hijos.

Aparecida es un tesoro cuyo descubrimiento todavía está incompleto. Estoy seguro de que cada uno de ustedes descubre cuánto se ha enraizado su riqueza en las Iglesias que llevan en el corazón. Como los primeros discípulos enviados por Jesús en plan misionero, también nosotros podemos contar con entusiasmo todo cuanto hemos hecho (cf. Mc 6,30).

Sin embargo, es necesario estar atentos. Las realidades indispensables de la vida humana y de la Iglesia no son nunca un monumento sino un patrimonio vivo. Resulta mucho más cómodo transformarlas en recuerdos de los cuales se celebran los aniversarios: ¡50 años de Medellín, 20 de Ecclesia in America, 10 de Aparecida! En cambio, es otra cosa: custodiar y hacer fluir la riqueza de tal patrimonio (pater - munus) constituyen el munus de nuestra paternidad episcopal hacia la Iglesia de nuestro continente.

Bien saben que la renovada conciencia, de que al inicio de todo está siempre el encuentro con Cristo vivo, requiere que los discípulos cultiven la familiaridad con Él; de lo contrario el rostro del Señor se opaca, la misión pierde fuerza, la conversión pastoral retrocede. Orar y cultivar el trato con Él es, por tanto, la actividad más improrrogable de nuestra misión pastoral.

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A sus discípulos, entusiastas de la misión cumplida, Jesús les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar deshabitado» (Mc 6,31). Nosotros necesitamos más todavía este estar a solas con el Señor para reencontrar el corazón de la misión de la Iglesia en América Latina en sus actuales circunstancias. ¡Hay tanta dispersión interior y también exterior! Los múltiples acontecimientos, la fragmentación de la realidad, la instantaneidad y la velocidad del presente, podrían hacernos caer en la dispersión y en el vacío. Reencontrar la unidad es un imperativo.

¿Dónde está la unidad? Siempre en Jesús. Lo que hace permanente la misión no es el entusiasmo que inflama el corazón generoso del misionero, aunque siempre es necesario; más bien es la compañía de Jesús mediante su Espíritu. Si no salimos con Él en la misión pronto perderíamos el camino, arriesgándonos a confundir nuestras necesidades vacuas con su causa. Si la razón de nuestro salir no es Él será fácil desanimarse en medio de la fatiga del camino, o frente a la resistencia de los destinatarios de la misión, o ante los cambiantes escenarios de las circunstancias que marcan la historia, o por el cansancio de los pies debido al insidioso desgaste causado por el enemigo.

No forma parte de la misión ceder al desánimo cuando, quizás, habiendo pasado el entusiasmo de los inicios, llega el momento en el que tocar la carne de Cristo se vuelve muy duro. En una situación como esta, Jesús no alienta nuestros miedos. Y como bien sabemos que a ningún otro podemos ir, porque sólo Él tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6,68), es necesario en consecuencia, profundizar nuestra elección.

¿Qué significa concretamente salir con Jesús en misión hoy en América Latina? El adverbio «concretamente» no es un detalle de estilo literario, más bien pertenece al núcleo de la pregunta. El Evangelio es siempre concreto, jamás un ejercicio de estériles especulaciones. Conocemos bien la recurrente tentación de perderse en el bizantinismo de los doctores de la ley, de preguntarse hasta qué punto se puede llegar sin perder el control del propio territorio demarcado o del presunto poder que los límites prometen.

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Mucho se ha hablado sobre la Iglesia en estado permanente de misión. Salir con Jesús es la condición para tal realidad. Salir, sí, pero con Jesús. El Evangelio habla de Jesús que, habiendo salido del Padre, recorre con los suyos los campos y los poblados de Galilea. No se trata de un recorrido inútil del Señor. Mientras camina, encuentra; cuando encuentra, se acerca; cuando se acerca, habla; cuando habla, toca con su poder; cuando toca, cura y salva. Llevar al Padre a cuantos encuentra es la meta de su permanente salir, sobre el cual debemos reflexionar continuamente y hacer un examen de conciencia. La Iglesia debe reapropiarse de los verbos que el Verbo de Dios conjuga en su divina misión. Salir para encontrar, sin pasar de largo; reclinarse sin desidia; tocar sin miedo. Se trata de que se metan día a día en el trabajo de campo, allí donde vive el Pueblo de Dios que les ha sido confiado. No nos es lícito dejarnos paralizar por el aire acondicionado de las oficinas, por las estadísticas y las estrategias abstractas. Es necesario dirigirse al hombre en su situación concreta; de él no podemos apartar la mirada. La misión se realiza siempre cuerpo a cuerpo.

Una Iglesia capaz de ser sacramento de unidad

¡Se ve tanta dispersión en nuestro entorno! Y no me refiero solamente a la de la rica diversidad que siempre ha caracterizado el continente, sino a las dinámicas de disgregación. Hay que estar atentos para no dejarse atrapar en estas trampas. La Iglesia no está en América Latina como si tuviera las maletas en la mano, lista para partir después de haberla saqueado, como han hecho tantos a lo largo del tiempo. Quienes obran así miran con sentido de superioridad y desprecio su rostro mestizo; pretenden colonizar su alma con las mismas fallidas y recicladas fórmulas sobre la visión del hombre y de la vida, repiten iguales recetas matando al paciente mientras enriquecen a los médicos que los mandan; ignoran las razones profundas que habitan en el corazón de su pueblo y que lo hacen fuerte exactamente en sus sueños, en sus mitos, a pesar de los numerosos desencantos y fracasos; manipulan políticamente y traicionan sus esperanzas, dejando detrás de sí tierra quemada y el terreno pronto para el eterno retorno de lo mismo, aun cuando se vuelva a presentar con vestido nuevo. Hombres y utopías fuertes han prometido soluciones mágicas, respuestas

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instantáneas, efectos inmediatos. La Iglesia, sin pretensiones humanas, respetuosa del rostro multiforme del continente, que considera no una desventaja sino una perenne riqueza, debe continuar prestando el humilde servicio al verdadero bien del hombre latinoamericano. Debe trabajar sin cansarse para construir puentes, abatir muros, integrar la diversidad, promover la cultura del encuentro y del diálogo, educar al perdón y a la reconciliación, al sentido de justicia, al rechazo de la violencia y al coraje de la paz. Ninguna construcción duradera en América Latina puede prescindir de este fundamento invisible pero esencial.

La Iglesia conoce como pocos aquella unidad sapiencial que precede cualquier realidad en América Latina. Convive cotidianamente con aquella reserva moral sobre la que se apoya el edificio existencial del continente. Estoy seguro de que mientras estoy hablando de esto ustedes podrían darle nombre a esta realidad. Con ella debemos dialogar continuamente. No podemos perder el contacto con este sustrato moral, con este humus vital que reside en el corazón de nuestra gente, en el que se percibe la mezcla casi indistinta, pero al mismo tiempo elocuente, de su rostro mestizo: no únicamente indígena, ni hispánico, ni lusitano, ni afroamericano, sino mestizo, ¡latinoamericano!

Guadalupe y Aparecida son manifestaciones programáticas de esta creatividad divina. Bien sabemos que esto está en la base sobre la que se apoya la religiosidad popular de nuestro pueblo; es parte de su singularidad antropológica; es un don con el que Dios se ha querido dar a conocer a nuestra gente. Las páginas más luminosas de la historia de nuestra Iglesia han sido escritas precisamente cuando se ha sabido nutrir de esta riqueza, hablar a este corazón recóndito que palpita custodiando, como un pequeño fueguito encendido bajo las aparentes cenizas, el sentido de Dios y de su trascendencia, la sacralidad de la vida, el respeto por la creación, los lazos de solidaridad, la alegría de vivir, la capacidad de ser feliz sin condiciones.

Para hablar a esta alma que es profunda, para hablar a la Latinoamérica profunda, a la Iglesia no le queda otro camino que aprender continuamente de Jesús. Dice el Evangelio que hablaba sólo en parábolas (cf. Mc 4,34). Imágenes que involucran y hacen partícipes, que transforman a los oyentes de su Palabra en personajes de sus divinos relatos. El santo Pueblo fiel de Dios

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en América Latina no comprende otro lenguaje sobre Él. Estamos invitados a salir en misión no con conceptos fríos que se contentan con lo posible, sino con imágenes que continuamente multiplican y despliegan sus fuerzas en el corazón del hombre, transformándolo en grano sembrado en tierra buena, en levadura que incrementa su capacidad de hacer pan de la masa, en semilla que esconde la potencia del árbol fecundo.

Una Iglesia capaz de ser sacramento de esperanza

Muchos se lamentan de cierto déficit de esperanza en la América Latina actual. A nosotros no nos está consentida la «quejumbrosidad», porque la esperanza que tenemos viene de lo alto. Además, bien sabemos que el corazón latinoamericano ha sido amaestrado por la esperanza. Como decía un cantautor brasileño «a esperança è equilibrista; dança na corda bamba de sombrinha» (João Bosco, O Bêbado e a Equilibrista). Cuidado. Y cuando se piensa que se ha acabado, hela aquí nuevamente donde nosotros menos la esperabamos. Nuestro pueblo ha aprendido que ninguna desilusión es suficiente para doblegarlo. Sigue al Cristo flagelado y manso, sabe desensillar hasta que aclare y permanece en la esperanza de su victoria, porque —en el fondo— tiene conciencia que no pertenece totalmente a este mundo.

Es indudable que la Iglesia en estas tierras es particularmente un sacramento de esperanza, pero es necesario vigilar sobre la concretización de esta esperanza. Tanto más trascendente cuanto más debe transformar el rostro inmanente de aquellos que la poseen. Les ruego que vigilen sobre la concretización de la esperanza y consiéntanme recordarles algunos de sus rostros ya visibles en esta Iglesia latinoamericana.

La esperanza en América Latina tiene un rostro joven Se habla con frecuencia de los jóvenes —se declaman estadísticas sobre el continente del futuro—, algunos ofrecen noticias sobre su presunta decadencia y sobre cuánto estén adormilados, otros aprovechan de su potencial para consumir, no pocos les proponen el rol de peones del tráfico de la droga y de la violencia. No se dejen capturar por tales caricaturas

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sobre sus jóvenes. Mírenlos a los ojos, busquen en ellos el coraje de la esperanza. No es verdad que estén listos para repetir el pasado. Ábranles espacios concretos en las Iglesias particulares que les han sido confiadas, inviertan tiempo y recursos en su formación. Propongan programas educativos incisivos y objetivos pidiéndoles, como los padres le piden a los hijos, el resultado de sus potencialidades y educando su corazón en la alegría de la profundidad, no de la superficialidad. No se conformen con retóricas u opciones escritas en los planes pastorales jamás puestos en práctica.

He escogido Panamá, el istmo de este continente, para la Jornada Mundial de la Juventud del 19 que será celebrada siguiendo el ejemplo de la Virgen que proclama: «He aquí la sierva» y «se cumpla en mí» (Lc 1,38). Estoy seguro de que en todos los jóvenes se esconde un istmo, en el corazón de todos nuestros chicos hay un pequeño y alargado pedazo de terreno que se puede recorrer para conducirlos hacia un futuro que sólo Dios conoce y a Él le pertenece. Toca a nosotros presentarles grandes propuestas para despertar en ellos el coraje de arriesgarse junto a Dios y de hacerlos, como la Virgen, disponibles.

La esperanza en América Latina tiene un rostro femenino

No es necesario que me alargue para hablar del rol de la mujer en nuestro continente y en nuestra Iglesia. De sus labios hemos aprendido la fe; casi con la leche de sus senos hemos adquirido los rasgos de nuestra alma mestiza y la inmunidad frente a cualquier desesperación. Pienso en las madres indígenas o morenas, pienso en las mujeres de la ciudad con su triple turno de trabajo, pienso en las abuelas catequistas, pienso en las consagradas y en las tan discretas artesanas del bien. Sin las mujeres la Iglesia del continente perdería la fuerza de renacer continuamente. Son las mujeres quienes, con meticulosa paciencia, encienden y reencienden la llama de la fe. Es un serio deber comprender, respetar, valorizar, promover la fuerza eclesial y social de cuanto realizan. Acompañaron a Jesús misionero; no se retiraron del pie de la cruz; en soledad esperaron que la noche de la muerte devolviese al Señor de la vida; inundaron el mundo con el anuncio de su presencia resucitada. Si queremos una nueva y vivaz etapa de la fe en este continente, no la vamos a obtener sin las mujeres. Por favor, no

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pueden ser reducidas a siervas de nuestro recalcitrante clericalismo; ellas son, en cambio, protagonistas en la Iglesia latinoamericana; en su salir con Jesús; en su perseverar, incluso en el sufrimiento de su Pueblo; en su aferrarse a la esperanza que vence a la muerte; en su alegre modo de anunciar al mundo que Cristo está vivo, y ha resucitado.

La esperanza en América Latina pasa a través del corazón, la mente y los brazos de los laicos

Quisiera reiterar lo que recientemente he dicho a la Pontificia Comisión para América Latina. Es un imperativo superar el clericalismo que infantiliza a los Christifideles laici y empobrece la identidad de los ministros ordenados.

Si bien se invirtió mucho esfuerzo y algunos pasos han sido dados, los grandes desafíos del continente permanecen sobre la mesa y continúan esperando la concretización serena, responsable, competente, visionaria, articulada, consciente, de un laicado cristiano que, como creyente, esté dispuesto a contribuir en los procesos de un auténtico desarrollo humano, en la consolidación de la democracia política y social, en la superación estructural de la pobreza endémica, en la construcción de una prosperidad inclusiva fundada en reformas duraderas y capaces de preservar el bien social, en la superación de la desigualdad y en la custodia de la estabilidad, en la delineación de modelos de desarrollo económico sostenibles que respeten la naturaleza y el verdadero futuro del hombre, que no se resuelve con el consumismo desmesurado, así como también en el rechazo de la violencia y la defensa de la paz.

Y algo más: en este sentido, la esperanza debe siempre mirar al mundo con los ojos de los pobres y desde la situación de los pobres. Ella es pobre como el grano de trigo que muere (cf. Jn 12,24), pero tiene la fuerza de diseminar los planes de Dios.

La riqueza autosuficiente con frecuencia priva a la mente humana de la capacidad de ver, sea la realidad del desierto sea los oasis escondidos. Propone respuestas de manual y repite certezas de talkshows; balbucea la proyección de sí misma, vacía, sin acercarse mínimamente

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a la realidad. Estoy seguro que en este difícil y confuso pero provisorio momento que vivimos, las soluciones para los problemas complejos que nos desafían nacen de la sencillez cristiana que se esconde a los poderosos y se muestra a los humildes: la limpieza de la fe en el Resucitado, el calor de la comunión con Él, la fraternidad, la generosidad y la solidaridad concreta que también brota de la amistad con Él.

Todo esto lo quisiera resumir en una frase que les dejo como síntesis, síntesis y recuerdo de este encuentro: Si queremos servir desde el CELAM, a nuestra América Latina, lo tenemos que hacer con pasión. Hoy hace falta pasión. Poner el corazón en todo lo que hagamos, pasión de joven enamorado y de anciano sabio, pasión que transforma las ideas en utopías viables, pasión en el trabajo de nuestras manos, pasión que nos convierte en continuos peregrinos en nuestras Iglesias como —permítanme recordarlo— santo Toribio de Mogrovejo, que no se instaló en su sede: de 24 años de episcopado, 18 los pasó entre los pueblos de su diócesis. Hermanos, por favor, les pido pasión, pasión evangelizadora.

A ustedes, hermanos obispos del CELAM, a las Iglesias locales que representan y al entero pueblo de América Latina y del Caribe, los confío a la protección de la Virgen, invocada con los nombres de Guadalupe y Aparecida, con la serena certeza de que Dios, que ha hablado a este continente con el rostro mestizo y moreno de su Madre, no dejará de hacer resplandecer su benigna luz en la vida de todos. Gracias.

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HOMILÍA DEL SANTO PADRE EN SANTA MISA PARQUE SIMÓN BOLIVAR, BOGOTÁ Jueves 7 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2xQDIGu “Constructores de la paz, promotores de la vida”

El Evangelista recuerda que el llamado de los primeros discípulos fue a orillas del lago de Genesaret, allí donde la gente se aglutinaba para escuchar una voz capaz de orientarlos e iluminarlos; y también es el lugar donde los pescadores cierran sus fatigosas jornadas, en las que buscan el sustento para llevar una vida sin penurias, una vida digna y feliz. Es la única vez en todo el Evangelio de Lucas en la que Jesús predica junto al llamado mar de Galilea. En el mar abierto se confunden la esperada fecundidad del trabajo con la frustración por la inutilidad de los esfuerzos vanos. Y según una antigua lectura cristiana, el mar también representa la inmensidad donde conviven todos los pueblos. Finalmente, por su agitación y oscuridad, evoca todo aquello que amenaza la existencia humana y que tiene el poder de destruirla.

Nosotros usamos expresiones similares para definir multitudes: una marea humana, un mar de gente. Ese día, Jesús tiene detrás de sí, el mar y frente a Él, una multitud que lo ha seguido porque sabe de su conmoción ante el dolor humano... y de sus palabras justas, profundas, certeras. Todos ellos vienen a escucharlo, la Palabra de Jesús tiene algo especial que no deja indiferente a nadie; su Palabra tiene poder para convertir corazones, cambiar planes y proyectos. Es una Palabra probada en la acción, no es una conclusión de escritorio, de acuerdos fríos y alejados del dolor de la gente, por eso es una Palabra que sirve tanto para la seguridad de la orilla como para la fragilidad del mar.

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Esta querida ciudad, Bogotá, y este hermoso País, Colombia, tienen mucho de estos escenarios humanos presentados por el Evangelio. Aquí se encuentran multitudes anhelantes de una palabra de vida, que ilumine con su luz todos los esfuerzos y muestre el sentido y la belleza de la existencia humana. Estas multitudes de hombres y mujeres, niños y ancianos habitan una tierra de inimaginable fecundidad, que podría dar frutos para todos. Pero también aquí, como en otras partes, hay densas tinieblas que amenazan y destruyen la vida: las tinieblas de la injusticia y de la inequidad social; las tinieblas corruptoras de los intereses personales o grupales, que consumen de manera egoísta y desaforada lo que está destinado para el bienestar de todos; las tinieblas del irrespeto por la vida humana que siega a diario la existencia de tantos inocentes, cuya sangre clama al cielo; las tinieblas de la sed de venganza y del odio que mancha con sangre humana las manos de quienes se toman la justicia por su cuenta; las tinieblas de quienes se vuelven insensibles ante el dolor de tantas víctimas. A todas esas tinieblas Jesús las disipa y destruye con su mandato en la barca de Pedro: «Navega mar adentro» (Lc 5,4).

Nosotros podemos enredarnos en discusiones interminables, sumar intentos fallidos y hacer un elenco de esfuerzos que han terminado en nada; pero igual que Pedro, sabemos qué significa la experiencia de trabajar sin ningún resultado. Esta Nación también sabe de ello, cuando por un período de 6 años, allá al comienzo, tuvo 16 presidentes y pagó caro sus divisiones («la patria boba»); también la Iglesia de Colombia sabe de trabajos pastorales vanos e infructuosos, pero como Pedro, también somos capaces de confiar en el Maestro, cuya palabra suscita fecundidad incluso allí donde la inhospitalidad de las tinieblas humanas hace infructuosos tantos esfuerzos y fatigas. Pedro es el hombre que acoge decidido la invitación de Jesús, que lo deja todo y lo sigue, para transformarse en nuevo pescador, cuya misión consiste en llevar a sus hermanos al Reino de Dios, donde la vida se hace plena y feliz.

Pero el mandato de echar las redes no está dirigido sólo a Simón Pedro; a él le ha tocado navegar mar adentro, como aquellos en vuestra patria que han visto primero lo que más urge, aquellos que han tomado iniciativas de paz, de vida. Echar las redes entraña responsabilidad.

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En Bogotá y en Colombia peregrina una inmensa comunidad, que está llamada a convertirse en una red vigorosa que congregue a todos en la unidad, trabajando en la defensa y en el cuidado de la vida humana, particularmente cuando es más frágil y vulnerable: en el seno materno, en la infancia, en la vejez, en las condiciones de discapacidad y en las situaciones de marginación social. También multitudes que viven en Bogotá y en Colombia pueden llegar a ser verdaderas comunidades vivas, justas y fraternas si escuchan y acogen la Palabra de Dios. En estas multitudes evangelizadas surgirán muchos hombres y mujeres convertidos en discípulos que, con un corazón verdaderamente libre, sigan a Jesús; hombres y mujeres capaces de amar la vida en todas sus etapas, de respetarla, de promoverla.

Y como los Apóstoles, hace falta llamarnos unos a los otros, hacernos señas, como los pescadores, volver a considerarnos hermanos, compañeros de camino, socios de esta empresa común que es la patria. Bogotá y Colombia son, al mismo tiempo, orilla, lago, mar abierto, ciudad por donde Jesús ha transitado y transita, para ofrecer su presencia y su palabra fecunda, para sacar de las tinieblas y llevarnos a la luz y a la vida. Llamar a otros, a todos, para que nadie quede al arbitrio de las tempestades; subir a la barca a todas las familias, ellas son santuarios de vida; hacer lugar al bien común por encima de los intereses mezquinos o particulares, cargar a los más frágiles promoviendo sus derechos.

Pedro experimenta su pequeñez, experimenta lo inmenso de la Palabra y el accionar de Jesús; Pedro sabe de sus fragilidades, de sus idas y venidas, como también lo sabemos nosotros, como lo sabe la historia de violencia y división de vuestro pueblo que no siempre nos ha encontrado compartiendo la barca, tempestad, infortunios. Pero al igual que a Simón, Jesús nos invita a ir mar adentro, nos impulsa al riesgo compartido, no tengan miedo de arriesgar juntos, nos invita a dejar nuestros egoísmos y a seguirlo. A perder miedos que no vienen de Dios, que nos inmovilizan y retardan la urgencia de ser constructores de la paz, promotores de la vida. Navega mar adentro, dice Jesús. Y los discípulos se hicieron señas para juntarse todos en la barca. Que así sea para este pueblo.

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PALABRAS DEL SANTO PADRE EN LA NUNCIATURA APOSTÓLICA Jueves, 7 de septiembre de 2017

Palabras improvisadas durante el encuentro con niños y personas con discapacidad

Buenas tardes y gracias, gracias por las cosas lindas, gracias por el baile, gracias por el canto, gracias por estar aquí todos. Muchas gracias. María dijo una cosa tan linda, que lo humano se ve más cuando… repítelo… linda María, léelo, quiero que te escuchen de nuevo, sólo esta parte que te digo. Niña: “Queremos un mundo en el que la vulnerabilidad sea reconocida como esencial en lo humano. Que lejos de debilitarnos nos fortalece y dignifica. Un lugar de encuentro común que nos humaniza”.

Todo esto es su mensaje, un mundo en que la vulnerabilidad sea considerada como la esencia de lo humano... Porque todos somos vulnerables, todos. Adentro en los sentimientos, tantas cosas que ya no funcionan adentro, pero nadie las ve. Y otras las ven, todos. Y necesitamos que esa vulnerabilidad sea respetada, acariciada, curada en la medida de lo posible, y que dé frutos para los demás. Somos vulnerables todos. ¿Linda María te animás a responder una pregunta? ¿Quién es la única persona que no es vulnerable? Niña: “Dios”.

¡Dios! Dios es el único no vulnerable, todos los demás somos vulnerables, en algunos se ve, en otros no se ve. Pero es la esencia de lo humano esa necesidad de ser sostenido por Dios, 40


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todos. Por eso no se debe, no se puede descartar a nadie, ¿está claro? Porque cada uno de nosotros es un tesoro, que se ofrece a Dios, para que Dios lo haga crecer según su manera.

Gracias por el testimonio que dan. Gracias por tu palabra.

Vamos, antes de irnos, vamos a rezar juntos un avemaría y les doy la bendición.

[Ave María]

Y por favor no se olviden de rezar por mí porque yo soy muy vulnerable.

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PALABRAS DEL SANTO PADRE A LAS FUERZAS ARMADAS Y A LA POLICÍA DE COLOMBIA Aeropuerto militar CATAM (Bogotá) Viernes 8 de septiembre de 2017

Buenos días, quiero agradecerles esta presencia de ustedes aquí. Agradecerles también todo lo que han hecho, lo que hacen y lo que seguirán haciendo en estos días durante mi visita. Trabajo añadido. Pero, sobre todo, quiero agradecerles lo que han hecho y lo que hacen por la paz poniendo en juego la vida. Y eso es lo que hizo Jesús: nos pacificó con el Padre, puso en juego su vida y la entregó. Esto los hermana más a Jesús: arriesgar para hacer paz, para lograr paz. Gracias de corazón por todo esto. ¡Gracias!

Y ojalá que puedan ver consolidada la paz en este país que se lo merece.

Y ahora, todos juntos, les pido que recemos en silencio por todos los caídos y por todos los que quedaron heridos, algunos que están aquí entre nosotros. Recemos un instante en silencio y después un Ave María a la Virgen.

[Ave María]

[Bendición apostólica]

Y por favor, les pido que recen por mí, no se olviden. Gracias.

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HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA EN VILLAVICENCIO Catama, Villavicencio Viernes 8 de septiembre de 2017

VIDEO: http://bit.ly/2wPC2gX

“Reconciliarse en Dios, con los Colombianos y con la creación”

¡Tu nacimiento, Virgen Madre de Dios, es el nuevo amanecer que ha anunciado la alegría a todo el mundo, porque de ti nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios! (cf. Antífona del Benedictus).

La festividad del nacimiento de María proyecta su luz sobre nosotros, así como se irradia la mansa luz del amanecer sobre la extensa llanura colombiana, bellísimo paisaje del que Villavicencio es su puerta, como también en la rica diversidad de sus pueblos indígenas.

María es el primer resplandor que anuncia el final de la noche y, sobre todo, la cercanía del día. Su nacimiento nos hace intuir la iniciativa amorosa, tierna, compasiva, del amor con que Dios se inclina hasta nosotros y nos llama a una maravillosa alianza con Él que nada ni nadie podrá romper.

María ha sabido ser transparencia de la luz de Dios y ha reflejado los destellos de esa luz en su casa, la que compartió con José y Jesús, y también en su pueblo, su nación y en esa casa común a toda la humanidad que es la creación.

En el Evangelio hemos escuchado la genealogía de Jesús (cf. Mt 1,1-17), que no es una simple lista de nombres, sino historia viva, historia de un pueblo con el que Dios ha caminado 43


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y, al hacerse uno de nosotros, nos ha querido anunciar que por su sangre corre la historia de justos y pecadores, que nuestra salvación no es una salvación aséptica, de laboratorio, sino concreta, una salvación de vida que camina.

Esta larga lista nos dice que somos parte pequeña de una extensa historia y nos ayuda a no pretender protagonismos excesivos, nos ayuda a escapar de la tentación de espiritualismos evasivos, a no abstraernos de las coordenadas históricas concretas que nos toca vivir. También integra en nuestra historia de salvación aquellas páginas más oscuras o tristes, los momentos de desolación y abandono comparables con el destierro. La mención de las mujeres —ninguna de las aludidas en la genealogía tiene la jerarquía de las grandes mujeres del Antiguo Testamento— nos permite un acercamiento especial: son ellas, en la genealogía, las que anuncian que por las venas de Jesús corre sangre pagana, las que recuerdan historias de postergación y sometimiento.

En comunidades donde todavía arrastramos estilos patriarcales y machistas es bueno anunciar que el Evangelio comienza subrayando mujeres que marcaron tendencia e hicieron historia.

Y en medio de eso, Jesús, María y José. María con su generoso sí permitió que Dios se hiciera cargo de esa historia. José, hombre justo, no dejó que el orgullo, las pasiones y los celos lo arrojaran fuera de esa luz.

Por la forma en que está narrado, nosotros sabemos antes que José lo que le ha sucedido a María, y él toma decisiones mostrando su calidad humana antes de ser ayudado por el ángel y llegar a comprender todo lo que sucedía a su alrededor.

La nobleza de su corazón le hace supeditar a la caridad lo aprendido por ley; y hoy, en este mundo donde la violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente, José se presenta como figura de varón respetuoso, delicado que, aun no teniendo toda la

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información, se decide por la fama, dignidad y vida de María. Y, en su duda de cómo hacerlo mejor, Dios lo ayudó a optar iluminando su juicio.

Este pueblo de Colombia es pueblo de Dios; también aquí podemos hacer genealogías llenas de historias, muchas de amor y de luz; otras de desencuentros, agravios, también de muerte. ¡Cuántos de ustedes pueden narrar destierros y desolaciones!, ¡cuántas mujeres, desde el silencio, han perseverado solas y cuántos hombres de bien han buscado dejar de lado enconos y rencores, queriendo combinar justicia y bondad!

¿Cómo haremos para dejar que entre la luz? ¿Cuáles son los caminos de reconciliación? Como María, decir sí a la historia completa, no a una parte; como José, dejar de lado pasiones y orgullos; como Jesucristo, hacernos cargo, asumir, abrazar esa historia, porque ahí están ustedes, todos los colombianos, ahí está lo que somos y lo que Dios puede hacer con nosotros si decimos sí a la verdad, a la bondad, a la reconciliación. Y esto sólo es posible si llenamos de la luz del Evangelio nuestras historias de pecado, violencia y desencuentro. La reconciliación no es una palabra que debemos considerarla como abstracta; si eso fuera así, sólo traería esterilidad, traería más distancia. Reconciliarse es abrir una puerta a todas y a cada una de las personas que han vivido la dramática realidad del conflicto. Cuando las víctimas vencen la comprensible tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles de los procesos de construcción de la paz.

Es necesario que algunos se animen a dar el primer paso en tal dirección, sin esperar a que lo hagan los otros. ¡Basta una persona buena para que haya esperanza! ¡No lo olviden, basta una persona buena para que haya esperanza! ¡Y cada uno de nosotros puede ser esa persona! Esto no significa desconocer o disimular las diferencias y los conflictos. No es legitimar las injusticias personales o estructurales. El recurso a la reconciliación concreta no puede servir para acomodarse a situaciones de injusticia.

Más bien, como ha enseñado san Juan Pablo II: «Es un encuentro entre hermanos dispuestos a superar la tentación del egoísmo y a renunciar a los intentos de pseudo justicia; es fruto de

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sentimientos fuertes, nobles y generosos, que conducen a instaurar una convivencia fundada sobre el respeto de cada individuo y de los valores propios de la sociedad civil» (Carta a los obispos de El Salvador, 6 agosto 1982).

La reconciliación, por tanto, se concreta y se consolida con el aporte de todos, permite construir el futuro y hace crecer esa esperanza. Todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación siempre será un fracaso.

El texto evangélico que hemos escuchado culmina llamando a Jesús el Emmanuel, traducido el Dios con nosotros. Así es como comienza, y así es como termina Mateo su Evangelio: «Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (28,21). Jesús es el Emanuel que nace y el Emanuel que nos acompaña cada día, el Dios con nosotros que nace y el Dios que camina con nosotros hasta el fin del mundo.

Esa promesa se cumple también en Colombia: Mons. Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, Obispo de Arauca, y el sacerdote Pedro María Ramírez Ramos, mártir de Armero, son signo de ello, expresión de un pueblo que quiere salir del pantano de la violencia y el rencor.

En este entorno maravilloso, nos toca a nosotros decir sí a la reconciliación concreta; que el sí incluya también a nuestra naturaleza. No es casual que incluso sobre ella hayamos desatado nuestras pasiones posesivas, nuestro afán de sometimiento.

Un compatriota de ustedes lo canta con belleza: «Los árboles están llorando, son testigos de tantos años de violencia. El mar está marrón, mezcla de sangre con la tierra» (Juanes, Minas piedras). La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes (cf. Carta enc. Laudato si’, 2).

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Nos toca decir sí como María y cantar con ella las «maravillas del Señor», porque lo ha prometido a nuestros padres, Él auxilia a todos los pueblos y auxilia a cada pueblo y auxilia a Colombia que hoy quiere reconciliarse y a su descendencia para siempre.

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PALABRAS DEL SANTO PADRE GRAN ENCUENTRO DE ORACIÓN POR LA RECONCILIACIÓN NACIONAL Parque Las Malocas (Villavicencio) Viernes, 8 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2xS8pea

Queridos hermanos y hermanas: Desde el primer día deseaba que llegara este momento de nuestro encuentro. Ustedes llevan en su corazón y en su carne huellas, las huellas de la historia viva y reciente de su pueblo, marcada por eventos trágicos pero también llena de gestos heroicos, de gran humanidad y de alto valor espiritual de fe y esperanza. Los hemos escuchado. Vengo aquí con respeto y con una conciencia clara de estar, como Moisés, pisando un terreno sagrado (cf. Ex 3,5). Una tierra regada con la sangre de miles de víctimas inocentes y el dolor desgarrador de sus familiares y conocidos. Heridas que cuesta cicatrizar y que nos duelen a todos, porque cada violencia cometida contra un ser humano es una herida en la carne de la humanidad; cada muerte violenta nos disminuye como personas. Y estoy aquí no tanto para hablar yo sino para estar cerca de ustedes, mirarlos a los ojos, para escucharlos, abrir mi corazón a vuestro testimonio de vida y de fe. Y si me lo permiten, desearía también abrazarlos y, si Dios me da la gracia, porque es una gracia, quisiera llorar con ustedes, quisiera que recemos juntos y que nos perdonemos ―yo también tengo que pedir perdón― y que así, todos juntos, podamos mirar y caminar hacia delante con fe y esperanza. Nos reunimos a los pies del Crucificado de Bojayá, que el 2 de mayo de 2002 presenció y sufrió la masacre de decenas de personas refugiadas en su iglesia. Esta imagen tiene un fuerte

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valor simbólico y espiritual. Al mirarla contemplamos no sólo lo que ocurrió aquel día, sino también tanto dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas, tanta sangre derramada en la Colombia de los últimos decenios. Ver a Cristo así, mutilado y herido, nos interpela. Ya no tiene brazos y su cuerpo ya no está, pero conserva su rostro y con él nos mira y nos ama. Cristo roto y amputado, para nosotros es «más Cristo» aún, porque nos muestra una vez más que Él vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo; y para enseñarnos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia. Nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida y resurrección, para que junto a Él y con Él aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor. Gracias a ustedes cuatro, hermanos nuestros que quisieron compartir su testimonio, en nombre de tantos y tantos otros. ¡Cuánto bien, parece egoísta, pero cuánto bien nos hace escuchar sus historias! Estoy conmovido. Son historias de sufrimiento y amargura, pero también y, sobre todo, son historias de amor y perdón que nos hablan de vida y esperanza; de no dejar que el odio, la venganza o el dolor se apoderen de nuestro corazón. El oráculo final del Salmo 85: «El amor y la verdad se encontrarán, la justicia y la paz se abrazarán» (v.11), es posterior a la acción de gracias y a la súplica donde se le pide a Dios: ¡Restáuranos! Gracias Señor por el testimonio de los que han infligido dolor y piden perdón; los que han sufrido injustamente y perdonan. Eso sólo es posible con tu ayuda y con tu presencia. Eso ya es un signo enorme de que quieres restaurar la paz y la concordia en esta tierra colombiana. Pastora Mira, tú lo has dicho muy bien: Quieres poner todo tu dolor, y el de miles de víctimas, a los pies de Jesús Crucificado, para que se una al de Él y así sea transformado en bendición y capacidad de perdón para romper el ciclo de violencia que ha imperado en Colombia. Y tienes razón: la violencia engendra violencia, el odio engendra más odio, y la muerte más muerte. Tenemos que romper esa cadena que se presenta como ineludible, y eso sólo es posible con el perdón y la reconciliación concreta. Y tú, querida Pastora, y tantos otros como tú, nos han demostrado que esto es posible. Con la ayuda de Cristo, de Cristo vivo en medio de la comunidad es posible vencer el odio, es posible vencer la muerte, es posible comenzar

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de nuevo y alumbrar una Colombia nueva. Gracias, Pastora, qué gran bien nos haces hoy a todos con el testimonio de tu vida. Es el crucificado de Bojayá quien te ha dado esa fuerza para perdonar y para amar, y para ayudarte a ver en la camisa que tu hija Sandra Paola regaló a tu hijo Jorge Aníbal, no sólo el recuerdo de sus muertes, sino la esperanza de que la paz triunfe definitivamente en Colombia. ¡Gracias, gracias! Nos conmueve también lo que ha dicho Luz Dary en su testimonio: que las heridas del corazón son más profundas y difíciles de curar que las del cuerpo. Así es. Y lo que es más importante, te has dado cuenta de que no se puede vivir del rencor, de que sólo el amor libera y construye. Y de esta manera comenzaste a sanar también las heridas de otras víctimas, a reconstruir su dignidad. Este salir de ti misma te ha enriquecido, te ha ayudado a mirar hacia delante, a encontrar paz y serenidad y además un motivo para seguir caminando. Te agradezco la muleta que ofreces. Aunque aún te quedan heridas, te quedan secuelas físicas de tus heridas, tu andar espiritual es rápido y firme. Ese andar espiritual no necesita violen… [ndr. muletas]. Y es rápido y firme porque piensas en los demás -¡gracias!- y quieres ayudarles. Esta muleta tuya es un símbolo de esa otra muleta más importante, y que todos necesitamos, que es el amor y el perdón. Con tu amor y tu perdón estás ayudando a tantas personas a caminar en la vida, y a caminar rápidamente como tú. Gracias. Quiero agradecer también el testimonio elocuente de Deisy y Juan Carlos. Nos hicieron comprender que todos, al final, de un modo u otro, también somos víctimas, inocentes o culpables, pero todos víctimas. Los de un lado y los de otro, todos víctimas. Todos unidos en esa pérdida de humanidad que supone la violencia y la muerte. Deisy lo ha dicho claro: comprendiste que tú misma habías sido una víctima y tenías necesidad de que se te concediera una oportunidad. Cuando lo dijiste, esa palabra me resonó en el corazón. Y comenzaste a estudiar, y ahora trabajas para ayudar a las víctimas y para que los jóvenes no caigan en las redes de la violencia y de la droga, que es otra forma de violencia. También hay esperanza para quien hizo el mal; no todo está perdido. Jesús vino para eso: hay esperanza para quien hizo el mal. Es cierto que en esa regeneración moral y espiritual del victimario la justicia tiene que cumplirse. Como ha dicho Deisy, se debe contribuir positivamente a sanar esa sociedad que ha sido lacerada por la violencia. 50


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Resulta difícil aceptar el cambio de quienes apelaron a la violencia cruel para promover sus fines, para proteger negocios ilícitos y enriquecerse o para, engañosamente, creer estar defendiendo la vida de sus hermanos. Ciertamente es un reto para cada uno de nosotros confiar en que se pueda dar un paso adelante por parte de aquellos que infligieron sufrimiento a comunidades y a un país entero. Es cierto que en este enorme campo que es Colombia todavía hay espacio para la cizaña. No nos engañemos. Ustedes estén atentos a los frutos, cuiden el trigo, no pierdan la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 24). Aun cuando perduren conflictos, violencia o sentimientos de venganza, no impidamos que la justicia y la misericordia se encuentren en un abrazo que asuma la historia de dolor de Colombia. Sanemos aquel dolor y acojamos a todo ser humano que cometió delitos, los reconoce, se arrepiente y se compromete a reparar, contribuyendo a la construcción del orden nuevo donde brille la justicia y la paz. Como ha dejado entrever en su testimonio Juan Carlos, en todo este proceso, largo, difícil, pero esperanzador de la reconciliación, resulta indispensable también asumir la verdad. Es un desafío grande pero necesario. La verdad es una compañera inseparable de la justicia y de la misericordia. Las tres juntas son esenciales para construir la paz y, por otra parte, cada una de ellas impide que las otras sean alteradas y se transformen en instrumentos de venganza sobre quien es más débil. La verdad no debe, de hecho, conducir a la venganza, sino más bien a la reconciliación y al perdón. Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Verdad es confesar qué pasó con los menores de edad reclutados por los actores violentos. Verdad es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos. Quisiera, finalmente, como hermano y como padre, decir: Colombia, abre tu corazón de pueblo de Dios, déjate reconciliar. No le temas a la verdad ni a la justicia. Queridos colombianos: No tengan miedo a pedir y a ofrecer el perdón. No se resistan a la reconciliación para acercarse, reencontrarse como hermanos y superar las enemistades. Es hora de sanar 51


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heridas, de tender puentes, de limar diferencias. Es la hora para desactivar los odios, y renunciar a las venganzas, y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno. Que podamos habitar en armonía y fraternidad, como desea el Señor. Pidámosle ser constructores de paz, que allá donde haya odio y resentimiento, pongamos amor y misericordia (cf. Oración atribuida a san Francisco de Asís). Y todas estas intenciones, los testimonios escuchados, las cosas que cada uno de ustedes sabe en su corazón, historias de décadas de dolor y sufrimiento, las quiero poner ante la imagen del crucificado, el Cristo negro de Bojayá: *** Oh Cristo negro de Bojayá, que nos recuerdas tu pasión y muerte; junto con tus brazos y pies te han arrancado a tus hijos que buscaron refugio en ti. Oh Cristo negro de Bojayá, que nos miras con ternura y en tu rostro hay serenidad; palpita también tu corazón para acogernos en tu amor. Oh Cristo negro de Bojayá, haz que nos comprometamos a restaurar tu cuerpo. Que seamos tus pies para salir al encuentro del hermano necesitado; tus brazos para abrazar

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al que ha perdido su dignidad; tus manos para bendecir y consolar al que llora en soledad. Haz que seamos testigos de tu amor y de tu infinita misericordia. [Después de la oración:] Hemos rezado a Jesús, al Cristo, al Cristo mutilado. Antes de darles la bendición les invito a rezar a nuestra Madre que tuvo el corazón atravesado de dolor. [Ave María- Bendición]

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PALABRAS DEL SANTO PADRE EN LA NUNCIATURA APOSTÓLICA Nunciatura apostólica (Bogotá) Viernes 8 de septiembre de 2017 Gracias por el hospital de campo. Gracias porque las puertas fueron abiertas y siguen abiertas. Gracias por los que se animan a entrar, que miran de lejos y quieren entrar y no saben cómo. Gracias por aceptar tanto despojo, por saber que uno quedó sin nada y que aun lo que podía hacer todavía no lo logra… pero proclamar delante de todos esa frase que nunca me la voy a olvidar: «Dios perdona en mí» Son muchos los que no pueden perdonar todavía, pero hoy recibimos una lección de teología, de alta teología: Dios perdona en mí. Basta dejar que Él haga. Y toda Colombia tendría que abrir sus puertas como las abrió este hospital de campo. Y dejar que entre Él, y que Él perdone en uno. Darle lugar: «Mirá, yo no puedo, pero hacelo vos». La reconciliación concreta con la verdad, la justicia y la misericordia sólo la puede hacer Él. Que la haga. Y nosotros aprenderemos, detrás de Él, a hacerla. Gracias por lo que hacen. Gracias. Y gracias por lo que me enseñaron esta noche. [Aplausos]

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Al pie de la cruz estaba la Madre. Y ha sido despojada de ese Hijo, y ha visto la tortura, todo. Que Ella acompañe a las mujeres colombianas y les enseñe como Ella el camino a seguir. Se lo pedimos juntos: Dios te salve, María… Que los bendiga Dios, Todopoderoso, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Gracias.

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HOMILÍA DEL SANTO PADRE AEROPUERTO ENRIQUE OLAYA HERRERA DE MEDELLÍN Sábado, 9 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2wSaDv0

Queridos hermanos, quiero agradecer las horas que han pasado acá, incluso bajo la lluvia. Lamentablemente, hubo un atraso significativo en el viaje y ustedes tuvieron que esperar más. Gracias por su paciencia, por su perseverancia y por su coraje. Y como todos somos pecadores pidamos perdón por nuestros pecados. «La vida cristiana como discipulado» Queridos hermanos y hermanas: En la misa del jueves en Bogotá escuchábamos el llamado de Jesús a sus primeros discípulos; esta parte del Evangelio de Lucas que comenzó con aquella narración, culmina con el llamado a los Doce. ¿Qué recuerdan los evangelistas entre ambos acontecimientos? Que este camino de seguimiento supuso en los primeros seguidores de Jesús mucho esfuerzo de purificación. Algunos preceptos, prohibiciones y mandatos los hacían sentir seguros; cumplir con determinadas prácticas y ritos los dispensaba de una inquietud, la inquietud de preguntarse: ¿Qué es lo que le agrada a nuestro Dios? Jesús, el Señor, les señala que cumplir es caminar detrás Él, y que ese caminar los ponía frente a leprosos, paralíticos, pecadores. Esas realidades demandaban mucho más que una receta o una norma establecida. Aprendieron que ir detrás de Jesús supone otras prioridades, otras consideraciones para servir a Dios. Para el Señor, también para la primera comunidad, es de suma importancia que quienes nos decimos discípulos no nos aferremos a cierto estilo, a ciertas prácticas que nos acercan más al modo de ser de algunos fariseos de entonces que al de Jesús. La libertad de Jesús se contrapone con la falta de libertad de los doctores de la ley de aquella época, que estaban paralizados por una

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interpretación y práctica rigorista de la ley. Jesús no se queda en un cumplimento aparentemente «correcto», Él lleva la ley a su plenitud y por eso quiere ponernos en esa dirección, en ese estilo de seguimiento que supone ir a lo esencial, renovarse, involucrarse. Son tres actitudes que tenemos que plasmar en nuestra vida de discípulos. Lo primero, ir a lo esencial. No quiere decir «romper con todo», romper con aquello que no se acomoda a nosotros, porque tampoco Jesús vino «a abolir la ley, sino a llevarla a su plenitud» (Mt 5,17). Ir a lo esencial es más bien ir a lo profundo, a lo que cuenta y tiene valor para la vida. Jesús enseña que la relación con Dios no puede ser un apego frío a normas y leyes, ni tampoco un cumplimiento de ciertos actos externos que no llevan a un cambio real de vida. Tampoco nuestro discipulado puede ser motivado simplemente por una costumbre, porque contamos con un certificado de bautismo, sino que debe partir de una viva experiencia de Dios y de su amor. El discipulado no es algo estático, sino un continuo camino hacia Cristo; no es simplemente el apego a la explicitación de una doctrina, sino la experiencia de la presencia amigable, viva y operante del Señor, un permanente aprendizaje por medio de la escucha de su Palabra. Y esa palabra, lo hemos escuchado, se nos impone en las necesidades concretas de nuestros hermanos: será el hambre de los más cercanos en el texto proclamado, o la enfermedad en lo que narra Lucas a continuación. La segunda palabra, renovarse. Como Jesús «zarandeaba» a los doctores de la ley para que salieran de su rigidez, ahora también la Iglesia es «zarandeada» por el Espíritu para que deje sus comodidades y sus apegos. La renovación no nos debe dar miedo. La Iglesia siempre está en renovación —Ecclesia semper renovanda —. No se renueva a su antojo, sino que lo hace «firme y bien fundada en la fe, sin apartarse de la esperanza transmitida por la Buena Noticia» (Col 1,23). La renovación supone sacrificio y valentía, no para considerarse mejores o más pulcros, sino para responder mejor al llamado del Señor. El Señor del sábado, la razón de ser de todos nuestros mandatos y prescripciones, nos invita a ponderar lo normativo cuando está en juego el seguimiento; cuando sus llagas abiertas, su clamor de hambre y sed de justicia nos interpelan y nos imponen respuestas nuevas. Y en Colombia hay tantas situaciones que reclaman de los discípulos el estilo de vida de Jesús, particularmente el amor convertido en hechos de no violencia, de reconciliación y de paz. 57


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La tercera palabra, involucrarse. Aunque para algunos eso parezca ensuciarse o mancharse. Como David o los suyos que entraron en el Templo porque tenían hambre y los discípulos de Jesús entraron en el sembrado y comieron las espigas, también hoy a nosotros se nos pide crecer en arrojo, en un coraje evangélico que brota de saber que son muchos los que tienen hambre, hambre de Dios - cuánta gente tiene hambre de Dios -, hambre de dignidad, porque han sido despojados. Y me pregunto, si el hambre de Dios de tanta gente quizás no venga porque con nuestras actitudes se la hemos despojado. Y, como cristianos, ayudar a que se sacien de Dios; no impedirles o prohibirles el encuentro. Hermanos, la Iglesia no es una aduana, quiere las puertas abiertas porque el corazón de su Dios está no sólo abierto, sino traspasado por el amor que se hizo dolor. No podemos ser cristianos que alcen continuamente el estandarte de «prohibido el paso», ni considerar que esta parcela es mía, adueñándome de algo que no es absolutamente mío. La Iglesia no es nuestra, hermanos, es de Dios; Él es el dueño del templo y del sembrado; todos tienen cabida, todos son invitados a encontrar aquí y entre nosotros su alimento. Todos. Y Él, el que preparó las bodas para su Hijo- manda a buscar a todos, sanos y enfermos, buenos y malos, todos. Nosotros somos simples «servidores» (cf. Col 1,23) no podemos ser quienes impidamos ese encuentro. Al contrario, Jesús nos pide, como lo hizo a sus discípulos: «Denles ustedes de comer» (Mt 14,16); este es nuestro servicio. Comer el pan de Dios, comer el amor de Dios, comer el pan que nos lleva a sobrevivir también. Bien lo entendió esto Pedro Claver, a quien hoy celebramos en la liturgia y que mañana veneraré en Cartagena. «Esclavo de los negros para siempre» fue su lema de vida, porque comprendió, como discípulo de Jesús, que no podía permanecer indiferente ante el sufrimiento de los más desamparados y ultrajados de su época y que tenía que hacer algo para aliviarlo. Hermanos y hermanas, la Iglesia en Colombia está llamada a empeñarse con mayor audacia en la formación de discípulos misioneros, así como lo señalamos los obispos reunidos en Aparecida. Discípulos que sepan ver, juzgar y actuar, como lo proponía aquel documento latinoamericano que nació en estas tierras (cf. Medellín, 1968). Discípulos misioneros que saben ver, sin miopías heredadas; que examinan la realidad desde los ojos y el corazón de Jesús, y desde ahí juzgan. Y que arriesgan, que actúan, que se comprometen.

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He venido hasta aquí justamente para confirmarlos en la fe y en la esperanza del Evangelio: manténganse firmes y libres en Cristo, firmes y libres en Cristo, porque toda firmeza en Cristo nos da libertad, de modo que lo reflejen en todo lo que hagan. Asuman con todas sus fuerzas el seguimiento de Jesús, conózcanlo, déjense convocar e instruir por Él, búsquenlo en la oración y déjense buscar por el en la oración, anúncienlo con la mayor alegría posible. Pidamos a través de la intercesión de nuestra Madre, Nuestra Señora de la Candelaria, que nos acompañe en nuestro camino de discípulos, para que poniendo nuestra vida en Cristo, seamos siempre misioneros que llevemos la luz y la alegría del Evangelio a todas las gentes.

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SALUDO DEL SANTO PADRE ENCUENTRO EN EL HOGAR SAN JOSÉ Medellín Sábado, 9 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2xT8Vsj Queridos hermanos y hermanas, queridos niños y niñas: Estoy contento de estar con ustedes en este «Hogar San José». Gracias por el recibimiento que han preparado. Agradezco las palabras del Director, Monseñor Armando Santamaría. Y te doy las gracias a ti, Claudia Yesenia, por tu valiente testimonio —te dije que eras valiente—. Escuchando todas las dificultades por las que has pasado me venía a la memoria del corazón el sufrimiento injusto de tantos niños y niñas en todo el mundo, que han sido y siguen siendo víctimas inocentes de la maldad de algunos. También el Niño Jesús fue víctima del odio y de la persecución; también Él tuvo que huir con su familia, dejar su tierra y su casa, para escapar de la muerte. Ver sufrir a los niños hace mal al alma porque los niños son los predilectos de Jesús. No podemos aceptar que se les maltrate, que se les impida el derecho a vivir su niñez con serenidad y alegría, que se les niegue un futuro de esperanza. Jesús no abandona a nadie que sufre, mucho menos a ustedes, niños y niñas, que son sus preferidos. Claudia Yesenia, al lado de tanto horror sucedido, Dios te regaló una tía que te cuidó, un hospital que te atendió y finalmente una comunidad que te recibió. Este «hogar» es una prueba del amor que Jesús les tiene a ustedes y de su deseo de estar muy cerca de ustedes. Y lo hace a través y con el cuidado amoroso de todas las personas buenas que los acompañan, que los quieren y que los educan. Pienso en los responsables de esta casa, en las hermanas, en el personal y en tanta gente que ya son parte de la familia porque vienen, se integran,

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conocen. Porque eso es lo que hace que este lugar sea un «hogar»: el calor de una familia donde nos sentimos amados, protegidos, aceptados, cuidados y acompañados. Y me gusta mucho que este hogar lleve el nombre de «San José», y los otros «Jesús Obrero» o «Belén». Quiere decir que están en buenas manos. ¿Recuerdan lo que escribe san Mateo en su Evangelio, cuando nos cuenta que Herodes, en su locura, había decidido asesinar a Jesús recién nacido? ¿Cómo Dios le habló en sueños a san José, por medio de un ángel, y le confió a su cuidado y protección sus tesoros más valiosos: Jesús y María? Nos dice San Mateo que, apenas el ángel le habló, José obedeció inmediatamente e hizo cuanto Dios le había ordenado: «Se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, y se fue a Egipto» (2,14). Estoy seguro de que así como san José protegió y defendió de los peligros a la Sagrada Familia, así también los defiende, los cuida y los acompaña a ustedes. Y con él, también Jesús y María, porque san José no puede estar sin Jesús y María. A ustedes hermanos y hermanas, religiosos y laicos que en este y en los demás hogares reciben y cuidan con amor a estos niños que desde chicos ya han experimentado el sufrimiento y el dolor, a ustedes quisiera recordarles dos realidades que no deben faltar porque son parte de la identidad cristiana: el amor que sabe ver a Jesús presente en los más pequeños y débiles, y el deber sagrado de llevar a los niños a Jesús. En esta tarea, con sus gozos y sus penas, los encomiendo también a la protección de san José. Aprendan de él, que su ejemplo los inspire y los ayude en el cuidado amoroso de estos pequeños, que son el futuro de la sociedad colombiana, del mundo y de la Iglesia, para que como el mismo Jesús, ellos puedan crecer, robustecerse en sabiduría, en gracia, delante de Dios y de los demás (cf. Lc 2,52). Que Jesús y María, junto con san José, los acompañen y los protejan, los llenen de su ternura, su alegría y su fortaleza. Me comprometo a rezar por ustedes, para que en este ambiente de amor familiar crezcan en amor, paz y felicidad, y así puedan ir sanando las heridas del cuerpo y del corazón. Dios no los abandona, Dios los protege y los asiste. Y el Papa los lleva en su corazón; no dejen de rezar por mí, no se olviden. ¡Gracias!

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PALABRAS DEL SANTO PADRE EN ENCUENTRO CON SACERDOTES, RELIGIOSOS, CONSAGRADOS, SEMINARISTAS Y SUS FAMILIAS Coliseo La Macarena, Medellín Sábado 9 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2xTurNI

Queridos hermanos obispos, Queridos sacerdotes, consagrados, consagradas, seminaristas, Queridas familias, ¡queridos «paisas»! La alegoría de la vid verdadera que acabamos de escuchar del Evangelio de Juan se da en el contexto de la última cena de Jesús. En ese ambiente de intimidad, de cierta tensión pero cargada de amor, el Señor lavó los pies de los suyos, quiso perpetuar su memoria en el pan y el vino, y también les habló a los que más quería desde lo hondo de su corazón. En esa primera noche «eucarística», en esa primera caída del sol después del gesto de servicio, Jesús abre su corazón; les entrega su testamento. Y así como en aquel cenáculo se siguieron reuniendo posteriormente los Apóstoles, con algunas mujeres y María, la Madre de Jesús (cf. Hch 1,13-14), hoy también acá en este espacio nos hemos reunido nosotros a escucharlo, y a escucharnos. La hermana Leidy de San José, María Isabel y el padre Juan Felipe nos han dado su testimonio. También cada uno de los que estamos aquí podríamos narrar la propia historia vocacional. Y todos coincidirían en la experiencia de Jesús que sale a nuestro encuentro, que nos primerea y que de ese modo nos ha captado el corazón. Como dice el Documento de Aparecida: «Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir

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cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo» (n. 29), el gozo de evangelizar. Muchos de ustedes, jóvenes, habrán descubierto este Jesús vivo en sus comunidades; comunidades de un fervor apostólico contagioso, que entusiasman y suscitan atracción. Donde hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los demás, surgen vocaciones genuinas; la vida fraterna y fervorosa de la comunidad es la que despierta el deseo de consagrarse enteramente a Dios y a la evangelización (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 107). Los jóvenes son naturalmente inquietos -o ¿me equivoco?-. Y aquí quiero detenerme un instante y hacer memoria dolorosa, es un paréntesis esto. Los jóvenes son naturalmente inquietos, inquietud tantas veces engañada, destruida por los sicarios de la droga. Medellín me trae ese recuerdo, me evoca tantas vidas jóvenes truncadas, descartadas, destruidas. Los invito a recordar, a acompañar este luctuoso cortejo, a pedir perdón para quienes destruyeron las ilusiones de tantos jóvenes, pedir al Señor que convierta sus corazones, a pedir que acaba esta derrota de la humanidad joven. Los jóvenes son naturalmente inquietos y, si bien asistimos a una crisis del compromiso y de los lazos comunitarios, son muchos los jóvenes que se solidarizan ante los males del mundo y se embarcan en diversas formas de militancia y de voluntariado, son muchos. Y algunos, sí, son católicos practicantes, otros son católicos “al agua de rosas” –como decía mi abuela-, otros no saben si creen o no creen, pero esa inquietud los lleva a hacer algo por los demás, esa inquietud hace llenar los voluntariados de todo el mundo de rostros jóvenes, hay que encauzar la inquietud. Cuando lo hacen captados por Jesús, sintiéndose parte de la comunidad, se convierten en «callejeros de la fe», felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra (cf. ibíd., 107). Y cuántos, sin saber que lo están llevando, lo llevan. Esa riqueza de callejear sirviendo, de ser callejeros de una fe que quizás ellos mismos no terminan de entender, es testimonio, testimonio que nos abre a la acción del Espíritu Santo que entra y nos va trabajando el corazón. En uno de los viajes, una Jornada de la Juventud en Polonia [Cracovia 2016], en el almuerzo que tuve con los jóvenes, con 15 jóvenes y el Arzobispo, uno me preguntó: “¿Qué le puedo decir yo a un compañero mio joven que es ateo, que no cree, qué argumento le puedo dar?”. 63


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Y a mí se me ocurrió contestarle: Mirá, lo último que tenés que hacer es decirle algo. Se quedó mirando. Empezá a hacer, empezá a comportarte de tal manera que la inquietud que él tiene adentro lo haga curioso y te pregunte, y cuando te pregunte tu testimonio, ahí podés empezar a decir algo. Es tan importante ese callejear, callejear la fe, callejear la vida. Esa es la vid a la que se refiere Jesús en el texto que hemos proclamado: la vid que es todo ese «pueblo de la alianza». Profetas como Jeremías, Isaías o Ezequiel se refieren a él como una vid, hasta un salmo, el 80, canta diciendo: «Tú sacaste de Egipto una vid... le preparaste terreno, echó raíces y llenó toda la región» (vv. 9-10). A veces expresan el gozo de Dios ante su vid, otras su enojo, desconcierto o despecho; jamás, jamás Dios se desentiende de su vid, nunca deja de padecer sus distancias –si yo me alejo Él sufre en su corazón–, nunca deja de salir al encuentro de este pueblo que, cuando se aleja de Él se seca, arde y se destruye. ¿Cómo es la tierra, el sustento, el soporte donde crece esta vid en Colombia? ¿En qué contextos se generan los frutos de las vocaciones de especial consagración? Seguramente en ambientes llenos de contradicciones, de claroscuros, de situaciones vinculares complejas. Nos gustaría contar con un mundo, con familias y vínculos más llanos, pero somos parte de este cambio de época, de esta crisis cultural, y en medio de ella, contando con ella, Dios sigue llamando. O sea que a mí no que no me vengas con el cuento de que: “No, claro, no hay tantas vocaciones de especial consagración, porque, claro, con esta crisis que vivimos..” Eso saben qué es: cuentos chinos, ¿clarito?. Aún en medio de esta crisis Dios sigue llamando. Sería casi evasivo pensar que todos ustedes han escuchado el llamado de Dios en medio de familias sostenidas por un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad o la paciencia (cf. Exhort. ap. Amoris laetitia, 5). Algunos sí, pero no todos. Algunas familias, quiera Dios que muchas, son así. Pero tener los pies sobre la tierra es reconocer que nuestros procesos vocacionales, el despertar del llamado de Dios, nos encuentra más cerca de aquello que ya relata la Palabra de Dios y de lo que tanto sabe Colombia: «Un sendero de sufrimiento y de sangre […] la violencia fratricida de Caín sobre Abel y los distintos litigios entre los hijos y entre las esposas de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, llegando luego a las tragedias que llenan de sangre a la familia de David, hasta las múltiples dificultades familiares que surcan la narración de Tobías o la amarga confesión de 64


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Job abandonado» (ibíd., 20). Y desde el comienzo ha sido así, no piensen en la situación ideal, ésta es la situación real. Dios manifiesta su cercanía y su elección donde quiere, en la tierra que quiere, y como esté en ese momento, con las contradicciones concretas, como Él quiere. Él cambia el curso de los acontecimientos al llamar a hombres y mujeres en la fragilidad de la propia historia personal y comunitaria. No le tengamos miedo a esta tierra compleja. Antenoche, una chica con capacidades especiales, en el grupo que me dio la bienvenida en la Nunciatura, habló que en el núcleo de lo humano está la vulnerabilidad, y explicaba por qué. Y a mi se me ocurrió preguntarle: “¿Todos somos vulnerables?” - “Sí, todos”. “¿Pero hay alguien que no es vulnerable?”. Me contestó: “Dios”. Pero Dios quizo hacerse vulnerable y quizo salir a callejaer con nosotros, quizo salir a vivir nuestra historia tal como era, quizo hacerse hombre en medio de una contradicción, en medio de algo incomprensible, con la aceptación de una chica que no comprendía pero obedece y de un hombre justo que siguió lo que le fue mandado, pero todo eso en medio de contradicciones. ¡No tengamos miedo en esta tierra compleja!. Dios siempre ha hecho el milagro de generar buenos racimos, como las arepas al desayuno. ¡Que no falten vocaciones en ninguna comunidad y en ninguna familia de Medellín! Y cuando en el desayuno se encuentren con una sorpresa de esas lindas: “¡Qué lindo!, ¿y Dios es capaz de hacer algo conmigo?”. Pregúntenselo, antes de comerla, pregúntenselo. Y esta vid —que es la de Jesús— tiene el atributo de ser la verdadera. Él ya utilizó este término en otras ocasiones en el Evangelio de Juan: la luz verdadera, el verdadero pan del cielo, o el testimonio verdadero. Ahora, la verdad no es algo que recibimos —como el pan o la luz— sino que brota desde adentro. Somos pueblo elegido para la verdad, y nuestro llamado tiene que ser en la verdad. Si somos sarmientos de esa vid, si nuestra vocación está injertada en Jesús, no puede haber lugar para el engaño, la doblez, las opciones mezquinas. Todos tenemos que estar atentos para que cada sarmiento sirva para lo que fue pensado: para dar frutos. ¿Yo estoy dispuesto a dar frutos? Desde los comienzos, a quienes les toca acompañar los procesos vocacionales, tendrán que motivar la recta intención, es decir, el deseo auténtico de configurarse con Jesús, el pastor, el amigo, el esposo. Cuando los procesos no son alimentados por esta savia verdadera que es el Espíritu de Jesús, entonces hacemos

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experiencia de la sequedad y Dios descubre con tristeza aquellos tallos ya muertos. Las vocaciones de especial consagración mueren cuando se quieren nutrir de honores, cuando están impulsadas por la búsqueda de una tranquilidad personal y de promoción social, cuando la motivación es «subir de categoría», apegarse a intereses materiales, que llegan incluso a la torpeza del afán de lucro. Lo dije ya en otras ocasiones y lo quiero repetir como algo que es verdad y es cierto, no se olviden, el diablo entra por el bolsillo, siempre. Esto no es privativo de los comienzos, todos nosotros tenemos que estar atentos porque la corrupción en los hombres y las mujeres que están en la Iglesia empieza así, poquito a poquito, luego —nos lo dice Jesús mismo— se enraíza en el corazón y acaba desalojando a Dios de la propia vida. «No se puede servir a Dios y al dinero» (Mt 6,21.24) (Aplausos). Jesús dice: “No se puede servir a dos señores”. O sea, a dos Señores, como si hubiera sólo dos señores en el mundo: no se puede servir a Dios y al dinero. Jesús le da categoría de señor al dinero, ¿qué quiere decir?: Que si te agarra no te suelta, será tu señor desde tu corazón, cuidado. No podemos aprovecharnos de nuestra condición religiosa y de la bondad de nuestro pueblo para ser servidos y obtener beneficios materiales. Hay situaciones, estilos y opciones que muestran los signos de sequedad y de muerte, ¿cuándo es eso?: ¡No pueden seguir entorpeciendo el fluir de la savia que alimenta y da vida! El veneno de la mentira, el ocultamiento, la manipulación y el abuso al Pueblo de Dios, a los frágiles y especialmente a los ancianos y niños no pueden tener cabida en nuestra comunidad. Cuando un consagrado, una consagrada, una comunidad, una institución —llámese parroquia o lo que sea— opta por ese estilo es una rama seca. Sólo hay que sentarse y esperar que el Señor la venga a cortar. Pero Dios no sólo corta; la alegoría continúa diciendo que Dios limpia la vid de imperfecciones. ¡Tan linda es la poda!, duele pero es linda. La promesa es que daremos fruto, y en abundancia, como el grano de trigo, si somos capaces de entregarnos, de donar la vida libremente. Tenemos en Colombia ejemplos de que esto es posible. Pensamos en santa Laura Montoya, una religiosa admirable cuyas reliquias hoy tenemos aquí. Ella desde esta ciudad se prodigó en una gran obra misionera en favor de los indígenas de todo el país. La mujer consagrada ¡cuánto nos enseña de entrega silenciosa, abnegada, sin mayor interés que 66


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expresar el rostro maternal de Dios! Así mismo, podemos recordar al beato Mariano de Jesús Euse Hoyos, uno de los primeros alumnos del Seminario de Medellín, y a otros sacerdotes y religiosas de Colombia, cuyos procesos de canonización han sido introducidos; como también otros tantos, miles de colombianos anónimos que, en la sencillez de su vida cotidiana, han sabido entregarse por el Evangelio y que ustedes seguramente llevarán en su memoria y serán estímulo de entrega. Todos nos muestran que es posible seguir fielmente la llamada del Señor, que es posible dar mucho fruto, aun ahora, en estos tiempos y en este sitio. La buena noticia es que Él está dispuesto a limpiarnos, la buena noticia es que todavía no estamos terminados, estamos en proceso de fabricación, que como buenos discípulos estamos en camino. ¿Cómo va cortando Jesús los factores de muerte que anidan en nuestra vida y distorsionan el llamado? Invitándonos a permanecer en Él; permanecer no significa solamente estar, sino que indica mantener una relación vital, existencial, de absoluta necesidad; es vivir y crecer en unión fecunda con Jesús, fuente de vida eterna. Permanecer en Jesús no puede ser una actitud meramente pasiva o un simple abandono sin consecuencias en la vida cotidiana, siempre trae una consecuencia, siempre. Y permítanme proponerles — porque se está haciendo un poco largo esto [responden: “No!”] No van a decir que sí, así que no les creo— permítanme proponerles tres modos de hacer efectivo este permanecer, o sea que los puede ayudar a permanecer en Jesús. 1. Permanecemos en Jesús tocando la humanidad de Jesús: Con la mirada y los sentimientos de Jesús, que contempla la realidad no como juez, sino como buen samaritano; que reconoce los valores del pueblo con el que camina, así como sus heridas y pecados; que descubre el sufrimiento callado y se conmueve ante las necesidades de las personas, sobre todo cuando estas se ven avasalladas por la injusticia, la pobreza indigna, la indiferencia, o por la perversa acción de la corrupción y la violencia. Con los gestos y palabras de Jesús, que expresan amor a los cercanos y búsqueda de los alejados; ternura y firmeza en la denuncia del pecado y el anuncio del Evangelio; alegría y generosidad en la entrega y el servicio, sobre todo a los más pequeños, rechazando con fuerza

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la tentación de dar todo por perdido, de acomodarnos o de volvernos sólo administradores de desgracias. ¿Cuántas veces escuchamos hombres y mujeres consagrados que parece que en vez de administrar gozo, alegría, crecimiento, vida, administran desgracias, y se la pasan lamentándose, lamentándose de las desgracias de este mundo. Es la esterilidad, la esterilidad de quien es incapaz de tocar la carne sufriente de Jesús. 2. Permanecemos contemplando su divinidad: Despertando y sosteniendo la admiración por el estudio que acrecienta el conocimiento de Cristo porque, como recuerda san Agustín, no se puede amar a quien no se conoce (cf. La Trinidad, Libro X, cap. I, 3). Privilegiando para ese conocimiento el encuentro con la Sagrada Escritura, especialmente el Evangelio, donde Cristo nos habla, nos revela su amor incondicional al Padre, nos contagia la alegría que brota de la obediencia a su voluntad y el servicio a los hermanos. Yo les quiero hacer una pregunta, pero no me la respondan, se la responde cada uno a sí mismo: ¿Cuántos minutos o cuántas horas leo el Evangelio o la Escritura por día? Se la contestan. Quien no conoce las Escrituras, no conoce a Jesús. Quien no ama las Escrituras, no ama a Jesús (cf. San Jerónimo, Prólogo al comentario del profeta Isaías: PL 24,17). ¡Gastemos tiempo en una lectura orante de la Palabra! En auscultar en ella qué quiere Dios para nosotros y nuestro pueblo. Que todo nuestro estudio nos ayude a ser capaces de interpretar la realidad con los ojos de Dios, que no sea un estudio evasivo de los aconteceres de nuestro pueblo, que tampoco vaya al vaivén de modas o ideologías. Que no viva de añoranzas ni quiera encorsetar el misterio, que no quiera responder a preguntas que ya nadie se hace y dejar en el vacío existencial a aquellos que nos cuestionan desde las coordenadas de sus mundos y sus culturas. Permanecer y contemplar su divinidad haciendo de la oración parte fundamental de nuestra vida y de nuestro servicio apostólico. La oración nos libera del lastre de la mundanidad, nos enseña a vivir de manera gozosa, a elegir alejándonos de la superficialidad, en un ejercicio

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de verdadera libertad. En la oración crecemos en libertad, en la oración aprendemos a ser libres. La oración nos saca de estar centrados en nosotros mismos, escondidos en una experiencia religiosa vacía y nos lleva a ponernos con docilidad en las manos de Dios para realizar su voluntad y hacer eficaz su proyecto de salvación. Y en la oración, yo les quiero aconsejar una cosa también: pidan, contemplen, agradezcan, intercedan, pero también acostúmbrense a adorar. No está muy de moda adorar. Acostúmbrense a adorar. Aprender a adorar en silencio. Aprendan a orar así. Seamos hombres y mujeres reconciliados para reconciliar. Haber sido llamados no nos da un certificado de buena conducta e impecabilidad; no estamos revestidos de una aureola de santidad. “Guai” del religioso, el consagrado, el cura o la monja que vive con cara de estampita, por favor, “guai”. Todos somos pecadores, todos necesitamos del perdón y la misericordia de Dios para levantarnos cada día; Él arranca lo que no está bien y hemos hecho mal, lo echa fuera de la viña, lo quema. Nos deja limpios para poder dar fruto. Así es la fidelidad misericordiosa de Dios para con su pueblo, del que somos parte. Él nunca nos dejará tirados al costado del camino, nunca. Dios hace de todo para evitar que el pecado nos venza y que después nos cierre las puertas de nuestra vida a un futuro de esperanza y de gozo. Él hace de todo para evitar eso, y si no lo logra se queda al lado, hasta que se me ocurra mirar para arriba, porque me doy cuenta que estoy caído. Así es Él. 3. Finalmente, hay que permanecer en Cristo para vivir en alegría: tercero, permanecer para vivir en alegría. Si permanecemos en Él, su alegría estará con nosotros. No seremos discípulos tristes y apóstoles amargados. Lean el final de la Evangelii nuntiandi [Exhortación apostólica de Pablo VI], os aconsejo esto. Al contrario, reflejaremos y portaremos la alegría verdadera, el gozo pleno que nadie nos va a poder quitar, difundiremos la esperanza de nuestra vida nueva que Cristo nos ha traído. El llamado de Dios no es una carga pesada que nos roba la alegría, ¿es pesada? A veces sí, pero no nos roba la alegría. A través de ese peso también nos da la alegría. Dios no nos quiere sumidos en la tristeza –uno de los malos espíritus que se apoderaban del alma y que ya lo denunciaban los monjes del desierto–; Dios no nos quiere

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sumidos en el cansancio que viene de las actividades mal vividas, sin una espiritualidad que haga feliz nuestra vida y aun nuestras fatigas. Nuestra alegría contagiosa tiene que ser el primer testimonio de la cercanía y del amor de Dios. Somos verdaderos dispensadores de la gracia de Dios cuando trasparentamos la alegría del encuentro con Él. En el Génesis, después del diluvio, Noé planta una vid como signo del nuevo comienzo; finalizando el Éxodo, los que Moisés envió a inspeccionar la tierra prometida, volvieron con un racimo de uvas de este tamaño [hace el gesto], signo de esa tierra que manaba leche y miel. Dios se ha fijado en nosotros, en nuestras comunidades y en nuestras familias, están aquí presentes y me parece de muy buen gusto, que estén los padres y las madres de los consagrados, los sacerdotes y seminaristas. Dios se ha fijado en nosotros, en nuestras comunidades y familias. El Señor ha puesto su mirada sobre Colombia: ustedes son signo de ese amor de predilección. Nos toca ofrecer todo nuestro amor y servicio unidos a Jesucristo, que es nuestra vid. Y ser promesa de un nuevo inicio para Colombia, que deja atrás diluvios –como el de Noé– de desencuentro y violencia, que quiere dar muchos frutos de justicia y de paz, de encuentro y de solidaridad. Que Dios los bendiga; que bendiga la vida consagrada en Colombia. Y no se olviden de rezar por mí, para que me bendiga también, gracias.

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PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO EN LA NUNCIATURA APOSTÓLICA Nunciatura apostólica (Bogotá) Sábado 9 de septiembre de 2017

Cada uno de los que han venido, sintió que Jesús le decía algo, que Jesús le decía cuál era su nombre y que lo quería en ese camino. Y cuando al principio los padrecitos cantaron lo que Jesús le dijo a Pedro: me dije, que contento se habrá puesto Pedro cuando se lo dijeron, y yo creo que todos nosotros nos pusimos contentos cuando Jesús nos dice: te quiero para tal lugar, para esto, para aquello, para este camino, que vayas a hacerte monja, que te cases, que formes un hogar, que te hagas cura, etc…

Se me ocurre pensar que cuando Pedro sintió que Jesús le dijo: «bueno, vos sos la piedra», le dio el nombre. Él habrá pensado: «esto me lo dijo cuándo me conoció, me dijo que yo era Pedro», y habrá empezado a darse cuenta que ese mismo nombre tenía diversas melodías, diversas músicas. Como diversas músicas tiene el canto que ustedes cantaron. Y así siguió Pedro contento, envalentonado, pero 15 minutos después Jesús le dijo lo contrario, le dijo: «apartate que sos un satanás para mí». Se había equivocado. Y después pienso las veces que Pedro habrá recordado lo que le dijo Jesús aquella noche del jueves cuando tan seguro de sí mismo dijo: «a Ese no lo conozco». Cómo habrá pensado en lo que le dijo, y cómo habrá recordado lo que le dijo Jesús cuando lo vio salir del calabozo, lo miró y se puso a llorar. O sea, lo que Jesús nos dice se vive a lo largo de la vida, la misma palabra, la misma vocación en diversas maneras. La vida nos va llevando a vivirla con alegría con dolor, con pecado, con más gracia. Que habrá hecho Pedro aquella noche del jueves llorando, se habrá escondido de vergüenza, habrá ido a ver a la Madre de Jesús a pedirle consejo, no sabemos.

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Y después estaba allí encerrado con miedo, y después Jesús le pregunta tres veces si lo quiere, y se acuerda y dice yo no entiendo nada, y es otra melodía de su mismo nombre. Yo quisiera que cada uno de nosotros recordara el primer llamado, cuando Jesús nos puso un nombre; la primera vocación, el primer amor, y lo conjugaran en esas diversas músicas de la vida. En la que nos lleva la vida, momentos lindos, momentos plenos, momentos de equivocación, momentos de pecado, momentos oscuros, momentos de querer romper todo y empezar de nuevo con otra cosa. Pero el nombre no perderlo. Jesús nos puso un nombre a cada uno y nos puso en un camino, en un camino de consagración: en la vida de la familia y en la familia consagrada. Un camino de entrega a Él y a los hermanos en nombre de Él. Entonces cada vez hay que volver a conjugar ese nombre en las diversas situaciones que nos toca vivir. Cuando Jesús nos llama y nos da el nombre, no nos da el seguro de vida, ése lo tenemos que defender nosotros con la humildad, con la oración, y pedirle limosna al Señor. Dame fuerzas Señor, para que podamos seguir cada uno en lo que nos has llamado. Pero nadie tiene asegurada la perseverancia en ese nombre, hay que pedirla. Y Él la da, porque nos quiere mucho, y Él quiere que nos quedemos, pero hay que mendigarlo. No se olviden, si quieren triunfar en la vida como Jesús quiere, mendiguen, porque el protagonista de la historia es el mendigo, el protagonista de la historia de la salvación es el mendigo ese que cada uno de nosotros llevamos dentro. Gracias por esto, y que este testimonio que dan lo lleven adelante y que dé muchos frutos. Gracias. [Aplausos] Y ahora vamos a rezarle a la Virgen todos juntos, y a pedir unos por otros, vamos a pedirle a la Virgen que como Madre cuide el nombre que Jesús le dio al otro y a los demás, y así nos unimos más. Dios te salve María… [Bendición] Y por favor, no se olviden de rezar por mí.

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BENDICIÓN DE LA PRIMERA PIEDRA DE LAS CASAS PARA LOS SINTECHO Y DE LA OBRA TALITHA QUM Plaza San Francisco de Asís, Cartagena Domingo 10 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2wT3BWU

Oremos. Bendito seas, Señor, Dios de misericordia, que en tu Hijo nos has dado un admirable ejemplo de caridad y por Él nos has recomendado vivamente el mandato del amor; dígnate colmar de tus bendiciones a estos servidores tuyos, que quieren dedicarse generosamente a la ayuda de los hermanos; haz que, en las necesidades urgentes, te sirvan fielmente con una entrega total en la persona del prójimo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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ÁNGELUS Y VISITA A LA CASA SANTUARIO DE SAN PEDRO CLAVER Iglesia de San Pedro Claver Domingo 10 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2wT26Yw

Queridos hermanos y hermanas: Poco antes de entrar en esta iglesia donde se conservan las reliquias de san Pedro Claver, he bendecido las primeras piedras de dos instituciones destinadas a atender a personas con grave necesidad y visité la casa de la señora Lorenza, donde acoge cada día a muchos hermanos y hermanas nuestras para darles alimento y cariño. Estos encuentros me han hecho mucho bien porque allí se puede comprobar cómo el amor de Dios se hace concreto, se hace cotidiano. Todos juntos rezaremos el Ángelus, recordando la encarnación del Verbo. Y pensamos en María, que concibió a Jesús y lo trajo al mundo. La contemplamos esta mañana bajo la advocación de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Como saben, durante un periodo largo de tiempo esta imagen estuvo abandonada, perdió el color estaba rota y agujereada. Era tratada como un trozo de saco viejo, usándola sin ningún respeto hasta que acabaron desechándola. Fue entonces cuando una mujer sencilla, que según la tradición se llamaba María Ramos, la primera devota de la Virgen de Chiquinquirá, vio en esa tela algo diferente. Tuvo el valor y la fe de colocar esa imagen borrosa y rajada en un lugar destacado, devolviéndole su dignidad perdida. Supo encontrar y honrar a María, que sostenía a su Hijo en sus brazos, precisamente en lo que para los demás era despreciable e inútil. De ese modo, se hizo paradigma de todos aquellos que, de diversas maneras, buscan recuperar la dignidad del hermano caído por el dolor de las heridas de la vida, de aquellos 74


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que no se conforman y trabajan por construirles una habitación digna, por atender sus necesidades perentorias y, sobre todo, rezan con perseverancia para que puedan recuperar el esplendor de hijos de Dios que les ha sido arrebatado. El Señor nos enseña a través del ejemplo de los humildes y de los que no cuentan. Si a María Ramos, una mujer sencilla, le concedió la gracia de acoger la imagen de la Virgen en la pobreza de esa tela rota, a Isabel, una mujer indígena, y a su hijo Miguel, les dio la capacidad de ser los primeros en ver trasformada y renovada esa tela de la Virgen. Ellos fueron los primeros en mirar con ojos sencillos ese trozo de paño totalmente nuevo y ver en éste el resplandor de la luz divina, que transforma y hace nuevas todas las cosas. Son los pobres, los humildes, los que contemplan la presencia de Dios, a quienes se revela el misterio del amor de Dios con mayor nitidez. Ellos, pobres y sencillos, fueron los primeros en ver a la Virgen de Chinquinquirá y se convirtieron en sus misioneros, anunciadores de la belleza y santidad de la Virgen. Y en esta iglesia le rezaremos a María, que se llamó a sí misma «la esclava del Señor», y a san Pedro Claver, el «esclavo de los negros para siempre», como se hizo llamar desde el día de su profesión solemne. Él esperaba las naves que llegaban desde África al principal mercado de esclavos del Nuevo Mundo. Muchas veces los atendía solamente con gestos, gestos evangelizadores, por la imposibilidad de comunicarse, por la diversidad de los idiomas. Pero una caricia trasciende todos los idiomas. Sin embargo, Pedro Claver sabía que el lenguaje de la caridad, de la misericordia era comprendido por todos. De hecho, la caridad ayuda a comprender la verdad y la verdad reclama gestos de caridad: van juntas, no se pueden separar. Cuando sentía repugnancia hacia ellos —porque pobrecitos venían en un estado que repugnaba— Pedro Claver le besaba las llagas. Austero y caritativo hasta el heroísmo, después de haber confortado la soledad de centenares de miles de personas, no murió honrado, se olvidaron de él y transcurrió los últimos cuatro años de su vida enfermo y en su celda y en un espantoso estado de abandono. Así paga el mundo; Dios le pagó de otra manera.

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Efectivamente, san Pedro Claver ha testimoniado en modo formidable la responsabilidad y el interés que cada uno de nosotros debe tener por sus hermanos. Este santo fue, por lo demás, acusado injustamente de ser indiscreto por su celo y debió enfrentar duras críticas y una pertinaz oposición por parte de quienes temían que su ministerio socavase el lucrativo comercio de los esclavos. Todavía hoy, en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad, un momento de ternura, se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y sus propios derechos. María de Chiquinquirá y Pedro Claver nos invitan a trabajar por la dignidad de todos nuestros hermanos, en especial por los pobres y descartados de la sociedad, por aquellos que son abandonados, por los emigrantes, por los que sufren la violencia y la trata. Todos ellos tienen su dignidad y son imagen viva de Dios. Todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, y a todos nosotros, la Virgen nos sostiene en sus brazos como a hijos queridos. Dirijamos nuestra oración a la Virgen Madre, para que nos haga descubrir en cada uno de los hombres y mujeres de nuestro tiempo el rostro de Dios. Angelus Domini… Después del Ángelus: Queridos hermanos y hermanas: Desde este lugar, quiero asegurar mi oración por cada uno de los países de Latinoamérica, y de manera especial por la vecina Venezuela. Expreso mi cercanía a cada uno de los hijos e hijas de esa amada nación, como también a los que han encontrado en esta tierra colombiana un lugar de acogida. Desde esta ciudad, sede de los derechos humanos, hago un llamamiento para que se rechace todo tipo de violencia en la vida política y se encuentre una solución a la grave crisis que se está viviendo y afecta a todos, especialmente a los más pobres y

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desfavorecidos de la sociedad. Que la Virgen Santísima interceda por las necesidades del mundo y de cada uno de sus hijos. Saludo también a ustedes aquí presentes, venidos de diversos lugares, también a los que siguen esta visita por la radio y la televisión. A todos les deseo un feliz domingo. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. Y ahora quisiera darles la bendición. Cada uno de nosotros, antes de recibir la bendición, en un ratito de silencio, meta en su corazón los nombres de las personas que más queremos y también los nombres de las personas que no queremos, los nombres de las personas que nos quieren y los nombres de las personas que sabemos que no nos quieren, para todos y para cada uno pedimos la bendición, para todos.

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PALABRAS EN LA BASE NAVAL AL ÁREA PORTUARIA DE CONTECAR Cartagena de Indias Domingo 10 de septiembre de 2017

Les agradezco mucho que se hayan acercado aquí a saludar. Gracias, muchas gracias, y les pido también que se queden cerca de esta misión que estoy llevando aquí con ustedes, no solo, con ustedes, juntos ir adelante, y que me acompañen en la oración ahora en la Misa desde donde estén, con el corazón. Les deseo lo mejor para la familia de ustedes (bendición). Hasta luego.

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SANTA MISA ÁREA PORTUARIA DE CONTECAR Cartagena de Indias Domingo 10 de septiembre de 2017 VIDEO: http://bit.ly/2xUCytm

“Dignidad de la Persona y derechos humanos” En esta ciudad, que ha sido llamada «la heroica» por su tesón hace 200 años en defender la libertad conseguida, celebro la última Eucaristía de este viaje. También, desde hace 32 años, Cartagena de Indias es en Colombia la sede de los Derechos Humanos porque aquí como pueblo se valora que «gracias al equipo misionero formado por los sacerdotes jesuitas Pedro Claver y Corberó, Alonso de Sandoval y el Hermano Nicolás González, acompañados de muchos hijos de la ciudad de Cartagena de Indias en el siglo XVII, nació la preocupación por aliviar la situación de los oprimidos de la época, en especial la de los esclavos, por quienes clamaron por el buen trato y la libertad» (Congreso de Colombia 1985, ley 95, art. 1). Aquí, en el Santuario de San Pedro Claver, donde de modo continuo y sistemático se da el encuentro, la reflexión, el avance, el seguimiento y vigencia de los derechos humanos en Colombia, hoy la Palabra de Dios nos habla de perdón, corrección, comunidad y oración. En el cuarto sermón del Evangelio de Mateo, Jesús nos habla a nosotros, a los que hemos decidido apostar por la comunidad, a quienes valoramos la vida en común y soñamos con un proyecto que incluya a todos. El texto que precede es el del pastor bueno que deja las 99 ovejas para ir tras la perdida, y ese aroma perfuma todo el discurso que acabamos de escuchar: no hay nadie lo suficientemente perdido que no merezca nuestra solicitud, nuestra cercanía y nuestro perdón. Desde esta perspectiva, se entiende entonces que una falta, un pecado cometido por uno, nos interpele a todos pero involucra, en primer lugar, a la víctima del pecado del hermano; y ese está llamado

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a tomar la iniciativa para que quien lo dañó no se pierda. Tomar la iniciativa, el que toma la iniciativa siempre es el más valiente. En estos días escuché muchos testimonios de quienes han salido al encuentro de personas que les habían dañado. Heridas terribles que pude contemplar en sus propios cuerpos; pérdidas irreparables que todavía se siguen llorando, sin embargo han salido, han dado el primer paso en un camino distinto a los ya recorridos. Porque Colombia hace décadas que a tientas busca la paz y, como enseña Jesús, no ha sido suficiente que dos partes se acercaran, dialogaran; ha sido necesario que se incorporaran muchos más actores a este diálogo reparador de los pecados. «Si no te escucha (tu hermano), busca una o dos personas más» (Mt 18,15), nos dice el Señor en el Evangelio. Hemos aprendido que estos caminos de pacificación, de primacía de la razón sobre la venganza, de delicada armonía entre la política y el derecho, no pueden obviar los procesos de la gente. No se alcanza con el diseño de marcos normativos y arreglos institucionales entre grupos políticos o económicos de buena voluntad. Jesús encuentra la solución al daño realizado en el encuentro personal entre las partes. Además, siempre es rico incorporar en nuestros procesos de paz la experiencia de sectores que, en muchas ocasiones, han sido invisibilizados, para que sean precisamente las comunidades quienes coloreen los procesos de memoria colectiva. «El autor principal, es el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una élite. Toda la gente y su cultura. No necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 239). Nosotros podemos hacer un gran aporte a este paso que quiere dar Colombia. Jesús nos señala que este camino de reinserción en la comunidad comienza con un diálogo de a dos. Nada podrá reemplazar ese encuentro reparador; ningún proceso colectivo nos exime del desafío de encontrarnos, de clarificar, de perdonar. Las heridas hondas de la historia precisan necesariamente de instancias donde se haga justicia, se dé posibilidad a las víctimas de conocer la verdad, el daño sea convenientemente

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reparado y haya acciones claras para evitar que se repitan esos crímenes. Pero eso sólo nos deja en la puerta de las exigencias cristianas. A nosotros, cristianos, se nos exige generar «desde abajo» generar un cambio cultural: a la cultura de la muerte, de la violencia, responder con la cultura de la vida y del encuentro. Nos lo decía ya ese escritor tan de ustedes y tan de todos: «Este desastre cultural no se remedia ni con plomo ni con plata, sino con una educación para la paz, construida con amor sobre los escombros de un país enardecido donde nos levantamos temprano para seguirnos matándonos los unos a los otros, una legítima revolución de paz que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante casi dos siglos hemos usado para destruirnos y que reivindique y enaltezca el predominio de la imaginación» (Gabriel García Márquez, Mensaje sobre la paz, 1998). ¿Cuántos hemos accionado en favor del encuentro y de la paz? ¿Cuánto hemos omitido, permitiendo que la barbarie se hiciera carne en la vida de nuestro pueblo? Jesús nos manda a confrontarnos con esos modos de conducta, esos estilos de vida que dañan al cuerpo social, que destruyen la comunidad. ¡Cuántas veces se «normalizan», se viven como normales, procesos de violencia, exclusión social, sin que nuestra voz se alce ni nuestras manos acusen proféticamente!. Al lado de San Pedro Claver había millares de cristianos, consagrados muchos de ellos; pero sólo un puñado inició una corriente contracultural de encuentro. San Pedro supo restaurar la dignidad y la esperanza de centenares de millares de negros y de esclavos que llegaban en condiciones absolutamente inhumanas, llenos de pavor, con todas sus esperanzas perdidas. No poseía títulos académicos de renombre; más aún, se llegó a afirmar que era «mediocre» de ingenio, pero tuvo el «genio» de vivir cabalmente el Evangelio, de encontrarse con quienes otros consideraban sólo un deshecho. Siglos más tarde, la huella de este misionero y apóstol de la Compañía de Jesús fue seguida por Santa María Bernarda Bütler, que dedicó su vida al servicio de pobres y marginados en esta misma ciudad de Cartagena. En el encuentro entre nosotros redescubrimos nuestros derechos, recreamos la vida para que vuelva a ser auténticamente humana. «La casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre una recta comprensión de la fraternidad universal y sobre el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de cada hombre y cada mujer; de los pobres, de los ancianos,

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de los niños, de los enfermos, de los no nacidos, de los desocupados, de los abandonados, de los que se juzgan descartables porque no se los considera más que números de una u otra estadística. La casa común de todos los hombres debe también edificarse sobre la comprensión de una cierta sacralidad de la naturaleza creada» (Discurso a las Naciones Unidas, 25 septiembre 2015). También Jesús en el Evangelio nos señala la posibilidad de que el otro se cierre, se niegue a cambiar, persista en su mal. No podemos negar que hay personas que persisten en pecados que hieren la convivencia y la comunidad: «Pienso en el drama lacerante de la droga, con la que algunos lucran despreciando las leyes morales y civiles, este mal atenta directamente contra la dignidad de la persona humana y va rompiendo la progresivamente la imagen que el Creador ha plasmado . Condeno con firmeza esta lacra que ha puesto fin a tantas vidas y que es mantenida y sostenida por hombres sin escrúpulos. No se puede jugar con la vida de nuestro hermano ni manipular su dignidad. Hago un llamado para que se busquen los modos para terminar con el narcotráfico que lo único que hace es sembrar muerte por doquier, truncando tantas esperanzas y destruyendo tantas familias. Pienso también en otros dramas como en la devastación de los recursos naturales y en la contaminación, en la tragedia de la explotación laboral, pienso en el blanqueo ilícito del dinero así como la especulación financiera, que a menudo asume rasgos perjudiciales y demoledores para enteros sistemas económicos y sociales, exponiendo a la pobreza a millones de hombres y mujeres; pienso en la prostitución que cada día cosecha víctimas inocentes, sobre todo entre los más jóvenes, robándoles el futuro; pienso en la abominable trata de seres humanos, en los delitos y abusos contra los menores, en la esclavitud que todavía difunde su horror en muchas partes del mundo, en la tragedia frecuentemente desatendida de los emigrantes con los que se especula indignamente en la ilegalidad» (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2014, 8), e incluso también se especula en una «aséptica legalidad» pacifista que no tiene en cuenta la carne del hermano, la carne de Cristo. También para esto debemos estar preparados, y sólidamente asentados en principios de justicia que en nada disminuyen la caridad. No es posible convivir en paz sin hacer nada con aquello que corrompe la vida y atenta contra ella. A este respecto, recordamos a todos

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aquellos que, con valentía y de forma incansable, han trabajado y hasta han perdido la vida en la defensa y protección de los derechos de la persona humana y su dignidad. Como a ellos, la historia nos pide asumir un compromiso definitivo en defensa de los derechos humanos, aquí, en Cartagena de Indias, lugar que ustedes han elegido como sede nacional de su tutela. Finalmente, Jesús nos pide que recemos juntos; que nuestra oración sea sinfónica, con matices personales, diversas acentuaciones, pero que alce de modo conjunto un mismo clamor. Estoy seguro de que hoy rezamos juntos por el rescate de aquellos que estuvieron errados y no por su destrucción, por la justicia y no la venganza, por la reparación en la verdad y no el olvido. Rezamos para cumplir con el lema de esta visita: «¡Demos el primer paso!», y que este primer paso sea en una dirección común. «Dar el primer paso» es, sobre todo, salir al encuentro de los demás con Cristo, el Señor. Y Él nos pide siempre dar un paso decidido y seguro hacia los hermanos, renunciando a la pretensión de ser perdonados sin perdonar, de ser amados sin amar. Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar urgentemente un paso en esta dirección, que es aquella del bien común, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza humana y de sus exigencias. Sólo si ayudamos a desatar los nudos de la violencia, desenredaremos la compleja madeja de los desencuentros: se nos pide dar el paso del encuentro con los hermanos, atrevernos a una corrección que no quiere expulsar sino integrar; se nos pide ser caritativamente firmes en aquello que no es negociable; en definitiva, la exigencia es construir la paz, «hablando no con la lengua sino con manos y obras» (San Pedro Claver), y levantar juntos los ojos al cielo: Él es capaz de desatar aquello que para nosotros parece imposible, Él nos prometió acompañarnos hasta el fin de los tiempos, y Él no va a dejar estéril tanto esfuerzo.

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PALABRAS DE DESPEDIDA DEL SANTO PADRE Área Portuaria de Contecar Domingo 10 de septiembre de 2017 Al terminar esta celebración, deseo agradecer a Mons. Jorge Enrique Jiménez Carvajal, Arzobispo de Cartagena, las amables palabras que me ha dirigido en nombre de sus hermanos en el episcopado y de todo el pueblo de Dios.

Agradezco al señor Presidente Juan Manuel Santos por su invitación a visitar el país. A las Autoridades civiles, y a todos los que han deseado unirse a nosotros en esta celebración Eucarística, aquí o a través de los medios de comunicación.

Agradezco el esfuerzo y colaboración para haber hecho realidad esta visita. Son muchos los que han colaborado dando su tiempo y su disponibilidad. Han sido días intensos y hermosos en los que pude encontrar a tantas personas, conocer tantas realidades que me han tocado el corazón. Ustedes me han hecho mucho bien.

Queridos hermanos, quisiera dejarles una última palabra: no nos quedemos en «dar el primer paso», sino que sigamos caminando juntos cada día para ir al encuentro del otro, en busca de la armonía y de la fraternidad. No podemos quedarnos parados.

El 8 de septiembre de 1654 moría aquí mismo San Pedro Claver; lo hacía después de cuarenta años de esclavitud voluntaria, de incansable labor en favor de los más pobres. Él no se quedó parado, después del primer paso siguieron otros y otros y otros. Su ejemplo nos hace salir de nosotros mismos e ir al encuentro del prójimo. Colombia, tu hermano te necesita, ve a su encuentro llevando el abrazo de paz, libre de toda violencia, esclavos de la paz, para siempre.

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