El farmacólogo H. Dreser, descubrió mediante la acetilización del clorhidrato de morfina, la diacetilmorfina, sustancia que fue ensayada en la policlínica Bayer como remedio para la tos y la disnea en asmáticos y tuberculosos, obteniéndose tan buenos resultados, que durante algún tiempo se creyó haber vencido a estas enfermedades. En el año 1898 se puso a la venta en farmacias con el nombre de «heroína».
Su descubridor observó que los morfinómanos tratados con esta sustancia perdían interés por la morfina, lo cual es totalmente comprensible teniendo en cuenta que es de cinco a ocho veces más activa que ésta; esta observación le llevó a la conclusión errónea de creer que la heroína no creaba dependencia, y así constaba en los primeros prospectos que acompañaban a este fármaco.
Dreser mediante procedimientos de etilización no sólo descubrió la heroína sino también el ácido acetilsalicílico (aspirina) y durante algún tiempo se vendían estos fármacos en envase doble c