microscopía -el psicoanálisis entre los intersticios de la culturaBoletín mensual - Biblioteca Freudiana de La Plata - Publicación gratuita Año 13 - Mayo de 2014 - Número 131
Clasificar, diagnosticar, psicoanalizar (*) Enrique Acuña Tal como se formuló en esa Jornada (1), se trata de situar el problema de las Clasificaciones y de la función del Diagnóstico, teniendo como punto de partida el hecho de que cuando nos referimos a las Clasificaciones estamos ante un problema Epistémico; mientras que cuando nos referimos a la función del Diagnóstico, -en esa especie de urgencia que tiene la praxis ya sea psicoanalítica o psiquiátrica- estamos ante un problema Clínico. Si decimos que el diagnóstico es un problema de la clínica como la clasificación es un problema epistémico, quiere decir que ambos requieren un método, los distintos caminos a seguir y entonces tendremos diferentes políticas de nombres. Clasificar Nos detuvimos en el estatuto de las «Clases» como cuestión epistémica a partir del comentario de un libro de Lévi-Strauss El pensamiento salvaje, donde aparecen las clasificaciones como nominación y conocimiento posible de un objeto (2).Tanto en el capitulo llamado “La ciencia de lo concreto” como en “Las clasificaciones Totémicas” el autor considera el arte de armar por semejanzas o por oposiciones de los elementos el rompecabezas del objeto. La operación de armado (bricolaje) se produce a partir de un deseo del operador (el bricoleur). Pero ese hacedor trabaja con el lenguaje cuando ordena un campo semántico a partir de tomar en cuenta, en el conocimiento de un objeto, su distinción por una serie de oposiciones, semejanzas, que son significantes. Ahí se ubica al interpretación. Lo que está operando siempre en ese bricolage, además de implicar ordenar las cosas por su nombre, es también el deseo de quien nombra. LéviStrauss observa que en las ciencias de lo concreto, los nombres siguen la lógica que tiene la clasificación botánica, que se pueden clasificar de acuerdo a las
propiedades de cada objeto si se los ubica en una referencia previa; su clase a-priori. Plantea una oposición entre ese pensamiento concreto de la ciencia y las Clasificaciones Totémicas -el observable etnológico de comunidades hablantes- en las que, al desaparecer una clase se genera un casillero vacío, entonces viene ahí otra comunidad y busca otro emblema, otra insignia que lo identifique. El factor que permite que las clases sean sensibles a las transformaciones simbólicas es, por ejemplo, que por un hecho fortuito desaparezca un clan (que se nomina con su tótem derivado de osos, tortugas, águilas…) y queda un casillero vacío -como pasa en las clasificaciones psiquiátricas- que conmueve la genealogía de los nombres, surgiendo un nuevo nombre que se identifica a un animal ya existente en el universo de esa tribu. Hay de golpe una población vacía y aparece otra nueva que permuta a la anterior. Lo simbólico prevalece sobre lo imaginario. Diagnosticar Respecto del tema del diagnóstico en psicoanálisis, les recuerdo que se organizó en Francia en los años 1996/ 1997, una conversación sobre casos clínicos en las que Jacques-Alain Miller propuso hablar de «los inclasificables de la clínica psicoanalítica». Su mención a El pensamiento salvaje respecto de los casilleros vacíos -por ejemplo la desaparición de la perversión en la clínica-, supone que, en su lugar, los mismos psicoanalistas han inventado la categoría del borderline para ubicar allí a quien no era ni psicótico ni neurótico. Observamos que estos casilleros vacíos son transitorios, que son para nosotros los inclasificables de las clasificaciones totémicas, dónde al desaparecer una clase se va a crear una nueva pero sin nombre todavía.
Múltiple interés del psicoanálisis
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