Descalza no se de donde viene esa contentura diminuta, tan privada un envión, y al sentarme me sorprendo, otra vez mirando mi pie descalzo no se por qué justo cuando sale entre las sábanas a punto de apoyarse en el suelo tibio de madera.
Descalza no se de donde viene esa contentura diminuta, tan privada un envión, y al sentarme me sorprendo, otra vez mirando mi pie descalzo no se por qué justo cuando sale entre las sábanas a punto de apoyarse en el suelo tibio de madera.