Memoria de un relingo

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Memoria de un relingo


Producción realizada con el Beneficio derivado del Artículo cuadragésimo segundo del Presupuesto de Egresos de la Federación 2012.

Coordinación editorial y edición Ana Gilardi Colaboración en contenidos y corrección Eliana Zaghis Coordinación institucional Sara de la Fuente Diseño editorial Karina Torres Revisión y corrección de estilo Julio Cárdenas Cotejo Belén Moro © Textos: Todos los textos son de Ana Gilardi, excepto donde se indique. Julio Cárdenas, Cynthia Rosas y Vladimir Saavedra. © Fotografías: Rodrigo de la Vega, Ana Gilardi, Vladimir Saavedra y Eliana Zaghis. © Capitulares: Images taken from Embroidery, published by The Pepin Press, www.pepinpress.com D.R. © 2013, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura Reforma y Campo Marte s/n Col. Chapultepec Polanco Deleg. Miguel Hidalgo 11560, México, D.F. Todos los derechos reservados. Esta publicación puede ser reproducida siempre y cuando se mencione la fuente original. ISBN: 978-607-605-224-2 Impreso en México.


Memoria de un relingo Ana Gilardi Coordinadora



A Julia, ni単a hermosa llena de luz.



gradecimientos

A Sara de la Fuente por colaborar con el desarrollo de esta iniciativa desde la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes (DGTPA). A Cynthia Rosas por impulsar el proyecto. A Catalina Cárdenas por su atención a todos las cosas que requirió del proceso. A Eugenio Echeverría y Dulce Chacón por brindar el Centro Cultural Border e interesarse por esta iniciativa. A Belén Moro por el interés y cercanía con que acompañó este trabajo, y todos. A Eliana Zaghis, cuya colaboración fue fundamental para la elaboración de los contenidos. A Julio Cárdenas por su claridad. A Rodrigo de la Vega por su entusiasmo incondicional. Y a todo el equipo de colaboradores de Memoria de un relingo, quienes hicieron posible esta iniciativa a través de su compromiso. A los trabajadores de las Comunidades que fueron entrevistados, por su disposición. Un agradecimiento especial a Fredy Díaz Arista y a Lin, quienes recuperaron su libertad y trabajan cada día para conservarla. A los adolescentes por compartir sus experiencias de vida y contribuir a la ampliación de las posibilidades de comprensión de su mundo. A Israel por su serenidad y armonía. A mi hermano y a mi mamá, siempre.



ntroducción

Un delito, un intento de escape, la adrenalina, enfrentarse con la policía, no haber corrido lo suficientemente rápido, la frustración, el encierro que aquí comienza y allá termina, el proceso judicial, la sentencia, una fecha imborrable en la memoria de un relingo: 1 el reconocimiento de su propio límite, ser la pieza que sobra o no encaja en la sociedad. En el recorrido del ”aquí comienza“ hasta el ”allá termina“ se despliega la existencia de las Comunidades para adolescentes en conflicto con la Ley. Los sentimientos contrariados, la rabia, la tristeza y a veces la culpa, se van entremezclando con la construcción de un espacio que les clausura el afuera y —muy a su pesar— les reduce al máximo su zona de confort, obligándolos a experimentar la perspectiva de otras posibilidades diferentes. No es un proceso de aislamiento simple sino la apertura a un modelo que pretende ser inclusivo y reconocer una dignidad relacionada con las capacidades individuales. Este libro con forma de diccionario cruza el aislamiento, se mete en medio del ”aquí comienza y allá termina“ y cuenta cómo son la vida y las relaciones dentro de las Comunidades, nos acerca la complejidad de sostener un día entero, misma que se manifiesta desde que marcan su cuerpo pronunciando las heridas, o a partir de su participación obligada en las actividades formativas, donde se involucran y descubren nuevas habilidades para recrearse y permitirse participar de otra realidad; o bien, desde el sueño común y recurrente que cuenta cómo estaban caminando libres por la calle, cuando de pronto se detenían en medio de la noche a pensar en qué momento los habían liberado, pero entendían allí mismo que aún seguían encerrados y se despertaban de golpe, con un sabor amargo porque era un sueño nomás. Desde la A (aquí comienza) hasta la Z (allá termina) entendemos que su vida nunca será “normal”, pero inevitablemente se sentirán distintos cuando la suspensión de su libertad termine y el afuera se abra otra vez. Unos empezarán a vivir con lo aprendido adentro, en cambio, otros deberán correr más rápido. Eliana Zaghis 1

Se sugiere iniciar la lectura de este libro en el capítulo Memoria.


breviaturas

Astr. abrev. adv. contracc. Dep. Electr. f. Fam. fig. gr. ingl. intr. lat. m. [u.] m. Méx. Mús. n. nom. part. pas. pl. pref. prep. prnl. pron. Rel. relat. tr. u. v. Ven. vulg.

astronomía; astrología abreviatura adverbio; adverbial contracción deportes electricidad; electrónica femenino; nombre femenino familiarmente figurado griego inglés intransitivo; verbo intransitivo latín; latino masculino; nombre masculino [usado] más México música neutro nominativo participio pasivo plural prefijo preposición pronominal; verbo pronominal pronombre religión relativo transitivo; verbo transitivo usado véase Venezuela vulgar



Actitud1 n. f. (lat. actitûdo) 1. Postura del cuerpo humano, especialmente cuando es determinada por los movimientos del ánimo, o expresa algo con eficacia. 2. Postura de un animal cuando por algún motivo llama la atención. 3. Fig. Disposición de ánimo manifestada exteriormente.

Todas las referencias son tomadas de la Real Academia de la Lengua Española, excepto donde se indique.


Poner de manifiesto una posición, una “postura”, una actitud, en el sentido más físico y más trivial del término, es algo que se efectúa al término de un movimiento que vacía de todo contenido y de todo sentido el paisaje y la mirada que lo tomaba por objeto, puesto que, precisamente la mirada se funde en el paisaje y se vuelve el objeto de una mirada segunda e inasignable: la misma, otra. Marc Augé. Los no lugares

Todos los seres humanos adoptamos instintivamente ciertas posturas ante nuestro entorno, escogiendo, con mayor o menor eficacia, la forma en que deseamos ser percibidos por los demás. Dentro de las Comunidades administradas por la Dirección General de Tratamiento Para Adolescentes, es notable la forma en que los adolescentes asumen determinadas actitudes para ser vistos por los otros —generalmente los extraños— con la apariencia que les garantice mayor protección. Dichas actitudes definen la imagen que buscan proyectar y en este caso es una imagen ruda que conocen de sí mismos y les da seguridad. Esa rudeza que muestran al llegar a las Comunidades es en gran medida producto de resentimientos inscritos en su historia personal y refleja sujetos que sólo conocen el conflicto como forma de relación con los demás, así como falta de reconocimiento ante figuras de autoridad.1 1

La Dirección General de Tratamiento para Adolescentes (DGTPA) es un área dependiente de la Subsecretaría de Sistema Penitenciario, perteneciente a la Secretaría de Gobierno del Distrito Federal. La DGTPA tiene a su cargo la ejecución de las Medidas impuestas a los adolescentes que se encuentran en conflicto con la Ley en las Comunidades Especializadas de Atención para Adolescentes del Distrito Federal, lugares donde las y los jóvenes conviven con sus pares y a la vez con todo un conjunto de profesionales especializados en el tratamiento de adolescentes. Allí atraviesan por experiencias educativas y formativas que buscan poner a su alcance los recursos necesarios para que ellos mismos, como sujetos de su propio proceso, realicen los cambios necesarios en su proyecto de vida, dirigiéndolo hacia una reintegración positiva en su medio social. Las Comunidades Especializadas de Atención para Adolescentes del Distrito Federal reciben este nombre debido al carácter comunitario del trabajo que se realiza en ellas. Las Comunidades están constituidas por las y los adolescentes, las autoridades y personal administrativo, así como el personal técnico especializado, como psicólogos, trabajadores sociales, educadores, talleristas, abogados y médicos. Por otra parte están los guías técnicos, que son una evolución del tradicional “custodio”. Han dejado de ser sólo vigilantes para convertirse en facilitadores de las experiencias formativas. También son parte fundamental de cada Comunidad las familias y otras personas cercanas a los adolescentes y las organizaciones de

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Dice Gastón Bachelard en La poética del espacio: 2 “ cómo el caracol fabrica su casa, cómo el ser más blando construye la concha más dura, cómo en ese ser encerrado resuena el gran ritmo cósmico del invierno y de la primavera”. Lo más acertado es desconfiar de esa actitud ruda que pretende infundir temor y preguntarnos, siguiendo a Bachelard: “¿cómo puede crecer el pequeño caracol en su cárcel de piedra?” Una vez que se inicia la labor con los adolescentes y éstos se van integrando a las actividades del programa personalizado,3 comienza a percibirse un cambio en su rostro como dice Ricardo Sierra, psicólogo de CDIA: “les brillan los ojos y se convierten en niños”. Para percibir ese ritmo al interior de su dureza resulta necesario entenderlos como sujetos que necesitan protegerse, quizás para contrarrestar la vulnerabilidad propia en que nos ubica toda situación que desconocemos. En ese sentido, la intervención psicológica y de manera amplia todo trato con ellos, se orienta a modificar creencias y actitudes que justifiquen la violencia o los hábitos agresivos y las emociones negativas asociadas con su origen, proceso basado en el reconocimiento de la diversidad de emociones y la forma en que afectan su conducta. Para lograrlo se promueve un estilo de comunicación adecuado a la par del fortalecimiento de la concepción que tienen de sí mismos y su autoestima, encaminándolos a prescindir de las actitudes acorazadas y adoptar otras más auténticas. Uno de los propósitos al trabajar con ellos es atravesar el caparazón, la barrera que impide ver el aspecto sensible que constituye a todo ser humala sociedad civil, tanto gubernamentales como privadas, que conforman “redes” para brindar apoyo a su labor. Todos los miembros de cada Comunidad están comprometidos en el proceso de revisión y corrección de los esquemas y valores que guían los propios actos, tanto en el contexto personal como en el familiar y el social. La DGTPA administra seis Comunidades Especializadas de Atención para Adolescentes, cuatro para varones, una de mujeres y una que atiende ambos sexos: Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes (CTEA), Comunidad de Diagnóstico Integral para Adolescentes (CDIA), Comunidad Especializada para Adolescentes “Dr. Alfonso Quiroz Cuarón” (CEA-QC), Comunidad para el Desarrollo de Adolescentes (CDA), Comunidad para Mujeres (CM) y Comunidad Externa de Atención para Adolescentes (CEAA). 2 Todas las citas de Bachelard corresponden a: Bachelard, Gastón. La poética del espacio. México, Fondo de Cultura Económica, 1975 3 Cuando el adolescente llega a la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes, un conjunto de especialistas realiza una evaluación de su perfil y sus necesidades. Este proceso se llama Diagnóstico; con base en él, el mismo grupo de especialistas diseña un Programa Personalizado de Tratamiento.


no, sea consciente de 茅l, lo desconozca o procure negarlo. Se trata de llegar a esa sustancia blanda y trabajar con intensidad, de adentro hacia fuera. Atravesar el caparaz贸n, llegar a las zonas olvidadas, desactivar el temor y la rudeza pretendida, buscando borrar toda diferencia entre el interior y el exterior hasta lograr que la consistencia de su actitud se vuelva real y se sienta verdadera.

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Alternativa n. f. 1. Cada una de las cosas entre las cuales se opta. 2. Acci贸n o derecho que tiene cualquier persona o comunidad para ejecutar algo o gozar de ello alternando con otra. 3. Opci贸n entre dos cosas: ante la alternativa tuvo que elegir.


Si una alternativa es una opción o una de las cosas por las que se opta, en esencia, es una posibilidad de elección que conlleva el derecho a la alternancia. Cuando las alternativas no conforman el escenario donde se desarrolla una persona, sus posibilidades o vías de acceso a ellas se limitan injustamente; y esto seguirá sucediendo en tanto que las alternativas no se constituyan, de hecho, en derechos.

En palabras de ellos ¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed, hasta aquí el agua?

“Yo cuando estaba afuera ya no quería estudiar y tampoco podía si hubiera querido, por mi hijo, mi trabajo, la renta –porque ya vivía solo–, la ropa, la comida, todo. Pero si seguía en el camino en el que andaba afuera, una de dos: terminaba muerto o en un reclusorio. Mi detención sucedió dos meses antes de que cumpliera los 18 años, así que lo pienso como una llamada de atención”. César

“Nací en Tehuacán, Puebla. No fui a la escuela, trabajo en albañilería desde niño, mi papá es albañil. Él me decía que me vaya a la escuela y yo no le hacía caso porque me gusta trabajar, pero tiene razón, yo necesito mi estudio”. Eduardo ¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire, hasta aquí el fuego?

“Yo siempre he tenido el apoyo de mis padres, me dejé llevar por los amigos, por el ambiente, por la curiosidad de probar y me gustó. Veía a mis compañeros y quería tener lo mismo. Así comienzas a robar y ascender en el trabajo (tenemos la maña de llamarlo así) y vas adquiriendo respeto. Primero robas celulares, luego carros; después casa-habitación, negocios, hasta cuentahabientes o tiro puesto.1 Todas esas cosas te hacen sentir que tienes poder, todos te reconocen”. Miguel

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Se refiere a cualquier oportunidad que se le presentara de robar. Véase el Glosario.


¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor, hasta aquí el odio?

— ¿Cómo empezó esta idea de robar, de empezar a delinquir? Si lo tuyo era el futbol, ¿dónde nos perdimos? — Es que… empecé a ver ya que chavos de mi edad traían muchas cosas. — ¿Qué traían? — Motos, cosas así. Yo quería tener lo mismo que ellos. — ¿Con quién te acercaste? ¿Quién te invitó la primera vez? ¿Cómo fue? — Los amigos de la colonia… y sí, me daba miedo. — ¿Qué edad tenías? — Como 16. Entrevista entre América y Alan ¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre, hasta aquí no?

“Hubo un tiempo en que era de ley  2 ir a grafitear. Pero luego cuando empecé a robar ya na’más era ir a robar, andar en la calle con esa adrenalina, teniendo dinero y gastándolo. Es que no piensas en las consecuencias de las cosas que haces y se te hace fácil”. César S.

“Hay chavos que lo hacen porque realmente no tienen y nadie les da chance. Yo veía que había quienes buscaban trabajo por la derecha y no conseguían porque no tenían hecha la escuela. Yo realmente no lo hice por necesidad, sino porque veía a mis amigos que llegaban con dinero y yo quería lo mismo. En mi casa yo tenía lo necesario, fue mi decisión, me gustó el desmadre, me gustó la calle, todo eso”. César Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas. Sangran.

Juan Gelman. Límites ¿Dónde nos perdimos? o ¿Por qué los dejamos perderse? 2

Algo que se hace constantemente, como un hábito. Véase el Glosario.



Bisne m. (ingl. business: negocio) [pl. bisnes]. Actividad comercial o monetaria.


El término “bisne”, tal como lo ocupan los adolescentes en conflicto con la Ley Penal en la Ciudad de México, responde a una apropiación resignificada de lo que entendemos por actividades comerciales. Para ellos representan actividades que generan dinero fácil, incluidos el robo y la venta de drogas, conductas que consideran como un trabajo. La acepción del término crece hasta definir las negociaciones que operan con todo tipo de agentes involucrados en la cadena de actividades referida; de esta manera, la palabra “bisne” queda enlazada con lo ilícito. La mayor causa de internamiento en las Comunidades es el robo. Según las últimas estadísticas elaboradas por la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes (DGTPA), en el mes de enero de 2013 se registraron 125 ingresos, de los cuales el 87 por ciento se vincula con esta causa. Robar es un bisne, vender drogas también. Al parecer, cada zona se organiza de manera diferente para el desarrollo de sus actividades. Con frecuencia, la distribución de los territorios se realiza por cuadras y se reparte entre los patrones o jefes locales, teniendo en cuenta la ubicación de escuelas, considerados puntos estratégicos donde surgen los conectes, ya que muchos de los consumidores de estupefacientes son precisamente los alumnos.

Armando Bisnes “Me gustó porque me daba todo: dinero, algo con qué defenderme y beneficios, porque si alguien se llegaba a meter con mi familia el patrón podía apalabrar —cuenta César. —Esos convenios también se hacen con la policía: ‘déjame vender y a la semana te puedo dar tanto’, ellos reciben dinero simplemente por hacerse de la vista gorda. En ocasiones estaba en el punto de venta y diez minutos antes de que llegara el policía, me hablaba mi patrón para avisarme y decirme cuánto tenía que darle. Entonces, frente a la cámara de la esquina (actuábamos como si el policía me estuviera haciendo una revisión) nos metíamos a la vecindad que nos quedaba más a mano y él sacaba el dinero que le correspondía por dejarnos trabajar. Los que te pueden agarrar son los nuevos, los que no saben cómo está el bisne”. Los tiradores o vendedores al menudeo no ganan mucho y son los que más se arriesgan en la cadena que implica la venta de drogas: representan el último eslabón. Eso va generando que las transacciones tomen diferentes

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caminos, con el propósito de aumentar la ganancia; todo aquello que genere valor, que pueda trocarse, es negociable: “La piedra 1 es más adictiva, [los consumidores] llegan bien desesperados a comprar, a veces hasta ofrecen cosas en forma de pago, como los tenis, o las chavas te ofrecen tener relaciones [sexuales] a cambio de la piedra. A mí lo que me gustaba pedir eran cosas electrónicas, porque a eso le podía sacar buen dinero. A veces compraba por $ 300 y vendía por $1 000, le daba los $ 300 a mi patrón por la droga y lo demás era para mí”. Sin embargo, el circuito del bisne no se cierra en la compra y la venta, abarca mucho más e incluye a otros actores, otras formas que adquiere la negociación, borrando la línea entre buenos y malos, incluso en el momento de la detención, dicho en palabras de Miguel, un joven interno: “Yo ahorraba en mi cochinito 2 porque el día que te agarran tienes que dar un dinero, y más si te agarran con armas; por eso tienes que ahorrar cuando andas de delincuente, porque el día que te llegue el atorón tienes que a huevo dar una luz a los policías”.

“El dinero mal habido se va bien rápido” “Mi hobby es andar en las plazas comerciales: ir al cine, a comer algo, andar caminando por ahí, comprar, pasar por las maquinitas.3 En ese momento, nunca se me pasó por la mente comprarme una casa. Tanto dinero tuve en la mano y nunca puse un pinche negocio, un local, una tienda, un taxi, ¡algo! Ese es un arrepentimiento que tengo, pero recuerdo el dicho: ‘el dinero mal habido se va bien rápido’. Ahora pienso que si lo tuve de esa forma también lo puedo lograr de este lado [legal]”. Miguel

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Crack, también conocido como crac, droga derivada de la cocaína. Véase el Glosario. Alcancía. Juegos de video.



Casa. “Si se me pide que nombre el principal beneficio de la casa, debería decir: la casa alberga un día soñando, la casa protege al soñador, la casa le permite a uno soñar en paz. No son únicamente los pensamientos y las experiencias los que sancionan los valores humanos. Al ensueño le pertenecen valores que marcan al hombre en su profundidad”.1

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Gastón Bachelard. La poética del espacio.


¿Cómo se protege un ser cuando el techo de su casa se vuela y su infancia queda interrumpida? ¿Cómo se protege su inocencia cuando es lanzado al feroz mundo adulto y a la ciudad, ese afuera sin ventanas que tiende a expulsar en vez de convertirse en un escenario de inclusión, para que la convivencia sea posible y el sueño perdure y devuelva su casa al soñador? Si acordamos en que “al ensueño le pertenecen valores que marcan al hombre en su profundidad”, entonces cabe preguntarse qué marcas produce su quiebre a través de la ausencia del abrazo, de la casa que no alberga, de la protección que se torna rechazo, de las ventanas abiertas a un exterior que no conoce la paz o nos deja incapaces de sentirla. Ese ensueño, según Bachelard, es un principio unificador que integra pensamientos, recuerdos y sueños. Sin la integración, “el hombre sería un ser disperso”; es decir, cuando ese proceso se interrumpe, el escenario se establece apto para la dispersión dejando al hombre desintegrado. ¿Cómo construye su identidad un ser que no tuvo acceso a la unidad? “Yo hablo mazateco pero no sé escribirlo. Mi abuelito me decía que nunca me puedo olvidar de mi dialecto porque es muy bonito. Él sólo hablaba mazateco. ”Mi infancia la viví muy bien, muy feliz con mi mamá y mi papá; me abrazaban, me daban mucho cariño, mucha paz. Estaba bien, tranquilo; le llevaba tortillas a mi papá, donde trabajaba en el campo, y así. No teníamos juguetes, jugábamos con ramas de árbol, como todos los niños, con un poco de pasión y con alegría. Me encantaba agarrar los pajaritos del árbol, para jugar un ratito con ellos. Mi papá nos regañaba porque no le gusta que agarremos animalitos, dice que mejor libres. Nos queríamos mucho en mi familia, mi papá me decía que no hiciéramos cosas malas”. Eduardo

Cuán importante resulta que la sensación de protección atraviese nuestra primera etapa de vida. Si es en ese ensueño donde la infancia permanece “viva y poéticamente útil”, ¿dónde desaparece cuando todo se va oscureciendo? “En mi pueblo sembramos frijol, milpa, nopales… lo que podemos comer. Cuando no tenemos dinero, cosechamos. Mi papá tiene cafetales: primero está verdecito, luego rojito, y cuando está rojito todo lo bajamos, lo secamos, lo molemos con

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molino y ya luego lo vendemos. Está muy rico ese café, se prepara en olla, con fogata porque no usamos estufa, pura leña y así sale más rica la comida. Todo es natural ahí, la carne de gallina, de puerco, y eso me encanta”. Eduardo

“En suma, la casa natal ha inscrito en nosotros la jerarquía de las diversas funciones del habitar”, nos dice Gaston Bachelard. Esto, en un estado profundo, podría asociarse con cierto sentido de pertenencia que logramos desarrollamos ante algunos lugares; lugares que a la vez nos definen y dan identidad. Son las diez de la mañana, una luz tenue se filtra por la ventana. Alan llega con el asombro fijo en los ojos, América lo recibe con una sonrisa cálida y le estrecha la mano, le ofrece sentarse. Sus manos están inquietas, su mirada hacia abajo. Evitando el contacto visual, comienzan a platicar: — De niño, ¿jugabas futbol? — Sí — ¿Cómo empezó tu gusto por el futbol? — Empecé a jugarlo y me empezó a gustar. Así fui aprendiendo más y ya no salía de las canchitas, diario estaba ahí. — Ya no salías de ahí… ¿era como tu segunda casa? — Ajá. Amanecía y me iba a jugar, me hacía muy feliz. — ¿Hasta que anochecía? — Ajá. Lloviera o lo que fuera siempre andaba ahí jugando. Entendiendo habitar como sentirse parte de un espacio que impulsa la inclusión en él, que nos apropia, ¿alguien puede ser capaz de dañar aquello que habita de manera esencial? O habitar, cuando no existe el apego, ¿va tornándose destructivo? — Hay cosas que no me gusta oír y hay otras a las que sí les agarro la onda. — Desde niño, ¿qué no te gustaba oír? ¿Qué te molestaba? — (Sonríe con timidez). Que me digan niño tonto. — ¿Quién te decía así? — Mis amigos y mis primos. Entrevista de Alan con América


Leer Alicia en el país de las maravillas, ser arropado, recibir un beso de buenas noches, sentirse protegido, aquellas cosas que absorbemos y aprendemos durante la niñez son decisivas para nuestra formación emocional. Qué diferencia abismal e insalvable es para un niño crecer debiendo desvestirse, acostarse solo, sin el sustento de ese beso de buenas noches, porque ella, su madre, se encuentra cumpliendo una Medida de orientación, protección y tratamiento.1 “El recuerdo más bonito que todavía tengo son unas estrellas en mi cuarto que me regaló mi papá. Antes de que se separara de mi mamá me llevaba muy bien con él. Le gustaban mucho las estrellas y siempre me sacaba al patio, en la madrugada, a verlas. ”Cuando estaba triste, porque luego mi mamá llegaba un poco tomada a casa y entonces se peleaban mucho, me despertaban y yo siempre salía llorando; entonces mi papá me cargaba y me subía al techo, me decía que siempre viera las estrellas”. Ariana

Cuando las adolescentes de la Comunidad para Mujeres (CM) son madres se plantea el asunto —no menor— de qué hacer con sus hijos. La Ley permite que permanezcan con ellas en situación de encierro, en la medida que el niño esté debidamente inscrito en el Registro. En ese caso, la decisión corresponde a su madre adolescente o a la familia cuando ella aún no ha cumplido los 18 años. En opinión de la Directora de la CM, Emilia Flores Melo: “es importante que tengan a sus hijos con ellas porque sino estaríamos repitiendo el modelo de abandono y ambos, madre e hijo, se requieren mutuamente”. “A mi hijo lo cuidan mi mamá y mi hermana mayor, y desde hace poco ingresó a una guardería de medio tiempo. Al principio me lo quise traer a la Comunidad, pero 1

Medidas: en la justicia especializada para adolescentes toda sentencia emitida por un juez implica una Medida de orientación, protección y tratamiento. Dicha Medida es un conjunto de actividades educativas y formativas orientadas a facilitar la reintegración social de los jóvenes. De hecho, la aplicación de la Medida es la razón por la que la palabra “tratamiento” aparece en el nombre de la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes. El tratamiento consiste precisamente en la aplicación de esta Medida.

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mi mamá no quiso porque decía que éste no era lugar para él; y está bien. No sé si sea la mejor opción porque un niño tiene que estar con su mamá, pero aunque no te tratan mal aquí, el problema es el encierro y la convivencia con personas más grandes en lugar de niños, y todavía me falta un año y diez meses para terminar la Medida. Además Brandon ya está grande, es más difícil que se acople”. Ariana

En este sentido, el proceso de adaptación que debe atravesar el niño o niña que ingresa con su madre a la Comunidad difiere según la situación que se presente. Cuando la adolescente llega embarazada y el bebé tiene que nacer durante el encierro de su madre, toda la población se involucra en los preparativos para su bienvenida al mundo, desde el arreglo de la habitación hasta la información médica necesaria, “es como una fiesta, algo especial: el niño nace con mucha presencia femenina”, dice la directora de la Comunidad. En el caso de que el niño ya hubiera nacido cuando su madre es detenida, si ingresa a la Comunidad el proceso que vivirá el niño se torna diferente: “tiene que ganarse el cariño de la población y del personal que trabaja en la Comunidad, mientras ellos tienen que asimilar su presencia. El niño finalmente lo logra, como ya ha sucedido”, concluye la funcionaria. “Recuerdo que en un cumpleaños él me regaló esas estrellas para que las pegara al techo y cada vez que él y mi mamá peleaban, yo veía las estrellas y eso me ayudaba mucho. Pero las quité hace un tiempo, cuando mi papá cayó en el reclusorio yo ya no las quería en el cuarto; ya no jugaba con muñecas, ya era distinta mi vida. Ya no era lo mismo, con mi mamá empezaron los problemas: mi hermano se empezó a drogar y yo lo veía porque él era el que me cuidaba”. Ariana


Los adolescentes en conflicto con la Ley son autores de todos los dibujos. Algunos son el resultado de una actividad coordinada por Javier GonzĂĄlez cuyo objetivo fue resignificar el juego tradicional de la loterĂ­a.

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Co, con o com pref. (lat. cum). 1. Significa unión, asociación, participación, simultaneidad, reunión o agregación. “Quizás los prefijos prefieran pensarse solos y eso desequilibre a las palabras; sin embargo, ambos se necesitan para establecer sentidos completos y por eso el trabajo diario es imprenscindible para construir mediante la coacción el vínculo necesario para atender una problemática entendida como multifactorial”.1

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Eliana Zaghis.


A veces, en vez de soldarse, las palabras se desligan íntimamente. Prefijos y sufijos —pero sobre todo los prefijos— se desueldan, quieren pensar solos. Entonces a veces las palabras se desequilibran. Gaston Bachelard. La poética del Espacio

Co o con se piensan solos y así se definen. Lo que les da sentido es un hacer que irremediable y felizmente, requiere de alguien más para poder ser. La labor en las Comunidades se concreta por medio de un trabajo que integra diferentes áreas del conocimiento operando en colaboración, complementándose y posibilitando un trabajo conjunto. La parte constitutiva y esencial del modelo de tratamiento para los adolescentes en conflicto con la Ley es el trabajo realizado a través de las terapias, cuya labor está orientada a ofrecer un marco de contención que contribuye a bajar los altos niveles de ansiedad y angustia característicos de todo proceso de encierro. Se actúa con tres modos de intervención desde el área psicológica: el acompañamiento (convivir con los adolescentes en su vida cotidiana), la terapia individual y la terapia familiar y grupal. “Además de trabajar a nivel individual y familiar, haces intervenciones en el momento de la acción para ir acomodando cosas con ellos. Es como una danza: a veces fluye y otras no, por eso hay que procurar encontrar el momento propicio hasta que, idealmente, busquen solos la terapia. Y ese es el gran paso: que te vean como un recurso para solucionar problemas”. Victoria Santiago, psicóloga de la Comunidad para el Desarrollo de Adolescentes (CDA)

Los terapeutas de grupo intervienen con la familia haciendo que el tratamiento sea integral. Su trabajo está orientado a restablecer las normatividades que debieran constituirse en el seno del hogar, ya que componen las reglas que, precisamente, tienden a romperse en la adolescencia. Asimismo, se promueven formas nuevas y sanas de vínculo intrafamiliar. Las intervenciones con la familia son fundamentales para complementar el trabajo que se realiza con los adolescentes durante el cumplimiento de su Medida. Ellos necesitan que su familia se constituya como un marco de contención. En el rol de los padres, considerando a la población de las Comunidades, suele presentarse como una dificultad el manejo de la etapa de crecimiento que implica la adolescencia. Como consecuencia de esto, pueden observarse

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dos conductas que se repiten: una de ellas es educar a sus hijos adolescentes como si aún fueran niños, la otra, de forma opuesta, consiste en abandonar la función de guiarlos, como si ya fueran adultos. “El trabajo que hacemos es ubicar a la familia en la etapa adolescente, que necesita una estructura de reglas para integrarse adecuadamente al mundo adulto”, dice Eduardo López García, coordinador del Área de Psicología de la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes (CTEA), refiriéndose a la necesidad de procurar el reconocimiento de roles, la incorporación de horarios, hábitos de estudio, responsabilidades asignadas por etapas, relaciones fundadas en el respeto, etc. La adaptación a un sistema normativo debe comenzar desde la familia: “en esta etapa [de tratamiento], las reglas cambian y cambian para todos, no sólo para los adolescentes”, continúa el especialista. La terapia de grupo utiliza técnicas para orientar al adolescente en la interacción, la mutua aceptación, la resolución de diferencias o conflictos y la solidaridad entre ellos. El objetivo es descontextualizar situaciones para resignificarlas, creando dispositivos “donde los muchachos ‘actúen’ sus verdaderos problemas y los de su familia: cuando te peleas piensa con quién te estás peleando o cuando pegas piensa a quién le estás pegando realmente; este es el escenario donde tú puedes actuar y entender el porqué de tu conducta. Cuando logran deducir eso, sucede una retroalimentación en la que yo puedo comprender una situación ajena, diferenciándola de la mía: entiendo que es más fácil mirar la situación del otro que la propia. Esa es la labor del grupo: yo me puedo esconder de mí mismo, pero no del grupo, que refleja ciertas situaciones a las que no quiero entrar porque, tal vez, me duele”. Lo que se evidencia en las terapias de grupo es la importancia que tiene la escucha hacia el otro y el habla en primera persona. En estos espacios de interacción, la información que se vierte resulta sumamente delicada porque contiene sus vivencias y la parte dolorosa de las mismas. Esas experiencias, al quedar al descubierto, sensibilizan, pero los adolescentes aún no tienen las herramientas necesarias para manejarlas. Sin embargo, una vez alcanzada su esencia, el grupo (de la terapia) comienza a tener un efecto sobre los participantes. A partir de una demanda de ayuda, se puede comenzar a enfocar la problemática y a fortalecer la toma responsable de decisiones. Las poblaciones adolescentes que albergan las Comunidades cohabitan en un mismo espacio, buscando identificarse desde un interior en el que coexisten zonas disociadas.



Charrasca f. 1. Fam. Arma arrastradiza, por lo común el sable. 2. Fam. Navaja de muelles. 3. Ven. Pequeño instrumento musical de percusión, de forma cilíndrica, hecho de cobre, bronce o madera y provisto de ranuras que producen sonidos broncos al ser frotadas con una barrita metálica, un clavo, etc.


Para los adolescentes en conflicto con la Ley, las charrascas son cortes autoinflingidos o que se hacen unos a otros con una navaja de rasurar o cualquier objeto de corte arrastradizo que provoque heridas con forma de línea. El proceso de cicatrización es demorado intencionalmente, quitando las costras o introduciendo sustancias que irritan la herida para producir escarificaciones, es decir, cicatrices con mayor relieve y con alguna figura. Resulta curiosa la forma en que, dentro de este contexto, se ha bautizado a la cicatriz, a través del término que según la RAE, define al arma que produce las incisiones. Los propósitos por los que se realizan las charrascas son diversos y multifactoriales. “Nosotros, desde afuera, solemos vincularlas con fines estéticos, conmemorativos [hacen alusión al tiempo de Medida transcurrido dentro de la Comunidad, es decir de encierro] o de poder”. Suelen atribuirse también a una forma en que los adolescentes buscan llamar la atención, ya que estas lesiones corporales son daños autoinfligidos que, aunque no sean de gravedad, resultan significativas. Esta es la razón por la cual, como parte de la labor que se realiza en las Comunidades, se ponen en práctica estrategias para contrarrestarlas por ser entendidas, fundamentalmente, como actos de violencia. Es posible que para ellos las charrascas también impliquen, a profundidad, todas estas cuestiones; sin embargo, su respuesta es en principio, como dice Jorge, un adolescente interno: “me las hice porque me laten, pero calan. Tengo nueve, pero estas tres están más chiquitas, al llegue”.1

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Me las hice porque me “gustan”, aunque “duelan”. Tengo nueve, pero estas tres están más chiquitas, “son más leves”. Véase el Glosario.

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Dar un rol vulg. Dar un paseo (vĂŠase el Glosario).


Carles Feixa, guiado por su estudio antropológico de la juventud urbana, llegó a México y se encontró con los chavos banda. Al inicio de su libro De jóvenes, bandas y tribus, investigación que realizó en la Ciudad de México, los describe como jóvenes provenientes de ámbitos populares urbanos, cuyo espacio predilecto de reunión son las esquinas de las calles de los barrios. A pesar de las sugerencias que recibió de no entrar en contacto con ellos por peligrosos, Feixa continuó su búsqueda, partiendo de una primera señal: “la banda parecía haber surgido de la nada”. A medida que avanzaba en sus estudios —y en el territorio—, fue recabando datos que le permitieron reconocer los antecedentes de la banda: los pachucos y los jipitecas (chavos de onda) ambos movimientos juveniles, el primero de los años 40 y el segundo de finales de los 60, que lograron difundirse y sentar las bases de las siguientes tribus urbanas. Feixa concluye: “esta evolución estilística se refleja en el argot característico de los chavos banda —el ‘caló’— que mezcla elementos provenientes de orígenes diversos: el lenguaje pachuco, el lenguaje de la onda, las lenguas indígenas, los argots marginales, que al mezclarse con expresiones inventadas por los chavos, se convierte en un sociolecto incomprensible para el extraño”. A partir de la imposición de ciertas características identitarias, surge necesariamente una distancia con respecto a los rasgos formales de la lengua. La creatividad se vierte en códigos privativos de intercambio, provocando una dicotomía entre inclusión y exclusión. De este modo, el sentido de pertenecia queda determinado por las fronteras de comprensión de los signos propios de comunicación, porque ­— como describe Feixa— “para ellos, la banda representa un modelo de sociabilidad que organiza el espacio y el tiempo de la vida cotidiana”. Nos preguntamos, ¿cómo propiciar un acercamiento a esa cotidianeidad? Siendo extraños, ajenos, tenemos el deseo de decodificar e inlcuirnos en su lenguaje para que la comunicación sea posible. Intentaremos dar un rol por el particular lenguaje con el que los chavos interactúan, a través de una conversación con Jorge, un adolescente que ha llegado al término de su Medida en la CTEA. “Cuando llegué aquí el ambiente sí estaba tenso, chale, y yo sin conocer a nadie … antes eran muchos chavos más que ahora, como 200 por patio. Eran nueve

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secciones y ahora sólo quedan cinco. Estaban todas ocupadas, cada sección tenía unos 30 chavos.1 ”Lo chido es que al final ya sabes lo que es que te den toques, chichar, vivirla en carne propia. Como allá afuera, acá también se vive otra vida: tienes que sobrevivir porque si no, mamas … Había varias posiciones para chichar: de cenicienta, patito, carrito, de a sentadito … bien tenso. ”Aquí hay mucha banda que ampara a los demás. Haz de cuenta: tú eres la chida del patio, tú me conoces del barrio, entonces tú me jalas, ‘jálate mi barrio’, y la banda dice ‘chale, pinche chamaco amparado’ … el chiste aquí es rascarte con tus propias uñas, no lamerle los huevos a nadie, porque si no la banda dice ‘chale, este chamaco me cae gordo por amparado’ … hay muchos chavos que por no vivirla te hacen la barba, te dicen hazme paro. ”Cuando llegas tienes que hacer tus aseos, de ley. Y si te aplicas, sales de los aseos; pero es un rato haciéndolos. Hay que formarle con lo que debe de ser. Yo tengo esa mentalidad, yo le formé. Eran otros tiempos … antes, la banda no se ponchaba. Había los pastazos, imagínate durmiendo, ¡cómo cala! … ahora con eso se ponchan los borregones y antes no había eso: al que se ponchaba lo bajaban al aíslo y lo agraviaban. ”Todo eso cambió desde mediados del 2011, pero sigue siendo la Corre. Al final, esto es una cárcel, estamos en una jaula como los pajaritos, ni modo de volar … ahora estamos de puertas abiertas, yo me puedo dar un rol a donde quiera, dentro del patio: el encierro es igual pero estás más abierto. Conozco banda que estuvo aquí cuando eran los Tutelares y sí estaba más tenso. ”Aquí valoras todo, hasta la luz. La banda es bien grifa … y luego cuando hay mota armamos uno y ¿cómo lo vamos a prender si no tenemos encendedor? ¡Con la luz! Pelamos los cables, damos un chispazo, le ponemos papel para que se prenda, sale una flama y ya lo prendes. Valoras tus colchones, la comida, tu ropa, un montón de cosas.

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Patios y Secciones son los espacios en que se divide la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes (CTEA), llamada por los adolescentes “San Fernando” o “Sanfer”, antes conocida como “Correccional” o “La Corre”.


”Antes te pedían que consigas un cobertor, pon tú, y ¿de dónde lo ibas a sacar? Y si no lo conseguías te daban una verguiza, una tendida chula. Antes tenías que aguantar más verga, tenías que aguantar vara. Y eso era entre la misma banda y con los custodios también. Ahora son guías, a estos los fumas: ‘eres la bronca guía’. Antes hasta te pegaban ... Lo que pasa es que no había cámara, ahora hay cuatro en este patio. Antes podías picar a alguien y no había bronca, ahora haces cualquier relajo y la cámara te pone. Ahora los guías son los borregones, todo está más tranquilo. ”Y cuando te pasas de listo en la sección te meten al aíslo, o sea, cuando traes tenda a la banda. Cuando solereas o picas a alguien, cuando faltoseas a un tutor y te topan. A mí eso no me late porque tengo hermanas; eso sí nunca he sido, faltoso con las mujeres. Y aquí sí hay mujeres bonitas, lo que es, pero no por eso las voy a estar lujuriando. Pero es que acá te privas de dos tres cosas, me da pena hablar contigo de esto, pero sabes que lo más escaso son las mujeres. Quieras o no, nosotros tenemos necesidades como hombres, pero no por eso … yo prefiero hablarles bien y hasta más atenciones te dan. Como saben que no eres faltoso pues a la voz te sacan. ”En el aíslo te dejan dependiendo lo que hayas hecho; por ejemplo, golpear a alguien que se poncha y enseña marcas es un mes de aíslo. Está feo, imagínate un mes así … con comida, pero sin chácharas, que son luego las que te tiran un paro. ”Cuando me encerraron tenía 16 años, pero andaba de culero desde los 13. Mi papá trabajaba en Mazatlán, pero yo sacaba puros seis o siete en primero de la secundaria y no trabajaba ni nada, y tiene chesco él, entonces yo le decía ‘tira paro, dame para unos tenis’. Pero él me decía que le diera calificaciones más altas. Mi mentalidad en ese momento era: si no me late la escuela no le voy a estar dando lo que él quiere, mejor me ribeteo por lo mío. Así que empecé a robar, chineando a las personas, con otro vale. Yo las chineaba mientras él las trasculcaba, las aventaba y vámonos corriendo. O arrebatando bolsas desde la motoneta: manos libres y ¡presta! ”Y así, andas de culero y conoces a más lacra. Y como los rucos saben que le arreas, pues me jalaron para robar autos, casa-habitación, micros … pero esas casi no me gustan porque los judiciales están arriba y te pueden matar. Yo conozco a un amigo, que en paz descanse, que le pasó. Y así, me empecé a hacer de

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mis cosas, pero no andaba de erizo, no dejaba a mi familia olvidada. Una vez me traje 35 varos 2 en un día y llegué a la casa bien feliz. Llevé a mi jefa a comprar sartenes y ollas, y a mis hermanas a Tepito 3 a comprar tenis, ropa … sí la rayaba. Y yo creo por eso no me dejan, porque allá afuera no las tiraba al bote de basura. Si yo hubiera sido ojete afuera, no me hubieran venido a ver aquí adentro, o quién sabe… ”Así estuve tres años y nunca me agrarraron, y andaba tendo … me agarraban en patrullas, pero hacía bisne: ‘tira paro carnal’, siempre hay que tener dinero apartado por si llega a valer gorro. Nada más dos veces me agarraron: la primera di 20, porque nada más eran teléfonos; y la segunda 38 para que me dejaran ir, pero esa vez iba con una pistola y una moto robada. Ahora vengo por diversas: dos autos, una camioneta, negocio y trausente (sic).4 Me las fueron metiendo de a una. ”Me agarraron morro, andaba cotorreando en la calle. Yo robaba de lunes a viernes, juntaba 20 o 30 varos y los fines de semana me los gastaba en puro coto: en tomar, en chavas, en hoteles. Ya no quiero tanto así, pero sí cotorreármela, lo que perdí de mi juventud recuperarlo, andar de cábula todavía. ”¿Qué tal si a lo mejor voy a pegarme unos robos y ya que tenga un chesco me retiro? Quién sabe … Hay mucha banda de mi barrio que está secuestrando y se la está trayendo; mi cuñado anda en esto. Está con mi hermana desde los 14 años y desde ahí anda de cábula. Ahora ya tiene departamento, casas, carros, negocios; y todavía sigue de culero”.

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35 mil pesos, e igual en las siguientes cifras. Barrio de la Ciudad de México. Cfr: Mata Rosas, Francisco. Tepito ¡bravo el barrio! Trilce-Océano, México, 2008 4 Robo a transeúnte. 3



Estigma (lat. stigma, y éste del gr. στίγμα, picadura). 1. m. Marca o señal en el cuerpo. 2. m. Desdoro, afrenta, mala fama. 3. m. Marca impuesta con hierro candente, bien como pena infamante, bien como signo de esclavitud. Tatuaje, ¿el lenguaje de la piel o estigma social? Vladimir Saavedra


El cuerpo se ha convertido en una preocupación fundamental del hombre contemporáneo, pues se ha tornado en el principal vehículo de cambio, transformación y expresión, así como en un espacio que posibilita la construcción de significaciones. Los tatuajes son prácticas culturales en las que la modificación de las corporalidades hace patente que, más allá de la condición carnal y orgánica del cuerpo, éste se halla incluido en el orden de la cultura, producción simbólica que abriga una intrincada relación entre el cuerpo y la psique. La práctica cultural de modificar el cuerpo a través de tatuajes representa una forma de reapropiación, resimbolización y resignificación de la corporalidad. En todo tatuaje se hacen presentes aspectos vinculados con la historia de cada persona: el simbolismo del diseño elegido, la experiencia iniciática, la pertenencia grupal, la identidad, el componente ideológico, el sentido de la trasgresión, el pensamiento mágico, la vivencia de dolor, entre otros. En fin, el tatuaje se transforma en una marca indeleble (bajo la noción de memoria y temporalidad) que busca afirmar la diversidad. Sin embargo, pareciera que se retoma la raíz latina de la palabra “tatuaje”, que es estigma, pues la Primera Encuesta Nacional contra la discriminación y la violación de los derechos de las personas tatuadas y perforadas, realizada entre diciembre del 2006 y marzo del 2007 en 26 estados del país, reveló que cerca del 90 por ciento de las personas con tatuajes o piercings sufre algún tipo de discriminación en México. La gran mayoría manifestó haber sufrido distinción, restricción, exclusión, represión y violencia, tanto verbal como física. Dicha represión la han vivido en el ámbito laboral, escolar y familiar, o bien en la calle, oficinas de gobierno y centros de salud. Las imágenes a continuación muestran un aspecto de la diversidad de tatuajes y sus implicaciones en los aspectos personales, mismos que la sociedad debe respetar bajo un ámbito de tolerancia.

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“Es cuestión de que el otro te crea que sos malo”. Cristian Alarcón. Cuando me muera quiero que me toquen cumbia

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“La mayoría de las cicatrices son de trenzones o dientazos. La marca que tengo en la ceja es de una vez que nos agarramos con soleras, que aquí son las armas que ocupamos en un desmadre. Estas otras son de putazos que nos dimos y por eso te aislan. He estado en todos los aislos y hay temporadas en las que los moscos están cachondos y te empiezan a picar fresón: estas marcas son piquetes”. Jorge


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“Cuando entré medía 1.78 m y ahora, casi tres años después, mido 1.84 m; también por el ejercicio que haces aquí … Tengo arrugas también, que antes no tenía. Eso es porque necesito lentes, porque no veo bien de lejos y la gente me dice que la chacaleo, pero es por eso … Aquí lo que pesan son los años, los meses te los pasas a la voz, pero tres, cuatro años ya empiezan a calar”. Jorge




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“Adentro empecé a leer un montón, era con lo único que me fugaba. Los Guías de repente me preguntaban ‘¿de qué te estás riendo?’ Pensaban que traía celular y sólo estaba leyendo, les decía ‘mira, esta parte está buena, ahorita que lo acabe si quieres léelo y vas a ver’”. Miguel

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Fase f. (gr. φάσις). 1. Cada uno de los distintos estados sucesivos de un fenómeno natural o histórico, o de una doctrina, negocio, etc. 2. Astr. Cada una de las diversas apariencias o formas con que se dejan ver la Luna y algunos planetas, según los ilumina el Sol.


La importancia de un proceso radica en la sucesión progresiva de fases o estadíos. Toda fase implica una temporalidad y el cumplimiento gradual de un objetivo. A medida que se avanza, la dificultad o exigencia va incrementándose, lo que supone la superación de una etapa para continuar hacia la siguiente. Una vez alcanzados todos los objetivos de cada fase, el proceso ha concluido con éxito. Cuando se estructura un proceso, se plantea en forma global, se parte de un estado de situación particular y se delinea un recorrido para lograr un cambio definitivo de la condición inicial. Sin embargo, quien participa activamente en el mismo experimenta los avances en forma escalonada, siendo el tiempo organizado en fases lo que le da sentido a su propia evolución, mientras que los objetivos cumplidos son los que garantizan su progreso. El proyecto Casa ACIA-LUMEN VITAE  1 opera bajo un modelo enfocado en el tratamiento y la reinserción social de algunos adolescentes que se encuentran cumpliendo una Medida de internamiento y ­—antes de completar el tiempo asignado para la misma­— pasan a otra etapa de semilibertad denominada Tratamiento en internamiento durante el tiempo libre. Este cambio de Medida implica su traslado a la Casa, un espacio de transición que provee a los adolescentes de la preparación necesaria para su desenvolvimiento en sociedad cuando recuperan su libertad. En este espacio finaliza el cumplimento de su Medida de tratamiento, en lugar de hacerlo en una Comunidad de internamiento: “la ventaja de este espacio es que ofrece otra forma de ver la vida, otras alternativas a los grupos delictivos”.2 La Casa fue inaugurada en marzo de 2012 a partir de la integración de dos instituciones: la Fundación Lumen Vitae, sociedad civil que trabaja bajo un modelo de Comunidad Terapéutica, Tratamiento y Prevención de Adicciones y la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes (DGTPA) durante la gestión de Raquel Olvera. De esta manera, el modelo de trabajo de la Casa es producto de una simbiosis entre los lineamientos de la DGTPA y el Modelo de la Fundación Lumen Vitae, cuyo objetivo es “favorecer el proceso de reinserción social óptimo de los adolescentes mediante un proyecto de intervención en internamiento y en libertad asistida, en un espacio que mejore su calidad de vida, alejados de situaciones de riesgo”.

1

La Casa ACIA-LUMEN VITAE es una Comunidad más administrada por la DGTPA. A partir de aquí, todas las declaraciones corresponden a Ricardo Tafoya Ledesma y fueron obtenidas en entrevista.

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El proyecto se desarrolla en tres fases diferenciadas: tratamiento en internamiento, tratamiento en internamiento durante el tiempo libre y seguimiento en libertad. La primera fase se desarrolla, hasta la fecha, en la Comunidad para el Desarrollo de Adolescentes (CDA), Comunidad con la que se trabaja conjuntamente este proyecto. La CDA cuenta para ello con un espacio diferenciado del resto, en el que se promueve la modificación de hábitos destructivos para orientar a los adolescentes involucrados —o seleccionados para participar— en su futuro cambio de Medida. Esta fase tiene una duración de tres a seis meses, según la evolución del adolescente. El objetivo es iniciar la preparación de los adolescentes para la vida en libertad. La segunda fase se desarrolla en la Casa, bajo un esquema de semiresidencia. El adolescente que cumple con los objetivos (el personal técnico determina si tiene las herramientas suficientes para transitar a esta segunda etapa, en concordancia con ciertas cuestiones jurídicas), es trasladado a la Casa, a partir de un cambio de Medida que otorga el juez, con base en un informe. Dicho cambio de Medida está establecido por el artículo 85 de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal denominado “Internamiento durante el tiempo libre”. En palabras de Tafoya Ledesma, “la Casa, entre uno de sus grandes logros, le dio vida a ese artículo, a partir de otorgarle contenido a la noción de ‘tiempo libre’ que, para los jueces, era el tiempo que deberían estar en sus casas y para nosotros, el que deberían estar acá, en la Casa como en un tratamiento ambulatorio, en que el adolescente debe estar internado mientras no tenga otras actividades”. En esta segunda fase se trabaja en la reducción de daños3 a partir de cuatro rubros en los que se enfoca dicha tarea: inserción laboral, reinserción académica, intervención psicoterapéutica y atención a las adicciones. Para ello se fomenta que cada adolescente desarrolle un proyecto de vida factible, en un marco garantista de los derechos humanos y de desarrollo integral. La tercera fase coincide con la recuperación de la libertad del adolescente una vez concluida la Medida, y consiste en supervisar y monitorear esta etapa para obtener indicadores de reinserción social. El tiempo legal máximo que los adolescentes pueden permanecer en la Casa es de 6 meses, es decir hasta el término de su Medida. Si el adolescente 3

Reducción del daño es un sistema de acciones orientadas al mejoramiento de las condiciones de vida en poblaciones que sufren procesos de exclusión y marginación, en cuanto a salud, educación y empleo.


manifiesta la voluntad de permanecer en el proyecto, se evalúa la situación, se cierra la parte legal y se abre una nueva fase denominada “Estancia voluntaria”, que cuenta con un programa de seguimiento, y “en ese caso depende de lo que cada uno quiera lograr: hemos tenido hasta ahora a seis voluntarios, uno de los cuales pasó un año en la casa, luego regresó y ahora está estudiando en la Universidad del Valle de México, con una beca”.

Modalidad de trabajo Se trabaja generando lo que se denomina “ambiente de crisis”, que forma parte de un modelo estricto en el que el Diario vivir integra las actividades que abarcan todo el día sin dejar espacios vacíos. Incluso las horas de descanso tienen un sentido: se llaman “horas del residente”, donde cada quien puede hacer lo que desee o lo que tenga pendiente, menos dormir. Esta modalidad, llamada por la Fundación Lumen Vitae “reeducación”, está orientada a la comprensión y aceptación de ciertas normas que no fueron aprendidas en su momento y que deben ser asimiladas en el corto tiempo que implica el transcurso de los mismos por la Casa: “todo tiene una lógica, la semana comienza con un alto grado de actividad y termina tranquila, los fines de semana se van a sus casas, al Chopo, a Tlatelolco y luego regresan. El problema es que a veces sólo se quedan en la etapa de crisis y cuando apenas están aprendiendo a manejarla deciden irse”. Paralelamente al Diario vivir, los adolescentes participan de grupos terapéuticos dirigidos por los operadores de vida cotidiana, tal como sucede en el resto de las Comunidades,4 cuyo rol en la Casa es el de ex usuario, es decir, 4

Operadores de vida cotidiana. El equipo de operadores comunitarios se ha conformado por personas con diferentes conocimientos disciplinarios con el propósito de crear a un grupo especializado que trabaje de manera multidisciplinaria con adolescentes en conflicto con la Ley y sus familias. Los operadores de las Comunidades para adolescentes tienen diferentes saberes y conocimientos que ponen en práctica en el quehacer diario, tanto en las Comunidades de tratamiento interno como en las externas: psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos, terapeutas familiares, terapeutas de grupo, capacitadores sociolaborales, talleristas culturales y entrenadores deportivos que se encargan de realizar tareas específicas y de enfoque comunitario. El Guía Técnico es un operador que acompaña a los jóvenes en su proceso de tratamiento interno o externo, y participa en diferentes actividades en conjunto con el resto del equipo, de la misma manera que los demás. Se deben potencializar otras capacidades para el trabajo con los adolescentes y sus familias, sin perder la presencia de esta figura en los diferentes espacios, dentro y fuera de las Comunidades, que son destinados únicamente para este grupo (torres, aduanas, accesos, etc.)

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alguien que atravesó un proceso semejante —en este caso una Medida de tratamiento— y está en condiciones de ayudar a otros desde su experiencia, porque logró obtener resultados positivos de ella. Estos grupos terapéuticos son espacios de autoayuda donde tienen la posibilidad de canalizar todo lo que les sucede a nivel interno y transferirlo en una toma responsable de decisiones. Otra parte constitutiva y de suma importancia de la modalidad de trabajo son las salidas recreativas a sitios fuera de la Ciudad, como Teotihuacán, la Marquesa o el Desierto de los leones, espacios que la mayoría de los adolescentes desconoce y cuya experiencia sirve para propiciar un acercamiento emocional entre ellos y el equipo de trabajo, “porque en esta Casa funcionamos como una familia sustituta: estamos aquí para lo que necesiten. Todo lo que no tuvieron en su infancia lo tenemos que hacer nosotros en muy poco tiempo: todo lo que no pudieron vivir ni disfrutar; lo que tuvieron que padecer, incluso”. Además, en la Casa se imparten talleres culturales, llamados Laboratorios, basados en dinámicas de integración, de modo que se trabaja en su totalidad procurando un tratamiento adecuado que funcione también como estrategia preventiva. Tal como la Luna, que no podríamos ver desde la Tierra sin la presencia del Sol, estos procesos requieren de una fuente de luz que les confiera cuerpo, existencia y un recorrido posible, etapa por etapa, para una obtención organizada de resultados. Aunque el proyecto todavía está en construcción, se han obtenido logros en varios sentidos: “las rutas están claras, está delineado el rol que desempeña cada quien y las actividades que implica. Tanto en el área de internamiento como en la Casa hay claridad en los objetivos; está muy delineado cómo tener candidatos, es decir adolescentes que cumplan con el perfil que se requiere. En total, desde que inició el proyecto, hemos atendido a 28 chavos. El cumplimiento de Medida ha sido del cien por ciento: ningún evadido, ningún revocado”.



Fuga (o el encuentro con otros mundos a travĂŠs de la literatura) Vladimir Saavedra


Poesía es la salvación del alma, en este mundo transformable por el verbo. Eduardo Nicol. Formas de hablar sublimes. Poesía y filosofía

1. ¿Fugarse, huir, escapar? ¿Fugarse de dónde? ¿Para qué? ¿Cómo? Posiblemente el acto de fuga está en el imaginario colectivo de las y los adolescentes en conflicto con la Ley del Distrito Federal que están cumpliendo una Medida de tratamiento en internación. Para ellas y ellos constituye un deseo constante salir de las Comunidades de diagnóstico y tratamiento para recobrar su libertad. Esto es

— quizá— el sueño de todas las noches y el

pensamiento constante en vigilia de estos jóvenes. Pero, ¿acaso no existen otras posibilidades de procurar su libertad antes de lograr su reinserción social? ¿Se puede fomentar una libertad en otros sentidos como la intelectual, psicológica y emocional para trascender el espacio físico? ¿Es posible que las y los adolescentes se fuguen de su realidad a través de la lectura con el fin de encontrar otros mundos imaginarios e incluso a sí mismos? El fomento del placer e interés por la lectura busca esta experiencia de libertad, fuga positiva y encuentro, y forma parte de la estrategia integral que se lleva a cabo en las Comunidades de diagnóstico y tratamiento especializado. Para aclarar en qué consiste esta experiencia, en principio abordaremos las implicaciones del origen de la palabra poética o literaria y las posibilidades que conlleva su lectura. En segundo término, hablaremos de una buena práctica de colaboración intersectorial en torno al fomento a la lectura en las Comunidades de diagnóstico y tratamiento que se llevó a cabo en 2012.

2. La palabra poética: ejercicio de libertad y amor En sus orígenes, la palabra se empleó con fines utilitarios; designar las cosas del mundo exterior fue la primera intención del habla. Primitivamente, el uso de la voz era sólo indicativa, es decir, para exponer la presencia de los objetos al nombrarlos y así poder relacionarse con los demás al tener un punto de referencia común. Pero con el paso del tiempo, la capacidad de

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hablar del hombre adquirió otro tipo de fines que ya no eran exclusivamente designatarios. Se crea así una serie de “especialidades verbales” que a la vez representan diferentes formas de ser y modalidades existenciales del hombre. La palabra poética es una de esas especialidades o vocaciones verbales, y es distintiva porque representa una nueva forma de existencia. El filósofo catalán Eduardo Nicol plantea al respecto: “con la poesía se cumple la primera libertad de la palabra. La libertad es una doble victoria: se libera la palabra de la literalidad, y se libera del [...] interés ordinario. Ya empieza a valer por sí sola, incluso aparte de la creencia que ella misma expresa: vale poéticamente, como pura creación verbal”.1

Además de la literalidad y el interés ordinario, la tercera forma de libertad de la palabra poética sería la libertad que tiene ésta frente a la verdad, pues en vez de dirigirse hacia la verdad y procurar hablar de las cosas como son, se dirige hacia la belleza. La verdad no importa en la poesía, de hecho está al margen de ella; y en ese sentido, es imposible que sea falsa. Se puede decir entonces que la poesía es, por estas tres liberaciones, un verbo liberado. La poesía no es utilitaria porque no resuelve ninguna necesidad, tampoco es algo que surja de manera forzosa, más bien hay que considerarla como una literal libertad-de-ser. Es “irresponsable” porque puede hacer lo que quiera con las palabras sin necesidad de darle explicaciones a nadie, no tiene compromisos. Con la palabra poética comienza una relación desinteresada con la realidad. La vocación literaria o poética no se realiza por alguna razón, sino por mera libertad. Además, se lleva a cabo por un acto de amor. Entonces, la palabra poética es una palabra que se dice por amor y no hay ninguna otra razón para que se pronuncie. De hecho, la poesía crea el amor por la palabra, por eso es esencialmente una palabra erótica. Su valor estriba, en principio, en ser una obra de amor e infunde amor a la palabra, incluso antes de valer estéticamente. 1 Nicol, Eduardo. Los principios de la ciencia. Fondo de Cultura Económica, México, 1974, p. 391


3. Transformación del hombre por la palabra poética Cuando el hombre habla por amor y el fin de su palabra está en la palabra misma, se puede afirmar que está creando poesía. Así, su ser-hombre se transforma. Pero no sólo eso, sino que la literatura transforma al mundo al mismo tiempo, pues crea realidades inimaginables que provocan que el hombre se transporte a un mundo fuera del suyo, a otra realidad sui generis creada por la poesía. Con su poder imaginativo, el hombre es capaz de rebasar las imágenes comunes para originar otras nuevas que lo salven de este mundo. La poesía es salvación, porque permite al hombre gozar un lugar “fuera de este mundo”, lleno de luces siempre cambiantes, sin necesidad de salir de éste. La literatura es salvación, porque permite la fuga creativa y reconfortante. Lo radical de la llegada de la poesía es que su aparición va más allá de la estricta mutación del habla y surge un hombre nuevo, un hombre que ha adquirido la posibilidad de cultivarse por medio de la palabra bella. Con dicho acontecimiento el hombre se transforma, pasa de “simple ser que habla” a “ser que habla bien”, lo cual constituye un acto amoroso, libre y desinteresado. De este modo, la transformación del lenguaje ordinario en lenguaje culto que se lleva a cabo por amor a la palabra representa al mismo tiempo un acto de amor al hombre; por un lado, debido al carácter vinculatorio de la poesía, ya que infunde amor en los hombres al ser ésta la forma más excelsa de entrega y donación al tú, y por el otro, porque los estimula a hablar bien. En este sentido, con el acto receptor de poesía y literatura, los oyentes o lectores experimentan en el fondo —aunque no sean capaces de reproducirlo— las ganas de hablar bien y con belleza, además de compenetrar en el juego verbal de lo que escuchan o leen. La belleza verbal funciona como móvil o inspiración de más belleza verbal. En eso consiste el carácter esencialmente formativo de la poesía. De esta manera, se puede afirmar que al fomentar el amor por la poesía y la literatura se cultiva al hombre, ya que el amor verbal que puede llegar a provocar su recepción (ya sea escuchando o leyendo) y el intento de simular el “bien hablar” transforma al hombre porque la palabra bella hace del hombre un mejor ser humano, en virtud de que humaniza y enriquece su ser. Por ello es que la poesía y la literatura son formativas. Al respecto, Nicol señala: “La paideia poética no es una instrucción para las minorías. Es una

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pedagogía abierta. La distinción que brinda es una distinción humana, más que social”. 2 En definitiva, el enaltecimiento del ser humano provocado por la palabra poética no sólo se da desde el punto vista estético, sino también y sobre todo, desde el ético. Esto se debe a que existe una relación entre la belleza y la bondad de la palabra. Lo que más resalta de dicha relación es la proyección hacia una nueva y mejor forma de ser, hacer y decir; hacia un cambio sustancial en la forma de vida de la comunidad inspirado en el amor por la palabra bella que infunde el acto poético. Asimismo, vale la pena acotar que la palabra poética posee, además de un papel formativo, pedagógico y humanizante, otra función moral que es la de liberación, misma que repercute en la comunicación interhumana. El hecho de que la poesía no se atenga a la realidad del mundo, sino que cree una realidad aparte mediante la imaginación discursiva, es lo que le permite al hombre transportarse a mundos distintos de su “aquí y ahora” y, en algún sentido, liberarse de su realidad. Por eso el acercamiento a la palabra poética o literaria constituye una “salvación del alma”. Las imágenes creadas por el poeta transforman el mundo real y se convierten en un punto de anclaje pacífico, en un restaurador anímico para las y los adolescentes en conflicto con la Ley, quienes se encuentran en un mundo más bien caracterizado por la tempestad y el desequilibrio. Si la palabra poética además de humanizar y “enseñar” a hablar bien al hombre, lo “alivia” o “desahoga” de sus problemas cotidianos, tal vez puede pensarse que una persona que acude a la literatura con frecuencia será una persona con mayor disposición a dialogar concentrándose en lo que escucha y a decir lo que quiere de la mejor forma posible. Inclusive, la propia imaginación interior —facultad que alimenta la poesía y que existe en cada hombre como potencia— es también un medio de salvación: “El ejercicio de la imaginación [...] tal vez consiga llenar el vacío de un mundo donde nada nuevo sucediera, un mundo cada vez más oprimido por el cemento y la producción en serie. Poesía es novedad. La salvación (pues es necesario encontrar alguna) puede estar ahí, en

2

Nicol, Eduardo. Formas de hablar sublimes. Poesía y filosofía. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Filológicas, México, 1990, p.127


ese reducto interior que la imaginación no se cansa de llenar con formas y luces incesantemente variables”. 3

En virtud de ello se puede afirmar que está en manos del hombre transformar al mundo poéticamente, ya sea a través de la creación o de la recepción de la palabra literaria. De esta manera se puede contrarrestar la monotonía de la uniformidad, la violencia generalizada y la maldad de la palabra. Al mismo tiempo, es preciso advertir que el acto de leer no es pasivo, pues el hombre dota de significado el texto. De ahí que concibamos a la lectura como una actividad social, esencial para conocer, comprender, analizar, criticar, construir y reconstruir nuevos saberes. En virtud de todo lo anterior, fomentar la lectura entre las y los jóvenes de estas Comunidades representa un esfuerzo de carácter formativo (pues se busca procurar la belleza y bondad de su palabra al hablar con los otros o incluso al hablarse a sí mismo en silencio), pero también es un esfuerzo con posibilidades constructoras conocimiento, liberadoras, imaginativas, de salvación o fuga positiva.

4. “Semana del Libro y la Educación: una puerta abierta a la palabra” Históricamente, el libro ha sido el elemento más poderoso para difundir del conocimiento, el medio más eficaz para su conservación, y por tanto, ha estado al servicio de la educación. Con base en esta idea, la UNESCO instauró en 1995 el 23 abril como “Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor” con el fin de estimular la lectura y fomentar el respeto a los derechos de propiedad intelectual. En los países de habla hispana, esa misma fecha se declaró también como el “Día del Idioma” en homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra, quien murió un 23 de abril de 1616 (al igual que William Shakespeare y Garcilazo de la Vega). Teniendo esta fecha como contexto, y considerando la situación de rezago educativo que presentan los adolescentes que ingresan a las Comunidades, los beneficios que tiene la educación formal e informal en su proceso de reinserción social, así como el limitado hábito de lectura de la población de México, se llevó a cabo la “Semana del

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Ibid, p. 45


Libro y la Educación” en cada una de las seis Comunidades de atención integral a los adolescentes en conflicto con la Ley. Como ya se dijo, la situación educativa de los adolescentes se caracteriza por un alto rezago educativo, pues aunque hayan concluido el grado que les corresponde de acuerdo a su edad, su nivel de desempeño, conocimientos y habilidades para el aprendizaje es bajo según lo esperado. Asimismo, es común el abandono (de meses e incluso años) de la escuela, principalmente cuando se encuentran en el nivel de secundaria. Los motivos más comunes de su deserción escolar son los conflictos típicos de la llegada a la adolescencia, así como los problemas en el núcleo familiar (tales como la separación de los padres) y el entorno social. Aunado a esto, las dificultades de la economía familiar los obliga a incorporarse al mercado laboral informal de bajos ingresos. El esfuerzo que representa el trabajo, la utilidad de la remuneración y el escaso interés por la escuela, se unen para alejarlo casi de manera definitiva de los estudios. La siguiente gráfica refleja la situación de las y los jóvenes en este ámbito:

34.58%

17.15%

17.17%

15.74%

9.24% 2.09%

Sin dato

0.11%

Superior incompleto

Preparatoria completa

1.66%

0.11%

Preparatoria incompleta

Técnica incompleta

Secundaria completa

Secundaria incompleta

Primaria completa

Primaria incompleta

0.52%

Técnica completa

0.35%

Alfabetizado

Analfabeta

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Gráfica. Nivel de estudios de las y los adolescentes en conflicto con la Ley en el DF. Fuente: Dirección General de Tratamiento para Adolescentes (datos al 1 de febrero del 2013).

En cuanto al hábito de la lectura, si bien no se tienen estadísticas específicas de esta población, es posible extrapolar los resultados de la Encuesta


Nacional de Lectura 2012 (ENL).4 En ella se detectó una mengua significativa con relación a datos del 2006, en el número de personas mayores de 12 años que leen libros, mostrando una disminución del 56.4 al 46.2%. 5 Más allá de la lectura, es preciso señalar que el consumo de libros en México fluctúa entre medio libro y un libro per capita al año –mientras que países como Inglaterra o Francia alcanzan índices de 20 libros al año per capita y los escandinavos tienen un promedio de 50. 6 Por otro lado, la ENL también reveló que la lectura sigue siendo un asunto estrictamente educativo y que el acceso a la cultura escrita está seriamente restringida para la mayoría de la población.7 Bajo este contexto se organizó la “Semana del Libro y la Educación” durante mi encargo como Jefe de la Unidad Departamental de Educación de la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes (DGTPA), teniendo como objetivo general sensibilizar a los adolescentes y concientizarlos sobre la importancia y posibilidades que tienen tanto la lectura como la educación formal para su reinserción social y la construcción de un proyecto de vida viable y sustentable. El evento se planteó como objetivos particulares: • promover el gusto y hábito de la lectura; • fomentar la creación literaria; • desarrollar lectores activos y con capacidad de apreciación estética; • desarrollar el interés por los temas de la educación formal a través de actividades lúdicas, y • promover la formación en valores, la educación civíca y la sensibilización sobre los derechos de los jóvenes. Al fomentar el interés por la literatura (tanto desde el punto de vista creativo como receptivo) se tenía en mente aliviar algunos problemas causados por el bajo nivel cultural y su escasa capacidad de expresión, mejorar Realizada por la Fundación Mexicana para el Fomento a la Lectura A.C. Sus antecedentes son la Encuesta Nacional de lectura 2006, elaborada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes con apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Encuesta Nacional sobre Prácticas Lectoras a cargo de la Secretaría de Educación Púbica y el Instituto Nacional de Geografía y Estadística. 5 Carbonell, Miguel. De la penumbra a la obscuridad… 2012. Disponible en http://www. miguelcarbonell.com/artman/uploads/1/ENL_2012.pdf 6 Avendaño, Alfredo. Los miserables. Dirección General de Bibliotecas-Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2010. Disponible en http://www.bdigital.buap.mx/blog/?p=476 7 Carbonell. Op. cit. 4

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las relaciones interpersonales al interior de las Comunidades, atenuar las frustraciones provocadas por la experiencia de estar privados de su libertad, y en última instancia, mejorar sus posibilidades para acceder a un trabajo remunerado, disminuyendo así la reiterancia. Es preciso decir que la realización de las seis semanas del libro y la educación efectuadas tanto en las cinco Comunidades de internamiento como en la de externación, fue posible gracias a los integrantes de la Subdirección de Estrategias Comunitarias de la DGTPA y la solidaria colaboración de diversas instituciones que se sumaron a este esfuerzo, las cuales participaron a través de presentaciones de obra de teatro, conciertos, exposición de libros y gráfica (ex libris), lectura en voz alta, cine-debate, demostraciones científicas, aplicación de test multidimensional, así como diversos talleres de creación artística y literaria, acercamiento a la ciencia de forma lúdica, derechos de los jóvenes, reciclado, proyecto de vida y valores de la democracia. La siguiente tabla muestra la riqueza de la colaboración intersectorial: Sector público

Centro Nacional de las Artes, INBA Coordinación Nacional de Literatura, INBA Museo Interactivo de Economía, MIDE Museo Tecnológico (depende de la Comisión Federal de Electricidad) Procuraduría Federal del Consumidor Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal Delegación Venustiano Carranza Delegación Azcapotzalco

Sector académico

Dirección General de Orientación y Servicios Educativos, UNAM UNIVERSUM, Museo de la Ciencia, UNAM Museo de la Luz, UNAM Escuela Nacional de Música, UNAM Universidad Pedagógica Nacional

Sector social

Museo Memoria y Tolerancia Ciencia desde CERO, Divulgación Científica La Matatena, A.C. Asociación Mexicana de Grabadores de Investigación Plástica, A.C. Guía T Jorge Morales Leika Mochán Juan Pablo García Vallejo

Sector privado

Fundación SM Editorial Planeta Psicometría Integral y Desarrollo Psicológico

Organismos autónomos

Comisión de Derechos Humanos del DF Instituto Electoral del DF


Como es posible apreciar, la “Semana del Libro y la Educación” logró el involucramiento de importantes actores del sector social, académico, público, privado, así como de organismos autónomos. Sin duda, el hecho de que un evento de esta naturaleza reúna a tantas instituciones con el fin de establecer sinergia para brindar apoyo a los adolescentes en conflicto con la Ley en el ámbito cultural y educativo, representa un ejemplo de que se pueden conjuntar esfuerzos con un propósito común, pero sobre todo, una buena práctica replicable en materia de atención a este grupo en situación de vulnerabilidad. Desde luego, no basta con una semana intensa de actividades para lograr el cambio en las y los adolescentes, no basta con eventos como éste, en el que confluyen las experiencias de tantas personas e instituciones, para modificar actitudes, crear intereses y desarrollar hábitos. No basta, pero sí permite dejar una semilla del placer por la lectura y los beneficios libertarios plantada en ellas y ellos, semilla de la que se espera eche raíces y dé buenos frutos.

5. “Hola, querido enemigo” Con este nombre paradójico (pero al mismo tiempo esperanzador) se denominó a la muestra de libros ilustrados organizada en 1994 por la Biblioteca Internacional de la Juventud de Munich. 8 A partir de ese año se ha presentado en diversas ciudades de Japón, India, Sri Lanka, Grecia, Italia, Austria, Eslovaquia, Rusia, Estados Unidos, entre otros países. Gracias a la colaboración entre la Fundación SM y el Museo Interactivo de Economía (MIDE) fue exhibida por primera vez en América Latina en 2011, comenzando su itinerancia en la Ciudad de México. Antes de proseguir su recorrido a otros países de Sudamérica, se logró el apoyo de ambas instituciones para llevar esta exposición a la Comunidad de Diagnóstico Integral para Adolescentes (CDIA) y a la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes (CTEA) en el marco de la “Semana del libro y la Educación”. 8 Organismo fundado por Jella Lepman después de la Segunda Guerra Mundial, dedicado a recopilar y difundir la literatura infantil y juvenil, así como promover la investigación al respecto. La Biblioteca cuenta con un repertorio muy interesante y vasto de libros de todo el mundo. Además, lleva a cabo iniciativas para promover la idea del entendimiento intercultural a través de los libros. Tiene como sede el castillo de Blutemburg en Múnich, Alemania y es considerada una de las bibliotecas más importantes del mundo.

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La Fundación SM colaboró con la DGTPA mediante el préstamo y réplica de los libros. Y el MIDE, por su parte, apoyó con el préstamo del mobiliario y demás objetos, así como el diseño y montaje museográfico. El cometido de llevar a las Comunidades esta exposición fue doble. Por un lado se buscó fomentar el gusto y hábito por la lectura, y el consecuente desarrollo de competencias comunicativas. Para ello se contó con una multiplicidad de recursos que confluyeron para acercarse al objetivo, por ejemplo: • la disposición de los muebles y libros que invitaba a tomarlos y leerlos; • la presencia de carteles, personajes y figuras de gran escala (como una réplica de la bomba atómica lanzada en 1945 por Estados Unidos a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki) que sorprendieron a los adolescentes; • la alta calidad de los textos y las ilustraciones; • la variedad de orígenes, tamaños, formatos y materiales de los 44 títulos que se exhibieron (sumando un total de 159 ejemplares); • las dinámicas asociadas a los cuentos que se implementaron durante las visitas, permitiendo que los jóvenes se aproximaran de otra forma a las historias y personajes, así como • la posibilidad de leer algunos de los libros en pantallas táctiles y de escuchar al mismo tiempo las narraciones en su idioma original. Sin duda todo esto invitó a los adolescentes en conflicto con la Ley a tomar, hojear y leer más de un libro de la exhibición, tanto en su versión impresa como digital. El segundo objetivo de llevar esta muestra de libros a las Comunidades fue motivar la reflexión en los adolescentes sobre los valores relacionados con la paz, el entendimiento, la tolerancia y el respeto por la diversidad. De esta manera, se buscaba alentar una toma de decisiones razonadas que propicie una mejor convivencia entre los jóvenes y despertar la conciencia sobre la necesidad de crear una cultura de paz. Como puede imaginarse, estos valores resultan cruciales para las y los adolescentes que provienen de un contexto de violencia intrafamiliar y comunitaria, en muchas ocasiones muy elevada, lo cual ha provocado que actitudes, discursos y acciones violentas sean parte de su modus operandi.


El incentivo de esta reflexión y toma de conciencia se procuró a partir de la selección de libros ilustrados efectuada por la Biblioteca Internacional de la Juventud de Munich para la exposición. Los libros fueron agrupados en función de su contenido (historia), anécdota o moraleja en cinco temas: 1. La experiencia de la guerra y la destrucción. 2. Sobre los orígenes y el incremento de la violencia. 3. Sobre el racismo, los prejuicios y la tolerancia. 4. La paz y la reconciliación. 5. Paz, derechos humanos y sueños de libertad. La Ley Federal para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, determina que “tienen derecho a una educación que respete su dignidad y les prepare para la vida en un espíritu de comprensión, paz y tolerancia”. Así pues, con las temáticas abordadas en los libros expuestos se buscó que los jóvenes advirtieran las secuelas de las relaciones violentas, tanto a nivel intergubernamental como interpersonal. De esta manera, se da el salto para transmitir el mensaje de que la tolerancia es condición de posibilidad para la coexistencia pacífica entre las diversas culturas que habitan el mundo y entre las personas. Con esta exposición se invitó a pensar acerca de los retos de una buena convivencia y de los obstáculos que hay que rebasar para poder incluir lo diverso, lo distinto en una misma sociedad. Entre las dinámicas diseñadas para que los adolescentes dirigieran la mirada hacia temas universales como violencia, intolerancia, inseguridad y guerras, se desarrolló un taller de origami cuyo pre-texto fue el cuento japonés de Sadako. 9 Es la historia de una niña que tenía dos años cuando explotó la bomba atómica sobre en Hiroshima; en consecuencia, diez años más tarde desarrolló leucemia —padecimiento incurable en su tiempo—. “De acuerdo con una leyenda japonesa, a la grulla le fue concedida una larga vida de mil años, y por tanto mil grullas de papel pueden hacer que una persona enferma se cure”.10 Con base en esta leyenda, un niño amigo que Sadako conoció en el hospital le dijo que si fabricaba con sus manos mil grullas de papel y se las ofrendaba a los dioses, en compensación, ellos le

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Versión escrita por Eleanor Coerr e ilustrada por Ed Young. Hola, querido enemigo. Muestra-taller internacional de libros ilustrados por la paz y la tolerancia. Fundación SM-MIDE, 2010, p.18 10

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curarían cualquier enfermedad. Sadako empieza a fabricar las grullas, pero muere antes de concluir el cometido. Sus compañeros de la escuela completan este trabajo para ser depositada en la tumba con las mil figuras de papel. Tres años más tarde, se erige una estatua en la Montaña del Paraíso en Hiroshima en honor a Sadako, quien tiene una grulla de papel sobre sus brazos extendidos. A partir de esta historia, como parte de las dinámicas de la muestra se impartió un taller de origami a los adolescentes en conflicto con la Ley para que fabricaran grullas y se les propuso que escribieran en ellas sus deseos, invocando entre otros aspectos paz, salud y libertad. Después engarzaron sus grullas y las colgaron del techo, dejando así una parte de ellos en la exposición. En definitiva, la estrategia de fomentar el gusto por la lectura mediante la muestra de libros de Hola, querido enemigo, cuyo elemento común fue el tema de la paz y las problemáticas que la amenazan (como violencia, intolerancia, incomunicación e inseguridad), permitió “poner un granito de arena” con respecto a una de las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil (1990), esto es: “Preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígena”. Ahora queda la esperanza de que ese granito de arena se convierta en castillo, y que los adolescentes logren estrechar la mano de sus enemigos (externos e internos), reconciliarse con los diferentes y liberarse a través de la lectura, la imaginación, la escritura… en fin, que logren una fuga creativa y amorosa para salvar su alma.



Grieta f. (ant. crieta, y este del lat. vulg. crepta, contracc. de crepîta, part. pas. de crepãre, reventar) 1. Hendidura alargada que se hace en la tierra o en cualquier cuerpo sólido. 2. Dificultad o desacuerdo que amenaza la solidez o unidad de algo.


En una salida que organizó la Casa ACIA-Lumen Vitae al Desierto de los leones, recuerdo que había un río, con muy poca agua pero un río al fin, y los chavos, de repente, comenzaron a quitarse la ropa y se metieron a jugar como niños. El problema de la adolescencia, específicamente, es que son muy grandes para ser niños y muy chicos para ser adultos: están como en una grieta. Ricardo Tafoya Ledesma. Casa ACIA-Lumen Vitae

La adolescencia corresponde a una etapa de cambios físicos y emocionales que van definiendo la personalidad a través de la autoafirmación. Este proceso implica la construcción paulatina de la autonomía de la persona y, por lo mismo, requiere apoyo familiar, social e institucional, ya que se trata de un período de aprendizaje constante (o al menos, debería serlo). A partir del cambio de Ley Penal para adolescentes,1 se produce una transformación fundamental a nivel del lenguaje utilizado para referir a la problemática multifactorial de la delincuencia. Se ajusta la terminología, adecuando la expresión “adolescentes” para sustituir al término “menores”, cuya ambigüedad puede sugerir que la persona no alcanza cierto estándar de completud, sino que está debajo del mismo. Así, adolescente resulta más preciso, ya que, como dice Emilia Flores Melo, directora de la Comunidad de Mujeres, “significa que fisiológicamente están en cambio, aunque la maduración psicológica se desborde en otro sentido. La adolescencia es, de por sí, la etapa de formación como individuo: si se está formando como tal y está rebelándose a la autoridad, tendrá un síntoma de rebeldía normal y natural”. Pese a que la construcción del adolescente como categoría —en el contexto específico de las Comunidades­­— se realiza desde la psicología, es importante no perder de vista una mirada antropológica. Rossana Regillo lo define de esta manera: “los jóvenes, en tanto sujetos empíricos, no constituyen un sujeto monopasional que pueda ser ‘etiquetable’ simplistamente como un todo homogéneo; estamos ante una heterogeneidad de actores Cambio de Ley. La acción de la DGTPA tiene como referencia legal el texto de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal. Esta ley se publicó en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 14 de noviembre de 2007, y entró en vigor el seis de octubre de 2008, fecha en que la autoridad local recibió las Comunidades para adolescentes (que hasta entonces habían tenido otro nombre, ejecutaban otro modelo de tratamiento y estaban a cargo de la autoridad federal).

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—que se constituyen en el curso de su propia acción—, y prácticas que se agrupan y desagrupan en microdisidencias comunitarias en las que caben distintas formas de respuesta y actitudes frente al poder”.2 Nos encontramos, entonces, ante una población cuya complejidad es propia de todo fenómeno heterogéneo. Sin embargo, a pesar de las particularidades contextuales de donde proviene cada grupo de adolescentes, “todos parecen compartir una idea precaria del futuro y experimentar la vivencia del tiempo discontinuo”.3 Aunque esta percepción del tiempo sitúa a los adolescentes de manera particular ante la vida, puede transformarse en un recurso positivo, un punto de partida desde el cual pueden emprender la labor. Para el Área de Psicología en las Comunidades, la ausencia de proyección, la deserción del futuro y la discontinuidad de sí, funcionan como plataforma para reelaborar esta idealización del tiempo: “Me llamaba la atención trabajar con adolescentes porque siempre he visto en ellos la capacidad de irse transformando, la creatividad; y paralelamente está el otro lado, el lado rudo: son adolescentes que han delinquido. Yo quería juntar esos dos aspectos, tomar los recursos que ellos tienen para trabajar en la parte negativa. Esta visión requiere trabajar desde lo positivo porque todos conocemos lo negativo que tienen (incluso ellos mismos), que vienen de familias disfuncionales, de bajos recursos, que la mayoría se queda en la secundaria, etc. Me sorprende y me emociona cuando dicen ‘yo no sabía que podía dibujar’, por ejemplo. Entonces buscamos qué otras cosas no saben de sí mismos que les puedan ayudar”. Victoria Santiago, psicóloga de la Comunidad para el Desarrollo de Adolescentes (CDA)

La adolescencia es una etapa en la que los sujetos están estructurando su personalidad, experimentando y explorándose, es una iniciación en la que van descubriéndose y definiendo sus gustos; es donde comienza su proceso de identificación y elección. En este sentido, resulta importante contar con un abanico de técnicas o herramientas que se adecúen a cada individuo,

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Reguillo Cruz, Rossana. Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto. Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, 2000 3 Ibidem.


teniendo en cuenta que no a todas las personas le funcionan los mismos dispositivos. “La población de las Comunidades está conformada por adolescentes con posibilidades de rehacer su vida sin un estigma. Con posibilidades de querer, de amar, de disfrutar, de tratar de amortiguar esa existencia tan desordenada, tan lastimosa, en la que han estado inmersos”. Emilia Flores Melo, directora de la Comunidad de Mujeres (CM)

Esta población adolescente —aquella hendidura alargada— se encuentra, por diferentes razones, en conflicto con la Ley Penal, lo que aumenta la complejidad de la problemática, como dice Rossana Reguillo: “los niños y los jóvenes, metáforas del exceso, son disciplinados poco a poco, hasta que asumen el caminar huidizo y silencioso de los ‘buenos’ cuerpos ciudadanos”.4 La falta de disciplina, constancia, trabajo en equipo, actividades grupales, así como la ausencia de reconocimiento de la figura de autoridad y los escasos conocimientos académicos (que no necesariamente implican una falta de competencias), conforman los aspectos negativos que con mayor frecuencia se observan y donde es necesario el esfuerzo conjunto para la transformación de valores. En lo que se refiere a su relación con la institución educativa, se ha detectado que muchas veces presentan bloqueos, producto de situaciones hostiles o difíciles vividas en alguna ocasión. Como consecuencia, se produce el rechazo hacia la institución académica y todo lo que conlleva el abandono escolar. Aún así, cuando se indaga en las razones, para los adolescentes no es claro el origen del mismo. Cuando la adolescencia no se desarrolla plenamente, la rebeldía propia de la edad o la falta de control en los impulsos, puede transgredir los límites legales de lo permitido y propiciar conductas consideradas al margen de la ley. Se trata de una etapa que requiere una guía constante, responsabilidad atribuida en principio a la familia, pero incumplida al presentar ésta rasgos disfuncionales, o por ausencia de alguna figura primordial, generalmente la paterna. Esto tiende a favorecer un escenario donde muchos objetivos personales de los y las adolescentes suelen ser abandonados. Retomar los mismos es parte de la labor que se lleva a cabo en las Comunidades y, de alguna manera, responde al objetivo social. 4

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Ibidem.


Acaso se pueda detener la grieta y evitar que el tajo siga creciendo en el interior de la vida. Acaso se pueda achicar la hendidura y delinear otro comienzo de superficies enteras. Entonces, detener la grieta y llegar al rĂ­o, para que el rĂ­o lave la infancia y experimente su adultez. Detenerla, para que el todo quede unido a un tiempo continuo y recupere lo posible de sĂ­.



Hoyo m. Concavidad que hay como defecto en algunas superficies.


¿Por qué hoyo y no hueco? “Hueco” sugiere protección. Desde la musicalidad de la palabra, que parece contener una concavidad, la sensación no es de oscuridad sino, tal vez, de refugio. En cambio, el hoyo se torna asfixiante porque estar en él indica una caída o hundimiento inevitable. Un hoyo se abre en una realidad excluyente a partir del desmembramiento de ciertas estructuras o tejidos, representando así lo que le falta a una superficie para ser homogénea. Y son estos defectos en la superficie de las cosas, enraizados en lo profundo de los contextos, los que propician las caídas. Sucede cuando se pierde el entrecruzamiento necesario para que algo contenga o incluya en lugar de abrir abismos, hoyos negros. Es el riesgo de abismarse el que corren los adolescentes al recuperar su libertad y regresar a la calle. Si afuera no existe una red de contención que permita dar continuidad a la labor iniciada en las Comunidades, la trama de esa red —que funciona adentro— se disuelve al salir; entonces, el contexto tiende a vaciarse nuevamente de alternativas, produciéndose el retorno a ese punto que encamina al hundimiento. Al sentirse amenazada por la delincuencia, la sociedad no considera las condiciones que vulneran a la población que constituye a ese sector, y parte de esa población —quienes cometen delitos— son adolescentes, personas que deberían ser imaginadas como agentes de cambio, ya que tienen el potencial para participar en el desarrollo del país y, fundamentalmente, son una parte constitutiva e inseparable del núcleo social. Cuando la amenaza implicada en el inconsciente colectivo dispara su alerta sobre una cuestión puntual, la reacción inmediata es el rechazo, y como consecuencia, éste comienza a generar un proceso de exclusión, encubierto tras un velo de “protección” para quien se siente amenazado. Los procesos de estigmatización se erigen como una barrera, impidiendo ver los múltiples factores que hay detrás de toda conducta delictiva. Para repensar esta situación es necesario, en principio, preguntarnos: ¿cuáles son los factores de riesgo que los “enganchan” con la conducta delictiva y cuáles sus necesidades personales? Es imposible considerar a ninguna persona al margen de los factores ambientales y sociales con los que establece una influencia recíproca. Entre esos factores, los vínculos interpersonales negativos o débiles pueden constituir un importante factor de riesgo. Por eso, durante la adolescencia

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es sustancial la presencia de la familia o los adultos que intervienen en su formación, como un modelo positivo de identificación. De todos modos, más allá de la familia, es necesaria la existencia y expansión de una red de apoyo social y emocional que pueda colaborar con ella en caso de ser requerida. En paralelo a estos factores ambientales, es preciso que el adolescente tome conciencia de la responsabilidad que implican las acciones cometidas, comience a incorporar herramientas de autocontrol para responder sin violencia a estímulos internos y externos, y desarrolle capacidad de adaptación en los contextos sociales a los que regresa al recuperar su libertad, a través de mecanismos más adecuados para la resolución de conflictos. El adolescente tiene derecho a acceder a otras formas de pensar la realidad y desenvolverse en ella, encontrar satisfacción en su reintegración y caminar sobre superficies más llanas.

¿Por qué algunos adolescentes reinciden? ¿Qué acciones despliegan las instituciones al respecto? A pesar de la importancia de contar con los sistemas de información adecuados para permitir la investigación de estos temas, en lo que se refiere a adolescentes en conflicto con la Ley Penal, la institución no tiene datos que permitan cuantificar y valorar cualitativamente los casos de reiterancia. Por ahora, las preguntas quedan abiertas, flotando; pero es necesario incorporar un seguimiento y análisis de los procesos del adolescente en libertad, de los anclajes de su realidad, ese entorno definitivo donde se desarrollará como individuo. Un seguimiento que ayude a rellenar hoyos y evitar que vuelva a caer. “Cuando estás adentro del aro [el círculo delictivo] las situaciones se dividen en bandos y siempre hay un contrario, y entonces te tienes que armar, como en las películas, pero uno lo vive así, es tu realidad cuando andas en ese plan. En cualquier momento se te puede escapar un tiro. Hubo un compañero que se disparó a sí mismo, amenazaba en broma con hacerlo porque le había quitado el cargador; pensó que no traía balas pero ya traía ‘tiro arriba’… le jaló y ahí se quedó. Parecen películas, pero así se vive en las colonias pesadas. Comprar armas es muy fácil, sólo te piden dinero”. Miguel


— ¿Cómo imaginas tu vida siendo libre de nuevo? — Yo pienso que me va a ganar el despapaye, lo que es. Andar de culero en la calle, drogándome, en la fiesta, haciendo cosas fáciles para conseguir dinero. Tú quieres tener más que los demás, y lo más fácil es robar —dice César S. — Cuando recuperes la libertad ¿volverás a tu barrio? — No sé, ahí en la colonia X están mate y mate todo el día. Tengo una tía en Ixtapaluca, a lo mejor me voy para allá —comenta Jorge.

Sin embargo, tendiendo puentes las alternativas se abren… — ¿Te sientes preparado para salir? — Mmmh… ya estoy más tranquilo. Antes no quería ver mi parte sensible y ahora ya me está pegando no estar con mi hijo, ya van dos Reyes [seis de enero] que no estoy con él. Ahora siento que hasta me va a dar miedo salir a la calle, porque hay tantos casos de chavos que están aquí por error, que voy a tratar de llevármela lo más de a pechito1 que pueda: de mi trabajo a mi casa o de mi escuela a mi casa y nada más. Ya supe lo que es el desmadre, andar cuidándote, en la fiesta, drogado, y ya me aburrió. Ya vi que tiene consecuencias y la vida no es tan fácil como yo pensaba ... también tengo una responsabilidad que es mi hijo, que tiene dos años y no quiero que pase por todo esto. ¿Y cómo puedo evitarlo? Pues dándole un buen ejemplo, y es lo que voy a hacer. Ya me calmé, ya vi que no es tan fácil, ni adentro ni afuera. Y creo que voy a lograrlo porque tengo todo el apoyo de mi familia y lo agradezco —responde César.

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Tranquilamente. Véase el Glosario.




Identificar (lat. identitas + faciere). 1. tr. Hacer que dos o m谩s cosas en realidad distintas aparezcan y se consideren como una misma. 2. U. m. c. prnl. Llegar a tener las mismas creencias, prop贸sitos, deseos, etc., que otra persona.


“El otro día se cayó un señor ciego al metro y nadie lo ayudaba, tuve que detener el siguiente metro; me enfurece eso de la gente. Yo trato de hacer labor diario porque me siento bien ayudando, si no se me remuerde la conciencia. Eso me lo enseñó mi mamá: ‘aunque vivas en un barrio culero hay que tener educación. Como me tratas te trato’. Hay mucha banda que juzga por la vestimenta, porque es indígena, porque trae huaraches … y cualquiera puede quedarse sin manos, sin patas, nadie tiene comprada la vida. Todos necesitamos de todos, algún día me va a tocar a mí y me van a ayudar”. Lin1

Rossana Reguillo Cruz en su texto Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto sostiene que “las identidades sociales no son monocausales, por el contrario, están compleja y multidimensionalmente articuladas a un conjunto de elementos sociales, económicos, políticos”. La primera de estas articulaciones se da, naturalmente, en el plano familiar, cuando el sujeto va aprehendiendo los rasgos que irán construyendo su autonomía. Dentro de las Comunidades, la intervención con la familia es parte fundamental del tratamiento proporcionado a los adolescentes y se realiza en dos sentidos: fomentando su inclusión en actividades comunitarias y brindando terapia orientada a problemáticas como el reconocimiento de roles, las reglas para definir relaciones familiares, la detección de modelos que pueden ser obstructivos en la integración, entre otras. Es fundamental que el trabajo terapéutico se realice con el adolescente y a la par con el núcleo familiar. El objetivo es dar continuidad a los avances del adolescente y al desarrollo de las herramientas aptas para su reinserción en la sociedad, ya que una vez recuperada su libertad debe tener un marco de contención donde pueda desenvolverse desde lo aprendido, y esa contención debe ser proporcionada por el entorno familiar. Cuando se involucra a toda la familia en la problemática manifestada por el adolescente, surge la ardua tarea de reeducar a los padres que tienden a replicar patrones de crianza de manera natural (“así fui criado”) y no los cuestionan. Emilia Flores Melo, directora de la Comunidad de Mujeres (CM) es muy clara al respecto: “nos falta educar a los adultos y a la sociedad, porque un niño que anda en la calle no es un niño ‘de la calle’ sino de ‘nosotros’. ¿Qué clase de sociedad somos que permitimos que lastimen al otro?” 1

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El papá de Lin murió de diabetes, luego de quedar ciego desde que él tenía 14 años.


En este sentido, urge la necesidad de reeducación, considerando que el primer impulso de un cambio son la acción individual y el reconocimiento de la responsabilidad que todos tenemos como sociedad civil. La familia del adolescente que está cumpliendo una Medida de tratamiento en las Comunidades presenta un comportamiento que puede ser clasificado por género. La presencia de la madre en las actividades donde se requiere su participación es la más constante, a pesar de que el entusiasmo inicial declina a medida que el tiempo transcurre, pues existen otros compromisos cotidianos, como ser madre de otros niños o adolescentes que no se encuentran privados de su libertad. En cuanto a las figuras masculinas, bajo el argumento de la responsabilidad laboral, el padre se presenta con poca frecuencia. Los hermanos varones son los primeros en desertar porque “les cuesta encontrar sentido a su presencia”, según coinciden varios terapeutas de grupo. Las madres y las hermanas son quienes más acompañan el internamiento del adolescente, tanto en las Comunidades varoniles como femeniles. Aun así, dentro de este grupo de mujeres hay comportamientos dispares. Por un lado, están las madres comprometidas, quienes se involucran positivamente en el proceso; por otro lado, distingue Eduardo López García, coordinador del Área de Psicología, CTEA: “están aquellas que se coluden con muchas de las prácticas de su hijo, es decir: intentan meter cosas prohibidas, venir un día que no les corresponde, justificar la conducta de sus hijos y eximirlos de consecuencias hacia sus actos”. A veces sucede que las hermanas se involucran emocionalmente con alguno de los adolescentes que están en un proceso de internamiento en la Comunidad, tal como su hermano. La ausencia de la figura paterna —un común denominador de esta población— provoca en repetidas oportunidades que la madre sienta culpabilidad por la situación que está viviendo su hijo, sintiéndose la única responsable. Esto conduce a tergiversar el sentido de la sensatez, respondiendo, por ejemplo, con excesos de cosas materiales a las demandas del adolescente, como si la culpa pudiera resarcirse de esta manera. La resistencia que oponen al acompañamiento del proceso es otro rasgo característico en este tipo de familias. A veces, las razones son emergentes: el trabajo, los otros hijos que están en libertad, etc; sin embargo, en la justificación de la ausencia, independientemente del nivel socio-económico, la frase utilizada es “lo hago por ti”. Queda relegado lo esencial, que es el vínculo emocional, y la consecuencia lógica de este abandono es el rompimiento de la


comunicación. La población que refiere sus problemas a la familia es poca y repetidas veces sucede que los niegan: “en muchas ocasiones las chicas nos dicen ‘prefiero estar acá porque mi mamá me viene a ver y mis derechos son respetados’”, dice Emilia Flores Melo. “Siempre fuimos como dos desconocidas con mi madre: ella tenía que trabajar y me dejaba con mi abuelita. Desde que estoy encerrada, desde hace un año y medio, se dieron más las cosas, empezamos a hablar y ahora no es excelente la relación con ella pero no es tan mala”. Mitzy

Existen también, aunque en menor medida, los casos de adolescentes que no tienen familia. Jorge Alberto López, trabajador social de la CM. hace hincapié en que “si la adolescente plantea que no tiene familia, se verifica (porque a veces mienten) y se comienza a indagar dónde vivía y con quién, para determinar si proviene de situación de calle. De ser así, nos dedicamos a buscar una institución para que tenga algún lugar donde llegar cuando egresa de la CM. Para poder canalizar a la adolescente a una institución es necesario cumplir con los requisitos de la misma, es decir que los perfiles de ambas sean compatibles”. De esta manera se van extendiendo las redes para enlazar la intervención de una institución cuando termina su área de incidencia y continuar en otra con fines similares. Si identificar es llegar a tener las mismas creencias, propósitos, deseos, etc., que otra persona, ¿a qué modelo de referencia accede un adolescente que proviene de una familia cuya historia o conducta son delictivas? En estos casos, la problemática se encuentra más enraizada aún y por lo tanto la complejidad para promover cambios es altísima. Dada la temporalidad que el adolescente permanece cumpliendo una Medida, (en promedio, de un año a año y medio), es muy poco tiempo para generar un cambio semejante en un individuo que ha vivido desde siempre, bajo influencia de estas circunstancias. Es por ello que el inicio del tratamiento ha de situarse, precisamente, en lograr que el adolescente realice un reconocimiento de la problemática. Esto implica hacer conciente la conducta delictiva, responsabilizarse de ella y poder discernir entre el estilo de vida al que están acostumbrados (en los casos en que provienen de familias con antecedentes delincuenciales), y otro que no involucre comportamientos que estén al margen de la ley.

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¿Ellos sabían lo que hacías? “No se daban cuenta en qué andaba … en ese tiempo mataron a mi papá y mi mamá no me decía nada, no sabía. Pero una vez me agarraron y se tuvo que enterar. Me dijo que no robara, que estudiara, pero yo no le hacía caso. Al principio no lo aceptaba, pero se fue haciendo a la idea. En ese momento piensas que nunca te van a agarrar, se te hace fácil, sientes que eres invencible”. César S.

“Casi no me la pasaba con ellos. Soy hija de madre soltera, tengo una hermana, tres hermanos y una media hermana. Con mis hermanos me llevo más o menos, no al cien, porque estudian y trabajan, así es que nada más los veía en la noche, casi no había comunicación, cada quien por su lado”. Ariana

“En mi familia sólo somos mi mamá y yo. Soy hija única. Mi papá murió hace tres años, no sabemos bien cómo, suponemos que lo atropellaron. Mi mamá antes trabajaba con mi tía vendiendo ropa. Pero ahora, como se volvió a juntar, la mantiene su marido. Es muy chido él, lo conocí cuando tenía nueve años. Al principio me caía mal porque es moreno y a mí no me gustaban los ‘morenitos’ porque la familia de mi mamá discriminaba a la gente y yo también lo hacía. Además tiene 15 años menos que mi mamá. Pero luego se fueron dando las cosas, lo fui tratando y ahora me cae muy bien y lo aprecio mucho. Él vive con mi mamá y vende globos, es globero. Un tiempo estuvo encerrado por robo, acaba de salir. A mi mamá la noto muy contenta, viene a verme con otros ánimos y me parece bien porque no tiene otros hijos, y yo estoy encerrada, para que no esté tan sola. Además, desde hace tiempo está distanciada de su mamá y sus hermanos, es muy desunida la familia”. Mitzy

“Desde que encerraron a mi padre en el reclusorio no tengo comunicación con él. Recibía cartas suyas, que nunca leí, porque le agarré mucho rencor. Yo creo que el día que salga tal vez lo busco porque he aprendido muchas cosas aquí y una de ellas es que todos merecen una segunda oportunidad, y por qué no dársela a él, si yo no se por qué cometió el delito o cuál fue su error”. Ariana



Juego m. Ejercicio recreativo sometido a reglas, y en el cual se gana o se pierde. Juego de naipes, de ajedrez, de billar, de pelota.


De origen incierto y versiones diversas, el juego llamado poliana ­—aseguran— surgió en las cárceles de Colombia y fue traído a México por narcotraficantes colombianos recluidos aquí. Otros dicen que nació en el Palacio Negro de Lecumberri, antigua cárcel mexicana y actual sede del Archivo General de la Nación. Y también, que lo vieron por primera vez en el Centro de Readaptación Social “Santa Martha Acatitla”, ubicado en Iztapalapa. La versión de mayor consenso en las Comunidades es la segunda. Aunque su procedencia sea incierta, es innegable su propagación en las cárceles y barrios populares. Es te juego no se compra, en cambio su fabricación es casera —  ­­ o carcelaria. El objetivo es dar una vuelta completa al tablero para llegar primero a la casa (cada color del tablero representa una), pero hay obstáculos: si la ficha de un jugador, el ladrón­, a medida que avanza, cae en una casilla ocupada por la ficha de otro jugador, que sería la policía o la tira,1 se debe regresar al inicio, independientemente de cuánto haya avanzado. Así es como la poliana representa una metáfora de los lugares donde se juega. Por su evidente contexto carcelario, se prefiere que no circule en las Comunidades, pero su construcción clandestina resulta inevitable de una u otra forma, pues es una manera de ocupar el tiempo libre.

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“Apócope de tirana. Policía. Relativo a: patrulla, tirana, trulla, cuico, policía, tamarindo, tecolote, julia, grullero, judas, azul, pitufo, policleto“ en Peralta de Legarreta, Alberto. El Chilangonario. Vocabulario de supervivencia para el visitante de la ciudad de México. Algarabía, México, 2012. Véase el Glosario.

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—Cuando sientes adrenalina, ¿dejas de sentir miedo? —Sí.



Kilociclo m. 1. Electr. Unidad de frecuencia equivalente a mil oscilaciones por segundo.


“Lo que más me distrae es hacer ejercicio, porque saco toda la fuerza, todo el estrés. Cuando terminas, te metes a bañar y andas normal, tranquilo. Pero si no haces ejercicio te quedas con toda la energía y nada más andas haciendo maldades. Es necesario el ejercicio para andar más relajado”. César S.

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Libertad. “Los momentos en que me sentía más libre eran mientras pintaba”.


— ¿Qué es la libertad para ti? — Antes comía con una cuchara de plástico —responde Lin — y ahora agarro una de metal y me pesa, tenía diez minutos para comer mientras que ahora puedo comer lo que quiera durante el tiempo que quiera o vestirme con la ropa que quiero y no con la que te uniforman. Los momentos en que me sentía más libre eran mientras pintaba, en mi pedo. Ahora trato de echarle ánimo todos los días. Yo creo mucho en Dios y cada día me da más ánimos. Además tengo a mi mamá y trato de que ella y la gente que me quiere esté orgullosa. Lo hago por mí mismo también. Procuro aprender algo cada día, de ley, de ley quiero aprender algo diario.

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Lluvia. “Llovía como si fuera llorar”.1

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Alarcón, Cristian. Cuando me muera quiero que me toquen cumbia.


“Llovía como si fuera llorar” Es el verano de 1999, sucede en Buenos Aires, en la Villa1 San Fernando, en uno de los tantos enfrentamientos con la policía. Podría ser un hecho extraordinario, sin embargo, resulta una instantánea de un escenario frecuente. La violencia encarnada queda peligrosamente asimilada a la naturaleza con que se encaran la yuta 2 de un lado y los pibes chorros 3 del otro. En su libro Cuando me muera quiero que me toquen cumbia, Cristian Alarcón, relata cómo ese día en particular, la disolución del problema sucita el escandalo entre la gente de la Villa y la bonaerense 4 tras el asesinato de Frente Vital, uno de los pibes más queridos y respetados del lugar, un Robin Hood moderno, de barrio. Fue un crimen a traición. La reconstrucción de los hechos confirma que él ya se había entregado en el momento que le dispararon. Buscando vengar su muerte, los villeros (gente de la Villa) agreden a pedradas ese día a la policía. Cuando ya todo está fuera de control, la madre del adolescente muerto sale del shock en el que había entrado e intenta detener la violencia generalizada. “Lentamente, los combatientes fueron abandonando la furia y dejando la tarde libre a la pena. ‘Para colmo llovía tanto que llovía como si fuera llorar’, dice Chaías”. Chaías era uno de los amigos de Frente Vital, quien con su muerte daba origen a un nuevo mito popular.

Villa miseria, Villa de emergencia o simplemente Villa: términos utilizados en Argentina para los asentamientos informales de viviendas precarias en las que se configura un grupo social con códigos y formas de sociabilización propios. 2 Yuta: Apócope de falluta, fayuta por la forma en que se pronuncia en Argentina. Sinónimo de policía en el Conurbano Bonaerense por las fallas a los convenios acordados con quienes van a cometer un delito. 3 Pibe: persona joven, adolescente. Chorro: que roba o se dedica a la delincuencia pibes chorros es la forma generalizada de referirse a la población de las villas, estigmatizándola. 4 Conurbano Bonaerense o Gran Buenos Aires (GBA) es la zona que rodea la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 1

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Mediar intr. (lat. mediÄ re) 1. Llegar a la mitad de algo. 2. U. t. fig. Interceder o rogar por alguien. 3. Interponerse entre dos o mĂĄs que riĂąen o contienden, procurando reconciliarlos y unirlos en amistad.


La fe “En la Comunidad salgo con los cristianos por fe y porque te ayuda a sentirte más tranquilo en el encierro. Vienen cada ocho días y leemos la biblia, para aprender más sobre ella y sobre Dios”. Samuel

¿Con qué se relaciona el acercamiento a la religión en los contextos de aislamiento social? ¿Cómo despierta la fe en los períodos de encierro? La separación que sufre el individuo de su familia y sus seres queridos ¿aumenta la dimensión de la misma? ¿Influye que su cotidianeidad se desenvuelva en un espacio diferente? La necesidad de creer, creer en algo, ¿se gesta con la imposición de nuevas relaciones interpersonales o crece con la soledad de las noches, en el silencio interrumpido por otras respiraciones en el dormitorio, que al unísono van desplegando el agobio de pensarse y saberse allí? Tal vez la misión de la fe sea completar el tramo: si el ser humano llega a la mitad, ¿quién recorre la otra mitad para que el encuentro con alguna entidad sea posible? “Antes creía en Dios y también creía en San Judas Tadeo; pero estando encerrado ya no. Me acerqué mucho a Dios, empecé a leer la Biblia, ahora tengo una fe sin imágenes, lo traigo aquí [señalando el pecho]. Por las noches rezo, en las mañanas agradezco por otro día más. Cuando comemos aquí en la Casa Lumen Vitae, damos una oración. ”Siento que el arrepentimiento es necesario porque yo no pude estar bien conmigo mismo, ni durante el tiempo que estuve delinquiendo ni el que estuve encerrado por la muerte del fallecido (que Dios lo tenga en su Santa Gloria­). Hasta la fecha sigo pidiendo por él y por su familia, ya me siento tranquilo con eso, pero no del todo. No debí haber quitado una vida, aunque fue un forcejeo y no era mi intención, yo fui el que inicié todo. Con la muerte de mi hermano, por sus broncas, sentí el mismo dolor que sintió la familia de la persona que maté. ”Tenía sentimiento de culpa por lo que había hecho, se me salió el disparo pero no estaba consciente, estaba drogado. Con el tiempo, el remordimiento de mi consciencia no me dejaba en paz. Adentro me acerqué a Dios, cambié por mi familia, principalmente mis padres que son los que siempre van a estar conmigo. Aprendí mucho”. Miguel

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El miedo — ¿Usted cree que los pibes sienten el riesgo cuando salen a robar? — No sé si lo sienten o les gusta desafiarlo. Son chicos que no han asumido la responsabilidad que tendrán que tener en la calle. No ven el peligro que están viviendo en sus vidas. Se creen fuertes, que se van a llevar el mundo por delante. Cristian Alarcón. Cuando me muera quiero que me toquen cumbia

I Mediar también es rogar por alguien. ¿Por qué media uno? ¿Por quiénes intercede o ruega? En el ruego hay súplica y en la súplica, miedo. ¿Siempre será el miedo algo más grande que aquello que lo suscita? ¿La exageración será su dimensión exacta? ¿La sensación de riesgo constante puede ser más poderosa que el miedo? ¿El desafío y la adrenalina que supone logran abatirlo? — La primera vez que robaste, ¿qué sentiste? — Miedo al principio, pero después cuando iba corriendo sentía adrenalina. Y me di cuenta que me gusta sentir que la gente me vea malo, me gusta ver cómo se asustan [sonríe]. — ¿Disfrutas de sentirte observado, que te tengan respeto, miedo? — Pues sí. — ¿Hay algo que te de miedo? — Nomás la muerte [sonríe]. — ¿Cuál es tu deseo al seguir viviendo? — Hacer mi familia, si se puede … estudiar para jugar futbol. Si se puede. — O sea que sí hay planes para tu vida. En diez años, Alan, imagínate que ya tienes 28 años, ¿cómo te gustaría estar? — Me gustaría tener mis hijos, tener mi casa, que mi mamá esté conmigo, que vea a sus nietos. Aunque no juegue en un equipo profesional, me gustaría jugar futbol. Tener un buen trabajo también. Entrevista entre América y Alan


Ese complejo de miedo y de curiosidad que acompaña a toda primera acción sobre el mundo. Quisiéramos ver y tenemos miedo de ver. Gastón Bachelard. La poética del espacio

El miedo y la curiosidad están en constante desafío, son indisociables, juegan con los límites personales. Mientras la curiosidad invita a hacer, a probar y ver, el miedo tiende a inmovilizar, suspender y suprimir esa invitación. Cuando la curiosidad tiene la fuerza suficiente para volverse intransigente, el miedo se transforma en riesgo, en sensación de poder y de infalibilidad. Ahí es donde se borran las fronteras entre lo prohibido y lo permitido, todo se torna difuso y decidir entre seguir o detenerse no es tan fácil o pierde sentido. ¿Sabremos algo preciso sobre la naturaleza del miedo y sus mecanismos?

II — ¿Sabes a qué se dedicaba tu papá? — Ahí en el barrio lo conocen por lo lacra … dicen que sí robaba y ahorita está en el reclusorio. — ¿Alguna vez tuviste contacto con él? — Sí, pero me daba miedo y me echaba a correr. — ¿Qué edad tenías cuando te echabas a correr? — 13 o 14 años, cuando era más chiquito. Entrevista entre América y Alan

Los Guías Hay dos elementos que se manejan como dispositivos de prevención: la seguridad y la vigilancia desde la perspectiva institucional. La figura responsable de esta tarea en las Comunidades es el Guía Técnico, quien representa un eslabón fundamental en la estructura de contención, para evitar situaciones de agresión o violencia. El término Guía reemplazó el de custodio, adecuándose a los nuevos criterios establecidos a partir del cambio de ley. Este término está asociado con dirigir, encaminar, señalar la dirección o la vía de conducción adecuada, y también está emparentado con mediar ­—entendido como interponerse entre dos o más que riñen o contienden, procurando reconciliarlos y unirlos en amistad—. Respondiendo a estas premisas, su función es preventiva:

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el Guía se constituye como una figura cuya misión es procurar el orden y la armonía en el marco de una convivencia respetuosa. El cambio no es sólo a nivel terminológico, sino que garantiza una transformación en la relación establecida entre la figura de autoridad y los adolescentes. Anteriormente, este vínculo estaba revestido de autoritarismo, estigmatización y enemistad, pero a partir de la adecuación de las funciones de los Guías, el distanciamiento y la desconfianza propios de esa relación se fueron aminorando y tiñendo de consideración. El trabajo que se realiza con los adolescentes se asienta sobre la base de los Derechos Humanos y está delineado por un marco de legalidad. Actualmente, la formación que tiene el cuerpo de seguridad es la de policías y, debido a ello, tienden a comportarse, en algunas ocasiones, “como los portadores de la autoridad y la verdad, sin posibilidad de negociación”, como lo explica Eduardo López García, coordinador del Área de Psicología en la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes: “el objetivo de esta reorientación de perfiles consiste en enfocarlos a mediar, a interactuar más con los muchachos y a responsabilizarse de lo que ‘cuidan’, entendiendo el rol de salvaguardar como ‘acompañar’, al mismo tiempo que evalúan el comportamiento de los adolescentes en la vida cotidiana. Se está trabajando en ese sentido y ya son visibles algunos cambios, y otros están en marcha, como el de denominarlos Guías educadores de la vida cotidiana”. Así, la modificación de su conducta sería, de alguna manera, el reflejo de las transformaciones en la conducta de la población adolescente, ya que los Guías constituyen el personal que más cohabita con ellos durante su cotidianeidad.



Memoria f. (lat. memor沫a). 1. Facultad ps铆quica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado. 2. Exposici贸n de hechos, datos o motivos referentes a determinado asunto. 3. pl. Relaci贸n de algunos acaecimientos particulares, que se escriben para ilustrar la historia. 4. pl. Libro, cuaderno o papel en que se apunta algo para tenerlo presente.


Nunca se sabrá cómo hay que contar esto, si en primera persona o en segunda, usando la tercera del plural o inventando continuamente formas que no servirán de nada. Si se pudiera decir: yo vieron subir la luna, o: nos me duele el fondo de los ojos (…) entonces tengo que escribir. Uno de todos nosotros tiene que escribir, si es que todo esto va a ser contado.

La palabra memoria bautiza este proyecto y se encuentra íntimamente ligada a lo emocional, es decir, pertenece al ámbito subjetivo. A través de procesos memoriales se reunieron algunos de los acaecimientos particulares implicados en el desarrollo de toda situación. Este relato se construye a partir de la historia de algunos adolescentes que viven en la Ciudad de México y —en algún momento— tomaron una decisión que los puso en riesgo y están respondiendo por la misma. El resultado de sus acciones los sitúa, circunstancialmente, como adolescentes en conflicto con la Ley Penal, y definen la historia de vida de cada uno de estos sujetos. El acto delictivo no es constitutivo, ni es inherente a quien lo comete, está circunscrito a un tiempo y espacio delimitados. Esta memoria se despliega como un mapa relacional donde se tejen vínculos interpersonales, propiciados por actividades y momentos compartidos entre los adolescentes y los trabajadores, dinámicas transformadoras que permiten un acercamiento sensible al escenario inicial: es un mundo requiriendo ser precibido en profundidad. Haciendo memoria, partiendo hacia atrás, se puede explorar la compleja trama de relaciones, acontecimientos y sentidos que originaron su comportamiento delictivo. Indisociable de lo afectivo, la memoria descubre y encuentra una pluralidad de voces, miradas y preguntas que vagan por este particular ambiente. Resulta así, una memoria selectiva, como la mayoría. No pretende llegar a todos los rincones, ni despertar todas las experiencias, pues ese no ha sido el deseo fundamental. ¿Qué haríamos si el des-enlace fuera exhaustivo? Entonces, la memoria retiene, a través de un proceso de selección y recuperación, y contiene algunas de las innumerables experiencias vividas en la enajenación de ese universo-otro. Este espacio se construye tal como la RAE define memoria: como un espacio en que se apunta algo para tenerlo presente.

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¿Qué tener presente y por qué? Si se pudiera decir: yo vieron subir la luna.

La primera intención responde a un interés nacido de una experiencia personal compartida, de trabajo en las Comunidades, donde yo vieron una complejidad que por tener múltiples aristas, es capaz de enriquecernos. El qué fue construyéndose a partir de inquietudes personales, ampliadas e intervenidas por otras miradas y voces, también recurrentes en buscar la salida del laberinto de estos procesos sociales, voces que con su experiencia y colaboración fueron aumentando el volumen del proyecto. El por qué espera estar contenido en cada uno de los capítulos de la memoria. El por qué se responde cuando empezamos a sentir que dicho universo también es parte de nosotros. No es adecuado cerrar un texto con una cita, aseguran. Lo que queda por decir es siempre una nube, dos nubes o largas horas de cielo perfectamente limpio, rectángulo purísimo clavado con alfileres en la pared de mi cuarto. Julio Cortázar. Las babas del diablo



Modelo. m. Otro modo de entender y construir el mundo. Otra manera de caminar y dejar huellas: Modelo de Atenci贸n para adolescentes en conflicto con la Ley. Cynthia Rosas


Caminante, son tus huellas, el camino y nada más. Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Antonio Machado

Andar los caminos con un Modelo. Desde hace casi cinco años llevamos un camino recorrido. Modelo: hay huellas que hemos dejado. Vemos el camino recorrido. Hay sendas que no pisaremos, en cambio hay otras que recorreremos de nuevo. Hace casi cinco años que el Gobierno Federal transfirió al Gobierno de la Ciudad de México la responsabilidad de los llamados Centros para Adolescentes (muy comúnmente llamados tutelares para menores). Al mismo tiempo, la Ley de Justicia para Adolescentes del Distrito Federal trajo un cambio de paradigma. Y con ello, la necesidad de crear nuevas formas de atender a los adolescentes en conflicto con la Ley. Al diseñar y elaborar un Modelo de atención nos dimos cuenta que los modos simplificados de conocimiento no nos aportaban sustento teórico para atender a los adolescentes privados de su libertad. Sabíamos que requeríamos de diversas disciplinas, pero ya no como un conjunto aislado, donde cada una tiene su verdad. Al contrario de lo que sucede con las especializaciones, lo que necesitábamos era un marco teórico que pusiera en comunicación a las diversas ciencias y diera luz a la realidad. Pasamos, claro está, por las disciplinas y la multidisciplinariedad, para llegar a la interdisciplina. Hemos tenido que romper con la simplicidad y pasar a un paradigma de la complejidad, donde cada disciplina no está aislada, todo está en relación: una disciplina con todas y todas con una; y todas entre ellas. Dada la interacción de las diferentes disciplinas, tanto teóricas como metodológicas, el Modelo fue resultado de un enfoque interdisciplinario, donde –hay que dejar claro– la yuxtaposición de las disciplinas no produce la interdisciplina, ni la conjunción de equipos multidisciplinarios. Sabíamos que la realidad, y más la que viven los adolescentes en conflicto con la Ley, no es disciplinaria. El eje transversal es la Ley de justicia para Adolescentes para el Distrito Federal y su Reglamento. Tuvimos, entonces, que llegar a la teoría del pensamiento complejo, donde lo complejo —para decirlo en pocas

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palabras— viene de complexus, lo que está tejido junto. Donde todas las disciplinas aportan algo y van tejiendo una red de significaciones en la acción. Tejer juntos, entre disciplinas, requiere de un pensamiento complejo. Un ejemplo del pensamiento complejo es la metáfora del tapiz de Edgar Morin. Imaginemos que estamos frente a un tapiz elaborado por un artesano, el conjunto está formado por hilos de diferentes colores: no habría tapiz sin cada uno de los hilos. Y los hilos, sin tejerse, no formarían la figura que tenemos enfrente. Es claro que no es fácil construir un andamiaje teórico metodológico, nos enfrentamos a múltiples dificultades porque es necesario, como diría Morin, una reforma del pensamiento científico. Nuestro punto de partida en 2008 fue con el Modelo de Atención Comunitaria Integral para Adolescentes (ACIA), que está basado en los lineamientos de las Comunidades Terapéuticas y del metamodelo Epistemología de la Complejidad Ética y Comunitaria (ECO 2), los cuales promueven la participación del adolescente y su red de apoyo para la reconstrucción de sus vínculos familiares, comunitarios y su reintegración social. A partir de ese momento, los llamados Centros para Adolescentes pasaron a llamarse Comunidades de Adolescentes con este Modelo de atención. Este inicio metodológico y teórico nos acompañó para dar respuesta a las siguientes interrogantes: ¿cómo dotar a los adolescentes (que están en proceso jurídico) de herramientas que favorecieran su desarrollo integral? ¿Cómo aprovechar las experiencias que se generan en la vida cotidiana, como experiencias formativas, y evitar que los adolescentes repitan un estilo de vida violento y simplificado de sus casas y sus barrios? ¿Cómo significar el respeto a la ley en la vida cotidiana?

Elementos del Modelo Los elementos comunes que fueron definiendo nuestro quehacer en la vida cotidiana fueron: lo comunitario, el acompañamiento, el encuadre, lo interdisciplinario, el trabajo en Red, las estrategias terapéuticas, la formación de equipo, la evaluación y la sistematización. Ninguno está aislado, interactúan en todo momento y entre sí. Se busca que estos elementos sean transversales en todas las Comunidades de adolescentes.


Comunidad Comunidad, en el antiguo latín comoine, significaba “conjuntamente”, “en común”; communis, en latín arcaico es una palabra compuesta de com + munis que significa “corresponsable”, “cooperante” o “que colabora a realizar una tarea”. Comunitas hace referencia a “la agrupación de personas vinculadas entre sí por el cumplimiento de obligaciones comunes y recíprocas”. El elemento comunitario implica un espacio, un tiempo y sobre todo, un nivel de interacción que se juega en la vida cotidiana, donde se da lo intricado de las relaciones: lo conflictivo y lo que construye. Lo comunitario es en donde los adolescentes, las familias y los trabajadores transitamos por una meta común: la reinserción social de los adolescentes. Entendemos, pues, lo comunitario más allá de la idea romántica donde todo está bien y sólo se expresan las coincidencias; lo verdaderamente comunitario es ese espacio donde convergen también los desacuerdos.

Encuadre El encuadre es una herramienta que permite delimitar y dar borde a las interacciones. Implica tiempo, espacio, personas y reglas, siendo el escenario que proporciona, tanto al adolescente como al equipo operativo, la continuidad de sus objetivos y estrategias en el trabajo cotidiano, y de igual forma opera en el trabajo de intervención que se realiza con las familias. Dentro de las Comunidades, el encuadre se lleva a la acción en todas y cada una de las interacciones de la vida cotidiana con y frente al adolescente, así como en todas y cada una de las actividades y espacios en los que se inserta o no; por ello, el adolescente y las familias deben saber claramente las normas del trabajo comunitario.

Trabajo en red El trabajo en red constituye una postura institucional en la que nos planteamos que el trabajo con los adolescentes se debe realizar en colaboración con diferentes organismos de la sociedad civil, instituciones y organismos gubernamentales, a partir de aceptar que los fenómenos de la delincuencia y su tratamiento son complejos. La intensión es sumar saberes. Una red involucra a otros, porque sabemos que sólo con vínculos se constituye el ser humano social.

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Una categoría importante para el trabajo que se realiza en red es la sinergia, entendida como el resultado de la acción conjunta de dos o más causas, pero caracterizado por tener un efecto superior al de la simple suma de dichas causas. El sinergismo hace referencia a asociaciones que se refuerzan mutuamente, por lo que todo proceso de este tipo genera resultados cualitativamente superiores a la mera suma de actuaciones especializadas aisladas e individuales. Y en estos cuatro años lo hemos comprobado. En relación con el trabajo con los adolescentes, hemos observado que su interacción social es pobre y no se han apropiado de la red de programas que ofrecen los gobiernos y la sociedad civil, por lo que una parte de las intervenciones están encaminadas para que puedan diversificarse. Porque lo sabemos: al trabajar en red incidimos en la reinserción de los adolescentes.

Acompañamiento Acompañar tiene tres acepciones: “ir con alguien”, “participar en los sentimientos y alegrías de otros” y “actuar juntos”. Con el acompañamiento se preside el encuadre de trabajo. El acompañamiento que se realiza en las diferentes Comunidades es uno de los factores que detonan la redefinición conceptual del propio adolescente en su proceso reeducativo a través de modelar sus conductas. El operador de la vida cotidiana en las Comunidades realiza un acompañamiento, siempre representando una figura de autoridad firme, pero empática, para poder incidir en los tipos de transferencias positivas con los adolescentes y las relaciones que establece con su medio. El acompañamiento que se realiza con el adolescente en todas y cada una de las actividades del programa favorecerá la construcción de una “nueva” relación, la cual disminuirá sus propios riesgos y los de su círculo familiar y social inmediato. Asimismo, acompañar al adolescente incluye aceptar sus propias limitaciones o el descubrimiento de nuevas habilidades.

Formación de equipos Lo que buscamos con la formación es la promoción y capacitación de todos los equipos, entendida como un proceso que origina un cambio en la forma de construir el conocimiento.


La formación, como en la investigación participativa, lleva a compartir con toda la comunidad los nuevos aprendizajes y se da en diferentes niveles, pero con la premisa de la espiral: conocer-actuar-transformar. Cada Comunidad es el lugar donde se realiza un análisis profundo de las acciones, estrategias y, en general, de las intervenciones, reconociendo en todo momento la forma de trabajo con los adolescentes y sus familias, por parte de los equipos operativos, favoreciendo la creación de agentes sociales que tengan la posibilidad de incidir en el cambio de la representación social de esta población en diferentes ámbitos de su vida social, y que este cambio persista beneficiando todas las partes. La formación llevará a los equipos interdisciplinarios, de cada Comunidad, a un abordaje de las problemáticas de manera integral, con la metodología de la investigación en la acción; siendo el programa de actividades lo que soporta a la vida comunitaria, y promueve la reinserción social y familiar. La principal estrategia que organiza la vida cotidiana en una Comunidad de adolescentes es el programa de actividades, que modela las interacciones y contiene las actividades terapéuticas que favorecen el desarrollo de los adolescentes, para dotarlos de herramientas que sirvan para su reinserción a la vida social.

Programa de Actividades Existe un programa general y uno personalizado porque los adolescentes tienen necesidades comunes, pero también tienen problemáticas y necesidades específicas: ambas son atendidas. Cada programa atiende diferentes niveles de intervención: Prevención, Reducción del daño y Tratamiento. El programa especializado atiende, por ejemplo, a los adolescentes con problemas de adicciones, los que son padres de familia, los que tienen necesidad de atención médica especializada, los que son reingresos, entre otros, según sea la necesidad específica. Por otra parte, el programa general atiende con las actividades los siguientes rubros: Educativo, Elaborativo, Socio-Laboral, Lúdico-Recreativo, Artístico-Cultural y Deportivo. Memoria de un relingo focaliza su mirada en el rubro artístico-cultural del programa general. Y para nosotros, al hablar de este aspecto, tenemos en mente que “toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida

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cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”.1 En nuestras Comunidades de adolescentes creemos que en vez de ladrar, maullar, piar, graznar, balar, mugir… nosotros, los humanos, elegimos la palabra con todas sus formas de expresión artística. Ya lo había dicho Sigmund Freud al hablar de la cultura: eso es lo que nos diferencia de los animales. En nuestro Modelo de atención, en cada uno de los talleres del Programa general de actividades, los jóvenes experimentan con sus emociones, con sus ideas, con sus ocurrencias, para crear y recrear nuevas formas de ver el mundo y habitarlo. En cada cuadro que pintan, en cada poema que escriben, en cada canción que componen o cantan, en fin: en cada una de las expresiones artísticas está inscrita su palabra; en cada actividad artística los jóvenes descubren que tiene otra voz, una que desconocían o que casi no usaban. Decimos que encuentran, experimentan, nombran lo que les roda de otras formas. Los jóvenes experimentan diversas formas del decir: dicen su palabra. Palabras que son flores que son frutos que son actos.2

Son casi cinco años de camino recorrido; con las actividades culturales vemos nuevas sendas y, lo más importante, los jóvenes descubren otros caminos: otras sendas para caminar. Modelo: otro modo de entender y construir el mundo. Otra manera de caminar y dejar huellas: Modelo de Atención para adolescentes en conflicto con la Ley.

1 2

Primer párrafo del Artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Paz, Octavio. La estación violenta. 1958



No (lat. non). adv. neg. Usado para negar, principalmente respondiendo a una pregunta.


¿Cuáles son las preguntas cuya respuesta es NO? ¿Cuáles son las cosas cuyo uso o consumo no están permitidas en las Comunidades? En los contextos de encierro, las prohibiciones son necesarias para encuadrar ciertas nociones que, finalmente, dan sentido a lo permitido. Se establecen por razones vinculadas con la seguridad, la salud, los hábitos, el espacio físico, etc., y forman parte de la educación en valores que se entrega a los adolescentes. Emilia Flores Melo, directora de la Comunidad de Mujeres (CM), describe que “en la CM, el espacio otorgado a cada adolescente es muy pequeño, entonces tienen derecho a pertenencias limitadas. Hay muchas que, por tantas carencias que han tenido, quieren atesorar y no tienen más espacio que su cama, entonces los objetos permitidos están perfectamente numerados. Así vamos afinando nuestro sistema”. Una de esas pertenencias permitidas pero limitadas son las fotografías. Se autorizan dos por adolescente, con la posibilidad de que las intercambien por otras, en el caso de que se aburran de ellas. La importancia se concentra en la elección de cuáles serán las más significativas para tener consigo. En su texto Jóvenes: comunicación e identidad, Jesús Martín-Barbero apunta los aspectos que considera relevantes acerca de los jóvenes y los cambios acaecidos en su sensibilidad a partir de las modificaciones en los espacios comunicativos y formativos, propiciados por el desarrollo tecnológico e informático: “es en ese debilitamiento social de los controles familiares introducido por la crisis de la familia patriarcal donde se inserta el des-ordenamiento cultural que refuerza la televisión. Pues ella rompe el orden de las secuencias que en forma de etapas/edades organizaban el escalonado proceso del aprendizaje ligado a la lectura y las jerarquías en que este se apoya. Y al deslocalizar los saberes, la televisión desplaza las fronteras entre razón e imaginación, saber e información, trabajo y juego”. Si esto ocurre al interior de los hogares, durante los procesos de crianza, por qué no habría de suceder en contextos de suspensión de la libertad, donde el tiempo es lo que sobra y lo importante es cómo hacer un uso adecuado del mismo. En este sentido, se diseñan algunas normas orientadas a impedir ese desplazamiento producido por la televisión: se prohíbe su uso, así como el de los x-box por considerarse elementos distractores que atentan contra el tiempo de estudio, u otras actividades concebidas como prioritarias. Consecuencia o no de ello, es el caso de las adolescentes internas que son grandes lectoras.

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¿Cómo se regulan las cantidades y calidades de lo que no está prohibido? “La popularidad de los zapatos tenis entre los jóvenes trasciende el campo deportivo; se han convertido en marca distintiva y, centralmente, sobre todo en los sectores populares, en marca de poder”, dice Rossana Reguillo Cruz en Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto, mientras que Eduardo López García, coordinador del Área de Psicología en la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes (CTEA), aclara “que la ropa y el calzado de marcas reconocidas por los adolescentes están restringidos, no por prejuicio, sino porque la marca representa, en estos ámbitos, el deseo de posesión”. De acuerdo con Reguillo, entre la estética y los bienes de consumo se establecen algunas relaciones complejas. Los jóvenes, en su apropiación de los bienes, producen con ellos fusiones que responden a determinada estética y, en muchas ocasiones, el valor con que se dotan dichos bienes, materiales o simbólicos, deja relegada la función del mismo. En las Comunidades encontramos algunos ejemplos de ello: la idea arraigada de que la persona vale por lo que tiene genera un riesgo de vulnerabilidad, porque cuando alguien no puede tener ciertos objetos que otros sí tienen, el deseo de obtenerlos es más fuerte y origina situaciones de abuso y violencia. Al limitar el ingreso de estos objetos se disminuyen los conflictos y agresiones. Esta normativa que rige el ingreso o la prohibición de objetos a las Comunidades, según Emilia Flores Melo, “está vinculada también con el control de excesos, enfocada al aprendizaje de vivir con los recursos mínimos para que comiencen a apreciar todo lo que tenían afuera y a disfrutar de los objetos en cantidades acotadas”. Ejemplo de lo anterior es la comida. Si la familia llega a la visita con grandes cantidades, favorece en el adolescente la intención de negociar con ella. La misma recurrencia sucede con la ropa: cuando es limitada la cantidad de prendas de uso cotidiano, se fomentan su cuidado y limpieza. Cuando esas cantidades exceden lo necesario, comienzan las negociaciones de algunas cosas por otras: “por no ser abusados físicamente, por no ser golpeados, o por sustancias prohibidas”, especifica Eduardo López García. Estas negociaciones son rezagos de una cultura carcelaria y su origen se relaciona con la asociación directa que los adolescentes establecen entre la misma y su situación de encierro, reflejada en valores negativos como el abuso, la extorsión, el sometimiento, el poder o el consumo.“ Existe una violencia


encubierta: ‘te amenazo, te pido, te quito’, que se da al interior de los dormitorios, y el silencio es el principal rasgo. Todo aquel que rompe el silencio de lo que está sucediendo dentro del dormitorio es señalado y deseable de ser expulsado del dormitorio”, comenta el coordinador de Psicología en la CTEA. La disminución de estos aspectos y la tendencia a su erradicación es parte de los objetivos principales del Modelo de tratamiento que se aplica en las Comunidades.

El ejercicio del NO, lejos del control Georges Bataille en La transgresión dice: “lo que hace difícil hablar de prohibición no es solamente la variabilidad de sus objetos, sino el carácter ilógico que posee. Nunca, a propósito de un mismo objeto, se hace imposible una proposición opuesta. No existe prohibición que no pueda ser transgredida. Y, a menudo, la transgresión es algo admitido, o incluso prescrito”. Lo anterior se puede apreciar en el caso de una norma que limita la relación de las adolescentes una vez cumplida la Medida: “el vínculo entre ellas una vez fuera de la Comunidad no está permitido pero durante la cotidianeidad compartida hasta se aprenden de memoria el teléfono de las demás adolescentes o la manera de llegar a sus casas. Ellas mismas lo dicen ‘nos vemos como hermanas, te voy a buscar cuando salga’. Eso ya no está en nuestras manos y si se buscan es porque realmente se sintieron apoyadas durante su Medida” dice Jorge Alberto López, trabajador social de la CM. A pesar de conferirle sentido a lo permitido, existen algunas negativas cuyo sentido no es fácil encontrar y más bien parecieran invitar a su atropello por lo absurdo que se esconde al interior de sí mismas, como prohibir que se continúe un lazo afectivo que puede ser significativo y sano, surgido al interior de las Comunidades.

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Ñero, a. “Ap. de compañero. Amigo, compinche. sin. de compa, amigo, bróder, carnal, chómpiras, compita, cuais, cuate”.1

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Peralta de Legarreta, Alberto. El Chilangonario. Vocabulario de supervivencia para el visitante de la Ciudad de México. Algarabía, México, 2012


Para estos chicos, la muerte de su amigo es una de esas heridas que se saben incurables; con las que se aprende a convivir: se veneran, se cuidan, se alivianan con algún ritual, se cuecen con el recuerdo y con las lágrimas. Cristian Alarcón. Cuando muera quiero que me toquen cumbia

Relato de una herida: conversación con César — ¿Cómo mataron a tu amigo el R.? — Ahí por donde vive mi mamá, en X, Delegación Gustavo Madero, hay unas colonias que se llaman X y Z. Mi compa tenía problemas con unos chavos de la Z y ellos tenían amigos en la colonia donde nosotros vivíamos. Entonces, de un lado de la esquina vivía mi amigo y cruzando la calle hay unos condominios, donde vivían los que tenían bronca con él. Un día pasamos por ahí y empezaron a discutir, y nos seguimos nosotros en nuestro pedo. Mi amigo iba a casa de su mamá, que vende gorditas. 2 Ese día estaba ahí afuera y llegaron dos chavos de los predios con los que él tenía broncas, drogados, y lo empezaron a picar. Yo no estaba en ese momento, me había ido a mi casa por un rato, y cuando regresé ya no vi a mi amigo sino que había patrullas, a él se lo habían llevado al hospital; pero ya no sobrevivió. — ¿Cómo era el R.? — Era tranquilo, simplemente no le gustaba dejarse. Nosotros nos defendíamos mutuamente. Cuando a él lo mataron, a mí me amenazaron que si no les había temblado para picarlo a él, tampoco les iba a temblar para picarme a mí. Yo no les di importancia, no les tuve miedo. A la mamá del R. también la conocían en el barrio, porque vendía gorditas; y en la puerta de su casa había un altar de la Santa Muerte, entonces la banda llegaba a dejar cosas ahí…

Los ausentes Estábamos en el taller de grabado cuando uno de los adolescentes, ajeno a la actividad propuesta para esa clase, ensimismado y retraído, escribía 2

Antojito mexicano hecho de masa y relleno de chicharrón, requesón u otros ingredientes. Suelen tener una forma redondeada.

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una lista en un papel cuadriculado. Apilaba nombres y apellidos, “tal vez sean jugadores de futbol”, pensé. Eran alrededor de 20. Cuando terminó de enlistar, Edson colocó una cruz al lado de algunos nombres. Hacia el final, la cantidad de nombres marcados superaban a los que no tenían marca; éstas representaban a sus amigos muertos. Le pedí el papel, pues para mí era una funesta instantánea que lograba resumir vidas llenas de huecos y heridas, pero la dobló en muchos pliegues pequeñitos y la guardó. Nunca necesité ese papel para reconstruir la imagen de tanta ausencia.




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Fotografías (páginas 149 a 153): Rodrigo de la Vega.

◀ Hola. Ejercicio realizado a partir del libro de artista Hola tengo miedo de Lucas Di Pascuale.

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“El espacio que me gusta acá adentro son las áreas verdes y el campo, porque me gusta jugar futbol. Ahí puedo ir del diario, pero temprano para correr, cosas así. A veces hay partidos con los chavos de afuera y andamos jugando con otro equipo de la calle”. César S.

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“En las clases de la Academia de San Carlos al principio me sentía bien norteado, se me acercaba la gente y yo me aventaba para atrás, ‘ahora qué pedo’ pensaba, y es porque adentro [en las Comunidades] no se te pega mucho la banda, sólo los que te conocen. Por eso, al principio andaba bien psicodélico, volteando para todos lados, andaba bien loco. Poco a poco te vas dando cuenta, hasta ahorita me engento, no me gusta mucho. Pero hay que sobrellevarla”. Lin

◀ En la imagen original, el hombrecito estaba metido adentro de una caja, eso era todo. El ejercicio consistió en que cada adolescente representara qué podría estar pensando ese hombrecito desde su encierro. Aquí vemos algunas muestras de lo que imaginaron distintos jóvenes.



“Adentro aprendí una lección de vida: que las cosas no son tan fáciles como uno piensa. Cuando estaba en el Consejo era Día de Reyes, hace un año, y me acuerdo que vi a mis hermanos, a quienes no había visto en dos meses y se me hizo alegre mi día, me daban ganas de llorar pero no lloré, me aguanté las ganas. Traté de ver que en los momentos difíciles siempre hay algo bueno que te va a ayudar a salir adelante. Esa es mi motivación ahorita: mis hermanos. Acaban de cumplir cuatro años el primero de diciembre. Mi mamá les dice que estoy en la escuela y cuando vienen a verme me dicen si ya me voy a subir al salón, o luego dicen que mis palomas tienen hambre y les digo que sí, que me tengo que quedar a cuidarlas”. César S.

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Ostracismo m. (gr. ὀστρακισμός). 1. Destierro político acostumbrado entre los atenienses. 2. Exclusión voluntaria o forzosa de los oficios públicos, a la cual suelen dar ocasión los trastornos políticos.


El ostracismo era una medida extrema de orden político (no judicial) practicada por la asamblea de Atenas. Consistía en la aplicación del destierro a los ciudadanos considerados peligrosos para la democracia, una especie de democracia para el exilio, porque la decisión era tomada por mayoría de votos, los cuales se emitían públicamente, a mano alzada. Luego, se escribía el nombre del candidato al exilio en un trozo de vasija de terracota (restos de piezas desechadas por la actividad alfarera) llamado óstrakon —por su semejanza con la concha de una ostra—, de ahí el origen de su nombre. El destierro se aplicaba por diez años, plazo que podía acortarse, y a cuyo término el ciudadano podía regresar a Atenas. El ostracismo, pese a implicar el exilio, no provocaba la pérdida de la ciudadanía —en ese momento no era considerado un derecho universal—, que sólo poseían los hombres nacidos en Atenas e hijos de atenienses a partir de los 18 años de edad y constituían una minoría. A pesar de ser una medida democrática por ser el resultado de una votación, el ostracismo no era consecuencia de un delito ni de acusaciones sobre alguien, no implicaba juicio y por tanto no había posibilidad de recurso por parte del condenado.

El ostracismo escolar Cuando se produce una exclusión voluntaria o forzosa de la escuela, las consecuencias trascienden como un eco la interrupción del proceso de formación escolar, sedimentándose en las creencias del individuo y provocando bloqueos tales como “no sirvo para eso”, “no tiene sentido”, “no me enseñan”, “no me entienden”, etc., frases que de alguna manera justifican la deserción escolar y, a la vez, difuminan el punto de ruptura con la institución. Martín-Barbero puntualiza ciertos cambios en los adolescentes, directamente vinculados con modificaciones a nivel social e institucional: “Lo que hay de nuevo hoy en la juventud, y que se hace ya presente en la sensibilidad del adolescente, es la percepción aun oscura y desconcertada de una reorganización profunda en los modelos de socialización: ni los padres constituyen el patrón-eje de las conductas, ni las escuela es el único lugar legitimado del saber, ni el libro es el centro que articula la cultura”.1 Martín-Barbero, Jesús. Revista Jóvenes: comunicación e identidad. No. 0, 2002. Disponible en http://www.oei.es/pensariberoamerica/ric00a03.html

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La legitimación intitucionalizada del saber ha perdido su eficacia. Su origen, administración y circulación han salido por la puerta grande y se han dispersado en un movimiento no formal. El autor especifica que la diversificación y difusión del saber fuera de la escuela es una de las cuestiones más importantes que la comunicación le plantea al sistema educativo. Esto constituye uno de los cambios más profundos que una sociedad puede percibir. No ajenos a esta situación, los adolescentes que ingresan a las Comunidades, “curiosamente rompieron con tres instituciones, que anteriormente eran las tres instituciones predilectas de la educación y de conducción de los adolescentes: la escuela, la iglesia y la familia”, concluye Eduardo López García, coordinador del Área de Psicología en la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes (CTEA). Esta ruptura provoca la sustitución de dichas instituciones por un grupo de pares, el cual les permite establecer relaciones de pertenencia debido a que todos en ese grupo vivieron la misma situación de rompimiento. El riesgo que presentan estas circunstancias es el de continuar la formación en la calle, a la deriva, cuando la escuela debería ser un pilar esencial de contención. A consecuencia de ello, las capacidades y oportunidades de los adolescentes se reducen abruptamente, mientras aumentan los riesgos a la salud, asociados con el inicio del consumo no responsable de sustancias que provocan adicción. La deserción escolar es de origen multifactorial y puede variar según los diferentes niveles de escolarización. En primaria, por ejemplo, se vincula con cuestiones familiares, mientras que en la secundaria y el nivel medio superior comienza a tener relación con algunas condiciones sociales tales como el inicio prematuro en las actividades laborales, la paternidad o maternidad tempranas, así como la precariedad del escenario en que éstas pueden desarrollarse. Las consecuencias de dichos procesos afectan de manera directa el crecimiento del individuo, provocando un salto repentino, sin preparación previa, de la adolescencia a la adultez. En el Distrito Federal, según las últimas estadísticas registradas por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación en México (2008-2009),2 la tasa de deserción escolar va en aumento conforme crecen los niveles 2

Fuente oficial: http://www.inee.edu.mx/tei/file//usr/local/tei/repositorio/contenido/2010/ PanoramaEducativoDeMexico/EF/Df/2010_EF__Df.pdf


escolares: de 0.7 (tasa total entre hombres y mujeres) a 7.5 en nivel secundaria, hasta llegar a 17.6 en nivel medio superior. Estas tasas registradas en la capital mexicana, en relación con el resto de las entidades federativas del país, representan uno de los cinco porcentajes más altos de deserción escolar del país. El análisis de la población de las Comunidades de la DGTPA, según su grado de escolaridad, arroja los siguientes datos al mes de enero de 2013: de un total de 4589 adolescentes varones y mujeres que están cumpliendo una Medida de Tratamiento en el Distrito Federal, el 34.58% corresponde a una población con Secundaria incompleta contra un 17.15% que ha completado esa etapa; es decir, se presenta el mayor porcentaje de abandono en este período de la formación. Dada la relevancia de este tema, uno de los pilares del Tratamiento impartido a los adolescentes en conflicto con la Ley, que constituye el principal objetivo del Área de Pedagogía, es su reinserción escolar, orientada a proporcionarles las herramientas adecuadas para enfrentar las diversas problemáticas que implica la vida en libertad, entre ellas la educación formal. Para abordar dicha labor se procede en etapas. Inicialmente, se realiza un diagnóstico con el fin de detectar el nivel de estudios que tienen los adolescentes al ingresar a las Comunidades, así como los conocimientos, habilidades o competencias previas con las que cuentan. Muchas veces, los datos que refleja el diagnóstico dan cuenta de una falta de correspondencia entre los conocimientos manifestados y los contenidos propios de cada etapa escolar. En esos casos, lo primero es nivelar. Otra de las situaciones reflejadas en el diagnóstico, es que los adolescentes cuentan con habilidades adquiridas por la práctica, como las operaciones matemáticas por ejemplo, pero carecen de los contenidos predeterminados académicamente, a los que es necesario adecuarse. Jorge García Barrón, coordinador del Área de Pedagogía de CTEA refiere que “saben enfrentarse a la vida cotidiana fácilmente, a veces sin saber leer o seguir una instrucción en papel, y eso dificulta muchísimo nuestra labor pedagógica porque, a pesar de que el adolescente cuenta con la ‘competencia’ debe enfrentarse a la situación de examen”. Una vez realizado el diagnóstico, se procede a la reunión de documentos requeridos por la Secretaría de Educación Pública (SEP) para su incorporación oficial. Esta tarea resulta ardua cuando la familia del adolescente no cuenta con la documentación completa.

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Otra de las dificultades de esta problemática se manifiesta cuando el adolescente ya se encuentra nuevamente en curso escolar de manera adecuada dentro de la Comunidad, pero la duración de su Medida de tratamiento no está sincronizada con el tiempo que requiere su escolarización. El resultado de esto es una nueva interrupción en el proceso educativo formal para el adolescente cuando éste recupera su libertad y aún no ha concluido su periodo escolar. Es una cuestión que supera la labor al interior de las Comunidades y que es necesario fortalecer. De la misma manera en que unos salen en libertad, otros entran con nuevas Medidas y esto determina una nivelación grupal constante y una atención más personalizada por parte del equipo docente. Paralelamente a estos procesos vinculados con el conocimiento, o anterior a eso, se sitúa la labor que atiende lo emocional, a veces en forma prioritaria y otras en forma urgente. El aspecto emocional está constituido por el autoestima, la tolerancia a la frustración, las transferencias y estigmatizaciones tales como “la escuela no, porque es para los buenos, yo del otro lado porque yo soy de los malos”. Así, quienes desempeñan el rol docente deben tener una visión muy amplia de todos los factores susceptibles de combinarse dentro de un salón de clases: sus historias de vida, las particularidades de su personalidad, sus complejidades, su inestabilidad; todo esto sumado a la condición de haber cometido una conducta tipificada como delito. Jorge García Barrón asegura que “aquí hay una cuestión muy importante, y es que ante todo los muchachos son adolescentes y se comportan como tales: nos ponen apodos, nos hacen travesuras, burla, quieren estar molestando siempre a la autoridad, conquistando a todas las trabajadoras, etc”. Esto determina la necesidad de iniciar toda labor con ellos desde la empatía –tal vez el único método efectivo– para propiciar acercamiento e interés tanto hacia las actividades en las que debe participar como hacia el trabajador responsable de impartirla. Pese a este escenario minado de obstáculos, se han detectado importantes logros como resultado del trabajo del Área de Pedagogía de las Comunidades. En San Fernando, por ejemplo, entre 2012 y 2013 el nivel escolar de los adolescentes ha ascendido a preparatoria y el objetivo primordial es que la concluyan. Según Jorge García Barrón, “el año pasado (2012) tuvimos a 88 muchachos que terminaron entre primaria y secundaria. Para la cantidad de población que había, aproximadamente 400 adolescentes, cons-


tituye una cifra muy representativa. Este año tenemos 200 adolescentes en promedio y ya 85 muchachos terminaron entre primaria y secundaria, es decir, que con la mitad de la población estamos teniendo la misma cantidad de adolescentes con ese nivel ... de alguna manera, nos va indicando que vamos por buen camino”. Retomando el planteamiento de Martín-Barbero, hacia el final del artículo citado esgrime dos alternativas posibles para el curso de la educación: “o su apropiación por la mayoría o el reforzamiento de la división social y la exclusión cultural y política que produce”,3 es decir, si la educación no se torna un derecho universal, asequible para todos, el resultado será la consolidación de la estratificación de la sociedad y la consecuente exclusión de algunos sectores de la misma, los excluidos de siempre.

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Ibidem.




Pared f. (lat. parĭes, -ĕtis). 1. Obra de albañilería vertical que cierra o limita un espacio. 2. Placa de cualquier material con que se divide o cierra un espacio. 3. Conjunto de cosas o personas que se aprietan o unen estrechamente. 4. Dep. En el futbol, jugada entre dos compañeros del mismo equipo, que consiste en que el primero, con el fin de eludir al contrario, pasa la pelota al segundo, que se la devuelve inmediatamente unos metros más adelante. Hacer la pared.


La necesidad primaria de elevar una pared está basada en la búsqueda de protección y en el deseo de mantener el calor, interrumpiendo el afuera e intensificando el confort que el adentro nos da. Al construir una pared también cerramos un espacio, lo aislamos del contexto, le otorgamos independencia, lo confinamos. Al delimitar, una pared establece hasta dónde llegar y qué no traspasar, define territorios; fija marcas de posesión y al mismo tiempo desposee. ¿Qué desposeemos al elevar una pared? Justo lo que interrumpe, la superficie abierta y el horizonte ilimitado. La acepción utilizada en el futbol representa una estrategia de colaboración para evadir al jugador del equipo contrario, logrando así que la jugada anticipe un acierto. Haciendo pared se sortea un obstáculo y se avanza hacia el objetivo. ¿Qué tipo de pared se erige a través del consumo de sustancias psicoactivas? Si la pared separa dos espacios, en este caso lo que queda de un lado es la realidad, de la que queremos eludirnos por múltiples razones, y del otro lado quedamos nosotros, en una construcción ficticia que nos separa de aquello que no queremos ver y nos aísla en una pseudo protección, limitando el ejercicio del pensamiento consciente y el despliegue de la imaginación. Nosotros adentro, lejos del mundo, sintiéndonos a salvo. Afuera, la realidad aquella. Durante su estancia en la Comunidad, los adolescentes no presentan los síntomas típicos producidos por la supresión de la droga: sudoración, palpitaciones, taquicardia, convulsiones. Lo que sí revelan es ansiedad, pero atribuible a la suspensión de la libertad o a lo que representa el lugar, esto es, el encierro en sí mismo. “La mayoría de los muchachos que llegan aquí están en etapa de abuso; pocos, muy pocos en etapa de dependencia. Esto permite deducir que la cantidad de drogas que consumen no es tan alta, o la etapa de adicción no es tan profunda”, dice Eduardo López García. La negación es un aspecto característico de la adolescencia, generalmente provocado por situaciones que inducen un dolor difícil de enfrentar, a veces vinculado con la familia, otras con el propio desarrollo. En muchos casos sucede que la forma de negar esa realidad se inicia con el consumo de sustancias tóxicas, cuya función se torna importante al facilitar la posibilidad de evasión y aliviar esa dolencia de vivir.

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¿Qué nos hace propensos a la utilización de estas sustancias? Emilia Flores Melo, directora de la Comunidad de Mujeres, refiere que “existen ciertos componentes genéticos que pueden verse activados por factores externos y facilitar así las adicciones. Para que eso suceda es necesario un ser receptor, el vector (el que va a promover) y el medio ambiente. Pero, fundamentalmente, es una cuestión de desarrollo. Existen diferentes patrones de normalidad y anormalidad, por eso hay que enseñarles a los adolescentes a discernir, a aplicar la voluntad, la racionalidad”. En nuestro entorno más próximo se establecen hábitos y conductas que devienen en patrones y modelos de comportamiento. Durante la etapa de desarrollo eso constituye lo que entendemos por normalidad: algo que es aceptado en el interior de la familia equivale a pensar que es lo correcto. “Mis papás se separaron cuando yo tenía dos años, o sea que nunca los vi juntos. Hubo un tiempo en que compartí muchas cosas con mi papá porque mi mamá nunca me lo negó, así es que lo vi hasta los 6 o 7 años. Él era drogadicto y nunca dejó las drogas y eso me dolía. Sentía feo porque luego andaba todo mono y todo menso. Siempre lo supe, todos lo decían. Pero sí era una buena persona … me leía cuentos en la noche: la Cenicienta, Alicia en el país de las maravillas, y se ponía como loco a interactuar, era muy divertido. Él fue el que me enseñó a andar en bicicleta”. Mitzy

—Platícame, además de cigarros y alcohol, ¿qué otras sustancias has consumido? Aunque no haya sido de manera muy frecuente. —Mota, activo, pastillas. Tomar… pocas veces tomé. —Cuando delinques, ¿estás bajo la influencia de estas sustancias? ¿O por lo regular es en tu juicio? —Me gustaba robar drogado porque robaba lo que sea. Si me daba miedo, ya con eso no lo sentía. Entrevista entre América y Alan



Pasaje m. Estrecho que estรก entre dos islas o entre una isla y la tierra firme.


“Estuvo bien lo que me pasó porque si no, no hubiera entendido, hubiera seguido robando, me hubiera ido a un reclusorio o ya me hubieran matado. O sea, yo quiero salir y no robar, pero ya estando con los amigos que te influyen mucho y tú piensas ‘bueno sí, sí voy a robar, mejor’. Es muy difícil cambiarse de casa, de colonia, empezar de nuevo otra vez… Te agarran a ti pero la vida sigue allá afuera. Y ahora que soy mayor de edad ya es más tiempo de encierro, por eso pienso que no quiero robar más”. César S.

Si la fuerza de gravedad nos asegura que la tierra firme es, por naturaleza, el eje de nuestra sensación primaria de estabilidad, ¿qué pasa cuando el terreno en el que nos desenvolvemos, se vuelve pantanoso y comenzamos a hundirnos? La idea de pasaje supone un movimiento: atravesar lo estrecho, trasladarse, pasar de un lugar a otro, cambiar. “Son muy pocos los que salen adelante, pero aunque sean sólo diez de cien, hay que salvarlos”. Miguel

A veces pareciera que la tierra firme, el lugar que uno ocupa, se separa del continente, convirtiéndose en isla. En ese corrimiento surge un pasaje que es ocupado inmediatamente por agua. Regresar adonde se estaba, intentarlo, implica atravesarlo con una nueva dificultad. “Cambié porque sentí dolor. Ahora estoy viviendo algo nuevo para mí. Emocionalmente, me siento feliz conmigo, contento de poder andar por las calles tranquilo, porque no me están buscando. Ahora puedo ver pasar una patrulla y no espantarme, no paniquearme”. Miguel

Un pasaje también puede ser un puente, y un puente un estado de transición, o una transición en sí misma, una posibilidad de cruzar hacia el otro lado, hacia la otra orilla, hacia otro estado de cosas. “Todo me resulta nuevo: el trabajo que estoy haciendo y que me gusta porque les transmito algo padre a los chavos con los que convivo, la gente que conozco, muy diferente a la que conocía antes, porque realmente te escucha, te ayuda; que me

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abran una cuenta en el banco y pueda sacar la paga con tarjeta, que me inviten a eventos con gente con la que nunca me imaginé estar sentado. Eso es algo bonito para mí y lo voy a seguir viviendo toda mi vida”. Miguel

Aquí pasaje queda asociado con un estado de transformación. El mismo movimiento conlleva un cambio interior, no es sólo transitar lo estrecho, atravesar la dificultad, llegar a tierra firme (esa metáfora de la seguridad), sino concebir la posibilidad de un nuevo escenario donde la capacidad de acción permita resultados diferentes. “Yo siento que puedo sobrevivir de la pintura porque también tengo una familia en quien respaldarme. Prefiero comer caldo de frijoles que comer caldo de camarones y estarme cuidando. No me agrada ya ese bisne, es un buen cambio, pero prefiero andar por donde yo quiera y ser libre”. Lin



Puente m. 1. Estructura construida sobre un obstáculo para cruzarlo. 2. Conexión con la que se establece la continuidad de un circuito eléctrico interrumpido. 3. Mús. Notas que señalan el pasaje de un tema a otro.


Para hacer efectivo un pasaje, es necesario un escenario social predispuesto a ello. Cuando esto ocurre, es probable que el pasaje se torne puente y la intermitencia vuelva a ser continuidad. Cuando la cuestión social y las formas que adquiere son materia de reflexión interdisciplinaria, suelen existir acuerdos en la concepción de ideas y propuestas orientadas a un cambio. Tal es el caso del documento Las manifestaciones actuales de la cuestión social, producido por el Instituto Di Tella en Buenos Aires para la UNESCO, resultado de investigaciones y análisis desde la perspectiva de múltiples disciplinas. Sobre la cohesión social, las opiniones se concentran en señalar algunas fisuras que pueden ser objeto de intervención, como las llamadas acciones parche, que sin constituirse en estrategias de desarrollo, atienden la urgencia desde la inmediatez a través de planes integrales de trabajo que maximicen su continuidad y eficacia, evitando que sólo queden como acciones aisladas. Para contrarrestar desigualdades y fomentar procesos que tiendan a la inclusión social, es esencial la recuperación de la cultura del trabajo y la solidaridad. Este tipo de acciones requiere el ejercicio de la corresponsabilidad. Por un lado, del Estado como organizador de políticas sociales, garantistas de los derechos ciudadanos y proyectado con base en la mediación social, desempeñando un rol activo y articulador. Por el otro, de la política como agente de redistribución y regulación del poder, considerando la pluralidad latente en las diversas comunidades que integran el tejido social. Y finalmente, de la educación, que debería repensarse para trazar y actualizar sus objetivos, valores e identidad, que han de ser tendientes a constituir un modelo educativo representativo.

El despapaye “Muchas veces, su proyecto de vida no es viable o no es el adecuado para ellas. Hubo un caso de una adolescente que apenas egresó, [cuando llegó] nos decía ‘mi proyecto de vida, allá afuera, era casarme, tener hijos y hacer mi familia’. Ella estuvo dos años y medio en la Comunidad de Mujeres y al salir dijo ‘quiero estudiar gastronomía, quiero tener una pareja pero no casarme, quiero ser libre’. Salió con una perspectiva completamente diferente. ‘Aquí vine a descubrir cosas que no sabía que podía hacer’, se fue diciendo”. Jorge Alberto López. Trabajor social. CM

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“Desde los 15 años anduve en el despapaye. Con la gente de la colonia empecé a agarrar el mal camino, me empezó a gustar la vida fácil. En ese momento no pensaba en nada más que en el cotorreo, en andar drogándome y en la fiesta; hasta que tuve una mala experiencia: me metí a robar en un negocio, se me escapó un disparo y maté a una persona. En el momento no lo asimilaba, pero con el paso del tiempo empecé a recapacitar y con el encierro empecé a ver las cosas de otro modo y a cambiar la forma de vida. Entendí que lo primero que tenemos que valorar es la familia y, ante todo, a nosotros mismos. Adentro acabé la escuela que había dejado afuera, terminé la prepa y me di cuenta de que soy capaz de hacer las cosas, si me lo propongo lo hago, pero para un bien, no para un mal”. Miguel

“Parece escuelita…” ”Ahora siento alegría porque nunca me hubiera imaginado acabar mi prepa en algún encierro. Aquí decidí qué quería estudiar, me dieron una Beca en el Tec de Monterrey, me metí en una obra de teatro … ahora puedo ver los cambios que tuve. Si no hubiera sido por los tutores nunca hubiera encontrado en mí lo que pude haber hecho afuera y tuve que venir a aprender aquí. Antes era una persona más dura, mi familia me ha dicho que cambié un buen, que ya no tengo la mirada desmadrosa que tenía”. César

Quienes trabajan en las Comunidades y vivieron el proceso desde 2008, momento en que el Gobierno del Distrito Federal recibe la responsabilidad de los adolescentes en conflicto con la Ley, reconocen un cambio positivo en la actitud de la población, a medida que fue pasando el tiempo y con él cambiando las generaciones de adolescentes. Dichos cambios son parte de los objetivos y se busca concretarlos a través de acciones que fortalezcan esas transformaciones, como por ejemplo las Ceremonias Cívicas, actos que se realizan cada mes conmemorando las fechas significativas, con el fin de reintroducir ciertas tradiciones escolares. Los adolescentes organizan, conjuntamente con los trabajadores, los diferentes contenidos que se presentarán en la Ceremonia, incluso participan en el saludo a la bandera, protagonizándolo. Esto evidencía parte de los cambios antes mencionados, como dice Ricardo Sánchez Sierra, psicólogo de la Comunidad de Diagnóstico Integral para Adolescentes, “hay quienes se pre-


ocupan por ser el abanderado, y eso contradice la imagen que ellos tienen y proyectan de sí mismos: el rudo, el malo, el que piensa que es mejor porque golpea con más violencia; y ellos se apropian de esa imagen porque es más fácil eso que tratar de demostrar lo contrario con trabajo. Hay quienes se quejan porque ‘parece escuelita’, pero así se va rompiendo el paradigma de la cárcel”. Sucede con frecuencia que los adolescentes son etiquetados en las escuelas como sujetos hiperactivos, groseros o desinteresados, y eso puede ser el germen de un futuro proceso de exclusión. En las Comunidades se procura contrarrestar este fenómeno reiterado, con mecanismos inclusivos como la integración en la Ceremonia Cívica o cualquier otra actividad de las que se realizan adentro. Los psicólogos, a través de la indagación y del contacto con ellos, observan que ese comportamiento que los “etiquetaba” en las escuelas está ligado con una necesidad de reconocimiento, tanto familiar como del entorno social al que pertenecen. “Aquí aprendí a usar la máquina de coser, a hacer serigrafía, el punto de cruz, a usar el gancho y los dedos para tejer. El gancho lo usaba mi abuelita y me llamaba la atención, pero ella, que era de pueblo, me decía que para qué lo aprendía si en la ciudad no iba a hacerlo… y nunca me enseñó. También aprendí a perder la pena porque todas te conocen de pies a cabeza, encuerada. Cuando era pequeña y mi mamá me bañaba, yo me tapaba, ella me decía ‘lo que tienes tú lo tengo yo’, pero me daba mucha pena. Por eso, cuando llegué aquí eso se me hizo muy difícil, pero ahora ando en calzones en el dormitorio y ya no me importa”. Mitzy

“Pero esto no es una escuela” “Lo quieren hacer más como una escuela, cualquier cosita que haces ya te quieren cambiar de patio: por pelearte, por charrasquearte, por un celular, por encontrarte droga, una solera o una punta. Y antes eso pasaba y no había tanto problema, era más normal. Yo siento que no está bien porque ‘ellos’ piensan que eres como una fichita que pueden andar moviendo, no piensan qué problemas tienes con otro patio, te mueven como si nada. Ellos no entienden eso, piensan que es fácil, que vas a convivir bien con los del patio al que te mueven, pero no, los problemas ya están, se quedan y cuando llegas es cuando empiezan. Yo pienso que no sirve porque esto no es una escuela. Estamos aquí por delinquir y eso no te ayuda,

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nomás ves que es fácil el encierro, te tratan bien y vuelves a robar y llegas a lo mismo y no hay problema. ”Aquí piensas todo en positivo: que ya no vas a robar, que ya no vas a andar metiéndote en problemas, cosas así, pero es muy diferente que lo hagas. Aquí puedes decir muchas cosas y en la calle vas a hacer otras. Por eso es mejor no plantear un cambio tan drástico, para que lo vayas cumpliendo y no se te haga tan difícil hacerlo”. César S.

La ley del más fuerte, ¿o qué? “Yo quiero seguir estudiando al terminar la prepa, quiero ser bióloga marina”. Ariana

“Yo quiero estudiar psicología. O me metería en la Federal, de niña quería ser policía”. Mitzy

Resulta fundamental preparar a los adolescentes con el propósito de que al recuperar la libertad y retornar a su barrio, puedan poner en práctica lo aprendido durante el internamiento. Esto implica un cierto cambio de esquema que les permita ver los actos y sus consecuencias desde otra perspectiva, para desarrollar la habilidad de tomar decisiones adecuadas al respecto. “Afuera no tenía tolerancia, decía ‘todo para mí’. Aquí aprendí a tenerla porque es difícil vivir con muchas personas y compartir todo: las habitaciones, el baño, la regadera, el comedor… así te das cuenta que cada una es diferente, entonces aprendes a tenerles paciencia, porque si estallas la única que sale perdiendo eres tú”. Ariana

La posibilidad que existe de que ejerzan los valores que aprehendieron durante la Medida depende de que la red de contención que operaba dentro se despliegue hacia afuera de las Comunidades. A este respecto no es tan alentador el panorama, ya que en muchos de los casos, el contexto que los espera en la calle pertenece a una realidad donde “se da la ley del más fuerte


y los padres, generalmente, tienen incorporada esa modalidad”, como concluye Ricardo Sánchez Sierra. “Tengo los mismos amigos que me conocieron desde niño, pero con los que andaba haciendo desastres los evito un poco, los saludo pero ya no me quedo con ellos porque se que es volver a lo mismo, y si estoy en la lumbre me puedo quemar en cualquier momento. Es difícil porque sí te llama eso, pero estar aquí trabajando te frena. Ya tuve una experiencia fea y volver a hacer lo mismo es como de tonto, ¿no? Cuando tengo algún problema, trato de buscarle una solución. Y la banda sabe más o menos que estoy aquí chambeando y piensan ‘el Rafa ya es relax, ya se fue para bien’. ”Yo creo que el cambio depende de tu mentalidad. Si le echas ganas, lo logras y conforme a eso te vas abriendo otros caminos, pero si te gusta estar en el relajo no te va a ayudar mucho estar encerrado. Yo nunca me imaginé que podría hacer esto, que podría ayudar, y la responsabilidad que tengo ahora se replica en los chavos y también nos cambia a nosotros, en quienes también se implementa el proyecto. Antes, sentía que estaba bien lo que estaba haciendo, pero ya cuando estuve en internamiento me di cuenta que estaba desperdiciando algo: mi vida y todo lo que tenía por delante”. Rafael, Operador de vida cotidiana. CDA

“Al salir, fui a Área Central y conseguí una carta de recomendación para la Academia San Carlos: voy de martes a jueves de 10 a 13hs. Allí tomo clases con muchos ‘que ya son alguien en la vida’. Algunos tatúan y me han dicho que tengo buen pulso así que voy a empezar a tatuar. Me quiero dedicar a esto de la pintura, no he parado desde que salí: es lo que quiero vivir. Infinidad de cosas se pueden hacer; quiero aprender todo lo que se pueda porque yo digo que en esta carrera del arte nunca vas a acabar de aprender. No es nada más pintar, también es conocer las cosas del arte”. Lin

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QuisiÊramos (Del lat. quaerĕre, tratar de obtener). 1. tr. Desear o apetecer.


¿Cómo son los sueños en el encierro? “Aquí adentro dejas de recordarlos o tal vez sueñas que ya estás afuera y despiertas y ves el techo de tu cama, que son literas”. Samuel

“Lo que más sueño es que ya estoy en la calle. Pero luego en el mismo sueño me pongo a pensar ‘ay, ¿cuándo salí?’ y es cuando ya me doy cuenta que es un sueño”. César S.

¿Qué sucedería si, de la noche a la mañana, quedamos separados del mundo, de los paisajes conocidos, de la casa con sus sonidos y sus silencios, de la cocina y el olor a café en el desayuno, de esa luz en la habitación y la cama, y el sueño? ¿Qué pasaría si la tibieza de lo acostumbrado queda inhabitada de nosotros? ¿Puede la memoria acariciar una y otra vez esas sensaciones, cuantificar el afuera con objetos que quepan en las manos y tengan la fuerza para devolvernos intactos, a esa única posibilidad de mundo? Quienes tienen su libertad suspendida de forma temporal, son en este contexto adolescentes en conflicto con la Ley Penal. Pero además son hijos, y en la mayoría de los casos también son hermanos o hermanas, novios y de manera frecuente, padres o madres prematuros. ¿Qué desean desde el encierro? Es una pregunta cuya respuesta pierde emisor, las voces se confunden, los anhelos se parecen tanto que es como si una misma sensibilidad hablara por todas. “Extraño ir a fiestas de rock en vivo, me apasiona la música”. “Yo lo que más extraño es ver la tele y a mis perritos”. “El chocolate. Yo me compraba cada mañana un pan de puro chocolate con una leche bien fría”. “La pizza de Domino’s, las fresas, el helado de chongos de la Michoacana”. “La Coca-Cola”. “Extraño lo que no dejan pasar [a las Comunidades], como el x-box por ejemplo. Pero no de a barbas, lo pediría a cambio de algo, como limpiar este Patio por ejemplo”.

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“Lo que más tengo ganas de comer son mariscos, o camarones, también chocolate, un Carlos V, ¡un Gansito!” “Acá adentro lo que más se quisiera es el cariño de una mujer”. “Mi cama, mi familia. Las únicas que nunca me han fallado han sido mi mamá y mis hermanas, estoy bien agradecido con ellas, machín”. “La banda, los amigos, la familia”.



Rec m. Abreviatura de Recuerdo.


Está en papeles, pizarras, rincones, paredes y todo tipo de superficies; habitando espacios impensados, modificando la sintaxis del lugar. Las texturas de los rec sugieren el paso de alguien que detiene una transición, un instante. Es una acción consistente en la reafirmación, en “yo existo y esta es la evidencia de que estuve aquí”. El concepto de culturas juveniles es referido por Carles Feixa en plural para destacar su heterogeneidad y movilidad intrínsecas. Ellas abarcan “la manera en que las experiencias sociales de los jóvenes son expresadas colectivamente mediante la construcción de estilos de vida distintivos, localizados fundamentalmente en el tiempo libre, o en espacios intersticiales de la vida institucional”.1 En la estructuración de dichas culturas, el autor distingue algunos factores: generacional, clasista, étnico, de género y territorial. Este último refiere a la apropiación de espacios públicos a través de las marcas, así es como las culturas juveniles crean un territorio propio. En esa transformación operada por los jóvenes a través de ciertos comportamientos e intervenciones, sucede una recuperación y eso le confiere sentidos renovados a los espacios. Los rec son de esas marcas que definen mediante el lenguaje escrito una demarcación territorial transformadora de los espacios poblándolos de apodos y referencias a otras zonas —territorios en expansión—, espacios dentro de otros y confiriéndoles cierta humanidad. Estas marcas se podrían clasificar junto a las firmas o tags, formas diferenciadas y simplificadas del grafiti. Aunque los orígenes son un poco inciertos, Rossana Reguillo ubica los inicios del estilo tag en Nueva York, ciudad en la que un repartidor de pizzas hacía las entregas y con un aerosol registraba su firma en algunos muros. A partir de ese momento, la práctica se extiende tanto a los espacios urbanos abiertos, como hacia adentro, otra forma de emular el afuera, en el caso de las Comunidades. Aunque en principio, estas manifestaciones sean vistas como una transgresión, también es posible interpretarlas poéticamente: “en las firmas estamos ante un yo-individual como sujeto de la enunciación que se define por un nombre propio en relación a un colectivo presencial que hace las veces de cómplice y testigo, y a un colectivo ausente que opera como fuente de identificación”. 2 1

Feixa, Carles. De jóvenes, bandas y tribus. Antropología de la juventud. Ariel S. A, Barcelona, 1999 2 Reguillo Cruz, Rossana. En la calle otra vez. Las bandas: identidad urbana y usos de la comunicación. Universidad Jesuita de Guadalajara, Guadalajara, 1991

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Esta relación despliega el imaginario de una invitación implícita. Alguien deja rastro de su presencia e inaugura así el diálogo con receptores que, reconociendo la huella, intervienen agregando la suya: “entre ellos, las firmas/rayas/tags tienen el mismo valor que una conversación colectiva silenciosa, un guiño cómplice entre socios que conocen el secreto”. 3 El lugar del rec tiene un enlace especial con el estar ahí, es la connotación de la vida de un lugar, donde las transiciones son la realidad plasmada de nosotros y la necesidad de esa memoria del “yo pasé por aquí” provoca que las superficies queden atravesadas y resignificadas para siempre.

3

Ibidem.



Relingo. Espacio urbano “sobrante”.1

1

Cfr: Luiselli, Valeria. Papeles falsos. Sexto piso, México 2010


Con el nuevo trazo y ampliación de la avenida Reforma (en los años sesenta) vino una oleada de demoliciones de los edificios de la zona. Como la nueva franja de calle atravesaba diagonalmente el trazado ortogonal de la ciudad, algunos lotes rectangulares se volvieron triangulares o trapezoides, y como resultaba inconcebible la construcción de nuevos edificios en los espacios irregulares que le “sobraron” al Paseo Reforma, se fueron quedando estos trapecios y triángulos de asfalto y adoquín, como piezas sobrantes de un rompecabezas. Ya nadie recuerda el origen y propósito de estos pedazos de ciudad, pero nadie se atreve tampoco a desecharlos ni a usarlos del todo. Un grupo de arquitectos de la UNAM, dirigidos por Carlos González Lobo, ha bautizado estos espacios, estas sombras urbanas, con el nombre de ‘relingos’. Valeria Luiselli. Papeles falsos

Explorando su origen, el término relingo, está relacionado con la noción de terraine vague: “un espacio urbano ambiguo”. Ambos son considerados territorios extraños, resultado de algunas dinámicas urbanas, propias de la Ciudad de México. La expresión terraine vague fue acuñada por Ignasi de Solà-Morales para bautizar las construcciones y los espacios obsoletos, inertes, infrautilizados o desatendidos por el hombre. En general, son espacios carentes de bordes o límites determinados, cuya aparición se deduce de estrategias urbanísticas que desestimaron su potencial. Al nombrarlos, Solà-Morales los reconoce y enaltece su presencia desde esa extrañeza que los imagina y los vuelve distantes. Al existir sin ser utilitarios, se tornan territorios alternos, donde cierta libertad los habita y enajena en la lógica productiva de la ciudad. La atención del transeúnte queda detenida, a menudo, en la apariencia, cuya superficie oculta una omisión: la historia inevitable de sí. Actualmente, sobran en la dinámica de la ciudad porque incorporarlos a la estructura útil es tan complejo y costoso que es preferible abandonarlos; sin embargo, se puede invertir la forma de percibirlos, ya no como sombras urbanas, sino enriquecidos desde su posibilidad de ser. ¿Qué pasaría si los relingos se proyectaran como paisajes habitables, integrados

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desde su irregularidad a la vorágine creciente de la urbe? ¿Qué pasaría si estos pedazos sobrantes de asfalto y adoquín tuvieran por destino convertirse en jardines bonsái, pasajes mínimos, archipiélagos verticales o puntos de encuentro? ¿Serían capaces de adaptar su forma trapezoide o triangular a una arquitectura que privilegia el trazado de líneas rectas y perpendiculares? Los relingos tienen una estructura no estandarizada y una naturaleza sobrante. Esto les confiere una vaguedad que podría potenciarlos y atraer nuestra mirada o inaugurar un recorrido hacia atrás, hacia adentro, hacia los espacios entre, entonces sería posible descubrir otras zonas que tal vez nos inviten a caminarlas, a preferirlas, a encontrar su poética, su luz filtrada, su atmósfera diferente.

Los relingos, los no lugares y las Comunidades Por ‘no lugar’ designamos dos realidades complementarias pero distintas: los espacios constituidos con relación a ciertos fines (transporte, comercio, ocio), y la relación que los individuos mantienen con esos espacios. Si las dos relaciones se superponen bastante ampliamente, en todo caso, oficialmente (los individuos viajan, compran, descansan), no se confunden por eso pues los no lugares mediatizan todo un conjunto de relaciones consigo mismo y con los otros que no apuntan sino indirectamente a sus fines: (…) los no lugares crean la contractualidad solitaria. Marc Augé. Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad

Los no lugares son producto de lo que Marc Augé llama la sobremodernidad y refieren a sitios creados con una finalidad determinada, donde los sujetos constituyen entre sí una identidad compartida y provisional. Se establece así, una relación en el estar de paso, fundando un vínculo característico de los espacios transitorios, definidos también por una identidad que debe ser manifiesta o comprobada al ingresar o al salir de los no lugares. Hasta aquí podríamos decir que las Comunidades especializadas en el tratamiento para adolescentes en conflicto con la Ley Penal son no lugares,


pues funcionan como espacios donde su población se constituye como transitoria. La identidad, el origen y las ocupaciones de los individuos, quedan suspendidas por un período de tiempo, dando lugar a relaciones de carácter contractual, generando vinculos interinos signados al tiempo de permanencia. Sin embargo, en las Comunidades, dichos vinculos se protegen y fortalecen, ya que son el enclave justo para la posibilidad de éxito en un sitio de confinamiento. Si bien Augé acuerda que “el espacio del no lugar no crea ni identidad singular, ni relación, sino soledad y similitud”, en las Comunidades se pretende erradicar esos desenlaces, y por eso defienden el trabajo en red, buscando mitigar la soledad y reafirmar la identidad individual y colectiva. Para ello se tomó como base un Modelo de trabajo comunitario. Este Modelo refiere al campo relacional, donde los seres identifican, significan y son, a su vez, objeto de una trama contextual determinada por tres variables: “tiempoespacio-comunicación”. Además de los elementos constitutivos de la red, agrupados en relaciones y números o nodos, el Modelo enfatiza un factor más: el vacío, representado tanto por la ausencia de nodos como por el espacio gráfico que origina la representación de la red. Del mismo se desprende el siguiente axioma: “si no hubiera vacío, no habría una red sino una pa-red”,1 por ello es tan importante la estructura de la red, cuyos vacíos confieren valor a la presencia, permitiendo la organización de una comunidad, en términos locales y sus réplicas hacia lo global. Las redes —como elementos orgánicos— tienen la capacidad de modificarse y evolucionar, posibilitando la recuperación de vínculos familiares fundamentales o creando nuevos, con características más sanas y estables. Redes apenas visibles suavemente extendidas uniendo en el vacío no lugares y relingos esos espacios de nadie o de todos filtrándose en la ciudad.2 Machín, Juan. “Modelo ECO2: redes sociales, complejidad y sufrimiento social” en Revista Redes, vol. 18, #12, junio de 2010. Disponible en http://revista-redes.rediris.es/htmlvol18/vol18_12.htm 2 Eliana Zaghis. 1

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Significar. Cultura: ¿qué es y para qué sirve? Vladimir Saavedra


Cultura es aquello que le responde al hombre cuando éste se interroga sobre su lugar y su sentido en la tierra André Malraux

Preámbulo El presente escrito pretende dar cuenta, en principio, de la multiplicidad de sentidos que tiene el término “cultura”; después, se esbozará la relación que guarda con el desarrollo. Teniendo lo anterior como marco contextual, se focalizará la aplicación del concepto en las políticas culturales dirigidas a las y los adolescentes en conflicto con la Ley. Para ello, se hará un recuento del marco normativo al respecto, así como del papel que juegan dentro de la estrategia integral de atención a estos jóvenes. Finalmente, se hará una breve reflexión sobre la prospectiva de dichas políticas culturales.

1. ¿Qué significa “cultura”? Más allá de la ambigüedad del habla, debida a su necesaria relación interpretativa,1 el lenguaje es ambiguo por los propios términos, ya que su significado no es unívoco. Las palabras tienen un significado variable: uno es el significado que les da el diccionario, otro el que le da el usuario en función del contexto. No existe una norma gramatical, semántica, lógica, ética, jurídica o estética que produzca un contenido significativo absolutamente unívoco. Y el término “cultura” no es la excepción, es multívoco. Si, por ejemplo, consideramos lo que dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, “cultura” tiene varias acepciones: • cultivo, crianza; • conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico; 1

Cabe señalar que esta ambigüedad inherente a la comunicación no es necesariamente problemática; por el contrario, es lo que permite darle sentido a lo escuchado. Esto significa que la comunicación adquiere sentido porque está interpretada. Y la ambigüedad de la expresión no implica la arbitrariedad de dicha interpretación, pues el sujeto que interpreta no puede eludir la intención de sentido del que expresa, ni el contenido manifiesto de lo expresado.

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• conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grados de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc., y • conjunto de manifestaciones en las que se expresa la vida tradicional de un pueblo. Siendo así, puede tener significados aparentemente opuestos, tal como lo relacionado con los conocimientos (de ahí la idea de “ser culto” o “tener cultura”) en contraposición a lo vinculado con el vulgo (lo popular y sus tradiciones). Actualmente existen muchas aristas para intentar desenmarañar esta madeja, pues el concepto se puede abordar desde distintos enfoques. En definitiva, puede ser complicado acercarnos a un entendimiento integral del mismo, sobre todo en una época que se caracteriza por fenómenos como la globalización y el régimen de la razón tecnológica, donde la producción es intercambio de información es desmesurado y veloz. Desde una perspectiva amplia, se podría decir que cultura es lo que sobrepasa el mundo natural, es decir, todo lo que el ser humano ha transformado de la naturaleza para rebasar su horizonte imaginario. Mientras los animales satisfacen sus necesidades por mero instinto, el humano requiere del dominio y la transformación social de la naturaleza por medio del trabajo para solventar sus necesidad de supervivencia. Esto implica la aparición de un ser que se transforma y se produce a sí mismo, entrañando a la vez la creación de mundos distintos al natural: mítico, religioso, filosófico, histórico, político, científico, jurídico, económico, social, moral, artístico, entre otros. Con la creación de estos mundos, la comunidad significa o le da sentido a lo que le rodea. De esta manera se genera la cultura, entendida como una complejidad multidimensional de ámbitos humanos que se transforman constantemente y requieren ser interpretados. En palabras de Mercedes Garzón, “esa naturaleza, al ser transformada, es ya cultura, porque es naturaleza trabajada y explicada por un ente que no es ya naturaleza pura, sino un ente histórico, social y cultural que intenta tanto dominar como explicar la naturaleza, en busca de seguridad frente a ella”. 2 2

Garzón Bates, Mercedes. La Ética. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México, 1997, p. 7


A lo largo de la historia del pensamiento, se ha definido al hombre por ciertos elementos que se consideran exclusivos de su ser, generándose de esta manera distintas concepciones antropológicas: homo sapiens (sabio), rationalis (racional), socialis (social), faber (fabricante), pictor (dibujante), loquax (comunicativo), ludens (que juega), entre otros. Todos estos elementos, social e históricamente, le permiten al hombre crear cultura. En suma, lo que nos distingue a los seres humanos del resto de los animales es nuestra capacidad de transformar la naturaleza y generar cultura, lo cual es posible gracias a todos nuestros recursos: razón, estructura emocional, afectiva y psicológica, imaginación y creatividad, uso de lenguaje simbólico, experiencia del sexo, la muerte, la cocina (mediante el erotismo, los ritos funerarios o el arte culinario, por ejemplo) y demás eventos que vivimos de una manera muy distinta a los animales. Considerando todo lo antes dicho, cultura no es es solamente un posicionamiento político, estatus de conocimiento, privilegio que poseen unos cuantos o un esquema de movilización social, sino el conjunto de usos, prácticas, costumbres, símbolos, conocimientos, instrumentos e industrias generadas por el ser humano. Por ende, cultura es dinamismo, energía, cambio e innovación. En este contexto, hay un sinnúmero de conceptos relacionados con el tema, tales como diversidad cultural, multiculturalidad, derechos culturales, industrias culturales, recursos culturales, prácticas culturales y, desde luego, políticas culturales. Hoy en día, todos estos conceptos han adquirido una gran relevancia debido al vínculo que se reconoce entre cultura y desarrollo. Pero, ¿en qué consiste ese vínculo?

2. Cultura y desarrollo El modelo económico-social que caracteriza nuestra época, ha puesto énfasis en un progreso lineal, ascendente y supuestamente igual para todos, logrado gracias al triunfo de la razón, la tecnología y la ciencia. Dicho modelo ha considerado el crecimiento económico de los países como el criterio para la medición del bienestar, utilizando como indicadores el Producto Interno Bruto (PIB), las tasas de desempleo, la balanza comercial, etc.

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Sin embargo, en virtud de que promesas como la erradicación de la pobreza o la libertad de las personas se han incumplido, el criterio para estimar el desarrollo se ha modificado. A partir del primer Informe del Índice de Desarrollo Humano (IDH) en 1990, 3 cambió el paradigma en la forma de entender el desarrollo. En este caso, se concibe una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos a través del incremento en la provisión de bienes para cubrir sus necesidades básicas y complementarias (de ahí que se calcule a partir de combinar indicadores de salud, logros educativos e ingresos). Pero también se concibe como la creación de un entorno en el que se respeten los Derechos Humanos, así como la creación de opciones para que las personas puedan ser y hacer lo que desean en su propio medio. De esta manera se puso al individuo en el centro de la reflexión para determinar el desarrollo. Por su parte, el Informe Mundial de Desarrollo Humano de 2004 se enfocó en la libertad cultural, subrayando que dicha libertad constituye una parte fundamental del desarrollo de hombres y mujeres. Esto es así porque, para vivir una vida plena, es importante poder elegir una identidad propia —lo que cada quien es— sin perder el respeto por los demás o verse excluido de otras alternativas: “bajo la perspectiva de desarrollo humano, la cultura es un elemento reafirmante de la libertad humana, que permite a las personas vivir de acuerdo a las opciones y formas de vida que a su criterio son más valiosas”. 4 Por un lado, la cultura abre posibilidades de elección, creación y respeto por la diversidad de las personas, por otro, ubica al hombre en el ámbito de lo colectivo y la convivencia solidaria, trascendiendo así la mera satisfacción de necesidades individuales. Es por eso que el fomento de la conservación, difusión y generación de identidades y bienes culturales propicia mayores opciones, libertad de elección, calidad de vida y, en última instancia, desarrollo integral de las comunidades. Un ejemplo claro del vínculo entre el desarrollo y la cultura se encuentra en las industrias culturales, es decir, todas aquellas empresas encargadas 3

El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es un indicador del desarrollo humano por país, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Se basa en un indicador social estadístico compuesto por tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel digno de vida. En 2012 se elaboró el IDH para 87 países. 4 Arizpe, Lourdes (coord.) Libertad para elegir: Cultura, Comunicación, Desarrollo Humano Sustentable. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, México, 2010, p. 5


de promover, gestionar, difundir y producir valores y bienes culturales. 5 Además del papel que tienen en términos sociales, identitarios y estéticos (en virtud de que son promotoras de cohesión social, acceso democrático a la cultura, identidad de un pueblo, así como creatividad e innovación en los procesos de producción), estas empresas tienen al mismo tiempo un rol significativo en el ámbito económico. En México, estas empresas resultan significativas en términos de producción, inversión, generación de empleo y atracción de inversión productiva, entre otros beneficios. Ernesto Piedras, en su estudio de 2008, “Cuánto vale la cultura”, 6 calculó la aportación económica de las industrias culturales del país, estimando que éstas generan el 6.7 por ciento del PIB del país, mientras que tienen una participación importante en el empleo, pues contribuye con el 3.6 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA). En ese sentido, si la meta es alcanzar el desarrollo integral de un país, región, ciudad o cierta población objetivo, no se puede desvincular de la esfera cultural, puesto que el desarrollo comprende —como se dijo anteriormente— no sólo el acceso a bienes y servicios (salud, educación, ingresos, mejores condiciones de vivienda), sino también a la oportunidad de elegir un modo de vida colectivo que le resulte a las personas pleno, satisfactorio, valioso y valorado, en el que la existencia humana prospere en todas sus formas y en su integridad.7 A partir de este reconocimiento expreso de la relación entre cultura y desarrollo, la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales establece en su artículo 13 la necesidad de la integración de la cultura en el desarrollo sustentable. ¿Qué se propone en ese sentido para el caso específico de los adolescentes en conflicto con la Ley del DF?

5

De manera más específica, se trata de las industrias cuya actividad se desarrolla con base en creaciones originales y artísticas que son objeto del derecho de autor. Entre ellas se encuentran trabajos literarios, obras musicales, obras plásticas (pinturas, dibujos, litografías, esculturas, etc.), trabajos fotográficos, trabajos para televisión y cinematografía, así como dibujos técnicos tales como los planos arquitectónicos. 6 Piedras, Ernesto. Economía de la Cultura: Patrimonio e Industrias. Fondo de Cultura Económica, México, 2008 7 Nuestra diversidad creativa. Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo. UNESCO, México, 1997

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3. Marco normativo de los derechos culturales de los jóvenes en conflicto con la Ley Antes de entrar en materia, es preciso decir que con base en las reformas al artículo 18 Constitucional, entradas en vigor a partir del seis de octubre de 2008, el Gobierno del Distrito Federal asumió la responsabilidad de administrar el Sistema Integral de Justicia para Adolescentes, que es el encargado de atender a las y los jóvenes a quienes se les atribuya la realización de una conducta tipificada como delito por las leyes penales de nuestro país, y que tengan entre 12 y 17 años de edad. Este sistema implica un cambio de paradigma, pues pasa de ser un modelo tutelar a un modelo garantista, es decir, que busca garantizar los derechos fundamentales de los menores previstos en la Norma Constitucional y en los tratados internacionales que ha suscrito el Estado Mexicano en la materia. Así pues, para hablar sobre el fomento de actividades culturales y la identidad de los adolescentes en conflicto con la Ley en las Comunidades de diagnóstico y tratamiento, es necesario conocer primero lo que establece el marco normativo a nivel internacional y nacional con respecto al derecho a la cultura de todas las personas y de esta población en específico. La importancia de conocer lo que señalan dichas normas, es que resultan fundamentales para diseñar políticas públicas y acciones que permitan poner en práctica los lineamientos en este sentido, así como para identificar las brechas entre el deber ser y lo que efectivamente sucede en la realidad. Por ello, se presentan a continuación y de manera sucinta los elementos más sobresalientes del tema. En torno al derecho a la cultura de la población mexicana, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como al ejercicio de sus derechos culturales. De igual forma, estipula que el Estado promoverá los medios para la difusión y el desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas sus manifestaciones y expresiones, con pleno respeto a la libertad creativa. Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, publicado en 1966, señala en consonancia que toda persona tiene derecho a participar en la vida cultural y beneficiarse de las producciones literarias o artísticas de su autoría, mientras que los Estados deben adoptar medidas para la conservación, desarrollo y difusión de la cultura, respetando la libertad para la actividad creadora.


Entre los derechos de las niñas, niños y jóvenes, también existen señalamientos relacionados con la cultura. En el ámbito internacional tenemos la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), que estipula el derecho a la libertad de expresión, que incluye la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, así como el derecho a participar libremente en la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento. En el terreno nacional contamos con las leyes federales y locales al respecto: Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, y la Ley de los Derechos de las Niñas y Niños en el Distrito Federal, ambas del año 2000. Estas leyes plantean entre los derechos de niñas, niños y adolescentes el disfrute de manifestaciones culturales y actividades artísticas, la participación en la vida cultural de su comunidad y el desarrollo de la creación artística. Por tanto, se debe fomentar su acceso a espacios y eventos culturales, así como a la información, documentación, bibliotecas y demás servicios culturales públicos. Asimismo, la Ley Federal determina que las autoridades procurarán verificar que los medios de comunicación difundan información y materiales que sean de interés social y cultural para este sector poblacional. Finalmente, en el caso particular del fomento cultural de los jóvenes infractores, se cuenta con dos instrumentos internacionales y uno local. Las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de la Libertad, promulgadas en 1990, sostienen que todo centro de detención deberá: • facilitar el acceso de los menores a una biblioteca bien provista de libros y periódicos instructivos y recreativos; • dar la oportunidad de que se informen de los acontecimientos por la lectura de diarios, revistas y otras publicaciones, y • proveer diariamente de tiempo para actividades de esparcimiento para desarrollar aptitudes en artes y oficios. En su caso, las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil, también de 1990, establecen que se debe fomentar el respeto de la identidad propia y de las características culturales de los niños y jóvenes, así como alentarlos a comprender y respetar las diferencias culturales y opiniones diversas. En el terreno local está la Ley de Justicia para Adolescentes del Distrito Federal, publicada en 2007, cuyo postulado es que la formación ética, educativa

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y cultural debe brindar al adolescente información sobre el uso del tiempo libre en actividades culturales, entre otros temas. Considerando este amplio marco normativo, la pregunta que surge es ¿qué de todo esto se lleva a la práctica y de qué manera?

4. Estrategia de formación cultural en las Comunidades Teniendo en mente el marco normativo arriba señalado, la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes desarrolló una estrategia integral de atención para los adolescentes en conflicto con la Ley, en la que se incluye la formación artística y cultural. Esta estrategia tiene como objetivo general la implementación de un dispositivo de base comunitaria que favorezca el desarrollo integral de los adolescentes, garantice sus derechos fundamentales, promueva su reinserción socio-familiar y evite la reiternancia. Esto requiere de un medio estructurado y un enfoque terapéutico interdisciplinario que busque contrarrestar los factores de marginación, farmacodependencia, violencia y desintegración familiar que interactúan con la dinámica del delito. Para lograr lo anterior, se establece un programa de actividades diversas en la fase de tratamiento: 8 Tipo de actividad

Actividades específicas

Elaborativo-formativas Terapia psicológica individual, grupal y familiar Educativo-formativas

Alfabetización, reincorporacion al sistema educativo formal, talleres de formación de valores, orientación preventiva de adicciones, educación sexual, educación para la paz, entre otros.

Socio-laborales

Talleres de encuadernación, carpintería, panadería, industria del vestido, belleza, economía doméstica, computación, granja comunitaria, etc.

Deportivas

Acondicionamiento físico, voleibol, frontón, atletismo, futbol soccer, futbol americano, basquetbol, box, aerobics, zumba, yoga, pilates, entre otras.

Lúdico-recreativas

Uso del tiempo libre, ajedrez, ludoteca, etc.

Artístico-culturales

Conciertos, obras de teatro, exposiciones, así como talleres de cine, fotografía, danza, pintura, serigrafía, cartonería, música, grabado, creación literaria, entre otros.

8

Se contemplan tres fases: recepción, tratamiento y reinserción. En la primera se lleva a cabo el diagnóstico jurídico, médico, educativo y psicológico de los adolescentes, así como un acompañamiento en vida cotidiana. En el segundo se establece un programa personalizado de ejecución de Medida y se define un programa de actividades. Por último, se plantea el proceso de separación de la Comunidad para reincorporarse a la vida independiente, por lo que se desarrolla un proyecto de vida.


Como puede observarse, las actividades planteadas para el desarrollo de las y los adolescentes en conflicto con la Ley son diversas y por ende, tienen propósitos diferenciados. En el caso específico de las actividades artístico-culturales, pretenden mejorar el clima y las relaciones interpersonales al interior de las Comunidades. Esto se debe a que la experiencia estética de percepción y creación de expresiones artísticas le permite a los jóvenes desarrollar competencias psicosociales tales como el conocimiento de sí mismos, mejora de la autoestima, empatía, manejo de sentimientos y emociones, respeto, confianza, aprecio por la diversidad, comunicación asertiva, cooperación y colaboración, pensamiento crítico y creativo, toma de decisiones y resolución de conflictos. De igual manera, el hecho de que se promueva la creación literaria, el dibujo, el teatro u otras artes al interior de las Comunidades, posibilita la experiencia de la catarsis en las y los adolescentes. Esta experiencia consiste —de acuerdo con la teoría poética de Aristóteles— en un proceso de purificación emocional, corporal y mental de las pasiones, pensamientos o instintos. Dicha experiencia se logra a partir de la contemplación de obras de arte, pero también desde su producción. Visto desde la perspectiva psicoanalítica, la catarsis que permite la experiencia estética consiste en sacar a flote los recuerdos que perturban la mente para poder eliminarlos o superarlos. Desde luego, resulta preferible que los adolescentes expresen o catalicen emociones negativas y frustraciones a través de la expresión artística, en lugar de hacerlo mediante actos violentos. De esta manera, el desarrollo de actividades artísticas y culturales en el interior de las Comunidades promueve, al mismo tiempo y aunque sea de forma tangencial, una cultura de paz, es decir, un ambiente permeado por valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen conflictos a través de la tolerancia, el respeto por la diferencia, el diálogo, la equidad y la negociación. Promover el derecho a la cultura 9 en esta población 9

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El derecho a la cultura se puede entender como el derecho a: • Disponer y exigir una oferta cultural de calidad, variable y suficiente, que contemple no sólo valores legitimados como universales, sino los valores propios. • Obtener un reconocimiento (propio y de los otros) de sus recursos simbólicos, físicos y materiales (con sus potencialidades y limitaciones), así como a exigir una ampliación de los mismos con miras a apropiarse creativamente de la oferta cultural disponible. • Exigir y disponer de recursos y opciones educativas, digitales e informativas, formales e informales, que permitan incrementar desde el punto de vista objetivo y subjetivo, la estructura de oportunidades individuales y grupales. Cfr: Winocur, Rosalía. De las


en situación de vulnerabilidad, favorece la reflexión, el aprendizaje, las relaciones constructivas y, en última instancia, su desarrollo integral. Para ellas y ellos, el hecho de acercarse al arte, ya sea mediante la contemplación o la creación, representa una apuesta por encontrarse a sí mismos, ser libres, darle sentido y significar el mundo que les rodea. De ahí la importancia de continuar y robustecer las políticas culturales al interior de las Comunidades. Pero, ¿cómo hacerlo? ¿Con qué rumbo?

5. Hacia una política cultural incluyente y transversal A pesar de los beneficios y buenas prácticas implementadas por la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes relativas al fomento del derecho cultural de los adolescentes en conflicto con la Ley, éstas siguen teniendo áreas de oportunidad, razón por la cual resulta necesario hacer un alto en el camino para reforzar la estrategia integral de atención. Nuestra propuesta está orientada a garantizar el cumplimiento del marco normativo relacionado con los derechos culturales de los niños y jóvenes, y por tanto, se deben evaluar las estrategias que se han llevado a cabo al respecto y rediseñarlas con base en esa evaluación. De igual forma, consideramos que es indispensable concebir las estrategias que se llevan a cabo en las Comunidades para el desarrollo de las y los jóvenes en forma sistémica, lo que implica comprenderlas en forma verdaderamente integral. Para ello se requiere visualizarlas como un conjunto de estrategias que forman un todo, en vez de acciones aisladas que se suman para lograr la reinserción social exitosa. En virtud de lo anterior, es preciso diseñar una política pública de tratamiento dirigida específicamente a esta población, sin perder de vista la complementariedad, transversalidad, ni la confluencia de objetivos de cada una de las áreas que tienen bajo su responsabilidad las diferentes vertientes y actividades, pues existe un vínculo entre las políticas culturales, educativas, terapéuticas, socio-laborales, deportivas, médicas y recreativas que se implementan. Con base en lo anterior, resulta indispensable darle mayor peso a la vinculación entre las diferentes áreas, de modo que la planeación, ejecución Políticas a los Ciudadanos. Una reflexión crítica sobre los supuesto y definiciones que asumen las políticas culturales para conceptualizar sus acciones de desarrollo cultural. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, México, 2010


y evaluación de las políticas, estrategias y actividades sean llevadas a cabo por todas las áreas en conjunto. En ese mismo sentido, se requiere transitar de una planeación en que la autoridad define e instrumenta las políticas, hacia una planeación auténticamente incluyente y participativa, basada en redes. Por ello, la autoridad competente ha de ser la que abra espacios de diálogo, organice procesos de construcción de consensos donde participen representantes de todos los actores involucrados (adolescentes, familiares, servidores públicos y operadores de las Comunidades, así como de otros sectores académicos, sociales y privados). Sólo así será posible generar políticas y estrategias más legítimas en virtud de la naturaleza incluyente del proceso, más eficientes en la medida en que son consideradas distintas perspectivas y fuentes de información, así como más estables, en virtud de su legitimidad y eficiencia. Sólo así podrá reconocerse el potencial de la cultura de convertirse en un componente verdaderamente significativo de las políticas de desarrollo integral de las y los adolescentes. Sólo así podrán significar y resignificar su contexto y su futuro.

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Tiempo libre. Libertad de hacer, estado de reposo, ocio. Ocio (lat. otĭum). 1. m. Cesación del trabajo, inacción o total omisión de la actividad. 2. m. Tiempo libre de una persona. 3. m. Diversión u ocupación reposada, especialmente en obras de ingenio, porque estas se toman regularmente por descanso de otras tareas. 4. m. pl. Obras de ingenio que alguien forma en los ratos que le dejan libres sus principales ocupaciones.


Tiempo libre: ese temible placer Dentro de las Comunidades se procura que el tiempo libre se reduzca al mínimo y es el que, en general, los adolescentes aprovechan para tejer. “Te acostumbras a un lugar y su rutina, como en la calle; a casi todos nos gustan las mismas cosas: la música, la ropa, andar en la fiesta, las drogas … a todos nos gustan. Hay unos que dicen que no se drogan, pero también han probado el alcohol y el cigarro, son también un vicio, ¿no? Andamos casi todos en lo mismo, o sea, robando, enviciándonos, en la fiesta, cotorreando … consiguiendo chavas para ir a cotorrear, cosas así. Eso, en la calle, pero aquí te los encuentras y te llevas bien con ellos porque no hay muchas diferencias; aprendes a entender y a comprender a los demás, empiezas a tolerar su forma de ser, porque quieras o no, tú no mandas aquí y tienes que vivir con quien te pongan. Tú no puedes elegir cómo vivir. “En el tiempo libre unos se ponen a tejer unas pulseras, a jugar frontón, a ver la tele, a escuchar música, platicar con la banda de aquí … cada quien sus gustos, depende cómo estés de ánimo. A mí, por ejemplo, casi no me gusta estar encerrado, se pasa más lento el tiempo”. César S.

En la siguiente página se reproduce el manuscrito de un instructivo de tejido elaborado por ellos mismos.

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Unión f. (lat. unĭo, -ōnis). f. 1. Acción y efecto de unir o unirse. 2. Rel. Grado de perfección espiritual en que el alma, desasida de toda criatura, se une con su Creador por la caridad, de suerte que sólo aspira a cumplir en todo la voluntad divina.


“El yoga (del sánscrito ioga) se refiere a una tradicional disciplina física y mental que se originó en la India. La palabra se asocia con prácticas de meditación en el hinduismo, el budismo y el jainismo. Según sus practicantes, el yoga otorga como resultado la unión del alma individual con la divinidad (Brahman, Shivá, Kalí, etc.), entre los que tienen una postura religiosa de tipo devocional”.1

Entrevista a Fredy Díaz Arista, maestro de yoga en CDIA —Nací en el estado de Oaxaca. Me volví lo que fui a finales de la secundaria y parte de la preparatoria. Mi infancia fue muy rica porque estuve en contacto directo con la naturaleza, puesto que soy de provincia y tuve la oportunidad de crecer en un rancho, y considero que la naturaleza es una buena terapeuta, todo lo ves como real. De hecho, las cosas que extraño de mi infancia y adolescencia son el campo, las montañas, los animales; esa soledad con la propia naturaleza. Ha sido muy padre esa etapa de mi vida, a tal grado que amo a mis padres. Creo que un niño debe estar rodeado de animales y vegetación, porque eso te da mucha calma. Por ser el hijo mayor tuve mucha libertad, me dieron la libre elección y opté por el camino de las drogas: moverlas en el pueblo. Me fui allí porque había un poco más de cosas y me empecé a juntar con otras personas. Esa libertad me fue orillando a curiosidades, como irme de pinta 2 con los amigos y drogarme. Yo no tenía problemas de ningún tipo hasta ese momento. Después de mi adolescencia, mi familia se desintegró y eso me llevó a tomar el rol de padre, de proveedor. Empecé a participar en algunos asaltos, a vender droga y llevar a personas a lugares donde se pudieran conectar. Empecé a desplazarme en ese medio y me gustó, porque por lo general tenía facilidad para unir barrios; eso me fue creando una fama y me hizo ir adquiriendo cierto poder sobre grupos de personas. A final de cuentas, todos queremos pertenecer al mismo grupo, y así, algunos se reflejaban con los nuestros y se empezaron a formar las banditas, el subgrupo de amigos en los barrios. ”Al meterme en problemas, me reprobaron de un CEBETI (Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicio), entonces mi familia me reinscribió en un CEBETA (Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario), donde empecé a cursar mi preparatoria. En ese momento ya tenía una buena fama en 1 2

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http://es.wikipedia.org/wiki/Yoga Salirse de la escuela.


los barrios, empecé a dejar de ir al rancho para quedarme ahí en los barrios, porque ya era la onda y era lo que me estaba ganando. Eso me orilló a llamar más la atención. Siempre ha sido una de mis metas estar en uno de los primeros lugares, donde sea y con quien sea, lo que me fue empujando a arriesgarme cada vez más. Finalmente, en el CEBETA también me dieron de baja porque me encontraron fumando marihuana. Cuando eso sucedió me clavé más, fue como una entrega total a las calles, a andar haciendo maldades. Con el paso del tiempo me andaban buscando los policías, tuve que huir y me fui a Acapulco. Mi madre se había ido hacia Chilpancingo, Guerrero, y me fui para allá con ella. Empecé a hacer cosas ahí, igual, sólo que me quedó un poco chico ese lugar. Poco tiempo me llevó volver a andar en barrios y todas estas cosas, hasta que también tuve que salir huyendo, esta vez para Cuernavaca, Morelos, donde finalmente me agarraron”. —¿Cómo te criaron tus padres, con qué valores? —Mi padre es una persona que amo, porque él me ha enseñado, no con palabras, una forma. No tengo recuerdo de que me haya golpeado o castigado. Lo que recuerdo de él es sólo el buen contacto que tenía con sus amigos. En parte me siento identificado con él porque trato de fluir con las cosas, de no amargarme el existir, de no ser perfeccionista. Él me enseñó a trabajar, su compañía me sirvió de mucho porque yo soy visual y lo veía cómo trabajaba y cómo se gastaba su dinero, cómo sonreía ante la adversidad, y eso es una de las baterías que me han mantenido adelante, entender que la vida tiene sus altibajos. Mi padre me ha enseñado a no dejarme rendir. Y mi madre es una persona aferrada, un poco necia, y eso me gusta también, porque hay que ser un poco burros para soportar algunos pesos. ”Espero algún día tener algún rasgo de mi padre para poder transmitírselo a mis hijos: lo que quiero explicarte no es fácil, pero es una experiencia vivencial que tuve con él, eso alimenta mi corazón y espero algún día compartirlo. Es un amor libre y total el que me ha enseñado mi padre. Imagino que su Dios es juguetón, buena onda. No hemos hablado con él de esto, pero me basta con ver su sonrisa para darme cuenta cómo se toma el existir. Un ejemplo de la espiritualidad de mi padre es lo que me dijo en una ocasión: ‘cuando quieras ir a ver a alguien (un cura, un psicólogo, etc.) para que te escuche, mejor búscate un árbol, el mejor que veas, un árbol que te guste, con el que te identifiques, y a ese árbol cuéntale todo lo que has hecho, todo lo que le dirías a otra persona. Cuéntaselo al árbol. Ese árbol no te va a responder ni a decir nada; sin embargo, una persona es como tú, pero en ese árbol va a estar Dios y de esa manera siempre vas a estar con Dios’.


”A mí me gustan los retos, y tenerlos no significa ser perfeccionista; me gusta sobresalir y eso tampoco significa para mí ser perfeccionista. Los retos son: entrar a cárceles, abrir horizontes, despertar el sentido de la vida en alguien que no lo necesita o que no lo quiere, eso es como alimentar a la hoguera”.

—¿Encuentras algún punto de quiebre en tu vida, que era tan tranquila, en contacto con la naturaleza y en armonía con tus padres? En ese contexto, ¿reconoces alguna razón que esté vinculada con el inicio de tus actividades delictivas? —El verbo amar, en pasado, sería “yo amé”. Las letras que forman esa palabra podrían también formar otras: con la A, abandono (de padres, de sueños, de metas); con la M, miedo (¿y ahora qué hago? Tal vez por miedo te empiezas a drogar); con la E, enojo (¿cómo hacer frente a una situación como chavo de 16 años cuando ya están persiguiéndote con balazos? Así puede surgir el enojo ante la impotencia de no poder responder, por ejemplo, a tus propios padres. No es tan complejo que surja, puede ser simplemente que estés haciendo algo que no te gusta a cambio de que tus padres te sigan manteniendo, eso provoca enojo y no lo puedes gritar). ”También te podría decir que fue una decisión que tomé porque en muchas ocasiones no tuve la oportunidad de pedir, era más fácil para mí quitar que pedir, pues quitar significaba para mí algo de poder. Contrario a cuando te piden y no das, tú tienes el poder. Hay muchas personas que viven las desgracias como algo ajeno a lo que les podría pasar a ellos. Cuando tú inviertes esas situaciones, les dejas otra versión, y esa era una de las razones por las que podía dormir un poco tranquilo, porque yo sentía que, al final de cuentas, para la otra persona también era una lección, siempre y cuando no le quitara la vida para que pudiese vivir esa experiencia de aprendizaje. ”También, el mismo sistema o la sociedad te va llevando a eso porque si, por ejemplo, en el lugar que estás tuvieras un soporte económico, tu modo de vida sería mejor; sin embargo, si estás en la ciudad chingativa, vas a ser un chingado por esa ciudad. Un poder no es necesariamente un arma, también está el del padre, el del maestro, etc. Todos tenemos un poder y todos podemos perder ese poder. El poder de decidir esto o lo contrario, cada elección que haces es un poder que estás ejerciendo, la libre expresión es un poder. En aquel momento no pensaba así, no te escuchaba, tal vez ni te veía. No te puedo responder eso porque ese momento ya pasó. Actualmente, lo que sí te puedo decir es que la experiencia es lo mejor para contestar tus preguntas. Todos tenemos algo adentro que puede desarrollarse en esa vía, tal vez pensar más en eso ayuda a concretarlo, en algunas personas. Si refuerzas ese pensamiento, esa ancla se te va. Hay personas que

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seguimos reforzando esa idea, se nos mete en la sangre, y así hacemos lo que hacemos. También las drogas colaboran con eso, porque por lo regular te llevan a un estado impulsivo, actúas por instinto, como los animalitos”. —¿Tienes alguna experiencia positiva del encierro? —Tú decides cómo estar en los lugares, ya sea cómoda o incómodamente. Tenemos tres cuerpos: el cuerpo físico, el cuerpo mental y el cuerpo espiritual. Entonces, para que seamos saludables e íntegros, para que alcancemos al Ser superior, necesitamos tener los tres cuerpos en línea. Con respecto a esto, te podría decir que, al llegar a ese lugar [la cárcel], mis cuerpos no estaban en sintonía, sólo estaba funcionando mi cuerpo físico, y a veces el mental, porque estaba generando cosas. No tenía nada de enriquecimiento espiritual, al contrario, no era enaltecedor, era empobrecedor: el cuerpo espiritual estaba vacío. “No te puedo decir exactamente en qué momento, pero empecé a querer llenar ese vacío espiritual, el versus completus, porque la mota ya no me llenaba, y empecé a sentir lo místico. Empecé a llenar ese vacío ejercitándome, abriéndome a las experiencias y llegó el yoga. Fui a eso a través de la intuición, o me di la oportunidad, igual que con todo, por curiosidad. El primer día fui drogado, y dicen que las drogas te proporcionan un estado de meditación que no es el correcto, pero esa fusión fue completa para mí. Y, dicen, que si hay algo que te produce placer hacer, no lo dejes. Así, a través del yoga, empecé a limpiarme de algunas basuras que tenía en el closet de mi conciencia, empecé a trabajar a través de respiraciones y ejercicios, y mi espiritualidad se fue ampliando hacia todos lados, es decir, reconociendo la diversidad de los dioses. Así, mi conciencia fue ampliándose cada vez más a través del yoga, el teatro, la danza prehispánica, el círculo de escritores y todas las actividades en las que yo escogía participar, para echar mano de todo. Y sucedió como con el confeti, empecé a unir los trozos dispersos para reformarme, y es algo que sigo haciendo día a día. Soy como tú, como cualquiera, sólo que ahora hago uso de ciertas técnicas. La cárcel me ayudó a aprender a disfrutarme solo, a entenderme, observarme, saber quién soy, a dónde voy y qué quiero; a reflexionar. Tenemos la capacidad de adaptarnos a cualquier situación y decidir cómo la vamos a vivir”. —¿Crees que siempre tenemos la posibilidad de decidir? —Sí, la elección se vive día a día. Es como un apostador: a cada momento le estamos apostando a algo. El yoga en la cárcel fue como una ventana que se fue abriendo, hasta convertirse en una puerta. Se ha convertido en una de las herramientas que utilizo en mi existir. Fue un reto para mí, desde el aspecto físico,


porque al principio no me salían las posturas; luego me interesó el aspecto mental, es decir la meditación, la tranquilidad, la felicidad que puedes tener con ejercicios mentales. Después se abrió lo espiritual y el poder que ese aspecto tiene para llevarte a otro lugar. Cuando anduve en los barrios traté de ser el primero, ahora con el yoga intento compartirlo en esos lugares, y eso es un reto para mí, porque por lo regular el yoga es elitista y a mí me gusta entrar a las cárceles. Eso me hace sentir bien, me alimenta lo espiritual. ”Yoga significa unión. Día a día puedes hacer yoga sin necesidad de ejercicios, a través de la unión con las otras personas, una unión que te ayuda a evitar o digerir dolores. Lo que te disgusta del otro está dentro de ti, porque el hecho de ver los errores en el otro te lleva a sufrir. El otro es un reflejo de ti: lo que te choca te checa. Entonces, cuando no hay separación, cuando hay unión, hay yoga. La drogadicción y la violencia separan al individuo del cuerpo y es difícil, pero hay que abrazar eso que duele, porque es parte de uno. Cuando todos los confetis logren formar una figura, se podrá ser feliz. Hay que trabajarlo en los tres niveles: físico, mental y espiritual. ”Yo no busco convencer a nadie de que el yoga es la panacea, lo que digo es que todo lo que soy es un conjunto de las cosas y oportunidades a las que me he abierto por decisión propia y por la ayuda de todo lo que te ofrecen los talleres en situaciones de encierro. En un taller de teatro, por ejemplo, haces una catarsis que te conduce a una liberación. Lo que yo digo es: hagas lo que hagas, disfrútalo, porque eso es liberación. Somos personas que buscan el enriquecimiento personal para conducirnos a lo sublime, a lo trascendental. El objetivo es elevar la vida y lograr el autoreconocimiento al abrazar la parte que nos duele, nuestra y de los otros. Hay que ser conscientes del sí y del no, que constituyen la balanza de la vida. ”El yoga es una herramienta que utilizo día a día y que comparto en cárceles, en comunidades, en albergues, porque siento empatía por ciertos sectores. Mi campo es la interacción, lo que comparto es mi amistad a través de la disciplina del yoga. Se dice que los más difíciles de amar son los más necesitados, porque no se dejan, son renuentes; y ahí voy. El yoga es un ambiente agradable, y es normal que llegues a un contexto y no sientas empatía, porque somos seres de energía, depende de cómo lo tomes. Hay chavos en las Comunidades que me han dicho que quieren ser instructores de yoga. Actualmente, algunos ya están en libertad y siguen yendo a mis clases en otros lugares. Además de esto, la sola presencia en lugares de encierro es grata, aunque sólo lo sea para una persona. Si eres sensible, puedes llegarle a todos, sin embargo, no con todos va a funcionar”.

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—¿Cómo es tu relación con los adolescentes en las Comunidades donde das clases de yoga? —Tal vez es diferente a la del resto de los talleristas, porque mi forma de presentarme ante ellos es peculiar, puesto que la mayoría sabe que estuve en una cárcel y eso es una decisión mía, porque yo no tengo problemas con mi pasado, al contrario, de ahí parte lo que soy. Al dar esta información se establece un código de presentación, que tiene que ver con evitar palabras y presentar una realidad, mi realidad. Ellos ven en mí, inconscientemente, algo que es parte de ellos, que yo tengo y por eso estoy ahí. Entonces, este tipo de presentación hace que yo me desnude ante ellos y esa misma desnudez es mi fortaleza. ”Las actividades en contextos de encierro son muy importantes, porque quienes están adentro buscan liberar su energía extrema. No me gusta generalizar, pero te podría decir que más de la mitad de las personas que están en esos espacios necesitan el enriquecimiento espiritual para llenar ese vacío. Hay que llevar estas actividades y experiencias a donde se necesita, yo lo hago para dar lo que se me dio en el lugar en el que se me dio; así tiene sentido para mí. Lo espiritual crece, se empodera siendo agradecidos, dando las gracias por lo que tienes. Para mí, lo espiritual va de la mano con el altruismo. Y esto es lo que hago a través de Parinama, el yoga de las cárceles, que es la red a través de la cual conocí el yoga y con la cual ahora estoy haciendo equipo para llevar el yoga a donde más se necesita. ”Mis decisiones me han llevado al lugar donde estoy. Yo elijo estar bien y estar feliz, me siento cómodo y a gusto en la postura con la que estoy viviendo, y con ganas de seguir compartiendo y llegar a otros lugares”.



“Mi mamá sabía que robaba y me persignaba… es que ella sabía que no me podía dar lo que yo quería”. Jorge


“Hace poco nos fuimos a Guadalajara a una junta con todo el equipo de trabajo de Lumen Vitae y yo nunca me había subido a un avión y tenía miedo. Pero al final estuve contento, lleno de nervios, grabé todo desde que me subí al avión, grabé el cielo, ¡todo!” Fotografía y cita: Miguel

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Maqueta. Ejercicio realizado a partir del libro de artista Hola tengo miedo, de Lucas Di Pascuale. La consigna fue que cada adolescente dise帽ara un cartel con un mensaje para la sociedad y que decidiera d贸nde colocarlo. El que se seleccion贸 para esta maqueta fue realizado por Daniel, quien lo colocar铆a en la calle de su casa, en Iztapalapa. 231



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“En el taller de cartonería hacemos todo tipo de figuras de cartón, a base de capas de papel. Empezamos con formas simples hasta llegar a la más compleja: el alebrije, que implica un proceso de elaboración más personal y cuando la terminan resulta que se parece mucho a ellos”. Adriana Cabrera Tello, maestra de cartonería.


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“Yo hice un avión porque a los niños les gusta mucho y espero que cuando nazca mi hijo también le guste y pueda ponerlo en su cuarto”. Alan



Volar v. intr. (lat. volāre) 1. Ir o moverse por el aire, sosteniéndose con las alas. 2. Dicho de una cosa: elevarse en el aire y moverse algún tiempo por él. 3. Sobresalir fuera del paramento de un edificio. 4. tr. Méx. Robar (tomar para sí lo ajeno).


La cultura es una construcción comunitaria que permite la creación de un escenario donde los individuos inician y elaboran procesos de reconocimiento, autorepresentación y asignación de sentidos al mundo que los rodea, proporcionando entendimiento mutuo. Lo cultural se constituye como un elemento primordial en la formación de todo ser humano porque se encuentra inherentemente vinculado con su sensibilidad más esencial. Por esto, y pese a no contar con el impacto cuantificable e inmediato que tienen otros poderes, como el económico, tiene la capacidad de desarrollar procesos de percepción, apreciación, sensibilización y auto descubrimiento, influyendo y modificando al ser humano a medida que va asentándose paulatinamente en cada conciencia. Estos procesos no provocan cambios súbitos, pero sí colaboran con el fortalecimiento de la autoestima y la transformación en el comportamiento, las actitudes y las capacidades, es decir, todo aquello que implica la construcción de identidades para proveer a los individuos y a la comunidad: valores, códigos de comportamiento, significaciones y referencias que pueden ser reconocidas por otros. “Desde niño he pintado, desde morritito he tenido ese don –yo le digo así, no se cómo le diga la gente–. A mí no me gusta explicar las cosas, siento que me manifiesto más con pinturas o dibujos. En la Comunidad platicaba mucho con la banda y todo eso lo estructuré en pinturas sobre los oprimidos: lo que es la cárcel, la familia, lo que creemos, lo que no creemos y lo que queremos ser, la libertad. Mi propósito es expresar eso con las pinturas”. Lin

Actualmente, la cultura no sólo es considerada como una forma de expresión, sino también como uno de los factores de desarrollo y crecimiento de un país. Es necesario, por tanto, que sirva a la cohesión social, fortaleciendo el sentido de pertenencia a una colectividad. De esta manera, la cultura puede funcionar como un principio de estabilidad política y social, en la medida que genera individuos cuyos sentidos de identidad e inclusión están plenamente desarrollados. Al interior de las Comunidades, las actividades culturales y deportivas se integran en un Programa Personalizado de Tratamiento, entendidas como parte de un sistema de re-educación. Están orientadas a la adquisición de herramientas en pos del desarrollo de nuevas habilidades y del fomento de actitudes y modelos saludables de interacción en grupo, para que el

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adolescente pueda desenvolverse adecuadamente en los ámbitos familiares y sociales. Al momento de elaborar este programa, se revisa la situación del adolescente a partir de un diagnóstico previo, que se elabora en la Comunidad de Diagnóstico Integral para Adolescentes (CDIA) y permite identificar cuáles serán las actividades más adecuadas para cada adolescente, siendo su responsabilidad participar en las mismas. Dentro de este marco, los Talleres son los espacios donde se desarrollan las actividades culturales orientadas a “contener la conducta, las emociones y controlar la depresión”, en palabras de Eduardo López García, coordinador del Área de Psicología de la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes (CTEA). Sin embargo, los talleres son mucho más que eso. En el interior de las Comunidades, representan los espacios de libertad por excelencia, espacios donde, más que controlarse, las emociones se desbordan positivamente, transformándose en objetos, en representaciones, en piezas de pan, en la creación de personajes, posibilitando el viaje interior que trasciende todo límite físico del entorno. Son ámbitos de liberación que permiten “ir o moverse por el aire, sosteniéndose con las alas”, y permanecer en él, todo el tiempo que necesiten. En los talleres sucede algo mágico: ellos abandonan aquella actitud ruda y permiten que su parte sensible se manifieste, entonces logran reconocerla y reconocerse desde un lugar nuevo y diferente. En este volar, su creatividad aletargada comienza a despertar y logra sorprenderlos a ellos mismos, descubriendo habilidades propias y su capacidad para hacer algo que no sea destructivo. Julio Cárdenas Villavicencio, desde su experiencia como maestro de música en CDIA, piensa en “las manos como la herramienta con la que las personas pueden crear, a pesar de las acciones que hayan cometido en el pasado. Las mismas manos que son capaces de cometer actos que lastimen a otros, también son capaces de crear y construir”. En la vida cotidiana de las Comunidades, asistir a los Talleres forma parte de su responsabilidad; sin embargo, está comprobado que su participación es productiva y recreativa, es decir, funciona bien si se integran al mismo con voluntad de hacer. Muchos adolescentes llegan a los talleres porque se aburren en su dormitorio, donde permanecen si no tienen una actividad específica que cumplir. Por eso, Adriana Cabrera Tello, maestra de cartonería en CDIA reconoce que en esos casos, la opción es ir a un taller y “ver qué hay. Al principio batallo con ellos para que empiecen a hacer algo, no quieren meter las


manos en el engrudo porque les da asco… pero después les encanta estar aquí. A esta edad son muy creativos, les gusta experimentar con cosas… yo creo que por eso se meten en los problemas que se meten [risas]”. En los talleres volar es posible. Cada uno de ellos ha creado su propio ambiente, donde se evidencia lo más humano de los adolescentes: su ingenuidad, su ser niños aún, su amor por la familia, que siempre es receptora de sus mejores creaciones. En los Talleres la empatía coincide con verlos reír, llorar y también enorgullecerse de sí mismos por lo que son capaces de lograr. ¿Será en los Talleres donde se desnuda su más auténtico yo? Adriana, desde su experiencia como tallerista, dice: “El alebrije me parece una pieza muy interesante porque es la que más los reta a esperar y eso es lo que me gusta del taller, que los adolescentes aprenden a tener paciencia a través la creación de una figura que les implica mucho tiempo, porque requiere varias etapas de producción. Y ese proceso lleva tiempo, cosa que para ellos es muy complicada porque necesitan la inmediatez. Eso es justamente lo que desarrolla su paciencia”.

Experiencias diversas “Aquí nadie te obliga con las actividades, si quieres vas y si no, no. Yo participo por decisión propia: voy a la escuela y al taller de dibujo, porque me gusta dibujar, me llama la atención porque antes grafiteaba. A Bunkos 1 también me gusta ir porque nos ponen a jugar, nos leen libros y eso se nos hace más interesante, como que le da más emoción”. César S.

“En la obra Burgués gentil hombre de Molière, mi personaje era un maestro de baile gay. Me costó mucho trabajo el papel, no era de mi agrado hacerla de gay, pero todos me dijeron que me salió bien. Cuando la presentamos en el Auditorio de la CDIA, pensé que iba a ir sólo mi mamá pero fueron más familiares y todos se rieron… me dio mucho gusto”. César

“He logrado muchas cosas desde que estoy aquí adentro, como terminar la escuela, avanzar en mis terapias y en los talleres. He aprendido muchas cosas que tal 1

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Taller de lectura.


vez afuera no hubiera aprendido y para mí es mejor, porque el día que salga no voy a salir con las manos vacías, no he regalado mi tiempo a lo tonto sino que lo he aprovechado al máximo. No me arrepiento del delito porque también para mí fue muy fuerte todo lo que viví antes y lo provocó. Hasta ahora aún no lo he superado al cien y en ese proceso me han ayudado dos cosas: las terapias y escribir. ”Me gusta escribir, y lo he hecho, sobre el delito con todo detalle, incluso cuál fue mi reacción. Cuando llegué aquí soñaba mucho con eso y despertaba llorando. Es un proceso largo, aún me faltan partes por escribir. Pero la escritura me ha ayudado mucho, ahora ya no tengo tantas pesadillas y es en lo único en lo que te puedes expresar al máximo y tener privacidad. Nadie lo ha leído, sólo yo que lo volveré a leer hasta que me canse. Es una forma de desahogarme, hasta que ya no me duela”. Ariana

“Me gusta manifestar cosas a través de la pintura, para mí esa es su función; yo no puedo dibujar sin decir algo, necesito un propósito. Empecé a pintar, a dibujar, agarré técnica. Adentro hay talento, hay mucha gente que tiene creatividad pero no la sabe plasmar. Yo hacía mis cuadros, los mostraba a la banda y preguntaba qué les parecía: se pachequeaban más que yo, me han contado mil historias de mis pinturas… la creatividad me sale más con ellos [el resto de los adolescentes de San Fernando], era lo que más me gustaba ahí adentro, que la banda hablara”. Lin

Los adolescentes preguntan a los talleristas:

—¿Por qué trabajan aquí? —Todos estamos aquí porque creemos que pueden aprender y hacer; porque creemos en ustedes. —Responde Julio Cárdenas Villavicencio, pero todos sentimos lo mismo.



The Warriors (ingl. Los Guerreros). Filme norteamericano de acci贸n dirigido por Walter Hill en 1979. Julio C谩rdenas


Si es cierto lo afirmado por autores tan disímiles como Walter Benjamin o Gilles Deleuze en el sentido de que el cine es un arte donde aparece el modo de ser del ser contemporáneo, parece oportuno acudir a la historia de la cinematografía para abordar, aunque sea fragmentariamente, algunos aspectos de un fenómeno complejo llamado “adolescentes en conflicto con la Ley”, concepto referido a todos aquellos menores de edad responsables de haber cometido una conducta tipificada como delito, en este caso, por la Ley Penal del Distrito Federal. Inmediatamente viene a la cabeza un título significativo, no por su peso como obra en sí misma o ser la única referente al tema, sino por ser un discurso que nos puede acercar a nuestra materia desde la perspectiva de los jóvenes marginales de la ciudad: The Warriors es una película que relata en tono épico la travesía de un grupo de jóvenes a través de la ciudad de Nueva York tras ser acusados de asesinar a Cyrus, líder de los Riffs, la pandilla más grande de la ciudad, quien había convocado a todas las bandas a una tregua para superar en número a los policías y apoderarse de la ciudad; sin embargo, a medio discurso, es asesinado por Luther, el desquiciado líder de los Rogues, quien en medio de la confusión acusa a los únicos testigos de su homicidio: los Warriors, quienes ahora deberán emprender el camino de regreso a casa, atravesando toda la ciudad y enfrentando a todas las pandillas que se encuentren en el camino. La historia fue adaptada de la novela homónima escrita por Sol Yurick, autor estadounidense de ascendencia judía y formación marxista, quien a su vez se basó en la Anábasis de Jenofonte, que relata la trágica retirada de las tropas de Ciro el Joven tras la derrota contra el rey de Persia, Artajerjes II. The Warriors reinterpreta la historia clásica y la extrapola a la vida cotidiana de las pandillas juveniles en Nueva York de los años setenta.

Play El primer plano es significativo: una rueda de la fortuna en la lejanía, imagen simple que bien puede ser signo proléptico del ciclo de altibajos en el que la vida sucederá para los protagonistas del filme durante la noche que se narra. Por otra parte, consideremos el contexto de una feria como diversión familiar ajena y lejana para los protagonistas de la historia, enajenación que la música de Barry de Vorzon imprime a los elementos cotidianos de la urbanidad; indica que, en la normalidad, algo está mal, y los trenes y el paisaje nocturno esconden algo inquietante. Los pequeños lapsos en que cada joven opina

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sobre el trayecto que harán, revela sus rasgos individuales y confirma la tensión: algunos tienen miedo de ir a la reunión convocada por Cyrus, mientras que otros, los más violentos, son los más emocionados. Un grupo heterogéneo de jóvenes uniformados con chalecos de cuero abordan un tren desde Coney Island para dirigirse al Bronx, al igual que lo hacen muchas pandillas en distintos lugares de la ciudad. Cada banda refleja en su outfit 1 particular la pertenencia a un grupo. De entrada, se puede inferir del filme la necesidad de pertenencia a un clan por parte de todos los jóvenes, reflejo de que el sistema familiar ha fallado y los chicos deben buscar afuera aquello que sus progenitores no pueden ofrecerles. ¿Será que las bandas no son un mal social en sí mismo, sino el síntoma de que la organización familiar moderna, concebida como el esquema padre-madre-hijos fracasa en la sociedad actual? Pensemos que las bandas pueden representar, paradójicamente, un rasgo de salud social en el sentido de que a través de ellas, el joven revive la organización primitiva de clanes, más efectiva y contrapuesta a la familia tradicional, que por diversas condiciones es incapaz de enseñar adecuadamente la socialización y conduce a sus vástagos a buscar la supervivencia en la calle a costa de los demás. Refiguradas, las bandas podrían reivindicarse como un modelo efectivo a seguir. ¿Para qué insistir en devolver a los jóvenes a sistemas familiares fallidos o abiertamente nocivos? ¿Qué pasaría si una opción del tratamiento a los jóvenes consistiera en ofrecerles la alternativa de pertenecer a un clan de pares con otra dinámica que aliente su inclusión social estimulando sus capacidades y motivaciones? De regreso al filme, todas las pandillas se dirigen a la reunión convocada por Cyrus, a pesar de los malos presentimientos de algunos: saben que algo saldrá mal, pero aun así asisten, acatando la regla de ir desarmados, y todo por no quedar fuera del conjunto de las bandas importantes de Nueva York donde son incluidas —no olvidemos que éstas están conformadas por los jóvenes excluidos por la ciudad paradigmática donde el clímax de la modernidad aplasta a miles: fracaso total—. Pero “el futuro es nuestro”, clama el gran líder Cyrus, maravillándose al ver a pandillas rivales por fin juntas en un mismo espacio, sin pelear entre ellas y listas para luchar por un mismo objetivo, más grande que el dominio de “ese pequeño pedazo de calle” que tanto han disputado [Lumpenproletarios del mundo, ¡uníos!]. Es entonces cuando un pequeño ser irracional llamado Luther asesina desde el anonimato a Cyrus, 1

Forma de vestir, peinarse o uso de accesorios que constituyen la apariencia.


desatando el caos y propiciando la intervención de la policía. Detenciones y huidas. Luther, especialista empírico en psicología de masas, acusa al único testigo de su crimen con un grito chillón: “¡fueron los Warriors!”, provocando una persecución sin juicio, ni ponderación de pruebas: puro linchamiento. Más tarde, cuando lo interrogan sobre por qué hace ese tipo de cosas, este peculiar personaje se limita a responder sonriente “porque me la estoy pasando bien”, encarnando él mismo una forma nihilista de ser sui generis que tan perplejos deja a muchos. Los límites de una teoría son aquellos fenómenos que no alcanzan comprensión en su corpus y por lo general, son figuras a las que se condena, desecha o niega, pues en el fondo no se sabe qué hacer con ellas y son incómodas. Le pasó a los modernos con lo irracional y le pasa a muchos con cierto tipo de criminales. Los “Luther” del mundo, sociópatas que actúan porque sí, los que no quieren ni buscan integrarse, los incapaces de co-existir, los antisociales le son odiosos a muchas formas de pensamiento, pues hacen imposible la organización y la construcción, de hecho la boicotean. Lo grave del problema es que son “una categoría de individuos socialmente importante, porque muchas de esas personas son las culpables de que cerremos la puertas de nuestras casas con llave”,2 es decir, que a causa de la posibilidad de acción que ese grupo representa, se vuelve necesario erigir formas de control para mantener el orden social e incluso sirven como pretexto para justificar políticas violentas del Estado cuyos fines reales son, por lo menos, oscuros. Pero también resulta cierto que el primer golpe no lo da el criminal, sino que éste simplemente es un personaje reactivo agraviado por diversas condiciones y confundido por contradictorios mensajes sociales, que actúa ahí donde el propio estado de cosas se lo permite. Las posibilidades de elección de millones de jóvenes se ven reducidas a una determinada cantidad de opciones: estudiar hasta donde la economía familiar soporte y buscar trabajo en un mundo laboral donde priva la violación sistemática a los derechos de los trabajadores, cuando no es en la economía informal. ¿A qué es lícito aspirar en esa sociedad? A vivir en abonos custodiando y usando objetos que en realidad le pertenecen al banco; a nacer, crecer, reproducirse y morir en las mismas o peores condiciones en que los padres lo hicieron, concibiéndose como pobres y sintiendo que el mundo les debe. ¿Realmente nuestra sociedad es una organización deseable? Basta con echar una ojeada a las 2

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Lykken, David T. Las personalidades antisociales. Barcelona, Herder, 2000, p. 21


ficciones de la televisión, infame educadora de millones, para darnos cuenta de que la propia identidad social estandarizada genera monstruos. El retrato de una burguesía con pésimo gusto como ideal, origina, por ser inalcanzable, una pulsión frustrada que se acumula e inevitablemente deriva en la búsqueda de vías para la realización de la aspiración: o trabajar para llenarse de propiedades que no les pertenecen pero simulan su sueño burgués, o bien, buscar la realización a través de arrebatarle a otros su poder adquisitivo y poder satisfacer su deseo. Las prácticas sociales dentro de los contextos penitenciarios constatan una identidad kitsch 3 cuyo ideal se basa en una forma de vida donde el subtexto implícito es la imitación de una clase social que abusa del poder, y a la vez cimienta su estilo de vida, así como sus gustos, en la copia de modelos monárquicos: los presos quieren ser como reyes, situación que se refleja en la estructura obsesivamente vertical-piramidal de sus organizaciones sociales (como veremos un poco más adelante). Nuevamente, preguntémonos a qué sociedad queremos readaptar a los adolescentes que delinquen, y si ellos no están, por el contrario, señalándonos con sus conductas justamente los problemas y vacíos de nuestro sistema, y la sociedad es la que se debe “readaptar”. ¿De dónde vienen pues los “60 mil soldados” que conforman a todos las bandas neoyorquinas del universo descrito en The Warriors? ¿Quiénes son y por qué llenan su necesidad de pertenencia a través de su participación en un grupo que los pone en riesgo? La temporalidad que refleja el filme es de un eterno presente irreflexivo e impredecible (acaso como muchos jóvenes viven su vida). Su identidad queda en el misterio por falta de una memoria explícita que aparezca en las imágenes de la película y nos cuente su historia individual (flashbacks de sus vidas, por ejemplo). Los únicos datos que tenemos de ellos son sus habilidades para la guerra: nos sitúan ahí con ellos haciendo lo que saben hacer en ese momento presente, sin antecedentes ni perspectivas, tal como el guerrero que se enfrenta a la guerra. La guerra homogeneiza al soldado con sus pares, los convierte en un solo cuerpo. No hay un tú ni un yo. Es una realización de lo que se conoce como un nosotros, una narrativa que comienza cuando la banda se junta, y cuyos desenlaces sí son individualizados, pero en el contexto del grupo. Cada muerto, cada detenido y cada joven caído

3 Cfr: Menninghaus, Winfried. “Kitsch como organon de experiencia histórica. Las indagaciones de Walter Benjamin en el campo del ‘mal gusto’” en Topografías de la modernidad. El pensamiento de Walter Benjamin. Universidad Nacional Autónoma de México, 2007


en el camino, termina su participación en la historia, pues es sacado —casi siempre con violencia— del círculo que el grupo conforma. La banda sigue, la historia sigue y sólo termina una vez que el conflicto ha finalizado. Pero en las calles reales el conflicto se prolonga: la venganza de los muertos de antaño se ha convertido en un entramado ridículamente complejo de rivalidades. “Su” calle, “nuestra” calle y la acera como última frontera. A pesar de ser perseguidos por todos, los Warriors no quieren pasar inadvertidos: por todos los lugares donde pasan hacen pintas donde dejan una marca escrita de que ellos estuvieron ahí, que nada les impidió pasar por tal o cual lugar, como un testimonio con el que buscan ser recordados o bien como una marca de propiedad que dice “este lugar nos pertenece”. 4 La pandilla les dio identidad, quizá lo único por lo que pueden luchar. “Pueden pasar por nuestra calle sólo si se quitan los chalecos”, condiciona el cobarde integrante de una banda rival ante la provocación de una Pandora moderna del arrabal. El dominio se demuestra con la desfiguración de la identidad del otro. Sólo cuando el grupo rival humilla su estandarte es tolerado por el grupo dominante. La guerra es un juego estúpido de ejercicio infantil del poder a través de las formas en que se ha aprendido —y muchos de nuestros gobernantes han sido expertos en ello— que el poder debe ser usado: para someter y diluir al prójimo en beneficio propio. Por cierto, que la relación de género es significativa: todas las pandillas están formadas por varones (exceptuando una caterva de amazonas urbanas llamadas The Lizzies, que constituyen la minoría) y el rol más común de la mujer es el de acompañar al grupo más valiente. La guerra es cosa de hombres, de machines, mientras las chicas sólo quieren divertirse.5 En cuanto a la estructura social de las bandas, como se señaló antes, éstas responden a una comunidad vertical liderada por alguien elegido por aprobación o asumido con sumisión por el resto, dependiendo el caso. Jamás se plantea la organización de iguales como posibilidad. Podemos presenciar la lucha por el liderazgo de los Warriors entre Swan, quien tiene en mente la necesidad de regresar a casa y huir de los perseguidores, y Ajax, quien sólo es pendenciero, violento y busca diversión sin pensar en las consecuencias. 4

Véase el capítulo Rec. Me pregunto y propongo: ¿no debería ser la orientación con enfoque de género una parte esencial —junto con la escuela, la formación artística, la atención psicológica, etc.— en el proceso de integración social de los adolescentes en conflicto con la Ley, con miras a diluir conceptos machistas implícitos y causantes de su forma violenta de ejercer el poder?

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El hecho de que Swan se coloque como el líder del grupo tal vez responda a motivos meramente narrativos, en pos de buscar la identificación empática del espectador, pero es cierto que genera más confianza en los otros al darles cierta sensación de seguridad. Swan es un guía que protege al grupo, reconoce las habilidades propias de cada miembro, y los lleva por vías más o menos seguras a través de la ciudad. Luther, asesino de Cyrus, encarna un liderazgo negativo, pues arriesga y compromete a su grupo en acciones que les acarrean consecuencias indeseables, ya que únicamente busca la satisfacción de su deseo de divertirse. Se diría que sus cofrades sienten más miedo que respeto por él. Del mismo modo, los jóvenes en contextos delincuenciales enajenan su individualidad a un grupo liderado, y dentro del mismo cada uno tiene su jerarquía, y siempre hay alguien por debajo con quien pueden reproducir ese nocivo ejercicio del poder, como cuando llega alguien nuevo al grupo. Es interesante en este sentido, el papel que ciertos liderazgos positivos pueden ejercer, y es ahí donde la banda tiene el potencial de funcionar como un modelo de sustitución familiar efectivo encaminado al desarrollo de los integrantes. La pandilla se erige como una red de apoyo, como un clan donde lo más importante es proteger a los miembros, a costa de lo que sea y quien sea, y a cambio, sentirse protegido: “He felt almost sleepy, protected because de others were between him and the outside”.6 No olvidemos que los héroes de esta historia son delincuentes, pues su modus vivendi se basa en el cobro de “protección” a negocios locales, el robo y otras conductas mediante las cuales infringen la ley afectando al resto de la población donde ellos se encuentran. De cierto modo, la eficacia de la pandilla como aglutinador social responde a que el círculo de lo permitido se amplía a la vez que protege a sus integrantes. Se induce entonces que los jóvenes mostrados por el filme provienen de contextos limitantes y de desamparo, y que a pesar de las riñas y las conductas de riesgo, buscan seguridad. Probablemente han crecido en un contexto donde la normalidad es el exceso de adrenalina, barrios que parecen zonas de guerra, por ejemplo. En el fondo buscan aceptación a su necesidad de emoción sin que ésta les implique las consecuencias normales (ir a prisión, morir en manos de una pandilla rival, etc.) Las pulsiones latentes en la juventud buscarán salir de una u otra manera, y si la sociedad no las alivia, saldrán 6

“Casi se sintió somnoliento, protegido porque los otros estaban entre él y el exterior” en Yurick, Sol. The warriors. Grove Press, New York, 1965


al margen o en contra de ésta. ¿Cómo podría la sociedad satisfacer esta necesidad de modo que no explote en una conducta violenta y dañina para los demás? ¿No será que se deben repensar los esquemas tradicionales de lo permisivo y expandir algunos límites de lo legal para responder a esta necesidad? Secuencia interesante: cuando van en el metro, tal vez atravesando Manhattan, un grupo de cuatro chicos se sube al vagón (se infiere que son de clase social superior por sus ropas y porque una de ellas afirma jamás haberse subido al metro antes). La confrontación de rostros es significativa: los guerreros y la chica que los acompaña están sucios, heridos y cansados de pelear en las calles; los otros están vestidos para la fiesta, alegres y limpios, sintiendo miedo o pena, mientras que el rostro de los héroes es de extrañamiento, observación, incluso un anhelo ya casi muerto de poder ser otros y llevar una vida distinta. No ocurre nada más que el intercambio casual de miradas entre dos clases que no conviven ni se comprenden; tal vez un guiño de la cinta al proponernos la interacción y el diálogo entre clases sociales. Los jóvenes que vienen de la fiesta, aturdidos por la visión de esa realidad que representa la pandilla, sólo pueden huir y bajarse en la siguiente estación, tal como las clases altas voltean la vista ante la evidente miseria de otros. Los guerreros, al llegar a su destino, su pequeña nación propia, concluyen en voz de la joven: “algún día me gustaría ir a otra parte”. ¿No es el exilio una alternativa viable y deseable; recomenzar en otro lado donde no te conozcan, donde no haya pandilla rival que te quiera matar? Todo parece tan inalcanzable. La calle también es una cárcel donde no queda de otra que luchar y participar una guerra no declarada y sin fin, tremendamente absurda. Ser un guerrero. Casi hacia el final, se escucha el grito odioso de Luther, perseguidor y acusador irracional que se mofa del miedo, el cansancio y la ira: “Warriors, ¡salgan a jugar!”, lo cual deja claro que para el sociópata todo es en el fondo un juego. Una vez entendido que escapar no es opción, sabiendo que la guerra te alcanzará hasta eso que llamas tu hogar, el enfrentamiento es inevitable. “No hay razón, sólo me gusta hacer cosas como esa”, responde Luther ante la pregunta de por qué mató a Cyrus, y actúa como un cobarde cuando es llamado a responder por sus acciones ante poderes superiores que no comprende y no lo comprenden. “No sé, se me hizo fácil”, siguen respondiendo los jóvenes cuando se les pide cuenta de sus acciones. Comprendamos que no hay razón en sus actos, en el mejor de los casos, habría motivos. Sería

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preciso acercarnos a ellos, escucharlos, preservar sus palabras, releerlas y leer entre líneas el por qué, aprovechando el contacto para lograr actuar en esos vacíos y en esos errores en los que incurren estos actores sociales, en vez de afirmar llanamente que le han fallado a la sociedad y deben ser reprendidos. Aunque cabe la posibilidad de que la respuesta al “por qué” corresponda más a la fría lógica que a la ética: lo hacen porque se puede hacer.

Ídolos El delito es un fenómeno cuya comprensión es quizás inagotable porque debemos partir de que sus orígenes son diversos y complejos. Detrás de cada crimen hay una historia que debería ser develada en aras de la comprensión y una justa responsabilización de aquel que lo comete. Aun así, cabe reflexionar sobre una aparente paradoja: si es verdad que el motor de las acciones de muchos que deciden cometer un delito está en una pulsión consumista irresuelta, que encuentra salida en la simulación de ascendencia de clase social obtenida a partir del ingreso monetario ilícito, nos encontramos frente a una exacerbación del impulso individualista promovido por la sociedad de consumo, una especie de hambre de consumo banal (tener unos tenis de marca, poder llevar al cine a la pareja, tener una motoneta, usar ropa de ciertas boutiques, etc.) Por otra parte, quien delinque se encuentra, por lo general, en un grupo de pares al que llama la banda, donde no sólo encuentra el espacio permisivo para la realización de sus impulsos y cierta relativa protección de su seguridad, sino que va conformando una comunidad desde la que va construyendo su identidad. Lo antes dicho sugiere la existencia de una figura híbrida entre lo individual y lo social (que nos liberaría de la aparente paradoja de una identidad individualista-comunitaria): un ideal de yo que subyace a todo el grupo. En el caso de los Warriors, el ideal es encarnado por Cyrus, el gran líder asesinado al inicio de la película y por quien se desata la persecución. Es el personaje arquetípico como el que todos quieren ser, aquel cuyo lenguaje dará sustento a la identidad de los personajes, y cuya muerte indigna a todos por igual. En nuestro caso, es un poco más complicado: están por supuesto lo héroes del cine de acción, lo narcos con sus derroches económicos de gusto extravagante, los videos de cantantes de reguetón con armas y rodeados de chicas sensuales y autos deportivos, etc. Pero también está el hermano mayor preso en “la grande”, el tío que vende piedra en el barrio o el amigo que presume una pistola en la escuela. Habrá que abrir una línea de


investigación en este sentido, buscando dialogar y negociar con los ideales de identidad en la búsqueda de su refiguración, así como comprendiendo que todos los actores que trabajan por la reinserción de estos adolescentes y conviven con ellos, pueden representar un ideal distinto para los jóvenes, enfocándose en la apertura de posibilidades y nuevos sentidos para su vida. Se deben entender las figuras que moldean las aspiraciones de los jóvenes en conflicto con la Ley, para revelar la manera de incidir en esos modelos a seguir, transformarlos o, al menos, alentar que critiquen a sus ídolos. Este diálogo es responsabilidad únicamente de aquellos que buscan y, sobre todo, pueden darle un lugar a estos jóvenes desechados por la sociedad, aprovechando su repentino choque con la ley, pues como sentencia Foucault, “para que algo de estas vidas llegara hasta nosotros fue preciso por tanto que un haz de luz, durante al menos un instante, se posase sobre ellas, una luz que venía de fuera: lo que las arrancó de la noche en la que habrían podido, y quizá debido, permanecer, fue su encuentro con el poder; sin este choque, ninguna palabra sin duda habría permanecido para recordarnos su fugaz trayectoria”.7

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Foucault, Michele. La vida de los hombres infames. Citado en: Varios. Microhistorias y macromundos. Volumen 2. Instituto Nacional de Bellas Artes, México, 2010, p. 18

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X f. 1. Es la vigésimo cuarta letra del alfabeto latino básico. 2. En genética, representa al cromosoma X, uno de los dos cromosomas sexuales (el otro es el Y). 3. En matemáticas, “x” es la incógnita de una ecuación.


Casi un misterio Como tantos otros espacios ajenos, exclusivos o excluyentes, solapados o silenciados, las Comunidades son para gran parte de la sociedad verdaderas incógnitas, sitios que dan lugar a la creación de ciertos mitos urbanos. “Cuando llegaban visitas a las Comunidades las preguntas eran siempre las mismas: si hay putos, si pasa algo en la noche, si nos pegan, si hay drogas, si hay chavas para meter”. Lin

Aquello que queda en suspenso La Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal establece que las visitas conyugales sólo están permitidas cuando los adolescentes se encuentran emancipados y eso ocurre en pocas ocasiones, ya que la mayoría son solteros(as) o conviven en unión libre. En el caso de cumplirse el requisito, el problema se plantea en torno a la intimidad y dicha dimensión se distorsiona hasta el punto de constituirse sólo a nivel del pensamiento. “No tienes privacidad de ninguna manera, si alguien sabe que te vas a tocar tú misma se burlan … te traen de carrilla toda la semana o lo andan divulgando. Además, a fuerza tiene que estar una guía con nosotras”, cuenta Ariana con picardía, logrando ocultar cualquier indicio de timidez. En cambio, los varones hablan del asunto en otros términos, sobre todo cuando la Medida de Tratamiento es larga: “pues estando cinco años, podría haber otras cosas como espacios para ti solito, privacidad en las visitas, una zona especial para estar con tu esposa”, dice seriamente Samuel. La sexualidad en las y los adolescentes privados de su libertad es un tema en suspenso. Además de las adecuaciones físicas del espacio para promover la práctica sexual al interior de las Comunidades, habría que atender la cuestión en toda su complejidad. Serían necesarios ciertos requisitos preventivos, tales como una certificación médica de salud, una planificación para contrarrestar riesgos de embarazo, personal especializado para dar seguimiento a los casos, tanto en lo psicológico como en lo fisiológico, etc. “Cuando tomo el cargo, empiezo a observar el panorama y encuentro que no hay gente especializada en ella, que la sexualidad no está manejada, ni siquiera por los profesionales de la medicina: no hay en sus curriculas un

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área que se refiera a sexualidad. Entonces, estamos desprotegidos todos los individuos, con la única enseñanza de la madre, la tía, la abuela, la amiga, y a veces, el farmacéutico o el vendedor dependiente de la farmacia, son quienes te orientan. El consejo en sexualidad proviene de vox populi, no hay un experto. Los sexólogos son un minúsculo punto en todos los profesionales, con un difícil acceso. La pregunta es: ¿en manos de quién está la sexualidad de la población?”, cuestiona Emilia Flores directora de la Comunidad de Mujeres. En el Distrito Federal, las mujeres constituyen menos del seis por ciento del total de la población de adolescentes en conflicto con la Ley. Es curioso que este porcentaje se repita a nivel internacional. Además, existe una relación de género con el delito y en la mujer, el rol suele ser de complicidad, difícilmente son autoras intelectuales sino que, en general, establecen colaboración con el mismo y lo hacen por amor, no sólo sexual sino también, familiar. De la misma manera, la homosexualidad en la población femenil denota rasgos diferenciales con respecto a la población masculina, pues la mayoría de las veces está asociada más que a un deseo real, a una necesidad que varía según el caso: “algunas lo descubren acá adentro, mientras que otras lo hacen por distracción. ‘A falta de pan… tortillas1’”, dice Ariana. Por estos y tantos otros aspectos, la población femenil, aunque reducida, resulta de una gran complejidad. En ocasiones, cuando relatan ciertos pasajes de su vida, se filtra en la voz un rencor heredado contra la figura masculina, que produce en ellas un rechazo antiguo, un sentimiento ambivalente transferido de generación en generación, producto del histórico maltrato familiar, otro feroz denominador común que también afectó a sus madres y abuelas.

La tortilla es un alimento de maíz común en México de forma redonda y plana. En doble sentido y vulgarmente se refiere a las lesbianas. 1



“Ya estuvo” vulg. Basta, es suficiente, ya no más (véase el Glosario).


“Tengo un hijo de ocho años y una niña de dos, y no me gustaría que pasen por lo mismo, que me vieran encerrado. Mi hermano falleció a raíz de que comenzó a seguir la misma línea mía, estando yo encerrado, y lo mataron cuando hacía un mes que yo había recuperado la libertad. Eso también provocó el cambio en mí. Y dije ‘ya estuvo’. La vida no es tan fácil, hay que luchar para vivir, ganar las cosas con el sudor de tu frente. Ahora llego a mi casa y veo a la banda ahí en la esquina y sé que tengo una obligación. Ahora estoy disfrutando la vida, estoy al cien, hago lo que nunca hacía: me paro, veo a la gente y la saludo y ellos se dirigen a mí con respeto; todo eso es nuevo para mí”. Miguel La realidad social es multidimensional; consta de factores demográficos, económicos, técnicos, políticos, ideológicos … Algunos pueden dominar en un momento, pero lo dominante es rotativo. La dialéctica no camina ni sobre los pies ni sobre la cabeza, sino que gira porque es, ante todo, un juego de interretroacciones, es decir, un bucle en movimiento perpetuo. Hay que decir también, con contundencia, que todo lo que es evolutivo obedece a un principio policausal. La causalidad es una policausalidad donde no sólo éstas se entremezclan y combaten entre ellas, sino también donde todo proceso autónomo produce su causalidad propia a la vez que padece las determinaciones exteriores, es decir, consta de una autoexocausalidad compleja. Edgar Morín. ¿Hacia dónde va el mundo?

Causalidades que padecen y hacen padecer Los escenarios donde crecen los individuos y desarrollan sus prácticas habituales están determinados por las características particulares que rigen en cada contexto, originando patrones de conducta propios de las condiciones ambientales en que los individuos se encuentran inmersos. Pero, ¿en qué se parecen los pibes chorros de las villas del conurbano bonaerense con los que habitan las favelas en Río de Janeiro o con los adolescentes de cualquier zona periférica con altos niveles de precarización, de cualquier gran ciudad del mundo? ¿Y por qué?

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Los códigos de comportamiento sufrieron un proceso de trasformación de generación en generación y desplazaron los valores constitutivos de los ladrones viejos, por otros tan modernizados como desvalorizados. Las antiguas generaciones no robaban en su propia zona, no asaltaban a los niños ni tampoco a las personas mayores de edad. El aprecio por la vida misma fue degradado; sin embargo, los valores —en todos sus aspectos— oscilan en la medida que la sociedad cambia. La situación de violencia callejera que viven y a la que están acostumbrados, no presenta muchas diferencias entre un contexto y otro, aunque los separen grandes latitudes. El ruido de los disparos suena habitualmente como si se tratara del sonido del camión de la basura, apenas un rumor de fondo, así como ocurre con las muertes prematuras ocasionadas por balas perdidas o dirigidas. La naturalización de la muerte se transforma, así, en una experiencia encarnada. Existe también una similitud en la forma de nombrarse, reconocerse y hasta rebautizarse con los apodos. Puede haber un Tripa tanto en Iztapalapa como en Villa La Esperanza escapando de la bonaerense o en un cerro en Río de Janeiro gritando “¡actividad!”, como si se tratara de un grito de guerra, abriendo el paso para escapar de la policía, de otras bandas o de sí mismos, en los terrenos peligrosos y laberínticos por los que tantas veces huyeron y los salvaron. Coinciden en las intervenciones corporales: ilustraciones típicas de payasos diabólicos, números cabalísticos, lágrimas, nombres y retratos de seres queridos, o ciertas marcas de gran significación como los puntos. En México, por ejemplo, se tatúan tres puntos formando un triángulo, símbolo de “la vida loca”. En Argentina, los puntos son cinco, distribuidos en la misma forma que un dado y señalan un odio compartido: el punto central representa un policía y los otros cuatro que lo encierran, ladrones, resueltos a eliminarlo. Según la versión de Cristian Alarcón, en Cuando me muera quiero que me toquen cumbia, los cinco puntos son la insignia de una venganza esperada, en la que se invierte la situación de manera tal que es el policía quien queda encerrado. Asimismo, estas marcas son interpretadas por la ley y por la sociedad, como señal de un estilo de vida constitutivo, razón suficiente para estigmatizar al individuo que las porta. Otro parecido lo constituye el brillo en los ojos

—sus ojos— cuando

hacen ofrendas ante un altar profesando una fe ciega, pero de mirada abierta, iluminada; fe extraña, capaz de torcer un destino, como si fuera una superfi-


cie dura desviando una bala, misma que aleatoriamente, puede producir una muerte. La fe en imágenes también encuentra sus equivalencias. En Argentina, para quienes delinquen, San Jorge es un símbolo dual que encarna tanto su guerrero como el policía. En México la misma figura está representada por San Judas. A ambos van dirigidos los rezos de quienes salen a “trabajar” y buscan ser protegidos para que las balas no interrumpan su misión o su vida. De la misma manera en que esta población se entrega a sus santos, desarrolla un curioso sentido de protección hacia los menores, sean sus hermanos o no. Se vuelven paternalistas, procurando evitar que repitan sus conductas delictivas y se pierdan en mal camino. En estos barrios siempre existen polarizaciones entre diferentes bandas, instauradas como enemigas clásicas que se disputan el poder y el territorio y conviven subyugadas bajo la sensación de amenaza constante, provocando enfrentamientos y riñas cargadas de violencia. Un adolescente puede arder en el calor del odio y la venganza por mano propia y, al mismo tiempo, tener una lealtad suprema hacia un compa o un cuate y defenderlo a muerte. La figura materna trasciende fronteras convirtiéndose en una imagen situada en la cima de todo credo, representa el amor incondicional y es un símbolo indiscutible que casi siempre se lleva tatuado. Los adolescentes de los barrios conflictivos se parecen en varios aspectos, al menos en América Latina. Se asemejan entre ellos más allá de los puntos cardinales y la distancia geográfica, diferenciándose de igual forma de generaciones anteriores. Aunque es posible rescatar ciertas herencias o similitudes con las épocas pasadas. En la película Los ladrones viejos. Leyendas del artegio de Everardo González, se escuchan testimonios vigentes aún: “Me gustaba la buena vida. Me gustaba mucho vestir bien y siempre me ha gustado”. En la coquetería, ladrones adolescentes y ladrones viejos se parecen. Pero también se parecen en el juego y en la risa, en una tristeza nunca confesada sino solapada. Se parecen en las manos y su capacidad para hacerlo todo. Sin embargo, la diferencia es que los adolescentes tienen toda la vida por delante. “La vida es una revolución fabulosa que se ha realizado sobre la tierra. En esta tierra ha nacido un primer ser pluricelular, otra revolución. Un pez ha podido vivir fuera del agua sin asfixiarse. Animales terrestres han emprendido

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el vuelo. Las plantas han hecho florecer flores”, reflexiona Edgar Morín en ¿Hacia dónde va el mundo? Quizás podamos pensar en una próxima revolución social, un mundo sin rejas donde los adolescentes en conflicto con la Ley puedan cambiar de rumbo, si los condicionantes de su realidad les permiten y ofrecen otras alternativas.



El Zorro. Es un personaje creado por Johnston McCulley y es considerado uno de los primeros héroes de ficción de la cultura moderna. Apareció por primera vez en 1919 en el cuento “La maldición de Capistrano” de McCulley, publicado en la revista de historietas All-Story Weekly. El cuento trata sobre Don Diego de la Vega, un joven noble, hijo de un hacendado español que vivía en el pueblo de Los Ángeles a comienzos del siglo XIX. Don Diego se disfraza de El Zorro para luchar contra las injusticias cometidas por las autoridades y defender a los oprimidos, enfrentándose a una amplia gama de enemigos. La trama termina con la revelación de su verdadera identidad. Posiblemente, McCulley pudo haberse inspirado en algunos bandidos reales de California o en Robin Hood.1

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Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/El_Zorro


El Zorro es un personaje que está en complicidad con el público, el cual está colocado en un lugar de saber omnipresente, donde se le concede el privilegio de conocer la verdadera identidad del héroe y entender las razones de su lucha. En esa complicidad se posiciona el juego con el espectador que defiende su secreto y lo acompaña en sus aventuras. Este capitulo cierra con la presentación de aquellos que forman parte de la vida e historia de las Comunidades, y cuya participación ha sido fundamental para la realización del libro-diccionario.

Entrevistados Ricardo Tafoya Ledesma. Líder coordinador de Vida Cotidiana y Reinserción Social de la Casa ACIA-LUMEN VITAE. Claudia Navarro Castillo. Directora de la Comunidad de Mujeres (CM). Emilia Flores Melo. Cuando fue entrevistada fungía como Directora de la CM. Actualmente es Directora de la Comunidad de Desarrollo para Adolescentes (CDA). Ricardo Sánchez Sierra. Operador de vida cotidiana. Área de Psicología. Comunidad de Diagnóstico Integral para Adolescentes (CDIA). Victoria Santiago. Operadora de vida cotidiana. Área de Psicología. CDA. América Hernández Baena. Operadora de vida cotidiana. Área de Trabajo social. CDIA. Jorge Alberto López. Operador de vida cotidiana. Área de Trabajo social. CM. Eduardo López García. Jefatura de Unidad Departamental de Psicología. Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes (CTEA). Fredy Díaz Arista. Tallerista de yoga. Área Sociocultural y Deportiva. CDIA. Adriana Cabrera Tello. Tallerista de cartonería. Área Sociocultural y deportiva. CDIA.

Adolescentes ex usuarios y actualmente trabajadores de la DGTPA Rafael. Operador de vida cotidiana. Proyecto Casa ACIA-LUMEN VITAE. Parte del equipo de Operadores de vida cotidiana (OVC) son los ex usuarios, es decir, adolescentes que también atravesaron por un proceso de internamiento y están capacitados para cambiar su rol. Es el caso de Rafael, quien forma parte del Proyecto Casa ACIA-LUMEN VITAE en la Fase de internamiento que se desarrolla en la CDA: “el rol que desempeño es el de acompañamiento de los adolescentes, mi función es ayudarlos en los problemas que les surjan y de los que no pueden salir por sus propios medios. No

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es nada grato salir en libertad y seguir encontrándote con lo mismo, eso nos sirvió a nosotros para cambiar, por eso ahora yo estoy realizando la dádiva. Nosotros los motivamos a que desarrollen un proyecto de vida bien planteado, con base en sus ideas: se desglosa, se revisan pros y contras, se analizan posibilidades. Todo para orientarlos sobre qué hacer en un futuro”, nos dice Rafael. Miguel. Operador de vida cotidiana. Proyecto Casa ACIA-LUMEN VITAE. Al terminar su Medida de tratamiento y recuperar la libertad, se preguntaba si tendría problemas con la banda. Retornaba al mismo sitio de siempre, donde antes participaba de actividades delictivas, pero ahora regresaba habiendo escogido otro tipo de vida. En la actualidad, al igual que Rafael, es OVC en la Casa ACIA-LUMEN VITAE. “Me daba pena porque sabía que me iban a invitar a robar y yo iba a decir que no, entonces ellos pensarían que salí bien puto, cuando antes era un cabrón. Antes me respetaban por miedo, por que traía armas”, relata Miguel, quien considera que hay distintos tipos de respeto y formas de obtenerlo como “agarrando el buen paso”. Lin. Maestro de pintura. Comunidad Externa de Atención para Adolescentes. Tiene 20 años, cumplió una Medida de 4 años y 2 meses; en el momento de la entrevista llevaba 2 meses y medio en libertad y estaba tomando clases de pintura en la Academia de San Carlos. Nos dice: “mi hermano, el que me inició en la pintura, está preso en Islas Marías, yo me quedé con sus pinturas, de alguna manera soy como la ‘segunda generación’ … Me voy a hacer un tatuaje que diga ‘Lin’ con unas alas, por mi papá. Todas mis pinturas son de él, para él las hice”.

Adolescentes Samuel. CTEA Jorge. CTEA César S. CTEA César. CDA Eduardo. CDIA Mitzy. CM Ariana. CM


La máscara del Zorro ocultaba su identidad. Los apodos de los adolescentes en el barrio velan su nombre, creando una nueva figura social y resignificando su ser con otra autoridad. La firma del Zorro era su inicial, su sello. En este texto, la firma es la primera letra del apodo de algunos de los entrevistados, con el fin de preservar su integridad. “Me dicen S. porque antes, cuando iba a la secundaria, grafiteaba y esa era mi firma. Después, cuando empecé a robar, los chavos que conocía no sabían cómo me llamaba y me empezaron a decir S., y así me quedó. Me gusta, es como tu nombre de la calle … te identifican y no es tan común como un nombre normal”. S.

“En la calle me decían R., por un amigo con el que me juntaba mucho, siempre andaba con él pero un día lo fui a buscar y me dijeron que lo mataron. Y tanto me veían con él que, para que no se les olvidara, me empezaron a decir así a mí; su mamá fue la primera. Y después, a mi hijo le empezaron a decir R., en diminutivo”. R.

“En la calle me decían Co., un amigo me puso el apodo pero nunca supe por qué. Y aquí en San Fernando me dicen Cr. porque hay un movimiento con ese nombre, que viene, y yo participo de sus actividades”. S.

— ¿Tienes algún sobrenombre afuera, algún apodo? — Me conocen en mi barrio por el Ch. — ¿Por qué Ch.? — Quién sabe… — ¿Quién te puso así? — Mis amigos — ¿Y nunca te dijeron por qué? — No. Nunca les pregunté tampoco. — ¿Te gusta que te digan Ch.? — Se acostumbra uno… Entrevista de América con Alan

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pílogo

El 6 de octubre de 2008, el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario Federal entregó formalmente a la administración capitalina la custodia de 2,785 adolescentes en conflicto con la Ley — en internamiento y en tratamiento externo— que tenía bajo su responsabilidad. Desde entonces, la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes (DGTPA) —área dependiente de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario, que a su vez pertenece a la Secretaría de Gobierno del Distrito Federal— es la autoridad responsable de dar cumplimiento a las normas y políticas de Orientación, Protección y Tratamiento (Medidas) que se impongan a los adolescentes que han cometido un delito en el Distrito Federal, orientándolos hacia su reinserción social. Actualmente, la DGTPA administra seis Comunidades Especializadas de Atención para Adolescentes. De ellas, cuatro atienden a varones, una a mujeres y una a ambos, custodiando a 4 345 adolescentes: 553 en internamiento y 3 792 en externación. Sabemos que los adolescentes en conflicto con la Ley están definiendo su personalidad, construyendo su independencia y fortaleciendo su autoafirmación, pero para lograrlo, el adolescente todavía necesita apoyo de la familia, la escuela y la sociedad, ya que la adolescencia sigue siendo una fase de aprendizaje. En esa etapa de construcción de la identidad, la incertidumbre con respecto al futuro, así como la falta de experiencia, son algunos de los factores que colocan a las y los jóvenes en una situación de desventaja inherente a su condición. Existe un consenso y aprobación general, y a ella nos unimos, de que las personas jóvenes (adolescentes en conflicto con la Ley o no) son un grupo diferenciado de la población que merece una atención especial, así como la formulación de políticas públicas que incidan de manera positiva en el auténtico reconocimiento, protección, efectividad y ejercicio de sus derechos, pues constituyen una pieza clave en el desarrollo y el desenvolvimiento de nuestra sociedad. En las Comunidades, los adolescentes encuentran que su Tratamiento está basado en la educación (ya sea continuando con sus estudios o retomándolos),


capacitación para el trabajo, oportunidades de acceso a la cultura y el deporte, entre otros aspectos, todo orientado hacia su desarrollo integral y la plena reintegración tanto a la sociedad como a sus familias. Buscamos favorecer el surgimiento de adolescentes concientes del valor creativo, recreativo y formativo que tienen las actividades cotidianas, las cuales quedaron registradas aquí a través de textos, fotografías y, en fin, historias de vida de los y las jóvenes en las Comunidades para adolescentes en conflicto con la Ley Penal del Distrito Federal.

Lic. Aarón Sánchez Castañeda Director de Integración Comunitaria. DGTPA


losario A la voz. Rápidamente. Activar. Inhalar solventes con el fin de drogarse. Activo. Solvente. Agravio. Enemigo. Agresión, pleito, riña. A huevo. Forzosamente. Al llegue. Algo leve o que no es para tanto: —¿Te dolió?— Al llegue. Agarrar la onda. Entender. Captar el mensaje. Agraviar. Agredir o tener problemas con alguien. Aguantar vara. Resistir. Amparar. Cuidar o poner bajo protección. Basarse en el poder de alguien para actuar. Antaño. Hombre viejo. Apalabrar. Hacer un trato de palabra con alguien. Arrear. Traer consigo convenciendo o persuadiendo a alguien para que haga algo o se incorpore a una situación. Participar en una situación. Atorón. Detención policíaca. Aventar. Tirar, arrojar. Aventado. Valiente, arrojado. Banda. Agrupación de carácter informal, propia de ámbitos urbano-populares, que se caracteriza por la vinculación a un territorio local, por un liderazgo situacional, y por la solidaridad moral que se da entre sus miembros (Carles Feixa). Por extensión, todo aquel al que se le reconoce como igual: eres la banda. Bisne. Negociación o intercambio lucrativo hecho generalmente al margen de la ley. Borrega, borregón. Persona que acusa a otra ante las autoridades. Bomberos. Los adolescentes más jovenes o de baja estatura dentro de las Comunidades. Bronca. Conflicto, pelea. Ser la bronca. Alguien que genera problemas pero se deslinda de ellos. Cobarde. Alguien conflictivo. Cábula. Alguien que anda en la fiesta o se toma las cosas con ligereza. Gracioso. Caerle. Llegar. Irse a dormir. Caché. Esfuerzo, ganas. Calar. Causar dolor. Probar. Padecer. Cámara. Expresión utilizada al despedirse. Hasta luego. Cambio. Dinero. Canijo. Persona abusiva. Que busca provecho. ¡Carajo! Interjección que denota gusto o agradecimiento ante una situación, persona o cosa.


Carnal. Hermano. Amigo, compañero. Persona considerada cercana. Carnero. Hombre homosexual. Carrilla. Burla. Bullying. Catarro. Persona molesta. Causa. Persona implicada en el delito de otra. Cómplice. Conecte. Contacto. Alguien que gestiona bisnes. Tutelar. La Comunidad de Diagnóstico cuando estaba bajo la administración del Gobierno Federal. También Tribilín. Costra. Persona sucia. Que no se baña. Cotorrear. Situación de distracción, divertimento o fiesta. Echar el coto. Divertirse. Cuate. Amigo. Culero. Malo o feo. Mala persona. Custodios. Nombre por el que se llamaba a los policías al interior de las Comunidades, cuando estaban bajo la conducción del Gobierno Federal. Actualmente, Guías Técnicos. Chacalear. Mirar fijamente a alguien. Seguir o retar con la mirada. Chácharas. Comida chatarra. Objetos diversos. Chale. Interjección utilizada para expresar disgusto o extrañeza. Chamaco. Joven, adolescente o niño. Sirviente. Chamba. Trabajo. Encargo. Chance. Oportunidad. Permiso. Chato. Triste. Chava. Mujer joven. Chavo banda. Estilo juvenil característico de determinados ambientes urbano-populares de México. En un sentido más restringido, describe a aquellos que se agrupan en bandas territoriales. (Carles Feixa). Chesco. Refresco. Dinero. Sexo oral. Chemo. Pegamento industrial que se inhala con el fin de drogarse. Persona que inhala el pegamento. Estar drogado por haber inhalado pegamento: él está chemo. Chichar. Hacer el aseo. Limpiar el suelo de cuclillas con una jerga, cepillo o pedazo de trapo en la mano. Chido. Bueno o bello. El chido. Persona con poder. Chinear. Aplicar a una persona la llave china, movimiento característico de la lucha libre que consiste en aprisionarla desde atrás por el cuello con el antebrazo. Chingar. Cfr: Montes de Oca, Ma. del Pilar. Chingonario. Algarabía. México, 2010. Chulo. Deseable, digno de alabanza. Chula. Linda, bella o guapa. Dar una luz. Dar dinero. Dar un rol. Dar un paseo.


Dar toques. Infligir choques eléctricos a una persona. Darse un toque. Fumar marihuana. De barbas. Ruda o impositivamente. Sin consecuencias. De ley. Algo forzoso. Rutinario. De buena gana. De pechito. Fácilmente. Desmadre. Lío. Diversión. Despapaye. Véase desmadre. Discutir o disparar. Regalar algo. Desprenderse de una cosa para darla a otro. Encuerado. Desnudo. Entuzar. Esconder, guardar. Erizo. Pobre. Algo feo. Con ánimo renuente, aislado por voluntad propia. Estar limpio. No tener o carecer de razones u objetos que puedan dar lugar a sospechas o acusaciones. Faltosear. Faltar el respeto, generalmente a las mujeres, pero por extensión a cualquier persona. Formar(le). Tener que vivir ciertas experiencias negativas específicas como parte del proceso de aceptación de un círculo social o banda. Fresón. Persona que proviene de contextos sociales superiores. Oneroso. Fumado. Alguien sin importancia (véase Mota). Flaco. Sin fuerza. Ganar. Escapar. Robar sin ser atrapado. Tomar ventaja de una situación. Grifo. Alguien que está bajo el efecto de la marihuana o la consume a menudo. Ser la grifa. véase Mota. Güey. Persona. Hacer esquina. Dar ayuda o apoyo. Hacer la barba. Adular. Tratar a alguien de buena manera, generalmente un superior, con el fin de conseguir algo que se quiere. Hacerse la vista gorda. Ignorar, hacer de cuenta que no se ve un acto o situación. Huevos. Valentía. Fuerza, tesón. Interjección que puede expresar sorpresa. Expresión para agredir a alguien. Jalar. Invitar a alguien para que se incorpore a algo. Jálate. Ven. Jaspia. Comida. Jefa. Madre. La corre. Apócope de La Correccional, forma en la que llamaban a la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes cuando estaba bajo la administración del Gobierno Federal. Lacra. Delincuente. Persona improductiva o nociva para la sociedad. Mala persona. Latir. Gustar. Estar de acuerdo, coincidir. Expresar gusto o aceptación.


Lamer huevos. Adular o hacer favores a alguien con el fin de conseguir algo. Llegarle. Irse. Lo que es. A decir verdad, ciertamente. Lujuriar. Mirar o hablar con lascivia a alguien, generalmente a una mujer. Morbo. Machín. Macho. Valiente. Duro. Mamar. Dar sexo oral. Molestar. Quejarse. Resultar desfavorecido. Morir. Mamón. Altanero. Soéz. Mona. Trozo de estopa mojado con solvente que se inhala con el fin de drogarse. Monear. Inhalar el solvente de la mona. Mono. El que monea. Morro. Niño, persona pequeña. Mostro (sic). Sirviente. El que obedece o hace favores a otra persona con poder. Mota. Marihuana. Ser la mota. Ser digno de burla o ataque. No dejarse. Evitar atropellos o reglas impuestas por la autoridad. Ojete. Malo. Pacheco. Consumidor de marihuana. Drogadicto. Pachequear. Consumir marihuana. Inventar historias inverosímiles. Hacer algo creativo. Reírse de alguien. Pachucos. Estilo juvenil sincrético, surgido en California en los años 40 entre los jóvenes mexicano-americanos, precedente del estilo cholo (Carles Feixa). Padre. Algo bueno. Padrino. Persona con poder, superior. Palpis. Tocamiento en los genitales de un hombre a otro. Paniquearse. Tener miedo. Alarmarse. Pasarse de listo. Abusar, aprovecharse de alguien o de una situación. Pastazo. Tortura que consiste en colocar pasta de dientes en los ojos de alguien mientras duerme. Patrón. Jefe de un subordinado en el negocio de la venta de drogas. Paro. Favor, amparo. Ayuda en determinada adversidad. Pedo. Flatulencia. Problema. Asunto. Perso. Algo bueno, precioso. De buena calidad. Picar. Agredir con un objeto punzante a alguien. Piedra. Crack o crac, droga derivada de la cocaína. Pinche. Insignificante. Indeseable. Malo. Exagerado. Ponchar(se). Acusar, dar información de algo que quería mantenerse oculto. Poner. El efecto que causa una droga. Brindar información sobre una persona o lugar, ya sea para cometer o para delatar un delito. ¡Presta! Expresión utilizada cuando se arrebata o se quita algo a alguien.


Putazo. Golpe. Qué pedo. Hola. ¿Cuál es tu problema? Relajo. Fiesta. Momento de distención o diversión. Desorden. Rivetear. Ser bueno en algo. Hacer algo con habilidad. Buscar maneras o estrategias para lograr algo de forma adornada o elegante. Saiyayin. Alguien que hace trabajos difíciles por otra persona. Defensor. Aquel que pelea o compite en lugar de uno. Solera. Tubo de fierro utilizado como arma. Solerazo. Golpe realizado con una solera. Taquear. Exhibir los genitales. Hacer algo de taquito, en referencia a un movimiento del futbol en el que se burla hábilmente al rival con un movimiento en el que se golpea el balón con el talón. Hecho con facilidad o habilidad. Tendida. Golpiza. Tendo. Estar bajo el abuso de alguien o de algo. Ir de prisa. Tenso. Duro, hecho con dureza. Situación de advenimiento de un conflicto. Tirador. Minorista que distribuye droga en los puntos de venta. Rango más bajo de la cadena del narcotráfico. Tiro puesto. Blanco factible para cometer un delito. Algo fácil de hacer. Tirar paro. Hacer un favor. Ayudar. Topar. Encontrarse con algo o alguien. Descubrir. Conocer: no te topo. Trasculcar. Revisar a alguien por la fuerza. Trenzarse. Pelearse. Tutor. Forma cotidiana de llamar a los operadores de vida cotidiana (especialistas en las áreas de pedagogía, trabajo social y psicología encargados de atender a los adolescentes) en las Comunidades. Tutelar. Forma en que se llamaba a las Comunidades para adolescentes en conflicto con la ley cuando se encontraban bajo la administración del Gobierno Federal. Rayado. Beneficiado, que obtuvo una buena ganancia. Rucos. Personas grandes, adultos. Un buen. Mucho. Valedor. Persona en la que se confía, amigo. Valecito. Valedor. Valer gorro. Cuando una situación se se arruina. Algo que no importa. Verga. Falo. Rudo o poderoso: te sientes bien verga. Valer verga. Carecer de importancia. Situación o persona que se arruina. Morir. Verguiza. Golpiza. Ya estuvo. Basta, es suficiente, ya no más.


ibliografía

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réditos institucionales

CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES Rafael Tovar y de Teresa Presidente

INSTITUTO NACIONAL DE BELLAS ARTES María Cristina García Cepeda Directora general Sergio Ramírez Cárdenas Subdirector general de Bellas Artes Jorge Gutiérrez Vázquez Subdirector general de Educación e Investigación Artísticas Xavier Guzmán Urbiola Subdirector general de Patrimonio Artístico Inmueble Magdalena Zavala Bonachea Coordinadora Nacional de Artes Visuales Plácido Pérez Cué Director de Difusión y Relaciones Públicas

GOBIERNO DEL DISTRITO FEDERAL Miguel Ángel Mancera Espinosa Jefe de Gobierno Héctor Serrano Cortés Secretario de Gobierno María Mayela Almonte Solís Subsecretaria del Sistema Penitenciario


DIRECCIÓN GENERAL DE TRATAMIENTO PARA ADOLESCENTES Antonio Hazael Ruíz Ortega Director General de Tratamiento para Adolescentes Aarón Sánchez Castañeda Director de Integración Comunitaria Pedro Alberto Aguilar Cueto Director de Normatividad y Supervisión Alfredo Osorio González Subdirector de Diagnóstico y Reinserción Belida Mendoza Cuesta Subdirectora de Estrategias Comunitarias Cynthia Rosas Rodríguez Directora de la Comunidad de Diagnóstico Integral para Adolescentes Alfredo Hernández Roldán Director de la Comunidad Especializada de Adolescentes “Quiroz Cuarón” Claudia Navarro Castillo Directora de la Comunidad de Mujeres Emilia Flores Melo Directora de la Comunidad para el Desarrollo de Adolescentes Jorge Guillermo Apaez Godoy Director de la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes Jaime Víctor Calderón Mendoza Director de la Comunidad Externa de Atención para Adolescentes


Memoria de un relingo se terminó de imprimir en el mes de octubre de 2013 en los talleres Reproducciones Osvic en la Ciudad de México. Para su composición se utilizaron las familias tipográficas Arno Pro del diseñador Robert Slimbach y Univers del diseñador Adrian Frutiger. Para su distribución se tiraron 1 000 ejemplares.





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