UNA MASA
FRESCA Y MUY FÁCIL DE MOLDEAR Si bien es cierto, es que en Colombia el fanatismo que se ve reflejado en diferentes ámbitos provoca un malestar sofocante y exagerado en todos los individuos. Los diversos puntos de vista y las percepciones de la vida son tan subjetivas que para quienes tienen un concepto fijo e “irrefutable” de cualquier tipo, resulta aberrante la idea de que se les confronte y se les cuestione su posición. La política trasciende en éste país tan poco apropiado de su historia y tan lleno de prejuicios sociales, a través de los medios masivos que dirigen los mismos burócratas que dominan la supuesta soberanía de nuestro territorio. Margarita Rosa de Francisco cita textualmente: “Me intriga ver la reacción violenta de tantas personas cuando les tocan a sus ídolos políticos, gente que en su perfil no tiene otra identidad que la de ser ‘ista’ del apellido de sus héroes”, premisa que no contradigo pues es lo más acertado al hecho
del fanatismo del que vengo hablando; la ovación y la predicación simultanea de la oratoria las actitudes de su santo de devoción, no demuestra más que el consumismo voraz y sin premeditación de las tan consecutivas presentaciones de él o la susodicha. Todo se reduce a que bueno, dentro de la imparcialidad que me compete como periodista pero siendo y haciendo uso de mi derecho de libre expresión y pensamiento como ciudadana de Colombia, tengo la concepción de que el tema político se encamina en el sectarismo, la religión y la adopción del discurso por parte de un lado y del otro partiendo de una sola fuente (Caso Gaitán). Hay que dejar ese delirio de superioridad por el hecho de seguir a un caudillo que de una u otra forma tiene sus pros y sus contras y actuará de la manera más conveniente cuando menos se espere y muy seguramente nunca se enterará de usted, aquel o aquella que defendió a capa y espada a un mortal imperfecto en su totalidad.
Angie L. Torres B. I.D. 350135