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EL OCASO DE LA INSURGENCIA Y LA GUERRILLA EN LATINOAMÉRICA
Ambiorix de Jesús Cepeda
Coronel, eRD, (DeM)
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El fenómeno de la insurgencia en América Latina tuvo sus orígenes en los numerosos movimientos armados que brotaron en diferentes países, para combatir los abusos de los gobiernos con características dictatoriales de la región. Estas diferentes dictaduras que existieron en el período de la insurgencia se debieron, especialmente, a la Guerra Fría que se desató al final de la Segunda Guerra Mundial.
Tras los deseos de libertad y bajo la sombra de la clandestinidad, surgen grupos insurgentes, en todo el continente latinoamericano, con ideales reformadores y revolucionarios que se fueron propagando por todos los países, provocando en las mayorías de sus ciudadanos, un deseo de independencia. Estos tuvieron su florecimiento durante las décadas de los años 50, 60, 70 y 80 del siglo XX y otras transcendieron el siglo XXI.
Cabe destacar que la mayor parte de estos movimientos guerrilleros fueron derrotados por las Fuerzas Armadas de los países involucrados, y sus dirigentes más persistentes alcanzaron el éxito político, llegando a ocupar la presidencia de sus respectivos países. Es el caso de Brasil, donde la presidenta Dilma Rousseff participó en dos movimientos guerrilleros de los años 60 y principio de los 70, llamados Vanguardia Popular Revolucionaria y el Comando de Liberación Nacional.
Un caso excepcional de guerrilla, que llegó al poder mediante la guerra contra el Estado, lo fue el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que derrocó la dictadura de la familia Somoza, quienes gobernaron a Nicaragua por
45 años . Luego, se legitimó con unas elecciones ganadas por su líder Daniel Ortega, quien después de numerosos períodos presidenciales, en la actualidad, acaba de ganar nuevamente las elecciones en su país.
Pero la madre de los movimientos insurgentes en Latinoamérica fue el liderado por Fidel Castro en la Sierra Maestra de Cuba, el cual, propició el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista en 1959. Dicho movimiento se desarrolló en el periodo de los años 1953 a 1959, obteniendo el poder por las armas y por un azar del destino logró el apoyo decidido de la Unión Soviética, dadas las condiciones ideales de la Guerra Fría.
También está el caso de otros movimientos insurgentes que se convirtieron en guerrillas armadas, por el apoyo del régimen comunista cubano. Las mismas, se basaron en el pensamiento marxista – leninista. Otra guerrilla a considerar fue la sangrienta organización peruana: «Sendero Luminoso», la cual incluyó la doctrina maoísta. La antes mencionada, recibió un duro golpe con el apresamiento de su líder Abimael Guzmán, en 1992, y la misma, le costó al Perú, según cifras oficiales 69,000 personas muertas y desaparecidas durante los años 1980-2000.
Además, podemos mencionar como evidencia las derrotas sufridas por los movimientos insurgentes, que llegaron al poder democráticamente en países como Granada, cuyo presidente Maurice Bishop fue derrocado con apoyo del gobierno del presidente estadounidense Ronald Reagan. Otro caso lo fue el de Salvador Allende, en Chile, derrocado por Augusto Pinochet.
En ese sentido, con la caída del Muro de Berlín y el colapso de la antigua Unión Soviética, las principales fuentes de ingreso de los insurgentes, originadas por los intereses de la Guerra Fría se exterminaron y las aspiraciones políticas que estaban basadas en un sistema ideológico Marxista-Leninista, fracasaron durante el desmembramiento de todos los países que componían la URSS.
Esto conllevó a un proceso de transformación que se dio de la siguiente manera: algunos grupos insurgentes se pasaron al proceso democrático de las elecciones, como fue el caso de Daniel Ortega en Nicaragua, cuyo gobierno ha alcanzado grandes éxitos de popularidad tomando un corte socialista y otros, por la falta de fondos, se convirtieron en aliados de los narcotraficantes, el crimen organizado y perpetradores del fenómeno llamado narcoterrorismo. Como sucedió con las FARC, de Colombia, que a pesar de que el gobierno colombiano mostró su disposición de firmar un acuerdo de paz, la masa del pueblo, resentida por los actos de violencia, no quiere esta paz, la cual desmovilizará cerca de 9,000 hombres entrenados para matar y delinquir.
Este problema no sólo afecta a Colombia, sino a otros países de América Latina, los cuales están experimentando la contaminación social; por ejemplo, en República Dominicana, donde recientemente se materializaron casos de asesinatos y robo de valores. Las investigaciones de dichos casos determinaron que los involucrados habían recibido entrenamiento con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Finalmente, por todo lo antes expuesto, podemos determinar que a pesar de que los movimientos insurgentes y guerrilleros están llegando a su ocaso en Latinoamérica, no es menos cierto que su sangriento legado sigue con nosotros y es necesario que los países se involucren en la extinción de la llama que los impulsó, tomando medidas para anular la violencia resultante de la decadencia de los mismos y tratando, por todos los medios a su alcance, de reinsertar a la sociedad a aquellos productos humanos que son el resultado de años de violencia y manipulación.