CESUA SIRENAS DEL MAR, DE LOS RÍOS, DE LOS LAGOS, DE TIERRA ADENTRO Y DE LA FERTILIDAD Ofelia Márquez Huitzil 1 Introducción
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arecería que las imágenes de sirenas pertenecieran a un solo esquema, al de la sirena sobre una isla o sobre las olas del mar, pero no es así. En diversas partes del mundo ha existido este ser mítico, totalmente desvinculado de
otros. De Europa tenemos estudios desde los griegos y con ellos, desde los egipcios. No obstante, hay sirenas que aparecen en Japón o entre los esquimales, en los manantiales europeos o en las zonas lacustres, como en México. En este trabajo nos enfocaremos precisamente, en estas últimas de tierra adentro, partiendo del análisis de su naturaleza intrínseca, que va con su denominación. Sirenas del Viejo Mundo La palabra Sirena viene del griego: seirá es decir, cadena; la cadena se asocia a lo que inmoviliza, a lo que esclaviza (Gruppo triestino di ricerca sul mito e la mitografia, 2017:295). En un trabajo anterior (Márquez Huitzil, 1991), vimos que las sirenas tienen un canto hipnótico; Ulises en la Odisea de Homero, escrita hacia el siglo VII a. C., debe afrontarlas escuchándolas atado al mástil de su nave, el Argos (El de los cien ojos, el vigilante), por lo que ellas, frustradas, se desploman y caen al mar. En ese en-
tones, las sirenas tenían cuerpo de ave y cabeza de mujer (Fig. 1). Estos seres, se-
1. Investigadora del Centro de Estudios Sociales Universitarios Americanos S.C. Doctora en Estudios Mesoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, Maestría de Artes Visuales de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, licenciada en Diseño por l’École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs de París. Estancia Posdoctoral en el Posgrado de Historia y Etnohistoria de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Antilha 9(27) 2020:9-58 9