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Noticias del mundo y el “Amar” en la Era Posmediática:

Los jóvenes son más estrategas en el amor que sus padres pero 'heredan' el ideal romántico: https://www.lavanguardia.com/vida/20230214/8755426/jovenes-son-mas-estrate gas-amor-padres-heredan-ideal-romantico.html

El plan de Japón para que sus ciudadanos encuentren pareja (y se reproduzcan): https://www.bbc.com/mundo/noticias-55232090

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CAPÍTULO II “JUGAR”

YA NO JUGAMOS EN EL PARQUE, AHORA JUGAMOS EN LAS PANTALLAS

Y tú, ¿a qué jugabas cuando eras niño?

La cultura premediática y mediática venía cargada de rituales infantiles y juveniles de juegos, parques, amigos y calles. Hoy los niños y jóvenes han abandonado la pelota, el parque, la golosa y las canicas como recuerdos rudimentarios de un pasado que no conocen, las generaciones de milenios alcanzaron a disfrutar de esos espacios que incluso sus padres lograron disfrutar.

El creciente uso de la tecnología está limitando los espacios de interacción y aprendizaje a través del juego, confinando a los jóvenes a pantallas y aplicaciones, el jugar en sí mismo no es solo salir a divertirse, es socializar, es competir, es aprender, es diferenciar, es un acto y ritual complejo de lo humano que no puede carecer de contacto, emociones y empatía.

Salir a timbrar en puertas y correr en un acto de rebeldía y travesura, esconderse detrás de un árbol o en el parqueadero del edificio, hacer amigos o enemigos en un parque, todo era parte de una compleja acción premediática y mediática, en donde al contrario de lo que acontece hoy, era además fomentado por padres y educadores.

La pantalla de aquel entonces escasamente era la televisión, crecimos con límites de no más de una hora de TV después de haber hecho tareas o jugado, y en ese entonces la limitación de la tecnología y competencia igual nos hacía preferir la calle, el parque, pues solo había (y hay en el Siglo XXI) dos canales abiertos y la televisión pública.

Que divertido era saltar lazo, jugar a policías y ladrones, al teléfono roto, la lleva, la gallina ciega, pasar horas tratando de hacer bailar un trompo…

Las niñeces premediáticas y mediáticas venían cargadas de diversión y esfuerzo físico, y la recompensa eran unas pocas horas de TV, y en el mejor de los casos, que algún amiguito o vecino tuviera un incipiente computador, un Atari, u otro videojuego que nos hiciera pensar en el futuro, en la tecnología, la que pronto llegaría para quedarse y quizás apropiarse de nuestras vidas y de nuestro JUGAR…

¿A qué jugamos?

Ahora jugamos videojuegos, deslumbrados por pantallas y animaciones vemos cómo podemos vivir una película de acción en casa disparando desde los controles, creamos mundos en alta resolución en 4K y los colores, gráficas y “mundos” se abren a un solo click… la ingeniería, la industria, el diseño y los desarrollos sí que han evolucionado, pero ahora conectados al Internet estamos más solos que nunca… jugamos desde el sofá, con auriculares en dónde incluso podemos hablar con el contrincante, pero ¿quién es?, ¿dónde está?, ¿es mi amigo?

En las culturas posmediáticas jugamos diferente, jugamos en el anonimato, jugamos en avatares, ya no jugamos con la vecina, con los amigos del parque, con nuestra tribu, no construimos lazos, perdemos empatía, la competencia por el balón o el lazo ahora es por balazos o monedas digitales, ¿cómo nos afecta?

Los posmediáticos son más hábiles digitalmente, son nativos digitales, juegan miles de juegos, las horas pasan desapercibidas, estamos conectados a los ordenadores, somos, sin quererlo, una suerte de Ciborgs que conectados a gafas de realidad aumentada viajan por un mundo digital olvidando el mundo real y sus conexiones…

Ready Player One – Steven

Spielberg

Dentro de poco se hará realidad el mundo mediático anticipado por la literatura fantástica y de ciencia ficción, llevada al cine por varios directores, no solo el deterioro ambiental, social y global nos llevará a refugiarnos cada vez más en el mundo Posmediático, sino que una Apocalipsis de la empatía y el humanismo viviéremos una doble vida, la física de la cual buscamos escapar en la digital, en el Avatar, no es una extensión de nuestra personalidad, es una nueva personalidad aspiracional de lo que no somos… más altos, más fuertes, más rápidos, más bellos… pero menos humanos.

Ojalá nunca dejemos de jugar… no solo nos hace más humanos, nos vuelve a hacer niños…

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