BICILUETAS ExposiciĂłn Virtual
ÂżCuĂĄl es tu mejor herencia? Cuando era niĂąo vivĂ en una casa de cuatro pisos muy grande. Era la casa de mi abuela, de la que no heredĂŠ ni un peso cuando la vendieron. En la terraza del cuarto piso, es donde empieza esta aventura de contar historias encima de una bicicleta. El recuerdo me lleva a ese momento cuando por primera logrĂŠ mantener el equilibrio sobre bicicleta sin la ayuda de las ruedas auxiliares, ni de la mano de mi abuela sujetĂĄndome del sillĂn. Este viaje comienza en ese mismo instante.
2007 2017
En el aĂąo 2017 se cumplĂan 10 aĂąos de viajes en bicicleta. HabĂa que celebrarlos de una manera especial. Se me ocurriĂł organizar una galerĂa de fotos, reuniendo algunos registros fotogrĂĄficos de los viajes que hasta ese momento habĂa hecho en Colombia y Europa. Al principio me emocionĂŠ mucho, desempolvĂŠ mis diarios escritos en viejas libretas a mano alzada y recopilĂŠ cerca de 90 fotografĂas. LlegĂł el momento de buscar un lugar para mostrar al pĂşblico esta recopilaciĂłn, busquĂŠ muchos sitios en BogotĂĄ pero el costo y los requisitos estaban fuera de mi alcance.
Confieso que desistĂ de la idea. En ocasiones me preguntaba Âża quiĂŠn carajos le interesarĂa visitar la galerĂa de una dĂŠcada de viajes en bicicleta? A pesar de eso, seguĂa pensando cĂłmo celebrar. Lo Ăşnico que se me ocurrĂa en esos dĂas, era organizar un viaje a Santa Marta, un destino muy especial por ser el primer lugar al que lleguĂŠ en bicicleta en el aĂąo 2007. TenĂa en la cabeza invitar algunos amigos cercanos para que me acompaĂąaran. Si un plan organizado, solo ideas, mantuve una conversaciĂłn con Wilmar GarcĂa, un amigo cercano quien me sugiriĂł no abandonar la idea de organizar la galerĂa y hacerla en las paredes de mi casa. Âżmi casa?
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980 km
09
1100 km
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1250 km
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890 km
16 17 1200 km
BogotĂĄ Desierto Tatacoa BogotĂĄ Santa Marta
BogotĂĄ CapurganĂĄ Cartagena
EMO CIO NES
DEL CAMINO
BogotĂĄ Cabo de la Vela
Madrid Valencia Barcelona
BogotĂĄ QuibdĂł
Biciluetas
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ĂĄ AntioqueĂąo
El objetivo de este proyecto no era mĂĄs que compartir anĂŠcdotas de viajes, por lo menos tenĂa la garantĂa que algunos familiares y amigos visitarĂan mi hogar para escucharme. El verdadero reto era convencer al pĂşblico que, en un espacio de 53 metros cuadrados, sentados en las sillas del comedor, el sofĂĄ de la sala y hasta la cama donde duermo podĂan contemplar una galerĂa compuesta de 86 fotografĂas y un par historias de viajes en bicicleta.
JUNIO/17 ÂĄManos a la obra! Sin importar si alguien mĂĄs, aparte de mi nĂşcleo social y familiar se interesarĂa en las fotografĂas y las historias de esta aventura, agrupĂŠ y separĂŠ varias fotos en cada pared para representar una emociĂłn. A partir de esto dispuse de 7 espacios y construĂ un relato que viajaba por aquello que yo habĂa sentido rodando en la bicicleta por diferentes lugares de Colombia y Europa.
ĂĄ, ChocĂł - 2009
Ăa SaldaĂąa, Tolima - 2016
La bondad de la tierra colombiana y sus campesinos
En la Virginia, Risaralda una seĂąora de la cual no logro recordar su nombre, me regalĂł dos piĂąas y con ellas, su sonrisa. Gestos imborrables que hacen parte de los detalles y la sorpresa de un viaje. Las dos piĂąas viajaron durante dos dĂas amarradas en la parte trasera de mi bicicleta. No tenĂa la forma de pelarlas, asĂ que pueblos mĂĄs adelantĂŠ, entrĂŠ a un restaurante, donde una seĂąora que relacionĂŠ en mis diarios como Fabiola, me explicĂł una manera fĂĄcil y sencilla de quitarles la cĂĄscara y el corazĂłn. Una piĂąa fue mi almuerzo, y la otra, la cena de un habitante de calle que pasaba por el lugar.
Ăa Salento, QuindĂo - 2015
Ă, Cesar -2014
En el 2014 atravesando las eternas rectas del Departamento del Cesar, la imprudencia de un camiĂłn que intentĂł sobrepasar un auto, por poco termina con mi vida y la de mi acompaĂąante. Una acrobĂĄtica maniobra nos permitiĂł lanzarnos a la cuneta justo a tiempo. Ăa Salento, QuindĂo - 2016
Ăa TadĂł, ChocĂł
El viaje en bicicleta es un viaje lento. Un viaje que enseĂąa a mirar arriba, abajo, a los lados. Es como un pabellĂłn de detalles que enseĂąan a encontrar sorpresa en cada curva del camino. La Colombia rural cuenta asombrosas historias del conflicto, algunas parecen inventadas, sacadas de una gran novela. No me gusta hablar de las cosas negativas de un viaje, y es que en realidad, no tengo nada negativo para darle importancia. Cada momento de estos diez aĂąos me ha enseĂąado valiosas lecciones para mi vida, pero no puedo negar que el miedo es una sensaciĂłn alucinante que en ocasiones me acompaĂąa.
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El miedo es una droga alucinante
Se suponĂa que el viaje habĂa terminado hace dos dĂas en Turbo. Pero no fue asĂ, un nuevo destino apareciĂł en el mapa y aĂşn seguĂa “dando loraâ€? en bicicleta por una trocha del UrabĂĄ AntioqueĂąo con destino a Cartagena, la capital del departamento de BolĂvar. La vĂa que conduce a San Juan de UrabĂĄ desde NecoclĂ era una piscina de barro. Al costado derecho, uno detrĂĄs de otro, una fila de carros esperan a que abran la vĂa. Al parecer, el atasco lleva varios dĂas. Los conductores se las han arreglado para dormir, comer y hasta han encontrado la manera de babosear el tiempo jugando cartas. DespuĂŠs de un largo tramo sorteando la trocha, sobrepasamos por “un laditoâ€? al responsable: un camiĂłn doble troque volcado sobre la vĂa. Creo que mi amigo y yo coincidĂamos en dos sensaciones: la primera, ir en bicicleta era mucho mejor, asĂ tuviĂŠramos salpicada hasta el alma de barro, que estar en el trancĂłn; la segunda, que nos habĂamos metido en la grande, al aceptar la invitaciĂłn de dilatar nuestros dĂas de viaje por los Montes de MarĂa.
EL MARRANO NÂş 24
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Â? Â? Ăa - 2009
E L PAI SA William GĂłmez GĂłmez es su nombre, oriundo de MedellĂn. Durante mĂĄs de 20 aĂąos habĂa recorrido las carreteras de Colombia en su camiĂłn transportando mercancĂas de un lugar a otro. Su contacto con la realidad lo habĂa convertido en un conocedor del conflicto armado colombiano. Su manera de contar historias era directa, sin rodeos, el Ăşnico adorno en su relato era su acento paisa “arrastradoâ€? entre madrazos y groserĂas. Me recogiĂł en Arboletes, Antioquia y durante 3 dĂas vivĂ una aventura a bordo de su camiĂłn cargado de bananos.
AZULEJA
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Azuleja es el nombre que lleva mi primera bicicleta. La llamĂŠ asĂ por el color azul del mar del Caribe, donde lleguĂŠ despuĂŠs de pedalear mĂĄs de 950 kilĂłmetros desde BogotĂĄ en el aĂąo 2007. Pero la historia empieza un poco antes, Azuleja no era azul y peor aĂşn, no era mĂa. La conseguĂ como un prĂŠstamo que me hizo Fernando Devia Trujillo, un compaĂąero de la universidad quiĂŠn en un tono de burla y buena onda, me prometiĂł que, si concluĂa la aventura de llegar a Santa Marta, la bicicleta serĂa mĂa. Tiempo despuĂŠs el color amarillo con negro de la pintura cambiĂł a Azul y surgiĂł una bicicleta que me acompaĂąarĂa en un par de viajes en bicicleta por Colombia.
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€ ó, Chocó - 2015
 ó, Colombia - 2016 ‚ Â? Â? ƒ
EspaĂąa en bici
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Es la primera aventura en solitario. Todos los viajes hasta el 2015 los habĂa hecho acompaĂąado de un viejo amigo. Juntos habĂamos compartido la pasiĂłn de viajar en bicicleta por varios aĂąos, disfrutando de todo lo que una aventura de esta naturaleza entrega: bellos atardeceres, sorprendentes historias, nuevos amigos y grandiosos recuerdos. Sin embargo, el Ăşltimo viaje que habĂamos hecho juntos a la Guajira en el aĂąo 2014 habĂa fracturado nuestra relaciĂłn. Cada uno de nosotros tenĂa objetivos diferentes. En lo que respecta a los mĂos, querĂa viajar sin afĂĄn, documentando y sobre todo permitiĂŠndole a la marcha del viaje su propio tiempo. Si debĂa quedarme unas horas, incluso dĂas, recopilando el testimonio para la construcciĂłn de una historia estaba dispuesto a hacerlo. ViajĂŠ a EspaĂąa en el verano del aĂąo 2015. En esa ocasiĂłn me acompaùó una bicicleta de ruta a la que llamĂŠ Palomo, como el “caballitoâ€? del libertador SimĂłn BolĂvar. Este viaje tenĂa una ruta trazada de 900 kilĂłmetros desde Madrid a Barcelona, pasando por Valencia. No solo era mi primera aventura solo, tambiĂŠn, estaba pedaleando lejos de Colombia, enfrentado nuevas reglas y dinĂĄmicas sociales. Desde el primer dĂa no hice mĂĄs que huir de la Guardia Civil, que en varias ocasiones me advirtiĂł que estaba prohibido viajar por las carreteras principales. Esto dificultĂł el plan de viaje que inicialmente tenĂa, con GPS en mano y un poco de improvisaciĂłn busquĂŠ vĂas alternas, lo que dificultĂł la bĂşscqueda de alimento y refugio. No fue una prueba fĂĄcil, pero junto a la Ăşltima foto en la Sagrada Familia, quedĂł un gran recuerdo acompaĂąado de una fuerza y convencimiento que el Ăşnico que necesitaba para viajar era a mĂ mismo.
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De la puerta del Sol a la Sagrada Familia fueron 986 kilĂłmetros y 9 dĂas de lecciones imborrables. Este viaje tuvo varios efectos positivos en lo que habĂa hecho hasta ese momento como periodista y como cicloviajero. ComprendĂ que despuĂŠs de todo, podĂa encarnar varias funciones al mismo tiempo: el periodista, el mĂŠdico, el ciclista, el mecĂĄnico. Si bien ya tenĂa experiencia viajando en bicicleta, marchar solo retĂł mi recursividad y la capacidad para resolver eventualidades durante el viaje. Esta experiencia me permitiĂł reconocer la oportunidad y la responsabilidad que tenĂa para contar aquello que uno vive encima de una bicicleta desplazĂĄndose por un territorio.
La historia del girasol Salir de Madrid fue un baldado de agua frĂa, helada, congelada. No habĂa completado los 15 kilĂłmetros de recorrido y ya tenĂa un lĂo con la policĂa. Las cĂĄmaras de un tĂşnel se percataron de mi presencia y un carro de bomberos fue a escoltarme hasta la salida. AllĂ afuera, dos agentes me interrogaron. Uno de ellos, reportaba a la central mi nombre y mi nĂşmero de pasaporte; mientras el otro, me preguntaba quĂŠ carajos hacĂa yo en EspaĂąa. Siempre respondĂ con la verdad, mostrando incluso, mi carnet y una carta que me acreditaba como estudiante de la MaestrĂa en Periodismo de Viajes de la Universidad AutĂłnoma de Barcelona. Pero no fue suficiente, no me creyeron. Lanzaron una advertencia muy seria: de volverme a ver en la autovĂa reseĂąarĂan mi pasaporte. Se aseguraron que regresara a Madrid y se marcharon. Con ellos se marchĂł tambiĂŠn la ilusiĂłn y el entusiasmo que tenĂa esa maĂąana.
20 15
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En un barrio de Madrid, esperando el verde de un semĂĄforo, me encontrĂŠ con un ciclista. nos miramos y con un breve movimiento de cejas nos saludamos. Cruzamos la calle a la par caminando abajo de nuestras bicicletas. Cuando llegamos al otro lado de la acera, pensĂŠ que, sĂ estaba montado en una bici, seguramente conocĂa otro camino para salir de la capital. Su nombre era Carlos y no solo sabĂa cĂłmo salir de Madrid en bici, era el dueĂąo de una tienda de bicicletas. En su oficina me explicĂł en Google Maps las maromas que tenĂa que hacer para evitar los tĂşneles y la carretera principal. DespuĂŠs de un delicioso desayuno que me ofreciĂł, emprendĂa mi segundo intento siguiendo el serpenteo del RĂo Manzanares. DebĂa llegar a TerracĂłn antes de las 5 de la tarde. Me advirtiĂł que, gracias a las altas temperaturas, podĂa contar con la suerte de no encontrarme a la Guardia Civil durante los primero kilĂłmetros antes de tomar la vĂa de servicio, por donde si estaba autorizado el trĂĄfico de ciclistas. Fue una contra reloj sin agua, soportando como lo describĂa la prensa en esos dĂas: el verano mĂĄs intenso en 50 aĂąos. Faltando unos 3 kilĂłmetros sentĂ mareo, por poco me caigo de la bicicleta. La sensaciĂłn de sed y agotamiento fueron mi almuerzo. DecidĂ descansar detrĂĄs de unos arbustos. Un poco mĂĄs a delante donde habĂa descargado mi bici, habĂa un girasol erguido en la mitad de la nada. Ese girasol apuntaba a la carretera y le daba la espalda al sol. En ese momento recordĂŠ el gusto que tenĂa mi abuela por los girasoles, esto no me quitĂł el hambre y ni la sed que tenĂa, pero mentalmente me ayudĂł tomar fuerzas, me levantĂŠ del cĂŠsped y continuĂŠ. Un ĂĄngel me estaba cuidado desde el cielo.
La bici me otorgĂł un lugar como profesional, colombiano y humano.
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V I V I R PARA V IAJAR V IAJAR PARA C O NTAR C O NTAR PARA V I V I R
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07 10
Se preguntarán ¿Cómo surgió la idea de viajar en bicicleta? Todo se lo debo a “Los Edukadores” una película del Austriaco Hans Weingartner. Este largometraje hace una fuerte crítica al sistema socioeconómico tradicional en Alemanía, allí un grupo de tres amigos activistas, idean una manera para protestar ante la diferencia de clases sociales. Si bien la película no tiene absolutamente nada que ver con un viaje en bicicleta, creo que se conectó profundamente con una difícil etapa de mi vida: diciembre del ipsum 2007 perdíaLorem la beca que me permitía continuar mis estudios de Periodismo, no tenía dinero y era probable que aplazara el semestre. En ese mes había conseguido un trabajo como auxiliar en una planta de producción que me doblaba en horario, estaba fisicamente agotado y mis relaciones familiares estaban deterioradas y un problema de salud me aquejaba. Quería huir y se me ocurrió hacerlo en bicicleta. A Hans tuve la oportunidad conocerlo unos años después en el invierno del 2010 en Berlín, Alemania.
ó - 2009
Colombia mi lugar favorito
En el año 2015 fui invitado por el Maestro Filiberto Pinzón de la Casa Editorial El Tiempo, para hacer parte de “Los Párvulos de Fili” un proyecto académico de formación en fotografía digital. En este espacio tuve la oportunidad de presentar un trabajo fotográfico que llamé “Bajo Ruanas” un registro de 10 fotografías mostrando la vida diaria de nuestros ciclistas campesinos antes de la fama, las fotos y las entrevistas. En esta fotografía aparece Juan Diego Alba el nuevo integrante del Equipo Profesional Movistar Team ayudando a sus padres en las labores del ordeño.
á - 2015
El Crucigrama del
CHOCÓ
La empresa privada le paga a los grupos armados vacunas. Los grupos armados desplazan a las comunidades, familias campesinas poseedoras de sus tierras y no propietarias. Es decir, heredaron sus tierras pero no están legalizadas ante el Estado Colombiano, no hay un título valor que lo acredite.El dinero de la extorsión reposa en los bolsillos de los grupos armados. Pero hay un negocio más rentable: el narcotráfico, el contrabando y la minería ilegal. La tierra que abandonaron, los ahora llamados desplazados por la violencia, es tomada para el cultivo de ilicitos por grupos al margen de la ley. En muchos casos las multinacionales también ocupan el terriotorio para la explotación de recursos naturales, principalmente oro y platino. Estas Megaempresas han firmado acuerdos con el Gobierno Nacional yno son consideradas como una actividad ilegal es decir, cuentan contaminar los ríos con licencias ya acabar los recursos naturales. Río abajo hay un paisano intentando sacar oro de manera artesanal, tal cual como sus abuelos lo hicieron toda la vida. Pero sus dos manos no pueden competir contra la enorme draga de la multinacional. Será mejor dedicarse a la pesca, ¿pescar? ¿qué va a pescar? si los peces han sido envenenados, han muerto. La causa: los químicos y las sustancias usadas por las multinacionales río arriba ¿la agritultura no puede ser una opción? podría serlo, pero las cosechas y la explotación de madera, se ve frustrada por los altos costos de trasnporte vía terrestre a otras veredas y ciudades cercanas, no olviden que la “carretera” sigue esperando que sus dirigentes cumplan lo que le prometieron. Los unicos que si cumplen lo que dicen, son los grupos armados. Ellos desplazan y en algunas ocaciones asesinan injustamente a quienes no pagaron la vacuna. Parece ser que vincularse a la cadena de producción de ilicitos o enfilar un grupo armado es una de las mejores opciones para sobrevivir. Los puestos de trabajo en las multinacionales como operador de una máquina o vigilante de las obras, ya están ocupados y el hambre en los hogares no da espera. Aquellos que se fueron e intentan regresar, muy posiblemente econtrarán en el patio de su casa, una empresa Americana, Canadiense o Colombiana si de producción de coca se trata. Bienvenidos al lugar donde más llueve en Colombia, pero donde menos agua potable hay. Saluden a la tierra donde se extrae uno de los metales más costosos del planeta, pero menos oportunidades existen. Abracen al pueblo que debería ser el más triste, pero inexplicablemente es donde más sabor, sonrisas y alegría existe. Tómado del diario de un viaje en bicicleta al Pacífico Colombiano en el año 2015
ó- 2016
- 2015
“la bici es mi casa” @biciclown
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V IAJ E AT RAV É S D E LA T E C N O L O G Ă?A Sin touch, sin Internet mĂłvil, sin saldo en el celular, y tambiĂŠn, sin seĂąal la mayorĂa del tiempo. AsĂ fue el principio de todo. Una ĂŠpoca donde poco o nada se compartĂa en nuestras redes sociales. Escasamente, y si la cobertura lo permitĂa, lograba hablar con mi familia y amigos para avisar que todo estaba bien. La plataforma para compartir esta experiencia fue Facebook y no en tiempo real, eso simplemente era imposible. ViajĂŠ con una cĂĄmara de bolsillo, compacta de 256 MB de capacidad, a la que habĂa que conectarle un cable y esperar mĂĄs de 15 minutos para descargar 200 archivos. Solo hasta el aĂąo 2014 cuando el Internet mĂłvil hacia parte de nuestra cotidianidad, a travĂŠs de Instagram empecĂŠ a contar el viaje en tiempo real a travĂŠs de fotografĂas. Aquello de los influenciadores, la importancia de los seguidores, el Live y todo lo que hoy compartimos en nuestra realidad, fue llegando con el tiempo junto a una valiosa oportunidad para compartir de manera mĂĄs intima todo lo que sucede viajando en bicicleta.
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“Viaje a la Eternidad� Alto de Letras, en memoria de Camilo Maecha
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Ăas, Guajira 2014
Â? - 2009
Un tarde en el Banco sorprendĂ a dos pequeĂąos a orillas del RĂo Magdalena. Uno de ellos estaba, como acostumbro a decirlo: “ cambiandole el agua al canarioâ€? mientras su amigo sostenĂa una bandeja con cocadas que vendian por las calles del pueblo. Por fortuna mi cĂĄmara estaba prendida y logrĂŠ capatar ese momento. Los niĂąos estallaron en risa cuando vieron su retrato en la pantalla de la cĂĄmara. El que estaba orinando, tomĂł una cocada con sus manos y me la regalĂł. No me la comĂ, la tirĂŠ al riĂł, lo acepto. Pero aĂąos despuĂŠs con esta fotografĂa puedo darme cuenta que cuando somos adultos nos preocupamos mĂĄs de lo necesario, por aquello que realmente no vale la pena.
Mi mejor herencia fue aprender a montar bici ÂżCuĂĄl es la tuya? La exposiciĂłn estuvo abierta al pĂşblico por 9 semanas. Durante este tiempo 86 personas asistieron a mi casa para viajar a travĂŠs de la fotografĂa y las historias que una dĂŠcada de viajes han dejado para la posteridad. KilĂłmetros de gracias hoy por viajar a travĂŠs de esta pantalla @andreszame