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Queridos j贸venes, En todo tiempo crean en ustedes mismos, honren a sus padres, construyan con sus palabras y acciones, luchen por sus convicciones, no se cansen de dar, cuiden su coraz贸n, utilicen su conocimiento, habilidades y aptitudes para edificar un mundo mejor; pidan perd贸n cuando lo consideren necesario y sobre todo, j贸venes, vivan en gratitud.
Sinceramente, Maestra Lorena
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Generación “Matemática” 2013-2016 Ha sido un verdadero placer compartir mi experiencia docente con ustedes; me llevaron al “extremo”. Fue un deleite contar con alumnos que demandan lo mejor de quienes tenemos la fortuna de estar frente a un grupo. Me quedo con gratos recuerdos de cada uno. En mi corazón siempre estarán presentes; les deseo el mayor de los éxitos; recuerden que en esta vida NADA es por casualidad, el éxito, el triunfo... cuestan. El precio no es muy alto, solo requiere... VOLUNTAD para hacer las cosas y CONSTANCIA; por nada del mundo deben claudicar. Si A es el éxito en la vida, entonces... A= X+Y+Z Donde X es trabajo Y es placer Z es mantener la boca cerrada. Albert Einstein Con cariño, Georgina Cabal
Junio, 2016
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Presentación
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lo largo de nuestra vida nos encontramos con muchas personas, algunas pasan tan brevemente como agua, sin despertar ningún interés en nosotros; pero otras logran ocupar un espacio especial, sea diminuto o sea inmenso, y son ellos de quienes más aprendemos y ellos de nosotros, pues compartimos algo muy valioso que nunca regresará, tiempo. El tiempo es algo tan subjetivo, porque cuando vivimos éste puede ser tan ligero e irse volando o puede ser tan pesado que nos abruma y deseamos que pase, pero son esas veces, las que compartimos con otros, que desearíamos que el tiempo se detuviera para no dejar de sentir. El aprecio por los demás se puede dar de diferente forma, es distinto el empatizar del querer y con mayor razón del amar, todos en distintos sentidos. Un compañero es aquel con quien tratas, convives y respetas sin haberlo elegido, pues la garantía la tiene por derecho, puede que no siempre haya una relación, pero el compromiso es el puente para lograr estar en paz,y la tolerancia y la solidaridad son los pilares que los sostienen. Por su lado, la amistad es querer a alguien por cómo es, sin importar nada más que la empatía y el respeto mutuo, siempre nos encontraremos con aquellos que desean ocupar un espacio, pero por circunstancias de la vida no es así, ya que los amigos son la familia que eliges y los verdaderos basta con una mano para contarlos. Cada mañana se renueva, siete horas, cinco días de la semana es algo importante, todos los días tenemos la oportunidad de ver a otros, conversar, intercambiar ideas y sensaciones, aprender o simplemente ignorar la situación y seguir esperando ya no verlos más. Pero nunca nos ponemos a pensar en que quizá las cosas sean distintas y en que algún día todos seguiremos por caminos separados y que los rostros que todas las mañanas intercambian miradas, cuando menos lo esperes, se habrán ido a perseguir sus sueños y te habrás quedado solo en un mundo nuevo al que nunca has entrado, sin haber entendido quizá el porqué de alguno de los otros. Nunca digas que no necesitas del otro porque la vida te pone en el lugar que debes y quizá algún
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día nuestros caminos vuelvan a cruzarse, pero esta vez habremos ganado experiencia y madurez. Tal vez quien se sienta a un lado de ti, aquel a quien ignoras, podrá ocupar un papel en tu vida en un futuro, nunca sabes. Cuando sea el momento de la despedida en el que volemos en busca de nuestras vidas nos llevaremos con nosotros una parte de todos aquellos con quienes estuvimos sin importar el tiempo, cuando volteemos atrás nos daremos cuenta de lo que fue la etapa del transe de la niñas a a la adolescencia y aquellos que estuvieron con otros , que nos comprendieron, que nos respetaron y que más de alguna vez callaron para no lastimarnos, pero eso nunca lo sabremos, pues hay secretos que nunca nos dirán . Voltearemos y recordaremos todas esas experiencias buenas y tristes también, las risas y consuelos, recordaremos lo que hicimos y nos faltó por hacer. Por eso el día de hoy el grupo de tercero de secundaria generación 2013-2016 tenemos el honor de presentar nuestro anuario en el cual plasmamos una parte de nuestra vida y experiencia para que aquellos con los que crecimos, y seguro ocupan un lugar importante en nosotros, recordemos cómo fuimos y que esto nos sirva para volar y crecer para en un futuro ser mejores personas que sepan apreciar lo más valioso que podemos compartir con los demás, tiempo. Guillermo Isaac Vélez Mendoza
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Alejandra Estefanía Caballero Santoyo
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i vida no es tan interesante pero, como esto es un proyecto trataré de hacerla lo más atractiva que pueda. Mi nombre es Alejandra Estefanía Caballero Santoyo, tengo 14 años, y actualmente estoy cursando el grado de 3° de secundaria, en el Colegio Liceo del Bajío, en el municipio de Silao, Gto. Soy una persona alegre, de estatura media, cabello color negro, ojos color café. Me encanta convivir con la gente pero sé cuándo es el momento y cuando no. Yo nací el 23 de julio del año 2001, en el estado de Guanajuato. A los dos días de mi nacimiento, el hermano menor de mi mamá que tenía 23 años de edad, falleció por cáncer. Meses después, a mi abuela materna le diagnosticaron cáncer en el riñón; jamás la pude conocer, pero lo que me ha dicho mi mamá es que tanto como mi tío como mi abuela me cargaron antes de irse. Pasaron los años y al parecer mi abuelo materno se sentía solo; a él lo conocí lo suficiente, era una buena persona, pero enojón en ocasiones. Después de la muerte de mi abuelo materno en el año de 2004, mi familia se distanció lo suficiente, la hermana de mi mamá conoció a un hombre que vivía en Nueva York, se casaron y ahora viven en Atlanta Georgia junto con sus dos hijas. Mi tío, que es un poco más grande que mi mamá, se casó dos veces y vive en León con su esposa y sus dos hijas, su hijo (de la otra
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mujer) se encuentra en la Ciudad de México. El hermano más chico de mi mamá vive solo en León, en muy pocas ocasiones lo vemos, no le gusta convivir mucho con la gente desde la muerte de mi abuela. Pero bueno, dejemos de hablar de ello. Yo crecí en una gran familia acomodada económicamente. Antes de fallecer mi abuelo materno, vivíamos con él en Guanajuato en una gran casa que se encuentra en el centro y actualmente es rentada por un joven que colocó un hostal. Cuando yo tenía 3 años de edad, salimos de viaje a Guadalajara. Mi papá se encontraba manejando, mi mamá iba de copiloto junto conmigo, mis dos hermanos y mi abuelo en la parte de atrás. Cuando estábamos en carretera, a punto de llegar a Guadalajara, tuvimos un accidente, un tráiler por detrás nos aventó, yo salí muy lastimada de la cabeza, mi papá solo con un golpe en la cabeza, mi mamá salió bien y los demás también. Mi mamá me contó que yo no reaccionaba y rápidamente hablaron a una ambulancia, en cuestión de minutos llegó tránsito, policías y una grúa pues algo grave le había pasado al coche que ya no arrancaba. Después llegó la ambulancia, rápidamente me atendieron y me llevaron a un hospital. Estuve internada por 4 días. Mi abuelo falleció cuando estaba dormido, nosotros nos mudamos al municipio de Silao, Guanajuato. Cuando tenía la edad de 4 años. Pasaron los meses y entré a preescolar en León, Gto. En una escuela donde trabajaba mi mamá y donde también estudiaba mi hermano. Después mi mamá renunció y entré a terminar el kínder aquí en Silao. Entré a primaria, en la escuela Victoriano Rodríguez #4, ahí me la pasé los 6 años hasta que me gradué. Recuerdo que en 4to de primaria tuve mi primer novio, con el que duré mucho (para ser exactos 2 años 6 meses) fue mi primer amor y al parecer el último, puesto que no me he enamorado de ninguna persona más que de él. En el 2014 fue mi primer día de clases en la secundaria, en el Colegio Antonio Funes Ramírez, mis días ahí fueron los peores de mi vida, pues muchos de mis compañeros se reían de mí, lo que me hacía no tener amigos. En primero de secundaria me gustaba un niño de segundo pero yo pensaba que yo a él no. Sin embargo, fue todo lo contrario, lo chistoso y deprimente es que me engañó cuatro veces y todas se las perdoné; lo sé suena estúpido pero así fue. En fin ya no aguanté más las burlas de mis compañeros a la mitad de 2do de secundaria y le conté a mi mamá lo que pasaba, ella habló con mi papá y decidieron cambiarme de escuela, lo que resultó chistoso pues cuando fui por mis cosas al Colegio, todos me dijeron que me iban a extrañar, se me hizo muy hipócrita de su parte, después de todas las humillaciones que me hicieron pasar. Ese mismo año entré a mi nueva escuela, el Colegio Liceo del Bajío, recuerdo que hubo un día en que fui a tramitar mis papeles y la directora de secundaria la Mtra. Lorena me presentó a dos agradables compañeras, Karem y Kittsia, a las dos ya las conocía, a Kittsia porque un tiempo fuimos juntas a gimnasia y a Karem la conocí un día en el jardín, digamos que le salvé la vida prestándole mi celular. Bueno, en este momento me llevo bien con mis compañeros, tengo una mejor amiga con la que hago tonterías, Anel (mi vieja), sé que la he fastidiado demasiado pero ella también a mí, así que estamos a mano. Mi vida no termina aquí, pronto entraré a la preparatoria en la Universidad de LaSalle Bajío, Campus Juan Alonso de Torres, tendré nuevas amistades y mi vida cambiará un poco. En un futuro pienso terminar una carrera y si queda tiempo llegar a un doctorado, quiero ser doctora en Gastronomía (suena rarito, pero así se ve padre). Adiós
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Andrea Berenice Sánchez Ponce
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i nombre es Andrea Berenice Sánchez Ponce. Nací el 1 de octubre del año 2000, en el hospital Aranda De la Parra, en la cuidad de Leon, Guanajuato. Mis padres son Elva Andrea Ponce Romo y Francisco Sánchez Ibarra. Cuando tenía dos meses me llevaron a conocer el mar, y a partir de ese momento, puedo decir que mi vida quedaría marcada para siempre por los viajes... Cuando tenía un año y medio, volé por primera vez en avión y fue mi primer viaje a Cancún, visitamos Xcaret , Xel- Ha y Tulum. En 2002 volamos a Yucatán de vacaciones y esa fue mi segunda vez en avión. En 2004 entré a preescolar en el Colegio La Paz y el 9 de agosto de 2003 nació mi hermana Mayra Lizeth. A finales de 2003 volvimos a ir a Yucatán, esta vez para un Congreso Internacional de Química. Y a finales de ese año estuvimos en Monterrey para otro congreso. En 2005 volamos por ultima vez a Yucatán para el Congreso de Formación Docente. En 2006 fuimos a un congreso a Durango y recuerdo que hacía
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mucho calor y tomábamos mucha agua. El 2 de junio de 2007 nació mi hermano Carlos Francisco. Y en julio de ese mismo año me gradué de preescolar y me cambiaron al Instituto Novaera para cursar la primaria. Cuando estaba en los primeros años de primaria nos llevaron por parte de la escuela a la Bimbo. Y llegué a ir dos veces a un campamento llamado Kukaponga. Ahí nos daban de comer, hacíamos unas actividades y nos metíamos a una alberca en la que el agua estaba muy fría, luego nos íbamos a las cabañas que nos habían sido asignadas; siempre eran niñas con niñas, y niños con niños. Al día siguiente desayunábamos, hacíamos otras actividades en las que nos mojábamos y como a las siete regresábamos a la escuela donde nos recogían nuestros papás. Una vez había una torre hecha de hojas de palmeras secas y mientras jugábamos alguien de los coordinadores accidentalmente le prendió fuego. En 2010 fui por primera vez a Chiapas en avión y visitamos el Cañón del Sumidero. En diciembre volvimos a ir con el grupo de danza folklórica de la prepa, pero esta vez en camión, lo cual fue muy tardado: alrededor de 24 horas. Cuando llegamos y no había tiendas ni comida, así que para mi fue muy desesperante y aburrido el viaje. Pero visitamos Palenque y el Cañón del Sumidero otra vez. Y también fuimos a San Cristobal de las Casas y a Tuxtla. En 2012 me gradué de primaria y pasé a secundaria. Para 2013, mientras estaba en primer grado fuimos a Campeche por un congreso, y recuerdo que hacía muchísimo calor y era necesario estar en un lugar con aire acondicionado, o si no, empezabas a sudar. Eso fue lo único que no me gustó de haber ido. En enero de 2014 mi mamá cambió a mis hermanos de escuela al Colegio Liceo y yo me quedé a terminar el ciclo en la otra escuela. Después para mi segundo año a mi también me cambiaron al Colegio Liceo. En diciembre hicimos un viaje a San Luis Potosí, visitamos el centro histórico y compramos muchos chocolates. En enero de 2015 hicimos un viaje a las pirámides de Teotihuacán, fue la primera vez que hacía un viaje escolar fuera del estado. En abril volamos a Cancún ahí visitamos Xcaret, fuimos a snorkelear y visitamos ruta de los cenotes. Después en junio fuimos otra vez a México para visitar el estadio Azteca y Six Flags por el proyecto interdisciplinario. En julio, mi hermana se graduó de primaria y el 18 de ese mes volamos a Paris ya que elegí ir de viaje como regalo por mis quince años. Estuvimos en Francia, Italia, Inglaterra, Holanda, Bélgica y Suiza. Este viaje fue la mejor experiencia, porque me abrió los ojos y pude practicar y perfeccionar mi inglés y conocer otros países y formas de vida. No me arrepiento de haberlo elegido, en lugar de una fiesta. Pasé a tercero, mi último año en secundaria. En diciembre viajamos a México para el aniversario de unos tíos. En enero de 2016 presenté el examen de admisión en la preparatoria La Salle. ¡Fui admitida! Eso fue un gran logro para mí, porque representa otra etapa en mi vida.
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Angel Elizabeth Rodríguez Zavala
Bueno... intentemos no hacer el típico cliché de contar mi historia igual que siempre... de una forma aburrida.
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i nombre es Angel Elizabeth Rodríguez Zavala. Nací el 17 de Abril del 2001. Mis padres se llaman Angel y Cristina Elizabeth; durante 10 años crecí con ellos y un hermano mayor llamado Axel. Recuerdo haber tenido una infancia muy feliz… aunque también tuve mis momentos tristes. Cuando era pequeña estuve en un Kinder llamado Alfonso Rocha, donde conocí a mucha gente que seguiría viendo después de casi 10 años. Al empezar la primaria estuve en Victoriano Rodríguez mejor conocida como “La cuatro”, dos años después me cambié a El condado School, en la cual estudié dos años. Mi último año en este colegio fue el más significativo ya que empezó mi
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gran etapa de atracción por los niños. También fue el año en el que comencé a leer libros. Después estuve estudiando en un colegio llamado Instituto Novaera, donde mi etapa de enamoramiento creció aún más. En quinto de primaria era nueva en este colegio y surgieron muchos cambios en mi vida, porque después de 10 años mis padres decidieron tener más hijos, primero llegó el tercero, Alex; después llegaron dos pequeños cuates llamados Ariadna y Adrián. Mi familia creció de un día para otro. En el colegio empecé a hacer amigos rápidamente tanto hombres como mujeres, pero también empecé a enamorarme de un chico... que sería mi primer y más grande amor. Rápidamente me encariñé con muchas amigas, que años después seguirían a mi lado....Andrea Berenice, Camila Sánchez y Valeria Ramos. En mi segundo año en este colegio empecé a tener amigos más grandes que yo y también empecé a ver que con algunos compañeros no me llevaba muy bien. Pero no todo fue tan triste porque mi amor no correspondido de quinto de primaria al fin fue mutuo, así que inicié un romance con el chico que más me gustaba. Sexto año de primaria lo recuerdo lleno de romance y felicidad. Era mi último año de primaria, tenía grandes amigas y un chico a mi lado. Había logrado tener mi primer beso y mi familia era más grande. ¿Qué más podía pedir a los doce años? Al entrar a secundaria mi vida dio un giro bastante grande, entré a una nueva etapa. Perdí muchas amigas e incluso se fue aquel chico. Al principio del año mi único objetivo era poder recuperar a mi chico, y después de mucho esfuerzo lo logré....pero meses después se volvió a ir. Y ahí comenzó mi etapa más dura. La pubertad. Realmente estaba entrando al mundo de los adolescentes, y no por mi edad, por la mentalidad que tenía. Empecé a salir con mi mejor amigo que era tres años más grande que yo. Eso realmente no funcionó, ya que cinco meses después terminamos. Pero nuestra amistad continuó, seguía siendo mi mejor amigo. Muchas amigas se fueron y otras me demostraron que siempre estarían ahí para mí. Empecé a salir con un chico que no conocía mucho, una relación bastante estúpida, que prefiero no recordar. Pero también empecé a ser amiga nuevamente de mi chico, por qué empezó a salir con una de mis mejores amigas. Ese sería mi último año en el Instituto Novaera, fue el año en el que comencé a irme en un trasporte...en el que casualmente mi chico también iba. Poco a poco nos volvimos a enamorar, aunque realmente yo nunca dejé de hacerlo. Y volvimos a salir. Ese año una de mis amigas de primaria llamada Valeria Ramos me invitó a una pequeña disco que estaba organizada por su colegio...El Colegio Liceo del Bajío. Esa tarde asistí al evento junto con mi chico y mi amiga; pero nunca me imaginé que ese día llegaría a conocer a cierta personas que tiempo después se volverían una de las personas mas importantes en mi vida: Areli. También fue el año en que descubrí mi gran amor y pasión hacia la escritura. Después mi vida volvió a cambiar, mis padres decidieron cambiarme de colegio. Así que durante las vacaciones de primero y segundo de secundaria asistí al colegio para presentar un examen de “admisión”. Ese día me encontré con Valeria y me presentó a una amigo suyo, José María. Y así fue como entre a el Colegio Liceo del Bajío, en donde estoy actualmente terminando mi secundaria. Aún recuerdo el primer día como si hubiera pasado ayer. Estaba bastante asustada por el hecho de entrar a un nuevo colegio donde solo conocía a algunas personas. Pero no era tan malo porque una gran amiga estaba a mi lado. Al principio me fue difícil el acostumbrarme a este nuevo colegio, pero logré hacerlo. Estos últimos dos años en el Colegio Liceo del Bajío no han sido los mejores de mi vida pero gracias a ello conocí nueva gente la cual es muy importante para mí.
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Christopher Andree Sánchez Coronel
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i nombre es Christopher Andree Sánchez Coronel. Nací en Aguascalientes, Aguascalientes el 11 de octubre del 2000, donde viví durante mis tres primeros años con mis
papás. Después, ellos se separaron y me tuve que ir a vivir con mi mamá a la cuidad de México durante los siguientes tres años. En esa época conocí al esposo de mi mamá, pero al principio no me caía bien, para mí era un intruso, pues yo no quería a nadie más que a mi papá. Poco a poco me fui acostumbrando. En esos años pasé por muchas escuelas, ya que yo no quería estar en ninguna y hacia que me corrieran por problemas de todas ellas. Yo pasaba mucho tiempo con mi tío (hermano de mi mamá). Él me recogía de la escuela y me cuidaba durante la tarde. La
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pasábamos muy bien juntos: hacíamos mi tarea y después jugábamos ps2 o salíamos a la calle. Gracias a mi tío, descubrí una de mis grandes pasiones, los videojuegos. Entonces, a mí me gustaba mucho jugar Full metal alchemis y Dragón ball, entre otros. Después me fui a vivir a Aguascalientes con mi papá, donde fueron los mejores años de mi vida, mi infancia y la mitad de mi primaria. Primero llegué a una escuela llamada Nuevo milenio, ahí pasé lo que me restaba de tercero de preescolar y primero de primaria; el año en el cual conocí a mi primer amor, quien se convirtió en mi primera novia y con quien tuve mi primer beso. Un año después, ella se cambió de ciudad y yo de escuela. Cuando llegué a segundo estuve en una escuela llamada Ekiealdi. En esa escuela cursaría hasta tercero y conocería a mi segundo amor, que iba en quinto, de modo que apenas logré darle un beso en la boca. Después conocí a una niña llamada Fernanda. Era un año mayor que yo pero no se notaba mucho. A ella la conocí porque sus papás pusieron una lavandería cerca de la veterinaria de mi papá y fue la primera vez que cambié a mis amigos por una niña.
En la escuela me daban natación y como es uno de mis deportes favoritos, era muy bueno, tanto que me subieron de nivel con los más avanzados, los de sexto. El más pequeño del equipo. Íbamos a competencias, y aunque siempre era el menor, era de los mejores.
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Areli Ruby Roque Hernández
Escribiré la historia de mi vida de la manera más interesante que me sea posible.
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i nombre es Areli Ruby Roque Hernández. Nací el 9 de enero del 2001, en Aguascalientes, una de las ciudades más hermosas y grandes que he tenido la oportunidad de conocer, la ciudad donde quiero vivir, la ciudad donde tengo mis raíces, la ciudad que me conforma. Conocí Silao a la edad de dos años junto con mi hermano Alfredo, que en ese entonces contaba con un año de edad. Mi hermano, el que siempre es comparado conmigo, mi hermano que es más alto que yo, más atlético, más delgado. Tengo grandes recuerdos de mi fiesta de tres años cuando me convertí en princesa; una princesa que odiaba los vestidos porque no podía correr ni saltar en el inflable. La princesa que era vigilada por sus dos caballeros, su hermano y su primo, dos caballeros felices por el logro de su princesa. Mi gran regalo fue un muñeca idéntica a mi, con chinos, pequeña y algo regordeta. No olvidemos mi auto, aquel pequeño auto de baterías
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color amarillo donde paseaba a mi hermano, donde podía recorrer el mundo de una manera rápida y segura. Entre al colegio Liceo del Bajío a la edad de tres años, estuve en la escolta y recibí reconocimientos por mi desempeño académico. Dicen que uno siempre recuerda todo aquello que dejó un impacto o una lección en su vida, supongo que este recuerdo, el que describiré a continuación dirá una etapa difícil o tal vez una en que no me molesté en luchar, solía regalar juguetes para que la gente se fijara en mí, para poder tener amigos... para poder agradarle a la gente que a mí me agradaba, quiero creer que la razón era mi timidez o el temor que le tenía a la gente en ese entonces. En una ocasión mencionaron que llega una etapa en tu vida en la que dejas de existir y empiezas a vivir, es una lástima que aún a la edad de siete años no sintiera la vida como debería de sentirla. A mis siete años el apoyo de mis padres se redujo, mis padres tenían que preocuparse por los problemas de alguien más ahora, mis padres tenían su atención en mi hermano. Me sentía sola, muy sola, quería a mi madre de nuevo, quería su apoyo en mis tareas, quería consejos, quería demasiadas cosas y ninguna llegó. Mi objetivo: hacer sentir orgullosos a mis padres y ganarme su atención. Lo hice, cumplí mi objetivo, al menos la mitad, el detalle que olvidé era que esforzarme sin su ayuda solo los alejaría un poco más. En tercero de primaria mi familia y yo tuvimos un terrible accidente automovilístico, no recuerdo nada, solo despertar y ver un volante enfrente de mi, después de eso no recuerdo algo más. Dicen que mi cuerpo quedó atorado entre el área del volante, dicen que fui la más golpeada, y les creo; les creo pues vi mi rostro desfigurado. La gente me tenía miedo, mi familia me tenía miedo, era un monstruo. La sorpresa de ese accidente o el milagro, como mis padres lo llaman fue mi hermano menor Rene, un pequeño que crecía dentro del vientre de mi madre sin siquiera saberlo. Rene nació el 9 de octubre del 2009, en León con tan solo 6 meses y puedo decir que ese fue uno de los días más felices y preocupantes de mi vida pues mi hermano luchaba por vivir. No recuerdo mucho de mi último año de primaria, recuerdo que estuve en la escolta del colegio, al igual que en ese mismo año empecé a utilizar lentes. Tal vez no recuerde mucho pues en ese entonces mi atención estaba centrada en mi entrada a secundaria. Tenía miedo, era una nueva etapa y otra nueva yo estaba creciendo, una más abierta, más risueña, más sociable, admito que el cambio me agradó y me siento orgullosa por avanzar tanto. Comencé a leer en primero de secundaria, mi primer libro fue “La Dama de las Camelias” y el segundo “El Principito”, descubrí que leer, así como expresarme con ayuda de las letras era una de las cosas que más me gustaban. Empecé escribiendo mis pensamientos, luego frases, hasta llegar a rimas e historias; me gusta lo que escribo, me gusta cómo trabaja mi mente, la razón principal por la que amo lo que escribo es porque por medio de mis escritos puedo expresar lo que siento aún cuando nadie lo sepa, cada historia que escribo tiene un recuerdo o un objetivo. Actualmente curso en el grado de tercero de secundaria en la misma institución, mis calificaciones siguen siendo buenas y me agrada la persona que soy, seguiré escribiendo y explorando estas sensaciones nuevas que entran en mi vida, así como el dolor, el amor, la decepción, la ilusión y el dolor de mis recuerdos. Puedo decir abiertamente que ahora estoy viviendo, no sólo existiendo..
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Andrés Quintal Mora
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i nombre es Andrés Quintal Mora, Andrés para mis familiares, Quintal para mis profes y Baymax para mis amigos. Mis padres son Manuel Quintal, quien ha sido licenciado en relaciones industriales, maestro, y actualmente pastor, y Beatriz Mora quien es madre de tres hijos y ama de casa. Tengo dos hermanos, Daniel es mayor que yo, algo serio pero astuto y Nissi que es menor que yo, algo latosa pero tierna. Ellos cuatro son mi familia que Dios ha puesto en mi vida y no los cambiaría por nada, me han enseñado cosas que no se pueden comprar pero si guardar y usar, sin ellos no sería el mismo. Nací el 15 de Febrero del 2001 a las 8:00 am. Este es el día que más espero en el año porque me felicitan, recibo regalos, estoy con quienes más amo y aprecio, río, me divierto, juego, sonrió, pero aparte de todo eso “es el día donde comenzó mi carrera por la vida”. Toda mi vida ha sido en Silao y aunque no es la gran cosa, ya es parte de mí. Aquí aprendí a caminar, correr, hablar, jugar, hice mis amigos, conocí lo que es el
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miedo, la tristeza, la amistad, la felicidad y muchas otras cosas más que he experimentado, aprendido y hecho. Justo cuando cumplí el primer mes de vida se empezó a complicar un poco mi salud. Mi mamá dice que un día noto que me salían como costras en la cabeza, ella y mi papá decidieron llevarme a que me checaran. Después de haberme checado, el doctor dijo que era alergia y que no podía estar en la tierra, pasto, al sol, en la lluvia, en la arena, en la playa, cerca de animales, en lugares donde hubiera polvo, solo usar ropa de algodón, y me recetó demasiadas medicinas, dijo que sería así toda mi vida. Después de un tiempo ya no tenía nada, salía a donde fuera y estaba perfectamente bien, sin ningún malestar. Dios me había sanado. En el 2004 empezó una nueva etapa de mi vida, “preescolar”. Al inicio fue una etapa difícil, porque aparte de que no me gustan los cambios, tenía que separarme de mis papás durante varias horas para ir a la escuela, donde había niños como yo, llorando, gritando, jugando y la maestra tratando de controlarnos. Finalmente terminé acostumbrándome y me gustaba ir, fue una buena etapa, excepto por una maestra que me caía mal. En 2007 entré a primaria y lo único que cambió fue la maestra y que había más compañeros. En esta etapa descubrí dos gustos que todavía conservo: los superhéroes y la plastilina. Lo primero fueron los superhéroes por una serie de televisión llamada “Justice league”, me encantaba. A veces no hacía la tarea por verla, y en ésta conocí a mi héroe favorito, superman. La plastilina fue casi seguida de los superhéroes. Me empezó a gustar a partir de una actividad de la escuela, me di cuenta que con ella podía crear lo que imaginara, expresar lo que sentía, o simplemente desquitarme cuando me enojaba (hasta la fecha). En el 2008 entré a segundo de primaria, recuerdo que el primer día la maestra nos dijo que quien se portara mal le pegaría con el metro. Ese mismo día yo se lo dije a mis papás. Me dijeron que si ella me llegaba a pegar yo les avisara. Una semana después yo fui el primero en estrenarlo. Lloré cuando me pegó y le dije a mi mamá. Terminaron despidiéndola y remplazándola por una viejita que me consentía mucho. Para el 2009 me cambiaron de escuela, del Alfonso Rocha al “Colegio Liceo del Bajío” no me agradó para nada este cambio, lo odié, de hecho tercero de primaria fue el ciclo que menos me gustó, a nadie le caía bien, me molestaban mucho y eso me hacía sentir mal. Entonces yo lloraba cada vez para que me llevaran a casa. Justo en ese mismo año nos cambiamos de casa, a una rosa chiquita. 2009 fue un año muy pesado, de muchos cambios pero sobreviví y logré adaptarme un poco. En este mismo año mi papá fundó, junto con un grupo de gente, la Iglesia Centro Familiar Libertad, en la que los cinco servimos a Dios y a la gente de Silao. En el 2011, por porte de la misma Iglesia, empezamos a hacer el viaje misionero a la sierra de Veracruz. El 2012 fue un año muy pesado para toda la familia, mi abuela materna, quien nos consentía, amaba y cuidaba como toda buena e intrépi-
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da abuela, murió por E.L.A, una enfermedad que va alterando y deteriorando el sistema motriz. Fue algo difícil pero logramos superarlo como familia y en DIOS. En este mismo año nos cambiamos de casa. En el 2013 entré a primero de secundaria otro cambio, pero este no me fue tan difícil ya que me sentía más seguro y confiado, ya no tenía tanto miedo. De hecho en secundaria fue cuando empecé a abrirme y socializar mas con los demás. Este año tampoco fue fácil pues mi abuelo materno falleció por cáncer en el estomago, pero en Dios pudimos salir adelante. En el 2014 entré a segundo de secundaria, hice nuevos amigos y me sentía más seguro de mi mismo. Varias de mis amistades las sigo conservando y con ellos he pasado grandes momentos juntos, que nunca me olvidaré. Actualmente curso tercero de secundaria, ha sido un año maravilloso he aprendido varias cosas, no ha sido fácil, la vida nunca será así, pero todo lo puedo en DIOS. Mis amistades se han ido fortaleciendo y no los pienso olvidar. Estoy seguro ahora de quién soy y lo que me conforma, soy cristiano, alegre, risueño, bromista, burlón, enojón, necio, insistente, perseverante, sensible, inquieto, creativo, no me para la boca, curioso, un poco flojo, me gusta la plastilina, la música, los animales, bailar, cantar, reír, jugar, los superhéroes, los lego, hacer manualidades, la oratoria, la poesía, en resumen y en palabras de mi mamá “soy toda una fiesta”.
Estoy seguro ahora de quién soy y lo que me conforma: soy cristiano, alegre, risueño, bromista, burlón, enojón, necio, insistente, perseverante, sensible, inquieto, creativo, no me para la boca, curioso, un poco flojo, me gusta la plastilina, la música, los animales, bailar, cantar, reír, jugar, los superhéroes, los lego, hacer manualidades, la oratoria, la poesía, en resumen, y en palabras de mi mamá, “soy toda una fiesta”.
Mi vida es perfecta no la cambiaría por nada, ni un solo detalle de ella, ni los problemas porque de ellos aprendo para poder cambiar y salir adelante sin importar nada. No sería el mismo si no me hubieran pasado todas esas grandiosas y extraordinarias aventuras, todos esos problemas, todo fue planeado por el creador, y todo eso es con un gran y maravilloso propósito.
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Anél Victoria Rivera Romero
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amilia, escuela, sueños. Tres palabras que describen la vida de una persona como yo. Mi nombre es Anél Victoria Rivera Romero, una adolescente de 15 años viviendo en Silao Guanajuato con una vida simple. Muchas personas la podrán describir como común. Pero si describimos cada una de nuestras vidas desde los ojos de la persona que la está viviendo, puede tomar un aspecto diferente. Crecí en una familia estable, soy la primera hija de mis padres a quienes amo. Los primeros años de mi vida estuve viviendo en la ciudad de Silao, en la colonia La Joyita, donde comencé a decir mis primeras palabras a temprana edad. Hoy mi madre me cuenta que le parecía muy curioso que siendo tan pequeña, y hasta sin saber caminar, podía tener conversaciones tan amenas y coherentes con las personas, me dice que era sorprendente y divertido que pudiera hacer eso.
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Mis primeros pasos también fueron a temprana edad, sin embargo, a pesar de que ya podía sostenerme por mi misma solo caminaba si alguien me tomaba de la mano, pues tenía miedo de caerme. Hubo un día en que me encontraba con mi mamá atendiendo una pequeña tienda de ropa en el centro de la ciudad, en eso pasó un señor vendiendo peluches y siendo una bebe todavía, me encantaba el personaje infantil Winnie Poo, el cual, el señor contaba con uno entre su bolsa de muñecos distintos. Emocionada, le pedí a mi mamá que me lo comprara y ella me dijo “sí, mi peque, ve por él”, pero el problema era que yo no quería ir sola, aunque fuera solo unos cuatro metros que tenía que recorrer, así que le contesté a mi mamá diciéndole que me llevara de la mano pero ella se negó. Sentía la necesidad de ese peluche y en verdad lo quería aunque me diera miedo ir por él. Mi mamá me insistía y condicionaba diciéndome “ve por él si es que lo quieres”. Yo no me decidía rápido y de pronto mis oídos escucharon la voz de mi mamá diciendo “creo que no quiere señor, gracias”. En cuanto vi como el señor guardaba sus cosas, como quien suele decir, “me pues los pantalones” y me decidí a correr por lo que quería. Hasta la fecha aún conservo ese pequeño peluche que describe tal vez lo que fue mi primer temor. Mis aventuras iban creciendo y con ellas se formaban nuevas experiencias que cada día me hacían aprender algo nuevo para la vida. Yo conseguía casi todo lo que quería pero por mi cuenta, nunca esperé a hacer un berrinche para alcanzar cosas o hacer algo. Era una traviesa y era algo que les causaba temor a mis padres, que me fuera a pasar algo. Por ejemplo; ya pudiendo sostenerme mejor, no hablo de que pudiera caminar, sino de gatear, y me pasara por la cabeza alcanzar cosas fuera de mi cuna, escalaba los barandales, y debido a la altura, me bajaba de buró en buró hasta llegar al suelo. Formaba una escalera con cada mueble que me encontrara. Pero si en dado caso no funcionaba y no había muebles por donde bajar, hubiera querido traer un paracaídas, pues me lanzaba desde los barandales hasta el suelo. Mi mamá no lograba hacer que no me bajara de la cuna y fuera a curiosear, y como no le quedaba de otra, tuvo que ponerme hasta almohadas y colchas en donde siempre salía volando. Otras de mis travesuras a esta edad, fue cuando mis papás me compraron un corral para bebés, ahí me metían y me daban algunos juguetes para que no me aburriera, pero ver cuatro paredes de tela que no podía trepar me hicieron hacer algo más inteligente, yo lo llamaría “escape estilo el Chapo”. No recuerdo bien con qué logré hacerlo pero hice un agujero el corral formando un pequeño túnel en una esquina para que no se viera evidencia de mi escape. Por algo quiero tanto a mis papás, a
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pesar de estas cosas me aman. Como ya había mencionado antes, siempre salía con una ocurrencia mía, pero muy pronto llegaría el día en que ya no solo fueran mis travesuras, sino que me convertiría en tutora de mi nuevo aprendiz, mi hermano que venía en camino. Todo mi mundo se hizo más interesante cuando nació mi hermano Emilio. Al principio me dieron celos de él, pues todos a quienes estaba acostumbrada a que fuera su centro de atención se fascinaron con mi hermano. Sin mencionar que los primeros años de su vida estuvo muy enfermo, por lo que menos me hacían caso, pues lo único que parecía importarles a mis papás era la salud de mi hermano. Hubo algunas veces que me aislaron totalmente de la compañía de mi hermano, mi mamá y en cierto aspecto a mi papá, debido a que yo estaba enferma de gripe y mi hermano podía contagiarse fácilmente y agravarse con su salud. Me sentía un estorbo o uno de esos cachivaches que tienen en el último rincón de una casa cuando no es de utilidad. Después de un tiempo y gracias a la voluntad de Dios, logró mejorar y mis celos pasaron a querer enseñarle el mundo a mi pequeño hermano, con el que pasé, divirtiendo y jugando, toda mi infancia. Siempre se me dio la costumbre de querer cuidarlo, de mostrarle y que me acompañara en todos mis caminos. También puedo admitir que me servía de mucho tener un hermano menor, pues si quería algo que solo de mis papas podía obtener, le indicaba a Emilio que fuera a pedirlo o en todo caso si yo hacía una travesura lo culpaba a él, al cual sabía que no le podrían hacer nada, era demasiado pequeño y tierno para que lo regañaran. Recuerdo cuando entré al kínder, yo estaba tan emocionada por hacer cosas nuevas y visitar nuevos terrenos, cosa muy diferente que los otros niños que vi en el lugar, pues había un montonal de pequeños llorando abrazando a sus mamás.
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Ángel Daniyel Landeros López
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de julio del 2001, esa es mi fecha de nacimiento. Mi nombre, Ángel Daniyel Landeros López. Mi madre Aideé López Solorio. Mi padre, bueno, lamentablemente no lo conozco, pero eso no me impide continuar con mi vida, pues la imagen de mi padre fue remplazada por mi abuelo y así continua mi vida. Empezando mis estudios iba a entrar al Colegio Liceo del Bajío, sin embargo, por la distancia entre mi casa y el colegio no entré y estuve en el colegio Alfonzo Rocha. Durante varios años estudié en esa institución. Yo era uno de los alumnos más querido por los maestros, pues mi carisma siempre me caracterizó. En esta etapa de mi vida conocí a grandes amigos y algunos de ellos aún lo son. Para esas fechas el deporte ya me llamaba la
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atención y aunque muchos de mis compañeros hablaban de futbol, yo era el niño raro, pues el deporte que a mí me gustaba era el taekwondo. Desde ese momento mi abuelo se decepcionó, pues durante toda su vida él quiso enseñarme futbol y yo me negaba. Pasaban los años y mi mamá conoció a una persona que cambiaría nuestras vidas, su nombre es Martin Landeros Licea. Esta persona más tarde se convertiría en mi papá. En cuarto grado de primaria me cambié de escuela a la Victoriano Rodríguez. En estos años mi vida dio un giro pues en ese tiempo yo era cristiano, más una mala experiencia en esa religión me dejó un mal sabor de boca, pues los que se hacían llamar personas de confianza terminaron dandome la espalda. Lamentablemente mi familia se separó. Al paso del tiempo yo no dejé mi pasión por el deporte y llegué a ser cinta negra. Pero el taekwondo me aburrió y decidí dejar el deporte a un lado. Mi vida continuó y fue en sexto grado donde cunado tuve mi primer experiencia en el amor. Para ser mla primera, no fue tan mala esa pequeña experiencia, pero terminó cuando yo entré a la secundaria. A mi pequeña novia ya no la volvería a ver, pues yo entraría a la secundaria Bicentenario y ella saldría de Silao. Mi interés en el amor siguió y fue hasta segundo grado de secundaria donde encontré a la que, entonces pensaba, iba a ser mi amor eterno. El segundo grado marcó por completo mi vida en muchos aspectos. El deporte regresaría y ahora sí, escogí fue el futbol; algo que mi familia nunca imaginaba. Lamentablemente una mala noticia unió nuevamente a mi familia pues yo teniendo 14 años tuve un periodo de rebeldía, dándome de baja de la institución. En esos momentos mi familia me apoyó más que nunca. Actualmente estoy en el Colegio Liceo del Bajío. No me costó nada de trabajo adaptarme, pues las personas con las que hoy convivo son mis mejores amigos y sin dudarlo puedo decir sus nombres: ERICK, ISAAC, HERÓN, CHEMA, LALO, KARO, VALERIA JUAREZ, ELY, DIANA y ANGEL. Actualmente estoy en el equipo del colegio, a punto de ganar un campeonato; mi vida amorosa sigue con una persona muy importante para mí. Creo que es la persona perfecta.
No cambiaría mi vida por nada, pues si no fuera por tantos momentos, unos trágicos y otros buenos, no hubiera conocido a tanta gente que ahora me rodea.
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Brandon Gutiérrez Ochoa
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oy Brandon Gutiérrez Ochoa y ésta es mi historia. Nací en un día común y cualquiera, el 24 de noviembre del 2000 en una ciudad de Oaxaca llamada Salina Cruz. Cuando yo nací me dejaban cuidando de mis abuelitos maternos Florinda y Simón, ya que mis papás trabajaban. Al año que nací me vine a vivir a Silao, Guanajuato; tal vez no sea la mejor ciudad del mundo o la más bonita pero aquí tengo mis mejores recuerdos: mi primera escuela, mis primeros amigos, mi primer equipo de futbol y demás de cosas. La razón por la que me nos mudamos fue por el trabajó de mi papá, entonces en Siemens. La primera casa en que viví aquí fue en Valle de San José; ahí conocí a mi primer amigo que se llama Emmanuel Ochoa, él
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era mi vecino en ese tiempo. La primera vez que fuimos a León, Guanajuato, habíamos ido al jardín donde está la fuente de unos leonés, ahí me ocurrió un accidente. Mi accidente, ¿cómo no recordar lo que pasó? Pues por el accidente me abrí la frente y me quedo una cicatriz que hasta el momento sigo teniendo. En mi cumpleaños de tres años me hicieron una fiesta en la casa de mi abuelita donde fueron todos los conocidos de la familia-amigos, vecinos y las dos familias. En el momento que iba a romper mi piñata empecé a llorar porque mi tía me había puesto los zapatos con el papel que tienen cuando son nuevos y pues me dolía. Meses después nació mi hermano llamado Alan, nació el 12 de febrero del 2004 en León, Guanajuato. Yo lo quería porque decía “ya tengo alguien con quien jugar”. Entré a la escuela en el 2004; a la escuela en la que todavía sigo y ya casi salgo, el Colegio Liceo del Bajío. A los 6 años entré a la primaria, la maestra que me había tocado se llamaba Leonor. En segundo me había tocado la misma maestra. Cuando inicié tercero me daba miedo mi maestro porque era muy regañón y estricto, pero pasado el tiempo le dejé de tener miedo, ya que era muy buen maestro y buena onda. En cuarto nos tocó una maestra llamada Daniela. En quinto una llamada Érica y por último en el sexto una llamada Socorro. En las vacaciones para entrar a secundaria estaba muy nervioso y ansioso, ya quería ver a mis compañeros y conocer a los nuevos. Llegó el momento ansiado de entrar a la secundaria, pero no fue lo que esperaba. A primera hora me mandaron un reporte por no llevar el uniforme indicado; pasando las horas me tocó la materia de cultura de la legalidad y la maestra me daba miedo, ¿quién se iba a imaginar que ahora es una de mis maestras favoritas? Cuando cursaba primero de secundaria ocurrió una desgracia para muchos, pero para mí es todo lo contrario. No fui a la escuela por una semana completa porque mi abuelita estaba muy delicada de salud, tuvimos que ir a Salina Cruz, Oaxaca para ir a verla. En el camino hacía Oaxaca nos informa una tía que mi abuelita había fallecido. Cuando llegamos estaban dando la misa, yo estaba viendo a todos mis tíos, primos, sobrinos y amigos de la familia llorar por su pérdida. Esas horas eran terribles para mí, no aguantaba ver a mi familia llorar, pero lo bonito era ver a toda mi familia unida que había viajado para el funeral. Recuerdo muy bien que cuando estaban enterrando a mi abuelita, llovía y un tío mío dijo “por favor Diosito que deje de llover” y la casualidad es que dejó de llover. Al momento que terminó el funeral todos fuimos a la casa de mi abuelita para darle su rezo.
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Toda mi familia iba conmigo porque querían consolarme. A los dos días del fallecimiento recuerdo que ocurrían dos cosas el Grito de Independencia y una pelea de box muy importante, peleaba Maywether y “El Canelo” y pues hacíamos cualquier cosa para distraernos. Al siguiente día ocurrió otra desgracia, íbamos a Huatulco a dejar a una tía que tenía cita con el doctor por su diabetes, salimos a las cinco de la mañana para llegar temprano a la cita pues de camino son tres horas. Estaba lloviendo y yo me quité el cinturón de seguridad para ponerme un suéter. En eso el coche derrapó, y nos fuimos por un barranco. Yo era el único de mi familia que no tenía cinturón y mis papás pensaban que me había ocurrido algo inimaginable; el coche fue pérdida total. Mi rodilla quedo muy lastimada de los golpes; a mi papá sólo le sucedieron unos raspones y a mi tía, mamá y hermano no les sucedió nada gracias a Dios. Cuando subimos a la carretera no teníamos ningún teléfono porque todos se descompusieron por el agua, pero le pedimos ayuda a unas personas que pasaron para que llamaran a un tío. Se hizo un chisme con toda mi familia, habían dicho que solo salimos mi hermano, mi tía y yo. Habían dicho que mis papás no aparecían y demás. Cuando llegaron los policías federales, la ambulancia y una grúa nos dijeron que corrimos con mucha suerte porque en ése mismo lugar ya habían pasado muchas tragedias. Dejemos de lado eso porque no es bonito recordar. A finales de segundo en los proyectos conocí a una persona muy especial para mí, que después se volvería mi mejor amiga. Pero ahora ya no hablamos. Esa persona iba en primero “B” y ahora en segundo “B”. Y ahora curso tercero de secundaria.
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Diana Imelda Gaytán López
Yo nací el día 17 de agosto del 2001, en Celaya, Guanajuato. Soy la tercera de mi familia. El hermano mayor es Armando, quien me ayuda regularmente; y el de enmedio es César, que siempre está ahí para mí, cuando lo necesito.
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uando cumplí tres años de edad me mudé de Guanajuato a Silao y fue ahí donde comencé mis estudios en el Colegio Liceo del Bajío, en donde ingresé a primer año de preescolar. Dentro de la institución conocí a muchos de los compañeros que actualmente considero de mis mejores amistades. En el colegio nos hacían campamentos. Recuerdo que nosotros teníamos que llevar nuestra casa de campaña y las acomodábamos dentro del salón de clases y ahí era donde nos dormíamos. Ya dentro de cada casa de campaña nos poníamos a contar historias con nuestros compañeros y a al día siguiente, en la mañana, nos ponían a hacer
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una actividad que consistía en que los maestros enterraban monedas de chocolate y nos formaban en equipos. El equipo que desenterrara más monedas ganaba un premio. Esa fue una de mis mejores experiencias dentro de mi preescolar. Después al entrar a segundo de preescolar continuábamos los mismos compañeros. Uno de ellos era muy inquieto y le gustaba hacer muchas travesuras y nos molestaba a muchos de los del salón, ya que nos aventaba las sillas de las mesas y siempre hacía que la maestra se enojara. Un día este compañero se enojó y se salió de la escuela y se fue corriendo a su casa. La maestra salió corriendo a perseguirlo. Era un niño muy imperativo. Cuando salimos de preescolar, la graduación fue en el auditorio de la Preparatoria Oficial, era un auditorio muy grande y ahí se encontraban mis papás junto con mi hermanos. Recuerdo que ese día estaba muy nerviosa y tenía mucho miedo de entrar a la primaria, porque no sabía qué clase de maestro o maestra me iba a tocar. El primer año de primaria estuvimos con una maestra que era muy buena gente y nos daba dulces cada vez que realizábamos una actividad. Una vez me sentí muy triste porque nos había puesto a hacer una actividad que consistía en contestar unas páginas de un libro, pero como en la parte de atrás del libro había imágenes para recortar, yo me puse a recortarlas porque me gustaban mucho. Entonces la maestra me regañó por no hacer lo que se me solicitaba y no me dio dulce, ¡se lo comió en frente de mí! Yo me sentí muy mal porque todos mis compañeros tenían un dulce menos yo. Después, en tercer año de primaria, nos dio clase un profe que se llamaba Cristian. Él era un poco enojón y regañón cuando se enojaba, pero cuando andaba de buenas era muy divertido y nos enseñaba a hacer muchas cosas distintas. Una vez nos enseñó cómo hacer una malteada que consistía en agregar galleta oreo leche azúcar y hielo. Todos estábamos maravillados con esa receta incluyéndome, y luego llegando a mi casa me puse a hacerla de nuevo. Gracias a él me aprendí a la perfección las tablas de multiplicar, por que diariamente nos hacía pasar al pizarrón y repetirlas y si las teníamos mal nos ponía a hacer muchas planillas. Una de las cosas que más recuerdo es que en ese mismo año se salió de la escuela la compañera a quien consideraba mi mejor amiga, ya que se cambió al colegio Novaera. A ella la conocía desde primero de preescolar y desde entonces habíamos formado una gran amistad. Por eso, cuando me enteré que se había cambiado, me puse muy triste y lloré. Ella volvió regresó en primero de secundaria pero las cosas ya no fueron las mismas porque ya tenía a otra amiga, a la cual aún mantengo como una de las mejores amistades. Cuando entré a los estudios de cuarto de primaria casi no aprendí nada que la maestra que nos tocó no hacia otra cosa que contarnos su vida amorosa mientras estábamos en clase. En ese año no pasaron muchas cosas interesantes. En quinto de primaria tuvimos a la maestra Erika. Ella era muy estricta, pero gracias a ese aprendí y reforcé muchas cosas que no había entendido muy bien en cuarto. Nos regalaba dulces y un portarretrato donde venía una foto grupal. En sexto de primaria nos dio clases la maestra Coco. También con ella aprendimos muchas experiencias. Al final de ciclo, para la graduación, nos querían llevar a Splash, pero como muchas mamás no estaban de acuerdo decidieron hacernos algo en la escuela, que por cierto, no fue nada divertido. Mi compañera Areli nos prestó su alberca y compramos unas pizzas, refrescos, papas, etc. Pero pues, en fin, nosotros pensábamos que iba a estar mucho mejor la graduación. En ese mismo año fui a la playa con mi familia y mis primos. Fuimos a Ixtapa Zihuatanejo y estuvimos aproximadamente una semana. Como mis primos y mis hermanos ya estaban más grandes que yo, nos dejaban estar solos, siempre y cuando me cuidaran bien.
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Recuerdo que nos salíamos desde muy temprano del hotel hacia la alberca o el mar y siempre en la noche nos íbamos a jugar a la recepción y a cenar al restaurante del hotel y ya como a las diez u once de la noche, volvíamos cada quien a nuestras respectivas habitaciones. En ese mismo año entré a la secundaria en la misma escuela y con mis mismos amigos. Ese dia tenía mucho miedo porque me iba a enfrentar con nuevos maestros y muchos nuevos alumnos, pero, ese mismo día era mi cumpleaños y cuando llegué, mis amigas, en especial Valeria y Ely, me abrazaron y me felicitaron. Yo me sentí muy alegre y feliz al ver que mis amigas se acordaron de una fecha importante. Valeria me regaló dulces, que por cierto estaban muy ricos. La primera impresión que yo tuve al ver a los maestros que me iban a tocar, fue que eran demasiado estrictos y un poco regañones, pero a medida que iban pasando los días, me di cuenta que eran muy buenas personas y que no eran tan estrictos como yo me imaginaba. Ese año fue unos de los años que hice más travesuras con mis amigas: Alondra, Dulce, Ely y Valeria, que junto conmigo conformábamos “la mesa uno” y siempre nos regañaban por estar platicando. También comíamos mucho pan durante la clase, al igual que doritos, chicles y otras cosas. En conclusión, ese fue uno de mis mejores años dentro de la secundaria. Luego entré a segundo. El primer día de clases se sentó atrás de mi un niño nuevo que se llamaba Herón. Él era un poco fastidioso porque me molestaba en las clases y no me dejaba poner atención, pero conforme lo fui conociendo nos hicimos amigos. Después de unos días una niña llamada karo se comenzó a juntar con mi nosotras. Con el paso del tiempo nos fuimos haciendo grandes amigas y nos pusimos el nombre de “las feas”, que conformábamos Ely, Vale, Karo y yo. Hasta la fecha las sigo considerando mis mejores amigas. A mitad de ciclo nos llevaron a un viaje escolar a Peralta, que se encuentra ubicado en el Estado de México, en donde había muchas pirámides y cosas antiguas. Después de terminar de visitarlo nos dirigimos a un zoológico muy bonito y grande en donde había todo tipo de animales y una parte era un zafarí. A finales de ciclo comenzamos preparando los proyectos interdisciplinarios que se llevan año con año en la escuela. Ese año nos tocó presentar el tema de los deportes, su historia la evolución etc. Nos separaban por materias y a mí me tocó con mi compañera Ely y otros alumnos de otros grados. En la materia de inglés junto con ciencias naturales, era un poco aburrido ya que nosotros no hacíamos cosas interesantes como lo hacían los otros equipos. También, como viaje de proyectos nos llevaron a conocer el Estadio Azteca. Fue una de las mejores experiencias, ya que aprendí mucho. Después, en ese mismo viaje, nos llevaron también a Sixflags, que es un parque de diversiones que tiene demasiados juegos. Era la primera vez que iba. Nos subimos a muchos juegos, como la medusa, a la que por cierto, no dejaron subir a mi amiga karo por flaca. Ya al final presentamos el proyecto en el estadio de las abejas, en Guanajuato. Ahí hicimos otras actividades dinámicas y muy divertidas. Y pues, en conclusión, estuvo bien. Al entrar a tercero de secundaria seguí con los mismos compañeros, solo uno nuevo llamado Daniyel. Independientemente de eso, todo fue normal y no hubo casi cambios. Actualmente sigo frecuentando a todas mis amistades y otros amigos que considero muy buenas personas.
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Dulce Jacqueline Hernández Araujo
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i nombre es Dulce Jacqueline Hernández Araujo. Nací en Silao, Guanajuato, en la Clínica Santa Isabel, el 23 de octubre del 2000 y actualmente tengo 15 años. Cuando cumplí los tres años me hicieron una fiesta. Recuerdo que de daba miedo morderle al pastel, hasta que mi papá me empinó y no me quedo de otra más que echarme a llorar. Cuando tenía entre cuatro y cinco años nació mi hermana. Antes de que ella naciera siempre besaba la panza de mi mamá porque estaba tan emocionada de su llegada. Cuando entre a la primaria tuve mi primer mejor amiga, que conservé hasta sexto. Durante esos seis años tuve muchas amistades, buenas y malas. Tuve maestras buenas que siempre me apoyaron. En quinto año, por primera vez me llevaron a la
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Ciudad de México a conocer a mi ídolo, Justin Bieber. ¡Fue tan hermoso! Nunca me imaginé ir a uno de sus conciertos. Mi último año en la primaria fue el mejor porque me tocó una maestra a la que le tengo mucho aprecio. A ella le contaba todo lo que me pasaba y podía contar con su apoyo, me daba consejos, incluso me llegaba a regañar. Terminé la primaria y tuve que dejar a muchas amistades que vale la pena considerar.
Cuando entré a la secundaria no quería estar allí porque salía bien tarde y porque dejaban mucha tarea. El primer año fue el mejor porque la mesa en donde yo estaba era la que más relajo hacía. Con ese equipo realizamos muchas cosas divertidas. También en ese mismo año fui por segunda vez a otro concierto de mi ídolo en México. En segundo año ya no fue lo mismo cada quien se distanció poco a poco. Ahorita, en tercero, cada quien hizo su grupito pero aún así somos un grupo muy unido.
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Elizabeth Parra de Loera
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i nombre es Elizabeth Parra de Loera, nací en Aguascalientes un 24 de octubre del 2001. Actualmente vivo en Silao, Guanajuato con mi mamá, Estela de Loera, mi papá, Armando Parra, y mis dos hermanos Andrea y Armando. De mis dos hermanos, yo soy la de en medio, no soy la más bonita pero si la más responsable. A pesar de no haber cursado 2do año de preescolar, por causa de mi fecha de nacimiento, no me vi afectada en ningún aspecto de la escuela; soy una persona responsable y no me gusta tener malas calificaciones. Cuando tenía tres años nació mi hermano Armando, el más pequeño de la familia. La verdad no recuerdo muy bien cómo fue esa etapa de mi vida, pero algo que sí tengo muy presente es todo lo que le hacía por celos. A mi familia y a mí nos gusta mucho viajar, hemos tenido viajes en familia y con amigos, los cuales son muy divertidos. Uno de los viajes que más me ha gus-
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tado es uno en donde fuimos a la playa con unos amigos que con el tiempo se han unido mas al grupo y los considero como de mi familia. Creo que he convivido más con ellos que con mi familia de sangre. Son unas personas increíbles y mi cariño hacia ellos es muy grande. A la edad de nueve años mis papás me metieron a un equipo de basquetbol llamado “Vikingos” pero después me cambie a “USA” en el cual sigo jugando. El deporte es una de las cosas que más me gusta y me apasiona hacer. Mi primea fractura fue en la rodilla derecha. Esto sucedió dentro de la escuela mientras jugaba con mis compañeros de clase, recuerdo que fue un mes aburrido pues no podía jugar y cuando íbamos en bici a dar la vuelta no podía tener mi propia bicicleta y mi papá me llevaba. El primer y único perro que he tenido, nos lo regalaron a mis hermanos y a mí para navidad, hace seis años. Su nombre es Toby y es un schnauzer; no es muy obediente pero si es muy juguetón. La primera vez que me subí a un avión fue en un viaje que hicimos en familia a Los Angeles. Ése fue el regalo de mi hermana de quince años. Fue un viaje lleno de sorpresas, conocimos Disney, Hollywood, Universal Studios y muchos más lugares divertidos, pero en mi opinión esos tres fueron los mejores. En ese mismo viaje nos encontramos con unos primos que tres años atrás, por el trabajo de mi tío, se fueron a vivir a Estados Unidos. Cuando supieron que iríamos nos fueron a visitar hasta Los Angeles. Nos la pasamos muy bien con mi familia, tíos y primos. Después de ese viaje hemos tenido otros, como a Las Vegas, Cancún y muchos más. Cuando yo cursaba segundo año de secundaria tuvimos un viaje de la escuela muy divertido. Creo que ha sido el mejor viaje que he tenido por parte de la escuela. Primero llegamos al Estadio Azteca, un lugar muy grande y asombroso, aunque creo que otras personas se emocionaron más, debido a su afición por el futbol. Después de esa parada llegamos a Six Flags, en donde nos dividieron por grupos. En mi grupo estaban todas las niñas de mi salón. No alcanzamos a subirnos a muchos juegos, pero sí a los suficientes para pasárnosla muy bien.
Actualmente curso tercer año de secundaria en el Colegio Liceo del Bajío, me considero una persona feliz y muy afortunada por lo que tengo. Dentro de tres meses estaré entrando a la prepa. Creo que va a ser algo pesado pues está en León, pero será otra etapa más en mi vida, la cual voy a disfrutar mucho. 35
Luis Eduardo Alcocer Sebastián
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ací un viernes 9 de febrero en la Clínica Santa Isabel, que curiosamente se encuentra en frente de mi casa. Mis padres me pusieron Luis por la “herencia” del nombre —mi abuelo y mi papá también se llaman Luis—, y Eduardo, por el padre que me bautizó. Ingresé a la guarderia del DIF cuando tenía un año y medio. Recuerdo muy poco de ese lugar, aunque ahí sucedió mi primer recuerdo. Después de regresar del baño entré al mi salón y había un niño que se había hecho del baño en los pantalones y la maestra lo estaba limpiando. No sabía como reaccionar, asi que lo saludé y entré como si nada. Cuando tenía tres años ingresé a la escuela Alfonso Rocha, ahí conocí a varios de mis amigos, cuya amistad todavía preser-
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vo, como Daniyel y José María. Solo duré un año en esa escuela, ya que después mis papás me metieron al Colegio Liceo del Bajio, institución en la cual sigo. No recuerdo mucho de preescolar aunque recuerdo que un día no había clases y yo no sabía, así que asistí a la escuela y no había nadie, y como mi papá ya se había ido, me tuve que quedar todo el día. Ya en primaria conocí a mucha gente. En tercero de primaria cuando tenía ocho años de edad, asistí al cumpleaños de un conocido y usualmente en los cumpleaños jugabamos a las luchitas, y esa vez no fue la excepción. A diez minutos de haber llegado a la fiesta, jugando a las luchitas un amigo de una patada me rompió el dedo, recuerdo que me dolió mucho y que unas mamás me llevaron a la clínica de mi papá. Aquella vez fue la primera vez que me operaron. Me gradué de primaria con muy buenas calificaciones. En segundo de secundaria, me empezó a doler el estómago y para mi sorpresa, tenía apendicitis; y sí, me tuvieron que operar. Actualmente curso el tercer año de secundaria a pocos meses de acabar.
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Erick Eduardo Domínguez Reyna
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o nací el 27 de septiembre del 2001 en la ciudad H. Matamoros Tamaulipas, ciudad a la que mis papás emigraron en busca de trabajo, y en donde tengo diversos recuerdos. En aquel entonces cuando yo tenía 2 años estaba sobre un carro de juguete en el cuarto de servicio, en ese mismo momento recuerdo acelerar y chocar con un objeto que se encontraba adelante, caí y me partí la barbilla; sentí un dolor insoportable, lo último que sé es que me habían puesto hielo para que se me quitara lo inflamado del golpe que me había dado. Tuve mi primera mascota cuando hice la Primera Comunión, la raza del perro era chihuahua y era una hembra llamada Yaki; la alimentaba, la sacaba a pasear, jugaba con ella, y recogía sus miserias durante tres años. Durante mis primeros 10 años de vida fui hijo único, has-
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ta que nació mi primer y único hermano, cuando yo estaba en cuarto de primaria. Estaba tan contento y emocionado porque iba tener un acompañante para toda mi vida, mi hermano nació el 27 de febrero del 2011 en el hospital San Charbel. Recuerdo haber visto a gran parte de la familia de mi madre reunida en mi casa. Nuevamente emigraron mis padres por cuestiones de trabajo y llegué a Silao, Gto. donde actualmente vivo. La primera casa que viví fue en el Condado de la Pila, donde conocí algunos amigos. Teníamos algunos problemas con el agua y con el vecino, así que nos mudamos a la colonia Villa de las Huertas, en esta casa no tuvimos ningún problema, al menos por el tamaño del hogar. Allí viví durante 7 meses, hasta que nos mudamos a nuestra propia casa ubicada en Villa de las Flores, fue un gran alivio para mí y supongo que para mis papás también, ya que es muy complicado y tardado hacer una mudanza. Cuando llegué por primera vez al Colegio Liceo del Bajío me había sentido un poco nervioso porque no conocía a nadie, pero al mismo tiempo sentía alegría porque iba a conocer nuevos amigos con quien jugar y conversar. Como fue pasando el tiempo fui conociendo amigos, me fui adaptando a la escuela, la a forma de trabajar, etc. Por primera vez en mi vida mis padres me inscribieron a un equipo de futbol llamado León Liceo; ahí aprendí muchas cosas como las reglas, formas de jugar, las posiciones de cada jugador, recorridos, etc. El futbol es mi deporte favorito, lo empecé a practicar a los 10 años de edad con mi padre. Cuando él era pequeño practicó el futbol hasta su carrera universitaria como portero, y de ahí me contagió su pasión. Yo quería ser como él, que todos me reconocieran como un jugador importante del equipo y ahora soy uno de ellos. Hasta el momento lo sigo practicando para lograr mis sueños y ser un jugador profesional. Actualmente estoy finalizando 3ro de secundaria en el Liceo.
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Fernando Camacho Escobar
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i nombre es Fernando Camacho Escobar, nací el 8 de febrero de 2001 en la heroica ciudad de Puebla, aunque para ese momento mis padres vivían en Morelos y fue hasta el 2003 que fui a vivir a mi ciudad natal. Mi madre se llama Vianey Escobar Ramírez y mi padre, Juan Lorenzo Camacho Ramos, quienes me han apoyado durante mi vida y amo como no tienen idea. Del 2001 al 2003 no me acuerdo de mucho, pero mis padres me han contado que para esa edad tenía un amigo que no hablaba bien, además que me llevaban a una escuela de la que me acuerdo muy poco. Como había contado regresé a Puebla en el 2003. Para esos momentos mi papá no tenía trabajo y en el año 2004 mi hermana Valeria nació, el 3 de febrero. Un día antes de que ella naciera mi papá había entrado a trabajar y por eso no pudo ver
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cuando ella nació. Además de eso, me acuerdo que me habían hecho una fiesta por mis tres años, pero mi mamá estaba en el hospital y no fue. Ese mismo año entré al kínder. Me vestí de un oso blanco y creo que bailé con mis compañeros. Para esas épocas que tenía una amiga que se llamaba Alison y dos amigos que se llamaban José y Martín. También fui a Acapulco, me acuerdo que el último día ahí, fuimos a comer y como estábamos cerca de la playa, una ola enorme llegó hacia nosotros y se llevó nuestros zapatos y casi se llevaba a mi hermana, porque andaba jugando en la arena. Para el 2006 me regresé a vivir a Cuautla donde terminé el kínder. Mi abuelo me contó que una niña iba a presentar algo, pero como no pudo ir, lo tuve que hacer yo. Creo que me sabía lo que tenía que decir la niña y por eso me eligieron. Ese mismo año el Puebla ascendió y fui al estadio. Era una fiesta total, el partido quedó 3-2 a favor del Puebla. Estaba lleno y había gente con la cara pintada. Para ese momento estaba el Chelis como técnico y jugaba la Bola González, Noriega, Villalpando y el Ruso Zamogilny. Empecé la primaria en el Colegio Olimpus. Llegué al segundo día porque mis papás todavía no sabían cual escuela escoger; ahí conocí grandes amigos como Axel, que era mi mejor amigo, Tulio y Adamari, que por así decirlo, me gustaba. Por esos tiempos empecé a entrenar karate.
Me acuerdo mucho de una frase que el Sensei había dicho: “un cinta negra es un cita blanca que nunca se da por vencido”; y a mi parecer eso es en general, no nada más en lo deportivo. También me mudé a una casa que tenía un patio enorme y podía jugar en él; esa casa se ubicaba cerca del karate y eso fue de mucha ayuda, aunque estaba lejos de la escuela. En segundo de primaria me saqué puro 10 en la escuela y me sentía orgulloso, además llegarón más amigos como José Ángel y Edward. En el karate conseguí lo que yo le llamó “mi primer primer lugar”, que fue el primer trofeo de ganador que obtuve. Recuerdo que eran cuartetas, es decir, peleas uno contra uno con cuatro participantes. La batalla final era contra un niño llamado Bebeto que era muy bueno, por eso es que cobró una gran importancia. De tercero no me acuerdo mucho, pero logré la cinta negra en el karate. Fue muy importante para mí ese momento, porque además conocí la sopa azteca, una de mis comidas favoritas. Aunque fue triste porque ese día o un día después fue Wrestlemania 26 y Shawn Michaels fue derrotado por Undertaker, aca-
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bando con su carrera. Pero antes fui al estadio de los Pericos de Puebla para ver la WWE, en especial a Rey Misterio, mi luchador favorito. Luchó contra Chris Jerico, que por ese entonces tenían una rivalidad por el título intercontinental. Jerico le había intentado quitar la máscara y casi lo lograba, pero Rey se impuso y ganó esa lucha. Además vi a luchadores como Undertaker, que fue quien acabo la carrera de Michaels. Me acuerdo que le tenía miedo y actualmente cuando escucho la canción de entrada del luchador apagó las luces para recordar viejos tiempos. Cuando pasé a cuarto era todo felicidad para mí, tenía grandes amigos, me iba bien en la escuela y me la pasaba jugando, pero a finales de ese año mi papá me dijo que nos íbamos a mudar a un lugar que se llamaba Silao. Yo no sabía dónde quedaba y me puse muy triste. En la escuela me hicieron una despedida llena de lágrimas y muchas cartas hechas por mis amigos. Me fui un mes antes de acabar cuarto y lo único padre que tenía eran más vacaciones. Por esas fechas llegó Misha, una gata que me ha acompañado en esta aventura llamada Silao. Es una gata siamés, flaca pero muy bonita. Después de buscar tantas primarias terminé estudiando en la primaria en la que había cupo y estaba cerca, se llama Catalina D’erzell y era vespertina. En esa escuela tuve grandes amigos como Ramiro y Ricardo, él era un gran dibujante y un día yo dije que solo se podía tener un mejor amigo y el me calló con una carta que me regaló el día del amor y la amistad que decía que podía tener varios mejores amigos. Al final por mis calificaciones de quinto quedé como el abanderado de la escolta, algo que al principio era algo divertido pero terminó siendo una obligación. El año 2013 fue el final de primaria, el último día de clases jugamos futbol con balón, algo raro ya que no nos dejaban llevar balón, lo que hacíamos era hacer una pelota con bolsas o jugar con botellas de plástico. Entré a la secundaria Colegio Liceo del Bajío, donde actualmente me encuentro cursando tercero. Me acuerdo que yo me resistía a entrar porque quería ir a la secundaria donde estaban mis amigos y mis papás tuvieron que convencerme. En el 2014 me mude a FIPASI, donde vivo actualmente, además para ese año fui a Cancún, donde me divertí mucho nadando y jugando futbol; había muchas cosas para hacer ahí. En él 2015 llegó Kira, mi perra. Eran vacaciones y mi hermana se fue a Puebla y yo tuve que cuidarla. En 2016, fui a Puebla para ver el primer partido de mi club en Libertadores, el partido finalizó con empate a dos, con doblete del Chavo Alustiza. Yo estaba cerca de la porra y después me moví al otro lado para ver los goles del Puebla.
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Hannia Fernanda Monterrosas Bandala
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o, Hannia Fernanda Monterrosas Bandala, nací en una tarde calmada en Irapuato, Guanajuato. Tengo a dos padres que me quieren mucho, me hacen enojar, me divierten: se llaman Sergio y Denisse. Conmigo está mi querido hermano Hassiel, no me cae muy bien, pero él me ha comprendido en mis problemas. Es mayor que yo. Vivo actualmente en Silao, lugar al que me he acostumbrado; donde he experimentado nuevas cosas; donde he demostrado mis talentos, el amor, la amistad; donde comenzaré a contar mi historia. Enteré a una escuela donde me sentía super incomoda, pero donde también conocí a un amigo con el que aún sigo una gran amistad, y lo siento como mi hermano. Lo conoci en Alfonso
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Rocha, esa escuela donde duré muy poco, pues me cambiaron pronto. Me fui entonces a El Condado, donde estaba super nerviosa, pero también feliz de tener amigos. En esa escuela duré ocho años. Al principio me sentía super cómoda, pues conocí a compañeros de muchas formas. Pero mas adelante ya no fue igual, me sentía tonta, ellos se burlaban de mí y ahí empezé a pensar que ellos eran tan hipócritas, tan burlones y egoístas, que mis padres estuvieron viendo más opciones. Pero por alguna razón, yo no me quería ir de esa escuela. Sin embargo, tuve a afrontar la decisión de mis padres. Me cambiaron al Liceo del Bajio en sexto de primaria. En el primer día, mi corazón latía rápidamente, ¡estaba tan nerviosa! Tenía miedo de que me trataran mal, como los otros. Pero mis compañeros fueron conmigo super amables y fueron chistosos. Cuando entré a primero de secundaria, no tenía nervios, sino emoción. Entró una nueva compañera. Mis nuevas amigas, super alegres y cariñosas, son super importantes para mi vida. Este año vi mi talento en la música; conoci el amor a través de la persona que me gustaba. Hasta que por fin lo pude olvidar en tercero de secundaria. En segundo de secundaria empecé con mis conflictos. No fue un año muy bueno, mi amiga se fue y todo se derrumbó con el amor. Por fin tenía que estar preparada para tecero de secundaria; sin chico ni nada. Pero desde ahí, empecé a olvidar a esa persona y llegó un nuevo amor que está formando parte mi vida tan marivillosa. En este nuevo año conocí la verdad de quién soy yo, las amistades buenas y malas, concentrarme mucho.
Y ahora que iniciará un nuevo año, con nuevas personas, sé que debo de ser yo misma.
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Herón Antonio Escobedo Caudillo
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i nombre es Herón Antonio Escobedo Caudillo, pero pueden llamarme únicamente Herón. Nací un día 6 de diciembre del año de 2001; un día frío y nublado. Provengo de una familia acomodada con creencias católicas; soy hijo de Herón Escobedo Moreno y de Pilar Caudillo Velázquez. Mi padre se dedica a ser abogado e impartir su profesión dando clases en una universidad y en una preparatoria; mi madre se dedica a atender mis necesidades y labores domésticas, además de ayudarle a mis dos abuelos maternos, que son dueños de una panadería que ha ido creciendo poco a poco gracias a su esfuerzo. Entré al kínder en el instituto Elbruz Bambolino, colegio en el que duré gran parte de mi vida. Durante mi primaria y kínder viví todo tipo de experiencias, desde las buenas hasta las
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peores y más vergonzosas. En la primaria hice muchos buenos y verdaderos amigos a quienes actualmente frecuento y sigo en contacto con ellos. Pero lo que más me aburría de la primaria era que todos los días nos dejaban mucha tarea, además de que era un colegio católico y debíamos de rezar en todo momento. Yo siempre fui un chico cariñoso y desordenado, pero a la vez bueno en la escuela; un chico al que siempre le gustó dibujar y cantar; cosas que actualmente sigo practicando y son una de mis más grandes pasiones. Las personas que más quiero se encuentran cerca de mí, como mis abuelos, padres y mejores amigos, con quienes he hecho viajes y pasado buenas y malas experiencias. Una de las cosas que más me gusta hacer, es diseñar planos de casas y edificios. Lo que quiero estudiar de grande es la carrera de arquitectura; aunque mis papás no están de acuerdo del todo. Me gusta muchísimo viajar y conocer diferentes lugares, junto con mi familia y amigos. Los fines de semana me gusta ir al centro comercial, ya que disfruto mucho ir al cine o comprando ropa cosas. El deporte nunca fue algo esencial en mi vida, ya que yo lo consideraba como algo aburrido y cansado, sobretodo el futbol. Otra cosa que también me encanta, es ir a Querétaro a visitar a mis familiares; Querétaro siempre me ha gustado ya que es una ciudad limpia, grande y bonita.
Actualmente soy un chico de 14 años al que le gusta vivir bien y pasarla bien junto a las personas que quiero. Vivo en una casa pequeña junto con mis dos padres y mis dos mascotas Fara y Gala. Soy una persona a la que le gusta socializar (no con todos) y echar relajo con mis amigos. No me considero muy bueno en la escuela, pero trato de poner lo mejor de mí y ser mejor cada día. Gracias.
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Guillermo Isaac Vélez Mendoza
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o nací una noche de invierno del 19 de diciembre del 2000 en la ciudad de León, Guanajuato, a los 8 meses de gestación, debido a que tenía un tamaño atípico que me impedía seguir desarrollándome en el vientre materno. Crecí en una familia con creencias religiosas católicas las cuales profesé en mi infancia, pero no en la actualidad. Fui bautizado y apadrinado por mis abuelos maternos. Mis padres son ingenieros y tengo dos hermanos con personalidades muy distintas a la mía, pero parecidas entre ellos. Los primeros años de mi vida, desde mi nacimiento, viví en dos casas distintas en el municipio de Silao, Guanajuato, en el que resido hasta hoy en día. En la primera, que era un departamento cercano a la casa de mis abuelos maternos, viví los primeros seis meses de mi vida, después por iniciativa de mi padre, mi familia se mudó a la segunda casa en la que viví prácticamente la etapa inicial y media de mi infancia. Es en aquel lugar en el que se encuentran mis primeros recuerdos, existe uno específicamente curioso en el que se me viene una laguna mental de recordar a mi madre quitándome mi triciclo y yo llorando. Dicen que los recuerdos más traumáticos son los que no olvidamos tan fácil, pues en ellos existe una lección de vida que nuestro cerebro traumatizado almacena como algo importante. El
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primero de mis recuerdos es de cuando tenía alrededor de tres años, una edad relativamente temprana para recordar algo con claridad. Fue de una ocasión en la que estaba en casa de mi abuela, yo estaba de un tamaño tan pequeño que la mesa era solo un poco más bajita que yo, mis ojos apenas alcanzaban a ver por encima de ella, entonces mi curiosidad me hizo acercarme a ver qué había dentro de una olla que estaba en la orilla de la mesa, la tomé, intenté asomarme, jalé la olla y ésta se volteó derramando sobre mí, leche caliente. Mi pecho se quemó y enrojeció y comencé a llorar. Desde que tengo memoria mi madre trabajaba y llegaba un poco tarde, así que quien se encargó de completar ese modelo fue mi tía Cristina, una bella mujer a la que quiero igual que a una madre, que estuvo conmigo los primeros cinco años de mi vida, pero que por circunstancias de su familia no pudo ir más a cuidar de mi , dejándome en manos de mi abuela materna. En cuanto a mi padre no tengo nada que reclamar, él es el claro ejemplo de un padre atento, cariñoso y bueno con sus hijos, es uno de esos pocos que le puede dedicar a sus pequeños algo de su tiempo, desde que yo recuerdo, él siempre estuvo conmigo y mis hermanos: en la mañana nos preparaba el almuerzo y cuando regresaba en la tarde él era quien cuidaba de nosotros. Siempre he tenido una educación laica particular; mi primera escuela fue el “Colegio del bosque”, allí estuve los primeros del años de preescolar. Tengo solo algunas vivencias que comparto con una prima, quién es dos años mayor que yo. Entre Karen y yo, cuando salíamos al recreo, tomábamos un plato redondo desechable de papel y poníamos piedras dentro de él asemejando un taco que dejábamos en la puerta del salón de mi hermano para sorprenderlo. También en ese lugar está el recuerdo de mi primer amor, una niña de piel clara y cabello castaño de quien solo recuerdo haber estado profundamente enamorado, a pesar de mi corta edad, es algo muy curioso pues cualquiera puede cuestionar los sentimientos de un niño de menos de seis años, pero solo cada quien dentro de sí mismo sabe, y yo me enamore profundamente pero por obvias razones de tiempo, mis sentimientos nunca fueron más allá. Después entré al “Instituto Novaera”, mi segunda escuela, en la que de hecho tengo más recuerdos pero no todos con claridad. Allí estudié desde el último año de preescolar hasta el segundo de primaria, tres años en los que tuve mis primeras amistades sólidas, y como la mayoría de las personas, tuve mi primer mejor amigo. Su nombre era Ricardo, fue con la primera persona a quien yo recuerdo que forma un lazo amistoso especial, su casa fue la primera que visité y la primera en la que tuve una de esas típicas acampadas en casa ajena. Pero desafortunadamente no lo conservé mucho tiempo, pues al final nos distanciamos un poco y todo terminó cuando salí de aquella escuela, finalizando así el ciclo más regular de mi vida y abriéndose el más complicado de esta, pero que estoy a meses de terminar. Cuando era pequeño jugaba únicamente con animales de plástico, pues me gustaban mucho, tanto que incluso mi primer libro fue de animales y yo soñaba con ser veterinario y ayudar a todos los animales que pudiera. Luego me di cuenta de que no estaba hecho para ello. A largo de mi vida he tenido animales de todo tipo, aunque suene cruel y egoísta, en algún momento dejaban de importarme o ya no eran el centro de atención, y pasaron cosas por las cuales me arrepiento mucho, pero que gracias a ellas me di cuenta de que esa no era mi vocación. Me mudé a mi tercera casa en el año 2007, es en la que actualmente resido. En esta casa es en la que tengo mis recuerdos más vívidos y precisos de la culminación de mi
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infancia y el inicio de la adolescencia. En esa casa conocí a mis primeros amigos-vecinos, con los que convivía casi todos los días de los 7 a los 12 años. Ellos fueron mis compañeros de travesuras que casi se acercaban al vandalismo, con ellos tuve mis primeras escapadas a lugares cercanos al fraccionamiento pero lejanos para un niño de mi edad, de mis primeras fantasías, transe de intereses de niño a intereses de pubertad pero después terminé alejándome de ellos por problemas que después causaron en mi vida y decidí alejarlos de ella. Aquí he tenido las experiencias más dolorosas emocionalmente pues mi habitación es testigo de todas mi penas amorosas y existenciales pero también de algunas de mis platicas más íntimas. Cuando mi hermano mayor y yo éramos pequeños tuvimos un perro quien estuvo con nosotros cinco años en nuestra segunda y tercer casa, él vivió toda su vida bien, pero también gustaba de escaparse de la casa y salir huyendo para no poder atraparlo después, tantas veces lo hizo y regresaba o lo atrapábamos sano y salvo, pero un día su suerte cambió pues salió a la carretera y un camión lo arroyó dejando su cadáver irreconocible en el asfalto, esa noche nosotros teniendo menos de 11 años lloramos por nuestra mascota a quien ya no veríamos más. Mi tercera y última escuela ha sido el “ Colegio Liceo del Bajío” en el que he estudiado los últimos casi 8 años de mi vida, dos terceras partes de primaria y los tres de secundaria. En esa escuela he vivido algunas de las mejores experiencias de mi vida con las personas a quienes he conocido allí, sobre todo en los años más recientes, pero también pareciera que las malas experiencias aumentan en función de las buenas. Cuando llegué al colegio recuerdo claramente esa mañana en la que mi padre nos dejó a mi hermano y a mí en la puerta, pues eran terrenos desconocidos, yo a tercero de primaria y mi hermano mayor a sexto, aquel día llegué un poco tarde y tenían la costumbre de formar a toda la primaria en el patio cuando dan “el toque”, entonces yo me formé en la fila de los hombres que parecían más cercanos a mi porte, pero después me di cuenta de que eran un año más grandes que yo, así que tomé mi lugar en la fila de tercero pero mi sorpresa fue que mis compañeros eran unas miniaturas comparadas con mi tamaño. Entramos al salón y no recuero concretamente que alguien me hablara de forma directa hasta que él lo hizo, un chico que se acercó a saludarme. En ese momento no pensé que se convertiría en la segunda amistad más fuerte que había tenido. Fui desenvolviéndome cada vez más en el grupo hasta que ocupé, pocos meses después, un lugar en él. Mi relación amistosa con Brandon fue fortaleciéndose hasta que yo llegué a considerarlo mi mejor amigo, la única razón en la que no coincidíamos era que él siempre fue un aficionado de los deportes y a mí nuca me han gustado mucho. Algo que fue clave en que nuestra amistad se volteara de cabeza fue la competitividad académica que siempre tuvimos él, yo y otro compañero. Recibimos por 4 años seguidos excelencia académica en la prueba ENLACE y siempre fuimos de los promedios más estables del grupo, obviamente superados por personas más dedicadas que nosotros. Con él tuve mis primeras conversaciones relacionadas con intereses de puberto que ya se podrán imaginar de que trataban, él fue mi confidente y alguien especial hasta que después, con el paso del tiempo y cuando nuestra inocencia se
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esfumaba, terminamos mal en varios sentidos. Cuando estaba en cuarto de primaria, un año después de haber entrado al Liceo, en febrero 16 del 2011, nació mi hermano Leonardo, un pequeño que actualmente tiene poco más de 5 años. Yo estaba muy emocionado el día en que lo vi por primera vez, pero también supe que habría un gran cambio en la vida de mi familia, pues un nuevo integrante completamente indefenso había llegado. A lo largo de mi primaria tuve 4 distintos profesores, tres mujeres y un hombre; con él sinceramente nunca tuve una buena relación e incluso odié ver su arrogante cara por todo el primer año, además de que la antipatía creo yo, era mutua. Con las otras tres fue mejor, de alguna forma, la primera era buena, pero como maestra era un fiasco pues parecía tener más crisis existenciales que un adolescente enamorado; la segunda era buena de forma circunstancial pues a veces me imaginaba que me miraba de forma discriminante por mi sobrepeso, sin contar su forma de llamar la atención que me irritaba; la tercera no tengo nada más que decir, ha sido la mejor maestra que he tenido, mi maestra Coco, ella siempre fue buena conmigo y me tenía un aprecio particular además de que académicamente era grata la relación. Cuando entramos a la secundaria mi grupo empezó a cambiar de forma drástica, no sé si por el paso del tiempo o por qué empezábamos a dejar de ser niños.Ese primer día de secundaria fue algo curioso ya que cuando entramos en la mañana mis compañeros anteriores y yo, ya éramos expertos y nos sentíamos privilegiados. Ese día todos mirábamos atentamente, para ver quién llegaba nuevo. Al segundo día llegó un tipo del que no imaginé el papel que ocuparía en estos últimos tres años de mi vida. En el primer año de secundaria las tensiones comenzaron a crecer, el grupo comenzó a fraccionarse cada vez más en subgrupos, yo comencé mis conflictos abiertos con el insoportable de mi amigo, era muy tolerante con él, pero hasta cierto punto llegaba a atosigarme específicamente a mì, pues todos los demás parecían amarlo. Se empezaron a formar nuevas amistades, ya que la forma en que nos acomodaron dentro del aula de clases lo propiciaba. Conocí más a un compañero nuevo, su nombre era Santiago, él se convirtió con el tiempo en un amigo muy cercano a quien actualmente sigo frecuentando y es mi confidente, pues confió en que, aunque ya no viva aquí, a él siempre le podré contar cosas que a nadie más le diría. Con él desahogaba mis penas que causaba en mí la chica que entonces me gustaba y siempre fue realista conmigo y yo con él. Cuando entramos a segundo de secundaria comenzaron a entrar de nuevo en mi vida personas que estaban en segundo plano, de hecho todos mis actuales amigos salvo por un par llegaron en esas fechas, empecé a conocerlos y ahora son mis más grandes amistades, ya que aunque sea atrevido decirlo aprecio más a personas que conozco de hace un par de años que algunos a quienes conozco desde que llegué. La forma en que el grupo se relacionaba cambió drásticamente aquel año, pues mi gran amigo de la primaria se fue. Segundo ha sido el año más influyente en mi vida, pues en él se basan la mayoría de las cosas que hago actualmente así como mis amistades sólidas. Finalmente, este último año, mi vida ha estado llena de cambios, decidí cambiar cosas de mi personalidad por las que siempre fui menospreciado y aunque me cuesta trabajo, todo mejorará como vaya pasando el tiempo. Además, he descubierto nuevas cosas de mí, pues algunas personas han despertado sentimientos únicos que cargo en mi conciencia. Cada cabeza es un mundo completamente diferente.
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Iván
Hernández Durán
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ací en una de mis ciudades preferidas y que me gusta visitar, se llama Guanajuato, en el año 2001. Es una ciudad muy acogedora y tranquila como para ir una tarde en fin de semana y caminar un rato. Mi infancia fue muy divertida, iba aprendiendo mucho de la gente, y algo que me marca mucho
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como persona es que sé cómo tratar a la gente en cualquier situación, y tener una mejor convivencia, o sea, entiendo como le gusta a cada uno que lo traten, aunque no siempre me funciona. Tengo dos hermanas, una mayor y otra menor, con las que he pasado la mayor parte de mi vida y nos divertimos mucho. Estudié la primaria en Silao en la Victoriano Rodríguez, donde tuve muy buenos amigos y recuerdo muchas anécdotas con ellos, en quinto de primaria me cambiaron a la escuela en la que curso actualmente, el Colegio Liceo del Bajío. Fue un gran cambio, y al principio no me entendía mucho con los nuevos compañeros, pero después me adapté y me hize muy buen amigo de ellos. En secundaria entraron más alumnos a la escuela, de hecho la mayoría de los que éramos. Durante las vacaciones de verano y de final de año mis papás siempre nos llevaban a un lugar diferente de vacaciones e incluso, mucho al extranjero, aunque nunca fui tan bueno para hablar otro idioma.
Actualmente curso tercer año de secundaria con buenos amigos y una buena convivencia con mi familia, y ya cuento con preparatoria en cual seguir estudiando y así continuar mi historia…
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José María Trejo Vaqueiro
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odo comenzó un 8 de julio del año 2001, en el hospital Aranda de la Parra, donde la señora Susana Vaqueiro, mi madre, acompañada del señor Raúl Trejo, esperaban el nacimiento de su tercer hijo. Yo, José María Trejo Vaqueiro. Mi infancia al lado de mis hermanos y de mis padres, fue buena, con muchos recuerdos lindos y graciosos de mis travesuras y también de las veces que me regañaron por éstas . Todo parecía ir bien, mi primer recuerdo de una escuela fue en el kinder, donde según mis amigos era un poco agresivo con los demás, pero yo era feliz. Todo cambió cuando mi padre después de muchas discusiones con mi madre, y por motivo que hasta el día de hoy no conozco, decidió separarse. Solo me queda el recuerdo de la noche en que se fue. Él dijo que tenía que irse, mis hermanos
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y yo jugamos un rato con él antes de que se fuera. Yo no entendía nada en ese momento, pensaba que iba a salir por alguna cosa que faltaba en la casa así que no le di mucha importancia. Y luego llegó la etapa más dura para mí. La primaria, a pesar de los problemas que tenía, era feliz con mis nuevos compañeros. Todos eran muy agradables y yo también les agradaba, y fue ahí donde conocí a mi primer amor, su nombre era Tannah, una niña que a todos mis demás amigos les parecía fea, no entendían como me gustaba, la verdad hasta el día de hoy yo tampoco lo entiendo. Aunque al final terminó siendo un amor no correspondido, fue algo que se marchó con el tiempo, y aunque después de ella hubo más niñas que me gustaron, los cuales fueron grandes amores que no lograron ser correspondidos, logré superar todo y ser feliz con mis amigos. La graduación de sexto de primaria fue una tarde que jamás olvidaré, todos estábamos emocionados, pero a la vez con un gran sentimiento de vacío por no vernos más. Fue un día lleno de lindas y fuertes emociones. Después llegó la etapa en donde me encuentro. La secundaria. El primer día lo recuerdo perfectamente, estaba muy nervioso pero decidido a socializar y encontrar nuevas amistades. Recuerdo que fue un día muy incómodo ya que no hablé con nadie, pero conocía a algunos compañeros por un campamento de verano, fue un buen año. Después, en segundo de secundaria, ya que tenía buenos amigos, conocí nuevas personas que se volvieron muy especiales, y además me reencontré con un viejo amigo mío que había sido mi compañero en primaria y sinceramente me alegró mucho volver a verlo. Aunque con errores y un poco de tristeza en ese año, al final todo terminó saliendo bien.
Ahora estoy cursando el tercer año de secundaría, todos los problemas quedaron atrás y estoy agradecido de tener a mi lado a los mejores amigos y compañeras que pueda pedir, con una familia que amo, y un futuro prometedor.
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Juan Alejandro Ayala Mata
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mí siempre me ha gustado dibujar, bueno, al menos desde que tengo memoria. El dibujo me empezó a llamar la atención, por que veía como dibujaba mi papá y además por todos los comics que tenía, —montones y montones de puro arte en comics—. Al principio no me interesaba mucho leerlos, prefería ver los dibujos de las historietas y, aunque me gustaban los súper héroes, en ese tiempo no me gustaba el personaje “Batman”. Prefería al primer súper héroe llamado “Superman”. En ese momento solo me gustaba dibujar (copiar dibujos) a Superman y pedir a mi papá dibujos de ese mismo personaje, de esos simples momentos, salió lo que es mi pasión, el dibujo. En el Kinder no dibujaba tanto como ahora en secundaria, pues solo podía copiar, aún no podía crear e imaginar. En mis
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años de preescolar, me cambiaron dos veces. Inicié en el Antonio Funes y terminé en el Dif. Durante estos esos años, mis padres se separaron por segunda vez, la primera fue acuando yo tenía dos años; creo que en ninguna de las dos escuelas dibujé mucho a causa de su separación. Aunque me seguía gustando, no lo hacía en la escuela; el dibujo era más para la casa. Después ya cursando primero de primaria, fue cuando empecé a sanar esa herida que me tenía encerrado y empecé a dibujar en la escuela, pues ya era capaz de imaginar mis propias creaciones, mis propias dibujos y no solo copiar, como solía hacer antes. Recuerdo, que en los primeros años, hasta lo que fue cuarto de primaria era muy arrogante, con eso de que yo sabía dibujar y los demás no, cuando veía a uno que otro dibujar y le salía bien, en mi opinión, yo le decía “dibujo mejor que tú” y le restregaba alguno de mis dibujos en su cara. Poco después fui creciendo y reconocí por mí mismo que no estaba bien eso que hacía y en lugar de seguir, dejé de hacerlo, me disculpé y me volví también más cerrado de lo que ya era. Y así seguí con el dibujo, más retraído, pues así creía que ya no lastimaría a nadie. Seguía hablando con los demás, solo que mi círculo de amigos fue más pequeño. Incluso, en varias ocasiones, mis amigos fueron malos conmigo. Para ser honesto, creo que me molestaban por haber sido así con ellos, respecto a mis dibujos. De todo eso que me sucedía, dibujaba algo; era mi forma de desahogarme. Los fines de semana salíamos al municipio Jaral del progreso a visitar a la familia que se encontraba por aquel lugar, menciono esto porque en casa de una bisabuela hay un pequeño jardín con un árbol de guayabas donde me sentaba a dibujar tranquilamente todos los días, aunque fuera a dibujar cualquier pensamiento. Todo siguió igual en lo que quedaba del año, solo hubo un pequeñísimo cambio que fue la llegada de un compañero nuevo en sexto, el cual se volvió mi amigo, solo tuve cinco amigos, de cuarenta y siete que éramos en el salón, sus nombres son: Juan Emanuel, Gustavo, Jonathan, José de Jesús y Uriel Alejandro, ellos fueron mis amigos en ese tiempo de primaria. A Jesús y Uriel les gustaba el dibujo como a mí y entre nosotros nos dábamos consejos para hacerlo mejor. Yo les insité un poco a dibujar comics: Un día estaba sentado en una banca de la escuela dibujando un pequeño comic y llegaron Uriel y Jesús preguntando qué hacía, les respondí que un comic, además también les explique que es un comicfinalizada miexplicación, empezaron a hacer sus propios comics. Unos días, tres para ser exacto: miércoles, jueves y viernes, no fui a la escuela porque fui a la secundaria en la que yo quería estudiar el “Colegio Liceo del Bajío” pues ellos querían ver mi forma de ser y cómo interactuaba con los demás. Ese era una
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especie de examen de personalidad. Recuerdo que el primer día, una de las primeras cosas que hice en el salón de clases fue dibujar. Al salir al recreo me senté en una llanta de la escuela, comiendo mi desayuno y dibujando. Al segundo día, me animaron a jugar un partido de futbol americano con ellos; el tercero, pues fue un poco más platica, pero solo un poco. Al entrar a la escuela hice lo mismo que normalmente hacía, me fui a una llanta a comer mi almuerzo con una libreta para dibujar, alejado de todos. En ese tiempo me gustaba bastante estar solo. Todos los días era lo mismo, no había mucha diferencia. Una que otra vez, empecé a juntarme un poco más, pero solo un poco más. En segundo, y ahora en tercero de Secundaria, ya socializo un poco más y me siento en las mesas de la cafetería con algunos compañeros.
La verdad, entrar a esta escuela, a este colegio me cambió y todo eso se lo debo a mis compañeros, a todos sin excepción, me ayudaron a crecer, más de lo que creí posible. Siempre se los agradeceré, por toda mi vida.
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Karem Lizeth Ramírez Vélez
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i nombre es Karem Lizeth Ramírez Vélez. Nací el 22 de noviembre de 2000 en Guadalajara, Jalisco. Soy la segunda hija y tengo un hermano de 17 años. Mi mamá se llama Soraida Elena y mi papá Juan José. Durante toda mi vida he estado cambiado de casa y de cuidad. En Guadalajara tuve 2 casas. En la primera viví los primeros años de mi vida, era una casa verde por lo tanto la recordamos así, como “la casa verde”. Mi segunda casa estaba en frente de un parque y ahí hice mis primeros amigos, eran los hijos de los dueños de una tienda que estaba ahí cerca; creo que ellos fueron mis primeros mejores amigos pero me tuve que mudar de ciudad y esa relación amistosa acabó. Mi segundo destino fue Toluca y antes de mudarnos encon-
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tré una perrita en la calle, la bañé, la alimenté y cuidé. Decidimos llevarla con nosotros a Toluca pues yo ya me había encariñado y mis papás no me querían ver triste. La llamé galleta, fue mi primer perro y sigue viva. En Toluca también viví en dos casas, para ser más exacta en dos fraccionamientos. Estuve en un colegio llamado Colegio Albatros y pienso que ese ha sido mi colegio favorito porque hacían muchos eventos y las clases eran buenas. Ahí tuve nuevos amigos pero en especial tres mejores amigas a las cuales extraño y a veces sigo contactando. En Toluca viví varias experiencias y conocí lugares muy bonitos como el Nevado de Toluca, el santuario de las mariposas monarca, La Marquesa, entre otros. Otra vez tuve que mudarme de cuidad, esta vez a Matehuala, San Luis donde solo estuve nueve meses. Me gustó vivir ahí porque es un lugar muy bonito y tranquilo, aparte porque estuve practicando karate. En Matehuala estuve en un colegio de monjas, a pesar de eso estaba padre el colegio. Con los amigos que tuve ahí no tengo ningún contacto hoy en día, pero cuando me mudé a Silao me hicieron una fiesta de despedida que me gustó mucho. Ahora estoy en Silao, Guanajuato en el Colegio Liceo del Bajío donde he conocido amigos muy buenos y no solo en el colegio, también fuera de éste. Entré a este colegio en cuarto año, me acuerdo que llegué casi a mitad de año, Kittsia dice que cuando llegué estaba escondida detrás de mi mamá. Me presenté y la primera que me habló fue Valeria Juárez elogiando mis tenis. Al principio era muy tímida y hablaba muy bajito pero poco a poco me fui acoplando gracias a mi queridísima mejor amiga kittsia. Los siguientes años escolares fueron normales y divertidos hasta que pasé a sexto donde me enamoré por primera vez del mejor amigo de mi hermano. Siempre lo veía en la escuela y cada vez me gustaba más pero nunca me hizo caso y terminé por olvidarlo en segundo de secundaria. No me he vuelto a enamorar como me enamore de él.
Estos años que he estado en el Liceo han sido increíbles, ha habido momentos malos pero se han solucionado. Y de mis compañeros, no me quejo, pues aunque todos hacemos nuestros grupitos, somos un grupo unido. Actualmente tengo 15 años y estoy por pasar a una nueva etapa, la preparatoria, la cual me asusta, pero sabré sobrellevarlo.
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Anna Karolina Ladrón de Guevara
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i nombre es Anna Karolina Ladrón de Guevara Diego, nací el 24 de agosto del 2001, en Irapuato. Tengo muy pocos recuerdo de los primeros años de mi vida pero por lo que mi mamá me cuenta, vivíamos en Salamanca, cerca de la casa de mis abuelitos y después de un año mi mamá y yo nos mudamos a Guanajuato, En el 2003 llegamos a Silao con la sorpresa de que tendría un hermano; para esas fechas yo ya me
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encontraba en el kínder, en el Instituto Frassati. Después de terminar el kínder cursé mi primer año de primaria. Ese año fue muy importante para mí, porque nació mi otro hermano y tuvimos que regresar a Salamanca durante un año más, donde cursaría segundo grado de primaria. En Salamanca conocí a personas muy importantes y aunque al principio no me gustaba la idea de vivir allá, me doy cuenta de que el cambio no fue tan malo. Desde tercer año de primaria hasta primero de secundaria lo cursé en el Instituto Novaera; la mayoría de esos años fueron únicos para mí porque conocí a personas nuevas, me gustaba el lugar donde vivía, me gustaba pasar tiempo con mi mamá y hermanos, y todos los fines de semana iba a la casa mis abuelos, donde sabía que me la iba a pasar muy bien. También en esos mismos años conocí a una de mis mejores amigas, es una persona en la que realmente confié, todos los días hablábamos y hasta se quedaba en mi casa a comer, pero en segundo de secundarias las dos nos distanciamos ella entró a una escuela en León y yo, al Liceo del Bajío. Sin duda alguna haber entrado al Colegio Liceo del Bajío fue un poco extraño, sobre todo al principio, por que no conocía a muchas personas y tenía demasiados nervios; jamás había estado en un salón con tantas personas. Con el tiempo fui consiguiendo verdaderas amistades que hasta el día de hoy sé que puedo confiar en ellas. Tercero de secundaria para mí ha sido un año con muchas experiencias y sentimientos nuevos como la emoción en entrar en alguna preparatoria o el sentimiento de pensar que muchos de nosotros en un par de semanas ya no estaremos juntos en un salón de clase.
Una parte muy importante para mi, sin duda alguna, son mis amigos. pero siempre he pensado que tengo una familia maravillosa.
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Kittsia Elizabeth Soto Acosta
Mi nombre es Kittsia Elizabeth Soto Acosta, tengo 15 años y nací en Silao, Guanajuato el 5 de enero de 2001. Mis padres son Elizabeth Acosta López y Rigoberto Soto Silva. Tengo dos hermanos; soy la de en medio. El mayor, llamado Jairo Azael, acaba de cumplir dieciocho el 12 de mayo; y la menor, llamada Hanna Sophia tiene siete; es del 18 de agosto del 2009. Estudié primero de preescolar en “Frasatti”. De ahí me cambie al Colegio Liceo del Bajío y cursé hasta el año actual, tercero de secundaria. Mi primera comunión fue en el año 2010, donde también hice mi confirmación, junto con algunos compañeros y amigos de tercero de secundaria.
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Antes vivía en la colonia Norias de Sopeña 2, sección numero 53 pero nos cambiamos porque la casa ya era muy pequeña y no estaba tan cómoda. Actualmente vivimos en Santa Clara, estamos poco alejados de la sociedad ya que nuestra casa está en medio del campo, pero también más cerca de nuestro colegio. Mis años favoritos de la secundaria fue primero y segundo, ya que al terminar el año se realizan proyectos interdisciplinarios: en primero bailamos un baile ruso muy padre, y en segundo hicimos un baile de gimnasia. Como a mí me encanta la gimnasia y la practicaba, es mi deporte favorito. En tercero de secundaria fue mi año de amor, ya que me empezó a gustar un niño al que le tomé mucho cariño, lo cual no había sentido nunca por alguien. En este año siento que cambie mucho, ya no me llevo igual con todos como en los años anteriores, mi vida cambio mucho desde que pasé a tercero, ahora siento que son más discusiones, nada me gusta, etc.
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Sandra Jimena Palacios Pérez
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ací en Guanajuato, Gto, el 10 de marzo del año 2001. En el año del 2003 ingresé a mi preescolar donde todas mis hermanas han estado, incluso mis primas, hasta el día de hoy; y si en algún momento de mi vida tuviera hijos (lo cual dudo mucho), me gustaría que estuvieran allí. Durante toda mi estancia en esta institución, que hasta la fecha sigue existiendo, sucedieron muchos de los recuerdos que hoy conservo. Recuerdo que a la edad de tres años, estando en mi andadera en el segundo piso de mi casa, tranquilamente yo jugaba hasta que me encontré con la sorpresa de un lindo pajarillo que andaba por allí, al verlo sentí emoción por aquel ser que no solo caminaba si no también volaba y comencé a perseguirlo. El pajarillo fue hacia las escaleras y yo por perseguirlo quedé en la
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punta de las escaleras. Mi madre, quien me acompañaba en este suceso, al darse cuenta de lo que pasaba en ese momento, estaba espantada; tenía miedo de gritarme pues se imaginaba que al verla, yo correría, o el pajarillo caminaría y yo lo seguiría; así que mi madre solo se quedó parada esperanzada y con la idea de que no pasaría nada. Pero el pajarillo corrió y yo lo perseguí, cayéndome de lo más alto de las escaleras raspando toda mi carita. Por supuesto que esto sería algo madre y mi padre nunca olvidarían, ya que era su única hija y a quien más quieren. A mis cuatro años de edad concibieron a mi hermana, la de enmedio de cuatro hijos. En ese mismo año yo empecé a defenderme de los niños; los mordía, llevándoles así muchos citatorios a mis padres a casa. Por fin terminé mis primeros tres años de estudio en el kínder, concluyéndolos con una linda fiesta con todos mis compañeros; fue divertido. A los seis años ingresé a la primaria la Tenoch, o algo así, en donde hice mi primer y segundo años. Cambié de institución a la escuela “Primaria #4” donde entré para continuar mis otros años de escuela, de tercero a sexto de primaria. Mi vida empezó a tomar buenos recuerdos desde cuarto, ya que mi maestra nos culpaba del gran dolor de cabeza que padecía. Al grupo solo nos causaba risa lo histérica que se ponía al decirlo. En este año empezó un taller de danza en donde hice buenas amistades y junto con otros compañeros relizamos muchas locuras. Durante quinto año una amiga, dueña del lienzo charro, nos invitaba a convivir y pasar unos buenos momentos y otros que difícilmente recuerdo, por algunos momentos de ocurrencia con alch… jajaja, en fin. En sexto nos empezamos a preparar para los desfiles y por supuesto, para nuestra graduación. Fue un año que jamás olvidaré porque cometimos tantas ocurrencias juntos; recibimos regaños, felicitaciones, cosas buenas, cosas malas. Pero todo juntos. Nos graduamos al fin, pero también sufrí la presión de que me separaría de ellos y vendría un cambio total para mí. Ingresé al colegio Don Bosco, haciendo ahí la mitad de primer año de secundaria y la otra mitad, en la secundaria Efraín Huerta. Para segundo de secundaria entré al Colegio Liceo del Bajío, donde actualmente estoy cursando tercero con amigos que amo y están conmigo (Karem, Kittsia, Hannia, Andrés, Dulce y Saúl). Empezaré una nueva etapa de mi vida en la prepa y soy muy feliz.cxx jijiji. Fin.
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Saúl Alejandro Ramírez Vargas
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oy Saúl, una persona muy alegre, divertida, optimista, bromista, carismática, muy protector con las personas que amo, soy muy amigable, loco, creativo, atrevido, servicial, travieso, no me para la boca de hablar, independiente, pervertido, a veces me gusta estar solo, soy desmadroso… para que les sigo contando si ustedes ya me conocen. Pero no siempre fui una persona alegre. Los que ya me conocen saben que no soy muy bueno con algunas materias; de pequeño siempre me afectaba eso de las bajas calificaciones, numeros; y la mayoría de las personas me decían que no podía, que era un tonto, que no servía para nada y muchas cosas más. Y yo me lo creía, entonces yo me preguntaba por qué estoy
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aquí si no sirvo para nada, si lo único que hago es decepcionar a las personas; mi familia estría mejor sin mí, yo no puedo, estoy solo. Y pues sinceramente desde que conocí a Dios todo cambió: mi forma de ver al mundo, mi forma de pensar, mi seguridad, mi soledad, todo cambió. Y a pesar de que el mundo siempre va a ser de lo más cruel contigo y siempre te va a terminar tirando, sentirás que las aguas te llegan al cuello y el mundo te traga, puedes caerte y reclamarle a quien quieras, pero no puedes quedarte en el suelo tirado. Hay que seguir adelante.
A pesar de que muchas veces me confunde la vida y no sé ni siquiera qué pensar y estoy encerrado en mi propio mundo de locura, del cual no puedo escapar, me va destruyendo poco a poco y no sé ni qué pasará con mi vida, es emocionante descubrir cada día de ella.
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Valeria Itzel Juárez Lara
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i nombre es Valeria Juárez Lara, nací un 2 de marzo del 2001. Mi padre es José Antonio Juárez Paniagua de 44 años, trabajador de General Motors; y mi madre es Leticia Lara Gaytán, de 43 años. Ambos nacieron y vivieron en Jaral del Progreso, Guanajuato, pero por circunstancias del trabajo de mi padre tuvimos que mudarnos a Silao, Guanajuato. Tengo 2 hermanas Citlali Anayantzi, la mayor de los hermanos, quien está en su último año de preparatoria, y Ximena Amairani con la que me llevo 6 años de diferencia, y un hermano, José Antonio, que es el más chico de la familia. Cursé mi preescolar, primaria y actualmente secundaria en el Colegio Liceo del Bajío. Ahí fue donde he pasado muchos de mis recuerdos, vivencias y amistades.
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De mi infancia no me quejo, siempre tuve como compañera a mi hermana Citlalli y mi madre que nos tenía mucha paciencia. Nos gustaba hacer “comidita“ con el lodo, hacer casas de cobijas, salíamos con los otros niños que vivían a nuestros alrededores para jugar a escondidas, saltar la cuerda, etc. Me acuerdo que, de todos los que salíamos, yo era la más pequeña; entonces siempre era “de chocolate” y me enojaba mucho, pero no me quejaba. Muchos de los vecinos siguen viviendo cerca y me he encontrado casualmente con algunos, sin embargo, todos tienen diferentes metas y caminos. La verdad mi hermana y yo fuimos muy consentidas por mis papás cuando niñas, por eso era frecuente que fuéramos a acampar a Michoacán o nos llevaran a parques, ferias o cines fuera de Silao; también era rutinario que los sábados en el desayuno fuéramos por un jugo y un churro y, aunque es algo simple, es de los recuerdos que más añoro. Sim embargo con el nacimiento de mis 2 hermanos menores cambiaron muchas de estas cosas. Cuando nació mi hermana Ximena estábamos en la Ciudad de México en KidZania. Recuerdo que estaba a punto de meterme en una burbuja, había esperado mucho cuando avisaron a mi tia que mi hermana acababa de nacer. Inmediatamente nos regresamos a Celaya para conocer a la nueva integrante de nuestra familia. De niña no me gustaba ir a la primaria, siempre le pedía a mi mamá que me cambiara de escuela, pero nunca me hizo caso. Gracias a esto, aprendí que no puedo simplemente huir de lo que no me guste o de alguien que no me agrade, pues en la vida siempre me enfrentaré a situaciones así. Aunque para ser honesta sigo recordando mi primaria con poco cariño y alegría. Actualmente curso tercero de secundaria y de lo poco que he vivido, la secundaria ha sido la etapa de mi vida que más he disfrutado. He conocido gente increíble, como mis maestros, y he hecho amistades con personas que en verdad vale la pena gastar el tiempo; y a pesar de que pronto saldremos de esta etapa y muchos nos separaremos. Yo no me arrepiento ni me arrepentiré por los momentos vividos con estas personas, que puedo llamar amigos.
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Valeria Ramos Domínguez
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i nombre es Valeria Ramos Domínguez, nací el 7 de octubre del 2000, en el hospital Aranda de la Parra. Mis papás son Olivia Domínguez Salazar y Francisco Ramos Villarreal. Tengo una hermana llamada Diana Olivia Ramos Domínguez que tiene 19 años; 4 medias hermanas y 3 medios hermanos por parte de mi papá. Uno de mis primeros recuerdos es el de unas vacaciones en la playa, en Manzanillo. Esto pasó cuando tenía alrededor de 3 años, mi papá, mi hermana y yo estábamos en la orilla de la alberca y yo quería ir más al fondo, así que caminé. Yo era una criaturita pequeña, así que en una parte que estaba más honda no pude estar de pie y me hundí. Mi papá al ver eso se lanzó por mí y me sacó; me llevo con mi mamá. Ella estaba esperándome y lo único que le dije fue “Me ahogué”, desde ese día, cada vez que vamos a la playa me lo recuerdan y nos reímos de mi ignorancia cuando tenía tres años.
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Durante mis primeros nueve años de vida viví cerca del centro de Silao, en la calle Comanja, después me mudé al Condado de la Pila, en Jacarandas No.25, donde actualmente vivo. Mis tres años de preescolar los estudié en el Colegio Liceo del Bajío, donde conocí a muchos de mis actuales amigos, no recuerdo mucho de esa época, solo a dos maestras que yo quería mucho y también, que en un festival yo era la patita. Los siguientes 3 años, en primaria, también los estudié en el mismo colegio, pero para cuarto de primaria mis papás decidieron cambiarme de escuela, pues querían que aprendiera inglés, así que me fui al Instituto Novaera, donde conocí a otra parte de mis actuales compañeros. Ahí conocí a la mejor maestra del mundo entero, era la maestra que me dio las ganas de aprender inglés, se llama Setty Attias, ella es de Minnesota, Estados Unidos. Ella decidió venir a Silao, pues deseaba enseñar inglés. Era muy cariñosa e inteligente, ayudaba a todos los alumnos e incluso una vez nos llevó a caminar por el cerro que estaba cerca de la escuela. Muchas veces hicimos comidas donde estábamos con ella mientras nos platicaba de su vida en Estados Unidos, incluso con ella tuvimos varias mascotas, Peanut y Jelly bean. En el 2012 mi mamá, mi hermana y yo nos fuimos a Los Ángeles, Estados Unidos, nos quedamos con una amiga de mi mamá, Julia. Ella nos llevó a conocer muchos lugares de Los Ángeles, como lo fue Disneyland, Universal Studios, el paseo de la fama, entre otros lugares más. En Disneyland me la pasé muy bien, pues estuve todo el día en juegos y me comí la manzana más deliciosa del mundo. En los Universal Studios me reí mucho, pero también me asusté un poco, pues los juegos eran algo extremos, específicamente, el de la momia, porque iba muy rápido; y el de Jurassic park, pues nunca me han gustado esas películas. Y finalmente en el paseo de la fama me la pasé muy bien, ya que pude comprar varias cosas de mi artista favorito, el cual es Michael Jackson, y pude estar y tomarme una foto en su estrella, en la cual estuvo él un día. Aunque tuve que hacer fila para tomarme la foto, fue la mejor cosa del mundo. El último día en los Ángeles dimos una vuelta por una ciudad muy bonita, pero no recuerdo cuál era. Después de ese grandioso viaje terminé sexto de primaria y mis papás decidieron que era mejor regresarme al Liceo del Bajío, pues la secundaria en el Novaera no estaba muy estable que digamos. En esta época fue cuando me comenzó a gustar la lectura, lo cual hasta ahorita conservó, me encanta leer ciencia ficción y romance, pues me llegan mucho al corazón. Mi libro favorito es La Huésped de Stephenie Meyer, pero también tengo otros libros que me han gustado mucho como lo son Trono de cristal, Paramormal y Snow like ashes. Al cambiarme al liceo de nuevo, me reencontré con muchos de mis amigos y conocí más, he estudiado ahí los tres años de secundaria y he aprendido mucho, tanto de mis maestros como de mis compañeros. El 10 de octubre del 2015 fue mi fiesta de quince años, y me la pasé muy bien, pues conviví con mis amigos y bailé muchísimo, lo cual casi nunca hago en presencia de mis padres. Próximamente me graduaré para entrar a la preparatoria La Salle, la cual se encuentra en el boulevard Juan Alonso de Torres, en León, Guanajuato.
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Este anuario se terminรณ de imprimir en junio de 2016, en Silao, Guanajuato.