CRIMINOLOGÍA MEDIÁTICA Y PERCEPCIÓN SOCIAL DEL DELITO

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TESIS DE LICENCIATURA EN COMUNICACIÓN SOCIAL TESISTA. Andrés Leandro Basualdo - DIRECTOR. Lic. Juan Pascual



A mis viejos, por la libertad y las alas. A mis ojitos mentolados, por el amor y la paciencia. A mis amigos, por bancar los trapos siempre.



ÍNDICE PRESENTACIÓN

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CAPÍTULO 1 / La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz.

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Análisis lingüístico 1. Tema y Rema 2. Estrategias discursivas y fuentes de fundamentación (topoi). Conclusiones parciales Corpus Nº 1

13 13 19 32 35

CAPÍTULO 2 / El reclamo de los vecinos de la costa santafesina y el carácter cíclico de la cobertura mediática del delito.

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Análisis lingüístico 1. Tema y Rema 2. Estrategias discursivas y fuentes de fundamentación (topoi). Conclusiones parciales Corpus Nº2

51 51 56 68 71

CAPÍTULO 3 / La seguridad pública en términos resolutivos, la normalización de su retórica belicista y el reclamo de los taxistas santafesinos.

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Análisis lingüístico 1. Tema y Rema 2. Estrategias discursivas y fuentes de fundamentación (topoi). Conclusiones parciales Corpus Nº3

87 87 92 101 105

CAPÍTULO 4 / La ritualización de la práctica social y el reclamo de una comunidad educativa santafesina bajo formas pacíficas de protesta.

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Análisis lingüístico 1. Tema y Rema 2. Estrategias discursivas y fuentes de fundamentación (topoi). Conclusiones parciales Corpus Nº 4

120 120 125 133 135

REFLEXIONES FINALES / Miedo y medio(s)

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BIBLIOGRAFÍA

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Presentaci贸n



Como se podrá comprobar a lo largo de su desarrollo, el presente trabajo nace de la siguiente hipótesis: existiría un estrecho vínculo entre los medios de comunicación, cierta percepción social del delito y el sentimiento de inseguridad1, que atraviesa y, en algún punto, define el fenómeno de la seguridad pública.

De tal presunción se desprende, claramente, la importancia del lenguaje como elemento articulador y constructor de los procesos individuales y colectivos del pensamiento y la comunicación, puesto que constituye “un instrumento clave en la socialización y es el medio por el cual la sociedad forma y atraviesa la conciencia de los individuos”2. Pero, ¿de qué modos opera el lenguaje en los discursos de la información3 sobre el delito y la criminalidad? Por otra parte, y entendidos como grandes instituciones administradoras del lenguaje, ¿qué rol ocupan los medios de comunicación en la construcción de representaciones en torno al fenómeno de la seguridad pública? En nuestro país, pareciera que la discusión sobre el fenómeno de la seguridad pública como evidente problema social predominante se inscribe, como señala Ruth Wodak, en “la percepción de que los fenómenos complejos necesitan respuestas simples”4. Y prueba de ello ha sido la emergencia de lo que Eugenio Zaffaroni denomina criminología mediática5, entendida como proceso y espacio de circulación de múltiples y variantes juegos discursivos6 que comportan “saberes” sobre el delito, que se caracterizan por una singular capacidad de permear en la opinión pública y que, además, se encuentran fuertemente atravesados por un pernicioso sentido común. De esta manera, se hace evidente la consolidación de una institucionalización del discurso periodístico, de los modos en los que las empresas periodísticas o los medios de comunicación han venido a erigirse como instituciones cuya legitimidad estaría signada, no sólo por el ejercicio de cierto poder simbólico en la construcción de conocimientos y saberes sino también, por una auto-asignada autoridad moral desde la que se objetiviza a los agentes o actores sociales, se les asignan roles y atribuciones7, configurando así un ordenamiento determinado de la estructura y de las funciones sociales de tales sujetos.

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KESSLER, Gabriel (2009). El sentimiento de inseguridad. Sociología del temor al delito. Siglo Veintiuno Editores. Buenos Aires, Argentina. HODGE, Robert y KRESS, Gunther (1979). El lenguaje como ideología, en Cuadernos de Sociolingüística y Lingüística Crítica 1. Pág. 7. ARFUCH, Leonor (1987). Dos variantes del juego de la política en el discurso electoral de 1983, en “El discurso político. Lenguajes y acontecimientos”. Buenos Aires, Editorial Hachette. WODAK, Ruth y MEYER, Michael (2003). Métodos de análisis crítico del discurso, en Cap. 4: “El enfoque histórico del discurso”. Compilación, Editorial Gedisa. Pág. 101. Barcelona, España. ZAFFARONI, Eugenio (2011). La cuestión criminal. Editorial Planeta. Pág. 216. Buenos Aires, Argentina. VERÓN, Eliseo (1987). La palabra adversativa. Observaciones sobre la enunciación política, en “El discurso político. Lenguajes y acontecimientos. Pág. 2. Editorial Hachette. Buenos Aires, Argentina. RENKEMA, Jan (2000). Introducción a los estudios sobre el discurso. Editorial Gedisa. Págs. 65-67. Barcelona, España.

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Pareciera que las empresas periodísticas han asumido una participación presumiblemente determinante en la construcción de escenarios sociales signados por climas de incertidumbre, angustia y temor; en la definición de redes sociales de sentido caracterizadas por interpretaciones y lecturas polarizadas, cargadas de prejuicios, estigmatizaciones y estereotipos. Síntoma de que “es a través de las prácticas significantes que se instaura el lazo social, se definen identidades y ubicaciones, se ponen en juego las relaciones de poder, se construyen los sentidos de un orden”8. De allí deriva la idea de que los medios de comunicación constituyen uno de los elementos más importantes y decisivos del dispositivo9 de la seguridad pública y, como tales, determinan una percepción social del delito sustentada en ciertos discursos de verdad y regímenes de verosimilitud que, a su vez, conduce siempre a una particular idea del castigo en la que se esconde el mito de la tolerancia cero y la mano dura policial como respuesta necesaria para resolver la inseguridad10. Estos esbozos iniciales dejan entrever que la naturaleza y las dimensiones que constituyen cualquier fenómeno social hacen de él algo mucho más complejo de lo que el sentido común y el peso homogeneizador de lo obvio suelen presentarlo y reproducirlo: la mirada superficial, facilista y naturalizante que suele afectar las discusiones públicas, constituye el primer obstáculo que nos proponemos superar para avanzar hacia una interpretación verdaderamente crítica del fenómeno del delito. Por eso, para establecer el inicio de un debate maduro en torno a la remanida crisis de seguridad pública que postulan los medios de comunicación, y asumiendo el ineludible compromiso social y político al que debieran estar orientadas las ciencias de la comunicación, procuramos lograr una aproximación a la construcción de una crítica. En tal sentido, debemos recurrir a la pertinencia del Análisis Crítico del Discurso (ACD) y de la Lingüística Crítica (LC) como principales herramientas de análisis para la investigación del problema planteado, principalmente, por dos razones: 1. por la riqueza de su carácter propositivamente “transdisciplinar” (Fairclough, 2001:180): la dimensión del fenómeno de la seguridad pública entendido como un complejo dispositivo impone su abordaje desde el desarrollo de una “relación dialógica” (Fairclough, 2001:180) entre las teorías discursivas y saberes propios del conocimiento sociológico, las ciencias criminológicas e incluso del derecho penal; 2. y por su ineludible concepción pragmática y materialista del lenguaje que lo pondera como práctica social (Fairclough y Wodak, 1997) en la que se halla envuelto el sujeto: como postula Sigfried Jäger, “los discursos también pueden ser considerados como un medio de producción societal (…) producen sujetos y (transmitidos por ellos a la ‘población’) producen realidades societales. Por consiguiente, el análisis del discurso no trata (únicamente) de las

8 ARFUCH, Leonor (1987). Op. Cit. Pág. 31. 9 AGAMBEN, Giorgio (2006). ¿Qué es un dispositivo?, en Revista Sociológica Nº 73, Año 26, DF-México, Pág 1. Disponible en www.revistasociologica.com.mx 10 “Tolerancia cero se ha convertido en un lema dentro del mundo de la seguridad comunitaria, en los años recientes. Sus objetivos en el nivel policial son: enarbolar como estandarte la intolerancia frente a las incivilidades, barrer las calles de desviación, desorden, mendigos agresivos, vendedores ambulantes, borrachos, prostitutas y aquellos que ensucian el espacio público”. YOUNG, Jock (1999). La sociedad ‘excluyente’. Exclusión social, delito y diferencia en la Modernidad tardía. Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales. Madrid, España.

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interpretaciones de algo que ya existe (…) sino del análisis de la producción de realidad que el discurso efectúa”11. Con esta mirada, necesariamente, se impone a la investigación la pretensión de deconstruir y desentramar la lógica con que las empresas periodísticas y sus intereses construyen relatos, narrativas y discursos que, a su vez, (re)producen sentido sobre las formas en las que se interpreta y comprende el fenómeno de la seguridad pública. Se impone también el objetivo de cuestionar y problematizar los modos en que los medios de comunicación visibilizan un universo de conflictos sociales vinculados al delito (aunque no siempre lo estén), los términos en los que presentan los problemas de seguridad ciudadana en el espacio de lo público y, sobre todo, en la representación de cada acontecimiento o caso discursivo como experiencias colectivas y fuertemente cohesivas. Desde esta perspectiva, analizaremos las representaciones discursivas sobre manifestaciones, reclamos sociales y marchas por seguridad y justicia construidas a través de los discursos de la información de la prensa gráfica de la ciudad de Santa Fe: el ACD y la LC nos permitirán reconstruir cuatro acontecimientos sociales de este tipo que, en tanto prácticas materiales, han tenido una considerable presencia en los principales medios gráficos que indagaremos, el matutino “Diario Uno” y el vespertino Diario “El Litoral”. A partir del análisis lingüístico descriptivo de cada uno de los cuatro corpus conformados por piezas periodísticas de ambos medios gráficos, nos proponemos identificar, analizar y deconstruir las estructuras y operaciones discursivas, los modos enunciativos, las diversas modalidades interpelativas que esconden los juegos discursivos en torno a cada caso. En el marco del primer capítulo, reposaremos la mirada en el caso que involucró a los padres, familiares y amigos de Daiana Ruiz, una joven de 22 años que fue asesinada tras un robo calificado el 30 de mayo de 2008. El homicidio, propició un efusivo reclamo protagonizado por familiares y amigos de la víctima en el recinto de la Cámara de Senadores de la provincia, donde solicitaron no sólo el esclarecimiento del asesinato sino también la aplicación de una serie de “medidas” para “combatir la inseguridad”. Para el desarrollo del segundo capítulo tomaremos una serie de acontecimientos que tuvieron lugar durante varios meses de 2010 y que incluyó diversas movilizaciones y reiterados reclamos hacia el Estado provincial por parte de vecinos de Colastiné y San José del Rincón (barrio y ciudad, respectivamente, ubicadas a la vera del tramo inicial del corredor de la Ruta Provincial Nº 1), quienes por entonces aseguraban que los delitos contra la propiedad se habían incrementado de manera exponencial. El tercer capítulo contempla el análisis de un caso registrado entre julio y septiembre de 2010, que tuvo su génesis en el homicidio doloso que sufriera un taxista de la ciudad en circunstancias algo confusas y que, a modo de protesta, motivaron cortes de distintas arterias y caravanas de sus colegas. El reclamo del sector, con una pronunciada división entre la Sociedad de Taximetristas Unidos y el Sindicato de Choferes de Taxis, comenzó a tomar cuerpo tras

11 JAGER, Siegfried (2001). Discurso y conocimiento: aspectos teóricos y metodológicos de la crítica del discurso y del análisis de los dispositivos en “Métodos de Análisis Crítico del Discurso”. Compilación, Editorial Gedisa. Págs. 66-67. Barcelona, España.

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producirse nuevos hechos delictivos que afectaron a los trabajadores, y condujo incluso a solicitar la renuncia del entonces Ministro de Seguridad de la provincia. El capítulo cuatro refleja una modalidad de protesta distinta a la de los otros episodios reconstruidos y consistió en una suerte de abrazo simbólico organizado por parte de la comunidad educativa del Colegio Verna el sábado 21 de agosto de 2010, reuniendo a casi cinco mil personas que también se movilizaron hacia la Casa Gris para entregar un petitorio. Finalmente, en las reflexiones finales estará definido el trabajo interpretativo “transdisciplinar” que permitirá profundizar ideas, intentará dar respuestas aproximativas a una serie de interrogantes que irán esbozándose con el desarrollo de la investigación y que, de alguna manera, comenzaron a ser planteados en estos párrafos iniciales. Cabe aclarar que tanto la contextualización histórica de los hechos abordados como el andamiaje conceptual, es decir, las principales categorías de análisis y teóricas utilizadas para su interpretación, también se desarrollarán en el marco de los diferentes capítulos y estarán presentes a lo largo de la investigación. Porque “las acciones pueden ser observadas y descritas. La cuestión estriba en cómo reconstruir el conocimiento que las condiciona y acompaña”12. De este modo, las reflexiones finales a las que hemos de arribar no sólo serán fruto del recorrido trazado sino también de una fuerte convicción: las ciencias de la comunicación poseen una enorme responsabilidad social que descansa en la obligación de construir sentido autocrítico de manera permanente.

12 JAGER, Siegfried. Op. cit. Pág. 96.

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Capítulo 1 LA SEGURIDAD PÚBLICA COMO DISPOSITIVO, PRESUNTOS SABERES Y (SOBRE)VICTIMIZACIÓN LEGITIMANTE.

El caso Daiana Ruiz



A ningún lector podrá escapar que desde principios de los ‘90, y con mayor intensidad du-

rante estas primeras dos décadas del siglo XXI, la omnipresencia de la inseguridad ligada al delito y al crimen se ha consolidado en la agenda mediática de nuestro país. Por un lado, esto expresa una genuina preocupación pública de gran parte de la sociedad argentina por la existencia de un aparente proceso de agudización y crisis de la seguridad pública, que afectaría considerablemente la calidad de vida de los ciudadanos. Pero, por otro lado, no podemos desatender la particular intensidad con la que el ecosistema mediático se ha esforzado por hacer de tal preocupación un parámetro diario de descripción de la realidad social circundante: las empresas periodísticas han asumido un rol más que protagónico en la paradójica definición de una imprecisa y difusa pero identificable (pre)noción de inseguridad como problema público. Así, los medios de comunicación parecieran erigirse como uno de los factores determinantes de lo que denominaremos el dispositivo de la seguridad pública que, desde una perspectiva foucaultiana, puede concebirse como una red heterogénea y articuladora que comprende una innumerable cantidad de elementos lingüísticos y no-lingüísticos, “que incluye discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas”, sin olvidar que “el dispositivo está siempre inscripto en un juego de poder”13. En este mismo sentido, Siegfried Jäger postula que la conformación de los dispositivos se encuentra signada por tres tipos de entidades significantes: las prácticas discursivas, las acciones o prácticas no discursivas, y las manifestaciones o materializaciones14. De esta relación tríadica, resulta claro que la dinámica interactiva que adquieren las relaciones y los vínculos de las entidades que integran este particular dispositivo reposa, principalmente, en el lenguaje y los discursos. Porque los discursos “constituyen elementos (y son el requisito previo) de la existencia de los llamados dispositivos. Un dispositivo es el contexto, en constante evolución, de elementos de conocimiento contenidos en el habla y en el pensamiento (en la acción y en la materialización)”15. A decir del mismo Jäger, “en tanto que ‘agentes de conocimiento’ (válido en un determinado lugar y en determinado momento), los discursos ejercen el poder. Son ellos mismos un factor de poder, ya que son capaces de inducir comportamientos y de generar (otros) discursos. De este modo, contribuyen a la estructuración de las relaciones de poder en una sociedad”16.

13 14 15 16

AGAMBEN, Giorgio (2006). Op. Cit. Pág 1. JAGER, Siegfried (2001). Op. Cit. Págs. 69-71 Ídem. Pág. 93 Idem. Pág. 68.

La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz / 11


El modo en que las personas participan de la discusión y el debate público en torno a la aparente crisis de seguridad pública que vive el país da cuenta de la existencia de discursos muy singulares donde los ciudadanos se reflejan y se cobijan. Se trata de discursos que por el devenir de su carácter socio-histórico trascienden tanto la existencia física de cada individuo como lo colectivo, sin atender particularidades culturales y geográficas; que a veces resultan totalmente ajenos a las conciencias a las que dan vida, envuelven, retroalimentan y determinan; que una vez que operan sobre la conciencia humana, dotan al sujeto de su rasgo constructor y formador de la realidad en la que se involucra desde la acción. En este caso, hablamos de lo que Eugenio Zaffaroni ha definido como la criminología mediática, fenómeno que “siempre ha existido” y que “siempre apela a una creación de la realidad a través de información, subinformación y desinformación en convergencia con prejuicios y creencias basadas en una etiología criminal simplista asentada en causalidad mágica. Aclaramos que lo mágico no es la venganza, sino la especial idea de la causalidad que se usa para canalizarla contra determinados grupos humanos”17. Y la criminología mediática no es sólo lo que nutre la visión sobre la cuestión criminal del ciudadano promedio a través de los medios de comunicación sino también (y sobre todo) el fenómeno que concentra, estructura, le da coherencia discursiva y reproduce los presuntos saberes y conocimientos del dispositivo de la seguridad pública que nos propondremos someter a crítica. En este capítulo, particularmente, nos concentraremos en el abordaje de una de las múltiples consecuencias resultantes que produciría la consolidación de la criminología mediática en el desarrollo de la vida social de cualquier comunidad: la permanente sobreexposición de las víctimas y/o sus familiares en el tratamiento periodístico de la inseguridad. Desde esta interpretación, procuraremos analizar las relaciones dialécticas entre las prácticas discursivas que construyen los medios para dar cuenta de la inseguridad, y las marchas, movilizaciones y reclamos, entendidas estas como prácticas materiales que gran parte de la población ha adoptado para hacer conocer sus posturas en torno al delito. Relaciones dialécticas que dejan entrever cómo “los actores sociales inscritos en cualquier práctica producen representaciones de otras prácticas, así como representaciones (‘reflexivas’) de su propia práctica, en el transcurso de su actividad dentro de la práctica. Decimos que ‘recontextualizan’ otras prácticas (…) Además, actores sociales diferentes representarán las prácticas de manera diferente en función de su posición en el seno de la práctica. La representación es un proceso de construcción social de prácticas, incluyendo la autoconstrucción reflexiva”18. Como veremos en el corpus de textos periodísticos de este primer caso, las víctimas poseen un indiscutible protagonismo mediático en el debate sobre la seguridad pública y la violencia, pero sería importante tratar de identificar cuáles son los grupos sociales (si los hay) a los que se asocia la figura de la víctima; de qué modo y con qué términos y expresiones se manifiestan

17 ZAFFARONI, Eugenio (2011). Op. Cit. Pág. 216. 18 FAIRCLOUGH, Norman (2001). Op. Cit. Pág. 182.

12 / Capítulo 1


estas personas; bajo qué consignas ideológicas lo hacen; y si ello hace extensivo y retroalimenta algún sentimiento de victimización potencial en el resto de las personas con las que se logra identificar esta víctima promedio. Presumimos que la ciudad de Santa Fe no escapa a la manifestación de estos fenómenos y por ello resulta pertinente investigar cómo sus principales medios gráficos abordan la inseguridad; si desde su tratamiento construyen y/o reflejan un nosotros y un ellos; si desde sus textos se intenta persuadir a la opinión pública sobre la conveniencia o no de adoptar determinadas posturas. En tal sentido, también corresponde preguntarse si los medios de comunicación no sólo han fundado una falsa creencia de que la sola condición de víctima constituye un motivo más que suficiente para arrogarse la incuestionable autoridad de obligar e imponer al Estado las penas con las que debe proceder ante la comisión de determinados delitos, sino que también la han validado al punto tal de que cuestionar la voz victimizante resulte un atentado y una falta de respeto al dolor de la víctima. Así, este primer capítulo del trabajo de investigación exploratoria procura poner en cuestionamiento e indagar los modos de construcción discursiva que despliegan los dos medios gráficos más importantes de la ciudad de Santa Fe, en torno al asesinato en ocasión de robo del que fuera víctima Daiana Ruiz, el jueves 30 de mayo de 2008. Para ello, se han seleccionado 10 textos del género periodístico, de los cuales siete fueron publicados en distintas secciones del Diario “El Litoral”, mientras que los tres restantes fueron tomados de la edición on line del “Diario UNO”19. Sobre este primer corpus de análisis se aplicarán (como en los próximos tres paquetes textuales de la investigación), por un lado, las categorías lingüísticas de tema y rema o tópicos (Jan Renkema; 1999); y por otro, las nociones de estrategias o aspectos estratégicos de la construcción de los agentes sociales involucrados y construidos en el discurso periodístico (Ruth Wodak; 2000), y focalizando en la identificación de topoi que sostienen, particularmente, las estrategias argumentativas del discurso noticioso (Ruth Wodak; 2001). Con ellos, empezamos el arduo camino de desnudar los modos en los que las empresas periodísticas o los medios de comunicación se erigen como instituciones que, dentro del entramado de actores y enclaves que conforman las sociedades de la modernidad tardía (Jock Young; 1999), determinan formas de representación y, a su vez, definen y asignan roles y atribuciones de los agentes sociales.

Análisis lingüístico 1. Tema y Rema En la línea temporal que recorre los diez textos que conforman el corpus, se advierten claramente dos grupos o secuencias de piezas periodísticas caracterizadas por variaciones en

19 La selección numéricamente asimétrica de los textos de uno y otro medio de comunicación responde a la imposibilidad de obtener ejemplares impresos del Diario UNO en algunos de los archivos históricos y hemerotecas de la ciudad. Además, cabe señalar que el repositorio de publicaciones on line que posee dicho medio, sólo cuenta con las ediciones publicadas desde el día 15 de julio de 2008 hasta la fecha: http://edimpresa.unosantafe.com.ar/edimpresa

La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz / 13


el encadenamiento de tema y rema20 en las que, lógicamente, se registra una combinación heterogénea de estrategias discursivas. Ineludiblemente, el primer texto funda las posteriores secuencias y tematiza en torno al asesinato de Daiana Ruiz, bajo el título “Matan a una chica de 22 años cuando regresaba del trabajo”: puede advertirse allí la utilización de un modelo accional transactivo que pone en foco temático al participante afectado del proceso causal. El inicio del primer párrafo refuerza al título, suprimiendo al agente del proceso causal y colocando en posición focal de sujeto a la víctima que se convierte en actor; pero hacia el final del mismo se registra la utilización de un modelo accional transactivo que transforma lo anterior: el responsable del homicidio doloso es “un desconocido” que el medio identifica como “el delincuente”:

Daiana Ruiz, de 22 años, falleció anoche como consecuencia de un disparo que le atravesó el corazón cuando volvía del trabajo a su casa de barrio La Florida. El ataque ocurrió al detener la moto en Salta y Juan Díaz de Solís. Un desconocido increpó a la joven, que iba acompañada por su primo, y ante la negativa para que entregara la cartera el delincuente la ejecutó.

Texto Nº 1, El Litoral, Párrafo 1

Esta primer pieza comunicacional rematiza sobre a) las circunstancias en las que se produjo el homicidio doloso en ocasión de robo, b) las diligencias judiciales y policiales emprendidas para esclarecer el hecho, e incluso c) construye una representación del presunto responsable material del hecho desde una estrategia predicativa estigmatizante y desvalorizante21, sobre la que profundizaremos en el segundo apartado de este capítulo. Por su parte, la primera secuencia identificada se encuentra conformada por los textos 2, 3, 4 y 5: desde el título del segundo texto del corpus (“También El Estado mató a mi hija”) se puede ver un natural corrimiento del foco temático aunque matizado por una suerte de “anticipación remática”, y presenta nuevos actores del evento discursivo:

Carmen y José Luis Ruiz, los padres de la joven asesinada la noche del viernes en el barrio La Florida, estuvieron esta mañana en Casa de Gobierno, donde los recibió el gobernador Hermes Binner.

De manera clara, el tópico del texto reposa sobre las enérgicas declaraciones de Carmen Ruiz, madre de la víctima, quien atribuye responsabilidades al Estado provincial (personalizado en la figura del primer mandatario santafesino) en el homicidio doloso de su hija Daiana. En tanto que, la rematización de la pieza, versa secundariamente sobre a) la reunión mantenida entre Carmen y José Luis con el Gobernador Hermes Binner en la Casa Gris, b) una trunca reunión con el juez interviniente en la causa, y c) la inminente declaración indagatoria de “los dos jóvenes detenidos la noche del viernes, implicados en el homicidio de Daiana Ruiz”.

20 “Un tema es aquello ‘en discusión’ en una situación dada; a menudo es el sujeto de la oración. Rema es aquello que se dice sobre el tema: habitualmente es el predicado de la oración”. RENKEMA, Jan (2000). Op. cit. Pág. 86. 21 WODAK, Ruth (2000). ¿La sociolingüística necesita una teoría social? Nuevas perspectivas en el Análisis Crítico del Discurso, en Revista Iberoamericana de Discurso y Sociedad. Págs. 134-135. Editorial Gedisa. Barcelona, España.

14 / Capítulo 1

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 1


Si bien las voces de Carmen y de la familia comienzan a tener relevancia como actores ineludibles en el tratamiento del caso, el tercer texto diluye un tanto su protagonismo aunque hace conservar la suficiente autoridad para fundar los eventos discursivos más importantes del corpus: tanto una protesta en la Cámara de Senadores como las posteriores marchas y reclamos reflejados en la opinión pública. En este tercer texto, se advierte una curiosa asimetría en la carga semántica que sostiene los elementos paratextuales de título, cintillo y bajada, y que es invertida en el primer texto de la pieza periodística. El título “Protesta contra la inseguridad invadió la Cámara de Senadores” da cuenta de un proceso transactivo. No se pondera el participante afectado y se priorizan las circunstancias o el contexto. En concordancia con ello, el fraseo del cintillo incluye al agente del proceso e informa que “Manifestantes irrumpieron en la sesión del Senado…”. La bajada o subtítulo, a modo de transición, adelanta caracterizaciones de los manifestantes “que participaron de la sesión, a los gritos y con megáfonos”, y que se acentúan en la enumeración presente en el primer párrafo del cuerpo del texto:

Bajo circunstancias incompatibles con las condiciones mínimas que requiere un debate, en medio de la presión, los gritos y las amenazas de unas 250 personas que entraron a las barras y al recinto de la Cámara Alta, los senadores aceptaron votar un texto que, entre otros elementos, se expide a favor de la reclusión perpetua (sin atenuantes para el cumplimiento de las penas) para todos los condenados por crímenes, y por la misma figura para los padres de los menores de edad que cometan esos delitos.

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 1

En el resto del cuerpo, el lector puede advertir que los referidos “manifestantes” se trataban, indistintamente, de “unas 250 personas”, de “numerosos familiares de víctimas de delitos de la ciudad, los padres, parientes, amigos y vecinos de Daiana Ruiz”, “los habitantes del borde oeste” y, finalmente, de “damnificados”. A partir del tema, el artículo publicado en la Sección Política&Economía rematiza descriptivamente sobre la secuencia de episodios que tuvieron lugar en el marco de la protesta y destacando, a su vez, las expresiones de los manifestantes más emparentadas con argumentos propios del denominado populismo punitivo, categoría sobre la que iremos profundizando en el desarrollo de la presente investigación. Este tercer texto, constituye una doble ruptura, un quiebre desdoblado al interior del corpus: por un lado, signado por el hecho de que el acontecimiento desencadenante (un homicidio en ocasión de robo) queda subordinado al segundo acontecimiento (la protesta e invasión al recinto del Senado provincial) y, así, la causalidad del primero se inscribe en el nuevo nexo causal de alcance más general y difuso que determina al segundo (y cuyo movimiento permite sugerir un responsable principal: el Estado); por el otro, en el pasaje del tercer al cuarto texto del corpus, existe un detalle no menor: mientras que en el Texto Nº 3 el reclamo es de carácter general y tiene como causa aparente el padecimiento colectivo de “la inseguridad”, el Texto Nº 4, como veremos, retoma el cauce particular del homicidio de Daiana como la razón que impulsa la protesta de sus padres.

La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz / 15


En cuanto al tema del cuarto texto del corpus, el mismo refiere a una nueva protesta llevada a cabo por familiares y amigos de Daiana Ruiz en el edificio de Tribunales. Jerarquizando el tema, el título del artículo periodístico da cuenta de una “Pacífica protesta por Daiana en Tribunales”. Tanto el fraseo del título como del primer párrafo del texto, evidencian un esfuerzo del medio por matizar las negativas caracterizaciones de los manifestantes en el Texto Nº 3:

Los principales accesos de Tribunales se cerraron esta mañana, cuando alrededor de las 10 llegaron los padres de Daiana Ruiz, acompañados por un grupo de no más de 30 personas. El temor a que se repitieran las escenas del jueves pasado en la Legislatura provincial, donde un centenar de manifestantes ingresó al recinto en plena sesión, hizo que se reforzara la custodia, y se apostara un cordón policial frente a la única entrada abierta, sobre calle San Jerónimo. En cambio, la protesta fue sumamente pacífica y silenciosa.

Texto Nº 4, El Litoral, Párrafo 1

En tanto que la información expuesta en un segundo plano se construye en torno a) a la existencia de graves actos intimidatorios recibidos por la familia damnificada, b) la presunta vinculación entre tales amenazas y allegados a los dos jóvenes procesados en el marco de la causa judicial, c) la presencia policial en la zona luego del asesinato, y d) la preocupación de los vecinos del barrio reflejada en dos testimonios. En el último de los textos de esta primer secuencia, también puede advertirse allí el reposicionamiento del agente como participante afectado: “Marcha a la Legislatura de los padres de Daiana Ruiz”. Tanto la bajada o subtítulo como el primer párrafo de la nota recurren a modelos sintagmáticos transactivos bien definidos que remiten a la protesta reconstruida en el Texto Nº 3:

Los familiares de la víctima de homicidio volverán al edificio de la Legislatura, para solicitar a sus miembros mayor dedicación a los temas que conciernen a la seguridad de la población.

Los padres de Daiana Ruiz, la chica de 21 años asesinada en un asalto en la esquina de su casa del barrio La Florida, marcharán nuevamente a la Legislatura provincial. Será para pedir mayor compromiso de diputados y senadores con el problema de la seguridad.

En el encadenamiento de piezas periodísticas que conforman el corpus, el Texto Nº 6 constituye un nuevo quiebre en el que el medio asume de manera explícita una postura institucional, como se observa en el cintillo del artículo firmado por Salomé Crespo, a partir de distintos “Testimonios de familiares de víctimas en ocasión de robo”. Dicho posicionamiento se construye con una tematización que evidencia un incesante movimiento de la parte al todo y viceversa, desde algunos casos de homicidio doloso en ocasión de robo hasta la inseguridad como fenómeno general y viceversa:

16 / Capítulo 1

Texto Nº 5, El Litoral, Subtítulo

Texto Nº 5, El Litoral, Párrafo 1


Los números avisan que en los seis meses que pasaron de 2008, en la ciudad asesinaron a cuatro personas en el momento que estaban robándoles. Si bien la cifra es menor dentro de los homicidios ocurridos en el mismo período (casi 50) no hace falta ese final para modificar las costumbres diarias.

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 1

y que anuda en el nosotros inclusivo como huella presente en la extensión del texto:

Los siguientes son casos que tuvieron el peor de los desenlaces, pero los barrios y hábitos de los santafesinos hace tiempo que se alteraron como consecuencia de la inseguridad y violencia en la que convivimos.

Texto Nº 6, El Litoral, Subtítulo

El artículo periodístico publicado en la Sección Área Metropolitana, rematiza en torno a la narración de opiniones, sentimientos y sensaciones que algunos casos de homicidios dolosos han producido en allegados y familiares de las víctimas, como a) el asesinato de Sandra Vergara, y b) el crimen de Roberto García. Tanto el Texto Nº 7, que inaugura la segunda secuencia identificada en el presente corpus, como el Texto Nº 8, pertenecen al “Diario UNO” y poseen una particularidad: ambos parecieran construir una tematización que descansa forzadamente en la heterogeneidad remática con la que se desarrollan las piezas. El primero de ellos, le otorga relevancia jerárquica al tema en el subtítulo y los primeros dos párrafos del artículo producido a partir de una entrevista realizada a José Luis Ruiz: la confirmación del procesamiento de las dos personas imputadas en el marco de la causa penal por el homicidio de Daiana y que habían sido detenidas horas después del asesinato de la joven. Pero el título de la nota, elemento paratextual jerárquico por excelencia, refleja una suerte de profundización de la demanda de justicia por parte de la familia, desde la contundencia de la voz activa presente en el modelo accional transactivo que, además, introduce un nuevo actor en el seguimiento del caso:

Queremos a los instigadores del crimen de nuestra hija.

Texto Nº 7, Diario UNO, Título

Esto evidencia una tematización remática desarrollada a partir de a) un renovado y mesurado reclamo a la justicia provincial en el que se exige la detención de “los verdaderos culpables, que son los instigadores del hecho, los que la entregaron a mi hija. Queremos a los ideólogos del crimen porque no nos cabe ninguna duda que todo fue planificado.”; b) el dolor que atraviesa la familia a pocos días de cumplirse tres meses de la muerte de Daiana; c) una reconstrucción de las circunstancias en la que se produjo el homicidio y los momentos posteriores; d) la identidad de las dos personas imputadas en el marco de la causa; y e), la confirmación del procesamiento. El Texto Nº 8, por su parte, plantea un título que renueva e insiste en el reclamo por seguridad, claramente dirigido hacia el Ejecutivo provincial, pero desde una difusa utilización de la primera persona del plural, legitimada por la condición de víctima desde la que enuncia Carmen Valpondi de Ruiz:

La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz / 17


Pedimos a las autoridades que nos den más seguridad.

Texto Nº 8, Diario UNO, Título

El expreso pedido formulado desde la voz activa y condensada en este modelo accional transactivo, que a simple vista podría ser interpretado como un reclamo de orden general, pareciera ser la primera de una serie de exigencias formuladas por la familia Ruiz hacia “las autoridades del gobierno provincial” y que garantizarían una “mayor protección”:

No tenemos nada de seguridad porque no hay un patrullero que recorra la casa (sic) o la manzana donde vivimos ahora. Además la precariedad de la casa es total. Nos mandaron un gasista no matriculado para que arregle la cocina y por una fuga de gas casi nos morimos todos…

Texto Nº 8, Diario UNO, Párrafo 1

pero que, finalmente, también se inscribe en un reclamo colectivo:

No sabés lo que te puede pasar. No tenemos respuesta de ninguna índole, estamos solos. Así que le pedimos al gobierno que tome cartas en el asunto y nos dé una respuesta que es lo que está reclamando toda la sociedad ante la gran inseguridad que estamos viviendo.

Texto Nº 8, Diario UNO, Párrafo 12

La pieza periodística se desarrolla a partir de la rematización de a) el “encuentro” de Carmen Valpondi y su hija Nadia con el por entonces diputado nacional del Frente Para la Victoria, Agustín Rossi, y una reunión mantenida con la organización Madres del Dolor de Buenos Aires; b) la falta de escritura de la casa que la familia posee en Barrio La Florida; c) las amenazas que sufrían los Ruiz por aquellos días; y d) un “miedo extra” que manifestaban sentir los integrantes de la familia debido a la libertad otorgada a una de las personas procesadas en el marco de la causa penal. Por su parte, el Texto Nº 9, publicado en la Sección Sucesos de “El litoral”, da cuenta de un intento de suicidio de “la madre de Daiana Ruiz” (tema) y narra con detenimiento las circunstancias previas y posteriores al momento en que Carmen Valpondi se arrojaba a las aguas de la Laguna Setúbal (rema), e incluye declaraciones de Nadia Ruiz, hermana de Daiana, orientadas en el mismo sentido que los reclamos presentes en esta segunda secuencia del corpus:

Desde la muerte de mi hermana todos estamos afectados, pero mi mamá peor. Para colmo dentro de poco tenemos que desalojar la casa que nos dio el gobierno.

Texto Nº 9, El Litoral, Párrafos 12 y 13

Al barrio donde ocurrió la tragedia no queremos volver, porque allí anda suelto el compinche del asesino que anda diciendo que se va a vengar de todos nosotros. Esto es una locura y nadie nos ayuda.

En la misma dirección de sentido, el Texto Nº 10 se construye a partir de una entrevista que “Diario UNO” le realiza a José Luis Ruiz y cuyo título (“No voy a esperar a que me maten a mí o a mi otra hija”) es producto de una transformación en el fraseo de un tramo de las declaraciones del padre de Daiana, presente en forma interrogativa en el segundo párrafo:

Me voy a plantar con una carpa frente a la gobernación y me voy a quedar allí hasta que las autoridades me den una solución definitiva a lo que

18 / Capítulo 1

Texto Nº 10, Diario UNO, Párrafo 2


estoy pasando. Porque ya perdí una hija, el viernes casi pierdo a mi esposa, y ahora ¿qué voy a esperar? ¿Qué me maten a mi o a mi otra hija por tener que volver al barrio?

Así, el tema queda construido a partir del análisis que José Luis formula con sus declaraciones sobre “el duro trance que le toca vivir desde que perdió a su hija”, y derivado del intento de suicidio de su mujer que reflejara el Texto Nº 9. La pieza periodística rematiza, además, sobre a) el inminente vencimiento del contrato de la vivienda que entonces ocupaba la familia Ruiz y su eventual desalojo; b) la falta de contención del Estado; c) el temor de la familia por regresar a Barrio La Florida ante la libertad de uno de los dos procesados en el marco de la causa; y d) la queja de José Luis ante la desaparición del teléfono celular que llevaba Carmen durante el episodio en el que se arrojó a la Laguna Setúbal.

2. Estrategias discursivas y fuentes de fundamentación (topoi) La construcción discursiva de los actores o los grupos de actores involucrados en todas y cada una de las prácticas sociales inscriptas en el marco de las luchas, tensiones y conflictos que tienen lugar en cada sociedad, constituye uno de los elementos cruciales a tener en cuenta para todo análisis que pretenda realizarse desde el enfoque transdisciplinar que propone el ACD. El modo en que los medios de comunicación nombran, designan, identifican y presentan lingüísticamente a las personas, y la manera en la que se les confieren (o no) distintas cualidades y características, representan claras estrategias discursivas. “Por ‘estrategia’, generalmente entendemos algo más o menos preciso, un plan intencional de prácticas (incluyendo las discursivas) que se adoptan para conseguir un objetivo particular, social, político, psicológico o lingüístico. Tan pronto como las estrategias discursivas tienen que ver con lo que se dice, con modos sistemáticos de usar el lenguaje, las ubicamos en diferentes niveles de organización y complejidad lingüística”22, define Ruth Wodak. En el mismo sentido, en su obra El enfoque histórico del discurso23, la misma investigadora austríaca resalta que “la construcción discursiva del ‘nosotros’ y el ‘ellos’ es el principal fundamento de los discursos de identidad y diferencia”, una distinción característica que empezamos a observar en el ámbito de acción propio de los discursos de la opinión pública y la prensa en torno al fenómeno que constituye la aparente crisis de seguridad pública o la inseguridad. Precisamente, este es uno de los múltiples esquemas dicotómicos y simplistas que la criminología mediática ofrece para la comprensión reflexiva del fenómeno, porque “crea la realidad de un mundo de personas decentes frente a una masa de criminales identificada a través de estereotipos, que configuran un ellos separado del resto de la sociedad, por ser un conjunto de diferentes y malos”24.

22 WODAK, Ruth (2000). Op. Cit. Pág. 134. 23 WODAK, Ruth (2001). Op. Cit. Pág. 115. 24 ZAFFARONI, Eugenio (2011). Op. Cit. Pág. 218.

La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz / 19


Tales estrategias discursivas, generalmente, se encuentran sostenidas y reforzadas por una serie de esquemas argumentativos, cuyos principales instrumentos (siguiendo con la teoría de la argumentación a la que adhiere Wodak) se conocen como topoi, “aquellos elementos de la argumentación que forman parte de las premisas obligatorias, ya tengan éstas un carácter explícito o precisen de inferencia. Son justificaciones relacionadas con el contenido, también conocidas como ‘reglas de conclusión’, que vinculan el argumento o los argumentos con la conclusión, esto es, lo que se pretende afirmar. Como tales, los topoi o los loci justifican la transición del argumento o argumentos a la conclusión (Kienpointner, 1992, pág. 194)”25. El discurso de pronunciada orientación punitiva que empieza a observarse en el presente corpus, pareciera descansar en una serie de estrategias discursivas y de topoi que comenzamos a identificar: I. Estrategia de legitimación de la palabra y construcción de una verdad desde la condición de víctima. Esta primera estrategia identificada en el marco del presente corpus, da cuenta de un fuerte protagonismo de las declaraciones y los testimonios de las víctimas y de sus familiares, y cuya particular condición pareciera ser un motivo por naturaleza y per se suficiente para exigirle, con vehemencia o moderadamente, a los representantes del Estado:

Por aproximadamente una hora, numerosos familiares de víctimas de delitos de la ciudad, los padres, parientes, amigos y vecinos de Daiana Ruiz (una joven asesinada el viernes aproximadamente a las 21, en Salta y Juan Díaz de Solís, en medio de un robo en el barrio La Florida), ocuparon el recinto y dejaron en claro a los senadores que no se irían hasta ver “que todos ustedes nos firmen las leyes que queremos”.

“¡Me van a tener que escuchar. Mi hija murió y no va a ser un número más!”, gritó a los legisladores la madre de la joven asesinada. Sus expresiones, las de su padre, las de los demás familiares de víctimas del delito fueron tan desgarradoras como justos sus reclamos para que el Estado resuelva la inseguridad.

La enumeración como recurso lingüístico para dar cuenta de los actores movilizados (en la primera de las citas) combinada con la adjetivación reforzadora de los reclamos efectuados (en el segundo pasaje, perteneciente al mismo texto), van delineando un perfil fuertemente activo de las víctimas y sus familiares a partir de modelos accionales transactivos y del uso de la voz activa. El uso de los adjetivos y la expresión “dejaron en claro”, también plantean un primer rasgo de autoposicionamiento por parte del medio periodístico en torno al reclamo de las personas movilizadas “para que el Estado resuelva la inseguridad”, declaración que a todas luces simplifica el fenómeno.

25 WODAK, Ruth (2001). Op. Cit. Pág. 115. 26 A lo largo de la presente investigación, utilizaremos la clasificación de topoi que Ruth Wodak ha elaborado para el análisis del discurso discriminatorio en el estudio sobre la propuesta “Austria primero” que realizara el Partido de la Libertad de Austria en los años 1992-1993. Op. Cit. Págs. 113-141. 27 Según Wodak, el significado del topos de responsabilidad “puede resumirse mediante la siguiente fórmula condicional: dado que un Estado o un grupo de personas es responsable por la aparición de problemas específicos, dicho Estado o grupo de personas debe actuar para hallar soluciones a esos problemas”.

20 / Capítulo 1

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 3

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 18


Por otra parte, puede advertirse que los pasajes precedentes reflejan una estrategia basada en una combinación de topos26, principalmente, de la responsabilidad, y secundariamente, de la carga, la realidad y de justicia 27. Tales “reclamos” dirigidos hacia el poder legislativo, particularmente, y al Estado provincial en general, se fundan en una clara demanda de acciones legislativas y legales que, de adoptarse, vulnerarían derechos y garantías fundamentales para cualquier ser humano que vive en el seno de una sociedad democrática:

Los vecinos sin medias tintas dijeron que quieren que los delincuentes “se pudran en las cárceles”, y que para ellos “no haya derechos humanos”, que la policía (sobre la que hubo todo tipo de críticas) “directamente los mate”.

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 11

El componente de la sinceridad también comienza a aparecer como un rasgo particular en el proceso de legitimación de la verdad de las víctimas: así como en su momento “dejaron en claro” su reclamo a los senadores, en esta oportunidad exigen “sin medias tintas”. Además, en esta última cita, se advierte una pronunciada combinación de topos del peligro o amenaza, de la carga, de la realidad, de la legalidad y de una suerte de humanitarismo “invertido”28. En el análisis descriptivo de esta primera estrategia podemos observar cómo las víctimas y sus familiares ocupan un lugar activo en clara oposición a la pasividad/ineficiencia/indolencia del Estado frente a la inseguridad/los delincuentes. Planteado en estos términos, el lector difícilmente pueda no tomar partido, adherir a las manifestaciones, desarrollar un fuerte sentimiento de identificación con la figura de la víctima y una genuina preocupación signada por la virulencia de los reclamos, entendida esta última como síntoma de la sinceridad en tanto elemento legitimante. Así, las empresas de comunicación justifican y dotan de una fuerte carga de validez la palabra de un grupo de personas, y la victimización comienza a aparecer como una experiencia colectivizadora y homogeneizante.

Por otra parte, la investigadora austríaca señala que el topos de la realidad “es más bien un esquema tautológico, y puede explicarse del siguiente modo: debido a que la realidad es como es, hay que realizar una acción específica o adoptar una decisión concreta”. El topos de la carga “debe considerarse un topos específicamente causal (un topos de consecuencia), y puede reducirse al siguiente condicional: si una persona, una institución o un país se encuentran lastrados por problemas específicos, deberemos actuar para disminuir esas cargas”. En tanto que el topos de la justicia “se basa en el principio y en la exigencia de ‘iguales derechos para todos’”. Op. Cit. Págs. 116-119. 28 El topos de peligro o topos de amenaza “se basa en las siguientes condicionales: si una acción o una decisión política implica concretas consecuencias peligrosas o amenazantes, no debemos emprenderla ni realizarla. O, dicho de otro modo, si existen peligros y amenazas concretos, debemos hacer algo que los contrarreste”. El topos de la legalidad o topos del derecho “puede condensarse en la siguiente cláusula condicional: si una ley, u otra norma codificada, prescribe o prohíbe una específica acción políticoadministrativa, la acción deberá realizarse o no realizarse”. El topos del humanitarismo “puede emplearse en toda situación en la que se presenten argumentos contra el trato desigual y la discriminación, así como en favor del reconocimiento de las diferencias relacinadas con la ‘raza’, la etnia, la religión el género u otra particularidad”. Op. Cit. Págs. 116-119.

La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz / 21


II. Estrategia referencial estigmatizante del perfil de delincuente. En un pasaje del primer apartado del presente capítulo, referido al primer texto del corpus, dábamos cuenta de una caracterización estigmatizante y desvalorizante que proyecta un perfil del (hasta entonces) presunto asesino de Daiana Ruiz:

Como todos los días, Daiana había salido del trabajo con destino a su casa, acompañada por su primo, de la misma edad. Pero esta vez coincidieron con un delincuente armado, aparentemente alterado por el consumo de alcohol o drogas que los interceptó…

Texto Nº 1, El Litoral, Párrafo 7

Allí, no sólo no se citan fuentes fiables de información que sostengan tal presunción sino que la hipótesis no vuelve a encontrarse en el resto del corpus, pero el topos de definición29 asociado al topos del peligro o amenaza, comienza a instalarse. Por otro lado, se observa cómo el colectivo de “los menores de edad” no sólo es emparentado con la actividad delictiva como práctica permanente y se construye discursivamente como el objetivo de las acciones estatales que demandan las víctimas y sus familiares y allegados, sino que también es definido como parte de “los otros”, del “ellos” amenazante:

Abundaron las recriminaciones y los insultos a los senadores provinciales y los reclamos a viva voz para que cambiaran las leyes para endurecer penas sobre todo tipo de delitos y respecto de los menores de edad, normas que rigen a nivel nacional: no pueden alterarse desde las provincias, pero los manifestantes no entendían razones…

El día que detuvieron a los dos menores (de 16 y 17 años. Ambos con antecedentes policiales) que asesinaron a Roberto relataron con detalles escalofriantes cómo transitaron el camino que desembocó en la puerta de la casa de calle Vélez Sarsfield.

En la primera de las citas, el medio toma distancia del pedido utilizando un topos de la legalidad que se combina con nitidez con los topos de la responsabilidad, del peligro o amenaza, de la carga y de la justicia: “los manifestantes no entendían razones” y, nuevamente, la legitimación del reclamo viene dada por la sinceridad y el dolor, en oposición a la racionalidad demandada (y ausente). En el segundo de los pasajes, la aclaración respecto de los “antecedentes policiales” con los que cuentan “los dos menores” funciona claramente como un refuerzo negativo que contribuye a la construcción del topos del peligro o amenaza, desde el mismo topos de la definición que identificáramos en la primer estrategia desarrollada. Hasta el momento podemos observar cómo, tanto en la estrategia de legitimación de la palabra desde la condición de víctima como en la estrategia referencial estigmatizante del perfil del delincuente, se sugiere una fuerte asociación que va desde la nominalización de “la inse29 Según Wodak, el topos de definición o topos de interpretación de los nombres “puede encontrarse en la siguiente regla conclusiva: si una acción, una cosa o una persona (o grupo de personas) recibe el nombre o es designado (como) X, la acción, la cosa o la persona (o grupo de personas) posee o debería poseer las cualidades, los rasgos o los atributos contenidos en el significado (literal) de X”. Op. Cit. Págs. 116-117. 30 HODGE, Robert y KRESS, Gunther (1979). Op. Cit. Pág. 22.

22 / Capítulo 1

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 7

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 14


guridad” hacia la identificación del colectivo de “los delincuentes” para depositarse en la identificación de “los menores de edad” y, particularmente, de “dos menores de edad”. El resto, es “trabajo” del destinatario puesto que, como precisan Hodge y Kress, “los lectores de un diario les asignan referentes concretos a los sustantivos abstractos”30. Esta sugerencia se impone sobre lo que señalan con frecuencia algunas investigaciones institucionales, académicas y periodísticas, que dan cuenta de una mínima y escasa incidencia de la participación de niños, adolescentes y jóvenes menores de 18 años de edad en la comisión de delitos31. III. Estrategia de intensificación negativa de la figura del Estado. Esta tercera estrategia identificada en el marco del presente corpus está predominantemente definida a partir de (y atravesada por) un topos de la responsabilidad, que lógicamente apunta a poner en evidencia una serie de obligaciones atribuibles a todo Estado para una adecuada atención de los servicios públicos que presta y de los derechos que debe garantizar. Pero, ¿cómo? En un primer pasaje podemos ver que, desde la cita directa, el título del segundo texto32 del corpus comienza a construir a “los padres de Daiana” como participantes afectados que dirigen sus reclamos al “Estado”, a quien, en este caso, “también” se responsabiliza de la muerte de la joven con el uso de la voz activa y adjudicándole al nuevo agente la omisión de una acción posterior a la verdadera causa del fallecimiento de Daiana:

“También el Estado mató a mi hija, no solamente el ejecutor. Las ambulancias nunca aparecieron”, denunció Carmen (…) “La tuve que llevar en un remís en los brazos de mi esposo”, dijo con desasosiego.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 2

A partir de allí, el resto de las citas directas reflejadas y sostenidas en distintos pasajes del cuerpo de esta noticia dejan entrever una clara estrategia de intensificación negativa (Wodak, 2000; 135) que pone el acento en un espectro de responsabilidades no asumidas por el Estado. Muchas veces, la imputación contra el Estado se realiza sin distinción de esferas de competencias de los distintos poderes que lo componen o trazando fronteras y separando “la policía” del aparato de Estado, como en el siguiente ejemplo, donde existe una relación discursiva definida por una asociación de contraste y que se determina a partir de la utilización de un conector opositivo:

“Estoy a favor de la policía, le estoy agradecida”, dijo, pero es “el Estado el que le tiene que proveer lo que necesita” el personal que sale a las calles.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 8

31 Aunque el análisis de las estadísticas policiales se reduce sólo a la comisión de los homicidios dolosos por parte de menores de edad, una investigación del Periódico Pausa señala que en el Departamento La Capital, “Víctimas y sospechosos son varones muy jóvenes: en el período 2007 a 2014, el 65% de los muertos y el 61% de los supuestos matadores tienen 30 años o menos; el 90% y el 82% son hombres, respectivamente. Considerando los promedios de edad, se ratifica el dato: 29,8 años tienen los asesinados, 24,9 los sospechosos. El peso de los menores de edad, en el caso de los supuestos victimarios, es menor: 19,76%”. PASCUAL, Juan (2014). Homicidios: los datos más duros, en Periódico Pausa, 6 de noviembre de 2014, Santa Fe. Disponible en www.periodicopausa.blogspot.com.ar/2014/11/homicidios-losdatos-mas-duros.html. 32 “También el Estado mató a mi hija”, en El Litoral, 3 de junio de 2008, Sucesos. Pág. 27.

La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz / 23


En este contexto, y evidenciado a partir del uso de adjetivaciones, también comienza a aparecer el factor de las “promesas” (en tanto actos ilocutivos del Estado y de sus representantes) como causa del descontento y el inconformismo de los familiares de la víctima (expresados como emisiones perlocutivas, es decir, efectos de aquellas ilocuciones)33:

En cuanto al recibimiento oficial, la mujer lo consideró ‘amable’ y dijo que el primer mandatario los escuchó con respeto. También destacó el compromiso de Binner, quien aseguró que ‘va a haber más móviles policiales” en las calles del barrio, así como en el resto de la ciudad.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafos 5 y 6

A pesar de las promesas, tardías ante la tragedia consumada, la mamá de Daiana desafió diciendo que seguirá yendo a la Casa Gris, porque “estas puertas tienen que estar abiertas, no solamente para mí sino para todas las mamás y cualquier ciudadano santafesino que lo necesite.

Con quienes no está de parabienes es con los funcionarios del Ejecutivo provincial y municipal. Con ellos tuvo contacto directo aquellos días posteriores a la muerte de Daiana, pero a pesar de algunas promesas todavía no tuvieron respuestas aceptables. “Desde el gobierno no tienen más respuestas”, afirmó y criticó que ante el pedido de colaboración para cambiar de barrio le hayan ofrecido “una casa en barrio norte y sin servicios, cuando vivo a 10 cuadras del centro”. En cuanto a la presencia policial en el barrio, reconoció que “hay una casilla”, aunque a través de allegados “nos siguen llegado mensajes para que nos vayamos”.

Texto Nº 5, El Litoral, Párrafo 6

(… ) nosotros no tenemos custodia policial, andamos solos en la calle. Ya con lo que nos pasó ayer sinceramente el gobierno nos ha defraudado totalmente. Desde el gobernador para abajo, todos. Nos han hablado, nos han prometido cosas de las que nunca cumplieron. Nos dijeron que nos iban a dar la escritura de la casa, tampoco cumplieron con eso. Lo único que hicieron es colocarnos en esta casa gracias al Programa de Ayuda a las Víctimas y tratar de que no sigamos saliendo en los medios.

Texto Nº 10, Diario UNO, Párrafo 8

Los pasajes precedentes demuestran un esfuerzo de los medios por dotar de cierta pretensión de validez a las declaraciones (y los reclamos) de las personas entrevistadas, a partir de las ilocuciones que se les atribuyen a representantes del Estado. Por otra parte, la siguiente y última cita del segundo texto del corpus añade, además de los refuerzos negativos en la construcción del agente responsable, una expresión recurrente en el debate público sobre la seguridad pública o la inseguridad, vinculada con la idea de que eventuales reformas legislativas sobre el código penal y que promuevan la aplicación de penas más gravosas para sancionar la comisión de distintos delitos (topos de la legalidad), pueden redundar mecánicamente en la disminución de los mismos:

También aprovechó la ocasión para fustigar a los legisladores y reclamó “una banca en la Legislatura” para tratar los problemas reales de los santafesinos. “Qué más podemos hacer, el Estado tiene que hacer por nosotros, las leyes tienen que cambiar”, insistió.

33 RENKEMA, Jan (2000). Op. cit. Pág.38.

24 / Capítulo 1

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 11


De la utilización de un modelo accional no transactivo en la primera oración, donde se omite el participante afectado, surge la interpretación de que el Estado no atiende “los problemas reales de los santafesinos” y, como consecuencia de ello, se impone que “las leyes tienen que cambiar” (modo imperativo). A partir de lo anterior, y del topos de la responsabilidad que atraviesa la estrategia analizada, podemos percibir la presencia de un topos de la realidad sobre el que se va delineando la figura de un Estado que la desconoce y, en consecuencia, no asume sus obligaciones en la materia:

“ “

¡Entren! ¡Entren todos, a ver si se enteran de lo que pasa en la ciudad!

Los padres de Daiana Ruiz, la chica de 21 años asesinada en un asalto en la esquina de su casa del barrio La Florida, marcharán nuevamente a la Legislatura provincial. Será para pedir mayor compromiso de diputados y senadores con el problema de la seguridad.

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 9 Texto Nº 5, El Litoral, Párrafo 1 34

En el siguiente pasaje, podemos observar cómo el medio intenta reforzar esta misma postura a partir de un uso excesivamente repetitivo de los deícticos de persona que el hablante deja como huella en su testimonio, pero ¿a qué alude el nosotros inclusivo?, ¿a los integrantes de la familia de Daiana o a “toda la sociedad”?:

-Por el hecho hay una persona que está detenida y otra libre, ¿eso les genera más preocupación? - (…) No tenemos respuestas de ninguna índole, estamos solos. Así que le pedimos al gobierno que tome cartas en el asunto y nos dé una respuesta que es lo que está reclamando toda la sociedad ante la gran inseguridad que estamos viviendo. Estamos solos y encima casi nos morimos por lo que ocurrió con la cocina.

Texto Nº 8, Diario UNO, Párrafo 12 35

Como hemos podido observar también en otros pasajes analizados, queda flotando una ambigüedad que, sin dudas, opera mucho más que como mera referencia de la conexión entre el discurso y la situación de la emisión. En otro orden, entre el topos de la responsabilidad y el topos de peligro o de la amenaza, también se construye un Estado indolente, con funcionarios y autoridades indiferentes a los reclamos y las manifestaciones:

La exigencia incluyó todas las posiciones a favor de la llamada “mano dura”. Varias veces se les gritó a los representantes de los departamentos: “¡¿Qué esperan, que les maten un hijo para actuar?!”

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 10

Aquí, la pregunta retórica que el medio recoge de los testimonios de familiares de víctimas que invadieron la Legislatura santafesina, no sólo expresa el reclamo de “acción” sino que su utilización desnuda la pretensión de “El Litoral” por legitimar y fortalecer la capacidad

34 Esta cita denota, a su vez, la utilización de un topos de la carga. 35 Se puede observar que los topos de la responsabilidad y de la realidad se combinan con un topos de peligro o de amenaza.

La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz / 25


persuasiva de “las posiciones a favor de la llamada ‘mano dura’: como señala Renkema, “a partir del uso de una pregunta retórica, los receptores infieren que los argumentos son conceptualmente sólidos”36. Los dos pasajes que siguen a continuación, con declaraciones de la hermana de Daiana Ruiz, refuerzan esta idea:

Nadia Ruiz también vive la misma impotencia que sus padres. “Tenés que andar por todos lados reclamando algo que te corresponde como ciudadano que es seguridad.”

“Al barrio donde ocurrió la tragedia no queremos volver, porque allí anda suelto el compinche del asesino que anda diciendo que se va a vengar de todos nosotros. Esto es una locura y nadie nos ayuda”, dijo resignada la joven.

Texto Nº 8, Diario UNO, Párrafo 13

Texto Nº 9, El Litoral, Párrafo 13

En el siguiente ejemplo podemos observar cómo, a partir de una referencia sustitutiva que da cuenta de actores del Estado, el “Diario UNO” dota de un sentido negativo a la fuerza cohesiva del testimonio del padre de Daiana y que, a su vez, descansa en el uso del pronombre demostrativo utilizado en la oración subordinada que determina la relación entre las unidades semánticas:

(…) hace cinco meses que se cortó toda relación con las autoridades. No sabemos realmente qué nos deparará la actitud de esta gente.

Texto Nº 10, Diario UNO, Párrafo 4

Además, el mismo medio contribuye a la consolidación y la profundización de una clara delimitación de fronteras entre víctimas y (presuntos/potenciales) victimarios, que desde la combinación del topos de la responsabilidad, de la realidad y de la carga, no hace más que seguir reproduciendo una perversa lógica binaria basada en un habla del crimen (concepto acuñado por el sociólogo Gabriel Kessler sobre el que volveremos más adelante) desde la que frecuentemente se interpreta el complejo fenómeno del delito y del crimen:

- ¿Por lo que ocurrió el viernes con su esposa, alguien los llamó para interiorizarse de la situación? - No, ni de parte del gobierno ni de Derechos Humanos. No sabemos para quién están los Derechos Humanos. Con esto te darás cuenta que, para cierta clase de gente que comete delitos, están; pero para nosotros, las víctimas de esos delitos, no.

Texto Nº 10, Diario UNO, Párrafo 5

Otro rasgo característico de esta estrategia referencial negativa del Estado es el que destaca no sólo su ineficiencia/ineficacia en el diseño y ejecución de verdaderas políticas de seguridad pública que se traduzcan en acciones concretas o visibles, sino que, además, sugiere que es corrupto o corrompible:

Los García apuntaron a un responsable, en parte, de lo que les pasó: “Ahora hay un equipo de psicólogos que los atienden pero ya están encerrados, debieron estar antes. Así se hace la prevención, ahora inauguramos playones deportivos para que vayan los chicos de los barrios, pero durante años se robaron la plata para no sé qué cosa. Debería haber otra respuesta del Estado”.

36 RENKEMA, Jan (2000). Op. Cit. Pág. 174.

26 / Capítulo 1

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 25


Se refleja allí un profundo sentimiento de desconfianza hacia el Estado a partir de una mixturación de topos, no sólo de la responsabilidad, como lo hemos advertido, sino también del peligro o amenaza, de ventaja y de la carga. En el siguiente pasaje, podemos advertir el uso de un modelo accional transactivo que es seguido por una cita directa de un familiar de la víctima y que contiene una afirmación construida desde la tercera persona del plural de manera ambigua, imprecisa, difusa:

La familia de Daiana Ruiz, la joven de 21 años que fue asesinada de un balazo durante un asalto frente a su casa de barrio La Florida, en el suroeste de la ciudad el pasado 30 de mayo, reclamó mayor protección a las autoridades del gobierno de la provincia. “No tenemos nada de seguridad porque no hay un patrullero que recorra la casa o la manzana donde vivimos ahora. Además la precariedad de la casa es total. Nos mandaron a un gasista no matriculado para que arregle la cocina y por una fuga casi nos morimos todos”, señaló Carmen Valpondi a Diario UNO.

Texto Nº 8, Diario UNO, Párrafo 1

En la declaración de Carmen Valpondi, tanto el verbo posesivo como el hecho que se denuncia en cuanto a la ausencia de un móvil policial, denota que la “seguridad” aparece como algo tangible, claro síntoma de una profunda y extendida mirada estrictamente policialista para entender el fenómeno del delito. Un último aspecto a destacar en el marco de la presente estrategia da cuenta de la imagen de un Estado que (además de ineficiente, ineficaz e indolente) es injusto:

“Queremos justicia para Daiana y perpetua para los asesinos y cómplices”, dijeron los papás, quienes además, volvieron a responsabilizar al Estado por la falta de seguridad en el barrio. “Los que están detenidos son los culpables”, dijo Carmen con seguridad.

Texto Nº 4, El Litoral, Párrafo 3

Para que se resuelva el tema nosotros estaríamos tranquilos cuando detengan a los verdaderos culpables, que son los instigadores del hecho, los que la entregaron a mi hija. Queremos a los ideólogos del crimen porque no nos cabe ninguna duda que todo fue planificado.

Texto Nº 7, Diario UNO, Párrafo 3

Es muy frecuente encontrar expresiones como estas en la cobertura mediática del delito (estructuradas a partir de un topos de justicia), donde la mera enunciación de este tipo de aseveraciones por parte de los entrevistados no sólo opera como una condena social inmediata que además resulta funcional a una pseudo-autoridad sentenciadora de los medios; sino que también suprime y borra de manera tajante el principio jurídico de presunción de la inocencia y la necesidad de que el Estado garantice a cualquier ser humano el derecho de la defensa en el marco de un proceso judicial. La expresión “con seguridad” funciona, nuevamente, como claro reforzador de las declaraciones del familiar de la víctima y la legitima a partir de una incuestionable sinceridad con la que se efectúa primero el reclamo de justicia.

La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz / 27


IV. Estrategia de evocación nostálgica. Como podemos empezar a advertirlo en el análisis de este primer capítulo, en torno al delito y el sentimiento de inseguridad que ello provoca, se construyen relatos. Y en la circulación de dichos relatos “se produce una configuración especial en la que cada elemento interactúa con los otros en una suerte de retroalimentación del sentimiento de inseguridad”37, en tanto entramado de representaciones, emociones y acciones. Esta cuarta estrategia identificada no podría resultar tan significativa si no estuviera determinada a partir de un topos del miedo o del temor fuertemente anclado en el topos de la realidad:

Ambos casos quebraron la tranquilidad de dos zonas de la ciudad que los mismos vecinos reconocían como serenas, eran esos barrios antiguos en los que todos se conocen, donde se podía vivir sin nerviosismo ni agobio y la confianza en el de al lado permitía que las puertas se cierren sin llaves.

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 6

Tanto en el caso anterior como en los siguientes, podemos ver cómo se presenta un quiebre en la construcción de un pasado y de un presente colectivo homogeneizante, y que se sostiene principalmente a partir del uso de los elementos deícticos de tiempo y de lugar que relacionan el discurso con el mundo exterior “ahora”:

“…los vecinos tenemos mucho miedo, no me acuerdo de que haya pasado algo así en otras épocas en el barrio. No podemos vivir así”, reclamó la anciana.

“Siento que hoy Santa Fe es otra totalmente diferente de la que yo dejé en 1983, cuando hablo con mis amigos me cuentan que es una pena que la ciudad haya cambiado tanto y que ya no pueden hacer las cosas que hacíamos cuando éramos jóvenes, sé que viven preocupados por sus hijos”, soltó Roberto…

La cita directa vuelve a exponer a los múltiples actores, personas, que son condensados en una figura, en un rol, el de la víctima promedio que posee cualidades y características que vamos asimilando. Va tomando cuerpo la relación secuencial del factor de la sinceridad o la franqueza visceral de los testimonios como elementos claves para la formulación de un diagnóstico que se presenta con recurrencia que, a su vez, definen el quiebre en que se presenta un presente preocupante en contraste a un pasado como horizonte que se añora. V. Estrategia de construcción del homicidio doloso en ocasión de robo como delito recurrente y generalizante. A priori, podríamos sostener que todos aquellos delitos contra las personas que en su comisión

28 / Capítulo 1

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 33

-¿Nunca la amenazaron o intentaron asaltar antes? No, ahí en el barrio nunca había pasado algo igual…

37 KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Pág. 14.

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 30

Texto Nº 7, Diario UNO, Párrafo 3


implican un riesgo considerable para la integridad física de las víctimas, los denominados delitos predatorios, naturalmente inspiran y generan un miedo individual o colectivo que puede percibirse en el tratamiento mediático de las noticias policiales. El particular caso que constituye el asesinato de Daiana Ruiz en un episodio de robo, precisamente, pretende aproximarnos a la discusión sobre las relaciones que pueden existir entre la magnitud del temor de las personas y las probabilidades reales de sufrir un delito de esta naturaleza, y las reacciones que tales ponderaciones suscitan38. Como veremos, los pasajes y citas textuales tomadas como casos testigos de esta quinta estrategia identificada se sostienen a partir de un topos del miedo o del temor, en estrecha relación con los topos del peligro o de la amenaza y de la realidad, siguiendo con la clasificación que hiciera Ruth Wodak. Pero también comienza a tomar cierta dimensión lo que señalábamos líneas arriba, en cuanto a que van apareciendo con fuerza y nitidez algunos lugares comunes y recurrentes en los testimonios que se recogen por parte de los familiares de víctimas:

“El viernes murió Daiana, pero mañana puede ser cualquiera, o nosotros mismos que somos grandes”, volvió a advertir Carmen, que contiene la bronca y la impotencia. “Nos quitan la vida por cualquier cosa, por si tenemos plata o porque no tenemos plata”, soltó.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 10

La contundencia de la aseveración en la segunda oración de las declaraciones de Carmen Valpondi, no sólo impacta sino que impide advertir la supresión del agente causante de la acción y establece un nuevo marco de referencia para justificar cualquier reacción contra ellos. En otros pasajes del presente capítulo señalábamos algunos de los efectos que comportan las nominalizaciones al dar cuenta de “la inseguridad” cuyo grado de abstracción no sólo contribuye a la simplificación de estructuras sino que además fija “frases hechas”:

Junto a los Ruiz había muchos otros deudos de vecinos muertos por la ola de violencia e inseguridad. Llevaban letreros con sus nombres y sus fotos familiares.

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 4

De hecho, “la ola” se ha convertido en la figura metafórica más representativa y estable en el tratamiento mediático de la información vinculada al delito y el crimen a tal punto que, como en el ejemplo anterior y a pesar de que muchas veces se manifiesten de manera asociada, suprime las diferencias de dos fenómenos sociales que poseen características disimiles.

38 Como lo explica la mencionada investigación del Periódico Pausa: “Los homicidios en ocasión de robo apenas se dan en el 7% de los casos. La cifra disuelve una de las imágenes más patentes y atemorizantes del discurso mediático sobre la inseguridad, si bien, por otro lado, no disponemos de un dato sobre los robos que fueron acompañados por lesiones que no acarrearon la muerte. Aun así, en los últimos cuatro años se dan los guarismos más bajos respecto del robo como causal: 5,17% en 2014; 3,7% en 2013; 5,05% en 2012; 5,33% en 2011. En los años anteriores las cifras siempre superan el 9%, llegando casi al 12% en 2009 y al 11,2% en 2007. Para decirlo sin ambigüedad, el robo no es una variable que determine por sí misma la suba o la baja de la tasa de homicidios; en los últimos cuatro años el porcentaje en casos de robo se mantuvo bajo y casi constante, pero la cantidad de asesinados aumentó sin pausa”. PASCUAL, Juan (2014). Op. Cit.

La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz / 29


En el mismo sentido, también habíamos dado cuenta de la importancia del Texto Nº 6 del corpus por algunas de sus características discursivas. Aquí volvemos sobre esta pieza para señalar el modo en que el medio periodístico construye su propia imagen con relación a la manera en que el fenómeno del delito se manifiesta en la ciudad, y ello desde un marcado uso de la función apelativa del lenguaje propio del discurso argumentativo. Esto puede observarse ya desde el primer párrafo del cuerpo del texto, en el que “los números”, es decir, las estadísticas, constituyen la principal fuente de fundamentación para validar el desarrollo posterior, porque otorga credibilidad y brinda una ilusión de objetividad:

Los números avisan que en los seis meses que pasaron de 2008, en la ciudad asesinaron a cuatro personas en el momento que estaban robándoles. Si bien la cifra es menor dentro de los homicidios ocurridos en el mismo período –casi 50- no hace falta ese final para modificar las costumbres diarias.

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 1

Como lo refleja la utilización del recurso lingüístico de personalización, el que además da cuenta del topos de los números (y que, a su vez, insistimos, opera como fuente lo suficientemente calificada), la estadisticalización39 constituye aquí y en el tratamiento mediático general del fenómeno del delito un argumento elemental en tanto componente del proceso de persuasión. Es claro que “los números, los porcentajes, son para inspirar seguridad. El verdadero soporte es el sentido común. Las cifras son básicamente un recurso retórico, lo importante es que el relato se ajuste a la imagen que tiene el público”40.

El hecho de que un desconocido ingrese a nuestra casa en busca de lo propio asusta, nos pone tras las rejas y bajo la vigilancia de una alarma (a quienes pueden pagar). Ir caminando por la calle y que te roben o saber que a un conocido le pasó, nos pone a la defensiva, inquietos.

(…) “hay que crear una conciencia porque esto le puede pasar a cualquiera”, dijeron.

Pareciera, efectivamente, que “los estímulos en el contexto persuasivo pueden afectar las actitudes sin necesitar el procesamiento de los argumentos del mensaje. Lo logran al desatar estados afectivos relativamente primitivos que comienzan a asociarse con el objeto de la actitud”41. Daría la impresión de que existe una autoconstrucción de la imagen de “El Litoral” como un medio comprensivo, compasivo y que a la vez legitima los reclamos de los vecinos, a partir de un refuerzo positivo que le confiere autoridad.

39 “…la medición del temor se inscribe dentro de un proceso general de ‘estadisticalización’ de los problemas públicos, como una de las supuestas formas de contribuir a incrementar la eficacia de las acciones estatales”. KESSLER, Gabriel (2011). Op. Cit. Pág. 34. 40 ESCALANTE GONZALBO, Fernando (2012). El crimen como realidad y representación. El Colegio de México. Distrito Federal, México. Pág. 184. 41 RENKEMA, Jan (2000). Op. Cit. Pág. 166.

30 / Capítulo 1

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 2

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 13


Queda picando el interrogante acerca de si se construye o no una sólida relación argumentativa entre la asertividad de los datos y los “indicios periféricos” basados en las emociones reflejadas en los testimonios. Quizá podamos aproximarnos a una respuesta en el análisis descriptivo de la próxima estrategia. VI. Estrategia de sobrecarga emocional. Aunque no lo hemos mencionado hasta ahora, en cada una de las estrategias anteriores puede notarse una singular carga emotiva que sustenta la lógica narrativa en torno a los discursos periodísticos sobre el homicidio de Daiana Ruiz, y que subyace a los topos del miedo o del temor y de la realidad que determinan esta sexta estrategia. Una aproximación a esta lectura puede ofrecerla el lingüista Jan Renkema al señalar que “la variación en el poder de persuasión está influida por la probabilidad de que los receptores se involucren en la elaboración de la información presentada”42. Esto pareciera ponerse en juego en la intencionalidad del medio en el siguiente ejemplo:

“A mi hija no la voy a recuperar más”, insistió la mujer, que estos últimos días recibió el apoyo de otros familiares de víctimas que se solidarizaron con su dolor.

Texto Nº 5, El Litoral, Párrafo 5

Resulta a todas luces evidente el esfuerzo del diario vespertino de Santa Fe por establecer una fuerte identificación empática del hablante con los familiares de víctimas: en este caso, el lector del diario debería excluirse de la acción de solidarizarse, de ser solidario (y no con un agente humano, sino con el “dolor”), para no ubicarse empáticamente respecto de la víctima cuya declaración aparece con una cita directa en posición temática. Por otra parte, y como lo hemos señalado anteriormente, el Texto Nº 6 de este primer corpus posee algunos rasgos característicos y, entre ellos, no escapará al lector el particular tratamiento de la pieza que realiza Salomé Crespo (periodista de El Litoral que firma el artículo) quien pone todos sus esfuerzos por intervenir como focalizador externo43 en la reconstrucción de las historias y de los relatos, pero termina involucrándose notoriamente con las declaraciones y los testimonios que recoge. Es decir, la periodista construye una tensión unívoca a partir de citas directas de los múltiples relatos que refleja, moviéndose así entre cambios permanentes de perspectivas 44:

Los que mataron a Sandra protagonizaban el octavo robo a la despensa y al poco tiempo ocurrió el noveno. “Nunca me resistí a los asaltos, una vez terminé en el hospital con cuatro puntos en la cabeza por los culatazos que me pegaron”, recuerda mientras clava la mirada en el piso y habla del tema con una tranquilidad que inquieta.

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafos 9 y 10

42 RENKEMA, Jan (2000). Op. Cit. Págs. 165-166. 43 “La focalización es la relación entre el que mira y es mirado. Esta relación puede señalarse en el discurso a través de verbos de observación (‘ver’, ‘escuchar’, ‘notar’, etc.). En la focalización, existe un sujeto y un objeto, un observador y algo que es observado. El sujeto de la focalización se denomina focalizador. Este puede ser un narrador que observa todo desde un punto de vista externo (…); en este caso el sujeto se denomina focalizador externo”. Ídem. Pág. 187. 44 “La información puede presentarse desde una serie de perspectivas diferentes. (…) El término ‘perspectiva’ se utiliza para describir estas diferencias en el punto de vista. (…) En el area de los Estudios del Discurso existen tres enfoques de importancia: primero, la investigación de inspiración más sociológica sobre la perspectiva ideológica o ‘visión’; segundo, la investigación de orientación más literaria sobre la perspectiva del narrador o ‘focalización’; tercero, la de orientación sintáctica sobre la actitud del hablante, que se denomina ‘empatía’.” Idem. Págs. 184-185.

La seguridad pública como dispositivo, presuntos saberes y (sobre)victimización legitimante. El caso Daiana Ruiz / 31


A David se le pidió que intente describir alguna de las experiencias que vivió, pero fue inútil, no encontraba las palabras, porque son de esas nefastas experiencias personales e intransferibles. “Lo primero que te pasa es paralizarte, te quedás helado, lo único que te sale decir es que se queden tranquilos, que se lleven todo y que no le hagan nada a nadie, son muy corajudos armados”, dijo. Pensó un rato y siguió: “La sensación de estar en manos de una persona armada es de impotencia”.

El posicionamiento de respaldo del medio se hace explícito por momentos, como en el siguiente pasaje, que en el uso deliberado de las comillas no sólo revela un guiño cómplice a las voces de los familiares de víctimas sino que también contribuye a la solidificación de una mirada desconfiada sobre la justicia y el sistema penal:

Además de convivir con el dolor de la pérdida repentina e injusta, Lorena recuerda a cada momento que dentro de poco tiempo deberá caminar las mismas calles que los asesinos de su abuelo porque, según la asesoraron, al ser menores se los juzgará según los Derechos del Niño y la “pena” será nada comparada con tanto sufrimiento.

“ “

(…) según Valeria, “a todos nos mataron una parte” y de ahí no se vuelve.

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 22

“Escuchamos un ruido raro en casa y salimos todos a ver qué pasa”, continuó Valeria, pero Susana la volvió a interrumpir para decir que tuvo que aprender a cerrar la puerta con llave ya que nunca lo hacía, porque “te quiebran la confianza y es muy difícil volver a dormir”.

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 23

Así vemos cómo lo que puede considerarse como una arbitraria asociación de microrrelatos de casos, que la periodista emparenta con el Caso Ruiz, refleja una presentación de la información que va desde una pretendida neutralidad objetiva sustentada en “los números” hacia una multiplicidad de perspectivas reforzadas subjetivamente y que determina el autoposicionamiento del medio sobre el tema abordado.

Conclusiones parciales En el camino recorrido hasta aquí podemos dar cuenta de algunas reflexiones parciales y la primera de ellas, que permite mensurar con mayor nitidez el abordaje del objeto de investigación que nos convoca, es que efectivamente “el lenguaje es un fenómeno de diferenciación social”45. De ello deviene que el análisis descriptivo de la jerarquización de la información, de las estrategias discursivas, los topoi y los recursos lingüísticos identificados en los distintos pasajes textuales extraídos del discurso periodístico reflejan una multiplicidad de aspectos característicos y estables de los diversos factores que creemos que intervienen en la producción del sentimiento de inseguridad que los medios reflejan (¿o construyen?) a partir de un determinado uso social del lenguaje (Hodge y Kress, 1979; 9) para dar cuenta del tema.

45 HODGE, Robert y KRESS, Gunther (1979). Op. Cit. Pág. 7.

32 / Capítulo 1

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 16


Principalmente, hemos podido corroborar que las víctimas han adquirido un intenso protagonismo en el discurso mediático de la inseguridad y las empresas periodísticas ponen todos sus esfuerzos para seguir confiriéndole una (in)cuestionable autoridad. Estamos en presencia de un proceso de consolidación de la denominada justicia expresiva, “aquella que busca en el castigo la forma de expresar sentimientos de repudio, de un agravio (que es, a la vez, un desagravio para el agredido), una expresión de emociones”46. Por un lado, esto puede resultar a todas luces positivo puesto que sin dudas contribuye a una mayor visibilidad del fenómeno social como problema de absoluta vigencia, aunque sin olvidar también que su complejidad exige un debate público permanente y de mayor calidad. Pero, por otro lado, daría la impresión de que las múltiples características identificadas en las declaraciones y testimonios de los familiares de víctimas van adquiriendo cierta autonomía respecto de los hechos a partir de los cuales se derivan, y que ello comportaría algunas consecuencias negativas: por ejemplo, podemos comenzar a percibir que “se genera una identificación profunda con la figura de la víctima y se extiende un sentimiento de victimización potencial al resto de la sociedad, lo que alimenta la preocupación del tema” (Kessler, 2011; 26). Al menos en el presente corpus de textos, este considerable protagonismo de los familiares de víctimas que otorgan los dos medios gráficos más importantes de la ciudad de Santa Fe se encuentra, generalmente, en la presentación de sus voces a través de las citas directas que recogen dichos medios. Desde esa recolección de testimonios, las empresas periodísticas refuerzan y, sobre todo, legitiman el discurso de las víctimas, construyendo un propio estatuto de verdad a partir de un elemento natural del discurso de los actores que se involucra: la sinceridad y la franqueza. En ese continuum significante en el que los medios de comunicación articulan un conjunto de declaraciones, opiniones y valoraciones, la particularidad de cada vivencia sufre una profunda despersonalización para construir una cierta (sobre)victimización de nítida ascendencia empática y el lugar genérico de la víctima que empieza a cumplir un claro rol social denunciante. En la simétrica y constante asignación de características o atributos fácilmente identificables de la víctima promedio, la sinceridad es el lugar donde el discurso mediático encuentra su cuota de credibilidad para establecer la legitimidad de la verdad de las víctimas que exhibe y, desde allí, la racionalidad que la neutralidad periodística exige. El predominio de este componente fundamental que representa la sinceridad se construye por oposición a la racionalidad, y la brecha entre ambos queda resuelta cuando la fuerte carga emocional y el dolor que desnuda la franqueza sin aparentes mediaciones o concesiones justifica la paradójica presentación de las víctimas como un agente por momentos agresivo. Esta sinceridad de las experiencias vividas en primera persona también representa para el discurso periodístico la oportunidad de erigirse como una entidad capaz de formular diagnósticos. Ahí se producen quiebres que desnudan el eje presente-pasado, pero también irrumpe

46 GUTIÉRREZ, Mariano (2011). Populismo punitivo y justicia expresiva. Pág. 16. Fabián Di Plácido Editor. Buenos Aires, Argentina.

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la estrategia referencial estigmatizante del perfil del delincuente como una construcción demonizada del otro enemigo que emprende el nosotros. Como bien lo describe el criminólogo británico Jock Young, “para crear ‘un buen enemigo’ primero tenemos que ser capaces de convencernos a nosotros mismos de: 1) que ellos son la causa de gran parte (quizá todos) nuestros problemas; 2) que son intrínsecamente diferentes a nosotros: que personifican lo extraño, malo, degradante, etc. Esto es, identificar y esencializar. El primer principio le admite a uno dirigir su animosidad hacia ellos, el segundo le da permiso para el uso de la violencia, a menudo de una naturaleza extrema”47. Así, pareciera que el discurso periodístico construye y consolida un modelo de práctica narrativa funcional al autoposicionamiento de mediador objetivo e imparcial, disfrazando un rol activo como eslabón decisivo y tendenciosamente articulador en la dinámica del dispositivo de la seguridad pública y el sentido general del tejido discursivo que define a la criminología mediática.

47 YOUNG, Jock (1999). Op. Cit. Pág. 186.

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Corpus Nยบ 1



Corpus Nยบ 1 / 35


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Aテ前 2008

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Capítulo 2 EL RECLAMO DE LOS VECINOS DE LA COSTA SANTAFESINA Y EL CARÁCTER CÍCLICO DE LA COBERTURA MEDIÁTICA DEL DELITO.



Al abordar las relaciones entre lenguaje-pensamiento (individual) y lenguaje-sociedad

como objetos principales de la teoría lingüística, Robert Hodge y Gunther Kress sostienen que “el lenguaje (…) determina cuáles son las percepciones potencialmente sociales. Estas percepciones, fijadas en la lengua, se transforman en una especie de segunda naturaleza. Inevitablemente imponemos nuestras clasificaciones a los otros y a nosotros mismos. La lengua juega un papel vital en lo que se conoce como ‘la construcción social de la realidad’ (Berger y Luckmann, 1967). Fija un mundo que es mucho más estable y coherente que el que verdaderamente vemos; este mundo ocupa un lugar en nuestra conciencia y llega a ser lo que nosotros pensamos que hemos visto”48. En el mismo sentido, señalan que la “clasificación está en la base del lenguaje y del pensamiento. Sin ella, nadie puede relacionar conceptos o palabras con nuevos conceptos o mensajes, porque las palabras y los conceptos sólo existen a través de ellas; es decir, están siempre dadas socialmente”49. La representación simbólica que configura la criminología mediática en la opinión pública pareciera dar cuenta de ello: va desnudando cierta lógica binaria y simplista para la comprensión del delito como fenómeno social, y ello requiere de un sistema de clasificación que traza nítidas fronteras desde una escisión elemental: el nosotros víctima que construye al ellos victimario y su insalvable distancia. De allí, surge una serie de clasificaciones dualistas que observamos aparecer con frecuencia en la palabra de los protagonistas de los casos analizados. Entonces, ¿qué tipo de sujeto social produce este particular modo de comprender el delito, la criminalidad y la violencia urbana, que aparece considerablemente regulado por los medios de comunicación? Hasta el momento, el primer capítulo nos muestra un fuerte predominio y protagonismo de individuos que, en calidad de vecinos experimentantes, ocupan un calificado rol de víctima, funcional a una particular narrativa del lenguaje mediático-policial que comporta conocimientos y saberes. El funcionamiento y la vitalidad de la red normalizadora que opera a través de la criminología mediática, y que constituye el dispositivo de la seguridad pública, requiere de un orden discursivo sólido que establezca dinámicas relaciones de poder en las que circulen y transiten aquellos conocimientos y saberes. Porque “hay que admitir que el poder produce saber (…) que poder y saber se implican directamente el uno al otro; que no existe relación de poder sin constitución correlativa de un campo de saber, ni de saber que no suponga y constituya al mismo tiempo unas relaciones de poder”50.

48 HODGE, Robert y KRESS, Gunther (1979). Op. Cit. Pág. 11. 49 Idem. Pág. 39. 50 FOUCAULT, Michel (1975). Op. Cit. Pág. 34.

El reclamo de los vecinos de la costa santafesina y el carácter cíclico de la cobertura mediática del delito / 49


Así, este dispositivo se nos va presentando como engranaje de “una microfísica del poder que los aparatos y las instituciones ponen en juego, pero cuyo campo de validez se sitúa en cierto modo entre esos grandes funcionamientos y los propios cuerpos con su materialidad y sus fuerzas (…) Este poder se ejerce más que se posee (…) no es el ‘privilegio’ adquirido o conservado por la clase dominante, sino el efecto de un conjunto de posiciones estratégicas, efecto que manifiesta y acompaña la posición de aquellos que son dominados (…) a quienes ‘no lo tienen’, los invade, pasa por ellos y a través de ellos; se apoya sobre ellos”51. Son los “saberes” y “conocimientos” del discurso de la criminología mediática los que crean ciertas condiciones, no sólo para la producción de determinadas prácticas sociales sino también de determinados sujetos y sociedades. La regularidad de este orden discursivo desborda y rebasa la individualidad de los sujetos a quienes involucra en cada uno de los casos que pretendemos someter a análisis en el marco de esta investigación. La cobertura mediática del delito comienza a dar cuenta de cierta autonomización e independencia del discurso en el que están implicados los individuos y sus consecuentes acciones sociales que redefinen significativamente los acontecimientos del estado de cosas: “los individuos son, a la vez, activos y pasivos con respecto al sistema de clasificación, moviéndose entre el sistema dado y el contenido a clasificar”52. Pero sin olvidar que los medios de comunicación, presumimos, operan como principales elementos reguladores del sentido social, actuando en los intersticios de las relaciones de poder, porque “la clasificación es un proceso viviente y la lengua ofrece, no sólo un conjunto de operaciones para facilitar al individuo la clasificación o la reclasificación de la realidad. El proceso de clasificación para un individuo nunca es totalmente libre ni totalmente restringido. Se coloca típicamente entre ambos polos o en la ilusión de estos polos”53. Esta constancia del protagonismo de las víctimas requiere, como materia prima periodística, de un permanente flujo de conflictos inherentes a cualquier sociedad para que las empresas de comunicación solidifiquen ciertas creencias, a partir de un determinado proceso de interpretación y reconocimiento que se aplica sobre la realidad. De este modo, la lengua, en tanto forma externalizada de la conciencia social que se disputa en la relación entre estos sujetos y su sociedad (Hodge y Kress, 1979: 19-20), se consolida desde una percepción normalizadora y naturalizante para la comprensión y la explicación del fenómeno del delito que, además, suspende y anula la visibilización de toda diferencia en el interior de las relaciones sociales. Este proceso tiene lugar y regularidad en el tiempo. Por eso, en este segundo capítulo, analizaremos el carácter cíclico de la cobertura periodística del delito como otro de los rasgos característicos de la criminología mediática, en tanto enclave meta-narrativo y conciencia del dispositivo de la seguridad pública que opera por constante retroalimentación temporal. A continuación, ofreceremos un análisis lingüístico de un corpus integrado por 10 textos periodísticos publicados por los dos medios gráficos con los que venimos trabajando. En ellos, se intentará reflejar una serie de reclamos efectuados por vecinos del distrito costero de la

51 FOUCAULT, Michel (1975). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Siglo Veintiuno Editores. Págs. 33-34. Buenos Aires, Argentina. 52 HODGE, Robert y KRESS, Gunther (1979). Op. Cit. Pág. 40. 53 Idem. Pág. 40.

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ciudad de Santa Fe y de San José del Rincón, entre mayo y noviembre de 2010, a partir de una serie de delitos contra la propiedad registrados en viviendas y comercios de la zona. Tal situación no sólo generó un interesante cruce de valoraciones y declaraciones entre representantes de los vecinos y funcionarios públicos, además de una serie de medidas adoptadas por el gobierno provincial que resultaron insuficientes, sino que también alentó algunas movilizaciones reclamantes hacia la Casa Gris y el Palacio Municipal.

Análisis lingüístico 1. Tema y Rema A diferencia del primer corpus, el recorte de este segundo conjunto de piezas periodísticas es temporalmente más amplio y ello responde a la intención de demostrar y dejar en evidencia cierto carácter cíclico del tratamiento mediático del delito y, en este caso particular, de una tematización constante en torno a reclamos y movilizaciones producidas a partir de una serie de delitos contra la propiedad registrados en la zona costera de la ciudad de Santa Fe y en San José del Rincón. En el texto que inaugura el corpus y con un modelo accional no transactivo, la redacción de “El Litoral” titula “Los ladrones están de fiesta” para tematizar sobre lo que amplía en la bajada, la comisión de “Cuarenta robos en treinta días contra establecimientos comerciales y casas de familia” en la ciudad de San José del Rincón. La elección de la metáfora para titular el artículo publicado en la Sección Sucesos, anticipa un estilo sarcástico e irónico con el que el vespertino decide construir el tema en varios pasajes del cuerpo de la nota publicada en su edición del lunes 10 de mayo de 2010:

Los ladrones son amplios y democráticos, no perdonan a nadie, sin hacer distinciones de credo o condición social.

Texto Nº 1, El Litoral, Párrafo 1

Texto Nº 1, El Litoral, Párrafo 2

Después se fueron sin olvidar las luces encendidas. Actuaron como quien dice, acá estamos y poco importa que nos vean.

Tal construcción del tema abordado se determina a partir de una heterogénea rematización que refleja a) un robo registrado “el último viernes poco antes del anochecer en una vivienda ubicada en La Arboleda, en Cinco Esquinas” de Rincón; b) el registro de cuarenta “casos” que “de 30 días a la fecha se acumularon sorpresivamente” y “muchos de los cuales no fueron denunciados”; c) probable tiempo y modalidad en que el medio imagina que “en general los robos se perpetran”; d) el robo “en una carnicería que está sobre la ruta al lado de una agencia de quiniela”; y e) una reunión prevista esa misma noche entre “vecinos, representantes de la Comuna y la Policía” que se informa en un recuadro. Este estado de cosas sirvió de contexto y permitió inscribir en él un caso de delito contra la propiedad registrado en un domicilio de Colastiné Norte que tuvo lugar el jueves 18 de mayo de ese mismo año, como lo refleja la tematización del segundo texto del corpus publicado también por “El Litoral”: bajo el título “Robaron y quemaron una casa en Colastiné”, la bajada referencia que “Los ladrones violentaron aberturas y pasaron la noche bebiendo cerveza. Cuando se fueron, incendiaron los dormitorios”.

El reclamo de los vecinos de la costa santafesina y el carácter cíclico de la cobertura mediática del delito / 51


La serie de episodios delictivos que los vecinos de San José del Rincón denunciaban en el periódico vespertino es inmediatamente asociada a este nuevo hecho de hurto calificado del que da cuenta el mismo medio tres días después y con un recurso metafórico que empezamos a advertir con frecuencia en el tratamiento periodístico de la información vinculada al delito:

La ola de delitos contra la propiedad que mantiene en ascuas a los vecinos de San José del Rincón tiene su correlato en otros poblados costeros. La problemática de la inseguridad está presente a lo largo de la Ruta Provincial Nº 1, en el tramo comprendido entre el kilómetro 0 y el arroyo Leyes.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 1

La noticia rematiza con información contextual vinculada a: a) las características y el desarrollo del “robo en una casa en calle Los Cardenales” que “fue seguido de un incendio de gran magnitud” (tiempo, lugar, modalidad, víctimas y descripción de los daños materiales); b) las declaraciones de Virgilio Machado, “quien está a cargo del cuidado de la casa y el jardín” (curiosamente, no se incluyen las voces de las víctimas directas o de los damnificados por los daños); y c) testimonios de “vecinos” sobre otros presuntos casos de delitos en la zona y la promesa de que “harán escuchar su reclamo por la seguridad ausente”. Las dos piezas precedentes constituyen claros eslabones habilitantes y legitimantes que permiten a “El Litoral” llevar a tapa el tema del Texto Nº 3, a partir de la entidad que le otorga a lo que considera un “Unánime reclamo por seguridad en la Costa”, como señala el título de la nota. Así lo refleja tanto la bajada como el primer párrafo del artículo periodístico publicado el jueves 20 de mayo en la Sección En Foco:

En el corredor costero, los hechos de inseguridad van en aumento, por lo que los habitantes exigen un plan de seguridad acorde a la realidad que padecen. Seguridad de la provincia presentó una serie de medidas que fueron rechazadas.

Los reiterados hechos delictivos que vienen ocurriendo a lo largo y ancho del corredor costero de la Ruta Provincial Nº 1, que no se pueden expresar en números debido a que no todos son denunciados en las dependencias policiales, derivó en que a principios de esta semana los pobladores enviaran una nota al gobernador de la provincia, Hermes Binner, solicitándole información sobre qué plan de seguridad dispone llevar adelante.

En tanto que la diversificación remática de este Texto Nº 3 reposa sobre: a) la iniciativa de los pobladores que enviaron una nota al gobernador de la provincia y el contenido de la misma; b) la “respuesta” del ejecutivo provincial que, a través del Ministerio de Seguridad, proponía “reforzar los controles en la zona” aumentando el número de efectivos y de móviles policiales; c) una asamblea organizada por “un grupo de vecinos” para “socializar la respuesta” y que finalmente fue rechazada; d) el acuerdo de “emplazar a la Provincia y a la Municipalidad a que desarrollen y ejecuten un plan de seguridad”, sujeto a la posibilidad de realizar una marcha en caso de que la nueva propuesta no satisficiera a los vecinos; y e), las voces del presidente comunal de San José del Rincón, Juan Berón (solicitando una mayor cantidad de policías y de vehículos), y del comisario responsable de la Seccional 14ta., Darío Harich. Como podemos ver, en el pasaje de las primeras dos noticias que ponen el foco en los delitos al tercer texto donde nace un reclamo homogéneo, aparecen nuevos actores: por un lado, las víctimas o damnificados de los delitos devienen en “habitantes” o “pobladores” que “exigen”; y,

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Texto Nº 3, El Litoral, Subtítulo

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 1


por otro, ineludiblemente, el Estado provincial representado en su máxima autoridad, el por entonces gobernador de la provincia, Hermes Binner. A partir de allí, el medio gráfico aborda múltiples aspectos del “reclamo” que comienzan a instalar y solidificar una disputa que mantendrán los vecinos de la zona costera y las administraciones de la Municipalidad de Santa Fe y del gobierno provincial. En la publicación matutina del viernes 28 de mayo, día hasta el cual los vecinos esperarían por una respuesta del Estado provincial acorde a sus expectativas, “Diario UNO” construye el tema de la nota en torno a la promesa del Ministerio de Seguridad de crear “en los próximos días un destacamento de la sección caballería en la comuna de San José del Rincón”, como se menciona en el primer párrafo y como aparece en el título. En el subtítulo de la pieza periodística, se evidencia una pronunciada rematización temática que refleja una respuesta implícita a la propuesta del gobierno al anunciar que “Hoy, a las 20, los vecinos realizarán una marcha”. El Texto Nº 454 deja en segundo plano a) el acuerdo entre el diputado provincial y titular del gremio FOECyT, Alberto Cejas, y el Ministerio de Seguridad, el mecanismo administrativo mediante el cual se ejecutará la obra, y los plazos de la misma; b) cantidad de recursos humanos y operativos a destinar a la nueva dependencia policial; c) hora, lugar y modalidad de la convocatoria de “los vecinos del distrito de la Costa a los habitantes de la zona” para la “movilización”; y d), las declaraciones de “Jorge Nazer, vecino de Colastiné”. El núcleo del corpus que compone este segundo capítulo lo constituyen tanto el Texto Nº 5 como el Texto Nº 6, publicados por “Diario UNO” y “El Litoral” el sábado 26 de mayo de 2010: ambos reconstruyen la movilización de decenas de vecinos de la costa que marcharon por la Ruta Provincial Nº 1 para llevar su reclamo hacia la Casa Gris y la Municipalidad de Santa Fe durante la tardenoche del día anterior y, aunque sin demasiado protagonismo, el tema es reflejado en la tapa de las respectivas ediciones impresas. Los dos textos reconstruyen la movilización de los vecinos de la costa como un acontecimiento que se inscribe en la red de causas, ya no como efecto de la serie de delitos contra la propiedad sino, como producto del rechazo a un acto estrictamente discursivo: los anuncios/promesas del gobierno provincial. Ello constituye un quiebre en la cadena significante del caso. Además, y si bien el título de uno y de otro periódico coloca en posición focal a los participantes afectados, también se puede apreciar en ellos algunas distinciones reveladoras en el tratamiento de los acontecimientos. Por un lado, con una cita directa, el matutino elige cambiar el fraseo de una de las declaraciones ofrecidas por Jorge Nazer en representación de los vecinos (nosotros inclusivo) y que el medio ubica en el sexto párrafo del cuerpo de la noticia:

Necesitamos un plan de seguridad, no ocho caballos.

Texto Nº 5, Diario UNO, Título

54 Ver pág. Nº 75 del Anexo.

El reclamo de los vecinos de la costa santafesina y el carácter cíclico de la cobertura mediática del delito / 53


Allí se jerarquiza, y se utiliza como recurso pronunciadamente signado por el contraste, una lectura satirizada que el vecino ofrece para valorar las medidas anunciadas anteriormente por el gobierno provincial. Por otro lado, el vespertino elige titular desde la referencialidad informativa, dando cuenta del acontecimiento con el uso de la voz activa en el marco de un proceso no transactivo:

Vecinos de la costa marcharon para pedir seguridad y atención.

Texto Nº 6, El Litoral, Título

Nótese allí también el uso de la conjunción seguida de una abstracción (“atención”) que hasta ese momento no había tenido lugar en la cobertura del reclamo pero que, como veremos más adelante, refleja una serie de pedidos que se inscriben en el “plan de seguridad” que los vecinos exigían para la zona. En el tratamiento de “Diario UNO”, el artículo periodístico rematiza a) las valoraciones de “los vecinos” respecto de “las medidas anunciadas esta semana por el gobierno provincial para la zona de la Costa”; b) una descripción del desarrollo de la movilización; c) las declaraciones de Jorge Nazer sobre el reclamo y nuevas opiniones con relación a “los anuncios del ministro de Seguridad” y “la situación actual del distrito”; y d) el inconformismo de los manifestantes reflejado en la advertencia de tomar “medidas más drásticas”. Por su parte, “El Litoral” rematiza en torno a: a) el desarrollo cronológico de la movilización y la entrega del petitorio; b) las organizaciones sociales y vecinales que participaron de la marcha; c) las declaraciones de “Antonio Yapur, organizador de la marcha”; y d) una minuciosa descripción de lo que, según el medio, constituyen las “necesidades urgentes” expresadas en el petitorio formal de los movilizados. Además, el diario vespertino acompaña el cuerpo de la nota principal con dos recuadros que dan cuenta de e) un nuevo caso de robo contra la propiedad que se produjo poco antes de la movilización y las declaraciones de sus víctimas; y f) un repaso de las propuestas del gobierno provincial. De aquí en más, se intenta dejar en evidencia lo que se interpreta como un claro posicionamiento que asume el “Diario UNO” al colectivizar un estado de cosas que se presentaba como particularizado en el sentir de los vecinos de una zona determinada de la ciudad, y subordinarlo a un reclamo de orden general, mayor y más amplio a partir de la presencia de nuevos actores. La construcción sintáctica de las bajadas o subtítulos correspondientes tanto al Texto Nº 7 como el Texto Nº 8, es un claro indicador de ello:

A quince días de la última movilización a la sede gubernamental y ante la falta de una respuesta al petitorio entregado, vecinos de distintos barrios invitan a toda la ciudadanía a sumarse al reclamo.

Con el lema Mañana Podés Ser Vos, la manifestación se realizará con el apoyo de la Asociación Civil de Familiares de Víctimas de la Inseguridad. Será el próximo jueves a las 20, en la plaza 25 de mayo.

54 / Capítulo 2

Texto Nº 7, Diario UNO, Subtítulo

Texto Nº 8, Diario UNO, Subtítulo


Ambos textos, pertenecientes al “Diario UNO”, se presentan como aparentes piezas vehiculizadoras de una invitación hecha por los vecinos organizadores, pero que a todas luces operan como elementos promotores para la producción de nuevos acontecimientos que resulten funcionales a la mirada general del medio sobre el delito y el crimen: la abstracción (“seguridad”) con la que inicia el título del Texto Nº 7 es sintomático:

Seguridad: convocan a una marcha para el 24 de junio.

Texto Nº 7, Diario UNO, Título

Todo ello queda corroborado al advertir que el primer párrafo de cada una de las noticias, publicadas el jueves 10 de junio y el miércoles 23 de junio de aquel año, resultan, literalmente, calcados:

Vecinos autoconvocados de diferentes barrios y distritos de la ciudad convocan a una marcha para pedir mayor seguridad en todo el territorio santafesino. La manifestación será el jueves 24 de junio, a las 20, en la plaza 25 de Mayo, frente a Casa de Gobierno.

Texto Nº 7 y 8, Diario UNO, Primer Párrafo

A pesar de la distancia temporal que separa a una de otra publicación, la rematización de ambos textos redunda sobre aspectos similares como: a) día, hora y lugar en el que finalmente se desarrolló la nueva manifestación; b) nuevas declaraciones y valoraciones de Jorge Nazer (que también son incluidas textualmente en el Texto Nº 8, a diferencia de que allí se omite el nombre propio y se reemplaza por la expresión “uno de los vecinos”); y c) nuevas expresiones y opiniones de otros vecinos de distintos barrios de la ciudad sobre los motivos del reclamo y la falta de respuestas al petitorio por parte de autoridades municipales y provinciales. En tanto que el Texto Nº 7 también incluyó información sobre una reunión mantenida previamente por representantes de algunos barrios de la ciudad que acompañaron el reclamo de los vecinos de la costa, el Texto Nº 8 contempló una breve descripción sobre las circunstancias que iniciaron el reclamo de los vecinos de la costa y que motivó su movilización hacia la Casa Gris semanas atrás. Con la concreción de la manifestación anunciada como tema, el Texto Nº 9, también publicado por el periódico del Grupo UNO Medios, decide transformar las declaraciones de una vecina que participó de la marcha y que se incluye en el cuerpo del texto, para llevarla a título como cita directa:

Le pedimos al gobierno la puesta en valor de la vida

Texto Nº 9, Diario UNO, Título

A partir de esta suerte de consigna que se presenta como sintetizadora de un reclamo colectivo y homogéneo, sorprende la falta de referencias al reclamo inicial del distrito de la costa o a sus actores como impulsores de las iniciativas ciudadanas o al petitorio entregado oportunamente. Más bien, la diversidad remática de la noticia versó sobre a) la concurrencia de personas a la marcha que “manifestaron su indignación por la ola de asaltos que sufren cotidianamente comerciantes y vecinos”; b) la entrega de un nuevo petitorio, aunque ahora elaborado por “vecinos autoconvocados” y “la Asociación de Familiares de Víctimas de la Inseguridad en Búsqueda de Justicia”; c) expresiones de un vecino sobre lo que el medio pareciera considerar un excesivo número de efectivos policiales presentes en la concentración de vecinos; d) testimonios de “Gabriela Traversi, una de las representantes de los vecinos autoconvocados”; y e) el dolor de los “vecinos y familiares de víctimas de la inseguridad”.

El reclamo de los vecinos de la costa santafesina y el carácter cíclico de la cobertura mediática del delito / 55


Finalmente, el corpus cierra con una pieza periodística publicada unos cuatro meses después por el mismo “Diario UNO” que en su desarrollo argumental reaviva el reclamo de vecinos de la costa que anuncian una nueva movilización y lo anuda a las movilizaciones de mayo:

Vecinos de Colastiné Norte vuelven a pedir seguridad.

Texto Nº 10, Diario UNO, Título

Pero lo que antes aparecía como el pedido integral de una serie de medidas que conformaba “un plan de seguridad para la costa”, ahora es simplificado y reducido por el medio periodístico, en un movimiento que también representa la construcción de una sinonimia en la que el tan mentado “plan” equivale siempre a más efectivos policiales, más móviles policiales y más equipamiento policial:

El próximo viernes marcharán a la Casa Gris. Aseguran que ninguna de las promesas del gobierno fueron cumplidas. Reclaman más presencia policial.

En un segundo plano, aparecen a) una invitación y declaraciones de “uno de los organizadores de esta nueva marcha, Jorge Nazer”; b) hora, día y lugar de la concentración; c) una opinión de Nazer sobre lo que considera como promesas incumplidas del gobierno provincial y la mención de otros “problemas históricos” como “la falta de controles vehiculares en la ruta provincial 1 y los cortes de energía”; y d) declaraciones de Claudio Aibinder y Oscar Signe, “integrantes de la vecinal de Colastiné Norte”, cuestionando el trabajo de la policía en la zona.

2. Estrategias discursivas y fuentes de fundamentación (topoi) Una vez definidas, identificadas y clasificadas (como ha quedado establecido en el primer capítulo), retomamos la descripción analítica de las estrategias discursivas y los topoi a partir de unas nuevas operaciones interpretativas de aquellos pasajes textuales que, como señala el lingüista Patrick Charaudeau, contribuyen a establecer un esclarecedor cálculo inferencial, lo que “consiste en ‘sacar sentido’ de un enunciado poniendo los datos de sentido propuestos por este en relación con otra cosa que no está en el enunciado sino ‘en otra parte’” 55. Tales herramientas conceptuales del ACD nos permitirán continuar con la idea de observar los modos en que se define el orden del discurso del dispositivo de la seguridad pública, como evento social complejo, y poner en relieve las prácticas discursivas con las que la criminología mediática configura procesos, relaciones de causalidad y determinación, dentro de ciertas relaciones de poder que se desenvuelven en la especificidad de estas estructuras sociales y culturales. En el marco de las particularidades que ofrece este segundo y no menos exhaustivo trabajo de recontextualización, tanto de estos nuevos actos del lenguaje que constituyen los textos periodísticos del corpus como de las singulares condiciones materiales y situacionales en las que emergieron, veamos qué arroja el conjunto de las condiciones de enunciación de las prácticas sociales movilizantes sostenidas por los vecinos de la Costa y qué realidad social se representan estos actores.

55 CHARAUDEAU, Patrick (2001). “Las problemáticas de base de una lingüística de discurso”, en Lengua, discurso, texto (I Simposio Internacional de Análisis del Discurso) Volumen I. Pág. 46. Visor Libros. Madrid, España.

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Texto Nº 10, Diario UNO, Subtítulo


I. Estrategia de legitimación de la palabra y construcción de una verdad desde la condición de víctima. Del mismo modo que en el primer corpus analizado podemos observar que, sobre la victimización real de los ciudadanos involucrados en cada uno de los hechos delictivos, existen indicios suficientes para pensar que los medios montan operatorias lingüísticas para justificar y legitimar las valoraciones de las personas a las que se invoca en calidad de víctima. En este caso, los pasajes seleccionados demuestran, predominantemente, una definición argumentativa a partir topos del peligro o de la amenaza. El primero de ellos refleja un intento por empatizar con el lector a partir del uso de una expresión propia de la jerga popular y, a la vez, define por oposición a los actores presentados:

Cartón lleno, además de los ladrones un pirómano anda suelto. Los vecinos entrevistados esta mañana dijeron que “con esto se agotó nuestra cuota de paciencia”.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 20

A pesar de que la persona que se menciona no resultó víctima del episodio que se informa en el marco de la noticia, el mismo texto vincula el caso con otro hecho ocurrido anteriormente, apelando a la cercanía física de los lugares y a un emparentamiento por proximidad jurisdiccional. Existe una pronunciada presencia del topos del peligro o de amenaza. Además, ante la ausencia de declaraciones de los damnificados del presente caso (el único testimonio es el de la persona que cumplía la función de casero), lo anterior permite dar lugar a la presentación de una víctima calificada que, de aquí en más y en distintas ocasiones, habla por un nosotros:

La casa siniestrada se levanta calle de por medio con la del arquitecto Jorge Nazer, quien denunció públicamente que su propiedad fue tiroteada y también fue blanco de reiterados intentos de robo.

Consultado por los anuncios del ministro de Seguridad, (Jorge Nazer) expresó: “Un plan de seguridad no significa poner ocho caballos, es mucho más que eso. Queremos una comisaría, una estación de bomberos, escuelas secundarias. La Costa también es parte de Santa Fe y nos están dando la espalda”.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 16

Texto Nº 5, Diario UNO, Párrafo 5

Este último pasaje se caracteriza por la adopción de una decidida postura ciudadana demandante ante la figura del Estado y a partir de la enumeración que sostiene el topos de definición. A diferencia del caso analizado en el marco del primer corpus, acá observamos que los reclamos empiezan a ser dirigidos, concretamente, a las esferas ejecutivas del orden provincial y municipal. Además, el testimonio que el medio cita ante su consulta, da cuenta de una coexistencia de los topos de inutilidad o desventaja, de la responsabilidad a la vez que de la carga, y de definición (como se mencionó anteriormente); combinación que resulta coherente y funcional a la construcción de la estrategia de intensificación negativa de la figura del Estado. Finalmente, en una nueva invocación de Jorge Nazer se infiere la metonimización de las categorías de víctima y de vecino:

El reclamo de los vecinos de la costa santafesina y el carácter cíclico de la cobertura mediática del delito / 57


Uno de los vecinos y representantes de la Costa santafesina, Jorge Nazer, señaló que la consigna de esta nueva convocatoria es “Mañana podés ser vos” y pidió compromiso a la ciudadanía.

Texto Nº 7, Diario UNO, Párrafos 4 y 5

“Todos tenemos que tomar conciencia de que esto que sucede en Santa Fe

es una ruleta rusa porque le puede tocar a cualquiera. Por eso esta marcha también la hacemos con familiares de víctimas, porque los vecinos no queremos que nos pase lo mismo, ni ser damnificados de robos ni de cualquier tipo de ilícitos”, señaló al ser consultado por el motivo de la movilización56.

Los topos de la responsabilidad, de la carga, pero sobre todo el de la realidad en sintonía con el del peligro o amenaza, aparecen fuertemente condensados tanto en la consigna de la convocatoria como en la valoración testimoniante sobre lo que el emisor considera “que sucede en Santa Fe”, graficándolo con el uso de una metáfora de inmediato reconocimiento y de alto impacto (“ruleta rusa”). Finalmente, y como venimos observando de manera constante, tanto en las citas directas como indirectas que los medios recogen, se establece un grado de autoridad signada por afirmaciones que aparecen categóricamente representadas como verdades. II. Estrategia referencial estigmatizante del perfil de delincuente. Como se ha sugerido en el análisis de la primera de las estrategias discursivas y con sustento en un topos de definición, aparece una construcción por oposición o antagónica de los actores presentados, que se muestra ante el lector como natural y dada. A diferencia del modo en que los medios gráficos presentan a “los vecinos”, muchas veces identificándolos con nombre, apellido o profesión; “los delincuentes” aparecen como agentes sociales abstractos, responsables de los procesos materiales y a quienes se identifica a partir de ciertas atribuciones. En las primeras citas, nuevamente “El Litoral” hace uso reiterado de la jerga popular y la tonalización para denominar y cualificar al impreciso ellos de la criminología mediática:

…los amigos de lo ajeno…

A cuatro manos están robando en establecimientos comerciales y también en casas de familia en distintos puntos de la planta urbana de San José del Rincón, pero tampoco se salvan quienes viven o negocian en los aledaños del poblado costero.

El tono sarcástico e irónico que roza la satirización, es otro de los recursos lingüísticos de “El Litoral” para dar cuenta de “los delincuentes”:

56 De manera textual, el mismo medio reproduce los párrafos citados en el Texto Nº 8 del presente corpus.

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Texto Nº 1, El Litoral, Epígrafe y Párrafo 5 y; Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 4 Texto Nº 1, El Litoral, Párrafo 1


Por ejemplo, en una carnicería que está sobre la ruta al lado de una agencia de quiniela entraron pasada la medianoche tras forzar el blindex. La desmantelaron, al punto que no se llevaron la cámara frigorífica porque no pudieron.

Texto Nº 1, El Litoral, Párrafo 7

Finalmente, la caracterización desvalorizante del delincuente promedio es definida por el vespertino desde una serie de refuerzos negativos que van desde una expresión empática poco frecuente en el lenguaje referencial e informativo y más apropiada del lenguaje conversacional que, nuevamente, apela a la complicidad del lector; pasando por una verbalización metafórica y una descripción escénica algo hiperbolizada; hasta la sugerente relación delito-alcohol, y que, recordemos, en el primer capítulo aparecía en su versión delito-estupefaciente:

“ “

Botellas de cerveza quedaron sembradas en el jardín. Comieron y bebieron, de modo que no se privaron de nada, se puede imaginar.

” ”

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafos 10 y 11

Y fue posiblemente bajo los efectos del alcohol que los delincuentes emprendieron la retirada tras prender fuego en los dormitorios.

De este modo se construye un perfil del infractor prototípico como sujeto incivilizado y fuera de un orden social de “los vecinos”, y que permite fundar un claro régimen de la sospecha a partir de la inclusión de prejuicios que aparecen constantemente de forma cifrada. De este modo, tanto en el caso del tratamiento periodístico del homicidio de Daiana Ruiz como aquí, y con variaciones en la intensidad y el uso de los recursos lingüísticos para ello, el análisis de esta estrategia discursiva que contribuye al sostenimiento de una estructura narrativa que los medios gráficos utilizan para dar cuenta del delito, va sugiriendo una idea que alimenta una uniforme representación social del crimen: porque “los enemigos son necesarios. Y algo más que enemigos, imágenes concretas del mal…”57. La construcción de este enemigo perfectamente identificable a partir de sus rasgos y cualidades resulta una de las condiciones de posibilidad para la extendida retórica belicista de la criminología mediática (como veremos en el próximo capítulo) y, consecuentemente, las “atractivas” expresiones del populismo punitivo que exigen una mayor respuesta policial en la represión de esta amenaza. III. Estrategia de intensificación negativa de la figura del Estado. Por tipos de recursos lingüísticos e intensidad y transversalidad de los topoi sobre los que se cimenta a lo largo del segundo corpus, la de intensificación negativa de la figura del Estado es por lejos la estrategia con mayor peso y capacidad significante y, por ende, la que mayor análisis exige. Como principal característica podemos mencionar una heterogénea y fluctuante combinación de topoi que en el recorrido de los textos periodísticos va entretejiendo una red secuencial de causalidades y así se delinea un escenario que podría condicionar la postura del lector.

57 ESCALANTE GONZALBO, Fernando (2012). Op. Cit. Pág. 27.

El reclamo de los vecinos de la costa santafesina y el carácter cíclico de la cobertura mediática del delito / 59


En primer lugar, vemos un indisociable vínculo entre los topos del peligro o de la amenaza y de la realidad, presente en la percepción de una realidad que se define a partir de expresiones con alto grado de asertividad por parte de los “vecinos y comerciantes” en tanto participantes afectados que comienzan a formular un diagnóstico unánime que motivarían el reclamo ciudadano:

El lunes, vecinos y comerciantes denunciaron ante el presidente de la comuna de Rincón como así también ante el jefe de la Comisaría 14ª, más de 40 robos en 30 días. Fueron escuchados con atención y recibieron promesas de parte del poder político. Ahora esperan para junio más hombres y móviles para combatir el delito.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 2

En el pasaje precedente, las oraciones son elaboradas con modelos accionales transactivos que ponderan a los participantes afectados por sobre los agentes. Además, la construcción sintáctica responde a una secuencia lógica: la estadisticalización parcial y el topos de los números resultan recursos legitimantes incuestionables del incremento delictivo que se denuncia y esto motiva la atención y la aparición, nuevamente, del factor promesa “de parte del poder político” (topos de la responsabilidad). Este es el origen que justificará el inconformismo y la indignación ciudadana de los manifestantes que, más adelante, ejercerán un mayor nivel de presión ante lo que considerarán un incumplimiento estatal. En el mismo texto, el topos de la realidad es definido por la transformación de “la inseguridad”:

“ “

Nuestros entrevistados dijeron que de ahora en más harán escuchar su reclamo por la seguridad ausente.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafos 20 y 21

“Vamos a protestar con toda nuestra fuerza”, aseguraron y no descartaron los cortes de ruta, entre otras acciones.

Luego, el periódico habla por medio de vecinos que no se identifican y en ese acto profundiza su percepción de la realidad a través de la abstracción de un adjetivo y el uso de la voz pasiva. También utiliza un topos de definición para graficar lo que entiende por “la seguridad” (pública):

“No entendemos cómo no se dimensiona la gravedad de lo que vivimos. Por favor, que alguien comprenda que la Costa también existe como parte de la ciudad de Santa Fe. La seguridad tiene que ver con cuestiones a largo plazo, no sólo con efectivos policiales”, refirieron vecinos a El Litoral.

Ante tal estado de situación se impone, naturalmente, la necesidad de una mayor intervención del Estado, y aquí los reclamos de los vecinos aparecen sintetizados en dos categorías nítidamente implicadas entre sí, y de uso muy frecuente: la idea de “un plan de seguridad”, sustentado en un topos de definición; y la idea de “medidas”, que reposa en un topos de la responsabilidad y que, como señala Zaffaroni en “La cuestión criminal”, tiene sus orígenes en el pensamiento lombrosiano y el desarrollo teórico del positivismo criminológico (que asociaba cierto discurso biologicista con los incipientes conocimientos para la administración del poder policial urbano europeo) que proponía las medidas (“preventivas”) como forma de concebir un estado peligroso predelictual de los sujetos58:

58 ZAFFARONI, Eugenio (2012). Op. Cit. Págs. 93-105.

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Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 10


También acordaron “emplazar a la Provincia y a Municipalidad a que desarrollen y ejecuten un plan de Seguridad sustentable en el tiempo y a largo plazo, con medidas inmediatas, permanentes y efectivas” y “coordinar con todas las instituciones de la Costa, desde La Guardia hasta Arroyo Leyes, la exigencia de un plan de seguridad integrado con las mismas características”.

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 9

La noción de “medidas” que poseen los vecinos, asentada en la enumeración de adjetivos calificativos de alta sinonimia en el párrafo precedente, tiene una contracara que se sostiene con un topos de inutilidad:

Consultado sobre qué pasó en ese encuentro, Antonio Yapur, presidente de la Asociación Cultural de la Costa, manifestó a El Litoral que los presentes decidieron “rechazar la propuesta del gobierno provincial con respecto a los problemas de seguridad que están sucediendo por considerarla insuficiente, improvisada y que no contempla las necesidades de los vecinos de Colastiné y La Guardia”.

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 8

“Los vecinos queremos expresar nuestra disconformidad por todo lo que estamos viviendo. Sumergidos en una total inseguridad, la costa está olvidada por los gobernantes de turno. Todas las noticias que apunten a reforzar la seguridad en la zona a los vecinos nos pone muy felices, pero nos pone de mal humor cuando nos mienten y toman medidas demagógicas”, manifestó Jorge Nazer, vecino de Colastiné.

Texto Nº 4, Diario UNO, Párrafo 7

Tanto “la propuesta del gobierno provincial” como sus “medidas” son adjetivadas negativamente en el contexto de una relación retórica de justificación, propia del discurso argumentativo, que busca dejar en claro la posición del hablante ante los lectores. Y este rechazo contundente sirve para establecer, de allí en más, una mayor exhortación a la acción. Nótese también que la segunda oración del último pasaje reafirma y consolida una idea de realidad que legitima el contenido de las demandas hacia un Estado/Gobierno que, además y no menos importante de señalar, miente. Por otra parte, y si bien se viene insinuando con algo de claridad, existe una fuerte articulación entre los topos de la realidad y de inutilidad en los testimonios de los vecinos damnificados. En este caso, desde una nueva apelación al uso de la jerga popular:

Las medidas anunciadas esta semana por el gobierno provincial para la zona de la Costa fueron consideradas “insuficientes” y una “tomada de pelo”, por la gravedad y el incremento de hechos delictivos que siguen padeciendo los vecinos. Para ellos, la creación de un destacamento policial de la Sección Caballería en la comuna de Rincón “no soluciona los problemas”.

Texto Nº 5, Diario UNO, Párrafo 2

Lo que resulta coherente con:

Hasta ahora, ninguna de las medidas propuestas por el gobierno provincial conformó a los vecinos de la costa. Consideran que son insuficientes, improvisadas y no están acordes con la realidad que se está viviendo.

Texto Nº 6, El Litoral, Recuadro

El reclamo de los vecinos de la costa santafesina y el carácter cíclico de la cobertura mediática del delito / 61


Ante una respuesta estatal cuyas “medidas” se juzgan insuficientes con diversos calificativos y desde distintas voces protagonistas (sustentadas en un topos de inutilidad), agravado por un refuerzo negativo del factor de la promesa, se construye progresivamente, como en el primer capítulo, la idea de un Estado/Gobierno ineficiente, indolente, indiferente y pasivo:

“El gobernador se tiene que dar cuenta de que si él no va a la Costa, nosotros vamos a venir hasta él. Por todos los medios evitamos cortar la ruta, nos movilizamos con respeto y altura, y esperamos que de la misma manera responda a nuestros requerimientos. Los vecinos están dispuestos a seguir luchando para vivir dignamente”, dijo Nazer, uno de los presentes.

Texto Nº 5, Diario UNO, Párrafo 4

Allí se puede observar cómo, en primer lugar, la verbalización y las deixis de personas resultan funcionales con la intención del hablante de depositar la responsabilidad en la figura de la máxima autoridad provincial, desde la primera persona del plural; y, en segundo lugar, el emisor cambia la persona gramatical para erigirse como vocero dotado de autoridad al hablar en nombre de “los vecinos”. En otro orden, la reconstrucción del caso también nos presenta algunas contradicciones. Por ejemplo, la última oración con la que el vespertino remata la bajada del artículo periodístico señala con contundencia que durante la marcha y entrega del petitorio, a los vecinos:

No los recibió ningún funcionario.

Texto Nº 6, El Litoral, Subtítulo

Pero en el cuerpo, al interior de la misma nota periodística se precisa que:

A las 20.40 aproximadamente, los coches se detuvieron en la explanada de Casa de Gobierno para entregar una nota dirigida al mandatario provincial donde solicitan acciones concretas y urgentes. Allí los recibió el fiscal de Estado, Jorge Barraguirre59.

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 3

Luego, “Diario UNO” también insiste con la acusación:

Sin embargo, y a pesar de tener conocimiento de la realización de la manifestación, ninguna autoridad gubernamental recibió en mano el documento ni se hizo presente en el lugar. “Lo único que vimos en la movilización fue la cantidad de policías que había custodiando la Casa de Gobierno, cuando todos somos gente pacífica, de trabajo. Es una vergüenza que están aquí y no patrullando las calles”, dijo uno de los vecinos indignado por la situación.

Esa tendenciosa imprecisión produce sentido con la idea de un gobierno provincial y municipal con funcionarios que no atienden los reclamos y no escuchan a los vecinos, idea que se va a seguir sosteniendo, por ejemplo, en la cita directa de otro manifestante y la apelación a una relación retórica de evidencia que busca reforzar la complicidad con el lector, al mismo tiempo que vuelve a presentar la realidad como dada y obvia:

59 Se aprecia, además, una variante de “las medidas” que se califican del mismo modo que aquellas que se corresponde con la idea de “plan de seguridad” de los vecinos.

62 / Capítulo 2

Texto Nº 9, Diario UNO, Párrafo 4


“Sólo nos manifestamos para que se conozcan nuestras necesidades. En la Municipalidad, nos recibió el ordenanza pero quedó demostrada la disposición de trabajar por lo que está pasando”, dijo Antonio Yapur, organizador de la movilización.

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 5

En tanto que, a través de una nueva cita directa de Jorge Nazer, compuesta por un modelo accional transactivo, el diario matutino amplía el alcance territorial de la “zona liberada” (expresión propia del lenguaje policial) con el uso ambiguo del nombre propio que indica lugar. También se destaca la metaforización como refuerzo negativo del enunciador para seguir desvalorizando “las medidas” y sumar a la idea general de un Estado que miente:

Asimismo, se mostró indignado por la falta de respuestas al petitorio por parte de los funcionarios provinciales y municipales. “Vamos a volver a decirles que queremos que la provincia ponga todo el esfuerzo necesario para evitar que Santa Fe siga siendo una zona liberada, donde los malvivientes actúan como quieren. Queremos vivir dignamente”, solicitó Nazer.

Texto Nº 7, Diario UNO, Párrafos 5 y 6

En cuanto a las medidas dispuestas por el Ministerio de Seguridad en los últimos días denunció que fue “sólo una puesta en escena”…

Los deícticos de persona, en otro párrafo de la misma pieza periodística, dejan entrever la profundización de la idea de desprotección que padecen los vecinos y la percepción de que el problema del delito no resulta un problema exclusivo de los vecinos de la costa sino que su localización es aún mayor:

“Este es un problema del gobierno provincial y municipal y queremos que nos protejan. Por eso los votamos y los elegimos. Somos ciudadanos, pagamos los impuestos y tenemos derecho a exigir lo que corresponde. No es un problema puntual de nosotros, es un problema de Santa Fe”, concluyó el vecino.

Texto Nº 7, Diario UNO, Párrafo 8

De ese modo, las disrupciones movilizantes que articulan los reclamos, pedidos y exigencias vecinales aparecen con alto grado de legitimidad periodística. Finalmente, el entramado de topos deja en evidencia y expone una realidad (desde una nueva nominalización del ellos en el contexto de una “frase hecha” que refleja desprotección) signada por un peligro o amenaza constante (“los delincuentes” vuelven a aparecer como actores opuestos al nosotros inclusivo de “los vecinos”) y que es desatendida o atendida ineficientemente por el Estado (el factor de la promesa, primero, y el reiterado adverbio mitigador, después, determinan el topos de inutilidad) y ello, lógicamente, infunde temor o miedo:

(…) Según indicó uno de los organizadores de esta nueva marcha, Jorge Nazer, los reclamos planteados en el mes de mayo (tanto al gobierno provincial como al municipal) “no tuvieron la respuesta esperada; los funcionarios se quedaron en las promesas”.

Texto Nº 10, Diario UNO, Párrafo 1

“Acá estamos en mano de los delincuentes. Los funcionarios nos prometieron una Guardia de Infantería, Caballería, fueron todas una mentira atrás de otra. Los vecinos nos sentimos expuestos a la inseguridad todo el tiempo.

Texto Nº 10, Diario UNO, Párrafo 4

El reclamo de los vecinos de la costa santafesina y el carácter cíclico de la cobertura mediática del delito / 63


Sólo pusieron policías muy jóvenes recién recibidos que no caminan por el barrio y que sólo están presentes en el horario diurno”, expresó Jorge Nazer.

En síntesis, el trabajo de recontextualización lingüística permite advertir una compleja red de causalidades que se ordenan secuencialmente: primero, denuncia una realidad que se construye como amenazante o peligrosa para los vecinos y que luego se reafirmará incesantemente como obvia y dada; segundo, ello permite realizar un diagnóstico que, a la vez, funda la demanda hacia el Estado; tercero, y ante una respuesta estatal que no coincide con la lectura de los reclamantes, tienen lugar las marchas y las movilizaciones como forma de protesta; cuarto, se efectúan las imputaciones al Estado y sus funcionarios ante la falta de respuestas acorde a las demandas; por último, el descontento vecinal se esconde de la opinión pública pero permanece latente para resurgir tiempo después y volver a iniciar el círculo. También hemos podido dar cuenta de una estrecha e inescindible relación entre la idea tangible de “medidas” y de un “plan de seguridad” a mediano y largo plazo que el gobierno debería ejecutar. El análisis descriptivo de este vínculo permite interpretar, como uno de los núcleos articuladores de aquella red de causas, que detrás de una sincera, transparente y legítima necesidad ciudadana se expresa cierta urgencia de respuesta que, por un lado, hace juego con los prejuicios y estereotipos construidos y, por otro, coquetea con la seductora idea de causalidad mágica. Esto deja al desnudo no sólo un escenario social y político donde las relaciones institucionales entre el Estado y un gran sector de la sociedad se muestran erosionadas a partir de un alto grado de descrédito; sino que también evidencia una enorme sobre-expectativa sobre las capacidades de respuesta de parte de las fuerzas de seguridad y, sobre todo, una falsa y peligrosa idea de omnipotencia del Estado. IV. Estrategia de evocación nostálgica. A diferencia del primer corpus, la estrategia de evocación nostálgica se registra con baja o leve intensidad en el paquete textual referido a este caso de reclamos y manifestaciones protagonizados por vecinos y comerciantes de gran parte del corredor de la Ruta Provincial Nº 1. Aún así, es importante dar cuenta de un pasaje del segundo texto y cuya construcción oracional posee como núcleo un adverbio temporal que enfatiza la acción verbal, en correspondencia con el subtítulo elegido por el medio:

Virgilio Machado un hombre de 57 años, nacido y criado en Colastiné Norte, dijo que jamás, a lo largo de su vida, vio tanto ensañamiento contra una propiedad.

Nunca tanto ensañamiento.

De este modo, y en el marco de la serie de delitos contra la propiedad de la que da cuenta el primer texto del corpus, el medio periodístico presenta un hecho delictivo de singulares características (y que, recordemos, tiene presencia en su portada) como fundante y legitimante de los posteriores reclamos ciudadanos, a la vez que establece un quiebre en la trayectoria biográfica de la persona entrevistada para dar testimonio del caso. 64 / Capítulo 2

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 6

Texto Nº 2, El Litoral, Subtítulo


Esta ruptura entre un pasado colectivo idílico y un presente inquietante que pareciera reafirmarse y agudizarse en cada evento discursivo de la criminología mediática, cobra fuerza en la coherencia semántica resultante de la relación intertextual que establece con la bajada que el medio gráfico utiliza para reflejar en tapa el Texto Nº 3 del corpus:

La antigua tranquilidad de la zona, trocó en alarma y miedo. Los robos, algunos violentos, están a la orden del día. En asamblea, los afectados rechazaron las medidas propuestas por el gobierno para devolverles la calma y no descartan cortar la Ruta 1 como expresión de protesta. El presidente comunal de Rincón, por su parte, demanda por una mayor presencia policial.

Texto Nº 3, El Litoral, Bajada en Tapa

De la misma manera que en el caso presentado en el primer capítulo de la investigación, esta estrategia se logra a partir de una combinación de los topos de la realidad y del miedo o del temor. V. Estrategia de construcción del homicidio doloso en ocasión de robo como delito recurrente y generalizante. Los distintos reclamos y las movilizaciones protagonizadas por los vecinos de la zona costera de Santa Fe y de San José del Rincón se originaron a partir de una serie de delitos contra la propiedad, sin que alguno de estos casos denunciados ante la prensa implicaran algún tipo de violencia física o agresión directa contra alguno de los damnificados. Es decir, no se registraron hechos de robos calificados, ni personas con lesiones de arma blanca o de arma de fuego y, menos aún, homicidios dolosos. Aún así, el análisis de algunos tramos del corpus da cuenta de un uso intenso de los topos del miedo o del temor y del peligro o de la amenaza, que interactúan con los topos de la realidad y de los números. Del mismo modo que en el primer capítulo, esta quinta estrategia juega nuevamente con la gráfica metáfora de “la ola”, ya un clásico de la criminología mediática. En este sentido, la voz del medio de comunicación, nuevamente, se deposita en “uno de los damnificados” para describir una realidad:

“ “

La oleada de inseguridad que se inició de un año a esta parte, alcanza por estos días su pico máximo, al decir de uno de los damnificados.

Texto Nº 1, El Litoral, Párrafos 3 y 4

Ocurre que de 30 días a la fecha se acumularon sorpresivamente unos cuarenta casos, muchos de los cuales no fueron denunciados. No obstante, hay quienes llevan un prolijo inventario que muestra a las claras que los pobladores del distrito están desprotegidos y a merced de la delincuencia.

Nótese cómo, además, el recurso de la (vaga) estadisticalización sirve no sólo para sembrar un manto de sospecha (¿sobre la labor preventiva de las fuerzas de seguridad?, ¿sobre las políticas de seguridad del gobierno provincial?, ¿sobre la entidad abstracta del Estado?) desde el uso de la voz pasiva, sino también para oponer nuevamente a “los pobladores” (una variante de “los vecinos”) con “la delincuencia”. Tiempo después, el diario matutino de la ciudad también recurre a la figura metafórica para describir una realidad (presente indicativo) y establecer un dejo de desconfianza sobre el accionar del gobierno:

El reclamo de los vecinos de la costa santafesina y el carácter cíclico de la cobertura mediática del delito / 65


La marcha tuvo una importante concurrencia, aunque menor a la esperada, y durante poco más de una hora manifestaron su indignación por la ola de asaltos que sufren cotidianamente comerciantes y vecinos, pese a las supuestas medidas anunciadas por el gobierno.

Texto Nº 9, Diario UNO, Párrafo 2

En sintonía con ello, la demanda se condensa en una frase de alto impacto que aparece como necesidad justificada por el contenido de una proposición absolutamente declarativa de la persona entrevistada por el medio, pero que se presenta como afirmación de incuestionable e inobjetable contenido fáctico:

También hemos escuchado la palabra del intendente que sigue poniendo en valor ciertos edificios públicos y en realidad, lo que nosotros queremos que se resalte es la puesta en valor de las vidas, porque cada día se incrementa más el número de víctimas: desde el 1 de enero ya pasamos las 140.

Texto Nº 8, Diario UNO, Párrafo 6

El desarrollo del texto no confirma ni refuta la estadística y tampoco precisa de qué tipo de delito resultaron víctimas las 140 personas por lo que, a partir de la necesidad de “la puesta en valor la vida”, el público lector puede inferir que se trata de víctimas de crímenes o asesinatos en ocasión de robo en lo que constituye una imputación implícita que se sustenta en un topos de la responsabilidad. Luego, la misma pieza periodística, vuelve a reiterar esta expresión de enorme impacto pero en otro contexto: desde el anonimato y apelando a la condición de funcionario público de las personas que se invoca, se reproduce una opinión asentada en la personificación de las responsabilidades en la ejecución de políticas públicas en materia de prevención, control, conjuramiento y represión del delito, que se vierten exclusivamente sobre el intendente de la ciudad capital y el gobernador de la provincia:

(…) “Aún no hemos visto los resultados de los planes preventivos. Hemos derivado notas a los respectivos ministros y al mismo intendente y nunca nadie nos atendió”, dijo un vecino.

Texto Nº 8, Diario UNO, Párrafos 8 y 9

El mismo, a su vez, agregó: “Barletta y Binner son los únicos responsables de velar por la seguridad de todos nosotros, así que más que un pedido, lo que hacemos es una exigencia de parte de la ciudadanía. Queremos que cumplan con su función pública, que es la de velar por nuestra seguridad. No estamos en contra, ni del Puerto de la Música, ni de todas las obras que se están haciendo, pero creemos que primero hay que valorar la vida y después poner todo lo demás”.

En el texto siguiente, “Diario UNO”, nuevamente, recoge la misma expresión pero esta vez de parte de una voz nueva, una voz más, sin olvidar que la frase también forma parte del título de la nota:

En cuanto al reclamo unánime de la marcha, Gabriela Traversi, una de las representantes de los vecinos autoconvocados solicitó al gobierno municipal y provincial la puesta en valor de la vida. “Podemos ver todas las obras que se están haciendo pero solicitamos que antes de valorar la parte cultural, creo que primero están las vidas de los ciudadanos. Los santafesinos estamos en riesgo continuo”, expresó.

66 / Capítulo 2

Texto Nº 9, Diario UNO, Párrafo 5


En estas declaraciones hacen intersección los topos de la realidad y del peligro o de la amenaza, y a pesar de las interpretaciones que pudimos esbozar, no se explica qué significa para los vecinos esta idea de “poner en valor las vidas” de los ciudadanos. Queda aún menos claro si contextualizamos un poco el reclamo que durante meses impulsaron los vecinos de la zona costera de Santa Fe y de San José del Rincón, y recurrimos a las estadísticas de homicidios dolosos como parámetro: en 2010, el Departamento La Capital finalizó el año con 85 homicidios dolosos registrados (78 de ellos, producidos en la ciudad de Santa Fe), pero ninguno de ellos tuvo lugar en las jurisdicciones policiales de la comisaría 14 (San José del Rincón), las subcomisarías 4, 6 (Santa Fe) y 8 (Arroyo Leyes), que conforman la 8va. Zona de Inspección de la Unidad Regional I de la Policía de la Provincia y que tiene injerencia operativa en los distritos que venimos abordando. Lo que sí resulta evidente es el modo de construir una noción de inseguridad que al mismo tiempo exhibe al homicidio doloso como delito amenazante: existe un fuerte contraste en la relación intertextual que indica que aquellas acciones de gobierno vinculadas a la recuperación material, funcional y simbólica de espacios públicos emblemáticos de la ciudad, así como la refuncionalización de edificios públicos o la ejecución de obra pública en el marco de políticas culturales; se realizan en detrimento de la “puesta en valor de las vidas” de los ciudadanos que, de este modo, aparece como indudablemente necesaria e insatisfecha demanda. VI. Estrategia de sobrecarga emocional. Sin mencionarlo al desarrollar algunos aspectos de las estrategias analizadas previamente, hemos podido advertir una constante presencia de rasgos emocionales en los diferentes testimonios de vecinos, damnificados y víctimas que convergen en el señalamiento del miedo como una de las dimensiones características de los discursos de la información sobre el delito y la criminalidad. La idea de un temor generalizado que subyace a la secuencia de pasajes rescatados en cada uno de los casos reconstruidos en la presente investigación, aparece como una síntesis de expresiones que reflejan desprotección, vulnerabilidad, fragilidad y que afloran con particular intensidad en estos contextos de protestas sociales. Al analizar las complejidades de la sociedad contemporánea en pleno desarrollo de la modernidad líquida, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman define al miedo “como el nombre que damos a nuestra incertidumbre: a nuestra ignorancia con respecto a la amenaza y a lo que hay que hacer (a lo que puede y no puede hacerse) para detenerla en seco” 60. Por su parte, en relación a los temores que suscita la inseguridad, Gabriel Kessler señala que “el temor al delito no es un hecho prediscursivo o autónomo. (…) más que acceder a la emoción en sí misma, se accede a su manifestación discursiva, el llamado ‘miedo derivativo o de segundo grado’ (Lagrange, 1995). Más aún, alguien puede referirse a los temores que le inspiran el delito, la guerra o la vejez sin que la emoción se haya suscitado en el pasado. El miedo derivativo no requiere una experiencia previa concreta y suele ser parte, por ejemplo, de un discurso general sobre los peligros actuales, la degradación moral de la sociedad o las consecuencias de la situación social”61.

60 BAUMAN, Zygmunt (2006). Miedo líquido. La sociedad contemporánea y sus temores. Págs. 10-11. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina. 61 KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Pág. 36.

El reclamo de los vecinos de la costa santafesina y el carácter cíclico de la cobertura mediática del delito / 67


Hablamos de emociones y expresiones que, como vemos, determinan en gran medida los términos y las condiciones desde las que se erigen las demandas ciudadanas. La sobrecarga emocional se disputa en la articulación de los topos de la realidad, del miedo o del temor, y de la responsabilidad:

En cuanto a la situación actual del distrito, Nazer explicó que los hechos delictivos siguen ocurriendo con la misma frecuencia. “Tenemos miedo y no tengo vergüenza de decirlo. Cada vez que dormimos pensamos que pueden entrar a nuestra casa. Queremos trabajar codo a codo con los funcionarios para encontrar soluciones”, señaló.

Tal articulación conforma una retórica frecuente de la criminología mediática: desde la autoridad (aquí, conferida por la verbalización) un damnificado habla por un nosotros, las víctimas, que vivencian una emoción homogénea y reconocible (el miedo) a partir de los delitos que generan ellos (los “que pueden entrar a nuestra casa”) y que, además, quieren trabajar con “los funcionarios” (los responsables de no “encontrar soluciones”).

Conclusiones parciales Además de ser problemática, la realidad social resulta enormemente compleja y, por ello, “el mundo real no existe en el discurso sin estar clasificado”62. La idea de clasificación que pondera la Lingüística Crítica como herramienta conceptual para dar cuenta de la relación entre lenguaje e ideología, cobra significativa relevancia en el trabajo de aproximarnos a la criminología mediática como fenómeno social propio de una época globalmente mediatizada y de un particular modo del quehacer periodístico. El tratamiento que gran parte de la prensa contemporánea le otorga al delito y al crimen podría indicarnos que, como cuestiona el abogado y criminólogo argentino Esteban Rodríguez, estamos en presencia de un periodismo consensual, un periodismo “que propone pensar la realidad más allá de la historia, desde la superficie de las cosas” y “que propone pensar lo social como una totalidad (…) que quiere desmarcarse de la historia, que propone un punto de vista abstracto y superficial de la realidad. No hay drama histórico, sino primicia, una actualidad desquiciada, burlada. La sociedad estaría en el perpetuo grado cero de la historia, una perspectiva deshistorizada y deshistorizante”63. La lógica de la criminología mediática se inscribe en este permanente proceso de deshistorización que las empresas de comunicación (explotando al máximo el carácter fluctuante, dinámico y móvil del delito como fenómeno del cuerpo social) aplican sobre una realidad que se refunda en cada acontecimiento (noticiable) a la vez que reafirma el eje pasado-presente; quiebre que, como señalábamos en el primer capítulo, construye un estatuto de verdad y legitimidad toda vez que exhibe el protagonismo de la sinceridad de la víctima y su rol denunciante. En el análisis del caso que nos convoca, el escenario de la realidad es construido a partir de una secuencia de causalidades que da forma al carácter cíclico de la cobertura del delito: los

62 HODGE, Robert y KRESS, Gunther (1979). Op. Cit. Pág. 61. 63 RODRÍGUEZ, Esteban (2011). ¿Será justicia? La administración de justicia en los mass media: deshistorización y criminalización de la realidad en el periodismo contemporáneo, en “Populismo punitivo y justicia expresiva”. Págs. 282283. Fabián Di Plácido Editor. Buenos Aires, Argentina.

68 / Capítulo 2

Texto Nº 4, Diario UNO, Párrafo 7


vecinos denuncian una serie de hechos en la receptiva opinión pública, uno de ellos se exalta por su particular gravedad, luego los reclamantes mantienen reuniones con las autoridades, efectúan la demanda de “medidas”, los funcionarios formulan promesas, hay una espera de respuesta por parte de los vecinos que se vuelve incumplimiento, se produce la insatisfacción generalizada y, finalmente, el reclamo social desaparece parcialmente para volver a emerger. Luego, el peso de lo obvio impone de manera urgente e imperiosa “la puesta en valor de la vida” del nosotros, las únicas víctimas (visibles) de “la ola”, que queremos “vivir dignamente” porque estamos “a merced de la delincuencia” y “sumergidos en una total inseguridad”. Este tipo de metáforas y de frases hechas disfrazadas de argumentos, parecieran constituir parte del capital discursivo que en gran medida determina la credibilidad de la criminología mediática. Constituyen lo que Jager define como catacresis o fracturas de imagen, que “operan creando vínculos entre las afirmaciones y las áreas de experiencia, superando las contradicciones, generando verosimilitudes y aceptaciones, etcétera, lo que refuerza además el poder de los discursos”64. Este segundo capítulo confirma el carácter ambiguo de la temporalidad en la representación social del delito que formula la criminología mediática: por momentos, la inseguridad como fenómeno que define una realidad colectiva nos interpela desde un presente atemporal, ahistórico y de una continuidad indefinida; pero al mismo tiempo establece fronteras nítidas entre un pasado míticamente tranquilizador, idílico y pacífico, un presente caracterizado por el riesgo y la incertidumbre, y un futuro amenazante confirmado por un temor que se reactualiza con cada nuevo hecho, episodio o víctima que lo legitimará como patología extendida en una comunidad. En ese proceso envolvente y casi asfixiante, emerge casi con naturalidad el homicidio doloso como asimilación del delito por excelencia, generalizante y cotidiano, incluso cuando no haya tenido lugar asesinato o tentativa alguna. El temor extendido, aparentemente homogéneo, algo desmesurado y que observamos con frecuencia, podría explicarse parcialmente en el análisis que formula Gabriel Kessler al abordar el miedo al crimen y precisar que “la emocionalidad de las masas se caracterizaría por una serie de rasgos: entre otros, la tendencia a ser influenciable, el carácter absoluto de los juicios, la pérdida del espíritu crítico, una suerte de ‘contagio’, la variabilidad rápida de los sentimientos (…) el temor al delito no se explica sólo por procesos individuales, sino dentro de una cultura afectiva, de un relato sobre la inseguridad más general y en el que la interacción social es central. Rossana Reguillo (1998:5) sintetiza bien esta combinación de escalas al afirmar que el miedo es ‘una experiencia individualmente experimentada, socialmente construida y culturalmente compartida’”65. Además, los reclamos, las protestas y las marchas realizadas por los vecinos de la costa, reflejan considerablemente otro de los factores esenciales que contribuyen a la solidificación del sentimiento de inseguridad sobre el que venimos dando cuenta y que la criminología mediática exalta con particular énfasis: existe un permanente cuestionamiento al funcionamiento de las instituciones públicas y un rígido descrédito del que gozan las agencias del Estado, que se inscribe como atributo identitario del sujeto social en el orden de una crisis de autoridad propia de la modernidad tardía. Pero como aclaran Daniel Míguez y Alejandro Isla en su investigación Entre la inseguridad y el temor: instantáneas de la sociedad actual, la desconfianza de grandes sectores de la

64 JAGER, Siegfried (2001). Op Cit. Pág. 65. 65 KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Pág. 48.

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población no se reduce estrictamente a las agencias del sistema penal que inciden sobre, regulan y ejercen el poder punitivo: “el temor al delito no está vinculado solo a la desconfianza en instituciones ligadas directamente al combate del delito como la policía y la justicia, sino que los temores se asocian además a cómo se percibe la ejecución de políticas públicas. (…) Entonces, tanto el temor como la victimización aparecen ligados a los niveles de confiabilidad que tienen las agencias del Estado, y esta relación no se orienta exclusiva o primordialmente hacia las organizaciones que tienen al combate del delito como su objetivo nodal, sino que se proyectan hacia aquellas que aparecen como las ‘responsables últimas’ del orden y la seguridad”66. Es en este contexto en el que convergen tanto el predominio de la demanda ciudadana por respuestas inmediatas, urgentes y eficaces de determinadas “medidas” (término sintomático de la mirada policialista que poseen la sociedad y los medios); asociada a una idea de causalidad mágica; y cierta sobreexpectativa signada en la equívoca y (por lo expuesto en el párrafo anterior) paradójica percepción de un Estado omnipotente. De este modo, se construye una noción de riesgo que sienta las bases para las expresiones propias del populismo punitivo y su lógica vindicativa.

66 MÍGUEZ, Daniel e ISLA, Alejandro (2010). Entre la inseguridad y el temor: instantáneas de la sociedad actual. Pág. 156. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina. 70 / Capítulo 2


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www.ellitoral.com SANTA FE

RECURSOS

LA CORTE VOLVIÓ A CITAR A LA NACIÓN Y A SANTA FE 4 /// POLÍTICA & ECONOMÍA LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN CITÓ A LA PROVINCIA DE SANTA FE Y AL GOBIERNO NACIONAL A UNA AUDIENCIA DE CONCILIACIÓN PARA EL 23 DE JUNIO, EN EL MARCO DE LA CAUSA INICIADA POR RECLAMO ANTE LA DETRACCIÓN DE RECURSOS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS.

SABADO, 29 DE MAYO DE 2010

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EL TRANSITO Y SARMIENTO

Los baches dejan sin colectivo a 2 barrios 9 /// ÁREA METROPOLITANA La Línea 1de la empresa Ersa Urbano no ingresa a los barrios. El Tránsito y Sarmiento, debido al deterioro de las calles. Ayacucho es una de las que presenta peor estado. La Municipalidad asegura que comenzará la repavimentación de las zonas en un par de meses.

RECLAMO

LA COSTA MARCHÓ POR MÁS SEGURIDAD

+ 2 Y 3 DEPORTES /// LA SELECCIÓN ESTÉ EN SUDÁFRICA

PRETORIA SE PARECIÓ A EZEIZA

10 /// ÁREA METROPOLITANA POBLADORES DE COLASTINÉ Y RINCÓN MARCHARON ANOCHE DESDE LA RUTA 1 HACIA LA CASA DE GOBIERNO Y LA MUNICIPALIDAD PARA RECLAMAR MEDIDAS DE SEGURIDAD, MIENTRAS PROTESTABAN, LADRONES ASALTARON OTRA CASA DE LA ZONA DE "LAS PALTAS".

SOSPECHOSOS

DETENIDOS POR EL ROBO A LA JOYERÍA EL RUBÍ 23/// SUCESOS LA POLICÍA DETUVO A DOS SOSPECHOSOS DEL ROBO PRODUCIDO EN LA JOYERÍA EL RUBÍ, UBICADA EN PLENA PEATONAL SAN MARTÍN. SE TRATA DE UN EMPLEADO DE UNA AGENCIA DE SEGURIDAD PRIVADA Y DE UN ESPECIALISTA EN INSTALACIONES Y MANTENIMIENTO DE SISTEMAS DE ALARMAS. CON LA EDICIÓN DE HOY Despúes de diez horas de viaje, la Selección Argentina de Diego Armando Maradona pisó suelo africano en la madrugada de hoy. Se trasladó en dos micros hasta Pretoria, donde fue recibida por un grupo de 40 chicos de una escuela del lugar, todos con banderas celestes y blancas. En el grupo, hay tres embajadores sabaleros: Pozo y Garcé en la mayor, el pibe Bauman como sparring. Argentina es la tercera selección en llegar, detras de las de Australia y Brasil. Hubo un operativo policial de máxima seguridad. F0TO TELAM

MENINGITIS FULMINANTE

VENTA DE TELEVISORES

Murió el cantante del Mundial

Arrasan con los LCDs

3 /// ESC & SOC. SIPHIWO NTSHEBE, QUE DEBÍA CANTAR EN LA INAUGURACIÓN DEL MUNDIAL, FALLECIÓ POR UNA MENINGITIS.

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11 /// ÁREA METROPOLITANA. EN SANTA FE SE ESTÁN VENDIENDO 10 TELEVISORES LCDS POR CADA TELEVISOR CONVENCIONAL.


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Capítulo 3 LA SEGURIDAD PÚBLICA EN TÉRMINOS RESOLUTIVOS, LA NORMALIZACIÓN DE SU RETÓRICA BELICISTA Y EL RECLAMO DE LOS TAXISTAS SANTAFESINOS.



Hasta aquí, el análisis de los actos discursivos reclamantes en torno a las marchas, las ma-

nifestaciones y las movilizaciones generadas en cada uno de los casos reconstruidos en los capítulos precedentes, nos ha demostrado la presencia de un considerable predominio de la voz y la palabra de actores sociales (familiares, vecinos, comerciantes), a quienes se interpela desde su condición y su rol de víctima, legitimándose desde el elemental componente de la sinceridad; y, a su vez, que tal protagonismo contiene una demanda casi homogénea que se reproduce por constante retroalimentación temporal, bajo cierta creencia generalizada de un Estado que, además de la obligación, posee el poder para gestionar la seguridad pública en los términos que se le reclama. Los artículos periodísticos que integran este tercer corpus reflejan dos cuestiones particulares que no habían tenido lugar en la reconstrucción de los casos anteriores, o al menos no con la intensidad que advertimos en este capítulo: en primer lugar, una mayor presencia de declaraciones y testimonios de funcionarios y representantes del gobierno provincial que contrarrestan o permiten matizar el predominio de las voces victimizantes; en segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, la fuerte impresión de que ambos medios de comunicación se erigen no sólo como agentes mediadores sino también como poderosas fuentes de representación (Wodak, 2001:24) en una suerte de organización dialógica intertextual que tiene como protagonistas a representantes de taxistas y al Estado. Esto último, resultando coherente con el ejercicio del periodismo consensual que, como recupera Esteban Rodríguez de Leblanc, “interviene así como institución que dialoga con otras instituciones en un pie de igualdad y no ya en el marco de una relación de subordinación”67 a la vez que confirma que el periodismo “se ha erigido como protagonista institucionalizado. Se ha apropiado de las funciones de otras instituciones. Y esta apropiación le ha dado mayor protagonismo en la definición de la realidad en general”68. Como lo venimos señalando, todo tejido discursivo (y la red intertextual constituida por la reconstrucción de artículos periodísticos que reflejan el reclamo de los taxistas santafesinos, como cada uno de los casos analizados, no serán la excepción) instituye y estabiliza conocimientos que representan complejos sistemas sociales de efectos de sentido discursivos y ello, naturalmente, comporta siempre una dimensión ideológica constitutiva (Verón, 1975:1518): el de la criminología mediática, muchas veces muestra con nitidez que “bajo el efecto ideológico, el discurso aparece como teniendo una relación directa, simple y lineal, con lo real; dicho de otra forma, aparece como siendo el único discurso posible sobre su objeto, como si fuese absoluto”69. Ahora bien, ¿en qué términos refieren, los actores sociales involucrados, a los problemas de seguridad pública y el fenómeno del delito, o a la inseguridad?, ¿bajo qué nociones sobre la seguridad pública aparece esta intensa demanda que tiene a la Policía y al Estado como responsables últimos y garantes de nuestros derechos, bienes y libertades individuales y

67 RODRÍGUEZ, Esteban (2011). Op. Cit. Pág. 290. 68 Idem. Pág. 293. 69 VERÓN, Eliseo (1993). La semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad. Editorial Gedisa S.A. Barcelona, España. Pág. 23.

La seguridad pública en términos resolutivos, la normalización de su retórica belicista y el reclamo de los taxistas santafesinos / 85


colectivas?, ¿a qué conocimiento del mundo por parte del lector apela la criminología mediática para otorgarle coherencia y sentido al sentimiento de inseguridad del que venimos dando cuenta? Intuimos que estos interrogantes pueden encontrar respuestas, al menos parciales, en torno a la problematización de dos ideas que aparecen reiteradamente bajo la forma de convenciones sociales y que proyectan, en gran medida, la dimensión ideológica de la criminología mediática y su producción de sentido: la comprensión de la seguridad pública en términos resolutivos y la normalización de cierta retórica belicista. En “El Leviatán azul”, Marcelo Saín brinda precisiones sobre la estructura doctrinaria, organizativa y funcional de las fuerzas de seguridad en nuestro país y ofrece un lúcido análisis histórico sobre lo que denomina la policialización y el desgobierno político del sistema de seguridad pública argentino, y que ha dado forma a una concepción policialista que hemos podido percibir en los casos analizados en el marco de nuestra investigación: como señala Saín, “desde el punto de vista de los actores sociales, en la Argentina, entre los sectores dominantes y las clases medias predomina una concepción exacerbadamente estatalista de la seguridad pública, en cuyo contexto se considera al Estado y, en su marco, a la institución policial como las únicas instancias de producción de protección y resguardo de la integridad de las personas ante hechos delictivos”70. De allí proviene la frecuente (y falsa, pero no por ello inocente) forma de comprender a la seguridad pública como un fenómeno que puede resolverse de manera radical y definitiva, asociada a la equívoca idea de un Estado omnipotente que se deduce de los reclamos y la movilizaciones sometidas a análisis en el marco de la presente investigación. Pero “pese a la expectativa (sin dudas infundada e ilusoria) que ciertos sectores políticos y sociales depositan en la institución proyectando simbólicamente a esta como la principal instancia de resolución de todos los males existentes en materia de seguridad, la gravitación real de la policía sobre los complejos procesos sociales que circunscriben esos males es exigua”71. Al mismo tiempo, “se excluye, de antemano, a las personas y a la comunidad como coproductoras de la seguridad pública, y se deposita en el Estado y en su agencia policial la expectativa exclusiva de resolución de los complejos problemas de la seguridad, en particular, de la conflictividad resultante del aumento y diversificación del delito que tuvo lugar a lo largo de las dos últimas décadas. En este marco, son ellos quienes deben proteger a las personas de los actos lesivos de carácter delictivo, y el fracaso de estas instancias en el cumplimiento integral de esos cometidos las coloca como recipiendarias de extensas y dramáticas demandas ciudadanas”72. El segundo aspecto discursivo señalado, el de cierta retórica belicista, de frecuente aparición y enfática verbalización confrontativa, da cuenta de una clara relación intertextual y una consecuente transferencia del sentido desde la lógica narrativa de las variedades discursivas propias de las bases doctrinarias castrenses de las fuerzas policiales y militares, al ámbito de acción de las empresas de comunicación y que la criminología mediática ha consolidado. Como expresa el mismo Saín, en este contexto “la labor conjurativa de la policía ante el delito ha sido sistemáticamente concebida como un combate o lucha contra el enemigo delincuente, al que se debe eliminar o exterminar. La seguridad pública ha girado en torno de una guerra entre policías y delincuentes, que se desenvolvió en un espacio social alterado o desestabilizado por el accionar delictivo sobre el que la policía debió reaccionar y que, en verdad, constituyó

70 SAÍN, Marcelo (2008). Op. Cit. Pág. 51. 71 Ídem. Pág. 41 72 Idem. Págs. 51-52.

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un verdadero ‘campo de batalla’ cuyos contendientes excluyentes han sido, justamente, los delincuentes y la policía”73. Esto nos indica que la retórica belicista también representa un eslabón revelador de las bases ideológicas de la criminología mediática a la vez que, en el marco de la lógica binaria que la habilita, representa una extensión de la polarización y escisión medular nosotros/ellos de la que venimos dando cuenta: “este ellos dibuja un mundo de nosotros los buenos y ellos los malos, que no deja espacio para la neutralidad, como no lo hay en la guerra”74. Ambas cuestiones, intentarán ser analizadas en el marco de las particularidades que ofrece el paquete textual de la cobertura periodística de una reclamo sectorial efectuado tanto por parte de los empleados de las empresas de taxis como por sus dueños, originado por el homicidio doloso de Lorenzo Paye durante la madrugada del sábado 10 de julio de 2010 y que, incluso, condujo a un pedido formal de renuncia del Ministro de Seguridad provincial, Álvaro Gaviola.

Análisis lingüístico 1. Tema y Rema Del mismo modo que en el primer capítulo de la investigación, en este caso aparece un hecho desencadenante, a priori, que “El Litoral” tematiza desde la portada de su edición del sábado 10 de julio de 2010 titulando “Otra víctima fatal de la violencia urbana”, a modo de anticipo de la noticia publicada en la Sección Sucesos y cuyo título habla de un “Taxista asesinado en E. López”: mientras que en la tapa el episodio se construye a partir de la relación entre dos abstracciones, la noticia da cuenta de un proceso que ubica en posición focal al participante afectado, y borra al agente causal. Existe una principal rematización temática por parte del medio periodístico que, en el subtítulo de la tapa, da cuenta de una acción colectiva derivada o producto del homicidio doloso:

En barrio Estanislao López fue asesinado de un tiro en la espalda un taxista de 30 años que fue identificado como Lorenzo Paye. Los indignados colegas del muerto cortaron la Ruta 168, el Puente Carretero y otras importantes arterias de la ciudad. Además fue identificado el joven baleado ayer en Alto Verde y son confusos los motivos del episodio de Villa Hipódromo.

Texto Nº 1, El Litoral, Subtítulo de Tapa

Este primer texto del corpus rematiza, además, en torno a: a) información de tiempo y lugar vinculada a los momentos previos en que Paye fue asesinado, y el modo en que la policía toma conocimiento del hecho y encuentra el cadáver; b) una reunión “a media mañana, en Jefatura” entre “representantes de la Sociedad de Taximetristas Unidos y Sindicato de Choferes de Santa Fe, Alberto Scarpa, entre ellos” con “el Jefe de la URI, José María Troncoso y miembros de la Plana Mayor”; c) “cómo se orienta la pesquisa a partir de los primeros datos reunidos” y el acuerdo de “distintas estrategias para desalentar los delitos contra taxis y remises”, como temas abordados durante el mencionado encuentro; d) la posibilidad de llevar a cabo una reunión con el ministro de Seguridad de la provincia, Álvaro Gaviola; y e) un hecho de robo calificado sufrido por otro taxista, durante esa misma madrugada, y que el diario informa en un recuadro separado del cuerpo de la nota principal.

73 SAÍN, Marcelo (2008). Op. Cit. Pág. 139. 74 ZAFFARONI, Eugenio (2011). Op. Cit. 222.

La seguridad pública en términos resolutivos, la normalización de su retórica belicista y el reclamo de los taxistas santafesinos / 87


La segunda pieza seleccionada fue publicada por el mismo medio al día siguiente, es decir, en la edición dominical del 11 de julio de aquel año y en cuya tapa, en el zócalo de la misma, se observa una inversión de los hechos noticiosos: como señala el título, alude a una “Nueva movilización de protesta de los taxistas” que se produce “Tras el asesinato de un compañero. El rema está en posición de tema y viceversa. Al interior de la publicación, nuevamente en la Sección Sucesos, el medio da cuenta de la “Movilización y reclamo” con una fotonoticia en la que se puede observar una decena de taxis cortando la intersección de Boulevard Gálvez y 25 de Mayo, y un breve epígrafe en el que se reafirma el motivo de la “medida de protesta” a la vez que se informa que “Mañana a la mañana los ‘tacheros’ serán recibidos por el ministro de Seguridad, Álvaro Gaviola”. Como vemos, el asesinato de Lorenzo Paye comienza a perder protagonismo de la superficie noticiosa, a la vez que se presenta como objeto causante de las posteriores acciones reclamantes y se inscribe en un contexto mucho más amplio y de orden general. Del primer al segundo texto del corpus, hay un desplazamiento del foco de la noticia. Que de aquí en más las piezas periodísticas posteriores ya no tengan lugar en la Sección Sucesos de “El Litoral”, es síntoma de ello. Todavía con presencia en tapa, el tercer artículo del corpus publicado por el periódico vespertino local el 12 de julio de aquel año, informa en su título que “Ganaron la calle las protestas sectoriales” mientras que el titular de la publicación que tiene lugar en la Sección Área Metropolitana anuncia que, “Ante la inseguridad” (cintillo):

Revisarán de manera sorpresiva a taxis que circulen con pasajeros

Texto Nº 3, El Litoral, Título

El anuncio de las medidas de control, como tematización, se encuentra fuertemente articulado con una rematización temática de la que da cuenta de manera indirecta la bajada de la pieza y que el primer párrafo hace explícito: hubo una reunión entre autoridades y taxistas:

La propuesta fue realizada esta mañana a las autoridades del Ministerio de Seguridad y de la Policía por los mismos taxistas, tras el asesinato de su compañero el pasado sábado.

Tras el asesinato de un taxista el fin de semana, representantes de la asociación de taximetristas se reunieron con el ministro de Seguridad de la provincia, Álvaro Gaviola, con el jefe policial de la provincia, comisario Osvaldo Toledo y el de la Unidad Regional Uno, comisario José María Troncoso.

En su desarrollo, la pieza periodística avanza sobre: a) declaraciones textuales del Ministro Álvaro Gaviola con relación al modo en que se aplicarán las medidas operativas de control en taxis de pasajeros y la negativa de Troncoso, Jefe de la UR I, a dar testimonio sobre los avances de la investigación sobre el asesinato de Paye; b) valoraciones positivas de Alberto Scarpa, de la Asociación de Taximetristas, sobre la reunión y la “predisposición de parte de las autoridades del Ministerio de Seguridad y de la Policía” a la vez que reclamaba “que se haga efectivamente y que se de en continuidad”; c) la confirmación del “levantamiento de los cortes” y la advertencia de que volverían a realizarlos ante el incumplimiento de las medidas; y d) la “preocupación e indignación” de la CGT Regional Santa Fe por el homicidio de Paye y declaraciones de su titular, Alberto Cejas.

88 / Capítulo 3

Texto Nº 3, El Litoral, Subtítulo

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 1


Luego de poco más de un mes, el sábado 21 de agosto, “El Litoral” asegura que “Cinco taxistas por semana son víctimas de un hecho de inseguridad en la calle” a partir de una entrevista realizada por el medio a Francisco Aiello, presidente de la Sociedad de Taximetristas Unidos de Santa Fe. La nota periodística, firmada por Mónica Ritacca y publicada en la Sección Política&Economía, rematiza en torno a: a) declaraciones de Aiello manifestando que “los hechos delictivos no disminuyen” a pesar de la predisposición y la labor operativa de la policía provincial; b) la necesidad de “poner distancia entre el chofer y el pasajero a través de una cabina completamente blindada” como “proyecto a largo plazo” para evitar robos; c) los inconvenientes para implementarlo en “los autos que componen la flota actual” así como sus eventuales beneficios; d) valoraciones de Aiello sobre la palabra de la policía, el gobierno y la justicia en el marco de una reunión mantenida “el martes pasado”; e) la necesidad de que el gobierno nacional financie “la incorporación de cabinas blindadas para la seguridad de los choferes”; y, en un recuadro, f) el señalamiento de “los elementos de comunicación del vehículo, los celulares particulares de los choferes y por supuesto el dinero” como “los grandes motivadores para el accionar delictivo”. Hasta aquí, podemos observar un movimiento semántico ascendente en la tematización que transcurre de la particularidad del caso de homicidio, como resultado de “la violencia urbana” (Texto Nº 1), a “la inseguridad” (Texto Nº 4) como proceso en el que los taxistas son interpelados desde su condición de víctimas y en tanto agentes reclamantes. El Texto Nº 5 corresponde al “Diario UNO” que en su edición del viernes 27 de agosto publica una entrevista realizada al Secretario General del Sindicato de Taxistas, Sergio Salva. Del mismo modo que lo hiciera el vespertino santafesino, transforma las declaraciones de Salva y titula en su portada:

Texto Nº 5, Diario UNO, Tapa

Texto Nº 5, Diario UNO, Título

Denuncian que hay dos asaltos por día a taxistas

mientras que para titular la nota, el matutino elige una cita directa:

Asaltan a dos taxistas por día y eso es muy peligroso

En tanto que, el artículo periodístico rematiza en torno a: a) el asalto a una mujer taxista y la detención “de un joven de 18 años” que “puso en alerta, una vez más, al Sindicato de Choferes de Taxi de Santa Fe”; b) “los controles de seguridad” que “progresivamente dejaron de hacerse”, según el titular del sindicato; c) la advertencia de que dejarían de brindar el servicio nocturno en caso de que los controles policiales no continuaran desarrollándose; y d) lo que Salva considera “alternativas poco felices para los usuarios” como medidas a adoptar por parte de la entidad gremial. El Texto Nº 6, publicado por “El Litoral” el lunes 30 de agosto, resume el estado de cosas a partir de la retórica de “causa y efecto” que refleja en la disposición secuencial de los elementos paratextuales que utiliza para la construcción del tema de la noticia:

Frente a la ola de asaltos que golpea al sector

Texto Nº 6, El Litoral, Cintillo

La seguridad pública en términos resolutivos, la normalización de su retórica belicista y el reclamo de los taxistas santafesinos / 89


El ministro de Seguridad se reunió con dos agrupaciones de taxistas

Texto Nº 6, El Litoral, Título

Al igual que en los capítulos precedentes, vuelve a tener lugar la remanida y perfectamente identificable idea de “ola” para dar cuenta metafóricamente de una serie de delitos. Desde allí se desenvuelve la noticia publicada en la Sección Área Metropolitana para destacar: a) el motivo de la reunión, que tuvo lugar “para analizar y cotejar los resultados de las medidas de seguridad implementadas en el último mes”; b) las palabras de Aiello “cuando indicó que un promedio de cinco taxistas por semana sufren un asalto mientras cumplen con su trabajo” (Texto Nº 4); c) nuevas declaraciones de Aiello señalando “deficiencias” en los controles policiales y destacando el encuentro con Gaviola y otros funcionarios del Ministerio de Seguridad; y d) aquellas cuestiones que se acordaron durante la reunión. Por su parte, el Texto Nº 7, correspondiente al “Diario UNO”, presenta en su título:

Inseguridad: los taxistas piden estar aislados de los pasajeros.

Texto Nº 7, Diario UNO, Título

Podría decirse que el tema del artículo responde al particular pedido formulado por el presidente de la Sociedad Radio Taxi, Francisco Aiello (a quien se entrevista), para implementar un “sistema de aislamiento” en la cabina de los vehículos para resguardar la integridad física de los trabajadores del transporte público. Pero como nos muestra el inicio del primer párrafo de la pieza periodística publicada el martes 7 de septiembre de 2010, el medio gráfico pareciera priorizar un intento por lograr credibilidad y legitimidad ante sus lectores:

“Denuncian que hay dos asaltos por día a taxistas”, señalaba el título central de la tapa de Diario UNO el viernes 27 de agosto pasado. Ese mismo día, dos nuevos casos ratificaron la información. (…)

Texto Nº 7, Diario UNO, Párrafo 1

En el desarrollo de la noticia, sólo se brinda información sobre uno de estos dos episodios que habrían motivado el pedido de los taxistas y que el medio señala. La nota se desenvuelve sobre la rematización de: a) una reunión entre “los trabajadores del sector” con “autoridades provinciales y policiales”; b) un “nuevo ataque delictivo” que había tenido lugar “el fin de semana pasado”; c) el convencimiento de Aiello “de aislar al chofer del pasajero”; d) detalles sobre costo, aplicabilidad material, alternativas para financiar la iniciativa y número de taxis que integran el sistema; e) opiniones del entrevistado sobre el reclamo, la respuesta estatal y la falta de “soluciones efectivas” y “resultados”; y f) posibles medidas de fuerza como modalidad de manifestación. Evidentemente, el reclamo del sector fue creciendo en intensidad hasta llegar a considerar que la renuncia del Ministro de Seguridad Álvaro Gaviola podría representar una respuesta satisfactoria al reclamo del sector, como se observa en el título que elige “El Litoral” para el Texto Nº 8 del presente corpus:

“ 90 / Capítulo 3

Taxistas formalizan el pedido de renuncia del (sic) Gaviola.

Texto Nº 8, El Litoral, Título


Con una movilización hacia Casa de Gobierno, los trabajadores presentaron una nota para solicitarle al gobernador de la provincia la remoción del cargo del titular de la cartera más cuestionada de la gestión frentista, pero también “la entrega de elementos a la fuerza policial para que pueda cumplir con las tareas de control”. La noticia se contextualiza: a) mencionando a Andrés Ferratto como el funcionario que recibió a los reclamantes; b) destacando los motivos esgrimidos por “los trabajadores” que fundamentarían el pedido; c) señalando “posturas aparentemente irreconciliables” de lo que habría sido un intercambio entre Ferratto y Salva; d) con opiniones de Sergio Salva sobre la responsabilidad de “la patronal” en el tema; y e) con la palabra de Ferratto desmintiendo los números de los delitos que venían referenciando los representantes gremiales. Además, en un recuadro titulado “Apoyo de Binner”, se refleja no sólo la opinión del mandatario santafesino sobre la labor del ministro de Seguridad y de las políticas públicas en la materia que desarrollaba por entonces, sino que también se incluyen testimonios de Horacio Ghirardi, secretario de Seguridad Pública de la provincia que por entonces secundaba a Gaviola en el área. Al día siguiente, el martes 14 de septiembre, el matutino “Diario UNO” construye como tópico discursivo la opinión del gobernador de la provincia, Hermes Binner, sobre el desempeño de Álvaro Gaviola como ministro de Seguridad. El medio la sintetiza con una cita textual en el título de la nota:

Gaviola está desarrollando una labor extraordinaria.

Texto Nº 9, Diario UNO, Título

En un segundo plano de la entrevista efectuada por el periódico al mandatario provincial, podemos encontrar: a) una breve contextualización del reclamo sectorial, la movilización del día anterior, el pedido de audiencia con el gobernador y “la necesidad de que eche del cargo al ministro”; b) el rechazo de Binner al pedido y la postura coactiva de “los peones de taxis”; c) la exclusión social como fenómeno que explicaría los homicidios dolosos en la ciudad de Santa Fe y una breve enumeración de acciones de gobierno e inversiones en materia de seguridad pública; y d) la mención de una nueva reunión que se llevaría a cabo esa misma tarde entre el gobernador, representantes del Ministerio de Seguridad, “los dueños de taxis y algunos choferes que la semana pasada pidieron una audiencia con el Ejecutivo”. Finalmente, un día después y como lo había manifestado el propio gobernador, el diario vespertino de la ciudad informa en la Sección Área Metropolitana que:

” ”

Por la inseguridad.

Texto Nº 10, El Litoral, Cintillo

Binner recibió a dueños de taxis.

Texto Nº 10, El Litoral, Título

La noticia en torno a la reunión también se contextualiza con: a) opiniones de Francisco Aiello destacando el diálogo, “la predisposición por parte del gobernador” y la necesidad de “que se intensifiquen los operativos de control”; b) declaraciones de Gaviola sobre su pedido de renuncia por parte de los taxistas, y “su gestión en el Ministerio de Seguridad”; y c) un pie de foto que blanquea la distinción entre los actores reclamantes al señalar que “Los taximetristas plantean el mismo pedido que sus empleados, pero de manera independiente”.

La seguridad pública en términos resolutivos, la normalización de su retórica belicista y el reclamo de los taxistas santafesinos / 91


2. Estrategias discursivas y fuentes de fundamentación (topoi) I. Estrategia de legitimación de la palabra y construcción de una verdad desde la condición de víctima. El lenguaje periodístico de ambos medios descansa en un predominio de los aspectos informativos y argumentativos que ofrecen las declaraciones y los testimonios victimizantes, y este tercer corpus no será la excepción. En el primer pasaje observamos una relación retórica de evidencia, donde la justificación aparece definida a partir de dos aserciones que conforman el vínculo entre los datos y la advertencia que formulan los taxistas, según el vespertino:

Un promedio de cinco taxistas por semana es la cifra que arrojan desde la Sociedad de Taximetristas Unidos de Santa Fe a la hora de manifestar la cantidad de trabajadores del rubro que sufren un asalto mientras cumplen con su trabajo. Con mucha preocupación, advierten que el accionar delictivo ya no distingue las zonas rojas de las céntricas ni tiene en cuenta los controles que se realizan en la vía pública.

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 1

Allí, el topos de los números funciona como articulador de los topos de la realidad y del peligro o la amenaza, que atraviesan esta primer estrategia y que quedan en evidencia también en el segundo párrafo del mismo texto, donde los conectores adversativos indican cierta intención de atemperar el reclamo que efectúa el entrevistado, al mismo tiempo que, por primera vez en este capítulo, el pedido se formula en términos resolutivos:

En una entrevista que concedió a El Litoral, el presidente de la entidad, Francisco Aiello, reconoció el trabajo de la policía en la calle pero advirtió que pese a ello los hechos delictivos no disminuyen. “Aunque estemos de acuerdo o no con la metodología, debemos reconocer que la policía está trabajando. Notamos que tiene buena predisposición porque constantemente vemos a los efectivos cumpliendo su labor pero la realidad es que no tenemos una solución: los asaltos siguen estando a la orden del día, poniendo a nuestro sector a la cabeza de la lista de los más vulnerables”, dijo.

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 2

Como en los capítulos anteriores, la realidad se metaforiza del mismo modo:

Frente a la ola de asaltos que golpea al sector.

Texto Nº 5, El Litoral, Cintillo

En este contexto, nótese cómo, a partir de una cohesión léxica caracterizada por la sinonimia (“asaltos” equivale a “casos” y “episodios”) y que establece la trama de topos de la realidad, del peligro o amenaza y la responsabilidad; existe una asignación de autoridad que el mismo “Diario UNO” se adjudica para satisfacer la natural demanda de credibilidad y de rigor informativo que todo lector realiza sobre una fuente y, de ese modo, fortalecer la propia imagen del medio:

“Denuncian que hay dos asaltos por día a taxistas”, señalaba el título central de la tapa de Diario UNO el viernes 27 de agosto pasado. Ese mismo día, dos nuevos casos ratificaron la información. Tras esos episodios, los trabajadores del sector mantuvieron un encuentro con autoridades provinciales y policiales, en el cual surgieron múltiples posibles alternativas para combatir la inseguridad.

92 / Capítulo 3

Texto Nº 7, Diario UNO, Párrafo 1


Allí, además, se vuelve expresa, a partir de la verbalización, la retórica belicista propia de la criminología mediática. Además, el mismo topos de la realidad y la apelación incesante a la responsabilidad estatal (topos), también se definen a partir de otros recursos, como en el segundo de los siguientes extractos textuales, donde la palabra de Salva no sólo refleja el manejo de la ironía en la construcción de una relación retórica de evidencia sino que también se observa una definición de actores por el contraste que marca la conjunción en una proposición que, a su vez, cuestiona seriamente el argumento de autoridad al que recurre Ferratto en la primera de las citas:

“La policía no cuenta con lo indispensable para cumplir con las órdenes que les dan”, le reprochó Sergio Salva a Ferratto. El funcionario defendió el desempeño policial y aseguró que no es cierto que exista la cantidad de atracos a los coches durante la jornada laboral que refieren los choferes.

Texto Nº 8, El Litoral, Párrafo 4

Salva señaló que esperaban ser recibidos esta misma mañana por el gobernador, lo que finalmente no ocurrió. “Parece que hay cosas más importantes que la vida de un trabajador”, afirmó. Sobre el intercambio con Ferratto, el chofer concluyó que “los funcionarios se manejan por los números y nosotros por la realidad” y agregó que hay atracos que los taxistas no denuncian.

Texto Nº 8, El Litoral, Párrafo 5

Y del mismo modo que pudimos apreciarlo en la estrategia de intensificación negativa de la figura del Estado durante el análisis del primer capítulo, también observamos aquí la sólida distinción predicativa de los actores sobre los que recae el topos de la responsabilidad desde el que enuncian los reclamantes: por un lado “la policía”, y por otro “los funcionarios”. Por otra parte, nuevamente la relación retórica de evidencia sirve de herramienta para legitimar la lectura de una realidad signada por el peligro o la amenaza (topos), según la mirada de los reclamantes en lo que constituye una respuesta a declaraciones previas del secretario de Seguridad Pública de la provincia, Horacio Ghirardi:

Ghirardi no vive nuestra realidad. Nunca le gatillaron en la cabeza, le cortaron los dedos o le mataron un familiar.

Texto Nº 8, El Litoral, Destacado

En el siguiente pasaje podemos observar que, además de la pretendida autoridad, la imagen de sí mismo que el medio procura proyectar se completa con una evidente puesta en perspectiva e intencionalidad de posicionarse con “la gente” a partir, no ya de un interrogante sino de una aseveración, del tono asertivo con el que se toma la iniciativa en el diálogo con la máxima autoridad gubernamental de la provincia:

-El tema es el cansancio de la gente ante tantos hechos de inseguridad, porque si bien la respuesta puede ser certera, no alcanza. -Seguro que no alcanza. Porque ante una situación concreta se genera más inseguridad. Pero nosotros estamos avanzando en los hechos en que podemos avanzar. Lo hacemos comprometiendo recursos como nunca se ha hecho en la provincia de Santa Fe. Lo hacemos formando policías como nunca se ha hecho; policías serios, honestos, responsables, a través de cursos de formación integral y capacitación de servicio.

Texto Nº 9, Diario UNO, Párrafo 5

La seguridad pública en términos resolutivos, la normalización de su retórica belicista y el reclamo de los taxistas santafesinos / 93


Como lo hemos señalado, la reconstrucción del presente caso nos muestra una mayor presencia de declaraciones y testimonios que, a modo de respuestas oficiales, fundan la mencionada organización dialógica intertextual sostenida en distintos pasajes del corpus. El pasaje precedente es prueba de ello. Analicemos ahora la respuesta del gobernador Binner: en el transcurrir de la misma pieza, la primera oración de la ilocución constatativa75 que representa la respuesta del entrevistado, sustentada en un topos de la historia, deja en evidencia la postura discursiva que el medio esconde tras el interrogante que el periodista formula:

-¿Una solución inmediata en materia de seguridad no hay? -No hay nada mágico. Hay políticas que se están llevando adelante que tienen que ver con una historia neoliberal que ha generado realmente esta exclusión social, porque es una fotografía lo que tenemos hoy, pero no olvidemos que hay una película que nos explica esa fotografía. Y esa película nos muestra que hay una política de exclusión social que viene generándose a tal punto que hay muchos jóvenes que nunca vieron trabajar a sus abuelos y ni hablemos de sus padres.

Texto Nº 9, Diario UNO, Párrafo 7

Antes, luego de la reunión que habían mantenido los trabajadores del sector con funcionarios provinciales y policiales, con un modelo accional transactivo y desde el uso de la voz activa, el mismo periódico había sugerido tal postura discursiva al ofrecer un diagnóstico coherente con la realidad (topoi) que determinan “los hechos”, lo que podría interpretarse como indicativos de la inacción de las autoridades políticas y en contraste con sus declaraciones:

Los hechos precipitan la necesidad de medidas urgentes y efectivas.

Lo que subyace a este tipo de expresiones y manifestaciones, es una generosa predisposición a la idea de causalidad mágica como interpretación inmediata y a la creación de una enorme ansiedad social por dar con una solución porque, como señala Zaffaroni, “en cualquier cultura la causalidad mágica es producto de una urgencia de respuesta”76. II. Estrategia referencial estigmatizante del perfil de delincuente. Aunque en el marco del análisis de este tercer caso no se advierte una explícita y clara intencionalidad persecutoria hacia algún grupo de personas por parte del medio al que pertenecen los pasajes textuales destacados, resulta relevante destacar la estigmatización como una práctica discursiva tan naturalizada como frecuente: el etiquetamiento estigmatizante de la criminología mediática persigue, imputa, juzga e incluso condena selectivamente, no actos sino personas o grupo de personas. En los siguientes extractos periodísticos, resulta cuanto menos discutible la necesidad del señalamiento de una determinada franja etaria de la población en el marco de una acción discursiva que bien podría calificarse como una descripción demonizante y cuasi policial, construida a partir de los topos de la realidad junto con el de peligro y amenaza:

75 Según observa Jan Renkema, el británico John Austin distingue las ilocuciones utilizando los términos “constatativo” y “realizativo”: con el primero, “se declara algo sobre la realidad”; con el segundo, “se realiza un acto por medio de la propia emisión”. Op. Cit. Págs. 37-38. 76 ZAFFARONI, Eugenio (2011). Op. Cit. Pág. 224

94 / Capítulo 3

Texto Nº 7, Diario UNO, Párrafo 3


El arresto de un joven de 18 años, por el asalto a una mujer taxista de 52 años en calle Naciones Unidas al 4100, en Barrio Mariano Comas, puso en alerta, una vez más, al Sindicato de Choferes de Taxi de Santa Fe, cuyo secretario general Sergio Salva aseguró que en promedio se suceden “dos asaltos a taxistas por día, sólo teniendo en cuenta los casos denunciados en sede policial”.

Texto Nº 4, Diario UNO, Párrafo 1

Sin dar un respiro, el fin de semana pasado un nuevo ataque delictivo tuvo como víctima y protagonista a un taxista de 52 años, que sufrió cortes profundos en una de sus manos al ser asaltado por tres adolescentes que subieron como pasajeros y le robaron en Mariano Comas y San Lorenzo.

Texto Nº 6, Diario UNO, Párrafo 2

Como opina el mexicano Escalante Gonzalbo, “el delito, y en particular el delito violento, callejero, el delito claramente visible (…) se convierte en una especie de ‘pararrayos’ para la ansiedad, como dicen Jean y John Comaroff. Los delincuentes ofrecen una imagen concreta, sin ambigüedades, en la que puede enfocarse el miedo, y que permite un relato coherente y finalmente tranquilizador”77. En un mundo donde predomina la incertidumbre en casi todos los órdenes de la vida en comunidad, la construcción del otro como parte del ellos enemigo y el señalamiento de chivos expiatorios se imponen como “un modo de canalizar malestar y venganza”78 para construir una aparente certeza tranquilizadora en la que pueda descansar la ansiedad social porque, como sostiene Binder, “necesitamos hacer visibles males que no podemos explicar y que se volverían mucho más temibles si no apareciera un responsable claro” 79. III. Estrategia de intensificación negativa de la figura del Estado. Como lo señalábamos líneas arriba, la reconstrucción discursiva de los acontecimientos de este tercer capítulo, y a diferencia de los anteriores, nos muestra intervalos que incluyen una significativa presencia de declaraciones y testimonios no sólo del gobernador de la provincia y del ministro de Seguridad sino también de otros funcionarios del gabinete ejecutivo, que aparecen involucrados en un proceso de conversación intertextual y que, de algún modo, ofrece a los lectores de ambos medios una mirada oficial sobre el conflicto que contrasta con la lectura victimizante. El topos de la responsabilidad gubernamental en materia de seguridad pública, que sostiene cada uno de los reclamos de las víctimas, vuelve a ser una constante que define esta tercer estrategia discursiva. Asociado a ello, y como podemos observar en los primeros dos pasajes de “El Litoral”, el factor de la promesa en tanto acto ilocutivo que se adjudica al Estado y que, primero, coloca a los actores reclamantes en calidad de agentes pasivos o beneficiarios de la acción y, luego, se establece a modo de anuncio desde el uso de la voz pasiva:

Por otra parte, los taxistas recibieron la promesa de contar en las calles de la ciudad con el apoyo permanente de los móviles de patrulla de las TOE y Seguridad Rural.

Texto Nº 1, El Litoral, Párrafo 15

77 ESCALANTE GONZALBO, Esteban (2012). Op. Cit. Págs. 233-234 78 ZAFFARONI, Eugenio (2011). Op. Cit. Pág. 281 79 BINDER, Alberto (2004). Op. Cit. Pág. 16.

La seguridad pública en términos resolutivos, la normalización de su retórica belicista y el reclamo de los taxistas santafesinos / 95


Como resultado del encuentro se anunció la realización de controles sorpresivos, sin precisar lugares, de los coches que estén transportando pasajeros.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 2

La sospecha aparece como componente de las expectativas iniciales contenidas en el topos de ventaja o de utilidad que representan tales promesas:

Por su parte, Alberto Scarpa de la Asociación de Taximetristas, se mostró conforme con la reunión. “Hubo una muy buena predisposición de parte de las autoridades del Ministerio de Seguridad y de la Policía que se comprometieron a realizar los operativos de la forma en que nosotros se los pedimos; existe la voluntad y nosotros recogemos eso, de ahí a que se cumpla lo acordado vamos a ver, a esperar y a analizarlo”, mencionó a la salida.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 6

Al mismo tiempo, el vespertino incluye la voz del por entonces diputado provincial justicialista: en calidad de dirigente gremial y en el marco de lo que supone ser un reclamo sectorial de justicia (topos), Cejas se define a partir del uso del nosotros inclusivo y del tono imperativo de la verbalización para sustentar la demanda de seguridad hacia los funcionarios del Ejecutivo:

En este sentido, el titular de la CGT Santa Fe, Alberto Cejas, manifestó: “Exigimos que se esclarezca de inmediato este homicidio. El caso no debe quedar impune. Como trabajadores solicitamos una vez más a las autoridades provinciales que cumplan con su rol de velar por nuestra seguridad”.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 11

A estas alturas, se ha vuelto obvio, evidente y conceptualmente dado de qué hablamos cuando hablamos de “la inseguridad” en tanto fenómeno amorfo de la realidad que “la policía”, con “todos (¿cuáles?) los elementos” proporcionados por “el gobierno”, debe resolver:

“Con respecto a la inseguridad en las calles, la policía nos dijo que no cuenta con todos los elementos. El gobierno, a su vez, que la parte judicial se demora con las órdenes de allanamientos. Así, nos pasean de un lado a otro sin soluciones”, resumió el presidente de la entidad como balance de la reunión…

Porque como señala Renkema en su análisis sobre la información nueva y dada, y recuperando al psicolingüista Charles Osgood, “un artículo definido se usa cuando se presume el conocimiento de los objetos implicados”80, incluso con independencia de aquellos datos de la realidad que dan cuenta de otros episodios porque “la inseguridad” se ha convertido ya en un meta-fenómeno que concentra, procesa y recicla toda información nueva en la conciencia del destinatario. Promediando el orden cronológico de los acontecimientos, el homicidio del taxista aparece explícitamente como causa del efecto que representaron “los controles de seguridad” y cuyo incumplimiento, se atribuye al Estado provincial:

80 RENKEMA, Jan (1999). Op. Cit. Pág. 190.

96 / Capítulo 3

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 7


Es que los controles de seguridad -que fueron implementados la semana siguiente a la muerte del joven taxista, Diego Paye (asesinado el 10 de julio)“progresivamente dejaron de hacerse y hoy no vemos un sólo patrullero en la calle”, aseguró Salva.

Texto Nº 4, Diario UNO, Párrafo 2

El contexto reclamante también resulta propicio para reforzar las sospechas socialmente latentes sobre el rol de la justicia, estableciendo un topos del peligro o de la amenaza y perdiendo de vista el hecho de que no se ofrece información clara en torno a los delitos y a las detenciones en cuestión:

Pero lo más importante del encuentro es que tomamos conocimiento acerca de que se detuvieron a seis personas por distintos hechos donde se vieron involucrados trabajadores de nuestro sector que lamentablemente ya están sueltos.

Texto Nº 5, El Litoral, Párrafo 3

El factor de la promesa, el componente de la sospecha y el inconformismo por la labor policial, parecieran resultar vectores convergentes que llevaron el reclamo de los taxistas santafesinos a su punto de mayor tensión al solicitar formalmente la renuncia del titular de la cartera provincial de Seguridad. En el primero de una serie de pasajes que así lo muestran, sustentado en un topos de inutilidad y de una relación retórica de justificación, primero, y de evidencia reforzada por una implicatura, después:

Los trabajadores del sector aseguran que el funcionario no les da respuestas. Van a presentar una nota al gobernador para reclamar su destitución.

Texto Nº 7, El Litoral, Subtítulo

Texto Nº 7, El Litoral, Párrafo 6

Sobre el pedido de renuncia del ministro de Seguridad, el taxista fue concluyente: “No nos da soluciones y nos miente, entonces, que dé un paso al costado. Una persona que no cumple con sus deberes de funcionario público se debe retirar”, insistió.

Incluso, el medio periodístico utiliza el topos de la realidad que sostiene la declaración textual, para transformar el pedido en algo necesario:

Los trabajadores, por su parte, insistieron con la necesidad de que el ministro Gaviola deje su cargo “por no haber ejecutado las medidas acordadas” y aseguraron que los delitos en la ciudad “aumentan día a día”.

Texto Nº 8, El Litoral, Párrafo 3

La respuesta oficial es asumida por el propio gobernador de la provincia a partir de un topos de definición sobre el desempeño del funcionario cuestionado (que difiere claramente de la valoración de los reclamantes) y caracterizado por el uso de un adjetivo calificativo que, cuanto menos, resulta exagerado:

El gobernador Hermes Binner apoyó la gestión de Álvaro Gaviola al frente del Ministerio de Seguridad. “Nunca fue cuestionado. Está desempeñando una labor extraordinaria (…)”

Texto Nº 8, El Litoral, Recuadro

La seguridad pública en términos resolutivos, la normalización de su retórica belicista y el reclamo de los taxistas santafesinos / 97


También resulta llamativa la alternancia en el uso de las voces de primera y tercera persona que daría la impresión de despersonalizar la responsabilidad (topos):

“Hay políticas que se tienen que llevar a cabo. Tenemos que seguir defendiéndonos. Hay que trabajar juntos, y allí estará el gobierno siempre poniendo la cara. Lo que no podemos es recibir a gente que viene coaccionando con pedidos de renuncia porque estamos trabajando”, insistió.

Texto Nº 8, El Litoral, Recuadro

La postura defensiva también es asumida por otros funcionarios del gabinete provincial e, incluso, por el propio Gaviola:

El secretario de Seguridad Pública de la provincia, Horacio Ghirardi, calificó al pedido de renuncia como “inapropiado y fuera de contexto”.

Texto Nº 8, El Litoral, Recuadro

Texto Nº 10, El Litoral, Párrafo 5

Álvaro Gaviola dijo sobre el pedido que hicieron los conductores para que abandone su cargo, que “no se puede recibir a gente que actúa de manera coercitiva porque no es razonable”. A su vez, destacó que “deben ser parte de la mesa de diálogo porque son quienes manejan los vehículos. Hay que sumar y consensuar, es lo único que nos sirve”.

IV. Estrategia de evocación nostálgica. Aunque no hemos encontrado referencias constantes de ella en este tercer capítulo, la evocación nostálgica es de uso frecuente por la criminología mediática y en este caso aparece como idea subyacente a la comprensión de los problemas de seguridad pública desde una lógica resolutiva, enunciada desde la primera persona del plural y sostenida por la utilización de una combinación de topos del miedo o del temor con el de la realidad, y el de la inutilidad sujeto al de la responsabilidad estatal:

- ¿Qué les generó el último ataque? - Más preocupación. Venimos reclamando hace bastante tiempo y, en vez de mejorar, todo empeora cada vez más. El lunes de la semana pasada nos reunimos con las autoridades, que nos atendieron muy bien, pero en realidad no tenemos hasta ahora soluciones efectivas. Simplemente se generan estrategias como para trabajar, pero que hasta el momento no dieron resultado. Hoy somos el sector más afectado y nunca le interesamos a nadie.

Esto constituye un reflejo de lo que advierte Saín al señalar la existencia de “dos supuestos endebles o, mejor, ilusorios” y el primero de ellos tiene que ver con esta misma evocación nostálgica que viene atada a una percepción extendida de la progresividad de la inseguridad, y es la falsa idea “de que es posible reconstruir el escenario social existente en nuestro país hasta hace tres décadas y que estaba signado por un altísimo nivel de integración social -estabilidad laboral, pleno empleo, asistencialismo social efectivo- y por un bajísimo nivel de conflictividad violenta y delictiva. Tal escenario es el marco de referencia simbólico de las generaciones medias de argentinos que creen factible ‘volver’ a ese contexto social”81.

81 SAÍN, Marcelo (2008). Op. Cit. Págs. 309-310.

98 / Capítulo 3

Texto Nº 6, Diario UNO, Párrafo 6


V. Estrategia de construcción del homicidio doloso en ocasión de robo como delito recurrente y generalizante. Del mismo modo que en los casos analizados en los capítulos previos, la proyección del homicidio doloso como delito recurrente y generalizante se sigue construyendo, principalmente, a partir de una conjunción de topos de la realidad y del miedo o del temor.

La CGT Regional Santa Fe manifestó su preocupación e indignación por el homicidio del taxista Diego Paye “ya que una vez más un compañero trabajador termina convirtiéndose en víctima fatal de la inseguridad”.

Y aseguró (Salva) que “si de una vez por todas no se empiezan a implementar controles, nos veremos obligados a suspender el servicio nocturno. No puede ser que paguemos el trabajo con nuestra vida”.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 9

Texto Nº 4, Diario UNO, Párrafo 4

En el siguiente pasaje se puede observar que la segunda oración, subordinada, carga de significado a la primera a partir del homicidio que funda el corpus:

La movilización de los trabajadores del sector se generó luego de los reiterados hechos de inseguridad de los que son víctimas durante sus jornadas. El último que trascendió fue el asesinato de Diego Paye, un conductor de la empresa Cooperativa Radio Taxi Santa Fe, en Rosas y French.

Texto Nº 7, El Litoral, Párrafo 3

A pesar del tiempo transcurrido hasta entonces, el vespertino no aporta demasiados datos contextuales sobre el crimen de referencia, pero no duda en utilizarlo como núcleo de la relación causal de consecuencia que legitima la movilización. Por su parte, “Diario UNO” recurre a una forzada e inexacta alusión a la cantidad de homicidios dolosos que por entonces se contabilizaban en el Departamento La Capital (topos de los números), y que el periodista incluye en el acto conversacional y la situación discursiva de entrevista. Además, hay una manifiesta puesta en perspectiva del profesional del medio en cada interrogante o intervención que empatiza fuertemente con el reclamo y la visión de los taxistas, y que también se traduce en una clara intencionalidad del medio por vulnerar la imagen del interlocutor, lo que constituye deliberadamente un acto que amenaza la imagen 82:

-¿Lo confirma a Álvaro Gaviola en su cargo? -Nunca fue cuestionado, al contrario, está realizando una labor extraordinaria. -¿Entonces se puede hablar de una política de seguridad exitosa? -Nosotros no hablamos de éxitos… -¿Usted dijo que es extraordinario el desempeño de Gaviola? -Es extraordinario el desempeño de Gaviola. -Los 70 muertos en la ciudad, ¿es extraordinario? -No es un problema de la provincia, es un problema de una sociedad que no mira el 30 por ciento de excluidos que hay, tenemos un problema social muy grave.

Texto Nº 9, Diario UNO, Párrafo 4

82 Al analizar las estrategias de cortesía, Jan Renkema recupera este concepto del psicólogo social Ervin Goffman. Op. Cit. Pág. 27.

La seguridad pública en términos resolutivos, la normalización de su retórica belicista y el reclamo de los taxistas santafesinos / 99


VI. Estrategia de sobrecarga emocional. Gran parte de las declaraciones y de los testimonios victimizantes se encuentran imbuidos de una emocionalidad genuina, sincera y real que descansa discursivamente en la red intertextual que conforman todas y cada una de las estrategias identificadas, pero siempre atravesada por una latente relación entre los topos del peligro o de la amenaza y del temor o del miedo y de la colectivización de las percepciones (deixis de persona), como se puede apreciar en el siguiente pasaje, que también constituye una justificación de la eventual utilización del dispositivo protector que representaría la cabina (topos de utilidad o de ventaja):

Y finalizó (Aiello): “No queremos comercializar con el auto, sólo queremos que el taxista trabaje seguro y no salga a la calle con miedo o pensando que tal vez no vuelve a su casa (…)”.

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 8

Tanto allí como en la cita que presentamos a continuación observamos la existencia de una colectivización de las percepciones pero, sobre todo, de una emoción particular íntimamente vinculada al sentimiento de inseguridad:

—Luego del robo del fin de semana, ¿se reunieron con autoridades? —No de la provincia. Nos reunimos con el jefe de la Unidad Regional I de policía, José Troncoso. Lo que manifestamos es nuestra sensación de impotencia, porque ya no sabemos qué puerta golpear. Estamos pidiendo que tomen medidas concretas, no sólo para nosotros sino para toda la sociedad, porque la inseguridad nos afecta a todos. Es hora de que se empiece a pensar en serio en la seguridad de la población.

Texto Nº 6, Diario UNO, Párrafo 7

Esto resulta coherente con la interpretación de Zygmunt Bauman, quien sostiene que esta “sensación de impotencia (la repercusión más temible del miedo) no reside, sin embargo, en las amenazas percibidas o adivinadas en sí, sino en el amplio (bien que tristemente desocupado) espacio que se extiende entre las amenazas de las que emanan esos miedos y nuestras respuestas”83. Allí puede explicarse, al menos en parte, el hecho de que los reclamos de los voceros sectoriales que demandan “medidas concretas”, llegado el momento y en la necesidad natural de toda legitimidad social, rebasen la frontera de lo grupal para erigirse como reclamo de orden superior, general, “de la población”. Finalmente, y emparentado con lo anterior, podemos comprobar que también existe una orientación empática hacia “los ciudadanos” por parte del periodista de “Diario UNO”, mientras que su entrevistado apela a un tipo de ilocución regulativa y a una combinación entre los topos de ventaja o utilidad y de la responsabilidad:

- ¿Y qué le recomienda a los ciudadanos que tienen que salir a la calle? - Que hay que formar consejos barriales, que hay que trabajar juntos y ahí va a estar el gobierno siempre poniendo la cara, escuchándolos. Lo que nosotros no podemos es recibir a gente que viene coaccionando con pedidos de renuncia, porque estamos trabajando en toda esa área y lo hacemos, la verdad, con mucha satisfacción.

83 BAUMAN, Zygmunt (2011). Op. Cit. Pág. 34.

100 / Capítulo 3

Texto Nº 9, Diario UNO, Párrafo 8


Una vez proyectado con intensidad el temor al crimen como fenómeno generalizante, esto funciona como conocimiento previo y la estrategia de sobrecarga emocional de la criminología mediática opera, al menos en este caso, con la generación de un enorme margen de posibilidad para que los lectores establezcan ciertas inferencias durante los procesos de lectura (Renkema, 204:1999). Como explica Kessler, “en el miedo al delito, se trata de estar atento a las percepciones y juicios negociados y compartidos en conversaciones, por medio de historias de delitos, rumores sobre peligros, explicaciones locales: un ‘habla del crimen’ (…) los juicios de los habitantes de un lugar tienden en parte tanto a converger como a cambiar colectivamente, y si bien hay disensos sobre las causas o las acciones necesarias, suele haber en un mismo lugar una definición de la realidad común. Mediante esas conversaciones cotidianas, los individuos cartografían y coordinan sus percepciones y sentimientos y, de este modo, construyen un orden social compartido. (…) De este modo, el sentimiento de inseguridad se va construyendo y modificando mediante interacciones y negociaciones interpersonales”84. Para la criminología mediática, este habla del crimen representa una materia prima y un capital de sentido para hacer de toda información nueva, un “conocimiento dado” a perpetuidad.

Conclusiones parciales Lo que el desarrollo en tiempo real y la reconstrucción del conflicto hace olvidar es que lo que inicialmente tuvo como causa a “la violencia urbana” poco a poco fue presentándose como consecuencia de “la inseguridad”, produciendo la idea de que se tratan de términos intercambiables, como si las categorías hubieran sufrido una transferencia semántica de sentido por la capacidad polisémica de la segunda y que, consecuentemente, tornara similares a los fenómenos en cuestión. En este contexto, la superficie discursiva exhibe una participación de los actores involucrados sometida a una dinámica que da cuenta del desarrollo del conflicto; y cuyas posturas y disputas no hubieran podido ser puestas en juego en el escenario público de otro modo que no fuera a partir de esa suerte de organización dialógica de testimonios articulada por el género periodístico y su permanente autoasignación de autoridad institucional regulatoria que resultó condescendiente con la postura reclamante. Así, vemos que la criminología mediática opera bajo esa pretendida e ilusoria autoconstrucción objetiva, imparcial y transparente tan característica del ejercicio periodístico. Como resultado de ese proceso, encontramos que el homicidio doloso de un taxista en circunstancias poco precisas originó una serie de reclamos y movilizaciones sectoriales que alcanzó su mayor intensidad en la construcción de una idea que sugería como algo necesario el hecho de que el responsable de la cartera provincial de Seguridad abandonara su cargo. Esta exigencia gremial para que Gaviola renunciara, pone en el eje de la discusión el presupuesto de “un Estado que, si no evitó la desgracia, fue por negligencia o ineficacia, lo que fija en el imaginario colectivo la peligrosa idea de que el Estado debe ser omnipotente” 85. Lo cual

84 KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Pág. 44. 85 ZAFFARONI, Eugenio (2011). Op. Cit. Pág. 232.

La seguridad pública en términos resolutivos, la normalización de su retórica belicista y el reclamo de los taxistas santafesinos / 101


resulta paradójico puesto que, como la criminología mediática desnuda en la estrategia discursiva de intensificación negativa de la figura del Estado, en gran medida, la generalizada desconfianza ciudadana se debe a una evidente y crónica incapacidad de las organizaciones públicas por construir sistemas confiables para una adecuada atención de las conflictividades sociales e incidir en las dinámicas de sociabilidad expuestas al delito y la violencia. Pero “si bien en el plano subjetivo los niveles de desconfianza sugieren que existe una ‘fractura’ en la relación entre sociedad civil y Estado, en el plano objetivo esta sensación no puede asumir la forma de ruptura absoluta de relaciones”86, lo que explica aquella contradicción y el cuestionamiento al Estado, escindido por parte de los reclamantes en la intensificación de las críticas que se le formulan a “los funcionarios” y en la mitigación de aquellas que recaen sobre “la policía”. Aún así, existen indicios de que, entre otros factores de igual peso, la evidente y hasta justificada ausencia de confianza político-institucional habilita a la instalación de recurrentes parámetros y esquemas de comprensión que promueven la falsa idea de causalidad mágica para la gestión de la seguridad pública y las conflictividades sociales: tanto la predisposición a la literalidad en la interpretación de la retórica belicista como el facilismo de la lógica resolutiva, sostienen en gran parte el sentido común de la criminología mediática. La insistente y remanida metáfora militarista/policialista de la “lucha”, “combate” y “guerra” contra “la inseguridad” representa un absoluto contrasentido que constituye una de las principales y predominantes fuentes de representación para una errónea comprensión del fenómeno del delito, que resulta funcional al pensamiento maniqueo de la criminología mediática y que, además, propende a reproducir la visceralidad del populismo punitivo con enorme intensidad87. En el mismo sentido, podemos considerar que entender la seguridad pública en términos resolutivos y categóricos tergiversa las condiciones de satisfacción propias de las solicitudes y demandas que encarnan los actos ilocutivos del discurso periodístico que venimos analizando, porque las emisiones proyectan de manera implícita la imagen de un interlocutor (las autoridades, el gobierno) que es capaz de y puede ejecutar las acciones que se les piden y que estas acciones, indudablemente, tendrán un impacto positivo sobre el fenómeno. De este modo, la necesidad real de las medidas, su viabilidad y su efectividad, resultan ejes de debate y discusión que se minimizan, se postergan o, en la mayoría de los casos, se suprimen. Por otra parte, y como expone Saín, los supuestos que representan la desacertada evocación nostálgica de un pasado idílico y (sobre todo) la imagen de un Estado omnipotente y eficiente que puede dar soluciones definitivas a los problemas que presenta el complejo entramado del dispositivo de la seguridad pública, “no sólo no son reales sino que, además, son imposibles” porque “la enorme diversidad y complejidad de la sociedad moderna así como la ruptura del monopolio del Estado en la gestión integral de las conflictividades producidas en el seno de esas sociedades desdicen tales supuestos y ponen en evidencia que no hay una resolución finalista a las problemáticas del sector y, menos aún, a las expectativas y los reclamos sociales”88. Finalmente, y con enorme contundencia, el mismo investigador sostiene que “la única certeza posible es, tal como nos lo recuerda Massimo Pavarini, el carácter irresoluble de las problemáticas de la seguridad: ‘Uno de los errores que no deberían jamás cometerse es el de asumir el

86 MÍGUEZ, Daniel e ISLA, Alejandro (2010). Op. Cit. Pág. 149. 87 Como sostiene Zaffaroni, “la criminología expresa su necrofilia en su vocabulario bélico, instigando a la aniquilación de ellos…”. Op. Cit. Pág. 222. 88 SAÍN, Marcelo (2008). Op. Cit. Pág. 309.

102/ Capítulo 3


tema de la seguridad como un problema que se puede resolver. (…) No todos los problemas pueden ser resueltos. Por la buena razón de que no son problemas o de que no están adecuadamente formulados. Y el de la seguridad es tanto un no problema como un problema mal formulado. No hay un farmacum porque no hay enfermedad de la cual debemos defendernos. (…) Se puede y se debe gobernar la seguridad sin tener que prometer que se abatirá la inseguridad. Hacerse cargo no significa resolver’”89.

89 SAÍN, Marcelo (2008). Op. Cit. Págs. 309-310.

La seguridad pública en términos resolutivos, la normalización de su retórica belicista y el reclamo de los taxistas santafesinos / 103



Corpus Nยบ 3



PRONÓSTICO: CIELO ALGO A PARCIALMENTE NUBLADO, VIENTOS LEVES A MODERADOS DEL NORESTE.

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SABADO, 10 DE JULIO DE 2010

AÑO XC Nº 32 984 / 100 PÁGINAS, 3 SECCIONES / SANTA FE Y SANTOTOMÉ $3.00 / OTRAS LOCALICADES $3,20

BUSCARÁ RECUPERAR RELACIONES COMERCIALES

Cristina de Kirchner llegará mañana a China

8 /// P. Y ECONOMÍA. LA PRESIDENTA, ACOMPAÑADA POR MINISTROS, LEGISLADORES Y EMPRESARIOS, REALIZARÁ UNA VISITA OFICIAL QUE SE CENTRALIZARÁ EN LAS CIUDADES DE PEKÍN Y SHANGHAI. BUSCARÁ DESTRABAR LA VENTA A ESE PAÍS DE ACEITE DE SOJA.

OPERATIVO

COMERCIOS CON IRREGULARIDADES IMPOSITIVAS 10 /// ÁREA METROPOLITANA LA MUNICIPALIDAD CONTROLÓ EL CUMPLIMIENTO DE INSCRIPCIÓN Y PAGO DE TRIBUTOS A 1.100 COMERCIOS EN EL MARCO DEL PRIMER OPERATIVO IMPOSITIVO ZONIFICADO. EL 51% DE LOS CONTRIBUYENTES EXHIBIÓ UNASITUACIÓN IMPOSITIVA IRREGULAR.

MATRIMONIO GAY

SE AGRAVA EL

CONFLICTO CON LA IGLESIA 10 /// EN FOCO EL SENADO PREVÉ TRATAR EL PROYECTO EN EL RECINTO EL MIÉRCOLES. AYER, EN LOS ACTOS POR LA INDEPENDENCIA, EL TEMA OCUPÓ LOS DISCURSOS Y HOMÍLIAS. LA IGLECIA PREVÉ PARA MAÑANA UNA JORNADA DE ORACIÓN Y PARA EL MARTES, UNA MARCHA EN BUENOS AIRES.

UNA ESCALADA QUE NO SE DETIENE

Otra víctima fatal de la violencia urbana 27 /// SUCESOS En barrio Estanislao Lopez fue asesinado de un tiro en la espalda un taxista de 30

anos que fue identificado como Diego Lorenzo Paye. Los indignados colegas del muerto cortaron la Ruta 168, el puente Carretero y otras importantes arterias de la ciudad. Además fue identificado ell joven baleado ayer en Alto Verde y son confusos los motivos del episodio de Villa Hipódromo. +16 DEPORTES /// COPA DAVIS EN MOSCÚ

ASOMADOS A OTRA HAZAÑA

DEPORTES

SUDÁFRICA 2010

HOLANDA Y ESPAÑA: LA GRAN FINAL 4 A 6 /// FÚTBOL MAÑANA, DESDE LAS 15;30 DE ARGENTINA EN EL ESTADIO SOCCER CITY DE JOHANNESBURGOS SE DISPUTARÁ EL PARTIDO DEFINOTORIO DE LA COPA DEL MUNDO.

CON LA EDICIÓN DE HOY

Con una magnífica actuación, Horacio Zeballos y Eduardo Schwank vencieron esta mañana a Igor Kunitsyn y Nikolay Davydenko por 7-6 (7), 6-4, 6-7 (3) y 6-1, colocando la serie de cuartos de final de la Copa Davis 2010 en favor de Argentina sobre Rusia por 2 a 1. De esta manera, el equipo conducido por Modesto Vázquez está a solamente un punto de acceder a semifinales. En la jornada final de single, mañana se medirán: Leonardo Mayer con Davydenko y posteriormente David Nalbandian con Mikhail Youzhny, con la salvedad que ambos capitanes pueden decidir variantes. F0TO EFE

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106/ Corpus Nยบ 3


PRONÓSTICO: CIELO NUBLADO PROBABILIDAD DE LLUVIAS Y LLOVIZNAS, VIENTOS A REGULARES DEL SECTOR SUR, CON RÁFAGAS HACIA LA NOCHE.

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DOMINGO, 11 DE JULIO DE 2010

DISFUNCIÓN ERÉCTIL

A PARTIR DE MAÑANA

MÁS CONSUMO DE VIAGRA 10 Y 11 /// ÁREA METROPOLITANA EL CONSUMO DE LA DROGA SILDENAFIL PARA LA DISFUNCIÓN ERECTIL, YA SE EQUIPARA CON EL DE LA ASPIRINA. VIAGRA ES LA MARCA MÁS CONOCIDA PERO EXISTEN MÁS DE 40.

CAMPO SAN PEDRO

SIGUEN LAS EXCAVACIONES 6 Y 7 /// POLÍTICA & ECONOMÍA EL ANTROPÓLOGO MIGUEL NIEVA, DIRECTOR DEL EQUIPO ARGENTINO DE ANTROPOLOGÍA FORENCE, CONCIDERÓ QUE LOS TRABAJOS DEBERÍAN EXTENDERSE “ALGUNOS MESES MÁS”. LA INTENCIÓN ES COMPLETAR LA INSPECCIÓN DE ESE PREDIO DEL EJÉRCITO, A 15 KM. DE LAGUNA PAIVA, DONDE SE HALLARON RESTOS HUMANOS, POSIBLEMENTE DE VICTIMAS DE LA REPRESIÓN

AÑO XC Nº 32 985 / 96 PÁGINAS, 3 SECCIONES / SANTA FE Y SANTOTOMÉ $3.00 / OTRAS LOCALICADES $3,20

Las cuentas sueldo no abonarán comisiones 27 /// INFO.GENERAL Desde mañana los bancos no podrán cobrar comisiones sobre los movimientos de las cuentas sueldo, según lo establece una resolución del Ministerio de Trabajo y del Banco Central. Además, deberán devolver los cargos cobrados desde el 14 de mayo. La apertura de una cuenta sueldo no tendrá costo. El resumen será gratuito y no tendrá límite las extracciones. +2 Y 3 DEPORTES /// UNA SANA COSTUMBRE EN COPA DAVIS

DAVID, CON EL CORAZÓN CALIENTE

DEPORTES

CHAMPIONS TROPHY

EMPATARON LAS LEONAS AL CIERRE /// HOCKEY

ARGENTINA IGUALÓ 2 A 2 ANTE ALEMANIA, ESTA MAÑANA, EN EL MARCO DEL CHAMPIONS TROPHY QUE SE DESARROLLA EN LA CIUDAD DE NOTTINHAM. GP DE INGLATERRA

TRIUNFO DE WEBBER WEB 6 /// FÓ FÓRMULA 1

MARK WEBBER W SE ALZÓ CON UNA VICTORIA CONTUNDEN TUNDENTE EN EL RE RENOVADO SILVERSTONE.

El conjunto que capitanea Modesto Vázquez clasificó para disputar una de las semifinales de la edición 2010 del tradicional certamen por Naciones, tras eliminar a Rusia en la mismísima Moscú, donde nunca se había impuesto un equipo albiceleste. Fue 3 a 2 con el triunfo en el último punto de David Nalvendian sobre Mikhail Youzhny. Ahora en septiembre, Argentina deberá viajar a Francia para medirse frente al combinado galo, con el claro objetivo de alcanzar la serie decisiva por cuarta vez. F0TO AGENCIA EFE

TRAS EL ASESINATO DE UN COMPAÑERO

Nueva movilización de protesta de los taxistas 29 /// SUCESOS. LOS CHOFERES DE TAXI LLEVARON A CABO ANOCHE DISTINTOS CORTES EN LAS PRINCIPALES ARTERIAS DE LA CIUDAD EN RECLAMOS DE SEGURIDAD. YA HABÍA PROTESTADO TAMBIÉN POR LA MAÑANA CON CORTES DE RUTA. MAÑANA LOS RECIVE GAVIOLA.

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108/ Corpus Nยบ 3


PRONÓSTICO: CIELO ALGO A PARCIALMENTE NUBLADO, VIENTOS LEVES A MODERADOS DEL SUDOESTE.

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LUNES, 12 DE JULIO DE 2010

AÑO XC Nº 32 986 / 56 PÁGINAS, 3 SECCIONES / SANTA FE Y SANTOTOMÉ $2.00 / OTRAS LOCALICADES $2,20

OLA POLAR

El frío intenso llegó para quedarse varios días

9 /// ÁREA METROPOLITANA. SEGÚN DIVERSOS PRONÓSTICOS, LOS BAJOS REGISTROS EN NUESTRA REGIÓN SE MANTENDRÁN POR VARIOS DÍAS CON MÍNIMAS MUY CERCA DEL CERO EN LA ESCALA MERCURIAL Y MÁXIMAS QUE NO ESTARÁN MÁS ALLÁ DE ENTRE 15 Y 17 GRADOS.

SANTA FE

ECONOMÍA EN EL SUBE Y BAJA

5 /// POLÍTICA & ECONOMÍA

SEGÚN EL ICASFE, INDICADOR QUE ELABORA EL CENTRO DE ESTUDIOS DE LA BOLSA DE COMERCIO SANTAFESINA, LA ACTIVIDAD ECONÓMICA DE LA PROVINCIA CRECE DESDE SEPTIEMBRE Y ACUMULA 1,7% EN EL PRIMER TRIMESTRE DE ESTE AÑO. SIN EMBARGO, EL CONSUMO MINORISTA EN SUPERMERCADOS PRESENTÓ EN ABRIL UNA DISMINUCIÓN MENSUAL DE -2,9% E INTERANUAL DEL -8,8%. SE RATIFICA EL MAL MOMENTO DE LAS MANUFACTURAS DE ORIGEN AGROPECUARIO.

SUPERMERCADOS

VUELVE EL CHANGUITO

CON MOVILIZACIONES Y CORTES

Ganaron la calle las protestas sectoriales 4, 8 Y 9 /// POLÍTICA Y ÁREA METROPOLITANA Los taxistas ocuparon la zona adyacente a la Plaza

San Martín para exigir seguridad y el esclarecimiento del crimen de un colega. El personal de Vialidad Provincial, en la Casa de Gobierno, demandó la renuncia del titular del organismo. Los pescadores cortaron la autopista para cuestionar las políticas provinciales de preservación del sábado. +1 A 11 DEPORTES /// LA “ROJA” YA ESRÁ EN MADRID

REGRESO CON GLORIA

10 /// ÁREA METROPOLITANA LAS BOLSAS PLÁSTICAS QUE ENTREGAN LOS SUPERMERCADOS TIENEN PLAZO FIJO PARA SU DESAPARICIÓN. ALGUNOS YA HAN DECIDIDO ADELANTARSE AL HECHO, RETORNANDO AL USO DEL TRADICIONAL CHANGUITO, PARA HACER SUS COMPRAS. LOS HAY DE DISTINTOS PRECIOS Y MODELOS.

RAID DELICTIVO

DETUVIERON A UN FUNCIONARIO DE RECREO 23 /// SUCESOSEL SECRETARIO DE LA JUNTA DE DEFENSA CIVIL DE LA CIUDAD DE RECREO FUE ARRESTADO ESTA MADRUGADA, ACUSADO DE PROTAGONIZAR UN RAID DELICTIVO POR TODA LA CIUDAD, DURANTE EL QUE SE PRODUJO UN CHOQUE DE VEHÍCULOS Y EL AUTO EN FUGA RECIBIÓ DOS IMPACTOS DE BALA. LA HERMANA DEL ACUSADO ASEGURÓ QUE SE TRARA DE UNA CONFUSIÓN Y QUE SU HERMANO COMETIÓ UN ERROR, PERO QUE SE ASUSTÓ Y ESCAPÓ.

El seleccionado español de fútbol regresó hoy a su país tras su consagración en el Mundial Sudáfrica 2010 y fue recibido por una multitud eufórica en el aeropuerto de Madrid-Barajas. Desde ahí, los jugadores se trasladaron al Palacio de la Zarzuela para ser recibidos por el rey Juan Carlos y el presidente José Luis Rodriguez Zapatero, tras lo cual estaba previsto que salieran a recorrer las caller de la capital española a borde de un ómnibus descapotable para celebrar la obtención de la Copa del Mundo. La selección ibérica consiguió por primera vez en su historia este título, al vencer ayer por 1 a 0 a Holanda con un gol de Andres Iniesta en tiempo suplementario. F0TO AGENCIA EFE

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Capítulo 4 LA RITUALIZACIÓN DE LA PRÁCTICA SOCIAL Y EL RECLAMO DE UNA COMUNIDAD EDUCATIVA SANTAFESINA BAJO FORMAS PACÍFICAS DE PROTESTA.



Hasta el momento hemos podido corroborar que las genuinas manifestaciones públicas y

colectivas de repudio sobre hechos específicos, que al mismo tiempo impugnan un orden social, reflejan los dos tipos de relaciones entre los discursos y las prácticas sociales que Ruth Wodak recupera de Theo Van Leeuwen al destacar “el propio discurso [como] práctica social, el discurso como forma de acción, como algo que la gente hace a alguien, para alguien con o con alguien”, pero también “el discurso en sentido foucaultiano, el discurso como forma de representar la práctica o prácticas sociales, como forma de conocimiento, como sucede con las cosas que dice la gente sobre la práctica o prácticas sociales (1993, pág. 193)”90. Gran parte de la producción del sentido de discurso (en el que, además, se plantea la cuestión del ‘valor de la verdad’)91 sobre el dispositivo de la seguridad pública se dirime en las representaciones que la criminología mediática, a partir de un determinado dominio del lenguaje, configura en torno a los procesos sociales materiales que constituyen estos reclamos, marchas y movilizaciones victimizantes. La protesta social motivada por las percepciones y sentimientos de diversos sectores de la población sobre las condiciones de seguridad pública y de justicia, se ha consolidado como una práctica social 92 verdaderamente significante de las conflictividades sociales que destaca no sólo por la sobrevisibilización y el protagonismo de las víctimas sino también por el carácter ritual y ceremonial que la criminología mediática le imprime. La práctica discursiva que es formada por y contribuye a la consolidación de la protesta como práctica social, la sumatoria de microescenas reclamantes que las componen, las sinceras y sentidas consignas populares escénica y políticamente dispuestas por la criminología mediática han logrado no sólo que acusación y sentencia abreven en un mismo acto como manifestación y prueba de verdad, sino que también se legitime considerablemente una infinidad de saberes y conocimientos atravesados por el sentido común. Al abordar el castigo como una función social compleja, Michel Foucault precisa que “la operación penal entera se ha cargado de elementos y de personajes extrajurídicos (…) Un saber, unas técnicas, unos discursos ‘científicos’ se forman y se entrelazan con la práctica del poder de castigar”.93 Y la criminología mediática viene a constituirse como uno de los actores e instituciones entre los que se “desmultiplica las instancias de decisión judicial y prolonga esta mucho más allá de la sentencia” 94.

90 WODAK, Ruth (2001). Op. Cit. Pág. 28. 91 CHARAUDEAU, Patrick (2000). Op. Cit. Pág. 50. 92 Al abordar la inescindible relación del lenguaje y los procesos sociales materiales en la construcción y el desarrollo de la vida social, Norman Fairclough precisa que “una práctica social es, por un lado, una forma relativamente permanente de actuar en lo social, forma que viene definida por su posición en el interior de una estructurada red de prácticas, y por otro, un dominio de acción e interacción social que además de reproducir las estructuras posee el potencial de transformarlas”. Op. Cit. Pág. 180. 93 FOUCAULT, Michel (1978). Op. Cit. Pág. 29. 94 Ídem. Pág. 28.

La ritualización de la práctica social y el reclamo de una comunidad educativa santafesina bajo formas pacíficas de protesta / 119


De este modo, la intensa construcción narrativa y mediática del delito en pleno desarrollo de la modernidad líquida95 ha venido a confirmar la transformación histórica de la tecnología política del cuerpo (Foucault, 1978:33) como objeto del proceso penal: de la supresión del simbolismo intimidatorio que representaba la exhibición pública del castigo físico y de los suplicios de los delincuentes hacia fines del siglo XVIII y principios del XIX, arribamos al escenario social donde la presencia del pueblo cesa de ser meramente espectadora para ser protagonista que dirige la acción condenatoria (aunque más no sea en el orden simbólico) sobre los delincuentes (y los potenciales), en lugar del Estado, anulando y suprimiendo así el tedio administrativo del cuestionado sistema punitivo legal. Así como los suplicios en el derecho monárquico, la mediatización de la protesta social que concentra los reclamos por seguridad y justicia, al mismo tiempo que denuncia los desarreglos institucionales, viene a insertarse en el sistema punitivo como técnica reveladora de la verdad por excelencia. Todo lo anterior nos obliga a interrogarnos si ello no forma parte del devenir histórico de la inescindible relación señalada entre saber y poder; hasta qué punto no constituye una reconfiguración de las fuerzas disciplinarias que resultan de aquella relación; y, finalmente, si en el desdoblamiento de su discurso, es decir, “como instrumento de la construcción social de la realidad” pero también “como instrumento de poder y de control”96, la criminología mediática representa una nueva institución disciplinaria. Son estas algunas de las aristas que procuraremos indagar en este cuarto y último corpus de artículos periodísticos que muestra no sólo una serie de reclamos efectuados por padres, docentes y directivos de algunas escuelas de Santa Fe que sufrieron hechos delictivos durante junio de 2010; sino también una muy particular modalidad de protesta coordinada y organizada por la comunidad educativa del colegio religioso “Antonia María Verna” que, además, tenía como objetivo ingresar el récord mundial Guiness.

Análisis lingüístico 1. Tema y Rema Desde su génesis, como lo reflejan los principales elementos paratextuales del Texto Nº 1 publicado por “El Litoral” en su edición del jueves 10 de junio de 2010, el atractivo temático gira en torno a la particular modalidad de protesta que anuncian e impulsan los “Padres de alumnos del Colegio Verna” (cintillo), quienes “Pretenden formar la fila más larga del mundo contra la inseguridad” (título) y así “marcar un récord Guiness para reclamar a los gobernantes” (bajada). La noticia, publicada en la Sección Área Metropolitana del vespertino, rematiza en torno a: a) la presentación de “Oscar Abud mentor de la idea” y sus declaraciones sobre los objetivos de la iniciativa; b) la intención de convocar a “todos los santafesinos que quieran sumarse”, el lugar tentativo de la convocatoria y la idea de solicitar “donaciones para detener el hambre y la inseguridad”; c) opiniones de Abud en contra del gobierno nacional; d) detalles sobre el inicio y el procedimiento de “los trámites administrativos para concursar por el récord”, e información vinculada al Libro Guiness, y; d) un recuadro en el que el medio da cuenta de la presentación de un Proyecto de Comunicación, efectuado por parte de la concejala justicialista Alejandra Obeid, solicitando al Ejecutivo local “que remita urgente el cronograma de convocatoria a las Juntas Zonales de Seguridad de la ciudad”.

95 Ver pág. 68. 96 WODAK, Ruth (2001). Op. Cit. Pág. 28.

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Casi tres semanas más tarde, en la Sección Educación y con protagónica presencia en tapa, el mismo periódico da cuenta de un “Crudo reclamo por seguridad de escuelas del barrio Acería” debido a que los “Alumnos y docentes son blancos de asaltos permanentes”, como se puede observar en el título y el cintillo de la información publicada en la página 15 de la edición del martes 29 de junio. En un segundo plano, “El Litoral” aborda: a) la concurrencia de “más de 100 personas” a la Escuela Zapata Gollán para firmar un petitorio dirigido al ministro de Seguridad, Álvaro Gaviola, en el que solicitan “la presencia de policías en las escuelas”; b) una valoración de la realidad del barrio efectuada por “las escuelas firmantes” y tomada textualmente del petitorio; c) el acompañamiento que tuvo el reclamo por parte de los habitantes del barrio y declaraciones de “un vecino”; d) el testimonio de “Laura Bourquin, directora de la escuela Zapata Gollán” y una breve enumeración de “hechos ocurridos en los últimos días”; e) y valoraciones, tanto de Bourquín como de Rosana Rodríguez, “vicedirectora de la escuela media Nº 382 Santa Fe de la Vera Cruz”, respecto del impacto negativo que tienen esos episodios en la labor cotidiana de los docentes. El tema del Texto Nº 3 señala que “se incrementó el patrullaje policial en el barrio”, por lo que el medio considera que, como señala el título de la pieza periodística publicada nuevamente en la Sección Educación del vespertino, “El reclamo de seguridad tuvo eco en el gobierno”. El artículo publicado el jueves 1º de julio de aquel año pone el foco en la respuesta del gobierno provincial ante el reclamo, rematizando sobre: a) la reunión, convocada por Álvaro Gaviola, que tuvo lugar esa mañana entre representantes de las escuelas reclamantes y el titular de la cartera provincial de Seguridad; b) una valoración “positiva” de la reunión por parte de Rosana Rodríguez y la reiteración de los reclamos efectuados en el petitorio; c) declaraciones textuales del ministro Gaviola sobre “el tema de la seguridad”; d) una “lectura coincidente sobre cuál es la problemática de fondo vinculada a los crecientes hechos delictivos” que, según Enrique Font, secretario de Seguridad Comunitaria, comparten con los docentes; y e) una descripción del funcionario provincial sobre “las acciones a implementar” en conjunto con las instituciones educativas y el municipio local, tanto en el corto como en el mediano plazo. Cinco días después, es decir, el martes 6 de julio, “El Litoral” tematiza en torno a una nueva reunión pero esta vez entre el secretario de Seguridad Comunitaria, Enrique Font, y directivos de las escuelas reclamantes. A la “mayor presencia policial en la zona” que se exigía, el Estado le responde, a instancias del título que el medio elige para informar, prometiendo “Más seguridad para escuelas de Acería”. El cintillo de este Texto Nº 4, por su parte, confirma la intención del periódico por reforzar la idea de que los encuentros entre funcionarios y autoridades educativas de Barrio Acería resultan el efecto de una causa que no son los delitos que se denuncian, en sí mismos:

Nueva reunión tras el reclamo de las instituciones.

Texto Nº 4, El Litoral, Cintillo

La variedad remática sobre la que se desarrolla la noticia es estrecha, puesto que la pieza periodística firmada por la redacción aborda: a) la asistencia de “representantes del municipio santafesino” durante el encuentro y una enumeración de las razones por las cuales participaron de la misma; b) la optimización de “la presencia policial en los horarios de ingreso y egreso de los establecimientos educativos”, el pedido de las autoridades para que “insten a los padres de los alumnos a realizar las correspondientes denuncias policiales ante hechos delictivos”, y la

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intención de reforzar “las tareas investigativas en torno a la detección de las economías delictivas”, como acuerdos resultantes de la reunión; c) la programación de un nuevo encuentro, “en el plazo de seis semanas”, para “evaluar las medidas adoptadas”; y d), la mención detallada de las personas, los cargos y las instituciones a las que representaron durante la audiencia celebrada en la sede del Ministerio de Seguridad provincial. El Texto Nº 5 fue publicado el mismo día, pero ya no en la Sección Metropolitana sino en la Sección Sucesos de “El Litoral”, y constituye una pieza que legitimará no sólo el diagnóstico sobre el estado de cosas que el vespertino va a formular en la portada de la publicación que contiene los Textos Nº 6 y Nº 7, sino también el anuncio y la posterior movilización organizada por el Colegio Verna. El tema se sintetiza en los únicos elementos paratextuales que refleja: la estricta referencialidad del título que informa, desde un modelo accional transactivo, que “Robaron en la escuela de barrio Las Lomas” y el estilo cuasi sarcástico del cintillo:

Se llevaron hasta las jabalinas

Texto Nº 5, El Litoral, Cintillo

En segundo orden, el cuerpo de la noticia se desenvuelve sobre: a) la denuncia que radicaron en la Subcomisaría 12º las directoras de las dos escuelas que funcionan en Estanislao Zeballos al 6200, quienes “se encontraron con los destrozos y el faltante de equipos de valor”; b) una breve explicación sobre el modo en que los ladrones habrían entrado al establecimiento y la enumeración de los objetos sustraídos; y c) declaraciones de Liliana Marteleur, directora de una de las escuelas, en el que menciona un robo registrado “hace muchos años” a la vez que manifiesta disconformidad con el personal policial de la dependencia mencionada. Por su parte y como lo señalábamos, con una considerable presencia en tapa de la edición que contiene tanto el Texto Nº 6 como el Texto Nº 7 de este corpus, “El Litoral” formula un diagnóstico al mismo tiempo que anuda cada uno de los episodios delictivos, reclamos y encuentros tematizados en las piezas previas para incluirlos como elementos de un nuevo y único evento discursivo. En la portada de la edición del viernes 6 de agosto, el vespertino anticipa en el cintillo que se trata de “Un problema que se agrava” y asegura que:

La inseguridad pone en jaque la rutina escolar

Como se refleja bajo el título “Piden cambio de horarios para evitar que les roben”, la pieza periodística que constituye el Texto Nº 6 informa que un grupo de estudiantes que cursan el turno mañana en un colegio del Barrio San Agustín, al noroeste de la ciudad, solicitan ingresar al establecimiento educativo un poco más tarde del horario en que lo hacían para evitar nuevos casos de robos. En segundo plano, esta noticia se desenvuelve destacando: a) declaraciones de “los alumnos Martín Segovia, de 5to. Año, y Lautaro Poy, de 3ro.” explicando y fundamentando el pedido, y la mención de algunos episodios delictivos que tuvieron como víctimas a jóvenes que asisten a la EET Nº 387; b) la reunión de unas 350 firmas “que presentaron en la Comisaría 7ma.” y diversos encuentros mantenidas con padres y autoridades del colegio, como otras

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Texto Nº 6 y 7, El Litoral, Título de Tapa


de las medidas adoptadas por los estudiantes; c) expresiones de los adolescentes poniendo énfasis en la preocupación y el temor que generan los episodios en cuestión; d) declaraciones del director del establecimiento, Enrique Zaninetti, argumentando el rechazo de la medida propuesta por los alumnos; y e) la referencia, en otro recuadro separado del texto principal, a un hecho de robo calificado en las adyacencias al “campo de deportes que tiene en Don Bosco” el colegio Domingo Silva y que fuera narrado por el padre de la víctima, alumno de la mencionada escuela, a través de un “mensaje a la Línea Directa de El Litoral para denunciar este hecho”. Por su parte, el Texto Nº 7 nos muestra que, nuevamente, la Sección Educación adquiere la impronta de la Sección Sucesos, y la sólida tematización se torna casi una invitación desde el título y el primer párrafo de la noticia:

El Verna convocó a una manifestación pacífica

La comunidad del colegio Antonia María Verna convocó a una manifestación por seguridad hasta Casa de Gobierno, para el próximo 21 de agosto, a las 15 (…)

Texto Nº 7, El Litoral, Título Texto Nº 7, El Litoral, Párrafo 1

El Texto Nº 7 destaca: a) el carácter apolítico que los organizadores quieren imprimirle a la iniciativa surgida “ante los reiterados hechos delictivos que se repiten en inmediaciones del establecimiento”; b) la invitación “extensiva a otras escuelas e instituciones intermedias de Santa Fe”; c) un itinerario del recorrido que realizarían los manifestantes, la intención de entregar “un petitorio al gobernador Hermes Binner” en el que se solicita “mayor presencia policial capacitada y con equipamiento acorde; mejoramiento de las condiciones elementales de saneamiento, desmalezamiento, iluminación, transitabilidad de las calles, etcétera; políticas de inclusión para jóvenes y niños en situación de riesgo; más garantías para el ingreso y la permanencia de los niños en la escuela”; y d) declaraciones de Liliana Santoro, representante legal del colegio, quien menciona algunos asaltos y la preocupación que estos casos han generado. El Texto Nº 8 pertenece a la cobertura que “Diario UNO” hiciera de la movilización como tema principal en su edición del domingo 22 de agosto según lo refleja el jerarquizado espacio que el periódico le otorga en la portada, donde se puede observar no sólo la misma imagen97 que el lector puede encontrar en la nota de tapa al interior de la publicación, sino que también se puede advertir una construcción sintáctica muy parecida en ambos titulares:

” ”

Un abrazo de 50 cuadras para pedir más seguridad

Texto Nº 8, Diario UNO, Tapa

Una cadena de personas, de 50 cuadras, para pedir seguridad

Texto Nº 8, Diario UNO, Título

Además de la concreción de la iniciativa que ya se anunciaba en el Texto Nº 1, el matutino de la ciudad desarrolla la noticia en torno a: a) la cantidad de personas y de cuadras que ocupó la movilización, además del horario en que los asistentes arribaron a Plaza de Mayo para

97 La foto muestra en primer plano a un payaso, con el rostro maquillado y caracterizado como animador infantil, portando lo que pareciera ser una camiseta de fútbol de la selección nacional; y con dos manos gigantes de cotillón en cada una de las que se puede leer las expresiones “UNITE!” y “SEGURIDAD”; detrás de él, cientos de personas con pancartas y fotografías de quienes parecieran ser víctimas de asesinatos.

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entregar el petitorio; b) una mención de la reunión mantenida entre Hermes Binner, parte de su gabinete, “la monja Sor María Teresa Mauad, el sacerdote Axel Arguinchona, el arzobispo Arancedo y un grupo de padres coordinadores”; c) sucintas declaraciones del gobernador santafesino; d) valoraciones de “Sandra, una de las organizadoras de la manifestación” sobre seguridad (pública); y e) la conformidad de los impulsores de la iniciativa por la predisposición que mostrara Binner. Por su parte, “El Litoral” también le dedica un jerárquico espacio en tapa a la gran convocatoria y, tanto en la portada como en la crónica de la marcha, elige un título que pone especial énfasis en la magnitud de la misma:

Un interminable abrazo por más seguridad.

” ”

Clamor por seguridad: un colegio movilizó a más de 4 mil personas.

Texto Nº 9, El Litoral, Título de Tapa Texto Nº 9, El Litoral, Título

Nótese, además, que tanto el título de portada que elige “Diario UNO” en el Texto Nº 8 como el de “El Litoral” en el Texto Nº 9, artículos que constituyen el núcleo significante del presente caso, coinciden en la utilización de los términos “abrazo” y “más seguridad” para dar cuenta de la movilización como tema. En tanto que la rematización de esta novena pieza, versa sobre: a) una valoración positiva sobre lo que significó la movilización para “la hermana Virginia, representante y coordinadora general del colegio Verna”, y declaraciones de la entrevistada en torno a lo conversado con el gobernador de la provincia durante la reunión; b) una breve crónica que narra el inicio de la concentración, el desarrollo del recorrido hasta Casa de Gobierno y la modalidad de la manifestación; c) la mención de dos episodios delictivos que sufrieron integrantes de la comunidad educativa y de la esperanza de un cambio que generó la movilización, según palabras de la hermana Virginia; y d) declaraciones de Hermes Binner sobre “la inseguridad”. Además, en un recuadro separado del cuerpo textual de la nota periodística, se menciona con precisión quiénes participaron de la reunión realizada entre las autoridades educativas, eclesiásticas y políticas. El Texto Nº 10 también pertenece al periódico vespertino de la ciudad, que vuelve a ubicar la pieza en la Sección Educación para informar que:

Seguridad ahora pone el foco en el colegio Verna

Luego de recordar que esta nueva reunión se produce “tras el masivo abrazo simbólico”, la noticia rematiza sobre: a) la confirmación de que el objetivo de la reunión fue, efectivamente, “avanzar en la implementación de una estrategia multiagencial para la ejecución de diferentes programas de inclusión socioculturales y educativos”, como se destacaba el día anterior; b) declaraciones de la Hna. Virginia destacando, nuevamente, la predisposición del gobierno provincial; c) el anuncio de un próximo encuentro entre padres de alumnos del colegio y las autoridades escolares para “analizar entre todos el ambiente del barrio”; d) el señalamiento de que, a pesar de la movilización, los delitos continuaron produciéndose en la zona, según palabras de la religiosa, por lo que “Los funcionarios provinciales se comprometieron a reforzar la seguridad en las inmediaciones de la escuela”; y e) declaraciones tanto del ministro de Desarrollo Social de la provincia, Pablo Farías, como del Padre Axel Arguinchona, sobre “el trasfondo del reclamo específico al área de Seguridad” y la idea de continuar con los encuentros para definir “algunas estrategias”.

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Texto Nº 10, El Litoral, Título


2. Estrategias discursivas y fuentes de fundamentación (topoi) I. Estrategia de legitimación de la palabra y construcción de una verdad desde la condición de víctima. A diferencia de lo que ocurriera tanto en el caso de la muerte de Daiana Ruiz como en la del taxista Lorenzo Paye que, como vimos, generaron una conmoción movilizante, en el presente corpus no se registra un acontecimiento inicial en el que exista una victimización directa por la comisión de algún delito que derivara en una manifestación colectiva en reclamo. Más bien, lo que destaca en el origen de este cuarto caso de estudio es que uno de los principales rasgos a través de los cuales se caracteriza como vecinos reclamantes a los actores que protagonizan el anuncio de la iniciativa e interpelan al Estado a partir de una constante combinación de topos de la responsabilidad y de la carga, es su capacidad de diagnóstico sobre el estado de cosas: poseen una lectura de la realidad que los motiva e incluso les permiten elucubrar soluciones que se sintetizan en el topos de ventaja:

El objetivo es marcar un récord Guiness para reclamar a los gobernantes acciones concretas y profundas para combatir la inseguridad y las causas que la generan.

Solicitamos que aporten un alimento no perecedero que simbolice una piedra con la que podemos construir la gran muralla para detener el hambre y la inseguridad, explicó Abud.

Texto Nº 1, El Litoral, Subtítulo

Texto Nº 1, El Litoral, Párrafo 4

En los pasajes precedentes no sólo observamos el uso de la retórica belicista caracterizada por la verbalización (“combatir”, “detener”) que destacábamos en el capítulo anterior sino que también, y a juzgar por las palabras del entrevistado, podemos inferir que “el hambre” representa una de “las causas” de “la inseguridad”. De otro modo, cabe interrogarse qué relación existe entre estos dos fenómenos y qué interpretación de las causas del delito se sugiere a partir de la siguiente enumeración que establece un topos de definición sobre el problema que se analiza:

Abud aclaró que no pretenden atacar a nadie sino llamar la atención sobre la importancia de atender la desnutrición, la falta de educación y de trabajo.

Texto Nº 1, El Litoral, Párrafo 7

La metaforización es, nuevamente, otro de los recursos por excelencia para representar una realidad (topos) signada por el peligro y la amenaza (topos) puesto que, como reflexiona Gabriel Kessler, “la recurrente figura mediática de la ‘ola de inseguridad’ genera inquietud por su probable desplazamiento”98:

Seis escuelas y dos jardines de infantes del barrio Acería hicieron público esta mañana un dramático reclamo “por la ola de inseguridad que nos ataca con su poder destructivo”. Alumnos y docentes son asaltados en forma permanente, por lo que piden mayor presencia policial en las escuelas y calles.

Texto Nº 2, El Litoral, Pie de foto en tapa

Nos vemos amenazados por la ola de inseguridad que nos ataca con su poder destructivo; no sólo es un riesgo que deja secuelas físicas sino también

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 3

98 KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Pág. 257.

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sicológicas, que en el caso de los adolescentes y alumnos puede resultar heridas irreversibles, consideran las escuelas firmantes…

Vecinos, padres y alumnos del Colegio Verna –en barrio Jardín Mayorazse encolumnaron en un abrazo simbólico de 47 cuadras y marcharon pacíficamente hasta la Casa de Gobierno. Pedían una “urgente intervención” ante la ola de delitos en la zona. (…)

Texto Nº 9, El Litoral, Subtítulo

Esto habilita, lógicamente, al predominio de la lectura inmediatista que se agota y se clausura en una concepción estricta y absolutamente policialista, que no coincide con la interpretación que propone al Estado una mayor atención en acciones dirigidas al mejoramiento de instituciones fuertemente articuladoras de la vida social como el trabajo, la familia y la educación, a modo de respuesta sólida para atenuar el problema del delito y de la violencia:

(…) Los policías nos acompañan pero evidentemente no alcanza; lo fundamental es que refuercen con más efectivos en las puertas de las escuelas y en las calles.

Como respuesta inmediata, se incrementó el patrullaje policial en los alrededores de las escuelas.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 6

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 4

De hecho, el desarrollo y la evolución del reclamo hacen emerger esta falta de coincidencia entre sus manifestantes:

“Si bien el eje de la manifestación refiere a materia de seguridad, sabemos que sólo con más policías en la calle no se termina el problema”, expresó Sandra, una de las organizadoras de la manifestación.

Texto Nº 8, Diario UNO, Párrafo 4

Otra de las contradicciones que se registran al interior de la estrategia discursiva tiene que ver con expresiones frecuentes que, si bien son sintomáticas de la crisis general de representación político-institucional, están orientadas a una suerte de criminalización de la política, como ejercicio del periodismo consensual. Lo explica muy bien el abogado Esteban Rodríguez cuando señala que “el ritual de la protesta es político por excelencia, pero necesita auto-definirse desde la apolitización (partidaria)” y que, a su vez, “la prensa se dispone para la despolitización, es decir, para la criminalización de la política (…) la política se criminaliza; y la mejor manera de criminalizarla es interpelarla desde sus responsabilidades gubernamentales”99:

La iniciativa, surgida de los padres de los alumnos, pretenderá ser una expresión colectiva por la paz y la seguridad, sin banderías políticas de ningún tipo, ante los reiterados hechos delictivos que se repiten en inmediaciones del establecimiento…

En un intento por reforzar este carácter apolítico que pretende imprimir a la iniciativa e incrementar el consenso público, también se apela a una enumeración adjetivante para caracterizar el reclamo (con la que el destinatario difícilmente pueda no sentirse identificado) e incluso

99 RODRÍGUEZ, Esteban (2011). Op. Cit. Pág. 289.

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Texto Nº 7, El Litoral, Párrafo 1


a una colectivización (nosotros inclusivo) del agente agresivo que se condensa en la idea de “problema”, a la vez que se utiliza la voz pasiva para intimar al Estado:

“Al llegar allí, se hará sonar un silbato para que alumnos y padres se tomen de la mano. Esto durará 5 minutos. Será algo ecuménico, pacífico y simbólico, una forma de pedir que se tomen medidas por más seguridad porque es un problema que nos afecta a todos y nos preocupa” explicó a El Litoral Liliana Santoro, representante legal del colegio.

Texto Nº 7, El Litoral, Párrafo 2

Probablemente, tanto por la magnitud de la manifestación como por los valores que encarnan los actores que integran toda comunidad educativa, existió una respuesta estatal que los protagonistas de la iniciativa juzgaron positiva, según se observa en las declaraciones que la misma entrevistada ofrece a los dos medios gráficos, sólo que “Diario UNO” pareciera intentar debilitar la adjetivación (“amena”) con una valoración editorial del “reclamo” y “El Litoral” no:

Tras el encuentro, en diálogo con la prensa, los representantes de la cadena humana expresaron que fue una reunión muy “amena” -a pesar de lo contundente del reclamo- y que a priori estaban “muy conformes con la respuesta del gobernador”.

Texto Nº 8, Diario UNO, Párrafo 5

“La entrevista mantenida con el gobernador (Binner) fue muy acogedora, y hay muchas posibilidades de que se comience a trabajar conjuntamente para contrarrestar el problema”, confió a El Litoral.

Texto Nº 9, El Litoral, Párrafo 2

Por su parte, el vespertino construye una afirmación a partir de la relativa autoridad y la confiabilidad que concede al testimonio que se cita, a la vez que lo inscribe en una nueva relación cronológica de los eventos y donde podemos observar un cambio de modalidad en el pasaje de un campo simple a uno compuesto, que reactualiza el topos de la realidad:

Desde que se realizó el abrazo masivo que reunió a vecinos, alumnos docentes y padres del colegio, “los hechos delictivos no han mermado”, aseguró la Hna. Virginia.

Texto Nº 10, El Litoral, Párrafo 4

De este modo, más que por la asunción del rol que la criminología mediática impone a la condición de víctima directa en la escenificación de algún hecho delictivo que deviene en acontecimiento periodístico; es el testimonio de algunas personas y su capacidad de diagnóstico que se revela bajo un formato pacifista, humanitario y teñido de cierta moral religiosa, lo que se legitima como verdad. II. Estrategia referencial estigmatizante del perfil de delincuente. En este cuarto capítulo, no se percibe de manera explícita una identificación de personas para la construcción de un chivo expiatorio a partir de atribuciones negativas y estigmatizantes, pero sí resulta importante destacar aspectos que de algún modo podrían inducir a la idea de un delincuente promedio. En el siguiente pasaje, con declaraciones de Enrique Font que recoge “El Litoral”, observamos una combinación de topos de la realidad y de definición donde destaca, en la primera y en la segunda oración, respectivamente, la utilización de un modelo accional no transactivo cuyo

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evento (“los crecientes hechos delictivos”) va a sugerir actores responsables (“jóvenes, adultos y niños”) a partir de la enumeración contenida en el posterior modelo relacional atributivo:

El secretario de Seguridad Comunitaria rescató que con las escuelas han tenido una lectura coincidente sobre cuál es la problemática de fondo vinculada a los crecientes hechos delictivos que afectan a docentes y alumnos. “Hay un reconocimiento de una situación social extrema donde recrudeció la violencia y la presencia de armas en jóvenes, adultos y niños. Sabemos que hay que intervenir en el día a día pero también debemos avanzar en la búsqueda de medidas de mediano y largo plazo”, describió.

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 7

La lectura que el secretario de Seguridad Comunitaria de la provincia ofrece a modo de diagnóstico oficial, a priori, parece coincidir con la lectura de la realidad (topos) que en otro pasaje del corpus brinda el ministro de Desarrollo Social, Pablo Farías; pero la enumeración que destacábamos en la cita anterior se transforma, suprimiendo aquí a uno de los grupos de actores:

“En el trasfondo del reclamo específico al área de Seguridad existe un déficit en la contención social a los jóvenes y niños involucrados”, señaló por su parte Pablo Farías.

Texto Nº 10, El Litoral, Párrafo 6

Ahora, “los jóvenes y niños” a los que hace referencia Farías, ¿en qué están “involucrados”?, ¿son participantes afectados y debieran resultar beneficiarios de las políticas de “contención social” que se requieren o son (algunos de los) agentes causantes de la “situación social extrema donde recrudeció la violencia y la presencia de armas”, como expresaba Font? Ello no queda demasiado claro, a pesar de una explícita postura del gobierno provincial respecto de los problemas de seguridad pública y de un intento por superar o contrarrestar la concepción policialista. Del mismo modo, y aunque las acciones que los reclamantes le exigían (topos de ventaja) al Estado provincial en el petitorio entregado al gobernador Binner parecieran constituir una enumeración de medidas que resultarían positivas en su desarrollo y aplicación complementaria, la exigencia pareciera caer presa de la idea que sugiere que los “jóvenes y niños en situación de riesgo” son en gran medida responsables del delito y de la violencia en la ciudad:

El petitorio que se le entregará al gobernador propone algunas medidas tales como “mayor presencia policial capacitada y con equipamiento acorde; mejoramiento de las condiciones elementales de saneamiento, desmalezamiento, iluminación, transitabilidad de las calles, etcétera; políticas de inclusión para jóvenes y niños en situación de riesgo; más garantías para el ingreso y la permanencia de los niños en la escuela”, indica el documento.

Así, las nominalizaciones nos permiten coincidir con la lectura que ofrece el sociólogo Gabriel Kessler cuando expresa que “no se trata exactamente, como en ocasiones se ha dicho, de una criminalización explícita de la pobreza, que sería políticamente más contestada, pero sí de la instalación de la sospecha, del supuesto intento de diferenciar entre justos y peligrosos, y en esto habría más líneas de continuidad con prácticas sociales y sensibilidades muy extendidas. Por ello, la extensión de la sospecha y de la presunción de peligrosidad es un riesgo profundo y subrepticio en nuestra sociedad, porque, si bien no se plantea como estigmatizador en la intención, indudablemente lo es”100. 100 KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Págs. 269-270

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Texto Nº 7, El Litoral, Párrafo 3


III. Estrategia de intensificación negativa de la figura del Estado. La despolitización de la protesta social que señalábamos líneas arriba se profundiza en el marco de esta estrategia de intensificación negativa de la figura del Estado o de sus integrantes, y sin distinción de esferas:

Según explicó, la pretensión es poder marcar un récord mundial Guiness formando una muralla humana a modo de repudio a la inacción de los funcionarios políticos de turno en el ámbito municipal, provincial y nacional.

Texto Nº 2, El Litoral, Párrafo 2

Este arraigado cuestionamiento a la entelequia del Estado se construye apelando a un topos de la responsabilidad al mismo tiempo que los reclamantes postulan un topos de definición sobre “la inseguridad”, primero a partir de un modelo relacional que pone el acento en el adverbio (“realmente”) y, luego, por medio del contraste:

“Estamos preocupados por la falta de atención por parte de los gobiernos de los asuntos realmente importantes como es la inseguridad”, dijo Oscar Abud…

Texto Nº 1, El Litoral, Párrafo 1

“Apuntamos al gobierno nacional porque el problema es común, lo encaramos desde acá pero es un problema sin fronteras”, explicó Abud y agregó “se ocupan de temas como el viaje de los barrabravas y no de la inseguridad o la asistencia a los desprotegidos”.

Texto Nº 1, El Litoral, Párrafo 6

Como vemos, “la desconfianza, sea en las instituciones estatales concebidas para el control social, en los liderazgos formales a cargo de tales instituciones y otras de similar especie, sumado al recelo sobre las diferentes formas de autoridad, están evidenciando una crisis que se manifiesta en el terreno de los valores, con efectos en la fragmentación social, resultado de varios procesos yuxtapuestos”101. El testimonio del ministro de Seguridad santafesino, Álvaro Gaviola, resulta perceptiblemente asimétrico respecto de la idea que poseen algunos de los manifestantes, a la que contrapone un topos de inutilidad que pretende desarticular la concepción policialista condensada en los reclamos, y una definición (topos) de la seguridad (desaparece el prefijo) que puede asumirse como respuesta oficial e institucional:

El tema de seguridad es una problemática compleja porque hay que abordarla desde distintos enfoques”, consideró el ministro Gaviola. A su entender, “no se puede poner un policía por cada escuela porque son muchas y no tenemos tantos recursos humanos. Además, la mayor presencia policial puede ser una medida efectiva en algunos lugares, pero el problema no se termina ahí y tampoco es lo único que se puede hacer.

Texto Nº 3, El Litoral, Párrafo 5

Por su parte, y en el mismo sentido, el ex gobernador socialista construye un topos de ventaja en el que pareciera depositar cierto grado de responsabilidad (topos) en “toda la comunidad”:

“El problema de la seguridad debe ser abordado de manera integral.

Texto Nº 8, Diario UNO, Párrafo 3

101 MÍGUEZ, Daniel e ISLA, Alejandro (2010). Op. Cit. Págs. 93-94.

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Los tres poderes del Estado están trabajando, pero para poder avanzar también es necesaria la colaboración de toda la comunidad”, expresó el gobernador, dejando abierta las puertas al diálogo a largo plazo.

Pero lo que al inicio del corpus se nos mostraba como una postura altamente reclamante, fue atenuándose con el correr del evento discursivo analizado en el corpus y terminó por asimilar la respuesta del gobierno provincial como algo razonable o aceptable:

Respecto del petitorio presentado, “el gobernador nos dijo que es necesario que los vecinos avisen de todo lo que pasa, que haya más vínculo con la policía”, dijo. “El mandatario nos explicó que habrá más patrulleros en toda la provincia, más capacitación de efectivos policiales, entre otras medidas. Sabemos que no hay soluciones mágicas para el problema de inseguridad que padecemos a diario, pero el encuentro con el mandatario nos dio esperanzas”, dijo.

Texto Nº 9, El Litoral, Párrafo 3

En el testimonio de la representante del Colegio Antonia María Verna predomina un topos de la ventaja en la articulación de modelos accionales transactivos en los que se privilegia la autoridad del gobernador santafesino como actor principal de los enunciados. La misma valoración positiva queda reflejada en el último de los extractos textuales, donde la entrevistada vuelve a destacar el sentido de la responsabilidad (topos) del “gobierno” provincial:

La Hna. Virginia consideró que la reunión fue “muy buena” porque “vimos que el gobierno está muy dispuesto y abierto a escucharnos”. Además, adelantó que dentro de las próximas semanas se realizará una reunión en las instalaciones del Verna, con los padres de los alumnos: “La idea es analizar entre todos el ambiente del barrio: cuáles son las zonas más propensas a la delincuencia por falta de luz, los yuyos altos, etc.; quieren escuchar a los vecinos para saber cuáles son los problemas puntuales del barrio y actuar en consecuencia”, dijo la religiosa.

A pesar de ello, podemos sugerir que lo que subyace a esta estrategia discursiva es la idea de que “en los límites de la sociabilidad es donde operan estos valores y sentimientos de un orden social más regulado y equitativo, donde la vecindad y los afectos construyan una ‘comunidad imaginada’, un orden social añorado, mítico. (…) es imposible disminuir el temor sin una creencia o confianza básica, elemental si se quiere, en el Estado”102. IV. Estrategia de evocación nostálgica. Tanto en las declaraciones que reflejan las percepciones victimizantes como en los actos de enunciación de quienes poseen responsabilidad de gobierno, hallamos referencias a una ruptura entre un presente problemático y un pasado mucho más apacible o armónico, pero que también se proyectan como “la imagen de una situación de inseguridad degradada con respecto a cualquier punto del pasado cercano, que será peor o al menos no mejorará en el futuro cercano”103. En el caso de los siguientes pasajes rescatados, observamos construcciones oracionales signadas por adverbios temporales, aunque con diferencias en las fuentes de fundamentación:

102 MÍGUEZ, Daniel e ISLA, Alejandro (2010). Op. Cit. Pág. 116. 103 KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Pág. 84.

130 / Capítulo 4

Texto Nº 10, El Litoral, Párrafo 3


el primero, con un modelo accional transactivo, utiliza un topos del peligro o de la amenaza con el que se cuestiona y se exhibe negativamente la responsabilidad (topos) policial y estatal; el segundo, a partir del anudamiento entre el topos de definición y el topos de la historia a los que apela la máxima autoridad provincial:

“Nunca nos había pasado esto”, aunque “hace muchos años vaciaron el comedor”, recordó la directora. Asimismo las autoridades escolares se mostraron disconformes con el accionar policial, ya que al dirigirse a la subcomisaría de su jurisdicción para ampliar la denuncia se encontraron con que “no nos quisieron tomar la ampliación”.

Texto Nº 5, El Litoral, Párrafo 6

“La inseguridad no es un fenómeno que haya surgido ahora sino que es la resultante de muchos años de olvido”, dijo Binner tras el encuentro y descartó que haya “fórmulas mágicas” para superar el problema.

Texto Nº 9, El Litoral, Párrafo 6

En las percepciones y narraciones victimizantes recogidas en cada caso analizado, podemos comprobar que “en tanto problema público, los relatos tienden a suscribir la visión binaria de un pasado mejor. Pero los hitos personales para narrar la inseguridad no se basan tanto en la oposición de épocas o en la referencia a hechos delictivos, sino sobre todo en cambios en las cartografías cotidianas”104. De esta manera, queda en evidencia el rol de las empresas de comunicación en la escenificación de una vida cotidiana atravesada por amenazas que explican “el delito como la contraparte de su representación ideal, un orden social imaginado como armónico o al menos en un delicado estado de difícil equilibrio (Martini, 2007: 182)”105. V. Estrategia de construcción del homicidio doloso en ocasión de robo como delito recurrente y generalizante. Del mismo modo que lo advertimos en los capítulos previos, esta quinta estrategia discursiva se define a partir de una estrecha relación que surge entre el topos del miedo o del temor asociado al topos del peligro o de la amenaza, como lo refleja el pasaje que destacamos a continuación:

“Hablamos casi todos los días con nuestros compañeros y hay mucha preocupación por la inseguridad en el barrio”, señaló Poy, y Segovia describió la rutina de vivir con temor: “Yo salgo de la escuela y me quedo en mi casa. Porque si salís, no sabés lo que te puede pasar, te pueden lastimar, robar, matar. Sentimos a diario ese miedo que genera la inseguridad”.

Texto Nº 6, El Litoral, Párrafo 5

El vínculo entre tales fuentes argumentativas pareciera reforzarse con la autoridad que otorga la primera persona del plural y que conforma la cita directa victimizante; el predominio de estructuras sintagmáticas transactivas; y la enumeración de verbos que indirectamente evocan una imprecisa figura de lo amenazante. Esto último suele encontrar eco en los estereotipos que la criminología mediática construye de “los delincuentes” porque hay que “presentarlos como muy cercanos, presentes por doquier y por doquier temibles”106: como lo señala Michel Foucault al analizar el rol que cumplían la literatura policíaca y la gacetilla como táctica de control

104 KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Pág. 266 105 MÍGUEZ, Daniel e ISLA, Alejandro (2010). Op. Cit. Pág. 140. 106 FOUCAULT, Michel (1979). Op. Cit. Pág. 292

La ritualización de la práctica social y el reclamo de una comunidad educativa santafesina bajo formas pacíficas de protesta / 131


disciplinario en las últimas décadas del S. XIX y las primeras del XX, “la crónica de sucesos criminales, por su redundancia cotidiana, vuelve aceptable el conjunto de los controles judiciales y policiacos que reticulan la sociedad; refiere cada día una especie de batalla interior contra el enemigo sin rostro, y en esta guerra, constituye el boletín cotidiano de alarma o de victoria”107. VI. Estrategia de sobrecarga emocional. En el marco de esta sexta y última estrategia identificada, por lo general, podemos encontrar que los sustantivos abstractos (“la inseguridad”, “el delito”) suelen ser los agentes causales en las declaraciones caracterizadas por el topos del peligro o de la amenaza y que, a la vez, representan fuentes del miedo o del temor (topos):

“No estamos de acuerdo con el cambio de horario. En realidad, para atender el problema de la inseguridad, apuntamos a un cambio de paradigma. Que haya más control policial, que no nos encerremos en el miedo”, dijo a El Litoral el director de la institución, Enrique Zanietti. La autoridad de la escuela técnica sostuvo que no alcanza con entrar más tarde, “porque el delito está a toda hora del día”, aunque destacó la intención de la iniciativa escolar de abordar la problemática comunitaria de la inseguridad. (…)”

Texto Nº 6, El Litoral, Recuadro

La particularidad del contexto de enunciación en el que tuvo lugar el pasaje precedente, refleja incluso una discusión sobre cómo abordar el fenómeno de la inseguridad asociada al delito y que abreva en la convivencia de los topos de ventaja y de inutilidad. En el siguiente pasaje, la emocionalidad se acentúa a partir de un proceso experiencial que desaparece al actor responsable, haciendo aún más impreciso el objeto de la amenaza:

(…) Vivimos con miedo -se lamentó Virginia-, con angustia y con pánico de salir a la calle.

Texto Nº 9, El Litoral, Párrafo 5

Por otra parte, la oposición entre la tan mentada “sensación de inseguridad” e “inseguridad real” u objetiva, es un esquema interpretativo propio de la lógica binaria que destacábamos y que la criminología mediática ofrece con excesiva frecuencia para la comprensión de un fenómeno que, cuanto menos, resulta sumamente complejo. En otro pasaje de la investigación hemos señalado la importancia de la clasificación y aquí, podemos comprobar que “una clasificación es un instrumento de control en dos direcciones: un control sobre el flujo de la experiencia de la realidad física y social, en una ‘ciencia’; control de la sociedad sobre las concepciones de esta realidad”108: la intención del vespertino no es otra que presentar dos lecturas contrapuestas de la realidad, tal y como los lectores la esperan, propiciando juicios negativos sobre la mirada que se adjudica a la interpretación estatal con una simple frase hecha:

Lejos de ser una sensación

En este aspecto, para Gabriel Kessler “la discusión sobre si la inseguridad es una sensación o si es real, si hay una realidad objetiva y otra subjetiva, no tiene resolución posible: en su definición misma ambas dimensiones están presente de forma indisociable. La inseguridad no

107 FOUCAULT, Michel (1979). Op. Cit. Pág. 292. 108 HODGE, Robert y KRESS, Gunther (1979). Op. Cit. Pag. 39.

132 / Capítulo 4

Texto Nº 9, El Litoral, Subtítulo


puede ser, en última instancia, más que una percepción o un sentimiento, porque expresa una demanda, la sensación de una aporía con respecto a la capacidad del Estado para garantizar un umbral aceptable de riesgos que se perciben ligados al delito”109.

Conclusiones parciales En el marco de las entrevistas realizadas para el desarrollo de su investigación, Gabriel Kessler identifica ocho tipos de relatos que forman parte de tres categorías que el autor distingue según el grado de preocupación percibida, que no necesariamente resultan rígidos sino que se pueden registrar combinaciones diversas de relatos, incluso entre aquellos que suscriben a discursos distintos110: a pesar de las contradicciones que hemos hallado hacia el interior de los discursos reclamantes, podríamos decir que las declaraciones sobre las que descansan forman parte de un relato de la crisis social, propio de los discursos de preocupación intermedia. Según Kessler, es “el relato más frecuente, el más cercano a un discurso ‘promedio’ por el consenso sobre las causas sociales de la inseguridad, suscripto por gran parte de los medios y de las ciencias sociales. No obstante, no carece de matices. Adhieren a él personas de distintas clases, hombres y mujeres con grados diversos de interés por la política. (…) sitúan el eje explicativo en la degradación social, pero ligada al incremento de la pobreza, al desempleo y/o la desigualdad que tuvo lugar en los años noventa. (…) jamás adhieren a medidas punitivas (…). La inseguridad es para ellos, a todas luces, una secuela de la crisis social de la Argentina. (…) Para algunos, la solución es la educación; para otros, el trabajo…”111. Y tratándose de testimonios emitidos por integrantes de comunidades escolares y profesionales del ámbito de la educación, es en este relato que podemos inscribir sus interpretaciones sobre el fenómeno del delito y de la violencia asociada al crimen, toda vez que resultan más reflexivas y dotadas de una mayor sensibilidad social. Pero incluso las posturas reclamantes menos viscerales, intransigentes y confrontativas pueden registrar algunos desajustes o caer en lugares comunes. Lo advierten Míguez e Isla en el marco de su investigación cuando señalan que la cobertura mediática del delito se convirtió “en tema de agenda política, que pone en cuestión la capacidad del Estado para resolver el problema, exagerando la vinculación de esos hechos con la marginalidad y la pobreza. Con este nuevo marco valorativo-interpretativo, desde hace algo más de una década las noticias sobre el crimen han venido ganando espacio en los medios considerados de ‘referencia’, utilizando clichés que hacen que el sentido común de los sectores medios prevalecientes en las grandes ciudades asocie ‘delito’ con pobreza y jóvenes”112. “Los discursos son abiertos e híbridos, y no se trata en modo alguno de sistemas cerrados” (Wodak, 2001:105) pero la criminología mediática pugna siempre por hacerlos estrechos, ponerle límites, acotarlos. Prueba de esto resulta, por ejemplo, la vinculación determinista y

109 KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Pág. 12. 110 La tipología de relatos inscriptos en categorías discursivas que Gabriel Kessler formula, contempla el relato de la complicidad delito-subversión y el relato de alterofobia y encierro (de mayor preocupación por la seguridad); los relatos de la degradación moral, la crisis social, la estigmatización y la inseguridad jurídica (los discursos de preocupación intermedia); y los del cuestionamiento de la inseguridad y de la negación del temor (los de menor intensidad). KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Págs. 105-139 111 Ídem. Pág. 118. 112 Ídem. Págs. 117-118

La ritualización de la práctica social y el reclamo de una comunidad educativa santafesina bajo formas pacíficas de protesta / 133


mecánica de fenómenos como la pobreza, el desempleo y falta de educación, en cierto contexto de estructuras y causas, para involucrarlos en un sistema de conceptos que explica el aparente crecimiento indiscriminado y homogéneo de una infinita gama de delitos en todo el país. Una lectura que nos lleva a interrogarnos si con la naturalización de este tipo de modelos interpretativos podemos (o no) correr serios riesgos de entender “los vínculos entre carencia y transgresión como directos o sin mediación”113 y, de este modo, dinamizar la circulación de estereotipos valorativos negativos e interpretaciones sesgadas de fácil adhesión. En este mismo sentido, también hemos podido percibir que la estrategia de sobrecarga emocional, en su insistente apelación a la emotividad del lector, puede cobrar mayor peso discursivo toda vez que viene a reforzar el legítimo cuestionamiento a los organismos del sistema de seguridad pública y del Estado en sí mismo. Como señalan Míguez e Isla en su investigación, puede representar “un recurso ‘que desplaza la responsabilidad de las instituciones y de la sociedad en su conjunto a las formas del calvario individual’, y que causa más indignación y temor que instalación de la problemática en la agenda social con una demanda de tratamiento. Más que un predominio del sensacionalismo, es posible detectar la convivencia de estos dos sentidos: el caso individual, planteado de manera emotiva y dramática, y el planteo de la inseguridad como problema colectivo, por el que se apela al Estado como responsable”114. Este tipo de operatorias discursivas representan técnicas disciplinantes que propician y facilitan la instalación de un estado de la sospecha permanente sobre el otro demonizado que, a su vez, resulta objeto de una intensa presunción general de peligrosidad social. Como una de las sedes del poder, las empresas de comunicación representan aparatos disciplinarios “que jerarquizan los unos con relación a los otros, a las ‘buenas’ y a las ‘malas’ personas. A través de esta microeconomía de una penalidad perpetua, se opera una diferenciación que no es la de los actos, sino de los individuos mismos, de su índole, de sus virtualidades, de su nivel o de su valor. (…) la penalidad que pone en práctica se integra en el ciclo de conocimiento de los individuos”115. Detrás de ello, lo que permanece en estado de latencia del sentir colectivo es una enorme predisposición a la funcionalidad preventiva del castigo116 como respuesta a la incertidumbre del futuro desalentador, para que nos devuelva el pasado mítico. La modernidad tardía ha hecho de la criminología mediática un instrumento para la extensión social de la justicia criminal. Así, se reafirma como una institución disciplinaria fuertemente articuladora y reguladora del lenguaje que se cristaliza en el constructo social de la protesta popular, cuyas consignas dotadas de sentido envuelve en un aura ceremonial y ritualizada, para pugnar por la constitución de un régimen de la verdad del dispositivo de la seguridad pública que puede dominar el campo de imágenes y representaciones simbólicas; en un estricto sentido foucaultiano de la verdad, es decir, como “un conjunto de procedimientos reglamentados por la producción, la ley, la repartición, la puesta en circulación y el funcionamiento de los enunciados. La ‘verdad’ está ligada circularmente a los sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a los efectos de poder que induce y que la acompañan”117.

113 MÍGUEZ, Daniel e ISLA, Alejandro (2010). Op. Cit. Pág. 52. 114 Ídem. Pág. 116. 115 Ídem. Pág. 186. 116 “Que el castigo mire hacia el porvenir, y que una cuando menos de sus funciones mayores sea la de prevenir, fue, desde hace siglos, una de las justificaciones corrientes del derecho de castigar. Pero la diferencia está en que la prevención que se aguardaba como un efecto del castigo y de su resonancia, tiende ahora a convertirse en el principio de su economía y la medida justa de sus proporciones. Hay que castigar exactamente lo bastante para impedir”. FOUCAULT, Michel (1976). Op. cit. Pág. 98. 117 FOUCAULT, Michel (1979). Microfísica del poder. Pág. 189. Ediciones La Piqueta. Madrid, España.

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PRONÓSTICO: CIELO PARCIALMENTE NUBLADO. PROBABILIDAD DE LLUVIAS Y CHAPARRONES, VIENTOS LEVES DE DIRECCIÓN VARIABLES.

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MARTES, 29 DE JULIO DE 2010

AÑO XC Nº 32 985 / 56 PÁGINAS, 3 SECCIONES / SANTA FE Y SANTOTOMÉ $2.00 / OTRAS LOCALICADES $2,20

PEAJE POR 6 MESES, SIN LICITACIÓN

Autopista: Mercier critica la contratación directa

29 /// EN FOCO. EL SENADOR DEL PJ JUAN CARLOS MERCIER DIJO QUE “NO ES LEGAL” LA OPCIÓN ELEGIDA POR EL GOBIERNO PARA EL MANTENIMIENTO Y EXPLOTACIÓN DE LA AUTOPISTA POR 180 DÍAS. ASEGURÓ QUE HUBO TIEMPO PARA PREPARAR UNA LICITACIÓN.

EN LA RURAL

PRESENTARON EL CONGRESO DE GANADERIA 4 /// POLÍTICA & ECONOMÍA

ORGANIZADO POR CONFEDERACIONES RURALES ARGENTINAS (CRA), SE REALIZARÁ EN LA SEDE DE LA SOCIEDAD RURAL DE SANTA FE LOS DÍAS VIERNES Y SÁBADOS PRÓXIMOS, CON LA PARTICIPACIÓ.DE LOS PRINCIPALES REFERENTES ARGENTINOS EN EL TEMA.

MEJORA LEVE

PARA EL INDEC, EL INGRESO ES MÁS EQUITATIVO 6 Y 7 /// POLÍTICA & ECONOMÍA EL 10% DE LOS ARGENTINOS CON MEJORES INGRESOS GANA 27 VECES MÁS QUE EL MISMO PORCENTAJE DE LOS QUE MENOS RECURSOS SUMAN. LA TENDENCIA MARCA MEJORAS MÍNIMAS Y CONSTANTES EN LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO

POR EL CRIMEN DE ALEJANDRA CUGNO

José Luis Baroni irá a prisión de por vida 30 ///SUCESOS Por unanimidad, el tribunal oral de Santa Fe condenó a prisión perpetua al “Colo-

rado” Baroni, por el asesinato de la entonces directora de la escuela N° 268 de Cañada Rosquín, el 6 de julio de 2009. Los jueces lo encontraron responsable de rapto, abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa y homicidio doblemente agravado, entre otros delitos. 15 educación /// BARIO ACERÍA

CLAMOR DE SEGURIDAD EN ESCUELAS

MEJORA LEVE

PARA EL INDEC, EL INGRESO ES MÁS EQUITATIVO 6 Y 7 /// POLÍTICA & ECONOMÍA EL 10% DE LOS ARGENTINOS CON MEJORES INGRESOS GANA 27 VECES MÁS QUE EL MISMO PORCENTAJE DE LOS QUE MENOS RECURSOS SUMAN. LA TENDENCIA MARCA MEJORAS MÍNIMAS Y CONSTANTES EN LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO

DEPORTES

SUDÁFRICA 2010

PARAGUAY EN CUARTOS 9 /// FUTBOL.POR PENALES, LA SELECCIÓN GUARANÍ VENCIÓ A JAPÓN POR 5 A 3 Y AVANZÓ A LA PRÓXIMA RONDA DEL MUNDIAL.

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Seis escuelas y dos jardines de infantes del barrio Acería hicieron público esta mañana un dramático reclamo”por la ola de inseguridad que nos ataca con su poder destructivo”. Alumnos y docentes son asaltados en forma permanente, por lo que piden mayor presencia policial en las escuelas y calles. Un centenar de vecinos adhirió al petitorio que las instituciones elevarán al ministro de Seguridad de la provincia. F0TO ALEJANDRO VILLAR


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PRONÓSTICO: CIELO ALGO NUBLADO O DESPEJADO, VIENTOS LEVES SECTOR DEL NORTE.

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VIERNES, 6 DE AGOSTO DE 2010

AÑO XC Nº 33 011 / 56 PÁGINAS, 3 SECCIONES / SANTA FE Y SANTOTOMÉ $2.00 / OTRAS LOCALICADES $2,20

LA TRAGEDIA DE LA SALIDERA BANCARIA EN LA PLATA

Debaten si la muerte del bebé baleado es aborto u homicidio

3 /// EN FOCO. ISIDRO ESTABA EN EL VIENTRE DE SU MADRE CUANDO ELLA FUE AGREDIDA, PERO MURIÓ DÍAS DESPUÉS DE HABER NACIDO POR CESÁREA, COMO EFECTO DE ESE ATAQUE. LA DEFENSA PIDE CAMBIAR LA CARÁTULA DE LA CAUSA Y LOS EXPERTOS DISCREPAN.

UN PROBLEMA QUE SE AGRAVA

La inseguridad pone en jaque la rutina escolar 15 /// EDUCACIÓN Los chicos de la EET N° 387, de San Agustín proponen ingresar más tarde al establecimiento para hacer el camino con luz día. Alumnos de la escuela Verna, de Jardín Mayoraz se movilizarán el 21 hasta la Casa de Gobierno, para pedir “paz y seguridad”. El comercial Domingo Silva también tuvo dificultades en su campo de deportes. +8 ESCENARIO & SOCIEDAD /// EN EL HOSPITAL DE NIÑOS

UN REPARTO CON AFECTO

FUNCIONAMIENTO

MERCADO NORTE: NUEVOS AVANCES 13 /// ÁREA METROPOLITANA

EL CONCEJO MUNICIPAL SANCIONÓ AYER EL RÉGIMEN DE FUNCIONAMIENTO INTERNO DEL MERCADO NORTE -EN SANTIAGO DEL ESTERO Y URQUIZA-, QUE ALBERGARÁ A COMERCIOS MINORISTAS LOCALES, SEGÚN EL PRESIDENTE DEL CUERPO, JOSÉ CORRAL, SE DIO “UN PASO IMPORTANTE PARA LA RECUPERACIÓN DE UN ESPACIO EMBLEMÁTICO DE LA CIUDAD”.

FALTA LEGISLACIÓN

SE MULTIPLICAN LOS CENTROS DE ESTÉTICA 10 Y 11 /// ÁREA METROPOLITANA EN LA CIUDAD DE SANTA FE EXISTEN 396 CENTROS DE ESTÉTICA CORPORAL HABILITADOS POR LA MUNICIPALIDAD, AUQUE DISTINTAS VOCES VINCULADAS CON LA ACTIVIDAD COINCIDEN EN QUE LA LEGISLACIÓN NACIONAL SOBRE EL TEMA ES TODAVÍA ESCASAS. LOS LÍMITES ENTRE ESTÉTICA Y TRATAMIENTOS MÉDICOS PARECEN DIFUSOS. EL ESTADO DELEGA EL CONTROL EN EL COLEGIO DE MÉDICOS.

DEPORTES COLÓN-UNIÓN

EMPIEZA A RODAR LA PELOTA

La comunidad del Hospital de Niños se adelantó a los festejos y agasajó a los pequeños esta mañana con una serie de sorpresas estuvieron los payasos Clown, los padres de los niños disfrazados, estudiantes y vecinos. Los chicos que estaban en los consultorios y también los que están internados recibieron golosinas y juguetes. El principal coordinador de la fiesta fue la biblioteca Sana Sana del Hospital que pretende día a día menguar el dolor.

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8 A 9 /// FÚTBOL NO SERÁ UN SÁBADO MÁS EL DE MAÑANA, LUEGO DE CASI TRES MESES SIN COMPETENCIA OFICIAL EN EL PAÍS, SE INICIAN LOS MÁXIMOS TORNEOS DE AFA A LAS 14, COLÓN VISITA A QUILMES, A LAS 17.09 UNIÓN RECIBE A MERLO.


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PRONÓSTICO: NUBOSIDAD VERIABLE. PROBABILIDAD DE TORMENTAS HACIA LA TARDE O NOCHE. VIENTOS LEVES DEL NORESTE.

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DOMINGO, 22 DE AGOSTO DE 2010

AÑO XC Nº 33 011 / 104 PÁGINAS, 3 SECCIONES / SANTA FE Y SANTOTOMÉ $3.00 / OTRAS LOCALICADES $3,20

LAS OBRAS FUERON SUSPENDIDAS EN 1931

Impulsan la terminación de la Catedral Nueva 18 y 19 /// INFORME ESPECIAL La iniciativa es protagonizada por un grupo promotor constituido

CONVENIO

RETOMARÁN LAS OBRAS DE DESAGÜES 12 /// ÁREA METROPOLITANA

EL GOBIERNO NACIONAL Y EL MUNICIPIO ACORDARON OTORGAR LOS FONDOS QUE FALTABAN PARA CONCLUIR LOS DESAGÜES EN ENTRE RÍOS Y LAVAISSE, PARALIZADOS HACE UN AÑO. MAÑANA SE FIRMA EL CONVENIO.

en asociación civil. El objetivo es la finalización de las obras del proyecto de Catedral Nueva, que se BANCO PRIVADO encuentra a medio construir. Se busca defender el patrimonio cultural y religioso de la ciudad. UN HOTEL +15 EDUCACIÓN /// CONVOCADO POR EL COLEGIO VERNA

UN INTERMINABLE ABRAZO POR MÁS SEGURIDAD

OLVIDADO EN CARLOS PAZ

7 /// POLÍTICA & ECONOMÍA

ENTRE LOS INMUEBLES CON QUE SE QUEDÓ EL ESTADO AL PRIVATIZAR EL BANCO FIGURA UN HOTEL SERRANO. LUEGO DE 15 AÑOS SIN QUE SE COMPLETE EL JUICIO, HOY PARECE DE DIFICIL DE RECUPERAR ES LA MÁS VALIOSA DE LAS 35 PROPIEDADES QUE LA PROVINCIA PUEDE PERDER.

BANCO PRIVADO

OTRA VEZ LA SEQUÍA

3 /// EN FOCO EL NOROESTE PROVINCIAL YA SIENTE LOS EFECTOS DE LA FALTA DE LLUVIA. EL RÍO SALADO BAJÓ MUCHO FRENTE A TOSTADO Y AMENAZA LA DISPONIBILIDAD DE AGUA PARA CONSUMO HUMANO; HAY CAMIONES CISTERNA ABASTECIENDO A ALGUNAS LOCALIDADES.

DEPORTES

TRIUNFO DE DFRC

ARRANCÓ LA FINAL FOUR Más de 4 mil personas participaron del abrazo simbólico de casi 50 cuadras en reclamos de mayor seguridad. Fue una manisfestación pacífica que reunió a vecinos, alumnos, docentes y padres del colegio Verna, ubicado en barrio Jardín Mayoraz. Autoridades educativas se reunieron con el gobernador Binner y le entregaron un petitorio con mas de 30 mil firmas. Aseguran que la respuesta fue “muy positiva”. F0TO LUIS CETRARO

18 Y 19 /// RUGBY CON LAS VICTORIAS DE DUENDES Y SANTA FE RC, ANTE CRAI Y JOCKEY DE ROSARIO, RESPECTIVAMENTE, AYER SE INICIÓ LA DEFINICIÓN REGIONAL DEL LITORAL.

FIN DE SEMANA TRÁGICO

Tres muertos y varios heridos por accidentes

CON LA EDICIÓN DE HOY

32 /// SUCESOS. DOS CICLISTAS MURIERON ATROPELLADOS EN GORRITI AL 4000. EN LA RUTA 1 UN CHOQUE MULTIPLE DEJÓ TRES HERIDOS. EN RECONQUISTA, UN NIÑO FALLECIÓ EMBESTIDO POR UNA PALA MECÁNICA.

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Reflexiones Finales MIEDO y MEDIO(S)



1. Lenguaje y multidisciplinariedad: la pertinencia teórica y metodológica del Análisis Crítico del Discurso. Como objeto resultante de todo devenir histórico, el discurso es el lugar donde el lenguaje se manifiesta como práctica social que produce saber, y “todo lo que la conciencia humana es se halla constituido de forma discursiva, es decir, a través del saber”118. A partir de los usos del lenguaje y los modos en que estos operan, el discurso se erige como instrumento clave en la construcción social de la realidad, la configuración y la estructuración de las sociedades, la determinación de unas relaciones de poder, la creación de una conciencia individual y colectiva y, finalmente, la formación del sujeto social. Los acontecimientos, los hechos del lenguaje y los respectivos contextos de enunciación de los que da cuenta cada uno de los textos periodísticos analizados, proyectan una preocupación colectiva real sobre las múltiples dimensiones del delito y las diversas formas de violencia asociada a la criminalidad urbana. Y los discursos de la información de los que forman parte, reflejan una genuina inquietud que nos permite advertir una creciente intensidad del debate público en torno a la incidencia que los profundos problemas de seguridad pública tienen en el desarrollo de la vida social de cada una de las comunidades de nuestro país. También hemos podido observar que, entre algunos de los factores que suelen asociarse a la inseguridad, muchas veces de manera unidireccional o monocausal, aparece el señalamiento de un considerable crecimiento de delitos contra las personas y contra la propiedad (fueron muy frecuentes expresiones como “en el corredor costero, los hechos de inseguridad van en aumento”), el constante cuestionamiento sobre la capacidad técnica y operativa de las fuerzas de seguridad (hemos constatado testimonios del tipo “sólo pusieron policías muy jóvenes recién recibidos que no caminan por el barrio”), las graves e históricas deficiencias político-institucionales en la conducción de los sistemas de seguridad pública y de justicia para un adecuado abordaje de los conflictos sociales (“Estoy a favor de la policía, le estoy agradecida’, dijo, pero es ‘el Estado el que le tiene que proveer lo que necesita’ el personal que sale a las calles”, reclamaba la madre de Daiana Ruiz), entre muchas otras variables. Pero no es el carácter empírico del delito, sus causas, sus manifestaciones y su evolución en un espacio temporal determinado lo que resulta nuestro objeto de estudio, sino el desdoblamiento de este aspecto objetivo de la seguridad pública: la construcción discursiva de cierta representación social del delito en el espacio público, la dimensión simbólica de la inseguridad ligada al crimen como parámetro descriptivo de la realidad, de esta forma particular de producción de “lo real”119 como experiencia colectiva, fuertemente cohesiva, propia de una época, y sus consecuencias. Es decir, procuramos construir un objeto problematizando y cuestionando el sentido del discurso que configura el acto global de la comunicación (Charaudeau, 2001:50) de la criminología

118 JAGER, Siegfried (2001). Op. Cit. Pág. 78. 119 “En los discursos, la realidad no queda simplemente reflejada, sino que los discursos poseen una ‘vida propia’ que determina su relación con la realidad, pese a que percutan, configuren e incluso permitan la realidad societal”. Ídem. Pág. 65.

Miedo y medio(s) / 149


mediática, a partir de la reconstrucción analítico-descriptiva de cada uno de los cuatro casos abordados y el incesante movimiento entre los planos discursivos propios de los medios de comunicación, la acción política y el habla cotidiana. La complejidad de este incuestionable problema social vuelve aún más pertinente la intervención de la Lingüística Crítica y el Análisis Crítico del Discurso como propuestas teóricas vertebradoras para su abordaje, toda vez que “el ACD es una forma de ciencia social crítica que ha sido concebida como ciencia social destinada a arrojar luz sobre los problemas a los que se enfrenta la gente por efecto de las particulares formas de la vida social (…) Todo lo que resulta problemático y exige un cambio es un asunto intrínsecamente impugnable y controvertido, y el ACD se halla inevitablemente atrapado en la controversia y en el debate social al elegir centrarse en ciertas características de la vida social y considerarlas ‘problemáticas”120. Con el enorme compromiso social y político desde el que nos interpelan los preceptos del ACD, hemos procurado seguir el modelo teorético propio de su enfoque histórico, desde una noción de contexto que contempla tanto el análisis descriptivo de las condiciones lingüísticas internas de los textos como la instrumentación de grandes teorías y teorías de rango medio (Wodak, 2001:104-110), siempre con el objetivo interdisciplinar de advertir variables extralingüísticas, los marcos institucionales y el contexto general en el que se inscriben las prácticas discursivas en cuestión. Se nos impone así la necesidad de ofrecer “una teorización y una descripción tanto de los procesos y las estructuras sociales que dan lugar a la producción de un texto como de las estructuras y los procesos en los cuales los individuos o los grupos, en tanto que sujetos históricos, crean sentidos en su interacción con textos (Fairclough y Kress, 1993, págs. 2 y sigs.)”121. El análisis lingüístico de los cuatro capítulos precedentes, a partir de las herramientas de la LC y el ACD, apunta a explorar el contexto concreto de este conocimiento mediático sobre el delito en su sentido más primario para poder avanzar en este quinto y último capítulo hacia lecturas que, entendemos, ofrecen una mirada desmitificadora y desnaturalizante de los presuntos saberes que la criminología mediática propone para comprender el dispositivo de la seguridad pública. En este ejercicio de reflexión, nos interrogamos de qué modo se construyen las narrativas, los relatos y los discursos securitarios que giran en torno a los reclamos, marchas, manifestaciones y movilizaciones, entendidas estas como prácticas materiales significantes y lugares de enorme legitimidad social; si efectivamente es la institucionalización de la criminología mediática lo que define el dispositivo de la seguridad pública y determina la relación entre cierta percepción social del delito y un notable sentimiento de inseguridad; si existe un particular ejercicio del poder a partir de un dominio del lenguaje que produce un sentido social dominante para la comprensión de la seguridad pública y que, de este modo, facilita la construcción de ciertos imaginarios colectivos; cómo se manifiestan las relaciones de dominación, poder y control en estos particulares usos del lenguaje; si muestran las relaciones intertextuales e interdiscursivas una instrumentación del sentido común para la instalación de representaciones simbólicas y retóricas del populismo punitivo y su lógica vindicativa. Quizá no podamos dar una respuesta categórica a cada una de estas preguntas ni a muchas otras que sugerimos de manera indirecta, pero seguramente servirán como norte

120 FAIRCLOUGH, Norman (2001). Op. Cit. Pág. 185. 121 WODAK, Ruth (2001). Op. Cit. Pág. 19.

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para indagar en los intersticios de la relación entre lenguaje y poder, para desnudar y deconstruir el carácter coercitivo, nada transparente y no siempre explícito de los discursos que la criminología mediática puja por naturalizar.

2. Análisis descriptivo del contexto socio-histórico propiciatorio de la criminología mediática y el sentimiento de inseguridad En el marco del Capítulo Nº 2, al analizar los reclamos públicos y las movilizaciones de los vecinos de la zona costera santafesina, destacábamos la simpatía de la criminología mediática por la supresión de los contextos y la perspectiva deshistorizante del periodismo consensual 122 en la presentación de cada acontecimiento noticioso que, a la vez, fagocita el carácter cíclico de la cobertura periodística del delito. Pero, como contrapartida, la LC y el ACD nos exigen oponerle a aquello un ejercicio analítico-descriptivo del contexto socio-histórico propiciatorio de la criminología mediática como enclave determinante del dispositivo de la seguridad pública y los (presuntos) saberes que hace circular con la intensidad que hemos intentado demostrar. Para ello, una buena aproximación inicial consiste en destacar que durante las últimas dos décadas del siglo pasado, y como respuesta a las viejas corrientes criminológicas conservadoras que ponían el acento en las características biológicas y psicológicas de los individuos como principales causas de la delincuencia, surge en Gran Bretaña un movimiento de intelectuales que comienza a encontrar el delito y la desviación como resultantes de los vertiginosos cambios que sufrían las estructuras productivas en las ya consolidadas sociedades capitalistas: hablamos del denominado realismo de izquierda, una de las principales vertientes de la criminología crítica y cuyo principal exponente es el criminólogo Jock Young. Este paradigma del conocimiento criminológico ofrece algunos aportes interesantes toda vez que denuncia las consecuencias que trajo aparejada la transformación de un mundo caracterizado por la bonanza económica y el incremento de los niveles de vida del período de la posguerra en los países industrializados donde, paradójicamente, también comenzaba a registrarse un incremento en las tasas del delito. Luego, la recesión económica del postfordismo y el afianzamiento del sistema capitalista durante los ‘80 y los ‘90, profundizaron la regulación de múltiples aspectos de la vida social por parte del libre mercado, a una escala global. Para Young, se trata de un claro proceso de transición del proyecto de la Modernidad hacia la Modernidad tardía (en la que, como lo remarcábamos en el primer capítulo al presentar el Caso Daiana Ruiz, se inscribe la institucionalización de las empresas de comunicación en la densa red de elementos significantes que componen el dispositivo de la seguridad pública); un movimiento que va de un mundo donde el rol protagónico del Estado de Bienestar ponía todos sus esfuerzos por asimilar e incluir cada vez más a diferentes sectores de la población, a una sociedad en la que la economía de mercado viene a erosionar la vida en comunidad a partir de una transformación profunda de los mercados laborales, la producción y el consumo; es el salto de una sociedad incluyente a otra excluyente. Aunque, en realidad, lo “que se verifica no es el de una sociedad de simple exclusión. Antes bien, este proceso es uno en que ambas, la inclusión y la exclusión se producen simultáneamente; esto significa que se trata de una sociedad bulímica, en la cual la masiva inclusión cultural está acompañada por una exclusión

122 Como expresa Esteban Rodríguez, “se trata de una perspectiva ingenua de la realidad social y no por eso inocente. Puesto que desde el momento que la desencaja de las condiciones históricas, invisibiliza los conflictos sociales…”. Op. Cit. Pág. 283.

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sistemáticamente estructural. Se habla de una sociedad que posee tanto una corriente centrífuga como otra centrípeta; o sea, que absorbe y rechaza”123. Tanto la carencia y la privación relativas a las que se somete al sujeto como la creciente cultura meritocrática del éxito y del individualismo en la que se desenvuelve, aparecen como aspectos estructurantes para la consolidación de esta naturaleza bulímica de las sociedades tardomodernas (Young, 1999:35) que estableció las condiciones de posibilidad para el crecimiento del crimen y, al mismo tiempo, nos ha impedido digerir la idea de que el delito no es “un resultado de la patología personal, sino una presión social y cultural, proveniente del corazón de la sociedad”124 y crear experiencias para una administración general de las conflictividades, es decir, modos adecuados para hacemos cargo del fenómeno. En el mismo sentido se pronuncia el criminólogo Alberto Binder para sintetizar un diagnóstico respecto de las variables más determinantes para el crecimiento del delito al denunciar que “influyen, entre múltiples factores, el juego de deseos, frustraciones e impotencia, el esplendor a veces chocante de la sociedad opulenta y de consumo, la expansión de una cultura agresiva a través de los medios masivos de comunicación o la agresión organizada por el propio sistema económico. Todos estos elementos alientan el comportamiento violento que luego se pretende combatir con otras violencias como la cárcel, la represión policial, la pena de muerte y un sinfín de agresiones institucionales”125. Se trata de una postura interpretativa diametralmente opuesta a la que predica la criminología mediática sobre las causas del delito y que, aunque pocas veces encuentra correlato en las viscerales declaraciones reclamantes, hemos podido observar en el cuarto capítulo, por ejemplo, que los testimonios de agentes sociales involucrados en el desarrollo educativo de una comunidad escolar están dotados de una reflexividad y una sensibilidad social que se acercan a esta perspectiva teórica. Además de estas condiciones sociales, económicas y simbólico-culturales, el contexto se complejiza aún más en Estados que, como en el caso de nuestro país, arrastra ciertas condiciones político-institucionales que cargan con una desgastada legitimidad social y un bajo nivel de gobernabilidad. Como lo asegura Saín, “hablamos de condiciones estructurales que están en la base de los problemas de la seguridad y sobre los cuales el sistema institucional no puede incidir de manera integral o sólo puede hacerlo marginalmente. En efecto, el grado de injerencia de este sistema institucional –especialmente, del sistema policial y del uso de la fuerza- en la transformación de estas condiciones y de las conflictividades derivadas de ellas es exiguo, extremadamente limitado y de carácter exclusivamente reactivo. Una política eficiente y una estrategia integral en materia de seguridad pública no podrían revertir este conjunto de factores estructurales”126. Por otra parte, la mencionada transición viene a inscribirse en el proceso de consolidación de la sociedad disciplinaria cuyo poder Foucault describe como “uno de los instrumentos fundamentales de la introducción del capitalismo industrial y del tipo de sociedad que le es correlativa”127. Este poder disciplinario se manifiesta a través de una lógica panóptica que caracteriza

123 YOUNG, Jock (1999). Op. Cit. Pág. XXXIII de la Introducción a la edición en castellano. 124 Idem. Pág. 132 125 BINDER, Alberto (2004). Op. Cit. Pág. 24. 126 SAÍN, Marcelo (2008). Op. Cit. Pág. 306. 127 FOUCAULT, Michel (2000). Defender la sociedad. Curso en el Collège de France. Pág. 44. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina.

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a los mecanismos de una microfísica del poder punitivo disciplinante y de una nueva economía del poder de castigar, que también tienen lugar a partir de una profunda transformación histórica: “se puede hablar en total de la formación de una sociedad disciplinaria en este movimiento que va de las disciplinas cerradas, especie de ‘cuarentena’ social, hasta el mecanismo indefinidamente generalizable del ‘panoptismo’. No quiere decir esto que la modalidad disciplinaria del poder haya reemplazado a todas las demás; sino que se ha infiltrado entre las otras, descalificándolas a veces pero sirviéndoles de intermediaria, ligándolas entre sí, prolongándolas, y sobre todo permitiendo conducir los efectos de poder hasta los elementos más sutiles y más lejanos. Garantiza una distribución infinitesimal de las relaciones de poder”128. Esto nos ha llevado a interrogarnos si, como técnica de poder del dispositivo de la seguridad pública y extensión del poder policíaco, estamos en presencia de una nueva forma de poder disciplinario que dirige la conciencia de los individuos a partir de una mezquina e insistente concepción policialista que, como forma unívoca de comprender el delito y la criminalidad en las sociedades contemporáneas, permea en los discursos, relatos y narraciones que la criminología mediática disemina con prácticas discursivas uniformes y mono-ideológicas129.

3. La criminología mediática como poder disciplinario Las primeras dos estrategias discursivas desmontadas al formular el análisis lingüístico de las piezas gráficas correspondientes a los cuatro casos reconstruidos, son concluyentes: la lógica binaria de la criminología mediática encuentra su mayor expresión en los discursos de identidad y diferencia que reflejan tanto la estrategia discursiva de legitimación de la palabra y construcción de una verdad desde la condición de víctima, que nos ha mostrado una constante sobreexposición de las víctimas y sus familiares en el tratamiento periodístico del delito; como la estrategia discursiva referencial estigmatizante del perfil del delincuente, que construye un otro enemigo y un ellos amenazante. Las prácticas sociales materiales reclamantes y las tensiones que expresan, exhiben los modos con que la criminología mediática logra “que cada sujeto se encuentre prendido en una universalidad castigable-castigante”130, construyendo discursivamente un universo polarizado por la existencia de dos grupos de actores: la distinción entre víctimas y victimarios, nosotros y ellos, se muestra ante el lector como natural y dada. Por un lado, y a partir de testimonios victimizantes que suelen adquirir autonomía respecto de los acontecimientos de que derivan, advertimos un protagonismo intenso y un perfil fuertemente activo de las víctimas y de sus familiares, a quienes se les confiere una enorme autoridad, como la adquirida por los padres y la hermana de Daiana Ruiz, quienes se animaron a solicitar “una banca en la Legislatura”. Por otro lado, en clara oposición al nosotros, los delincuentes son presentados lingüísticamente como agentes sociales abstractos responsables de los procesos materiales, con caracterizaciones estigmatizantes y desvalorizantes que moldean un perfil prototípico del infractor como sujeto incivilizado y fuera de un orden social de los vecinos, sujetos que actúan influenciados por el “consumo de alcohol o drogas” (Capítulo Nº 1). A partir de una colectivización de las percepciones experimentantes, el nosotros víctima construye al ellos victimario con su insalvable distancia, fundando una escisión elemental y vertebradora del sentido que domina el dispositivo de la seguridad pública.

128 FOUCAULT, Michel (1979). Op. Cit. Pág. 219. 129 “…las disciplinas tienen su propio discurso. Son en sí mismas (…) creadoras de aparatos de saber, de saberes y de campos múltiples de conocimiento”. Idem. Pág. 45 130 FOUCAULT, Michel (1979). Op Cit. Pág. 183.

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De este modo, la criminología mediática se ha erigido como poder disciplinario que justifica y legitima el discurso de las víctimas, estableciendo un sólido estatuto de verdad a partir de la sinceridad como componente natural de los testimonios victimizantes, porque “no hay ejercicio del poder sin cierta economía de los discursos de verdad que funcionan en, a partir y a través de ese poder. El poder nos somete a la producción de la verdad y sólo podemos ejercer el poder por la producción de la verdad”131. Y esto, sin lugar a dudas, tiene algunas consecuencias. En primer lugar, existe un proceso de objetivación y cosificación de los individuos sobre los que la criminología mediática imprime el etiquetamiento estereotipante del ellos, a quienes se descalifican como ciudadanos e incluso se deshumanizan. Como expresa Zaffaroni, “el chivo expiatorio deja de ser persona porque pasa a formar parte de un ellos, a través del fenómeno de la sustancialización (…): se instala una categoría de pensamiento, el otro diferente es parte de un todo maligno. No se puede pensar en el otro como individuo, sino como perteneciente a una totalidad que tiene un para qué maligno, con lo que pasa a ser una cosa y deja de ser una persona”132. Luego, y ante el extendido descrédito del que gozan las instituciones públicas del sistema punitivo legal (como lo demuestra la estrategia discursiva de intensificación negativa de la figura del Estado que atraviesa cada uno de los casos estudiados), la criminología mediática absorbe el rol denunciante de las víctimas y funda un régimen de la sospecha133 que descalifica, juzga, imputa y condena en cada acto discursivo, pero no hechos, faltas o delitos sino personas; proporciona “a los mecanismos del castigo legal un asidero justificable no ya simplemente sobre las infracciones, sino sobre los individuos; no ya sobre lo que han hecho, sino sobre lo que son, serán y pueden ser”134. Los medios de comunicación se han insertado como actores principales en este poder de juzgar que ejercen las agencias e instituciones que componen el dispositivo de la seguridad pública, capitalizando y estimulando un genuino humor social: las marchas, los reclamos y las movilizaciones representan instancias mediáticas cuasi judiciales con intensas pretensiones para el establecimiento de la verdad, donde el delincuente se expone a la totalidad del cuerpo social para ser sometido a un simbólico pero sumarísimo castigo colectivo. Este tipo de operatorias discursivas representan técnicas disciplinantes que propician y facilitan la instalación de un estado de la sospecha permanente sobre el otro demonizado que, a su vez, resulta objeto de una intensa presunción general de peligrosidad social que nos obliga a movilizarnos para “para pedir mayor compromiso de diputados y senadores con el problema de la seguridad” porque “las leyes tienen que cambiar” (Capítulo Nº 1). La criminología mediática se construye a sí misma como una máquina que puede producir la verdad en ausencia del acusado (“los que están detenidos son los culpables” afirmaba categórica Carmen Valpondi cuando analizábamos el primer capítulo de la investigación); constituye un mecanismo que imputa antes que la deslegitimada justicia y se erige como instancia análoga de demostración de la culpabilidad, exaltando la sinceridad de la víctima como indudable argumento revelador de la verdad o, por lo menos, verosímil. Porque “el castigo legal recae sobre un acto; la técnica punitiva sobre una vida”135.

131 FOUCAULT, Michel (2000). Op. Cit. Pág. 34 132 ZAFFARONI, Eugenio (2011). Op. Cit. Pág. 272 133 “…en base a los delitos que algunos cometen (o que se le imputan) se considera que todos los integrantes del grupo son peligrosos y conforme a eso se construye el ellos”. Ídem. Pág. 314. 134 FOUCAULT, Michel (1979). Op. Cit. Pág. 26. 135 Ídem. Pág. 255.

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En segundo lugar, lo que muestra el trabajo de recontextualización de los casos que analizamos en los capítulos previos es una clara influencia de la concepción policialista de la seguridad pública en los discursos de la información. Como lo destacábamos en la presentación del tercer capítulo, la retórica belicista de la criminología mediática es indicativa de una nítida relación intertextual en la que las variedades discursivas propias de las bases doctrinarias policiales sobreviven claramente en el discurso periodístico. Es decir, el dominio del discurso institucional de las fuerzas de seguridad y su fuerte impronta castrense han venido a ocupar también el ámbito de acción de los medios de comunicación y, consecuentemente, el de la formación de la opinión pública y el modo en que las personas comprenden la experiencia cotidiana en torno al delito y la violencia asociada a él. Hemos visto que ante la urgencia que constituye la existencia del ellos se torna necesaria “la puesta en valor de la vida” del nosotros, por lo que las movilizaciones reclamantes interpelan al Estado desde una sobredemanda de acción que exige siempre “medidas urgentes y efectivas”, “un plan de seguridad”, “operativos” y “más presencia policial”. El análisis de las posturas reclamantes que adoptan los empleados de taxis luego del homicidio doloso de Lorenzo Paye y tras la denuncia pública de una serie de robos calificados que sufrieran algunos de ellos, también da cuenta de esta reproducción de esta concepción policialista que alimenta dos falsos supuestos: 1. el carácter resolutivo de la seguridad pública en tanto esquema de comprensión de “la inseguridad” como un problema que puede resolverse de manera radical y definitiva; supuesto que viene asociado a la equívoca idea de un Estado omnipotente que es capaz de y puede ejecutar las acciones que se les piden y que estas acciones, indudablemente, tendrán un impacto positivo sobre el fenómeno. Así, la necesidad real de las medidas, su viabilidad y su efectividad, resultan ejes de debate y discusión que se minimizan, se postergan o, en la mayoría de los casos, se suprimen. 2. la retórica belicista o dialéctica de la guerra (Saín, 2008:139): como lo expresa Foucault, “la guerra es una especie de episodio de ruptura que suspende el derecho y lo trastoca”136. Así como en el S. XVIII la guerra constituyó el núcleo de las disputas por la potestad discursiva historizante que definía las relaciones geopolíticas y cuya centralidad fuera colmada posteriormente por las revoluciones industriales; en la modernidad tardía aparece reinventada bajo todas las formas imaginables de las conflictividades sociales que ella misma ha generado a partir de la exclusión como táctica disciplinante a escala global: esta retórica belicista que promueve la criminología mediática evidencia su reaparición bajo la forma de una guerra urbana perpetua que, primero, se reconoce por ellos, y segundo, que resulta necesario emprender para la supervivencia. En tercer lugar, el carácter ritual y ceremonial de las marchas y movilizaciones ciudadanas que, a partir de acontecimientos específicos que demuestran una impugnación generalizada del orden social, reconfigura la tecnología política del cuerpo (Foucault, 1979:33) como lugar de obtención de la verdad porque “el cuerpo está también directamente inmerso en un campo político; las relaciones de poder operan sobre él una presa inmediata; lo cercan, lo marcan, (…) lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos. Este cerco político del cuerpo va unido, de acuerdo con unas relaciones complejas y recíprocas, a la utilización económica del cuerpo”137. La protesta social escénica y políticamente dispuesta que ha instituido la criminología mediática, exhibe, expone masivamente, atraviesa y somete así a un cuerpo productivo, un cuerpo que produce saberes.

136 FOUCAULT, Michel (2000). Op. Cit. Pág. 148 137 FOUCAULT, Michel (1979). Op. Cit. Pág. 32.

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Por último, el carácter cíclico de la cobertura periodística del delito que aborda las contingencias se inscribe en un orden temporal evolutivo que articula un pasado mítico, un presente preocupante que exige respuestas contundentes, y un futuro aterrador. Al mismo tiempo que se nos involucra en una realidad colectiva desde un presente atemporal, ahistórico y de continuidad indefinida; el temor que subyace en cada acontecimiento discursivo funda y reactualiza la ruptura, el quiebre entre el pasado tranquilizador y pacífico, y el futuro irremediablemente amenazante. Así, la criminología mediática, como poder disciplinario, establece “la integración de una dimensión temporal, unitaria, continua, acumulativa en el ejercicio de los controles y la práctica de las dominaciones. La historicidad ‘evolutiva’ está vinculada a un modo de funcionamiento del poder”138.

4. Sentimiento de inseguridad, sentido común y pánico moral Tanto las expresiones desde las que se erigen las demandas ciudadanas como el posicionamiento editorial y la imagen que las empresas de comunicación construyen de sí mismas, anudan en un complejo entramado que, además del temor que infunde toda posibilidad de ser víctima, “incluye otras emociones suscitadas por el delito, como la ira, la indignación o la impotencia, y las vincula con las acciones individuales y colectivas, las preocupaciones políticas, los relatos sobre las causas y las acciones que conforman la gestión de la inseguridad. Se trata así de algo más que de la respuesta emocional a la percepción de símbolos relacionados con el delito”139. El sentimiento de inseguridad 140 constituye el motor de la criminología mediática siempre que, para explicar la realidad, los discursos de la información sobre el delito y la criminalidad recurren a un uso social del lenguaje que capitaliza percepciones, sentimientos y afectos para crear un conocimiento de sentido común141 caracterizado por un intenso predominio del miedo, el peligro y la amenaza como fuentes de argumentación. Esta idea de un temor generalizado que atraviesa una gran parte de los pasajes rescatados en cada uno de los casos reconstruidos, aparece como una síntesis de expresiones que reflejan desprotección, vulnerabilidad, fragilidad y que afloran con particular intensidad en estos contextos de protestas sociales. Pero la cuasi homogénea percepción social del delito que proyectan las empresas de comunicación y que aparece fuertemente mediada por este extendido sentimiento de inseguridad, no resulta sólo de una relación directa entre el volumen de delitos y un orden espacio-temporal determinado sino que también tiene que ver con una multiplicidad de factores y variables sensibles a temores colectivos que desbordan y trascienden al delito. Como expresa Kessler, es cierto que “si las nuevas representaciones alcanzaron un rápido consenso es porque operaban sobre sentimientos colectivos ya presentes en la sociedad. Cuando una forma particular de representar un hecho, un sujeto o una categoría social se impone

138 FOUCAULT, Michel (1979). Op. Cit. Pág. 165. 139 KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Pág. 37. 140 Como se podrá advertir, hemos optado por recurrir a la noción sociológica de sentimiento de inseguridad (Kessler, 2011) como un modo de eludir la falsa discusión que la lógica binaria de la criminología mediática agota en la simplista oposición entre sensación de inseguridad o inseguridad real. 141 “El sentido común, como dice Geertz, es una interpretación de la experiencia inmediata, su autoridad es el mundo. (…) cuando se trata de fenómenos complejos, o de gran escala, como es el caso, no puede haber una percepción inmediata, el sentido común es entonces una elaboración secundaria, que depende de estereotipos, prejuicios, razonamientos preconcebidos.” ZAFFARONI, Eugenio (2011). Op. Cit. Pág. 200

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en el espacio público, cabe interrogarse sobre la base emocional colectiva que favoreció su predominio. En relación con el delito, la hipótesis de Darío Melossi es que los modos específicos de caracterizarlo son proyecciones de las preocupaciones sociales más profundas de cada época”142. Con estas condiciones culturales previas, la escisión demonizante y esencialista (Young, 1999) del otro que establecen las expresiones y los testimonios victimizantes propicia un clima de pánico moral, es decir, “una preocupación más o menos generalizada y fuera de proporción, y la identificación de un sujeto diabólico, que inspira una profunda indignación moral, y que justifica una reacción violenta”143 por parte de todos nosotros, de “la gente común”. Luego, el pánico moral facilita la retroalimentación del temor por medio del miedo derivativo que se percibe particularmente en una estrategia discursiva de sobrecarga emocional siempre atravesada por una latente relación entre los topos del peligro o de la amenaza y del temor o del miedo y de la colectivización de las percepciones; y cuya presencia pudimos advertir, con mayor o menor intensidad, en cada uno de los acontecimientos reflejados en los cuatro capítulos desarrollados. Cuando un entrevistado, en el marco del reclamo de los taxistas reconstruido en el Capítulo Nº 3, emite un juicio del tipo “sólo queremos que el taxista trabaje seguro y no salga a la calle con miedo o pensando que tal vez no vuelve a su casa”, o los alumnos entrevistados por “El Litoral” que en el Capítulo Nº 4 responden “Yo salgo de la escuela y me quedo en mi casa. Porque si salís, no sabés lo que te puede pasar, te pueden lastimar, robar, matar”; se nos muestra que el miedo se entiende a partir de su inscripción en un relato mayor de orden sociocultural que le otorga un sentido contextual, mucho más allá de la particularidad de los acontecimientos que los suscitan y el grado de amenaza real que representen. Los relatos y los testimonios adquieren a veces la forma de cuentos morales (Bauman, 2006). Para la criminología mediática, la circulación de este habla del crimen144 (Kessler, 2011) representa un capital de sentido para hacer de toda información nueva un conocimiento dado a perpetuidad. Así normaliza el sostenimiento de prácticas discursivas sobre las que descansa el miedo derivativo que, a su vez, articula la narración experimentante y una desmesurada emocionalidad que se reduce a una enfatización de la relativa posibilidad de ser asesinado como idea omnipresente en el escenario social. Entonces, es más fácil convencernos de que“esto que sucede en Santa Fe es una ruleta rusa porque le puede tocar a cualquiera” y que “nos quitan la vida por cualquier cosa”. De este modo, tiene lugar el permanente señalamiento de las responsabilidades que abrevan en la estrategia discursiva de intensificación negativa de la figura del Estado que irrumpe luego de cada uno de los cuatro acontecimientos discursivos 145 y que magnifica los reclamos, las marchas, las manifestaciones y las movilizaciones: la notoria desconfianza y el profundo cuestionamiento que inspiran no sólo las agencias policiales, judiciales y penitenciarias sino todas las instituciones públicas, constituyen otra de las variables que percuten en la amplificación de los temores sociales vinculados al delito. Porque “la seguridad y la inseguridad

142 ZAFFARONI, Eugenio (2011). Op. Cit. Pág. 257. 143 ESCALANTE GOZALBO, Fernando (2012). Op. Cit. Pág. 15. 144 “…cuando hay más personas victimizadas, más comentarios y conocidos que han sufrido un delito, obran como caja de resonancia de lo acontecido e influyen en las expectativas de otros a sufrir un ataque personal en el futuro”. KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Pág. 257 145 El homicidio doloso de Daiana Ruiz en un episodio de robo calificado, en el primer capítulo; la denuncia pública de una “ola” de delitos contra la propiedad que los vecinos de la costa denunciaron públicamente, en el segundo capítulo; el asesinato del taxista Lorenzo Paye en ocasiones muy poco claras, en el tercer capítulo; y la ocurrencia de un grupo de padres del Colegio Verna de llevar adelante una particular modalidad de protesta para concientizar a las autoridades, en el cuarto capítulo.

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están relacionadas con el tipo de protecciones que una sociedad garantiza o no de manera adecuada. La creciente sensibilidad frente a la inseguridad sería consecuencia de un desfase entre una expectativa de protecciones socialmente construida y las capacidades efectivas de esa sociedad para proporcionarlas”146. Así es como, consecuentemente, tiene lugar una victimización orientadora de la conducta individual y colectiva, como las prácticas materiales reclamantes, las que “están arraigadas en una cultura afectiva que provee esquemas de experiencia y acción sobre los cuales el individuo entreteje luego su conducta y reflexión, siguiendo una serie de variables. Desde nuestro punto de vista, una cultura afectiva brinda, primero, reglas orientativas que sugieren qué sentimiento conviene o no sentir según la ocasión y el grupo social, el sexo o la edad -lo que Hochschild (1979) llamó ‘reglas del sentir’- y, segundo, en relación con un determinado evento, aquellos sentimientos que son o no legítimos o convenientes para expresar en público, tanto como su frecuencia e intensidad -las ‘reglas de expresión’, según Paul Ekman (1972)-”147. Y como pudimos observar, las movilizaciones sociales expresan un humor social caracterizado por una enorme predisposición (muchas veces, inquisitoria y visceral) a la demanda de acción dirigida al Estado que, incluso a pesar de la falta de confiabilidad que inspira, puede sintetizarse en una exigencia de “medidas” o de “un plan de seguridad”, que significa siempre “mayor presencia policial”, “más patrulleros” y más “equipamiento” como garantes de eficiencia. Ahora bien, ¿dónde descansan estas posturas que evocan siempre a un enorme sector de la sociedad cansado, enojado y que pareciera estar de acuerdo en la necesidad de aplicar mayores castigos y medidas policiales de protección?, ¿qué manifestaciones ideológicas subyacen a esto?, ¿cuáles son las bases ideológicas constitutivas y sobre las que opera la criminología mediática? 5. El populismo punitivo y el mito de la tolerancia cero como sustento ideológico La criminología mediática y la tendencia predominantemente punitiva de las reacciones sociales que estimula pueden comprenderse a partir de la idea que sostiene que “en la medida en que los conceptos de un discurso están relacionados como un sistema, son parte de una teoría o ideología, es decir, de un sistema de conceptos y de imágenes que son una manera de ver y de aprehender las cosas, y de interpretar lo que se ve o se oye o se lee”148. El sentido común que promueve la criminología mediática, y que pareciera dominar el espíritu de nuestros tiempos, ha facilitado una reelaboración cultural del delito en el espacio público. Existe un conjunto de narrativas, relatos y discursos que tendería a converger en expresiones propias del populismo punitivo, esto es, unas “técnicas que se especializan en construir poder aludiendo a ese ‘sentido común’ manejando la política de las representaciones del imaginario que suponen popular y las emociones que en él circulan”149. Lo que la criminología mediática pugna por ocultar bajo la aparente transparencia que monta sobre el componente de la sinceridad que encarnan las expresiones sociales y, sobre todo, de aquellos reclamos que exaltan la lógica del castigo con una cierta dirección ideológica; es que el populismo punitivo “no es un producto natural de las emociones ‘no politizadas’ de los individuos o las masas, sino un saber técnico que supone discursivamente ese sentido común,

146 KESSLER, Gabriel (2009). Op. Cit. Pág. 60. 147 Ídem. Pág. 42. 148 TREW, Tony (1983). Teoría e ideología en acción, en “Lenguaje y control”. Pág. 128. Fondo de Cultura Económica. México. 149 GUTIÉRREZ, Mariano (2011). Op. Cit. Pág. 16.

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lo naturaliza, lo deifica discursivamente, y, sobre todo, lo utiliza, en función de otros intereses que no los de ese ‘pueblo’ o esa ‘gente’ (ni los intereses ‘legítimos’ o funciones manifiestas de las políticas criminales)”150. Las marchas y las movilizaciones que devienen en sentidas ceremonias colectivas de dolor e indignación dan cuenta de una especie de regresión histórica a la exaltación del castigo que, aunque aparece bajo el ropaje de legítimas demandas dirigidas hacia el Estado, domina la percepción cotidiana como garantía de orden y seguridad. Del mismo modo, la ejecución de la pena, aunque en el plano simbólico, se desfragmenta y se distribuye entre los elementos institucionales que componen el dispositivo de la seguridad pública para caerle, a través de un excesivo protagonismo de las víctimas, a la figura de un delincuente promedio que se caracteriza a través de estrategias discursivas que lo definen. Cuando reproduce obsesiva y livianamente aquellos testimonios en los que se señala que los vecinos “quieren que los delincuentes ‘se pudran en las cárceles’, y que para ellos ‘no haya derechos humanos’, que la policía (sobre la que hubo todo tipo de críticas) ‘directamente los mate” (como destacaba el cronista de “El Litoral” cuando abordábamos la estrategia de legitimación de la palabra y construcción de una verdad desde la condición de víctima en el marco del primer capítulo), la criminología mediática redefine el carácter jurídico de la pena en base a virtualidades: “calcular una pena en función no del crimen, sino de su repetición posible. No atender a la ofensa pasada sino al desorden futuro”151. Se instrumenta el componente de la sinceridad para robustecer su presunta representatividad social al mismo tiempo que animar la visceralidad punitiva como un deseo casi universal de la población por un castigo que debe ser siempre extremo. Las livianas exigencias de vastos sectores de la población por una prisionización infinita o incluso la incorporación de la pena de muerte al Código Penal, graficadas, por ejemplo, en la irrupción de familiares de Daiana Ruiz y vecinos en el recinto del Senado santafesino destacada en el marco del Capítulo Nº 1; constituyen demandas sintetizadoras del mito de la tolerancia cero como respuesta incuestionablemente necesaria que debe adoptar el Estado frente a los delitos más violentos, como la fórmula más eficaz para devolvernos la tranquilidad del pasado idílico que marcó nuestras infancias, porque “ahí en el barrio nunca había pasado algo igual…” (Capítulo Nº 1). Los orígenes de tolerancia cero pueden hallarse durante la primera mitad de los ‘90, cuando la mayoría de los países industriales (Estados Unidos entre ellos) registró una considerable reducción en los índices delictivos, pero el fármaco milagroso había sido creado por el New York Police Department (NYPD), según predicaba incansablemente el por entonces comisionado William J. Bratton. El mencionado investigador británico Young se ha ocupado de denunciar el carácter falaz de este paradigma que desde entonces es comúnmente presentado por la prensa como un exitoso modelo de políticas de seguridad pública emprendido y llevado a cabo a partir de un indiscutible protagonismo de las instituciones policiales; y que pareciera descansar en seis preceptos fundamentales: “1) una disminución de la tolerancia hacia el delito y la desviación; 2) la utilización de medidas punitivas y algo más drásticas para alcanzar lo anterior; 3) el retorno a lo que se percibe como niveles de respetabilidad, orden y civilidad del pasado; 4) la adquisición de conciencia acerca del continuum entre incivilidades y delito, siendo considerados como problemas tanto el rompimiento de reglas de bajo perfil respecto a ‘calidad de vida’,

150 GUTIÉRREZ, Mariano (2011). Op. Cit. Pág. 16. 151 FOUCAULT, Michel (1979). Op. Cit. Pág. 97.

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cuanto los delitos graves; 5) la creencia de que hay una relación entre delitos e incivilidades, en la cual las incivilidades, si son ignoradas, llevan por variadas rutas a un aumento del delito; 6) el texto clave como inspiración de este movimiento, mencionado con repetición, es el ya clásico artículo de Wilson y Kelling de 1982, aparecido en Atlantic Monthly, titulado ‘Broken Windows’152 (Ventanas rotas)”153. Pero, como se ocupa de desmentirlo el mismo Young, la reducción de los delitos (sobre todo de los homicidios dolosos y los heridos por armas de fuego) registrados en New York entre 1993 y 1996 también había tenido lugar en la mayoría de las grandes ciudades norteamericanas donde los respectivos cuerpos policiales no necesariamente habían adoptado un método agresivo en la persecución del delito o ni siquiera habían modificado sus políticas de seguridad. Ello no sólo obliga a echar por la borda la teoría de que aquella disminución significativa haya sido resultado de la aplicación de prácticas innovadoras por parte del NYPD sino que, además, y coincidentemente con lo que hemos expresado en reiteradas oportunidades, refuerza la certeza de que la labor policial sólo puede tener una incidencia limitada en la prevención, el control y el conjuramiento de la amplia gama de delitos que afectan a una sociedad. La tan publicitada tolerancia cero o la predicada mano dura policial no son más que intensas campañas retóricas que la criminología mediática ha emprendido en todo el mundo para predicar una falacia cosmética (Young, 1999), que “concibe al delito como un problema superficial de la sociedad, a flor de piel, que puede ser tratada usando la pomada apropiada, antes que como una enfermedad de la sociedad en su totalidad. Esto engendra una criminología cosmética que ve al delito como una mácula, la cual, mediante un tratamiento adecuado, puede ser removida del cuerpo que, por otro lado, es en sí mismo saludable y no requiere reconstrucción. (…) Es así que revierte la causalidad: el delito causa problemas a la sociedad, antes que sea la sociedad la que causa el problema del delito”154. ¿De qué otro modo podría explicarse la insistencia de los medios de comunicación por comprender la seguridad pública como un fenómeno que el Estado debe y puede resolver de manera rápida y sencilla? Lo que esta ansiedad social por la obtención inmediata de un orden absoluto invisibiliza no es solamente que aquellas personas cuyo grado de vulnerabilidad social resulta significativo sufren una mayor victimización real sino que, además, es sobre estos grupos sociales que recae sistemáticamente una selectividad punitiva que ejerce el sistema de justicia criminal con cada uno de los órganos de control social que derivan de ella. Lo describe perfectamente Marcelo Saín cuando expresa que “existe una significativa disparidad entre el inconmensurable conjunto de conflictos o hechos lesivos (hechos que han sido formalmente criminalizados por las agencias de criminalización primaria a través de las leyes y normas penales) que realmente acontecen en la vida social, y aquellos que son efectivamente conocidos, abordados y procesados por las agencias policiales, judiciales y penitenciarias.

152 Antes que una aplicación de políticas de tolerancia cero basadas en una amplia discrecionalidad policial, lo que el Comisionado Bratton hizo al frente de la policía neoyorquina fue implementar una política de ventanas rotas sustentada en la filosofía de los mencionados George Kelling y James Wilson. Al respecto, Young señala que “el punto de vista de Wilson y Kelling fue que el control sobre delincuentes menores y conductas que lleven al desorden, sin ser delictivas, era tan importante para una comunidad como el control del delito mismo. Incivilidades, delitos de ‘calidad de vida’ causaban una mayor parte de los sentimientos de inquietud entre los ciudadanos urbanos. Y, a esta comprensión absolutamente acertada, se agregaban dos propuestas controvertidas. Estas eran, a saber: por un lado, que la policía ineficaz respecto al control de delitos serios, podría ser fácilmente efectiva en el control de conductas que tiendan al desorden, el cual, en efecto, era el papel tradicional de la policía. Y, por otro lado, que el control de las incivilidades, de alguna manera sacaría a la comunidad de la desesperanza y la desintegración, de modo que una comunidad revitalizada de dicha manera podría revertir a tiempo la espiral de abandono y reducir la incidencia de los delitos más serios, por medio de controles informales y vigilancia ciudadana”. YOUNG, Jock (1999). Op. Cit. Pág. 201. 153 Ídem. Pág. 195-196. 154 Ídem. Pág. 205

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Estas agencias de criminalización secundaria sustentan una limitada capacidad operativa frente al conjunto de los hechos y actos lesivos que se producen en la vida social y que hacen a la criminalidad real, lo que les impone la necesidad de emprender un proceso de selección criminalizante de algunos pocos hechos o actos delictivos para abordarlos y procesarlos”155. Que la criminología mediática haya logrado seducir fácilmente con sus promesas de protección, aprovechando la incertidumbre generada por la fuerte impresión de amenaza constante que poseen las sociedades tardomodernas, confirma su inscripción en el marco de una economía del poder de castigar que se disputa “en el punto en que los castigos universales de las leyes vienen a aplicarse selectivamente a ciertos individuos y siempre a los mismos”156, porque “sería hipócrita o ingenuo creer que la ley se ha hecho para todo el mundo en nombre de todo el mundo; que es más prudente reconocer que se ha hecho para algunos y que recae sobre otros”157. Esta selectividad institucional representa el núcleo de la relación interdiscursiva entre una doctrina policial de nítidos rasgos autoritarios, que reivindica la existencia de cuerpos policíacos con amplias facultades discrecionales sujetos al menor control gubernamental posible; y los discursos de la información que, con su retórica belicista, promueven la miope concepción policialista que se sustenta en la falsa idea del carácter resolutivo de la seguridad pública. La criminología mediática es, al mismo tiempo, causa y efecto de esta histórica y estructural selectividad institucional para ejercer un poder punitivo que pretende racionalizar las pulsiones de venganza del nosotros contra el ellos integrado por personas que devienen objeto de una construcción social estigmatizante basada en su pertenencia de clase, sus particularidades etarias, estéticas, de residencia, ocupacionales o profesionales, políticas, o culturales. En este contexto, el populismo punitivo que predica la criminología mediática viene a acentuar las diferencias materiales, económicas, culturales, políticas y de clase entre los estratos medios y altos que poseen la ilusión de crear un utópico orden social a través de una intensa utilización de los instrumentos penales, y enormes sectores de la población que también sufren una criminalización real, a la vez que se los convierte en chivos expiatorios a combatir.

6. Hacia un periodismo responsable y autocrítico El recorrido del camino trazado hasta aquí, nos ha demostrado que el lenguaje está enormemente comprometido con los modos en que una sociedad tiene de elaborar y nombrar cada uno de los problemas que dominan el espacio público, como el delito y sus violencias. Nuestra presunción inicial acerca de la existencia de una nítida relación entre los medios de comunicación, una dominante percepción social del delito y un extendido sentimiento de inseguridad; queda confirmada al tomar dimensión de las influencias que ejerce la criminología mediática como enclave articulador de esta relación, que no sólo condiciona las formas de comprensión del dispositivo de la seguridad pública en el espacio público cotidiano sino que también incide en el desarrollo de las prácticas sociales que configuran los modos de socialización para la vida en comunidad.

155 SAÍN, Marcelo (2008). Op. Cit. Pág. 114. 156 FOUCAULT, Michel (1979). Op. Cit. Pág. 226. 157 Ídem. Pág. 280.

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Este cuestionamiento sobre la labor periodística contemporánea, caracterizada por la falta de conciencia sobre el impacto que produce la cobertura liviana e indolente de los conflictos vinculados a la seguridad pública y despojada de la responsabilidad social que demanda su ejercicio, pretende ser una invitación a la reflexión sobre la necesidad de avanzar gradualmente hacia una profesión que ofrezca lecturas más rigurosas y dotadas de un mayor carácter científico sobre el tema. La complejidad de las condiciones sociohistóricas impone un mayor espíritu crítico en el tratamiento de la información vinculada al fenómeno del delito y en el ejercicio periodístico, nos exige una transformación en las prácticas discursivas con la intención de generar verdaderos cambios en los órdenes institucionales y sociales. Sólo de este modo, asumiendo un verdadero compromiso social por el mejoramiento de las condiciones generales de vida, los medios de comunicación pueden realizar aportes y contribuciones significativas al debate general para el hallazgo de formas democráticas de mitigar los problemas de seguridad pública. De otra manera, desde la comodidad demagógica, sólo seguiremos alimentando el miedo colectivo, ampliando las brechas de las desigualdades sociales y consolidando la exclusión.

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