Misteriosas leyendas Poesías

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Cada proyecto es único. En cada obra está la creatividad de los alumnos. Cada alumno busca algo en su proyecto. Y no es insólito que lo encuentre: esa creatividad está dentro de él,

sólo debe dejarlo salir...

MISTERIOSAS LEYENDAS

ANTOLOGÍA POÉTICA


Los penares de Felicitas Una tragedia ocurrió, viviendo rodeada de muertes, vagando cual dama sin alma, Felicitas Guerrero penó. Los 30 de enero aparece, llenando de miedo Barracas, vistiendo mortuoriamente, su túnica blanca. Pañuelos en la reja ondean en su honor, aferrados a su alma hacen una petición unos creen, otros no. Un estampido seco resuena en el exterior anunciando el fin de una ilusión. Horrorizados sus padres por amor construyeron un templo para calmar el dolor.

La bala traidora, despechada de amor atraviesa su cuerpo y destruye su corazón cual roja granada opacando el sol.

Melanie García Ross, Oriana Gonzalez Mejías Agustina Galletti



Desde Francia llegó solo por equivocación. Da calor como el sol un hombrecito barbudo con bastón Sin compañía en la esquina solitaria era su vida. De repente alguien apareció, fue Daniel quien lo alegró Pero un día llegóella tenebrosa y silenciosa acechando a Daniel: era la Muerte de San Miguel Decidido y valiente el hombrecito se enfrentó ante la Muerte; habló, habló, habló mientras el tiempo pasó A la Muerte distrajo Evitando que a Daniel se lo llevara. Inmediatamente, un grito segador: la Temible Oscuridad se enfureció. Con sus ásperas manos lo arroja al aljibe despojándolo de toda compañía y partiéndolo en dos En medio de su soledad fue rescatado permaneciendo asíjunto a Daniel.

EugeniaPommé, Lucía Hauschildt Camila Sperti, Tatiana Szmurlo


Manuel Belgrano, la BasĂ­lica y su memoria

La iglesia, un importante monumento, como escudo protector. La iglesia, puente a la morada divina, que me recibe con sus muros dorados.

En el patio yacen los restos del General Belgrano, elevados hacia el cielo tocando sus puertas. Atrae las miradas su mausoleo, de un gris perla que se destaca.

Me cobija al entrar la calidez del lugar. Puedo percibir diversos aromas, y escucho la melodĂ­a, que me invita a la ceremonia.

Paso a paso descubro un nuevo lugar. Logro ver las banderas de la batallas, cual libro de historia viviente, gran testimonio para la patria.


Regina Benaducci, Nazarena Cabrera MartĂ­nez, Florencia Pavan,Camila SearaGonzalez


Llegada la tarde, a él lo espero Escucho su frío caminar con esmero Escucho su voz, escucho su cantar al otro lado del mundo, como el viento pasar.

Siento su aroma a rosas marchitas doy media vuelta y allí está mi cita. Sé con certeza que admira mi belleza.

Su traje que relaja y serena lo miro y me encandilo. La tarde me condena junto a su tez suave y morena.

Callejones sin salida con vecinos que nos miran. Nadie quiere opinar en esta antigua cuidad.

La tarde cae y él desaparece, en este cementerio nada es lo que parece.


LucĂ­a Isernia, Bianca Caballero, Elisa Hwang, Delfina Cabrera Suarez


Dorados y armoniosos clarinetes Hogar de la joven, Iglesia de Felicitas. Desde las torres como atalayas, sus ángeles cual soldados custodian, Junto con sus dorados y armoniosos clarinetes colman a la urbe de felicidad y paz. Sus rostros gris ceniza. Sus ojos punzantes son cuchillos. Contemplan el horizonte interrumpido por la silueta de modernos bloques y antiguas residencias europeas. Contemplan. Contemplan a los porteños que no dejan de marchar, reír, amar. También los ven llorar, lamentarse, y gritar. Sueñan con verlos triunfar dejando el dolor atrás y clamando por obtener más.

Sofía Falcone, Natasha Biglione


El Pastor del río El viento del sudoeste asusta a los pueblerinos, su imponente bramido se encabrita ferozmente. El viento asusta, espanta, incluso aterra, todo aquel que lo oye se paraliza al instante, mas luego se calma, se serena, se sosiega, todo parece ser pacífico, como solía ser. Pero la gente sale, la mutitud se junta, lo que hasta ayer era un fabuloso río ahora es una tiera desierta, un lugar sin vida. San Martín de Tours desciende de su trono divino, donde encantado se hallaba con la exquisita música celestial. De todo hace para ayudar a su gente, sus seguidores; Camina arduamente hasta encontrar al bendito río. Allí estaba atascado, casi llegando a Montevideo, seguía relampagueante, enfurecido, bravío, cualquier otro corriendo se hubiera ido, pero él no. Salta en él y comienza la lucha, esa ansiada batalla. Al principio el río parece ganar con su bestial oleaje, pero el santo logra domarlo con su glorioso manto y lo envía de nuevo hacia Buenos Aires, de donde nunca se debió haber ido.

María AgostinaConesa Micaela A. Voros


En lo profundo del amargo cementerio, emerge un mausoleo de un frío plomizo. La estatua de un hombre, un guardia, se levanta a controlar su amado panteón. Cobra vida, se libera y vaga por el laberinto de las almas. Cuenta una trágica historia en la que su vida es su muerte y su muerte es su vida. Un deseo fatal, un susurro insistente, una decisión fulminante de ser parte de esa necrópolis, de ser parte de ese mundo oscuro cual noche sin luna. Al terminar su obra maestra, su cama de eterno descanso, dio el paso final, su vida cual sombrío recuerdo se refleja en su historia. Un tintineo armonioso, oigo a lo lejos. ¿Será él, el guardián de las almas?

Bárbara Bugallo, Carolina de la Iglesia, Mailén Massarani, Agustina Molkuc


La luz del día atraviesa sus ventanas de su campanario, hermosas melodías resuenan Sus murallas de un blanco que calma y serena Pero, ¿ha sido siempre así?

Todo diferente es por dentro, se mantiene su historia presente. Muros impregnados de recuerdos sigue viva la leyenda latente.

Cada treinta de enero aferrada a las rejas resistentes y negras como noche sin luna sus lágrimas se derraman llenando los oídos del barrio.

Acuden ellos ante el llanto eufórico la imagen desgarradora, sus almas conmueve Allí está Felicitas, aún con su apagado vestido blanco símbolo amargo de la tragedia vivida.

Tan sólo es una niña cuando a casarse obligada sin importar qué sentía a la iglesia asistía.


A sus hijos arrebata el destino y de pena tambiĂŠn parte el marido. Un prudente luto, llanto, duelo en su corazĂłn sin consuelo.

Pero una nueva jugada el azar le tiene preparada. Una nueva escena debe ser representada.

Se llama Enrique Ocampo, en reuniones la halaga. Con sutileza ella rechaza sus pretensiones anheladas.

Un nuevo renacer, un profundo amor con Samuel Saenz Valiente engendra la venganza urgente del despechado traidor.

Por la espalda, el disparo por el supuesto engaĂąo pone fin a su existencia. Nace la leyenda, su permanencia.

Lourdes Folgar Montserrat, Pilar Lorenzo, Milena Nogueira Secondo, Sabina Popovich


El sol de la mañana irrumpía en mi habitación como una rebosante alegría, mientras inundaba cada rincón del llameante nuevo día. Al llegar a la Iglesia, el atrio vacío me inspiraba desilusión: era la hora convenida pero Antonio no aparecía. La estrepitosa melodía del órgano no era más que una molestia para mí, pues entre la gente reunida no había una grata bienvenida. En la calle, un gran desfile se ejecutaba, pero en mi corazón sólo la angustia habitaba. Por la plaza, por el mercado un Antonio he buscado. Nadie lo vio, nadie lo notó, pero sé que estuvo allí, Pues por eso no podrán decir que solo sucedió en mí.

Camila Ledesma Padilla María Sol Gómez Arismendi Cielo Yapura Bravo.


Infinito pasillo Al ingresar al lugar puedo observar una ciudad sin vida con callejuelas sin salida.

Miro hacia la izquierda y hacia la derecha sin que ninguna cripta pase desapercibida Me detengo en cada paso por aquel pasaje pensando en cómo me iré.

Al presenciar sus tragedias siento cómo el viento me arrastra mientras desde su lugar de descanso me observan celosos.

Llegando al final de los corredores llenos de historias descubro una estatua fría como el aura del lugar. De esta forma me despido para continuar antes de que mi tiempo también se detenga.

Araceli Romero y Candela Bordón Barros


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