Conversatorio Educar en Arte a los niños y las niñas: ¿altruismo o resistencia?
No nos falta comunicación, al contrario, tenemos demasiada. Nos falta creación. Nos falta resistencia al presente. Gilles Deleuze y Félix Guattari El arte, en cualquiera de sus formas, es un conocimiento que configura y hace visibles los signos y las fuerzas que fuerzan al pensamiento a pensar. Pensar, entonces, es crear, descubrir, interpretar, inventar nuevas posibilidades de vida. César Ospina
En una era donde los medios masivos de comunicación, y la publicidad en todas sus formas, establecen ejes existenciales a partir de los cuales el ser humano configura su subjetividad; en una época donde la vida es administrada y entendida como elemento fundamental de la producción capitalista, quizás renace la pregunta por el estatuto del arte y más, por la relevancia de su enseñanza en cualquiera de las etapas de vida y contextos del hombre. Pero más allá de esto y de la jerarquía que existe en la producción artística, nos preguntamos hoy día si es posible seguir haciendo arte y más, si es posible seguir educando en arte cuando nuestra sociedad, y especialmente los niños y las niñas, se encuentran sumergidos en otras lógicas de pensamiento y de vida mediadas precisamente por aquello que se les presenta de forma mediata por el consumismo. Con ello, no nos referimos propiamente a los dispositivos de los mass media (sabemos que la tecnología de aquellos dispositivos ha servido como elemento creativo para nuevas expresiones del ser humano), sino a aquello que se encuentra detrás, es decir, a la producción de lógicas que se inoculan en la mente misma del hombre. Sabemos de las formas de vida que han generado dichas lógicas: mujeres anoréxicas; jóvenes que pasan los mejores años de su vida en Centros Comerciales; la tendencia de muchas personas a vivir en el consumo; niños, niñas, jóvenes y adultos que consideran que hay que tomar lo bueno de la vida, pero acompañado de una Coca Cola, y ni qué decir de aquellos seres que el sistema mismo margina y excluye dejando en ellos los rezagos de nuestra “Gran Cultura”. Esto realmente nos cuestiona, pero la utopía de 1
“salir” del sistema capitalista realmente está mandada a recoger. ¿Qué hacer entonces? ¿Qué papel juega el arte en esta maraña inmensa de relaciones de poder? ¿Es el arte acaso una forma de resistencia? ¿El educar en arte aflora y potencia el altruismo que hay en nosotros? Muchos son los cuestionamientos que surgen al momento de sumergirnos en un concepto tan complejo. Sin embargo, lo más importante es poder preguntarnos por nuestra labor educativa-cultural en tiempos de globalización. Cuál es el papel que se juega el arte (si podemos hablar todavía de arte) frente a las políticas de infancia, frente a los planes de educación, etc. ¿No será que nuestra labor sigue alimentando de alguna manera aquellas lógicas de las que hablábamos más arriba? Y si no es así, entonces, ¿cómo es? ¿Cuáles son los elementos pedagógicos, éticos, epistémicos, en fin, cuáles son las relaciones y sensibilidades que estamos generando en la infancia a través del arte? Todas estas preguntas nos invitan a propiciar la reflexión y el debate en torno a nuestra labor. Dicho proceso hay que construirlo, hay que crearlo y más en una época donde la violencia hacia nuestros niños y niñas se ha agudizado enormemente; en una época donde estamos experimentando los cambios que sufre la Tierra a causa de nuestra violencia contra ella; en una época donde pareciera ser que seguimos resistiéndonos a resistir; en una época donde el arte es un asunto de “tiempo libre”. Que sea esta, entonces, la oportunidad de entablar un diálogo entre las distintas organizaciones que trabajan a través del y por el arte y la cultura en general con los niños, las niñas y la juventud, con el fin de armar un tejido de relaciones que redunden, quizás, en posiciones críticas y cuestionadoras de nuestra época, pero que también nos lancen hacia nuevas formas de ver y configurar el mundo.
CORPORACIÓN CULTIBA Septiembre de 2005
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