Revista tadao y meier-Antonio Tielve Angelick Vargas

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Historia De La Arquitectura TADAO ANDO – RICHARD MEIER

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Instituto Politécnico Universitario “Santiago Mariño” Revista Digital Asignatura: Historia de La Arquitectura IIi Profesora: maigualida mendoza Escuela de Arquitectura Integrantes: Antonio tielve Angelick vargas Telefonos: (0251) 2515464 Fax: (0251) 2548145


MOBILI ARTE


TADAO ANDO Tadao Ando es un arquitecto autodidacta influenciado por la arquitectura tradicional, la cultura y la historia japonesa, también ha tenido influencias de grandes arquitectos como Le Corbusier y Louis Kahn y como el mismo dice: “Me interesa un diálogo con la arquitectura del pasado pero debe ser filtrado por mi propia visión y experiencia. Estoy en deuda con Le Corbusier o Mies van der Rohe, pero al mismo tiempo tomo lo que ellos hicieron y lo interpreto a mi manera” Nació el 13 de septiembre de 1941 en Osaka, Japón y adquirió conocimientos de arquitectura leyendo y viajando por Europa, África y los Estados Unidos. Diseña haciendo uso de la luz como factor fundamental. Las texturas de los materiales como concreto, vidrio y el entorno natural, agua, vegetacion... son recursos para generar espacios ricos de diseño, pero carentes de ornamentos, logrando una arquitectura geométrica, minimalista y emocional. Tadao Ando se desarrolló como conductor de camiones y boxeador antes de decidirse por la arquitectura, a pesar de nunca haber tenido una formación profesional en el campo. Tadao asistió a clases nocturnas para aprender dibujo, además tomó cursos de diseño interior por correspondencia. Su obra es una arquitectura tranquila y armoniosa con la que hace hincapié en la nada y el espacio vacío para representar la belleza de la simplicidad. La sencillez de su arquitectura se encuentra principalmente influenciada por la cultura japonesa. Con el fin de practicar la idea de la simplicidad, la arquitectura de Ando se constituye principalmente de hormigón, concreto, hierro y vidrio, proporcionando una sensación de limpieza. El cuerpo de la obra de Tadao es conocido por el uso creativo de la luz natural y de las estructuras que siguen las formas naturales del paisaje; caminos de circulación tridimensionales complejos que se entrecruzan entre los espacios interiores y exteriores dando paso a formas geométricas de gran escala.


Más de 40 años de trayectoria y estudios adquiridos de forma autodidacta sitúan al arquitecto japonés Tadao Ando como uno de los mejores del mundo. Para Tadao, la falta de estudios formales no es una desventaja; a sus 71 años una de sus mayores obsesiones es seguir estudiando. Entre los reconocimientos que ha obtenido está el premio Pritzker de Arquitectura. Dentro de las obras del arquitecto destacan el Centro Roberto Garza Sada de Arte, la Arquitectura y Diseño de la universidad de Monterrey, Nuevo León. El edificio bautizado por Ando como “la Puerta de la Creación” significó un desafío importante en su carrera debido a las diferencias culturales. “Procuro que en el diseño no sólo prevalezcan mis ideas, sino que convergan con los elementos particulares de cada país”. En la arquitectura se mezclan nacionalismos, valores globales y tendencias internacionales. Se debe pensar en las costumbres y la historia de los lugares donde se construye cada obra. Tadao señala que la arquitectura es algo que cambia la vida por las emociones que genera y los recuerdos que puede ayudar a construir. Sus diseños lo reafirman al reflejar esa sensibilidad artística e intelectual que ha sido reconocida por los grandes arquitectos a nivel mundial


CASA KOSHINO La casa Koshino se encuentra ubicada en Ashiya una pequeña ciudad entre Osaka y Lobe, dos grandes núcleos urbanos de Japón. La casa se organiza en tres volúmenes de hormigón, donde dos de ellos son rectangulares, paralelos y parcialmente unidos por un pasillo subterráneo que define un patio. Uno de los volúmenes el más alargado es de una sola altura y esta orientado al Sur y esta formado por habitaciones organizadas linealmente. Un segundo volumen de dos alturas en el que se ubican en planta baja el comedor y la cocina en su planta baja y el dormitorio principal y un estudio en su planta alta. El tercero, en forma de media luna y prácticamente enterrado por la ladera, alberga un pequeño estudio.

El escalonamiento del patio es respuesta y símbolo de la naturaleza intrínseca del lugar. El patio en sí surge como una sala de estar al aire libre, cuya amplia escalinata recibe y refleja la luz natural que pasa a través de los árboles y sirve d extensión del escenario de la vida cotidiana. Se trata de un espacio exterior autónomo, un aparte de la naturaleza que ha sido aislada y apropiada por el hombre. Las ranuras verticales de los muros que contienen el patio permiten la creación de diversas intersecciones de luz y sombre, que rompen la monotonía y la simplicidad del exterior. La obra de Tadao Ando no reside en los materiales o la distribución, la clave está en la luz. Es impresionante como consigue que un minimalismo tan brutal resulte acogedor únicamente a través de la iluminación, con un estudio cuidado de las aberturas y el soleamiento, para que en cada lugar haya la luz correcta en el momento adecuado. La luz dota de vida a esta vivienda, transformando cada uno de los diferentes espacios y otorgando emoción y belleza a los mismos. El conjunto resulta tremendamente atractivo desde una mirada sensible con espacios destinados a la serenidad y a la espiritualidad.


CASA KIDOSAKI

La obra Kidosaki House, de 556,1 metros cuadrados por el arquitecto Tadao Ando está ubicada en la zona residencial de Setagaya cerca de Tokio, Japón y fue construida en 1986. Ando utilizó un estilo arquitectónico simple, empleando un lenguaje minimalista carente de adornos estéticos.

Esta amplia vivienda fue construida para tres familias: un matrimonio y sus respectivos padres. Tiene tres plantas, una para cada familia, pero en realidad la idea del proyecto es mantener la independencia de las tres viviendas en una.

La casa transmite elegancia, está hecha de materiales de construcción sencillos y está interrelacionada con los elementos naturales de su entorno.

La vivienda es un bloque cúbico de 12 metros de lado en el centro del terreno y un muro protector curveado que sigue la pendiente de la calle como fachada. Este muro se curvea hacia el interior, induciendo al ingreso de la casa. El acceso a la casa es a través de un patio de acceso, en el cual se encuentran dos escaleras. Las que ascienden llevan a la segunda planta, mientras que las que están por debajo del nivel de la calle conducen a un jardín, desde el cual se accede a las otras dos viviendas.

Los patios interiores mantienen la independencia de cada vivienda. Pero no solo cuenta con patios interiores, si no que hay exteriores también.


Museo Histórico Sayamaike

Una pasarela a lo largo del borde del espejo de agua central, detrás de una cortina de agua, lleva a un volumen cilíndrico en el extremo opuesto. Desde el interior del cilindro continúa el recorrido, llevando a los visitantes al nivel medio, donde se ingresa al edificio. El volumen principal del edificio, una sala de exposiciones de triple altura, fue determinado por el nivel superior de la rivera, a 15,4 metros de altura con una sección de 62 metros de largo que fue excavado a través de la antigua presa. Una rampa acompaña el gran muro excavado en su triple altura, llevando al visitante a otras exposiciones del museo. Las aberturas en el nivel superior también permiten observar la excavación. Las salas de exposición, son a medias subterráneas y Ando las dispuso de manera tal que hubiera una continuidad con la ribera. Mientras que de un lado el ingreso se realiza en los niveles superiores, del otro lado, el museo parece un acantilado que es necesario escalar.


RICHARD MEIER, EL ARQUITECTO REVOLUCIONARIO Admirador de referentes como Le Corbusier o Mies van der Roher, algunos aspectos de sus iniciales proyectos como la claridad y la apertura acabaron siendo totalmente asumidos en la arquitectura En reconocimiento «a una larga y genial trayectoria en el mundo de la arquitectura, artes y diseño», Richard Meier ha sido escogido ganador dentro de la categoría de Artes Plásticas de los Premios Internacionales Gabarrón 2013. El jurado destaca de la obra de este arquitecto norteamericano nacido en 1934 su continua investigación «en la creación de espacios, a la busca de luz, claridad, belleza, practicidad, equilibrio en formas y espacios»; cualidades que, añade, le otorgan una vigencia que hace su obra elemento de «estudio obligado en todas las grandes escuelas de arquitectura del mundo». Formado en la Universidad de Cornell, Meier estableció su propio estudio en Nueva York en 1963. Ya a finales de esa década, su nombre formaba parte junto al de Peter Eisenman, Charles Gwathmey, John Hedjuk y Michael Graves de los denominados New York Five: arquitectos, por entonces treintañeros, cohesionados por un profundo respeto hacia la modernidad, la priorización de las cuestiones formales sobre aspectos como contenido y función. Conceptos que materializaron en refinados edificios, caracterizados por un énfasis en la delgadez, lo plano y la transparencia. Meier ha señalado a Le Corbusier, Alvar Aalto o Mies van der Rohe como algunas de sus referencias fundamentales, pero destaca particularmente su fascinación por la Casa de la Cascada de Frank Lloyd Wright como una fuerza de inspiración crucial, decisiva en la concepción de su primer proyecto: una vivienda para sus padres. Aunque su apellido tiende a asociarse con importantes edificios públicos, localizados en Estados Unidos, Europa y Asia, fue la Casa Smith en Connecticut, una de las residencias privadas con las que comenzó su trayectoria profesional, la que en 1965 le convirtió en un arquitecto reconocido en su país. Cuando en 1984 recibía el Premio Pritzker (a la sazón, el arquitecto más joven laureado con ese galardón), evocaba


cómo aspectos que entonces resultaban innovadores tales como «la claridad, la apertura, la directa articulación entre espacios públicos y privados, su relación con el paisaje» habían acabado deviniendo rasgos totalmente asumidos por la arquitectura apenas dos décadas después. Su celebrada conversión de los antiguos Laboratorios Bell Telephone en Greenwich Village en 383 apartamentos fue el indicio de que las cualidades de Meier podrían desplegarse de manera más interesante en edificios de mayor escala.

Comprometido con la calidad The Atheneum en 1979 (New Harmony, Indiana) y el High Museum of Art (Atlanta) en 1983 corroboraron a Meier como uno de los más deseados y conocidos arquitectos de la década de los 80, particularmente para la realización de museos. El Museo de Artes Decorativas (Frankfurt), la sede del MACBA (Barcelona), el Getty Center (Los Ángeles) o el Museo del Ara Pacis (Roma) destacan con la racionalidad formal y el resplandeciente blanco que caracterizan inconfundiblemente el estilo de este arquitecto. Una arquitectura a la que si bien se le pudo reprochar en algún momento un cierto exceso de neutralidad y cierta falta de riesgo merece, retrospectivamente -y a la luz de las consecuencias de excesos de estilo gratuitos por mor de «lo icónico» que han perseguido colegas tan próximos a Meier como Eisenman-, el reconocimiento de no haber perdido por completo de vista el deber de un compromiso con unos principios de calidad arquitectónica. A obras esenciales en su trayectoria como la Casa Douglas, la sede de Canal + (París), el Ayuntamiento de la Haya, los palacios de justicia de Islip y Phoenix, la Iglesia del Jubileo en Roma. Entre sus más recientes obras, en oposición a proyectos como la Torre Rotschild (Tel Aviv) o un club privado (Schenzen), que aparecen quizá como débiles concesiones al pedido de un edificio de «marca Meier», destacan otras de notable corrección como el Centro Italcementi (Bérgamo) y el Tribunal de la Ciudad Verde (Praga) como muestras de la trayectoria de una arquitectura que su autor escogió construir en blanco, por ser síntesis de todos los colores y porque permite expresar con plena claridad la esencia de un edificio.


IGLESIA DEL JUBILEO se caracteriza por un uso racional de la geometría, la claridad de sus espacios, el soberbio manejo de la luz y el uso del color blanco, como símbolo de pureza ya que es un color que contiene a todos los demás. La propuesta de Meier para este concurso destacó por su forma distintiva y elegante, el uso de los materiales en relación a las tecnologías de construcción, la presencia de la luz como un elemento que determina el carcácter de la obra y la fuerte connotación del edificio como un lugar para el hombre, "no sólo como lugar cristiano, sino para toda la comunidad mundial". No obstante, el proyecto de Meier incluye claras referencias a la fe cristiana y católica en particular. El complejo se diferencia formalmente de los edificios de su entorno, convirtiéndose en un hito blanco cuya extensa plaza se prepara para recibir a su feligresía. El proyecto se compone de dos elementos: la iglesia en sí y el centro parroquial, que consta de oficinas, un auditorio y un salón de usos múltiples. Ambos edificios se hallan separados por un plano cóncavo y unidos por la mampara de cristal en la fachada del edificio. La capilla está compuesta por tres paredes curvas a manera de velas de un barco, ya que simboliza "el barco en el cual navega la gente de Dios". Tres círculos de igual radio constituyen 3 capas que conjuntamente con la pared opuesta constituyen el cuerpo de la nave. "El conjunto discretamente se refiere a la Trinidad" dice Meier. Tanto en la parte superior como en la fachada principal y la posterior, la iglesia presenta grandes superficies acristaladas, que le garantizan un generoso flujo de luz natural. Los arcos de hormigón están graduados a una altura entre 20 y 30 metros.

El interior de la iglesia es tan impresionante como espectacular es su exterior. La luz baña las paredes curvas del espacio, ofreciendo una experiencia siempre cambiante en el visitante. Un prisma ubicado en la zona del altar utiliza fenestraciones y planos inclinados para lograr una iluminación indirecta, recordando el efecto de la iglesia de Notre Dame du Haut, de Le Corbusier, de la cual Meier se declara admirador. En el expremo opuesto, a la entrada, se ubica el órgano, montado sobre otro prisma en el que el arquitecto descompone superficies y aristas para generar un volumen blanco virtual y transparente, el cual pareciera estar flotando sobre la pared de mármol. La pared opuesta a las velas es recubierta con listones de madera, lo cual otorga calidez al espacio. El mobiliario de formas simples y abstractas, se integra al lenguaje de la iglesia. El altar, hecho en mármol travertino, hace otra vez referencia al barco


Casa Giovannitti El sentido del volumen y el sentido de la masa se combinan con los dobles volúmenes y los vacíos de los volúmenes interiores, verificando el sentido y la potencialidad de sistemas autocéntricos, abandonando aquella bidimensionalidad, por lo menos aparente, que había caracterizado tantos de los proyectos precedentes. Se trata de una pequeña vivienda para dos personas, inmersa en un área verde, donde la búsqueda de privacidad se volvió una necesidad funcional. Así es que se recurrió a los llenos en el volumen.

La matriz del proyecto es la intersección de dos cubos. Uno de los cubos se desarrolla en tres niveles y es donde se encuentra la mayor cantidad del programa. En el otro cubo se encuentran los servicios: cocina y garaje, y funciona como terraza del segundo nivel del primer cubo. Este también cuenta con terraza accesible en la cubierta. En el interior, el programa se desarrolla verticalmente, dándole a tan pequeña vivienda, espacios interiores de una amplitud inesperada. El comedor y el cuarto de huéspedes se encuentran en el primer nivel, a los que se accede desde la cocina y el garaje. La sala de estar y la entrada principal de la casa se están en el segundo nivel, junto a la terraza sobre el garaje. La biblioteca y el dormitorio se ubican en el tercer nivel. Una escalera junto al acceso comunica los tres niveles. En las áreas públicas se utilizaron grandes superficies vidriadas, mientras las zonas más privadas se protegieron con ladrillos de vidrio.


Casa Douglas La intención es crear un fuerte contraste visual en el paisaje. El volumen es un prisma blanco que emerge entre la arboleda. La cara posterior esta tratada como una fachada cerrada con pequeñas aberturas mientras que la cara delantera es una fachada abierta con grandes paños vidriados ofreciendo amplias vistas al horizonte. La forma y la disposición de las perforaciones del prisma guardan una estricta correspondencia con lo que ocurre en el interior de la casa.

En esta vivienda Meier propone composiciones formales de gran riqueza espacial. Utilizó una organización interna donde el acceso se produce por el sector más densamente construido para abrirse a un amplio espacio rodeado por vidrio. Esta organización le permitió desarrollar varios temas: el paso de la oscuridad a la luz, el cambio de escala del espacio, y desarrollar accesos a través de rampas, puentes y escaleras.

De hormigón armado, le permite hacer las sustracciones deseadas en el volumen, manteniendo la estructura independiente del cerramiento.



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