¿TE CUENTO UN CUENTO?

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Deberíamos haber celebrado este Día del Libro como siempre,...en nuestro cole. Pero las circunstancias mandan y mis alumn@s y sus familias afrontan la situación en casa. Sólo había que plantearles el reto de inventar una pequeña historia que relatar, originales, para los demás. Estos pequeños cuentacuentos de 7 y 8 años se pusieron a escribir juntos en un momento en que el mejor escape

al mundo era la imagina-

ción. El objetivo era pasar un buen rato para ser... ¡y hacernos.!.. felices con la lectura.


“Un hechizo” Un día iba con mi familia y había un espectáculo de disfraces. Un mago hizo un hechizo y tuve superpoderes. Vinieron unos malvados a volcar la noria y entonces yo fui volando y con mis superpoderes sujeté la noria y me dieron las gracias.

Pepe Senabre Ferrera de Castro


“Mi equipo de fútbol” Rubén Sánchez Álvarez

Había una vez un niño que se llamaba Carlos. Tenía 7 años y era muy alegre y divertido. Le gustaba

mucho

el fútbol. Era muy bueno pero no jugaba en ningún equipo. Un

día

pensó

que

podía hacer su propio equipo. Entonces avisó a todos sus amigos y les dijo que si querían participar en el equipo. Así formaron

un

gran

¡Colegas Balompié!

equipo…

llamado


“Las princesas rescatadoras.” Érase una vez, dos princesas que querían salvar el mundo, pero su padre no le dejaba a ninguna de las dos. Ellas se fueron a dormir. De repente, apareció un Hada y dijo. Hada: ¡Hola princesas!, necesito vuestra ayuda. El malvado Raider ha secuestrado al rey Oso y lo ha encerrado en el monte Everest. ¡Tenéis que ir a rescatarlo!.


María: Es horrible, mi hermana y yo salvaremos al rey Oso y al pueblo. ¡Hermana tenemos que salvar el mundo!. Alba: Sí hermana pero, ¿cómo llegamos allí? Hada: Yo os daré unos polvos mágicos que os llevarán inmediatamente al Everest. Y las dos hermanas escalaron el monte Everest y salvaron al rey Oso. Pero el malvado Raider las estaba esperando. Después de una lucha sin cuartel, las princesas consiguieron derrotar al malvado Raider. El Hada ese puso muy contenta y agradeció a las princesas que salvaran al rey Oso. María Casado Guerra


“El unicornio asustado”. Un día soleado el unicornio decidió salir a pasear pero su mamá se lo tenía prohibido. Viendo su mamá que no regresaba, salió a buscarlo porque se aproximaba la noche. El unicornio se había alejado demasiado y no sabía volver. Cuando llegó la noche se encontró con un luciérnaga y el unicornio le explicó lo que le pasaba. Con ayuda de la luciérnaga y una estrella que iluminaba el horizonte el unicornio pudo llegar a casa y todos lo recibieron contentos.

Inés Bonilla Gómez


“El leopardo y el perezoso”. Había una vez un leopardo y un perezoso. El leopardo se levantaba todas las mañanas para ir a cazar y llenar el frigorífico para la época de sequía y regresaba muy tarde.

Sin embargo el señor perezoso estaba todo el día durmiendo y cuando llegó la época de sequía

el perezoso no

tenía que comer y le dijo al leopardo que si le prestaba agua y comida. El leopardo le dijo que no hubiera dormido todos los días y que hubiera cazado más. Jorge Reyes Pineda


“El búho que buscaba”. Érase una vez un búho que no paraba de ulular porque tenía mucha hambre. Se encontró a una mosca y la mosca le dijo: — -¡Espera, espera no me comas que soy muy pequeña y no te voy a gustar! Pero vino una rana y se la comió. Y la rana le dijo: -¡Espera, espera, que no te voy a gustar! Y vino una serpiente y se comió a la rana. La serpiente le dijo: -¡Espe…..! Y el búho dijo: ¡Ha merecido la pena esperar! Y así fue como el búho se comió a una mosca, a una rana y a una serpiente. Cristina García Herrera


“El pijama mágico

Érase una vez un perro

llamado

Álvaro.

Cuando fue a ducharse, Álvaro se dio cuenta que no tenía pijama y se puso triste. Su buen amigo Raúl conocía un hada y le pidió que ayudara a su amigo ya que sin pijama no podría dormir a gusto y tendría pesadillas. El hada que vio que Álvaro era un perrito muy bueno y obediente le dio un pijama mágico con el que todas las noche tendría sueños felices. Álvaro Cazorla Barrera


“Los 5 céntimos”. Un día cualquiera de una semana de febrero, en el bosque de Santa María, vivían 2 animales pequeños que iban juntos al mismo colegio. Robi, un pequeño jabalí y Flipi un tierno cervatillo. Una mañana, Robi le pidió 5 céntimos a Flipi porque quería comprarse una chuche y no tenía dinero. Flipi como eran generoso se los dio. Al día siguiente, le volvió a pedir de nuevo y así todos los días.


Un día, Flipi le dijo que ya no iba a darle más dinero porque se le estaba acabando y entonces Robi se enfadó con él. Pasaron algunos días y Robi estaba triste porque no jugaba con su amigo

Flipi

y

entonces

se

dio

cuenta de que es mejor tener amigos y estar contentos que comprar chuches. De repente, apareció Flipi y lo perdonó. Y así siguieron siendo AMIGOS para siempre.

José Miguel Herrar Gómez


“El saltamontes y la luciérnaga”. Un día un saltamontes vivía en un árbol y por ese árbol pasaban muchas luciérnagas y como al saltamontes le gustaban las luciérnagas, cada noche se comía algunas. Pero un día por la noche no había luz porque las

luciérnagas

se

habían

acabado,

pensó el saltamontes y llorando un rato después apareció una luciérnaga y le dijo: -¿Has aprendido la lección? . - Sí, dijo el saltamontes. Y ya no volvió a comer más luciérnagas. Julio Troncos de la Fuente


“La pajarita”. Érase una vez una pajarita que salió del huevo y se hizo mayor. -

¡Oh,

no,

me

he

perdido! - dijo la pajarita. Y

entonces

amigo

que

un

tenía,

sabía dónde estaba la mamá y dijo la pajarita: - ¿Me llevas con mi madre? - Vale - dijo el amigo, y la llevó y vivieron felices y de mascotas tuvieron perdices. Lola Guisado Sutil


“La oruga comebotones”. Érase una vez, una oruga muy glotona que lo único que comía eran botones. Le encantaban de todos los colores y tamaños. Un día se encontró un hilo y pensó: “Seguro que este hilo me lleva hasta un botón riquísimo”. Siguió el hilo y se sorprendió cuando llegó hasta un perro, que le preguntó: - ¿Por qué comes botones? - Porque me gustan - contestó la oruga. - Pues prueba esta magdalena- dijo el perro- ¡Esto sí que está rico! - Ummmmmm- gritó la oruga cuando la probó. A partir de entonces, la oruga comió magdalenas y muchas

otras

comidas.

Miguel López Moreno


“Gabriel”.

Gabriel Rueda Olid

Gabriel se había metido en un sitio prohibido donde había gente que decía palabrotas y se pegaba puñetazos y Bimba y toda su familia le estaban buscando por México, hasta por la cárcel y en todas las casas. Y él, mientras jugando al confi con cuatro amigos que se llamaban Tronchi, Coruqui, Fronuci, que era el hermano de Tronchi y Frogui. Hasta que la familia de Gabriel lo encontró en el sitio prohibido.

Y

Bimba dijo: -¡Ven con nosotros a casa o llamo a mamá! -¡Pos llámala! Y la llamó. Y vino su madre y le dijo: -Vamos a casa. Y Gabriel responde: ¡Espera esta partida que termine¡, ¿vale?. Y terminó la partida y Gabriel dijo a sus nuevos amigos: -¿Queréis venir a mi casa? Espera que dice mi padre y mi madre, dijeron sus amigos. ¡Me han dejado!¡ Yujuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!


“Garbancita”. Érase una vez una niña muy muy pequeñita; tan pequeñita que todos los habitantes de su pueblo la llamaban Garbancita, Garbancita vivía en una casita cerca del bosque con su mamá y papá. Un día su mamá la llamó para que fuese a la cocina y le dijo: - Garbancita, me he quedado sin harina para hacer bizcocho en este confinamiento que estamos viviendo y tengo que ir a la panadería. Garbancita contestó: -No mamá. ¡No vayas! ¡Voy yo! -No Garbancita, no te vayas a perder. -Si mamá.¡Porfi!¡Porfi! ¡Porfi! -¡Vale!, pero ponte los guantes y mascarilla y no te pares con nadie. -¡Vale mami!


Garbancita,

iba

caminando

muy contenta por la calle y cantando la misma canción que cantaba siempre que salía: -¡Tachin , tachin, tachan, mucho cuidado con lo que hacéis! ¡Tachin, tachin, tachan, a Garbancita no piséis ! Garbancita compró la harina y regresó a casa. Cuando su mamá terminó el bizcocho le dijo a Garbancita que le llevará un trozo a su papá que trabajaba en el bosque, así que volvió a salir contenta y con el bizcocho. Por el camino empezó a llover y se encontró a un caballo en el bosque y no volvió a casa. Su mamá que se preocupó porque Garbancita no regresaba, decidió ir a buscarla y gritaba por el bosque :


-¡Garbancita, donde estas! Lo repitió mucbas veces, hasta que de lejos escuchó. - !Estoy aquí mamá, en la barriguita donde

del

llueve

y

caballo, no

me

mojo! Vaya, el caballo se había comido a Garbancita. Su mamá que era muy lista, decidió darle mucha comida al caballo, ... Y comiendo, comiendo, comiendo ¡¡Pufffffff!! ¡¡Puffffffff! ¡Salió Garbancita disparada ! Por fin estaba a salvo con su mamá. Y colorín Colorado, este cuento se ha acabado María Ramos Gormaz


“El aprendiz de mago”. Érase una vez un aprendiz de brujo que estaba aprendiendo a hacer magia en casa de una bruja que se llamaba la Grandiosa Pepa. La bruja le daba clases al aprendiz a cambio de que el le trajese agua de un pozo cercano. Un día después de varias clases la bruja le dijo al aprendiz: -Hoy me encuentro pachucha, dejamos ya la clase por hoy pero antes ve por el agua. Y el aprendiz respondió: -¡Vale! No te preocupes. Al aprendiz le daba mucha pereza ir todos los días a por agua al pozo, así que viendo que la bruja dejó allí su varita se le ocurrió una idea: - ¿Y si cojo la varita para traer el agua?


Entonces

salió

de

la

habitación

y

hechizó a sus amigos que estaban jugando fuera: -¡Abracadabra...id a traer agua! Mientras amigos

sus iban

por el agua el aprendiz quedó

se

jugan-

do tranquilamente. Al rato se acordó de sus amigos y fue corriendo a buscarlos. El aprendiz se quedó de piedra: estaba porque

sus

amigos

tiempo

tra-

yendo

agua

sin parar.

todo

inundado

llevaban

todo

el


-ยกAbracadabra...parad de traer agua!gritaba sin parar. Con tantos gritos se despertรณ la Grandiosa Pepa y al entrar en la habitaciรณn y ver toda el agua, con una voz firme dijo: -ยก Chimpรณn se acabรณ!, - y el agua desapareciรณ. Sus amigos dejaron de estar hechizados y el aprendiz estaba muy avergonzado de lo que habรญa hecho, pidiรณ perdรณn y aprendiรณ la lecciรณn. Moraleja: No se cogen las cosas sin permiso y las responsabilidades hay que cumplirlas. Claudia Mรกrquez Salvador


“El lobo y la Caperucita Roja”. Érase una vez, en un precioso pueblito vivía una niña a la que llamaban Caperucita Roja porque siempre iba con una capucha roja que le hizo su abuela. Un día su madre le dijo: - Caperucita, llévale a tu abuela esta cesta de comida, que está enferma y no puede venir a comer. Llévale también merienda para que te quedes a merendar con ella. - ¡Jope mamá, no tengo ganas! - Me da igual, ¡Vas a ir! Además, hoy te dejo que vayas atravesando el bosque. - Entonces síííííí. La madre le preparó la cesta de comida y le dijo: - Ahí tienes la cesta Caperucita. Pórtate bien! No vayas a hacer ninguna travesura por el camino. - Prometido mamá- dijo Caperucita mientras se le escapaba una sonrisilla de bruja.


Caperucita iba por el bosque caminando: - Lalara larita, a casa de mi abuelitaaaaaa- mientras cantaba. Se paró junto a unas flores para coger unas cuantas cuando vio a un lobo echado al sol. - Hola lobo -Hola niña -¿ Qué haces ahí tan quieto? -Estoy descansando. No he comido hoy y tengo hambre. No tengo fuerzas ni para caminar.

- ¿Pues sabes qué? Que te podrías venir a merendar a casa de mi abuelita conmigo. -¿En serio? - Claro que si hombreeeeeee- dijo Caperucita mientras se le volvía a escapar esa risilla de bruja.


- Yo voy a coger algunas flores, ve tirando tú primero, que como vas más lento, te alcanzo en unos minutos. Es ese camino de la izquierda hasta el final. - Muchísimas gracias, no me puedo creer que me vaya a llevar algo a la boca. Caperucita lo vio irse y rio a carcajadas. El lobo caminó y caminó, mucho

con

trabajo.

Al llegar al final del camino sólo había un río. El lobo se sentó en una piedra y lloró. Caperucita se dirigió a casa de su abuelita. -Lobo tonto, ¡que fácil ha sido engañarlo!-, y volvió a reír a carcajadas, esta vez como una auténtica bruja Moraleja "el lobo siempre será el malo si sólo escuchamos a Caperucita". Aurora Bueno Vargas


“Un bicho en Europa”. Había un niño que se llamaba Javier, que vivía en Europa. Un día se levantó y no podía ir al cole por un bicho malvado. Entonces aparecieron unos Superhéroes que se llamaban Médicos, que no tenían ni capa ni escudo, … sólo una bata blanca que hace poco le daba miedo a Javier. La familia de Javier

como

toda

Europa se quedaron en casa y todos juntos vencieron al bicho.

Santiago Sánchez Pérez


“La familia de los fuertes”.

Había una vez un niño llamado Joselín que vivía en una casa pobre y tenían que ganar dinero para comer. Y así fue... Un día se acercó un hombre del pueblo a su casa y le dijo que había una carrera en el pueblo y quien ganara se llevaría 200 euros.

Joselín participó en la carrera.

Fue una carrera muy difícil, pero al final…¡GANÓ!, y consiguió 200 euros. Con ese dinero

Joselín y su familia aprove-

charon para comer san Jacobo, gambas y solomillo al wisky... Y así fueron ricos. Juan Conde Pozo


“La niña que pudo viajar”. Había una vez una niña que quería viajar por todo el mundo, pero no podía. Un día al volver de visitar a su abuela pasó por un campo; de repente escuchó una voz que decía: -"Oye, oye mira aquí" -¿Quién me llama? -Soy

yo

el

flamenco

mágico. -¿Tienes

algún

poder

especial?- preguntó la niña. -Sí, claro. -¿Cuál? -Te puedo conceder dos deseos. -¡Ay qué bien!- dijo la niña.- Quiero ir a Egipto para poder ver las Pirámides y después a París para ver la Torre Eiffel. Y así por fín la niña pudo cumplir su deseo y viajar. Mª Margarita Rodriíguez Romero


“Los dos hermanos y Rosa y Javier eran dos hermanos. Un día fue toda su familia de excursión al bosque.

Allí

vieron

muchos

animales (caballos, ciervos, patos, pajarillos y conejos). Pero Rosa y Javier se entretuvieron siguiendo a un conejo y se perdieron en el bosque .Cuando empezó a ser de noche ,se asustaron mucho por todos los ruidos que se escuchaban. Mientras tanto sus padres iban a la policía para que los ayudarán a encontrarlos. Los niños perdidos tenían mucho miedo y empezaron a llorar . Un duende que vivía por alli cerca, al oír a los niños llorar se acercó hasta Rosa y Javier . Era un duende de color morado que saltaba mucho y estaba muy contento pues era muy juguetón .


Rosa y Javier se creían que era un duende malo ,pero el duende les dijo

que no era

malo que solo quería jugar y que no se asustaran ,y como los niños tenían mucho frío, el duende los llevó a su casa que era oscura y profunda y allí se calentaron y coCuando estaban tranquilos jugando con el duende ,el duende los encerró en su casa ,por que como nunca había tenido amigos para jugar no quería que Rosa y Javier se fueran. Javier era un niño muy inteligente y le propuso un trato al duende: -Si nos sueltas vendremos todos los domingos a jugar contigo- y el duende que era muy juguetón ,les prometió que los soltaría al día siguiente. El duende y los niños fueron muy amigos y jugaban todos los domingos hasta el anochecer y colorín colorado este fantástico cuento se ha acabado. Javier Martínez Gandolfo


“La reina de los animales”.

Sara era una princesa que amaba a los animales, tenía conejos, pájaro, perros, gatos, caballos, ranas, peces... Pasaron los años y Sara se convirtió en reina, celebró una fiesta en honor a todos los animales, todo el reino podía ir con sus mascotas. Una noche ocurrió algo q no esperaba,

los

animales

empezaron

a

hablar. Ella no lo podía creer, pero era tanto el amor que sentía por ellos que fue eso lo que hizo que los animales pudieran hablar, cada vez que los animales se sentían tristes o alegres ellos se lo contaban. Así fue como Sara se convirtió en la reina de los animales. Ángela

de le Cruz Chica Mejías


“Juan y sus amigos”. Érase una vez, un niño que se llamaba Juan y jugaba muy bien al baloncesto pero había otro niño que decía que no podía jugar por que no estaba a su altura. JUAN - Hola, ¿puedo jugar contigo? NIÑO - ¡No, no puedes jugar! ¡No estas a mi altura! ¡Yo juego mucho mejor que tu! Juan se fue muy triste pero, en vez de quedarse llorando se puso a entrenar y entrenar. Un día juagando un partido de baloncesto lo vio un ojeador y lo fichó para un equipo muy bueno. Desde ese día todos los niños quisieron jugar con él, incluido el niño que lo rechazó, NIÑO - ¿ Puedo jugar contigo? JUAN - ¡ Sí, claro ! A partir de ese día todos fueron amigos sin juzgar ni rechazar a nadie. Hugo Belda Marín


“La nube llorona”. Estaba un día soleado. El cielo estaba azul cubierto de nubes blancas como algodones. Había una en especial que se quedaba siempre mirando como jugaban los niños en el parque. Estaba

mirando

tanto

que cuando se giró vio que estaba sólo Todas las nubes se habían ido. La nube empezó a llorar y llovía. Todos los niños que ella miraba

se

tuvieron

que ir a sus casas. Si estuvo llorando seis días. De repente miró hacia atrás y vio a sus compañeras

las

nubes

empezó a sonreír.

y


El cielo se iluminó y

un precioso arco

iris salió y lo llenó todo de luz y color.

La nubecita no paraba de sonreír al ver que los niños volvían a salir a jugar al parque donde ella siempre los miraba jugar. Y colorín colorado la nube feliz con ellos se ha quedado.

Gonzalo Marín Gutiérrez


“La cabra y la tele”. Había una vez una cabra que veía mucho la televisión.

Un día, de tanto ver la televisión se dio cuenta de que ya no veía apenas. Asustada cogió sus cosas y se fue a ver al oculista. Cuando iba de camino fue a cruzar el río, pero como no veía muy bien el puente, se cayó al agua. La cabra empezó a chapotear porque no sabía nadar. Un conejo que pasaba por allí se tiró para salvarla. Ya fuera del agua el conejo la preguntó: -¿Qué te ha pasado señora cabra?


-¿Qué te ha pasado señora cabra? -Que no he visto el puente, ¡deben haberlo cambiado de sitio! -Si está aquí mismo, ¿no lo ves? La cabra siguió su camino y al llegar al oculista, este le dijo: -Señora cabra, lo que tiene usted que hacer es ver menos la televisión y comer más zanahorias como el señor conejo, así tendrá usted una vista de lince. Desde entonces, la cabra vio mucho menos la tele, comió muchas verduras y acabó viendo tanto como el conejo. Claudio Benítez Ríos


“Alicia”. Erase una vez una niña llamada Alicia. Todas las mañanas iba al bosque a dar un paseo y entonces se perdió

y

apareció

un lobo y le dijo: -¿Dónde vas? Alicia

se

asustó

tanto que se escondió

detrás

de

un

árbol. Un búho la vio y empezó tan

a

fuerte

ulular tan

fuerte que todos los animales del bosque fueron a su ayuda y Alicia encontró el camino de vuelta.

María Segura Martínez


“Las Salvadoras del día”. Mi amiga y yo estábamos en el campo jugando al escondite, pero empezamos aburrirnos...Entonces,

nos

a

encontramos

un conejito que tenia una patita malita. Mi amiga tuvo una idea: - Vamos a ponerle una venda en la patita y llamamos a la veterinaria para que la cure”. Cuando la veterinaria llegó en la Ambulancia de Mascotas, revisó al conejo: -¡¡Santa Madre, sí que tenia la patita rota!!! Le puso el termómetro y

tenia

algo de fiebre, pero el corazón le latía bien. -Chicas..., gracias por llamarme, habéis salvado la vida de este conejito, sois las SALVADORAS DEL DIA”-dijo antes de irse. Y así fue como mi amiga y yo salvamos el día gracias a que salvamos al conejito. Alba Romero Canales


“El buscador”. Érase una vez un tiburón que vivía en una cueva marina. Quería ser buscador de tesoros. Pero le daba un poco de miedo porque su mamá le decía que había muchos peligros fuera.

Un día decidió salir a investigar más lejos de su casa y ese día encontró un tesoro. Moraleja: Aunque te de miedo tienes que perseguir tus sueños.

Alberto Casquero Montes


Gracias a todos los niños y niñas que se propusieron hacernos partícipes de su imaginación, y a sus familias que , en momentos

de

confinamiento,

decidieron colaborar con ellos y con nosotros, en este fin, y por supuesto en todo lo demás. ¡Deseando estar juntos de nuevo en nuestra clase!


Y colorín colorado, este libro aún no se acabado, ya que cada vez que escribes algo para los demás, les invitas a una nueva historia. ¡¡Atrévete a contarla!!


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