XXXII – XXXIII
Seminario de Edición y Crítica Textual Buenos Aires 2012 – 2013 ISSN 0326-0941
Incipit está indizada en las siguientes bases de datos bibliográficas: MLA (Modern Language Association), DIALNET (Universidad de La Rioja, España), International Medieval Bibliography (Universidad de Leeds, Inglaterra), Fondazione Istituto Internazionale di Storia Economica Francesco Datini (Prato, Florencia, Italia), Centre de documentation Andre Georges Haudricourt (CNRS, Francia), MEDIEVALIA (Universidad Autónoma de México), Portal del Hispanismo (Instituto Cervantes, España), IBZ (Internationale Bibliographie der geistes-und sozialwissenschaftlichen Zeitschiftenliteratur / International Bibliography of Periodical Literature on the Humanities and Social Sciences), IBR (International Bibliography of Book Reviews of Scholarly Literature on the Humanities and Social Sciences), estas dos últimas con sede en Berlín (Alemania).
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INCIPIT Fundador †Germán Orduna Director José Luis Moure Secretarias de Redacción Georgina Olivetto Mª Mercedes Rodríguez Temperley Consejo Editorial
Consejo Asesor
Hugo O. Bizzarri (Université de Fribourg) Gloria B. Chicote (Univ. Nac. de La Plata) Lilia E. F. de Orduna (IIBICRIT) Jorge N. Ferro (IIBICRIT) Leonardo Funes (IIBICRIT) Georgina Olivetto (IIBICRIT) Ma. Mercedes Rodríguez Temperley (IIBICRIT)
Vicenç Beltrán (Università di Roma “La Sapienza”) Alberto Blecua (Universidad Autónoma de Barcelona) Giuseppe Di Stefano (Università di Pisa) Maxim P. A. M. Kerkhof (Radboud Universiteit Nijmegen) José Manuel Lucía Megías (Universidad Complutense de Madrid) Alberto Montaner Frutos (Universidad de Zaragoza) †Margherita Morreale (Università degli Studi di Padova) Joseph T. Snow (Michigan State University) Isabel Uría (Universidad de Oviedo) Alberto Varvaro (Università di Napoli)
Suscripciones y Canje Silvia Nora Arroñada
Incipit es el Boletín anual del Seminario de Edición y Crítica Textual (SECRIT). Destinado a difundir los trabajos del Seminario, publica colaboraciones originales dedicadas a los problemas y métodos de edición y crítica textual de obras españolas de la Península y de América, desde la Edad Media a nuestros días. También entran en su campo desde problemas codicológicos y noticias de archivos y repositorios bibliográficos hasta temas de lengua, estructura y estilo vinculados al texto o a la historia del texto. Ejercerá la dirección el Director del SECRIT, asistido por un Consejo Editorial y Asesor integrado por especialistas de la Argentina y del extranjero, que cumplirán funciones de referato.
INCIPIT XXXII – XXXIII (2012 – 2013) Índice A rtículos La edición y anotación de textos teatrales del siglo
xvi:
problemas y casos
San José Lera, Javier, Presentación............................................................ 15 Burguillo, Javier, Notas sobre la edición del teatro de Juan de la Cueva: problemas y casos de La comedia del tutor.............................................. 19 Framiñán de Miguel , María Jesús, En torno a la Representación ante el príncipe don Juan de Juan del Encina: el texto del Cancionero (1507) y de los pliegos........................................................................... 45 Mier P érez, Laura, Consideraciones textuales sobre el teatro de Gil Vicente....................................................................................... 65 San José Lera, Javier, El bobo del colegio de Lope de Vega. Notas para una edición crítica................................................................................83 Valero Moreno, Juan Miguel, Lucas Fernández, Farsas y églogas. Die Kunst der Fuge............................................................................... 107 Vélez Sainz, Julio, Hacia una nueva edición crítica de la Comedia Aquilana de Bartolomé de Torres Naharro.......................................... 135
Homenaje a don Claudio Sánchez Albornoz Moure, José Luis, Presentación................................................................ 159 B ohdziewicz, Soledad, El Liber Mariae de Juan Gil de Zamora. Estado de la cuestión........................................................................... 167 Janin, Érica, Marcas de difusión oral en textos manuscritos de clerecía: el caso del Poema de Alfonso Onceno en relación con el Libro de Alexandre, el Libro de Apolonio y el Poema de Fernán Gonçález.............................................................................. 191 Saracino, Pablo, El mito de origen de Castilla en la historiografía española del exilio............................................................................... 209 Soler Bistué, Maximiliano, La mirada de los nobles. Figuras del lector modelo en la Crónica de Pedro y Enrique de Pero López de Ayala.................................................................................... 219 Zubillaga, Carina, La relación discursiva plegaria-profecía en la Vida de Santa María Egipciaca............................................................. 231
D ocumentos Fuentes, Juan y Avenoza, Gemma, La traducción castellana de los Moralia in Job atribuida a Pero López de Ayala: edición del “Prologo de San Gregorio que enbio a San Leandro, arçobispo de Seuilla” (bnm mss / 10136 fols. 1v-4r)............................ 249
Nota-reseña María Carmen Marín Pina, Páginas de sueños. Estudios sobre los libros de caballerías castellanos, Zaragoza: Instituto Fernando el Católico, CSIC, 2011 (Lilia Orduna)................................ 271
R eseñas Santiago Disalvo, Los monjes de la Virgen: representación y reelaboración de la cultura monacal en las Cantigas de Santa María de Alfonso X, Newark, Delaware: Juan de la Cuesta, 2013 (Gimena del Río)........................................... 295 Javier Roberto González, Los Milagros de Berceo: alegoría, alabanza, cosmos, Buenos Aires: Miño y Dávila, 2013 (Gabriela V. Soria)........... 301 Valdaliso Casanova, Covadonga, Historiografía y legitimación dinástica. Análisis de la crónica de Pedro I de Castilla, Valladolid: Universidad de Valladolid, 2010 (Jorge Ferro).................... 305 Marta Haro Cortés, Rafael Beltrán, José Luis Canet y Hector H. Gassó, eds., Estudios sobre el “Cancionero General” (Valencia, 1511). Poesía, manuscrito e imprenta, Valencia: Universitat de València, 2012, 2 tomos (Leonardo Funes y Claudia Raposo).......................................308 Roberto Mondola, Dante nel Rinascimento castigliano: L’Infierno di Pedro Fernández de Villegas, Nápoles: Tullio Pironti, 2011 (Cinthia María Hamlin)....................................... 320 Cristóbal de Molina, Relación de las fábulas y ritos de los incas, edición de Paloma Jiménez del Campo, transcripción de Paloma Cuenca Muñoz, coordinación de Esperanza López Parada, Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2010 (Valeria Añón)................................... 329 El erudito frente al canon: Filología y crítica en Menéndez Pelayo y Gaston Paris, edición de Lidia Amor y Florencia Calvo, Santander: Real Sociedad Menéndez Pelayo, 2013 (Carina Zubillaga)............................................................................... 339
Libros
recibidos en donación . ............................................................... 345
Normas
para la presentación de trabajos . .......................................... 347
ReseĂąas
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por primera vez al texto de Villegas logra un buen panorama general de su obra, es remitido a bibliografía básica, y se queda, seguramente con varias preguntas o, al menos, con el deseo de acceder a una lectura más completa de la traducción y de su glosa. Un lector familiarizado con este texto, sin embargo, se percata de algunos pocos errores y se pregunta si Mondola, con su tendencia al parafraseo de la fuente y sus análisis descriptivos, ha logrado cumplir la intención expuesta en el prólogo y retomada en la conclusión, esto es, la de “hacerle justicia” a la obra de Villegas. En este sentido, el estudio de Mondola, mientras le allana mucho el camino al estudioso interesado, constituye un aliento para seguir trabajando. En efecto, luego de su lectura queda una certeza respecto del texto del arcediano, la misma que Alvar sostiene en relación al estudio de las traducciones medievales castellanas en general, a saber, que “constituye un mundo que apenas ha empezado a descubrirse” (Repertorio de traductores del siglo XV, Madrid, Ollero y Ramos, 2009, p. 257). Cinthia M aría H amlin IIBICRIT (SECRIT) – CONICET Universidad de Buenos Aires
Cristóbal de Molina, Relación de las fábulas y ritos de los incas, edición de Paloma Jiménez del Campo, transcripción de Paloma Cuenca Muñoz, coordinación de Esperanza López Parada. Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2010, 328 pp. ISBN 978-84-8489-552-7 En el último congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, que se realizó en Buenos Aires en julio de 2013, tuvo lugar un Encuentro de Investigadores de Literatura Colonial presidido por Blanca López de Mariscal y Sonia V. Rose, investigadoras en la Universidad de Monterrey, México, y de Toulouse II, Francia, respectivamente. Una de las preocupaciones que surgió con más énfasis entonces estaba vinculada
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con una dimensión de los textos coloniales hispanoamericanos aún pendiente en cierta medida: la de las ediciones críticas. En efecto, en este campo tan vasto y heterogéneo, la revisión de los textos fundantes desde una perspectiva que privilegie la crítica textual y los vericuetos e inflexiones del manuscrito todavía constituye un trabajo en proceso. Si bien es cierto que, al menos desde los años 80 del siglo pasado (en algunos pocos casos, incluso antes), las crónicas de tradición occidental han recibido la atención de los especialistas y han sido objeto de cuidadas ediciones a ambos lados del continente (pienso, por ejemplo, en la edición de las Cartas de relación de Hernán Cortés, que Ángel Delgado Gómez llevó a cabo en los años 90 para Castalia, o en las exhaustivas y polémicas ediciones de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, que Carmelo Sáenz de Santa María realizó para el CSIC en 1982, tomando la edición Remón sobre el trabajo pionero de Ramón Iglesia, y que José A. Barbón Rodríguez postula sobre el Manuscrito Guatemala en 2005, en un despliegue de encomiable rigurosidad y aliento), aún queda mucho por hacer, en especial en lo que respecta a las crónicas mestizas (como las denominó el crítico y especialista alemán Martin Lienhard). En el marco de las crónicas andinas, se destacan, entre otros, la ya clásica edición de la de la Nueva corónica y buen gobierno de Felipe Guamán Poma y Ayala por John V. Murra y Rolena Adorno (publicada por Siglo xxi en 1982 y modelo para ediciones posteriores) y la reciente publicación de los papeles de Polo de Ondegardo, a cargo del historiador argentino Gonzalo Lamana, por nombrar solo dos –aunque la más famosa crónica, los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega, aún aguarde una edición crítica rigurosa, como la que se propuso en su momento José A. Mazzotti. Esto es, el “cambio de paradigma” que analizaban Rolena Adorno y Walter Mignolo a fines de los años 80 tiene una de sus manifestaciones en una propuesta de revisión y ampliación del archivo colonial hispanoamericano, donde las crónicas mestizas ocupan un espacio cada vez más destacado, en la medida en que permiten alumbrar modos de la
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representación y tramas de la polémica que configuran el espesor de un universo textual complejo. En ese contexto se publica la edición crítica de la Relación de las fábulas y ritos de los incas de Cristóbal de Molina, coordinada por Esperanza López Parada, con la transcripción de Paloma Cuenca Muñoz y edición de Paloma Jiménez del Campo, las tres de la Universidad Complutense de Madrid. En más de un sentido, este volumen constituye un acontecimiento, ya que la Relación de Molina fue objeto de numerosas disputas, desde la identificación de su autor (ya que durante un tiempo se lo confundió con un homónimo, conocido ahora como “el chileno” o “el almagrista”) hasta los usos de este texto por parte de historiadores de la época (como Bernabé Cobo y Francisco de Ávila, por ejemplo), pasando por su compleja articulación de dos lenguas: un quechua inscripto con meticulosa adecuación y un castellano “mal mascado” –para utilizar un giro de otra crónica famosa, la Historia verdadera. Se trata de un texto que entrecruza las modulaciones de la escritura por encargo, vinculada en especial con las visitas del virrey Francisco de Toledo y su residencia en Cuzco entre 1571 y 1572, la provisión de información respecto de las historias y “fábulas” autóctonas, y la mirada imperial que organiza ese conocimiento: entre la evangelización y la correcta organización el poder colonial. En ese sentido, la Relación de Cristóbal de Molina el Cuzqueño es excelente ejemplo de las modulaciones de la escritura, el conocimiento, la colonialidad del poder y los límites de la mirada eurocéntrica respecto del Otro, aun en un contexto donde el eximio conocimiento de la lengua quechua sostiene la utilidad y legitimidad del narrador. La compleja historia del original es explicada con encomiable síntesis por la editora: como suele ocurrir con los textos coloniales, el original ha desaparecido; el único manuscrito conocido es una copia de principios del siglo xvii que corresponde al legajo de Francisco de Ávila de la Biblioteca Nacional de España, el cual también incluye copias del Manuscrito Huarochirí, la relación de Santa Cruz Pachacuti Yamqui, los papeles de Polo de Ondegardo, un extracto de los Comentarios Reales
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del Inca Garcilaso de la Vega. En más de un sentido, la presente edición fija el texto definitivo, al tiempo que constituye un ejemplo destacado de abordaje del corpus textual colonial, en una perspectiva que articula la transcripción y edición minuciosa del texto original con la pregnancia y agudeza del análisis crítico. Realizada en el marco del proyecto de investigación titulado “Relaciones culturales entre el Viejo y el Nuevo Mundo: algunas crónicas virreinales del Perú”, dirigido por Esperanza López Parada en la Universidad Complutense de Madrid, en numerosos sentidos esta edición exhibe la verdadera naturaleza de la investigación y el trabajo en equipo, en una propuesta que, si bien no agota, busca cubrir numerosos flancos del manuscrito, aprovechando al máximo las cualidades y saberes de cada uno de los investigadores. El libro está organizado en tres zonas que aluden a tres dimensiones complementarias: el texto fijado, las aproximaciones críticas, el manuscrito. En este sentido, el índice se configura ya como una propuesta de lectura y una postulación de investigación, caleidoscópica, sobre una textualidad difícilmente clasificable. La primera parte incluye la transcripción de la Relación, presentada con ajustada erudición por Paloma Jiménez del Campo, que sitúa al lector en torno a la recepción del texto, las diversas ediciones y el lugar que ocupa ésta, en especial en relación con algunas ediciones contemporáneas como la de Henrique Urbano y Julio Calvo para la Universidad San Martín de Porres en 2008. La presentación de Jiménez del Campo sigue el derrotero del manuscrito y enfatiza su ubicua presencia y sus vínculos inter e hipertextuales con versiones contemporáneas como las de Sarmiento de Gamboa, Polo de Ondegardo y los ya citados Cobo y Ávila, entre otros. Postula así una forma de aproximarse al texto que se replica en todo el libro y que atiende a la trama de versiones, relecturas, pérdidas, interpolaciones común al archivo colonial todo. No es virtud menor el cuidado que la editora dedica a detallar y explicitar sus criterios de edición, al tiempo que subraya la dificultad de un texto plagado de quechuismos, parataxis y anacolutos, índices de la trama oral autóctona que constituye el subtexto de esta crónica mestiza, como señalará más adelante
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el artículo de José Antonio Mazzotti. Dado que, en feliz decisión, no se moderniza la ortografía, desde los primeros párrafos el lector puede percibir la melodía y sabor de esta relación, sin ahorrarse las vacilaciones o referencias iterativas que, en cualquier caso, constituyen una de sus características fundamentales. La editora no nos deja inermes, sin embargo, ya que añade una serie de notas que aclaran dudas o huecos del original, despliegan quechuismos, confrontan versiones posibles, contextualizan algunas afirmaciones algo oscuras. Esta primera parte añade un índice onomástico, uno toponímico y un léxico cultural incaico de gran utilidad. La tercera parte retoma y complementa la primera, en la medida en que ofrece un meticuloso análisis paleográfico y codicológico del manuscrito (a cargo de Paloma Cuenca Muñoz), cuya descripción pormenorizada brinda interesantes datos acerca de la ubicación, el estado de conservación, la ecléctica enumeración, la estructura externa e interna y la composición material del manuscrito. Interesan en especial las referencias al copista (único para esta relación), que ponen al texto en continuidad con el resto del códice, en particular con la obra de Polo de Ondegardo, que le sigue, hasta que este “cambia de mano” (224). Se explicita así la compleja naturaleza de la transcripción y circulación de textos en la época, que tiene a su vez múltiples consecuencias en la recepción posterior, replicada a lo largo de los siglos. A este análisis se suma la reproducción facsimilar y una detallada bibliografía de y sobre el autor, de gran utilidad para todo investigador de crónicas coloniales, más allá incluso de la zona andina o de la tradición en que éstas se inscriban. Cabe destacar la excelente impresión de la reproducción facsimilar, que permite al lector un cotejo minucioso de lo que se propone como texto fijado en la primera parte. Esta decisión editorial contribuye también al trabajo de investigación, en la medida en que propone una lectura pero evita cerrarla: por el contrario, explicita sus fuentes y documentos, expande el acceso al manuscrito, se expone sin temor a la confrontación o a la réplica. Encomiable decisión entonces que tiende redes y facilita diálogos.
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Por último, la segunda parte entra en diálogo directo con las dos ya referidas, puesto que propone una serie de aproximaciones críticas al texto, con artículos de Evangelina Soltero Sánchez, José Antonio Mazzotti, Esperanza López Parada y José María Enguita Utrilla. La organización de esta sección también pone de manifiesto el meditado trabajo de edición de todo el volumen, ya que cada uno de los críticos alumbra, con su lectura, una dimensión complementaria. En “Génesis, contenido y forma de la Relación de las fábulas y ritos de los incas”, Evangelina Soltero propone una minuciosa revisión de del contexto de escritura, en especial en relación con las informaciones del virrey Toledo. Delimita para ello dos personajes centrales en la génesis de la Relación: el mencionado Virrey (recordemos que Molina es uno de los primeros convocados para la visita general en el Cuzco), y el obispo de Cuzco, Sebastian de Lartaun, quien había llegado a la ciudad con la misión de reordenar el arzobispado, para lo cual se serviría en especial de la información respecto del universo autóctono y de los sentidos diversos del quechua, provista por Molina. El otro elemento central a tener en cuenta, según explica en detalle Soltero Sánchez, es el Tercer Concilio Limense de 1582, también ávido de obtener información sobre el mundo indígena con el objetivo de elaborar un catecismo, un doctrinario y un confesionario en lenguas indígenas. Lo más destacable de esta lectura es que indica las huellas de estas tres voces (tres voluntades e intereses contrapuestos también) en la Relación… de Molina, tanto en la génesis de la escritura como en el contenido mismo del texto. Así, se pone en evidencia una vez más la matriz fuertemente polémica de las crónicas del siglo xvi y los usos que los distintos poderes coloniales (legal, eclesiástico, administrativo) hacen de los saberes culturales y lingüísticos respecto del mundo autóctono, donde el trabajo de Molina funciona como caso-testigo ejemplar. En ese sentido cabe destacar la lectura comparada que propone Soltero Sánchez, quien tiene en cuenta la Historia Índica (1572) de Pedro Sarmiento de Gamboa, también comisionado por el Virrey Toledo. Si el trabajo de Gamboa exhibe una verdadera “conciencia de escritor” (129) en la organización de la trama
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y la adecuación de las dimensiones espacio-temporales, por ejemplo, el texto de Molina en cambio se organiza en función de cierta “llaneza y obediencia” (130), que, agregaríamos, lo vincula más con las inflexiones del discurso legal y la Instrucción y Memoria de las Relaciones Geográficas que con el discurso histórico que Gamboa erige. Según la autora, este objetivo de brindar información, con una utilidad específica, conduce a la organización de la crónica en dos grandes núcleos: la relación de las fábulas (más desordenada, iterativa y escueta) y la relación de los ritos (de desarrollo más complejo, con una descripción pormenorizada de los ritos para cada mes, donde el peso de las traducciones que propone el enunciador-intérprete es de mucha mayor relevancia). En definitiva, el análisis de Soltero Sánchez, centrado en las dimensiones de la intertextualidad y la trama, propone una lectura contrastiva del texto de Molina que, como lectores, nos permite verlo en funcionamiento, operando incluso en las disputas en torno a la administración colonial y la evangelización. Esta aproximación se vincula de manera directa con la propuesta de José María Enguita Utrilla, quien analiza los “Indoamericanismos léxicos y estructuras discursivas en la Relación de Cristóbal de Molina”. Enguita Utrilla, que ha publicado numerosos textos sobre el español de América y las “hablas hispanoamericanas” (327), propone aquí una aproximación léxica, fonética y gramatical a la lengua de esta Relación. No solo da cuenta de los diversos quechuismos y de su función en el texto; también aclara las intervenciones mediadoras del autor, que echa mano a una serie de “estructuras discursivas”: descripción, definición, sinonimia y traducción (208). Siguiendo estas dimensiones –que corresponden al clásico estudio de Manuel Alvar sobre Juan de Castellanos–, Enguita Utrilla recorre la Relación, brinda ejemplos y aclara particularidades, en una lectura crítica que allana para el lector las dificultades propias de toda crónica mestiza y pone la Relación en diálogo sugerido con otras crónicas que recorren similares andariveles, como los ya mencionados Comentarios Reales, por ejemplo. En esta línea, y para cerrar ya la aproximación a tan destacable edición, se encuentran los estudios de José Antonio Mazzotti y Esperanza
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López Parada. El primero, reconocido investigador de crónicas andinas, autor del ineludible Coros mestizos del Inca Garcilaso y fino lector del subtexto indígena en las crónicas mestizas, brinda un panorama que es mapa y derrotero respecto de las “crónicas peruanas tempranas del área andina”. Su trabajo, titulado “Cristóbal de Molina y las crónicas heterogéneas del virreinato peruano”, exhibe lo más destacable de las nuevas aproximaciones en los estudios coloniales hispanoamericanos, puesto que articula las categorías de la crítica literaria latinoamericanista (“heterogeneidad enunciativa” del crítico peruano Antonio Cornejo Polar, por ejemplo), las revisiones teóricas, culturales y traductológicas de las teorías poscoloniales, y un meticuloso acercamiento al universo del manuscrito y las transformaciones de la edición, tal como Mazzotti ya lo ha demostrado en relación con las obras del Inca Garcilaso. Organiza aquí un mapa de crónicas tempranas, al cual define también en virtud de sus relaciones con las fuentes orales y la conformación de una “escritura coral” (142), donde el sustrato oral fuerza los límites del discurso histórico occidental en el cual es incluido como fuente (pero también como subtexto), en especial respecto de los rasgos heroificadores o mitificantes característicos de la versión indígena. Organiza así una “familia textual” que incluye pormenorizadas referencias a los textos de Juan Betanzos (y su Suma y narración de los incas), Titu Cusi Yupanqui (y su Instrucción al licenciado Lope García de Castro), Felipe Guaman Poma de Ayala (con su Nueva corónica y buen gobierno), el Inca Garcilaso de la Vega (y las dos partes de sus Comentarios Reales de los Incas). Utilizando materiales y fuentes críticas de diversas procedencias (como los análisis de Paul Zumthor y David Bynum respecto de los “residuos de oralidad” y la “voz”) Mazzotti interpela de manera novedosa y sugerente las crónicas andinas, y coloca en un diálogo otro la Relación de Molina, atendiendo en particular a su subtexto andino y sus implicancias en términos de trama, “carácter epificante” (149) y tradiciones discursivas. Por último, quisiera detenerme de manera especial en el estudio de Esperanza López Parada, “Las voces de los otros”, que en más de un sentido constituye un modo ejemplar de acercamiento a una textuali-
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dad tan compleja. En su artículo “Las voces del otro: transculturación, escritura y resistencia”, y con la elegante y precisa escritura que caracteriza su mirada crítica, López Parada propone un análisis retórico y literario de la Relación de Molina, al que añade, ya desde el comienzo, la puesta en texto de la relación intertextual entre Guaman Poma de Ayala y don Cristóbal, que asimismo se plasma en un sermón del Cuzqueño referido por Guaman Poma (siempre crítico, por otra parte, de los supuestos traductores del mundo andino). Con aguda mirada crítica que presta especial atención a las complejidades y contradicciones de esta Relación, López Parada subraya la tensión y ambivalencia en la enunciación que atraviesa toda la crónica. Por otro lado, con pincelada crítica que también la pone en diálogo con otras crónicas mestizas, se cuestiona cierta lectura “protoantropológica” del texto de Molina, en especial si se lo compara con el más famoso y logrado trabajo de un fraile, los textos de fray Bernardino de Sahagún y sus informantes (tanto el Códice Florentino como la Historia general de las cosas de la Nueva España), caracterizado como de una “exquisitez indagadora” (157). Si el centro de este estudio lo constituyen las diversas modulaciones de la representación de la voz del Otro, López Parada ofrece una definición compleja y multifacética tanto del concepto de “voz” como del de “alteridad”, y por tanto evita leer de manera impresionista o idealizada el texto de Molina, perspectiva a la que sin duda contribuye su prolongado trabajo con el legajo de Francisco de Ávila y su profundo conocimiento de las crónicas andinas. De allí que la autora señale que, en esta Relación, más allá de quechuismos y americanismos, y del decidido rol de intérprete-mediador del enunciador, la voz del Otro es vista como una “discursividad ajena y peligrosa” (161). Propone entonces pensar a este narrador como un passeur (siguiendo la formulación de Sonia V. Rose) o un transculturador (entendiendo el término en su sentido más amplio), poniendo en cuestión tanto las nociones de “cultura en contacto” como la de “traducción”, y prefiriendo entonces hablar de una “traducción improbable”. Siguiendo la línea de Mazzotti (y de buena parte de la crítica colonial latinoamericana de las últimas décadas), López Parada lee
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enfatizando las tensiones, desechando todo movimiento homogeneizador o armonizante, de allí que pueda delimitar, en el supuesto desorden con que Molina inscribe las fábulas, el sustrato directo de los modos de la memoria y la notación andinos, no unívocos sino múltiples, plurales, que hacen de esa diversidad sus condiciones de veracidad… De allí también que la autora erija una figura algo desorientada y desajustada del cronista-traductor, quien transcribe y media sin poder resolver la distancia con el Otro –distancia que de a ratos se vuelve abismal. Paradoja de la representación, anclada también en sus usos: se inscribe lo que no se comprende y en ese mismo gesto de inscripción mediante la escritura se asiste a la desintegración del relato y a su transformación en otra cosa: la imagen astillada del otro, medida a través del prisma del ojo imperial. A estas dimensiones López Parada suma otras, de igual interés: la mirada antropológica como categoría transhistórica, el trabajo pormenorizado con los modos y funciones de la traducción, la tensión entre la voz y el control, las posibilidades del subtexto andino como forma de resistencia… No es dato menor, además, la elegante escritura, la forma de comprender el enunciado crítico como artefacto de producción de sentido en la fluidez de la prosa, las posibilidades de una etimología que se astilla en dimensiones complementarias, la búsqueda de la metáfora o la metonimia que defina el texto. En definitiva, este trabajo, de excepcional valor, se destaca porque sus sugerentes hipótesis reverberan en el lector más allá de la primera lectura y del acercamiento al texto de Molina: en buena medida constituyen una propuesta más amplia para leer toda crónica mestiza, entendidas como parte de una trama textual, caleidoscópica, donde cada lectura crítica reorganiza las piezas y restituye la densidad (cromática) de la significación. Valeria A ñón Instituto de Investigaciones en Humanidades y Cs. Sociales (IdIHCS) Universidad Nacional de La Plata (CONICET)