AĂąo 10 - Num. 1 - Diciembre 2020
Directorio Tierra del Corazón Director General Lic. Martha E. Olivares Ahumada (232) 118 8804
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Notas del director
a navidad es la luz que rompe la noche oscura de los siglos Con una gran emoción le damos la bienvenida a una nueva edición de nuestra revista, la cual huele a canela y jengibre… la hemos disfrutado mucho por todo lo que representa este tiempo, el cual nos habla de nacimiento… lo que puede significar para algunos festejos y regalitos pero que realmente conmemora la llegada de nuestro redentor, Jesús.. el cual nació en medio de un escenario complicado, entre guerras y carencias con el único propósito de que tu vida y la mía sean transformadas por el simple hecho de recibirle, creerle y obedecerle… Es por ello que ésta edición es especial, porque Él llega y cuando hace su aparición las cosas comienzan a ocurrir y todo se transforma, nuestras vidas cambian, los milagros comienzan a suceder, las enfermedades se van, las carencias se suplen, las ausencias se llenan, el dolor se desvanece y comenzamos una nueva manera de concebir y vivir nuestra vida… porque el objetivo de Dios al enviar a su hijo ha sido algo hermoso… El no desea que nos perdamos de la
verdadera felicidad, El desea vernos tranquilos, en paz y que tengamos vida eterna.. Y es por ello que en este número hemos incluido temas tan importantes que pueden transformar, de la mano de Dios, tu manera de pensar y de concebir algunas cosas, estoy segura que te será de gran bendición.
Y también como cada mes, hemos incluido “los sabores de mi tierra” con la receta del Pavo relleno para prepararle a tu familia en esta temporada de fiestas.
En ésta edición hablaremos de la navidad, porque el verdadero motivo detrás de todos estos festejos alrededor del mundo es nuestra celebración para El… para aquél que un día irrumpe en el escenario del mundo para ofrecernos una paz diferente a la que éste mundo ofrece y a la cual tú puedes tener acceso desde hoy si lo decides…. Jesús es su nombre!! Feliz Navidad!!
Martha Olivares
6.- Papas 7.- El Samurai 10.- Pancakes 11.- El cĂrculo del odio 14.- La vaquita 16.- La puerta 20.- Los 3 consejos 22.- Malas noticias
contenido
4.- Navidad
23.- Noche de Navidad 24.-Un minuto
25.- Descargue su equipaje 26.- Ira seca
27.- La noche de las noches 28.- Perdona 29.- TĂş vales
30.- Costales de tierra 31.- Alegre y Triste 32.- Sabores de mi tierra... Pavo relleno
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a Navidad es especial, basta con mencionar la palabra y de inmediato vienen a nuestra memoria recuerdos de nuestra niñez, nuestra familia y se despierta en nuestro interior un sinfín de sensaciones hermosas. A mi me encanta ésta época y en ella se conjugan muchos motivos que me fascinan … la temporada y su clima, me encanta diciembre y su frío así como también las lucecitas de colores, el ponche calientito y los abrazos de mis hijos. Sin embargo hay en la navidad algo que me inquieta desde hace un par de años y es el hecho de darme cuenta que hemos dejado a un lado su verdadero significado y nos hemos llenado de festejos en los que el consumo de todo lo que sea rojo o verde es el protagonista principal, poco a poco vemos como los aparadores de la ciudad se llenan de escarcha, foquitos y regalos para toda la familia y todo esto nos seduce y nos envuelve… a todos nos fascinan las decoraciones navideñas, la escarcha, las esferas, las guirnaldas ... pero aunque es hermoso no es eso la esencia de la navidad.
Navidad La navidad es mágica dice un comercial… pero no hay tal magia, como tampoco la hubo en Belén cuando el mundo pareció detenerse en el preciso instante en el que Jesús irrumpe envuelto en humildad sobre el escenario de éste mundo con un legado de misericordia y amor para nuestras propias vidas. Y no hubo magia, lo que ocurrió fue un regalo de amor maravilloso de Dios para tu vida y para la mía, una promesa dada al mundo mediante diversos profetas y narrada a través del tiempo, una revelación que comenzó en el huerto del Edén cuando se hace explícito el hecho de que necesitamos un sacrificio y un salvador para poder tener acceso a un estado de gracia y de redención totales. Navidad significa nacimiento, es recordar cuando la salvación llega al mundo, cuando a través de un sencillo pesebre nace el portador de buenas nuevas, aquél que más tarde sería capaz de morir en una cruz protagonizando así el acto más sublime del que se haya tenido conocimiento… un acto de obediencia, entrega y amor perfecto que permitiría que la humanidad tenga acceso a una vida diferente cuando sea capaz de reconocer su obra redentora e
incluirlo en su vida con todo su poderío y majestad. Es por ello que éstos días son preciosos!! Jesús es el festejado, es su tiempo y nuestro tiempo… lo que tenemos… todo!!, es una provisión de Él y debemos estar felices!! qué bien que existan fechas como éstas en las que le celebramos aunque los verdaderos regalos de navidad que verdaderamente valen la pena nos los da El en ese preciso momento en el que toca nuestras vidas, nos llama y nos permite nacer de nuevo llevándonos a un estado de vida tan maravilloso que no habíamos imaginado jamás. Disfrutemos la navidad con todo su encanto, abracemos éstas fechas no como un festejo mas sino como una conmemoración de un hecho trascendente y real, fijemos la mirada en aquél que nos amó primero y volvamos a su camino…. ¡ El quiere transformar tu vida! Feliz Navidad!!
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Papas E
l tema del día era el resentimiento, y el maestro nos había pedido que lleváramos papas y una bolsa de plástico. Ya en clase elegimos una papa por cada persona que guardábamos resentimiento. Escribimos su nombre en ella y la pusimos dentro de la bolsa. Algunas bolsas eran realmente pesadas. El ejercicio consistía en que durante una semana lleváramos con nosotros a todos lados esa bolsa de papas. Naturalmente la condición de las papas se iba deteriorando con el tiempo, las papas comenzaron a descomponerse y a oler mal. El fastidio de acarrear esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y cómo, mientras ponía mi atención en las papas desatendía cosas que eran más importantes para mí. Todos tenemos papas pudriéndose en nuestra “mochila” y vamos por la vida cargando con ellas, pagamos diariamente
un alto precio por mantener el resentimiento por algo que ya ha pasado y no podemos cambiar. La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario a gotas pero que finalmente nos termina envenenando. Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro sin darnos cuenta que los únicos beneficiados somos nosotros mismos. El perdón es una expresión de amor. El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo. No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo. El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó. La falta de perdón te ata a las personas
desde el resentimiento. Te tiene encadenado. La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes. El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario. Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas. ¿Con qué personas estás resentido? ¿A quiénes no puedes perdonar? ¿Tú eres infalible y por eso no puedes perdonar los errores ajenos? PERDONA Efe 4:32 Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
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El Samurai
erca de Tokio vivía un samurai ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario. Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación. Esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante. El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Con la reputación del samurai, se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama. Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío. Juntos, todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzaba a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos -ofendiendo incluso a sus
ancestros-. Durante horas hizo todo por provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró. Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron: -¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu espada, aun sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros? El maestro les preguntó: -Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el obsequio? -A quien intentó entregarlo- respondió uno de los alumnos. - Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos -dijo el maestro-. Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.
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Pancakes E
l pequeño Luis, de seis años, decidió una mañana prepararle “pancakes” a sus papás para desayunar. Encontró un gran tazón y una cuchara, acercó una silla a la mesa, y trató de alzar el pesado paquete de harina para abrirlo. La mitad del paquete quedó desparramado entre la mesa, la silla y el suelo. Tomó toda la que pudo con sus manitas y la puso dentro del tazón, después le puso un poco de leche y azúcar, haciendo una mezcla pegajosa que empezaba a chorrear por los bordes. Además había ya pequeñas huellas de harina por toda la cocina, dejadas por él y su perrito. Luís estaba totalmente cubierto con harina, y estaba empezando a frustrarse. Él quería darle una sorpresa a sus papás haciendo algo muy bueno, pero todo le estaba saliendo al revés. No sabía qué más había que agregar a la pasta, o si había que hornear los “pancakes”, pues ni siquiera sabía cómo usar el horno.
Cuando miró otra vez la mesa, su perrito estaba lamiendo el tazón, por lo que corrió a apartarlo de la mesa, pero por accidente derramó la botella de leche y además se quebraron unos huevos que había sobre la mesa al caer al suelo. Intentó agacharse para limpiar, pero se resbaló y quedó con toda su pijama pegajosa, llena de harina y huevo. En ese momento, vio a su papá de pie en la puerta. Dos grandes lágrimas se asomaron a sus ojos. Él solo quería hacer algo bueno, pero en realidad había causado un gran desastre. Estaba seguro de que su papá lo iba a regañar y muy posiblemente, castigarlo. Pero su papá sólo lo miraba en medio de aquel desorden. Entonces, caminando encima de todo aquello, tomó en sus brazos a su hijo que lloraba, y le dio un gran abrazo lleno de amor, sin importarle llenarse él mismo de harina y huevo. “Así es como Dios nos trata. A veces tratamos de hacer las cosas bien, pero sin querer terminamos haciendo un
desastre. Discutimos y peleamos en familia, insultamos a un amigo, hacemos mal nuestras cosas y desordenamos nuestra vida. Otras veces, sólo podemos llorar, porque ya no sabemos qué más hacer. Entonces, es cuando Dios nos toma en sus brazos, nos perdona y nos demuestra que nos ama, sin importarle que pueda ensuciarse con las consecuencias de nuestros errores. Sin embargo por el simple hecho de habernos equivocado, no debemos dejar de “preparar pancakes” para Dios o para alguien especial. Tarde o temprano lo lograremos y Dios estará orgulloso de nosotros, porque no nos dimos por vencidos.” Dios no ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Salmos 103:10
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odio
El círculo del
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n importante señor gritó al director de su empresa, porque estaba enojado en ese momento. El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que estaba gastando demasiado, porque había un abundante almuerzo en la mesa. Su esposa gritó a la empleada porque rompió un plato. La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar. El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque estaba obstaculizando su salida por la puerta. Esa señora fue al hospital para ponerse la vacuna y que le curaran la herida, y gritó al joven médico, porque le dolió la vacuna al ser aplicada. El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado. Su madre, tolerante y con un manantial de amor y perdón, acarició sus cabellos
diciéndole: “Hijo querido, prometo que mañana haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás cansado y precisas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que puedas descansar en paz. Mañana te sentirás mejor.” Bendijo a su hijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos… En ese momento, se interrumpió el CÍRCULO DEL ODIO, porque chocó con la TOLERANCIA, la DULZURA, el PERDÓN y el AMOR. Si usted es uno de los que ingresaron en un CÍRCULO DE ODIO, acuérdese que puede romperlo con TOLERANCIA, DULZURA, PERDÓN Y AMOR. Proverbios 12:18 “Hay quienes hablan como dando estocadas de espada: Mas la lengua de los sabios es medicina.”
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Sin importar cuĂĄn pequeĂąo y poco importante pueda parecer lo que estamos haciendo, si lo hacemos bien, pronto pudiera convertirse en el primer paso que nos lleve a mejores cosas. Channing Pollock
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n maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de las visitas, también de conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que tenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó:...”En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?” El señor calmadamente respondió: “Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo.” El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue. En el medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le ordenó: “Busque la vaquita, llévela al precipicio de allí enfrente y empújela al barranco.” El joven espantado vió al maestro y le
La Vaquita cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Pero como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vió morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel jóven durante algunos años. Un bello día el joven agobiado por la culpa resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con carro en el garaje de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático. El joven preguntó por la familia que vivía allí hacía unos cuatro años, el señor respondió que seguían viviendo allí. Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacía algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita): “¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?” El señor entusiasmado le respondió: “Nosotros teníamos una vaquita que
cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, y así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.”
Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra sobrevivencia la cual es una convivencia con la rutina, NOS HACE DEPENDIENTES, Y CASI QUE EL MUNDO SE REDUCE A LO QUE LA VAQUITA NOS PRODUCE. No pretendamos seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes.
Vivimos dentro de una zona de comodidad donde nos movemos, y creemos que eso es lo único que existe. Todo lo conocido, cotidiano y fácil...
Tenemos sueños, queremos resultados, buscamos oportunidades, pero no siempre estamos dispuestos a cambiar. No siempre estamos dispuestos a transitar caminos difíciles. Busca cual es tu vaquita y aprovecha para empujarla por el precipicio, quizás en tu vida como en la mía, podamos descubrir que las palabras del gran apóstol Pablo hoy más que nunca están vigentes: “Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman”. (1ª Corintios 2:9)
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n una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto. Siempre que hacía prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre. En esta sala el rey les hacía formar un círculo y les decía entonces… “Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las flechas de mis arqueros o pasar por esa puerta misteriosa”. Todos elegían ser muertos por los arqueros. Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo sirvió al rey se dirigió al soberano y le dijo: –”Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?” Y le responde el rey:
La Puerta
–”Dime soldado”. –”¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?”. –”Ve y mira tú mismo”, respondió el rey. El soldado entonces, abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo hacía, rayos de sol entraron y aclararon el ambiente… y, finalmente, descubrió sorprendido que la puerta se abrió sobre un camino que conducía a la libertad. El soldado admirado sólo miro a su rey que le decía: –”Yo daba a ellos la elección, pero preferían morir que arriesgasrse a abrir esta puerta”. ¿Cuántas puertas dejamos de abrir por temor?.
¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños o nuestras metas? Juan 10:9
“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.” Apocalipsis 3:8 “Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.”
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na pareja de recién casados, era muy pobre y vivía de los favores de un pueblito del interior. Un día, el marido le hizo la siguiente propuesta a su esposa: Querida yo voy a salir de la casa. Voy a viajar bien lejos, buscar un empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una vida más cómoda y digna. No sé cuanto tiempo voy a estar lejos; sólo te pido una cosa: que me esperes y mientras yo este lejos, seas fiel a mí, pues yo te seré fiel a ti.” Así, siendo joven aún, caminó muchos días a pie, hasta encontrar un hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda. El joven llegó y se ofreció para trabajar y fue aceptado. Pidió hacer un trato con su jefe, el cual fue aceptado también. El pacto fue el siguiente: Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre que debo irme, el señor me libera de mis obligaciones. Yo no quiero recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorros hasta el día en que me vaya. El día que yo salga, usted. me dará el dinero que yo haya ganado.”
Estando ambos de acuerdo, aquel joven trabajó durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso. Después de veinte años, se acercó a su patrón y dijo: Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa.” El patrón le respondió: “Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo. Sólo que antes quiero hacerte una propuesta, ¿está bien?. Yo te doy tu dinero y tú te vas, o te doy tres consejos y no te doy el dinero y te vas. Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa. Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta.” Él pensó durante dos días, buscó al patrón y le dijo: “QUIERO LOS TRES CONSEJOS” El patrón le recordó: Si te doy los consejos, no te doy el dinero.” Y el empleado respondió: “Quiero los consejos” El patrón entonces le aconsejó: * NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. Caminos más cortos y desconocidos te pueden costar la vida. * NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL, pues la curiosidad por el mal puede ser fatal
El verdadero poder consiste en saber que sí se puede, pero no se quiere. Juliet Alicia Jarvis
Con la ayuda de Dios, los sueños sí se cumplen… a cualquier edad. Sherry Buchanon
Soñar y perseverar son una poderosa fórmula Walt Disney
* NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, pues puedes arrepentirte demasiado tarde. Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no lo era tanto: AQUÍ TIENES TRES PANES: dos para comer durante el viaje y el tercero es para comer con tu esposa, cuando llegues a tu casa”. El hombre, entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que él tanto amaba. Después del primer día de viaje, encontró una persona que lo saludó y le preguntó: “¿Para donde vas?” Él le respondió, “Voy para un camino muy distante que queda a más de veinte días de caminata por esta carretera.” La persona le dijo entonces: “Joven, este camino es muy largo. Yo conozco un atajo con el cual llegarás en pocos días”. El joven, contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo. Entonces, volvió a seguir por el camino normal. Días después, supo que el atajo llevaba a una emboscada. Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una
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Los 3consejos
pensión a la vera de la carretera, donde poder hospedarse. Pagó la tarifa por día y, después de tomar un baño, se acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado con un grito aterrador. Se levantó de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir a donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo. Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le preguntó sino había escuchado el grito y él le contestó que sí lo había escuchado. El dueño de la posada le preguntó “Y no le dió curiosidad”? él le contesto que no. A lo que el dueño le respondió: “Ud. es el primer huésped que sale vivo de aquí, pues mi único hijo tiene crisis de locura; grita durante la noche y cuando el huésped sale, lo mata y lo entierra en el quintal”. El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa. Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa. Caminó y vio entre arbustos la silueta de su esposa. Estaba
anocheciendo, pero alcanzó a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco más y vio que ella tenía sobre su regazo, un hombre al que estaba acariciando los cabellos. Cuando vio aquella escena, su corazón se llenó de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad. Respiró profundo, apresuró sus pasos, cuando recordó el tercer consejo. Entonces se paró y reflexionó y decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al amanecer, ya con la cabeza fría, él dijo: NO VOY A MATAR A MI ESPOSA. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta, sólo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel.” Se dirigió a la puerta de la casa y tocó. Cuando la esposa le abrió la puerta y lo reconoció, se colgó de su cuello y lo abrazó afectuosamente. Él trató de quitársela de encima, pero no lo consiguió. Entonces, con lágrimas en los ojos le dijo: Yo te fui fiel y tu me traicionaste... Ella espantada le respondió, “¿Cómo? Yo nunca te traicioné. Te esperé durante veinte años”. Él entonces le preguntó, “¿Y quién era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde? Y
ella le contestó, “AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO, Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada. Hoy él tiene veinte años de edad”. Entonces, el marido entró, conoció, abrazó a su hijo y les contó toda su historia, mientras su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el último pan juntos. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, él partió el pan y al abrirlo, se encontró todo su dinero: el pago de sus veinte años de dedicación Muchas veces creemos que los atajos “queman etapas” y nos ayudan a llegar más rápido, lo que no siempre es verdad... Muchas veces somos curiosos; queremos saber de cosas que ni nos dan respeto ni nos traen nada de bueno Otras veces reaccionamos movidos por el impulso, en momentos de rabia, y después tardíamente nos arrepentimos... La próxima vez que sientas el deseo de hacer algo detente y piensa, hay muchas cosas que tienes que tomar en cuenta antes de .
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¿Malas noticias? H
ace varios años, antes de que los teléfonos móviles se hicieran comunes, un líder de seminario preguntó a su auditorio:
-Si alguien viniera a esta reunión, llamara su nombre y dijera: Tiene una llamada telefónica, ¿asumiría usted que son buenas o malas noticias?. La mayoría del auditorio admitió que pensarían que son malas noticias, aunque no estaban seguros por qué.
Esto destaca una carga común que mucha gente lleva: el temor de malas noticias. Puede ser una inquietud natural por la seguridad de los que amamos, pero se puede convertir en un temor irracional de que ocurra una tragedia. Cuando más miedo tenemos es cuando más necesitamos confiar en Dios. El Salmo 112 habla de una persona que teme al Señor, se deleita en
sus mandamientos y es generosa con los demás. Pero tal vez lo más impresionante sea que: No temerá recibir malas noticias; su corazón está firme, confiado en el Señor. Un himno de Frances Havergal nos recuerda que un corazón que confía es la respuesta a una mente preocupada: Descansando en Cristo, siempre paz tendré; en Dios confiando, nada temeré. La Biblia no promete que nunca recibiremos malas noticias. Pero sí nos asegura que no tenemos que vivir cada día con un temor que nos torture de lo que podría pasar. No temerá recibir malas noticias; su corazón está firme, confiado en el Señor. Salmo 112:7
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n ángel se apareció a una familia y le dijo a la dueña de la casa: - Te traigo una buena noticia: esta noche el Señor Jesús vendrá a visitar tu casa. La señora quedó entusiasmada: Nunca había creído posible que en su casa sucediese este milagro. Trató de preparar una cena excelente para recibir a Jesús. Encargó pollos, conservas y vino importados. De repente sonó el timbre. Era una mujer mal vestida, de rostro sufrido, con el vientre hinchado por un embarazo muy adelantado. - Señora, ¿no tendría algún trabajo para darme? Estoy embarazada y tengo mucha necesidad del trabajo. - ¿Pero esta es hora de molestar? Vuelva otro día, respondió la dueña de la casa. Ahora estoy ocupada con la cena para una importante visita. Poco después, un hombre, sucio de grasa, llamó a la puerta. - Señora, mi camión se ha arruinado aquí en la esquina.
Noche de Navidad
¿Por casualidad no tendría usted una caja de herramientas que me pueda prestar? La señora, ocupada como estaba limpiando los vasos de cristal y los platos de porcelana, se irritó mucho: - ¿Usted piensa que mi casa es un taller mecánico? ¿Dónde se ha visto importunar a la gente así?. Por favor, no ensucie mi entrada con esos pies inmundos. La anfitriona siguió preparando la cena: abrió latas de caviar, puso champaña en el refrigerador, escogió de la bodega los mejores vino, preparó unos coctelitos. Mientras tanto alguien afuera batió las palmas. Será que ahora llega Jesús, pensó ella emocionada y con el corazón acelerado fue a abrir la puerta. Pero no era Jesús. Era un niño harapiento de la calle. - Señora, deme un plato de comida. - ¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado? Vuelve mañana,
porque esta noche estoy muy atareada. Al final, la cena estaba ya lista. Toda la familia emocionada esperaba la ilustre visita. Sin embargo, pasaban las horas y Jesús no parecía. Cansados de esperar empezaron a tomar los coctelitos, que al poco tiempo comenzaron a hacer efecto en los estómagos vacíos y el sueño hizo olvidar los pollos y los platos preparados. A la mañana siguiente, al despertar, la señora se encontró , con gran espanto frente a un ángel. - ¿Un ángel puede mentir? Gritó ella. Lo preparé todo con esmero, aguardé toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me hizo esta broma? - No fui yo quien mentí, fue usted la que no tuvo ojos para ver, dijo el ángel. Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de la mujer embarazada, en la persona del camionero y en el niño hambriento. Pero usted no fue capaz de reconocerlo y de acogerlo.
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Un minuto U n minuto sirve para sonreír, sonreír para el otro, para ti y para la vida. Un minuto sirve para ver el camino, admirar una flor, sentir el perfume de la flor, sentir el césped mojado, percibir la transparencia del agua. Un minuto sirve para escuchar el silencio. Es en un minuto en que uno dice el sí, o el no que cambiará toda su vida. Un minuto para un apretón de mano y conquistar un nuevo amigo. Un minuto para sentir la responsabilidad, pesar en los hombros, la tristeza de la derrota, la amargura de la incertidumbre, el hielo de la soledad, la ansiedad de la espera, la marca de la decepción, la alegría de la victoria. En un minuto se puede amar, buscar, compartir, perdonar , esperar, creer, vencer y ser. En un minuto se puede salvar una vida. Tan sólo un minuto para incentivar a alguien o desanimarlo. Un minuto para comenzar la reconstrucción de un hogar, de una vida. Minutos…….. cuantas veces los dejamos pasar sin darnos cuenta, pero también cuantas veces traemos a nuestra vida los recuerdos de los minutos vividos llenos de felicidad, de alegría y tristezas.
Con frecuencia decimos ” es un minuto” que nos parece nada, pero cómo se aprecia ese minuto al levantar la mano y saludar a un amigo que se va para siempre, como se valora ese minuto que hace que lleguemos tarde a nuestro trabajo, como se espera ese minuto que nos lleva a reunirnos con los que amamos, cómo nos llena de emoción ese minuto al que se entrega al hilo al nacer y como también que la vida otorgue más minutos a que la muerte separará físicamente y no veremos más. Un minuto parece increíble, parece tan poquito, y sin embargo, puede dejar una huella tan profunda en nuestra vida. Lo importante no es vivir la vida por qué sí, dejando pasar el tiempo. Aprendamos a vivir la vida intensamente. Aprendamos a no posponer las emociones más lindas de la vida pensando que ” sí no es hoy , será mañana “. Recuerda que tu tiempo es hoy. La vida es hoy. Que el reloj de tu vida marque cada minuto al compás de los latidos de tu corazón. Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol… Eclesiastés 3:1-8
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Descargue su equipaje
ientras me preparaba para correr, me costó decidir qué debía ponerme. Había sol, pero el viento era helado. El cielo estaba claro, pero el pronóstico del tiempo anunciaba lluvia. ¿Una capa o una casaca? El explorador que tengo dentro prevaleció. Me puse ambas cosas. Tomé mi radiocasete portátil pero no pude decidir qué cinta iba a llevar. ¿Sermón o música? Sí, adivinó; llevé ambas cintas. Para mantenerme en contacto con mis hijos llevé un celular. Para que nadie me robara el auto, puse las llaves en el bolsillo. Como precaución por si me daba sed, eché unas cuantas monedas también en el bolsillo. Ahora parecía más una mula de carga que un corredor. Había corrido unos ochocientos metros (más o menos media milla) cuando tuve que sacarme la casaca y la escondí en un arbusto.
Esa clase de peso le reduce la velocidad. Lo que ocurre cuando uno sale a correr vale también para la fe. Dios tiene una gran carrera para que usted la corra. Bajo su cuidado, irá donde nunca ha estado y servirá de un modo que nunca soñó. Pero tiene que deshacerse de todo peso. ¿Cómo podría difundir gracia si está lleno de culpa? ¿Cómo ofrecer consuelo si está desalentado? ¿Cómo puede levantar la carga de otro si sus brazos están cargados con su propia carga? Por amor a los que ama, aligere su equipaje. Por amor al Dios que sirve, aligere su equipaje. Por amor a su propio gozo, aligere su equipaje. En la vida hay pesos que usted simplemente no puede llevar. Su Señor le
pide que baje su carga y confíe en Él. Él es el padre en el lugar donde se reclama el
equipaje. Cuando un padre ve a su hijo de cinco años que trata de arrastrar y sacar del carrusel el baúl de la familia, ¿qué
dice? El padre dirá a su hijo lo que Dios le dice a usted.
«Deja, hijo mío. Yo lo llevaré». ¿Qué le parece si le tomamos a Dios
su palabra en esta oferta? Podríamos
encontrarnos más livianos en nuestro viaje.
«Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5.7).
25
M
ariana se puso toda feliz por haber ganado de regalo un juego de té de color azul. Al día siguiente, Julia, su amiguita, vino bien temprano a invitarla a jugar, Mariana no podía pues saldría con su madre aquella mañana. Julia entonces pidió a Mariana que le prestara su juego de té para que ella pudiera jugar sola en el jardín del edificio en que vivían. Ella no quería prestar su flamante regalo pero ante la insistencia de la amiga decidió, hacer hincapié en el cuidado de aquel juguete tan especial. Al volver del paseo, Mariana se quedó pasmada al ver su juego de té tirado al suelo. Faltaban algunas tazas y la bandeja estaba rota. Llorando y muy molesta Mariana se desahogó con su mamá ¿ves mamá lo que hizo Julia conmigo? Le presté mi juguete y ella lo descuidó todo y lo dejó tirado en el suelo.
Totalmente descontrolada Mariana quería ir a la casa de Julia a pedir explicaciones, pero su madre cariñosamente le dijo: Hijita, ¿te acuerdas de aquel día cuando saliste con tu vestido nuevo todo blanco y un coche que pasaba te salpicó de lodo tu ropa? Al llegar a casa querías lavar inmediatamente el vestido pero tu abuelita no te dejó ¿Recuerdas lo que dijo tu abuela? Ella dijo que había que dejar que el barro se secara, porque después sería más fácil de quitar. Así es hijita, con la ira es lo mismo, deja la ira secarse primero, después es mucho más fácil resolver todo. Mariana no entendía todo muy bien, pero decidió seguir el consejo de su madre y fue a ver el televisor. Un rato después sonó el timbre de la puerta. Era Julia, con una caja en las manos y sin más preámbulo ella dijo: Mariana, ¿recuerdas al niño malcriado de la otra
Ira seca
calle, el que a menudo nos molesta?. Él vino para jugar conmigo y no lo dejé porque creí que no cuidaría tu juego de té pero el se enojó y destruyó el regalo que me habías prestado. Cuando le conté a mi madre ella preocupada me llevó a comprar otro igualito, para ti. ¡Espero que no estés enojada conmigo. No fue mi culpa! ¡No hay problema!, dijo Mariana, ¡mi ira ya secó!. Y dando un fuerte abrazo en su amiga, la tomó de la mano y la llevó a su cuarto para contarle la historia del vestido nuevo que se había ensuciado de lodo. Nunca reacciones mientras sientas ira. La ira nos ciega e impide que veamos las cosas como ellas realmente son. Así evitarás cometer injusticias y ganarás el respeto de los demás por tu posición ponderada y correcta delante de una situación difícil. Acuérdate siempre: Deja secar la ira.
Diciembre 2020
N
La noche de las noches
os ha nacido un Salvador No permitas jamás que algo te lastime o te duela. Recuerda que hay alguien, con el pañuelo en la mano dispuesto a consolarte y aliviarte y a darte su amor. Nos ha nacido un Salvador Piensa a cuántos les gustaría que tú les regalaras una sonrisa. Piensa cuántos esperarían que tú les estrecharas las manos con ternura. Cuántos esperarían una palabra de cariño de tus labios pues quizás estén más solos que tú. Si tienes familia, estréchalos contra tu corazón, apriétalos fuerte. Perdona todo, dale paz a tu corazón y disfruta del instante... La vida es tan corta, no hay tiempo que perder. Regálales tu amor y agradece a Dios por tenerlos junto a tí.
Pues nos ha nacido un Salvador
Cuando el insomnio te haga dar vueltas desesperadamente en la cama, recuerda que hay alguien que puede sembrar sueños de paz en tu alma. Cuando tu cruz te pese recuerda que alguien ya la llevó por tí. Cuando te sientas humillado y burlado, recuerda alguien ya lo sufrió por tí. Levanta tu cabeza mira hacia el cielo, mira la belleza de ese manto de estrellas y siente la ternura de ese Dios que se hizo Niño para habitar en tu corazón, para que vuelvas a nacer en esta Noche, con una mirada distinta... llena de ternura... con un corazón distinto,lleno de amor, con el alma llena de regocijo y cubierta de esplendor pues esta noche ... Nos ha nacido un Salvador!!
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Perdona R
ompe tu amigo sus promesas? ¿No hizo honor a sus palabras tu jefe? Lo lamento, pero antes de hacer algo, responde esta pregunta: ¿Cómo reacciona Dios cuando rompes las promesas que le haces? ¿Te han mentido? El engaño duele. Pero antes de que contraigas los puños, piensa: ¿Cómo respondió Dios cuando le mentiste? ¿Te han echado a un lado? ¿Te han olvidado? ¿Te han dejado atrás? El rechazo duele. Pero antes de desquitarte, sé franco contigo mismo. ¿Alguna vez has descuidado a Dios? ¿Has estado siempre atento a su voluntad? Ninguno lo ha estado. ¿Cómo reacciona Él cuando lo descuidas? La clave para perdonar a otros es dejar de mirar lo que te hicieron y empezar a mirar lo que Dios hizo por ti. Tal vez digas… pero… ¡eso no es justo! Alguien tiene que pagar por lo que este hombre me hizo. Estoy de acuerdo. Alguien debe pagar, y Alguien ya lo ha hecho. No comprendes, tal vez digas, este hombre no merece misericordia. No es digno de perdón. No digo que lo sea.
Pero, ¿lo eres tú? Además, ¿qué otra alternativa tienes? ¿Odio? La alternativa no es atractiva. Los siervos que no perdonan siempre acaban en prisión. Prisiones de ira, culpa y depresión. Dios no tiene que meternos en la cárcel; creamos una propia. “Hay quienes llegan a la muerte llenos de vigor, felices y tranquilos… Otros, en cambio, viven amargados y mueren sin haber probado la felicidad” (Job 21.23-25, VP). Permíteme ser muy claro. El odio te amargará la perspectiva y te romperá la espalda. La amargura es una carga sencillamente demasiado pesada. Las rodillas se doblarán por el esfuerzo y el corazón se romperá bajo el peso. La montaña que tienes delante es ya bastante empinada sin el peso del odio en la espalda. La alternativa más sabia, la única alternativa, es que deseches la ira. Jamás te llamarán a que des a nadie más gracia de la que Dios ya te ha dado. Durante la Segunda Guerra Mundial un soldado alemán se lanzó a un cráter de mortero fuera del camino. Allí encontró a un enemigo herido. El soldado caído estaba empapado en sangre y a minutos
de la muerte. Conmovido por la suerte del hombre, el alemán le ofreció agua. Mediante esta pequeña bondad se formó un vínculo. El moribundo señaló el bolsillo de su camisa; el alemán sacó de allí una billetera y de esta unos retratos de familia. Los sostuvo frente al herido para que este pudiera contemplar a sus seres queridos por última vez. Con las balas silbando por encima de sus cabezas y la guerra rugiendo a su alrededor, estos dos enemigos fueron, por unos momentos, amigos. ¿Qué ocurrió en ese cráter de mortero? ¿Cesó todo el mal? ¿Se arreglaron todas las ofensas? No. Lo que ocurrió fue simplemente esto: Dos enemigos se vieron cada uno como humanos necesitados. Esto es perdón. El perdón empieza al elevarse por encima de la guerra, al mirar más allá del uniforme y al decidir ver al otro, no como un enemigo y ni siquiera como amigo, sino solo como un compañero de luchas que anhela llegar seguro a casa.
Diciembre 2020
U
Tú vales
n reconocido personaje inició su seminario sosteniendo un billete de $100 dólares y preguntó a su auditorio: - Alguien quiere este billete? Varias personas levantaron la mano. Entonces les dijo: Alguno de ustedes recibirá este billete, pero antes voy a hacer algo. Tomó el billete con su mano y lo oprimió hasta arrugarlo, luego volvió a preguntar si alguien todavía lo quería. Las manos del auditorio se mantenían arriba. Bien- dijo el orador Y si hago esto? Tiró el billete al suelo y comenzó a pisarlo. Después lo recogió, el billete estaba sucio y maltratado, entonces volvió a preguntar si todavía lo querían. Las manos continuaban arriba. - Amigos míos- comentó el oradorHan aprendido una valiosa lección: No importa lo que le hice al billete, ustedes todavía lo quieren, porque su valor no disminuyó, pues todavía vale cien
dólares.
Así sucede con nuestro valor… muchas veces en nuestras vidas somos derribados, somos maltratados, mordemos el polvo debido a las decisiones que tomamos y a las circunstancias que encontramos en nuestro camino, entonces, nos sentimos como si ya no valiéramos nada.
Pero no importa lo que nos haya pasado, nosotros nunca perderemos nuestro valor, Porque no depende de nosotros, ni de lo que hagamos, ni tampoco de las ocasiones en las cuales nos hemos equivocado… nuestro valor radica en el que Dios nos da y ese valor permanece por siempre. Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado (Jeremías 1:5)
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Costales de tierra E l niño vivía con su padre en un valle en la base de un gran dique. Todos los días el padre iba a trabajar a la montaña detrás de su casa y retornaba a casa con una carretilla llena de tierra. «Pon la tierra en los sacos, hijo», decía el padre. «Y amontónalos frente a la casa». Si bien el niño obedecía, también se quejaba. Estaba cansado de la tierra. Estaba cansado de las bolsas. ¿Por qué su padre no le daba lo que otros padres dan a sus hijos? Ellos tenían juguetes y juegos; él tenía tierra. Cuando veía lo que los otros tenían, enloquecía. «Esto no es justo», se decía. Y cuando veía a su padre, le reclamaba: «Ellos tienen diversión. Yo tengo tierra». El padre sonreía y con sus brazos sobre los hombros del niño le decía: «Confía en mí, hijo. Estoy haciendo lo que más conviene». Pero para el niño era duro confiar. Cada día el padre traía la carga. Cada día el niño llenaba las bolsas. «Amontónalas lo más alto que puedas», le decía el padre mientras iba por más. Y luego el niño llenaba las bolsas y las apilaba. Tan alto que no ya no podía mirar por encima de ellas. «Trabaja duro, hijo», le dijo el padre un día, «el tiempo se nos acaba». Mientras hablaba, el padre miró al cielo oscurecido. El niño comenzó a mirar fijamente las nubes y se volvió para
preguntarle al padre lo que significaban, pero al hacerlo sonó un trueno y el cielo se abrió. La lluvia cayó tan fuerte que escasamente podía ver a su padre a través del agua. «¡Sigue amontonando, hijo!» Y mientras lo hacía, el niño escuchó un fuerte estruendo.
El agua del río irrumpió a través del dique hacia la pequeña villa. En un momento la corriente barrió con todo en su camino, pero el dique de tierra dio al niño y al padre el tiempo que necesitaban. «Apúrate, hijo. Sígueme». Corrieron hacia la montaña detrás de su casa y entraron a un túnel. En cuestión de momentos salieron al otro lado, huyeron a lo alto de la colina y llegaron a una nueva casita. «Aquí estaremos a salvo», dijo el padre al niño.
Sólo entonces el hijo comprendió lo que el padre había hecho. Había provisto una salida. Antes que darle lo que deseaba, le dio lo que necesitaba. Le dio un pasaje seguro y un lugar seguro. A veces no entendemos al Padre. Pero el sabe lo que hace. No te quejes de los sacos de tierra que has tenido que cargar. Un día sabrás que Dios estaba trabajando para tu futuro.
Diciembre 2020
Alegre y triste
C
uenta una vieja leyenda que tres hombres estaban una vez cruzando un desierto a caballo durante la noche. Cuando se acercaban a un riachuelo seco escucharon una voz que les ordenó desmontarse, recoger unas piedras, ponérselas en los bolsillos, y no mirarlas hasta la mañana siguiente. A los hombres se les prometió que si obedecían, iban a estar alegres y tristes a la vez. luego de hacer lo que les indicaron, los tres montaron en sus caballos y siguieron su camino. Cuando empezaron a salir los primeros rayos de sol, los hombres se metieron la mano en los bolsillos para sacar las piedras. Para su gran sorpresa, se habían transformado en diamantes, rubíes y otras gemas preciosas. Fue entonces cuando se dieron cuenta del significado de la promesa de que estarían alegres
y tristes a la vez. Estaban alegres por haber escogido la cantidad de piedras que recogieron, pero tristes -muy tristespor no haber recogido más. Yo me pregunto si nosotros vamos a sentir lo mismo cuando lleguemos al cielo. Estaremos contentos con el tesoro que nos acumulamos en el cielo mientras estábamos en la tierra, y gozosos por las recompensas que Cristo nos dará. Pero también lamentaremos no haber hecho más para servirle. Saquemos el máximo provecho a nuestras oportunidades para que estemos más alegres que tristes. Mateo 6:19-20 No os acumuléis tesoros en la tierra… sino acumulaos tesoros en los cielos…
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Diciembre 2020
Pavo relleno Ingredientes
300 gr de ciruelas pasa
1 pavo crudo mediano
100 ml de brandy
Vino blanco
250 ml de crema fresca
200 gr de mantequilla
2 huevos
Sal y pimienta
300 gr de nuez 50 ml de vinagre
Para el relleno
1 charola para hornear
250 ml de aceite
Papel aluminio
300 gr de tocino
1 Jeringa
3 cebollas grandes 300 gr de almendra
Modo de preparación
1 cabeza de a
Inyecta el pavo con vino blanco. Después, úntale sal, pimienta, mantequilla y déjalo hornear en una charola pavera por al menos 30 minutos.
750 gr de carne de res molida 750 gr de carne de cerdo molida 1 pizca de tomillo Perejil picado
Aprovecha mientras para acitronar
el tocino con el aceite. Agrégale cebolla y acitrona nuevamente. Repite esta operación, pero ahora con las almendras y los dientes de ajo picaditos. Añade las carnes, la sal, la pimienta, el tomillo, el perejil, las ciruelas y un poco de brandy; sazona todo esto y después, deja que enfríe. Finalmente, a esta mezcla agrega un poco de crema, huevos, nuez y un poco de vinagre. Una vez lista ésta, rellena el pavo con ella y lo que reste envuélvelo en un papel aluminio. Ahora, con el relleno extra y tu pavo, hornea el conjunto a una temperatura alta por aproximadamente 45 minutos. Finalmente, sírvelo a tus invitados acompañado con el resto del relleno que dejaste guardado en el papel aluminio. ¡Buen provecho!
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