CENIZAS QUEDAN
Yo estaba como siempre, en la computadora. Los chicos se preparaban para ir a un cumple. La pava chillaba en el fuego mientras preparaba unos mates. A otros les tocaba trabajar. Más de uno, todavía remoloneaba en la cama, después de una siesta. Era una tarde de sábado cualquiera, desganada rutina de fin de semana. Cuando el cielo comenzó a cerrarse y la tarde se convirtió en una asfixiante noche. Entre la sorpresa de una nube sinestramente negra, la incapacidad de estimar que hora era, el silencio de las radios locales, la confusión de las autoridades sobre que era lo que pasaba, era el boca en boca que trajo un poco de luz entre tanta oscuridad. “Reventó el Puyehue, se ve la nube desde acá”, avisó un amigo desde Junin. Otro amigo que estaba trabajando en su lote vió como esa enorme nube se le venía encima. En la calle la gente decía que estaba cayendo granizo, al principio como una cáscara blanca, luego ya la arena que domina hoy nuestro paisaje. Salí, bajé al lago y tuve algunas imágenes de lo que se veía mientras la nube alcanzaba finalmente la ciudad de Bariloche. El aire olía a azufre, las cenizas del volcán comenzaron a taparlo todo rápidamente. A las 17.30, ya en plena noche, todo estaba cubierto por cenizas. Plantas, autos, carteles, calles, portones, techos.
Mientras tanto, el espectáculo era singular. Nunca tuve una mezcla tal de miedo, sorpresa y deleite ante la belleza del espectáculo. ¿Es esto parte de la belleza de la naturaleza aunque para muchos tenga un sabor catastrófico? Por eso creo que estas fotografías son agridulces. No puedo definir si el suceso es apto para el terror, la sorpresa, el deleite o la admiración. La respuesta la tendrá cada uno de ustedes.
Guillermo Palavecino. Junio 2011. Ejemplar preparado para Feria Libro Libre www.ferialibrolibre.com
4 de Junio de 2011. 17.10 hs. Costa del lago Nahuel Huapi a la altura del km.13 de la Av. Bustillo Explosión del Volcán Puyehue , Cordón Caulle. Ya caían cenizas y la nube se desplazaba rápidamente hacia el centro de la Ciudad de San Carlos de Bariloche. Fuertes y contínuos truenos, había miedo, sorpresa, estupor.
5 de Junio de 2011. La hora de las cenizas. El gris. El gris que todo lo cubre. El lago se puso turquesa, el eterno viento del oeste dejó de soplar. El paisaje había cambiado, todo era extrañeza en esa mañana que coincidía casualmente con mi cumpleaños 40.
En plena quietud el lago medita en azules turquesas.
Crudo invierno: el mundo de un solo color y el sonido del viento Basho / Haiku de las 4 estaciones
La arena de los ciclos es la misma e infinita es la historia de la arena; AsĂ bajo tus dichas o tu pena, la invulnerable eternidad se abisma. Jorge Luis Borges, El reloj de Arena.
19 de Junio de 2011. Ni cenizas ni arena. Piedras. Piedras pomez de la explosión del volcán Puyehue flotando en el lago. Se desplazaban muy rápido y en cuestion de pocas horas abandonaban el lugar de donde venían transformando los paisajes de forma asombrosa. Paraiso. Pesadilla.
La hierba reverdece sin ayuda de nadie, la flor florece. Shiki.