Aneiros, eva y zamarra, cthuchi las alternativas de la defensa antimilitarista [anarquismo en pdf]

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[ Anar qui s moe nPDF]


LAS ALTERNATIVAS DE LA

DEFENSA ANTIMILITARISTA

Eva Aneiros Vivas y Cthuchi Zamarra de Villanueva Alternativa Antimilitarista- Movimiento de Objeciรณn de Conciencia (MOC)

[Anarquismo en PDF]


Fuente: VV.AA., Claves del ecologismo social, Libros en Acci贸nEcologistas en Acci贸n, 2010. Edici贸n: La Congregaci贸n [Anarquismo en PDF]

Rebellionem facere Aude!


«Querer la autonomía del otro y no negarle la libertad es crear una igualdad hecha de armonía». Simone Weil

El modelo de la defensa nacional frente a la defensa antimilitarista

Para entender el punto de vista antimilitarista —que propone, como es sabido, no sólo la abolición de los ejércitos del mundo, sino también una renovación profunda del sistema de valores que posibilita la guerra y otro tipo de violencias institucionales y estructurales— hay que tener en cuenta que se parte desde un paradigma totalmente diferente al de la defensa nacional, la que cabría encuadrar dentro del mundo nacional-capitalista en el que habitamos. Mientras que los modelos militares se desarrollan en un ámbito de competencia contra el oponente, primando el objetivo de triunfar sobre él, los modelos alternativos que se proponen desde el antimilitarismo surgen de una interpretación del conflicto como algo consustancial a los proyectos de vida humanos. Al aflorar el conflicto se debe tomar conciencia de él, para de esta manera permitirnos resolverlo o regularlo por métodos que posibiliten el grado más alto de bienestar para las partes. La militarización de un conflicto supone el ejercicio de una lógica de exclusión que niega la posibilidad de diálogo entre los actores sociales, los convierte en enemigos y establece como forma única de relación la contraposición del poder y de la -3-


fuerza Lejos de resolver satisfactoriamente los conflictos, la utilización de la violencia acaba por agravar sus consecuencias. De este modo, desde el paradigma de defensa nacional se trata de aprovechar identidades colectivas para justificar proyectos políticos de dominación territorial (Estados), de forma que se hace necesaria una identidad colectiva exógena, un otro, que en caso de conflicto puede ser deshumanizada y demonizada transformándola en enemigo (o terrorista, más acorde con los tiempos de guerra asimétrica). Incluso en los modelos de defensa civil no violenta prima la visión de una comunidad contra un oponente, aunque desde estos planteamientos se trata a toda costa de no deshumanizar a ese oponente y evitar emplear la violencia contra él. Por el contrario, desde un punto de vista antimilitarista, no se parte desde esa dualidad, nosotros contra otros, sino que desde un análisis no violento se entiende que los enemigos se construyen social y culturalmente. Y que el papel que una persona juegue en un conflicto depende, en buena medida, de si se asume el uso de medios pacíficos y cooperativos con el fin de llegar a acuerdos mutuamente aceptables. Antimilitarismo en tiempos de guerra Ante la pregunta —que seguramente han hecho a todo objetor/a de conciencia, insumiso/a o antimilitarista de cualquier parte y época del mundo— de cómo hacer frente a una invasión sin ejército, se tiene que responder necesariamente desde el mismo paradigma de defensa nacional. Y es que desde un paradigma antimilitarista, se -4-


habrían deconstruido los procesos anteriores para llegar a esa situación. Se suele responder que desde un punto de vista nacionalista, un país, sea lo que sea a lo que se refiera ese término, dispone de un gran repertorio de técnicas de acción no-violentas para hacer frente a invasiones armadas, golpes de Estado y otras formas de agresión. Estas tácticas irían, desde formas de no cooperación, como la huelga general, a la protesta y persuasión, pasando por la desobediencia civil. Existe toda una corriente de investigación a tal efecto que, si bien no es muy conocida, ha demostrado con estudios de casos históricos y propuestas teóricas la efectividad de tales métodos. Los estudios de Gene Sharp, Adam Roberts, Theodor Erbert y otros autores, publicados en la revista británica Peace News, han generado un debate técnico desde los años setenta del siglo pasado en el que han participado incluso investigadores militares (y por supuesto antimilitaristas, como Brian Martin). Desde el movimiento antimilitarista, a raíz de una intensa actividad ya en la Primera Guerra Mundial, se ha respondido proponiendo igualmente un sistema de defensa popular, llamado a veces «defensa popular no-violenta» y otras «defensa social». Esto es, para defender a la sociedad de la amenaza de guerra, la cual se manifiesta mucho antes de que llegue a producirse. De este modo se cambian las respuestas habituales a los interrogantes básicos acerca de qué habría que defender, quién habría de defenderlo, cómo habría que defenderlo o, no menos importante, para qué, en la conclusión de que es necesario un nuevo consenso al respecto. Por supuesto, desde la perspectiva antimilitarista se considera la institución mi-5-


litar como el principal agresor a la sociedad, ya que desvía ingentes fondos económicos y consolida situaciones de opresión. Un ejemplo prototípico es el actual estado de guerra permanente contra el terror islamista. Para Occidente, países como Irán se han convertido en enemigos por sus regímenes políticos, inestabilidad, etc. En Europa en concreto el norte de África se ve como un peligro por su situación sociopolítica y por ser la puerta de entrada de la migración Sur-Norte. Ante esto, se prevén medidas que van desde el despliegue militar in situ (Iraq, Afganistán, Sudán…) o en nuestras fronteras (Ceuta y Melilla) al endurecimiento de las leyes de extranjería. Las medidas tomadas desde esta perspectiva militarista no solo no solucionan ningún conflicto, sino que lo agravan, pues crean más presión social, más desigualdad, más descontento y todo esto justifica endurecer aún más las medidas tomadas, en una espiral militarista sin fin. Frente a la respuesta habitual, el antimilitarismo plantea analizar las causas del conflicto para actuar sobre ellas. En el ejemplo que planteamos se abrirían dos líneas de acción: en el exterior, potenciar políticas de cooperación realmente solidarias, y en el interior potenciar el respeto al diferente y promover el conocimiento mutuo. En la práctica, la efectividad de las propuestas noviolentas se ha manifestado ya en regiones en conflicto (o guerra) como Colombia, Palestina, Iraq, Filipinas o Angola, donde se han puesto en marcha propuestas de proyectos de vida no-violentos evitando tomar partido por alguno de los actores armados y tratando de autogestionar su futuro en una zona altamente militarizada. -6-


Antimilitarismo en el postconflicto Diversas redes de mujeres feministas latinoamericanas, serbias, croatas y montenegrinas, israelíes y palestinas (muchas de ellas insertas en la Red Internacional de Mujeres de Negro contra la Guerra) proponen también, para lo que se llama la postguerra y/o el postconflicto, políticas de reconstrucción social frente a lo que exclusivamente proponen los Estados de reconstrucción a secas. Políticas no de leyes de punto final y olvido, sino de verdad, justicia y reparación. Estas propuestas parten de la idea, harto demostrada, de que las mujeres históricamente son las que en esta situación de postguerra/postconflicto han mantenido la ardua tarea de tejer de nuevo las relaciones interpersonales y comunitarias rotas, renunciando a su labor exclusiva de «cuidadoras y de descanso del guerrero», para pasar a realizar la labor de sujetos de la política activa cotidiana. Por lo tanto, estas políticas necesariamente deben contar con las mujeres, auténticas expertas en los procesos de reconstrucción social, y con el resto de personas que, incluso en la situación de guerra, no se han dejado llevar por la barbarie y el sinsentido que genera. En definitiva, se podría entender la propuesta antimilitarista como una aplicación al ámbito macrosocial de relaciones entre comunidades de lo que diversas corrientes feministas, pacifistas o no-violentas proponen para el ámbito de las relaciones interpersonales. Por eso, el antimilitarismo ha puesto siempre especial atención en la coherencia entre fines y medios, de forma que se tenga muy en cuenta la forma en la que se hacen las cosas. Se trata de -7-


actuar con horizontalidad, mediante consenso, detectando actitudes patriarcales y promoviendo la acción noviolenta, como forma de ir transformando poco a poco el paradigma dominante por otro más humano. Desde esta perspectiva de defensa planteada, en la actual situación de crisis capitalista no queda otra que empezar a hacer evidentes a nuestras sociedades acomodadas sus contradicciones en lo relacionado con la crisis y la defensa de sus poblaciones. Y una buena forma de hacerlo es promoviendo las actitudes de responsabilidad, autogestión y desobediencia. Ante la crisis global actual, una alternativa real y eficaz es acabar con el gasto militar a nivel mundial, pues por un lado se liberarían una gran cantidad de recursos que podrían ser destinados a fines realmente útiles, y por otro, se acabaría con una institución (la militar) que es uno de los pilares y la principal garante del modelo capitalista y explotador que nos toca vivir. Lejos de ser una utopía, la abolición de los ejércitos y el gasto militar se convierten en la única posibilidad de generar una dinámica de relaciones sociales que nos permita vivir en un mundo que no excluya a sus habitantes más frágiles. Por otro lado, para generar un discurso coherente, práctico y global se hace inevitable buscar respuestas globales y tejer redes entre movimientos (ecologista, feminista, economía crítica, antimilitarista, etc.) y entre grupos afines de distintos países, creando redes permanentes como puede ser la European Peace Action, formada por diversos grupos antimilitaristas europeos.

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Bibliografía recomendada  Colectivo Utopía Contagiosa. «Modelos de defensa y alternativas no-violentas», en Mambrú, n° 52, primavera 1995.  Magallón, Carmen. «Hombres y mujeres: el sistema sexo-género y sus implicaciones para la paz», Mientras Tanto, n° 54. mayo-junio 1993.  Martin, Brian. Uprooting War. Freedom Press, London, 1984.  Martin, Brian. Social Defense, Social Change. Freedom Press, London, 1993.  Ortega, Pere y Pozo, Alejandro. Noviolencia y Transformación social. Icaria, Barcelona, 2005.  Randle, Michael. Resistencia civil. La ciudadanía ante las arbitrariedades de los gobiernos. Paidós Ibérica, 1998.  Schell, Jonhatan. El mundo inconquistable. Poder, no violencia y voluntad popular. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Madrid, 2005.  VV.AA. Gasto militar y alternativas sociales (1997). Colectivo Tritón, 1997.

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