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Anexo III: Genalguacil en publicaciones seleccionadas

Anexo III: Genalguacil en publicaciones seleccionadas de relevancia (en orden cronológico)

- El arte de salvar una aldea despoblada. El País, 24/08/2020. https://elpais.com/cultura/2020-08-23/el-arte-de-salvar-a-una-aldeadespoblada.html

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- La inmunidad artística de Genalguacil. Diario Sur, 16/08/2020. https://www.diariosur.es/culturas/inmunidad-artistica-genalguacil20200815120025-nt.html

- Los encuentros de Genalguacil baten su récord con 207 propuestas de 18 países. La

Vanguardia, 20/06/2020. https://www.lavanguardia.com/vida/20200620/481863997259/losencuentros-de-genalguacil-baten-su-record-con-207-propuestas-de-18paises.html

- Genalguacil se cuela en el ‘top’ cultural. Diario Sur, 07/02/2019. https://www.diariosur.es/culturas/genalguacil-cuela-cultural20190207003123-ntvo.html

- To Lure Tourists, a Remote Village in Spain Turns Its Eye to the Arts. The New York

Times, 03/09/2014. https://www.nytimes.com/2014/09/04/world/europe/tolure-tourists-a-remote-village-in-spain-turns-its-eye-to-the-arts.html

Antonia 'La Española' y la artista Ana Varea, durante una de sus conversaciones en Genalguacil. JUAN CARLOS MARTÍNEZ / GENALGUACIL PUEBLO MUSEO

A sus 82 años, Antonia La Española es una caja de sorpresas. Igual que se lanza a cantar una coplilla que ha escrito, se pone a recordar cómo aprendió a coser de forma autodidacta deshaciendo prendas que luego volvía a ensamblar. Esos objetos y los relatos de esta vecina son historia de su pueblo, Genalguacil —un rinconcito de 410 habitantes en la malagueña Serranía de Ronda— y sirven a la creadora albaceteña Ana Varea, de 28 años, como materiales de trabajo. El fruto de esa relación cercana que ambas mujeres han mantenido en los últimos días se ha cristalizado una instalación artística en las habitaciones de una vivienda abandonada del municipio, donde se desarrollan conceptos como el luto y se escenifican ritos populares como el ajuar. Antonia ejerce así de hilo conductor de La casa de Fulanita, proyecto con el que Varea pretende recoger la historia “y apuntalar la memoria”, según explica.

Su trabajo muestra alguna de las claves de los XV Encuentros de Arte de Genalguacil: la realización de obras in situ y la participación activa vecinal. Esta iniciativa reúne, cada dos años, a un grupo de artistas para que desarrollen sus proyectos en la localidad, este año con medidas especiales y reducción de participantes por la crisis sanitaria. La primera quincena de agosto, ocho creadores se han alojado en el pueblo e instalado sus estudios de manera temporal en las aulas del colegio público o la cooperativa de castañas.

Como la inmensa mayoría de pequeños municipios andaluces, los de esta comarca pierden población a pasos acelerados. En el caso de Genalguacil, casi un tercio de sus residentes en lo que va de siglo XXI

Unas creaciones han quedado instaladas en los recovecos del municipio; otras, hasta finales de septiembre en el Museo de Arte Contemporáneo. Este espacio ofrece también una exposición que resume los 25 años de historia de estos encuentros con una colección que no tiene nada que envidar a centros artísticos de grandes ciudades. El Observatorio de la Cultura de la Fundación Contemporánea incluyó en 2018 esta iniciativa como una de las 15 más importantes de Andalucía, una excepción entre centros culturales y festivales de grandes capitales.

Como la inmensa mayoría de pequeños municipios andaluces, los de esta comarca pierden población a pasos acelerados. En el caso de Genalguacil, casi un tercio de sus residentes en lo que va de siglo XXI. “La iniciativa no es más que un modelo de desarrollo para luchar contra la despoblación”, asegura el alcalde, Miguel Ángel Herrera. Sin embargo, una jornada con los artistas descubre que el proyecto es mucho más. El propio regidor ha participado casi como uno más, guiando a los becados por excursiones a los espacios naturales que rodean al pueblo, conversando con ellos para trasladarle la identidad de la zona y acompañándoles en almuerzos y cenas, siempre en grupo.

“Se trata de generar red”, dice Arturo Comas, que coordina la iniciativa. “Nos nutrimos de conocer las obras de otras personas, sus puntos de vista, pasar tiempo juntos”, añade Jesús Palomino. Este artista de 51 años ha recorrido el municipio a distintas horas del día con una pequeña cámara en el bolsillo. Su objetivo ha sido captar los distintos blancos que ofrecen las construcciones locales, una investigación que deriva en una serie de 500 carteles titulados Edición blanca 2020 donde recoge una muestra de 32 blancos.

La edificación tradicional es igualmente la base sobre la que ha trabajado Paula Valdeón —28 años—, quien también se apoya en la densa naturaleza que rodea a Genalguacil. Con ambos elementos crea un tercer paisaje “donde se mezclan patrones geométricos del pueblo y la flora con telas y cerámicas”, decía la artista de Villafranca de los Barros (Badajoz) mientras trazaba en grandes telas su obra titulada Un paisaje verde. Su paciencia trazo a trazo se lleva a la perfección con la del cordobés Rafael Jiménez —31 años—.

Él dibuja con plastilina sobre papel inspirándose en los motivos decorativos de las fachadas que le han rodeado para crear su proyecto Pertenecer de alguna forma. Su creación tiene dos destinos. Escanea cada trazo para crear un vídeo en stop motion —ha superado los 1.200 escaneos— y las obras finales se trasladan luego a azulejos de barro para componer dos mosaicos, uno de ellos alrededor de la ventana de una casa. “Son los propios vecinos los que han propuesto colocar la obra ahí”, dice Jiménez, sorprendido por la alta participación vecinal. “Es que ver tanta gente aquí que trae cosas tan bonitas nos encanta”, dice la genalguacileña María Teresa Valero.

A unos metros, la onubense Raquel Serrano —25 años— prepara unas grandes láminas en las que, a través del frottage — técnica tradicional de grabado— reproduce diversas superficies de la arquitectura local para “representar el pueblo de una manera casi fotográfica a través un medio muy manual”. En sus paseos por las callejuelas para crear esta Huella de reproducción del municipio, se ha cruzado constantemente con el griego Christos Papasotiriou —31 años— que investiga sobre los sonidos del pueblo.

También con los cordobeses Eduardo Rodríguez y José Manuel Ruiz —24 años— mientras recolectaban aceite usado por las casas de los vecinos para hacer jabón en forma de teja, piezas que se han instalado en varios tejados, donde se irán consumiendo con el paso del tiempo. Una obra efímera que es la excepción en Genalguacil, que ha reunido ya más de 300 creaciones de 200 artistas en las dos últimas décadas y media. Sin duda, se ha ganado a pulso el sobrenombre de pueblo museo.

Culturas

La inmunidad artística de Genalguacil

La pequeña localidad malagueña cierra una de las ediciones más exquisitas de sus Encuentros de Arte, pese a las limitaciones impuestas por la pandemia

Raquel Serrano ha recogido en una serie de obras sobre papel las texturas de las casas de la localidad. / LAURA

MIÑÉ

ANTONIO JAVIER LÓPEZ

Domingo, 16 agosto 2020, 01:22

R 1 0 1 2 P O

Conviene que la pared sea más bien anodina, corriente, uno de esos muros encalados en los que casi nadie se !ja. Algunos compañeros le indicaban fachadas con grietas, desconchones y otras cicatrices, pero eso no era lo que iba buscando. Encontró una muy cerca del

supermercado. Otra unas calles más abajo, a pocos metros de la plaza. Entonces colocaba sobre el cemento blanco una lámina de papel grueso, impregnaba una esponja en gra!to y empezaba a pasarla sobre la celulosa hasta capturar las marcas, los salientes y las pequeñas hondonadas que el paso del tiempo había dejado sobre esas casas de Genalguacil. Y así, al cabo, el proyecto 'Huella de reproducción' de Raquel Serrano destila la esencia de la edición de los Encuentros de Arte que la pequeña localidad malagueña clausuraba ayer con una de sus entregas más exquisitas de los últimos años, pese a las limitaciones impuestas por la pandemia.

Una de esas decisiones para mantener a raya el coronavirus pasaba por reducir el número de proyectos desde la decena de propuestas escogidas en años anteriores hasta las siete acciones desarrolladas durante las últimas dos semanas. El resultado es un grupo de intervenciones artísticas que toman el paisaje y a los vecinos de la localidad como razón de ser y no como excusa, que se integran en el territorio desde la sensibilidad y el respeto, que utilizan el extraordinario entorno natural y humano que ofrece el pueblo como materia prima tratada desde el rigor y la empatía. Y así, en una de las ediciones más complejas que en!laban los Encuentros en sus 25 años de vida –no sólo por el virus, sino también por el olvido institucional que sufre de nuevo el proyecto más allá del Ayuntamiento de la localidad–, la iniciativa ha cuajado en un ramillete de piezas donde la ambición ética convive con la exquisitez estética.

Ahí está la delicada sensibilidad de la 'Huella de reproducción' de Raquel Serrano, que ahonda en su propuesta desde el taller artístico instalado en el colegio. «Mi intención era no inventar nada, sino captarlo todo», resume la artista sobre la serie que trans!ere al papel las texturas de las casas del pueblo.

Paula Valdeón ha creado 'Un paisaje verde' en las aulas del colegio

Su obra se emparienta, por blancura y concepto, con la del autor más veterano de estos Encuentros, el sevillano Jesús Palomino. Su 'Edición blanca' recoge las distintas tonalidades que ofrecen las inmaculadas calles del pueblo a diferentes horas del día. Desde los azules violáceos de la fachada de la iglesia a las seis de la mañana hasta el blanco nuclear de las afueras en las alturas del mediodía, todo ello recogido en una lámina con 32 tonalidades a modo de catálogo cromático de la localidad.

«El proyecto habla de cómo el color es tiempo, porque siempre muta con la presencia del Sol«, esboza Palomino sobre la pieza que ha tomado forma de lámina. »Hemos realizado una edición de 500 ejemplares que vamos a distribuir de forma gratuita en el museo«, acota el artista en alusión al equipamiento cultural recién recuperado después de una amplia reforma culminada con una revisión de la colección artística de Genalguacil a cargo del profesor, comisario y crítico de arte Juan Francisco Rueda.

Ese nuevo montaje también gira sobre asuntos como la identidad, la memoria y el entorno cercano. Cuestiones cruciales en el proyecto de Rafael Jiménez, titulado 'Pertenecer, de alguna forma'. Explica Jiménez

que su proyecto toma los elementos geométricos decorativos de la arquitectura local para transformarlos en nuevos patrones visuales elaborados con piezas de plastilina.

Eduardo Rodríguez y José Manuel Ruiz han elaborado tejas de jabón con aceite reciclado del terreno

Así se van entrelazando el juego y la historia, el pasado y el presente, cristalizados en este caso en un vídeo que da cuenta del proceso creativo del proyecto y en una serie de azulejos elaborados a partir de las imágenes recreadas por Jiménez y que ya están instalados en el patio del colegio y "anqueando una de las ventanas de la calle Asperilla.

A pocos metros de allí, en el número 2 de la calle Caridad, Antonia 'La Española' se mantiene como algo parecido a una institución viviente en esta pequeña localidad de apenas 400 habitantes. Antonia ha participado en multitud de proyectos presentados en diferentes ediciones de los Encuentros y este verano no ha sido una excepción.

Es la protagonista de 'La casa de Fulanita', a cargo de Ana Varea, que ha tomado la fascinante biografía de Antonia (desde el origen estraperlista de su apodo hasta su afán por aprender a leer pese a las imposiciones familiares) como base para elaborar un vídeo y un

fotolibro. «Suelo trabajar –ofrece Varea– con cuestiones relacionadas con la identidad cultural en espacios rurales. Llego a un lugar y tomo los objetos como vestigios que me hacen intuir una historia».

Ana Varea (derecha) conversa con Antonia 'La Española', vecina de Genalguacil.

Vestigios del siglo XXI varados en Internet, donde Paula Valdeón encontró la fotografía de Genalguacil que sirvió de espoleta para 'Un paisaje verde'. De nuevo el entorno cercano, la naturaleza y la re"exión sobre la identidad sobrevuelan en la obra que también ha tomado cuerpo en las aulas del colegio. Allí se descalza Valdeón para dar los últimos retoques a los dibujos sobre tela donde se mezclan la arquitectura de Genalguacil con la vegetación autóctona. Explica Valdeón que la pieza surge como una instalación con las telas dibujadas junto a la recreación del toldo verde que encontró en la imagen virtual y que aquí lleva un remate de piezas onduladas de cerámica.

Porque los materiales y los procesos artesanales emergen como otra de las señas de identidad de los proyectos reunidos en estos Encuentros. Ahí está, ahora en la cooperativa de castañas, el griego Christos Papasotiriou, puliendo los listones de madera con los que ha recreado el campanario de la localidad, empleado en su proyecto 'Local intonation' como una suerte de antena emisora y receptora desde

donde proyectar su particular mapa de los sonidos de Genalguacil. «Me interesa mucho la relación de los sonidos con el territorio –plantea–para crear una obra que sirva como un punto de encuentro«.

Y a pocos metros del artista ateniense, el arte y el territorio de nuevo, la creación con las manos en la masa, compuesta en este caso por aceite del terreno, agua y sosa cáustica. La fórmula tradicional para elaborar jabón artesanal empleada por Eduardo Rodríguez y José Manuel Ruiz para fabricar las tejas que ya están colocadas en varios tejados del pueblo. Es el proyecto 'Vino, jamón o teja', en el que han participado los vecinos, entregando su aceite usado para que los jóvenes artistas cordobeses elaboren sus cubiertas.

Rafael Jiménez supervisa la colocación de los azulejos que forman parte de su proyecto

«Queremos trabajar la teja como una huella dactilar del lugar. Cada localidad tenía las tejas de un color según los materiales con los que las hacían. En este caso, eran bermejas como la sierra donde se enclava Genalguacil y hemos querido sustituir esas tejas originales por piezas iguales, pero elaboradas con jabón, que se irán descomponiendo con el paso del tiempo y la acción de la lluvia«, explican casi al unísono.

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AND-ARTE ENCUENTROS

Los Encuentros de Genalguacil baten su récord con 207 propuestas de 18 países

k l s m

REDACCIÓN

20/06/2020 11:42

Málaga, 20 jun (EFE). - Los Encuentros de Arte de Genalguacil (Málaga), que celebrarán su decimoquinta edición del 1 al 15 de agosto, han batido su récord de inscripciones al recibir un total de 207 propuestas artísticas procedentes de dieciocho países. Las propuestas proceden de España, Italia, Portugal, Senegal, Argentina, Reino Unido, Brasil, Alemania, República Dominicana, Estados Unidos, Perú, Israel, Chile, Ucrania, Colombia, Suecia, Hungría y Grecia, ha informado el Ayuntamiento de Genalguacil en un comunicado. El alcalde, Miguel Ángel Herrera, se ha mostrado agradecido por la respuesta a la convocatoria y ha subrayado que, además del número de proyectos presentados, destaca la calidad de los mismos.

“Ahora llega el turno del jurado, que no lo tendrá fácil para seleccionar un máximo de diez propuestas artísticas, que serán las que se desarrollarán en el municipio durante los Encuentros de Arte” , ha apuntado Herrera. Debido a la complejidad de entrar entre los proyectos seleccionados, algunas propuestas de gran calidad se puedan quedar fuera, por lo que se ha decidido que en un futuro se pondrán en marcha algunas de ellas al margen de los Encuentros de Arte. El regidor ha explicado que la forma en que se desarrollarán los Encuentros de Arte dependerá de la situación de la pandemia de coronavirus, ya que se seguirán las recomendaciones de las autoridades sanitarias para celebrar el evento con todas las garantías. El proyecto "Genalguacil Pueblo Museo" nació hace veinticinco años para impulsar el desarrollo de municipio, y su buque insignia son los Encuentros del Arte, que se desarrollan de forma bienal y por los que ya han pasado unos doscientos artistas. Cada dos años una decena de creadores viven y ejecutan un proyecto artístico en esta localidad del Valle del Genal durante los Encuentros de Arte, que han alcanzado ya proyección nacional e internacional, ya que en septiembre de 2014 el dominical de "The New York Times" le dedicó un reportaje.

Las obras creadas durante los Encuentros pasan a engrosar el patrimonio de Genalguacil, considerado como un pueblo museo en el que disfrutar del arte contemporáneo al aire libre en el espacio público o en el Museo de Arte Contemporáneo Fernando Centeno. Actualmente se está trabajando en el Museo en el montaje de una exposición que servirá para conmemorar el vigésimo quinto aniversario del nacimiento del proyecto "Genalguacil Pueblo Museo" y para mostrar parte de su extensa colección artística. EFE

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Entre bienales, grandes museos, festivales de cine y milenarios entornos patrimoniales se ha colado la iniciativa de un pueblo de apenas 400 habitantes, enclavado entre las sierras del Valle del Genal y cuyo di!cultoso acceso por carretera no estuvo terminado de asfaltar hasta hace un par de años. El Observatorio de la Cultura ofrece cada año una radiografía de lo más destacado del sector en toda España y por primera vez incluye entre sus propuestas los Encuentros de Arte de Genalguacil en el listado de referencias andaluzas.

Cada dos veranos, durante la primera quincena de agosto, un grupo de artistas seleccionados con antelación desarrolla un proyecto en la localidad, conviviendo con los vecinos y dejando luego su trabajo como parte del patrimonio local. A lo largo de las dos últimas décadas, los Encuentros han convertido a Genalguacil en un 'pueblo museo' que ahora recibe un notable reconocimiento por parte de lo más granado del sector cultural.

No en vano, el observatorio realizado por la Fundación Contemporánea está elaborado a partir de una encuesta remitida a un millar de profesionales del sector cultural. El estudio valora las principales iniciativas y enclaves del país, al tiempo que pone nota a la oferta cultural de las ciudades españolas.

En este último apartado, Málaga se mantiene en el Observatorio de 2018 en la quinta posición del listado nacional, por detrás de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia, que también mantienen sus respectivos lugares en cuanto a la valoración de la calidad y la innovación de sus ofertas culturales.

El Observatorio elabora un 'ranking' nacional y otro por comunidades autónomas con las instituciones y los proyectos destacados por los especialistas consultados. La primera referencia local en la relación nacional es el Museo Picasso Málaga (en el puesto 16), seguido del Festival de Málaga Cine en Español (31), el Centre Pompidou Málaga (42) y La Térmica (60).

Lo mejor en Andalucía

GENALGUACIL JOURNAL

To Lure Tourists, a Remote Village in Spain Turns Its Eye to the Arts

By Raphael Minder

Sept. 3, 2014

GENALGUACIL, Spain — This Spanish village has a new cemetery, though no one has ever been buried in it. Built before the onset of the financial crisis, and against the wishes of residents who wanted their final resting place to be in the old village cemetery, it was yet another Spanish investment plan that failed.

Yet the cemetery came to life, so to speak, last month when two Spanish artists plastered some of its walls and niches with spoof posters advertising the unlikely opening of a Guggenheim Museum in Genalguacil, population 522.

The posters’ designers — Juan Francisco Casas and Eugenio Merino Troncoso — were among 13 artists who took part in a two-week festival that, its organizers hope, will turn Genalguacil (pronounced hai-nahl-gwah-THEEL) into “a museum village” by ensuring that whatever works were produced here would remain on permanent display.

Many art festivals offer residency, subsidizing a place to stay for artists while they pursue their work. But the festival in Genalguacil was an unusual attempt to support Spanish artists while also bringing some measure of economic revival to a remote, ancient village, accessible only by a winding road that turns into a dirt track a few miles away.

Genalguacil is among the so-called pueblos blancos, a series of whitewashed villages where many hang on cliffs, near the southern coast of Spain. Its church was built on the ruins of a mosque, and its streets still follow the layout originally designed by the Moors who conquered southern Spain.

But those charms alone have not been enough to draw the level of tourism and commerce needed to keep all-such villages vibrant in a hilly region that remains far less visited than Marbella and the more accessible seaside resorts along the Costa del Sol.

The eurozone’s economic downturn made matters worse, and it has left many Spanish regions like this one relying on their wits and imagination to change their fortunes.

The biennial arts festival here was in some ways initially a victim of overreaching ambitions. In 2004, before the country’s housing bubble burst, the same mayor who added the unwanted cemetery built a three-story museum to house some of the art produced during the festival.

“Ten years ago, everybody in Spain wanted to have a museum without even thinking about what to put inside,” said Fernando Bayona, who recently took over as the arts coordinator of the festival. “Today, I don’t think anybody would be building a museum of this size here.”

The current mayor, Miguel Ángel Herrera, said the bet on contemporary arts to draw tourists was already paying off. During the two weeks of the festival, about 8,000 people visited Genalguacil, out of a total of 20,000 visitors expected this year, according to estimates from the town hall.

The mayor’s artistic push also now involves attracting moviemakers to his spruced-up village. This month, Juanma Bajo Ulloa, a Spanish director, will film part of his new comedy, “Rey Gitano,” or “Gypsy King,” in Genalguacil.

Mr. Herrera predicted that the town hall would close the year with a budget surplus — also thanks to greater spending discipline and steering clear of projects like adding an unused cemetery.

“This investment was a disaster, I can’t think of any other word for it,” Mr. Herrera said. “It doesn’t make it any better, but this kind of thing really happened in most other municipalities around here.”

Instead, the town invested in art, to its benefit and to that of the artists. This year, the festival had a budget of about 110,000 euros, or $144,400. Each of the selected artists received $1,300, as well as free food and accommodation during the two weeks.

Mr. Merino, the co-designer of the Guggenheim poster project, created something of a sensation two years ago at ARCO, a major Madrid arts fair, where he displayed “Always Franco,” a statue of the former Spanish dictator in a Coca-Cola fridge.

In June, Mr. Merino had a show at the Unix gallery in New York, in which he expanded on his “political freeze” theme by placing busts of politicians like Fidel Castro and President Vladimir V. Putin of Russia inside fridges.

The Guggenheim poster, he explained, was intended as a backhanded swipe at the ambition of many Spanish cities to replicate the success of the Guggenheim Museum Bilbao by importing foreign art rather than investing in Spanish artists.

The latest major arts project to land in Spain is a planned Pompidou museum in Málaga that will be the first overseas offshoot of the Paris arts center. The museum is scheduled to open in 2015, in a cubelike structure along the port of Málaga, which has also become a major destination for cruise ships.

“It really makes no sense that Spain has been cutting back its support to domestic artists but somehow feels it needs to import more from overseas,” Mr. Merino said.

Spending two weeks in an isolated village alongside other artists, Mr. Merino argued, is an experience that can be more enriching than having work on display at ARCO or in a New York gallery.

In fact, some of the artists said that taking part in the Genalguacil festival was a chance to meet not only other artists but also local residents. Nekane Manrique, a Basque painter, organized a yoga workshop at the start of the festival. Using photos taken during a yoga session, she then completed a painting of two women with their arms outstretched.

Maria Bueno, another painter, asked residents for their favorite cooking recipe, as well as permission to then turn the recipe into a mural painting on the wall of their house or restaurant.

“I think that is much more rewarding than having my work inside a museum, as if it was put inside a box,” Ms. Bueno said. “I really believe this festival should allow the village to breathe art in a way people here haven’t done before.”

Like many other Spanish villages, however, Genalguacil has an aging farming population whose main preoccupation has not been admiring art.

Francisco Izquierdo, a retired farmer, said that he did not have strong feelings about the murals and outdoor statues that now adorn his village, but that he appreciated the greater focus on aesthetics and the fact that “all this art has helped make this place a lot cleaner. ”

Still, even if arts and tourism added revenues and created some jobs, he said more needed to be done to guarantee the village’s long-term future. “There is no longer enough farming,” he said, “so the young continue to leave and the old stay. ”

Every two years, Spanish artists gather at the festival to work. The city gives them a modest wage and free room and board. Laura Leon for The New York Times

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