DISCUROSO DE: Juan Pío Montújar y Larrea, Marqués de Selva Alegre PARA ECUADOR [1] [16 de Agosto de 1809]
Señores: ¡Qué objetos tan grandes y sagrados son los que nos han reunido en este respetable lugar! La conservación de la verdadera religión, la defensa de nuestro legítimo monarca y la propiedad de la patria. Veis aquí los bienes más preciosos que hacen la perfecta felicidad del género humano. ¡Cuán dignos son de nuestro amor, de nuestro celo y veneración! Y ¿cómo no debo temblar yo al verme constituido por el voto unánime de este pueblo generoso, por cabeza de la Suprema Junta que se compone de los ciudadanos más dignos de esta ilustre capital? Conozco, señores, que el valor de esta dignidad está unido al exacto desempeño de todas sus funciones. Nada más tengo que protestares con la sincera afección de mí reconocimiento, sino que me sacrificaré todo por la conservación de los santos fines a que aspiramos. Ya sabéis que éstos están vinculados en nuestras más estrictas obligaciones, en nuestros inviolables derechos y en nuestros más íntimos intereses. Cuento seguramente para tan grande obra con todos los talentos, luces y patriotismo de los funcionarios que componen este considerable cuerpo político, con las grandes virtudes de nuestro Excmo. e ilustrísimo prelado, con la sabiduría del venerable clero secular y regular y con todos los auxilios de mis amados compatriotas. Reunamos todos nuestros esfuerzos particulares para procurar de todos modos el bien general. La firme perseverancia en nuestros principios, la concordia y tranquilidad entre nosotros, el celo, actividad y prudencia en nuestras deliberaciones, son los únicos medios que podrán consolidar la seguridad y felicidad pública que nos hemos propuesto. Concluyamos, pues, señores, dirigiendo al Omnipotente nuestros humildes votos para conseguir las luces y el acierto en todo. Digamos con la sinceridad propia de americanos españoles: ¡Viva nuestro rey legítimo y señor natural don Fernando VII, y conservémosle a costa de nuestra sangre esta preciosa porción de sus vastos dominios libre de la opresión tiránica de Bonaparte, hasta que la divina misericordia lo vuelva a su trono, o que nos conceda la deseada gloria de que venga a imperar entre nosotros. JUAN PÍO MONTUJAR Y LARREA
Marqués de Selva Alegre [1] Juan Pío Montújar y Larrea, marqués de Selva Alegre (1759¬1818), presidió la Junta Soberana instalada en Quito el 10 de agosto de 1809. La Arenga fue pronunciada en el Cabildo Abierto celebrado el 16 de agosto. Se caracte¬riza por su adhesión a Fernando VII. El mismo día y en el mismo lugar, Manuel Rodríguez de Quiroga, pronunciaba su famosa: “Proclama a los Pueblos de América”. Esta Junta Soberana, presidida por el Marqués, integró a ella a los siguientes patriotas: Juan de Dios Morales en el ministerio de Guerra y Exteriores, a Rodríguez de Quiroga en el de Gracia y Justicia, y a Juan Larrea en el de Hacienda. Al frente de la "falange" militar estuvo el capitán Juan Salinas. Posteriormente, uno de los cabildos, Juan José Guerrero y Matheu, Conde de Selva Florida, sustituyó al Marqués en la presidencia, y medió para que Ruiz de Castilla fuera restituido el 25 de octubre de 1809. Dos días después, Ruiz deponía a Morales, Rodríguez de Quiroga y Larrea. El 4 de diciembre sintiéndose firme con la presencia de tropas limeñas y santafesinas, Ruiz apresó a 70 personas en el primer día de la represión. Luego de la represión, el Marqués huyo a Loja, para fallecer en 1818 en España. Los que quedaron no tuvieron la misma suerte: El 2 de agosto de 1810 los presos del Real fueron masacrados por la tropa llegada de Santa Fe mientras la de Lima castigaba en la calle a los quiteños. Doscientas personas fueron asesinadas esa tarde de agosto. Publicado por Dres. Juan O. Pons y N. Florencia Pons Belmonte Etiquetas: Marqués de Selva Alegre - Discursos políticos