Mog贸n y sus barcos Ortega
En mogón hubo una época en la que el río sólo se podía atravesar por lugares poco profundos (vados), pues se carecía de puentes u otros medios de comunicación, esto acarreaba problemas cuando comenzaban las lluvias y bajaba crecido.
Cuentan que la idea de construir un barco para poder comunicarse de un lado a otro del río partió de un vecino de Villanueva del Arzobispo, pues este hombre tenía un molino de trigo por la aguaceba y sólo en época estival podía cruzar con su mercancía por los mencionados vados.
Así fue como en el año 1874 se inauguró el primer barco, en este caso barca, pues estaba construida para el transporte de personas y vehículos, estaba emplazada en la calle que lleva su nombre, “Barrio la Barca”
Esta barca podía transportar vehículos de tracción animal y otros de tracción mecánica de pequeño tonelaje.
Los primeros barqueros encargados de la misma fueron GinĂŠs Altarejos y JosĂŠ Cocera.
En la parte superior de la fotografĂa se puede observar un amarre de la maroma que sujetaba el barco.
En estas fotografías se puede observar el otro amarre, que todavía sigue en su lugar de origen, por debajo del “Puente los Civiles” y de Modesto Marín.
Unos a帽os despu茅s se construy贸 el barco, estaba emplazado por debajo del Bar de Manolete, y destinado s贸lo para el transporte de personas y algunos animales.
En las fotografĂas se puede observar uno de los amarres, justo debajo del Bar de Paquillo y la maroma del barco sobre el rĂo.
Los primeros barqueros encargados del mismo eran Eleuterio y Antonio Carmelo.
Para que el barco pudiera navegar era preciso que el río tuviera una profundidad considerable, y esta se consiguió aprovechando una retención de aguas para el funcionamiento de una fábrica de energía eléctrica que había un poco más abajo. (Es el edificio del fondo que se observa en la fotografía).
Esta es la antigua presa de retenci贸n de aguas.
Y precisamente este agosto pasado del 2013, la presa fue derruida porque cuando venĂan grandes riadas retenĂa las aguas y a consecuencia de ello se desbordaba el rĂo, perjudicando gravemente las viviendas del vecindario.
Pero no hay mal que por bien no venga, pues además de evitar los perjuicios que producían las riadas, a consecuencia de eliminar la presa nos ha quedado este bonito paraje, donde se juntan los ríos Aguascebas y Guadalquivir.
Imagen del río con “Los Castellones” al fondo
Mogón también fue un enclave importantísimo para el transporte fluvial de la madera en el río. Se utilizaban almadías, cuyo nombre viene del árabe “Almandiya” que significa barca, en la fotografía se observan a tres Mogoneros almadieros paseando con sus familiares.
Finales del siglo XIX
Época en la que no había barcos y teníamos que atravesar el río para ir al colegio, el problema sólo se acentuaba en invierno, en verano se sobrellevaba mejor.
Las orillas del río también han tenido sus historias…
La barca estuvo en funcionamiento hasta que se construyó el puente de “abajo”, este puente se comenzó y se terminó durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera en el año 1927, durante su mandato se realizaron obras muy importantes en la provincia de Jaén, como el proyecto y comienzo de las obras del Pantano del Tranco, aunque finalizaron bajo el mandato de Franco .
El barco se mantuvo mĂĄs tiempo, se comenzaron a construir puentes para sustituirlo, pero en aquellos tiempos la economĂa de los Ayuntamientos no era suficiente para abordar obras de envergadura, y los bancos, con buen criterio, no fiaban. La fragilidad de los mismos era notoria como se puede observar en la imagen.
En aquellos tiempos los “zagales” de aquel “lao” y de este nos llevábamos a muerte, raro era el día que no volvíamos alguno “apedreao”del colegio, hasta los perros tenían sus diferencias, como se observa en la fotografía.
Y conforme iban construyendo los frĂĄgiles puentes, el Guadalquivir se encargaba de ocupar de nuevo su territorio. En la fotografĂa tenemos el arrastre de uno de ellos.
Inauguraci贸n de uno de los puentes por el Alcalde Alfonso de la Calle y Regil (Pochito).
Por fin se construy贸 una pasarela peatonal y aqu铆 se termin贸 la historia de nuestros queridos barcos.
Este reportaje se ha realizado con la inestimable colaboraci贸n de Fernando Altarejos, Amelia Ortega (mi madre) y Pedro Lorite en las fotograf铆as.