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Sirenas del mar, de los ríos, de los lagos, de tierra adentro y de la fertilidad Ofelia Márquez Huitzil

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SIRENAS DEL MAR, DE LOS RÍOS, DE LOS LAGOS, DE TIERRA ADENTRO Y DE LA FERTILIDAD

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Introducción

Parecería que las imágenes de sirenas pertenecieran a un solo esquema, al de la sirena sobre una isla o sobre las olas del mar, pero no es así. En diversas partes del mundo ha existido este ser mítico, totalmente desvinculado de otros. De Europa tenemos estudios desde los griegos y con ellos, desde los egipcios. No obstante, hay sirenas que aparecen en Japón o entre los esquimales, en los manantiales europeos o en las zonas lacustres, como en México. En este trabajo nos enfocaremos precisamente, en estas últimas de tierra adentro, partiendo del análisis de su naturaleza intrínseca, que va con su denominación.

Sirenas del Viejo Mundo

La palabra Sirena viene del griego: seirá es decir, cadena; la cadena se asocia a lo que inmoviliza, a lo que esclaviza (Gruppo triestino di ricerca sul mito e la mitografia, 2017:295). En un trabajo anterior (Márquez Huitzil, 1991), vimos que las sirenas tienen un canto hipnótico; Ulises en la Odisea de Homero, escrita hacia el siglo VII a. C., debe afrontarlas escuchándolas atado al mástil de su nave, el Argos (El de los cien ojos, el vigilante), por lo que ellas, frustradas, se desploman y caen al mar. En ese entones, las sirenas tenían cuerpo de ave y cabeza de mujer (Fig. 1). Estos seres, se-

1. Investigadora del Centro de Estudios Sociales Universitarios Americanos S.C. Doctora en Estudios Mesoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, Maestría de Artes Visuales de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, licenciada en Diseño por l’École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs de París. Estancia Posdoctoral en el Posgrado de Historia y Etnohistoria de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

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Fig. 1. Odiseo y las sirenas. Crátera de figuras rojas. Siglo V a. C., detalle. The British Museum, Londres. N° de inventario: 1843,1103.31.

mejantes a harpías, vivían en una isla en donde cantaban hechizando con su voz a los pasantes para convertirlos en sus víctimas, por lo que Circe, la bruja, las describe y explica a Ulises las precauciones que debe de tomar, para conservar la vida:

Llegarás primero a las Sirenas, que encantan a cuantos hombres van a encontrarlas. Aquél que imprudentemente se acerca a ellas y escucha su voz, ya no vuelve a ver a su esposa y

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10 a sus hijos pequeños rodeándole, llenos de júbilo, cuando torna a sus hogares; sino que le hechizan las sirenas con su canto, sentadas en una pradera y teniendo a su alrededor enorme montón de huesos de hombres putrefactos cuya piel se va consumiendo. Pasa de largo y tapa las orejas de tus compañeros con cera blanda, previamente adelgazada, a fin de que ninguno las oiga, más si tu deseares oírlas, haz que te aten en la

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velera embarcación de pies y manos, derecho u arrimando a la parte inferior del mástil y que las cuerdas se liguen al mismo… (Homero, 1988:221). Estas sirenas griegas que hipnotizan y amarran por este hecho a sus víctimas, eran hijas del río Aqueloo cuyo cuerpo era de la cintura hacia arriba el de un hombre y de la cintura hacia abajo el de una serpiente; representado así en los vasos arcaicos del siglo VII a. C., mientras que la madre de aquéllas era la musa Melpómene, que encarnaba la música (Márquez Huitzil, 1991:16). Aqueloo es el ser divino del río, materializado en serpiente, como su extensión en longitud, con las curvas que ambos, serpientes y ríos generan con los movimientos en meandro que horadan al correr (Fig. 2). La sirenas hijas de Aqueloo y de Melpómene, tenían la capacidad de volar y acompañaban a las almas de los muertos al Hades (Ibíd.:27), al igual que en Egipto, el Bah, el alma regresaba en la noche para habitar en el cuerpo momificado de los muertos, manteniendo el contacto entre el muerto y los vivos durante el día, mientras que el Kah, ave con cabeza humana, mantenía el contacto entre el muerto y el más allá, siendo otra parte del alma (Aliki, 1996:8-9). Estos pájaros-almas fueron representados en la tumba de Amen-em-in en Menfis. Las sirenas compiten con las musas por su canto, pero son vencidas por estas últimas en la Metamorfosis, de Ovidio (1985). Por esta razón, las musas les arrancaron las plumas, haciendo que las sirenas semejaran harpías, quienes eran buitres con cabeza de mujer, por lo que la imaginación comenzó a asociarlas, en esta ocasión con lo horrible. En la Tumba de las harpías en Xantos, hacia el año 500 a. C., podemos apreciar una sirena llevándose a un alma (Fig. 3). Por otra parte, respecto de sus voces y belleza, retomando el trabajo de Ángel

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Fig. 2. Heracles luchando con Aqueloo. Cerámica ática de figuras rojas (530 a.C.500 a.C.), detalle. The British Museum, Londres. N° de inventario: 1839,0214.70.

Fig. 3. Relieve de la tumba de las harpías en Xantos. En cada extremo se observa una sirena llevándose a un alma. The British Museum, Londres.

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Ma. Garibay (1964:219) es posible decir que los nombres de las sirenas griegas fueron: Aglaope (linda cara), Aglaófonos (linda voz), Leucosia (blanca), Ligeia (voz penetrante), Molpe (melodía), Partenope (cara de virgen), Peisinoe (persuasiva), Raidne (perfecta), Teles (completa) y Telxepeia (rostro delicioso). Belleza y voz se asociará como poder con la idea de que las sirenas inmovilizan, como la muerte, es que para Giova (2011), la confusión entre sirenas-ave y sirenas-pez, se produce en la Edad Media, cuando la raíz griega para la palabra latina sirena, es beira, cuerda, mezclándose con el mito de Ulises en el sentido de que es lo que detiene, lo que sujeta, como las cuerdas que maniataron al héroe, desfiándolas; o también, como la idea del canto «que amarra», lo que inmoviliza: …elles ont donné leur nom à toutes les créatures féminines qui hantent les mers. La confusion date du

Moyen Age. Le nom latin de siren est issu du grec seiren sa racine est

Ber (de Beira, la corde). Il est ainsi probable que le nom de seiren a été formé après la mésaventure d’Ulysse, en souvenir des liens qui ont empêché le héros de suivre les femmes-oiseaux. A moins qu’il ne dérive du chant «attachant» de ces trois sœurs. Peut-être faut-il envisager de faire dériver sérénade de cet épisode mythologique2 (Idem.). También existieron en Grecia de manera simultánea a las sirenas, las nereidas, ninfas del mar, hijas del dios del mar Nereo, sólo que las Nereidas tenían todo el cuerpo de mujer. Las ninfas son seres sobrenaturales que rondan bosques, la-

2. …ellas dieron nombre a todas las creaturas femeninas que rondan los mares. La confusión data de la Edad Media. El nombre latino surgió del griego seiren cuya raíz es Ber (de Beira, la cuerda). Es así probable que el nombre de sirena se haya formado luego de la desgracia de Ulises, en recuerdo de los lazos que impidieron al héroe seguir a las mujeres-aves. A menos que no sea derivación del canto “que amarra” de estas tres hermanas. Tal vez sea necesario derivar la palabra serenata de este episodio mitológico (Traducción, O. Márquez Huitzil).

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gos, mares, ríos, fuentes o montañas, mar adentro, y tienen cuerpo humano (Márquez Huitzil, 1991:31-33). Antecedente de las ninfas y vinculado con las sirenas, Tifón, el gigante o Titán, personificación de los ciclones, era hijo menor de la Tierra Gea, y del Tártaro, lugar de los muertos (Garibay, 1964:232 -233), y aparece representado en los vasos griegos como hombre–serpiente (Fig. 4), al igual que el río Aqueloo (Fig. 2), padre de las sirenas. Otros seres masculinos antecedentes de las sirenas y de las ninfas, con cuerpo de pez, son los tritones, quienes sí tenían cuerpo mitad humano y mitad pez. Glauco fue un pescador, que al comer de la hierba de una isla que nunca había sido tocada por los hombres, se convierte en hombre-pez, Ovidio hace que se describa a sí mismo:

Esta barba verde de herrumbre, y mi cabellera que luenga por los mares arrastro, y los ingentes hombros vi, y los brazos cerúleos, y en pez con aletas, lo último de mis piernas

Fig. 4. Zeus lanzando su relámpago al gigante Tifón. Cerámica de figuras negras (540-530 a.C.), detalle. Staatliche Antikensammlungen, Berlín.

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curvado (Ovidio, op. cit., Vol. II: 224). En el futuro, por todo lo anterior, tritones, nereidas, ninfas, ondinas (mujeres del mar) y sirenas se confundirán en la Edad Media, tratando de darles un espacio real dentro de la naturaleza a todos ellos, por eso Plinio, ya entre los años 23 y 79 d. C., dice al respecto:

La conformation des Néréides n'est pas non plus imaginaire. Seulement des écailles hérissent leur corps, même dans la partie où elles ont figure humaine. En effet, on en a trouvé une et, alors qu'elle agonisait, les riverains ont entendu au loin son chant lugubre...

Des brillants personnages, chevaliers romains, m'ont certifié avoir vu dans l'océan de Cadix un homme marin absolument semblable à un humain pour tout le corps, qui montait à bord des navires où il était assis s'enfonçait et même coulait s'il restait plus longtemps (Plinio en Giova, óp. cit.).

Antilha 9(27) 2020:9-58 Regresando al origen de la sirena en occidente, vemos que existen numerosas mujeres-pez en otros países y épocas. Para dar algunos ejemplos diremos que hacia el año 5,000 a. C., en Sumeria, según Beatrice Phillpotts (1980) el dios creador babilonio Oannes, junto con la diosa Artagis, de la belleza y de la agricultura, se representan con rostro y torso humano y con cuerpo de pez en lugar de piernas. Oannes es el océano y Artagis es la diosa mujer-pez del océano, de las tinieblas y de la luna (Phillpotts, 1980:8-10). De acuerdo con Heinz Mode (1980), en la India, hacia el año 700 a. C., los Na-

3. “La conformación de las Nereidas no es tampoco imaginaria. Únicamente escamas erizan sus cuerpos, incluso en la parte en donde tienen figura de humanas. En efecto, se ha encontrado una y, cuando agonizaba, los ribereños escucharon a lo lejos su lúgubre canto […] Brillantes personajes, caballeros romanos, me han certificado haber visto en el océano de Cadix un hombre marino totalmente semejante a un humano en todo su cuerpo, que subía al borde de los navíos en donde se sentaba se sumía y salía agua, si se quedaba más tiempo” Traducción, O. Márquez Huitzil.

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ga, son seres humanos con cuerpo de serpiente de la cintura para abajo. Los hay femeninos y masculinos y personifican el poder o la energía de las aguas y de la tierra, lo que ya nos habla de una asociación del agua con la tierra, y con un poder inferido a ésta. La mujer que se relaciona con un naga es sacrificada y de su vientre se extrae un naga (Mode, 1980:117). Sirena inconexa con las anteriores, pero que nos brinda la posibilidad de corroborar el carácter arquetípico del signo mujer-pez, en esa unión intrínseca mujeragua, que puede derivar en mujer serpiente, es Ningyo, una doncella marina de las creencias populares japonesas, que protege del infortunio y asegura la paz del país y se representa como una hermosa joven de larga cabellera negra sentada sobre una roca en medio del agua, y con cuerpo de pez de la cintura hacia abajo, como lo ilustra Heinz Mode (Ibíd.:260). Y aún más desvinculada con la cultura occidental, entre los esquimales, se encuentra la diosa del océano, la Madre de los Mares, llamada Sedna y se representa como mujer-pez, al respecto Adele Getty nos dice:

En calidad de Madre de los Mares, proporciona abundante alimento a su pueblo: morsas, focas, ballenas y peces se encuentran bajo su protección. En las oraciones que se le dirigen se pide la bendición de encontrar a estos animales, y algo más importante, la protección contra los peligros de las aguas heladas. Ofender a Sedna podría significar la muerte del vulnerable cazador esquimal (Getty, 1994:74-75). Manuel Moros (2004) nos dice que otros seres marinos semejantes a las sirenas son los Masgugue islandeses, de quienes se hablaba en una crónica de 1215, ya que tienen la parte superior de su cuerpo en forma de mujer, cabellera espesa, sus dedos están unidos entre sí, como las patas de oca, palmeadas. Es-

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tos seres aparecen antes de las tormentas (Moros, 2004:310). Según Enrique Heine (1951), en Alemania los nix son hombres-peces, mientras que las nixa son mujeres-peces. Tomando la forma humana, los nix tienen los dientes verdes, en forma de espinas de pescado, mientras que las nixa se pueden reconocer en un baile porque tienen la orla de sus vestidos húmeda. Portan velos y su fisonomía es muy delicada. Sus manos son muy frías. Hay nixas que pueden transformarse en cisnes. Si un joven roba sus plumas cuando se transforman en mujeres, tienen que casarse con él, pero si llega a encontrar su envoltura, jamás regresa. Heine nos dice también que en Dinamarca, las nixas se llaman nissen o kobols, y en Escandinavia los kobolds los Alfes o Elfos, seres del aire, por lo que las nixas y los nix, están asociados en general, con el aire, de ahí que los cisnes, aves acuáticas, vinculadas con el aire por su vuelo, sean otra de las formas en las que se transforman (Heine, 1951:69-75). Según Mode, las nixas estan condenadas a expiar por la eternidad el pecado original, al igual que Lilith, la serpiente del paraíso, primera mujer de Adán quien se fue al Mar Rojo y tuvo hijos con los demonios que tenía la forma de serpiente con cabeza de mujer (Mode, op. cit.:258). Por lo que podemos encontrar una nueva superposición de la serpiente con el pez. Aquí vinculados con el pecado. Édouard Brasey refiere en La mer magique (2008), otros ejemplos de sirenas o de mujeres pez o serpientes vinculadas con el agua en otros países. En Inglaterra por ejemplo, las mermaids son las doncellas del mar, en Escandinavia, son las merminnes, las jóvenes sirenas. Este término es retomado por los neerlandeses que ven a las sirenas como a nereidas antiguas o como morganas bretonas, sin cola de pez. Las merminnes son siete y hacen que los jóvenes les juren nunca abandonar el mar y de

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servirlas. Cuando alguien las traiciona, las merminnes salen del mar, lo arrancan de su hogar y lo llevan bajo las aguas. Brasey retoma la narración de Van Hageland quien dice que en 1403, en los Países Bajos cerca de la ciudad de Edam (Fig. 5), apareció una merminne, conocida con el nombre de “Sirena de Purmermeer”. Cuando dos muchachas fueron por leche, encontraron a una sirena en el vaso de un canal, describiéndola como completamente velluda, cubierta de musgo y de plantes verdes, no decía ninguna palabra, pero parecía suspirar. La limpiaron y la vistieron. La merminne comía y bebía como un ser humano, pero trataba de acercarse siempre al agua. La transportaron de Edam a Haarlem, aprendió a coser, pero permaneció muda. En la Corte de los Príncipes, en los Países Bajos, existe un monumento en su memoria, que dice: Cette statue fut érigée un jour en souvenir de ce qui fut pris dans le Purmer-

Fig. 5. La leyenda de la sirena de Edam sigue teniendo vigencia y esto se observa en este relieve localizado en lo alto de la fachada de una tienda en Jan Nieuwenhuizenplein, Edam, Países Bajos. En el círculo central se aprecia cómo se sube a la sirena a un bote, y después se la ve con piernas hilando, a los costados las lecheras. Foto cortesía de Enrique Méndez, 2009.

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meer4 (Van Hageland en Brasey, 2008: 64). Respecto de las sirenas bretonas, Brasey resume que las Marie Morganas son hadas de agua con apariencia de mujer, que viven únicamente cerca de las costas y nunca en mar abierto. Les gustan las entradas de las cavernas y las desembocaduras de los ríos (2008:64). Lo que nos da idea de su vínculo entre el mar y tierra adentro. A propósito de las morganas bretonas, François-Marie Luzel en su cuento Les morgans de l’île d’Ouessant (1873), nos dice que las Marie-Morganas o Morgans son hadas de agua, semejantes a mujeres, que comparten el simbolismo de las sirenas, y habitan la Isla de Ouessant en la costa norte de Finistère, en Bretaña. En las recopilaciones de Luzel, este pueblo acuático tiene un palacio en el fondo del mar, hecho de concreciones y

4. “Esta estatua fue erigida un día en recuerdo de lo que fue cautivado en Purmermeer”. que se enlaza con el exterior por un puente de cristal. En bretón, mor significa «mar» y ganet significa «nacido o nacida». Las Marie-Morganas son seres «nacidos del mar». Luzel añade que en el siglo XIX se creía que salían a pasearse por la playa, además de que a los morganed los describe como hombrecitos y mujercitas que viven bajo las aguas, dirigidos por un rey y que venían a veces a jugar sobre la arena con la luz de la luna pero no se les podía observar mucho tiempo, porque con el primer parpadeo, todo desaparecía; eran naturalmente pacíficos y buenos, por lo que los hombres se aprovechaban de ellos, embaucándolos. Luzel nos dice que es por eso, que estas criaturas optaron por presentarse bajo apariencias muy seductoras para poder llevarse a los humanos al fondo del mar (Luzel, 1873:257-272). Paul Sébillot reportó la misma información en 1905, en Le Folk-Lore de France. Tome deuxième: La mer et les eaux douces. Pero agregó que una Marie

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Morgane provenía de la gruta de Morgat en Crozon, Finistère. Lugar inaccesible a causa del nivel del mar. En el trabajo de Sébillot tenemos varios relatos acerca del origen y naturaleza de las sirenas o morganas bretonas, uno de ellos nos dice que un día, un hombre encontró en su camino, una recién nacida en una canasta de juncos. El señor la educó como a una hija, pero la niña desaparecía todas las noches. Cuando fue mayor un caballo «folgoat» vino por ella al patio del castillo y se la llevó para siempre. En otro relato, otra Marie-Morgane vivía cerca de Vannes, en el estanque del Duc y se le podía ver en las mañanas de verano, cuando salía del agua para peinar sus largos cabellos de algas, y tejer coronas de gladiolos. Esta sirena era una princesa que se tiró al lago para escapar de un matrimonio forzado. Por otra parte, en otra leyenda, existía un hada, vinculada con el agua: «El hada del Bec Dupuy», del Pico Delpozo, en donde vivía, y cuya imagen nos parece interesante porque es coherente con la de las

Antilha 9(27) 2020:9-58 exhalaciones del agua en forma de vapor y es paralela a la materialización imaginaria, de las sirenas con el agua misma. Este pozo se encuentra a las afueras del pueblo de Saint-Suliac, sobre la playa, en la punta de los peñascos que la delimitan. Al anochecer o al amanecer se veía salir de ahí un vapor blanco, azul, rosa, verde, que se subía, bajaba, se exitendía, se evaporaba y dejaba ver a una mujer muy bella: el Hada o la Dama Dupuy. Ésta, se paseaba por la grava. Su ropa brillaba con todos los colores del arcoíris, y las estrellas palidecían delante de los diamantes que coronaban su frente. A veces, se sentaba sobre la hierba de los acantilados, o pasaba ligera, apenas rosando la landa, como si flotara, no hablaba con nadie, y huía de la vista de los seres humanos. Se decía que gemía con el viento en las profundidades de las cavernas. Se desvanecía con los rayos del sol de primavera. Al oírla los vientos y el oleaje se calmaban, y el mar se transparentaba, por eso los pescadores le rendían ho-

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menaje cada mañana, y las mujeres le ofrecían guirnaldas de flores a la entrada de su gruta, custodiada por perros indivisibles. Por eso, se le da el nombre también, a esta gruta, de la Gruta de los Perros. Y se dice que se oyen sus gruñidos y ladridos lejanos. Siempre en la península de Bretaña en Francia, en la Punta de Plougasnou, en la Bahía de Morlaix, una sirena hilaba lana, por lo que el lugar en donde moraba se llamaba «el lecho de la hilandera». La sirena lanzaba su huso de un lado a otro del territorio mientras hilaba. Lanzaba su huso hacia el Oeste, hasta Cairn de Barnénez, y hacia el Este, hasta el Dolmen de Guimaëc. La sirena atraía a las embarcaciones hacia escollos en donde se estrellaban. A esta sirena de Plougasnou se llamaba también la naufragadora, por lo que había acumulado un tesoro. Por todo esto podemos decir que, si el hada del Bec Dupuis materializaba las corrientes de vapor y el silbido de éste, la sirena de Plougasnou materializaba las corrientes de aire y las corrientes marinas que hacía chocar a las embarcaciones. Esta naturaleza acuática sobrehumana, la vemos también en el relato narrado por Sébillot, que nos dice que en el siglo VI, llega a la punta del Este de la Bahía de Morlaix, San Primel, contemporáneo de San Corentin, uno de los siete santos fundadores de Bretaña, y decide construir ahí su ermita. A los pies de San Corentin y de San Primel brotó un manantial, por lo que San Primel se convirtió en el santo patrón de los sourciers, o buscadores de fuentes de agua, y de los adivinos, mientras que San Primel se enfrentó a la Sirena y la hizo huir, abandonando su tesoro (Sébillot, 1905). La sirena se instaló después en los peñascos «Méloines», en donde las olas hacen mucha espuma, se dice que la espuma se debe a que la sirena vive todavía allí, y lava su ropa. El tesoro enterrado de la sirena, es custodiado por un korrigan, un duende, por lo que no ha sido encontrado todavía. Solamente se

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le podría encontrar una vez al año, el domingo de Ramos, cuando su guardián lo descuida (Ídem.). Otro origen de las sirenas lo reporta Pierre Jakez Hélias (1967) cuando dice que entre los bretones de Francia, la primera sirena fue Dahut, hija del rey Gradlon Esta sirena condenó a la ciudad de Ys a ser tragada por el mar. Castigada, Dahut se tiró al mar, se transformó en sirena y de ella nacieron todas las sirenas conocidas. El rey Gradlon mandó construir la ciudad Ys en medio de la Bahía des trépassés (de los fallecidos), para su hija Dahut. La ciudad, estaba resguardada del océano por un dique de esclusas cuyas llaves resguardaba el rey. La princesa fue seducida por un extranjero que se pretende era el diablo. Como prueba de su amor Dahut robó las llaves de las esclusas y se las confió al extranjero. Éste inmediatamente abrió todas las exclusas y el mar invadió la ciudad, por lo que ésta quedó sumergida. Dahut embruja a los marinos desde entonces y los lleva al fondo del mar, desencadena la tempes-

Antilha 9(27) 2020:9-58 tad, pero también puede calmar el viento, o bien, causar calamidades a los dueños de los barcos que no creen en su existencia (Hélias, 1967). Es por todo esto que las sirenas de Bretaña son hijas de Dahut, mitad mujeres, mitad pez, tienen largos cabellos, finos como la seda, sus peines son de oro o de marfil. Se les ve en el crepúsculo cuando la playa está desierta y silenciosa. Su canto es seductor e hipnótico. Cuando Dahut se aparece, es señal de que habrá tormenta (Ídem.). Por otra parte, siguiendo con el trabajo de Hélias, vemos que en la bahía de Saint Michel el agua es salada por las lágrimas que vierten las sirenas (Ídem.). A un grupo de sirenas celtas se les vio en 1879 en el litoral bretón, en el canal de la isla de Sein, y luego en la bahía de la Fresnaye, de Noirmoutier y en las playas de Vendée (Ídem.). La imaginación popular bretona dice que las sirenas tienen una isla, la Isla de las Sirenas, en algún lugar del mar, con construcciones de castillos y concreciones marinas (Ídem.).

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En el libro de Jean d’Arras, editado en 1854, pero recopilado en el siglo XIV, vemos que tierra adentro, una sirenahada, de una fuente y de la tierra fértil, con cuerpo de pez o de serpiente de la cintura hacia abajo, es Mélusine de Lusignan en el condado de Poitiers, esposa del barón Raimondin, sobrino del conde. Mélusine contribuye a fundar la baronía de Lusignan, trayendo prosperidad a sus tierras, por lo que se le dio su nombre a éstas, ya que Lusignan es una palabra derivada de Mélusine, quien en un principio era Mélusine d’Albanie, hija del rey Élénas de Albania, y Mélusine simplemente quiere decir cosa de maravillas, cosa maravillosa y se deduce que el lugar se fundó maravillosamente o de forma extraordinaria, sobrenatural, todo esto en la obra de Arras. Por otra parte, según el «Dictionnaire des citations et proverbes» del diario Le monde (2017), su etimología proviene del bretón melus o melodioso; del galo, melusine o mujer melodiosa, mujer que canta. El hada o la sirena Mélusine, se vincula con la fertilidad de las tierras de Lusignan. Aparece representada encerrada en una torre, tomando su baño en una tina de madera de la que sobresale su medio cuerpo de serpiente. Mélusine tuvo numerosos hijos con características sobrehumanas y animales: el primer hijo Urian, nació con el rostro corto y ancho, un ojo rojo y otro verde, y unas orejas muy grandes; el segundo hijo Odon, tenía una oreja mucho más grande que la otra; el tercer hijo, Guion tenía un ojo más arriba que el otro; el cuarto hijo, Anthoine, quien tenía una garra de león en la mejilla; el quinto hijo, Regnault, solamente tenía un ojo pero con el podía ver los barcos que venían en el mar, o cualquier otra cosa sobre la tierra a tres leguas de distancia5; el sexto hijo, Geuffroy, que tenía un diente enorme, que le salía de la boca, más de una pulgada,

5. De alrededor de 12 kilómetros.

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era muy alto, pero cruel; el séptimo fue Froilond que tenía una mancha velluda sobre la nariz; el octavo, Horrible, tenía tres ojos, uno sobre la frente, pero era cruel y destruía todo a su paso. Por último tuvo a Raimonnet y a Thierry quienes no tuvieron marcas sobrenaturales. La mayoría se fueron a la guerra, se casaron con mujeres nobles, con princesas, o llegaron a ser reyes de Chipre y de Armenia. Los dos últimos heredaron el señorío (D’Arras, 1854:74-118). Esta imagen, la de la mujer-serpientepez-alada, será entonces, la de la tierra fértil por excelencia, de los ríos y de las fuentes naturales de acuerdo como veremos más adelante. Ahora bien, hemos visto que los orígenes y la naturaleza de las sirenas en el mundo son múltiples, así como los lugares en donde habitan también lo son, aunque culturalmente, la primera imagen que viene a la mente, es la que asocia a la sirena con el mar. Pero, la morada de ésta va precisamente, del fondo del oceáno en mar abierto, a los arrecifes,

Antilha 9(27) 2020:9-58 islas, grutas, playas, ríos y fuentes, apareciendo y desvaneciéndose con la luz del día y la noche, junto con los destellos, oleaje y evaporaciones del agua. Su voz va del llanto a la voz persuasiva, encantadora, hasta convertirse en hechizante y perturbadora. Respecto de México, haremos referencia a otras sirenas-pez y sirenasserpiente, que muestran nuevas características y habitación, específicamente las de la cuenca del río Lerma, en el Estado de México. En esta región sobresalió la cultura de los matlatzincas, «los que hacen redes» quienes formaron parte de los grupos otomianos que llegaron a la cuenca de México junto a las tribus nahuatlaca que salieron de Chicomoztoc, en el siglo XIII (Albores Zárate, 1995:112-113). El contexto lacustre del Alto Lerma ha constituido durante siglos la base de toda una economía de pescado, aves acuáticas, mobiliario textil de tule para petates, cuerdas, bolsas, redes, asientos, cortinas, puertas, capas para lluvia.

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La construcción también dependió de los recursos lacustres, pues se extrajo de la ciénega el lodo con el que se construyeron tabiques; la agricultura se desarrolló en las tierras alrededor de la cuenca y en chinampas, así como la cestería con fibras de maguey, ixtle y yuca (Albores Zárate, 1995:113-124). Esta última, se especializó a base de cabos entrelazados para cuerdas, o con la técnica en espiral para canastas de fondo plano, hondas o coatlatl para la cacería y para el combate, también en la confección de redes a base de fibras de maguey, que se usaron hasta el siglo XX en las pesquerías de México. Beatriz Albores nos dice que: …los tres elementos culturales –honda, red, petate- aparecen originalmente en un contexto no agrícola.

De hecho, la red y la honda son respectivamente instrumentos típicos de pesca y caza, la cual, para la zona lacustre del Alto Lerma se relaciona con la captura de aves acuáticas. De

manera tal que estos elementos –que han tenido una continuidad hasta el presente- serían representativos del modo de vida lacustre (op. cit.:99) La actividad textil en la zona lacustre del Alto Lerma se remonta a 250-200 a.C. en Terremonte, cuando ya se fabricaban canastas, cuerdas, bolsas, petates, durante el Fomativo Tardío (Ibíd.:95). Simultáneamente, se producía mobiliario con diseños de tejido de ajedrez, de cuatro, dos en dos, y de costilla, así como las cuerdas de ixtle, hechas con dos cabos entrelazados para el amarre de canoas, postes, bultos, puertas, ventanas y fardos mortuorios (Ibíd.:96). La honda o coatlatl en náhuatl, se empleó para la captura de fauna silvestre o el combate (Ibíd.:97). Es muy probable que en esta región se haya generado la técnica de la fabricación de chinampas desde finales del Clásico, pues encontramos sus antecentes en algunos sitios como La Campana-

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Tepozoco, ya que:

Al parecer, la zona de sostenimiento del centro ceremonial [de La

Campana-Tepozoco en el municipio de Atizapán] la constituía una serie de asentamientos que fueron erigidos sobre «un número considerable de islotes [artificiales] que parecían flotar sobre las lagunas. Estos islotes parecen haberse habitado en forma ininterrumpida desde los finales del Clásico y durante el Epiclásico […] La técnica constructiva de estos islotes nos recuerda un tanto la de una gruesa capa de tule sobre la que se depositan otras capas de lodo. De esa forma, se prepara el terreno en donde se levanta una casa-habitación […] el tamaño de estos islotes varía, aunque el más común se reduce apenas lo necesario para construir una casa en él. [Las] personas que habitaban en estos islotes […] se dedicaban a explotar los recursos acuáticos…» (Sugiura en Albores Zárate,

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1995:123). San Mateo Atenco fue conocido como un pueblo de pescadores hasta la desecación de la laguna del Lerma de 1941 a 1970 (Albores Zárate, 2015:82) para abastecer de agua a la Ciudad de México. Durante la Colonia se le llamó San Mateo de los Pescadores, dado que su actividad principal era la pesca (Romero en Albores Zárate, 1995:302). Cabe mencionar que la elección de dicho santo, no debe de haber sido gratuita, ya que San Mateo, fue uno de los evangelistas que antes de seguir a Cristo, vivió en la ciudad pesquera de Cafamaúm en Galilea, a orillas del Mar de Galilea, mar que es también designado como lago en los Evangelios. Por otra parte, Atenco significa en náhuatl «al borde del agua o el recinto del agua» (Albores Zárate, op. cit.:197), y San Mateo vendría a sustituir a Opuchtli, dios de los pescadores, uno de los tlaloques o ayudantes del dios del agua Tláloc, ya que Johanna Broda, nos dice que Opochtli u Opuchtli, era uno de los

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tlaloques, o ayudantes de Tláloc, y al mismo tiempo era dios de los pescadores:

La deidad prehispánica más importante de Atenco, al parecer se refiere a un tipo de Opochtli u Opuchtli, dios de los pescadores. Éste se trataba de «otro de los Tlaloques y patrono de la gente que vivía al borde del agua; se le atribuía la invención de los utensilios de pescar y las armas para cazar aves acuáticas» (Broda en Albores, 1995:303). Es significativo que, en 1950, la celebración de San Mateo (el 21 de septiembre), se caracterizaba por la contextualización lacustre del santo, desplazándolo sobre el agua y rodeado por la fauna y la flora de la laguna:

Durante el paseo sacaban a San Mateo adentro de una chalupa que colocaban en un carro con tule y yerbas lacustres, y unos patos daban la impresión de estar volando (Ibíd.:303). Como lo señala Albores, la trascendencia religiosa del contexto lacustre del Alto Lerma puede verse en ciertos rasgos de la religión oficial, así como en las manifestaciones populares. La Clanchana y el Clanchano, también conocidos como la Sirena y el Sireno o la Tlanchana y el Tlanchano, eran los «habitantes de la ciénega», «padre y madre del agua», «los dueños o creadores de todo lo que hay en la ciénega», o de la vida lacustre y de la producción agrícola derivada de aquélla. Sus nombres provienen del término náhuatl atlanchane, o, habitante del agua (Ibíd.:307). De acuerdo con las historias que se cuentan de la Clanchana, ésta era benevolente con las mujeres y dadivosa con los hombres, aunque luego los castigaba, cuando les había dado pesca en exceso, y no volvía a aparecerse (Ibíd.:309 -310). Por otra parte, muchas veces la Sirena y el Sireno del Lerma son descritos con la mitad superior del cuerpo humana,

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mientras que la mitad inferior aparece como cola de pez, pero también con cola de víbora e incluso únicamente, como de una enorme víbora negra en la que se podían transformar, como veremos más adelante. De esta manera los sirenos del Lerma se pueden asociar a aquellos con medio cuerpo de serpiente que vimos en un principio, como Aqueloo el dios griego que es encarnación de un río, y como el titán Tifón también griego. Recordemos que en la India, hacia el año 700 a. C., los naga, eran seres serpentinos femeninos y masculinos con cabeza humana que representaban el poder o la energía de las aguas y de la tierra. La Tlanchana y el Tlanchano eran padres de todos los animales del lago (Ibíd.:307), y también podemos pensar que, tanto de peces como de aves acuáticas o patos, quienes los rodean en sus actuales representaciones en barro en las esculturas de Metepec, y en la escultura de la plaza central de este pueblo, en la región del Lerma, en el Estado de

Antilha 9(27) 2020:9-58 México. Esto es importante porque tanto los seres acuáticos como los seres celestes, forman parte de un mismo contexto acuático, vinculado con la Tlanchana. Cabe recordar que las antiguas sirenas griegas tenían rostro humano, cuerpo de ave. Con respecto a los sirenos de San Mateo Atenco vemos que estos son los proveedores de la riqueza y de los alimentos:

En el ojo de agua que está por Atenco y en otro, por San Nicolás Peralta, llamada Agua Blanca, dice que ahí mero vivía la Oanchana y el Oanchano.

Eran la madre y el padre del agua, porque ellos daban de comer, daban la abundancia […]. La Oanchana y el

Oanchano eran marido y mujer era la mitad de gente y la mitad de pescado.

Había una piedra de ahuizote donde salían a calentarse […] a las doce del día salían a bañarse. Por ellos había mucha abundancia de pescado. Una vez fui con mi papá a traer pastura…

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ellos estaban en un tlatil (mogote de raíces de plantas) calentándose, y al acercarnos se metieron al agua y vi las colas de pescado enormes que tenían (Ibíd..:307). La sirena, rodeada de sus hijos, los peces y de abundancia, la vemos en las múltiples representaciones de sirenas de Metepec en donde además, se ha fusionado con el «árbol de la vida», colocada al centro, como si de ella partiera la vida, con flores, peces y aves (Fig. 6). Como refiere Albores, numerosas eran las especies de aves acuáticas y de peces que habitaban en este contexto lacustre, algunas de ellas eran: patos, alcatraces, ánsares, gallinas de agua, peces como ahuauhtli, acocil, carpa o Cyprindae sp., Ajolote o Ambystoma mexicanum, rana, ahuiloteo o pescado blanco, Chirostoma sp., támbula del orden de los Godeidos también conocido como pescado negro, atepocate, zacamiche, «pícaro» o «alacrancito» (larva de libélu-

Fig. 6. Sirenas de Metepec en los árboles de Vida. Escultura en barro. Fotografía y colección: Ofelia Márquez Huitzil, 2018.

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la Odonata), mojarra, espejillo, popochas, chara o Chirostoa sp., «cucaracha», «habita», «padrecito» y almeja (Ibíd.:117-202). Por todo esto no nos parece extraño que la sirena del Lerma, se represente con numerosos peces pegados a su cuerpo. En ocasiones, la Tlanchana aparece sentada sobre una pequeña base en la que el árbol se asienta, de ésta suerte puede asociarse con la idea de la pequeña isla o del mogote en el que a veces ha sido vista cuando sale a calentarse y a peinar sus largos cabellos, en las narraciones que refiere Albores (Ídem.). Como la sirena-hada Mélusine de Lusignan, La Tlanchana también tiene numerosos hijos, estos sí, completamente del reino animal, y le surgen de las axilas, los porta en los hombros, colgando en la cintura o en la punta de su cola de pez en donde se asientan las aves. Incluso le cuelgan o le emergen del cabello, en algunas de sus representaciones escultóricas de Metepec. La riqueza natural de la Clanchana y su

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El cabello de la Clanchana era largo,

«mitad pelo y mitad animales de la laguna», a los que aquélla llamaba

«mis hijitos», y a quienes llevaba en los «sobacos» y en el pubis o, según otras versiones, en la cintura. Es decir, que además de aparecer con la cola de pescado y de víbora, también se mostraba con todo tipo de animales de la ciénega, colgándole desde la cintura a manera de Cihuacoatl, de la cabeza y de las axilas. Aunque a ambos seres se les veía, eran más frecuentes las apariciones de la Clanchana la cual salía del agua a una piedra para bañarse y para peinarse (Ibíd.:307). La visión de la sirena que sale a peinar sus largos cabellos, sobre una piedra parece pertenecer a los arquetipos universales. En un estudio anterior (Márquez Huitzil, op. cit.:55) hemos dicho que sus largos cabellos pueden referir corrientes de agua. De hecho, el camino que lleva la corriente de los ríos

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forma meandros, no es un camino recto, el movimiento del agua, es como el de los cabellos, por eso se peinan, son largos, sinuosos y pueden estar siempre en movimiento al desatarse. Parecen imposibles de cuantificar. El cabello vinculado con el agua que corre, en la imaginación poética, aparece en la imagen de la suicida Ofelia de Hamlet, como sosteniéndola mientras «duerme», negando su muerte, ya que el agua parece ser una materia siempre joven por su frescura. Bachelard nos dice:

Una Ofelia nunca ahogada […] Se aparecerá por siglos a los soñadores y a los poetas, flotando en su río, con sus flores y su cabellera extendida sobre el agua. Dará motivo a una de las sinécdoques poéticas más claras. Será una cabellera flotante, una cabellera desatada sobre el agua […] Todo se alarga río abajo, el traje y la cabellera: parece que la corriente alisa y peina los cabellos. Ya sobre las piedras del vado, el río jue-

ga cuál cabellera viva (Bachelard, 1978:130). La cola de serpiente de la Tlanchana, así como sus largos cabellos, parecen referir el movimiento y el ser de los ríos, con sus corrientes que no cesan (Fig. 7). Pienso que la cola de serpiente conlleva en Mesoamérica la idea de fecundidad. Varias deidades mesoamericanas se representan con cuerpo de serpiente, o con faldas de serpientes, aunadas a la idea de fertilidad: Coatlicue, diosa de la Tierra, es la de la falda de serpientes en el libro III del Códice Florentino, es la madre de Huitzilopochtli en un mito recopilado por Sahagún (Sahagún, 1992:191). La diosa Chicomecóatl es la 7 serpiente, diosa del Maíz, cuya representación en el folio 7 del libro I, capítulo 12, y en el libro II del Códice Florentino, nos muestra como se sienta o asienta sobre sus serpientes que conforman una base a manera de raíces que la sujetan y sostienen sobre la tierra (Fig. 8).

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Fig. 7. Sirena de Metepec, con una cola larga de sirena que se confunde con la de una serpiente. Escultura en barro. Fotografía y colección: Ofelia Márquez

Fig. 8. Diosa Chicomecóatl en un detalle del Libro II de las ceremonias, Códice Florentino, Sahagún, 2013:178, sobrepuesto a un detalle de raíces del folio 43v del Códice De la Cruz-Badiano, FAMSI. Digitalización: Ofelia

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dre y proveedora de riquezas alimenticias, era la diosa de los mantenimientos. Su vinculación con el agua y con Tláloc se ve claramente en los «Cantos a los dioses», en el «Canto a Chicomecóatl» del Códice Florentino de Sahagún:

Canto a Chicomecóatl

Siete –Mazorcas, ya levántate, ¡despierta…! ¡Ah, es nuestra Madre!

Tú nos dejarás huérfanos:

Tú te vas ya a tu casa el Tlalocan.

Siete-Mazorcas ya levántate, ¡Despierta…!¡Ah, es nuestra madre! (Sahagún, 1992, apéndice II, canto: 13:901). De acuerdo con el canto, podemos entender que cuando la diosa se despierta y se levanta, es cuando provee de alimentos a sus hijos, los seres humanos, a los que puede dejar huérfanos sin su contribución, sin su presencia, es la tierra fértil sin duda, pues cuando se va a su casa, se va al Tlalocan, el interior del cerro en el que vive Tláloc, dios de las aguas. Indirectamente la Tlanchana puede dejar huérfanos a sus hijos los humanos, de la región lacustre, sin el alimento de sus hijos directos: los peces y las aves. Cihuacóatl, la Mujer-serpiente, se representaba a veces en forma de mujer y a veces en forma de serpiente, como vemos en el libro VIII del Códice Florentino y su descripción en el libro I nos dice: …esta diosa daba cosas adversas como pobreza, abatimiento, trabajos; aparecía muchas veces, según dicen, como una señora compuesta con unos atavíos como se usan en palacio.

Decían que de noche voceaba y bramaba en el aire; esta diosa se llama

Cihuacóatl, que quiere decir mujer de la culebra; y también la llamaban

Tonántzin, que quiere decir nuestra madre.

En estas dos cosas parece que esta diosa es nuestra madre Eva, la cual fue engañada de la culebra, y que ellos tenían noticia del negocio que

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pasó entre nuestra madre Eva y la culebra.

Los atavíos con que esta mujer aparecía eran blancos, y los cabellos tocaba de manera que tenía como unos cornezuelos cruzados sobre la frente; dicen también que traía una cuna a cuestas, como que traía a su hijo en ella, y poníase en el tianguiz entre las otras mujeres, y desapareciendo dejaba allí la cuna.

Cuando las otras mujeres advertían que aquella cuna estaba allí olvidada, miraban lo que estaba en ella y hallaban un pedernal como hierro de lanzón, con que ellos mataban a los que sacrificaban; en esto entendían que fue Cihuacóatl la que dejó allí (Sahagún, 1992:32-33). La descripción de Cihuacóatl, la Mujerserpiente, parece ser otra variante de este poder de la tierra fértil, ya que se le representaba a veces en forma de mujer y en otras ocasiones en forma de serpiente, además de que se menciona que en las noches bramaba como tal (Fig. 9), semejante a las Tlanchanas que pueden aparecer con cola de serpiente.

Fig. 9. Cihuacóatl. Libro VIII, de los reyes y señores de méxico Códice Florentino, Pag. 1240.

En el área maya vemos la representación de una serpiente con cabeza humana en la lámina 35 del Códice Dresde (Fig. 10), del periodo Clásico, sin ningu-

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na influencia cultural occidental, muy probablemente como una representación de Chaak, dios de la lluvia, pues nos dice Eric Velázquez:

A la derecha de este t’o’ol comienza un almanaque de 260 días, mismo que inicia con una columna de días ˂caban, muluc, imix ben˃ y ˂chicchan˃. A todos y cada uno de ellos corresponde el mismo coeficiente rojo 1. En la primera escena aparece una serpiente sinuosa. La mayor parte de su cuerpo está sumergido en el agua. La cabeza de ese ofidio es el rostro del dios B o

Chaak. Lleva una collera rígida con globos oculares humanos y un tocado de nenúfar o ninfea, que lo identifica como el dios del número 13 o señor de las aguas dulces. En el fondo de esta imagen puede que aún subsista la idea de los ciclos y dioses que se sumergen y emergen de las aguas míticas del inframundo que subyace en los números de serpiente (Velázquez, 2017:66-67).

Fig. 10. Detalle de la lámina 35 del Códice Dresde.

Otra diosa del agua terrestre, antecedente de la Tlanchana, es Chalchiuhtlicue, la de la Falda de jade, es el agua misma de los lagos y de los ríos, con su superficie de teselas de jade. Es exten-

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sión, y como río, de ella su cintura hacia abajo emerge un cause, en la lámina 17v del Códice Telleriano Remensis, lo que alarga, en la imaginación su cuerpo de agua (Fig. 11). En la Histoire du Mexique se dice que en la provincia de Chalco lo primero que existió fue el agua, y que descendieron del cielo los hijos de Citlanicue, la de la Falda de estrellas. Uno de sus hijos era Tezcatlipoca, el Espejo humeante, quien creó el aire, de ahí su vínculo con la música, que es transportada por el aire, con el sonido de las flautas, con los olores, con el humo, de ahí su espejo humeante, por lo cual este dios mandó traer del otro lado del mar, por donde sale el sol y en donde se encuentran sus músicos que tocan instrumentos de aire, a sus nietas: Acatapachtli, la tortuga; Acipactli, la ballena y Acíhuatl, Mujer de agua:

En otra provincia, llamada Chalco, cuentan haber sido el agua la primera cosa del mundo, pero que ellos

Fig. 11. Detalle de la Lámina 17v, Códice Telleriano Remensis, 1899.

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tampoco saben quién la creó. Y que descendieron algunos dioses, llamados Ceácatl, Tezcatlipoca y Chiconauhécatl, todos hijos de Citlalinicue diosa de las estrellas, la cual dicen que hizo las estrellas, el sol y la luna […] Pero ya es tiempo de saber quién era este Tezcatlipoca, del cual los indios hacen gran cuenta, y por tal razón nosotros hemos hablado de él frecuentemente. Este nombre se compone de tres: tézcatl, que quiere decir «espejo»; tlepuca, compuesto a su vez de tletl, que quiere decir «luz», y puctli, «humo»; y de todos ellos han compuesto este nombre de Tezcatlipoca, porque dicen que traía siempre consigo un espejo muy luciente, el cual humeaba a causa del copal y de [otras] cosas odoríferas que [en él] llevaba. Dicen también que este mismo dios creó el aire, el cual apareció en figura negra, con una gran espina sangrante en señal de sacrificio, al cual dijo el dios Tez-

catlipoca: Ven acá; ve al otro lado del mar, a la casa del Sol, el cual tiene consigo muchos músicos y trompeteros que le sirven y cantan, entre los cuales hay algunos de tres pies, y otros que tienen las orejas tan grande que les cubren todo el cuerpo; y cuando llegues a la orilla del agua, llamarás a mis nietas: a Acatapachtli, que es la tortuga; a Acíhuatl, que es mitad mujer y mitad pez; y a Acipactli, que es la ballena. Y dirás a todas que formen un puente para que puedas pasar, y me traerás de la casa del Sol a los músicos con sus instrumentos para hacerme honor... (Tena Rafael, 2002:155-157). Debemos de mencionar que existe un vínculo semiótico además, entre el agua y el dios Tezcatlipoca, el espejo humeante, pues el agua también tiene las cualidades del espejo, ya que refleja sobre su superficie las imágenes, el vapor que sale de los lagos, es metáfora de un espejo que humea. Además de

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portar el espejo humeante en el pie que le falta en numerosas de sus representaciones, Tezcatlipoca en la lámina 17 del Códice Borgia, porta un espejo de agua en la sien, junto al signo Atl, Agua. El espejo en general refiere una superficie que refleja imágenes, de las más nítidas como las que se proyectan sobre la superficie del agua, a las más borrosas como las del agua en forma de vapor o de humo. Es metáfora de la capacidad de ver, del vidente. Tezcatlipoca es el que todo lo ve. El que una de sus nietas sea una sirena, no es incongruente. Es su capacidad de ver a través de las imágenes que refleja el agua, materializada en este ser del agua que es la Acíhuatl. Retomando a las sirenas-serpiente, otra de estas diosas mesoamericanas, antecedente de las sirenas-serpientes del Alto Lerma, es Acpaxapo, la diosa con cuerpo de serpiente, cabeza humana y lagos cabellos del lago de Xaltocan al Norte del lago de Texcoco, ya que: …las relaciones que sostuvieron las poblaciones de las cuencas del Alto Lerma y de México, refiere a los matlatzincas que (procedentes del Valle de Toluca junto con los grupos otomianos de Xilotepec-Chiapa) en su migración hacia la Cuenca de México, formaron parte de las llamadas «tribus nauatlaca que salen de Chicomoztoc». Entre ese grupo se encuentran los tepaneca –cuyo caudillo, Acolhua, desposó a una hija de Xólotl- fundadores del señorío de Atzapotzalco. Es decir, los matlatzincas participaron en el gran movimiento migratorio de población otomiana hacia el oriente que tuvo lugar de 1220 a1272 –después de la expansión de los chichimecas de Xólot, siendo, en términos más amplios, entre la caída de Tula y el enseñoramiento de los mexica cuando –como lo ha indicado Carrasco- se inició la expansión suprema de los tepanecas de Azcapotzalco, creadores del «imperio» que llegó a abarcar el va-

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lle de Matlatzinco, cuyo final ocurrió en 1474-1476 con la conquista de los mexica (Albores, 1995:126). Este hecho es muy significativo pues demuestra que la Tlanchane, Tlanchana o Clanchana del Lerma tiene un vínculo otomí con la Acpaxapo de Xaltocan, ya que, como argumenta Pedro Carrasco, existe la posibilidad de que Acpaxapo sea en cierta manera, similar a Xochiquetzal, la diosa Flor-quetzal, diosa joven del amor y de la belleza entre los mexicas, vinculada con la Luna, ya que los xaltomecas eran adoradores de ésta última (Carrasco en Albores, 1995:310). Acpaxapo, es una diosa acuática, con cuerpo de serpiente y cabeza humana, madre de los dioses del agua, hija de la luna, llamada Cueva de algas o Espejo de agua, con la capacidad visionaria del espejo humeante ya que, según la traducción de Bierhorst: Acpatl, viene de yacpatl = alga que nace en el agua (Bierhorst, 1985:26) y xapotl = apertura o perforación, xapotlimotlalia. Así como la frase: tezcatl In coiaoac in necoc xapo significa «el gran espejo que tiene dos lados»; mientras que la frase: chimalli teucujtlatica itixapo, significa «un escudo con reflejo central en su superficie» (Bierhost, 1985:384-385). Es el alga sobre la superficie del agua, el espejo del agua con la capacidad de ver, es visionaria o vidente. Esta diosa sólo aceptaba ofrendas de flores de nopal. Acpaxapo era una vidente. Los Anales de Cuauhtitlan nos narran la historia de cómo los xaltomecas, de origen otomí, fueron perseguidos por los chichimecas, y de cómo la diosa Acpaxapo les hablaba y les decía lo que iba a suceder:

De nuevo persiguieron a los xaltomecas, hasta que finalmente se detuvo la guerra de chichimecas en el punto denominado Acpaxapocan, donde se calmó un poco, siendo el chichimeca

Huactzin rey de Cuauhtitlan. Al suspenderse la guerra en Acpaxapocan, raras veces peleaban los chichime-

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cas, y ya tampoco se atrevian a venir en su contra los xaltomecas, porque temían a los chichimecas cuauhtitlaneses. En este Acpaxapocan, en cuando había guerra, humanamente les hablaba a menudo a los xaltomecas su dios, que salía del agua, y se les aparecía: se llamaba Acpaxapo; es una culebra; su rostro, de mujer; y su cabello enteramente igual al de las mujeres, así como el suave olor. Les anunciaba y les decía lo que les había de acontecer: si habían de hacer presa; si habían de morir y si habían de ser cogidos prisioneros. También les decía cuándo y a qué tiempos iban a salir los chichimecas, para que con ellos toparan los xaltomecas. Pero los chichimecas ya tenían entendido cuándo y a qué tiempos venían los xaltomecas a hacer sus sacrificios y a poner sus ofrendas a Acpaxapo: por eso ahí los aguardaban los chichimecas… (Códice Chi-

malpopooca, Anales de Cuauhtitlán, 1975:25). Los xaltomeca habitaban la ribera o el islote del lago de Xaltocan, que para el Posclásico estuvo unido al lago de Zumpango y al de Texcoco en el Norte. Por lo anterior, podemos deducir que la sirena-serpiente de Acpaxapocan en Xaltocan era profeta, ya que tenía la capacidad de ver el futuro. Por otra parte, la visión, función de los ojos, tiene que ver en muchas sociedades con el conocimiento, con la luz, y con el sol. A este respecto Chevalier y Gheerbrant nos dicen que:

El ojo humano como símbolo de conocimiento, de percepción sobrenatural, posee a veces asombrosas particularidades: para los fueguinos, sale del cuerpo –sin separarse de ély se dirige espontáneamente hacia el objeto de la percepción; para los

Inmortales taoístas, posee una niña cuadrada. La abertura de los ojos es

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un rito de abertura del conocimiento, como un rito de iniciación. En el ámbito indio, se abre los ojosa las estatuas sagradas con el fin de animarlas; en otros lugares se abren ojos a las máscaras; en el Vietnam, «se abre la luz» de un junco nuevo, tallando o pintando dos grandes ojos en su proa. El ojo divino que lo ve todo, se figura también por el sol: es el ojo del mundo, expresión que corresponde a Agni y que designa asimismo al Buddha. El ojo del mundo es también el agujero de la cima, de la cúpula, la puesta del sol que es la mirada divina abrazando el cosmos, pero también el pasaje obligado para salir del cosmos (Chevalier y Gheerbrant, 2003:771-772).

El lago mismo, por la textura lisa y acuática de su superficie, por la manera en que refleja la luz o la oscuridad, es para la imaginación, un ojo de textura lisa, plana y húmeda, diferente a la del mar, contenedora, semicircular, muchas veces, es un ojo en sí, un ojo que contempla. Bacherlard en 1978, nos dice acerca de la visión activa del agua en el lago:

Pero, ¿quién contempla mejor, el lago o el ojo? El lago, el estanque, el agua dormida nos detiene en su orilla. Dice a la voluntad: «¡no irás más lejos; estás entregada al deber de mirar las cosas lejanas, ¡los más allá! Mientras tú corrías, algo aquí ya miraba». El lago es un gran ojo tranquilo. El lago recoge toda la luz y hace un mundo con ella. Gracias a él, ya, el mundo es contemplado, el mundo es representado. También él puede decir: el mundo es mi representación. Cerca del lago comprendemos la vieja teoría fisiológica de la visión activa. En la visión activa, parecería que el ojo proyecta luz, ilumina sus imágenes. Se comprende entonces que el ojo tenga la voluntad de ver sus visiones, que la

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contemplación sea, también, voluntad (Bachelard, 1978:50-51). Así, Acpaxapo era la personificación de las aguas del lago, que tenían esa capacidad de ver lo que ha sido, lo que es, y como deidades, lo que será. En la tradición pesquera del Lerma, hasta el día de hoy, una de las técnicas de pescar, es la de la macla, proveniente del náhual matlatl o red, que se describe como una malla con un «ojo», ya que se trata de una: …red elíptica que varía tanto en la dimensión de la red en sí como en el tamaño de los ‘ojos’ o espacio de la malla. Se utilizaba en la captura del pescado negro, del salmivche, del acocil, del pescado blanco, del atepocate, del ajolote, del jul y de la carpa. La macla estaba formada por la red propiamente dicha o malla, el aro de la red que se hacía con una garrocha delgada y era de donde pendía la malla, y la ‘pata’ de la red que se confeccionaba con una garrocha

gruesa y consistía en el mango parte por donde se sostenía la macla. (Albores, op. cit.: 210). Asimismo, la técnica empleada en la pesca con macla, tiene que ver con las funciones de la vista, con el poder de éste, y en donde, es el pescador quien, con el poder de fijar su vista y doblemente, con el poder de la macla, puede obtener el resultado que busca, desde su canoa: …se utilizaba la macla de “ojo” chico, la cual ‘nada más se sumergía y se sacaba todo tipo de pescado, desde lo más chico hasta lo más grande’.

Mediante esta forma se empleaban dos técnicas: Cuando había presa a la vista. En este caso, se metía la red en el agua con un movimiento al frente, y luego se sacaba ya con el producto. Cuando no había presa a la vista, el pescador metía la red en el agua a un lado de la canoa y esperaba a que cayera la presa, esto es, hasta que sentía pesada la red. En-

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tonces, sacaba la red, sacudía la hierba lacustre que venía dentro de ésta y echaba el pescado directamente a la canoa, o en un recipiente.

Después, al encontrarse ya en su casa, apartaba las distintas clases de animales capturados. Los pescadores no especializados podían tener dos redes: una de ojo grande para la carpa y otros peces grandes, y otra de ojo chico para el acocil y otros peces pequeños (Ibíd.:213). Es por todo esto, que podemos pensar que, en cierta forma, el pescador, tendría las capacidades del sireno para atrapar peces, y poder sobre éstos:

El pescador iba solo, sentado en la parte media de su canoa, llevando además de ésta su macla y su pala de remar, sin que necesitara la garrocha para empujarse puesto que el atrapamiento del ahuilote tenía lugar en lo hondo de la ciénega, sosteniendo la red en la mano derecha, el pescador remaba poco a poco con la iz-

quierda. Al ver una mancha de ahuilotes, colocaba la red y esperaba a que la garrocha con tules llegara hasta los peces. Éstos, al ‘asustarse’ con el reflejo del sol, nadaban de inmediato hacia la macla, siempre que ésta hubiera sido puesta dela manera correcta y se la maniobrara adecuadamente (Ibíd.:222). Sentado en su canoa, el pescador tiene la mitad de su cuerpo unido a la canoa y adquiere, según las asociaciones de la imaginación, la capacidad de aquélla para desplazarse sobre el agua, como un pez. La aparición de la Tlanchana es la aparición de las deudas que el ser humano tiene con el agua y con los productos que ésta le ofrece, de los que se adueña. La investigadora Daniela Peña Salinas, en su Ponencia: Mitos e imágenes de las Sirenas entre los otomíes del Alto Lerma6 , cita el Manuscrito de Francisco

6. En el Seminario Historia, Cultura y Patrimonio de la región del Alto Lerma, en Dirección de Antropología del INAH, del 9 de febrero de 2017.

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Luna Tavera El Dios caminante, la historia de como se creó el Mundo, o el origen de los tiempos en el Valle del Matlatzinco, de cómo surgieron las montañas y los ríos. Peña Salinas nos dice que, en dicho documento, para los otomíes, en el principio de los tiempos, no se conocía la forma del mundo, que sólo había como una gran serpiente, hecha de serpientes, que en un extremo tenía unas fauces y en el otro también. Esta serpiente de fauces abiertas en sus extremos, nos hace pensar en la nariguera de serpiente bicéfala que porta la diosa nahua del agua que corre, Chalchiuhtlicue, la de la falda de jade, y que vemos en numerosos códices: láminas 11 del Códice Bogia, 53 del Vaticano B, 9 del Cospi, 17v del Telleriano Remensis. Esto nos recuerda también el mito de la segunda creación de mundo recopilado en la Histoire du Mechique que narra como: …la tierra fue creada de esta suerte. Dos dioses, Quezalcóatl y Tezcatlipoca bajaron del cielo a la diosa de la Tierra, Tlalteuctli, la cual estaba llena por todas las coyunturas de ojos y de bocas, con las que mordía como una bestia salvaje, y antes de que llegaran abajo, ya había agua, la cual no saben quien la creo, sobre la que caminaba esta diosa. Lo que viendo los dioses, se dijeron el uno al otro: «Es menester hacer la Tierra»; y diciendo, se cambiaron ambos en dos grandes serpientes, de las cuales una asió a la diosa por la mano derecha y el pie izquierdo, y la otra por la mano izquierda y el pie derecho, y la estiraron tanto que la hicieron romperse por la mitad. De la mitad de hacia las espaldas hicieron la Tierra, y la otra mitad la llevaron al cielo, de lo cual los otros dioses se enojaron mucho. Después de hecho esto para compensar a la dicha diosa de la Tierra del daño

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que los dos dioses le habían infringido, todos los dioses descendieron para consolarla y ordenaron que de ella saliera todo el fruto necesario para la vida de los hombres; y para efectuarlo, hicieron de sus cabellos árboles, flores y hierbas, de su piel la hierba muy menuda y florecillas, de sus ojos pozos y fuentes y pequeñas cuevas, de su boca ríos y cavernas grandes, de su nariz valles de montañas, de sus hombros, montañas (Tena, 2002:151-153). Citando a Uzueta, Peña Salinas (2017) nos dice que la sirena de Zumpango era una gran serpiente con bigotes y plumas que muere cuando le cae un rayo encima, y el Rayo se asocia con San Miguel. Esta sirena tenía atributos de Cihuacóatl, Mujer Serpiente, como una mujer que se transforma en serpiente. Peña Salinas se pregunta si la existencia de sirenas, en donde se integran dos personalidades o dos seres, no podría encarnar a un nagual. Asimismo, Daniela Peña investigó cómo en el Alto Lerma hay apariciones de Serpientes relacionadas con peñas y con fenómenos meteorológicos, pues cuando cae una gran tormenta, la gran serpiente sale de la tierra y le crecen plumas, alas y entonces, vuela. En ese momento los mantenimientos se van, junto con aquélla. Por otra parte, por la manera en que las serpientes se transforman, podemos pensar que adquieren nuevas carateristicas, convirtiéndose en otros dioses, como Quetzalcóatl, la Serpiente-quetzal, el aire, la serpiente que vuela. Curiosamente, en la historia de Mélusina de Lusignan, cuando ésta es descubierta por su esposo en el baño (Fig. 12), tiene que partir, separándose de su esposo y de sus hijos, para transformarse totalmente en serpiente con alas, salir volando por los aires, y nunca más tomar la forma humana: Adonc commença à faire un grief souspir, et laissa la fenestre, et sail-

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7. Entonces suspiró profundamente, y dejó la ventana, y saltó al aire, y traspasó los vergeles y luego se mutó en una serpiente muy grande, gruesa y larga como de XV pies, y sepan que la piedra por la que ella pasó al partir por la ventana, permanece aún con la huella de su pie. Entonces muy gran dolor llevó al señorío, damas y doncellas, y especialmente las que la habían servido, y por encima de todos Raimondain llevaba un duelo amargo. Y entonces se asomaron todos a las ventanas para ver qué camino tomaría. Luego, la dama así transformada en serpiente como hemos dicho, dio tres vueltas alrededor de la fortaleza, y en cada vuelta pasaba delante de la ventana, emitió un grito tan extraordinario que cada uno se hundió de pena, y se dieron cuenta que se iba muy lejos del lugar, obligada. Y entonces tomó el camino hacia Lusignan, llevando por el aire tan gran espanto en su furia, que parecía que en toda la tierra que el rayo y la tempestad iban a desplomar el cielo. Traducción O. Márquez H.

list en l'air, et trespassa les vergiers, et lors se mua en forme de serpent moult grande, grosse et longue comme de XV pies; et sachiés que en la pierre sur quoy elle passa au partir de la fenestre, demoura et encores est empraint la forme du piet d'elle. Adonc moult grant douleur menoient la baronnie, dames et damoiselles, et especiallement celles qui la voient servie, et par dessus tous les aultres Raimondin faisoit dueil moult aigre et merveilleux. Et lors saillirent tous es fenestres pour veoir quel chemin elle tiendroit. Lors la dame, ainsi transmuée en guise de serpent come dit est, fît trois tours environ la fortesse, et à chacune fois qu'elle passoit devant la fenestre, elle jetta ung cri si merveilleux que chacun en plonroit de pitié, et appercevoit-on bien qu'elle se partoit bien enuis du lieu, et que c'estoit par constrainte. Et adonc elle prinst son chemin vers Lusignen, menant par

l’air si grant effroy en sa furieiiseté, qu'il sambloit par tout en terre que la fouldre et tempeste y deut cheoir du ciel7 (D’Arras, 1387:358-3639). Volviendo al trabajo de Daniela Peña, esta investigadora nos dice que en el Cerro la Verónica, en Huitzitzilapan, Lerma, Estado de México, la Niña Serpiente es concebida como una serpientesirena. La historia narrada por el Sr. Gerardo Alejandro y recopilada por Carla

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Fig. 12. Mélusina de Lusignan en su baño. Mitad mujer-mitad serpiente. Miniatura del siglo XV, Guillebert de Mets, Biblioteca Nacional de Francia.

Rodríguez Martínez dice que, el padre de la niña Verónica, robó los objetos de culto de la Iglesia de San José Zacamulpa y los escondió en su casa, la niña los encontró y al tocarlos, la parte inferior de su cuerpo se transformó en serpiente. Entonces su padre tuvo que llevarla a la cueva del Cerro del Águila, el de la Verónica, en donde ella guardó el pecado del padre por haber robado los objetos sagrados y desde entonces la niña cuida de ellos, en forma de serpiente. Ese cerro brilla con la luz del Divino Rostro. Peña Salinas agrega que la forma del cerro La Verónica, es serpenteante, y que una sola persona baja a darle de comer a la Niña Verónica a su mirador que es una hendidura en la roca. A la niña-serpiente se le asoció también con el viento. La calidad del viento como viene y vuela. La serpiente se encuentra enroscada debajo de los objetos que resguarda. Es probable que la serpiente enroscada tenga muchos simbolismos. Como vi-

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mos en un trabajo anterior (Márquez Huitzil, 2010:297), el dragón serpiente Ouroboros es la serpiente de oro que se devora a sí misma, asociándose a lo cíclico, a la eternidad, a los principios masculino y femenino de la vida, y a las fases de la luna. Numerosos son los grabados de la Edad Media que la representan, entre ellos el de Shedel, en la Chronica Mundi, impreso en 1493 en Nuremberg. Esta serpiente tiene forma de anillo, forma un recinto circular, encierra y puede asfixiar, pero también puede, simbólicamente, proteger. Peña Salinas nos dice también que en la cumbre del cerro Huayamelucan la serpiente es el nagual del Divino Rostro y es la guardiana del cerro. Cabe recordar que a la mujer-sepiente Acpaxapo se le atribuyó el poder de predecir el futuro, siendo una vidente, ya que el ojo se asocia en muchas culturas con la visión de todo, la visión de Dios, y la visión del Sol, que con su luz puede alcanzar todos los rincones de la tierra. Tal vez sea por este hecho que el Divino Rostro sea quien haga su aparición en las cumbres del Lerma. En torno a la idea de Cristo en tanto dios y Sol, respecto de los nahuas de la Sierra de Puebla, como de los huaxtecos, Guy Stresser-Péan nos dice que: …creen que Dios es el sol, o más precisamente, que Jesucristo, por su ascensión, se convirtió en el sol. La palabra en español “Dios” Se emplea para hablar del Padre y de su hijo Jesucristo. Para muchos indígenas, el ostentoso resplandor de la procesión en la Fiesta de Dios, es la imagen misma de Dios, es decir, de Jesucristo asimilado al sol (Stresser-Péan, 2005:401). El mismo Stresser-Péan refiere un mito otomí recopilado por Galinier (en Stresser-Péan, 2005:395) en el que el Niño Jesús, nace el día de la Navidad y desciende al mundo subterráneo de los muertos, en donde moran los demonios que acaban de organizar la fiesta del

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carnaval para alejarlo de su decisión de convertirse en Sol. Pero Cristo se va y no se queda con los demonios-judíos que lo persiguen durante toda la cuaresma, y terminan por alcanzarlo en la semana Santa cuando lo crucifican. Respecto al cerro La Verónica, el investigador Francisco Rivas Castro8 agrega que el hecho de que se trate de una niña, tiene que ver con la idea de que se trata de una virgen, como la virgen María, madre y virgen al mismo tiempo, divinidad que provee. Por otra parte, Rivas Castro (Ibíd.) coincide con Guy StresserPéan (Ibíd.:401), cuando dice que el Divino Rostro corresponde al rostro del Sol ya que Jesucristo al ascender al cielo, luego de su crucifixión, se convirtió en el Sol, como lo representa el resplandor de luz que rodea su rostro.

8. Participación de Francisco Rivas Castro † durante la Ponencia de Daniela Peña Salinas: Mitos e imágenes de las Sirenas entre los otomíes del Alto Lerma, en el Seminario Historia, Cultura y Patrimonio de la región del Alto Lerma, en Dirección de Antropología del INAH, del 9 de febrero de 2017.

Antilha 9(27) 2020:9-58 De esta manera, la niña Verónica virgen, como la Virgen María, vinculada con el Divino Rostro y con el Sol, mantiene un paralelo con la diosa Cihuacóatl, Mujer serpiente, diosa madre, quien se identifica con el Águila, es decir, con el Sol en la cultura nahua, ya que en los «Cantos a los dioses», en el «Canto a Cihuacóatl» en el Códice Florentino de Sahagún así se le denomina: ¡El Águila, el Águila, Quilazli, con sangre tiene cercado el rostro, adornada está de plumas! ¡Plumas-de-Águila vino, vino a barrer los caminos!

Ella, Sabino de Chalma, es habitante de Colhuacan.

Donde se extienden los abetos, en el país de nuestro origen.

La Mazorca en divina tierra, en mástil de sonajas está apoyada.

Espinas, espinas llenan mi mano, espinas, espinan llenan mi mano,

La Mazorca en divina tierra,

En mástil de sonajas está apoyada.

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Escoba, escoba llena mi mano,

Escoba, escoba llena mi mano.

La mazorca en divina tierra en mástil de sonajas está apoyada.

Es 13-Águila nuestra Madre, la

Reina de los de Chalma: ¡su canto es su gloria! ¡Que mi príncipe Mixcóatl me llene...!

Nuestra Madre, la Guerrera,

Nuestra Madre, la Guerrera,

El Ciervo de Colhuacan…, ¡de plumas es su atavío!

Ya el sol prosigue la guerra, ya el sol prosigue la guerra: sean arrastrados los hombres: ¡Acabará eternamente!

El Ciervo de Cohuacan…, ¡de plumas es su atavío!

Ah, Pluma–de-Águila no máscara,

El que sube no (tiene) máscara: …(El Ciervo de Colhuacan: ¡de plumas es su atavío!) (Sahagún, 1992, apéndice II, canto: 13:899). La madre Cihuacóatl, asociada con el Sol es Quilaztli, la que hace brotar, es la que con sangre, tiene cercado el rostro, es la que está adornada de plumas. Lo que le sucede a la Niña Verónica, de que tiene que abandonar su hogar para ir a vivir en un mirador, en una hendidura en el peñasco, para ir a cuidar el tesoro, los objetos de culto de la comunidad, es como el tabú mismo de Mélusine, que al ser trasgredido, el hadaserpiente tiene que dejar a su comunidad, a sus hijos y tomar una forma que la separa de ellos (Fig. 13). Cuando esta hada-serpiente recibió el poder de transformarse, junto con los dones que traía a los otros, recibió al mismo tiempo, una condena por parte de su madre, quien también era un hada que le dijo a Mélusine: …je te donne le don que tu seras tous les samedis serpent des le nombril en abas, mais si tu trouvez homme qui te vueille prendre en epouse, et qu’il te promete que jamais le samedi ne te verra ne des-

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Fig. 13. Mélusina sorprendida en el baño. Les très riches heures du Duc de Berry, Frères Limbourg, 1392/1393. Museo Condé de Chantilly.

celera ne revelera ou dira à personne quelconques, tu vivras ton cours naturel et morras comme femme naturelle, et de toy viendra moult noble lignée qui ser grande et de haulte proesse; et par adventure si tu estoies decellée de ton mary, sachies que tu retourneroyes au tourment auquel tu estoies par avant,

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et seras toujours sans fin jusques à tant que le tres-hault juge tiendr son jugement, et toy apperras par trois jours devant la fortresse que tu feras et que tu nommeras de ton nom, quant elle devra muer seigneur; et par le cas pareil aussi quant ung homme de ta lignée devra mourir9 (Arras, 1854:23-24). En el caso de la Verónica, al aparecer, existía un tabú que fue trasgredido, que es el de haber tocado los objetos de culto, lo que hace que la niña deba separarse de la comunidad, adquiriendo un poder trascendental sobre aquélla como guardiana y proveedora, además de te-

9. …te doy el don de que serás todos los sábados, serpiente, del ombligo hacia abajo, pero si encuentras un hombre que te quiera tomar como esposa, y que te prometa que nunca te verá el sábado, ni te celará, ni dirá nada a nadie, vivirás tu curso natural y morirás como mujer natural, y si por ventura fueras descubierta por tu esposo, sabe que retornarás al tormento en el que estabas anteriormente, y serás siempre y sin fin, hasta que el más alto juez haga su juicio, y aparecerás por tres días delante de la fortaleza que harás y nombrarás con tu nombre, cuando se mude en señorío; y en el caso semejante, cuando un hombre de tu linaje morirá. Traducción O. Márquez H.

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ner que cumplir con un castigo que la aísla de su vida anterior. El hecho de que sea una culebra de agua, la que cuide de los objetos de culto en el cerro La Verónica, estudiado por Daniela Peña, nos hace recordar que en el Tlalocan, la morada de Tláloc, en el interior de las montañas, es en donde se generan las nubes y la lluvia, los cerros son recipientes de agua. La serpiente parece ser el cause de esa agua, el mantenimiento, la estabilidad de ésta. Por otra parte, el hecho de que sean los objetos de culto de la iglesia los que son robados, nos hace pensar en el cambio de una etapa histórica anterior a la presencia de la cultura occidental a la nueva, ya con la presencia del culto a los dioses y objetos rituales europeos. Al respecto, mencionaremos el trabajo de la investigadora María Isabel Hernández González, quien nos dice que la función del mito de la Clanchana es mantener su memoria en las comunidades ribereñas «con lo que se preserva el llamado núcleo duro o esencial del mito mesoamericano transformado» (2016: 272), y esto lo dice referente al mito que se generó en mayo de 2008 y que Hernández González recolectó para su trabajo referente a la Clanchana de las ciénegas del Alto Lerma, y concretamente, en el barrio de Guadalupe en el que se dice que un pescador del barrio de San Lucas atrapó en su red, por error o por casualidad, a un sirenito bebé con cola de carpa y boquita como de carpa, al que vendió al zoológico de Zacango en donde lloraba de forma continua, no sabían que darle de comer y angustiaba a los otros animales. Se dice que como era patrimonio nacional se lo llevó la Marina. El pescador que lo atrapó y cobró por el sirenito murió de un simple resfriado, pues al parecer lo había castigado la madre del sirenito, la sirena. La sirena lloraba por las noches y alguien la oyó decir que le devolvieran a su hijo, también amenazó con abrir las llaves del volcán y que todo se iba a inundar, ade-

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más de que provocaría tempestades y rayos. El papá sireno se murió porque se fue a otro río. Coincidentemente, estos relatos surgen y se esparcen con el proyecto de construcción de una carretera que cruza la ciénega por el rumbo de San Mateo Atenco …lo cual constituye un agravio más para la Clanchana que ha visto la desecación de buena parte de su territorio, de su hogar; ella no puede defenderse ni detener el proyecto que invade una vez más sus dominios (Hernández González, 2016: 271). El mito es en este caso, el reflejo del riesgo que sufre el paisaje lacustre y sus recursos, frente a las amenazas del avance de la modernización. Según Francisca García Martínez, quien estudia El mito de las Serpientes y el agua de la comunidad mazahua, el Señor del agua es Menzhejé, quien se transforma en serpiente, además de que en la comunidad mazahua10 se llevan a cabo rezos para mantener contentos a los pozos de agua a fin de evitar que la cola de agua se transmute en serpiente. Por otra parte, la serpiente que vive a un lado del pozo es el alicante y se puede transformar en persona. García Martínez nos dice que hay dos clases de serpientes vinculadas con el agua: el alicante que es gris y que camina en donde hay humedad, sale de las sanjas y va por la pradera, no pica ni muerde, no es venenosa, es muy grande, mide hasta dos metros, vive afuera o a un lado del pozo. La otra es la xiscala, la serpiente oscura, delgada, vive en el

10. Ponencia de Francisca García Martínez: El mito de las Serpientes y el agua de la comunidad mazahua, en el Seminario Historia, Cultura y Patrimonio de la región del Alto Lerma, en Dirección de Antropología del INAH, 8 de junio de 2017.

11. Ponencia de Marcelino Estrada: La Minthe entre los otomíes de temoaya, en el Seminario Historia, Cultura y Patrimonio de la región del Alto Lerma, en Dirección de Antropología del INAH, 11 de mayo de 2017.

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agua, y se mueve en ésta. Si se mata al alicante se seca el pozo. En el estudio de Marcelino Estrada: La Minthe entre los otomíes de Temoaya11 , en este lugar se carece de lago pero tiene manantiales, pozos y canales de agua, por el paso del río Lerma. En el cerro Ndegantshi, Diente del Cerro Torcido, a la salida del bosque hay un manantial que tiene un chorro de agua muy pequeño, por donde pasó el señor Miguel que vio que en un pocito había un pescado muy grande. El señor Miguel se metió en el agua, movió palos y hierbas y sacó al pez que se movía mucho. Al detenerlo por la cola, se escuchó como un cuetón, como si se partiera el cerro de Batharrayo, como si tronara el cielo, como si el agua se saliera del cerro. No quiso comer el pescado, pues pensó que éste era el Dueño del agua. Más tarde el Sr. Miguel se enfermó y empezó a mudar de piel, como si fuera una serpiente y murió. Por todo esto, Marcelino Estrada infiere que al matar al pescado, el manantial se quedó sin guardián, y por eso el Sr. Miguel murió, ya que tuvo que convertirse él mismo en el nuevo Dueño del agua, mudando de piel. La Minthe o Dueña del agua, tiene, a diferencia del Dueño del agua, con cuerpo de pez, cuerpo de serpiente. De esta manera podemos concluir que tanto las sirenas del Viejo Mundo, tales como el hada o ninfa de las fuentes, Mélusine de Lusignan, como las historias de las sirenas-serpiente-peces de la Cuenca del Lerma en el Estado de México, no son sólo sirenas del mar, sino también de los ríos, de los lagos, de los pozos, y de la fertilidad de la tierra.

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