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EN ESTA EDICIÓN…
Capítulo I - “AMAR”: LA ERA VICTORIANA Y LA ERA DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN.
Capítulo II - “JUGAR”: YA NO JUGAMOS EN EL PARQUE, AHORA JUGAMOS EN LAS PANTALLAS.
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Capítulo III - “APRENDER”: ENTREVISTA EXCLUSIVA CON LA MAESTRA DEL MOMENTO.
CAPÍTULO I “AMAR”
La Era Victoriana Y La Era De Las Tecnolog As De La Informaci N
Cuando el amar era escribir y suspirar…
En la era victoriana el amor no era un asunto de tecnologías, el contacto físico tampoco estaba permitido así que el cortejo se debía dar a través de las posibilidades de la época.
La era Victoriana ha sido romantizada por la era mediática, recrear sus escenas se ha convertido en un romanticismo literario, televisivo y del cine. Fue una época de cambios importantes para la mujer, fue en ese momento de la historia del Reino Unido que las mujeres lograron reivindicaciones como el derecho a la propiedad, al divorcio, a la custodia de los hijos.
Curiosamente también era una época llena de puritanismo, perjuicio y prohibiciones de socialización, coqueteo y romance.
En la cultura de la era victoriana el “amar” se lograba a través de métodos tradicionales, la escritura, las cartas, eran el medio más poderoso, el saber escribir para el hombre era un sinónimo de éxito con las mujeres, así como la pasión que estas misivas despertaban en la pretendida y sus respuestas, se convertían en la “red social” favorita de aquél entonces.
Desde modelos, plantillas y proformas de cartas hasta un código secreto asociado a cómo se sellaban las mismas, traían un lenguaje críptico entendido por los amantes de aquel tiempo.
Ese amor de la cultura premediática, clásica o romántica se valía de estos métodos tradicionales de comunicación, no menos efectivos o eficientes, que después serían recogidos en la era mediática a través de las artes y la posmediática a través de series, plataformas y esa simbología y nostalgia del pasado.
La era de las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) dieron paso al amor en las eras posmediáticas, lo que la era victoriana romantizó a través de la puesta en escena de bailes, cartas y abanicos se transformó en redes sociales, aplicaciones y sistemas de mensajería.
Si la comunicación se volvió más impersonal el amar en la era digital paradójicamente es más comunicacional que nunca. La manera de cortejar ahora es digital y las nuevas generaciones se mandan mensajes, reacciones, emoticones y nuevas narrativas configuran un amarse digital.
Lo que antes costaba varias cartas, citas, visitas y reuniones hoy está al alcance de la mano, el algoritmo es ahora la celestina digital y hace “match” entre personas de las mismas ciudades, mismas edades, mismos gustos y los une en una relación que puede pasar al plano personal.
Si el amarse ahora es más rápido, más digital, los posmediáticos encuentran inmediatez, pero pueden estar sacrificando solidez, duración y consolidación.