Filosofía de la educación CARLOS ANTONIO HERNÁNDEZ ZAMUDIO Propuesta Educativa
Introducción En el mundo actual, las escuelas tienen que responder a nuevos retos y formas de relación con otras instituciones públicas y privadas en el ámbito nacional e internacional. La función de la escuela se encuentra ante la globalización, la era de la información, la diversidad cultural y las crecientes demandas de la sociedad. Lo anterior tiene implicaciones en la familia, en el mundo laboral y en los aspectos propios de las instituciones educativas como en su organización, las formas de apropiación del conocimiento, la obtención de recursos y el reconocimiento de la sociedad. Por ello es importante asumir la responsabilidad de analizar dónde nos encontramos y hacia dónde queremos ir, reconociendo el desafío y proponiendo ofrecer una respuesta pertinente a los estudiantes frente a un mundo de cambio. Debemos comprometernos con la calidad educativa y la excelencia académica, por ello hay que mantener la convicción de plantear un nuevo conjunto de ideales académicos para la institución, sin menoscabo de sus principios y de la relevancia del modelo educativo que ofrece a la sociedad. Esta propuesta tiene como objetivo fundamental no sólo fortalecer la atención a los ejes de educación de calidad, que son: relevancia, pertinencia, equidad, eficacia y eficiencia; sino también actualizar los referentes teóricos adecuados con el fin de ofrecer planes de estudio innovadores, diseñados para que los estudiantes desarrollen capacidades y habilidades con el propósito de recorrer trayectorias académicas y laborales flexibles, tomar decisiones en contextos complejos, trabajar atendiendo a la incertidumbre, gestionar y organizar, estructurar y ejecutar proyectos emprendedores y participar activamente en la sociedad del conocimiento. Objetivos -‐ Sustentar la flexibilidad curricular para una formación integral como principios orientadores del proceso educativo. -‐ Enmarcar el desarrollo de la propuesta en el enfoque constructivista del aprendizaje, el cual se sustenta en una formación integral que a su vez, emana de diferentes propuestas educativas. -‐ A través del quehacer académico y su vinculación con la sociedad fortalecer los fines y principios de la propuesta y responder de forma cabal a la filosofía institucional con apertura al cambio. -‐ Mediante el desarrollo de proyectos, programas y prácticas académicas vinculadas a diferentes campos y sectores de la sociedad, buscar la proyección social como eje de la formación académica y profesional.
Propuesta 1. Filosofía Educativa Este Modelo Educativo se sustenta en la flexibilidad curricular para una formación académica integral como principios orientadores del proceso educativo y en la actualización curricular como mecanismo para lograr una mejor formación profesional. De acuerdo con Díaz Villa, implica el desarrollo de estrategias diversas que pueden incluir, entre otras, el fomento a la creatividad y el sentido de responsabilidad, el fomento de la autonomía en la búsqueda del conocimiento, la incentivación hacia un acercamiento interdisciplinario hacia el saber y la práctica y la posibilidad del desarrollo de las aspiraciones o expectativas individuales. Sin embargo, cualquiera que sea la definición de flexibilidad curricular, ésta implica considerar: El análisis del currículo considerando los conocimientos, experiencias y prácticas institucionalmente seleccionadas, organizadas y distribuidas en el tiempo para efectos de la formación y sus relaciones con todos los actores tanto académicos como administrativos y otros componentes institucionales que, directa o indirectamente, están implicados en las prácticas de formación. La flexibilidad curricular puede entenderse como un proceso de apertura y redimensionamiento de la interacción entre las diversas formas de conocimiento u objetos de aprendizaje que constituyen el currículo. Esta apertura tiende a afectar los patrones tradicionales de organización y de práctica de los actores académicos. De acuerdo con los expertos, el objetivo de la flexibilidad curricular es articular el desarrollo del conocimiento con la acción como forma de consolidar en el curso de la formación una mayor interdependencia entre el saber y el saber hacer. Lo anterior implica la adecuación permanente de los nuevos conocimientos a los procesos de formación, al fomentar la capacidad de decisión del estudiante sobre la selección y combinación de contenidos y planes de trabajo, así como sobre las secuencias o rutas y ritmos de su formación. La flexibilidad implica en las instituciones educativas una re-‐conceptualización de sus discursos, práctica y estructuras organizativas tradicionales y una mayor articulación de los conocimientos que en ellas se producen y reproducen con los intereses estudiantiles y las demandas del entorno social. De esta manera la flexibilidad en la educación “tiene que ver, con la construcción de una cultura académica alternativa que tenga un carácter reconstructivo y más abierto de la organización del trabajo en lo que concierne a los procesos formativos, investigativos y de proyección, y de sus medios posibles: curriculares, académicos, administrativos y de gestión” (Díaz Villa, 2002, p. 23). Por otra parte, la formación integral, demanda retos que según Delors, pueden entenderse como principios que presuponen aprender a pensar, aprender a aprender, aprender a ser y aprender a hacer y sitúan las necesidades y exigencias del individuo en el centro de la actividad educativa.
Asimismo, es necesario plantear la visión de un sujeto capaz de asumirse como un ser global y local con capacidad de afrontar diversos problemas en la sociedad, lo que representa una ruptura con las formas tradicionales de organización de la formación y de sus contenidos, provenientes hasta ahora, casi exclusivamente de la lógica de las disciplinas. 2. Enfoque Psicopedagógico Esta propuesta se enmarca en el enfoque constructivista del aprendizaje, el cual se sustenta en una formación integral que a su vez, emana de diferentes propuestas educativas, como el aprendizaje social de Vygotski; el aprendizaje mediado de Feuerstein; el aprendizaje significativo de Ausubel entre otros, que confluyen y posibilitan su integración en una propuesta de aprendizaje en el currículum. El constructivismo concibe al aprendizaje como una reestructuración activa de percepciones e ideas, es siempre productivo, toma como punto de partida a un sujeto activo que crea soluciones nuevas en cada experiencia de aprendizaje. Los sujetos no solamente regulan su ritmo y secuencia de aprendizaje, sino que necesariamente también lo controlan. El conocimiento no es una copia fiel de la realidad, sino una construcción del ser humano; este proceso constructivo depende de dos factores fundamentales: de los conocimientos previos o representación que se tenga de la nueva información o de la actividad o tarea a resolver y, de la actividad externa o interna que el aprendiz realice al respecto. En este sentido, los conocimientos adquieren nuevos significados; se modifican y surgen otros conceptos que se apoyan en los que ya posee el estudiante en un proceso que Piaget llama de asimilación y acomodación. Si bien esta concepción del aprendizaje enfatiza un proceso individual, es decir, el propio sujeto con base en su estructura cognitiva y conocimiento previo, es quien elabora su conocimiento, no se le resta importancia al contexto escolar donde sucede esto. Es necesario ayudar al estudiante a través de su participación en actividades intencionadas, planificadas y sistemáticas para lograr una actividad mental constructiva. El estudiante es el responsable último de su propio proceso de aprendizaje. Él es quien construye o reconstruye los saberes de su grupo cultural, y éste puede ser un sujeto activo cuando manipula, explora, descubre o inventa, incluso cuando lee o escucha la exposición de los otros. La actividad mental constructiva del estudiante se aplica a contenidos que poseen ya un grado considerable de elaboración. Esto quiere decir que el estudiante no tiene en todo momento que descubrir o inventar en un sentido literal todo el conocimiento. Por eso se dice que el estudiante más bien reconstruye un conocimiento preexistente en la sociedad, pero lo construye en el plano personal desde el momento que se acerca en forma progresiva y comprensiva a lo que significan y representan los contenidos curriculares como saberes culturales. Autores como Morin y Gardner, entre otros, proporcionan algunos ejes que sustenten a la educación como el dispositivo adecuado para resolver las problemáticas que nos ocupan como individuos, como sociedad y como especie: Morin parte de que nos encontramos en un contexto global, multidimensional y
complejo, y toda educación que pretenda formar a los individuos para atender los problemas centrales de este entorno tendría que incluir algunos saberes como la importancia de la ética, la condición humana, la enseñanza de la comprensión y los principios de un conocimiento pertinente, entre otros. Por su parte Gardner, postula que el desarrollo de las inteligencias (mentes) implica: dominar las principales formas distintivas de pensar que ha creado el ser humano y diversas maneras de ampliar la propia formación durante toda la vida, de una forma regular y sistemática; principalmente a través de un pensamiento interdisciplinario, de la capacidad para plantear problemas novedosos y contribuir a su resolución, en un ambiente de respeto mutuo y valoración de las diferencias. Por otro lado, la labor del docente bajo este enfoque, se reconoce como la de un mediador entre el estudiante y el contenido, como organizador de los distintos elementos que configuran una situación de aprendizaje en el aula; acompaña y da seguimiento al proceso formativo general del sujeto que estudia. Sin embargo, el docente adquiere nuevas responsabilidades en el proceso formativo, ya que debe estar capacitado para proporcionar argumentos y conceptos adecuados al nivel de conocimientos del estudiante, así como la capacidad de realizar evaluaciones formativas a lo largo del desarrollo del curso como una base que le permita comprender la evolución del aprendizaje de cada estudiante. Aunque el énfasis se traslada del docente “tradicional” al estudiante y sus necesidades de formación, también se incrementa su compromiso ante la apropiación del conocimiento y el desarrollo y fortalecimiento de habilidades por parte del estudiante para su formación académica. Desde esta perspectiva, la función del docente es engarzar los procesos de construcción del estudiante con el saber colectivo culturalmente organizado, lo que implica que debe orientar y guiar explícita y deliberadamente dicha actividad con el fin de crear condiciones óptimas para que el estudiante despliegue una actividad mental constructiva. Para lograr que un individuo auto dirija su aprendizaje, se motive para estudiar y se responsabilice de sus metas y compromisos académicos, será necesario que el contenido a aprender mediante el manejo didáctico del docente le sea significativo. Para el logro de una formación integral, se deben ampliar las experiencias curriculares y pedagógicas en los programas, cursos, talleres, conferencias, proyectos, actividades académicas, estrategias de aprendizaje y tecnologías innovadoras en los programas de formación que ofrece. La formación flexible ubica el aprendizaje del estudiante, sus necesidades y elecciones en el centro de los procesos educativos y le permiten tomar sus propias decisiones de acuerdo a sus intereses. Con ello se propiciará la formación de sujetos más autónomos, responsables y con mayor capacidad de autoaprendizaje y solución de problemas para asumir su proyecto de formación educativa. La flexibilidad e integración curricular son preceptos básicos que permiten desarrollar y favorecer la apertura e interacción entre las diversas formas de conocimiento, u objetos del aprendizaje, que constituyen el currículo.
Estos preceptos permiten: -‐ Entrelazar, complementar y reforzar las diferentes áreas de conocimiento y experiencias para contribuir de un modo más eficaz y significativo a la labor de construcción y reconstrucción del conocimiento. -‐ Facilitar el acceso a la formación educativa a través del desarrollo de habilidades para asegurar la permanencia en los programas académicos y la conclusión de los estudios. -‐ Posibilitar la diversificación en la formación y tomar en cuenta las condiciones e intereses de los estudiantes en momentos diversos de su formación. -‐ Ampliar la oferta de contenidos formativos para permitir al estudiante una elección adecuada de su trayectoria escolar. Los trayectos de formación abren la posibilidad de que los estudiantes tomen decisiones sobre el tiempo y el lugar para sus aprendizajes. En este sentido, la formación puede trascender los espacios de las aulas, a través de diferentes estrategias y actividades de formación. 3. Descripción de la propuesta La propuesta se conforma por tres etapas de formación educativa: integración, básico, profesional. La etapa de integración está dirigida a favorecer el desarrollo para la formación académica y la apropiación de principios; es un espacio de formación que no necesariamente implica un tiempo previo a la formación académica se podrá trabajar con los estudiantes de manera paralela a su formación educativa en los ciclos iniciales. Plantea un periodo de desarrollo de habilidades básicas, transversales y transferibles en los diferentes campos de conocimiento: habilidades de comunicación y capacidades lingüísticas, pensamiento lógico, tecnológicas de la información y la comunicación, estrategias para aprender a aprender y por último las personales y sociales. Esta etapa, está estructurada con diversas actividades, con variedad de estrategias pedagógicas y no necesariamente cursos, en una temporalidad, a partir de la identificación de las habilidades que deben tener los estudiantes para el buen desempeño en su desarrollo educativo y su posterior vida académica. Comprende actualmente la primaria actual. La etapa básica apuntala la capacidad de los estudiantes para comprender problemáticas complejas e incursionar en el planteamiento de problemas sociales. Se propone como un espacio para dirigir una mirada integral del mundo natural, sociopolítico y cultural. En esta etapa se desarrollarán las capacidades de comprensión de la realidad, reflexión y análisis e iniciación de un proceso de aprendizaje permanente. Busca la
formación integral donde confluyen los distintos saberes para resolver los problemas teóricos y prácticos de manera creativa e interdisciplinaria. Comprende a la secundaria y a preparatoria actual. La etapa profesional habilita al estudiante en el conocimiento, la comprensión y la socialización en el contexto y la cultura de una profesión y enfatiza los aspectos conceptuales y metodológicos, contextualizados en el marco de las relaciones científico-‐tecnológicas, socioeconómicas, políticas y culturales. Considera los aspectos instrumentales y los procedimientos de un campo específico de trabajo profesional. El acento está en los contenidos para la formación profesional y la formación para la flexibilización del trabajo. Dicha formación es más analítica y reflexiva y busca la formación teórico-‐ práctica en una profesión específica, para abordar problemáticas complejas que se estudian y se tratan de resolver de forma inter o multi disciplinaria. Fases en el ciclo profesional son tres: desarrollo, profundización y aplicación. Comprende la universidad y posgrado. Conclusiones El método constructivista ha tenido buen recibimiento no sólo en el ámbito de la teoría educativa, sino en la antropología, la filosofía, y, por supuesto en la psicología. Son varias las interpretaciones acerca de lo que significa el método constructivista, pero todas ellas coinciden en colocar al centro de la tarea educativa al educando como sujeto activo en la estructuración del conocimiento y en la interpretación de la información que recibe. Podemos señalar que los postulados generales del planteamiento constructivista recomiendan lo siguiente: a) Aprendizajes complejos b) Negociación social y responsabilidad compartida c) Representaciones múltiples del contenido. d) Comprensión de que el conocimiento se elabora e) Una enseñanza centrada en el alumno El punto común de las actuales elaboraciones constructivistas está dado por la afirmación de que el conocimiento no es el resultado de una mera copia de la realidad preexistente, sino de un proceso dinámico e interactivo a través del cual la información externa es interpretada y re-‐interpretada por la mente que va construyendo progresivamente modelos explicativos cada vez más complejos y potentes.
Para promover el aprendizaje, el profesor o diseñador del curriculum trata de acelerar el paso de la reorganización ayudando a los estudiantes a examinar la coherencia de sus actuales formas de pensar. Previo en el sentido que se requiere de la apropiación e internalización de instrumentos y signos en un contexto de interacción para que estas funciones superiores se desarrollen. El alumno es el responsable último de su propio proceso de aprendizaje. Los alumnos construyen o reconstruyen objetos de conocimiento que de hecho están construidos. El hecho de que la actividad constructiva del alumno se aplique a unos contenidos de aprendizaje preexistente condiciona el papel que está llamado a desempeñar el facilitador. En esta selección y organización de la información y en el establecimiento de las relaciones hay un elemento que ocupa un lugar privilegiado: el conocimiento previo pertinente que posee el alumno en el momento de iniciar el aprendizaje. El contenido debe ser potencialmente significativo, tanto desde el punto de vista de su estructura interna (es la llamada significatividad lógica, que exige que el material de aprendizaje sea relevante y tenga una organización clara) como desde el punto de vista de la posibilidad de asimilarlo (es la significabilidad psicológica, que requiere la existencia en la estructura cognoscitiva del alumno, de elementos pertinentes y relacionables con el material de aprendizaje) El alumno debe tener una disposición favorable para aprender significativamente, es decir, debe estar motivado para relacionar el nuevo material de aprendizaje con lo que ya sabe. Se subraya la importancia de los factores motivacionales. El aprendizaje del alumno va a ser más o menos significativo en función de las interrelaciones que se establezcan entre estos tres elementos y de lo que aporta cada uno de ellos al proceso de aprendizaje. El énfasis en las interrelaciones y no sólo en cada uno de los elementos por separado, aparece como uno de los rasgos distintivos de la concepción constructivista del aprendizaje y de la enseñanza. El acto mismo de aprendizaje se entenderá como un proceso de revisión, modificación, diversificación, coordinación y construcción de esquemas de conocimiento. Lo que un alumno es capaz de aprender, en un momento determinado, depende tanto de su nivel de competencia cognoscitiva general como de los conocimientos que ha podido construir en el transcurso de sus experiencias previas. Otros aspectos, como el papel de la memoria, la mayor o menor funcionalidad de lo aprendido y la insistencia en el aprendizaje de "procesos" o "estrategias" por oposición al aprendizaje de contenidos, se ven igualmente afectados. La construcción del conocimiento entiende la influencia educativa en términos de ayuda prestada a la actividad constructiva del alumno y la influencia educativa eficaz en términos de un ajuste constante y sostenido de esta ayuda. Los ambientes educativos, que mejor andamian o sostienen el proceso de construcción del
conocimiento, son los que ajustan continuamente el tipo y la cantidad de ayuda pedagógica a los procesos y dificultades que encuentra el alumno en el transcurso de las actividades de aprendizaje. El facilitador y el alumno gestionan conjuntamente la enseñanza y el aprendizaje en un "proceso de participación guiada". La gestión conjunta del aprendizaje y la enseñanza es un reflejo de la necesidad de tener siempre en cuenta las interrelaciones entre lo que aportan el profesor, el alumno y el contenido. La idea clave que debe presidir su elección y articulación es la de ofrecer a los alumnos la oportunidad de adquirir el conocimiento y de practicarlo en un contexto de uso lo más realista posible. Es esto lo que en mi práctica docente inculco para que el alumno tenga una experiencia integral. A través de la construcción del conocimiento finalmente se pone aprueba con una aplicación práctica. Si un alumno conjuga adecuadamente este binomio, conocimiento y práctica, seguramente podrá efectuar un desempeño óptimo en su vida profesional. Esta combinación además foguea al alumno para que pueda reaccionar ante supuestos casos donde se tienen que resolver problemas con base a la vida real, es decir aplicar el método del caso. Este método desde mi punto de vista muy particular, me ha resultado efectivo ya que permite que los alumnos resuelvan problemas desde diferentes perspectivas, y hace que tomen conciencia que en la vida profesional, un problema puede ser resuelto de muchas maneras, generando la aplicación del pensamiento paralelo, en vías de resolución creativa de problemas. Finalmente la aplicación de este modelo constructivista, da mayor campo de actuación a los alumnos, les da más seguridad a la hora de interactuar en su vida profesional y académica. Bibliografía Aranguren, L.A. et al. El proceso de globalización mundial. Barcelona. Ed. Intermón. 2000 Chan N., María Elena y Tiburcio S., Adriana (2000), Guía para la elaboración de materiales educativos orientados al aprendizaje autogestivo. Mecanograma. Versión Junio 2000, 53p. Hernández, R. G..Paradigmas en psicología de la educación (primera edición). México: Paidós Educador. 1998. 267p. Tenti Fanfani, E., La escuela y la cuestión social. Ensayos de sociología de la educación, Buenos Aires, Siglo xxi Editores. 2007