Articulo Redencion

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Doy gracias a Dios por permitirme trabajar en algo que me apasiona. Me causó mucha alegría cuando un componente de la Agrupación Parroquial de Nuestro Padre Jesús de la Redención y María Santísima Reina de los Cielos me propuso escribir algo para el que sería su primer boletín. Yo me puse manos a la obra, o al teclado, para ver qué podía yo escribir. Admito que no es algo que se me dé especialmente bien. Voy a hablar en primera persona, porque lo que voy a contar son las vivencias, relacionadas con el mundo de la imaginería, que he tenido hasta el día de hoy. Soy Antonio Jesús Parras Ruiz, nacido en Torredelcampo, Jaén, en el año 1984. Desde pequeño mostré mucha inquietud por la Semana Santa, haciéndome cofrade de Nuestro Padre Jesús Nazareno de mi pueblo cuando era un niño. Intentaba participar en todos los actos de la cofradía y desde muy joven comencé a trabajar dentro de ella. Fueron muchos los años que ayudé al vestidor de María Santísima de la Aurora (mi Madre) hasta que llegué a ser prioste y vestidor de la imagen Mariana de la Hermandad. Fue el trabajo en mi Cofradía el que inició en mí la vocación y el amor al el mundo del arte, y en especial de la Imaginería. Comencé a dibujar, recuerdo esa época de mi vida, siempre con un bloc de dibujo bajo el brazo y montones de estampitas que servían de modelo para aquellos ingenuos dibujos. Crecí y estudié el bachillerato artístico en la escuela de Arte José Nogué de Jaén, donde, además de tener profesores excelentes como Francisco Carrillo, Manuela López o Violeta Ramírez, descubrí la espléndida Semana Santa de la ciudad del Santo Reino. La Escuela de Arte, está situada junto a la Iglesia de San Bartolomé. Sería incapaz de recordar la cantidad de visitas que hice al sublime Cristo de la Expiración y su guapísima Madre de las Siete Palabras, A la Catedral o San Ildefonso. También fue allí donde descubrí cual es mi mayor devoción jaenera, la Reina de la Amargura. Tras Terminar el Bachillerato, la vocación latía cada vez más fuerte en mi pecho. Fui a Sevilla para formarme en la Facultad de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. Allí


seguí formándome con grandes profesores dentro y fuera de las aulas, ya que maestros como Martínez Montañés, Juan de Mesa, Roldán, Juan de Astorga, etc. me daban grandes lecciones cada vez que entraba en una Iglesia. También aprendí mucho de un gran artista y amigo paisano mío, José Pulgar que actualmente sigue trabajando en Sevilla. Terminé la especialidad de escultura y empecé la de Restauración en 2007. Fue ese mismo año cuando entré como colaborador-aprendiz en el taller del magnífico imaginero Darío Fernández Parra. Si es uno de los mejores escultores contemporáneos y con mayor proyección, aún es mejor persona. Darío me enseñó muchísimas cosas. Verlo trabajar ha sido el mejor aprendizaje que he podido recibir.

En el transcurso de estos años, realicé mis primeras obras, como el “Cristo de la Agonía” o el “Niño Jesús” obras que fueron seleccionadas en el concurso de Imaginería Sebastián Santos Rojas de Higuera de la Sierra (Huelva), o el busto de “María Santísima del Desconsuelo” que fue expuesto en un escaparate en la Calle Sierpes de Sevilla durante la Semana Santa.

María Santísima del Desconsuelo.

Pasé mi octavo año en Sevilla en Dos Hermanas, donde trabajé junto con mi gran amiga y compañera María Jesús Pérez Rivera en su taller de restauración. Allí restauramos obras de gran valor como el “Crucificado de la Misericordia” o el Lienzo “El Sueño de los Fundadores de Dos Hermanas” de la Hermandad de la Patrona Santa Ana.

Fue el destino y el apoyo incondicional de grandes amigos los que quisieron que finalmente fuera yo el encargado de realizar la imagen de Cristo Rey en su Entrada Triunfal en Jerusalén para Torredelcampo. Decidí volver a mi tierra y hacer aquí lo que


iba a ser de aquí. Esos meses de trabajo fueron una bendición, rodeado de mi familia y amigos, recibí un gran apoyo y “Cristo Rey” y su “borriquita” adquirieron vida.

El Sábado de Pasión de 2011 se produjo uno de los acontecimientos más importantes que he vivido. Se bendijo mi primera imagen, que además saldría en procesión al día siguiente. Nuestro Párroco (ahora vuestro), Don Antonio Haro ofició aquella bendición, que fue una sucesión de momentos preciosos y muy emotivos. Siempre le estaré agradecido por todo lo que hizo por mí. Al día siguiente vivimos un Domingo de Ramos como no se había vivido nunca en nuestro pueblo. Todas las expectativas se quedaron cortas. Una centena de niños ataviados con atuendos hebraicos acompañaban Jesús. Alegría, luz, inocencia, palmas y olivos bañaron las calles de Torredelcampo en un día que quedará para la historia de mi pueblo. Qué orgullo haber formado parte de ella. Cristo Rey en su Entrada Triunfal en Jerusalén, Torredelcampo.

Seguí trabajando para algunos particulares realizando piezas de pequeño formato como el “Cristo de la Expiración” que forma parte de una colección privada en Dos Hermanas, Sevilla. Poco después llegó a mi taller la segunda gran bendición de mi corta trayectoria artística: la Hermandad de la Oración en el Huerto de Baeza acudió a mí para realizar a la Madre de Jesucristo Orante en el Huerto de los Olivos. Algo inimaginable unos meses antes. Depositaron en mí su confianza para tan gran empresa. Una gran responsabilidad que afronté con muchísima ilusión. La Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos iba a ser mi primera Dolorosa, y su destino sería uno de los lugares más importantes y bellos de España. Ciudad del Renacimiento que derrocha arte por los cuatro costados. Mi obra formaría parte de ese Patrimonio. Era algo increíble.


Y mi Virgen del Rosario cobró vida en una guapa y dulce Madre. Los baezanos la acogieron con los brazos abiertos y me colmaron de felicidad.

Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos, Baeza.

En los últimos meses he llevado a cabo la restauración de María Santísima de las Nieves de Alcaudete, Jaén. Y también he sido el encargado de realizar el cartel anunciador de la Semana Santa de Torredelcampo. Cartel anunciador de la Semana Santa, Torredelcampo.

Seguiré intentando hacerme un hueco en el mundo de la imaginería, trabajando y aprendiendo para poder transmitir el mensaje que Nuestro Señor Jesucristo nos dejó. Un mensaje de Amor y Esperanza. Os animo a seguir adelante en el camino que habéis comenzado, con fe, paciencia, determinación y alegría. Habrá malos y buenos momentos pero el amor a Dios os hará levantar y seguir caminando. Antonio Jesús Parras Ruiz, 8 de marzo de 2012


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