MOGÓN y su desforestación. Ortega
A principios del siglo XVII no hab铆a plantada ni una sola oliva desde Mog贸n hasta la sierra, era todo monte.
Había verdaderos corredores de vegetación. Álamos, Sauces, Olmos, vegetación de ribera, en estas sierras se encontraba la mayor extensión de Pinos de toda España
La fauna era de las más importantes: Buitre leonado, Alimoches, Búho real, Halcones, Ciervos, Cabra montes. Garduña, Gineta,
Otras especies como el Oso y el Lobo.
El paraje conocido como “la oseraâ€? estaba habitado por una familia de osos, justo a mitad de la cascada estĂĄ la cueva, donde habitaban con sus oseznos.
Las oseras son refugios naturales situados en lugares de difícil acceso, escondidos en parajes recónditos, ésta no es menos, pues hay que entrar colgándose de unas lianas o agarrándose a los matorrales.
La flora destacaba por ser una de las mรกs ricas del Mediterrรกneo.
Pero toda esta maravilla de la naturaleza iba a cambiar radicalmente. Con el paso del tiempo iban a desaparecer los pinos, los osos, con toda su familia, y todo bicho viviente. .
A mediados del siglo XVIII reinando Carlos III en España, después de una hambruna que asoló el país debido a las malas cosechas durante varios años seguidos, degeneró en varios motines y ante una fuerte presión demográfica de campesinos…
el Rey dio un decreto diciendo que: “todo aquel que quisiera ocupar los montes de estas sierras podía elegir el lugar que quisiera y amojonar (sacar sus lindes) y se les consideraría siempre en propiedad, igual que si las hubiesen pagado”.
El decreto se extendi贸 como la p贸lvora, familias enteras de las provincias de Almer铆a, Murcia, Albacete y Alicante se acogieron a las proclamas y reparto de tierras, que comenzaban a efectuarse en el a帽o 1767.
Las familias emigraban marchando a pie o en bestias, en oleadas y durante muchos a単os, estos esforzados emigrantes caminaban por sendas y veredas, caminos reales y trochas para pasar.
Todos estos hechos se relatan de forma magistral en el libro “Los Hornilleros”, cuyo autor es Juan Luís González Ripoll, donde describe las penurias que pasaron esta pobre gente hasta su asentamiento en estas tierras
Os voy a escribir un pequeño relato de este libro: “algunos llevaban consigo sus aperos de trabajo, sus ganados y animales de trabajo, pero la mayoría eran tan pobreticos que no tenían nada que llevar, salvo las ilusiones, y hacían el viaje montados en sus albarcas, a lo largo de muchos días de camino.
llevaban a sus espaldas los ajuares. Cuando pasaban cerca de los poblados, la gente les cerraba las puertas como si fueran apestados, y decían: no llevan más que los hornillos para calentar lo que puedan afanar en el camino, y por eso de llevar los hornillos empezaron a llamarles “los hornilleros”, y ese nombre les quedo para siempre; a ellos y sus descendientes”
Al tiempo, todas estas familias tuvieron problemas con el Estado, por cuestión de la contribución, porque primero vinieron unos topógrafos a medir el terreno que habían deslindado a su libre albedrio, pero la medición se realizó a “ojo de buen cubero” , el agricultor decía cuatro hectáreas, pues cuatro que anotaban, tiempo después revisaron las mediciones y sobraba media sierra, que lógicamente despropio el Estado a los agricultores.
Este proceso de roturaci贸n y desforestaci贸n, cortando todos los 谩rboles que necesitaban para sacar el terreno nuevo y meterlo en labor para sus huertos y plantaciones de olivas, que entre otras cosas eran m谩s productivas que los pinares, transformo en gran medida el paisaje
La mencionada desforestación influyo negativamente en la ecología de la zona. Quizá no sean ajenas a ello las graves consecuencias, como inundaciones por tormentas, plagas, sequias etc., que recogen drásticamente los documentos de la época.
La fauna como la ganader铆a es v铆ctima a la vez del proceso roturador y desforestador, o la desaparici贸n de especies tan simb贸licas como el Oso y el Ciervo son un ejemplo de estas actuaciones.
Esta desforestaci贸n continu贸 hasta el siglo XX, en parajes inaccesibles, para la plantaci贸n de olivas.
Fotos de la transformaci贸n.
Este reportaje se ha elaborado gracias a la colaboración de Juan Luis González Ripolll con sus artículos del libro “Los Hornilleros”.