Antilha N°23

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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA, ARTE Y LITERATURA

Año 8

N°23

Mayo-Agosto 2019


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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA

Antilha publica artículos originales e inéditos.

Editores

El contenido de los artículos y opiniones ex-

América Malbrán Porto

presadas en Antilha son responsabilidad

Enrique Méndez Torres

exclusiva de sus autores.

Ana Igareta

Antilha, Revista Latinoamericana de Historia, Arte y Literatura es una publicación cuatri-

Diseño editorial

mestral editada y publicada por el Centro de

América Malbrán Porto

Estudios Sociales y Universitarios America-

nos S.C.

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misión Certificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, Secretaría de Gobernación, números ( en trámite ) , ISSN ( e n trámite ) .

Portada y viñetas: Detalle de una escultura moderna de Varjasattva, Buda de la purificación. Bronce platinado en oro. Nepal. 3


REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA

Comité Editorial Dr. Jorge Angulo Villaseñor

DEA-INAH, México.

Dr. Enrique Tovar Esquivel

INAH, México.

Dra. Lourdes Budar Jiménez

Universidad Veracruzana, México

Dr. Daniel Schávelzon

CAU-UBA, Argentina

Dra. Ana Igareta

UNLP, Argentina.

Mtra. América Malbrán Porto

EAHNM-INAH, México.

Mtro. Alfredo Feria Cuevas

INAH-México.

Antrop. Alejandra Gómez Colorado

INAH, México.

Arqlgo. Enrique Méndez Torres

CESUA, México.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA

CONTENIDO Editorial

P. 7

De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso. Imágenes y meditación sobre la muerte en la Nueva España José Alejandro Vega Torres P. 9 Schopenhauer: El Buda sonriente de Frankfurt Víctor Ortega León

P. 58

Rastros de la India en el Museo de La Plata, Argentina: la colección arqueológica H. W. Seton-Karr Ana Igareta

P. 69

Estampas de Coatetelco: condiciones de la zona en el 2019 Ivon Cristina Encinas Hernández

P. 86

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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA

EDITORIAL

E

n este nuevo número, tenemos el gusto de presentar cuatro textos sobre temáticas muy variadas. Abre nuestra publicación Alejandro Vega, quien nos muestra cómo la sociedad novohispana, preocupada ante la inevitabilidad de la muerte,

procuraba que ésta no los sorprendiera sin haber recibido todos los sacramentos, el hombre novohispano debía estar preparado para ello e intentaba, por lo menos un sector de la población, llevar una vida recta que los acercara a la gloria. Éste acto se vio reflejado en el arte, a través de pinturas de caballete o plasmado en esculturas, que se depositaban en templos o conventos, donde el principal motivo fue el cuerpo humano, ya sea en forma de esquelética, calaveras o en estado de descomposición. Víctor Ortega nos hace un análisis reflexivo sobre el llamado Buda de Frankfurt, Arthur Schopenhauer, a 200 años de la publicación de “El mundo como voluntad y representa-

ción”, su obra cumbre. Sin duda un filósofo ciertamente incómodo para la tradición occidental, cuyo monumental trabajo mantiene total vigencia dejando huella en pensadores y artistas tanto del siglo XIX como del XX. Aunque asociado con el pesimismo filosófico su teoría abordó varios temas relacionados con la existencia humana, el sufrimiento, el aburrimiento y la felicidad. Ana Igareta nos expone un fantástico e inesperado hallazgo realizado en las bodegas del Museo de La Plata, Argentina. Si bien es un museo que se ha conformado colecciones latinoamericanas, no son exclusivas de este continente pues también se hayan piezas europeas o algunas momias egipcias con sus sarcófagos, que fueron donadas hacia 1888. Sin embargo, en 2010, durante los trabajos de acondicionamiento del Depósito 25 de la División Arqueología, llamó la atención un pequeño cajón de madera con tapa encastrable, con una breve etiqueta impresa en uno de sus laterales que indicaba simplemente “INDIA”, descubriendo que fue remitida por el explorador británico Heyward Walter Seton-Karr. 7


Por último Ivon Encinas nos lleva a conocer algunos aspectos de conservación y turismo del sitio arqueológico de Coatetelco, en el Estado de Morelos. Realiza una breve denuncia sobre el abandono de este sitio tras los temblores de 2017, el índice de visitantes y lo importante de hacer una buena difusión de los elementos arqueológicos que poseen las comunidades para que valoren las piezas arqueológicas y vestigios que son parte de su cotidianidad. Esperamos que esta edición resulte de su interés.

Los Editores

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CESUA DE LA IMAGEN DEL ESQUELETO AL CUERPO GLORIOSO. IMÁGENES Y MEDITACIÓN SOBRE LA MUERTE EN LA NUEVA ESPAÑA José Alejandro Vega Torres 1

Introducción

L

a muerte y su reflexión en torno a ella han constituido un tema universal que, desde tiempos antiguos hasta nuestro presente, se ha tratado de entender y representar. El tema de un más allá y de su existencia; ha constituido una se-

rie de ideas, de carácter religioso principalmente, que se depositan en una interpreta-

ción de esas geografías funerarias en ciertos objetos que llamamos arte. La sociedad novohispana, hombres y mujeres de su época, estuvieron regidos en su cotidianidad por un fuerte sentimiento religioso. Al implantarse la religión católica en lo que fuera la Nueva España; la vida y la muerte eran entendidos como una línea que debía seguir un camino de virtud que conduciría a la salvación de alma y que llevaría

hacia una patria gloriosa. Desde el arribo de las primeras órdenes religiosas a la Nueva España, los sacerdotes se empeñaron en mostrar a la vida como un camino transitorio e incluso promovieron por medio de sus sermones, algunos de ellos impresos, el deseo de la muerte por medio de ejemplos edificantes como son las “vidas de santos” o bien por medio de ma-

nuales del “buen morir”. Como ejemplos de lo que aquí comento, se encuentran el Tratado de la Vanidad del Mundo de fray Diego de Estella (Estella, Diego de, 1785) y del libro La dulce y santa muerte de Juan Crasset (Craset,Juan, 1788). Más adelante

1. Arqueólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), maestro en Historia del Arte por la FFYL-UNAM. Doctorante de la misma disciplina.

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CESUA José Alejandro Vega Torres

haré referencia a los contenidos de es-

mo triunfadora sobre las diferentes cla-

tos textos citados.

ses sociales, como igualadora de todos

De esta forma los frailes y posteriormen-

los seres humanos. Tal es el caso del

te, los religiosos del clero secular, apo-

mural poblano en Huatlatlauca o bien en

yaron su doctrina a través de imágenes.

un mural encontrado en el convento me-

Desde el siglo XVI, aparecieron temas

xiquense de Malinalco, en donde pode-

como el juicio final o la condenación en

mos comprobar que la presencia del es-

el infierno de los pecadores; es el caso

queleto descarnado fue lo más usual en

de la pintura mural de la capilla abierta

el siglo XVI. Sin embargo, otro tipo de

de Actopan, Hidalgo. También se obser-

representación nos llama la atención; se

va en capillas pozas como las de Calpan

trata de alusiones al cuerpo en descom-

o Huexotzingo, Puebla; el tema del co-

posición, lo que el historiador del arte,

mienzo del juicio universal.

Jan Bialostocki, llamó “transidos”; es de-

Es así que la imaginación de las geogra-

cir, cuerpos que están en pleno estado

fías funerarias en las que cree el catoli-

de descomposición pero no esqueletiza-

cismo se relaciona estrechamente con

dos (Vid. Bialostocki, 1984:11-31). Co-

otros temas de viejas raíces medievales;

mo veremos más adelante, el meditar

como son la danza macabra, la leyenda

sobre imágenes que muestran cuerpos

de los tres vivos y los tres muertos, los

descompuestos fue usual, sobre todo

árboles vanos; entre otros. Las primeras

entre los jesuitas y filipenses, cuyo re-

interpretaciones de la muerte represen-

curso espiritual y moral era meditar so-

tan al muy conocido esqueleto descar-

bre la banalidad del mundo (Vid. Villavi-

nado, algunas veces presentando la

cencio García, 2018:99). Cabría adelan-

descomposición corporal que lo acom-

tar que estas representaciones tienen

paña. En otros casos, se representó co-

sus bases en la iconografía de tumbas

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CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

de nobles ingleses o franceses que se

De esta forma, el objetivo de este artícu-

hicieron labrar con toda la violencia de la

lo es que el lector tenga un panorama

descomposición corporal hacia los siglos

general de cómo la sociedad novohispa-

XIV y XV: “Me refiero a las llamadas fi-

na sentía y pensaba su vida de ultratum-

guras transi, representaciones de cuer-

ba y de cómo la interpretaba por medio

pos de difuntos en varios estados de

del arte de su tiempo.

descomposición, horribles y repulsivos, cubiertos con gusanos, serpientes y sa-

1. Las representaciones de la muerte

pos… Los ejemplos de este concepto

y la evangelización

comienzan a finales del siglo XIV” (Bia-

Como mencioné en la parte introducto-

lostocki, Op.cit:22-23). Sin embargo, se

ria, el Cristianismo utilizó diferentes ma-

poseen pocos ejemplos de estos temas

neras de transmitir el miedo al infierno

para el arte novohispano. Apenas se tie-

pero a la vez el deseo y la reflexión so-

nen un par de lienzos del siglo XVIII que

bre la muerte de manera cotidiana. Du-

representan a este concepto.

rante el siglo XVI, los frailes mendican-

Las últimas imágenes que hemos de tra-

tes trajeron consigo el ejercicio de medi-

tar en este texto, son una serie de escul-

tar constantemente sobre la proximidad

turas que representarían la última de las

de la muerte; entendida esta como la

postrimerías del hombre; me refiero a la

consecuencia del pecado de Adán y

Gloria. Estas piezas se caracterizan por

Eva; tal como lo menciona San Pablo en

ser bultos orantes que muestran a cier-

su Carta a los romanos:

tos individuos destacados de la sociedad

Así, pues, como por un hombre en-

novohispana, que colocados en el inte-

tró el pecado en el mundo, y por el

rior de los templos escenifican su entra-

pecado la muerte pasó a todos los

da en la Gloria o el Paraíso.

hombres […] Pero la muerte reinó

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CESUA José Alejandro Vega Torres

desde Adán hasta Moisés aun sobre

Los agustinos, orden de origen ermita-

aquellos que no habían pecado, a

ño, también tenían como parte de su vi-

semejanza de la transgresión de

da diaria, meditar en la finitud de la vida.

Adán (Ro 5:12,14).

En sus conventos como el de Malinalco,

Luis Weckman, en su Herencia Medieval

Estado de México, podemos hallar un

de México, menciona algunos de los

famoso mural encontrado dentro de un

ejercicios que ciertos religiosos realiza-

confesionario, en el muro norte, donde

ron para aceptar la idea de la muerte y

un esqueleto armado con su guadaña es

el desprecio por la vida; como por ejem-

observado por un fraile que lo mira (Fig.

plo, algunos se acostaban sobre huesos

1). La anterior imagen ha sido tomada

o bien convivían con un cráneo:

de un “manual para la buena muerte”;

Fray Diego de la Magdalena, predica-

que a su vez se ha basado en un pro-

dor entre los guachichiles y fundador

grama europeo llamado la “Danza Ma-

de

Potosí)

cabra”. La composición de este mural,

“andaba continuamente con una cala-

como lo ha mencionado Elena Isabel

vera en las manos” y del hermano

Estrada de Gerlero, tiene su base en un

Juan Bautista de Jesús (1599-1660),

grabado de Phillipe Pigouche (Cfr. Ger-

de la tercera orden franciscana y er-

lero, 2011:153) Otros ejemplos lo pode-

mitaño, dice Vetancurt que dormía

mos hallar también en el convento agus-

sobre una sepultura de huesos. Se-

tino de Actopan, en donde encontramos

gún fray Diego Muñoz, el lego italiano

en su capilla abierta, los suplicios del

Fray Daniel “se echaba sobre calave-

infierno y el juicio universal; entre otros

ras y huesos de finados y destilaba

temas, que seguramente buscaron el

[…] gran abundancia de lágrimas

efecto, entre los indígenas conversos,

(Weckman, 1996:227-228).

de disuadirlos visualmente para intro-

Tlaxcalilla

(San

Luis

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CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

xión sobre el fin de la vida (Fig. 2). 2. Mostrar la muerte. Reflexión y deseo Natural es de todo ser viviente el temer el propio fin de su vida. Sin embargo, el cristianismo desde sus primeros momentos, centró la fuerza de su credo en la posibilidad de sobrevivir más allá de la muerte. Esto se sustenta en la promesa de la resurrección que Cristo anunció para el final de los tiempos, pues él, para el creyente, ha vencido para siempre a la muerte: “Pues preciso es que El Fig. 1. La muerte y el fraile. Pintura mural del claustro bajo del exconvento de Malinalco; Edo. de México. Foto: Alejandro Vega.

yectar en ellos la verdad de una vida de ultratumba que pudiera ser venturosa o bien de condenación eterna. En el mismo convento de Actopan podemos observar, en los pasillos del claustro alto, la presencia de cráneos pintados que Fig. 2. Cráneo. Claustro alto del exconvento de Actopan, Hidalgo. Foto: Alejandro Vega.

servirían indudablemente para la refle-

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CESUA José Alejandro Vega Torres

reine hasta poner a todos sus enemigos

Así mismo, se buscó fomentar el temor

bajo sus pies. El último enemigo destrui-

de morir fuera de la gracia divina. Lo an-

do

terior se refiere a tener una muerte re-

será

la

muerte”

(1

Corintios

15:25,26).

pentina, sin confesión, ni contrición. Este

Después de la gran peste negra suscita-

concepto sería lo contario a una buena

da en Europa alrededor de 1350; se

muerte; que se explicaría como aquella

desarrollaron una serie de programas

que bien pudiera ocurrir en la culmina-

que incitaban a la meditación de la

ción de la vida, cuando se ha llegado a

muerte. Entre estas se puede mencionar

una edad avanzada; pero sobre todo,

los diversos murales que se pintaron con

arrepentido, confesado y preparado para

el tema de la danza de la muerte; como

la muerte; tal como lo comenta en su

la que se encontraba en el cementerio

obra, El hombre ante la muerte, Phillipe

de los Santos Inocentes en Francia o

Aries3 (Cfr. Aries, 1984:17). Así mismo,

bien, el triunfo de la muerte del pintor

era parte de este “buen morir” el prepa-

Francesco Triani en el cementerio de Pisa en 1375; en donde además, es posible observar representada la leyenda

Lübeck, Alemania, que se pintó alrededor de 1463. Tampoco existe este mural (Vid. Vega Torres, 2002:19-28). 3. Phillipe Aries (1984), divide las actitudes ante la muerte tanto del hombre antiguo como del moderno. En un primer momento se manifiesta lo que el autor llama “La muerte domada”, es decir, es el tiempo en donde las civilizaciones del pasado se preparaban ante la muerte, la vivían y la presentían. En la Nueva España, la religiosidad de la época evitaba a toda costa una muerte repentina; había que prepararse para ella en todo momento, pues una muerte fortuita se consideraba infamante y vergonzosa. Existía el peligro de morir en pecado, y por ello, era importante prepararse en vida para evitar el infierno.

de “Los tres vivos y los tres muertos” muy popular durante la etapa final de la Edad Media y cuyo tema central es la finitud de la vida, del placer y del poder2.

2. Otros murales de la danza macabra fueron representados en diferentes ciudades durante el siglo XV. En los conventos dominicos de la ciudad de Basilea y de Klingental, Suiza, ambos desaparecidos. Otro más se encontraba en la ciudad de Antilha 8 (23) 2019:9-57 14


CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

rar un testamento que también se pen-

cas o de miembros de la familia en la

saba como parte de un sacramento y

forma de lo que se ha venido en de-

que tenía como finalidad el repartir los

nominar

bienes, saldar deudas, e incluso servía

“retrato fúnebre”, o en latín imago

para facilitar el trance hacia la gloria divi-

mortis, nos indujo a reflexionar sobre

na. Esto podía desembocar en la institu-

cuáles eran los motivos, el ámbito al

ción de capellanías de misas, que se en-

que iban dirigidos y las funciones de

tendía como un género de obras o lega-

este tipo tan particular de imágenes.

dos píos cuyo propósito era fundar una

Se trataba de imágenes del “simple

capilla dedicada a la oración por la sal-

cuerpo del rey” o cuerpo mortal, que

vación del alma de un donante o testa-

a veces-como veremos- eludían la

dor, tal como lo ha estudiado Gisela Von

representación escabrosa para privi-

Wobeser (Von Wobeser, 2005:10-28).

legiar una función simbólica. Pero en

Sin embargo, debía darse ejemplo de

otras ocasiones, mostraba en toda

una buena muerte por medio de la figura

su crudeza el rictus cadavérico para

de personajes conocidos; los primeros,

fundamentar la construcción de la

los santos y los mártires que dieran clara

imagen del rey como mártir o como

muestra de una muerte cristiana y acep-

bienaventurado (Rodríguez Moya,

tada hasta el límite del gusto total. Des-

2012:157).

“retratos

mortuorios”,

pués, también estaba la imagen de los

Un texto consultado por nosotros y que

reyes y reinas muertos, cuyas imágenes

se encuentra en los acervos del Museo

mortuorias, también constituían ejem-

de Santa Mónica, escrito hacia el siglo

plos morales de una buena muerte:

XVII por el jesuita francés Juan Crasset

No obstante, la existencia de una

(1787), titulado La dulce y santa muerte,

serie de representaciones de monar-

da cuenta total de lo que decimos. El

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CESUA José Alejandro Vega Torres

autor tiene la intención de que los lecto-

en los dos coloquios que hace con

res cambien su idea de la muerte como

nuestro Señor, donde exclama así:

un hecho repulsivo y triste; para trans-

Tú, señor, me dirás quizá que mien-

mutarlo a un acontecimiento aceptable,

tras uno vive no puede de verte;

deseable y hasta bello. No es casual

pues muera yo para veros…(Ibíd.:

que este libro se encontrara dentro de

93-94).

este ex convento femenino de recolectas

Así mismo, otros santos expresaron la

agustinas. De esta obra, existen diver-

dicha por morir:

sos pasajes que aluden al pensar de

Santa Teresa vivía como si no vivie-

San Agustín con respecto a la muerte,

se. Ella desfallecía de amor, e ince-

por lo tanto, es muy posible que, para la

santemente suspiraba por este her-

comunidad de estas monjas, fuera una

moso día de la eternidad. San Igna-

lectura importante como parte de sus

cio de Loyola, nuestro padre y pa-

ejercicios espirituales. Juan

Crasset

triarca, se derretía en lágrimas al só-

menciona a diversos santos que desea-

lo pensamiento de la muerte; y era

ron su muerte para acceder al cielo, por

tan grande el deseo de morir que en

ejemplo, San Cipriano instaba a desear

su última enfermedad se vieron obli-

la muerte, Job maldecía el día de su na-

gados los médicos a prohibirle en

cimiento, Jeremías se quejaba de haber

pensar en ella… (Ibíd.:103).

nacido, Elías pedía su muerte (Crasset,

Es importante mencionar que Crasset

1787:63). Lo mismo, según Crasset, ex-

no sólo exhorta a pensar en la muerte,

presó San Agustín:

sino también que se le conciba como

Juntemos al maestro su discípulo

una ofrenda de amor obligatoria a Dios:

San Agustín. El mismo nos declara

Pero me dirás que esto es bueno pa-

el ardiente deseo que tenia de morir

ra los santos; pero tú que no lo eres

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CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

tienes sobrado motivo para temer la

de este mundo; también hace una refle-

muerte, y ninguno para desearla. A

xión sobre la muerte como acceso al

lo cual respondo que no tienes tú

cielo. El hombre, para fray Diego de Es-

menos obligación que los santos de

tella, es un peregrino, un desterrado, un

sacrificarte a la Gloria de Dios, de

huésped en una tierra que le es ajena y

corresponder a su amor, de satisfa-

temporal:

cer a su justicia y de reconocer el

En tanto que en este mundo vivimos

exceso de sus misericordias; y pues

peregrinamos al Señor, dice el

no hay medio más a propósito para

Apóstol. Huésped eres de este mun-

esto que sacrificar la propia vida, de-

do, y caminas para el cielo. No tene-

bes tú desear la muerte como los

mos aquí Ciudad permanente, pero

santos la desearon […] ¿Y cómo

buscamos la futura. Todo caminar

puedes amar y desear el cielo que

es trabajo. No quieras holgar en es-

crees, sin amar la muerte, que es

te mundo, pues eres caminante. El

medio necesario para llegar a él?

peregrino es afligido con hambre,

[ …] Debes tu desear la muerte co-

sed, frío, calor, cansancio, enferme-

mo los santos la desearon (Ibíd.:

dades, y muchas otras miserias, a

104).

las cuales estamos sujetos todos los

Una obra similar que estimuló a sus lec-

que peregrinamos en este mundo.

tores al desprecio por la vida terrenal y

El peregrino anda lejos de su tierra,

el deseo por la muerte fue el Tratado de

y desea volver a ella. Así nosotros,

la vanidad del mundo, de fray Diego de

como desterrados en este mundo

Estella, publicado en Madrid en 1720. La

debemos desear el Cielo, verdadera

obra que generalmente dedica a la me-

patria nuestra (Estella, 1720:2). De ahí que este texto, repetidamente,

ditación sobre la vanidad de los placeres Antilha 8 (23) 2019:9-57 17


CESUA José Alejandro Vega Torres

incite al desprecio de todo lo que el

3. Las representaciones mortuorias

hombre desea de este mundo: “Menos-

como ejemplos morales

precia de corazón todas las cosas, que

De acuerdo con lo anteriormente ex-

deleitan debajo del cielo, y podrás levan-

puesto, no es raro que ciertas obras

tar tu ánimo sobre el cielo y recibir parte

muestren a los santos en su lecho de

de goxos” (Ibíd.:198) De esta forma, tan-

muerte, como ejemplos de aceptación

to Crasset como Estella, coinciden en

de su tránsito por este mundo. Este es

que la muerte debe ser deseada; pues

el caso de la pintura de San Agustín ya-

es puerta de un bien mayor:

cente sobre su litera o lecho funerario,

Donde no ay vida, debes suspirar

que es parte del acervo del museo de

por la muerte. Buena es la muerte,

Santa Mónica (Fig. 3). En la obra, obser-

pues es mudanza. Muda el estado,

vamos al santo recostado, con los ojos

y todos holgamos con mudarnos. El

cerrados y con su rostro apacible; la es-

hombre no permanece en un mismo

cena parece mostrar que el santo está

estado, y vive con mudanza. Sirve la

siendo velado pues le rodean cuatro ci-

muerte de mudarnos, y de medicina

rios. Es posible que esta pintura fuera

para los trabajos de esta vida, que

usada, dentro de la comunidad de mon-

no acaban, sino acabando con no-

jas de Santa Mónica, para realizar un

sotros. Quien ha de caminar mejor

ejercicio de meditación de la muerte y

es que parta presto, que tarde. Bie-

como ejemplo de una muerte vivida y

naventurado aquel que tiene la vida

aceptada.

en paciencia, y la muerte en deseo

La composición de la obra es muy simi-

(Ibíd.:498).

lar a otras pinturas presentadas en túmulos funerarios, como los que sobreviven en el Museo de Bellas Artes de To-

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CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

sea un rey, un alto prelado eclesiástico o incluso los santos, debe pasar inevitablemente por la muerte. Estos retratos podemos definirlos como mortuorios. A propósito de lo anterior, es importante diferenciar entre un retrato mortuorio y un retrato postmortem; que ambos se practicaron en la Nueva España. Inmaculada Rodríguez en su texto Ritual y

Fig. 3. San Agustín yacente. Anónimo, óleo sobre tela. Museo de Arte Religioso, Santa Mónica-INAH. Foto: Alejandro Vega.

representación de la muerte en la Monarquía Hispánica, los define de esta manera:

luca. En dicho túmulo, usado por la or-

No obstante, cabe diferenciar entre

den carmelita, se presentan a un carde-

retrato postmortem y el retrato mor-

nal con sus atavíos, de manera yacente

tuorio, pues el primero representa-

y con los ojos cerrados; a un lado de un

ba a personajes ya muertos, aparte

monte cuyo río fluye, tal como la vida

de la distancia cronológica- pero

4

que ha de llegar a su final . En la misma

representados como si estuvieran

base del túmulo se presenta, ahora, a un rey con su corona, su capa y cetro real;

4. El recurso metafórico de la vida como un río que desemboca en el mar era muy frecuente tanto en la poesía como en las representaciones pictóricas, inclusive hasta el periodo Barroco. Esto nos recuerda a célebres poemas como el de Jorge Manrique y sus Coplas a la muerte de su padre.: “Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir; allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos, y llegados, son iguales…” (Manrique, 2000:18).

también está yacente y con sus ojos cerrados (Fig. 4). De acuerdo con varios programas artísticos de siglos anteriores como lo es el género de las Vanitas o el “Triunfo de la muerte”, estas pinturas

nos muestran que todo ser viviente, ya Antilha 8 (23) 2019:9-57 19


CESUA José Alejandro Vega Torres

Fig. 4. Túmulo funerario. Museo de Bellas Artes de Toluca. Foto: Archivo fotográfico Manuel Toussaint-IIE.

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CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

vivos; y el segundo, mostraba a los

regios difuntos son también un me-

monarcas recién fallecidos, en esta-

mento mori y por tanto, su uso es

do cadavérico (Rodríguez Moya,

habitual en el Renacimiento y en el

2012:157).

Barroco, con una motivación y un fin

Es importante aclarar que también este

didáctico: prepara al espectador du-

tipo de retratos se elaboraron para per-

rante su vida para su propia muerte,

sonajes civiles y no solamente para

más aún por cuanto se ejemplifica

eclesiásticos o personas reales.

claramente que ni los reyes están

De esta forma, es preciso mencionar

exentos de morir y corromperse…

que estos retratos, los mortuorios, no

(Rodríguez, Ibíd.:157).

sólo simbolizaban al cadáver de los san-

Diversos monarcas se pintaron recién

tos; sino también, fue un medio de pro-

fallecidos. Claro ejemplo es el lienzo de

paganda política y moral cuando de re-

Felipe IV muerto (1665), cuya represen-

presentaciones de reyes fallecidos se

tación se encuentra en la Real Acade-

trataba. Estas efigies, de acorde con lo

mia de la Historia (Fig. 5). También se

estudiado por Inmaculada Rodríguez,

llegaron a ejecutar cuadros de los infan-

constituían un testimonio de una buena

tes muertos. Tenemos como ejemplo, la

muerte, son pinturas que muestran po-

efigie yacente de la Infanta María

der y humildad a la vez y daban culto

(1603), atribuido a Juan Pantoja de la

simbólico a los cuerpos de los fallecidos:

Cruz; que se encuentra en el monasterio

Si acaso tratan de demostrar la reli-

de las Descalzas Reales en Madrid. Es

giosidad, las virtudes o inocencia del

importante anotar que, de acuerdo con

fallecido que aseguran su entrada en

el mensaje de humildad que hasta los

la Gloria. Por supuesto, al mismo

reyes y nobles querían transmitir, son

tiempo las imágenes de personajes

retratados en varios de los casos; por-

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CESUA José Alejandro Vega Torres

Este hecho fue una práctica común en diversos estratos sociales como parte de un acto de humildad. En el Archivo General de Notarías de la Ciudad de México, se encuentra un testamento fechado el día 22 de abril de 1689, en donde se menciona que Juan Domínguez de Salazar recibe un hábito franciscano en su lecho de muerte:

Fig. 5. Felipe IV yacente. Real Academia de la Historia. Tomado de Inmaculada Rodríguez, 2012:186.

Juan Domínguez de Salazar, vecino de México y natural de la ciudad de Gibraltar en los reinos de Castilla, hijo legítimo de Francisco Domín-

tando el hábito de alguna orden religio-

guez de Salazar y de María de Yoga

sa. Al respecto la investigadora mencio-

Pérez, difuntos, vecinos y origina-

na:

rios de Gibraltar, estando enfermo

…en la corte española era habitual

otorga que hace su testamento de la

el uso de la indumentaria en la que

manera siguiente: Lo primero que

el personaje laico aceptaba en el

su cuerpo sea sepultado en la capi-

momento de su muerte el hábito pe-

lla de la Tercera Orden de Peniten-

nitencial, dado que eso le permite

cia del Padre San Francisco, de

redimir sus culpas en vida. Especial-

donde ha recibido su hábito en ca-

mente el hábito de las órdenes men-

ma (Lerín Caballero, 1689).

dicantes, caracterizadas por la hu-

Otra serie de cuadros que no debemos

mildad, como los franciscanos (Ro-

soslayar son la serie de representacio-

dríguez, Ibíd.:180). Antilha 8 (23) 2019:9-57 22


CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

nes de monjas coronadas. Dos momen-

pintar los retratos de aquellas reli-

tos en la vida de las religiosas marcaron

giosas que por su virtuosismo ha-

su transcurrir en un convento: El mo-

bían sido merecedoras de una

mento de su profesión y su muerte. Es-

pintura al final de sus días (Punzo

tos cuadros tuvieron como intención

Díaz, 2001:60).

mostrar a las religiosas muertas como

El Museo de Santa Mónica tiene ejem-

un ejemplo de virtudes, al mismo tiempo,

plos de estos cuadros. Podemos men-

que era un recordatorio de la finitud de

cionar los casos de los lienzos de Sor

la vida:

Magdalena de Cristo (Fig. 6), Sor María

Por tal razón, los monasterios fe-

de la Encarnación y de María de San

meninos desearían conservar en

José. El primer lienzo muestra a la mon-

su seno las imágenes de tan tras-

ja de forma yacente, cubierta de flores

cendental

multicolores, con los ojos cerrados y el

momento

mandando

Fig. 6. Sor Magdalena de Cristo yacente. Museo de Arte Religioso de Santa Mónica-INAH. Anónimo, óleo sobre tela. Foto: Alejandro Vega. Antilha 8 (23) 2019:9-57 23


CESUA José Alejandro Vega Torres

rostro visiblemente demacrado como

de su profesión con coronas enflora-

parte del propio proceso de la muerte.

das y capas cubiertas de brocados,

La segunda pieza, representa a otra mu-

se le arreglaba como una reina para

jer con su hábito, coronada y cubierta de

estar dignamente presentada ante

flores rojas y blancas. En este caso, la

Cristo (Ibíd.:61).

retratada se encuentra de pie con los

Los elementos que acompañan a la ima-

ojos cerrados y también es visible la

gen de las monjas dentro de sus retra-

inevitable acción del rigor mortis. El últi-

tos, destacan las coronas, las palmas y

mo lienzo, el perteneciente a la figura de

las flores. Según nos dice Anel Punzo

María de San José, la presenta también

Díaz, estos pueden tener su explicación

de pie, pero con los ojos abiertos, como

en uno de los pasajes de los Evangelios

si aún estuviera viva, sin embargo, el

Apócrifos, en especial, el evangelio de

mismo cuadro nos relata que el persona-

San Juan. En este texto se relata la

je ya había fallecido en el convento de la

asunción de María que es anunciada por

Soledad en Oaxaca.

un ángel. Este personaje le entrega a la

Es importante notar, que a estas religio-

virgen una palma que será llevada de-

sas se les representó también, en algu-

lante de su féretro. Por otro lado, el texto

nos casos, con un hábito y capas muy

prosigue con las palabras que Jesús le

lujosas, se les atavía como en la vez

profesa a su madre cuando es recibida

que hicieron su profesión5 (Ibíd.:46-52). En este caso, la muerte marcaría la

5. Anel Punzo Días, comenta que, siguiendo a Rogelio Ruiz Gomar, que existieron dos maneras del retrato de profesión. El primero con un hábito y capas lujosas con una corona igualmente vistosa. La otra manera, era mandar hacer, por parte de la familia, un cuadro en donde la futura monja se mostrara con sus atuendos de la vida “en el siglo”. Vid. Anel Punzo Díaz, 2001:46-52.

reunión de la monja con el esposo místico, es decir, Cristo: Por eso, cuando una religiosa moría se le volvía a adornar como en el día

Antilha 8 (23) 2019:9-57 24


CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

en la gloria:

4. El cuerpo transido o en descompo-

Ven desde el Líbano, esposa mía;

sición

ven desde el Líbano, que vas a ser

El ejemplo de una buena muerte debía

coronada […] Cristo, con el alma de

ser transmitida con eficacia aunque fue-

su Madre en los brazos, emprendió

se por medio del horror. Era más usual

su viaje hacia la gloria rodeado de

representar a la muerte como una osa-

infinidad de rosas rojas, es decir, de

menta desnuda, no estaba ausente, a

multitud de mártires, y de innumera-

pesar de su poca frecuencia en la plásti-

ble cantidad de azucenas, porque

ca de la Nueva España, la representa-

azucenas parecían los ejércitos de

ción de cuerpos transidos o en descom-

los ángeles, de los confesores y de

posición; tal y como se hizo en escultu-

las vírgenes que le daban escolta

ras funerarias esculpidas para diversos

(Santiago de la Vorágine; citado por

nobles y personajes eclesiásticos en Eu-

Anel Punzo Díaz, Ibíd.:64).

ropa, alrededor del siglo XIV. Dicho pa-

De esta forma, vemos en esta cita las

tetismo tenía como intención representar

referencias propias de los elementos

la acción del pecado en el mundo y la

que acompañan a la monja en su retrato

destrucción de toda vanidad mundana.

mortuorio; la corona es símbolo del trán-

Se tienen dos representaciones de ello

sito hacia el Cielo, mientras la palma es

en diferentes repositorios de museos de

el recuerdo de los méritos de una vida

nuestro País; la primera, de autor anóni-

llena de privaciones; pero también de la

mo, la posee la pinacoteca del templo

virginidad de la difunta (Ibíd.:62).

de La Profesa, en la Ciudad de México, que muestra un cuerpo en descomposición (Fig. 7). La segunda, se mostró en la reciente exposición llamada Melanco-

Antilha 8 (23) 2019:9-57 25


CESUA José Alejandro Vega Torres

Fig. 7. Cadáver en un pudridero. Pinacoteca de la Profesa. Anónimo, óleo sobre tela. Foto: Alejandro Vega.

Fig. 8. Sapiencia y Vanidad: Aquí está el hombre el cual murió, después de aquí, vendrá el juicio. Colección particular. Anónimo, óleo sobre tela. Foto: Alejandro Vega. Antilha 8 (23) 2019:9-57 26


CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

lía en el Museo Nacional de Arte en la

En efecto, la descomposición corporal

Ciudad de México. El cuadro se titula

fue también uno de los medios de adoc-

“Sapiencia y Vanidad: Aquí está el hom-

trinación sobre la fugacidad de la vida.

bre el cual murió después de aquí ven-

El tema, como he dicho, se ha presenta-

drá el juicio”, fechado en el siglo XVIII

do en diversas tumbas de nobles o ecle-

(Fig. 8). La composición enseña un cuer-

siásticos de alto rango de la Baja Edad

po casi en momificación cuyo vientre es-

Media, como por ejemplo, la muy cono-

tá abierto y repleto de gusanos, dichos

cida, tumba del cardenal Lagranche que

elementos, iconográficamente, relatan la

se encuentra en San Marcial, Aviñón,

acción del pecado en el hombre6. Al lado

Francia (Fig. 9). Para Herbert González

del cadáver yacen coronas, mitras y ce-

Zymla y Laura María Berzal Llorente

tros en alusión a lo pasajero del poder

(2015),

en el mundo. Este tema, sin duda, tuvo

“imágenes especulares”, es decir, que

su base en los temas medievales de la

reflejan la condición del mismo hombre

danza macabra, el triunfo de la muerte y

que se mira así mismo en su propio futu-

el género de vanitas.

ro: el de un cadáver. No es casual en-

constituyen

lo

que

llaman

tonces que encontremos, sobre todo en Francia o Inglaterra, sepulcros con una

6. Como es posible argumentar, este tema mucho se emparenta con el de los cuerpos transidos, que se representaron como tapas sepulcrales y mostraron la descomposición corpórea de diferentes personajes reales y eclesiásticos europeos, durante el siglo XIV. Esta acción de representarse en descomposición era un acto de humildad por parte de dichas personalidades, como mostrar la acción del pecado en el mundo. El tema tuvo sus antecedentes en dos alegorías, la de la tentación y la del mundo, ambas en la catedral de Nuremberg, Alemania. Estas esculturas se representan como jóvenes bellos por el frente; pero por la espalda muestra gusanos y sapos (Vid. Cohen Kathleen, 1973).

doble imagen, por un lado, en donde está depositado el cadáver, se puede mostrar en la tapa de la tumba el cadáver descompuesto del personaje allí inhumado, en él se puede ver sapos, gusanos, culebras y otra serie de elementos que representan a una fauna telúrica

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CESUA José Alejandro Vega Torres

Fig. 9. Tumba del cardenal Jean Lagrange. San Marcial, Aviñón, Francia. Tomado de Paul Binski, 1996:143.

que consume las carnes de los que, co-

gen macabra, se puede encontrar otro

mo todo lo viviente, han de morir. Estos

cuerpo que se le muestra como dormi-

seres, surgidos de la descomposición

do o en plenitud de esperar la resurrec-

corporal, se representaron anteriormen-

ción7 (Vid. González Zymla y Berzal

te en la “alegoría del mundo”, conocida

Llorente, 2015). De esta forma, estas

en Alemania como la Frau Welt o seño-

tumbas son imágenes especulares:

rita mundo. Una imagen que muestra

En el transi, al igual que sucede en

por su frente a una bella mujer, pero por

numerosos ejemplos del arte maca-

detrás, la espalda estaba llena de sa-

bro bajomedieval, se manifiesta una

pos, culebras y gusanos, en alusión de 7. Herbert González Zymla y Laura Mª Berzal Llorente nos aclaran que estas tumbas también fueron llamadas cadáver tomb por la historografía inglesa anterior a 1970.

la acción del pecado en el mundo (Fig. 10). Por otro lado, arriba de esta imaAntilha 8 (23) 2019:9-57 28


CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

concepción visual ternaria, porque la imagen del cadáver se dirige al espectador de fuera-el que contempla a esos vivos y muertos representadosel que les hace representar su función doblada. Es decir, existe una interrelación especular y una fluida comunicación entre la iconografía del transi desdoblado y el vivo que lo contempla […]. En realidad, la escultura funeraria vendría a ser un espejo en el que el espectador, al contemplar la obra, se contempla así mismo en un futuro cercano y se reafirma como tercer elemento figurativo que se identifica con lo que ve (Ibíd.:69). En los casos de los cuadros mencionados, podemos observar precisamente esta misma composición, se muestran cuerpos en putrefacción y, como en las tumbas inglesas o francesas de esta tipología, se observan gusanos y culebras. Estas pinturas son también para mi “imágenes especulares” en el sentido

Fig. 10. Alegoría del mundo o Frau Welt. Catedral de Worms, Alemania. Tomado de Paul Binski, 1996:141.

que González Zymla y Berzal Llorente

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CESUA José Alejandro Vega Torres

han notado, en el arte funerario de es-

la muerte con el pecado, como se ha

tas tumbas.

mencionado (Fig. 11). Quiero señalar

Otra obra que valdría la pena mencio-

que estas representaciones de gusa-

nar, es un óleo del siglo XVIII que alude

nos, moscas y culebras como alegorías

al tema que aquí tratamos. Se trata de

a el pecado, se conocen desde tiempos

la representación de una “Alegoría de la

tempranos de la Colonia. En una pintu-

justicia divina”. El cuadro, atribuido a

ra mural en el convento franciscano de

Lorenzo Zendejas, muestra a un hom-

Atlihuetzia, Tlaxcala, se representó la

bre, que al comenzar a podrirse, se no-

leyenda de Valentín de la Roca, dentro

tan en su vientre moscas. Por otro lado,

de la composición se nota un hombre

en el mismo cuadro se observa la repre-

arrodillado que al ser confesado y ab-

sentación del Purgatorio. Indiscutible-

suelto, de su boca salen lagartijas y sa-

mente se trata del tema que relaciona a

pos (Vid. Alcántara Rojas, 1998:82).

Fig. 11. Hombre en estado de descomposición. Alegoría a la justicia divina (fragmento). Lorenzo Zendejas, atribuido, óleo sobre tela. Siglo XVIII. Museo Nacional de Historia-INAH. Foto: Alejandro Vega. Antilha 8 (23) 2019:9-57 30


CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

Por su lado, el investigador Abraham

del cuerpo y la mísera condición hu-

Villavicencio reconoce en ciertas obras

mana (Villavicencio García, op. cit.:

tanto del barroco como incluso del siglo

100-101).

XIX, la peculiaridad especular de repre-

En efecto, estas imágenes especulares

sentaciones plásticas con el tema de la

de la triste y burda condición del hom-

corporal8

bre, contienen toda la intención de sacu-

(Villavicencio García, 2018:100). Aun-

dir y hacer cambiar al espectador, de

que este reconocimiento, es aplicado

hacerle reflexionar en primera instancia

en una obra del siglo XIX de Tomás

de su certera muerte. Estas pinturas de

Mondragón, me parece que dicha cuali-

transidos, a los que he hecho referencia,

dad se puede entender para las obras

son también parte de un ejercicio espiri-

que anteriormente aludí, como Villavi-

tual con las que, por medio de ellas, se

cencio lo aplica:

fomentó el sentir de la cercanía de la

muerte

y

la

corrupción

…se revelaría la intimidad de quie-

muerte. Así como Villavicencio nos ha-

nes se situaran en frente a este es-

bla de que el cuadro decimonónico titu-

pejo: Fomentaría una penetración

lado “Este es el espejo que no te enga-

en el fondo de cada ser; permitiría

ña”, participó dentro de los ejercicios es-

ver el estado del alma y, más que

pirituales que la comunidad filipense

reflejar una imagen, posibilitaría que

desarrollaba junto con sus feligreses.

apareciera ante los ojos, la realidad

También estos cuadros anónimos a los que ya hice referencia, pudieron sin duda, servir para ejecutar un ejercicio espi-

8. En efecto, el autor analiza una obra del siglo XIX llamada “Este es el espejo que no te engaña” y que afirma sirvió como elemento de reflexión moral para las damas que acudían a los ejercicios espirituales desarrollados en el templo de La Profesa, en la ciudad de México.

ritual que se haría meditando enfrente de una representación de un cadáver en descomposición.

Antilha 8 (23) 2019:9-57 31


CESUA José Alejandro Vega Torres

Al respecto, González Zymla y Berzal

en el extremo Oriente (González

Llorente nos hablan de que dichos ejer-

Zymla y Berzal Llorente, op. cit.:83).

cicios eran muy comunes en el Oriente

Por supuesto, en el Occidente cristiano,

y que, gracias a la incursión de los fran-

existieron otras fuentes que hablaban

ciscanos en la China de Gengis Khan,

del cuerpo como algo pecaminoso y

ellos conocieron la meditación que so-

despreciable, cuya putrefacción era

bre el cadáver hacían los monjes budis-

consecuencia del pecado. Como ejem-

tas:

plo de ello se encuentra los escritos de

Por último Baltrusaitis afirma la posi-

San Vicente Ferrer, quien en Tratado

ble influencia de la poesía budista

de la vida espiritual escribe:

que, a partir del siglo X y XI, puso

El hombre debe sentir de sí como

por escrito los diferentes estados de

de un cuerpo muerto lleno de gusa-

la descomposición del cuerpo, y que,

nos; hediondo y tan asqueroso, que

junto con la observación natural, pu-

no solamente huyen de poner en él

do ser una de las vías que permitie-

los ojos los circundantes, más se

ron el desarrollo de la iconografía en

tapan las narices para no sentir el

materia de la descomposición. Ejem-

mal olor que echa. El transi fue un

plos interesantes de esta literatura

sermón convertido en imagen, co-

búdica son el poema de los Nueve

mo lo fueron otros temas macabros

estados de un cuerpo después de su

(Vicente Ferrer; citado por González

muerte, referidos a la poetisa Ono no

Zymla, Ibíd:16).

Komachi, y los sermones medios de

La iconografía de la putrefacción de los

Buda, acaso conocidos en occidente

cuerpos, en donde se visan gusanos,

a través de las misiones evangeliza-

serpientes y sapos tiene su fundamento

doras que los franciscanos tuvieron

en diversas citas bíblicas. La primera

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CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

por supuesto, se relaciona con el ori-

sentido figurado como expresión vi-

gen del pecado; recordando a San Pa-

sual de los remordimientos de con-

blo en su carta a los romanos dice:

ciencia del difunto (Ibíd.:77).

“Así, pues, como por un hombre en-

Además de los gusanos, estos se aso-

tró el pecado en el mundo, y por el

cian también con la aparición de sapos

pecado la muerte, y así la muerte

en este tipo de iconografía macabra, los

pasó a todos los hombres, por cuan-

cuales tienen también un significado

to todos habían pecado” (Romanos,

asociado al pecado: Más allá de la participación de los

5:12). De esta forma, el pecado y la muerte

sapos y las serpientes en la degra-

se asocian indisolublemente, el pecado

dación del cadáver, el significado de

trajo consigo la pérdida de la gracia

ambos animales va irremediable-

que consta en la separación del alma y

mente unido a la imagen del pecado

del cuerpo. El cuerpo del hombre, al

en el arte cristiano de la Baja Edad

estar fuera de gracia divina, se corrom-

Media, pues el imaginario de la lite-

pe. También esta iconografía de la pu-

ratura tradicional germánica y los

trefacción es explicada por el teólogo

sermonarios, desde el siglo XI en

italiano Tomás de Aquino:

adelante, asocian la rana al pecado

El pensamiento cristiano interpreta al

de la lujuria y la serpiente a la

gusano como símbolo de humildad y

desobediencia del pecado original

el arrepentimiento, tal y como lo de-

(Ídem.).

fiende santo Tomás de Aquino en el

Como bien ha desarrollado Herbert Gon-

siglo XIII, puesto que los gusanos

zález y Berzal Llorente en su estudio so-

que roen los cuerpos de los conde-

bre las tumbas transi; existen otras citas

nados deben interpretarse en un

bíblicas que aluden a esta iconografía

Antilha 8 (23) 2019:9-57 33


CESUA José Alejandro Vega Torres

de la putrefacción y la asocian, como

De esta forma, los cuadros que hemos

hemos visto, con el pecado:

comentado al principio de esta sección

En el Eclesiástico (10, 13) se hace

son, sin duda, elementos gráficos que

referencia a una relación entre el

lanzaban a la reflexión del espectador

cuerpo

reptiles:

sobre su condición mortal. Formaban

“Cuando muera el hombre, ser-

parte de un ejercicio espiritual sobre la

pientes, sabandijas y gusanos, eso

finitud de la vida y sobre su condición

será lo que herede”. En el Apoca-

triste y pasajera a través de observar

lipsis (16,13) se explica el simbolis-

un cuerpo en pudrición. Como el lector

mo de estos animales como la for-

advertirá, la literatura y las referencias

ma externa de manifestar la elimi-

sobre la meditación del cadáver y su

nación del pecado, puesto que el

putrefacción tienen hondos anteceden-

hombre vomita serpientes que le

tes y se reflejaron hasta el mismo arte

salen de la boca. Con ello vuelve la

de los siglos XVIII y XIX. No olvidemos

pureza original: “Y vi salir de la bo-

que uno de los cuadros mencionados,

ca del dragón, y de la boca de la

“Cadáver en un pudridero”, se encuen-

bestia, y de la boca del falso profe-

tra en el templo filipense de la Profesa

ta, tres espíritus inmundos en figu-

y que justo representa esta iconografía

ra de ranas”. Por lo tanto es posi-

macabra. Al pertenecer este cuadro a

ble interpretar la fauna que habita

dicho templo jesuita, nos recuerda lo

en el cadáver en estado de putre-

que ya Abraham Villavicencio (op. cit.)

facción con un valor simbólico no

ha mencionado para otro cuadro, me

arbitrario ni casual (González y Llo-

refiero a “Este es el espejo que no te

rente, Ibíd.:81).

engaña”, con la misma temática men-

muerto

y

los

cionada y encontrado en el mismo reAntilha 8 (23) 2019:9-57 34


CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

cinto. Ambas obras con probabilidad se

Para la sociedad novohispana, la salva-

apoyaron de la obra literaria ignaciana,

ción del alma era una preocupación

“Ejercicios espirituales”. De esta forma,

constante. Como hemos visto, se fo-

Ignacio de Loyola, padre fundacional

mentó de manera reiterada la reflexión

de la orden jesuita, también alude a la

sobre la muerte que podía acontecer en

reflexión sobre el cuerpo como un ca-

cualquier momento, pero también, se

dáver:

puede observar un gran temor por mere-

El tercero mirar quien soy yo, dis-

cer el infierno o el purgatorio. El objetivo,

minuyéndome: por exemplo, prime-

tanto de hombres de la vida civil y de los

ro quanto soy yo en comparación

eclesiásticos, era precisamente evitar, al

de todos los hombres; segundo,

término de sus días, la perdición de sus

que cosa son los hombres en com-

almas y ganar el Cielo:

paración con todos los Ángeles y

Salvar el alma era una de las princi-

Santos del Paraíso: tercero, mirar

pales preocupaciones de los novohis-

que cosa es todo lo criado en com-

panos. La iglesia planteaba que la

paración de Dios, pues yo solo

vida terrenal sólo era transitoria y que

¿qué puedo ser? quarto, mirar toda

la existencia plena comenzaba des-

mi corrupción, y fealdad corpórea:

pués de la muerte. El anhelo de to-

quinto, mirarme como una llaga y

dos los fieles era evadir el infierno,

postema, de donde han salido tan-

acortar el tiempo de estancia en el

tos pecados y tantas maldades, y

purgatorio y llegar al cielo. Muchas

ponzoña tan torpísima (Loyola,

personas ocupaban gran parte de su

1883:34-35).

vida en perseguir este fin (Von Wobeser, op. cit.:15). Esta aspiración, se vio reflejada en el

5. Imaginarse en el más allá Antilha 8 (23) 2019:9-57 35


CESUA José Alejandro Vega Torres

arte de su tiempo. Por el momento, no

soluciones

gráficas

comentaremos aquellas obras que ex-

plantear y difundir la posibilidad del

presaban el castigo del infierno o del

acceso merecido de algunos seres

purgatorio por estar representados es-

humanos

tos temas con una enorme cantidad de

2007:13).

al

aptas

Paraíso

para

(Alcoy,

ejemplos artísticos que no son, por el

Habrá que agregar que estas piezas,

momento, el objetivo de este análisis9.

tanto de pintura como de escultura, se

En este caso, me quiero referir a aque-

pudieron elaborar durante la vida del

llas obras que incluyen la imagen de

donante o patrocinador de las mismas;

hombres y mujeres que, tratando de an-

pero también cuando dichos personajes

ticiparse a la cercanía de lo divino, se

importantes, sacerdotes, comerciantes,

hicieron plasmar en medio de escenas

mineros, hubieran fallecido. Al respecto

sagradas o bien se asociaron con algu-

dice la misma investigadora:

na imagen de algún santo o virgen. Son

La implantación de este esquema

estas piezas de arte, en los términos de

es también uno de los más logra-

la investigadora Rosa Alcoy, “anticipa-

dos ensayos que llevaron a superar

ciones del paraíso”:

algunas

operaciones

delicadas,

La representación de los donantes

que rayaban en la irreverencia,

ante las figuras sagradas, que son

cuando no en lo sacrílego o lo he-

objeto de devoción no es en ningún

rético, al abundar en determinadas

caso banal. En realidad proporciona

iconografías no exentas de ambigüedades, presuponiendo para el todavía vivo, o el recientemente

9. Para profundizar en la representación artística de los temas del infierno y el purgatorio, remitimos a la exhaustiva obra de Gisela Von Wobeser, 2015.

fallecido, un estatus casi de bienaventurado, en exceso cercano a la

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CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

proclama de salvación, que podía

terpretarse como el cielo (Cf. Sotoma-

prefigurarse como decidida antes

yor, 1961:93).

del Juicio mismo (Ídem.).

Sin embargo, es más notoria y precisa la

En efecto, los cuadros de los donantes

aparición de las imágenes de estos per-

prefiguraban y aseguraban un acceso

sonajes en el arte occidental de finales

querido, por medio de la manipulación

de la Edad Media y en el Renacimiento.

de su propia imagen en los pasajes de

Durante los siglos XIV y XV, la imagen

la historia de la salvación, ya fuera es-

de diversos nobles arrodillados, frente a

tando vivo o recientemente fallecido; en

un santo o ante la Virgen María con el

ambos caso el resultado esperado era

niño, aparece en los diversos libros de

el mismo: Acercarse al paraíso.

horas, como por ejemplo, en Las muy

Ya existen indicios de este tipo de imá-

ricas horas del Duque de Berry: “El futu-

genes desde el primitivo cristianismo.

ro ultraterreno que hombres y mujeres

En el arte de las catacumbas romanas;

medievales esperaban, con esperanza y

por ejemplo las de Domitila, entre otras

temor al mismo tiempo, venía reforzado

tantas, se muestran ya la aspiración de

por modelos literarios y visuales que

los primeros cristianos, que después de

ejercieron presión sobre la sociedad.

su muerte, estarán dentro del paraíso.

Los estudios realizados en estos cam-

De esta forma, podemos ver desde en-

pos son numerosos y abarcan los más

tonces, a personajes que alzando sus

diversos tipos de obras y marcos geo-

manos, en postura orante, se encuen-

gráficos. Sin dejar de tener presente es-

tran en dicho paraíso; flanqueados al-

te importante espacio de la representa-

gunas veces por la presencia de San

ción medieval que describe la presencia

Pedro y San Pablo que introduce, inclu-

humana en los mundos celestiales e in-

so a sus familiares, a lo que podría in-

fernales” (Alcoy, op. cit., 2017:23-24).

Antilha 8 (23) 2019:9-57 37


CESUA José Alejandro Vega Torres

Con el vertiginoso ascenso del poder de

sos autores como Lluis Dalmau o Fer-

la burguesía, muchos personajes ricos

nando Gallegos, desarrollaron también

se comenzaron a representar también

cuadros con la figura de diversos do-

por medio de un cuadro que testificara

nantes. Así mismo, se encuentra una

su donación a alguna orden religiosa o

buena colección de dichas pinturas tan-

bien como patrocinadores de una edifi-

to en el Museo Lázaro Galdiano y el del

cación perteneciente a la Iglesia. Así

Prado, en España; en éste último, se

mismo, estas obras podían servir como

pueden hallar pinturas como “Una pie-

un exvoto para agradecer un favor reci-

dad con donantes” de Fernando Galle-

bido. No obstante, dichas obras también

go o también “San Juan Bautista con

tenían la intención de propiciar la me-

mujer” de Diego de la Cruz, entre otras

moria del donante; que se traduciría en

muchas pinturas.

su reconocimiento en vida dentro de la

Una imagen paradigmática de lo que

propia sociedad que le toca vivir y del

vengo planteando, lo constituye sin du-

fomento de su memoria al suceder la

da un cuadro encontrado en los reposi-

muerte del mismo. Como ejemplo de

torios del Museo del Prado, España;

estos cuadros con donantes se pueden

me refiero a la obra pintada por Tiziano

mencionar los hechos por la escuela

en 1551 titulada “La Gloria”. En la par-

flamenca durante el siglo XIV, como por

te superior del cuadro se encuentra la

ejemplo, las de los pintores Roger Van

Santísima Trinidad en medio de unas

der Weyden, Robert Campin o Jan Van

espesas nubes, mientras a los lados,

Eyck, éste último con su famoso cuadro

se puede observar a una serie de san-

“La Virgen y el canciller Rolin” (Fig. 12).

tos, entre los que se pueden identificar,

La tradición flamenca tuvo un impacto

a Noé con el arca, a san Juan Bautista

importante en la pintura española, diver-

y a la Virgen María como intercesora.

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CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

Fig. 12. Jan Van Eyck, “La Virgen y el canciller Rolin”, Óleo sobre tabla, 1435. Museo del Louvre, París. Foto dominio público.

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CESUA José Alejandro Vega Torres

En el margen derecho del cuadro es po-

topan, Hidalgo10. Existe una cantidad

sible reconocer con sudarios blancos al

suficiente de cuadros, muchos de ellos

emperador Carlos V y a miembros de la

con autores anónimos, que pintaron a

familia real, entre ellos a Felipe II, como

una serie de donantes, cuya identidad

también a Isabel de Portugal, esposa de

se ha perdido. Otro ejemplo de ello es

Carlos V, que había muerto en el año

un cuadro perteneciente a la colección

de 1531 cuando se elaboró el cuadro

del Museo Amparo, probablemente del

(Fig. 13).

siglo XVIII, con la imagen de dos indí-

Esta obra, sin duda, tuvo como principal

genas, que en posición orante, se en-

objetivo el reflejar la aspiración de Car-

cuentran ante la Virgen de Guadalupe

los V por encontrarse en su vida futura

(Fig. 14). Sin embargo, es conocido

dentro de la Gloria. Es interesante notar

que autores como Juan Correa pintara

que se mezclan en el cuadro no sólo los

hacia el siglo XVIII, una “Coronación de

personajes de la historia sagrada, sino

la Virgen” con un donante desconocido.

también a miembros de la familia real

El cuadro se encuentra en el Museo

todavía vivos con otros ya fallecidos.

Nacional de las Intervenciones. Así

En la Nueva España, este tipo de repre-

mismo, Juan Rodríguez Juárez pintaría

sentaciones también anidaron desde

una “Santa Rosa de Lima con el niño y

fechas tempranas en la pintura. Es el

un donante”, hacia el siglo XVIII; hoy

caso de un fresco que muestra a dos

encontrada en el Museo de Denver.

indígenas caciques, Juan Inica Actopa y Pedro Izcuicuitalpico que, junto con un fraile, se encuentran en actitud orante

10. Los donantes indígenas que se encuentran representados en dicha pintura mural, donaron en su momento las tierras que sirvieron para edificar este convento agustino durante el siglo XVI.

ante un crucifijo. Esta pintura mural se ubica en el ex convento agustino de AcAntilha 8 (23) 2019:9-57 40


CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

Fig. 13. Tiziano. “La Gloria”, óleo sobre lienzo, 1554. Museo del Prado, España. Número de catálogo: P000432.

Antilha 8 (23) 2019:9-57 41


CESUA José Alejandro Vega Torres

En el Museo de Arte Religioso de Santa

representa a la monja Jacinta María Ni-

Mónica, Puebla, encontramos una serie

colasa del Señor San José; quien agra-

de obras importantes, que también nos

dece, por medio de esta obra, a la Vir-

hablan del deseo de algunos de sus do-

gen de Guadalupe por haber sanado de

nantes por estar cerca de lo divino. Por

una enfermedad (Fig. 15). De esta for-

ejemplo, un cuadro, que como exvoto,

ma, si bien la obra es un documento de un hecho sucedido en la vida de la monja, el personaje no desaprovecha el momento de poder, por medio de una imagen, acercarse a lo sagrado. Es notorio que la religiosa se encuentra representada en medio de un rompimiento de gloria, no hay un paisaje reconocible, salvo nubes que muy cerradas envuelven a ambos personajes, como si en el cielo ya se encontrasen. Es notorio que la religiosa no dirige su vista a la guadalupana, sino al parecer, al espectador. Otra manera similar de utilizar la propia imagen de un individuo para acercarla a lo divino, fue sin duda la elaboración de esculturas. En Europa, como en la

Fig. 14. Virgen de Guadalupe con donantes indígenas a sus pies. Anónimo, óleo sobre tela. Museo Amparo; Puebla. Foto: Alejandro Vega.

Nueva España, se labraron una serie de esculturas de personajes prominen-

Antilha 8 (23) 2019:9-58 42


CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

reales o de la nobleza. Hugo Van der Velden por ejemplo, menciona cómo el rey Carlos “El Atrevido” de Borgoña, mandó a elaborar ocho imágenes de oro y plata de sí mismo para colocarlas en diferentes templos, como por ejemplo, en Nuestra Señora de Boloña, Nuestra Señora de Halle, Nuestra Señora de Scheut, entre otros más. Sin duda, estas esculturas, además del mensaje político y moral que éste y otros nobles construyeron por medio de las mismas, fue un medio de manipulación de su propia imagen, para estar más cercanos a la esfera de lo divino (Cf. Van der Velden,

Fig. 15. Jacinta María Nicolasa ante la virgen de Guadalupe. Anónimo, óleo sobre tela. Museo de Arte Religioso Santa Mónica-INAH. Foto: Alejandro Vega.

2000:155). El uso de estas imágenes no fue desconocida para la corte española, su rela-

tes de sus respectivas sociedades que

ción con la nobleza de Borgoña hizo que

conmemoraban, ya sea el patrocinio o

esta costumbre fuera usada en posterio-

construcción, de una edificación religio-

res años. Se sabe que el emperador

sa, o bien a manera de un monumento

Maximiliano I, abuelo de Carlos V, hizo

a su memoria. La tradición de elaborar

poner una efigie de sí mismo, junto con

esculturas de orantes está asociada, en

el de otros nobles, en la capilla de Nues-

primera

tra Señora de Halle:

instancia,

con

personajes

Antilha 8 (23) 2019:9-57 43


CESUA José Alejandro Vega Torres

El monumento funerario de Maximiliano es heredero de la tradición borgoñona a la que Maximiliano se adscribió por matrimonio, si bien presenta una importante novedad al mostrar al emperador arrodillado en lugar de acostado: “Felipe “el atrevido”, Juan “sin miedo”, Margarita de Baviera,

Carlos

“el

temera-

rio” (tumba mandada a diseñar por Carlos V en 1553 para este y su hija María. Son tumbas que corresponden a la novedad implementada por la tumba de Maximiliano I (Mínguez, 2016:71).

Fig. 16. Interior de la capilla de Nuestra Señora de Halle. Grabado de Justus Lipsius. 1616. Tomado de Hugo Van der Velden, 2000:171.

Un grabado de Justus Lipsius, de 1616, muestra esta construcción, en donde es posible observar la figura del emperador y otros personajes arrodillados, en pos-

reunidos para reposar ahí; entre ellos

tura orante y dirigiendo su mirada hacia

los de Carlos V y su propio hijo Felipe.

la advocación mariana (Fig. 16).

Las esculturas de bronce dorado, he-

Durante el reinado de Felipe II se cons-

chas por el escultor Pompeo Leoni, mi-

truyó la capilla mortuoria del palacio de

ran hacia el presbiterio de la capilla,

San Lorenzo del Escorial. Los restos

nuevamente hacia la presencia de Cris-

reales de muchos reyes y reinas fueron

to:

Antilha 8 (23) 2019:9-57 44


CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

En el medio, de la parte del Evan-

sitial delante, y cogines, en que se

gelio, se ven cinco estatuas, mayo-

pone de rodillas. A su lado y junto al

res del natural, de Bronze dorado al

mismo sitial, la Reyna Doña Ana su

fuego. Obradas con toda valentía.

ultima, y cuarta Muger, Madre del

Del Invicto Emperador Carlos Quin-

Rey Filipo Tercero, hija, y nieta de

to es la primera; esta armado, con

Emperadores. Detrás del Rey, la

espada ceñida, la cabeza descu-

Reyna Doña Isabel, su tercera Mu-

bierta, y puesto el manto Imperial,

ger, al lado derecho de la Reyna Do-

con Águila de dos cabezas formada

ña María Princesa de Portugal, su

en el, de una piedra, o Iaspe, que

primera Muger, Madre del Principe

imita el color de aquella Ave Real;

Don Carlos, que esta detrás de ellas.

esta puesto de rodillas (y todos es-

Todas estas estatuas hizo Pompeyo

tán así) y tiene delante un sitial con

Leoni, y muestran en el aliento de la

un paño de Brocado encima, de tan

obra lo mucho que alcanzo en el Ar-

buena imitación en aquella materia

te de la Escultura, y vaciados (De los

tan dura, que pone espanto […] En

Santos, Francisco 1667, Fol.35-36).

el lado de la Epístola esta el rey Fi-

En Nueva España, a pesar de las múlti-

lipo II, Fundador de Esta Maravilla,

ples prohibiciones de hacer sepulcros

armado y sobre las armas Manto, o

suntuosos, como se especificó en los

Capa Real, en que se sienta el es-

diversos concilios mexicanos11; como

cudo de las Armas Reales, de Pie-

por ejemplo, los fechados en el año de

dras de diversos colores con primor

1555 y el de 1585 se realizaron algunos

extraordinario, correspondiente en

11. Sólo el primer concilio provincial de México, dado en 1555, abunda un tanto más sobre la disposición de poner tumbas dentro de los templos. No hay una referencia directa a la escultura funeraria, sino que en dichas disposiciones se

todo a Carlos Quinto; la cabeza descubierta, las manos orando, su

Antilha 8 (23) 2019:9-57 45


CESUA José Alejandro Vega Torres

sepulcros suntuosos. La elaboración de

México12. Al respecto dice el codilico al

estas piezas, aunque pocas, se hicieron

testamento de Diego Caballero:

por lo general para conmemorar una

Yten mando que en la capilla ma-

acción en favor de alguna orden religio-

yor de la dicha iglesia nueva del

sa; por ejemplo la donación de cantida-

dicho convento de santa ynes junto

des de dinero para construir una capilla

al altar mayor al lado del evangelio

o una nueva iglesia. Estas esculturas

en el hueco de la pared se haga un

orantes no solamente fueron objetos

enterramiento y en el se ponga una

funerarios, también se utilizaron como

estatua a mi semejanza según y

un memorial de las grandes acciones

como lo tengo tratado con el dicho

de los fallecidos. En ciertos casos, los

Alonso martin y de la suerte que a

donantes ordenaron en sus testamentos

el le paresiere para que quede me-

la elaboración de su propia efigie para

moria de ser yo el fundador del di-

memoria permanente de sus acciones

cho convento… (AGN, Ramo Bie-

en vida. Es el caso del donante Diego

nes Nacionales, Leg. 420, exp. 7,

Caballero, quien ordenó la elaboración

f.14r.).

de su escultura para que se conmemo-

La elaboración de estas esculturas, en

rara que él y su esposa, Inés de Velas-

un principio asociadas solamente con

co, habían mandado construir la nueva

“los grandes honores de las figuras

iglesia de Santa Inés en la Ciudad de 12. Este es el mismo caso del donante Juan Fernández del Río Frío, quien manda en su testamento se haga su escultura como memorial de ser el fundador de la nueva iglesia de San Lorenzo en la Ciudad de México. Es decir, que estas esculturas no sólo son elementos funerarios, sino se pueden entender como monumentos a la memoria.

marca que las tumbas no sobresalgan del suelo y que deben ser muy austeras y discretas (Véase Primer Concilio Mexicano de 1555 en López-Cano, Pilar Martínez (Coord.), 2004).

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CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

reales”, pasaron a ser imitadas por co-

patrón se observa con la efigie de Mel-

merciantes, mineros, militares o figuras

chor de Cuéllar en el templo carmelitano

eclesiásticas de gran renombre en la

del Santo Desierto de Tenancingo (Fig.

Nueva España. Es el caso de la figura

18), en el Estado de México.

orante de Sor María de la Cruz, que se encuentra dentro del acervo del museo de Santa Mónica. Esta pieza, estuvo dentro del templo de Santa Catalina de Siena en Puebla, probablemente colocada, como en los casos mencionados, en el presbiterio del templo, dirigiendo su mirada hacia el altar mayor. También, dentro del templo de monjas de Santa Mónica, Puebla, las imágenes de Manuel Fernández de Santa Cruz y la de Miguel Cerón Zapata, dirigen también su vista hacia el altar mayor, estando también ubicadas en el presbiterio; es decir, la parte más importante y sagrada del templo cristiano. Las mismas características presentan la efigie de Buenaventura Medina y Picazo, Fig. 17. Escultura de Buenaventura Medina y Picazo. Capilla de la Purísima Concepción. Templo de Regina Coelli, Ciudad de México. Foto: Alejandro Vega.

puesta en el presbiterio de la capilla que levantara su familia, en el templo de Regina Coelli (Fig. 17). El mismo

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CESUA José Alejandro Vega Torres

paraíso e incluso del hombre mismo, pues incluye su experiencia como parte de un cosmos sagrado (Eliade, 1975: 407). El arquetipo del templo cristiano se encuentra basado en las diferentes visiones que profetas o reyes, como Ezequiel, Moisés o el rey David tuvieron del modelo que Dios les reveló en el Antiguo Testamento; en especial, en los libros del Génesis, Éxodo o Números. Se sabe que el templo diseñado por Dios, estaba conformado por tres secFig. 18. En la parte superior se observa la escultura de Melchor de Covarrubias. Templo del Santo Desierto de Tenancingo. Foto: Alejandro Vega.

ciones: El Ulam, el Hekal y el Debir: El vestíbulo (ulam), delante del templo (hecal) de la casa […] (1Re 6:34) Dispuso dentro, en lo más interior

En efecto, la mayoría de estas piezas

de la casa, el debir para el arca de

están ubicadas en el presbiterio de los

la alianza de Yahvé. El debir tiene

templos en donde fueron ubicados. El

veinte codos de largo, veinte codos

contexto en donde estas esculturas fue-

de ancho y veinte de alto” (1Reyes

ron puestas nos lanza una interpreta-

6:19-20).

ción muy importante. Como lo ha co-

Para Martha Fernández, la división tri-

mentado Mircea Eliade, en su Tratado

partita de aquel templo de los judíos

de las Religiones, el templo es también

tuvo su transposición a su vez en la dis-

una imagen arquetípica del cielo, del Antilha 8 (23) 2019:9-57 48


CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

tribución arquitectónica típica del tem-

tectónica; nos referimos a la Jerusalén

plo cristiano:

Celeste: “La ciudad era cuadrada; su

La iglesia, sin duda, es la más in-

largo

era

igual

que

su

an-

teresante desde el punto de vista de

cho15” (Apocalipsis, 21:16). De esta for-

su simbología arquitectónica. Su

ma, no es casual que la escultura a la

planta está dividida en tres seccio-

que hemos hecho referencia, se le aso-

nes. Coro, nave y presbiterio, trans-

cie con el presbiterio, pues si este repre-

posición del ulam, el hekal y el debir

senta por antonomasia al Paraíso y la

(Fernández, 2003:709).

Jerusalén Celeste entonces la figura de

El presbiterio en su forma cuadrangu-

estos orantes son personajes, que por

lar, por su riqueza simbólica, nos remite

sus acciones de caridad, se les simula

a varios significados del mismo14. Si

en su ingreso a estos dos lugares de

bien representa la parte más sagrada

gloria.

donde, según la tradición del Antiguo

Estas esculturas novohispanas se ca-

Testamento estuvo la presencia de

racterizan, por lo general, por estar en

Dios; también nos remite a otro gran

actitud de oración y cuya mirada siem-

símbolo reflejado en esta parte arqui-

pre se orientó hacia el presbiterio. Sin

14. Esta forma cuadrangular en planta, la he podido observar en templos donde se encuentra la escultura orante asociada. Por ejemplo en San Mateo, Huichapan, en donde la escultura de un donante, Manuel González, se encuentra dentro del presbítero que adopta la forma cuadrangular. También en Puebla se observa el mismo patrón; por ejemplo en el templo de agustinas de Santa Mónica se encuentran dentro de la forma cuadrangular del presbiterio, las esculturas de Manuel Fernández de Santa Cruz y de Miguel Cerón Zapata.

15. Estoy consciente de que la forma en planta de los presbiterios de los templos católicos, no sólo adoptan la forma cuadrada que hemos relatado. También, según lo investigado por Martha Fernández, se construyeron como un semihexágono, que, según la investigadora, refiere al Crismón o sagrado nombre de Jesús. Cabe anotar, que también el Paraíso terrenal adoptó una forma cuadrada, pues, según el Génesis, esta tierra estaba limitada por cuatro ríos. Este mismo simbolismo le fue asociado a los claustros de los templos novohispanos, (Véase Martha Fernández, 2011).

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CESUA José Alejandro Vega Torres

embargo, varias de las esculturas lla-

las mejillas. Pareciera que esta obser-

madas orantes no siempre están en ac-

vación fuera poco relevante, sin embar-

titud de oración, sus manos, según he

go, debemos recordar lo que el dogma

comparado con el tratado inglés de ora-

cristiano enseña sobre la muerte. En el

toria del siglo XVII, Chirología or The

Nuevo Testamento, me parece clave, el

naturall language of the hand… de John

pasaje en el que Jesús se confronta

Bulwe (1644), pueden estar expresando

con los saduceos, una tribu que no

actitudes como admirar o suplicar 16.

creía en la resurrección:

Además de ello, estas figuras no sola-

Y respondiendo Jesús, les dijo: Es-

mente son monumentos a la gloria y a

táis en un error y ni conocéis las

la fama de los individuos fallecidos,

escrituras ni el poder de Dios. Por-

pues también propongo que se trata de

que en la resurrección ni se casa-

la representación de cuerpos gloriosos

rán ni se darán en casamiento, sino

y que, individualmente, también son la

que serán como ángeles en el cielo.

última y más deseada de las postrime-

Y cuanto a la resurrección de los

rías del hombre, me refiero a la Gloria.

muertos, ¿no habéis leído lo que

He podido contemplar que estas imáge-

Dios ha dicho: Yo soy el Dios de

nes se muestran como si de individuos

Abraham, el Dios de Isaac y el Dios

vivos se tratara, pues hemos visto en

de Jacob? Dios no es Dios de

varias de ellas, que en el tratamiento

muertos, sino de vivos (Mt 22:29-

del encarnado, hay sonrojamiento en

32). Para reforzar la anterior idea, menciono una serie de esculturas perteneciente a

16. En este artículo no trataremos, por rebasar el tema, el lenguaje gestual de estas esculturas. Sin embargo el texto fundamental que condensa la gestualidad de las manos es John Bulwer, 1644.

la colección de la Hispanic Society of América. Se trata de cuatro esculturillas

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CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

que representan las postrimerías del

culturas son, primero, un sustito de los

hombre, es decir, la muerte, el infierno,

fallecidos, un memorial, una representa-

el purgatorio y el cielo. Estas piezas

ción de los individuos en la Jerusalén

fueron ejecutadas por Manuel Chili en

celeste y a la vez son imágenes de la

1775. Si miramos con detenimiento a

última postrimería del hombre.

cada una de ellas, podremos reconocer la marcada diferencia en su ejecución. La primera postrimería, la muerte, se muestra como un esqueleto descarnado, en la osamenta se puede observar la presencia de gusanos. Si comparamos entre la figura que muestra a un alma en el purgatorio con la escultura de la gloria; podremos observar que la primera se encuentra en postura de llorar, es una figura que remarca a un ser macilento, flaco, doliente, pálido. En la figura de la gloria (Fig. 19), encontramos todo lo contrario, se puede ver a un personaje ricamente vestido, en posición orante, rostro sonrosado y expectante. Me parece, que esta última Fig. 19. Representación de un alma en la gloria. Manuel Chili, 1775. Hispanic Society of America. Foto: Alejandro Vega.

figura corresponde a las esculturas orantes que hemos comentado antes. De esta forma, propongo que estas es-

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CESUA José Alejandro Vega Torres

Existen algunos tratados que dan cuen-

pintarse con los propios lineamien-

ta de cómo debían representarse a las

tos de este Varon santísimo, bien

almas bienaventuradas y devotas. Tra-

que rodeado de admirable claridad,

tados como el de Juan de Iterian Ayala

y resplandor (Iterian Ayala, 1782:

(1782), por ejemplo, expresan la mane-

159).

ra en el que el artista debe representar

Vicente Carducho, en sus Diálogos de

al alma bienaventurada17; en el capítulo

la pintura, nos refiere a la manera en la

titulado “De las pinturas e imágenes de

que se debe representar a la devoción;

almas, principalmente de los justos, y

la cual encaja perfectamente con la ma-

qué es lo que se ofrece que advertir

nera en la que se representaron a estos

acerca de ella”; nos dice lo siguiente:

donantes en esculturas:

Y así, si alguna vez hubieren de pin-

La devoción de rodillas, las manos

tarse semejantes apariciones, se

juntas, o levantadas al cielo, o al

puede pintar con toda seguridad la

pecho, la cabeza levantada, los ojos

imagen de los difuntos, en el trage,

elevados, lagrimosos, y alegres, o

vestido, y figura, que tuvieron cuan-

la cabexa baja, y los ojos cerrados,

do vivos: Por ejemplo, S. Pedro de

algo suspenso el semblante, siem-

Alcántara (cuya imagen he visto al-

pre el cuello torcido, o las manos

guna vez con particular gusto),

enclavijadas, también tendidos al

quando se apareció a su Hija espiri-

suelo, o muy inclinado el rostro casi

tual Santa Teresa, puede, y debe

hasta la tierra, los hombros encogidos, y otras acciones según el afecto del devoto, que puede, o rogar, o

17. El autor refiere que también el alma de los justos se pueden pintar en la forma de niños resplandecientes o bien bajo la figura de una paloma.

ofrecer, triste, alegre, o admirado, que todo cabe en la devoción (Car-

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CESUA De la imagen del esqueleto al cuerpo glorioso

ducho, 1633:142).

morir de todo hombre, en el pensamiento novohispano, era encaminado a pen-

Conclusiones

sarse como un pasaje venturoso, pues

Como hemos notado, el momento de la

representaba el acceso o la puerta a

muerte era una preocupación constante

una vida mejor en el paraíso celeste que

para la sociedad novohispana. Prepa-

Jesús había abierto por medio de su

rarse para este momento era crucial,

muerte y resurrección. Ya hemos visto

pues la creencia en una vida ultraterre-

como Juan Crasset invitaba a sus lecto-

na era más que un acontecimiento que

res a desear la muerte por medio de su

se tenía por cierta. Se trataba de ase-

tratado. En este sentido, la literatura reli-

gurar una vida eterna venturosa. De

giosa, como la de este autor, se reflejó

esta forma, el arte fue un medio de

sin duda en la obra aquí comentada. No

adoctrinación muy pertinente para re-

es entonces extraño que podamos ob-

crear los momentos que vivirían, en un

servar imágenes de santos, reyes, no-

futuro, las almas bienaventuradas, o,

bles o religiosos de manera yacente en

en su defecto, las que se condenarían.

actitud humilde; como también se les

Las obras producidas alrededor del te-

mostró en estado de descomposición

ma del infierno o la gloria son numero-

corporal. Si bien, estas obras constitu-

sas. Sin embargo, me he querido referir

yen un medio “propagandístico” del lina-

en particular, a una serie de elementos

je y las virtudes de dichos personajes,

plásticos muy determinados. Primero,

también trataban de ser un medio de en-

he querido resaltar a una producción

señanza de la humildad que éstos trata-

gráfica que se enlaza primero, al mo-

ban de encarnar y que se mostraban en

mento de la muerte como parte de los

estas obras artísticas. Relacionado a

novísimos o postrimerías. Mostrar el

esto, la creación de obras en las que se

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CESUA José Alejandro Vega Torres

mostrara la imagen, sobre todo de indi-

Archivo General de la Nación 1644 Ramo Bienes Nacionales, Leg. 420, exp. 7, f. 2 r. -2v.El capitán Juan belazques del con patrón del convento de monjas de sancta Ynes desta ciudad de mexico con las Religiosas del dicho convento sobre pretender, den quentas de la hazienda y rrentas que tienen y del cumplimiento del testamento de Diego Caballero fundador del dicho convento, y que salgan las mujeres y niñas que ubieren entada en el licencia del patrón y lo demás. Juez el señor provisor por remisión de su Ilustrísima.

viduos importantes, en medio de una escena sagrada, o bien, en un franco rompimiento de Gloria; que constituía una especie de manipulación de la imagen de los individuos para expresar un deseo por anticiparse al paraíso, que a todas luces, era una manera de relacionarse por medio de una obra, con lo sagrado de manera perpetua antes y después de la muerte.

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Antilha 8 (23) 2019:9-57 57


CESUA SCHOPENHAUER: EL BUDA SONRIENTE DE FRANKFURT Víctor Ortega León1

Arthur Schopenhauer (1788-1860). Por Schopenhauer, que acaso descifró el universo J. L. Borges, Otro poema de los dones, 1974:936 De ahí que cuanto más capaz sea un hombre de una total seriedad, más efusivamente pueda reír. Arthur Schopenhauer, 2009b:130

E

n el año 2010, el sesquicentenario de la muerte de Arthur Schopenhauer (22 de febrero de 1788 - 21 de septiembre de 1860), no parece haber sido oficialmente relevante para ninguna academia. A diferencia de lo que sucede

1. Maestro y Doctor por la UNAM, ha realizado estudios en Arqueología, Antropología y Filosofía. Actualmente, se encuentra adscrito como Profesor-Investigador al Centro INAH Chihuahua, en México. Antilha 8 (23) 2019: 58-68 58


CESUA Víctor Ortega León

con este tipo de efemérides, cuando de

la perplejidad ante la contradicción entre

otros filósofos se trata, no se organizó

la idea que tenemos del mundo y la in-

ningún evento conmemorativo. Nueve

formación que nos brinda la experiencia,

años después, en 2019, el bicentenario

en otras palabras, entre el mundo como

de la primera edición de su obra mag-

creemos que es y el mundo como real-

na, El Mundo como Voluntad y Repre-

mente es (Schopenhauer, 2009a y b).

sentación (2009), corrió con una suerte

Asunto, por cierto, no muy distinto de

similar. Es probable que esto se deba a

aquella otra perplejidad manifestada por

que el llamado Buda de Frankfurt sea

Sócrates en el Teeteto platónico ante la

un filósofo ciertamente incómodo para

existencia de la “opinión falsa” (Cf. Pla-

la tradición occidental.

tón, 2000).

A Schopenhauer se le ha asociado con

Sólo una lectura superficial y estereoti-

el pesimismo filosófico (Cf. Ferrater

pada de la obra schopenhaueriana po-

Mora, 2004; Safranski, 2008), esto es,

dría sostener a ultranza el calificativo de

con aquella postura contraria a la tesis

pesimista, aunque filosóficamente este

leibniziana de que vivimos en el mejor

se justifique. Para aquilatar sus ideas

de los mundos posibles. Si bien, el de

debemos situarnos en su contexto. El

Prusia no pocas veces sostuvo que es-

filósofo escribía a finales del siglo XVIII y

tamos no en el mejor sino en el peor de

principios del XIX, en un tiempo marca-

los mundos posibles, yo lo encuentro

do por ideas de progreso, desde las teo-

más cercano al desencanto y a un rea-

rías evolucionistas, tanto biológicas co-

lismo tan crudo que con dificultad una

mo sociales, de Erasmus Darwin, La-

sociedad políticamente correcta y bien

marck y Spencer, entre otros, hasta el

pensante es capaz de soportar. De he-

Positivismo científico y económico inau-

cho, según su propio dicho, él parte de

gurado por Comte. Por otro lado, era el

Antilha 8 (23) 2019: 58-68 59


CESUA Schopenhauer: El Buda sonriente de Frankfurt

siglo de los descubrimientos geográfi-

faden, se indignen o se exalten, no hay

cos y tecnológicos (el ferrocarril, la foto-

duda de que Schopenhauer ha marcado

grafía, etc.) y la primera Revolución In-

a la humanidad con el sello de su des-

dustrial, de nacionalismos en construc-

dén y de su desencanto” (Maupassant,

ción (por no hablar de Hegel y su euro-

1971:134).

centrismo), de la Revolución Francesa,

Ciertamente no halagüeña para con los

la Independencia Americana, las gue-

seres humanos, la obra del filósofo de

rras napoleónicas, y de la ampliación

Frankfurt no predica, empero, el hundi-

de los horizontes humanos hacia el pa-

miento del ánimo ni la desesperación

sado y hacia el futuro. Aunque no falta-

incapacitante frente a la adversidad o,

ron voces críticas, como el Romanticis-

mejor dicho, la indiferencia del mundo.

mo y los movimientos obreros, en ge-

Por el contrario, invita a poner los pies

neral existía una atmósfera de confian-

sobre la tierra y a adoptar una actitud

za en el Progreso cualquiera que fuera

responsable, incluso asertiva, para reco-

la forma en que se le concibiera. Así

rrer la vida con los ojos bien abiertos

pues, no sorprende que los pensamien-

(Schopenahauer, 2007 y 2009c). Des-

tos de alguien que no se dejara seducir

pués de todo ¿a quién se le ocurriría til-

por las ideas en boga, que reclamara

dar de pesimista a Buda?

para la sabiduría oriental antigua un

Que el mundo es representación y obje-

lugar de honor en la Filosofía y que

tivación de la Voluntad, es la conocida

despojara al ser humano de su preten-

tesis que ha influido en muchos e inco-

dido y arrogante lugar de excepción en

modado a otros desde hace dos siglos.

el teatro del mundo, no fueran bien re-

Sin embargo, el pensamiento de Scho-

cibidos por las ideologías conservado-

penhauer no se agota en este reconoci-

ras: “Aunque muchos protesten, se en-

miento del estado de cosas. Leer que

Antilha 8 (23) 2019: 58-68 60


CESUA Víctor Ortega León

todo lo que vivimos es mera apariencia

a continuar con nuestra existencia por

y que, además, tal apariencia no es

más dolorosa o aburrida que esta sea,

sino una estrategia de la Voluntad para

mientras la realidad se encarga de des-

alcanzar y perpetuar su manifestación

pertarnos a cada paso.

(Cf. Schopenhauer, 2009a y 2009b;

Como toda idea que despoje al ser hu-

2001), suele suscitar el rechazo de más

mano de su sensación de autocontrol y

de uno. Pero la idea va más allá. La

supremacía, v. gr. la teoría de la evolu-

representación que tenemos del mundo

ción, el psicoanálisis, etc., aceptar que

no es del todo fiel a la realidad. Tende-

las cosas no son como creemos que son

mos a creer que las cosas son mucho

y que somos meros títeres de una fuer-

mejores de lo que realmente son y,

za ciega y sin propósito, no es fácil para

cuando

del

el sujeto occidental, especialmente el

mundo choca con la realidad, esto nos

europeo moderno que lleva siglos asu-

provoca un dolor que, sin embargo, no

miéndose como el centro del mundo.

somos capaces de comprender puesto

Pero para el pensamiento oriental, parti-

que seguimos atrapados en la repre-

cularmente el hindú y el chino, esto es

sentación. Al mismo tiempo, tendemos

moneda corriente (Cf. Parain, 2005). Pa-

a creer que las cosas son mucho peo-

ra Schopenhauer, el descubrimiento de

res de lo que realmente son y, cuando

la literatura sánscrita y, en general, de la

nuestra representación del mundo se

sabiduría oriental, constituía un segundo

topa con la realidad, esto nos provoca

Renacimiento a la manera en que el re-

un aburrimiento que, de igual forma, no

descubrimiento de los clásicos griegos

somos capaces de comprender porque

propició

seguimos atrapados en la representa-

2009d:407 y ss). En cierta forma, tenía

ción. Así, la Voluntad de vivir nos azuza

razón: este último dio paso al Clasicismo

nuestra

representación

Antilha 8 (23) 2019: 58-68 61

el

primero

(Schopenhauer,


CESUA Schopenhauer: El Buda sonriente de Frankfurt

y al Neoclasicismo; el otro, al Orienta-

con los preceptos que allí describe. Lla-

lismo y, en alguna medida, al Romanti-

ma la atención el hecho de que entre

cismo. Su propio pensamiento se nutrió

tales consejos destacan el cuidado de la

de tales hallazgos.

salud y el estudio constante para mante-

Pero quedarse sólo con esto sería, en

ner las facultades tanto físicas como in-

efecto, un derrotismo pesimista. Scho-

telectuales en buena forma y con el me-

penhauer lo sabe y desde la cima de su

nor menoscabo posible (Cf. Schopen-

agudeza ve más allá. Primero nos abo-

hauer, 2007 y 2009c:329 y ss.). ¿Qué

fetea para que reaccionemos y des-

pesimista recomendaría hacer ejercicio

pués nos muestra las opciones que él

mínimo dos horas diarias, comer sana-

mismo ha encontrado, como el Buda

mente, bañarse con agua fría para esti-

bajo la higuera. Dichas posibilidades

mular la circulación sanguínea y apren-

constituyen una verdadera ética sin

der algo nuevo siempre para ejercitar la

concesiones. La negación de la Volun-

mente? (Ídem.) Sin duda, es necesario

tad, el ascetismo y el arte se encuen-

releer a Schopenhauer sin epítetos ni

tran en el meollo de la misma, y el au-

estereotipos.

tor sabe que son pocos los que podrán

Paradójicamente, de la misma incon-

adoptarla.

gruencia que engendra el dolor y el abu-

A sabiendas, construye también una

rrimiento nace uno de los temas que

eudemonología, que en rigor es lo con-

Schopenhauer trata detalladamente en

trario, esto es, un arte del no vivir, un

sus obras y que pocos asociarían con él:

manual de negación de la Voluntad, en

la risa.

el que parte de que si hay alguna forma

La risa, según Schopenhauer, es un fe-

de vivir que sea preferible a no hacerlo

nómeno, como la razón, exclusivamente

será aquella que se lleve de acuerdo

humano, aunque advierte que, como el

Antilha 8 (23) 2019: 58-68 62


CESUA Víctor Ortega León

bostezo, el estornudo, el llanto y la

ca. Después de todo, las efigies de Bu-

erección, es un movimiento reflejo, es

da siempre ostentan una sonrisa.

involuntario y difícil de reprimir (Cf.

Desde el principio, Schopenhauer abor-

Schopenhauer, 2009d:179).

da el tema de lo irrisorio con una expli-

Cuando la razón mediante la cual cono-

cación. “La incongruencia –dice-, entre

cemos el mundo se topa con la incon-

el conocimiento intuitivo y el abstracto

gruencia, entre el conocimiento intuitivo

constituye la base del fenómeno de la

y el abstracto surgen, como ya mencio-

risa” (Schopenhauer, 2009a:109). Así, la

namos, el dolor y el aburrimiento de los

incongruencia se convierte en el primer

que habla característicamente la obra

elemento a notar en esta teoría.

schopenhaueriana; sin embargo, por

Pero la mera falta de correspondencia

otro lado, de esta misma incongruencia

entre una cosa y otra no es explicación

puede surgir, en determinadas circuns-

suficiente, aunque sí necesaria. El filó-

tancias, la risa.

sofo añade que la risa “nace siempre de

Pero la risa no es un asunto que escan-

la percepción repentina” de dicha incon-

dalice, sino todo lo contrario. Quizá por

gruencia, y que surge “con ocasión de

esto ha quedado eclipsada por los

una subsunción paradójica y, por ello,

otros temas tratados por el filósofo.

inesperada, al margen de que se expre-

Más que un hombre amargado, es fácil

se con palabras o con hechos” (Ídem.).

pensar a Schopenhauer entre la ironía,

Tenemos pues que incongruencia, per-

que tan bien manejaba, y el humor sar-

cepción repentina e inesperada, y sub-

cástico al estilo de los ingleses, más de

sunción paradójica son los elementos

su preferencia. Aunque, en el fondo, se

propios del fenómeno irrisorio. Schopen-

antoja imaginar que dentro de sí guar-

hauer divide éste en dos clases aten-

dó siempre una carcajada pantagruéli-

diendo a la direccionalidad de la incon-

Antilha 8 (23) 2019: 58-68 63


CESUA Schopenhauer: El Buda sonriente de Frankfurt

gruencia. En la primera, existe el cono-

utilizando la casualidad, entonces el

cimiento previo de dos o más objetos

contraste surge no de la esencia de las

reales o representaciones intuitivas di-

cosas sino de la contingencia de la de-

ferentes entre sí y se les identifica vo-

nominación siendo así el chiste más dé-

luntariamente mediante la unidad de un

bil y superficial (Ibíd.:111).

concepto que las abarca (Ibíd.:109-

La segunda especie espuria del chiste,

110).

el equívoco, la define como un juego de

En la segunda clase ocurre lo contrario,

palabras involuntario cuyo principal cam-

el concepto existe previamente en el

po de aplicación es la obscenidad

conocimiento y entonces se aplica a la

(Ídem.). Si aplicamos estas definiciones

realidad; así, objetos que son distintos

a nuestro contexto, encontramos que

entre sí son subsumidos involuntaria-

una combinación de estas dos especies

mente en aquél concepto y tratados del

espurias es el Albur, juego de palabras

mismo modo hasta que su diversidad

orientado al equívoco obsceno propio de

se hace patente “para sorpresa y

ciertas regiones de México, especial-

asombro del agente” (Ibíd.:110).

mente de su mitad meridional. Para

A la primera clase, que va de la discre-

Schopenhauer, entonces, el albur sería

pancia de los objetos a la identidad del

espurio, un mal chiste.

concepto, Schopenhauer la llama Chis-

A esta misma clase, la del chiste, perte-

te, y añade que se muestra siempre en

necen también la Ironía, la Parodia y el

palabras. Aquí, el autor incluye lo que

Humor (Cf. Schopenhauer, 2009b:122 y

considera dos especies “espurias” del

ss.). La ironía, considerada por el autor

chiste: el juego de palabras y el equívo-

como trivial y vulgar, aparece cuando se

co. En la primera, se unen dos concep-

coloca intencionalmente una cosa real e

tos distintos bajo una misma palabra

intuitiva directamente bajo el concepto

Antilha 8 (23) 2019: 58-68 64


CESUA Víctor Ortega León

de su contrario. Cuando la broma se

pio del ánimo reflexivo y moderno. Las

esconde tras la seriedad. Aquí resulta

consideraciones del hombre serio y ele-

tan evidente la incongruencia que “Sólo

vado entran en contradicción con el

los niños y la gente sin cultura se reirán

mundo vulgar tan distinto de él y del

de algo así” (Ibíd.:126), afirma, aunque

que, sin embargo, no puede apartarse.

reconoce que así se condujo Sócrates

Entonces, de manera intencional, se

con

media entre ambos mundos con concep-

casi

todos

sus

interlocutores

(Ídem.).

tos que utilizan la incongruencia en los

La parodia, debido a su intencionalidad

dos sentidos. Así, el humor usa la broma

y exageración, es una forma de lo irri-

para conducir al ánimo desde lo irrisorio

sorio muy cercana a la ironía. “Consiste

hacia las consideraciones más serias y

en introducir bajo los acontecimientos y

elevadas. De este modo, al enfrentarse

palabras de un poema o drama serio a

a la contradicción, nos conduciría por un

personas insignificantes y viles, o bien

camino distinto del dolor. La risa, enton-

motivos y acciones mezquinos” (Ídem.).

ces, a través del humor, sería el único

Subsume lo vulgar bajo conceptos ele-

placer que no implicaría sufrimiento da-

vados mostrando que si en algún punto

do su carácter espontáneo e intencional.

hay concordancia en todos los restan-

A la segunda clase de lo irrisorio, que va

tes no puede haber sino discrepancia.

del concepto a los objetos, la denomina

El humor, lo inverso de la ironía, sería

Schopenhauer como Excentricidad, y

entonces la seriedad oculta tras la bro-

esta, dice, se mostrará mayormente en

ma. Esta forma de lo irrisorio resultaba

acciones (Schopenhauer, 2009a:110).

muy grata al filósofo pues la considera-

Como ejemplos paradigmáticos alude al

ba un doble contrapunto de la ironía

Quijote, de Miguel de Cervantes, y al

(Ibíd.:131). El humor es subjetivo y pro-

Barón de Münchhausen, adjudicado a

Antilha 8 (23) 2019: 58-68 65


CESUA Schopenhauer: El Buda sonriente de Frankfurt

Rudolf Erich Raspe. A esta clase perte-

des gratuitas, la mofa discriminatoria, los

nece la Pedantería, que no es sino la

juegos de palabras o el grito y el paste-

aplicación rígida y superficial de reglas

lazo, hacen de la broma (lo irrisorio) mo-

y máximas generales y abstractas a

tivo para la crítica y la reflexión sobre el

todos los aspectos particulares de la

mundo. Tal vez por eso, también, los

vida (Ídem.), cayendo con frecuencia

payasos me gustan poco.

en conductas inapropiadas por no ajus-

Así, pasando de los aspectos físicos a

tarse a los casos individuales ni ade-

los psíquicos del fenómeno irrisorio,

cuarse a los matices y modificaciones

Schopenhauer apunta hacia un camino

de la realidad concreta.

de salvación que le ha sido regateado

Tenemos pues, que, al menos en una

durante dos siglos, por no corresponder,

de sus formas, el humor, la risa puede

acaso, con el estereotipo del pesimista.

sumarse al arte, la ascesis y la nega-

No obstante, el de Frankfurt afirmaba

ción de la Voluntad como estrategia pa-

que nada hay que pueda sustituir tan

ra eludir el dolor y el aburrimiento pro-

perfectamente como la alegría a cual-

ductos del calderoniano pecado de ha-

quier otro bien. El que está alegre, dice,

ber nacido. Quizá por eso, disfrutamos

no necesita pedir permiso para estarlo

tanto la obra de verdaderos artistas del

pues el mero hecho de estarlo es motivo

humor como Charles Chaplin, los her-

suficiente para continuar así (Cf. Scho-

manos Marx, Woody Allen, el grupo

penhauer, 2007 y 2009c). Recomenda-

Monty Pyton, Mel Brooks y series tele-

ba abrir todas las puertas a la alegría,

visivas como The Simpsons, Malcolm

sin importar cuándo llegara, porque nun-

in the Middle, Rick and Morty o el sutil

ca llega a deshora. Consideraba a la

humor silente de La Pantera Rosa que,

alegría como la ganancia más segura y

sin caer en la ironía, las excentricida-

el bien más elevado y que deberíamos

Antilha 8 (23) 2019: 58-68 66


CESUA Víctor Ortega León

preferir la adquisición de este bien a la

le queda en el mundo, en ese mundo al

de cualquier otro (Ídem.).

que él mismo ha contribuido a despojar de la certeza.

Colofón

Por su parte, Guy de Maupassant rinde

En 1860, a pocas semanas de su

un homenaje al filósofo en un cuento de

muerte, el mismo Schopenhauer afir-

1883, titulado Junto a un muerto, donde

maba, no sin satisfacción, en una carta

la sonrisa de éste juega un papel funda-

enviada a Ottilie von Goethe, lo si-

mental, incluso después de su muerte.

guiente:

El cuento es considerado del género de

Yo salgo a pasear todos los invier-

terror, pero pienso que, sin duda, a

nos y siempre me ha hecho bien. A

Schopenhauer le habría hecho gracia. Y

mis 72 años sigo gozando de per-

aunque nuestro buda prusiano tiene fa-

fecta salud y mi andar rápido y lige-

ma de haber reído pocas veces en su

ro continúa llamando mucho la

vida, no por ello le escatimaremos el va-

atención. Leo sin anteojos, incluso

lor que concedió a este fenómeno, lo

con mala iluminación, y sigo tocan-

irrisorio, como una posibilidad dentro de

do diariamente la flauta. Solo mi oí-

su arte de ser feliz.

do –que siempre fue débil- ha disminuido todavía más: desde hace 3

Bibliografía

años ya no entiendo las comedias y

Borges, Jorge Luis 1974 “Otro poema de los dones”, en Obras completas, 1923-1972. Emecé Editores, Buenos Aires.

me tengo que conformar con la ópera (Schopenhauer, 2008:198). Al parecer, a nuestro filósofo su eude-

Ferrater Mora, J. 2004 Diccionario de Filosofía. Ariel S. A., Barcelona.

monología le funcionaba bien, y no se queja ya más que del poco tiempo que

Antilha 8 (23) 2019: 58-68 67

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Antilha 8 (23) 2019: 58-68 68


CESUA RASTROS DE LA INDIA EN EL MUSEO DE LA PLATA, ARGENTINA: LA COLECCIÓN ARQUEOLÓGICA H. W. SETON-KARR Ana Igareta 1

E

Presentación l Museo de La Plata, integrado a la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, es uno de los museos de ciencias más antiguos y el mayor repositorio de material arqueológico de la República

Argentina. Inaugurado en 1888, el Museo fue creado a partir de la donación de más de 15.000 piezas geológicas, arqueológicas y biológicas de la colección privada de Francisco P. Moreno (Teruggi, 1989). Desde entonces, y por las siguientes décadas, profesionales de todas las áreas de las Ciencias Naturales realizaron expediciones a distintas regiones del país y colectaron miles de muestras que se incorporaron a las divisiones científicas del Museo (Collazo, 2012). Durante la primera mitad de siglo XX se formaron algunos de los extensos conjuntos de referencia tipológica que aún se utilizan en la actualidad y que atrajeron el reconocimiento internacional para la institución. Investigadores de la talla de Florentino Ameghino, Carlos Bruch y Santiago Roth colaboraron en la tarea de identificación y clasificación de las muestras y en la organización de sus colecciones (Farro, 2008). En el mismo período y en lo que respecta específicamente a las colecciones arqueológicas, muchos conjuntos extranjeros constituidos por pequeños ensambles de piezas fueron donados al Museo por particulares o adquiridos mediante compra o intercambio con otras instituciones de investigación (Ídem.). Así llegaron piezas procedentes de Chile, Perú, Bolivia, Uruguay y México y también pequeños muestrarios de orígenes tan remotos como España, Italia, Francia, Bélgica y Egipto. Las circunstancias

1. CONICET- División Arqueología, Museo de La Plata. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Antilha 8 (23) 2019: 69-85 69


CESUA Ana Igareta

de ingreso de algunos conjuntos son

intención de que sirvieran como material

extremadamente curiosas, como ocurre

comparativo para el estudio de culturas

por ejemplo con la Colección Carlo

americanas

Spegazzini, de materiales romanos. El

1995).

célebre botánico de origen italiano en-

Más allá de las anécdotas, la mayor par-

tregó a la institución fragmentos de mo-

te de las colecciones extranjeras del Mu-

saicos de los templos de Augusto y Ve-

seo son bien conocidas y han sido ex-

nus y media docena de piezas de cerá-

tensamente analizadas por investigado-

mica procedentes de su país natal; sin

res locales y foráneos. Tal vez por ello la

más datos que su procedencia y la fe-

reciente identificación de un conjunto de

cha de ingreso, solo es posible especu-

materiales procedentes de la India (que

lar que Spegazzini había reunido ese

según los registros no fue nunca consul-

material cuando aún vivía en Italia y lo

tado) resultó del todo inesperada. En el

trajo consigo a Sudamérica, donándolo

año 2010, durante los trabajos de acon-

al Museo al instalarse en La Plata.

dicionamiento que realizábamos en el

Igualmente singulares, aunque mejor

Depósito 25 de la División Arqueología,

documentadas, fueron las condiciones

hallamos un pequeño cajón de madera y

de ingreso de dos de las momias egip-

tapa encastrable, con una breve etiqueta

cias –y sus correspondientes sarcófa-

impresa en uno de sus laterales que in-

gos de madera- que la institución reci-

dicaba simplemente “INDIA”. A diferen-

bió en 1888 del entonces gobernador

cia de otros embalajes orgánicos del de-

de la provincia de Buenos Aires, el Dr.

pósito que habían sido severamente

Dardo Rocha, quien había adquirido las

afectados por insectos plaga (Igareta y

momias en el Museo Egipcio de Anti-

Mariani, 2015), este contenedor en parti-

güedades de Boulaq y las donó con la

cular se hallaba en buen estado de con-

Antilha 8 (23) 2019: 69-85 70

(Pucciarelli

y

Puciarelli,


CESUA Rastros de la India en el Museo de La Plata, Argentina

servación. Al abrirlo, nos encontramos

ses de Latinoamérica, por lo que su uso

con 26 tallas líticas de mediano tamaño

como nomenclador de sitios arqueológi-

y singularmente pesadas.

cos es habitual.

Dado que el registro histórico de ingre-

Sin embargo, el hallazgo de una segun-

so de material a la División no daba

da etiqueta impresa en inglés en el fon-

cuenta de ninguna colección llegada

do del cajón no dejó dudas sobre la pro-

desde Asia, inicialmente estimamos

cedencia del material: IMPLEMENTOS

que la etiqueta no hacía referencia a la

PALEOLÍTICOS lavados de aluviones

República de la India sino a un sitio ar-

pleistocénicos lateríticos que contienen

queológico más cercano nombrado

cantos rodados de cuarcita donde fue-

igual. Cabe tener en cuenta que tanto

ron hechos - DISTRITOS DE POONDI Y

“indio” como “india” son vocablos de

CAZEEPET - PRESIDENCIA DE MA-

uso frecuente en la toponimia de regio-

DRAS - HALLADOS Y PRESENTADOS

nes de toda la Argentina y de otros paí-

POR EL Sr. H. W. Seton-Karr (Fig. 1).

Fig. 1. La bien conservada etiqueta original de referencia de las piezas de la colección H.W. Seton-Karr. Fotografía de la autora. Antilha 8 (23) 2019: 69-85 71


CESUA Ana Igareta

La Presidencia de Madrás, una extensa

Mr. H. W. Seton-Karr

región ubicada al sur de la India (Fig.

Según la información ofrecida por el Ox-

2), fue una de las dependencias admi-

ford Dictionary of National Biography

nistrativas creadas por los británicos

(McConnell, 2010) Heywood Walter Se-

durante su prolongada ocupación del

ton-Karr fue la encarnación del explora-

territorio indio (Stein, 2010). Estableci-

dor cosmopolita de finales del siglo XIX .

do el origen de las piezas, la siguiente

Hijo de padres británicos, nació en 1859

pregunta se orientó al colector: ¿quién

en Bombay (India), se educó en Inglate-

fue H. M. Seton-Karr y cuándo y en qué

rra en el Eton College y en Oxford, y lue-

circunstancias los materiales que recu-

go sirvió durante un breve período como

peró en suelo asiático llegaron al Mu-

oficial en el ejército británico en Egipto.

seo?

Su pasión por la caza mayor y una considerable riqueza heredada le permitieron viajar por territorios tan diversos como la Península Escandinava, África, Asia y el Ártico europeo y americano. Al igual que muchos de sus contemporáneos, Seton-Karr (Fig. 3) se interesó por la Arqueología durante su estadía en suelo egipcio, al presenciar el hallazgo de una antigua mina de pedernal, y se dedicó luego entusiastamente –aunque

Fig. 2. Mapa de los territorios de la India ocupados por el Imperio Británico a fines del siglo XIX; destacada al sureste, la Presidencia de Madrás. Tomado de Pope, 1880; modificado por S. Igareta.

con escaso criterio sistemático- a la recolección de piezas líticas.

Antilha 8 (23) 2019: 69-85 72


CESUA Rastros de la India en el Museo de La Plata, Argentina

Para comienzos del siglo XX había logrado reunir un interesante corpus de materiales arqueológicos que donó luego a varios museos de Inglaterra (Ibíd.). Como curiosidad, vale destacar que, según el mencionado diccionario, murió en Inglaterra en 1938 pero otros autores afirman que su deceso ocurrió en 1914 en Canadá, durante el hundimiento del RMS Empress of Ireland (Zeni, 1998). En 1898 en una de sus expediciones por los territorios de la actual Somalia (África Oriental), Seton-Karr encontró Fig. 3. Seton-Karr con su uniforme de gala, en un retrato publicado el 19 de junio de 1897 en el London Weekley, Black and White. Salisbury & South Wiltshire Museum, 1897.

piezas talladas en piedra que identificó como herramientas paleolíticas.

Las

analizó en colaboración con el célebre John Evans y determinaron que se trata-

Autor e ilustrador de varios libros de

ba de lascas, núcleos, hachas de mano

crónicas en los que proporcionó deta-

y raspadores de características seme-

lladas descripciones de sus experien-

jantes a las piezas paleolíticas encontra-

cias de viaje y de caza y de los paisa-

das poco antes en el norte de Francia y

jes en que tuvieron lugar (Fig. 4), Seton

en sitios de Inglaterra. Los hallazgos

-Karr llegó a ser además miembro de

africanos causaron bastante revuelo en-

prestigiosas

científicas

tre los científicos de la época, ya que

como la Royal Geographical Society.

algunos los consideraron como las pri-

asociaciones

Antilha 8 (23) 2019: 69-85 73


CESUA Ana Igareta

Fig. 4. Una de las acuarelas realizadas por Seton-Karr durante sus expediciones arqueológicas; el acceso a las ruinas del Templo de Darius en 1907. Victoria & Albert´s Collections. Antilha 8 (23) 2019: 69-85 74


CESUA Rastros de la India en el Museo de La Plata, Argentina

meras pruebas sólidas de la existencia

Vista a la distancia, la trayectoria de Se-

de una Edad de Piedra en el África tro-

ton-Karr se asemeja a la de muchos de

pical y de que los primitivos homínidos

sus contemporáneos, responsables de

de ese continente habían estado tem-

hallazgos que contribuyeron a la com-

pranamente conectados con los de Eu-

prensión de los procesos evolutivos de

ropa y Asia (Cf. Seton-Karr, 1896).

la especie humana, pero cuya obra per-

Según Evans:

sonal como investigador carece de las

…bajo cualquier circunstancia, este

estrategias y el rigor necesario para ser

descubrimiento ayuda a tender un

considerada como estrictamente científi-

puente en el intervalo entre el hom-

ca.

bre paleolítico en Gran Bretaña y en la India, y añade otro eslabón a

La colección india HWS-K de La Plata

la cadena de pruebas por las que

Los 26 artefactos detectados en el De-

la cuna original de la familia huma-

pósito 25 del Museo de La Plata son ins-

na puede ser eventualmente identi-

trumentos tallados en piedra que morfo-

ficada, y tiende a probar la unidad

lógicamente se clasifican como hachas

de raza entre los habitantes de

de mano y bifaces amigdaloides (Fig. 5).

Asia, África y Europa, en tiempos

Diecisiete de las piezas llevan escrito

2

del Paleolítico (Evans, 1897:21) .

INDIA / HWS-K en tinta china en su cara más plana, mientras que otras siete tienen inscripciones particularizadas que,

2 …under any circumstances, this Discovery aids in bridging over the interval between Paleolithic man in Britain and in India, and adds another link to the chain of evidence by which the original cradle of the human family may eventually be identified, and tends to prove the unity of race between the inhabitants of Asia, Africa, and Europe, in Palolithic times (Evans, 1897:21).

en inglés, detallan: “Hacha tipo Madrás / Pandey Vall/India / H W Seton-Karr”; “India / Kudur / H W Seton-Karr”; “Tipo Madrás / Kudur / H W Seton-Karr”;

Antilha 8 (23) 2019: 69-85 75


CESUA Ana Igareta

Fig. 5. La colección H.W. Seton-Karr hallada en el Depósito 25 del Museo de La Plata. Foto, M. Hernández.

“India / Cuddapeh / H W Seton-Karr”;

sa de papel, las que no provienen de la

“India / H W Seton-Karr / Pennar V.” e

India, por lo que no serán consideradas

“India / Shuldrumpakkum / H W Seton-

en este análisis.

Karr” (Fig. 6 y 7). Los dos elementos

De acuerdo a lo que pudimos indagar, la

restantes son hachas de mano identifi-

categoría “tipo Madrás” para herramien-

cadas con una pequeña etiqueta impre-

tas líticas fue propuesta a fines del siglo

Antilha 8 (23) 2019: 69-85 76


CESUA Rastros de la India en el Museo de La Plata, Argentina

Fig. 6. Muestra de dos piezas (MLP-Ar-HWSK07 y MLP-Ar-HWSK13) correspondientes al tipo Madrás. Foto, M. Hernández.

Fig. 7. Muestra de dos hachas de mano (MLP-Ar-HWSK 17 y MLP-ArHWSK19) incluidas en la colección. Foto, M. Hernández.

Antilha 8 (23) 2019: 69-85 77


CESUA Ana Igareta

XIX por Robert Bruce Foote, uno de los

puesta por los siguientes objetos: 8

padres de la arqueología prehistórica

hachas / 14 instrumentos amigdali-

India, y hace referencia a un tipo de

nos (Archivo Histórico del Museo de

instrumento de formalización rústica

La Plata. CSK – 201).

utilizado para la caza de animales (Foote, 1869).

Como puede notarse, la cantidad de pie-

De acuerdo con lo detallado en el único

zas contabilizadas por Torres difiere de

documento encontrado en el Archivo

la efectivamente hallada, dado que él

Histórico del Museo que menciona a la

solo registra 22 elementos de origen in-

colección H. W. Seton-Karr, los mate-

dio y los encontrados en el cajón fueron

riales llegaron a la institución en 1913.

24. Probablemente se trate de un simple

En una carta fechada el 13 de junio de

error de conteo, aunque no deja de re-

ese año el entonces responsable de las

sultar curioso dado lo reducido del nú-

colecciones arqueológicas, Luis María

mero en cuestión, y por ello mismo tam-

Torres, le informaba al director de la

poco puede descartarse una segunda

institución, Samuel Lafone Quevedo

donación cuya documentación de refe-

que:

rencia aún no fue hallada.

El día 10 de este mes he recibido

Los documentos adjuntos mencionados

de la secretaría la colección que,

por Torres no han podido ser localizados

según las etiquetas y documentos

ni en el Archivo Histórico del Museo ni

adjuntos a la misma, procede de los

en el Fondo Histórico Documental de la

yacimientos

del

División Arqueología, aunque la búsque-

Pleistoceno de la India, en el distrito

da continúa dado que existe la posibili-

de Poondi y Cazeepet / Esta dona-

dad de que hayan quedado incluidos en

ción de H.W. Seton-Karr está com-

los registros de otra división.

arqueológicos

Antilha 8 (23) 2019: 69-85 78


CESUA Rastros de la India en el Museo de La Plata, Argentina

Resulta importante destacar que Luis

riado de elementos de procedencia

María Torres fue el gran responsable

americana que por ese entonces se acu-

de la organización de las colecciones

mulaban (con poco orden) en los depó-

arqueológicas del Museo, primero co-

sitos arqueológicos del Museo. O se ju-

mo encargado de sección y luego como

biló antes de poder terminar la tarea y

director de la institución; de hecho, du-

su sucesor simplemente definió nuevas

rante su gestión se completó el inventa-

prioridades entre las que no se encon-

rio de los materiales depositados en

traba generar un fichaje y nomenclatura

todos los departamentos científicos

más detallado de colecciones extranje-

(Podgorny, 1999). Su preocupación por

ras, por lo cual las piezas indias queda-

generar un sistema de registro con un

ron relegadas hasta ser finalmente reno-

criterio único de nomenclatura que vin-

mencladas en el siglo XXI.

culara cada pieza con su correspondiente ficha fue la base del sistema actual de clasificación museográfica del

Otras colecciones HWS-K

material (Collazo, op. cit.). Teniendo

Como mencionamos, H. W. Seton-Karr

ello en cuenta resulta ineludible pre-

donó a distintos museos de Inglaterra

guntarse cuál fue el motivo por el cual

gran parte del material arqueológico que

la colección Seton-Karr no recibió una

recuperó en sus exploraciones; entre

nueva nomenclatura institucional a su

ellos destaca el British Museum, donde

ingreso al Museo y por qué las piezas

se encuentra depositado el conjunto

fueron registradas exactamente con la

más extenso, pero otras instituciones de

misma sigla que les diera su colector.

distintos continentes también recibieron

Solo es posible especular al respecto,

envíos de artefactos procedentes de

pero tal vez Torres priorizó el inventa-

Asia y África:

Antilha 8 (23) 2019: 69-85 79


CESUA Ana Igareta

Hombre generoso, Mr. Seton-Karr

nar sus colecciones y así, por ejemplo,

benefició a numerosos museos

el Australian Musem de Sydney posee

con sus magníficos descubrimien-

ochenta herramientas de piedra proce-

tos; los del Cairo se encuentran en

dentes de Somalía que Seton-Karr can-

deuda con él por lo cientos de ob-

jeó en 1897 por hachuelas líticas de ori-

jetos procedentes del Alto Egipto y

gen maorí (Florek, 2018).

Fayum,

Saint-

Significativamente, el material arqueoló-

Germain está ampliamente surtido

gico procedente de la India parece ha-

con piezas de Somaliland y yo he

ber seguido trayectos semejantes a los

visto regalos hechos por este ex-

de las piezas africanas por los museos

plorador incluso en el Museo de

del mundo, pero en su caso sí como do-

Malta (de Morgan 1926:156 citado

naciones. Así ocurrió en el Smithsonian

por Petraglia y Potts, 2004:85).

Institution, que luego de haber adquirido

Claro que la generosidad mencionada

artefactos somalíes en 1897 recibió de

parece no haber sido la misma para

regalo en 1903 varias docenas de pie-

todas las instituciones, ya que el mismo

zas líticas halladas en Poondi, junto con

Heywood indica en su correspondencia

la solicitud de que el National Museum

personal cómo reserva los mejores

retuviera una muestra de los mejores

ejemplares de artefactos paleolíticos

especímenes y distribuyera los demás

africanos para venderlos a los museos

por otros museos de Estados Unidos

que estuvieran en condiciones de pa-

(Petraglia y Potts, op. cit.:87).

gar por ellos (Seton-Karr 1896 citado

Una comparación a ojo desnudo de la

por

Petraglia y Potts, op. cit.:86). El

caligrafía de las inscripciones en tinta

intercambio fue otro de los mecanismos

china que exhiben las piezas de la co-

utilizados por el británico para posicio-

lección del Smithsonian muestra un no-

el

Museo

de

Antilha 8 (23) 2019: 69-85 80


CESUA Rastros de la India en el Museo de La Plata, Argentina

table parecido con la de las piezas in-

Sin embargo, sus descubrimientos eran

gresadas en el museo platense, lo que

conocidos por los arqueólogos locales

permite jugar con la idea de que tal vez

desde antes de que las piezas indias

fue la misma mano la que identificó a

llegaran al Museo, quizás gracias a la

todas antes de ser enviadas a su des-

circulación de publicaciones científicas

tino en diferentes museos.

que llegaban periódicamente desde Europa. Por ejemplo, en un texto de 1905,

Comentario final

Félix Outes lo cita como parte de un es-

Ni los registros generales de ingreso de

tudio comparativo de piezas paleolíticas

materiales ni otros documentos públi-

de diversas regiones del mundo:

cos o privados hasta ahora revisados

Hallazgos obtenidos en Somalilandia

proporcionaron datos sobre cómo las

en 1894 por el Sr. H. W. Seton Karr

piezas de la colección Seton-Karr llega-

han sido discutidos acaloradamente.

ron físicamente al Museo (envío postal,

Evans cree que son objetos paleolíti-

entrega personal por parte del donador,

cos mientras que Read tiene dudas

entrega a través de un tercero) o sobre

al respecto y los incluye entre los

los motivos que tuvo su colector para

instrumentos neolíticos que describe.

enviarlas a una institución sudamerica-

En cualquier caso, si los objetos fue-

na (donación, intercambio, compra). No

ran realmente antiguos, deberían,

hay evidencia escrita que indique que

como cree el descubridor, referirse a

el británico haya conocido o mantenido

los almacenes del Pleistoceno en

correspondencia con ningún investiga-

Europa Occidental (Outes, 1905:

dor local, o que haya visitado alguna

302).

vez La Plata o siquiera la Argentina.

Tal vez sí se dio un contacto personal entre Seton-Karr y alguno de los arqueó-

Antilha 8 (23) 2019: 69-85 81


CESUA Ana Igareta

logos locales que viajaban periódica-

Artes, Universidad Nacional de Rosa-

mente a Europa, o existió una relación

rio. Inédita.

epistolar entre ellos, cuyo rastro en paDe Morgan, Jacques

pel no hallamos aún, que justificó la do-

1926 La Préhistorie Orientale. Tome II:

nación del material. O tal vez, simple-

L´Egypte et L´Afrique du Nord. Paris:

mente, a comienzos del siglo XX el Mu-

Librairie Orientaliste Paul Geuthner.

seo de La Plata era un excelente destino para una colección involucrada en

Evans, John

las discusiones sobre el origen del

1897 “On some Paleolithic Implements

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CESUA ESTAMPAS DE COATETELCO: CONDICIONES DE LA ZONA EN EL 2019 Ivon Cristina Encinas Hernández 1

C

oatetelco es el nombre de un pueblo antiguo y de uno moderno; lo es también de los vestigios históricos que quedaron del primero, y de la laguna que

ha sido fuente de vida y recursos para sus habitantes desde siglos atrás, al

menos tres. Para ir a Coatetelco de inicio se toma prácticamente el mismo camino que para la zona arqueológica de Xochicalco, partiendo de la carretera federal N° 95 y tomando la desviación hacia Alpuyeca, solo que Xochicalco es una zona arqueológica de mucho mayor extensión y la más conocida y promocionada del Estado, lo que representa una gran competencia turística para Coatetelco, ya que pocos paseantes acuden a ambas zonas, a pesar de que al regreso de Xochicalco bien se puede ir a comer a la laguna y recorrer Coatetelco también; no obstante, muchas personas, agencias turísticas y prestadores de servicios turísticos prefieren llegar a otros puntos como Cuernavaca. He visitado este lugar del municipio morelense de Miacatlán varias veces en lo que va de este año, y al encontrar tantas “novedades”, si se me permite llamarlas así, refiriéndome al nuevo momento histórico a menos de dos años del sismo del 19 de septiembre de 2017; a su relación con la laguna del mismo nombre, el aprovechamiento turístico de esta y al sentido de pertenencia de algunos de sus pobladores, decidí hacer una estampa, es decir, un retrato contemporáneo a manera de registro histórico actual sobre lo que sucede en el lugar. La Zona Arqueológica de Coatetelco, como es sabido, corresponde únicamente a parte del centro ceremonial prehispánico, ya que los asentamientos modernos se cons1. Arqueóloga egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Programa de Intercambio, Vinculación, Cooperación Académica y Cultura de la Universidad del Tepeyac. icencinas@gmail.com Antilha 8 (23) 2019: 2019: 86-99 86


CESUA Ivon Cristina Encinas Hernández

truyeron sobre los restos de la antigua

propios terrenos, lo que se traduce en

ciudad. Basta observar la corta distan-

una imagen a manera de camino inter-

cia entre las escalinatas de la platafor-

mitente y en tramos desigual, hecho de

ma que da a Calle de la Amargura,

materiales de construcción antiguos y

donde está el acceso, y las casas de

modernos (Fig. 1).

enfrente. Esta calle llama por demás la

Al respecto del Museo de Sitio, este se

atención al tener casi la mitad del piso

encuentra actualmente cerrado y vacío

prehispánico, y/o con rocas talladas re-

(Fig. 2), pues el edificio quedó dañado

utilizadas, a todo lo largo, sobre el que

con el sismo del 19 de septiembre de

desplanta la plataforma mencionada (y

2017 (Fig. 3), y las piezas, con base en

que, por supuesto, está también par-

la información proporcionada por los

cialmente reconstruido desde que se

custodios, fueron trasladadas a una bo-

habilitó la zona para ser abierta al pú-

dega de la cercana zona arqueológica

blico en 1970); la otra mitad, de la calle,

de Xochicalco2. No obstante que el Mu-

del lado de las casas, está completa-

seo esté cerrado, el sitio sigue siendo

mente pavimentada. De hecho la mis-

una excelente opción a visitar. Todas las

ma reja que delimita la zona arqueoló-

veces que he acudido, en este año y en

gica se encuentra al ras de la platafor-

años anteriores, los jardines están per-

ma y sobre el inicio del primer piso des-

fectamente cuidados, sin basura, y la

crito. Más aún, en las casas de enfren-

zona está limpia en general. He encon-

te se observan numerosas piedras con

trado a los propios custodios fumigando

las mismas características que las usa-

porque abundan las “coatalatas”, que

das en la edificación de los basamentos prehispánicos (varias de ellas inclu-

2 Comunicación verbal con el custodio Jorge Armando de la Cruz, Zona Arqueológica de Coatetelco, Morelos, 29 de marzo de 2019.

so careadas), usadas para delimitar los Antilha 8 (23) 2019: 86-99 87


CESUA Estampas de Coatetelco

Fig. 1. Entrada a la Zona Arqueológica de Coatetelco, Morelos (izquierda) y Límites de la zona arqueológica y la calle actual donde se ubica su entrada (derecha). Fotos, Archivo Ivon Encinas, 2019. Coatetelco, Morelos.

son hormigas muy grandes. De acuer-

con el custodio de la zona arqueológica

do con el custodio Lucas Nepomuceno,

Jorge Armando de la Cruz, había cuatro

también hay otras hormigas a las que

más o menos de estas dimensiones, pe-

les dicen “hormigas bravas” y si te

ro una desapareció; quedan la del Mu-

muerden se te puede entumir, por

seo, que se encontró cerca de la iglesia

3

ejemplo, una pierna .

entre las calles Guadalupe y Morelos, y

Sobre las pilas para agua o “piletas”

que fue traída aquí en el año 2000 y dos

como la que se observa en la entrada

más en el pueblo (Fig. 5)4. Las pilas que

del Museo de Sitio (Fig. 2), de acuerdo

se ubican en el pueblo no tienen ningu-

3 Comunicación verbal con el custodio Lucas Nepomuceno, Zona Arqueológica de Coatetelco, Morelos, 2 de junio de 2019.

4 Comunicación verbal con el custodio Jorge Armando de la Cruz, 29 marzo de 2019. Zona arqueológica de Coatetelco, Morelos.

Antilha 8 (23) 2019: 86-99 88


CESUA Ivon Cristina Encinas Hernández

Fig. 2. Museo de Sitio de la Zona Arqueológica de Coatetelco, Morelos. Foto, Archivo Ivon Encinas, 2019. Coatetelco, Morelos.

Figs. 3. Grietas en el techo de la entrada y en una de las paredes del Museo de Sitio de Coatetelco, Morelos. Fotos, Archivo Ivon Encinas, 2019. Coatetelco, Morelos.

Antilha 8 (23) 2019: 86-99 89


CESUA Estampas de Coatetelco

Fig. 4. Tejas rotas y daños en parte de la barda del Museo de Sitio de Coatetelco, Morelos. Foto, Archivo Ivon Encinas, 2019. Coatetelco, Morelos.

na cédula ni protección, fueron coloca-

siguientes preguntas:

das sobre una especie de basamento

1. ¿Usted es de aquí?

de piedra bola y cemento y al estar so-

2. ¿Sabe usted si estas piletas de piedra

bre la banqueta, en el paso peatonal y

son prehispánicas?

pegadas a la calle, suelen llenarse de

Esta muestra fue tomada al azar, selec-

agua de lluvia que se queda en ellas

cionando a las cinco primeras personas

estancada, además de que algunas per-

que pasaran por el lugar, y que no fue-

sonas las utilizan como bote de basura.

ran juntas; estas fueron: dos señoras de

El día 2 de junio de 2019 realicé a cinco

más de 40 años, un niño de aproxima-

personas del pueblo que pasaron justo

damente 11 años, un joven de aproxi-

por el lugar donde se encuentran, las

madamente 17 años y un señor mayor

Antilha 8 (23) 2019: 86-99 90


CESUA Ivon Cristina Encinas Hernández

de 50; a los cuales me referiré como

Regresando a la zona arqueológica y al

Señora 1, Señora 2, Niño, Joven y Se-

tema de las cédulas, ahí sí existen dos

ñor.

generales o introductorias desde la en-

A la primera pregunta el 100% contestó

trada, frente al Museo, pero enfrentan

que sí; todos eran habitantes del pueblo

una problemática diferente en relación

de Coatetelco. Las respuestas a la se-

con parte de su contenido, ya que tanto

gunda pregunta fueron las siguientes:

la cédula actual del sitio (Fig. 6), como

- Señora 1: “No, no sé”.

una anterior de la que ya poco se puede

- Señora 2: “Eso dicen”.

leer por el óxido que la ha deteriorado,

- Niño: “Quién sabe, están sobre una

señalan el nombre de “Coatetelco”, se-

pirámide” (refiriéndose al basamento

guido, en la cédula más nueva, de la tra-

sobre el que se colocaron).

ducción “En el risco de la serpiente”, sin

- Joven: “Sí, y en la zona arqueológica

embargo, como se señala en la propia

hay más”.

página del INAH al acceder al Catálogo

- Señor: “Sí, una la sacaron acá por la

de Zonas Arqueológicas y en él a las del

iglesia”.

Estado de Morelos, que además de

Lo anterior nos deja ver que hace mu-

otras posibles traducciones del náhuatl

cha falta un toldo que las proteja y una

como “Lugar de las serpientes en los

cédula que indique qué son y de qué

montículos de piedra” o “Lugar donde

época, de esta manera, el pueblo senti-

hay montículos erigidos en honor a las

ría un mayor apego a ellas al saber con

serpientes”, destaca la propuesta del Dr.

claridad de qué se trata, y probablemen-

Jorge Angulo de que es probable que el

te eso disminuiría el hecho de que de-

nombre haya sido transformado del vo-

positen su basura en su interior.

cablo Quahtetelco

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CESUA Estampas de Coatetelco

Fig. 5. Piletas prehispánicas en una de las calles principales de Coatetelco, Morelos. Foto, Archivo Ivon Encinas, 2019. Coatetelco, Morelos. Antilha 8 (23) 2019: 86-99 92


CESUA Ivon Cristina Encinas Hernández

Figs. 6. Cédulas introductorias de la Zona Arqueológica de Coatetelco, Morelos. Fotos, Archivo Ivon Encinas, 2019. Coatetelco, Morelos.

…puesto que el glifo identificatorio

castellano en Cuatetelco primero y

del lugar, que fuera diseñado desde

Coatetelco después (INAH, 2019).

la etapa Tlahuica (que son los prime-

Estoy totalmente de acuerdo con el Dr.

ros pobladores de la región que pos-

Angulo, y no solo por la iconografía del

teriormente serían conquistados por

glifo topónimo, sino porque algunas per-

los mexicas), tiene la representación

sonas del lugar, comenzando por los

de un árbol (quahuitl) sobre una

custodios, defienden que ese es el nom-

construcción piramidal (tetelli). El vo-

bre original del pueblo. El custodio de la

cablo co especifica que se trata de

zona arqueológica, Jorge Armando de la

un sitio geográfico, es decir, como

Cruz, señala que para él y su familia

“lugar de...” La palabra Quah tetel co

(oriundos del lugar), desde generacio-

fue transformada por el mal uso (del)

nes atrás, el nombre referido siempre ha

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CESUA Estampas de Coatetelco

sido “Cuauhtetelco”, que tiene que ver

La vista de la laguna desde la zona ar-

con el árbol de Capire o Capiro, que es

queológica es muy bella, además, con

el que se ve en el glifo topónimo del si-

una palmera que hay en el área ajardi-

tio (Fig. 7), y es muy común en la zona,

nada, a lo lejos luce como si lo que se

y no con la serpiente5.

viera fuera un brazo de mar (Fig. 8). Esta laguna ha sido fuente de recursos y alimentos al menos desde el año 500 a. C., que es para cuando se fechan los vestigios más antiguos, y lo sigue siendo

hoy en día, ya que se pescan especies como las mojarras, representativas de la cocina local. A la orilla de la laguna hay varios restaurantes o palapas que preparan las mojarras en caldo, al ajillo, en chile macho (Fig. 9), empapeladas, entre otras recetas tradicionales; sin embargo, es común ver cerrados al menos la mitad de estos lugares, ya que dicen algunos locatarios que hoy en día ya no Fig. 7. Glifo topónimo de Cuauhtetelco, en el que se aprecia un árbol sobre una pirámide. Probablemente el árbol de Capire o Capiro. Códice Mendoza, 1979:f.48r.

es negocio. Lo mismo sucede con la renta de las lanchas o paseos en ellas, pues, por ejemplo, a decir de Don Toribio, pescador de más de 70 años de edad a quien le contratamos sus servi-

5 Comunicación verbal con el custodio Jorge Armando de la Cruz, marzo de 2019. Zona arqueológica de Coatetelco, Morelos.

cios para hacer un recorrido por la lagu-

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CESUA Ivon Cristina Encinas Hernández

Figs. 8. Vistas parciales de la Laguna de Coatetelco, desde la Zona Arqueológica del mismo nombre. Fotografías, Archivo Ivon Encinas, 2019. Coatetelco, Morelos.

na, cuyo diámetro es de aproximada-

Una de las ferias a las que hace referen-

mente 2 kilómetros

cia don Toribio es la Feria del Pescado

“…solo en temporada alta o cuando

Cultural, Artesanal y Gastronómica, que

hay ferias o fiestas del pueblo, co-

se realiza desde el año 2000 y a la cual

mo la fiesta de San Juan Bautista el

llegan comparsas, músicos, danzantes y

24 de junio, a quien llegan a bailarle

muchos visitantes. Se venden artesa-

chinelos, tecuanes, pastoras (así

nías y hay juegos mecánicos, como en

como otras celebraciones religiosas

las fiestas religiosas. Se realiza en no-

del calendario litúrgico) es que hay

viembre (en días que suelen variar) en

buen número de turistas y visitantes que quieran estos servicios…”6 (Fig.

6. Comunicación verbal con Don Toribio, pescador y lanchero de Coatetelco, quien vive a orillas de la laguna y ofrece paseos en su lancha. Laguna de Coatetelco, 2 de junio de 2019.

10).

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CESUA Estampas de Coatetelco

Fig. 9. Caldo de Mojarra y Mojarra al Ajillo. Palapa Los Manguitos, Laguna de Coatetelco. Fotografías, Archivo Ivon Encinas, 2019. Coatetelco, Morelos.

Fig. 10. Don Toribio, pescador y remero de la Laguna de Coatetelco. Foto, Archivo Ivon Encinas, 2019. Coatetelco, Morelos.

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CESUA Ivon Cristina Encinas Hernández

el muelle de la laguna de Coatetelco,

causados por el sismo de 2017, y en al-

teniendo un impacto económico positivo

gunos casos, como Coatetelco, el Mu-

en los palaperos y pescadores.

seo de Sitio aún se encuentra inhabilita-

Los visitantes que llegan al pueblo de

do, por lo cual tomaré datos anteriores a

Coatetelco en general, son en su gran

este evento, tan solo con el objeto de

mayoría, nacionales, y muchos de ellos

mostrar algunos datos comparativos res-

de las localidades vecinas. Incluso en la

pecto del número de visitantes (Tabla 1).

zona arqueológica es común ver, sobre

Como hemos visto en la tabla anterior,

todo en domingos, a familias con niños

puede observarse que la zona arqueoló-

y jóvenes del pueblo. Es un espacio de

gica de Coatetelco tiene poca afluencia

recreación para ellos, a manera de par-

de visitantes, y el pueblo en general

que arqueológico.

cuenta con una infraestructura turística

De las ocho zonas arqueológicas que

muy sencilla. Actualmente, al estar el

existen en el Estado de Morelos abier-

museo inhabilitado, y haber resultado

tas al público (Olintepec, Chalcatzingo,

dañado también por el sismo el Templo

Coatetelco, Las Pilas, Teopanzolco, Te-

de San Juan Bautista, los atractivos tu-

pozteco, Xochicalco y Yautepec), siete

rísticos quedaron centrados, principal-

tienen costo de entrada y una, Olinte-

mente, en la laguna y la zona arqueoló-

pec, es de acceso gratuito todos los

gica, siendo la laguna, de entre los dos,

días del año. De estas siete, con base

la que mayor identidad da a la pobla-

en las Estadísticas de Visitantes del

ción, y con la que hay más involucra-

INAH (INAH, 2019b), Coatetelco es de

miento en actividades económicas y re-

las menos visitadas. Cabe señalar que

creativas.

varias zonas del Estado de Morelos es-

La zona arqueológica requiere de una

tán o estuvieron cerradas por los daños

mejor promoción turística y de un incre-

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CESUA Estampas de Coatetelco

Tabla 1. Número de visitantes a las zonas arqueológicas del Estado de Morelos con costo de acceso en los meses de enero a mayo de 2019 ZONA

ENERO

FEBRERO

MARZO

ABRIL

MAYO

ARQUEOLÓGICA

2019

2019

2019

2019

2019

Tepozteco

27, 052

25, 661

24, 456

38, 155

18, 364

Xochicalco

10, 197

9, 368

12, 200

13, 426

8, 323

Chalcatzingo

1,820

1, 273

2, 914

1, 992

925

Teopanzolco

933

981

1, 858

1, 534

1, 484

Yautepec

146

231

579

413

96

Las Pilas

84

22

357

168

84

Coatetelco

68

199

138

309

117

Fuente: Elaboración de la autora, basada en los datos recuperados de INAH 2019b

Antilha 8 (23) 2019: 86-99 98


CESUA Rastros de la India en el Museo de La Plata, Argentina

mento en el número de cédulas, tanto

zona-arqueologica-coatetelco.

de objeto, para las pilas o piletas, como

sultado en agosto de 2019.

Con-

las suelen llamar los pobladores (las de la zona arqueológica –hay otras de me2019b Sistema Institucional Estadística de

nores dimensiones- y las que están en

visitantes. México. Instituto Nacional

el pueblo), como para los diversos es-

de Antropología e Historia. Coordina-

pacios y edificaciones; con ello podría

ción Nacional de Desarrollo Institucio-

lograrse una mayor difusión de los co-

nal.

Disponible

en:

nocimientos que se tienen del sitio en-

www.estadisticas.inah.gob.mx/

tre los habitantes del lugar, y generar

sultado en agosto de 2019.

reacciones positivas referentes a su protección y cuidado. Bibliografía Códice Mendocino o colección Mendoza 1979 Manuscrito mexicano del siglo XVI que se observa en la biblioteca Bodleiana de Oxford. Editado por José Ignacio Echeagaray. México. San Ángel Ediciones. INAH 2019 “Zona Arqueológica Coatetelco” México. Instituto Nacional de Antropología

e

Historia.

Recuperado

de

https://www.inah.gob.mx/zonas/124-

Antilha 8 (23) 2019: 86-99 99

https:// Con-


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