Revista Apócrifos Ed. N°6

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INSTITUCIONAL

A NUESTROS LECTORES Los “adultos” hablan constantemente de “los jóvenes de hoy”: ya sea por los incidentes del Día del Estudiante, la masividad de las redes sociales o el fenómeno flogger, los jóvenes dejamos de ser simples observadores para pasar a ser cada vez más protagonistas en los medios, revistas y programas de TV. No nos interesa juzgar si esto es bueno o malo, simplemente está pasando. Pero algo muy molesto es ver que los contenidos son abordados desde una mirada “adulta”: personas de otra generación miran desde arriba algo que pocas veces comprenden. Por eso decidimos dedicarnos una edición de la revista a nosotros mismos. Porque los que hacemos Revista Apócrifos somos jóvenes y queremos plantear nuestra visión. Es por eso que este número plantea debates como por ejemplo la utilidad de un techo para mi país o si seguir o no adelante con la carrera elegida. ¿Cuáles son nuestros intereses, nuestros problemas, nuestros proyectos? … Los escritores de este número plantean los suyos. ¿Qué pensás vos? Seguinos en facebook.com/apocrifos y descargá todo lo que tenés adentro.

EDITORES EJECUTIVOS

EDITORES DE REDACCIÓN

Veronica Bianchini Gonzalo Sánchez Facundo Panelati Lucila Sarquis Micaela Di Stefano

Rosina Balestie Gonzalo de Lasa Celina Arreseygor Soledad Arienza María Ducos Carla Grassi Paula Marcaccio

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SOLO ATIENDE EN BUENOS AIRES “¿Qué sucede aquí con esa maldita tendencia centralizadora que vengo combatiendo?” Leandro N. Alem

Como país nos caracterizamos por exhibir una profunda lógica centralizadora. La misma ha contribuido a consolidar en nuestro territorio una poderosa matriz centrípeta, donde las fuerzas vivas de la nación convergen en una gran megalópolis. Desde esta lógica es que se da inicio a un proceso de lucha por los recursos, en donde familias enteras se trasladan en búsqueda de una mejor posición relativa en cuanto a la oferta de puestos de trabajo, planes sociales, servicios, acceso al sistema educativo y al sistema de salud. El crecimiento de la Argentina de los últimos tiempos ha encontrado en esta lógica centralizadora un importante cuello de botella para el desarrollo nacional. Es por eso que tras varios años de crecimiento ininterrumpido de la economía, las condiciones de vida de las clases populares no muestran una mejoría significativa, y es cada vez es mayor la brecha entre ricos y pobres, causante de una conflictividad social sin precedentes. A su vez este modelo ha contribuido a forjar un imponente entramado de intereses statu quistas, como son los del sindicalismo vinculado al gremio de camioneros, los de la toda poderosa estructura de los intendentes del conurbano y los de las fuerzas del orden, administradores de los negocios de la droga, el juego, la prostitución y la violencia en nuestro país. Sin embargo vivimos hoy los argentinos una oportunidad como pocas veces vista a lo largo de nuestra historia. Las transformaciones en la configuración mundial, y el efecto de estas en la demanda de alimentos, nos colocan nuevamente en una posición de privilegio, similar a la que una vez dio vida a la Argentina de finales del Siglo XIX.

Filial Morón de la Fundación Instituto Moisés Lebensohn

Como generación nuestro desafío es estar a la altura de las circunstancias y trabajar firmemente para que este contexto favorable pueda verse reflejado en la consolidación de un nuevo modelo de país profundamente igualitario, donde la marginación, el atraso y la pobreza se conviertan, de una vez por todas, en postales del pasado. Este contra modelo solo puede pensarse desde el eje central de la democratización de la oferta cultural político económica. Buscando el desarrollo integral del territorio nacional, de manera de transformar nuestra matriz centrípeta en una centrifuga. Solo la capacidad organizativa del Estado Nacional puede garantizar el éxito de esta empresa. El mismo tiene que ser el encargado de llevar adelante el proceso de la mano de políticas públicas novedosas para la creación de incentivos a la inversión y la generación de empleo, la construcción de infraestructura vincula a la salud, educación y servicios, de manera de poder dar inicio al florecimiento de nuevos centros urbanos. Entre estas políticas públicas tienen que barajarse, el traslado de la capital, la reconstrucción de una red ferroviario acompañando esta nueva lógica descentralizadora y el traslado del puerto comercial de Buenos Aires. Solo así seremos capaces de garantizar el futuro de miles y miles de argentinos que están por venir, los cuales necesitan de nosotros para que luchemos para modificar esta realidad.

Gonzalo Sánchez Rey Coordinador Ejecutivo de la Filial Morón de la Fundación Instituto Moisés Lebensohn.

@filialmoron_iml

moron@iml.org.ar


DEBATE

e o d p S E m N e i O T CISI E D Por

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ucos, D a í Mar


E

l colectivo no viene más, y los treinta y cinco grados de calor que pesan sobre la ciudad te agobian. Sabés que es el último final antes de que empiecen tus merecidas vacaciones, pero también tenés clarísimo que si no aparece un cuatro en esa maldita libreta tu carrera sufrirá serios vaivenes. Es la tercera vez que das Física IV, rogás para que sea la última y puedas entrar, de una vez por todas, a tercer año. Esa combinación tediosa de transportes públicos te obliga a que te plantees, una vez más, si estás en lo correcto, si es esa la carrera de tu vida. Te preguntás si realmente todos deben ser un “alguien en la vida”, si todos tienen una misión. La mayoría de tus amigos ya no están en la misma carrera que empezaron después del colegio, es más, para algunos es el segundo o el tercer cambio. Observás que se desmotivan cuando les va mal, que no hay constancia para seguir a pesar de los fracasos. De repente te acordás de cuando estudiaste a Frankl y su Logoterapia en primer año y te anima a no desesperarte. Actualmente, sabés que sin éxito económico no se es nadie, la visión pesimista de muerte a los proyectos es la que impera en la sociedad. Pero, nuevamente, Frankl te reanima. El objetivo principal de su teoría es encontrar el sentido a la existencia, sea cual sea la posición en la que a uno le tocó vivir. Personas dedicadas a la política, a la economía, a la cultura o dedicadas a resolver qué tan lejos está el fin del mundo, todos y cada uno tienen un sentido por el cual vivir. Ser alguien en la vida conlleva una carga pesada, es más una obligación que una elección. La sociedad impone el desafío, una competencia en la que el que no logra obtener un título o una buena posición laboral es considerado un fracasado. Este planteo y muchos otros son los que aquejan a los jóvenes de hoy en día a la hora de elegir una carrera universitaria. Muchos sienten el encargo de seguir la tradición familiar y nunca se plantearon qué es lo que realmente los hace felices, lo que les gustaría hacer por el resto de sus vidas. Éste es el ejemplo de Martín, que con casi cincuenta y tres años todavía se acuerda del día que volvió a su pueblo natal, le entregó el título de médico cirujano, con honores, a su padre, y puso una empresa de semillas a los pocos meses de haberse

recibido de lo que nunca llegaría a ser. A otros, en cambio, les da miedo la reacción de sus padres cuando deban confesarles que no quieren ser ni abogados ni médicos ni ingenieros, sino que se quieren dedicar a escribir en un diario, a diseñar ropa o a innovar las artes plásticas. Una vez hecha la temida elección, pasará que tengas que cambiar drásticamente el ritmo de estudio y sentarte a leer un viernes puede que ya no suene tan disparatado. No te desesperes si en los primeros parciales, después de haber entregado tu vida al estudio, la nota no refleja lo mismo. No siempre quiere decir que estás equivocado de carrera. El cambio tiene sus costos, sólo es cuestión de aprender a organizarse, medir los tiempos y ser un poco más meticuloso con el orden.

La sociedad impone el desafío, una competencia en la que el que no logra obtener un título o una buena posición laboral es considerado un fracasado.

Sin embargo, el secreto es descubrir lo que a uno le apasiona. “Cultivar el talento que hay en cada uno es esencial para enfrentar el futuro en un mundo que cambia a gran velocidad”. Así lo cree Sir Ken Robinson en una entrevista para la revista Sophia . Es un profesor inglés que sostiene que encontrar tu pasión lo cambia todo. Se pregunta qué es lo que hace especial a la gente que es especial, y su conclusión es que “una persona especial es la que encuentra el lugar donde puede hacer lo que naturalmente le sale bien, aquello para lo que tiene una aptitud, pero que también le da placer, gran felicidad y que le fascina”. Talentosos lo somos todos. Hay que eliminar falsas creencias como que éste es algo poco común, que sólo se encuentra en determinados ámbitos, como el arte, y que tenés talento o no lo tenés, y que no se puede hacer nada al respecto. Esto no es así. Todos tenemos un don para algo especial. Nadie dijo que el talento te va a tocar el timbre de tu casa o que te va a invitar a que lo compres en algún semáforo por diez pesos. Hay que descubrirlo, y en este proceso es muy probable que nos equivoquemos, que no acertemos a la primera. El fracaso es parte del aprendizaje y muchas veces es lo que motiva a seguir en la cautelosa búsqueda. No importa cuántas veces caigamos si tenemos el propósito de empezar de nuevo cada vez. María Ducos, Universidad Austral


Persevera y... ¿te graduarás? Por Analía Gomez Vidal,

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o era lo que más me gustaba. Lo sabía. Pero seguí igual. Sabía que los números me iban a complicar la vida, que las derivadas me iban a quitar el sueño, y que más de un modelo iba a atentar contra mi paz. Seguí igual. Casi como un desafío personal, me propuse llegar hasta el final, con la esperanza de que aquello que tanto me costaba no iba a significar un obstáculo insuperable. Empecé. Desde el principio tuve problemas. Economía I: D (no aprobado). No importó, lo iba a superar. Así fue. Desde ese momento, hasta hoy, cuatro años me separan del comienzo de mi empresa megalómana de ser economista. Casi 40 materias ya me vieron registrada en ellas. Algunas costaron más que otras. Mi rendimiento académico no se condecía con mi esfuerzo. ¿Entonces? No servía. No sabía qué hacer con mi vida. ¿Qué hice? Seguí, mientras peleaba internamente contra cada pizarrón lleno de fórmulas que veía. Así, como alguna vez dijo Jean Paul Sartre, “como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad”. Me levantaba todas las mañanas, y me repetía que esto no era lo mío, pero que ya iba a encontrar lo que fuera.

Así, como alguna vez dijo Jean Paul Sartre, “como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad”.

Estuve a punto de tener que decirle “hasta luego, mucho gusto” a la Universidad Torcuato Di Tella. Era la oportunidad de empezar de nuevo. Para entonces, ya barajaba algunas posibilidades. Trabajaba en una radio, escribía para revistas. Periodismo, ése era el camino. ¿Lo era? No.

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Una materia: Matemática 3. Dos resultados, dos consecuencias. Aprobarla, e irme de intercambio. Desaprobarla, y empezar de nuevo. Podría haber fallado, haberme despedido de la Di Tella y solucionar el “error”. Pero no. Aprobé, y hoy, dos meses después de haber vuelto a UTDT, volvería a decidir lo mismo. Seguir. ¿Por qué? Porque, en retrospectiva, todo se ve mucho mejor. Es evidente que no fue fácil. Sigue sin serlo. Hoy veo cómo muchos de mis compañeros y amigos se acercan al final. A mí todavía me espera un poco más. Aún así, si tuviera que volver al 2006, cuando decidí estudiar Economía, lo volvería a hacer. ¿En la UTDT? También. No porque tenga tendencias masoquistas. Para nada. Sí porque, a fin de cuentas, lo que uno vive lo forma, para bien, o para mal. Los acuerdos o desacuerdos personales con mi carrera, e incluso mi facultad, son parte de lo que soy, como persona y como profesional. ¿Mi vocación? Sigo buscándola, pero está cada vez más cerca. Decidir mi carrera universitaria no limitó mi vida, ni lo va a hacer. El debate interno hoy ya no es qué carrera estudiar. Es qué hacer con lo que me enseñaron. Cómo poder usarlo para alcanzar mis objetivos en lo que sigue. Cómo seguir. Porque después de todo, otra verdad en boca de nuestro amigo Sartre se aplica: “Nuestra esencia, aquello que nos definirá, es lo que construiremos nosotros mismos mediante nuestros actos”. Analía Gomez Vidal, UTDT


SIN MÚSICA LA VIDA SERÍA UN ERROR

MUSICA

Nietzsche dijo “Sin la música la vida sería un error.”, quizás se refería a la música que más tarde yo escucharía en el Colón, pero al avanzar más mi investigación descubrí que la frase era atemporal.

E

l 18 de Agosto escuche a Barenboim en el Colón. Desde su piano hacia un paraíso lleno de jóvenes, Beethoven subía: parece rara tanta concurrencia juvenil a un programa de este estilo. La razón en este caso era el Programa de Jóvenes del Mozarteum, con el cual por tan solo 20 pesos por función (sólo para menores de 25 años) se puede disfrutar de 10 funciones anuales. Nietzsche tenía en mente un lugar como el Colón pero ¿Qué hubiera pensado de “Contramambo”? Ignacio Lynch (guitarra y voz), se asombró de la actualidad del filósofo alemán, ya que estaba totalmente de acuerdo con su idea. “Contramambo” es una banda que se define como “Unas gotas de folk, una pizca de bossa y un baldazo de reggae alegre.” Nacho Pagani, Dimas cuando de música se trata, también está de acuerdo con Nietzsche. Aunque no conocía la frase me dio la impresión que hace mucho tiempo andaba buscándola. Cuando escuche “Just Realized” en http://www.broadjam.com/artists/ignaciopagani entendí la vehemencia con la que me contestó. Los Beatles fueron un factor común al hablar de inspiración: ambos Lynch y Marini aceptaron que la banda de Liverpool los incitó a un contacto con la música desde temprana edad. Marini (voz, guitarra y piano) de “Quién es quién” agregó a Aristimuño y

Spinetta al conjunto de Liverpool; Lynch, por su parte, a Bob Marley. Dimas fue más original: John Mayer y Bon Jovi encabezaron su lista, aunque me reconoció que generalmente se inspira en personas, relaciones o películas. Quién diría que yo me encontraría una noche en una peña, la de los “ChilladoBiaus”, para ser exactos. Resulta que para asombro mío por lo menos, era como ir a un bar (casi como Jack Flash la noche de “Contramambo”) sólo que en vez de una melodía como la de “Hasta Llorar” se escuchaba un sapucai. Impresionada por la cantidad de jóvenes que asisten semanalmente decidí probar suerte en otro ámbito alternativo, las milongas. Repletas de chicos y chicas, bailando al compás del ritmo de “la cumparsita”, fue una experiencia que recomiendo aún para quien el tango signifique poco. Pareciera que en Buenos Aires la música se escurre en todas las esquinas, sólo hay que entrenar el oído para estar al tanto. Hay muchos para quienes sin la música no tendría sentido estar aquí, lo raro es que cuando pensamos en música esta acarrea una definición diferente según nuestras preferencias. Es difícil concluir este tema, así que como Aldous Huxley supo decir “Después del silencio lo que mas se acerca a expresar lo inexpresable es la música.” Arreseygor Celina 1ro derecho UTDT


OPINION

“Yo me quiero cas ar ¿Y ud?” Por Ro sina Ba lestie,

Ésta frase mítica de Roberto Galán tuvo mucho éxito en los 70 pero… ¿funcionaría hoy? Si somos jóvenes, ¿para qué tanto compromiso? Cada vez estamos más lejos de pensar en relaciones serias y a diferencia de nuestros padres o abuelos, estar en pareja ya no está dentro de nuestros planes.

¿Por qué será?

T

ouch and go. Tres palabras que, a falta de una traducción copada, ilustran lo que pensamos hoy en día sobre los miembros del sexo opuesto. Quizás no se limite sólo al histeriqueo dentro del boliche y pueda incluir alguna salida al cine, a comer, algún que otro llamadito a la madrugada, pero de formalizar ni hablar. Lo peor es que podemos hablar de la persona que nos gusta por días y nos preocupamos por qué o cómo nos dijo algo, y después cuando nos preguntan si estaríamos en serio con esa persona la respuesta más suave es ¡Ni en pedo! No estamos dispuestos a soportar reclamos, celos ni nada que implique comprometernos desde adentro. No queremos sacrificar nada de nuestro propio espacio, de nuestra forma de ser. Estamos tan bien con nuestra individualidad que no entendemos que podemos completarla con otra individualidad tan especial como la nuestra. Estamos bien así, entonces ¿para que complicarnos la vida pensando en si hay que regalar algo por el aniversario, o si se va a ofender porque agregué a alguien a Facebook? No. Mejor estar solos, sin compromisos, total ya va a haber tiempo para formar una familia y todo eso.

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Hablando de familia, nos parece muy raro que en otras épocas (y no tan lejanas) casarse fuera parte intrínseca de los planes de una persona de alrededor de 20 años. Uno terminaba la carrera, conseguía un trabajo estable y ¡PUM! estaba casado con 3 hijos. Quizás era en parte mandato familiar, pero también cabe la posibilidad de que eran épocas donde no todo era tan superficial y donde las relaciones no consistían en conocerse en un boliche porque borracho le había tirado cerveza encima a la otra persona. Las relaciones se daban con más tranquilidad, la gente se daba tiempo a conocerse y no se frustraban a la primer peleíta porque no se ponían de acuerdo en a dónde ir a comer. Por supuesto que estoy generalizando y está mal. Algunos todavía entendemos (y me incluyo) el valor de una relación duradera con todos los problemas, discusiones, llantos y mensajitos de texto que incluye. Cuesta muchísimo más pero también da la satisfacción de que la otra persona te conozca a fondo, lo que implica que esta con vos por vos, y no porque sos rubio de ojos claros. De todas formas, la intención de esta nota no es tratar de convencer a nadie sino explorar un poco qué pasa con esta generación y sus ideas sobre el amor. Hoy en día la palabra “casamiento” está en nuestra lista de vocablos que no deben pronunciarse junto con “Voldemort”

(para los pocos que no leyeron Harry Potter, su nombre no puede ser mencionado ya que provoca temor intenso) y la idea de dejar de salir con los amigos para tener una cita está junto a las fantasías más desopilantes de la literatura. A nuestra generación le falta la idea de compromiso duradero y puede ser que no sea del todo negativo, porque nos permite cambiar más fácilmente y adaptarnos todo el tiempo a situaciones nuevas. También nos permite desarrollar mucho más nuestras personalidades y no depender de otros a la hora de formar nuestras opiniones. Sí, quizás tenga mucho de positivo pero personalmente, no voy a dejar de pensar que parte de nuestra felicidad, aunque lo neguemos, está muy relacionada a encontrar a una persona que nos haga sentir especiales y eso sólo se consigue si nos metemos de lleno a intentarlo. Hoy nuestro soundtrack es la canción de Turf, “Yo no me quiero casar, ¿Y Ud?”. Pero estaría bueno que vuelva a reformularse para incluir aunque sea algo del espíritu que brotaba de los programas de Galán. Y no, no me refiero a las mujeres con exceso de maquillaje y cara de desesperación, ni a los hombres de jopo acartonado y ramo de flores en mano sino a las ganas que ellos expresaban de querer compartir parte de sus vidas con otra persona. Rosina Balestie, Comunicación, Austral

DE OTRA GENERACIÓN:

¿Cómo ven las relaciones de hoy?

“ Y bueno, son chicos que disfruten mientras puedan. Después, la que les espera…”

Susana (55)

Carlos (42)

“Los chicos de hoy están totalmente locos. Cambian de pareja todos los días”

Estela (65)

“A esa edad yo ya estaba caminando al altar” Eva (85)

“ Prefieren estar con sus amigos. No creo que sea un problema aunque tampoco les vendría mal un poco de seriedad.”


UN

COMPL Por Gonzalo de Lasa

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“Las puertas de la sabiduría nunca están cerradas” afirmaba el célebre pintor Joshua Reynolds tres siglos atrás. Frase irrefutable poco llevada a la práctica en la era del ocio y la desgana. Era de adolescentes fóbicos a los textos extensos, las búsquedas fuera de Google y las horas extras de cátedra. Somos jóvenes poco acostumbrados a la constancia en el estudio o a los complementos académicos. Necesitamos motivaciones, anhelos y apetito por lo que hacemos, además de la indudable vocación profesional, necesitamos herramientas que nos ayuden a potenciar nuestras capacidades. Necesitamos, en definitiva, tener más interés por aquello que nos apasiona. Apelando a la retórica y recurriendo a una metáfora trillada pero efectiva: ¿Cómo encontrar un oasis de estímulo en el desierto de la rutina académica?... En pocas palabras, ¿Cómo redescubrir aquello que decidimos estudiar en un principio con tanto gusto y energía? El contenido de la fórmula varía de acuerdo a la persona, pero la receta es común a todos: buscar actividades relacionadas con aquello que estudiamos para complementar la teoría con experiencias de primera mano, que nos acerquen a la vida profesional.

LEMENTO NECESARIO Asistir a charlas de especialistas, realizar cursos, talleres y seminarios relacionados con la materia, involucrarse en proyectos que sean instrumento para nuestro crecimiento, pueden ser algunas de las actividades para tener en cuenta. Las especializaciones no sólo se encuentran en los postgrados, sino que se pueden buscar a lo largo de la vida universitaria. Debemos estar dispuestos a ampliar nuestros puntos de vista, abrir horizontes, escuchar distintas voces y poner en práctica las competencias adquiridas. Sería necio ignorar la dificultad que implica encontrar un espacio dentro del agitado mundo facultativo, en el

que la inmediatez es la principal enemiga y la pereza nos termina guiñando un ojo. Pero la visión a largo plazo debe estar presente de modo constante y mucho más en esta etapa: hay que ser consciente que, si bien nos demanda tiempo y esfuerzo, todo lo que podamos hacer ahora va a repercutir en nuestro futuro cercano. Es una fórmula matemática: Cuanto más trabajemos ahora, más cosecharemos profesionalmente dentro de unos años. Y no me refiero únicamente a completar casi obstinadamente un futuro Currículum, sino que creo que las experiencias que nos saquen de la rutina y nos complementen la vida académica, son una buena forma de disfrutar y aprovechar aquello que elegimos hacer.

Necesitamos motivaciones, anhelos y apetito por lo que hacemos, además de la indudable vocación profesional, necesitamos herramientas que nos ayuden a potenciar nuestras capacidades. Un estudiante de Comunicación Social orientado al periodismo, por ejemplo, intentará encontrar las herramientas que lo ayuden en su área específica: buscará jornadas con profesionales de la materia, visitas a canales de televisión o a estudios de radio, asistirá a debates organizados por la facultad, se inscribirá en talleres de redacción y se involucrará, en la medida de lo posible, con la realidad que lo rodea. A eso me refiero cuando hablo de la especialización temprana. Por su parte, el futuro abogado encontrará su lugar en un seminario de política o en una conversación con un jurista. No por creer tener talento en aquello que decidimos estudiar debemos menospreciar el sacrificio: “Una habilidad mediana, con esfuerzo, llega más lejos en cualquier arte que un talento sin él” manifestó el escritor español Baltasar Gracián. Creo también que es indispensable tener vocación por lo que estudiamos, ya que sólo de ese modo, todas las ocupaciones que tengamos van a ser disfrutadas y a conciencia, exprimidas al máximo para sacar provecho de ellas. Dejá por un segundo el bendito Facebook y el adictivo Twitter, las siestas interminables y los encuentros sin rumbo. Intentá llenar las horas de la semana en tareas que más que hacerte perder el tiempo, te lo dupliquen: no te hablo de los libros ni los apuntes de ciento ochenta páginas, me refiero a lo que más te entusiasma de tu carrera, esos espacios en los que te sentís un verdadero entendido en la materia y descubrís las aristas más ocultas de las horas que te pasaste estudiando. Dejá los libros por un momento y comenzá el trabajo de campo, el de la experiencia, el más atractivo. Gonzalo de Lasa (19) Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Austral


SOBRE “el techo” Y

Por Santiago Cosimano Edad: 23 Años Lic. Ciencias Políticas (UTDT) Ex- Presidente del centro de Estuidantes Universidad Di Tella Ideologia: Libertario Una frase: “La vida es una comedia para aquellos que piensan, pero una tragedia para aquellos que sienten”

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cuando estaba pensando en revisar mi intransigencia y aceptar que “Un Techo para mi País” podía ser beneficioso para la sociedad, suena el teléfono. Eran las 11 de la mañana del pasado Sábado, el sonido me despertó. “Estimado vecino, somos de UTPMP y estamos realizando una colecta…” no aguanté la indignación y corté. Parece ser que “el techo”, como lo llaman quienes lo conocen, está en su máximo apogeo. Cocktails con celébrities, presencia en los medios masivos, y gran aceptación por parte de algunos líderes de opinión. Hablar bien “del techo”, está bien visto. Cualquier crítica a la organización parece ser inhumana. En reiteradas oportunidades, me he llamado a la reflexión sobre alguna de las consecuencias de las actividades de ésta organización. En mi blog personal (todosdistintostodosiguales.blogspot.com.ar ) he tratado de señalar algunas cosas que este “movimiento” esconde, recibiendo siempre una rápida respuesta de la tropa de comunicación cibernética de la organización.

Queda en evidencia que los voluntarios no buscan terminar con la pobreza, sino con la pobreza extrema. Hay varios puntos que merecen un análisis sobre este tipo de organizaciones. En primer lugar, ¿Qué es lo que motiva a los jóvenes a participar? La teoría más benévola, sostenida por la mayoría de los jóvenes que integran la organización, es la del altruismo. Sostienen que lo hacen por que tienen la convicción de que de esta manera pueden contribuir a un cambio en la sociedad y a luchar contra la “pobreza extrema”. Teorías más críticas, señalan que lo hacen para luchar con la culpa que tienen por su condición de clase, no soportan la injusticia de ser de clase media o clase media alta y sienten que “haciendo algo” pueden seguir siendo “buenas personas”.


En segundo lugar, la dimensión organizacional. Hay quienes sostienen que UTPMP es una reinvención de un sector de la Iglesia católica chilena. Es una organización, que de una forma moderna, hace lo que siempre hizo la Iglesia: sacarles a los ricos para darle a los pobres (con una módica comisión en el camino). No llama la atención que gran parte de los voluntarios de UTPM provengan de la clase media alta – alta que como señala el historiador inglés Eric Hobsbawm se caracterizan por su gran capacidad ociosa. En otras palabras, al techo va gente que tiene el suficiente tiempo libre como para poder “donarlo”. Los laburantes laburan, no van al techo. En tercer lugar, al releer el objetivo que ellos mismos exponen en Internet “nuestro objetivo es luchar contra la pobreza extrema” concluyo: a confesión de partes, relevo de pruebas. Queda en evidencia que los voluntarios no buscan terminar con la pobreza, sino con la pobreza extrema. En otras palabras, que los pobres sigan siendo pobres, pero no tanto. Démosle una casita, para que no tengan que dormir en el barro, pero de distribución de riqueza ni

hablemos: “Ya sé que los muebles de mi cuarto valen más que esa casita, pero la vida es así injusta, yo solo tengo los findes para ayudar, en la semana tengo que estudiar para seguir siendo más rico, mientras vos sos más pobre”. Mi conclusión es que Un Techo para mi País no es más que una aspirina para el cáncer de la pobreza. Su función no es más que ser el entretenimiento para jóvenes acomodados, y limosna para quienes reciben este “techo”. Ésta actividad, no le ha hecho ni cosquillas a la verdadera pobreza. Lo más trágico es que quienes participan de esto no logran ver cual es la verdadera y trágicamente simple causa de la pobreza de algunos: la riqueza de otros. Santiago Cosimano, graduado de UTDT

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VIAJES

a t i l a p , o baldecit

d r a o b d n a

Arena,

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fano, yelén Di Ste A a el a ic M Por

Dos veranos atrás, estaba vacacionando en Cariló y mientras tomaba sol, tranquila, con bronceador en mano y reposera a 170º, una amiga cae a la playa con un sandboard! La miré de arriba abajo y me pregunté: “¿Qué onda?”. Muy superada, le digo: “Luli, que mierda hacés con un snowboard en la playa?”. “Estamos en Cariló mami!”; me respondió. Después me arrepentí de por vida de mi comentario porque me explicó que no era una tabla como las que vemos en Bariloche sino como las que se están viendo cada vez más en aquellas playas donde la gente huye del “hormiguero Bristol” y elije unas buenas dunas vírgenes para tirarse a la adrenalina de este nuevo deporte: el sandboard.

...no es solo gente que se junta a hacer sandboard, sino un GRUPO DE AMIGOS que comparten un mismo interés:

los deportes extremos.

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¿Cuándo se juntaron? - Nos juntamos por primera vez hace aproximadamente 4 años. Hablando por chat organizamos juntarnos para hacer sandboard, lo que fue, en ese momento, “El 1er encuentro de Sandboard”. Pero cada uno ya practicaba el deporte por su cuenta, ya que, el grupo está compuesto básicamente por pares de hermanos. Después, se fue uniendo más gente que se copó con la movida. Hoy en día podemos decir que no es solo gente que se junta a hacer sandboard, sino un GRUPO DE AMIGOS que comparten un mismo interés: los deportes extremos.


¿Cómo fue el momento en el que decidieron hacer de un hobby algo más serio? - Empezó con la curiosidad de saber cómo estaban hechas las tablas de sandboard, nosotros éramos solo riders, no teníamos mucha idea de la composición de la tabla. Así empezó el desafío de querer fabricar nuestras tablas propias, hacerlas a nuestra medida. Después de mucha investigación pudimos lograr un producto más adecuado para practicar el deporte. Luego, empezamos a comercializarlo sabiendo el producto que ofrecíamos, de sandboarders para sandboarders.

¿Tienen pensado seguir con esto para rato? - Creemos que el sandboard no llegó a su gran esplendor; comparándolo con otros países como por ejemplo en Brasil, Chile, Perú, Estados Unidos, Alemania. Aquí en Argentina todavía queda muchísimo por hacer.

¿Eran conscientes de todo lo que necesitaban? - No, en principio no éramos conscientes de la complejidad que tenia tener un taller para fabricar sandboards, pero todo se fue armando muy lentamente, con mucho esfuerzo y dedicación. Tal es así que aún seguimos creciendo. ¿Qué hacen para promover la movida que están generando como grupo? -Trabajamos durante todo el año para tratar de promover el deporte tanto en internet como organizando eventos, encuentros por lo general dos veces al año, el feriado de Semana Santa y el feriado del 12 de Octubre son las fechas clásicas. En ellos, nos juntamos en la duna, armamos un gacebo, un par de rampas, cajones para deslizar, pistas de cross y de slalom, todo el ritmo de la música que no deja de sonar durante toda la tarde... (Y a veces ya llegada la noche). Además nos juntamos en el verano para hacer demos, sesión de sandboard en la costa.

o n e u b De os que diríam

! O D TO

¿Qué le pueden decir a los que quieren emprender algo como lo que hicieron ustedes? - Nos parece que lo más importante para emprender algo como esto es creer en el proyecto, que tengan constancia, y sobre todo pasión por lo que hacen. ¿Qué hay de bueno y qué hay de malo en mezclar algo que les gusta hacer con los negocios? - De bueno diríamos que TODO. Conoces lugares, culturas, gente, que anda en la misma onda que nosotros, y esas cosas son las que te motivan a seguir. Y lo malo todavía no lo descubrimos! ¿Alguna anécdota? - Uufff… MUCHAS! Entre las que más recordamos es una vez que organizamos un Evento para un día domingo y nos llovió todo el viernes y el sábado. Recordemos que este deporte no se puede hacer con lluvia y con arena mojada. Ansiosos de deslizarnos sobre algún médano, armamos una bajada sobre una pendiente que había en el camping donde estábamos parando, recubriéndola con plásticos y pinozca para poder bajar... ¡UNA LOCURA! La historia termina amaneciendo el día domingo totalmente soleado y con una brisa lo cual hizo que se sequen totalmente las dunas y poder hacer el evento. Sin más que decir, ¿todavía piensan llevar solo la sombrilla y el mate este verano a la playa? Micaela Ayelén Di Stefano, (19) Comunicación Social, Universidad Austral. Contacto: ezeionn@hotmail.com / seba.anaya@hotmail.com : facebook.com/zionsandboard


CULTURA

JUVENTUD

RITUALIZADA E

l vaivén del tiempo hace que nosotros, desde el nacimiento, y a lo largo de la vida, vayamos evolucionando, creciendo, cambiando. Si bien nos mantenemos únicos, tenemos la libertad de poder modificar hábitos, posturas, creencias, costumbres, siempre dentro de un contexto cultural que se nos presenta como dado. Así, nuestra vida se compone tanto de variaciones, como de estabilidad, que, en conjunto, y sumadas a los factores externos, configuran nuestra identidad. Además de los cambios voluntarios, están los cambios corporales. Muchas sociedades, a lo largo de la historia y el mundo, inventaron ritos, ceremonias, eventos para resaltarlos: ¿quién no conoce, por algún cuento, mito, película o poema, al héroe que debe luchar contra algún monstruo o realizar algún viaje para probar su valentía? Otro ejemplo lo constituyen los miembros de tribus que someten a los niños o adolescentes a pruebas físicas y desafíos para marcar su entrada a la juventud o temprana adultez. Los pasajes han sido, también, indicados por cambios en la vestimenta: cambio de pantalón, de corto a largo, en el siglo XX. En todos estos casos, estos ritos o ceremonias implicaban un freno (simbólico y real) en la vida del individuo, para alistarlo en una nueva identidad. Actualmente, en nuestra sociedad, podemos identificar, también, ciertas actividades, consumos o actitudes que comienzan a llevarse a cabo en el pasaje de la niñez a la adolescencia, pero que, por diversas razones, se terminan extendiendo más allá de la misma. Dos de estos componentes son la conectividad y las salidas nocturnas.

...hace falta dar el salto que convierta las acciones automáticas en pensadas, en elegidas; que con autonomía se ejerza control sobre la propia vida, que otros dejen de decidir por uno.

Página 16 CULTURA

Pot Soledad Arienza

Conexión, estar conectados, formar redes, grupos, cadenas…la posibilidad de interrelación entre las personas nunca fue tan grande como ahora. Sin embargo, por momentos, pareciera como si esa constante interacción no permitiese verdadera comunicación entre los hombres y fomentara, en cambio, un intercambio banal, superficial, efímero. Hoy en día, las posibilidades de abrir una cuenta en Facebook, Twitter, de tener páginas web propias no son exclusivas de los jóvenes, cualquiera puede hacerlo. Sin embargo, cada vez es más común que chicos de once, o doce años (o, menos) comiencen a participar en alguna de estas formas de comunicación virtuales, como una señal de que han cambiado de etapa en sus vidas. Pero, a diferencia de los otros ritos mencionados al comienzo, éste se perpetúa. El niño se hace adolescente, el adolescente, joven y la cuenta en Facebook, o el blog, siguen existiendo, y siguen siendo utilizados, prácticamente, con las mismas funciones. Así, el ritual de subir fotos en la web, comentarlas, de, necesariamente, mostrarle al mundo de la existencia de uno, se eterniza. Por otra parte, otro indicador de crecimiento fueron, siempre, las salidas nocturnas. Comenzar a salir, principalmente, a bailar, constituía un claro indicador del pasaje a la adolescencia. Pero, al pasar de la adolescencia, a la juventud… ¿hay cambios en el tipo de diversión? Parece no haber, ya, un claro corte entre esas dos etapas: las salidas continúan iguales. Tal vez cambien, levemente, los lugares frecuentados, o las compañías y amistades. Pero, en general, la esencia se mantiene. Acá, entonces, podemos ver la clara diferencia entre los ritos “clásicos” de juventud y los que nos presenta la sociedad de hoy. Los anteriores solían ser una puerta a un camino nuevo, la invitación al inicio de la propia construcción. Hoy, los ritos han dejado de ser una ceremonia puntual, un acto concreto, para convertirse en crónicos. El pasaje de la adolescencia a la juventud tiene marcas, como el comienzo de la vida universitaria. Sin embargo, frente a este único gran cambio, por lo general, el resto de la cotidianidad de la persona se mantiene igual.


Creo que nadie quiere hacer de su vida algo monótono; también sé que el mero hecho de salir a los mismos lugares, tener la costumbre de subir fotos a la web, o comprar siempre los mismos productos no implica que una vida sea absolutamente rutinaria. Lo que sí creo es que cada uno debe reflexionar sobre el papel que le da en su vida a estos aspectos y, si decide darles el lugar de accesorios (como creo que tienen), estar atentos para que no nos encuentren desprevenidos, y terminemos, en cierta forma, esclavizados a ellos.

El riesgo, ahora, es pasar por la vida como se pasa por una calle comercial, mirando vidrieras, entrando a negocios, seleccionando por inercia lo que vemos que hay a la venta, lo que nos ofrecen Para eso, hace falta dar el salto que convierta las acciones automáticas en pensadas, en elegidas; que con autonomía se ejerza control sobre la propia vida, que otros dejen de decidir por uno. Quizás esos otros son entes incorpóreos (modas, objetos, comportamientos) que se van extendiendo por los lugares que frecuentamos, que muestran los medios y que, lentamente, van queriendo incorporarse en nuestra vida. Y tal vez uno los abrace sin, previamente, pensar si realmente era eso lo escogido. Tener Facebook, por ejemplo… ¿para qué? ¿Porque todo el mundo lo tiene, y no soporto sentirme desconectado? ¿Porque necesito que me vean a toda costa? ¿Porque quiero tener mil “amigos”? ¿O porque, realmente, creo que me sirve, que tiene herramientas útiles que puedo aprovechar? No estoy llamando a una cruzada contra el Facebook, o contra las salidas, ni mucho menos. Lo que creo es que debemos pensar, y elegir estos rituales porque realmente nos convenzan internamente. También, pienso que debemos concluirlos cuando creamos, individualmente, que así debe ser y no perpetuarlos porque todos lo hacen, cuando hemos dejado de encontrarles un sentido.

De esta manera, los ritos, que antes eran una entrada para una etapa de mirada crítica, de disfrutes elegidos, de plenitud, pueden ser ahora (si no se los maneja y se deja, en cambio, que nos manejen) la entrada a algo opuesto. Pueden transformarse en la puerta a un sector en el que: la exposición desmedida, el “todo se ve, todo se cuenta”, la retirada paulatina de una privacidad elemental o la imperiosa necesidad de estar en conexión permanente están tapando, quizás, elecciones, oportunidades de cambio, pistas para salir de la banalidad, caminos alternativos.

El riesgo, ahora, es pasar por la vida como se pasa por una calle comercial, mirando vidrieras, entrando a negocios, seleccionando por inercia lo que vemos que hay a la venta, lo que nos ofrecen (una diversión poco profunda, pero con la apariencia de eterna, ocio virtual sin sentido). Puede ser bueno frenar y buscar más profundo, o en otro lado; o mirar desde otra perspectiva, o resguardarnos, por un momento, del vaivén y pensar. Pensar si lo que me venden, me convence. Pensar para, si no me convence, poder decir no y buscar otra cosa. Pensar para que, si concluyo que sí me convence, adhiera a lo presente con fundamento, habiéndolo analizado y reflexionado sobre ello. Pensar para poder abandonarlo, cuando crea que es el momento. No digo que todos deban dejar de comunicarse, de comprar ropa, de usar tecnología. Todos lo hacemos en cierto punto, hasta el más anticonformista. Lo que espero es que los ritos cumplan su función: que se celebren, se practiquen, pero no se mantengan eternamente, por miedo o pereza a tomar las riendas propias, cambiar y tener que dirigir uno mismo el camino. Que decidamos…aún en estos aspectos, que pueden parecer irrelevantes, o secundarios. Todas las elecciones hacen a la persona, todas nos hacen. Y en su autenticidad, radicará la nuestra, como identidades, como individuos, como jóvenes. Soledad Arienza (U.B.A.)


REDES

TESTOSTERONA

Por Matías Chahin

P

ara gran parte de la generación de nuestros padres, es casi inconcebible pensar que un puñado de chicos con acné tome un colegio. En ellos, cobijados por el calor del recuerdo de su escuela pública (cuando todavía se sentía calor ahí dentro), no está presente la idea de una mampostería en caída libre. La mas hecha de las frases –“esto se soluciona con educación”- termina sonando hipócrita si no se reconoce que la infraestructura es una parte fundamental de la educación como derecho básico. Más allá de la diferencia generacional, está claro que lo que la muchachada está sufriendo es la deprivación relativa, un concepto más viejo que la deprivación relativa misma. Así, mientras la educación privada compite por nuevos mercados agregando viajes a la Luna y clases de pintura sobre elefantes, los que quedaron en la vereda de la sombra deben preocuparse por no perder días de clase.

...esta testosterona necesita ser canalizada hacia nuevos desafíos y deben inyectarle un poco mas de tolerancia...

El Ministro de Educación porteño Esteban Bullrich, muy atento al termostato del medio-pelaje porteño, afirma: “Esto va tomando un cariz político que nada tiene que ver con el reclamo original” ¡Obvio que tiene un cariz político! ¿Qué otra herramienta tienen mas que la política para hacer valer sus intereses? Son esos momentos rutilantes de la política argentina, donde nuestros funcionarios, en vez de defender la actividad, deslegitiman cualquier reivindicación apelando a la anti-política. Página 18 REDES

¡Pero atenti, muchachada tomadora, que no todo es color de rosa para ustedes! Como sí están haciendo política, es necesario que comprendan un poco mejor su lógica. Han conseguido instalar el tema en la agenda y es probable que obtengan buenos resultados. Siempre y cuando estén alertas de “la temible opinión pública”, que todo lo endiosa, que todo lo condena, con escasa diferencia horaria. Será necesario saber cuando avanzar y cuando parar. Las sonrisas no son las mismas cuando pasan del colegío a la vía pública. Y deberán recordar que la democracia la hemos ganado para todos. La renuncia de Macri vendrá con urnas bajo el brazo. Además cuentan con la inmensa colaboración del propio jefe de gobierno, qué esta dando su mayor esfuerzo para que así sea. Así que, un pequeño consejo, para quien recoja el guante: menos idealismo Guevarista, más pragmatismo Moyanista. Bajen caminando de Sierra Maestra y tómense un camión al Conurbano. Por último, lo que se ha dicho hasta el hartazgo: hay compromiso, la apatía no es general, las energías políticas, siempre presentes, tienen destinos diferentes a los de antaño. Pero también necesita decirse lo otro: esta testosterona necesita ser canalizada hacia nuevos desafíos y deben inyectarle un poco mas de tolerancia, para evitar el sectarismo, los aislamientos y las vanguardias inoperantes. Quedará por discutir quien debería hacerlo, si los partidos, las ONGs, los movimientos territoriales, etc. Pero la idea de canalizar la testosterona evitaría otra frustrante… transpiración precoz. Matías Chahin, UTDT


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Matias Chahín

Sebas “Las encuestas hablan de otra realidad para el votante de la Ciudad. Salvando el tema de las escuelas, si hablamos de los problemas y líos del macrismo como: escuchas, fino palacios y demás en vez de bajar en la encuestas se mantiene o hasta sube algunos puntos... Comparto que las urnas dirán la verdad de la milanesa...”

“Es un buen ejemplo para llenar la frase “hacerle el juego a la derecha”, a pesar de que la han bastardeado bastante. Si la intransigencia termina con el jefe de gobierno como victima... es como para revisar la estrategia, me parece...”

Ignacio

Gonzalo

El problema es que las decisiones tomadas desde una lógica empresarial sobre un tema social van a ser siempre inconducentes. Este gobierno cree que “hacer ciudad” es adornarla;

Gran parte del consenso que llevo a Macri al poder se empieza a resquebrajar con estas cuestiones. Sin duda aquel voto de derecha porteño, va seguir siendo para Macri, al igual que el de aquellos vecinos que están contentos con las veredas, ...plazas y asfaltos de los hombres amarillos. (Que significa un piso del 20 al 30%) Pero el voto de aquellos que apoyaron el discurso de “una nueva forma de hacer política” seguramente se pierda, algo que ya se vio en la última elección donde gran parte de este voto se corrió hacia Pino Solanas.

para poder subir el ABL, la especulación inmobiliaria y, por ende, los costos de VIVIRla. La ciudad ES de todos, la “inseguridad” va a seguir creciendo siempre y cuando se haga cada vez menos ciudad. Las calles cada vez más como pasillos para llegar a las TORRES “all inclusive” (pileta, spa, gym, microcines) hechas sobre las tumbas de lo que era la ciudad. Las plazas cerradas por la noche. Los CGCP´s cada vez mas lejos de ser comunas... Todo lleva a evitar la interacción entre la gente, y motivar la individualidad. No hay que olvidar: la ciudad es la gente.

TENÉS INTERNET, TENÉS PIZZA TELÉEFONOS

4822-5192 y 4824-6253 De 11:00 a 14:00 y de 20:00 a 23:30 hs Junín #1087 e/ Marcelo T. y Sta Féé

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