Pareciera que con el paso del tiempo se nos va olvidando la mayor tragedia en años ocurrida en nuestro país a finales del año pasado. La memoria histórica en México se ha transformado en una quimera endeble, a tal grado que perdemos nuestro sentido de ubicación en la coyuntura actual y nos diluidos en lo efímero, lo transitorio y lo fugaz. Ante la serie de acontecimientos políticos actuales en el México neoliberal, paso a paso, el pueblo, por ir atendiendo y focalizando el descontento en cada una de las problemáticas que van surgiendo, vamos restándole atención al robo del siglo. Lo ideal sería ir atendiéndolas, pero sin perder de vista el horizonte hacia el que caminamos y sin dar la espalda a la historia. La izquierda electoral tendrá su momento, hoy considero que es el momento de la dinámica social, aprovechando las coyunturas sociales que se van dando, puesto que no hay receta para hacer una revolución. El camino a ella parece fácil, si se habla de las llamadas revoluciones de terciopelo, pero no lo es así. Como es bien sabido, los sistemas cuentan con tres pilares principales mediante los cuales se sustentan: el apoyo institucional, la legitimidad y el apoyo popular. En dicha tesis expuesta por Sharp y en esa tesitura, quisiera preguntarme si el actual sistema mexicano cuenta con el apoyo popular y la legitimidad. Pareciera fácil debilitar el único pilar que lo sostiene para que cayera por sí mismo, pero no lo es. Se vislumbra un futuro aciago, de coyuntura social y difícil, más difícil que hoy. Tal vez el centro de la República parezca inmóvil, indiferente e indolente, pero no debemos desesperar pues históricamente así lo ha sido, sin contar con los acontecimientos surgidos en la independencia. Los focos rojos se centran en puntos álgidos a lo largo del país, de norte a sur con la contrarrevolución energética del siglo XXI. En general, todo el país sufrirá y pagará los costos de la entrega de la joya geoestratégica, pero es necesario prestar atención a los estados donde estarán trabajando los trusts anglosajones, en el norte por la extracción del gas shale/lutitas/esquisto y en el sur por el petróleo, como en Tabasco. Aunque ya estén trabajando en el cinturón plegado perdido y el cinturón subsalino en el Golfo de México, ahora clavarán sus garras con mayor voracidad pues el objetivo de la legislación secundaria en materia energética es precisamente cumplir con los compromisos adquiridos por la claque neoliberal mexicana. No perdamos la conciencia de clase, pues de ser así, el “nuevo” orden mundial terminará por engullirnos por completo y de no asumir nuestra realidad proletaria seguiremos estancados en el eterno sueño neoliberal.